Leonora, Elena Poniatowska

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Leonora


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Leonora Carrington o la rebeldía

ELENA PONIATOWSKA 28/05/2011

[…] En 1942, Leonora llegó a México y 10 años después comencé a entrevistarla aunque odiaba contestar preguntas y detestaba a los reporteros. A cada visita en su casa en la calle de Chihuahua, mientras tomábamos té, me daba alguna información y así, de año en año, fui recogiendo el material de la novela Leonora. […] Leonora llegó a México casi en los mismos años que el gran exilio español que tanto ha honrado a México y tanto ha significado en nuestra vida cultural y social. Si el exilio español nos enriqueció como lo hizo, si Luis Buñuel y Remedios Varo fueron sus amigos, también el destierro de la fabulosa pintora inglesa ha sido para nosotros una aportación invaluable. […] Mucho de lo que cuento en la novela Leonora ya estaba escrito. Ella se describió en varios momentos de su vida. Sólo cambiaba su nombre y el de Max Ernst o el de Joe Bousquet. En México sus cuentos publicados son El séptimo caballo, La dama Oval, La trompetilla acústica, La casa del miedo, Memorias de abajo y críticos y especialistas en el surrealismo han analizado su obra extraordinaria y su vida fuera de serie. De Leonora quisiera destacar dos temas que poco se han tocado. Se conoce poco su actitud ante el nazismo y cómo desde los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, a partir del momento en que los nazis entraron en Francia el 24 de junio de 1940, denunció en las calles de Madrid a Hitler, a Franco y a Mussolini. Si la tacharon de loca era porque fue una clarividente y se dio cuenta del peligro antes que nadie.


Desde el instante en que dos gendarmes se llevaron por segunda vez a Max Ernst, el máximo pintor surrealista, a Les Milles, un campo de concentración en Francia, Leonora luchó contra la injusticia. La invasión de Polonia, la de Bélgica y de Francia la llenaron de rabia y en Madrid, ya desesperada, pidió una entrevista con Franco para decirle que no se aliara a Hitler y a Mussolini y repartió en la calle volantes pidiendo el cese al fuego. Antes que muchos se enfrentó a Hitler y al fascismo. Entonces la tildaron de loca, cuando en realidad se adelantaba a la inmensa locura que es la guerra. La encerraron en un manicomio en Santander. ¿Quiénes fueron normales? ¿Los que escondieron la cabeza como la avestruz o Leonora, la visionaria, que se alzó contra la guerra porque adivinó el peligro? Otro tema conmovedor de su ya larga vida (el 6 de abril cumplió 94 años) fue su solidaridad con los judíos. El sufrimiento de Chiki, Emerico Imre Weisz, fotógrafo, su marido y el padre de sus dos hijos Gaby y Pablo, está ligado a la guerra civil de España. Chiki fue quien salvó la maleta de negativos de Robert Capa que hace más de un año apareció en México y que ahora es motivo de una película y un documental. […] Pretendí rendirle con Leonora un homenaje, un tributo amoroso. Leonora nunca sacrificó su ser verdadero a lo que la sociedad convencional esperaba de ella, nunca aceptó el molde en el que nos cuelan a todos, nunca dejó de ser ella, escogió vivir en un estado creativo que hoy nos exalta y nos llena de admiración, defendió su talento desde la madrugada hasta el anochecer, primero contra su padre y después contra una clase social que pretendía imponerle leyes estrictas, las mismas que han impedido el florecimiento y la creatividad de hombres y mujeres de talento que finalmente se rinden y regresan al conformismo. Leonora Carrington nunca cedió, jamás le importaron las apariencias, nunca guardó la fachada, vivió para pintar y para sus hijos -Gaby, filósofo y poeta, Pablo, pintor y médico con quienes tuvo una relación entrañable, la más cercana que pueda darse entre una madre y sus hijos-. El único fin de su vida fue defender su vocación de pintora y escribir textos que nadie más que ella podría escribir, como el relato de su encierro en el manicomio en Santander Memorias de abajo. En torno a ella, en México, se hizo poco ruido porque escogió el recogimiento, el anonimato, el silencio, la vida lejos de los amplificadores de sonido y de imágenes ajenas a su aislamiento. Su casa era finalmente un retiro y su soledad era voluntaria.


¿Fue feliz Leonora? Quién sabe. ¿Somos felices nosotros? Ustedes dirán. Alguna vez, Leonora declaró que no tenía nombre para la felicidad pero si lo tuvo para la rebeldía y se levantó contra la iglesia, el estado, la familia. […] Con su sentido del humor, destrozó cualquier imposición, hasta la de ser surrealista. Más que surrealista su mundo interior fue celta y su obra está muy cercana al mundo de su infancia, un mundo que nada tiene que ver con la lógica, un mundo inesperado de poesía que es el de los Sidhes. […]


Estilo

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… esta novela, que no pretende ser de ningún modo una biografía, sino una aproximación libre a la vida de una artista fuera de serie.

Elena Poniatowska

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capítulo 1

CROOKHEY HALL.

Crookhey Hall (según Leonora Carrington) Bibliotropismos


“Si la regañan, se sube al caballo. Si Gerad no quiere acompañarla al jardín, monta sobre Tártaro hasta que alguien entra a la nursery. Si la privan de postre a la hora de la comida, el balanceo de Tártato suple con creces el sabor de cualquier pastel de chocolate. “ The Inn of the Dawn Horse (Leonora Carrington)

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cap铆tulo 4

Miss Penrose

Una tarde se pierde y miss Penrose la encuentra sentada frente a La Anunciaci贸n de Simone Martini. -La Virgen est谩 de mal humor, no quiere ser la madre de Dios.

"Anunciaci贸n" de Simone Martini Bibliotropismos


En la Galería de los Uffizi, Leonora descubre a Arcimboldo. Los rostros hechos de verduras la regresan a esa delgada línea entre la realidad y la imaginación de la que habló con el jesuita O’Connor. ¿Esas extrañas cabezas hechas de raíces, frutas y verduras son alucinaciones? ¿Las facultades mentales de Arcimboldo son distintas a las de otros hombres? Le atraen los labios conformados por hongos, fresas o cerezas.


capítulo 7

Max Ernst

“Dos niños amenazados por un ruiseñor”

Max Ernst

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capítulo 9

Loplop

Max Ernst

Loplop introduces Loplop, 1930

“La imagen surrealista más fuerte es aquella que presenta el grado más elevado de la arbitrariedad, aquella que cuesta más trabajo traducir al lenguaje práctico” p. 88

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capítulo 10

El torbellino surrealista

Hablando de las mujeres surrealistas:

“Si se deja sobajar, también su obra se verá afectada. A las pintoras surrealistas nadie las reconoce. Lo que a los hombres es creatividad, en ellas es locura.” p. 91

“Los surrealistas tienen por dentro un pasadizo secreto a la alegría. La burla es su arma más poderosa. Sus críticas son implacables y no perdonan a nadie, ni a ellos mismos. Reirse es curativo, lo confirman todos los médicos.” Bibliotropismos


Remedios Varo El mundo que nos crea Remedios Varó no puede ser calificado alegremente de "surrealista". Remedios Varo se interna en un mundo propio, intimista, cálido y húmedo, pleno de sugerencias y evocaciones que dista mucho del juego surrealista y que es más cercano a los mundos interiores de una mujer sensible y única. Remedios Varo cree en la enorme capacidad de la imagen para comunicar ese mundo interior y en sus detalles se recrea minuciosamente, dando vida a cada hoja, a cada gesto, a cada recurso arquitectónico. Pero lo que verdaderamente interesa a Remedios Varo no es la materia, es el espíritu y en esa arquitectura, en esas selvas desbordadas habitan espíritus que ella atrapa en el lienzo y reviven en los espacios interiores del espectador que asombrado penetra en submundos halados, primigenios y vitales que tocan no sólo su retina, sino los más recónditos espacios de su ser. Bibliotropismos


Remedios Varo

(1908 - 1963)

Remedios Varo nació en España en 1908, desde muy pequeña tuvo la intención de expresarse por medio de la pintura; en su afán de manifestar el mundo que la rodeaba, consiguió crear un cosmos pictórico lleno de poesía e imaginación. Su obra nos transmite las fantasías que vivió en sus primeros años, su adolescencia estuvo cargada de una sensibilidad especial que afortunadamente no fue opacada por el régimen de vida que llevó dentro de un internado carmelita. Muchas de sus pinturas son el reflejo de esos años, la soledad que vivió se manifiesta en figuras simbólicas que además dan a conocer su carácter rebelde, el cual debió someterse a interminables reglas que no le permitían expresarse libremente. A los 15 años fue admitida en la Academia de San Fernando, donde estudió arduamente varios años hasta terminar una muy sólida educación. El ambiente artístico de la academia le permitió conocer el movimiento surrealista, muy de moda en ese tiempo; su atracción consistía en que podía retratar las emociones más recónditas de la artista en figuras y símbolos que antes no eran admitidos.

Su vida adulta estuvo repartida en varios países y ciudades, por motivos que la artista no pudo controlar, como la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, que marcaron de por vida su trabajo como pintora. América fue su último destino, Varo fijó su residencia en México, donde realizó la etapa más importante de su obra artística. Bibliotropismos


La llamada

Exploración de las fuentes del río Orinoco

tránsito en espiral

Hacia la torre

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Manolita Ballester

(1908 - 1994)

Artista de la vanguardia de los años 1930 y activista del bando republicano durante la Guerra Civil, fue una de las escasas mujeres que estudiaron en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, ya que procedía de una familia de artistas. En la Escuela conoce a Josep Renau –con quien contrajo matrimonio en 1932- y entra en contacto con otros artistas de la vanguardia valenciana. Con ellos participará en reuniones artístico-literarias enfocadas hacia la renovación del arte.

Durante los años 1930, colabora con diversas revistas y se convierte en una reconocida ilustradora. Dibuja figurines e ilustra y hace fotomontajes para publicaciones de izquierda como Estudios, Orto y Nueva Cultura. En 1937 colabora con Renau en la organización del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París. Finalizada la Guerra Civil marcha al exilio con su marido y sus hijos, primero a Francia y, después, a México, donde permaneció hasta 1959. Allí realiza murales y carteles de cine, junto a Renau, con quien trabajó en el taller estudio que fue la principal fuente de ingresos de la familia. A partir de 1959 se instala en el Berlín Este, siguiendo a Renau. Allí trabaja para editoriales alemanas, realiza fotomontajes y dibujos para la Agencia general de Noticias Alemanas y dirige y colabora en una revista de moda.


Manolita Ballester

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(1908 - 1994)

Retrato de Play Beltrán realizado por Manuela Ballester, del que fue amigo, ya que ambos pertenecieron a la vanguardia de valenciana durante los años de la II República..


Capítulo 14

El cartero Cheval

Le Palais Idéal du Facteur Cheval

Ferdinand Cheval era cartero de la villa de Hauterives, en el departamento de Drôme, en el sur de Francia, donde además se le tenía por el “tonto del pueblo”. Todos los días, lloviera o hiciese sol, Cheval realizaba la misma ruta a pie, recorriendo en solitario e inmerso en sus pensamientos, los 32 kilómetros de la zona de reparto que le había sido asignada.

Él mismo contaba que en una de sus expediciones encontró una piedra cuya forma le inspiró el palacio; a partir de ese día se dedicó a recoger cuantas piedras encontraba mientras realizaba las entregas. Primero las guardaba en los bolsillos, luego en una cesta, y al final las transportaba en una carretilla. Bibliotropismos


Inició la construcción de su “palacio ideal” en abril de 1879; levantar los muros exteriores le ocupó las dos siguientes décadas y el resto de las obras trece años más. El Palacio Ideal de Cheval es una estructura de 12 por 26 metros y 14 de altura. Los muros exteriores reflejan, en una abigarrada maraña, distintos tipos de edificios y estilos arquitectónicos, muchos de los cuales, según su autor, correspondían a visiones que formaban parte de sus fantasías infantiles. Los materiales empleados fueron piedras de forma curiosa, fósiles y arena, amalgamados con ayuda de cemento. La construcción recuerda, en cierto modo, a los castillos de playa realizados con pegotes de arena húmeda que se deja escurrir entre los dedos. Un estilo que se parece bastante a lo que Gaudí aplicaría después en la fachada principal de la Sagrada Familia. Bibliotropismos


Max Ernst, El cartero Cheval, 1929-30 Bibliotropismos


capítulo 15

La resaca Se trata de un capítulo bastante complejo, pero para su mejor comprensión quizás haya que apelar, sobre todo, al título “La resaca”, ya que aparentemente lo que se narra es lo que ella cree ver después de una borrachera, descrito sobre la óptica del surrealismo, de imágenes inconexas, sin sentido aparente, pero que dan cuenta del subconsciente que aflora del que hablaba Freud y Jung, tan admirado por Leonora, y que, por otra parte, los surrealistas adoptan como suyos los postulados de estos profesionales.

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capítulo 16

El León de Belfort

Le lion de Belfort Con El león de Belfort, Max Ernst sitúa en la cabecera de Une semaine de bonté un triple retrato del poder: como símbolo, como modelo histórico y como animal. El motivo que da continuidad a la trama es, pues, el del hombre con cabeza de león, que ostenta medallas y condecoraciones, representando así la autoridad social, estatal o eclesiástica. El artista toma los atributos de los poderes establecidos y los dota de un discurso alternativo. Bibliotropismos


capítulo 16

El León de Belfort

En 1938 tuvo lugar en París la Exposición Internacional del Surrealismo que marcó el apogeo de este movimiento antes de la guerra. Participaron entre otros, Marcel Duchamp, Arp, Dalí, Ernst, Masson, Man Ray, Óscar Domínguez y Meret Oppenheim. La exposición ofreció al público sobre todo una excelente muestra de lo que el surrealismo había producido en la fabricación de objetos. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los surrealistas se dispersan, algunos de ellos (Breton, Ernst, Masson) abandonan París y se trasladan a los Estados Unidos, donde siembran el germen para los futuros movimientos americanos de posguerra (expresionismo abstracto y Arte Pop).


capítulo 16

El León de Belfort

A cada surrealista le dieron un maniquí y, como Ernst acostumbra causar sensación, viste el suyo de negro con la falda levantada sobre el liguero para revelar su ropa interior de color rosa. Tirado en el piso, un vagabundo con la cabeza del León de Belfort aprisiona los pies de la viuda y mira hacia arriba con lascivia. Bibliotropismos


capítulo 17

San Martin d'Ardeche

Max Ernst y Leonora Carrington, St Martin d’Ardèche (France), 1939 -by Lee Miller

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Leonora Carrington en St. Martin d'Ardèche Bibliotropismos


capĂ­tulo 19

La Guerra

A Max lo transfieren a Les Milles, cerca de Aix-enProvence, a una ladrillera cuyo polvo rojizo penetra hasta en las raciones de comida, de por sĂ­ escasa. Bibliotropismos


capítulo 24

La locura

“Tómate unas vacaciones de ti mismo” Bibliotropismos


capítulo 29

Renato Leduc

AQUÍ SE HABLA DEL TIEMPO PERDIDO QUE COMO DICE EL DICHO, LOS SANTOS LO LLORAN Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán: dar tiempo al tiempo... que de amor y dolor alivia el tiempo. Aquel amor a quien amé a destiempo martirizóme tanto y tanto tiempo que no sentí jamás correr el tiempo, tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo -ignoraba yo aún que el tiempo es orocuánto tiempo perdí -ay- cuánto tiempo.

Renato le resultó atractivo desde que lo conoció en París, y ahora lo es más, porque a su simpatía se suma su capacidad para salvarla.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo, amor de aquellos tiempos, cómo añoro la dicha inicua de perder el tiempo...

De "Breve glosa al Libro de buen amor" 1939 Bibliotropismos


capítulo 30

El séquito “Read esta convencido de que la sociedad nunca logrará entender al artista, ese “egoísta supremo” condenado a amar a quines lo rechazan. El arte nada tiene que ver con la derecha ni con la izquierda, con los comunistas o con los capitalistas, y, aunque lo usan en beneficio propio, los políticos jamás podrán crearlo, someterlo ni destruirlo”

“la vida es una aventura surrealista” Bibliotropismos


capítulo 31

LA GUGGENHEIM

Peggy le ofrece a Leonora volar con el grupo a Nueva York. “Gracias, me voy en barco con Renato Leduc”. “Entonces, ¿vas a salir antes que nosotros?” - interviene Max. “Sí, zarparemos en el Exter.” (…) Sentarse en una silla de lona sobre la cubierta del Exter, al lado de Renato, que pretende cubrirla con una cobija, la reconforta.

Peggy Guggenheim, la mecenas que impone el arte moderno y compra a Picasso, a Dalí, a Duchamp, a Tanguy, llama a la puerta del estudio de Ernst. Todo París habla de ella.

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La Guggenheim observa a Leonora festejada por sus malteses: -Quiero comprar éste, me encanta el caballo trepado en el árbol como un ave – señala “La comida de Lord Candlestick.”

"La comida de Lod Candlestyck" Leonora Carrington Bibliotropismos


capítulo 32

Nueva York

Me contó que, al descender (Max) del avión, en el momento en que Jimmy quiso abrazarlo, dos oficiales lo apresaron y lo encerraron en Ellis Island. Su cara de pánico salió en el periódico.

Max Ernst a su llegada a Nueva York

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Escaparate de Dalí para Bonwit Teller

Sin proponérselo, Dalí les abrió el camino a los surrealistas en Nueva York. En 1939 los socios Bonwit y Teller le pidieron decorar un escaparate para su almacén principal y el catalán exigió el tema del día y la noche: “El día”, un maniquí a punto de entrar a una bañera de astracán; “La noche”, una brasa contra telones y paños negros. Sin consultárselo, los dueños modificaron el escenario por parecerles obsceno. Bibliotropismos


capítulo 33

Conejos blancos

Un magnífico tema para un cuento, que lejos de ser cruel, en lo que verdaderamente ocurre:

“Dos buenos amigos que se perdieron de vista hicieron cita para rencontrarse. Uno, con loca ilusión, tomó el tren a la casa de campo del otro, que le esperaba ansioso. Al final se dieron cuenta de que ya no tenían nada que decirse” p.270

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TĂŠ verde (1942)

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capítulo 36

La casa azul

Renato la lleva a la calle Londres en Coyoacán, a una fiesta que dan Diego y Frida. (…) La casa azul, atiborrada de gente que camina de la sala a la cocina con un tequila en la mano, tiene algo de rodeo y de fiesta popular. Bibliotropismos


capítulo 39

Memorias del infierno Leonora escribe cuentos de los mercados de Jamaica y de la Merced. El de Sonora es diabólico, vende yerbas para matar, yerbas para abortar, y las mujeres se acercan con temor y preguntan por ellas en voz baja. De los puestos cuelgan murciélagos y las calaveras se golpean entre sí.

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capítulo 45

La Edward James

Edward James por Cecil Beaton

Cuando Edward James llega a la casa oscura de Leonora, sobre el caballete, ve “La giganta”, y de inmediato sabe que está frente a una obra maestra.

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capítulo 47

El peso del exilio

“La felicidad es una sillita al sol” Octavio Paz

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capítulo 49

Poesía en voz alta

En 1955, Octavio Paz fundó el grupo poético Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una colaboración en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo

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capítulo 50

Na'Bolom

"El mundo mágico de los mayas" (Leonora Carrington)

-Gertrude Duby tiene una casa que llama Na’Bolom en San Cristobal. Allí puede recibirte. [...] Las iglesias con sus campanarios, la catedral de San Cristobal con su arquería, “El mundo mágico de los mayas” se funde con el mundo mágico de los celtas.

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capítulo 52 El Retorno Maléfico de Ramon Lopez Velarde A D. Ignacio I. Gastélum Mejor será no regresar al pueblo, al edén subvertido que se calla en la mutilación de la metralla.

Del amor

“El amor amoroso de las parejas pares”

Cuando la tosca llave enmohecida tuerza la chirriante cerradura, en la añeja clausura del zaguán, los dos púdicos medallones de yeso, entornando los párpados narcóticos, se mirarán y se dirán: «¿Qué es eso?»

Hasta los fresnos mancos, los dignatarios de cúpula oronda, han de rodar las quejas de la torre acribillada en los vientos de fronda.

Y yo entraré con pies advenedizos hasta el patio agorero en que hay un brocal ensimismado, con un cubo de cuero goteando su gota categórica como un estribillo plañidero.

Y la fusilería grabó en la cal de todas las paredes de la aldea espectral, negros y aciagos mapas, porque en ellos leyese el hijo pródigo al volver a su umbral en un anochecer de maleficio, a la luz de petróleo de una mecha su esperanza deshecha.

Si el sol inexorable, alegre y tónico, hace hervir a las fuentes catecúmenas en que bañábase mi sueño crónico; si se afana la hormiga; si en los techos resuena y se fatiga de los buches de tórtola el reclamo que entre las telarañas zumba y zumba; mi sed de amar será como una argolla empotrada en la losa de una tumba.

Las golondrinas nuevas, renovando con sus noveles picos alfareros los nidos tempraneros; bajo el ópalo insigne de los atardeceres monacales, el lloro de recientes recentales por la ubérrima ubre prohibida de la vaca, rumiante y faraónica, que al párvulo intimida; campanario de timbre novedoso; remozados altares; el amor amoroso de las parejas pares; noviazgos de muchachas frescas y humildes, como humildes coles, y que la mano dan por el postigo a la luz de dramáticos faroles; alguna señorita que canta en algún piano alguna vieja aria; el gendarme que pita… …Y una íntima tristeza reaccionaria. Bibliotropismos


capítulo 56

WHAT IS DEATH LIKE?

La conduce por el Paseo de la Reforma y Leonora descubre que las figuras que modeló en pequeño, en la oscuridad de su cueva, han crecido hasta convertirse en gigantes. (…) Ahora ve cómo la gente se sienta sobre la Mesa Caníbal y cómo algunos niños intentan penetrar en la Casa de los Espíritus. Le gusta que un cocodrilo tome el sol y que El horno de Simon Magus mida más de tres metros. Sus esculturas disfrutan del sol, de los ahuehuetes, de los automovilistas que abren la ventanilla para verlas de lejos.

Mesa Caníbal

Cocodrilo

Horno de Simón Magus

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-¿Entonces no voy a morir?

-¡Claro que no! Recuerda la frase que te repetías cuando se llevaron a Max: “No estoy destinada a morir.” Vas a entrar en un pasaje oscuro del que saldrás transfigurada.

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