LECTURA CONTINUADA 2012

Page 1

Lecturas semรกn do libro 2012


LECTURAS SEMÁN DO LIBRO 2012

1ºA: BICOS COMA BALAS CAJA RÁPIDA HIGH WATER RISING PRIMERA CLASE PROMETO QUE CANTE O PAXARO SMS TOMA ESTA CHAVE 1ºB: ANDORIÑA EN UNA TAZA DE CAFÉ EU VIN UN BICO NO VENTO LO QUE VA CONMIGO MEDITACIÓN METAFÍSICA EN LA DUCHA NANA OS BRAZOS DE SHIVA PALABRAS QUE ABRAZAN

1ºC: CUNHA GUITARRA NA MAN EPITAFIO DEL ENAMORADO HAI GUITARRAS QUE ROUBAN O PIANO DE NOITE OFERTA DE EMPLEO POR TUS HUESOS VADEMÉCUM

1


2ºA: COMMEDIA. UN XOGUETE PARA GOLDONI DECIDÍ MATARME VARIAS VECES GRACIAS POR SU VISITA HABÍA UN TEMPO QUE A TIÑA ESQUENCIDO SIEMPRE HE ODIADO LA SUTILEZA 2ºB: CLASE DE HISTORIA CUANDO LAS ALAS DEL CISNE ELA ESCOITARA UNHA VEZ QUE SOAMENTE O AMOR… ENTROU NO ESTUDIO DA SÚA NAI LA BATUTA LA INDEMNIZACIÓN DE LA HISTORIA PEOPLE CARRY ROSES POSIBLE AUTORRETRATO SEMPRE ESCOITARA QUE OS PALLASOS ERAN PERSOAS TRISTES QUE FACÍAN RIR. UN DÍA CUALQUIERA 2ºC: ALGO DE MAGIA AND A THOUSAND TELEPHONES THAT DON’T RING ES DECIR FOOT PRINTS RUNNIS CROSS THE SILVER SAND GÚSTAME A CHOIVA LOS TRES DESEOS PARECE FÁCIL PLEASE NEED THESE WORDS THT I SPEEK PUNTUACIÓN SE FALASES DE MIN 3ºA: CUERNO Y MARFIL ECO FRATERNO ENCAIXADO ESTE ERA UN CANGREXO… EU OU EL 2


MÁGICA FÓRMULA PROCESO Ó SOBRIÑO TODO LO CONTRARIO UNO NO ESCOGE 3ºB: CÍRCULO ESTA ERA UNHA CIGARRA… ESTE ERA UN GRILO… HADA AZUL HISTORIA UNIVERSAL INSTRUCCIONES PARA LLORAR PUNTO DE PARTIDA RUTINAS SOUPEN DE LICHO DE VILAMOR… UN CUENTO DE KHALIL GIBRAN 3ºC: AMOR Y ODIO EL CARPINTERO EL DRAMA DEL DESENCANTADO ESTA ERA UNHA XIRAFA… ESTE ERA UN HÁMSTER… ESTE ERA UN RATO… 4ºA: CONMUTADOR EVA LUNA INCULTURACIÓN LAZOS DE FAMILIA PRIMEIRO DE MAIO 4ºB: A AVOA DE BERTHA JENSEN MORREU MALDICINDO APURADA EL HOMBRE QUEAPRENDIÓ A LADRAR MELLE DE LOBOSO O PARAUGAS DE XACINTO

3


1ºBACH A: CUENTO POLICIAL LOUREDO DE HOSTES O BOLIMARTE É ALGO… UNHA SIRIA EN RIBADEO LOS PORTADORES DE SUEÑOS 1ºBACH B: CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA EL OTRO YO O GATIPEDRO É UN GATO BRANCO OS VELLOS NON DEBEN NAMORARSE 2ºBACH A: CUENTO DE HORROR EL ELEFANTE ENCADENADO LOURO DE SALCEDA MARÍA A PENEIREIRA SHIVA, A DEIDADE HINDÚ… 2ºBACH B: A CHAQUETA DE MOURO EL SEXO DE LOS ÁNGELES O VELAGULLAS PARA LA CÁTEDRA DE LITERATURA TORDAVISCO COMI 1 FRIENDSHIP MEMORANDA (POST-MORTEM POETRY) THE LIFE AND DEATH OF KING JOHN (ACT 3, SCENE 4) NO MAN IS AN ISLAND ANGELA´S ASHES EU VELIDA NON DORMIA SI ESTO ES UN HOMBRE

4


LECTURAS SEMÁN DO LIBRO 2012 A AVOA DE BERTHA JENSEN MORREU MALDICINDO A CHAQUETA DE MOURO ALGO DE MAGIA AMOR Y ODIO AND A THOUSAND TELEPHONES THAT DON’T RING ANDORIÑA APURADA BICOS COMA BALAS CAJA RÁPIDA CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA CÍRCULO CLASE DE HISTORIA COMMEDIA. UN XOGUETE PARA GOLDONI. CONMUTADOR CUANDO LAS ALAS DEL CISNE CUENTO DE HORROR CUENTO POLICIAL CUERNO Y MARFIL CUNHA GUITARRA NA MAN DECIDÍ MATARME VARIAS VECES ECO FRATERNO EL CARPINTERO EL DRAMA DEL DESENCANTADO EL ELEFANTE ENCADENADO EL HOMBRE QUEAPRENDIÓ A LADRAR EL OTRO YO EL SEXO DE LOS ÁNGELES ELA ESCOITARA UNHA VEZ QUE SOAMENTE O AMOR… EN UNA TAZA DE CAFÉ ENCAIXADO ENTROU NO ESTUDIO DA SÚA NAI EPITAFIO DEL ENAMORADO ES DECIR ESTA ERA UNHA CIGARRA… ESTA ERA UNHA XIRAFA… ESTE ERA UN CANGREXO… ESTE ERA UN GRILO… ESTE ERA UN HÁMSTER… ESTE ERA UN RATO… EU OU EL EU VIN UN BICO NO VENTO EVA LUNA 5


FOOT PRINTS RUNNIS CROSS THE SILVER SAND GRACIAS POR SU VISITA GÚSTAME A CHOIVA HABÍA UN TEMPO QUE A TIÑA ESQUENCIDO HADA AZUL HAI GUITARRAS QUE ROUBAN HIGH WATER RISING HISTORIA UNIVERSAL INCULTURACIÓN INSTRUCCIONES PARA LLORAR LA BATUTA LA INDEMNIZACIÓN DE LA HISTORIA LAZOS DE FAMILIA LO QUE VA CONMIGO LOS PORTADORES DE SUEÑOS LOS TRES DESEOS LOUREDO DE HOSTES LOURO DE SALCEDA MÁGICA FÓRMULA MARÍA A PENEIREIRA MEDITACIÓN METAFÍSICA EN LA DUCHA MELLE DE LOBOSO NANA O BOLIMARTE É ALGO… O GATIPARDO É UN GATO BRANCO… O PARAUGAS DE XACINTO O PIANO DA… O VELAGULLAS OFERTA DE EMPLEO OS BRAZOS DE SHIVA OS VELLOS NON DEBEN NAMORARSE PALABRAS QUE ABRAZAN PARA LA CÁTEDRA DE LITERATURA PARECE FÁCIL PEOPLE CARRY ROSES PLEASE NEED THESE WORDS THT I SPEEK POR TUS HUESOS POSIBLE AUTORRETRATO PRIMEIRO DE MAIO PRIMERA CLASE PROCESO Ó SOBRIÑO PROMETO PUNTO DE PARTIDA PUNTUACIÓN 6


QUE CANTE O PAXARO RUTINAS SE FALASES DE MIN SEMPRE ESCOITARA QUE OS PALLASOS ERAN PERSOAS TRISTES QUE FACÍAN RIR. SHIVA, A DEIDADE HINDÚ… SIEMPRE HE ODIADO LA SUTILEZA SMS SOUPEN DE LICHO DE VILAMOR… TODO LO CONTRARIO TOMA ESTA CHAVE TORDAVISCO UN CUENTO DE KHALIL GIBRAN UN DÍA CUALQUIERA UNHA SIRIA EN RIBADEO UNO NO ESCOGE VADEMÉCUM

7


SMS Raúl Vacas

q paxa waptna d ms huess!!! mjuego 20 € kmo apuesta si ds mi sms a 1xiko d ess nvía akí ami mvl tu rspsta kdms kand kras xfa bss tkm wapa dew ctt

8


Prometo Raúl Vacas

Prometo acostumbrarme a todas tus manías, por extrañas que sean. A tu forma de hablarme cuando vuelves de un sueño y al olor de tus manos cuando picas cebolla. Prometo acostumbrarme a tu rutina. A besarte en los cuartos y las medias. A llamarte los martes y domingos. A abrazarte sin ganas. Y a enfadarme por todo. A reír cuando sueñas. A soñar cuando ríes. Prometo acostrumbrarme a tus manías. Y a tu barra de labios. Y al panal de tus ojos. Y a tu sombra planchada. Y prometo ser dulce cuando llegue el momento. Perfumar tu cabello con jarabe de ausencias. Desliar el deseo que se enreda en tu falda y contar hasta nueve.

9


CAJA RÁPIDA Raúl Vacas 1 Parte meteorológico El tiempo previsto para mañana es el futuro. 2 Suena el móvil Dicen que la distancia es el olvido. 3 Encuentros en la primera frase Ellos eran altos y rubios como la cerveza. Ellas altas y delgadas como sus madres morenas. Un día de otoño se encontraron. Se amaron.Poesía en la cotidianidad 4 Mujer de mundo si vas un día a Holanda tráeme unas sábanas. 5 Ministerio de Importación A mí me importa un huevo. A mí me importa un comino. A mí me importa un rábano. A mí me importa un pepino.

10


6 Sueña el timbre. El señor del butano trae mandarinas. 7 Contactos Joven sano, poeta, tierno y cariñoso, desea conocer mujeres que canten en la cama. Higiene y discreción. Enviar foto y partituras. F1-375 8 Negro murciélago. Se lo comió la luna. Felices sueños. 9 Me enamoré de ocho a once de siete a diez en Canarias.

11


LO QUE VA CONMIGO Raúl Vacas

Antibiótico, antiácido, calmante general, antihistamínico, anticatarral, antihistamínico, antiinflamatorio, mucolítico, antiséptico, antibiótico, hidrocortisona, antiespasmódico, antidepresivo, corticoide, antibiótico, antibiótico antiinflamatorio, anticefaleas, antibiótico, antiinflamatorio, antianémico, antiséptico bucal, afecciones dematológicas, presión ocular, antimareo, afecciones dematológicas, antiséptico sistema respiratorio, calmante, mucolítico, calmante, sistema respiratorio, sistema músculo-esquelético, riego sanguíneo, antibiótico, antitrombótico, mareos, rinitis alérgica, anemia, dolor general, dolor general, problemas estomacales, problemas oculares, problemas rectales.

12


VADEMECUM Raúl Vacas

Ardine, Alugelibys, Aspirina, Ornade, Frenadol, Polaramine, Feldene, Mucorama, Betadine, Bio-Hubber, Oralsone, Buscapina, Prozac, Celestoderm, Maxicilina, Septrín, Cefalexgobens, Augmentine, Saldeva, Ferromorgens, Oraldine, Vaspit, Oftalmolosa, Biodramina, Isdinium, Hibitane, Nolotil, Fluidasa, Termalgin, Rinofrenal, Orudis, Tanakene, Clamoxyl. Adiro, Conductasa, Senioral, Profer, Optalidón, Gelocatil, Zantac, Aureomicina y Hemoal.

13


En una taza de café Juan Kruz

Un cielo pintado de negro se refleja en una taza de café humeante; cerca del borde, una nube trata de formar un rostro. Mi mano remueve el café sin azúcar, cargado y amargo, como tu rostro en mi recuerdo. Bebo; me adhiero a los posos. Donde tú estuviste a punto de encarnarte queda sólo una cucharilla sucia.

14


Meditación metafísica en la ducha Juan Kruz

Murmullos y risitas en el grifo del baño me llaman por mi nombre de agua, diseñan cientos de mares resbaladizos sobre mi piel. El instante corre por el desagüe, el futuro es una toalla y el pasado un rumor de agua en las cañerías.

15


Oferta de empleo Juan Bonilla.

Preciso señorita de ojos negros, melena negra derramada en cascada por la espalda, uno setenta y tres de altura, estudiante de cuarto de Arquitectura, domiciliada en Vía Layetana, 17, octavo C, Barcelona, su teléfono ha de ser el 93 3 45 67 81. Imprescindible que haya leído tres veces La Gran Eulalia de Paolo Capriolo Y que cumpla años ( 24 esta primavera) El 17 de abril. Se ha de llamar Marta Trullols Aymé. Se le propone salir a tomar algo (aunque no sea en serio). Interesadas llamar al 93 4 53 17 04. Absténganse quienes incumplan uno solo De todos estos requisitos.

16


EPITAFIO DEL ENAMORADO Juan Bonilla.

Si alguien quiere escribir mi biografia no hay nada mas sencillo. Dispone de dos fechas solamente: la del dia en que te conoci y la del dia que te fuiste. Entre una y otra transcurrio mi vida. Lo que ocurriera antes, lo olvidĂŠ. Lo que suceda ya, carece de importancia.

17


UN Dร A CUALQUIERA Karmelo C. Iribarren

El viento es el lector de periรณdicos mรกs rรกpido del mundo

18


POSIBLE AUTORRETRATO Silvia Ugidos Yo siempre quise ser una mujer de bien, ser alguien de provecho, valiente, emprendedora, mesurada en las fobias, estable en los afectos, brillante en los estudios, por poner un ejemplo. Yo siempre quise ser una mujer de bien y tenerlos a todos felices y contentos, a mis padres y amigos, a Fulano y Mengano, a Diestro y a Siniestro… Pero hay alguien en mí que todo lo estropea, que tuerce los caminos, equivoca las cosas, desbarata mis planes, incumple mis promesas. Alguien que pisa antes que yo sobre mis huellas. En fin, visto lo visto, ya lo dicen mis padres: “a este paso, hija mía, no llegarás a nada”. Está bien, os lo debo, lo siento, lo confieso: aludiendo a un anuncio, no soy como Farala. Soñadora, insegura, mitómana, algo vaga, con vocación de hormiga y verano de cigarra, contradictoria y harta de conciliar extremos en mi defensa alego que siempre quise ser una mujer de bien pero que en su defecto soy, en el buen sentido de la palabra, mala.

19


LA INDEMNIZACIÓN DE LA HISTORIA Pedro Patzer

Newton nunca se hubiera imaginado que la ley de la gravedad afectaría a los ángeles, el carpintero que hizo la cruz jamás hubiese soñado que en su modesto trabajo moriría un Dios, Picasso nunca hubiera pensado que su Guernica sería superado por las fotografías cotidianas de la guerra, el Quijote nunca se hubiera preguntado lo que el poeta: ¿Cuándo la Historia indeminizará a los utópicos?

20


Siempre he odiado la sutileza Santiago NuĂąez Pedregosa

Has vuelto a dejar mis maletas en la puerta como el sutil consejo de un buen amigo. Sinceramente, preferĂ­a ver volar los jarrones chinos de tu madre. Siempre he odiado la sutileza y lo sabes. No seas tonta. A fin de cuentas si yo me voy quien te va a dar inseguridad.

21


Decidí matarme varias veces Santiago Núñez Pedregosa

Decidí matarme varias veces y al menos un par de ellas lo conseguí. La primera me tiré de lleno a tus labios entreabiertos, -claro suicidio- dirían luego los forenses. La segunda volví de vacío después de haber ido a por tabaco, -suicidio evidente- contarían después las vecinas. Abandonadas las tendencias suicidas ahora tan solo te contemplo y me muero poco a poco.

22


Gracias por su visita Raúl Vacas

Recuerdo que llovía a chaparrón y que corrimos a un café, chof, chof, y que pedimos de beber y que comimos calamares y palomas y carnes estofadas y luego nos miramos lentos con ojos de muñecas y te escribí un poema de un tirón y me acerqué despacio hasta tu piel y luego clin clin clin tú me pediste un beso, y yo que soy así, tan pato, cuá, no pude recitar lo que escribí pues se llenó de chipirón la servilleta, fin.

23


LOS TRES DESEOS Juan Carlos Martín Ramos De todo lo que yo quiero, ¿qué es lo primero? El aire, que no se ve. La luna, que no se alcanza. El mar, que nadie domina. El día, que entra en mi casa. De todo lo que yo busco, ¿qué es lo primero, qué es lo segundo? Aprender lo que no sé. Atrapar lo que se escapa. El canto de una sirena. El murmullo de una plaza... Si de todos mis deseos solo puedo pedir tres, ni el primero, ni el segundo, ni el tercero sé cuál es.

24


Parece fácil Juan Carlos Martín Ramos

Hay que cocer a fuego lento el murmullo de un río, antes hay que elegir bien el río. Puedes añadir unas gotas de agua de las que salpica el mar, antes hay que elegir bien el mar. Hay que cazar al vuelo hojas secas (no importa de qué arbol), arrancar un menchón de su cabello a una ráfaga de viento. Mézclalo todo con la sombra de una nube blanca y solitaria, con un puñado de la tierra que pisas, con el perfume robado a una flor del camino. Dan más sabor las ralladuras de la luna pero, si no las tienes a mano, puedes echar el zumo de algún sueño recién exprimido. Retíralo del fuego cuando empiece a hervir y déjalo enfriar mientras se pone el sol. Toma sólo una cucharadita al día, debe alimentarte durante toda la vida.

25


ES DECIR Juan Carlos Martín Ramos

“Es decir...”, dijo el profesor, y nadie prestó atención. “Es decir...”, dijo el sabio, y no le hicieron ni caso. “Es decir...”, dijo el poeta, y se oyó una pedorreta. “Así son las cosas”, dijo alguien que pasó. Y, desde entonces, las cosas no se sabe cómo son.

26


PUNTUACIÓN Raúl Vacas

El accidente fue terrible. La caja de cambios se bloqueó y el coche quedó en punto muerto cuando estaba a punto de rebasar la curva. El conductor del coche siniestrado perdió cinco puntos, la visibilidad era su punto débil. La Guardia Civil repasó punto por punto los hechos y trató de conciliar los diferentes puntos de vista en el atestado. Al pasajero que iba junto al conductor le tuvieron que dar treinta puntos en una ceja. La sangre salpicó su chaqueta de tejido de punto. El acompañante que ocupaba el asiento trasero fue el peor parado, hasta tal punto que entró en coma.

27


CLASE DE HISTORIA Raúl Vacas

El profesor nos contó la historia de un fusilamiento. Creo que la víctima fue un amigo suyo. Y creo que el verdugo también. No lo recuerdo con detalle pero por ahí van los tiros.

28


La batuta Raúl Vacas

Se alza en el aire mudo la batuta e inicia el director el movimiento, llora un violín con lánguido lamento la triste melodía que ejecuta. Un violonchelo adulto le disputa al xilófono la gloria de un momento, la flauta travesera toma aliento y el arpa, allá en lo oscuro, ni se inmuta. La sinfonía inunda los sentidos del público que sueña, siente y calla y afina su emoción y sus latidos. Y la batuta rasga, ordena, estalla cuando los músicos más atrevidos se besan con amor brujo de Falla.

29


Primera clase Raúl Vacas Enséñame a cruzar toda tu piel como si fuera una caricia extraña, como una hormiga fría, un bisturí. Enséñame a quererte metro a metro, a desnudar tu sombra, a medir tus caderas, con mis besos de talco. Enséñame a enredarme en tus palabras, a estrenarme en tus ojos y untarme en tus labios, a resbalar azul por tus badenes. Yo encambio te mostraré la noche, te enseñaré la selva y sus arañas, te insultaré en latín y amasaré tu piel y tus preguntas. Después me entregaré a la noche, te besaré en la boca una vez más, y puestos a pedir te llenaré la almohada de suspiros. 30


NANA Raúl Vacas

Duérmete (una ovejita) mi niña, duérmete (dos ovejitas) mi amor. que viene el lobito peludo y feroz. Duerme mi niña (tres ovejitas), y cierra los ojos (cuatro ovejitas) y sueña en silencio con estalactitas. Cuatro angelitos tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan, uno me da leche, otro me da lana y mi niña se duerme hasta la mañana. Duérmete mi niña que viene el coco, o el diplococo o el estreptococo o el estafilococo y se lleva a las niñas que estudian poco. (5 ovejitas).

31


POR TUS HUESOS Raúl Vacas

Déjame acariciar el parietal, anudar tu pulsera al escafoides, ponerte algún pendiente en el mastoides, embriagarme de ti hasta mi nasal y así podré sentir tu temporal y olerte hasta romperme el esfenoides. Puedes llorar sobre mi coracoides y franquearme un beso en el frontal. Tu amor se agazapó fuerte en mi horquilla y aguarda a galopar sobre mi isquión al ritmo y al compás de la canilla. Y déjame bailar con tu ilión, modelar tu perfil en mi costilla, rozar en cada abrazo tu esternón.

32


Hada azul Enrique Pérez Díaz

Se busca un hada. No debe ser algo especial, ni usar varas mágicas, filtros, hechizos o zapatillas de cristal. Se busca un hada. No importa cuán bella, si no lo fuera sería igual. No se la anhela como en los cuentos clásicos, tampoco vestida de absoluta modernidad. Se busca un hada. No le exigiré poderes, dones, prebendas, viajes al nunca-jamás. Solo añoro tenerla muy cerca y cuando – por la divina gracia – así sea: detenerme a escuchar su corazón, recorrerle las mejillas con un beso y soñar, eternamente soñar, la quimera de que tal vez algún día me quiera amar.

33


CUANDO LAS ALAS DEL CISNE te lleguen desde lo incierto, nunca te olvides, amigo, que fuiste un patito feo. Cuando tu proa remontes hacia un horizonte eterno, recuerda siempre de dónde despego tu primer vuelo. Cuando salvaje y bello domeñar te vean los océanos, piensa que un buen poeta te soño antes perfecto. Cuando las alas del cisne te lleguen desde lo incierto nunca te olvides, amigo que fuiste aquel patito feo.

34


ALGO DE MAGIA Enrique Pérez Díaz

Que rían tus ojos al verme llegar. Solamente eso me podría encantar. Que en la arena tímida brillen tus huellas cuando yo atine a cruzar. Solamente eso me podría encantar. Que el eco

y los vientos se guarden tu voz al cantar.

Solamente eso me podría encantar. Nada más una pizca el soplo pura ilusión algo de magia Nada más. 35


Mágica fórmula

Mágica fórmula Ponte unas botas de siete leguas) Grita «ábrete sésamo» Sopla (en la fantástica botella) Toma la varita mágica. Móntate en la escoba. Frota esa vieja lámpara. Agita el polvo de los sueños. Cómete la manzana. Atraviesa el espejo. Calza el zapatito de cristal. Vuelve a ser niño, pero, sobre todo, cree, confía eternamente y… PODRÁS

36


Todo lo contrario Mario Benedetti

Colecciono pronósticos anuncios y matices y signos y sospechas y señales imagino proyectos de promesas quisiera no perderme un solo indicio ayer sin ir más lejos ese ayer que empezó siendo aciago se convirtió en buen día a las nueve y catorce cuando vos inocente dijiste así al pasar que no hallabas factible la pareja la pareja de amor naturalmente no vacilé un segundo me aferré a ese dictamen porque vos y yo somos la despareja.

37


Uno no escoge Gioconda Belli

Uno no escoge el país donde nace; pero ama el país donde ha nacido. Uno no escoge el tiempo para venir al mundo; pero debe dejar huella de su tiempo. Nadie puede evadir su responsabilidad. Nadie puede taparse los ojos, los oídos, enmudecer y cortarse las manos. Todos tenemos un deber de amor que cumplir,. una historia que nacer una meta que alcanzar. No escogimos el momento para venir al mundo: Ahora podemos hacer el mundo en que nacerá y crecerá la semilla que trajimos con nosotros.

38


Eva Luna Isabel Allende

Consuelo no manifestó ninguna emoción. Siguió trabajando como siempre, ignorando las náuseas, la pesadez de las piernas y los puntos de colores que le nublaban la vista, sin mencionar el extraordinario medicamento conque salvó al moribundo. No lo dijo, ni siquiera cuando empezó a crecerle la barriga, ni cuando la llamo el Profesor Jones para administrarle un purgante convencido de que esa hinchazón se debía a un problema digestivo, ni tampoco lo dijo cuando a su debido tiempo dio a luz. Aguantó los dolores durante trece horas sin dejar de trabajar y cuando ya no pudo mas, se encerró en su pieza dispuesta a vivir ese momento a plenitud, como el más importante de su vida. Cepilló su cabello, lo trenzó apretadamente y lo ató con una cinta nueva, se quitó la ropa y se lavó de pies a cabeza, luego puso una sabana limpia en el suelo y sobre ella se colocó en cuclillas, tal como había visto en un libro sobre costumbres esquimales. Cubierta de sudor, con un trapo en la boca para ahogar sus quejidos, pujó para traer al mundo a esa criatura porfiada que se aferraba a ella. Ya no era joven y no fue tarea fácil, pero la costumbre de fregar pisos a medianoche, le había dado firmes músculos con los cuales pudo finalmente parir. Primero vio surgir dos pies minúsculos que se movían apenas, como si intentaran dar el primer paso de un arduo camino. Respiro profundamente y con un ultimo gemido sintió que algo se rompía en el centro de su cuerpo y una masa ajena se deslizaba entre sus muslos. Un tremendo alivio la conmovió hasta el alma. Allí estaba yo envuelta en una cuerda azul, que ella separó con cuidado de mi cuello, para ayudarme a vivir. En ese instante se abrió la puerta y entró la cocinera, quien al notar su ausencia adivinó lo que ocurría y acudió a socorrerla. La 39


encontró desnuda conmigo recostada sobre su vientre, todavía unida a ella por una lazo palpitante. - Mala cosa, es hembra -dijo la improvisada comadrona cuando hubo anudado y cortado el cordón umbilical y me tuvo en sus manos. - Nació de pie, es signo de buena suerte -sonrió mi madre apenas pudo hablar. - Parece fuerte y es gritona. Si UD quiere puedo ser la madrina. - No he pensado en bautizarla -replicó Consuelo, pero al ver que la otra se persignaba escandalizada no quiso ofenderla-. Esta bien, un poco de agua bendita no le puede hacer mal y quien sabe si hasta sea de algún provecho. Se llamará Eva, para que tenga ganas de vivir. - ¿Qué apellido? - Ninguno, el apellido no es importante. - Los humanos necesitan apellido. Solo los perros pueden andar por allí con el puro nombre. - Su padre pertenecía a la tribu de los hijos de la luna. que sea Eva Luna, entonces.

40


Cuerno y marfil Enrique Anderson Imbert

Penélope le dice a Odiseo: -Hay dos puertas para los sueños: una, construida de cuerno; otra, de marfil. Los que vienen por la de marfil nos engañan; los que vienen por la de cuerno nos anuncian verdades. En Homero (Odisea, XIX) esas puertas eran alegóricas: no existían sino como imágenes de ideas. Ahora sabemos que existieron de verdad. El periódico de hoy trae la noticia de que el arqueólogo Michael Ventris, en las excavaciones de Knossos, acaba de encontrar dos enormes puertas labradas, una sobre un solo cuerno y la otra sobre un solo colmillo. Interrogado por un periodista, Ventris ha dicho que su impresión, más que de asombro, es de horror, al pensar, en vista de ese cuerno, de ese colmillo, en el tamaño que debieron de haber tenido los rinocerontes y elefantes pre-homéricos.

41


Los portadores de sueños Gioconda Belli En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo. Todas las profecías cuentan que el hombre creará su propia destrucción. Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron también una generación de amadores y soñadores. Hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores. Desde pequeños venían marcados por el amor, detrás de su apariencia cotidiana guardaban la ternura del sol de medianoche. Las madres los encontraban llorando por encontraron a muchos muertos como pájaros. Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos por un invierno de caricias. Así fue como proliferaron en el mundo los portadores de sueños. Fueron atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes. Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías dijeron que sus palabras eran viejas y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua en el corazón del hombre. Los acumuladores de riquezas les temían y lanzaban sus ejércitos contra ellos, pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor y seguía brotando su semilla que no solo portaba sueños sino que los multiplicaban y los hacían correr y hablar. De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida como

42


también había engendrado a los que inventaron la manera de apagar el sol. Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas helados. "Son peligrosos", imprimían las grandes rotativas. "Son peligrosos", decían los presidentes en sus discursos "Son peligrosos", murmuraban los artífices de la guerra. "Hay que destruirlos", imprimían las grandes rotativas "Hay que destruirlos", decían los presidentes en sus discursos "Hay que destruirlos", murmuraban los artífices de guerra. Los portadores de sueños conocían su poder, por eso no se extrañaban. También sabían que la vida los había engendrado para protegerse de la muerte que anuncian las profecías. Y por eso defendían su vida, aún con la muerte. Por eso cultivaban jardines de sueños y los exportaban con grandes lazos de colores. Los profetas de la oscuridad se pasaban las noches y días enteros vigilando los pasajes y los caminos buscando estos peligrosos argamentos que nunca lograban atrapar porque el que no tiene ojos para soñar no ve los sueños ni de día ni de noche. Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte; por todas partes hay patentes con grandes lazos que sólo esta nueva raza de hombres puede ver la semilla de estos sueños no se puede detectar porque va envuelta en rojos corazones en amplios vestidos de maternidad donde piececitos soñadores alborotan los vientres que los albergan. Dicen que la tierra después de parirlos desencadenó un cielo de arco iris y sopló de fecundidad las raíces de los árboles. Nosotros sólo sabemos que los hemos visto, sabemos que la vida los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías 43


El hombre que aprendió a ladrar Mario Benedetti

Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar". Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse? Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo. Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinás de mi forma de ladrar?". La respuesta de Leo fue bastante escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano."

44


El otro yo Mario Benedetti EL OSe trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo. El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo. Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado. Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó. Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable». 45


El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

46


El sexo de los ángeles Mario Benedetti Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y las mujeres de todas las épocas, se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato, nunca confirmado, de que los ángeles no hacen el amor, quizá signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales. Otra versión, tampoco confirmada pero más verosímil, sugiere que si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos ( por la mera razón de que carecen de los mismos) lo celebran en cambio con palabras, vale decir, con las adecuadas. Así, cada vez que ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y tentarse mediante el intercambio de miradas que, por supuesto, son angelicales. Y si ángel, para abrir el fuego dice : "semilla", Ángela, para atizarlo responde: "surco". Él dice "alud", y ella, tiernamente: "abismo". Las palabras se cruzan, vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos. Ángel dice : "madero". Y Ángela: "caverna". Aletean por ahí un Ángel de la Guarda, misógino y silente, y un Ángel de la Muerte, viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe, sigue silabeando su amor. Él dice "manantial". Y ella "cuenca". Las sílabas se impregnan de rocío y, aquí y allá, entre cristales de nieve, circulan el aire y su expectativa. Ángel dice: "estoque", y Ángela, radiante: "herida". Él dice: "tañido", y ella: "rebato". Y en el preciso instante del orgasmo ultraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y los nimbos, se estremecen,tremolan,<estallan, y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo. 47


Rutinas Mario Benedetti

A mediados de 1974 explotaban en Buenos Aires diez o doce bombas por la noche. De distinto signo, pero explotaban. Despertarse a las dos o las tres de la madrugada con varios estruendos en cadena, era casi una costumbre. Hasta los niños se hacían a esa rutina. Un amigo porteño empezó a tomar conciencia de esa adaptación a partir de una noche en que hubo una fuerte explosión en las cercanías de su apartamento, y su hijo, de apenas cinco años, se despertó sobresaltado. "¿Que fue eso?", preguntó. Mi amigo lo tomó en brazos, lo acarició para tranquilizarlo, pero, conforme a sus principios educativos, le dijo la verdad: "Fue una bomba". "¡Que suerte!", dijo el niño. "Yo creí que era un trueno".

48


El Elefante Encadenado Jorge Bucay

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal…pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

49


Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca…y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree, pobre, que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás…jamás…intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

50


Lazos de familia Julio Cortázar

Odian de tal manera a la tía Angustias que se aprovechan hasta de las vacaciones para hacérselo saber. Apenas la familia sale hacia diversos rumbos turísticos, diluvio de tarjetas postales en Agfacolor, en Kodachrome, hasta en blanco y negro si no hay otras a tiro, pero todas sin excepción recubiertas de insultos. De Rosario, de San Andrés de Giles, de Chivilcoy, de la esquina de Chacabuco y Moreno, los carteros cinco o seis veces por día a las puteadas, la tía Angustias feliz. Ella no sale nunca de su casa, le gusta quedarse en el patio, se pasa los días recibiendo las tarjetas postales y está encantada. Modelos de tarjetas: "Salud, asquerosa, que té parta un rayo, Gustavo". "Te escupo en el tejido, Josefina". "Que el gato te seque a meadas los malvones, tu hermanita". Y así consecutivamente. La tía Angustias se levanta temprano para atender a los carteros y darles propinas. Lee las tarjetas, admira las fotografías y vuelve a leer los saludos. De noche saca su álbum de recuerdos y va con mucho cuidado la cosecha del día, de manera que se puedan ver las vistas pero también los saludos. "Pobres ángeles, cuántas postales me mandan", piensa la tía Angustias, "ésta con la vaquita, esta con la iglesia, aquí el lago Traful, aquí el ramo de flores", mirándolas una a una enternecida y clavando alfileres en cada postal, cosa de que no vayan a salirse del álbum, aunque eso sí clavándolas siempre en las firmas vaya a saber por qué.

51


Cuento policial Marco Denevi Rumbo a la tienda donde trabajaba como vendedor, un joven pasaba todos los días por delante de una casa en cuyo balcón una mujer bellísima leía un libro. La mujer jamás le dedicó una mirada. Cierta vez el joven oyó en la tienda a dos clientes que hablaban de aquella mujer. Decían que vivía sola, que era muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas y de la platería. Una noche el joven, armado de ganzúa y de una linterna sorda, se introdujo sigilosamente en la casa de la mujer. La mujer despertó, empezó a gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó sin haber podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no descubriría al autor del crimen. A la mañana siguiente, al entrar en la tienda, la policía lo detuvo. Azorado por la increíble sagacidad policial, confesó todo. Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo en el que había escirto que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría

52


Cuento de horror Marco Denevi La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo: -Thaddeus, voy a matarte. -Bromeas,

Euphemia

-se

rió

el

infeliz.

-¿Cuándo he bromeado yo? -Nunca, es verdad. -¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio? -¿Y cómo me matarás? -siguió riendo Thaddeus Smithson. -Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos. El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sisema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.

53


CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA Eduardo Galeano Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano. Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón. Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca: -Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo -Y anda bien -le pregunté -Atrasa un poco -reconoció.

54


Para la cátedra de Literatura Eduardo Galeano Enrique Buenaventura estaba bebiendo ron en una taberna de Cali, cuando un desconocido se acercó a la mesa. El hombre se presentó, era de oficio albañil, a sus órdenes, para servirlo: Necesito que me escriba una carta. Una carta de amor. ¿Yo? Me han dicho que usted puede. Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho. El albañil aclaró que él no era analfabeto: Yo puedo escribir. Pero una carta así, no puedo. ¿Y para quién es la carta? Para...ella. ¿Y usted qué quiere decirle? Si lo sé, no le pido. Enrique se rascó la cabeza. Esa noche, puso manos a la obra. Al día siguiente, el albañil leyó la carta: Eso dijo, y le brillaron los ojos. Eso era. Pero yo no sabía que era eso lo que yo quería decir.

55


El carpintero Orlando Goicoechea reconoce las maderas por el olor, de qué árboles vienen, qué edad tienen, y oliéndolas sabe si fueron cortadas a tiempo o a destiempo y les adivina los posibles contratiempos. Él es carpintero desde que hacía sus propios juguetes en la azotea de su casa del barrio de Cayo Hueso. Nunca tuvo máquinas ni ayudantes. A mano hace todo lo que hace, y de su mano nacen los mejores muebles de La Habana: mesas para comer celebrando, camas y sillas que te da pena levantarte, armarios donde a la ropa le gusta quedarse. Orlando trabaja desde el amanecer. Y cuando el sol se va de la azotea, se encierra y enciende el video. Al cabo de tantos años de trabajo, Orlando se ha dado el lujo de comprarse un video, y ve una película tras otra. No sabía que eras loco por el cine le dice un vecino. Y Orlando le explica que no, que a él el cine ni le va ni le viene, pero gracias al video puede detener las películas para estudiar los muebles.

56


El drama del desencantado Gabriel García Márquez

...El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.

57


Amor y odio Gibrán Jalil Gibrán

Una mujer dijo a un hombre: -Te amo. Y el hombre respondió: -Mi corazón se cree merecedor de tu amor. Y la mujer habló: -¿No me amas? Y el hombre sólo elevó sus ojos hacia ella y calló.

Entonces la mujer gritó: -Te odio. Y el hombre dijo: -Pues, entonces, mi corazón también es merecedor de tu odio.

58


Un cuento Khalil Gibran "Yo estaba caminando por el jardín de un asilo de locos, cuando encontré a un joven leyendo un libro de filosofía. Por su forma y por la salud que mostraba no combinaba mucho con los otros internos. Me senté a su lado y le pregunté: ¿Qué estás haciendo aquí? El me miró sorprendido, pero viendo que yo no era uno de los médicos respondió: "Es muy simple. Mi padre, un brillante abogado, quería que yo fuera como él. Mi tío que tenía un alto puesto comercial, quería que yo siguiera su ejemplo. Mi madre deseaba que yo fuera la imagen de su adorado padre. Mi hermana siempre me citaba a su marido como ejemplo de un hombre de éxito. Mi hermano trataba de entrenarme para que yo fuera un buen atleta como él. Y lo mismo ocurría con mis profesores en la escuela, el maestro de piano, el tutor de inglés; todos estaban convencidos y seguros de que eran el mejor ejemplo a seguir. Nadie me miraba como se debe mirar a un hombre, sino como se mira un espejo. Así fue que decidí internarme en este asilo. Por lo menos aquí puedo ser yo mismo."

59


Apurada Gina Barrett Schlesinger

Estaba apurada. Entré corriendo al comedor con mi mejor traje, dispuesta a preparar la reunión de la tarde. Gillian, mi hijita de cuatro años, bailaba al son de una de sus canciones favoritas, ‘Cool’, la melodía de West Side Story. Yo estaba apurada, a punto de llegar tarde. sin embargo, una vocecita en mi interior me dijo, ‘detente’. Entonces me detuve. La miré. Extendí la mano, tomé la suya, la hice girar. Mi hijita de siete años, Catalina, entró en nuestra órbita y también la tomé de la mano. Las tres danzamos frenéticamente alrededor del comedor y el salón. Reíamos y girábamos. ¿Los vecinos verían esta locura por la ventana? No importaba. La canción terminó en forma espectacular y con ella nuestro baile. Les di unas palmaditas y las envié a bañarse. Subieron las escaleras tratando de recobrar el aliento mientras las risas rebotaban en las paredes. Regresé a mi trabajo. Estaba inclinada intentando guardar todos los papeles en el maletín, cuando escuché que mi hija menor le decía a su hermana: Catalina, mamá es la más mejor, ¿verdad? Quedé de una pieza. Cuán cerca había estado de pasar apurada por la vida y perderme este momento. Mi mente se dirigió a los premios y diplomas que cubren las paredes de mi oficina. Ningún premio, ningún logro que haya obtenido pueden igualar a ese ‘¿Mamá es la más mejor, ¿verdad?’. Mi hija lo dijo a la edad de cuatro años. No espero que lo diga a los catorce. Pero espero que lo diga de nuevo cuando tenga cuarenta y se incline sobre una caja de pino para despedirse de la envoltura desechable de mi alma. ‘¿Mamá es la más mejor, ¿verdad?’ No puedo ponerlo en mi curriculum vitae, pero quiero grabarlo sobre mi tumba. 60


ECO FRATERNO Fernando Díaz-Castroverde As ordes do Estado Maior, reunido de urxencia, categóricas: o inimigo debe ser cercado e aniquilado. O comandante cumpriría o mandato. As tropas do adversario, derrotadas, desistían e a rendición era a saída evidente. Pero había que aniquílalos. O comandante colleu os prismáticos. Na outra banda, un soldado ferido. Un soldado idéntico á súa finada nai: o mesmo cabelo, o nariz, a ollada... E aquela pequena cicatriz na pálpebra? Se cadra, suspirou o comandante, o irmán que marchara había moitos anos a un país estraño, o irmán máis Vello que o protexera na nenez dos malandros do rueiro miserable. Se cadra. Un militar non dubida. Ordenou ás súas tropas disparar. Caeu fulminado polo eco.

61


ENCAIXADO Fernando Díaz-Castroverde Mide 1,90, o vigoroso ximnasta. Loiro e de ollos azuis. Delicado no trato. Leve nos Xestos. Refinado nos gustos. A súa maior destreza: o contorsionismo.. E quen de ennobelarse de tal Xeito que colle nunha caixa de zapatos. O público, entregado, aplaude as actuacións con entusiasmo. Pero non é feliz. Non o aplauden a el, nin á súa intelixencia, educación ou beleza. Aplauden o outro, o bufón, o miserable feirante que se encolle e deforma para que o encerren nunha caixa. De zapatos.

62


EU OU EL Fernando Díaz-Castroverde

Eu non son Balbino. O meu nome pouco interesa nesta historia. Un calquera. Tampouco me describo, nada hai en min diferente a un ser humano medio rutinario. Durmo moito, iso si. A miña Vida esperta pode durar apenas dez horas, o restante son horas de sono. Trato de dirimir cal é a existencia verdadeira: a das vicisitudes e imperativos da Vixilia (comer, ir ao traballo, baixar o lixo, pasear o can que non teño...) ou aqueloutra que contrúo na quietude do repouso e do sono, na que case sempre como, Vou ao traballo, baixo o lixo e paseo un ¡dinosauro que aínda estaba alí.

63


CÍRCULO Fernando Díaz-Castroverde O circo chega á vila pola mañanciña, atravesa a rúa principal e instálase no areal. Os nenos repasan coa ollada se veñen todos os que deben estar nun circo regulamentado: equilibristas, pallasos, domadores, faquires, o monstro de Guatemala... Están todos. Ninguén, nin sequera os compañeiros, bota en falta o Xerente, que leva morto tres días na súa caravana vítima dun infarto fulminante.

64


PUNTO DE PARTIDA Fernando Díaz-Castroverde Unha cidade perfecta: alto nivel de vida, limpeza, inexistencia de roubos, harmonía e organización. A envexa de todo o país que a estuda como exemplo de sostenibilidade e mellora da habitabilidade en condición propicia e réxime autoconstrutivo. Teses de doutoramento, estudos de campo, coloquios e documentais analizan a liña evolutiva da urbe. Tal é o nivel de perfección acadado que nos arrabaldes promocionan os barrios pestilentes, corrompidos e míseros, para que os estudosos do proceso teñan un punto de partida.

65


Esta era unha xirafa

Esta era unha xirafa que, por moito que estiraba o pescozo, non chegaba ás apetitosas follas daquela árbore. As demais Xirafas tamén o intentaron e, ao non conseguilo, marcharon de alí. Porén, esta Xirafa non marchou, e agardou pacientemente baixo a árbore. E así, co tempo chegou o outono, e as follas caeron, e a xirafa puido comelas.

NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

66


Este era un rato...

Este era un rato de laboratorio que tiña unha chea de enfermidades. Entón fuxiu do laboratorio e marchou a unha biblioteca. O rato de laboratorio converteuse en rato de biblioteca. O rato de biblioteca leu moitos libros, e médico, e curou as súas enfermidades.

NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

67


Este era un hámster

Este era un hámster que durmía nun curruncho da súa gaiola. Cando espertou, dixo para si: «Vou dar un paseo para estirar as patas.» Foi ata a nora de xoguete, e empezou a andar, e a nora xiraba e xiraba. De alí a un anaco, o hámster dixo para si: «Xa andei un anaco. E hora de que regrese ao meu curruncho.» Entón deu media volta e púxose a andar na nora, que agora xiraba en sentido contrario. NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

68


Este era un cangrexo

Este era un cangrexo que o facía todo ao revés. Almorzaba pola noite e ceaba pola mañá. Durmía na cociña e cociñaba no dormitorio. O cangrexo facíao todo ao revés. O cangrexo que o facía todo ao revés ata andaba cara adiante. NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

69


Esta era unha cigarra

Esta era unha cigarra que estaba nunha póla, entoando a típica canción das cigarras, monótona e insulsa. A cigarra dixo para si: «Se sigo practicando, un día chegarei a cantar coma o grilo.» NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

70


Este era un grilo

Este era un grilo que se puxo a cantar, e o seu canto era o máis fermoso de todos os cantos de grilo daquela camposa. Un home escoitou o harmonioso canto do griIo, así que o capturou, e meteuno nunha gaiola para grilos que pousou nun andel da casa para gozar do seu harmonioso canto. O grilo dixo para si: «Se me encerran por cantar ben, ¡que me farían se chego a cantar mal! NOVAS MINIMALADAS. Pinto e Chinto

71


PRIMEIRO DE MAIO Manuel Núñez Singala Éche unha historia dicíalle ela a unha amiga- que o día mundial do traballo cadre en domingo. E logo?- «preguntaba a amiga. Home, tivemos que chamar a asistenta, que hoxe libraba porque se ela non nos quedaba cos nenos non podíamos acudir á manifestación

72


INCULTURACIÓN Manuel Núñez Singala

Alí parados os tres na espera do verde dun semáforo aparentaban unha posición acomodada: ela ía vestida de domingo, con tacóns, unhas mechas discretas no cabelo e unha estola de pel; el, acabado de afeitar, de traxe azul escuro e gravata a listas, co xornal fresco baixo o brazo. A nena, catro anos, con marcados trazos orientais, levaba un traxe de galega moi "riquiño". De fondo escoitábase a banda municipal tocando "Negra Sombra". Ela, asegurando o ganchete do seu marido, díxolle: -Así que la niña te sea un poco más mayor, quiero que vaya aprender chino. -¿Y luego para qué? -preguntoulle el. -¿Para qué va ser?, para no privarla de su cultura.

73


CONMUTADOR Manuel Núñez Singala

O home apagou a tele e entón acendeuse el

74


HISTORIA UNIVERSAL Gianni Rodari

Ó primeiro, a Terra estaba toda desamañada: facela habitable constituíu un fermoso labor. Para pasa-los ríos non había pontes. Non había carreiros para subir ós montes. Queríaste sentar? Nin sequera un banquiño á sombra. Caías co sono? Non existían os leitos. Para non se picar nos pés, nin zapatos nin botas. Se vías pouco non atoparías unhas gafas. Para xogar un partido non había balóns. Faltaban a cazola e mailo lume para coce-los macarróns, e mirándoo ben ata faltaban os macarróns. Non había nada de nada. Cero máis cero, e abonda. Só había os homes, con dous brazos para traballar, e así os erros máis grandes puidéronse remediar. Non obstante, fican aínda moitos por corrixir: refucide as mangas, hai traballo para todos.

75


O libro dos abrazos Eduardo Galeano

A avoa de Bertha Jensen morreu maldicindo. Ela vivira toda a súa vida con pés de la, como pedindo perdón por molestar, consagrada ao servizo do seu home e da súa prole de cinco fillos, don exemplar, nai abnegada, silencioso exemplo de virtude: xamais unha queixa saíra dos seus labios, nin moito menos unha palabrota. Cando a enfermidade a derrubou, chamou o seu home, sentouno ante a cama e comezou. Ninguén sospeitaba que ela coñecía aquel vocabulario de mariñeiro borracho. A agonía foi longa. Durante máis dun mes, a avoa vomitou desde a cama un incesante chorro de insultos e blasfemias dos baixos fondos. Ata a voz lle cambiara. Ela, que nunca fumara nin bebera nada que non fose auga ou leite, insultaba con rouquén. E así, insultando, morreu; e houbo un alivio xeral na familia e no vecindario. Morreu onde nacera, na vila de Dragor, fronte o mar, en Dinamarca. Chamábase Inge. Tiña unha linda cara de xitana. Gustáballe vestir de vermello e navegar ao sol.

76


O Gatipedro A. Cunqueiro

O gatipedro é un gato branco que ten na cachola un corno mouro; o gatipedro ven polas noites ás casas, e párase nas habitacións nas que hai nenos durmindo. Entón o gatipedro ponse a verquer auga polo seu corniño, e o neno, en sonos, escoitando o pingar da fontiña aquela, sona que mexa, e de verdade mexa na cama. Pra espantar o gatipedro abonda con botar unhas areas de sal á porta do cuarto e ó pé da fiestra. O gatipedro anda apoiándose, ademais de nas catro patas, na língua, e probando coista o sabor do sal, o gatipedro dá a volta e prosegue a súa nuturnia viaxe, deixando ós nenos da casa en paz.

77


de Escola de menciñeiros Álvaro Cunqueiro Soupen do Licho de Vilamor polo avó dun compañeiro meu de escola, que era un vello reloxeiro e tiña unha caixa de música que moito gostaba eu de ouvir. -En Vilamor, decianos, houbo dous homes de talente: o Berete, que adeprendéu a lér nun día, i o Licho, que sacaba as moas sin dór. Perguntando pólo Licho soupen que fora un borne mui alto, mui gordo, cunha grande barba, e que sempre gastaba blusa moura, de maragato. Andaba pólas feiras sacando moas. Chegaba a unha feira, subiase a un queixón, e colgábase do pescozo un grande colar feito cos dentes e moas meirantes que sacara, e pra traguer á clientela, espricaba as pezas máis famosas: -Ista moa foi do señor cura de Abraldes. ¡Moita freba de lacón leva cortado! Iste dente foi de dona Ramonita Verdes. ¿Vedes iste dente de tres reigafias? Do sombreireiro de Mondoñedo… Que facía pra tiralas moas sin dór, eu non o sei. Unha vez, un tío avó de meu, don Serxio Moirón, contoume que il conocera ó Licho. -¡Aínda pasou con él en casa nosa unha chistada! E a chistada foi que unha tía miña, Elisa, que era mui fermosiña moceta, e delicada, e finouse en Panticosa do peito, tiña unha moa averiada e doíalle i hastra tiña algo de flemón. E como era sábado e mercado nos Rodrigas de Riotorto, i estaba o Licho no seu traballo, fórono buscar pra que lle quitase a moa a miña tía. I a probe Elisa estaba na sala dos balcós, no pazo noso de Chachán, nunha mecedora, chorimiqueando, cando chegou o Licho. E a miña tía cando veu entrar por portas a aquel borne tan grande, coaquela blusa moura, o colar ó pescozo e nas máns as ferramentas, vai a rapaciña i esmaiouse. O Licho botou unha grade risada, e volvéndose pra meu bisabó, o escribano Moirón 78


de Bretoña, que groria haxa, namentras lle tocaba coas tenazas na barriga, comentou palaciano gracioso: -¡Ja, ja, ja! ¡Todas istas señoritas son un fato de putas! É todo o que sei do Licho de Vilamor.

79


de Escola de menciñeiros A. Cunqueiro

O Bolimarte é algo así como unha salamanquesa; outros din que o que semella é un alacrán. Ten crista roxa, coma de galo, na cabeza. Medirá unha media cuarta e o máis do seu corpo é rabo. Pon un ovo cada sete anos, e precisamente no niño do moucho; os ovos de moucho son brancos e o do Bolimarte é mouro, pero o moucho non se decata. Cando o Bolimarte nace o primeiro que fai é xantar as crías do moucho. O Bolimarte vese poucas veces, pero cando se ve é porque vai haber un eclipse de sol. O Bolimarte tenlle medo ás fin do mundo e nas ocasións bótase a procura da campaña do home. Para que un home o reciba na casa en véspera do eclipse total de sol, o Bolimarte dá calquera cousa, é decir dá ouro ou di onde o hai. Recibido na casa, hai que alimentalo ben: dous pitos por día. Abonda con desplumalos que os come crus. Un amigo qué me conta do Bolimarte, dime que sabe máis dunha familia, que se fixo rica dando de comer o Bolimarte, e cama cando ten medo. O Bolimarte por enriba do corpo trae unha camiseta, entre a camiseta e o corpo, ouro en fío, este dállo a quen o serve, pero non hai que tocar o fio de ouro deica unha hora que queima. E como di que hai ouro o Bolimarte? Moi ben! Brinca unha fiestra e desde alí cospe forte, como unha tira-bolas de estopa, onde cae o cuspe fai un pouquiño de lume. Cando chegas co ouro, o Bolimarte ponse nas patas traseiras, e asubía.

80


TORDAVISCO A. Cunqueiro

"A pedra de afiar as agullas" coa que os xastres burlentos chiflan nos aprendices que saen algo parvos, non é tal pedra senón o ovo dun paxaro que chaman o tordavisco. O tordavisco é coma un galo e non hai quen o mire, que de día é verde de noite é mouro e cando neva branco é. É o máis listo de tódolos paxaros: tanto é así que cando o cuco se ergue, polas mañanciñas de cedo, vai o tordavisco e métese na súa cama, e aproveita que a deixou quente o cuco. O ovo do tordavisco é verde e fala. Asusta aos nenos que andan velando niñadas nas silveiras, dicindo a grandes berros : -¿Quen anda aí?

81


O VELAGULLAS A. Cunqueiro O velagullas é un trasno pequeno, que está sen traballo desde que foi inventado o acerico para xastres e modistas. O velagullas estaba ao servizo da xente de agulla, e buscaba, para restituílas á man do dono as agullas perdidas no chan, ou nas teas. Polos seus servizos non cobraba nada, pero dise que algúns xastres tratárono, e fixéronlle monteiras, e algunhas costureiras camisas. Polo San Xoán marchaba e non regresaba ata o outono. Din que desapareceu do noso país cando chegaron as primeiras máquinas de coser. Un xastre de Lugo, que tiña moi perfecto o corte do entalle das levitas dos aristócratas, mercou unha. Un velagullas que andaba por alí, fixo augas menores pola máquina. No Brasil hai trasnos moi semellantes ao velagullas, que deben ser parentes emigrados do noso, que deberon ir a Río ou Bahía entre a roupa dun de Pontecaldelas.

82


Toma esta chave A. GarcĂ­a Teijeiro

Toma esta chave. Abre os meus beizos pero non raches o meu silencio. Abre os meus labios, tes moito tempo. Ti ben coĂąeces a voz do vento. Faino con calma. Faino con xeito. Quero vivir nun beixo eterno.

83


Que cante o paxaro A. García Teijeiro Que cante o paxaro Que o quero escoitar Que deixe as palabras, Que esgace os xornais. Que rache o silencio Que bique nás mans Que baile no ceo Que esvare no mar. Que boe o paxaro Que pinte con sal Que tinxe ás mentiras Que pase o limiar. Que escriba un poema Que esqueza calar Que chíe na fraga Que chore no val ¡Que cante o paxaro Que o quero escoitar!

84


Bicos como balas A. Garc铆a Teijeiro Bicos como balas balas de cart贸n; balas como bicos; bicos de algod贸n. Son balas de bicos. Son bicos de cor. Son bicos de balas. Balas de candor

85


Eu vin un bico no vento A. García Teijeiro

Eu vin un bico no vento que estaba a chiscarme un ollo. Era un bico brincadeiro. Era un bico ledo e louro. Tentei collelo na man e pousalo no meu rostro. El preferiu camiñar polo vento mudo e tolo. Eu quedeime sen o bico, que, se cadra, tiña dono. A ese bico pillabán non o afasto dos meus soños.

86


Andoriña A. García Teijeiro Andoriña, ti que bailas no recuncho do Xardín, dille a0 mozo que non toque nunca máis o Violín. Que me lembro dunha moza de pel branca de Xasmín que eu quería con loucura e hoxe vaga por aí

87


Palabras que abrazan A. García Teijeiro Palabras que abrazan con Versos de amor. Son bicos de flores con VOZ de solpor. Palabras de cinza con rima sen cor. Palabras perdidas dalgún cantautor. <<... pero, queda a música.» LUIS EDUARDO AUTE

88


Cunha guitarra na man A. GarcĂ­a Teijeiro

Cunha guitarra na man cantou o cambio dos tempos. Buscou respostas na rĂşa. Viunas soprando no Vento. A Bob Dylan.

89


Hai guitarras que rouban A. GarcĂ­a Teijeiro Hai guitarras que rouban tristes prantos de amor. Son guitarras que berran. Son guitarras de rock. Con salaios agudos, con lamentos sen VOZ din palabras sen letras as guitarras de rock. Son guitarras que aluman pentagramas sen sol. Fan que os soĂąos existan. Son guitarras de rock.

90


Piano de noite A. García Teijeiro «A xente debería saber que estamos en contra da Violencia e do racismo, e a favor da creatividade. Estamos en contra da ignorancia.» JOE STRUMMER (The Clash) «O piano dá a posibilidade de millóns de cores que o violín non é quen de dar. Coido que era iso o que me enfeitizaba; que eu estaba no piano, tratando de crear cores, creándoas, e de súpeto oía Outras cores realmente feitas polos Outros instrumentos. E tamén os quería.» DANIEL BARENBOIM

Piano de noite piano de día dozura lene melancolía. Teclas de noite teclas de día sol que repousa sobre a campía. Auga da noite rosa do día man da que flúen as melodías.

91


Sempre escoitara que os pallasos eran persoas tristes que fan rir A. García Teijeiro Sempre escoitara que os pallasos eran persoas tristes que fan rir. Ela sempre ría cos pallasos. Amaba os pallasos, as súas cores, a súa maquillaxe, a súa vestimenta. Ela nunca crera na tristura dos pallasos. Parecíalle imposible esa afirmación. Un día, estando no circo, un pallaso Chamouna para que o axudase a rematar o seu número. Ela ergueuse nerviosa e á pista. Achegouse a modo pero decidida cara a el. Entón, pasoulle a man pola face. El ficou inmóbil .A nena notou a humidade na súa palma e pechou os ollos. Suor, dixo para si e, sen máis, deulle un bico no rostro pintado de sorrisos.

92


Entrou no estudio da súa nai A. García Teijeiro

Entrou no estudio da súa nai. Viu un cartel pegado na parede. Chamoulle a atención. Un home e unha muller. John chamábase o home. Yoko chamábase a muller. Ámbolos dous deitados nunha cama. Dominaba a cor branca. Give peace a chance, leu. Dade unha oportunidade a paz, pensou el. Ata aí chegaban os seus coñecementos de inglés e a vaga sensación dunha música monótona que escoitara algún día perdido da súa vida. Dade unha oportunidade á paz, volveu pensar. ¡Que gastada estaba a palabra Paz! Asociouna cunha pomba, mais sabía ben que era unha pomba ferida. Saíu do estudio e achegouse ó salón. Acendeu o televisor. As imaxes de sempre. Soaron disparos. Oíu uniformes. Descubriu o medo nas faces. Homes no chan. Volveu á súa mente a pomba coñecida. Esa que todos relacionaban coa palabra paz. A pomba seguía ferida e voaba con dificultade. Apagou o aparato e moumeou para el mesmo: Give peace a chance , Give peace a chance...

93


Ela escoitara dicir unha vez que soamente o amor fai chorar a algunhas persoas A. García Teijeiro

Ela escoitara dicir unha vez que soamente o amor fai chorar a algunhas persoas. Ela comezou a ver como os ollos da súa nai se ían arroibando sen pedir permiso a ninguén. Ela comezou a ver como as follas ían cubrindo os recantos da súa casa sen avisaren. Ela comezou a ver como as nubes entoldaban o teito familiar mes a mes, hora a hora, mentres no horizonte reinaba o inverno. Vai frío, pensou e lembrou, unha vez máis, cando o violinista se afastara claquel fogar paseniño, sen voltar a cabeza, tocando unha triste melodía sen fin. Si, sen fin, porque a súa nai se foi perdendo naquel deserto sen límites. Sempre a vira soa. Nunca lle dixera nada. Agora, cando ela sentiu o peso da memoria, aproveitou as verbas de Neil Young e, apreixando a súa man, muiñoulle con agarimo ó oído Don’t be sad. Pero a muller non a entendeu. A muller seguía estando triste.

94


Había ben tempo que a tiña esquecida A. García Teijeiro

Había ben tempo que a tiña esquecida. Ou iso cría el. Non quería recoñecer que aínda lle daba medo pronunciar o seu nome. Mesmo chegara a sentir temor se escoitaba calquera nome que rimara co dela. Quizais as liñas daquel rostro estivesen esculpidas no seu corazón e el non o soubese. Ou non o quixese saber. El xogaba a esquecela. Profanara a súa memoria erguendo muros arredor do seu sorriso, arredor dunhas fazulas de mapoula e dunha tenra ollada nun espello. No infinito deixara a silueta dunha rapaza de corazón fecundo e coa palma das mans manchadas de dozura. El xogaba a esquecela. El cría tela esquecida Por iso sentiu arrepíos cando notou a quentura tan alta no termómetro da soidade. Nese intre, berrou o seu nome. E, daquela, preguntouse se berrara ese nome -o simplemente por un erro.

95

dela-


Se falases de min A. García Teijeiro Se falases de min Cruzaría fronteiras Calaría respostas E sería feliz. Se chamases por min Xogaría a ser tolo Gardaría segredos E sería feliz. Se pensases en min Mataría os teus medos Bicaría os teus ombros E sería feliz. Se viñeses a min Quentaría os teus fríos Roubaría loucuras E sería feliz.

96


Gústame a choiva A. García Teijeiro Gústame a choiva do corazón. Ben se está seca e ben se non. Gústame a letra desta canción. Chave calada. Luz interior. Gústame a noite co seu negror. Cómplice mudo do noso amor‘ Gústame a choiva do corazón. Hoxe está seca. Mañá, xa non.

97


Please need these words that i speak A. García Teijeiro Por favor, faime caso. Abre esa carta. Verás que está en branco. Voaron as palabras, e tamén as mentiras as promesas e os segredos. Por favor, faime caso. Abre esa carta. Nela non hai poemas nin feridas nin silencios. Nela atoparás simplemente un beixo.

98


And a thousand telephones that don't ring A. García Teijeiro

Non soa o teléfono. Nin dous, nin dez nin cen teléfonos. Nin quince nin trinta teléfonos. Os paxaros racharon os cables e destruíron os fíos telefónicos, cansos xa de escoitar as ladaíñas interminables dos homes que fan dos berros metálicos, das verbas desprovistas de tenrura, das frases frías e ocas, 0 centro das súas conversas. Xa non soa nin un milleiro de teléfonos.

99


people carry roses A. GarcĂ­a Teijeiro A xente leva rosas como as miĂąas como as nosas A xente leva mares onde afogan os cantares A xente leva brisas guinda pedras talla risas A xente leva laios que se mollan nos orballos A xente leva ausencias eu, palabras ti, conciencias A xente crea chanzas para enchelas de esperanzas

100


footprints runnin' cross the silver sand A. García Teijeiro Na area de prata había pisadas e corpos dos homes de exhaustas olladas. Cheos de ilusións, vilmente contadas, apoian na beira as ansias molladas. A costa, a esperanza. A praía, a luzada. Que tristes mentiras as vidas soñadas! Envoltos en mantas, uns homes sen nada senten nos seus ósos arelas rachadas.

101


high water rising A. García Teijeiro Está subindo a marea e a praia faise pequena. Nela fican os teus beixos no medio e medio da area. Pola noite, polo día está a subir a marea e vai mollando carreiros que no teu rostro serpean. Polo día, pola noite sobe que sobe a marea e pousa os meus aloumiños na túa ollada serena. E polo teu corpo feble segue a subir a marea. E case sen decatarnos ti convérteste en serea.

102


PROCESO Ó SOBRIÑO Gianni Rodari XUÍZ: ¡Acusado, érgase! ¿Como se chama? ACUSADO: Alberte Rossi, sobriño de Pío Rossi. XUÍZ:Coñezo ó señor Pío Rossi, magnífica persoa baixo tódolos puntos de vista. ¿De que é acusado? MINISTERIO PÚBLICO: Precisamente, señor Xuíz, é acusado de ofender gravemente ó seu tío. ¡Fágase de conta que na clase escribiu a ecuación «Otio = pai dos vicios»! (Isto é, tío é o pai dos vicios»). O Tío: ¿Vostede comprende? ¡Eu que nin sequera son- casado! '.. MINISTERIO PÚBLICO: As testemuñas son todas concordes: 0 señor tío é un modelo de virtude. Non bebe, non fuma, non sae pola noite, non xoga á lotería e non gasta as solas dos zapatos, non seca os pés na toalla das mans, non colle sal cos dedos, non mete o dedo no nariz, non mete o nariz nas cousas dos demais. XUÍZ:¿É certo todo isto? Acusado, responda. ACUSADO: É certísimo, señor Xuíz. XUÍZ: ¿E vostede ousou calumniar ó seu tío? ¿Ousou dicir coa súa ecuación que este cidadán exemplar é, nada menos, o pai da envexa, da avareza, da gula, da ira, e quen sabe de cantas outras terribles e viciosísimas cousas? ACUSADO: Mais, señor Xuíz, é todo por culpa dun c. XUÍZ: ¿Cal c? Eu aquí non vexo ces. ACUSADO: Precisamente. Trátase dun c ausente. XUÍZ: Entendo, deuse á mala vida. Volvérase un bandido das rúas. 103


AVOGADO DEFENSOR: Señor Xuíz, 0 acusado Alberte Rossi tiña a intención de escribir «Ocio = pai dos Vicios». Mais o c, quizais aconsellado por unha mala compaña, fuxiu da pluma, trocándose en t. O Tío: Si, señor eu estou convencido tamén de que o meu sobriño, no fondo, é un bo rapaz. XUÍZ: ¿Un bo rapaz? Diga máis ben que merece o cárcere. O Tío: Enténdoo, señor Xuíz. Mais amolaríame moito velo acabar alá dentro. Mire, eu fixera proxectos para el. Eu son o titular dun próspero negocio de electrodomésticos.Vendo a prazos, fágolle grandes descontos á clientela. XUÍZ: Deixe en paz ós electrodomésticos. O Tío: Pois iso, eu tiña intención de empregar ó meu sobriño en calidade de dependente, en canto rematase el a escola. Eu non teño fillos: e se non axudo ó Albertiño, ¿a quen vou axudar? XUÍZ: (conmovido) Realmente vostede é unha persoa de bo corazón. Faremos como di. Acusado, ¿escoitou? ACUSADO: Si, señor Xuíz. XUÍZ: ¿Promete reatopa-lo c fuxitivo e convencelo para que volva ao seu recto camiño? ACUSADO: Prometo, señor Xuíz. XUÍZ:Está ben: por esta vez queda perdoado. (Tío e sobriño beixáronse. Ou mellor: bicáronse, con c.)

Un neno e unha nena diante dun muro. 104


O neno le no muro: As xentes sentían o arrenas costas e lobos grises pasaban polos seus ollos pechos X.L.MÉNDEZ FERRIN A nena le no muro: O campo cheo e frío busca un anaco de sol L.AMADO CARBALLO O neno e maila nena len á vez: Tremen as árbores despidas A lúa chove no río A.IGLESIA ALVARIÑO O neno tira do peto un papel e un anaco de xiz e escribe na parte do muro que está baleira: Reiré cuando haga falta cantaré cuando haga falta F.GARCÍA LORCA E pouco máis abaixo engade: Abrín os ollos e sentín a chuvia LUZ POZO GARZA A nena mira o que escribiu o neno. Tamén ela tira do seu peto outro papel.pídelle o xiz. A nena escribe: Pero en la tierra no hay nadie que esté solo si está cantando RAFAEL ALBERTI

105


E debaixo, sen apartar a súa ollada do muro, volve escribir de vagar: Mañá será outro día. Estamos vivos. XOHANA TORRES O muro está fermoso.O neno e maila nena sorrín, cóllense da man e comezan a cantar a canción da esperanza. Senten que están vivos. Acaban de pintar, acaban de escribir o que ven os ollos dos nenos do mundo.

106


LOS BRAZOS DE SHIVA María Brañas Costas Shiva, a deidade hindú, aparecéuselle coa súa cara, e nas mans que saían dos catro brazos ademais do tridente e o tambor, portaba un bolígrafo e o ferro de pasar. Abriu os ollos e viu a hora no espertador, faltaban aínda dez minutos para que soara. Acurrucouse e meteu as mans baixo a almofada, aínda podía ficar uns minutiños ao quente. E comezou a revisar a axenda do novo día: ler/ar aos nenos á escola, falar co mestre de Anxo para concertar unha cita algunha tarde desta semana, xa que nas horas de titorías ela non podía asistir. Chegar ao seu instituto a tempo para que o conserxe lle preparase as fotocopias do exame de filosofía de segundo de bacharelato. Si, tiña que lembrar coller o exame que preparara o día anterior, non o fose deixar atrás. Antes de marchar debía aínda, recoller a roupa que puxera a secar durante a noite e tiña que facer a lista da compra para pasar polo supermercado antes de recoller aos nenos na escola e levalos a cada unha das súas correspondentes actividades: as aulas de saxofón de Xoana e a pintura de Anxo. Pasar pola casa para deixar a cea encamiñada e poder botar unha man cos deberes ou ben, se non precisaban axuda, aproveitar para comezar a corrixir os exames do seu alumnado nervioso ante a proximidade das probas de selectividade. Achegábase a fin do curso e suspirou lembrando a Shiva. Quen lle dera a ela ter catro brazos, para pasar o ferro mentres corrixía, coma no seu soño... Ergueuse da cama cando xa ía soar 0 espertador e foise á ducha. Ollouse no espello e, de cadanseu antebrazo, saía un pequeno vulto que semellaba querer xermolar. Certamente, apuntaban forma de man. Lonxe de asustarse, decatouse de que lle estaban a medrar os brazos de Shiva. E non soubo se sentirse afortunada ou se mellor 107


ser铆a mudar as estruturas patriarcais do mundo; non era unha cuesti贸n de brazos, sen贸n m谩is ben das estruturas sociais.

108


O PARAUGAS XACINTO A. Cunqueiro Guerreiro de Noste iba polo monte, cruzando a serra que chaman Arneiro, cando se atopou cun home que levaba un paraugas enorme, máis alto que el, e a tela de color cincento. Guerreiro deulle os bos días, e ademirouse do tamaño do paraugas, que nunca outro vira. --¡Eso non é nada!, dixo o home, que era regordete e colorado, e lucía grandes bigotes. E amosoulle a Guerreiro o puño do paraugas, que era un rostro humán, con barba de pelo e ollos de cristal, e a boca, colorada e aberta, parecía a dun home vivo. --¡Vaia boca!, dixo Guerreiro. --¡Paraguas saca la lengua!, dixo en castelán o home. E pola boca aquela sacou o paraugas a lingua, longa e roxa coma a dun can, que lambeu mui agarimosamente a man do pequeno. O home quitou a boina e púxoa diante de Guerreiro, quen botou nela unha peseta. --¿Que trampa ten?, perguntou Guerreiro, que era mui curioso. O home riuse. --Non ten trampa, hom, que é meu cuñado Xacinto. E espricou que seu cuñado Xacinto atopara aquel paraugas nun campo, en Friol, e parecéralle un bon paraugas, e como estaba perdido, colleuno, máxime que naquel intre comezou a chover forte. Xacinto abriu o paraugas, e vai iste e papouno. Tal como o digo: tragouno. Aberto veu polo aire a pousarse na eira da casa petrucial, onda o palleiro. Xacinto, dentro do paraugas, berraba pola boca do puño. Acudiron a muller, os sogros e mais os cuñados. -- ¡Son Xacintiño!, decíalle á muller. -- ¡Si eres Jacinto Onega Ribas, casado con María García Verdes, da una prueba! 109


E foi entón cando Xacinto, por primeira vez, botou a lingua. --¡A mesma!, dixo a muller. E era verdade, que Xacinto tiña unha lingua mui longa, que lle verquía da boca, o que lle valeu moitos arrestos cando fixo o servicio en Zamora 8. E agora, dende que era paraugas, aínda lle medrara máis co exercicio que facía sacándoa pra decir que estaba alí, e cos aloumiños que facía aos familiares e incluso ás vacas, que a maneira que tiña de alimentarse era mamar nelas. --¿Por que non anda con el polas feiras?, perguntou Guerreiro, pesaroso de ter dado a peseta cando o cuñado de Xacinto lle amosou a gorra. --¡Non quere miña irmá, que ate durme co paraugas! ¡Despois de todo é o seu home! O home dixo que iba facer un descanso, e despediuse de Guerreiro, quen seguiu camiño. O pequeno quedaba falando co paraugas. O paraugas debía decirlle algo que non lle gostaba, que ben viu Guerreiro que o home pegoulle unha bofetada. O paraugas berrou algo. Chovía naquel alto de Arís, na banda do Arneiro escuro. Guerreiro, denantes de comezar a baixada a Lombadas, subiu a unhas penas e viu coma o home abría o paraugas con grande esforzo e metíase debaixo. Ao pouco tempo, o paraugas comezou a voar baixo, sobre as xesteiras en frol. Voaba contra vento, e víase ao home dacabalo da cana. E vai Guerreiro e berrou con todas as súas forzas: --¡Señor Xacinto! O paraugas pegou un grande brinco, e seguiu viaxe. Asegura Guerreiro que iba cara Guitiriz e mais á Cruña.

110


LOUREDO DE HOSTES Álvaro Cunqueiro A Louredo coñecino, como a tanta outra xente, na barbería do meu amigo Pallarego. Podía eu contar moitas cousas de Louredo, pro o que me interesa agora é o caso dos seus anteollos, mercados en Valencia, na praza ou na rúa de Jaime I. Pasaba que Louredo non soñaba. Facía o servicio militar no reximento de cabaleiría da Raíña Victoria Eugenia, e tiña un sarxento que todas as mañás formaba o escadrón e contáballes aos soldados o que soñara aquela noite. ¡Que tío soñando! As máis das veces soñaba unha viaxe ás Filipinas, ou que lle tocaba a lotería e deixaba o exército e iba a Madrid, e estaba sentado nun teatro. E contaba o asunto da peza que representaban, con moita moza guapa, e denantes de que caíse o pano, chamábano pra que subise ao escenario, e subía de uniforme de gala, con morrión, e levábase á primeira actriz aos baños de Archena, de onde era natural. Louredo doíase de non soñar. Nin coa súa aldea, nin coa romería de Santa Mariña. Como era mediano de estatura e pernas tortas e un ollo manchado, o que lle gostaría soñar é que era alto, que se chiflaba por il unha valenciana, alta, branca, os ollos mouros, que se deixaba quedar como as galiñas, e Louredo aloumiñaría nela mui afinado. Louredo, respeitoso, foise onda o sarxento Granero. --Con permiso, mi sargento. ¿Qué hay que hacer para soñar? --¡Cómprate unos anteojos, gallego!, respondeulle, burlón. Louredo tomou a resposta mui a serio, e non parou deica atopar en Valencia quen lle vendese uns anteollos pra soñar, uns anteollos que Louredo decía que eran nublados, cunha armazón de prata. A primeira noite que durmiu con eles postos, soñou unha película enteira, pro tan rápido todo, que non entendeu o asunto. A única cousa que lle quedou grabada foi que il saía de 111


cabo, e que unha señora gorda dáballe un caramelo de café con leite. --¿Guapa ou fea?, perguntáballe eu. --Home, pra ser a primeira vez que soñei unha muller, aínda saía ben decente, cunha brusa colorada. Dende aquela, con tal de durmir cos anteollos postos, Louredo soñaba todos os días, e grandes trunfos, cunha pequena que bailaba, e cunha negra que tiña un canario nunha gaiola, e regalábanlle o cabalo mellor do reximento. Todo iba ben, menos cando xantaba sandía, que entón soñaba que subía a un tellado, e arrempuxábano e caía á rúa... Morreu solteiro e deixoulle os anteollos aos sobriños, pra que soñasen por turno. Os sobriños ríanse do tío, e deixáronlle ao señor cura de Baroncelle que levase pra a reitoral os anteollos. ¡Sabe Deus o que soñaría o reverendo don Daniel Pernas Nieto coa axuda diles, qué valencianas brancas, qué viños tintos, qué troitadas, qué festas, naquelas longas e frías noites de inverno, cando acinzan coa xeada as ponlas das vidueiras!

112


LOURO DE SALCEDA Álvaro Cunqueiro Louro vivía en Salceda, naquela soedade no alto do Cordal, e a súa casa, sempre mui encalada, amosábase por derriba das nogueiras, coa súa grande chimenea sempre fumegando. Louro era de estatura mediana, moreno, flaque, os ollos mouros inquedos, as mans mui vivas en acompañando o parrafeo, a coliña do cigarro sempre pegada ao beizo inferior, movéndose e verquendo cinza namentras Louro falaba. Louro sempre falaba de tesouros. Eu tiña unha nota coas opinións, pro perdina, e onte, revolvendo nuns papeis, atopeina. Louro sabía dun tesouro en Fontes, perto de Parga, que estaba soio, sin mouro nin fada. Atopouno un veciño de alí, un tal Cándido, que era compoñedor de ósos. O tesouro falou con Cándido. --Home, Cándido, déixame quedar na miña cama. Si me levas, hasme gastar, e si me gastas, ¿que figura fago eu diante dos outros tesouros? Cándido deixouse convencer, e non lle tocou ao tesouro. Pero, iso si, todos os anos polo San Bartolo iba ao monte onde estaba o tesouro e cobraba os réditos. Con istes cartiños pagábase unha cura de augas en Guitiriz, todos os días a polo asado e a melocotós en almibre. Eu perguntáballe a Louro qué figura tiña o tesouro de Cándido. --Non che sei mui ben, pro coido que era un pouco de ouro que estaba sentado de costas á porta. Louro estaba empeñado en adeprender a ler de dereita a esquerda, pra poder falar cos tesouros que atopase, aos que hai que dirixirse en galego coas palabras do revés. Verbigracia, "roñes" por señor, "oruo" por ouro, e "oñiv" por viño. --¿El non lle parecerá mal a un tesouro que o traten de roñes?, perguntáballe eu. --¿E por que?, repondíame. ¡Cada fala ten o seu natural! 113


Louro contábame dun crego que houbo en Betanzos, e que atopou un tesouro. O tesouro díxolle ao crego que se volvese, que iba vestirse de gala, que cando foi atopado estaba de diario. O crego, cun espelliño na man, veu o tocado do tesouro. Quitou unha capa parda e puxo unha mitra branca, e despois colleu coas dúas mans a súa sombra e vai e papouna, e con ela a dunha árbore que estaba alí ao carón. Entón ficou resprandecendo, roxo, roxo, no crepúsculo vespertino, entre as rochas. --Era un tesouro que se chamaba París, e que está ás veces no Ciprianillo, afirmaba Louro. O crego levouno pra a casa, e meteuno nunha caixa de cristal. Era unha boca de ouro, con sete dentes. O tesouro díxolle ao crego que se alimentaba con palabras. O crego, todos os días de Deus, metíalle na boca unha páxina do dicionario latinoespañol de Raimundo de Miguel, ou dunha "Guía" dos teléfonos da Cruña, que a roubara nun café, por si o tesouro quería saber de xente. O crego tivo que facer unha viaxe a Madrid, e deixou o tesouro escondido na corte. Cando volveu, o tesouro desaparecera. --¡É que a un principal non se lle pode deixar debaixo do esterco, coño!, comentaba Louro.

114


UNHA SIRIA EN RIBADEO Álvaro Cunqueiro Un día, xa fai anos, volvendo eu de Mondoñedo a Vigo, parei nun forno a mercar unha fogaza de pan de acolá, atopeime alí con Carlos Pillado, un compañeiro meu de escola, máis coñecido naquela bisbarra por Carlos do Herdeiro. O Carliños sempre confiara muito nos meus saberes. Sendo como era Carlos mui curioso da poboación do mundo, acostumaba a interrogarme cando me atopaba.: –¿El como son os polacos? ¿Que xentes hai no Canadá? Eu respondíalle inventando, por exemplo, os costumes dos polacos. –O que máis lles gusta aos polacos é o sentarse a carón de dun lume, descalzarse, e limparse os pés con cinza, especialmente polos entrededos. Fano así aínda que haxa visita de cumplido, e non beben deica non finaren con esta limpeza. ¡Vaia cos polacos! Tamén me preguntaba meu amigo si eu sabía algunha palabra chinesa, quén inventou as señas da brisca, e quén sería o primeiro de Lugo que viaxou á Arxentina, cousa que o preocupaba muito. Un día sorprendeume preguntándome algo dos búlgaros, e eu conteille aquela historia de Enver Pachá, o xeneralísimo dos turcos nos Dardanelos, cando lle levaron un prisioneiro, que estaba terque en que era turco, pro o Enver Pachá que era búlgaro e espía. Para saír de dúbidas, o xeneralísimo mandou que o botasen á caldeira do barco, un monitor, no que tiña o seu Cuarto Xeral. Enver Pachá arrimouse á porta da caldeira, e púxose a escoitar. Ao pouco, sorrindo, volveuse aos oficiais presentes e comentou: –Tiña eu razón. Era búlgaro, que lle estoupou a cabeza. Que esto era, ao parecer, característica dos búlgaros. Un día atopoume nun café, en Lugo, e levoume aparte. En voz baixa, porque ninguén ouvise e non desmerecese, díxome 115


que estaba equivocado no que respecta aos sirios. Parece ser que eu lle contara un día, alá polos anos trinta, que os sirios eran todos cativechos, casi enanos os máis, e a maioría de oficio xardiñeiros, e cando querían saír do seu país sin pasaporte, disfrazábanse de paxaros. Vaia, de milanos ou de boutres, e algún era tan pequeno que saía de corvo. Carlos do Herdeiro contábame agora que el vira unha siria de corpo enteiro, alta, branca, peitugona. Un de perto de Ribadeo, que estaba empregado en Buenos Aires nunha casa de empeños, casou alá cunha siria cristiana, e tróuxoa a coñecer Galicia. Carlos enterouse do asunto nunha feira da Veiga, e sabendo que o matrimonio galego-siriaco estaba almorzando nun restaurante de Ribadeo non resistiu a tentación de ir ver cómo era a levantina. --Estaba tomando piña de postre, e ao rematar limpouse mui ben coa servilleta. Ergueuse ollando pra min. Era alta, a perna longa, muito peito e o pelo mouro. O camareiro preguntoulle si xantara ben e ela dixo, con acento arxentino, e voz máis ben ronca, quizabes por un catarro fortuíto, que todo estaba mui sabroso. Carlos quedou pensativo cando eu lle asegurei que na Arxentina, o sirio medra moito, case como un alemán, e tamén que siria que casa con galego medra arredor de dous pés nos primeiros anos de matrimonio. E que é soio por esto polo que as sirias buscan galegos con quen casarse, e que cando medraron o que lles forza a semente do galego, van e divórcianse e entón casan con outro máis do seu gosto. Por exemplo, cun italiano, que lles dá aire co sombreiro novo. E Carlos do Herdeiro non sabía si darme creto ou non.

116


MARÍA A PENEIREIRA Álvaro Cunqueiro Chamábanlle a Peneireira porque estivera casada con Manuel o Peneireiro, quen tiña o apodo por adicarse a facer peneiras e borteles, os millores que se poideran mercar en calquera feira. O propio Peneireiro loubábase decindo que millores que as súas peneiras non había máis que as do Peneireiro Compostelano, que según lle lera o médico Basanta na "Ilustración Gallega y Asturiana" era quen facía as peneiras que usaban as oureanas do Sil. Morto o home, María adicouse a facer relliña pra espaldos e asentos de sillas, e dábase muita maña. Era mui curiosa de vidas alleas, e fíxose medio celestina e recadeira en casos de amores ocultos, e noutros que logo se descubriron e deron muito que falar. Andaba todas as casas da vila, e tíñaselle algo de medo porque se sospeitaba que estaba ao tanto de muitas cousas caladas. Cando eu a conocín andaba polos setenta, e era unha velliña mui erguida, mui peinado tirante o pelo branco, a cara toda chea de enrugas, pro os ollos negros mui despertos. Por aquel entón, unha veciña contoume que fora á casa da Peneireira a levarlle unha silla pra que lle puxera relliña nova, e que delambas puxéranse de contos. A visitante lembrouse de que quedara citada co home ás seis nunha tenda, pra mercarlle un pantalón, e a Peneireira ergueuse, foi á cómoda, abriu o caixón do medio e sacou un espello de man. Botou nel o alento e limpou co cóbado, e despois mirou: --¡Chegas a tempo, que o teu home aínda está na revancha da partida! E volveu gardar o espello. Por muitos outros casos semellantes, correuse pola vila que a Peneireira tiña un espello no que vía todo o que facían as xentes, aínda que estiveran pechadas no máis escusado das súas casas. Decíase tamén que 117


había mulleres que pedían os seus servicios, ciumosas dos seus homes. Un que tratou muito á Peneireira decíame que esta facía trampa, non decindo da misa a media do que vía no espello. Eso si, iba ver ao marido dunha desas mulleres ciumosas, e decíalle que consultara co espello, e que o vira nel, e que non llo contara á muller, e que por non delatalo que ben lle podía dar cinco pesos. Por si acaso, o marido aquel, que tiña os seus apaños, pagaba os cinco pesos, e aínda quedaba agradecido. Outras veces a Peneireira decía que estaba mirando no espello o que pasaba un pouco lonxe, e soio vía sombras nunha néboa. Presumía de non meter guerra nas familias, anque eso si, xa se ve que cobraba a paz. Un sábado a mediodía apareceu a Peneireira na funeraria que había na vila, que era dun borrachín que lle chamaban Lourenzo, e encarregou unha caixa pra ela, e quería que fose de postín, con asas de bronce e forrada do millor que tivese Lourenzo, e que lle tivesen a caixa pra o lus seguinte, ás once da mañán. Pagou anticipado. E díxolle ao Lourenzo, con quen tomou unha copiña de xinebra, que o espello seu anunciáralle a morte pra tal día e tal hora. Mandou chamar a unha sobriña que tiña servindo na casa do deán, a cal quedou co encárrego de que cando se finase a tía, puxese nas fiestras a bandeira española cuns crespóns negros, tal como os deixaba xa preparados a Peneireira, que habían de estar así as colgaduras ate que non rematase o enterro. O que non se atopou na cómoda foi o famoso espello. A sobriña choraba, laiándose de non atopalo, que co espello coidaba ter asegurada a vida. Aínda hoxe na miña vila, cando un descubre a outro un segredo, este derradeiro comenta: --¡Seica cho dixo o espello da Peneireira!

118


MELLE DE LOBOSO Álvaro Cunqueiro Un tal Melle, veciño de Loboso, Partido de Mondoñedo, decidiu cando xa cumprira setenta anos, aprender a ler e a escribir, e en menos dun mes o mestre houbo de dalo por útil. Ós que lle preguntaban a que viña tomar aquel traballo ós seus anos, contestaba que ó mellor podía mandar algún recado dende o outro mundo, e entón sempre sería mellor por escrito que de palabra. Para que non houber dúbida de que era el quen mandaba as novas, deixaria denantes de morrer unha mostra de letra e papel de barba. E mandou Melle que cando morrese, que lle metesen no peto da chaqueta papel, sobres e lapis tinta. Finouse Melle, i enterrárono co recado de escribir que pedira, i o lápiz tinta afiado pólos dous cabos, i aínda lle meteron no peto unha navalliña por si quebraba pontas, que apertaba moito ó escribir... Pasóu o tempo e non chegaba recado ningún de Melle i a xente de Loboso íbase esquecendo da ocurrencia. Pasaron dous longos invernos e dous ledos e pequenos veráns. Un sobriño de Melle, por Pascua, mercóu na feira de Meira un par de galiñas, unha negra castel i outra do pescozo pelado, i ó soltalas na eira miroulles o ovo, e ista derradeira viña coil na ponta, tanto que o puxo deloutro día, cediño, e cacarexouno ben. Era un ovo longo, 119


longo, coa casca mourenta e manchada. O sobriño de Melle pensou que tragueria dúas iemas, i antoxóuselle de almorzo unha torreznada, e cando xa se engurraran os liscos na sartén, partíu o ovo nun prato pra batelo, i o ovo, por dedentro, estaba baleiro de crara e xema, e somentes gardaba un sobre, no que estaba escrito con letra de lápiz tinta –letra comprobada do finado Melle– ésto: «Amañai la chimenea. Tu tío que lo es Victoriano Melle». E sob o nome, un solene rubricado. E ben se vía que o Melle tiña mollado a ponta do lápiz máis de dúas veces escribindo o recado. Deu a nova o sobriño a voces, acodiron os veciños, e foi lido cen veces o sobre. Cando o sobriño foi ó galiñeiro; a buscala galiña do pescozo pelado, atopouna morta. I o aviso do finado chegara a tempo si fora atendido, que dúas noites despóis un vendabal que viña tolo, levouse a cheminea dos Melle. E así e todo. Os Melle de Loboso conservan a carta do tío. Hai veciños de seu que ainda recibiron outras, e todos por ovos ou camiños máis sebredos ainda, pro que isas cartas non as amosan porque tratan de intereses, e consellos en preitos.

120


A CHAQUETA DO MOURO Álvaro Cunqueiro FELIPE de Francos tiña unha moza na Ribeira de Piquín, terra luguesa de Meira, e iba a vela mui montado na súa mula, unha mula alta e manchada, a orella erguida, a cola trenzada, e o andar solene e balanceado. Meira sempre tivo fama de mular, e da Real Abadía saían todas as que montaba o Santo Orde do Cistel nas Españas, e non as hai mellores en Tortosa nin no Poitou, en Francia. En Meira sempre privóu moito o garañón catalán, que é un tipo serio. Felipo, digo ben, iba na súa mula, e ao chegar a Vilares, que son dous muinos, deixaba a mula na corte de Porteiro de Beza, mui seu amigo, e seguía a pe deica a casa da rapaza, cuia porta estaría, como dice o cantar ... achegada cunha palla de centeo Felipe era, e é, alto, fraque, bigotudo, pálido. Hai moito pálido por alá, medio morenos, ás veces axitanados. Quizás chegaran alí familias de lonxe, ou teñen mistura de baluros, esa tribu rara da Terrachá, da que tan pouco se sabe. Felipe, nun dos seus viaxes amatorios, atopóu a un home cavando cun sacho no medio do camiño. Non era coñecido, nin pola vestimenta parecía do

121


país.Gastaba un gorro colorado cunha boIra verde, e por calzós usaba uns grandes bombachos marelos. Caía a tarde. —Perdéuselle algo?, perguntóulle Felipe dende o alto da mula. —A chaqueta, respondéulle o forasteiro. Felipe estivo media hora vendo como o descoñecido cavaba e cavaba, e facíao rnui ben e rápido, e axiña fixo un furado no que cabía il, que era un pernicorto algo xorobeta. Metéuse no furado, e saíu dil cunha chaqueta toda de ouro. —Home, de ouro!, decíalle eu a Felipe. —Sí, señor, de ouro! O pequeno púxose a chaqueta e abotonóuse. Unha vez que a tivo posta, deuse no peito con delambos puños, e sonóu a metal. —E logo cál é a súa gracia?, perguntóulle Felipe, sacando o sombreiro. —Non ves que son mouro?, dixo o da chaqueta de ouro. E contóulle a Felipe que viaxando pola fresca, sentárase a botar unha soneta alí en Xunqueiras, e tamén pra non verse obrigado a pasar de día o barrio de Lodoso, que non quería ser visto con aquela prenda, e que pousando a chaqueta no chan, a prenda polo seu peso foi afondando deica quedar enterrada naquela terra branda da ribeira, e que non era somentes polo peso, senón que estando feita con ouros que vifian de tesouros ocultos, tiña a querencia da soterra, e gostáballe escusarse pra que seu amo se perguntase ónde se metera. E ademáis que a chaqueta tifia o 122


vicio, cando se enterraba de ir buscando o camiño que millor a levase a unha ponte, e entón quedábase acolá, facía unha cova cómoda, e estaba séculos sin moverse. E o mouro buscara a chaqueta no camiño, coma vira Felipe, porque xa tiña rnui coñecidas as súas teimas. —Por iso viaxo sempre con pico, ou sacho ou pata, que non hai día que non teña que buscala. —Moito traballo é! —Pro non hai prenda que vista como ela O mouro ofrecéulle a Felipe unha proba, e Felipe dixo que sí e púxose a chaqueta, que lle quedaba estreita, e era unha prenda mui pesada, e non ben a tivo posta Felipe, comenzóu a abanearse, e a tirar por Felipe ao chan, tan seguido e forte que o tumbóu. Caído Felipe, a chaqueta quería someterse na terra, e xa estaba Felipe medio enterrado vivo, cando lle botóu unha man o mouro. —Tente, Felipiño!, díxolle. E poñéndose o mouro de novo a chaqueta aquélla, foise cáseque correndo polo camiño de Lodoso. Brilaba a chaqueta dándolle os derradeiros raios daquel doce serán de setembro.

123


Instrucciones para llorar J. Cortázar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

124


Friendship (excerpt) Henry David Thoreau Two sturdy oaks I mean, which side by side, Withstand the winter's storm, And spite of wind and tide, Grow up the meadow's pride, For both are strong. Above they barely touch, but undermined Down to their deepest source, Admiring you shall find Their roots are intertwined Inseparably.

125


Memoranda (Post-mortem poetry) Mark Twain On the 29th inst., of consumption, Philip Bromley, in the 50th year of his age. Affliction sore long time he bore, Physicians were in vain Till God at last did hear him mourn, And eased him of his pain. That friend whom death from us has torn, We did not think so soon to part; An anxious care now sinks the thorn Still deeper in our bleeding heart.

126


The Life and Death of King John (Act 3, scene 4) William Shakespeare

King Philip: Look, who comes here! a grave unto a soul; Holding the eternal spirit against her will, In the vile prison of afflicted breath. I prithee, lady, go away with me. Constance: Grief fills the room up of my absent child, Lies in his bed, walks up and down with me, Puts on his pretty looks, repeats his words, Remembers me of all his gracious parts, Stuffs out his vacant garments with his form; Then, have I reason to be fond of grief?

127


No man is an Island John Donne (In the prologue of “For Whom the Bell Tolls�, by Ernest Hemingway)

No man is an island, Entire of itself. Each is a piece of the continent, A part of the main. If a clod be washed away by the sea, Europe is the less. As well as if a promontory were. As well as if a manner of thine own Or of thine friend's were. Each man's death diminishes me, For I am involved in mankind. Therefore, send not to know For whom the bell tolls, It tolls for thee.

128


Angela´s Ashes Frank McCourt We go to school through lanes and back streets so that we won't meet the respectable boys who go to the Christian Brothers' School or the rich ones who go to the Jesuit school, Crescent College. The Christian Brothers' boys wear tweed jackets, warm woolen sweaters, shirts, ties, and shiny new boots. We know they're the ones who will get jobs in the civil service and help the people who run the world. The Crescent College boys wear blazers and school scarves tossed around their necks and over their shoulders to show they're cock of the walk. They have long hair which falls across their foreheads and over their eyes so that they can toss their quaffs like Englishmen. We know they're the ones who will go to university, take over the family business, run the government, run the world. We'll be the messenger boys on bicycles who deliver their groceries or we'll go to England to work on the building sites. Our sisters will mind their children and scrub their floors unless they go off to England, too. We know that. We're ashamed of the way we look and if boys from the rich schools pass remarks we'll get into a fight and wind up with bloody noses or torn clothes. Our masters will have no patience with us and our fights because their sons go to the rich schools and you have no right to raise your hands to a better class of people so you don't.

129


Eu velida non dormia de Pedro Eanes Solaz (Cantiga de amigo galaico-portuguesa do século XIII) Eu velida non dormia, lelia doura e meu amigo venia, edoi lelia doura. Non dormia e cuidava, lelia doura, e meu amigo chegava, edoi lelia doura. E meu amigo venia, lelia doura, e d’amor tan ben dizia, edoi lelia doura. E meu amigo chegava, lelia doura, e d’amor tan ben cantaba, edoi lelia doura. Muito desejei amigo lelia doura que vos tevesse comigo, edoi lelia doura. Muito desejei amado, lelia doura, que vos tevesse a meu lado, edoi lelia doura. Leli leli, par Deus, leli, lelia doura, ben sei eu que non diz leli, edoi lelia doura. Ben sei eu que non diz leli, lelia doura, demo x’é que non diz lelia, edoi lelia doura. 130


Si esto es un hombre Primo Levi “Los que vivís seguros En vuestras casas caldeadas Los que os encontráis, al volver por la tarde, La comida caliente y los rostros amigos: Considerad si es un hombre Quien trabaja en el fango Quien no conoce la paz Quien lucha por la mitad de un panecillo Quien muere por un sí o por un no. Considerad si es una mujer Quien no tiene cabellos ni nombre Ni fuerzas para recordarlo Vacía la mirada y frío el regazo Como una rana invernal. Pensad que esto ha sucedido: Os encomiendo estas palabras. Grabadlas en vuestros corazones Al estar en casa, al ir por la calle, Al acostaros, al levantaros; Repetídselas a vuestros hijos. O que vuestra casa se derrumbe, La enfermedad os imposibilite, Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.”

131


CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA Eduardo Galeano Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano. Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón. Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca: -Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo -Y anda bien -le pregunté -Atrasa un poco -reconoció.

132


Commedia. Un xoguete para Goldoni, Cándido Pazó ARLECCHINO: (Ao público, mentres lle ensina a carta) Saben o que é isto? (Respóndese el mesmo xogando coa voz) “Unha carta”. Efectivamente! Unha carta de amor... (Outra vez ao público) E saben onde a atopei? (Responde el mesmo) “No buzón”. Non, listo. No mandil de Arxentina, a miña muller... hai tres días! Daquela eu era un home feliz... e agora son un desgraciado. Tres días hai que ando perdido por esta fraga. Porque isto é unha fraga, cousas do teatro. Sen comer, sen durmir. Que podo facer? Xa sei..., matarme! Como manda a tradición. Queda tan bonito! Non terá algún de vostedes unha pistola, ou un coitelo, ou unha corda, ou mellor... unha factura do teléfono! Un río, esta é a miña! Alá vou! Pero antes teño que escribir unha nota para que Arxentina saiba a fin do seu pobre e malfadado home e sufra remordida polos remorsos! (Ao público) Sempre levo un papel comigo, por se me entran ganas de... suicidarme. Nunca se sabe. (Mentres busca o papel no atadullo vai atopando outras cousas) Pan! Home, pois a verdade é que teño fame... Non, non teño fame... fóiseme para sempre coa vil traizón de Arxentina! Chourizo! “Ola pan. Ola chourizo. Que tal estás? Moi ben. Un abraciño? Un abraciño. Á casiña? Á casiña” (Ao público) En fin, creo que non se me foi a fame de todo. (Vai comer pero córtase, autoconvencéndose). Si, fóiseme de todo! Adeus pan, adeus chourizo, adeus praceres pequenos, adeus queixo parmesano, non sei cando nos veremos. Velaquí (Atopa o papel e escribe) Xa está. Agora a morrer. (Disponse a tirarse ao río) Unha, dúas e... VOZ: (En off) Quieto! ARLECCHINO: Que pasa?, quen me fala? VOZ: Eu. ARLECCHINO: E quen é... eu? VOZ: Eu son a voz que clama no deserto. 133


ARLECCHINO: Como no deserto? Non quedamos en que isto era unha fraga? VOZ: Isto é o que a min me dá a gana, que ara algo son o que mando. ARLECCHINO: Vale, vale... VOZ: Que pensabas facer? ARLECCHINO: Matarme. VOZ: Aínda non chegou a túa hora. ARLECCHINO: Non sabía que había que pedir hora... Ata para matarse hai lista de espera. Pois déame un número. VOZ: Déixate de parvadas. Ves isto? ARLECCHINO: Non, está vostede moi alto... VOZ: Home, claro, como que son o Altísimo... ARLECCHINO: (A Compañía bótalle unha banqueta. Arlecchino enriba dela) Agora si que vexo, si. VOZ: Pois aí che vai. ARLECCHINO: (Escóitase o asubío de algo que cae) Un anel!? VOZ: Un anel máxico. ARLECCHINO: Máxico!? VOZ: Si, con el esquecerás as túas penas. A túa mente ficará en branco. Non te lembrarás de nada. ARLECCHINO: De nada? Nin sequera do pan, do chourizo, do viño, do xamón...? VOZ: Home..., ficarás desmemoriado, mais non parvo. ARLECCHINO: Pois entón non se fale máis (Pon o anel e sofre unha transformación) VOZ: Que? Como te sentes? ARLECCHINO: Que pasa? Quen me fala? VOZ: Eu. ARLECCHINO: E quen é... eu? VOZ: Perfecto funciona... Cando penses que os teus males xa pasaron tira o anel... e se o que vires ao teu redor non che gustar, pono de novo e esquece... Esquece, Arlecchino, que na memoria aniña a infelicidade...

134


135



Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.