La Higuera 2007

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Año 1 Nº 1 Octubre 2007

Cuatro años echando raices


Ideales, objetivos y metas Cada día vemos inserto en nuestra sociedad y en el ambiente donde estamos, el desvío de una medicina científica y humanista hacia una medicina mercantilizada que habla de clientes en vez de pacientes. Incluso, parece más interesada en los dividendos que en los reales beneficios de la salud. Más ocupada en la amortización de los equipos que en su uso responsable y eficiente. En fin, una medicina que pretende someter a la profesión a exigencias de la competencia comercial, a veces con restricciones arbitrarias en el uso de los medios diagnósticos o terapéuticos o, en contrapartida, con incitaciones al abuso tecnológico y la mirada puesta en el impacto de la propaganda comercial. Cuando empezamos este camino sabíamos que no podíamos cambiar el mundo pero sí ser lo más fieles posible a nuestra vocación, pues este espacio es algo que no queremos perder ya que es una forma de vivir y de sentir esta profesión. “Si el enfermo no puede estar seguro de que no hay otro interés en el médico que el de devolverle la salud, entonces no hay entrega del médico a su paciente, no hay medicina, sino un trato comercial desprovisto de nobleza”. Hoy la salud muestra grandes progresos en la perspectiva de vida y disminución de la mortalidad infantil, avances de los que gozan los países desarrollados a diferencia de los subdesarrollados. Las enfermedades infecciosas y parasitarias siguen causando un elevado número de

muertes: la tuberculosis, el chagas, la malaria y nuevas infecciones de las que el VIH Sida es el ejemplo más claro. Enfermedades y muertes que son prevenibles mediante el empleo de vacunas y de tecnología sencilla. Las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud muestran modestas mejoras en salud hacia el año 2025 y el riesgo de emergencias sanitarias. Por otra parte, no hay datos que sugieran soluciones al desempleo ni a acortar la brecha entre ricos y pobres en un mundo de marginalidad creciente. Esto acontece en un marco de exceso de capitales que hipertrofian el mercado financiero y con límites en el ámbito productor de bienes. Este tiempo necesita de profundos cambios del contrato social fundados en la solidaridad y en una economía que responda a las necesidades humanas y no a la reproducción exclusiva del capital con independencia de sus acciones adversas sobre la sociedad. Pero no dejemos el cambio para los otros. La solidaridad no tiene ideología, partido político ni religión. Tiene que ver con el corazón de cada uno, con empezar cada uno de nosotros a entregar parte del conocimiento recibido y algo de nuestro tiempo.

Personería Jurídica: Res. Exp. I.g.p.j. 649 E-mail: lahiguera_ong@hotmail.com Tel.: (0341) 156845100 / 153002689

Equipo La Higuera 2007 Coordinación general: Gustavo Farruggia Coordinación local: Patricia Gómez Secretaría: Belén Corino Tesorería: Sebastián Bravo Vocales titulares: Miguel Colombo, Rubén Bianchi y Lisandro Gaillard Vocales suplentes: Cintia Maskín, Claudia Papaleo y Olga Moscatto Síndico titular: Flavia Milicic Encargado de unidad sanitaria móvil: Raúl Robles y Víctor Arsenoni Edición y producción periodística: Juane Basso y Guillermo Griecco Diseño gráfico: Javier García Alfaro Impresión: Rubén Fiele Voluntarios de proyectos Salud escolar: Patricia Gómez, Claudia Papaleo, Gimena Corral, Gimena Gutiérrez, Yanina Barchetta, Carolina Rada, Mariela Reinoso, Ignacio Cejas, Gabriel Fernández, Viviana Bruno y Malena Orellano Rehabilitación de niños con enfermedades crónicas: Lisandro Gaillard, Belén Corina, Cintia Maskín, Camila Perochena, Ismael Rodríguez y Giuliana Piñeiro Pediatría Ambulatoria para Comunidades Rurales y Aisladas (Paicra): Gustavo Farruggia, Lucía Vago, Mariana Cárcano, Luciana Ramaciotti, Silvia Maiorano, Diego Marmarusso, Fernanda Ferrer y María Emilia Sattler ¡Y gracias a todos los pasantes voluntarios!


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En el predio de la ex Sociedad Rural se encuentra la sede local de la organización.

Una higuera entre añejos eucaliptos En el parque Independencia de Rosario, más precisamente en el predio de la ex Sociedad Rural, funciona la nueva sede de La Higuera. Rodeada de enormes y añejos eucaliptos, esta casa, ubicada frente a la pista donde se realizan destrezas criollas, es el punto de encuentro que los integrantes de la asociación utilizamos para reuniones y planificaciones de los diferentes proyectos que llevamos adelante. Y esta vieja casona, que alguna vez fue la Casa del Socio, enclavada entre los galpones que hay en el lugar, tiene nombre propio: “Dr. Esteban Laureano Maradona”. Si bien no existen parentescos con el astro del fútbol argentino, este médico vendría a ser algo así como “el diez de la medicina social”, aunque en el ambiente profesional se lo llamó “el médico de los pobres”. Tras varias semanas de arreglos en paredes y techos para reacondicionar el lugar, la nueva sede de La Higuera comenzó a funcionar. Una vez por mes, al menos, los profesionales de la ONG nos juntamos en esta casa, cedida gentilmente por la Municipalidad de Rosario, con el fin de sentarnos a la mesa de reuniones y diseñar los esquemas de trabajo. También sirve como depósito de mercadería, ropa y zapatillas que La Higuera recoge de las donaciones de la gente y que más tarde son transportadas hasta poblaciones vulnerables en las misiones humanitarias que realizamos, donde el aporte no es sólo profesional. Otra de las actividades que se desarrollan en la casa –con piso de madera y ahora decorada con tapices hindúes, cacharros, farolas y fotos de las misiones a Formosa y Chaco–, tiene que ver con un grupo de niños de Rosario portadores de enfermedades crónicas, que hacen rehabilitación por medio de la hidroterapia, un espacio lúdico y terapéutico dentro del agua. Como tarea afuera de las piletas, estos chicos también visitan la sede de La Higuera para desarrollar actividades interdisciplinarias. La ex Rural, donde está ubicada la sede de la asociación, fue declarada patrimonio

histórico de los rosarinos. La casa, donde funciona también nuestro museo, nos resulta útil y cómoda para nuestro trabajo. De no disponer de un lugar físico donde juntarnos y trazar y evaluar los proyectos de trabajo, nos resultaría complicado funcionar como grupo. Dentro de la sede hay un espacio destinado a homenajear al genial doctor Esteban Laureano Maradona, quien puso su vida al servicio de los sectores más postergados de Formosa, del monte chaqueño, atendiendo a comunidades aborígenes y campesinas con total entrega. “El hombre que perdió el tren…” es nuestro guía y ejemplo a seguir. Este notable profesional nació el 4 de julio de 1895 en Esperanza, Santa Fe, y falleció el 14 de enero de 1995, desposeído de todo bien material, pero con la grandeza intacta. Y para demostrar nuestra admiración hacia él, en un rincón de la casa, como para mantener viva su memoria, se exhibe parte de sus pertenencias (un saco vetusto, su corroído instrumental, una escarapela, entre otros elementos), que fueron donadas por sus familiares directos a nuestra institución.

“Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado”, dijo alguna vez el doctor Maradona, y sus palabras nos marcaron –y seguirán marcando– el camino a transitar a todos los profesionales que integramos La Higuera, que, como ahora bien saben, tiene nueva sede en la ex Sociedad Rural.

“Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado”


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La Higuera trabaja en la rehabilitación y seguimiento de chicos con patologías crónicas por medio de la hidroterapia.

Un chapuzón terapéutico Uno de los tantos proyectos que sostenemos en La Higuera desde 2003 hasta la actualidad tiene que ver con la rehabilitación y seguimiento de niños que padecen patologías crónicas y complejas. En este ámbito, las actividades que desarrollamos incluyen el área asistencial, humanitaria y de acción continua de los profesionales abocados a la tarea. Este proyecto está destinado a crear espacios para niños de escasos recursos (económicos, sociales y afectivos), que padecen una patología discapacitante, especialmente neurológica y pulmonar. Los trabajos interdisciplinarios a desarrollar apuntan a generar un espacio de consulta en la sede de La Higuera para las especialidades como fonoaudiología, kinesiología, psicología, estimulación temprana, trabajo social y musicoterapia. Además, hay otros dos espacios destinados a la actividad de control médico e hidroterapia, una recuperación acuática desarrollada en la pileta del Club Sportivo Rosario de la que participan niños de Cabín 9 y otros barrios de la ciudad con patologías específicas. En este espacio lúdico terapéutico, de contención para el chico y su familia, trabajamos kinesiólogos, profesores de educación física, médicos y estudiantes de estas profesiones y voluntarios que aportan y mucho. Con este proyecto, nuestra ONG se propone llegar hasta al niño de escasos recursos que recibe el alta en algún hospital y colaborar con la red de salud municipal o provincial en su rehabilitación, tratando de mejorar, junto a su familia, la calidad de vida de ese chico con una enfermedad crónica. En términos generales, el proceso de rehabilitación –suma de medidas que tienen como finalidad la recuperación de las funciones y capacidades corporales, mentales o psíquicas de un paciente o discapacitado

físico– puede ser definido como un esfuerzo coordinado, que implementa medidas médicas, sociales, educacionales y vocacionales, con el objetivo de lograr que el paciente alcance el máximo nivel funcional. En cuanto al seguimiento de los pacientes, La Higuera se plantea el compromiso de todo el equipo de trabajo con el niño que padece una enfermedad crónica y su familia con el fin de llegar a las metas previstas por la organización local. Por otra parte, las tareas humanitarias que acompañan la rehabilitación del chico están conformadas por talleres de costura, cerámica, teatro y títeres, entre otros, que tienen como propósito ejecutar tareas específicas destinadas a mejorar la calidad de vida del niño. En este grupo se incluye toda la actividad social y de integración, como ser campamentos, salidas, festejos de cumpleaños, etcétera. El contacto inicial del proyecto es el médico pediatra que ve y capta al niño con la patología crónica, si bien cualquier otro profesional o no profesional que interviene en el trabajo puede ser la primera aproximación inicial con el niño. Entre los objetivos del programa, el rol que realiza cada profesional debe tener un espíritu humanitario por sobre cualquier saber y cada acción y trabajo que se realice con los niños debe tener un fundamento científico integrador, para lo cual todo el equipo de

El rol que realiza cada profesional debe tener un espíritu humanitario por sobre cualquier saber y cada acción y trabajo que se realice con los niños debe tener un fundamento científico integrador. trabajo de La Higuera deberá tener un encuentro semanal obligatorio destinado a evaluar cada caso en particular. En relación a los objetivos generales, nos proponemos mejorar la calidad de vida del niño a través de un espacio lúdicoterapéutico que lo integre a la familia y a la sociedad. El fin social es ofrecer un espacio para el paciente crónico y su familia, donde prime una visión humanitaria y de fuerte contenido científico-social. Además, brindar a los estudiantes de distintas carreras universitarias un campo de referencia, capacitación y experiencia en la práctica cotidiana”. En esa misma línea, otro de los designios del proyecto de La Higuera es interrelacionarse con otras ONG o instituciones que tengan planes afines en el aspecto humanitario, social y académico, incluyendo aquellas que quieran colaborar con el sostén económico.


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Mariano Brizuela y Franco Colautti son músicos y colaboran desde los comienzos del proyecto mediante la organización de eventos destinados a juntar fondos.

Mano a mano con La Higuera

Para nosotros, Franco Colautti y Mariano Brizuela son más que “colaboradores de La Higuera”. En realidad, aportan a la causa desde otra disciplina y forman parte de este proyecto humanitario que sostenemos junto a ellos desde hace cuatro años. La historia comenzó más o menos así. Los chicos en 2003 tenían el bar Sabina. Un día fuimos a consultarlos para organizar algo ahí, con el objetivo de recaudar fondos para nuestra organización, y enseguida se engancharon con el proyecto. Desde aquel momento a esta parte, Franco y Mariano siempre estuvieron presentes cuando se lo pedimos. O nos prestan el bar para organizar algún evento o directamente tocan ellos con la banda que tienen y lo recaudado va para La Higuera. Ambos se comprometieron con nuestra asociación desde los inicios y hoy continúan demostrando su enorme espíritu solidario. Brizuela y Colautti no sólo son socios en los negocios, ya que también tejen alianzas en el terreno musical con la banda Casta Latina. Voz y guitarra del grupo, respectivamente, vienen trabajando desde hace tiempo en este proyecto sonoro con influencias del folclore latinoamericano. Además, como buena nueva, estiman que en marzo del año que viene puede asomar en las bateas rosarinas su primer disco, que se llama “Va a llegar el día”. Sabina ya no existe, aunque varios adornos de aquel recordado reducto fueron a parar a la flamante sala cultural que, con mucho esfuerzo, montaron Franco y Mariano. Los jóvenes músicos ahora están sumergidos en otro de sus emprendimientos, que se mete con la historia viva de nuestra ciudad. Franco y Mariano recuperaron y remozaron el antiguo local donde durante años funcionó la sala de cine Carlos Gardel, en Ovidio Lagos 790. La nueva sala cultural se llama “Mano a

En el lugar se respira cierto aire latinoamericano. Grandes cuadros en la pared de Silvio Rodríguez, Gardel, Serrat, Sabina, entre otros artistas, decoran el lugar. Mano” (www.manoamanoartes.com.ar) en honor al Zorzal Criollo. Vale destacar que las actividades de los viernes, con jazz sobre el escenario de Mano a Mano, están articuladas con la Secretaría de Cultura municipal, enmarcada en una propuesta nocturna más del tradicional barrio de Pichincha. En el lugar se respira cierto aire latinoamericano. Grandes cuadros en la pared de Silvio Rodríguez, Gardel, Serrat, Sabina, entre otros artistas, decoran el lugar. Las mesas de la sala cultural fueron

fileteadas por el artista Fabio Prieto. En ellas se observan imágenes de Pocho Lepratti, el Negro Olmedo, el Che Guevara, el Negro Fontanarrosa, entre otros. Cuando se hacen un tiempo, los chicos participan de nuestras reuniones. Y por su puesto que continúan colaborando con nosotros, ahora en un nuevo espacio pero con el compromiso de siempre. De hecho, la fiesta de los cuatro años de nuestra organización será organizada el 18 de noviembre en el nuevo recinto abocado a la cultura que impulsaron Franco y Mariano. No tenemos palabras de agradecimiento por todo lo que hacen por nosotros. Para saludarlos, mejor elegimos las últimas estrofas del tango Mano a Mano, compuesto por Carlos Gardel en 1923, para resumir nuestro sentimiento hacia ustedes: “Si te hace falta un consejo, acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo pa' ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión”.


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Baglietto, un colaborador desde el primer momento de nuestro proyecto, pasó por Rosario para brindar un recital y se sentó a charlar un rato con La Higuera.

“No nos olvidamos de dónde venimos” Juan Carlos Baglietto es una figura demasiado conocida como para gastar tinta presentándolo. Sólo vamos a decir, a riesgo de que se enoje cuando la lea estas líneas, que para la gente de La Higuera es un amigo especial, puesto que ha brindado una mano cada vez que le fue solicitada, desde aquel primer mail que le mandamos allá por los turbulentos días de 2001. Baglietto prefiere el perfil bajo con este tipo de compromisos, incluso manifestó explícitamente que le molesta que se haga una pose del acompañamiento o la ayuda a organizaciones como la nuestra. El domingo 9 de agosto estuvo en Rosario para dar un concierto con su nueva banda en la Fundación Astengo, y al igual que en cada oportunidad que se presenta en la ciudad, se reunió con la organización, hizo un alto en el concierto para contar quienes eran esos “médicos y pibes medios locos” que “trabajan con la gente que lo necesita”. Ah, también invitó a su público a colaborar con el proyecto. Precalentamiento Minutos antes del concierto, apenas terminada la prueba de sonido, Baglietto nos vino a buscar. Lo seguimos por las escaleras del auditorio, las que están detrás del escenario, y nos encontramos con una escena que echó por tierra el mito de que los músicos no ingieren alimentos antes de “salir a la cancha”. La banda de Baglietto, con Juan Carlos a la cabeza, acompañados de amigos y familiares, hacían la previa en

los camarines degustando una picada de sándwiches y pizzas. “Nosotros vamos a ir a comer a la una de la mañana, hasta esa hora tenemos que engañar el estómago con algo”, dice Baglietto para justificar el banquete. “¡Che, no hagan tanto quilombo que tengo que hacer una nota y no se oye nada!”, gritó Juan Carlos a un ejército de músicos, amigos y familiares que precalentaban para el recital. —¿De dónde surge esa actitud de muchos artistas de estar ligados a proyectos solidarios, o colaborar con proyectos como el nuestro? —No, no. Vale la pena aclarar que no tiene nada que ver con que un proyecto sea u opere desde Rosario. Hay cuestiones que no tienen que ver con los lugares; en definitiva, los lugares son la gente. De pronto yo tengo una ligazón profunda con Rosario, me sigo sintiendo rosarino, a pesar de que hace una bocha de años que ya no vivo acá, pero sigo teniendo gente acá que quiero, y porque me parece que siguen sucediendo cosas valiosas, como la experiencia de ustedes. En general uno con el paso del tiempo, además de más viejo e hincha pelotas, uno se vuelve más selectivo, entonces como digo siempre, no es que uno crea menos en las cosas, pero le pone su atención y su fe a cada vez menos cosas. En las que cree, cree mucho y probablemente más que antes, pero pasa como con la energía. De joven uno despilfarra energía, cuando te vas poniendo un poco más viejo vas entendiendo que te queda menos energía y que necesitás

direccionarla en cosas útiles. Además, uno se pone selectivo porque en nombre de la solidaridad se han hecho tantas barbaridades. —¿El hecho de haber formado parte de la trova rosarina, te marcó en el sentido de tu actitud de cómo entender la música y la relación con lo que pasa a tu alrededor? —A lo mejor. A lo mejor uno también sigue sintiéndose rosarino porque no se olvida de sus orígenes, a lo mejor uno se copa con una movida como la de La Higuera porque no nos olvidamos de donde venimos. Pero fundamentalmente uno se copa con esto porque me parece valioso que haya gente dando, entregando su tiempo, su esfuerzo, no hay tanta tampoco. Rosario es una gran familia De pronto la entrevista se interrumpe. Entra al camerino la hermana de Juan Carlos. Baglietto nos presenta y por unos minutos quedamos en medio de una charla familiar. “Me trajiste las fotos del papi”, dice un Baglietto familiero. “La verdad no sé qué hay ahí adentro –señala la hermana en relación a un CD que le entrega a Juan–. Los dejé a Pauli y al Guille y les dije: grábenle fotos al tío”. —Por lo visto las venidas a Rosario no son sólo un hecho musical. ¿Con qué te conectás cuando venís? —No, no, claro. Sucede esto. Viene toda la familia, a pesar de que yo vengo en otras ocasiones a Rosario. Pero pasa que nos


"Me sigo sintiendo rosarino, sigo teniendo gente acá que quiero, y porque me parece que siguen sucediendo cosas valiosas..." juntamos. Si hay algo que nos dejaron grabado a fuego nuestros viejos fue esa cosa de juntarse. En general nos llevamos muy bien. Nosotros somos cuatro hermanos, si bien con mi hermano varón nos vemos más seguidos porque somos socios en un emprendimiento, con mis hermanas también tenemos una súper buena relación. —En el pasillo y en esta previa al recital se ve que están todos muy acompañados por la prole, ¿tiene que ver con un particular modo de encarar las giras? —Y la verdad es como una preocupación, esto de participar a nuestras familias de lo que hacemos. También tiene que ver con un orgullo. Yo soy profundamente orgulloso de lo que hago artísticamente. Algo de música —Uno imagina que por ser un artista que versiona muchas canciones escuchás lo que después grabás. Pero… ¿qué te gusta escuchar realmente? —Escucho canciones, cancionistas, pero no soy un tipo muy prolijo en eso, no tengo una discoteca ordenada por alfabeto, ni nada de

eso. —¿Y vas a ver a otros músicos? Voy a ver pocas cosas. Prefiero quedarme en casa. —¿Te pasa como al futbolista que llega del partido y no quiere ver más fútbol ni en joda? —No. No estoy podrido de lo que hago. Además de la música laburo en otras cosas, que también me apasionan, y laburo todo el día, o sea que por ahí tengo un sábado o un domingo que me toca no laburar, y la verdad es que tengo ganas de quedarme en mi casa. Salvo que haya cosas muy interesantes o me invite gente a cantar. —En la prueba de sonido se los vio muy relajados a todos, muy jodones. ¿Cuánto juega para el resultado final el hecho de que la banda tenga esa onda interna? —Esto que ustedes vieron es porque ya está bien maduro el proyecto. Porque si viste el recital anterior y ves este, vas a encontrar grandísimas diferencias. Estamos muy contentos con como estamos sonando y eso te entusiasma. Ya contamos con una base muy sólida sobre la cual estamos parados. —¿Y el disco editado con esta banda, con este nuevo proyecto, qué lugar ocupa en ese estado de alegría? —El disco es el disparador de este momento. A mi me gusta mucho más tocar que grabar. Disfruto mucho más la relación con la gente. Pero los discos son un laburo de mucha constancia. De laburo de ensayo y error. Es un trabajo de muchas horas, doce o quince por días. —Con esto que decís nos hacés pensar que no va a ser tan pronta la salida de un

próximo disco de estudio… —No. Al contrario, tengo pensado no dejar pasar tanto tiempo entre la salida de este y el que viene. De hecho ya tengo una idea para mediados de año que viene. Pero a este todavía le queda un trecho para ser defendido. —¿Vos tenés un modo de reconocer hasta cuando se tiene que seguir tocando en vivo un disco, tienen una especie de vencimiento? —Llega un momento que vos decís ya es hora de abandonarlo. Eso tiene que ver más con una inquietud de los artistas que con una necesidad de la gente. Muchas veces pasa que la gente te va a ver y te pide lo mismo que grabaste hace treinta años. Y yo no reniego de eso, pero a mi me gusta mostrar también el recorrido, yo no soy el mismo de hace treinta años. —El año pasado participaste en un disco especial por los cuarenta años del rock nacional y grabaste "Jijiji" de los Redondos. ¿Qué es hoy el rock para vos? —Hay cosas de rock que me siguen encantando, me sigue dando ganas de acercarme. Pero hay otra parte que tiene que ver con una filosofía que ya no comparto y que me pasa lejos. —La filosofía del reviente… —Y, yo no podría ser amigo de Pity de Intoxicados. Yo no lo juzgo. Nosotros tampoco fuimos santos, nosotros también estuvimos dados vuelta como un guante, para qué nos vamos a hacer los puritanos. Pero es un camino que hay que transitar y yo ya lo transité, y por suerte tuve motivos mucho más importantes que salir de noche.


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Manual para el trabajador voluntario El trabajo voluntario es el trabajo que se realiza sin ánimo de lucro y que contribuye con una causa que persigue el bienestar del prójimo y/o de la sociedad en general. Esta contribución se manifiesta mediante el trabajo intelectual o físico de una persona llamada voluntaria. Eso sí, el trabajo solidario implica tiempo y no dinero. Además, existen muchas poblaciones con las cuales contribuir y son diversas las formas de llevarlo al terreno. La diferencia entre un acto voluntario y uno obligatorio es que el voluntario se realiza desde la libertad y el convencimiento de la acción. Al realizarse de esta forma generalmente provoca placer y felicidad, más allá que se deje mucho tiempo para otras cosas. Mientras que uno no voluntario, en la mayoría de los casos, es obligado y sin un pleno convencimiento. Entonces se hace rutinario, carente de emociones, basados en la inercia y en la rutina. En La Higuera debe trabajar gente voluntaria, que lo que haga sea de corazón y por convencimiento, aunque ser voluntario no significa “lo hago cuando quiero, o cuando puedo”, acomodando la necesidad de la gente a nuestros tiempos, gustos o intereses. En cambio, sí puede encajar al bien del grupo y a lo pautado primera y fundamentalmente, que tiene que ver con los motivos por los que nuestra organización fue creada. Crecer en el voluntariado es ser ejecutor de proyectos desde lo personal, no esperando que toda la responsabilidad esté en otra persona. Adaptarse al bien común e interesarse por lo que le pasa al otro son acciones impulsadas por una gran cuota de solidaridad. Ser voluntario no se contradice con el profesionalismo con el que hacemos las acciones. Es más, se fortalecen uno en el otro pero el crecimiento en lo técnico y lo científico debe estar a disposición de la causa, que es siempre el crecimiento y desarrollo del hombre en toda su dimensión. La Higuera intenta vivir los valores humanos que son generados por diversos personajes de nuestra historia, para incorporarlos en cada uno de los voluntariados, generando de esta manera una apertura hacia otras culturas que fortalecen la condición humana y amplían de esta manera la dimensión de lo sano.

La diferencia entre un acto voluntario y uno obligatorio es que el voluntario se realiza desde la libertad y el convencimiento de la acción. El voluntario es aquella persona física que libremente se compromete a trabajar por los demás. Para ser bien intencionados tenemos que sensibilizarnos ante la injusticia, ante la enfermedad de la desesperanza, ante la desigualdad social, ante la soledad y la marginalidad, evitando que nos parezca natural e imposible de cambiar. Conmovernos por el ejercicio de los valores humanos, por la historia de hombres y mujeres, vigilantes, fieles de la Madre Tierra, respetuosos de tradiciones y costumbres heredadas, testimonios de riquezas simples y puras, luchadores ante las adversidades y obligados cambios de hábitos; orgullosos de sentirse argentinos desde las entrañas; sabios, al valorar la salud, la familia y el trabajo como dones supremos. Generar valores en el voluntario de bajar los

decibeles urbanos y ser capaces de escuchar, intentar comprender, compartir y respetar a personas de otras culturas y creencias, forjando encuentros y rescatando mensajes. Valores como la conservación del humano en esta organización sustentado en el objetivo primario de La Higuera, que es servir de acuerdo a lo que yo sé hacer, siempre enfocado al campo de la salud. Recordemos que ser voluntario no es dar una limosna o lo que me sobra, es dar parte de nuestro tiempo. Este es el momento de ejecutar las acciones bien claras, organizadas y con gente comprometida en el día a día. No nos debemos dispersar en nuestros objetivos y tener bien claros los proyectos con sus respectivos responsables y obreros. Es por eso que nuestro inspirador es uno de los médicos más reconocidos por su entrega a su gente como el doctor Esteban Laureano Maradona, que supo integrar la medicina “tradicional” con la más “avanzada” de la época, generando más que conocimientos médicos, una sabiduría de vida. Ahí apunta este proyecto, a complementar todos los saberes y forjar personas abiertas y con criterios médicos adaptables a las circunstancias. Y no a modelos y normas preestablecidas.


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Un minihospital sobre ruedas La Higuera dispone de una unidad móvil ambulatoria, con asientos y dos consultorios bien equipados, para realizar sus viajes a Cabín 9 y El Impenetrable chaqueño.

Es mucho más que un simple medio de transporte que nos traslada hacia los terrenos donde ejecutamos nuestra acción médica y humanitaria. Es por momentos otra casa para muchos de nosotros. Pasamos gran parte de nuestro tiempo cuando hacemos los larguísimos viajes al impenetrable, o cuando se transforma en consultorio en cualquiera de las paradas, en Cabín 9 o en el Chaco. Es algo así como un minihospital montado sobre ruedas que se alimenta de litros de gasoil y que nos acompaña en nuestras tareas cada vez que tenemos que dejar la ciudad. Al mismo tiempo, lo usamos como transporte de cargas, en este caso para acarrear cajas repletas de alimentos, ropa y juguetes. Esta vez, vaya coincidencia, el trabajo colectivo viaja en colectivo. Como queda ilustrado en la imagen que acompaña esta nota, para los viajes humanitarios que realizamos, disponemos de un ómnibus más o menos moderno, de color blanco, convertido en unidad sanitaria ambulatoria. El micro a cargo de Raúl Robles y Víctor Arsenoni (choferes, mecánicos y algo más) no sólo transporta voluntarios de La Higuera desparramados en los catorce asientos; lleva además toda la mercadería que cabe en su bodega. Para la atención sanitaria específica, nuestro bondi está provisto de dos

consultorios bien equipados que nos permiten dar asistencia a los eventuales pacientes. Además tiene una heladera y una cocina, donde alguno de nosotros abandona la medicina por un rato y se anima a incursionar en la gastronomía. Allí alguna vez uno dejó el estetoscopio para pasar a manipular otro tipo de adminículos y nos sorprendió a todos con sus habilidades culinarias. Con la unidad móvil realizamos nuestras primeras excursiones sanitarias al barrio Cabín 9, de la ciudad de Pérez, donde un grupo de médicos, estudiantes de Medicina y residentes de La Higuera despliegan un plan de salud escolar. Arrancamos a trabajar en un jardín de infantes. Todas las semanas vamos y revisamos a los pibes. Sucede que muchas veces en el centro de salud del barrio, debido a que están saturados de pacientes, no los revisan como corresponde. También hemos podido relevar algunas zonas alejadas de Cabín 9. Ese trabajo tuvo como objetivo ir a buscar familias muy alejadas del centro de salud, algunas de las cuales pertenecen a otra área de influencia. Con el aporte de la Unidad Sanitaria pudimos realizar los controles en la zona, llevando a estudiantes del pregrado y profesionales. Como resultados generales se detectaron importantes índices de

deserción escolar, condiciones de vida ambientales muy malas y falta de control y vacunación en niños. También se constató la realización de escasos controles de personas adultas y embarazadas. En todos los casos, el principal objetivo de estas intervenciones es detectar patologías ocultas y complementar el trabajo con los pediatras del centro asistencial del barrio, donde prevalecen las calles de tierra y donde los servicios básicos son un lujo que pocos se pueden dar. Este colectivo de larga distancia fue donado a nuestra organización por un empresario argentino radicado en Italia. Cada tanto el ómnibus, devenido en consultorio rodante, debe pasar por el taller mecánico para hacerse un chequeo, pero enseguida vuelve a las pistas como un fiel compañero. El colectivo es una herramienta fundamental para acercarnos hacia nuestro objetivo, que es llevar asistencia médica y humanitaria a regiones donde las carencias materiales, inhospitalidad del medio, distancias y dificultades económicas, hacen muy precaria la asistencia de los habitantes de estos lugares. Este hospital ambulante nos facilita la concreción de estas metas, las de llevar salud donde no la hay, las de reforzar los sistemas sanitarios en los sitios donde están más necesitados.


Cuatro años de acción médica y humanitaria La Higuera viene echando raíces en terrenos hostiles de Rosario y el norte del país desde noviembre de 2003. Entre los proyectos más destacados que llevamos adelante actualmente, están las acciones de trabajo en El Impenetrable chaqueño con el fin de facilitarle a su población el acceso a la salud.

a Higuera es una organización humanitaria de acción médica fundada en Rosario el 17 de noviembre de 2003. El nacimiento fue inspirado en la sabiduría del doctor Esteban Laureano Maradona, cuyo principal objetivo es lograr el pleno acceso al derecho de la salud, especialmente en poblaciones vulnerables y alejadas de nuestro país, complementando la actividad asistencial con los sistemas de salud locales, por medio de acciones en el terreno con profesionales que en forma voluntaria entregan su profesión a la comunidad, con un espíritu humanitario y docente, con capacitación en servicio para estudiantes y profesionales en formación. Si bien La Higuera fue sembrada oficialmente en noviembre de 2003, su historia se remonta a un año antes, cuando un grupo de personas de diversas profesiones se reunió con el objetivo de elaborar un proyecto de ayuda solidaria. Se denominó El Hormiguero y sus propósitos giraban en torno a la salud, educación y derechos humanos. Por diversos motivos, este intento no prosperó, aunque la idea persistió, y tras el intento con un nuevo grupo de personas nació La Higuera. Optamos por este nombre debido al significado e importancia que tiene este árbol en la historia de diversas culturas y civilizaciones. Nos cautivó la trascendencia de sus frutos, a los que les otorgaban el sinónimo de prosperidad, fertilidad y solidaridad, entre otras cualidades. Al organizarnos como ONG, tratamos de construir una entidad con concepto humanista, con el objetivo de diseñar un proyecto que sirva para el crecimiento de nuestro trabajo y de nosotros mismos, descartando el asistencialismo o la

Optamos por este nombre debido al significado e importancia que tiene este árbol en la historia de diversas culturas y civilizaciones. Nos cautivó la trascendencia de sus frutos, a los que les otorgaban el sinónimo de prosperidad, fertilidad y solidaridad, entre otras cualidades. construcción de un nicho de poder con fines políticos. La organización es un instrumento al servicio de una idea, al servicio de la gente, y no a la inversa. A cuatro años de su nacimiento, las ásperas y fornidas ramas de La Higuera, al igual que las raíces, continúan creciendo contagiadas por la vocación de servicio. Tenemos un compromiso para movilizarnos y sensibilizarnos ante la enfermedad de la desesperanza, de la desigualdad social, de la soledad y de la marginalidad, evitando que nos parezca natural e imposible de cambiar. Actualmente, nuestra organización cuenta entre sus proyectos más destacados facilitar el acceso a la salud de los habitantes del Impenetrable chaqueño, por medio del trabajo permanente en el lugar, con el aporte de recursos humanos y materiales. En este sentido, La Higuera se ha trazado la meta de complementar la acción sanitaria estatal de esa provincia con profesionales que en forma permanente coordinen acciones de salud con campesinos y


comunidades aborígenes (wichis y tobas). Estos trabajos unificados se ejecutan en distintos parajes del denso monte chaqueño, con referencia en las localidades de Villa Río Bermejito y El Espinillo, donde pelean contra las principales enfermedades del lugar, como chagas o tuberculosis, con especial atención en el área de la niñez. Además, vale mencionar que también disponemos de una casa para La Higuera en Chaco, donde estamos desarrollando nuestro trabajo, donde también trasladamos nuestra unidad sanitaria ambulatoria: un ómnibus con dos consultorios bien equipados. En otro orden de cosas, desplegamos un dispositivo de trabajo en la prevención y promoción de salud en diferentes escuelas de las barriadas más castigas de Rosario, por medio de talleres y charlas con la comunidad educativa. Lo que nos proponemos en este caso los profesionales y estudiantes que integramos la ONG es detectar patologías ocultas en edad escolar, con un trabajo mancomunado con el centro

de salud del barrio. Otra de las tareas que desarrolla La Higuera es la hidroterapia, donde se utiliza una pileta para generar un espacio lúdico y de rehabilitación para niños de Rosario con enfermedades crónicas complejas. Asimismo, un grupo de pediatras y estudiantes avanzados de Medicina de la organización visitan semanalmente el barrio Cabín 9, en la vecina ciudad de Pérez, donde realizamos un trabajo de prevención de salud de chicos en edad escolar y controles de crecimiento y desarrollo. El objetivo que nos trazamos es llevar asistencia médica y humanitaria a regiones donde las carencias materiales, inhospitalidad del medio, distancias y dificultades económicas, hacen muy precaria la asistencia de los habitantes de estos lugares. La Higuera está integrada por alrededor de treinta personas, la mayoría profesionales de la salud que se vuelcan a la experiencia de manera voluntaria: docentes y estudiantes de la Facultad de Medicina, médicos residentes, trabajadores sociales,

contadores, psicólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos y profesores de educación física. Como ya se dijo más arriba, los ejes que rigen el funcionamiento de la ONG están basados en el modelo de medicina que implementara el doctor Esteban Laureano Maradona, fallecido en 1995, cuyo principal objetivo era lograr el pleno acceso al derecho de la salud, especialmente en las poblaciones rurales más castigadas de nuestro país, generando un compromiso por medio de profesionales voluntarios de la salud y otras disciplinas. Formación de servicio Los formadores de futuros profesionales debemos tener una visión algo más integral y saber guiar a los médicos en formación, desde un niño transplantado y en falla renal hasta aquellos que están en zonas alejadas y con una demanda elevada en la atención. Este es un espacio a desarrollar en los futuros pediatras. Es importante que dicha


tarea sea una elección voluntaria, con continuidad y con u espíritu fundamentalmente humanitario y abierto a culturas, tiempos y costumbres diferentes de las desarrolladas en los lugares tradicionales de formación. Esta propuesta apunta a que sigamos manteniendo vivo el fuego que alimenta las ganas de aprender y de seguir ejerciendo con dignidad y honestidad nuestra profesión para que esta utopía se haga realidad. Por eso este proyecto que sostenemos con esfuerzo está destinado a todos los médicos y pediatras en formación para que sea un instrumento activo en formación de ida y vuelta, con retribución a la comunidad, tanto en el Impenetrable chaqueño como en la ciudad de Rosario, generando futuros pediatras que logren “el estadío del criterio médico”, mediante el logro del “pensamiento complejo” como para poder actuar preventivamente, además de resolver los verdaderos motivos de consulta de la población hospitalaria con una función que se traduce en el perfil de ser “ecólogos del paciente y de la familia”.

El área de trabajo seleccionada por La Higuera se encuentra al noroeste de la provincia del Chaco.

El Impenetrable chaqueño Este cuarto aniversario nos encuentra realizando trabajos de asistencia en salud con recursos humanos y materiales a los habitantes de las localidades de Villa Río Bermejito y El Espinillo, en la zona del Impenetrable. Estas tareas se desarrollan de manera coordinada con el área programática de salud del departamento General Güemes, a 380 kilómetros de Resistencia y a 65 de Juan José Castelli, ciudad cabecera del departamento. El área de trabajo seleccionada por La Higuera se encuentra al noroeste de la provincia del Chaco, en el Interfluvio TeucoBermejito. Este lugar tiene una superficie de 214 mil hectáreas, está poblado por familias criollas, tobas y algunas wichis, lo que constituye un escenario interétnico caracterizado por la multiculturalidad. El Espinillo, como planta urbana de la zona de alrededor de 600 hectáreas, tiene 1.763 habitantes. Por otra parte, en los parajes alejados a distancias que varían entre 10 y 60 kilómetros de El Espinillo, se asientan diversas comunidades, algunas con población enteramente toba, otras criollas y otras con población mixta, lo que suman en total unos 3.700 habitantes. En cuanto a la cobertura médica y social, el departamento General Güemes tiene el más alto porcentaje de la provincia, según datos

del censo nacional de población y vivienda. Además, la población de El Espinillo y de los parajes distantes no tiene acceso al agua potable y en su mayoría habitan en viviendas muy precarias, tipo rancho, de madera, barro y paja. La organización pretende sostener un compromiso y una continuidad en el tiempo de sus tareas médicas y humanitarias, para las cuales se proponen marcar presencia en el lugar en forma permanente por medio de la tarea de profesionales, respetando tiempos, historia, cultura, creencias y costumbres de los habitantes de este rincón del país. En lo que queda del Impenetrable chaqueño –pues buena parte del denso monte fue depredado– conviven comunidades aborígenes, como tobas, wichis, mocovíes y criollos, todos castigados por la pobreza. En esta región del país, hace unos cuantos años las empresas extranjeras se dedicaban a la comercialización de la madera. Ahora parece que la niña mimada es la soja, la oleaginosa que por su precio devora bosques nativos de manera descontrolada. Después de haber estado trabajando periódicamente en la zona –en especial en El Espinillo, en el noroeste de la provincia– y habernos involucrado en la problemática, desde nuestra asociación civil destacamos “el compromiso de todo el personal de salud de la localidad” y apuntamos como principal aspecto negativo la dificultad al acceso de


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la salud, especialmente por los escasos recursos que posee la población y también por las características del lugar. A esto se le suma la falta de recursos materiales y humanos en el hospital de la zona. Las principales enfermedades que atacan a estas comunidades, como la tuberculosis, chagas y desnutrición, son altamente prevenibles, aunque todavía persisten tasas de mortalidad muy altas en el lugar, en general tres a cuatro veces más altas que los promedios nacionales. Para los trabajos en El Espinillo, contamos con un médico pediatra continuo en la zona, con rotaciones de residentes en pediatría y la unidad sanitaria ambulatoria con dos consultorios para trasladarse a estos parajes referentes del lugar. Del mismo modo, realizamos acciones programadas con especialistas en forma trimestral, coordinadas por el médico director del lugar y el profesional de La Higuera que está estable en el sitio. Pediatría itinerante La Higuera es una organización médica que complementa su actividad asistencial, académica y científica especialmente en el área pediátrica con comunidades rurales carentes de especialistas y de difícil acceso a la salud. Nuestra organización viene desempeñando su acción de trabajo en el terreno de la salud de Villa Río Bermejito y El Espinillo, perteneciente al Área Sanitaria VI del Ministerio de Salud de Chaco, bajo la modalidad de Proyecto de Pediatría Ambulatoria Itinerante para Comunidades Rurales y Aisladas (Paicra), ejecutado en el lugar desde principios de 2006. Este plan tiene un Área Asistencial (la cual deberá estar ligada directamente a la cartera sanitaria del Ejecutivo chaqueño, por medio de un contrato part-time con horas a convenir) y un Área Académico/Investigación y Humanitario,

desarrollados y coordinados por La Higuera, gestora de esta modalidad de atención. Los lineamientos generales del Paicra son los siguientes. El “asistencial”, que propone depender del Ministerio de Salud de Chaco con un cargo o convenio preestablecido, con una modalidad que permita continuar aportando recursos humanos con un sistema de rotantes, inicialmente con la residencia de pediatría del hospital de Niños Víctor J. Vilela de Rosario y ampliado a otras residencias de la región y del país. Es decir, 15 días de trabajo en Chaco y 10 en Rosario. La atención esta dirigida especialmente a las comunidades rurales de postas y puestos A y B, en forma ITINERANTE con apoyo a los médicos locales de puestos A y agentes sanitarios de B, y trabajando de forma integrada a la red sanitaria de la provincia de Chaco. Otra de las líneas de trabajo que seguimos es la Académica-Investigación. En este caso, el coordinador deberá tener un perfil y antecedentes docentes con la modalidad de formación en servicio, creando un equipo de profesionales en formación que brinden un servicio a la comunidad con ningún desembolso económico a la provincia y al Ministerio de Salud chaqueño. Para este espacio contamos con el respaldo de la Universidad Nacional de Rosario, por medio

Las principales enfermedades que atacan a estas comunidades, como la tuberculosis, chagas y desnutrición, son altamente prevenibles, aunque todavía persisten tasas de mortalidad muy altas en el lugar. de la Facultad de Ciencias Médicas y por la Sociedad Argentina de Pediatría. El “humanitario” es otro de los lineamientos que nos planteamos desde la organización. En este sentido, contamos con recursos humanos en la formación y materiales (seguros, vehículos, alojamiento en Villa Río Bermejito) que están sostenidos y gestionados por La Higuera, para no generar gasto alguno al Ejecutivo de la vecina provincia. Paicra adopta una nueva modalidad de atención, que intenta institucionalizar por primera vez en esta región y en el país, con la continua evaluación entre las partes intervinientes, es decir, el Ministerio de Salud de Chaco y el equipo de La Higuera.


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Entrevista a la bioquímica Claudia Laggier, colaboradora y referente de La Higuera. La profesional habla sobre el método que investiga el Departamento de Química Analítica de la UNR para detectar con practicidad y precisión la denominada “enfermedad de los pobres”.

La enfermedad del chagas es producida por un parásito microscópico denominado tripanosoma cruzi, que se lo encuentra en la sangre y en los tejidos de las personas enfermas. Este parásito puede llegar a dañar algunos órganos vitales como el corazón. Según se desprende de un informe presentado en las Jornadas Internacionales de la Enfermedad de Chagas, realizadas el año pasado en la ciudad de Salta, en Latinoamérica hay “entre 18 y 20 millones de infectados por esa enfermedad y 90 millones corren riesgo de padecerlo”. En nuestro país, las cifras que aparecen relacionadas con el mal de chagas, conocido también como “la enfermedad de los pobres”, no son menos alarmantes. Pues

Nuevo dispositivo detectar el mal de esde 2001, las universidades de Rosario y Santa Fe llevan adelante de manera conjunta una investigación en biotecnología que arrojó un inédito método para localizar la enfermedad de chagas en el organismo, ya que no siempre se manifiesta a flor de piel. Este dispositivo, para el que se utilizaron nuevas proteínas sintéticas, consiste en detectar los anticuerpos que cada organismo genera contra el tripanosoma cruzi, el parásito microscópico que produce la infección chagásica en las personas. Tras algunas pruebas a través de un biosensor, los seis profesionales de ambas casas de altos estudios llegaron a la conclusión de que la reacción de captura de los anticuerpos midiendo circulación de corriente es más precisa que generando color, método de detección del virus que se utiliza

actualmente. Entre otros beneficios, este moderno dispositivo es portátil y se puede trasladar hasta el punto más crítico del territorio, donde reinan las necesidades básicas insatisfechas y donde el virus se expande con más facilidad. “El individuo infectado puede presentar un cuadro agudo o crónico. Generalmente, durante la fase aguda se encuentra el parásito en sangre y es en estos casos en los que se detecta el parásito como tal, diagnosticándose infección. Sólo un pequeño porcentaje de personas infectadas (menos del 5 por ciento) puede ser diagnosticado durante la fase aguda, ya que la mayoría de los pacientes no recurre al médico en esta etapa, entre otros motivos, porque los síntomas suelen pasar desapercibidos, asemejándose a un estado gripal. La mayor parte de las personas

cerca de 3 millones de personas están infectadas y 90 mil de ellas sufren cardiopatías como consecuencia de esa patología transmitida por la vinchuca, vector que sólo asoma de noche y se alimenta de sangre picando a una persona o animal con sus estiletes bucales. El diagnóstico de infección por tripanosoma cruzi debe realizarse principalmente en poblaciones de escasos recursos materiales que habitan zonas endémicas, esto es, zonas donde existe el vector, que suele alojarse entre paredes y techos de precarias viviendas. Las provincias argentinas más aquejadas por esta enfermedad son: Chaco, Corrientes, Formosa, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, San Luis, La

Rioja, el norte de Santa Fe y parte de Córdoba. “El Estado podría beneficiar si hiciera periódicamente las fumigaciones para erradicar la vinchuca. No se hacen estas fumigaciones en todos los lugares infestados porque dicen que no pueden andar desinfectando todo porque no manejan presupuesto para eso. Al ser portátil este dispositivo que estamos investigando, lo que se puede hacer es ir detectando qué poblados están infestados, entonces ahí ya no tienen más excusas para decir que no se puede estar fumigando toda la provincia”, planteó la bioquímica Claudia Laggier.


ivo para l de chagas evoluciona hacia la forma crónica, durante la cual el diagnóstico de infección se realiza por detección de anticuerpos específicos”, explicó Claudia Laggier, directora del proyecto de investigación que impulsa el Departamento de Química Analítica de la UNR. En Rosario actúa el equipo de investigación que se abocó a la parte de electroquímica de este innovador dispositivo para detectar mal de chagas, con la cual se pueden hacer las nuevas mediciones. En tanto, el diseño de las proteínas del parásito para poder capturar el anticuerpo del organismo se hizo en la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe, donde la cabeza del equipo de investigación es el doctor en biotecnología Iván Mancipar, quien junto a Laggier, Mariela Ribone, Soledad Belluzo, Cristina Diez y Cecilia Camussone conforman el grupo de profesionales que explora el nuevo método. “Sin esta integración hubiese resultado imposible llevar adelante el proyecto. Nos ha pasado que hubo momentos donde no podíamos avanzar, estamos utilizando tecnología bastante compleja y cada paso tiene un lugar donde puede fallar”, advirtió la doctora en Química. —¿En qué consiste el dispositivo actual de detección del virus? —Los métodos de detección actuales se basan particularmente en detectar los anticuerpos que fabrica la persona que estuvo en contacto con el parásito. Hasta el momento uno de los métodos más utilizados lo que hace es generar color, cuando se ponen en contacto proteínas del parásito con el anticuerpo del paciente que

lo lleva en el suero. Uno le saca sangre al paciente, lo pone en contacto con esas proteínas que uno tiene en el parásito y después genera color. Pero para leer ese color hacen falta instrumentos, que en general no son portables. Lo que hicimos nosotros fue desarrollar un nuevo método para poder evidenciar esos anticuerpos. El procedimiento es el mismo: capturamos los anticuerpos del paciente, los pegamos sobre un electrodo que le llamamos biosensor, y a su vez ese biosensor genera corriente en caso que se hayan pegado los anticuerpos. Por ejemplo, si le saco sangre a una persona, pongo el suero en contacto con el biosensor, hago el experimento y leo corriente, eso quiere decir que estuvo en contacto con el parásito porque sólo se genera corriente si tenía anticuerpos. Y si no tenía anticuerpos no se genera o se genera muy poca corriente, uno busca un valor a partir del cual dice por debajo de este valor, no está infectado. —¿Qué los llevó a investigar este nuevo método para detectar el chagas? —Hay individuos que de por vida van a tener el parásito encima, pero no tienen por qué dar una enfermedad con patologías graves

Se puede trasladar hasta el punto más crítico del territorio, donde reinan las necesidades básicas insatisfechas y donde el virus se expande con más facilidad. asociadas. Como es muy difícil poder encontrar el parásito que está dentro del organismo excepto que se trate de un análisis que se hace muy próximo al momento en que la vinchuca, que es la que porta el parásito, pica a una persona, después no se puede detectar el parásito. Entonces, lo que se detecta es las defensas que arma el propio organismo contra el parásito. Todo lo que el organismo ve como extraño, enseguida le fabrica un anticuerpo. Entonces, la sola presencia del anticuerpo contra el parásito, quiere decir que estuvo alguna vez el individuo en contacto con el parásito, ya que el parásito lo va a tener adentro. Por más que el organismo genera defensas contra este parásito, no lo puede


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En Rosario actúa el equipo de investigación que se abocó a la parte de electroquímica de este innovador dispositivo para detectar mal de chagas.

exterminar. El trypanozoma cruzi, que es el parásito que da origen a la enfermedad, es muy hábil para ir camuflándose y deshaciéndose de todas las defensas que uno tiene. —¿Cuáles son los mayores beneficios? —La ventaja es que se utilizan unas proteínas nuevas que se sintetizaron específicamente. O sea, no son proteínas que fabrica el parásito, sino que se tomaron distintas proteínas que tiene el parásito y se agruparon en una única construcción. Entonces, esas proteínas son específicas del parásito y permiten capturar los anticuerpos que tenga el individuo infectado, pero no te permiten un diagnóstico erróneo. En cambio, esto sí sucede cuando se utilizan proteínas en general tomadas del parásito todo roto para capturar los anticuerpos. ¿Por qué? Porque el parásito tiene muchos tipos de proteínas y hay otros microorganismos que tienen proteínas parecidas, entonces a lo mejor uno está detectando como que sí hay anticuerpos contra el parásito y en realidad los anticuerpos que se presentan en otras patologías, pero que también se quedan pegados. Nosotros lo que hicimos fue usar unas proteínas que las tiene sólo el parásito y ponerlas juntas en una misma construcción y esas proteínas son las que utilizamos para el armado de los biosensores. Por otro lado, en lugar de detectar color, lo que detectamos es corriente. Y como existen dispositivos que son portátiles para poder medir corriente,

pensamos que este dispositivo puede llevarse al campo, al Impenetrable Chaqueño o adonde sea, y hacer el análisis propiamente en el lugar sin necesidad de estar transportando las muestras, con todos los problemas que eso trae asociado. —Entonces, además de ser preciso, este método resulta más sencillo de ejecutar… —Digamos que la complicación es la misma, porque siempre consiste en dar los mismos pasos. Ahora uno pone el suero del paciente con el biosensor y antes lo ponía con una plaquita donde estaban pegadas las proteínas. Después se le agrega el reactivo para generar el color o, en este caso, otro reactivo para poder verificar el paso de corriente. Pero además de eso, este método es más específico. Lo que nosotros podemos hacer es limpiar y regenerar el biosensor de modo tal de separarle los anticuerpos del paciente y poder reutilizarlo con una nueva muestra, aunque eso sí hace falta hacerlo en el laboratorio. La perspectiva de este dispositivo es que podría llegar a utilizarse equipos automáticos. Otro de los beneficios es que significa mucho menos trabajo para el analista. Siempre hacer análisis automáticamente es preferible a que estar haciendo uno por uno. Cuando vos tenés muchas muestras, el error más frecuente viene de equivocar algo en alguno de los pasos. En cambio, si es una máquina la que lo hace está programada y hay menos posibilidades de error, aunque también vas a tener que verificar el funcionamiento de la máquina. Lo que nosotros hicimos en todo este tiempo fue encontrar que podíamos armar los biosensores, pero para nada significa que nosotros tengamos una panacea. Además, para que este método se pueda utilizar tiene que ser aprobado por un organismo oficial, y para eso falta un buen tiempo.


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Chagas en niños, uno de los trabajos de La Higuera en Chaco Cuanto antes mejor, pero primero hay que saber a quién: El objetivo que nos trazamos desde La Higuera con respecto a la enfermedad de chagas en el área de Villa Rió Bermejito y El Espinillo, en el Impenetrable Chaqueño, fue primero saber quien está infectado, iniciar los tratamientos y fundamentalmente hacer un seguimiento del infectado y su familia, evitando las reinfecciones por medio del control del insecto transmisor. Diagnóstico y búsqueda activa de la enfermedad en menores de 15 años: La actividad pediátrica ITINERANTE permite ir a las postas y puestos sanitarios de esta área, aislados y muy alejados para realizar las serologías. Esta búsqueda activa está destinada fundamentalmente a los niños menores de 14 años, especialmente en las escuelas urbanas y rurales conjuntamente con talleres, folletería y charlas destinadas a toda la comunidad educativa y familiares de los niños.

La campaña preventiva a nivel nacional en pos de controlar la endemia está más allá de las posibilidades de la medicina y debe ser una obra conjunta de políticos, organizaciones no gubernamentales, administradores de salud, educadores y fundamentalmente de la comunidad. Con todo niño o adulto estudiado nos propusimos que tenga un carné de control de diagnóstico, tratamiento y seguimiento del mismo. De esta forma la persona se interioriza y es partícipe de la atención. Tratamiento y seguimiento: El proyecto está destinado a los menores de 15 años. Se realiza con Benznidazo y demuestra que cuanto más precoz es tratado, mayor éxito de curación. Decimos que se cura cuando se logra la negativización sexológica y/o parasicológica. El tiempo de tratamiento es de treinta días. Si bien las drogas son tóxicas para adultos, en los niños es raro ver efectos adversos por las dosis que se manejan. Los efectos

adversos que provoca son rush cutáneo, hepatitis tóxica, dermatitis severas (30 por ciento de los adultos), fiebre, fotofobia, deshidratación, polineuropatía. Ante estos síntomas hay que detener el tratamiento. “Hay tratamiento que controlan la enfermedad, pero la verdadera droga son políticas sociosanitarias que mejoren la calidad de vida de las comunidades aborígenes y campesinas. La única política que hacen los gobiernos parar combatir la vinchuca, es ser cómplices con las multinacionales y los poderosos en el desmonte de los bosques nativos de esta forma eliminan o corren el vector a otra región”.


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Augusto Thiede es un histórico poblador de Puerto Lavalle. Hincha de Independiente y con 81 años, se anima cuando alguien se acerca a escuchar sus memorias.

“Luchar es mi religión”

Don Augusto Thiede vive en Puerto Lavalle, un pequeño poblado asentado casi en la frontera entre las provincias de Chaco y Formosa, aunque pertenece a la primera. El hombre tiene 81 años y su imagen es casi un elemento indisociable con esa bucólica postal del Impenetrable Chaqueño. “Nací el 26 de junio de 1926 y todavía andamos”, dice apoyado en la puerta de su humilde vivienda, enfundado en su camiseta de Independiente de Avellaneda. Habla pausado, pero le gusta la charla, contar anécdotas, explicar cómo era vivir en tiempos lejanos, siempre sobre la costa del río Bermejo, “cuando podía salir a cazar y pescar”, señala. La vida de Don Augusto fue siempre de lucha, pero él está muy bien conservado mental y físicamente, como para relatar fragmentos de su historia con entereza, fragmentos que forman parte de la memoria colectiva de miles de habitantes de estos pagos. Recuerdos de provincia La memoria de Augusto se remonta a años muy duros del Chaco, cuando la única forma de llegar a algunos lugares de la provincia “era en barcos que a veces demoraban hasta tres meses”, recuerda Thiede. Sus abuelos y sus padres llegaron para ubicarse originalmente en la localidad Presidencia Roque Sáenz Peña, a unos 350 kilómetros de Resistencia, la capital de la provincia. Thiede cuenta que sus familiares “primero poblaron la región por la zona de Pampa Grande, después se cambiaron a Legua cinco, y ahí a lo que llaman Pampa Alegría”. “Ahí nací yo”, apuntó el hombre de rasgos curtidos. Cuando Augusto habla de su padre aparecen emociones encontradas, por un lado el recuerdo de la tierra, por otro el del abandono. “Mi padre, Florencio Paureli, llegó a tener sembradas 200 hectáreas de algodón”, rememora. “Todo era blanco, cuando estaba crecido, era una cosa hermosa”, revive Augusto. Pero la historia también tiene costados trágicos, como esa

vez, “cuando vino una manga de langostas un año, y del algodón de un metro treinta de alto quedaron los tronquitos nomás”, relata Don Augusto. Después la cosa se fue complicando. “Parece que se volvió medio loco mi padre –confiesa–, se peleó con la mamá, y la mamá me agarró a mí y me llevó a la casa de los abuelos. Ahí recrié con ellos y mi madre, por supuesto”. Ya dentro de su casa, austera y digna, Augusto Thiede continúa desgranado pasajes de su vida: “El papá decía que éramos 16 hermanos”, recuenta. Y la imagen de la temprana muerte de la madre se hace presente. “Mi mamá falleció cuando yo tenía tres años”, dice, y agrega que después se tuvo que criar con sus abuelos que “como eran más bravos que bolsa de gatos” ni bien pudo se escapó de sus garras. El río y los hombres El río y los castigados habitantes de Puerto Lavalle tienen un vínculo simbiótico. Esa es una realidad de los pueblos costeros y de los pobladores criollos tobas o wichis. Todos tienen historias bellas y trágicas donde el río es el protagonista principal. Todos lo necesitan y lo sufren. Para sembrar, para

“Esta es mi religión, la lucha y el trabajo. Si hay un Dios sabe lo que sé, y si no que se vaya al Diablo...” pescar, para navegar y trasportarse. Pese al tiempo transcurrido, Augusto no podrá olvidar nunca una de las tantas crecidas del Bermejo. “Aquella vez fue terrible, yo tenía mi chacra y el río me llevó todo y me fundió”. También se acuerda de su primera casita “donde el agua siempre entraba”. La peor jugada que le hizo el Bermejo, según Augusto, “fue cuando se llevó 150 toneladas de batatas y 20 de algodón que habíamos sembrado.” Augusto Tihede no cree en Dios pero tiene firmes convicciones. “Toda la vida trabajé y luché”, cuenta a quien quiere oír su historia. “Jamás me quedé quieto”, explica el hombre, y concluye a modo de enseñanza: “Esta es mi religión, la lucha y el trabajo. Si hay un Dios sabe lo que sé, y si no que se vaya al Diablo. Yo no creo en Dios, no puedo creer. Porque si Dios creó este mundo como dice la Biblia… si acá hay religiosos que el más lerdo le pisa la cola al avestruz”.


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Cumpleaños El domingo 18 de noviembre desde las 21:00 La Higuera festeja su cuarto aniversario en Mano a Mano, Ovidio Lagos 790.

Colaboradores 2007 Milicic SA (combustible y reparación de unidad sanitaria) Cáritas Lujan (alquiler de casa en el Impenetrable Chaqueño) Frisch Artes Gráficas (diseño gráfico) Mutual Asociación Médica (caja de ahorro) Cenai (aporte de mercaderías) Sergio Grimolizzi producciones (espectáculos mensuales recaudatorios para ejecución de proyectos) Calzado Pollitos (aporte de calzado para niños de escuelas rurales en Chaco) Winner Lab (suministro de reactivos para determinación de chagas) C.R.E.F.E. (colaboración con natatorio para proyecto de hidroterapia) Sancor Seguros (póliza de unidad sanitaria móvil) Municipalidad de Rosario (comodato de la sede de La Higuera en la ex Rural) Municipalidad Villa Río Bermejito (mantenimiento de unidad sanitaria en Chaco) Mano a Mano (espacio cultural - aporte de espacio y espectáculos para eventos de La Higuera) ¡Gracias a todas las empresas, instituciones y especialmente a los anónimos que con su aporte desinteresado hacen posible llevar adelante esta causa!

MUNICIPALIDAD DE ROSARIO


"Había que tomar una decisión y la tomé... Quedarme donde me necesitaban"

Dr. Esteban Laureano Maradona


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