Documento de trabajo - XX Sinodo Arquidiocesano Limense

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SÍNODO ARQUIDIOCESANO LIMENSE DOCUMENTO DE TRABAJO Lima, agosto de 2014



ÍNDICE I PARTE: EL XX SÍNODO ARQUIDIOCESANO LIMENSE

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II PARTE: PRIORIDADES DEL SÍNODO

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A. MATRIMONIO, FAMILIA Y VIDA A.1. El Matrimonio y su preparación A.2. Promoción de la Vida Humana A.3. La educación católica A.4. Catequesis

p. 16 p. 16 p. 19 p. 20 p. 21

B. LLAMADA UNIVERSAL A LA SANTIDAD B.1. La Juventud B.2. Participación de los laicos en la vida pública B.3. La Religiosidad popular B.4. Los medios de comunicación

p. 23 p. 23

p. 25 p. 26 p. 27

C. SACERDOTES Y VIDA RELIGIOSA p. 29 C.1. Los sacerdotes p. 29 C.2. Vida Religiosa p. 30 C.3. La Pastoral Ordinaria de la parroquia p. 31

D. LA VÍA DE LA CARIDAD p. 33 D.1. Caridad y Justicia p. 33 D.2. Obras de misericordia y Caridad social p. 34

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I PARTE EL XX SÍNODO ARQUIDIOCESANO LIMENSE El domingo 16 de julio de 2014, el Arzobispo de Lima convocó a los Obispos auxiliares, a los Sacerdotes, a los Religiosos y a los fieles laicos de nuestra Iglesia local1 al Vigésimo Sínodo Arquidiocesano, con la finalidad de reflexionar y afrontar los desafíos pastorales que la sociedad actual plantea a nuestra comunidad cristiana. 1. ¿Qué es un Sínodo? La palabra synodos es de origen griego y significa “caminar juntos” o “camino en común”. Se trata entonces de hacer un camino común, caminar juntos en la Iglesia. El Sínodo Arquidiocesano es una asamblea consultiva a la que son llamados por el Obispo los sacerdotes, religiosos y fieles laicos de la Iglesia local. En ella el Obispo, sirviéndose de expertos en teología, derecho, pastoral y otras especialidades, y usando el parecer de los diversos componentes de la comunidad católica, ejercita de modo solemne el oficio y ministerio de guiar al Pueblo de Dios. Además, el Sínodo es una expresión de comunión de toda la Iglesia local, ya que supone la participación de todas las realidades vocacionales: sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados, matrimonios y laicos, en cuanto corresponsables del bien de la Iglesia local, de la cual ellos mismos forman parte. Junto a estas finalidades institucionales, el Sínodo ofrece 1. Código de Derecho Canónico, c. 460-468.

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también la ocasión de celebraciones religiosas particularmente aptas para el incremento y fortaleza de la fe, de la piedad y del espíritu de apostolado en toda la diócesis. 2. El Obispo, responsable de la misión cristiana Cristo es la Cabeza y el Pastor de la Iglesia. El Papa, que aquí en la tierra es el vicario de Cristo, se constituye en principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad del Cuerpo de la Iglesia con su Cabeza. Además, Cristo dejó el cuidado de la Iglesia a sus apóstoles cuyos sucesores son los obispos. De ese modo el Obispo se constituye también en Cabeza y Pastor, que cuida y vive por su Iglesia. El Obispo ejercita el oficio de gobernar la Iglesia encomendada. Para ello se sirve de muchos instrumentos de gobierno. Uno de ellos es el Sínodo; en él el obispo constituye, dirige y concluye todo el itinerario sinodal. Así, el Obispo es responsable de dar pautas y guías que encaucen el camino de los fieles en su diócesis para llegar a unirse a Dios2, para que sean “discípulos misioneros”. El Obispo es responsable de esa misión. En este marco se encuadra el Sínodo diocesano que se ha convocado. 3. La experiencia sinodal de la Iglesia de Lima El Sínodo Arquidiocesano es un instrumento de evangelización que tiene gran tradición en la Iglesia de Lima. A lo largo de 473 años de existencia de la Arquidiócesis de Lima se han convocado diecinueve sínodos. Fue Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (1538-1606), fiel al espíritu renovador del Concilio de Trento, quien inauguró estas asambleas en la Iglesia de Lima. Su afán evangelizador lo llevó a no intimidarse ante las dificultades, no sólo geográficas, en el extenso territorio de la arquidiócesis. Fue así que llegó a realizar trece sínodos durante los veinticinco años de su gobierno episcopal. Luego de Santo Toribio, durante la vida virreinal sólo se llegaron a convocar dos Sínodos más: en 1613, 2. Código de Derecho Canónico, c. 391.

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Bartolomé Lobo Guerrero convocó el Sínodo XIV y, en 1636, Hernando Arias Ugarte, el Sínodo XV. Durante el siglo XX se han realizado cuatro Sínodos: en 1926, el XVI Sínodo presidido por el Arzobispo Emilio Lisson Chávez; en 1935, el XVII Sínodo bajo la presidencia de Mons. Pedro Pascual Farfán; en 1959, el XVIII Sínodo presidido por el Arzobispo Cardenal Juan Landázuri Ricketts. Finalmente, el XIX Sínodo, convocado en 1993 por el Arzobispo Cardenal Augusto Vargas Alzamora. 4. ¿Por qué se ha convocado un nuevo Sínodo? Veintidós años han pasado desde el último Sínodo Limense y la realidad de nuestra Iglesia local ha cambiado mucho. En 1996, del territorio arquidiocesano se desmembraron tres nuevas diócesis: Chosica, Carabayllo y Lurín. Por otro lado, debido a un considerable aumento de la población, se han creado nuevas parroquias, llegando a 120 las actualmente existentes. La Arquidiócesis de Lima, en sintonía con el llamado a la Nueva Evangelización de la Iglesia Universal, ha realizado tres grandes misiones: la Gran Misión Jubilar del año 2000, la Gran Misión Remar Mar Adentro del 2003 al 2006 y la Gran Misión de Lima, del 2008 al 2010. 5. Los Momentos de Misión y Congresos Eucarísticos realizados La Gran Misión Jubilar en el año 2000, la Gran Misión Remar Mar Adentro entre los años 2003 y 2006 y la Gran Misión de Lima entre los años 2008 y 2010, han sido momentos de grandes frutos apostólicos, que tuvieron como eje conductor llevar a Cristo a todos los hombres. Algunos frutos de las misiones son: - La participación fructuosa en la Misa dominical, prolongada en el encuentro con Cristo vivo en la Adoración al Santísimo. - La formación en la recepción de los sacramentos de la iniciación.

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- El impulso a rezar el rosario en familia. - El voluntariado como forma de la caridad cristiana. - La construcción y organización de numerosas capillas de Adoración Eucarística en nuestra ciudad. - La división de las parroquias en zonas pastorales Ellas conllevan la creación, en cada una de esas zonas, de cenáculos de formación y oración en familia. Por otro lado, la Arquidiócesis ha tenido particulares momentos de evangelización con ocasión de celebraciones públicas de nuestra fe. El Congreso Eucarístico Nacional del 2000 celebrado en nuestra ciudad y que tuvo la participación del Legado Papal para este evento, el Cardenal Bernard F. Law. Además el año 2006 celebramos el Jubileo por el IV centenario de la muerte de Santo Toribio de Mogrovejo, patrono de nuestra Arquidiócesis; a estas celebraciones se unió el enviado Especial del Papa, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Por último, con mucha participación de los fieles se realizó el I Congreso Eucarístico y Mariano de nuestra Arquidiócesis el año 2010. Todos estos momentos de misión se concretaron en diversas normas particulares para nuestra Iglesia en Lima, normas que ayudan a un mejor trabajo pastoral. Estas normas están recogidas en la publicación de los “Documentos normativos y disciplinares decretados en la Arquidiócesis entre los años 1999 y 2010”. 6. ¿Cuál es el objetivo del XX Sínodo Arquidiocesano? El Vigésimo Sínodo Arquidiocesano Limense tiene como finalidad que todos seamos fieles y auténticos discípulos misioneros de Cristo para dar testimonio de la verdad. Esto nos permite formular el objetivo principal del Sínodo: Conocer bien la doctrina cristiana a través de una formación sólida, viva y atrayente para ser un buen discípulo de Cristo; y de esta forma testimoniar con nuestra vida la belleza de la vida cristiana, es decir, ser misioneros de Cristo en nuestra propia situación personal y comunitaria. Así, queremos con este Sínodo salir al encuentro de nues-

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tros fieles, para que -a través de nuevos modos y expresiones pastorales- vivan con un renovado ardor su compromiso cristiano y puedan afrontar la realidad y los problemas de la vida cotidiana con los ojos de la fe. 7. ¿Qué documentos del Magisterio guiarán nuestra reflexión? Se consultarán tres documentos: la Carta Apostólica de San Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte del año 2000; el Documento Final de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Aparecida, del año 2007 y la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, del año 2013. También se deberá tener en cuenta los Documentos normativos y disciplinares vigentes de la Arquidiócesis de Lima. 8. El V CELAM - Aparecida y la Elección del Papa Francisco La tarea evangelizadora se hace más urgente ante con los cambios rápidos que da la sociedad. A nivel continental el año 2007 tuvo lugar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en el Santuario de Aparecida – Brasil. El documento final de dicha Conferencia impulsa a los católicos de nuestro continente a llevar la palabra del Señor a todos los hombres con un nuevo ardor misionero. El 13 de marzo de 2013, tras la renuncia del Papa Benedicto XVI, fue elegido como nuevo sucesor del Apóstol Pedro el Papa Francisco, cuyo mensaje, desde el inicio, nos invita a recuperar la frescura del Evangelio y a encontrar nuevos caminos y métodos creativos para la tarea evangelizadora. El 26 de noviembre de 2013, tras el cierre del Año de la Fe, promulgó su primera Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium, cuyo título expresa que la alegría de la evangelización se vive en el encuentro con Cristo, fuente de la vida y del amor. 9. Para que todo cristiano sea discípulo misionero El Sínodo quiere dar pautas concretas para lograr que cada

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fiel de la Arquidiócesis conozca, ame y anuncie a Cristo. Nos dice el Santo Padre: “Los discípulos misioneros deben ser los evangelizadores con Espíritu”3. ¿A qué y a quiénes se refiere el Papa con esa expresión? Se refiere a los cristianos que se abren sin temor, sin miedo, a la acción del Espíritu Santo; es Él el que da la fuerza para anunciar a Cristo en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso yendo a contracorriente. Decimos que el Espíritu Santo es como el alma de la Iglesia, el que nos lleva a evangelizar. Esto requiere primero que cada uno de nosotros viva en el Espíritu. ¿Y cómo se da esa vivencia? La vivencia del Espíritu se logra invocándole con la oración y la participación frecuente de los sacramentos, de modo particular viviendo con fe y amor la Santa Misa dominical, la fructuosa recepción de la Eucaristía en estado de gracia, la confesión frecuente. Así dejaremos que nuestras acciones se llenen de Su fuerza, la fuerza que viene de Dios. Por eso no basta anunciar con la sola palabra a Cristo, sino que es muy necesario testimoniarlo con nuestras vidas. ¡Qué importante es hoy el testimonio personal!4. 10. El Desafío de la Dictadura del relativismo Hoy nos encontramos con lo que expresaba el entonces Cardenal Ratzinger y hoy Pontífice Emérito Benedicto XVI: “la dictadura del relativismo”. “¡Cuántos vientos de doctrina hemos conocido durante estos últimos decenios!, ¡cuántas corrientes ideológicas!, ¡cuántas modas de pensamiento!... La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido zarandeada a menudo por estas olas, llevada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc… A quien tiene una fe clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalista. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud adecua3. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 259. 4. Cfr. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 120.

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da en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos”5. La situación del relativismo moral se hace particularmente peligrosa en el despliegue agresivo contra la bondad de la sexualidad. Nos encontramos con una sociedad en la que la Ideología de Género invade la formación afectiva de la juventud. Contemplamos con dolor y pesar que la sociedad se encuentra en una situación de crisis: ataques constantes a la familia como núcleo central de la sociedad, y a la vida, valor inalienable del ser humano. Ante esta realidad debemos ser conscientes que cada persona humana, creada a imagen de Dios, sólo lleva a cabo la plenitud de su vocación si vive como hijo de Dios, como hijo en el Hijo. Esta vocación sobrenatural lleva a su vocación creacional hasta su plena y perfecta realización en la configuración con Jesucristo, maestro y modelo de la humanidad. 11. La Respuesta: Cristo Toda renovación e impulso no debe hacernos olvidar nuestra esencia cristiana. El evangelio es una eterna novedad: “su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado… pero su riqueza y su hermosura son inagotables… Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece”6. Han pasado dos mil años, pero siempre es consolador para los hombres aquel “hoy” de la salvación; es decir, el mensaje de Cristo es siempre actual. 12. El programa ya existe, no debemos inventar nada nuevo En el trabajo del próximo Sínodo debemos ser conscientes de lo que afirmaba San Juan Pablo II: “No se trata pues de inventar 5. RATZINGER, J., Misa Pro eligendo pontífice, 18 de abril 2005. 6. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 11.

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un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste. Es un programa que no cambia al variar los tiempos y las culturas… Sin embargo, es necesario que el programa formule orientaciones pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad…”7 Como leemos en el XIX Sínodo Limense: “El intento de identificar los principales problemas que tenemos ante nosotros no significa olvidar lo mucho de bueno que también ha ido sucediendo en nuestra ciudad…”8 Debemos mirar hacia adelante y suscitar en nosotros un dinamismo nuevo: “En la causa del Reino no hay tiempo para mirar atrás y menos para dejarse llevar por la pereza”9. 13. “Llamados a ser evangelizadores con espíritu”10 Tener la novedad de Cristo en el centro de nuestras vidas hace de nosotros “evangelizadores con espíritu”, es decir, personas que armonizan el trabajo y la oración. Son dos dimensiones que se necesitan mutuamente. El diálogo con Dios, adorarle, amarle, nos lleva necesariamente a amar y servir a nuestros hermanos en la fe. Si queremos servir más y mejor a los hombres que nos rodean y al mundo, debemos cultivar ese espacio interior de encuentro con Dios. “La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración”11, ese aire de la oración da más fuerza a la misión. La armonía de estas dos dimensiones hace que enfrentemos mejor las circunstancias propias de nuestra época, sabiendo que solos, la historia nos ha dado testimonio de ello, no podemos; pero con Dios lo podemos todo.

7. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millenio Ineunte, n. 29. 8. Cf. XIX Sínodo Limense, Introducción al Documento final, 1996. 9. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millenio Ineunte, n. 15. 10. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 259. 11. Ibid, n. 262.

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14. ¿Cómo dar a Cristo, si no nos llenamos de Él? Pero en esta armonía también hay un orden, como nos lo recuerda la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. En primer lugar está el amor a Jesús. Si es a Cristo al que hay que anunciar, entonces hay que conocerle y amarle a Él; si uno no lo tiene en su vida, no acoge su amor o no recibe su amor ¿cómo podrá darlo? Nadie da lo que no tiene. De ahí que debemos profundizar en el amor de Cristo y a Cristo. ¿Cómo? Con la oración, en sus múltiples formas: de adoración, de acción de gracias, de perdón, y sobre todo de súplica; pidamos al Señor más luz para nuestra vida y para los demás. “Creo Señor pero aumenta mi fe”. Urge recobrar la primacía de la vida de oración de los cristianos. En segundo lugar, nuestra vida debe ser coherente con lo que creemos. La fe se concreta en obras. Eso lleva a preocuparnos por los detalles de trato con los demás, los gestos, las palabras, la vivencia de las virtudes humanas en relación con ellos. Así la fe encuentra un terreno fértil para poder crecer y elevarnos más en la entrega a Dios y a los demás. Esta preocupación por los demás y sus necesidades más profundas es ya una respuesta al anuncio del mensaje de Cristo que todo hombre quiere escuchar. De ahí nace el entusiasmo y la alegría del misionero. El evangelizador experimenta la urgencia de comunicar a Cristo como una necesidad apremiante, ante la realidad de dolor y pecado en la que vive su prójimo. Está convencido que todos buscan encontrar la Verdad y así conocer el sentido de sus vidas; esa es la puerta para transmitirles a Cristo, la Verdad que ilumina nuestras vidas. No debemos olvidar la prioridad que para el misionero tiene el cuidado de su propia vida interior; él debe cuidar su propia relación con Dios, “El verdadero misionero que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con Él, habla con Él, respira con Él, trabaja con Él”12. Todo lo que nos proponemos debe estar primero enraizado en Cristo, por eso debe estar siempre presente la contemplación y la oración, debemos buscar “‘ser’” antes de 12. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 266.

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‘hacer’”13. Y si somos cristianos, debemos contemplar el rostro de Cristo, y esto se logra con la lectura y meditación atenta de las Sagradas Escrituras, sobre todo del Nuevo Testamento. En tercer lugar, el amor de Cristo del que está lleno el misionero también le hace preocuparse por la vida social de su comunidad. Todos los cristianos forman el Pueblo de Dios, Cuerpo Místico de Cristo, Dios ama a todos sin exclusión de ninguna naturaleza. Como cristianos debemos imitar la vida de Cristo que se entregó por los demás; así nosotros debemos entregarnos por los demás, en especial por los más necesitados del amor de Dios. Eso implica que debemos ser conscientes que debemos dar razones de nuestra esperanza a nuestros hermanos y así colaborar con las soluciones a los múltiples problemas que aquejan nuestra sociedad. Esto manifiesta la necesidad de conocer y estudiar más nuestra fe y la enseñanza social de la Iglesia; para ello tenemos grandes instrumentos como el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, el Catecismo, los documentos magisteriales, etc. No podemos dejar de ser luz para nuestra sociedad. 15. Todos somos discípulos misioneros El Papa Francisco nos ha recordado que “Todos somos discípulos misioneros”14. Hacer viva esta verdad debe estar en el centro del objetivo del Sínodo. Recordemos que “los Obispos latinoamericanos afirmaron que ya «no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos» y que hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera». Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia”15.

13. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millenio Ineunte, n. 15. 14. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 119. 15. Ibid, n. 15.

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II PARTE PRIORIDADES DEL SÍNODO Nuestra misión es difundir el mensaje de Cristo a todos los hombres. La difusión del mensaje y de la vida cristiana es un fenómeno de “contagio” del afán de unión con Dios, más que de mera comunicación de ideas, sobre todo en nuestros días, tan de vuelta de los sistemas y de las ideologías. El mensaje de Cristo interpela todos los aspectos de la vida humana. El discípulo misionero debe llevar la luz de Cristo a todas esas realidades. No obstante para hacer más eficaz el Sínodo, se han planteado cuatro temas, que no son excluyentes pues en la vida de los fieles todo se relaciona e implica mutuamente. Estos son: A. Matrimonio, familia y vida: la preparación para el matrimonio que incluye la formación de la fe en la familia y otros aspectos relacionados con la custodia de la vida humana. B. Llamada universal a la Santidad: la participación de los fieles laicos, llamados a la santidad en el mundo, en todos los ámbitos de la vida pública y privada. C. Sacerdotes y vida religiosa: la preparación y la formación permanente de los sacerdotes y de los consagrados y consagradas que trabajan apostólicamente en la Arquidiócesis, así como la promoción de la pastoral vocacional. D. La vía de la caridad: las obras de misericordia y servicios de caridad social en beneficio de los más necesitados.

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A. MATRIMONIO, FAMILIA Y VIDA “Sobre la preparación del matrimonio, la formación de la familia y otros aspectos relacionados a la vida humana”16. El mensaje de Cristo que transmite la Iglesia acerca de la familia se enraíza en la misma naturaleza de la persona, por tanto atañe a su dignidad. El mensaje cristiano nos lleva al reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión estable entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio. Además de la protección de los dos fines propios del matrimonio: la apertura a la fecundidad, que se traduce también en la protección de la vida humana en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural; y la educación de los hijos, traducido en el derecho de los padres a educar a sus hijos en la fe. Estos principios están inscritos en la misma naturaleza humana y, por tanto, son comunes a toda la humanidad. A.1. El Matrimonio y su preparación La Familia es la institución fundamental para la vida de la sociedad; por ello todo esfuerzo por conocerla y promoverla es hoy muy necesario. Debemos ayudar a las familias a que, mediante una educación evangélica cada vez más completa, ellas mismas ofrezcan un ejemplo convincente de la posibilidad de un amor verdadero y de la realización de cada persona conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona humana. La familia siempre está basada en el matrimonio entendido como la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, y abiertos a la vida. De ahí que la defensa del matrimonio es un urgente deber de cada cristiano, pues los intentos de equipararla jurídicamente a formas diferentes de unión la 16. Decreto de Convocatoria XX Sínodo Arquidiocesano de Lima, 16 junio del 2014.

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dañan y contribuyen a la desestabilización de la misma familia, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social. “En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos… el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja”17. El trabajo del Sínodo deberá procurar el establecimiento de criterios comunes en los contenidos y duración de las charlas Pre – matrimoniales de la Arquidiócesis de Lima, siempre respetando la realidad de cada parroquia. También en promover la preparación remota y mediata del matrimonio; y el acompañamiento a los esposos, especialmente en los primeros años de matrimonio. Las personas que pasan por la experiencia lamentable -y muchas veces dolorosa- de un divorcio y un nuevo matrimonio civil, deben ser acogidas con respeto y cariño, procurando darles una buena formación y atención pastoral para que no se alejen de la vida de la fe y de la Iglesia.

17. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 66.

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Preguntas para la reflexión 1. Sobre la enseñanza de la Iglesia: • ¿En qué medida -concretamente qué aspectos- la enseñanza de la Iglesia sobre la persona, matrimonio y familia es realmente conocida, aceptada, rechazada o criticada en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de la enseñanza de la Iglesia sobre la familia? • ¿Cómo se difunden las enseñanzas de la Iglesia en el contexto de los programas pastorales a nivel nacional, diocesano y parroquial? ¿Qué catequesis se ofrece sobre la familia? 2. Sobre la pastoral familiar: • ¿Qué tanto tiempo y preparación tienen los sacerdotes para atender la pastoral familiar en sus parroquias? ¿Cómo se puede suplir las carencias? • ¿Cuáles son los éxitos y fracasos en los cursos de preparación al matrimonio en los últimos decenios? ¿Qué obstáculos existen para realizar estos cursos y cómo pueden ser superados? ¿De qué manera se ha intentado estimular el deber de evangelización de los esposos y de la familia? ¿De qué manera se debe promocionar la conciencia de la familia como Iglesia doméstica? ¿En qué forma las parroquias y los movimientos eclesiales de espiritualidad familiar pueden crear caminos ejemplares? 3. Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles: • Los separados y divorciados que se vuelven a casar ¿son una realidad pastoral relevante en la Arquidiócesis de Lima? ¿Cómo se afronta esta realidad a través de programas pastorales adecuados? • ¿Sería necesario contar con centros especializados para tratar casos especiales en los conflictos familiares?

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A.2. Promoción de la Vida Humana La vida es el don más bello que el Creador nos ha otorgado, de ahí que la Iglesia alce su voz para defenderla, sobre todo la vida de los más débiles, los niños por nacer, “que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo… esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo”18. El derecho a la vida humana es base para cualquier derecho, de ahí la necesidad de protegerlo. Ciertamente, aunque podemos argumentar desde el plano racional, es la Revelación de Dios la que nos da argumentos más trascendentales para su defensa, cada vida humana es imagen y semejanza de la Vida misma. Preguntas para la reflexión 1. Entre los católicos de tu parroquia, movimiento o colegio ¿existe conciencia de la ilicitud moral de los métodos de anticoncepción? ¿Se conocen y enseñan los métodos naturales de regulación de la natalidad? 2. ¿Cómo promover una mentalidad más abierta a la natalidad y la vida? 3. ¿Las personas son conscientes de la gravedad del pecado del aborto provocado? ¿Hay alguna atención pastoral con las mujeres que han cometido abortos? 4. ¿Qué profundización se podrían sugerir sobre ello desde el punto de vista pastoral? 5. ¿Cómo crear conciencia en los matrimonios sobre la grave responsabilidad que tienen con respecto al tema de la procreación?

18. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 213.

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A.3. La educación católica El mensaje de Cristo tiene que hacerse vida en nosotros y crecer día a día. La educación católica y la catequesis están al servicio de este crecimiento. Contamos con abundante material para ello, ya sea a nivel nacional o local. De lo que se trata en el Sínodo es de proponer modos concretos de practicarlos mejor y darles más contenido. El centro de toda educación en la fe debe ser siempre la Palabra de Dios, “Precisamente con esta atención a la Palabra de Dios se está revitalizando principalmente la tarea de la evangelización y la catequesis. Hace falta, queridos hermanos y hermanas, consolidar y profundizar esta orientación, incluso a través de la difusión de la Biblia en las familias”19. Preguntas para la reflexión 1. ¿Qué mejoras incluiría usted en la educación católica actual, tanto en Primaria, Secundaria y Superior? 2. ¿Qué medios sugiere para interactuar mejor entre los colegios de su zona, tanto particulares como estatales en el curso de religión? 3. ¿De qué modo podemos todos como Iglesia (sacerdotes, comunidades religiosas y laicos) apoyar a los profesores de religión en su misión evangelizadora? 4. ¿Cómo se podría lograr que los jóvenes y las familias adquieran el hábito de leer la Palabra de Dios? 5. ¿Qué eventos, programas u otras actividades pueden realizarse para darle mayor dinamismo a la enseñanza religiosa y despertar en los alumnos un mayor compromiso con la fe? ¿De qué manera la parroquia, los sacerdotes, las comunidades religiosas y movimientos pueden involucrarse? 6. ¿Cree usted que la promoción y difusión del voluntariado católico sería una buena opción para que los jóvenes encuentren a Cristo en los más necesitados?, ¿cómo lo implementaría?

19. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, n. 39.

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A.4. Catequesis En cuanto a la catequesis, un elemento importante es la iniciación cristiana. Como nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica20, mediante los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana. El conocimiento y vivencia de estos sacramentos debe ser un objetivo en toda nuestra labor. Ellos dan origen, crecimiento y sustento de la vida cristiana. Asimismo, la Iglesia cuenta con el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICRA), que es un documento diseñado para la atención de las personas que llegan a la edad adulta y no han sido bautizadas en su infancia. En este ritual se incluye también a las personas, además de las personas que se convierten a la fe cristiana, a aquellas que son de familias católicas, pero que no fueron bautizadas a su debido tiempo. Este rico documento aporta también ritos y catequesis en clave catecumenal, para los que van a recibir la Primera Comunión y Confirmación.

20. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 1212.

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Preguntas para la reflexión 1. Se constata que se acrecienta el número de niños sin bautizar y de personas que no han completado los sacramentos de la iniciación cristiana. ¿Qué sugiere para que la catequesis de iniciación cristiana llegue a más personas? ¿Se pueden concretar misiones constantes para llevar a todos el mensaje de Cristo? 2. ¿Ha escuchado hablar del Ritual de la Iniciación Cristiana para Adultos (RICRA)? ¿Considera que las normas que da el RICRA ayudan a empezar a conocer la fe? ¿dan herramientas para vivir mejor nuestra identidad cristiana? 3. ¿Qué propuestas concretas pueden mejorar la catequesis de Bautismo, Confirmación y Primera Comunión? ¿Conviene revisar la edad para la admisión y la secuencia de los sacramentos de iniciación cristiana? 4. ¿Qué puede hacer la Iglesia para mantener el compromiso cristiano de los niños que han hecho la Primera Comunión y sus familias, así como de los jóvenes que se han confirmado? 5. ¿Están debidamente preparados y evaluados los que tienen a su cargo las catequesis? 6. ¿Habría necesidad de establecer como requisito previo aprobar el paso de los catequistas por las Escuelas de Catequesis Vicariales o de los Decanatos? 7. ¿El programa de preparación es motivador, dinámico, claro? 8. ¿Por qué la actividad pastoral catequética (retiros, jornadas, convivencias, etc.) produce pocos frutos de perseverancia tanto a nivel de jóvenes como de adultos?

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B. LLAMADA UNIVERSAL A LA SANTIDAD “Sobre la participación de los fieles laicos, llamados a la santidad en el mundo, en todos los ámbitos de la vida pública y privada”21. Los fieles laicos son la gran mayoría de católicos en la Iglesia. Ellos, como lo recordó el Concilio Vaticano II, tienen una peculiar vocación, cuya finalidad es la de “buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios”22. Se hace necesaria más que nunca la participación activa de los fieles laicos; sobre todo cuando la misma dignidad del hombre, hijo de Dios, no es reconocida en diferentes ámbitos de su existencia. Cuando ocurre esto “el ser humano queda expuesto a las formas más humillantes y aberrantes de «instrumentalización», que lo convierten miserablemente en esclavo del más fuerte. Y «el más fuerte» puede asumir diversos nombres: ideología, poder económico, sistemas políticos inhumanos, tecnocracia científica, avasallamiento por parte de los mass-media”23. Una de las poblaciones más vulnerables en esta instrumentalización son los jóvenes y los más necesitados que esperan nuestra solidaridad nacida de la fe. Sobre ellos y sobre esos campos debemos reflexionar en el Sínodo. B.1. La Juventud Hoy se tiende a ver a los jóvenes solamente unidos a sus problemas y fragilidades que caracterizan la sociedad contemporánea. Se olvida, muchas veces, su afán sincero de la búsqueda de la justicia, la igualdad y la verdad. Esa búsqueda nos lleva a presentarles la verdad sin medidas, pues “si a los jóvenes se les presenta a Cristo con su verdadero rostro, ellos lo experimentan como una respuesta convincente y son capaces de acoger el mensaje, incluso si es exigente y marcado por la cruz”24. De ahí la importancia de la formación 21. Decreto de Convocatoria XX Sínodo Arquidiocesano de Lima, 16 junio del 2014. 22. CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Lumen Gentium, n. 31. 23. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Christifidelis Laici, n. 5. 24. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, n. 9.

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doctrinal y moral de los jóvenes; a ellos les gusta ser protagonistas de su propia formación y son sensibles al respeto, la tolerancia y el pluralismo. Por tanto deben conocer y practicar la doctrina cristiana para darle sentido a su existencia y enseñarles a vivirla en plenitud. De este modo cada joven podrá responder mejor a la vocación que ha puesto el Señor para él. Un ámbito de formación de la juventud es la catequesis de Confirmación. Los programas de catequesis para la Confirmación deben seguir los mismos criterios de unidad de contenido en los temas y duración en la catequesis. En estos programas de catequesis, así como en otros programas de formación de jóvenes, hay algunos aspectos que deben orientarse mejor: educación de la sexualidad y de la afectividad; el diálogo entre la fe y la ciencia; virtudes humanas; actividades de voluntariado, entre otros. Preguntas para la reflexión 1. ¿Qué porcentaje de los jóvenes evangelizados asumen un compromiso concreto en la parroquia, movimientos eclesiales u otros grupos o proyectos de la Iglesia? 2. Sobre el método: ¿Qué puntos positivos y negativos se descubre en la organización de la pastoral juvenil? ¿Y qué mejoras se pueden aplicar en el método utilizado para acercar a los jóvenes a Dios? 3. ¿Estamos dando a los jóvenes en la Iglesia los medios para que puedan enfrentar el relativismo moral, reconociendo el valor sagrado de la vida, el recto ejercicio de la sexualidad, el valor de la pureza en el amor, etc.?¿Y qué podríamos hacer, en forma realista y práctica, para que ellos puedan defenderse con mayor eficacia de estos ataques de la sociedad? 4. ¿Qué medidas se pueden tomar para que los jóvenes lleguen al matrimonio bien preparados, valorando la virtud de la castidad y el sentido auténtico del amor? 5. ¿Cree usted que la formación catequética daría más frutos si se prepara a los jóvenes en ámbitos separados varones de mujeres?

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B.2. Participación de los laicos en la vida pública El anuncio de Cristo debe iluminar con la presencia de fieles laicos todo el ámbito de nuestra sociedad, y en particular el de la cultura. “El anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales, científicas y académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética que ayude a crear las disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos”25. Debemos tener siempre en cuenta que la fe no se impone ni se contradice con la argumentación de la razón, sino que ella la eleva y la orienta a la Verdad, que es Cristo y en Él encuentra su plenitud. El conocimiento correcto de los contenidos del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia será una herramienta adecuada para los fieles laicos en su misión de testimoniar el mensaje cristiano en el ámbito de la vida pública y privada. Esto se dará, estudiando antes y poniendo en práctica después, los principios de su Doctrina Social. Así se puede iluminar y evangelizar la propia cultura. Preguntas para la reflexión 1. ¿Cuáles son los peligros y desafíos actuales que tiene un fiel laico en la sociedad contemporánea? 2. ¿Qué hacer para forjar un laicado que actúe en la vida pública? 3. ¿Existen cursos de formación en la fe en tu parroquia o movimiento? ¿Se difunde y enseña el Catecismo de la Iglesia? 4. ¿Se dictan cursos de doctrina social de la Iglesia en su parroquia, recurriendo al Compendio de doctrina social de la Iglesia? 5. ¿Cómo debe hacerse presente el discípulo de Cristo en los ambientes universitarios actuales? ¿Qué oportunidades y dificultades existen hoy para el apostolado universitario? 6. ¿De qué manera creativa y novedosa puede la Iglesia participar en la sociedad y evangelizar la cultura a través de un laicado comprometido? 25. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 132.

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B.3. La religiosidad popular Una riqueza enorme en nuestra Iglesia es la religiosidad popular. Ella constituye una expresión de la fe, que se vale de los elementos culturales de nuestro pueblo y nación, interpretando e interpelando la sensibilidad de muchos de nuestros fieles, de manera viva y eficaz. “La religiosidad popular, que se expresa de formas diversas y diferenciadas, tiene como fuente, cuando es genuina, la fe, y debe ser por lo tanto apreciada y favorecida. En sus manifestaciones más auténticas, no se contrapone a la centralidad de la Sagrada Liturgia, sino que, favoreciendo la fe del pueblo, que la considera como propia y natural expresión religiosa, predispone a la celebración de los Sagrados Misterios”26. Debemos subrayar que la religiosidad popular genuina tiene su natural culminación en la celebración litúrgica, y a ella debe orientarse. No debe haber oposición entre ellas. Pero también debemos ser conscientes que las expresiones de la religiosidad popular pueden aparecer contaminadas por elementos no coherentes con la doctrina católica. En esos casos, dichas manifestaciones han de ser purificadas con prudencia y paciencia. Ello se debe enseñar con una adecuada catequesis. Un ejemplo de esta realidad son las Hermandades y Cofradías que han estado presentes en nuestra Patria y en nuestra Iglesia Particular de Lima desde los inicios de la evangelización y han sido las primeras formas asociativas del laicado católico. Desde aquella época han sido verdaderas escuelas de vida cristiana, de caridad y santidad, de profunda espiritualidad y devoción al Misterio Pascual de Cristo, a la Virgen y a los Santos Patrones. La Iglesia reconoce en estas asociaciones su raigambre católica que ha resistido el paso del tiempo y el constante proceso de secularización de nuestra sociedad. Estas asociaciones son una realidad viva y presente que la Iglesia mira con confianza y esperanza. 26. Cf. JUAN PABLO II, Mensaje a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Roma 21 de septiembre del 2001.

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Preguntas para la reflexión 1. ¿Qué sugiere para una mejor atención y formación de la piedad popular en nuestra Iglesia? ¿Cómo pueden ayudar los Santuarios a este fin? 2. ¿La devoción al Señor de los Milagros es una “reserva espiritual” de nuestro pueblo y un tesoro de la Arquidiócesis? ¿Cómo se puede promover y aprovechar mejor esta devoción para la formación en la fe y el apostolado? 3. ¿Qué se puede hacer para que las hermandades y cofradías sean verdaderos centros de vida cristiana?

B.4. Los medios de comunicación Hoy los medios de comunicación modernos son una gran herramienta para la evangelización. La evangelización a través de los medios de comunicación social requiere del compromiso de los comunicadores que laboran en ellos. Los medios de comunicación social se han globalizado, y se extienden y crecen en todo el mundo. Así estos medios ejercen visiblemente una mayor influencia sobre la cultura y su divulgación. Aunque es cierto que por una parte esta influencia puede deformar la capacidad de distinguir la verdad; por otra, es posible crear oportunidades para hacer que la verdad sea accesible a muchas más personas. De ese modo el mensaje y la enseñanza de Cristo pueden llegar a todos. En el plano de la comunicación se debe ser consciente del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica. El diálogo y el debate pueden florecer y crecer asimismo cuando se conversa y se toma en serio a quienes sostienen ideas distintas de las nuestras. Los medios de comunicación social, y hoy en particular las redes sociales hacen posible el intercambio de pensamiento. “En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado

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en Jesucristo”27. El Sínodo debe ser el mecanismo de estudio para que los fieles opinen sobre lo que necesitan y esperan del mensaje de la Iglesia. Esto debe hacerse realidad mediante la formación de líderes en las parroquias que sean los que ayuden a los sacerdotes y fieles a encontrar el método adecuado para que esta comunicación sea efectiva no solo en su parroquia sino en toda la arquidiócesis. Preguntas para la reflexión 1. ¿Qué medio de comunicación usa su parroquia o comunidad para llegar a sus fieles? 2. ¿Tiene su parroquia alguna persona que colabora en el manejo de las redes sociales y la página web? 3. ¿Qué mensaje le gustaría escuchar de la Iglesia? 4. ¿Qué cambiaría usted en la forma en que se comunica la Iglesia en Lima con sus fieles? ¿Qué herramientas de comunicación cree usted que debe utilizar la Iglesia para la difusión de su mensaje? 5. ¿Qué características cree usted que debe tener la plataforma digital de la Iglesia para que se haga parte de ella? 6. ¿Qué obstáculos cree usted que existen para que su parroquia cuente con redes sociales, página web, etc., con el fin de comunicarse con sus fieles? 7. ¿Qué soluciones propone para superar esos obstáculos? 8. ¿Qué propuestas tiene para evangelizar a los periodistas, artistas y personas que trabajan en los medios masivos de comunicación social?

27. Cf. BENEDICTO XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales “Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización”, 12 de mayo de 2013.

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C. SACERDOTES Y VIDA RELIGIOSA “Sobre la preparación y formación permanente de los sacerdotes diocesanos y de la gran familia de los institutos femeninos y masculinos de vida consagrada, que trabajan apostólicamente en la Arquidiócesis”28. C.1. Los sacerdotes Los primeros promotores del discipulado y de la misión son aquellos que han sido llamados ‘para estar con Jesús y ser enviados a predicar’ (Mc 3, 14), es decir, los sacerdotes. Por tanto, no basta recibir el don de la Vocación Sacerdotal, sino que ha ser cuidada con gran esmero. Para cumplir su elevada tarea, el sacerdote debe tener una sólida estructura espiritual y vivir toda su vida animado por la fe, la esperanza y la caridad. Debe ser, como Jesús, un hombre que busque, a través de la oración, el rostro y la voluntad de Dios, y que cuide también su preparación cultural e intelectual29. Se ha logrado mucho en este aspecto, pero debemos profundizar en la formación permanente del clero e incentivar una preocupación fraternal por aquellos que encuentran diversas dificultades para participar continuamente de ella. Asimismo, la preparación de las homilías debe ser objeto de una especial reflexión para mejorar su contenido, el modo de pronunciarla y su duración. El Papa Francisco nos ha dicho que “la preparación de la predicación es una tarea tan importante que conviene dedicarle un tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión y creatividad pastoral”30. Otro punto a recalcar más en la vida sacerdotal es la necesidad de una sólida estructura espiritual; es decir, el sacerdote debe ser como Jesús, un hombre que “busque el rostro de Dios” (Sal. 26, 8). Por eso es una necesidad para el sacerdote la confesión frecuente y la dirección espiritual. 28. Decreto de Convocatoria XX Sínodo Arquidiocesano de Lima, 16 junio del 2014. 29. Cf. BENEDICTO XVI, Discurso inaugural de la V CELAM, Aparecida 2007. 30. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 145.

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Una misión muy urgente es la promoción de las vocaciones sacerdotales. Debemos recordar que “es «exigencia ineludible de la caridad pastoral» que cada presbítero -secundando la gracia del Espíritu Santo- se preocupe de suscitar al menos una vocación sacerdotal que pueda continuar su ministerio”31. Así, cada sacerdote debería tener una esmerada atención a la pastoral vocacional. Cada sacerdote debe hacer cercana y agradable la imagen de Cristo sacerdote, con su propio testimonio de vida; pues como nos recuerda el Papa Francisco: “Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas”32. C.2. Vida religiosa La vida religiosa tiene una presencia numerosa en nuestra Arquidiócesis y es una riqueza en nuestra Iglesia. La vida religiosa testimonia en el mundo, -un mundo que actualmente busca ante todo el bienestar, la riqueza y el placer, que exalta la libertad prescindiendo de la verdad sobre Dios y el hombre- una manera plena de vivir la vida humana, un camino que nos lleva a nuestra verdadera felicidad. El Papa Benedicto XVI, en el discurso inaugural de la V Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Aparecida recordaba que en la vida religiosa, de la fidelidad al carisma de los fundadores, nace la entrega a la propia vocación. De ahí que les hacía un llamado: “Abrazad con profunda alegría vuestra consagración, que es medio de santificación para vosotros y de redención para vuestros hermanos”. Y también les recordaba la necesidad de “colaborar siempre con los obispos, trabajando unidos a ellos, que son los responsables de la pastoral”. Y la obediencia sincera a la autoridad de la Iglesia33.

31. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio para el Ministerio y Vida de los Presbíteros, n. 31. 32. FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 107. 33. Cf. BENEDICTO XVI, Discurso inaugural de la V CELAM, Aparecida 2007. Cf. Vita Consecrata, n. 48.

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Preguntas para la reflexión 1. ¿Cómo pueden participar más en la pastoral arquidiocesana los miembros de los Institutos de Vida Consagrada, tanto de vida activa como contemplativa? 2. ¿Cómo pueden comprometerse todos (sacerdotes diocesanos, religiosos(as) y miembros de sociedades de vida apostólica) en la pastoral vocacional, tanto para la vida sacerdotal como para la vida religiosa? 3. ¿Qué aspectos de la formación sacerdotal se pueden y deben mejorar? 4. ¿Cómo lograr una mayor comunión entre los sacerdotes y religiosos, de tal manera que sean un modelo de fraternidad? 5. ¿Sería necesario establecer un perfil para los sacerdotes que vayan a ocupar cargos pastorales? 6. ¿Qué hacer para que el sacerdote se dedique más a su Ministerio Sacerdotal y no dedique mucho tiempo a otras actividades que bien podría desarrollarlas un laico? 7. ¿Cómo darles una formación permanente a los jóvenes, los acólitos, y demás grupos en orden a que descubran y vivan la vocación a la que han sido llamados? 8. ¿Cómo se puede mejorar la formación permanente de los sacerdotes diocesanos? ¿Qué temas se deben priorizar?

C.3. La Pastoral Ordinaria de la parroquia La Parroquia “es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, la congrega en esta celebración; le enseña la doctrina salvífica de Cristo. Practica la caridad del Señor en obras buenas y fraternas”34. Al respecto nos enseña San Juan Pablo II en la Car34. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 2179.

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ta Apostólica Novo Millennio Ineunte: “Dentro de las coordenadas universales e irrenunciables, es necesario que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial, como siempre se ha hecho. En las Iglesias locales es donde se pueden establecer aquellas indicaciones programáticas concretas -objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios- que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y la cultura”35. La parroquia es pues la célula fundamental de la diócesis, y constituye el ámbito de la curia pastoral ordinaria de los fieles cristianos y en ella se hace presente la Iglesia universal. El párroco y los fieles laicos deben colaborar corresponsablemente con la misión pastoral de comunicar el mensaje de Cristo orientada por el obispo diocesano. Preguntas para la reflexión 1. ¿La Parroquia es un lugar de acogida para la evangelización y catequesis? 2. ¿La atención que se da a los fieles en tu parroquia los ayuda a crecer en su relación con Dios? 3. ¿Qué dificultades encuentras en el modo como están estructurados los servicios parroquiales: horario de misas, de confesiones, de secretaría, de catequesis, etc. ¿Cuál sería tu propuesta? 4. ¿Las actividades pastorales parroquiales llegan a todos los fieles? ¿Qué se hace con las personas alejadas? 5. ¿La Parroquia ayuda a la oración personal y comunitaria? ¿Ayuda a los que necesitan los Sacramentos?

35. JUAN PABLO II, Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, n. 29.

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D. LA VÍA DE LA CARIDAD “Sobre las obras y servicios de misericordia y caridad social que se realizan a través de Cáritas diocesana y otras iniciativas diocesanas”36. La Iglesia siempre ha tenido una vocación de servicio, en especial en la atención de los más necesitados. Ésta como actividad organizada de todos los fieles, en especial de los laicos, no se agota con la satisfacción material de las necesidades básicas del hombre. El hombre no solo busca responder a estas necesidades de la justicia social, sino que tiene y tendrá siempre necesidad del amor verdadero. De ahí que “de todas las vías, incluidas las que se buscan y recorren para afrontar las formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la «más excelente» (1 Co 12,31) es la vía trazada por la caridad”37. Ese amor nos lo da Cristo. Así, “las entidades eclesiales, con la transparencia en su gestión y la fidelidad al deber de testimoniar el amor, podrán animar cristianamente también a las instituciones civiles”38. D.1. Caridad y Justicia La caridad presupone y trasciende la justicia. La justicia nos llama a dar lo justo, lo que le corresponde a cada uno. Entre nosotros los hombres, nos lleva a una recíproca repartición de los bienes objetivos. No obstante, la justicia “debe experimentar, por decirlo así, una notable “corrección” por parte del amor que -como proclama San Pablo- “es paciente” y “benigno”, o dicho en otras palabras, lleva en sí los caracteres del amor misericordioso, tan esenciales al Evangelio y al cristianismo”39. Es decir, la distribución de los bienes alentada por la caridad, ayuda a regular las relaciones humanas viendo en cada uno de nosotros a un ser semejante, un 36. Decreto de Convocatoria XX Sínodo Arquidiocesano de Lima, 16 junio del 2014. 37. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, n. 204. 38. BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Deus Caritas est, n. 30. 39. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, n. 206.

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hijo de Dios, y por lo tanto con dignidad. De ahí nace que lo primero que debemos dar al hombre, lo justo, es el respeto irrestricto a su dignidad humana. Además nace también la urgencia de socorrer a los hermanos más necesitados, a los más débiles dentro de nuestra sociedad. De ahí que vemos la importancia de fomentar en las parroquias de la Arquidiócesis una instancia caritativa parroquial en la que los fieles se involucren en el auxilio de los más necesitados, tanto los de su parroquia como los de los otros lugares. Urge hoy una pastoral social más incisiva, fiel a los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. No debemos olvidar que debemos primero hacer los discípulos, es decir, formar a los fieles en la Doctrina Social de la Iglesia. La acción social debe estar presente todo el año en nuestras parroquias, no se debe centrar únicamente en fechas como Navidad, etc. Sin embargo en esas fechas debe ser más palpable en los fieles. D.2. Obras de misericordia y Caridad social Las obras de misericordia, que son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales, nacen precisamente de la caridad, del amor de Cristo. Sólo la caridad, al ser la forma de todas las virtudes, puede animar y plasmar la actuación de cada persona y la actuación social, en la vivencia de estas Obras de misericordia. La caridad debe ser vista como la fuerza capaz de suscitar nuevas vías para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar las estructuras desde el interior. Así la caridad adquiere un matiz social. Las Obras de Misericordia son catorce. Siete “Espirituales”: Enseñar al que no sabe; dar buen consejo al que lo necesita; corregir al que yerra; perdonar las injurias; consolar al triste; sufrir con paciencia los defectos del prójimo; rogar a Dios por los vivos y las almas perdidas. Y Siete “Corporales”: Visitar y cuidar a los enfermos; dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento; dar posada al peregrino; vestir al desnudo; liberar al cautivo; enterrar a los muertos.

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La caridad social se despliega en la red en la que las relaciones humanas se insertan, que es precisamente la comunidad social y política, y debe intervenir sobre ésta. “En muchos aspectos, el prójimo que tenemos que amar se presenta «en sociedad»… amarlo en el plano social significa, según las situaciones, servirse de las mediaciones sociales para mejorar su vida, o bien eliminar los factores sociales que causan su indigencia”40. Las obras de misericordia al prójimo son propias de cada persona, es decir que cada uno debe tomar la iniciativa, no obstante se han valido de estructuras de la sociedad que también deben ser bien dirigidas y organizadas; esto corresponde a la caridad social. Preguntas para la reflexión

1. ¿Cómo implementar una pastoral que incluya la formación en la Doctrina Social de la Iglesia para mejorar la atención solidaria a los más necesitados? 2. ¿Se promueve el voluntariado en su parroquia o comunidad como una actividad permanente, o sólo en fechas especiales? 3. ¿Qué tanto las obras a favor de los más necesitados, van siempre acompañadas de un anuncio del Evangelio y catequesis para formar la fe y la conciencia de los hermanos más necesitados? 4. ¿Cómo promover las obras de misericordia desde temprana edad? ¿Y entre los miembros de organizaciones de laicos?

40. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, n. 208.

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ORACIÓN POR EL XX SÍNODO ARQUIDIOCESANO LIMENSE ¡Dios, Padre nuestro! Te damos gracias porque nos has convocado a celebrar el Vigésimo Sínodo Arquidiocesano de Lima. Te pedimos que nuestro Señor Jesucristo, ilumine nuestras mentes para conocer nuestra realidad con una mirada de fe que nos ayude a forjar la Nueva Evangelización. Que tu Espíritu Santo infunda la caridad en nuestros corazones y nos haga portadores de la esperanza que impregne de Evangelio a nuestro pueblo. En esta hora de gracia, ayuda a nuestro Arzobispo, a los sacerdotes, religiosos y laicos, a trabajar unidos a tu Hijo Jesucristo, que es para nosotros el Señor de los Milagros. Que los cuidados maternales de Nuestra Señora de la Evangelización y la intercesión de Santo Toribio de Mogrovejo, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, acompañen nuestro trabajo en el Sínodo. Anima nuestra comunión eclesial, y danos un renovado impulso de vida cristiana para ser los discípulos misioneros de Jesucristo. Amén.

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Arzobispado de Lima


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