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AwA

Mención especial del concurso de portadas 2015/2016

REVISTA CULTURAL

Nº 87

LA COSA ESTÁ MALA

AÑO XIII

No pienses, no vaya a ser que se te ocurra algo.

ABRIL 2016

A TOMAR POR CULO Eres tú, o ellos.

@AwA_ETSII awa.etsii@gmail.com awaetsii.wordpress.com


PROVINCIANOS COLABORACIÓN DE

RESIDENTE

“Próximo autobús con destino Madrid va a efectuar su salida de la estación”. Al silencio de la voz metálica por megafonía le sigue la tos del motor ya viejo y con achaques al ponerse en marcha, los compases de los cinturones abrochándose, los bostezos de los asientos desconchados inclinándose… Todo orquestado al milímetro, interpretando esa partitura que se ha convertido en mi banda sonora particular, la que me acompaña en el viaje mensual de ida y vuelta a casa, a mi refugio en el mundo, lejos de la bulliciosa y cosmopolita capital. El autocar abandona la estación subterránea y los ya escasos rayos de sol que todavía iluminan las calles entran por las ventanas, molestando a los ojos. Corro la cortinilla azulona de tela raída. Ya tengo muy vistos a los viandantes de mi ciudad, podré aguantar con la cortina corrida hasta llegar a la autovía. Cualquier otro día, me dejaría ganar por el sueño en una pelea más que amañada para que siempre sea él quien gane, con las consiguientes lesiones tras el enfrentamiento: un cuello rígido cual estaca y dolorido al despertar. Pero hoy no, hoy estoy aquí, tecleando frente a una pantalla un pequeño fragmento de mi vida y la de muchos otros estudiantes que deambulamos por los pasillos de la ETSII, sin que apenas nadie repare en el pequeño detalle de que no somos madrileños; somos “provincianos”. Venimos de todos los rincones de España cual ejército, por tierra, mar y aire. Cada uno traemos nuestra propia cultura, carácter y forma de hablar, e incluso hay quien se trae un idioma propio. Elegimos la Escuela para cumplir nuestro sueño (ahora pesadilla) de estudiar ingeniería industrial en la renombradísima UPM, dejando atrás familia, amigos y una confortablemente conocida vida. Cambiamos las comiditas de mamá por tuppers congelados y productos precocinados, nuestras habitaciones de toda la vida por habitaciones compartidas, el instituto del barrio por una universidad a la otra punta de Madrid. Y todo para que cuando llegues te etiqueten como “provinciano”. El autobús se detiene y comienzan a rugir los cláxones a mi alrededor. Otra vez hay atasco en la entrada a Madrid. Originalidad cero. A pesar de los ensordecedores ronquidos de mi octogenario compañero de asiento, yo sigo dándole vueltas a eso de “pro2 AWA Nº 87

vinciano”. La RAE define ese término como ‘Que ha nacido o que vive en una provincia en la que no hay una ciudad grande’. Discrepo: Si cometes la insensatez de ir a clase con la maleta de los fines de semana, serás provinciano aunque vengas de la mismísima Zaragoza, con su más de medio millón de mañicos. La maleta y esta designación particular nos hermana a todos nosotros un poco más que con el resto (sólo un poquito, que todos hemos sufrido con Cálculo I), y nos hace especiales a nuestra manera: Toda la ETSII desea fervientemente los puentes, las vacaciones y demás no lectivos, pero sólo un provinciano de pura cepa conoce la añoranza por volver a ver a la familia y a la pandilla de siempre después de un infernal cuatri en el exilio; un madrileño puede haberse acostumbrado a esa maravilla que son las Cuatro Torres o el Parque del Retiro, pero para nosotros siempre será asombroso cuando lo contemplamos; y cuando los capitalinos se quejan de tener que hacer un trasbordo en metro sin percatarse a veces de lo maravilloso que resulta poder recorrer la ciudad entera con el suburbano… Somos el núcleo de la resistencia periférica en la capital, un núcleo resiliente, austenítico, capaz de tomarse con humor y sonreír a preguntas indiscretas (y muchas veces malintencionadas) destinadas a averiguar si fuera de una capital de provincia han llegado los avances y bondades del siglo XXI, a saber: hospitales, universidades, Mercadonas…. ¡Qué exótica la periferia! Mis pensamientos se interrumpen con un brusco frenazo. El autobús ya está entrando en la ciudad. Apoyo la cabeza sobre el cristal de la ventana y noto como me tiembla el cráneo. Madrid, cubierta con el velo negro de la noche y las luces de los coches por la M-30 describiendo una extraña danza de dos colores me hipnotizan por un momento. Suspiro. Toca pasar otra temporada en la capital. Otra temporada de insufribles clases atestadas, de prácticas inoportunas, de findes ahogado entre apuntes y fórmulas en griego… Pero, cual Frodo abandonando La Comarca (el Señor de los Anillos, por si aún queda gente no-friki en esta Escuela), debemos continuar con esta aventura que es la ingeniería aunque nos lleve lejos de casa y así algún día regresar para decir con melancolía: “Yo fui provinciano en Madrid”.


LA COSA ESTÁ MALA POR ZETA

La cosa está mala. Para qué vamos a negarlo. Pero quizás el problema esté, más que en el hecho de que el mundo esté hecho una mierda, en la realidad de que no tenemos ni la más puta intención de cambiarlo. Desde muy pequeños se nos inculca de forma burda y descarada una serie de valores sin valor alguno, pues se asientan sobre la base del egoísmo y la inconsciencia. Desde chicos, muy chicos, nos enseñan a mirar por nosotros mismos, a tener una trayectoria vital rutinariamente lineal y que se vende como ascendente cuando es en esencia manifiestamente agónica y deprimente. Vaya usted a la guardería, y luego al colegio, si no quiere usted ponerse directamente a trabajar, asista al instituto y luego a la universidad, búsquese a alguien, cásese, tenga hijos, coche, perro, chalet y llénelo de mierda que no usa y de muebles caros para meter en ellos más mierda que tampoco usa; eso sí: no se salga usted del camino: no deje la carrera porque luego no lo van a contratar, trabaje de lo que estudió porque si no, no tendrá currículum. Si quiere, puede, una vez a la semana o incluso dos, beber, emborracharse o drogarse y así hacer alguna gilipollez y sentirse libre, artificialmente, claro está. Tome café por la mañana y por la tarde, beba bebidas energéticas para aguantar más tiempo y rendir más. Pero no, no se pare a reflexionar, a preguntarse el porqué de las cosas, a mirar alrededor: eso es una pérdida de tiempo, un resquicio inútil y en desuso del mundo romántico contemplativo.

Adquiera usted las ideas que se le ofrecen todos los días en televisión, revistas o incluso en la universidad, en los libros y las redes sociales, hágalas suyas sin ni siquiera saber por qué. No dude que tendrá dónde elegir: hemos dispuesto distintas líneas argumentativas vacías con las cuales usted se puede sentir identificado. Puede usted hacerse llamar conservador o liberal, puede amar el fútbol, defender los toros u odiarlos, vestir a la última moda o quitarle la ropa a su abuela, creer en dios o no. Como puede ver, según las elecciones que tome se enmarcará en un colectivo social cerrado y bien definido con el que se relacionará y se sentirá comprendido mientras que odiará en mayor o menor grado a todos los demás por la simple razón de que son diferentes a usted. En nuestra sociedad de progreso usted nacerá con convicciones, pasiones, odios y enemigos, no hace falta que los busque. No hace falta que explore o experimente. No se preocupe en plantearse las cosas y olvídese de cambiar cuando ya no se sienta a gusto con su forma de vida. Siempre puede emborracharse o drogarse, deprimirse y medicarse, irse de viaje o escapada (escapada de su mierda de vida, a la que vuelve cuando se acaba el fin de semana) o también puede apuntarse al gimnasio o a una nueva actividad por las tardes. Confíe en que el mundo ya ha sido pensado para usted y por su puesto ni se plantee cambiar un ápice de la situación a su alrededor porque usted es un simple autómata de mierda y en el fondo lo sabe y además, si tiene algún problema o inquietud filosófica-metafísica, siempre puede cambiar su estado del Facebook o poner un tweet. Nº 87 AWA 3


BLITZ READ MANUALES COLABORACIÓN DE

ONAI ISTE

Andaba yo merodeando el otro día entre los estantes de nuestra biblioteca, afanándome por encontrar un libro (ojo, no pedía mucho, tan sólo uno) que me permitiera aprobar una asignatura, la cual, por algún extraño motivo, nadie sabe explicar detallada y concisamente, sin prámbulos ni rodeos, clara, a fin de cuentas. Es tal el desasosiego que siento al enfrentarme a ella que llego a pensar, en ocasiones, que ni siquiera quienes la enseñan o los mismos Poinsot, Euler, Lagrange o el mismísimo Hamilton llegaron a entenderla. En fin, no perdamos el hilo. Resultó que, tras mucho trajinar y sabiendo que bastantes de los que leáis esto me llamaréis ingenuo, decidí optar por ese par de tomos amarillos titulados Mecánica I y Mecánica II. ¡Me sentía exultante! Esta vez sí; iba a poner tal empeño en esta materia que iba a terminar sabiendo (sí, como cuando llegas a un examen y todo parece que está como debe, en español, vamos, no en chino). Cuál sería mi sorpresa (y llegamos por fin al meollo de la cuestión) cuando, al enfrentarme a la máquina de autopréstamo, ésta lo único que me devolvió fue un graznido sonoro o ronco quejido (no sé bien cómo llamarlo) y un mensaje tan ininteligible, lleno de símbolos y números, como breve, pues apenas estuvo en pantalla unos segundos. Definitivamente, me dije, había pasado mal el código de barras. Repetí la operación hasta tres veces consecutivas. Finalmente, y antes de dar por sentado la supremacía de las máquinas sobre el ser humano, usé mi último recurso: pedir socorro en el mostrador. Y aquí vino, querido lector, la bofetada final que me hundió y me dejó completamente fuera de combate. Hay que reconocer que la mujer que me lo explicó fue tan amable como siempre han sido los bibliotecarios cuando he necesitado su ayuda, pero eso no quita que quisiera, en ese momento, que una bomba cayese sobre semejante lugar maldito. ¡¡En qué cabeza cabe que, un estudiante de universidad, sólo pueda tener acceso a dos publicaciones catalogadas como “manual”!! Resulta que los estudiantes de grado, podemos sacar, y cito textualmente el Reglamento de Préstamo de las bibliotecas de la UPM, “8 obras simultánea4 AWA Nº 87

mente de cualquier biblioteca de la Universidad Politécnica de Madrid”, pero sólo dos “manuales”. ¿Es que el mundo se ha vuelto loco? ¿Quién fue el iluminado que redactó semejante insensatez? Sí, sí, mucho “tenemos una buena biblioteca” pero a la hora de la verdad... Para más inri, la mayor parte de las publicaciones de interés (me tomo la libertad de catalogar como “de interés” a las que sirven de verdad para aprobar) son “manuales”. Eso sí: cuidado con retrasarte a la hora de devolverlos porque nuestros queridos “manuales” te quitan el derecho de usar la biblioteca la friolera de tres días por día de tardanza, no uno por cada día, como el resto de publicaciones. En fin, esta es la situación. Ya sólo queda esperar que algún delegado influyente se mueva por nosotros, que algún alma caritativa con poder en la UPM y sentido común decida revisar las normas de préstamo, que nos toque la Primitiva, El Gordo o cualquier premio para gastarlo en libros o, lo más probable, resignarnos, porque, a fin de cuentas, estamos acostumbrados.

ES POR ELLA COLABORACIÓN DE

ONAI ISTE

Es por ella esta locura inconfesable, la melancolía en que estoy preso, la amargura de su ausencia. Es por ella el ahogo que produce tan sólo un pensamiento, el desdén que le profeso al tiempo, que me obliga a siete días de tormento sin la caricia de su voz. Es por ella mi añoranza y el deseo incontrolable de un gesto, una intención, apenas un mohín inconfundible que sostenga mi esperanza. Es por ella que reniego de mí mismo si hace falta. Es por ella que me duelen sus besos al aire y es por ella que la vida se me escapa y va pasando sin su piel. Es por ella este silencio imperturbable de mi boca, que responde al de su boca y que acrecienta esta tortura que me espanta. Es por ella que navego y sueño, despierto, en el mar canela y miel que son sus ojos y sobre las olas de su pelo. Es por ella, por ser ella, que la extraño con toda mi alma.


CENTAURO

TRES POEMAS

COLABORACIÓN DE

COLABORACIÓN DE

WEABOO

Caballo sagitario Personaje icario De hoja y papel De ébano el corcel Artista evasivo Núcleo defectivo Arde de emoción La verdadera pasión Siendo soñado Por corazón sagitario Amor paciente Odio durmiente Caballo sagitario Quererlo cogido Es verlo ido

QUERIDO EGOÍSMO: COLABORACIÓN DE

IRON FOWL

Que tanto me has dado y que tanto has provocado En los demás, en mi ser y en mi conciencia Sin ti, no habría supervivencia Ni los humanos haríamos ciencia Por no hablar de los sinos del desamor Que tantos poemas han engendrado Una y otra vez los hemos estudiado Más papel, tinta y llantos velados ¡De todo te has encargado! Bueno, ahora sin rima consonante Que me cansa agasajarte Pues, aunque en líos me metes Mis intereses están a salvo contigo Por eso te dedico este verso libre A ti, fragua de guerras y mentiras Causante de muchos malsabores Eres culpable y letrado del mismo jurado Lectura prohibitiva de los anhelos más voraces Y otras muchas definiciones dignas de poesía

ONAI ISTE

¡Cómo arde la pólvora cuando quema en el pecho! ¡Cómo sangra la herida! ¡Cómo duele el despecho! ¡Cómo quiero quererte! ¡Cómo anduve este trecho! ¡Cómo, cuando me quieres, me matas! ¡Cómo pasan las horas! ¡Cómo aguardo la espera! ¡Cómo soy marioneta y ahora soy bandera! ¡Cómo quise quererte! ¡Cómo sembré nuestra era! ¡Cómo, cuando me matas, me quieres!

El tiempo es un monstruo que pasa implacable. ¡Ah, si fuera dable un salvoconducto para esta vida!

Beso. Fue un sueño, señor, solo eso. Fue un sueño retornado de las sombras por un guiño que hicieron a tu lado.

AFTAS COLABORACIÓN DE

DAVID GONZÁLEZ

La noche se astilla en allanamientos de música vidriosa la luna regula ciclos de un mar que esta lejos queda un insomnio dulce en los bolsillos que nada empañe lo que el cuerpo reclama.

Las palabras nos amontonan malditos de carne exacerbamos horizontes en verbo primogénito, la trilogía de pensar, hacer y sentir.

Calcamonias Se precia de luz ciertas oscuridades se le cuelan por las rendijas del semblante rezagos amarillos de la libido que caen del bolsillo en silencios provocados luminosos para luna fragmentarios para sol tangibles aconteceres los engranajes de la acción.

Fue un impulso, señor, solo eso. Fue un impulso no premeditado. Apareciste en mis sueños con tu camisa de cuadros y tu gesto, de ningún modo insinuado. Fue un suspiro, señor, solo eso. Fue un suspiro fatigado. Apareciste enredado, entre mis brazos, sujeto a mí, a mi vaho desconcertado. Fue un beso, señor, solo eso. Fue un beso apasionado. Fue un beso entusiasmado. Fue eso, señor, fue tan solo un beso.

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MI LUCHA COLABORACIÓN de

La carrera me está destruyendo, he llegado a esta conclusión recientemente. Es broma colectiva, todos nos hemos reído, por no llorar, de las putadas de los exámenes y de las frustraciones de las revisiones, pero recientemente, mientras la voz de mi madre resuena al otro lado del teléfono, me he dado cuenta. Lo estoy perdiendo todo. Yo, al igual que muchos otros estudiantes, no soy de Madrid y en mi día, al recibir mi nota de selectividad y sonreí de júbilo al ver que sí, era suficiente, me aceptarían. Ese día no solo elegí carrera. También decidí renunciar a muchas cosas. Decidí renunciar a vivir con mi madre y mi padre y mis queridísimos hermanos para perseguir mi sueño. Renuncié a tener sus abrazos cada día, a la conversación de las comidas, a su calidez, a mi casa, a mi cuarto, a mis amigos de la infancia, a mi ciudad, al mar, a mi vida tal y como la conocía, para hacer la maleta y mudarme a un diminuto cuarto en un edificio lleno de extraños en una ciudad extraña y desconocida. Y lo hice. Yo me monté en un tren con el corazón en mil pedazos pero palpitante de la emoción de la fantástica aventura que sería estudiar en la “mejor” escuela de industriales de España y formar parte de ella. Que decir que no está resultando lo que yo entonces imaginaba. El primer año hice buenos amigos que aún me acompaña en este viaje de pesadilla y el primer semestre transcurrió entre risas y ojos brillantes, algún quemazón que otro por algún

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SECRET AGENT W parcial de Cálculo, pero nada muy preocupante. Luego descubrí lo que es sacrificar las vacaciones, el poco tiempo al año que veo a mi familia, para estudiar 8 horas al día y que te falle la “idea feliz” a la hora de la verdad. El primer año pica, el segundo año rasca y al tercer año (que no tercer curso) a nueve días de las vacaciones, mi madre me cuenta por teléfono las cosas que tiene planeadas para que hagamos todos juntos estas vacaciones. Y de forma involuntaria me atraviesa un sollozo profundo que me quiebra la voz, porque la primera respuesta que me cruza la mente cuando me pregunta la voz de mi madre, llena de cariño, que qué me parece es “muy bien, pero no puedo, tengo que estudiar”. Tengo que estudiar. Siempre hay que estudiar. Es una cadena que me encarcela el alma. Porque si al menos sirviera de algo. Si al menos recibiera resultados. Pero por supuesto que no, en qué estoy pensando, ¿poner exámenes decentes?¿para que la gente apruebe?¿a dónde se iría nuestro prestigio?. Y mientras Bolonia jode más que ayuda, mi ilusión se muere. Abro los ojos ojerosos cada día con el despertador e intento recordar por qué quería ser ingeniero industrial. Con cada día que paso en esta caótica institución olvido por qué me gustan los motores y hacer que el circuito funcione. Olvido qué es que me guste lo que estudio y que me hagan ilusión las asignaturas. Se me quiebra la voz cuando mi madre me pregunta si estoy bien por teléfono y me siento tan sola en esta pequeña habitación, lejos de los que me quieren y a los que quiero, luchan-


do por empujar el bloque de cemento en que se ha convertido la ingeniería industrial. “¿Por qué quieres estudiar ingeniería industrial?” Le pregunto al espejo, y la chica a través de él me responde, “Porque me gusta.” La respuesta es sencilla, estúpida y absolutamente cierta. Me miro más fijamente y repito “porque me gusta, porque es mi sueño”. Y me lo repito cada día, cada hora, en cada clase, cuando al equivocarme al responder en alto se me trata de tonta y se me humilla delante de la clase porque “la respuesta era evidente”; en cada revisión, cuando intento que mi sacrificio navideño sirva para algo aunque sea un mísero 5.0; en cada presentación, cuando con mi mejor sonrisa escucho como se me dice lo decepcionante que ha sido. “¿Por qué me tratan así si lo único que quiero es aprender?” me pregunto, apretando los dientes para no lanzarme contra mis enemigos. Descargo mi furia con mis uñas, de las que ya no queda mucho. Y todas las veces que se me dice de una manera u otra que no soy lo suficientemente buena, intento recordar con fuerza. A veces lo consigo. Muchas veces no. Y lucho, lucho con todas mis fuerzas, estudio más, memorizo más, practico más, y lucho y lucho y lucho y fracaso, fracaso, fracaso y lloro al teléfono mientras mis hermanos se hacen mayores y mis padres viejos y no estoy ahí. Porque estoy persiguiendo mi “sueño”. GITI es el nombre de mis pesadillas, que me mantiene despierta con insomnio y me ha provocado una profunda depresión

que me acompaña hasta día de hoy. Pero lucho, y cuando acabe de escribir este texto y me vaya a la cama, me despertaré mañana y seguiré luchando. He perdido muchas batallas y probablemente perderé muchas más, pero mucho ojo, aquí queda por escrito: aprobado tras aprobado voy arañando el monumental bloque de hormigón, no pienso morir aquí. Voy a envolver con cuidado mi vocación, mi ilusión en un pañuelo blanco y a guardarla para armarme hasta los dientes y seguir luchando. Que soplen los vientos, no me tiraran abajo, no lo permitiré, y por mucho que lo intenten no dejaré que me destruyan. Porque yo sé, porque lo veo cuando me miro al espejo, que soy suficientemente buena. Lo soy, lo sé, lo he visto y haré que lo vean, que todos lo vean. Y cuando en dos o tres años recoja mi diploma pensaré en este momento y en todo lo que se puso en mi camino. He perdido muchas batallas pero la guerra será mía. Yo la hare mía. Y miraré a aquellos a los que odio a los ojos por hacer que algo que me encanta me haya producido tanto agobio, tanta ansiedad y me regocijaré en mi triunfo. Porque todos ellos contra mi no pudieron, no podrán, seré más fuerte y aún con todo, en mis dias buenos y en mis dias malos, perseveraré. Ondearé la bandera de mi victoria y haré que todo haya merecido la pena. 11 de marzo de 2016, sigo luchando.

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s a t o n Las s a d a u c ade POR NANNERL

Dicen que en la vida como en la música tan sólo hace falta saber interpretar las notas adecuadas. No sé si su autor quería expresar simpleza con esta breve afirmación, o si, por el contrario, como yo, querría mostrar el gran abanico de posibilidades que esta frase encierra. Las primeras preguntas que se nos vienen a la cabeza son: ¿cuáles son estas notas? ¿Cómo hay que interpretarlas? Aquí es donde el camino de cada uno se separa, ya que tenemos (si es tenemos) respuestas distintas. Hay quienes se limitan a interpretar la partitura que personas desde hace siglos llevan tocando, intentando poner un poco de sí mismos para hacerla diferente o limitándose a intentar tocarla lo más fielmente posible. Algunos se pasan la vida interpretando esta serie de partituras hasta alcanzar la perfección de técnica de la época en la que fue escrita, otros las usan para aprender, para tener una base sólida cultural antes de ponerse a escribir sus propias composiciones, ya que es fundamental conocer el lenguaje para hacer grandes obras. Estos últimos son los compositores. También hay dos tipos de compositores: aquellos que escriben para que otros interpreten sus obras y los que, además, son intérpretes y son capaces de tocarlas ellos mismos. Y es que no sólo hay que saber cuáles son las notas que hay que tocar: también hay que saber in-

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terpretarlas. Tocar no es lo mismo que interpretar. El que piense que interpretar una partitura es simplemente tocar las notas que están escritas está totalmente equivocado. Están las dinámicas (crescendo, forte, ritardando) sin las cuales la obra sonaría plana y aburrida, unas están escritas específicamente por el compositor y otras vienen por la inercia de la obra. Están los cambios de tempo. Al igual que en la vida, cada situación pasa de forma distinta y no siempre a la misma velocidad. Y lo más importante: está la forma en la que cada uno siente la partitura, lo que le transmite o quiere transmitir a los demás, al fin y al cabo, sólo es otro medio de comunicación. Esta es sin duda la parte más difícil de la interpretación, la que no está escrita por otros, la parte libre de toda obra escrita. Cómo la sientas es lo que te diferenciará del resto e incluso la que te reconozca cuando otros la escuchen. Recuerda que no importa las veces que te equivoques, si no que con tu esfuerzo consigas interpretar la pieza y sobre todo, a tu manera. Ya seas intérprete o compositor sólo me queda decirte: suerte para encontrar las notas adecuadas.


A Tomar Por /CULO/ POR RESIDENTE

Jueves, 14:30, cafetería de la ETSII. Acabas de salir de una intensiva mañana de clases nada prácticas y todo teóricas que estás a punto de empalmar con otra sesión de tarde idéntica a la anterior (así son los maravillosos horarios del etsiiano repetido). No puedes comer en tu casa porque obviamente, los giratiempos no los regalan. Sólo esperas poder coger tu comida pronto, sentarte en una mesa semi-vacía donde quepáis tú y un par de amigos tuyos. Y, si es posible, que haya paella de comida (que es tu favorita de todo el menú) y algún postre bueno, no sé, quizá una tartaleta de manzana estaría bien. No necesitas hacer cola para sacar el ticket porque, desgraciadamente, haces más vida en la escuela que en tu hogar y tienes tu bono comedor, tu posesión más preciada en esos momentos. Te mueves cual partícula por los intersticios del metal entre los clientes de la cafetería que se agolpan en la barra, tickets en ristre, a la espera de escuchar un grito al más puro estilo castizo que le cante su pedido. “¡¡LOMO-QUESO CON TOMATEEEE!!” y el gentío convulsiona para que su legítimo dueño pueda recogerlo. Si además era el único de sus amigos que todavía no tenía su bocata, es posible que escuches además unos cuantos vítores y palabras de enhorabuena por la hazaña (no Azaña, que ese fue un presidente). Ya vislumbras la pizarrita con el menú. ¡Hay paella! Hoy es tu día… hasta que ves la “cola”, si es que se puede llamar así a un monstruo de tamaña envergadura. Cola es lo del paro, pero esto… esto es visible desde el espacio. Respiras hondo y te sitúas al final de la Muralla China humana con la semilla de un sentimiento oscuro, dañino, en tu interior. 15:05, todavía en la cola del comedor. Estimas que tendrás escasos 10 minutos para comer antes de tener que entrar de nuevo a clase cuando por fin te toca el turno. Sabes lo que vas a pedir. Lo sabes desde antes de entrar. Has tenido más de media hora en la cola para memorizar el pedido, cuando de repente… “No, lo siento, se nos ha acabado la paella”. ¿La paella? ¿¡LA PAELLA!? ¡A TOMAR POR CULO LA PAELLA!

Sí señores, ahí es cuando ese sentimiento de rencor interno que había germinado media hora antes estalla en el interior de nuestras conciencias salpicando todo de ira. Se llamaba Resignación y consiste en la “conformidad, tolerancia y paciencia en las adversidades”, y lo digo en pasado, se llamaba, porque cuando haces pop ya no hay stop. Llevas resignándote toda tu vida con pequeños gestos, detalles nimios podríamos decir, que has ido callando poco a poco, tragando con ellos, acumulándolos en pequeños nódulos de resignación en el centro de tu ser,… y ahora, una paella (o más bien su ausencia) los ha detonado violentamente, proyectándolos con virulencia a través de tu boca, con palabras cargadas de rabia. Efectivamente, estamos sometidos a una presión académica y social inaudita, una presión tan apabullante que lo que debería resultar extraño no son los tiroteos en las universidades estadounidenses, sino que no hayan ocurrido ya en la ETSII: Los exámenes de cada lunes, los malabares y acrobacias de horarios para poder acudir a todas las clases (con profesores decentes a poder ser), los fines de semana enclaustrados en nuestras cuevas-dormitorio con los codos bien anclados en la mesa, los suspensos inmerecidos, los amigos que “se cansan” de que nunca salgas (manda huevos), las perversas risas de los que han estudiado menos que tú y han aprobado, los planazos que has sacrificado por estudiar,… todos y cada uno de estos factores se traducen en una resignación creciente, que no manifestamos para no herir al resto de la humanidad, pero que sin duda, debemos aliviar de vez en cuando: Matar o morir, esa es la cuestión. Por ello amigos, desde el teclado de mi ordenador, os animo a no dejar que esta vorágine conformista se adueñe de vosotros e inhiba vuestra actitud reivindicativa. Mandad todo a tomar por culo antes de que todo os dé por culo. Mientras, yo seguiré llorando por mi paella…

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Viajar no lleva a ningún sitio. Es una realidad que voy a a las tres de la tarde, echarse siesta, hacer botellón e intentar dirimir, prometo, sin acritud, pero no es mi culpa ir en con- entrar a una discoteca sobre las dos de la mañana. Esté dontra del pensamiento único. Quiero decir, que a uno cuando de esté. El segundo es más fácilmente identificable por todos, le preguntan cuáles son sus hobbies queda muy bien cuando pretende ir más allá, se prepara el viaje a conciencia y (dado el afirma con rotundidad (a veces también con cierta solemni- caso también) aprende unas palabras en la lengua autóctona. dad) que le gusta leer, ir al cine, salir con los amigos y, sobre Es evidente que estas dos posturas son igualmente incómotodo, viajar y conocer otras culturas. Nadie puede negar que das desde el punto de vista intelectual (y solo desde aquí) y esto está socialmente bien visto. En cambio, si uno responde que no existe tampoco una digna posición intermedia. Por que le gusta consumir pornografía, emborracharse hasta vo- un lado, no tiene ningún sentido salir de tu casa para hacer mitar en el taxi de vuelta a casa, fumar marihuana y jugar exactamente lo que harías en tu casa pero en otro sitio, como al Final Fantasy, la ciudadanía clamará al cielo y culpará a tampoco lo tiene pretender concienzudamente entender los los padres por haber formado y arrojado a semejante inadap- mecanismos culturales de otro lugar por el mero hecho de vitado a nuestra sociedad. Lo cierto es que la pornografía o la sitarlo. Cuando uno tiene la oportunidad de conocer a algún ebriedad no ocupan foráneo que cuenlugares menores ta que ha visitado que el viajar en el Madrid y que le enacervo juvenil y, lo canta, que la Plaza que vengo a decir, Mayor y las tapas es que lo uno no es son maravillosas, peor (o mejor) que lo uno tiende a pensar otro. Viajar, al igual de inmediato que que leer o ir al cine, aquel foráneo no no nos hace necetiene ni puta idea sariamente mejores de lo que es Madrid. personas. Y lo que Extrañamente, esto es peor, en ningún no se suele aplicar a caso nos hace mejola inversa. Creemos res, queriendo decir que por dar unos salcon esto, más felices, titos en un circo que más íntegros, más preparan los masai, justos, más honestos montar en elefante, o más sabios. Los tres comer con palillos o puntos que esgrimo bebernos una cervea continuación para za local nos estamos argumentar semesumergiendo en un jante insidia se artiproceso sin retorno POR PIJOAPARTE culan en los siguiende enriquecimiento tes tres párrafos y cultural. Y la verdad tienen que ver, respectivamente, con el planteamiento del es que no. En definitiva, un turista es un elemento perturbaviaje, la cultura del viaje como perpetuación de los estereoti- dor, ajeno al sistema y que no hace sino modificarlo. Es por pos de clase y la alienación del viajero. En esta estructura tan ello que en todos los lugares con una cierta industria turística de artículo académico, cierro con las conclusiones y líneas (que vienen a ser todos los lugares que uno mismo y conocidos futuras, para que se note que somos todos muy leídos en lite- han visitado) los turistas son conducidos por unos determiratura científica. nados pasajes y no por otros, con tal de que nunca puedan, de verdad, conocer más que lo que se les prepara artificialmente. Hay, grosso modo, dos tipos de viajeros: quien pretende Esto permite muy convenientemente el transcurso cotidiano disfrutar de la misma manera que lo haría en su casa y quien de la vida para los locales, sin interferencias molestas. pretende empaparse y vivir y aprender de una cultura diferente. El primero es aquel que, dado el caso, pretende comer Luego hay una realidad que se obvia a veces pero que

Viajar no lleva a ningún sItio

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está siempre latente y es que para viajar hace falta dinero. No siempre mucho, afortunadamente, pero sí. Los pobres no viajan. Viajar lejos y/o viajar mucho quiere decir que se tiene la posibilidad de hacerlo, muchas veces nada más. Esto genera un conflicto moral eludible, (especialmente) cuando se viaja a países en desarrollo, promoviendo una suerte de economía doméstica que nada tiene que ver con la generación de riqueza sino con la prestación de un servicio que es muchas veces arbitrario y está sujeto a los ciclos de la inflación y el libre mercado. En Lisboa ya se han privatizado los famosos tranvías que servían para que los ancianos no tuvieran que subir andando las escarbadas cuestas con la bolsa de la compra. Ahora este servicio es mucho más caro (3,60€) y sirve para que los turistas recorran toda la ciudad sin necesidad de andar. Y solo para eso. Por supuesto, es mucho más rentable. Pero no solo es eso, el turismo no solo genera desigualdad sino que estupidiza los lugares y también a los turistas. Las nuevas tecnologías, en particular las redes sociales, han ayudado mucho en esto. No vale solo con viajar, es necesario documentarlo. Cuesta encontrar un solo lugar icónico en el mundo donde no haya que hacerse paso entre ejércitos de palo-selfies. Se ha perdido así la esencia de los lugares. Los templos o catedrales o mezquitas ya no son lugares de recogimiento y encuentro personal. En Berlín, en el Memorial por el Holocausto, los turistas se sientan sobre las losas de hormigón, a veces incluso saltan de una a otra, y reconozco que las fotos son estéticamente bonitas, tan bonitas como de mal gusto. Además de estar prohibido, de esa manera es difícil identificar el sentido último de la construcción, que pretende mostrar cómo fue la persecución a los judíos (poco a poco, con actos casi inofensivos hasta acabar en un cruento laberinto sin salida). En Amsterdam, algo tan inane como unas letras poniendo I AM AMSTERDAM se han convertido en el monumento más visitado de la ciudad. Este ejemplo sirve perfectamente para ilustrar este argumento. Basta con mostrar que uno ha estado y para ello nada más claro, icónico, irrelevante, acultural e identificable como un letrero que lo diga lo suficientemente grande como para que uno pueda posar con él. Sin mencionar lo ridículo que se vuelve uno cuando en vez de dejarse impresionar por los parajes prefiere jugar a ser fotógrafo y vivir en una continua sesión de fotos en busca de la mejor luz y la mejor pose.

sucede que se obsesiona con seguir viajando, coleccionar sellos, tachar países, continentes, decir que ha estado, etc. Lo que es cierto es que el viaje es meramente un pretexto para la evasión. Irse a vivir fuera es el caso extremo. En vez de enfrentarse a los problemas, uno decide empezar de cero en otro lugar, idealiza aquel lugar y allí que va. Después, una vez allí, se ve forzado a decir que todo es maravilloso (i.e. “Florencia genial, la comida es la polla, la gente de puta madre y no es muy caro”). Lo sea o no lo sea. Tiendo a huir cuando conozco a alguien que ha vivido en muchos países sin un motivo claro. Suele ocurrir que la siguiente conversación tiene que ver con todos sus traumas pasados y su incapacidad de adaptación social. Casi siempre tiene problemas, los ha tenido y los seguirá teniendo. Problemas serios. Es curioso que también este fenómeno de la evasión se puede dar en retrospectiva. Tenía una amiga que hace años vivió en Argentina una temporada. La visité un mes. Ella tuvo muchos problemas de dinero y con su compañera de piso cuando estuvo allí. Fueron los peores meses de su vida. Volvió enferma, físicamente y, sobre todo, mentalmente. Si cualquier persona la oyera hablar ahora sobre su viaje a Argentina entendería que aquel viaje fue una experiencia única y reveladora que le sirvió para formarse y madurar como persona. Cuenta anécdotas divertidísimas, amistades inquebrantables, lugares mágicos… Nada más lejos de la realidad. Se tiende a idealizar el viaje y a proyectar el yo que queremos de nosotros mismos en futuros lugares (y también pasados), con los peligros que eso conlleva. Cierro con una frase involuntaria que me dijo un amigo que vive (trabaja, quiero decir) en Qatar. Comentaba de pasada que lo único que ha conseguido su experiencia en el extranjero es volverle más racista. Mi amigo es un poco gilipollas, pero es un ejercicio de sinceridad que me impactó. Nadie nos habla de eso. En cuanto a las líneas futuras, se podría escribir otro episodio temático centrándonos en la vuelta, en cómo vuelve uno, con esa sensación de superioridad moral por conocer más, o cómo la industria turística actúa muchas veces como el elemento colonizador por antonomasia de nuestro siglo. Perdóneseme el cinismo, no quería ofender a nadie. Tampoco me irritan tanto los viajecitos. Viajar no está mal pero no es la panacea universal. Soy consciente de que no habría que tomarse la vida tan en serio. De hecho, ya estoy planeando mis próximos viajes. Eso sí, con la certeza como punto de partida de que viajar no lleva a ningún sitio.

Por último, está la dimensión personal del viaje. El viaje como revelación. Igual que el porno, la marihuana o el alcohol, el viaje también es adictivo y tiene efectos perniciosos para la salud (cierto es que no siempre). Cuando uno viaja,

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erasmus, irse de COLABORACIÓN DE

ANÓNIMO

Es sorprendentemente gratificante (nótese la ironía) la gestión que hace esta nuestra escuela con las plazas de intercambio internacional. Ha llegado a mis oídos que cierto afortunado, nuevo estudiante de la ETSII, actualmente cursando el Máster en Ingeniería Industrial va a disfrutar de una estancia en uno de los mejores sitios en los que uno en esta escuela se puede ir de erasmus. Entonces yo me pregunto, ¿Por qué va él antes que yo? Él, que se ha sacado con alegría y entre algodones un grado GITI en la Universidad “Tonteikas II” de Villanueva del Pueblillo. Él, que entra al máster de la Escuela como de si de un estudiante “Cum Laude” se tratara y viene dándoselas de que es muy listo y muy trabajador. NO. Hago responsable de esto a nuestro muy querido departamento de Relaciones Internacionales, (¿Qué haríamos sin ellos?) por darle prioridad a aquellos nuevos estudiantes de máster blandos y mimados. Claro, a un etsiiano medio nos encanta sufrir estudiando, pagar sangrantes terceras matrículas y aguantar las excentricidades e insultos de profesores martensíticos todopoderosos….Me desvío, ese es otro melón para ser abierto. A lo que iba, yo, siendo tan inocente, os oigo cada año en las conferencias de intercambios diciendo: “¡No! ¡No! Os recomendamos que hagáis vuestro intercambio durante el máster, así está planteado el Plan Bolonia”. Gracias, relaciones internacionales, eh... ¿dónde está mi plaza prometida? ¿A quién se la habéis dado? ¿Esa recomendación era solo para la minoría de etsiianos que va a curso por año? Me río por no llorar, o por no hacer cosas peores. Estoy totalmente seguro de que las nuevas incorporaciones de alumnos de máster (MII) no llegan ni 12 AWA Nº 87

a la suela de los zapatos de un estudiante que ha cursado el GITI en la ETSII. Y sin embargo ellos ahora se van a donde yo ahora no me voy a poder ir. De verdad, no es serio ni justo a lo que jugáis. Por ultimo felicitaros departamento, las plazas de intercambio llevan con acuerdos de hace más de 10 años, no se incorporan nuevas plazas y cada año van desapareciendo destinos... Debería ser obligatorio que cada alumno curse un semestre de su grado con movilidad internacional. Pero claro, el número de plazas de movilidad internacional es totalmente insuficiente para el número de alumnos matriculados… Otra cosa que me resulta admirable (ya pocas cosas me sorprenden en esta escuela) son esas plazas ocultas, semiocultas o bloqueadas para la mayoría de los mortales que aparecen y desaparecen con nocturnidad y alevosía de un día para otro. Destinos encubiertos… salvo si conoces al contacto adecuado. Y por último, me gustaría exigir la máxima transparencia en la adjudicación de plazas. Una lista pública con las adjudicaciones, puntuaciones según criterios y resultados académicos. También unas bases con los criterios utilizados. Un período de reclamaciones… no me parece nada anormal. Lo dicho, mucho debe proporcionarme mi vida laboral y mis conocimientos adquiridos hasta que descubra que mi estancia en la ETSII no ha sido una pérdida de tiempo, una tomadura de pelo y un eterno recocido de atenuación de tensiones. Mucha RSC, muchas competencias, mucho postureo… pero luego lo importante os queda grande.


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