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AwA

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EDITORIAL

AwA, explicada.

Aร O XIII ABRIL 2016

BLITZ READ Textos para leer fugazmente.

@AwA_ETSII awa.etsii@gmail.com awaetsii.wordpress.com

REVISTA CULTURAL

A Aw

Internacional Arde, AwA apaga el fuego.


Editorial Hace casi 13 años que se publicó AwA por primera vez, tantos que ya nadie recuerda el porqué de su nombre, pero sea como fuere, AwA nació y desde entonces ha ido creciendo y evolucionando gracias a la gente que ha invertido en ella su tiempo e ilusión. Somos una revista formada por menos de una decena de estudiantes que, además de escribir alguna cosilla que otra de vez en cuando, nos encargamos de que los artículos que nos llegan, los vuestros, se compartan con el resto de la escuela y podáis ser leídos. AwA es vuestro escaparate de exposición. Siempre hemos intentado que el contenido de la revista sea respetuoso, nunca insultante o que atente contra la dignidad de nadie. En el último número esta regla se rompió de forma involuntaria y por ello pedimos disculpas a todos aquellos alumnos que vienen a estudiar a esta casa procedentes de otras universidades y que pudieran haberse sentido ofendidos por la colaboración titulada “Erasmus, irse de”, especialmente por los términos en los que se les hacía referencia. Independientemente de donde estudiemos la carrera, somos todos igual de válidos y competentes. AwA es una revista escrita por y para alumnos y lo último que queremos es herir a aquellos a los que más necesitamos: nuestros lectores. En el artículo “Erasmus, irse de”, se criticaba también el funcionamiento de la Oficina de Relaciones Internacionales (ORI). La crítica forma parte de AwA tanto como los relatos, poesías, dibujos o cómics que se publican, porque son las personas que nos envían colaboraciones quienes deciden en gran parte su contenido. Sin embargo, a partir de ahora en AwA va a prestarse mucha atención a la veracidad de esta clase de artículos, por el impacto que tiene su publicación en la divulgación de una idea. Una vez dejado esto claro, desde AwA nos gustaría insistir en que, de la misma forma que publicamos críticas contra determinados estamentos de esta escuela, también estamos dispuestos a publicar el punto de vista de los profesores, del PAS, del PDI o de cualquier otra persona que trabaje en esta escuela, todos ellos colectivos entre los que sabemos que contamos con algunos fieles lectores. Si el señor Blázquez, que no puede faltar en ningún número de esta revista, nos manda un artículo agradeciéndonos lo guapo y favorecido que lo sacamos en nuestra portada, si una señora de la limpieza se queja de lo guarros que quedan los microondas después de la hora de la comida, o si un alumno escribe que no puede más y va a abandonar la escuela, pues se publica. Porque AwA es de todos para todos. 2 AWA Nº 88

En este número publicamos un artículo con la colaboración de la Junta Directiva de la ETSII y la ORI a raíz de los conflictos que “Erasmus, irse de” ha causado, titulado “Datos objetivos y comprobables sobre la Oficina de Relaciones Internacionales de la ETSII-UPM”, en el que se expone el procedimiento objetivo de adjudicación de plazas. Os recomendamos leerlo. Esta revista ha salido adelante con el esfuerzo de mucha gente a lo largo de más de una década de trayectoria. Escritores, dibujantes y maquetadores que realizamos este trabajo por amor al arte, aprendiendo sobre la marcha, dando la brasa a quien en cada momento haya que dársela, sin cobrar nada e incluso, en ocasiones, teniendo que poner dinero de nuestro bolsillo o ingeniándonoslas para conseguirlo. Pero la asociación no es solo la revista, es también una gran parte de la Biblioteca No Técnica (probablemente, nuestro mayor legado) y de las actividades que durante muchos años desarrollamos en solitario durante la Semana Cultural. Para casi todo ello carecemos de la subvención de la UPM desde hace años y, si seguimos publicando esta revista, es gracias a que la ETSII (y, por tanto, todos nosotros) paga su impresión en reprografía. Cerrar o censurar la revista y perder el espacio cultural y de opinión que representa AwA por la publicación de un artículo nos parecería una pérdida irreparable que no debería permitirse. No sabemos con qué intención escribió Anónimo su colaboración, quizás como una denuncia más, pero lo que sí tenemos muy claro es que no lo publicamos con intención de hacer daño a nadie y, por ello, reiteramos nuestras disculpas. Esperamos que nos vuelvas a tener entre tus manos el próximo año.

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ALEB POR NESS

-Dime, ¿estás contento con lo que haces? -Pues ahora que me lo pregunta, nunca lo había pensado-dijo el chico desconcertado. Alrededor de ellos sólo se oía un tenue sonido del trabajar del pueblo un sábado por la mañana. Las nubes tardaban en formarse y molestar al sol, pero al final lo consiguieron, lo que hizo que los transeúntes sacaran rápido sus chaquetas sin esperar a ver si el sol podía ofrecerles un poco de calor otoñal. Los pájaros aclaraban sus gargantas y las hojas de los árboles recordaron que les tocaba moverse un poco y desprender su aroma. El asfalto seguía húmedo de la noche anterior y la gente evitaba los charcos para poner a salvo sus zapatos nuevos. Había un hombre mayor de barriga amenazadora que gritaba la lista de sus productos frescos y sus respectivos precios; en la acera de enfrente un viejo se peleaba con otro porque no se ponían de acuerdo en quien había llegado antes a la cola del pan. Y Nico seguía en su trabajo. Los sábados por la mañana eran así, pero este sería distinto. Si volvemos la vista hacia joven, ahora tenía las manos en la cabeza y no podía mirar fijamente al hombre. (No debiste haber mirado a otro lado para ver qué hacía la gente de al rededor, no me culpes). -...es que eso no es posible, señor. Yo siempre tuve la idea, el deseo de trabajar aquí. No puedo creerle pero me asaltan las dudas. Ahora no sé qué hacer. Por favor, ayúdeme. -Hijo, tranquilízate, en este pueblo extraño esto es tan normal como el sonido del tren al aplastar las vías. No creo que sea tu culpa pero debes venir conmigo y te explicaré todo lo que debes hacer. Confía en mí.

usted, podría ser peligroso. Además mi trabajo está aquí. -Esto no puede seguir así. ¿Quieres saber quién eres de verdad? -Pues,yo… En ese momento, cuando la cabeza del chico ardía en preguntas, apareció el que parecía un cliente malhumorado. -Pero qué demonios has hecho con mis papeles, idiota! Te dije que lo tenías que terminar hoy! No me creo que estudiaras cuatro años para esto. Ya te puedes olvidar de cenar hoy.-era un hombre alto y robusto como un roble, con traje y con el teléfono pegado a la oreja y la tablet a su mano. -Padre, lo siento, estaba hablando con este señor que… -Si, hola buenos días, ya puede marcharse. –Pero Caleb seguía mirando al chico.-Nicolás, sigue con tu trabajo.-Y salió por donde había entrado con el mismo mal humor. (Pues parece que era su padre, aunque no se parecía en nada al joven de rizos negros y mirada verdadera, sin nada que esconder). -Nicolás, encantado. Si quieres saber de dónde vengo y quien eres ven a las 19:00 a la esquina de este mismo edificio. –Caleb se dio la vuelta despacio y con elegancia, como si fuera un paso de baile y dejó a la vista de los ojos de Nico un tatuaje en su antebrazo, un símbolo que no supo descifrar pero que había visto varias veces en sus sueños. Esos sueños nunca terminaban. PD: Si quieres leer la continuación dímelo por twitter @nesismo” Gracias!

-Pero mis padres no me dejarían irme con

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El Último Canto COLABORACIÓN DE

NICO

El mundo es un lugar oscuro. El pequeño Adalor lo sabía bien. Ver como su madre murió de hambre delante de él no fue la mejor de las experiencias para un niño. Afortunadamente, Adalor era en ese momento lo suficientemente pequeño para que el paso de los años borrase los recuerdos de aquel espantoso suceso, dejando únicamente un oscuro sentimiento. Este sentimiento era difícil de describir, ya que comprendía los miedos y angustias de Adalor en su estado más primordial, consumiendo poco a poco su débil espíritu infantil. Por eso intentó aferrarse a la luz. Abandonado en la calle por una cruel sociedad tras la muerte de su madre, Adalor caminó sin rumbo por las oscuras calles de la ciudad. Desprovisto de toda energía, perdido, hambriento y falto de toda voluntad, Adalor se dejó caer en una esquina en la oscuridad de la noche, queriendo entregarse al olvido y el dulce abrazo de la muerte. Sus ojos ya se estaban entornando y sus miembros entumecidos habían empezado a dejar de responder. Ya parecía estar todo dispuesto para el final del insignificante niño, pero un caprichoso soplo de gélido viento trajo consigo un sonido que despertó por completo al niño. Sin saber qué hacía, se levantó y avanzó cojeando y tropezando siguiendo, buscando el origen del intrigante sonido.

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Se trataba de un canto. El canto le llevó a las puertas del templo de la siniestra ciudad, donde los sacerdotes rendían culto a su dios con los profundos sonidos de sus voces. Sin dudar un momento, Adalor entró a la antesala del templo, que en aquel momento se encontraba vacía, a excepción de una figura que vestida de oscuridad se cruzó con el niño cuando este entraba. Adalor se dirigió hacia la puerta que conducía al recinto interior. Llamó una vez, sin respuesta, mas no cejó en su empeño hasta que oyó como el canto cesaba y unos pasos se aproximaban para abrir la puerta. Un hombre alto enfundado en un hábito abrió la pesada puerta, visiblemente molesto, con una expresión en el rostro que iba destinada sin lugar a dudas a reprochar la imperdonable interrupción al impertinente visitante. Sin embargo, la visión del niño al borde de la muerte, en cuyos ojos se reflejaba una inexorable determinación, dejó sin palabras al sacerdote, dando a Adalor la oportunidad para hablar. “Quiero aprender a cantar”. Esas fueron las palabras que el niño pronunció, las únicas que pronunció durante los siguientes días, mientras los sacerdotes cuidaban de él y le ayudaban a recuperarse de su deplorable estado. Conmovidos por la pasión que el niño mostró, los sacerdotes accedieron a


educarlo como a uno de ellos en el culto de su dios y enseñarle a cantar. Adalor había encontrado la luz de su vida, la luz que lo apartaba de su oscuridad interior. Llevaría esa luz hasta el último rincón del mundo para apartar de él esa oscuridad. Se entregó por completo a las enseñanzas de los sacerdotes, decidido a ser el mayor cantor que el mundo hubiese visto.

dose, rebelando un canto de desesperación y muerte. Una vez más cambió el canto, sonando con notas de terrible dureza, la dureza de una determinación inefable. Los sacerdotes contemplaron a su Primarca, viéndolo convertido en un ser espantado, que continuaba cantando con horror, y así continuó hasta la última nota.

Se convirtió en el mayor cantor del mundo. Durante años perfeccionó sus habilidades, modulando su voz y estudiando las partituras con una pasión inigualable. Muchas veces los sacerdotes hubieron de forzarle a alimentarse, dado que el empeño que ponía en el canto lo apartaba incluso de las comidas. Los sacerdotes admiraban esta pasión, ya que para ellos el canto era la forma de comunicarse con dios. Por ello llegaron a considerarlo un mesías que venía a enseñarles una forma superior de comunicación con dios. La fama de Adalor creció, y su importancia dentro de la orden de los sacerdotes creció. Así, a los veinticinco años de edad, Adalor se convirtió en el Primarca de la orden, el más joven que esta hubiese tenido jamás.

Y le forzó a un final cometido. Cuando la última nota se apagó en el frío aire de la oscura ciudad, ningún otro sonido le respondió. Nada quedaba con vida entre las calles de la ciudad, más que una sombra hecha de penumbra que había visto cumplido su deseo: un deseo de muerte y venganza sobre una ciudad que abandonó a la muerte a un niño, pero este creció convirtiéndose sin saberlo en el instrumento de un siniestro dios. Un instrumento que llevaría un mensaje mortal en su voz, la voz que dio la muerte a este oscuro mundo.

Sin embargo, esto no era suficiente para él. Con el tiempo, la búsqueda de perfección de Adalor se había visto frustrada cada vez más y más. Veía los errores en las composiciones y en las interpretaciones de los sacerdotes por todas partes. Compuso, recompuso, elaboró, rompió… nada era capaz de llenar el vacío en el espíritu del hombre. Se volvió cada vez más sombrío y huraño, y aunque su liderazgo continuó siendo bueno y justo durante algún tiempo, los sacerdotes comenzaron a ver el cambio. El tiempo hizo mella, separando cada vez más a Adalor de la realidad, haciendo que descuidara sus deberes y que diese comienzo a la decadencia de la orden. Falto de esperanza, encontró una oportunidad. Años habían pasado, y la orden se había visto reducida tras el paso de la fugaz fama de Adalor, quien ya apenas cantaba. Una fría noche, muy similar a la que le llevó por primera vez al templo, Adalor se disponía a cerrar el templo al frío aire exterior, cuando una figura vestida de oscuridad franqueó el umbral. El oscuro ser encapuchado sacó unos papeles de sus tenebrosas vestiduras, y los dejó caer en el suelo. Acto seguido, salió del templo y la puerta se cerró detrás de la misteriosa figura. Con recelo, Adalor recogió los papeles, y con sorpresa vio que se trataba de unas partituras. La oportunidad le dio esperanza, así que se lanzó a por ella. Según Adalor leía las partituras, vio algo que jamás había visto. Las lágrimas rodaron por su rostro, mojando en parte la partitura, que era absoluta y totalmente perfecta. Sin dilación, despertó a los sacerdotes y los dispuso para interpretar la magnífica partitura. Sorprendidos, no protestaron, y pronto entendieron las razones del apresuramiento de su Primarca: jamás habían visto una partitura igual. Sin preguntas de por medio, comenzó el canto. Comenzó bello y suave, como un niño recién nacido, y durante varios compases continuó así, inundando a los sacerdotes de la ternura propia de la infancia. Sin embargo, esto no tardó en cambiar. La oportunidad se volvió contra él en su belleza. Una nota discordante se elevó en el canto, que de un momento a otro se volvió tenebroso. Los sacerdotes quisieron parar sus voces, pero horrorizados contemplaron como estas seguían eleván-

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COLABORACIÓN DE NESS

Hay tiempo para todo, para que los charcos contemplen las nubes, para que los puentes vigilen al río, para que la gente cosa con sus pies el camino. Hay tiempo, tiempo de sobra, tiempo de sobre, pero siempre hay tiempo, esa palabra a la que no encuentro sinónimo por ser tan grande. Sin duda lo amamos, lo deseamos, lo ignoramos y criticamos. El tiempo no es el agua ni el cielo, no es la aguja tropezándose en los números ni los párpados subiendo y bajando, sino todo a vez y todo ordenado. Para unos puede ser la hora del café, la hora de dormir, la hora de salir. Puede ser pitido incesante a veces estridente pero siempre constante; es un ciego dios que solo actúa, pero lo etiquetamos como bueno o malo todo lo que libera. Para otros puede ser acelerar, salpicar, descansar y olvidarse o ponerse las pilas y estresarse. La vida es un límite que son las nubes, allí donde se sueña, allí donde se alcanza el deseo y la sonrisa permanente, todo lo que está guardado en nosotros y lo que nos guarda como regalo, con ansia de entregarlo pero cauto de no ser descubierto. El sueño se proyecta en la tierra que soporta nuestros pies y caprichos, y la tierra a veces trabaja recogiendo las lágrimas en pañuelos nuevos y los seca, y se los devuelve a los que lo abandonaron. El agua que recoge la tierra vuelve al cielo celoso al que pertenece y así tu y yo seguimos luchando por lo que amamos cuando todos hablan sin oírnos y cuando es lo único que nos importa y que nos levanta después de precipitarnos hacia nuestros pies. Los pies en la tierra y la mente en el cielo, y que tus ojos sean una ballesta recargada por el tiempo, por la tierra, por la vida, y que después de todo, la flecha alcance con su brillante filo a las delicadas nubes que guardan como globos tus sueños. Hay tiempo para todo y para nada, pero sobre todo hay tiempo para lo que amas.

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Tic Tac


Buscando el punto medio COLABORACIÓN DE P. L. V.

Buscando algo entre las estanterías, como de costumbre solemos hacer pasando el tiempo entre banalidades, apareció ante mí un cuaderno que pude reconocer como mis apuntes de Historia de la Filosofía de bachillerato. Los cogí con añoranza y un sentimiento de tener algo valioso en las manos, un sentimiento que nunca tuve cuando los escribí. La Alegoría de la caverna, John Locke, Revolución de 1688, Crítica de la razón pura, Noam Chomsky, Fernando Savater, etc. Conceptos, obras y nombres aparecían en aquellas páginas, me fijé en una marca que había en una de ellas, abrí el cartapacio por dicha página, “Ética y política” rezaba el título, que correspondía al tema 3 “La filosofía de Aristóteles”. Me adentré en su lectura, olvidándome por completo de lo que estaba buscando en mí estantería. “La virtud, que radica en el término medio, se logra mediante el hábito, es un punto medio no calculable matemáticamente… De lo que se trata es de encontrar el equilibrio… Ese punto entre la cobardía y la agresividad marcado por la valentía”. Esta lectura me recordó un fragmento del libro El precio de la civilización: “Dos de los mayores sabios de la humanidad, Buda en la tradición oriental y Aristóteles en la tradición occidental, nos aconsejaron sabiamente sobre la tendencia innata de la humanidad a perseguir ilusiones fugaces en vez de dedicar sus mentes y vidas a fuentes de bienestar a largo plazo más profundas. Ambos nos instaban a mantenernos en el término medio y cultivar la moderación y virtud en nuestro comportamiento y actitudes personales a pesar de los reclamos de los extremos. Ambos nos instaban a ir en busca de nuestras necesidades personales sin olvidar nuestra compasión por los demás. Ambos nos advertían que centrarse en la búsqueda de riqueza y consumo genera adicciones y compulsiones en vez de felicidad y las virtudes de una vida buena.

A lo largo de los siglos, otros grandes sabios desde Confucio hasta Adam Smith, Mahatma Gandhi y el Dalai Lama se han sumado a la recomendación de la moderación y compasión como pilares de una buena sociedad.” Desde mi punto de vista, encontrar el punto medio en la jungla de asfalto en que se ha convertido la polis, debe ser ligeramente arduo, pero no suena mal tampoco. Ese punto intermedio entre procurar el bien de uno mismo y sacar lo mejor a los demás. Ese punto, entre la vorágine de actividades, horarios y desconectar, pararse a contemplar una puesta de sol, un día de lluvia o las flores de la primavera. Ese punto, que se puede alcanzar por la mañana y en la noche caer en la más amarga de las bajezas, propia de un esperpento con luces de bohemia. Lo común se entrelaza con lo genial cada día. El mundo nos asombra en momentos, rincones, nos da muchas lecciones y escribir puede ayudar a clarificar ligeramente lo que nos ocurre. Ese punto, que para aquellos dignos de admirar, se asocia con lo mejor. El reto, alcanzarlo de vez en cuando mientras ves que el tiempo y la experiencia van cincelando tu persona. “Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles, confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades” decía un personaje de la Mancha que encontraba la virtud en momentos de lucidez desde su ser soñador. Ahora me pregunto, si se suprimen las asignaturas de filosofía y en mi caso la posibilidad de aprehender de un docente excepcional, ¿Cómo iba yo a tener la posibilidad de encontrar, ni siquiera empezar a buscar el punto medio? Mmmm, leyendo el Marca supongo.

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No me van a publicar este artículo COLABORACIÓN DE MECANÓRGANICO

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No me van a publicar este artículo. Lo digo enserio, no lo van a hacer. Pero aun así voy a escribirlo porque creo que era necesario que alguien hablara de ello aunque este no sea un artículo típico. Soy alumno de esta Escuela, de los que aún les gusta la vieja Escuela. De los que prefieren las cosas “a la antigua” y departamentos seniles con problemas escritos a máquina de escribir como el de Fluidos antes que los profesores jovencitos con ganas de hacer todo online. De los que disfrutan escuchando batallitas de la era en que la palabra “Ingeniero” significaba mucho más que una profesión. Sí, soy de esos. Y como buen estudiante en nuestra querida Escuela soy habitual lector de esta revista. Especialmente durante las múltiples horas muertas en clase, en las que te planteas si no sería más interesante buscarte un hobby para el rato que acudes de oyente a una clase en la que ya no recuerdas cuándo fue la última vez que tomaste apuntes. El mes pasado me encontraba leyendo y comentando con mi colega de clase los artículos, y caímos en la cuenta de que todos tenían un denominador común. Todos y cada uno de ellos los escribía gente que estaba harta de la Escuela, que detestaba cada una de sus esquinas y sótanos y que desgraciadamente no les iba demasiado bien, cosa habitual entre estos muros. Pues bien, no es lo apropiado, no es lo correcto, no está de moda y desde luego a muchos no les gustará oírlo, pero tengo que romper una lanza por esta nuestra vieja Escuela. Me encuentro en el Máster y he logrado ir a curso por año (soy consciente que a partir de este punto muchos pensarán que todo lo demás queda invalidado, pero creo que también tengo derecho a tener una opinión). No me considero un friki, cosa rara en esta Universidad, o al menos en el sentido más básico. No juego a las cartas Magic, no leo literatura fantástica, no estoy es Asociaciones con actividades extrañas (enserio, no me van a publicar este artículo), no dedico mis ratos libres a programar e incluso me quedé en la PS2 en mi etapa en el colegio. Ahora muchos estarán pensando que entonces lo q pasa es que soy un friki de estudiar, pero no. No me gusta estudiar, lo detesto como todo el mundo, al igual que muchas asignaturas. Y tampoco me considero un loco en ninguna de las múltiples modalidades con las que cuenta la Escuela. Me considero un tipo normal aunque probablemente no lo sea, ya que ninguno lo somos en el fondo. Pues bien, yo he sido defensor mucho tiempo como los escritores habituales de la revista de que el listón de las asignaturas era demasiado alto, que la carga de trabajo era desproporcionada, y que los profesores iban a por nosotros hasta en la revisión.

Sin embargo, hace unos meses me encontraba yo en una Comunión de un primo cuando se me acercó mi tío abuelo “el Ingeniero” y se puso a contarme las maravillas de la Ingeniería. Pero no me hablaba de los conocimientos o de la memoria que tenemos, él me alababa algo mucho más importante: la actitud. Eso es lo que personalmente pienso que nos hace distintos del resto de profesiones, de Universidades y puede que incluso de otras Escuelas, la actitud incansable de soportarlo todo. Y al final te das cuenta que el prestigio no está en saber más o menos Cálculos o en dominar los Materiales. El prestigio está en haber sido capaz de superar todos los obstáculos y poder hacerte llamar Ingeniero. Y desgraciadamente te das cuenta que si no exiges mucho no puedes lograr ese prestigio. Yo he sido fiel defensor de que no era el método, que no podían tratarnos así y que no podía suspender tanta gente, pero al final te das cuenta que no se me ocurre otro modo mejor de curtir a alguien y hacerle tan capaz y hábil para el mundo laboral como creo que somos No quiero que se me malinterprete, creo que esta Escuela no es perfecta. Creo que hay asignaturas mal planteadas donde no aprendes nada, que hay profesores que realmente sí van a por ti (sólo algunos) y que el contacto con el mundo laboral es más que insuficiente. Por no hablar de las prácticas de laboratorio midiendo esferas o la más que cuestionable amabilidad de los de Secretaría. Pero a pesar de todo ello esta Escuela consigue sacar lo mejor de ti, lo mejor que llevas dentro, y estoy convencido que todos y cada uno de los que salimos de aquí, antes o después, valemos mucho y somos capaces de triunfar en el mundo laboral en las múltiples formas que existen de ello. Mi etapa en la Escuela claudica, y como cuando una cosa me gusta siempre quiero formar parte de ello, tras 5 años en la ETSII por fin escribo es esta revista. Soy consciente que este artículo no es lo que muchos quieren oír en muchos momentos de la vida en los que los resultados no son los mejores y no se ajustan al esfuerzo, yo hace unos años me habría pegado a mí mismo al leer esto. Sin embargo, creo que al final te das cuenta que mereció la pena sufrir, mereció la pena renunciar a planes y mereció la pena tomar la decisión de estudiar en la ETSII. Porque todo ello en conjunto te ayuda a formarte profesional y personalmente, y de una manera o de otra todo esfuerzo tiene su recompensa, así que sigue adelante, porque merece la pena. Y si estás leyendo esto, es que SÍ me han publicado el artículo.

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Pongamos que hablo de un domingo. Los cubatas de anoche son la resaca de hoy y las horas trasnochadas se tornan en ganas de dormir. Armado con tu botella de litro y medio de agua, no caminas, sino que vagas por casa, arrastrando los pies, esos pies que te sostuvieron el día anterior de sol a sol y ahora eres incapaz de levantar.

Cuando

En tu desesperada huida lo más lejos posible de cualquier fuente de luz (¡dichosa y afilada luz!) te topas casi por casualidad con el sofá y te dejas caer, abatido, inerte. Es en ese momento cuando sacas tu smartphone y comienzas el ritual: Whatsapp, Instagram, Facebook,… Tienes que revisarlo todo, no vaya a ser que demuestren la existencia de las ondas gravitacionales y seas el último en twittearlo. Sólo cuando has verificado que no queda una sola notificación en el móvil, caes en la cuenta de lo mucho que te aburres. Dicen que los lunes son malos, pero los domingos sin saber qué hacer son peores.

Melendi

Como buen adicto a la tecnología que eres, decides matar el tiempo revisando tu galería de fotos: Fiestas, apuntes, las últimas vacaciones, el negro del Whatsapp,… Te recorres las imágenes de una en una hasta que algo llama tu atención. Una foto antigua, de hace cinco años quizá, no estás seguro. En ella sales con un viejo amigo, un amigo que perdiste, pero no porque discutierais, sino más bien por dejadez, por distanciamiento. No recuerdas cuando fue la última vez que hablaste con él pero ahí estáis los dos, sonriendo en una foto, como en los viejos tiempos…

Llevaba rastas POR RESIDENTE

Un furioso vendaval de emociones atraviesa la pantalla del smartphone para venir a estallar delante de tus narices, justo en la punta, donde más escuece. Las fotos que recuperaste de Tuenti “por si lo borran” atestiguan lo que un día fuiste, una sombra de lo que hoy eres. Vestías diferente, salías con gente diferente, actuabas diferente,… pero te reconoces en todo momento y en todo lugar. Nunca has dejado de ser tú, pero te has adaptado: a la tecnología, a la nueva cultura social, a la universidad,… Quizás el ibuprofeno para la resaca to-

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davía no ha hecho efecto porque a ti te duele la memoria. La nostalgia por tiempos pasados golpea con fuerza en el pecho foto tras foto y tú, indefenso, alcoholizado e inútil, no puedes nada más que suspirar. Una reflexión te lleva a otra y a otra y a otra más, y las preguntas “¿por qué?”, “¿cómo?” y “¿cuándo?” no paran de danzar en espiral en tu cabeza. Comienzas entonces a añorar también aquellos viejos tiempos, tiempos mejores, donde los capítulos de Los Simpson no eran todos repetidos ni te sabías los diálogos de memoria. Aquella época dorada donde ibas a clase y comentabas con los amigos el último giro argumental de El Internado y de Física o Química, y no quién es el nuevo tronista de MYHYV, a quién han echado de Gran Hermano VIP o a quién se ha tirado nosequé pavo de SuperShore. ¿Qué ha pasado con el Messenger? ¿Por qué ya no se escribe con k ni alternando mayúsculas y minúsculas? Y lo más importante, ¿por qué no hay zumbidos en Whatsapp? ¿En serio nadie ha pensado en ponerlos? En el transcurso de tu pensamiento, se te escurre el móvil de las manos y va a parar al suelo, redecorando la pantalla con una nueva grieta que surca vigorosa el cristal. Éso no pasaba con los Nokia, ni con los móviles con solapa. Y por cierto: El Snake de toda la vida siempre será mejor que el Angry Birds, por muchas gilipolleces que diga la gente. Quizás la nueva PlayStation (¿4? ¿5? No sé, hace tiempo que me perdí) sea capaz de transportarte a una realidad virtual hiperrealista en HD 4K O-LED Sense-Motion, pero no te levantará del sofá como cuando escuchabas aquel “EA Sports”, de obligada respuesta. A mí lo que me gustaba era Pereza, no Leiva; el disco que llevaba en el coche para los momentos de motivación era El Canto del Loco, y no los dramones de Dani Martín; lo reivindicativo de Melendi eran sus cartas de Holanda, no su “canción de amor caducada”; lo que levantaba a las masas era SKA-P pidiendo sin tapujos la legalización del cannabis y no que en un continente al otro lado del Atlántico se haya formado la gozadera. Y no, esto no es un “tempus fugit ergo carpe diem” ni un “todo tiempo pasado es mejor”, no. Éstas son mis reflexiones de un domingo de resaca, borracho de melancolía y emotividad, falto de cariño, comprensión y una ducha fría, de las cuales os hago partícipes. Tomáoslo como queráis, pero se vivía mejor cuando Melendi llevaba rastas…


POR SAROC

O I s D o O p a i d s la

números y figuras minúsculas? ¿POR FAVOR?

Si elaborara una Guía del Mal Profesor, el primer punto sería “dar las clases sólo con diapositivas”. Es que es muy cómodo llegar, enchufar el proyector e ir leyendo lo que aparece en la pantalla, añadiendo alguna cosa de cosecha propia que puede –o no– tener algo que ver con lo que luego se va a preguntar en la asignatura. No te lleva ni medio minuto preparar la clase porque, de hecho, las diapositivas las hizo el año pasado un profesor de otro grupo. Pues, cielo, entre tú y yo, SE NOTA. Creo sinceramente que hay profesores que no son conscientes de lo complicado que es tomar apuntes con diapositivas. Sobre todo, de las malas diapositivas, esas que no tienen títulos numerados ni siguen ningún patrón reconocible, llenas de fotos de normativas en las que no se lee na-da-de-nada y que no cuelgan en la plataforma correspondiente hasta dos semanas después de haber terminado el tema. Cuando los profesores dicen algo que me parece importante, me paso más tiempo pensando qué título ponerle y cómo ordenarlo que escribiéndolo, porque claro, cuando ya me decido se me ha olvidado. Pero ya el colmo es ni siquiera dignarse a copiar el ejercicio en la pizarra e ir señalando con el puntero los numeritos de aquí para allá. Por favor, ¿alguien puede darse cuenta de lo difícil que es seguir un puntero láser que no hace más que temblar y trazar elipses deformes en torno a

La tiza mancha pero no muerde, por Dios. Es más, a todos los profesores súper majos que leen esta revista, os diré un secreto: si escribes una frase completa en la pizarra, una que tenga, preferiblemente, sujeto, verbo y predicado, existe una probabilidad muy alta de que el 90% de tu alumnado la copie –como bien sabe cierto profesor de Ecuaciones Diferenciales–. Conclusión: si quieres que la gente se quede con algo de lo que les has vomitado durante 50 minutos, ¡escríbelo! Y ya si me haces un índice te entono un cántico celestial. Mi dilatada experiencia de más de dos décadas como estudiante (la única que tengo, ahora que lo pienso) deja patente que solo está al alcance de unos pocos elegidos saber compaginar pizarra, diapositivas y danza del vientre. Algunos lo hacen, y muy bien, pero nuevo no significa siempre mejor. De hecho, solo hace falta ver los infructuosos intentos de hacer un examen por AulaWeb y otros espectáculos diversos que se han visto en esta escuela y que podríamos habernos ahorrado, porque por mucho que digan por ahí eso de “nativos tecnológicos”, yo he aprendido toda mi vida con una pizarra y una tiza y he hecho los exámenes con lápiz y papel. El estrés adicional que me supone preocuparme de si pierdo la conexión a Internet o de si no se me carga la página cuando estoy en mitad de un examen me está quitando años de vida. No es por ponerme nostálgica, pero cuando era pequeña en mi clase nos peleábamos por borrar la pizarra. Aún recuerdo con cariño el día en que, en 5º de Primaria, conseguí establecer contacto visual en el momento justo con mi profesora, una mujer mayor de pelo rubio teñido y abrigo de visón, y me dijo la esperada frase: “Borra la pizarra, anda”. Y yo, pues feliz.

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Datos objetivos y comprobables sobre la Oficina de Relaciones Internacionales de la ETSII-UPM COLABORACIÓN DE

Oficina de Relaciones Internacionales

El proceso de selección y adjudicación de las plazas de intercambio para los programas de movilidad de la ETSII consta de 3 fases: 1.

Adjudicación provisional interna en la ETSII, periodo (NOV-DIC) 2. Adjudicación provisional ERASMUS y otros destinos UPM (ENE-FEB) 3. Adjudicación definitiva ERASMUS (MAR) Las normas y criterios de selección sobre la convocatoria interna y UPM, están publicados en la página WEB de la ETSII-UPM, asi como, los criterios académicos de la ETSII, acordados en la Subcomisión de Estudios en el Extranjero, dependiente de la Comisión de Ordenación Académica del Centro, donde se hallan representadas todas las comunidades de personal y alumnos de la Escuela, así como todas especialidades y titulaciones de la Escuela, por tanto los mencionados criterios son objetivos y consensuados. Para quien tenga curiosidad, o necesite comprobar algo, los mencionados criterios están recogidos en la página WEB: http://www.industriales.upm.es/internacional/outgoing/ index.es.htm Así como en una apéndice en la convocatoria múltiple UPM que se adjunta a la convocatoria oficial. http://www.upm.es/sfs/Rectorado/Vicerrectorado%20 de%20Alumnos/Extension%20Universitaria/Intercambios:%20movilidad%20de%20estudiantes/Erasmus/ EPP_2016_17_convocatoria_multiple_rev.pdf En todas las fases existe un periodo de subsanación de errores, y de reclamaciones establecido, donde la información sobre el proceso de adjudicación se explica detalladamente al alumno interesado. Las recomendaciones de movilidad que realiza la oficina han estado y están condicionadas por el plan de estudios, por tanto son de índole estrictamente académica e igualmente supeditadas a la marcha académica de alumno de forma individual.

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Por otro lado, respecto a los destinos disponibles, en los dos últimos años se han renovado más de 180 acuerdos de movilidad, entre los cuales se encuentran las instituciones de ingeniería más prestigiosas del mundo, esto ha sido necesario por la puesta en marcha de nuevo programa ERASMUS+, y los acuerdos de Doble Titulación por la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior en España, aumentando la oferta académica de la escuela de forma significativa. De facto todos los años sobran plazas de movilidad internacional en la ETSII. http://www.industriales.upm.es/internacional/outgoing/ index.es.htm Las plazas de movilidad se asignan por motivos estrictamente académicos como está recogido en los criterios de adjudicación, no hay por tanto listas ni convocatorias ocultas, sino dirigidas específicamente a perfiles académicos distintos. En la convocatoria oficial se publican listados de plazas adjudicadas provisionalmente y definitivamente, y los periodos de reclamación están recogidos en el texto de la convocatoria múltiple. Así mismo en el período de reclamación interno se facilitan los datos académicos por los que se ha producido la adjudicación de forma individualizada a aquellos alumnos que lo solicitan, publicar información académica de otros estudiantes vulnera la Ley de Protección de Datos, por tanto a todos los efectos se gestiona como si se tratase de una revisión de examen.


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