Revista desde la atalaya de cártama vol 4

Page 11

La vegetación que había en la zona era un matorral mediterráneo en el que predominaban especies como: bolinas (Genista umbellata), algunas jaras (Cistus albidus, Cistus monspeliensis), romero (Rosmarinus officinalis), tomillo (Thymbra capitata), aulaga (Ulex parviflorus), palmito (Chamaerops humilis), cantueso (Lavandula stoechas), y algunas coscojas (Quercus coccifera), entre otras especies. Al desaparecer la cubierta vegetal, los suelos han quedado menos protegidos, pudiéndose desencadenar problemas de erosión que impliquen pérdidas de infiltración de agua por parte del suelo en contraposición del aumento de la escorrentía superficial. La fauna también ha debido de ser afectada puesto que sus hábitats han sido destruidos y por tanto, sólo sobrevivirían aquellos animales que pudieron escapar a otras zonas no incendiadas. A pesar de que durante los incendios no se perdió ninguna vida humana, sí que es evidente que han originado consecuencias negativas para la población cartameña, ya que han producido la pérdida de los servicios ecosistémicos que este medio natural nos aportaba. Entre éstas destacan: aumento de la erosión, disminución la calidad paisajística ya que el paisaje que tenemos ante nuestras vistas, no es más que un montón de cenizas, pérdida de biodiversidad, y muy importante: pérdidas económicas, ya que las labores de extinción y más aún, la recuperación de las zonas incendiadas, conlleva costes muy elevados. Ante este panorama, queda de manifiesto la importancia en la prevención de incendios forestales, de sensibilizar a la población, por medio de la educación ambiental, de las labores de vigilancia de nuestros montes y de las acciones de restauración bien gestionadas de las zonas incendiadas por parte de las administraciones competentes. En este caso, las zonas incendiadas están en territorios que han sufrido un alto grado de perturbaciones a lo largo del tiempo, ya que han sido muy cultivadas, y cuando estos cultivos fueron abandonados, poco a poco la vegetación estaba comenzando a regenerarse y es lo que les hace más vulnerable ante perturbaciones de este tipo. Es por ello que necesitarían de un buen plan de restauración y reforestación para ayudar al ecosistema a recuperarse. Sin embargo, lo que hace un mes fue convertido en un paisaje desolador, comienza muy tímidamente a recuperarse, puesto que algunas de las plantas que fueron totalmente calcinadas por el fuego comienzan a rebrotar. Tal es el caso por ejemplo del palmito (Chamaerops humilis), o de la siempreviva (Limonium sinuatum). La mayoría de las plantas de este monte mediterráneo tienen la capacidad de rebrotar, con diversas estrategias de rebrote, sobre todo gracias a la ayuda de las lluvias pero en lo que llevamos de otoño apenas ha llovido en esta zona, lo que ha complicado aún más la regeneración del matorral. Si todos respetamos las zonas incendiadas y además aparecen las lluvias, y se ayuda con un buen plan de recuperación, esperemos que algún día la naturaleza sea capaz de devolvernos una imagen por lo menos, con un aspecto parecido al que tenía antes de los sucesivos incendios.

11


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.