Interpretacion Marxista de la Historia de Chile Tomo 5

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Esta interrelación entre las Fuerzas Armadas y fracciones de la clase dominante prueba inequívocamente que la política de los militares estaba íntimamente ligada con la de los partidos de derecha y de centro, razón por la cual junto a Alain Joxe, estamos en desacuerdo con la afirmación de José Nun en el sentido que los militares representarían los intereses de las capas medias.391 Sectores del Ejército trataron de aprovechar el ambiente de corrupción política y de permanente crisis ministerial para justificar, en nombre de sus intereses corporativos, la intervención abierta o encubierta en política nacional. Desde 1906 existen evidencias de oficiales descontentos con los políticos por la forma de promover los ascensos, además de malestar por sus sueldos. En 1907, una Liga de militares exigia que el gobierno tuviera mano dura, "que fuera más firme - recuerda el general Tobías Barros- contra los primeros anarquistas que aparecían, que así se llamaban los primeros comunistas entre nosotros. ¿Qué querían los señores de esa Liga Militar?. Terminar con la influencia nefasta de los políticos en el Ejército, que obligaba, para llegar a los grandes cargos, tener padrinos políticos392. Similar opinión tenía el general Carlos Saéz: "Los primeros síntomas del malestar que existía en el Ejército se hicieron visibles en el año 1907"393, a raíz de la Ley de ascensos que se discutía en el Congreso. Descontentos con la política del presidente Pedro Montt, que en el fondo retardaba la Ley de ascensos, un grupo de oficiales hicieron presente su protesta, reuniéndose en el cerro Santa Lucía -más propiamente Huelén- con el fin de brindar por sus demandas. La presencia, aparentemente esporádica de la Liga Militar, se hizo notar de nuevo en 1911 al tomar contacto con el ex-diputado Gonzalo Bulnes. "Es indiscutible -afirma Gonzalo Vial- que Bulnes se interesó por la Liga. Conversó con sus líderes, leyó sus documentos y vaciló todo el año 1911. Los "ligueros" ya estaban resueltos: daríais un golpe de Estado "depurador". Propiciaban que el eminente civil lo encabezase y asumiera el Gobierno"394. Pero Bulnes no se atrevió a dar, en ese momento político, un salto que probablemente caería en el vacío. Ricardo Donoso fue uno de los primeros historiadores en señalar la existencia del golpe militar: "durante el gobierno de Barros Luco, una conspiración militar estuvo a punto de traducirse en un golpe de Estado. En enero de 1912 se elaboró el plan del golpe, según el cual un grupo de jefes y oficiales del Ejército se reuniría en el Ministerio de Guerra, mientras una delegación pasaría a la Moneda a manifestar al Presidente que desde ese momento quedaba muerto el régimen político que iba arrastrando al país a todas las crisis. El malestar exteriorizado en las filas del Ejército se extendió también a la Armada, entre cuyos oficiales se organizó secretamente una Liga Naval, con claras finalidades de renovación política y profesional. El movimiento fracasó por cuanto el hombre público en quien se había pensado para la presidencia, don Gonzalo Bulnes, declaró a la hora undécima que había resuelto no prestar su nombre para un motín"395. El golpe militar, estuvo apunto de concretarse el 18 de septiembre de l912, con ocasión del desfile tradicional de Fiestas Patrias, denunciado por el coronel Luis Felipe Brieba. Los militares volvieron a la carga en 1919. El 8 de mayo, el gobierno de Sanfuentes revelaba la existencia de un complot encabezado por los generales Guillermo R. Armstrong y Manuel Moore B. El conato de golpe de estos militares, ligados a la masonería, fue apoyado por el Partido Radical y sectores liberales. Alejandro Walker Valdés editó ese mismo año un folleto en el que señalaba: "Se ha dicho y más aún, en algunos círculos y diarios conservadores se ha afirmado que la masonería era la inspiradora del motín. Las apariencias parecían justificar esta afirmación (...) El hecho de que algunos de los principales culpables fueran masones y que los defensores del movimiento, tanto en la Asamblea Radical como en la prensa y en el Directorio del Partido Liberal, salieran de las filas avanzadas del radicalismo, hizo creer en esta especie (...), Parece comprobado también que el Ministro Quezada estaba en el secreto, y que de ahí fue que la víspera de la Fiesta del Trabajo abandonó el gobierno sin causa alguna que lo justificara (...) Estos han sido los antecedentes que hicieron despertar las sospechas de que la mano masónica anduviere en los líos revolucionarios, sospechas muy bien aprovechadas por la prensa conservadora"396. 129


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