CULTURA DISCOS DE VINILO
La venganza del winco En la era del MP3 y en un afán de luchar contra la piratería, la industria discográfica encontró en la reedición de discos de vinilo un nuevo nicho de mercado. Un panorama dominado por las descargas digitales recupera un clásico de las bateas sostenido por su fuerte impacto visual y la profundidad y calidez de los Long play Anticuado o descabellado, algo de cierto hay en el que poco a poco los discos comienzan a aparecer en las disquerías. Desde 2007 las ventas de grabaciones en vinilo en todo el mundo muestran una tendencia creciente, incluso mayor al de las canciones digitalizadas. Las nuevas ediciones tienen un peso de 180 gramos, casi el doble de los discos originales. Si bien es cierto que el formato nunca fue dejado de lado por los DJ, fue evidente su desaparición de las disquerías a fines de la década de los 80. En su reemplazo surgió con fuerza un disco de menor tamaño y con un sonido mucho mejor: el cd. Este invento que copó la industria musical y concentró los esfuerzos de ingenieros y desarrolladores de tecnología, que buscaron reducir cada vez más el tamaño de los soportes de audio sin perder calidad de sonido. A pesar de esto, en la década del 90 se siguieron fabricando y editando discos sobre todo en Holanda, Alemania e Inglaterra. Esta carrera continuó en Internet, con grupos que comenzaron a hacer el lanzamiento de sus proyectos en la web y priorizar el desarollo de sus shows ante el avance imparable de la piratería. Paralelamente a los cd de música, los grabables introducen la posibilidad de que el usuario realice las compilaciones que desee con la grabación casera en su computadora personal. Y llegando más allá, la música digitalizada y comprimida con distintos formatos permite llevar los archivos fácilmente en un teléfono celular o MP3. Ante este escenario, la industria parece haber encontrado una nueva veta para reposicionarse en el mercado: la onda retro de los discos de vinilo y la revalorización de la calidad de sonido. En cuanto al primer motivo, si bien en los últimos años, en algunos países la demanda había quedado relegada a los coleccionistas, este formato resurge como soporte de ediciones limitadas. Como ejemplo basta mencionar las tres
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recopilaciones de The Beatles (Anthology) editadas en 1995 y 1996 en este formato. Los amantes de la pureza del sonido por su parte, reivindican la amplitud de la gama de frecuencias altas, medias y bajas que tiene inicialmente un tema musical a pesar de que su sistema de lectura pareciera provocar un raspado o arrastre, el famoso “ruido a fritura”.
Cuestión de calidad Quienes entienden de pureza de sonido están de parabienes con el regreso de los discos de vinilo. En los CD y los MP3, la música es grabada como datos en sistema binario codificada en una serie de 0 y 1. Al reproducirse no es leída todo seguido, por lo que las pausas son completadas introduciendo un ruido a través de un proceso llamado “dithering”. En cambio, en los discos la música es reproducida de forma continua. Además el rango sonoro del vinilo es de 65 db, mayor al del CD, de 98 db., por eso el cd no alcanza a registrar los picos de graves y agudos contenidos. Esta superioridad que tiene el disco por sobre el formato digital, por supuesto se da en condiciones óptimas, donde el vinilo gana en profundidad y calidad. Incluso para superar los inconvenientes de las ralladuras, los nuevos discos se realizan con un gramaje mayor a los antiguos para que los surcos más profundos sean menos susceptibles del daño. Igualmente, no solo es la calidad del sonido lo que distingue a los discos de los CD o la reproducción de música digitalizada en cualquier implemento, acertar la pua en la pista, disfrutar del arte de la portada o encontrar detalles de packaging, predispone al “oyente” a disfrutar de la melodía con una atención distinta que solo conectarse a sus auriculares y caminar tarareando.
Nacidos y revividos Nuevas ediciones o compilados de grandes artistas, encuentran en los discos una nueva forma de dirigirse a sus públicos. Por una parte, la industria vislumbra la oportunidad de recibir nuevamente regalías por la venta de clásicos reeditados en este formato, y por