LETRAS SIN DUEÑOS, SELECCIÓN Y PRÓLOGO POR AQUILES JULIÁN

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Aquiles Julián (Compilador)

Letras sin dueños Historias para crecer

Compilación y presentación de Aquiles Julián Libros de Regalo 2

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Letras sin dueños Por Aquiles Julián (Compilador) Edición digital a cargo de Colección Libros de Regalo 2

Copyright ©2008, Aquiles Julián Todos los derechos reservados aquiles.julian@gmail.com ideación.dr@gmail.com Primera edición Enero 2008 Santo Domingo, República Dominicana Este libro es cortesía de:

IDEACCION IDE Desarrollo del Capital Humano Cul de Sac Vista del Cerro No. 2, Edif. Robert Collier, Suite 3-B, Altos de Arroyo Hondo III, Santo Domingo, D.N., República Dominicana. Tels. 809-227-6099 y 809-565-3164 Email: ideacción.dr@gmail.com Se autoriza la libre reproducción y distribución del presente libro, siempre y cuando se haga gratuitamente y sin modificación de su contenido y autor. Si se solicita, se enviarán copias en formato PDF vía email. Para solicitarlo, enviar e-mail a librosderegalo@gmail.com

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Tabla de contenido Pág. Introducción El billete de $2,000 pesos La pintura de la Santa Cena La Puerta Aguanta un poco más La discusión Observar y aprender Por qué grita la gente El perro que buscaba trabajo La comunicación en la empresa Clima Consulta Abrir la puerta del miedo Historia empresarial Recuerda a quién sirves ¿Zanahoria, huevo o café? El aumento El deseo El rompecabezas El elefante y los seis sabios Aprende a decir las cosas Todo obra para bien Tus lágrimas El barbero y Dios Entre el cielo y el infierno Fórmula para ir al cielo Angeles de una sola ala Las albóndigas La luciérnaga y la serpiente La sabiduría del águila Manos que oran Las piedras Los siete mimbres El triple filtro El violín de Paganini El convicto liberado Las semillas del rey Vuela más alto Acto de soberbia Lucha hasta vencer

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Datos sobre el compilador

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Presentación Og Mandino escribió en El retorno del trapero que a él le atribuyeron, por sus libros, la renovación de la parábola como recurso de educación y comunicación en los negocios. Y, realmente, el don maravilloso de Og Mandino para la parábola ha impactado y seguirá impactando positivamente las vidas de quienes tengan el privilegio de abrevar en sus páginas. Og Mandino modeló al mayor experto de todos los tiempos en el manejo de la parábola como recurso didáctico y moral: Jesús, el Mesías. La parábola es un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se puede derivar una enseñanza sobre un tema que no se da de manera explícita. El lector tiene que hacer una deducción y una relación, y sacar sus conclusiones. Las parábolas son relatos abiertos: distintas personas derivan distintas enseñanzas de la misma parábola. Es una forma simple, sencilla: Crea un ambiente, narra una acción, unos personajes y describe un resultado. Suele considerársele una metáfora extendida. Sabemos que el principal recurso de predicación empleado por Jesús fue la parábola. El inmenso poder de cautivar la atención, ejemplificar indirectamente el principio e impactar poderosamente en el corazón del que escucha se mantiene a pesar de los siglos. Quienes hemos paladeado las bellísimas parábolas de Og Mandino y quienes hemos quedado deslumbrados por las agudas parábolas de Jesús, creo que vamos a disfrutar este manojo de parábolas que circulan por la Internet. En algún momento perdieron su autor. El ingenio humano las fue transformando, puliendo, modificando, mejorando… Adaptándola a sus necesidades de expresión y comunicación. De la Internet fuimos escardándolas. Algunas tienen orígenes previsibles: la sabiduría árabe y la oriental, por ejemplo. Son parábolas que han perdido sus dueños, han terminado por ser de todos, y nos complace mucho compartirlas. Aquiles Julián

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El billete de $2,000 pesos. Un entrenador comenzó su conferencia sosteniendo en su mano un billete de $2,000 pesos. En el salón había 200 participantes a quienes preguntó: - ¿A quién le gustaría que le regalaran este billete de $2,000? Inmediatamente se levantaron muchas manos. El entrenador entonces dijo: - Le voy a dar estos $2,000 a quien..., pero primero déjenme hacer esto. Procedió a estrujar el billete. Luego preguntó: - ¿Alguien lo quiere todavía? Las manos se levantaron nuevamente y en mayor número que antes. -

Bien –replicó-, ¿qué pasa si yo le hago esto al billete?

Lo tiró al suelo y comenzó a pisotearlo con su zapato. Lo levantó del piso, ahora completamente aplastado y sucio. - Ahora, ¿quién de ustedes todavía lo quiere? Otra vez las manos de casi todos los participantes se levantaron rápidamente. - Mis amigos, esta mañana ustedes han aprendido una valiosa lección. No importa lo que le hice al billete, ustedes todavía lo deseaban, porque no había perdido su valor. Todavía valía $2,000. Muchas veces en nuestras vidas, somos pisoteados, estrujados, y enlodados por decisiones que tomamos y por las circunstancias que se cruzaron por nuestro camino. Nos sentimos como si fuéramos inservibles. Pero no importa lo que haya ocurrido o lo que ocurrirá, ustedes nunca perderán su valor ante los ojos de Dios. Sucio o limpio, pisoteado, arrugado o impecablemente planchado, ustedes son inapreciables para El.

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La Pintura de la Santa Cena

La historia de la pintura del cuadro de la última cena es muy interesante. Dos incidentes concuerdan para reforzar la lección más convincente acerca de los efectos del pensamiento en la vida de un niño o niña, o de un hombre o mujer. "La última cena " fue pintada por Leonardo Da Vinci, un artista italiano notable. El tiempo empleado para completarla fue de 7 años. Las figuras que representaban a los doce apóstoles fueron pintadas tomando a personas que hicieron de modelos La persona para el modelo de Cristo fue escogida primero. Cuando se decidió que Da Vinci pintaría esta obra, cientos y cientos de hombres jóvenes fueron examinados en un esfuerzo por encontrar una cara y personalidad que expresara inocencia y belleza, libre de las sombras y señales causadas por el pecado y la disolución. Finalmente, después de semanas de una búsqueda muy laboriosa, un joven de 19 años fue seleccionado como modelo para la figura de Cristo. Los siguientes seis meses, Da Vinci trabajo para pintar el personaje más importante de su famosa obra. Durante los 6 años siguientes, Da Vinci continuó trabajando en su sublime obra de arte. Una por una, las personas más apropiadas fueron escogidas para representar a cada uno de los apóstoles, y dejó un espacio en la pintura para la figura que representaría a Judas Iscariote el punto final de su obra maestra.

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Por semanas, Da Vinci buscó un hombre que tuviera un rostro endurecido, con un rasgo marcado por la avaricia, el engaño, la hipocresía y el crimen, un rostro que delatase el carácter de alguien que vendería a su mejor amigo. Después de muchas experiencias desalentadoras en la búsqueda del tipo de persona requerido para representar a Judas, Da Vinci recibió la noticia de que había sido encontrado un hombre que llenaba los requisitos del pintor. Estaba en un calabozo de Roma, sentenciado a muerte por una vida de crimen y asesinato. Da Vinci viajó a Roma de inmediato, el hombre fue sacado de su encierro en el calabozo y conducido a la luz del sol. Allí, Da Vinci vio en él aun hombre oscuro, despiadado. Su largo, áspero y desgreñado pelo caía sobre su cara. Una cara que reflejaba el carácter de la maldad y de la ruina completa. Al fin el pintor había encontrado la persona que quería para representar el personaje de Judas. Con el permiso especial del rey, este preso fue llevado a Milán donde se estaba pintando el cuadro. Durante 6 meses, él se sentó allí delante de Da Vinci en unas horas establecidas para cada día , cuando el talentoso artista continuaba diligentemente en su tarea de transmitir a su pintura la base de ese carácter, que representaba al traidor y delator del Salvador. Cuando terminó el último trazo, se volvió a los guardias y dijo: "Yo he terminado; pueden llevarse al prisionero." Cuando los guardianes conducían al preso fuera, él repentinamente perdió el control de sí mismo y se precipitó sobre Da Vinci llorando y diciendo: "Oh, Da Vinci. ¡Mírame! ¿No sabes quién soy?". Da Vinci con sus ojos bien entrenados de estudioso de los caracteres humanos, escudriñó cuidadosamente al hombre cuyo rostro él había estado mirando durante 6 meses y dijo: "No, yo nunca te había visto en mi vida, hasta que te sacaron de los calabozos ante mí en Roma". Entonces elevando sus ojos hacia el cielo el prisionero dijo: "¡Oh Dios!, ¿He caído tan bajo?", entonces volviendo su cara al pintor él gritó: "Leonardo Da Vinci, mírame otra vez, porque yo soy el mismo hombre que pintaste hace justo 7 años como la figura de Cristo".

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La Puerta Este era un jovencito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Con el tiempo, descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada vez que pudiera controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos por retirar de la puerta. El padre, le dijo: “Has trabajado muy duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos detrás de la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí.” “Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo como lo digas lo devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención y siempre están presentes para abrirnos su corazón. Cuídate de no dañar a tus seres queridos.”

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Aguanta un poco más En Inglaterra, existía una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Una de sus tiendas favoritas era una en donde vendían vajillas antiguas. En una de sus visitas a la tienda vieron una hermosa tacita. "¿Me permite ver esa taza?" preguntó la Señora, "¡Nunca he visto nada tan fino como eso!" En cuanto tuvo en sus manos la taza, escuchó que la tacita comenzó a hablar. La tacita le comentó: "¡Usted no entiende! ¡yo no siempre he sido esta taza que usted está sosteniendo! hace mucho tiempo yo sólo era un montón de barro amorfo. Mi creador me tomó entre sus manos y me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y le grité: "¡Por favor! ¡Ya déjame en paz!" Pero mi amo sólo me sonrió y me dijo: "Aguanta un poco más, todavía no es tiempo." Después me puso en un horno. ¡Yo nunca había sentido tanto calor! ¡me pregunté por qué mi amo querría quemarme, así que toqué la puerta del horno. A través de la ventana del horno pude leer los labios de mi amo que me decían: "Aguanta un poco más, todavía no es tiempo." Finalmente se abrió la puerta, mi amo me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara. "¡Así está mucho mejor!" me dije a mi misma, pero apenas y me había refrescado cuando mi creador ya me estaba cepillando y pintándome. ¡El olor de la pintura era horrible! ¡Sentía que me ahogaría! "¡Por favor detente!" le gritaba yo a mi amo; pero él sólo movía la cabeza haciendo un gesto negativo y decía: "Aguanta un poco más, todavía no es tiempo." Al fin mi amo dejó de pintarme; ¡pero esta vez me tomó y me metió nuevamente a otro horno! no era un horno como el primero; ¡sino que era mucho más caliente! ¡Ahora sí estaba segura que me sofocaría! ¡le rogué y le imploré a mi amo que me sacara! grité, lloré; pero mi creador sólo me miraba diciendo: "Aguanta un poco más, todavía no es tiempo." En ese momento me di cuenta que no había esperanza, ¡nunca lograría sobrevivir a ese horno!. Justo cuando estaba a punto de darme por vencido se abrió la puerta y mi amo me tomó cariñosamente y me puso en una repisa que era aún más alta que la primera, allí me dejó un momento para que me

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refrescara. Después de una hora de haber salido del segundo horno, mi amo me dió un espejo y me dijo: "¡Mírate! ¡ésta eres tú!" ¡yo no podía creerlo! ¡ésa no podia ser yo! ¡lo que veía era hermoso!. Mi amo nuevamente me dijo: "Yo sé que te dolio haber sido golpeada y amoldada por mis manos; pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado. Sé que te causo mucho calor y dolor estar en el primer horno, pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras estrellado. También sé que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero de no haberte pintado tu vida no tendría color. Y si yo no te hubiera puesto en ese segundo horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido la suficiente para que subsistieras. ¡Ahora tú eres un producto terminado! ¡Eres lo que yo tenía en mente cuando te comencé a formar!"

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La discusión Un día la mano izquierda le dijo a la derecha que ellas trabajaban todo el día, mientras que el estómago no hacía nada. Las piernas escucharon y le dieron la razón; dijeron que ellas también estaban cansadas, caminando todo el día para comprarle alimento al estómago, quien sólo comía y no hacía nada para conseguirlo. La mano derecha pidió que hicieran huelga y que no le dieran más comida al estómago. El estómago les dijo que estaban pensando mal, pues sus trabajos y aptitudes eran muy diferentes, y los unos dependían de los otros. Los brazos le dijeron que esos eran los argumentos de un vago y que desde ese momento no comería nada. Pasaron unos días y un brazo le dijo al otro que se sentía muy débil; lo mismo les ocurrió a las piernas y a todas las partes del cuerpo. Entonces el estómago dijo que también se sentía débil y que si lo alimentaban, todos se sentirían mejor. Lo hicieron y comprendieron que todos los miembros del cuerpo debían cooperar para conservarse con buena salud. Y el estómago entendió que de él dependía el trabajo de los miembros y que debía repartir todo lo que le llegaba

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Observar y aprender Un profesor jubilado, académico, autor de medio centenar de libros de pedagogía, y con fama de sabio, acudía cada mañana al campo de deportes de un colegio y se quedaba absorto, observando cómo jugaban los niños durante la hora que duraba el recreo. Un colega pasó casualmente por allí y se extrañó sobremanera de la atención exquisita que el sabio prestaba a los movimientos de los pequeños. No pudiendo reprimir su curiosidad, le preguntó: - Amigo, ¿a qué se debe tu interés por algo tan trivial? - A mi pasión por aprender de todo. Te lo digo sin el menor asomo de pedantería. Además, creo que nada merece el calificativo de trivial… - ¿Aprender, qué? - Inocencia, libertad y capacidad de sonreír y disfrutar de las cosas sencillas de la vida. ¿Te parece poco?

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Por qué grita la gente Un

día

un

sabio

preguntó

a

sus

estudiantes

lo

siguiente:

¿Por qué la gente se grita cuando está enojada? Los estudiantes pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma - dijo uno, por eso gritamos. Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó el hombre sabio. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los estudiantes dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. Luego el hombre sabio preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. El sabio continuó... Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando están cerca dos personas que se aman. Luego dijo: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

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El perro que buscaba trabajo Llega un perro a una oficina con un periódico en la boca, lo pone en el suelo, y señala con una patita hacia uno de los anuncios que dice: "Solicitamos empleado que sepa escribir a máquina, sepa programar, y hable varios idiomas. Igualdad de oportunidades. No importa raza, edad o sexo." El tipo, entendiendo que el perro viene a solicitar la posición, lo lleva ante el jefe de personal, pero al verlo, éste le dice: - Este... ¿Sabe? Es que nosotros teníamos en mente a alguien distinto... - ¡Guau! -ladró el perro, señalando con su patita hacia la parte del anuncio donde decía: "Igualdad de oportunidades..." - Bueno, sí, pero... es que el aspirante también debe saber escribir a máquina... El perro entonces se dirige a un escritorio en el que hay una computadora, se sube a la silla, y empieza a teclear con ambas patas ante los ojos asombrados de los presentes. En pocos minutos sale de la impresora una carta de negocios perfectamente redactada, y sin una sola falta de ortografía. - Está bien, pero es necesario que el aspirante también sepa programar comentó el jefe de personal. El perro pone una pata sobre el mouse, utilizando la otra para teclear, y en pocos minutos termina una base de datos perfectamente estructurada, y sin un sólo error. El jefe de personal, desesperado, le dice al perro : - Pero es que, además, el aspirante también deberá de hablar varios idiomas... Entonces el perro, acercándosele al jefe de personal, le dice en tono lastimoso: - ¿Miau?

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La comunicación en la empresa De: Director General, A: Gerente: El próximo viernes, aproximadamente a las 17 horas, el cometa Halley pasará por está región. Se trata de un evento que ocurre una vez cada 78 años. Siendo así, por favor, reúna a los empleados en el patio de la fábrica donde les explicaré este fenómeno científico.NOTA: Todos deben usar casco de seguridad. Si llegara a llover, no podremos ver el raro espectáculo a ojo desnudo, por eso, todos deberán dirigirse al comedor, donde se exhibirá un video documental sobre el cometa Halley. De: Gerente, A: Supervisor: Por orden del Director General, el viernes a las 17 horas, el cometa Halley va a aparecer sobre la fábrica. Si llegará a llover, por favor, reúna a los empleados, todos con cascos de seguridad, para proteger los ojos desnudos, y diríjalos al comedor, donde el raro fenómeno científico tendrá lugar, lo que sucede cada 78 años. De: Supervisor, A: Jefe de Producción: Por invitación de nuestro Director General, presenciaremos al cientista Halley, de 78 años, que va a aparecer desnudo en el comedor de la fábrica, usando casco; también se va a presentar un video sobre el problema de la lluvia de seguridad. El director llevará la demostración al patio de la fábrica. De Jefe de producción, A Capataz: El viernes a las 17 horas, el Director, por primera vez en 78 años, va a aparecer desnudo en el comedor de la fábrica, para filmar a Halley, el famoso cientista y su equipo. Todos deben presentarse con casco, pues se va a presentar un show sobre la seguridad en la lluvia. El Director llevará a la banda para el patio de la fábrica. De: Capataz, A: Empleados: Todos desnudos, sin excepción, deben presentarse al personal de seguridad en el patio de la fábrica el próximo viernes a las 17 horas, pues el "jefe" y el Sr Halley, famoso guitarrista y su banda, estarán ahí para mostrar el raro film "Bailando en la lluvia". Si empezara a llover, nos vamos al comedor usando casco. El show será allá y ocurre una vez cada 78 años. COMUNICACION INTERNA El viernes, a las 17 horas, el Director va a festejar sus 78 años y va a dar una fiesta al personal en el comedor. Se va a presentar un video de "Bill Halley y sus cometas". Todos deben estar desnudos y de casco porque la banda es muy loca y la música se va a escuchar hasta en el patio, aunque llueva a cántaros.

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Clima Era otoño, y los indios de una remota reservación preguntaron a su nuevo Jefe si el próximo invierno iba a ser frío o apacible. Dado que él era un Jefe Indio en una sociedad moderna, nunca había aprendido los viejos secretos, y cuando miró el cielo, no podía decir qué iba a suceder con el tiempo. De cualquier manera, para estar seguro, respondió a su tribu que el invierno iba a ser muy frío y que los miembros de la aldea deberían recolectar leña para estar preparados. Pero como también era un líder práctico, después de algunos días tuvo una idea. Fue a la cabina telefónica y llamó al Servicio Nacional de Meteorología y preguntó: – El próximo invierno, ¿será muy frío? – Parece que el invierno próximo será bastante frío –respondió el meteorólogo de turno del Servicio Nacional. De manera que el Jefe volvió a su gente y les dijo que se pusieran a juntar más leña aún para estar preparados. Una semana después, el Jefe llamó otra vez al Servicio Nacional de Meteorología. Preguntó: – ¿Será un invierno muy frío? – Sí –respondió el meteorólogo de turno–, va a ser un invierno muy frío. El Jefe regresó nuevamente a su gente y les ordenó recolectar todo los pedazos de leña que pudieran encontrar. Dos semanas más tarde el Jefe llamó al Servicio Nacional de Meteorología una vez más: – ¿Están ustedes absolutamente seguros que el próximo invierno habrá de ser muy frío? – Absolutamente –respondió el hombre al otro lado de la línea–, va a ser uno de los inviernos más fríos que se hayan conocido. – ¿Cómo pueden ustedes estar tan seguros? –preguntó el Jefe. Y el meteorólogo respondió: – Porque los indios están juntando leña como locos. 16


Consulta Un empresario concurre a una consultoría y pregunta: – ¿Cuánto cobran por realizar un estudio? El consultor le responde: – Primero estructuramos el proyecto, y luego cobramos 5.000 dólares por contestar a 3 preguntas. – ¿No es eso exageradamente caro? – Puede ser... ¿y su tercera pregunta?

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Abrir la puerta del miedo En una tierra en guerra había un rey que causaba espanto: A sus prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta inmensa de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala les hacía formar un círculo y les decía: – Ustedes pueden elegir entre morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta... detrás de esa puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO......... Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al soberano: – Señor ¿puedo hacerle una pregunta? – Dime, soldado – Señor, ¿qué había detrás de la puerta? El rey contestó: – Vé y mira tú mismo. El soldado abrió temerosamente la puerta, y a medida que lo hacía rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente. Finalmente, sorprendido, descubrió que... la puerta se abría sobre un camino que conducía a la LIBERTAD!!! El soldado, sorprendido, miró a su rey, quien le dijo: – Yo les daba la oportunidad de hacer una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta!!

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Historia empresarial Un día, mientras camina por la calle, una mujer de éxito, directora de Recursos Humanos, es trágicamente atropellada por un camión y muere. Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada a San Pedro en persona. "Bienvenida al paraíso" le dice San Pedro. "Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un directivo ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo". "No hay problema, déjame entrar", le dice la mujer. "Bueno, me gustaría, pero tengo órdenes desde lo más alto. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad". "De hecho, ya lo he decidido. Prefiero estar en el paraíso, dice la mujer. "Lo siento, pero tenemos nuestras reglas". Y con esto San Pedro acompaña a la directora al ascensor y baja, baja, baja hasta el infierno. Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y de pie delante de ella están todos sus amigos -colegas directivos que habían trabajado con ella-, todos elegantemente vestidos y muy contentos. Corren a saludarla, la besan en las dos mejillas y recuerdan los buenos tiempos. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el club con langosta y caviar. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se está divirtiendo tanto que, antes de que se dé cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y la saludan mientras sube al ascensor. El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro la está esperando. "Ahora es el momento de pasar al paraíso". Así que la mujer pasa las 24 horas sucesivas pasando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Se divierte mucho y, antes de que se dé cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarla. "Entonces, has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debes elegir tu eternidad". La mujer reflexiona un momento y luego responde:"Bueno, no lo habría dicho nunca, quiero decir, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno". Así que San Pedro la acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, baja, hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de barro y desperdicios. Ve a todos sus amigos, vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras. El Diablo la alcanza y le pone un brazo en el cuello. "No entiendo", balbucea la mujer. "Ayer estaba aquí y había un campo de golf y un club y comimos langosta y caviar y bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios y todos mis amigos parecen unos miserables". El Diablo la mira y sonríe. "Ayer te estábamos contratando. Hoy eres parte del personal".

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Recuerda a quién sirves. En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él. "¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?" pregunto el niño. "Cincuenta centavos", respondió la mesera. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. "¿Cuánto cuesta un helado solo?", volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente. "Treinta y cinco centavos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. "Quiero el helado solo", dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos... su propina.

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¿Zanahoria, huevo o café? Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y lo difíciles que le resultaban las cosas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó huevos, en otra zanahorias y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Saco las zanahorias y las colocó en un tazón. Saco los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: -"Querida, ¿qué ves?" "Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. .Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: "¿Que significa ésto, padre?" El le explicó que los elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura ;pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cascara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua. "-¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?¿eres una zanahoria que parece tan fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?¿ eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseias un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido?por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. Y tú, ¿Cuál de los tres eres?

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El aumento Era Juan que trabajaba en una empresa desde hacía dos años. Siempre fue muy dedicado y cumplido en sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso de que en esos dos años nunca recibió ninguna amonestación. Cierto

día

buscó

al

Gerente

para

hacerle

un

reclamo:

-"Señor, trabajo en la empresa desde hace más de dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido relegado. Mire, Fernando ingresó a un puesto igual al mío hace sólo 8 meses y ya está siendo promovido a supervisor." -"Mientras resolvemos esto -le dice el Gerente-, quisiera pedirle que me ayude a resolver un problema: Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la tienda de la esquina venden fruta, por favor averigüe si tienen naranjas." Juan se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta. -"Bueno Juan, ¿qué averiguaste?" –le preguntó el Gerente -"Señor, sí tienen naranjas para la venta" –respondió Juan -"¡Perfecto! ¿Y cuánto cuestan?" –preguntó el Gerente - "Ah, se me pasó, no pregunté por eso" - "¿Pero, viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?" - "Tampoco pregunté por eso señor" - "¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?" - "No sé señor, pero si creo que la haya" - "Bueno, siéntate un momento por favor" El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando. Cuando se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a Juan y en 10 minutos estaba de vuelta. - "Bien Fernando, ¿qué noticias me tienes?"

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- "Señor, tienen naranjas suficientes para atender a todo el personal y si prefiere, también tienen plátano, papaya, melón y mango." Y continuó: -"La naranja está a $1.50 Kg., el plátano a $2.20 Kg., el mango a $5.90 Kg., la papaya y el melón a $2.80 Kg. Me dicen que si compramos por grandes cantidades, nos darán un descuento del 8%. He dejado apartada la naranja, pero si usted escoge otra fruta, debo regresar para confirmar el pedido." - "Muchas gracias Fernando, espera un momento afuera para ultimar detalles" Entonces el Gerente se dirige a Juan, quien aún seguía esperando estupefacto y le dice: - "¿Qué me decías?" - "Nada señor, eso es todo, con su permiso"

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El deseo Un emperador estaba por salir de su palacio para dar un paseo matutino, cuando, a las puertas del mismo, se encuentra con un mendigo. Suponiendo que estaba allí porque quería pedirle una limosna, le preguntó: - ¿Qué quieres? El mendigo lo miró y le dijo: - Me preguntas de una manera... como si tú pudieras satisfacer mi deseo. El emperador le respondió: - Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo... ¿Cuál es? Y el mendigo le dijo: - Piensa dos veces antes de prometer. El emperador, comenzando a molestarse, insistió: - Te daré cualquier cosa que pidas. Soy una persona muy poderosa, y extremadamente rica... ¿qué puedes tú desear que yo no pueda darte? El mendigo le dijo: - Es un deseo muy simple... ¿ves esta bolsa que llevo conmigo?... ¿puedes llenarla con algo valioso? - Por supuesto - dijo el emperador. Y Llamó a uno de sus servidores y le dijo: - Llena de dinero la bolsa de este hombre. El servidor lo hizo... y el dinero, apenas ingresado a la bolsa, desapareció. Echó más y más, y el mismo desaparecía al instante. La bolsa del mendigo, por lo tanto, siempre estaba vacía. El rumor de esta escena corrió rápidamente por toda la ciudad y entonces una gran multitud se reunió en el lugar, poniendo en juego el prestigio del

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emperador. Entonces el emperador le dijo a sus servidores: - Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no se va a salir con la suya, ya que me dejará en ridículo frente al pueblo. Diamantes, perlas, esmeraldas... uno a uno los tesoros del emperador iban ingresando en la bolsa, la cual no parecía tener fondo. Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y habiendo quedado el emperador ya sin ninguna cosa que colocar en la bolsa del mendigo (habiendo llegado incluso a desprenderse de joyas que habían pertenecido a su familia por siglos), se tiró a los pies del mendigo y, admitiendo su derrota, le dijo: - Has ganado tú, pero antes que te vayas, satisface mi curiosidad: ¿cuál es el secreto de tu bolsa? El mendigo le dijo: - ¿El secreto?... está simplemente hecha de deseos humanos.

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El rompecabezas. Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 6 años invadió su santuario decidido ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: 'como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie'. Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. 'Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo'. Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? - Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste? - Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo'

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El elefante y los seis sabios Érase una vez seis hombres sabios que vivían en una pequeña aldea. Los seis sabios eran ciegos. Un día alguien llevó un elefante a la aldea. Los seis sabios buscaban la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver. "Ya lo sé", dijo uno de ellos. "¡Palpémoslo!". "Buena idea", dijeron los demás. "Ahora sabremos como es un elefante". Así, los seis sabios fueron a "ver" al elefante. El primero palpó una de las grandes orejas del elefante. La tocaba lentamente hacia adelante y hacia atrás. "El elefante es como un gran abanico", gritó el primer hombre. El segundo tanteó las patas del elefante. "Es como un árbol", exclamó. "Ambos están equivocados", dijo el tercer hombre. "El elefante es como una soga". Éste le había examinado la cola. Justamente entonces el cuarto hombre que examinaba los finos colmillos, habló: "El elefante es como una lanza". "No, no", gritó el quinto hombre. "Él es como un alto muro", había estado palpando el costado del elefante. El sexto hombre tenía cogida la trompa del elefante. "Estáis todos equivocados", dijo. "El elefante es como una serpiente". "No, no, como una soga". "Serpiente". "Un muro". "Están equivocados". "Estoy en lo cierto". Los seis hombres se ensalzaron en una interminable discusión durante horas sin ponerse de acuerdo sobre cómo era el elefante.

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Aprender a decir las cosas Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad", dijo el sabio. "¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!", gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: "Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice.

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Todo obra para bien Un minero tenía su hora más especial en el trabajo, era la hora del almuerzo, pues a esa hora él disfrutaba de la comida que con esmero le preparaba su esposa. Un día llego a su hora especial y al destapar su almuerzo encontró una comida exquisita y diferente pues hasta al momento nunca había llevado una así. Muy agradecido cerró sus ojos y oró mucho más que de costumbre en agradecimiento al Señor por el alimento suministrado y por la preciosa esposa dada. Cuando terminó la oración y abrió sus ojos para consumir su almuerzo, ¡Oh sorpresa!, el almuerzo había sido robado. En ese instante se llenó de coraje, levantó sus ojos al cielo y dijo: ¿cómo Señor, permites que mientras yo estoy orando el diablo me robe, pues acaso no te estaba agradeciendo...? No entendía como había podido pasar esto, miro su bolsillo y sólo tenía lo del pasaje para regresar a su casa que estaba a 2 Km. y el restaurante más cercano estaba a 1.5 Km. y sentía hambre, ante lo cual decidió ir a comprar el almuerzo al restaurante pues no podía seguir trabajando así. Llego al lugar y pidió el mejor almuerzo, y con una mano sobre él, sólo dijo: Señor bendícelo... Al empezar a comer escuchó una gran explosión proveniente de la mina en la que trabajaba. Sólo pudo exclamar: Gracias, Señor, y de rodillas pedir perdón por no haber entendido en su momento por qué habían sucedido las cosas.

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Tus lágrimas Había un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y durante años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía. Un día, aparece un ángel en su sueño. Le dice: - Basta ya. - Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más. El ángel le dice: - ¿Lo quieres ver? Entonces lo agarra de la mano y lo sube al cielo. - Ahora lo vas a ver, quédate acá. Por una acera enorme empieza a pasar un montón de chicos, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos, como uno se imagina el cielo con los angelitos. El hombre dice: - ¿Quiénes son? Y el ángel le responde: - Éstos son los chicos que han muerto en estos años y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros... - ¿Mi hijo está entre ellos? - Sí, ahora lo vas a ver. Y pasan cientos y cientos de niños . - Ahí viene- avisa el ángel. Y el hombre lo ve. Radiante, como lo recordaba. Pero hay algo que lo conmueve: entre todos es el único chico que tiene la vela apagada, y él siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo. En ese momento el chico lo ve, viene corriendo y se abraza a él. Él lo abraza con fuerza y le dice: - Hijo, ¿ por qué tu vela no tiene luz? ¿No encienden tu vela como a los demás? - Sí, claro papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero... ¿sabes qué pasa?, cada noche tus lágrimas apagan la mía.

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El barbero y Dios Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el tema de Dios. El barbero dijo:- Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice. - Pero, ¿por qué dice usted eso? -pregunta el cliente. - Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. Oh, dígame, ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? ¿ Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero: - ¿Sabe una cosa? Acabo de darme cuenta que los barberos no existen. - Cómo que no existen -pregunta el barbero- si aquí estoy yo y soy barbero? - ¡No! -dijo el cliente- no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle. - Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen a mi. - ¡Exacto! -dijo el cliente- Igual pasa con Dios.

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Entre el cielo y el infierno Un hombre habló con el Señor acerca del cielo y el infierno. El Señor le dijo a ese hombre: "Ven, te mostraré el infierno". Entraron en una habitación en donde un grupo de personas se encontraba sentado alrededor de una enorme olla de guisado. Todos estaban desesperados y muertos de hambre. Cada persona sostenía una cuchara que tocaba la olla, pero cada cuchara tenía un mango mucho más largo que su propio brazo, de tal manera que no podía utilizarse para llevar el guisado a sus bocas. El sufrimiento era terrible. "Ven, ahora te mostraré el cielo", dijo el Señor, después de un tiempo. Entraron en otra habitación, idéntica a la primera (la olla de guisado, el grupo de personas, las mismas cucharas con mango largo). Sin embargo, allí todos estaban felices y bien alimentados. "No comprendo", dijo el hombre. "¿Por qué están felices aquí, si en la otra habitación se sienten miserables y todo es igual?" El Señor sonrió. "Ah, es sencillo", respondió. "Aquí aprendieron a alimentarse mutuamente". Es decir, mientras que en el infierno cada uno quiere comer con su cuchara y no es capaz de compartir con los demás, en el cielo cada uno piensa primero en el hermano y con su propia cuchara lo alimenta. ¿Alimentas tú a tus semejantes? No desde el punto de vista del alimento físico, sino en el sentido amplio de compartir con los demás (tu tiempo, tus posesiones, etc.).

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Fórmula para ir al cielo En cierta ocasión le preguntaron a uno de los grandes sabios de la India, lo siguiente: Porque existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otros sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso de agua. El simplemente sonrió y contó una historia.... Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que el iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al Paraíso. En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien, y quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le oriento para que pudiera llegar al infierno. Y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación, (cualquiera que llegara era invitado a entrar), el sujeto entro y se quedo. Algunos días después, Lucifer llego furioso a las puertas del Paraíso y le dijo a San Pedro: Eso que me estas haciendo es puro terrorismo!!! Mandaste aquel sujeto al infierno y él me está desmoralizando. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrazándolas y besándolas. El infierno no es lugar para eso, por favor trae de inmediato a ese sujeto para acá.

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Angeles de una sola ala Un día un ángel se arrodilló a los pies de Dios y habló: "Señor, visité toda tu creación. Estuve en todos los lugares. Vi que eres parte de todas las cosas. Y por eso vine hasta Ti Señor para tratar de entender. ¿Por qué cada una de las personas sobre la tierra tiene apenas un ala? Los ángeles tenemos dos. Podemos ir hasta el Amor que el Señor representa siempre que lo deseamos. Podemos volar hacia la libertad siempre que queramos. Pero los humanos con su única ala no pueden volar. No podrán volar con apenas un ala. ."Dios respondió: "Sí, ya se eso". "Sé que hice a los humanos solamente con un ala..." Intrigado el ángel quería entender y preguntó: " ¿Pero, por qué el Señor dió a los hombres solamente un ala cuando son necesarias dos alas para que puedan volar?" Sin prisa, Dios respondió: "Ellos sí pueden volar, mi ángel. Di a los humanos una sola ala para que ellos pudiesen volar más y mejor que nuestros Arcángeles... Para volar, mi pequeño amigo, tu precisas de tus dos alas. Y aunque libre, tú estas solo. Mas los humanos... Los humanos con su única ala precisarán siempre dar las manos a alguien a fin de tener sus dos alas. Cada uno ha de tener un par de alas. Cada uno ha de buscar su segunda ala en alguien, "en algún lugar del mundo", para que se complete su par. Así todos aprenderán a respetarse y a no quebrar la única ala de la otra persona porque pueden estar acabando con su oportunidad de volar. Así mi ángel, ellos aprenderán a amar verdaderamente a la otra persona. Aprenderán que solamente permitiéndose amar, ellos podrán volar. Tocando el corazón de otra persona, ellos podrán encontrar el ala que les falta y podrán finalmente volar. "Solamente a través del amor podrán llegar hasta donde estoy... Así como lo haces Tú, mi ángel. "Ellos nunca, nunca estarán solos al volar."

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Las Albondigas Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado y por lo tanto no oía radio, no leía los periódicos ni veía la televisión. Alquiló un trozo de terreno, "Compren deliciosas albóndigas calientes". Y la gente se las compraba. Aumentó la adquisición de pan y carne. Compró un terreno más grande para poder ocuparse de su negocio, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Comerciales a fin de que le ayudara. Sin embargo, ocurrió algo muy importante; su hijo le dijo: "Viejo, ¿tú no escuchas la radio, ni lees los periódicos...?. Estamos sufriendo una grave crisis!. La situación es realmente mala; peor no podría estar!!". El padre pensó: "Mi hijo estudia en la Universidad, lee los diarios, ve televisión y escucha la radio. Debe saber mejor que yo lo que está pasando..." Compró entonces menos pan y menos carne. Sacó la valla anunciadora, dejo el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más. "Tenías razón hijo mío", le dijo al muchacho. "Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis".

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La luciernaga y la serpiente Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. Ésta huía rápido con miedo, de la feroz depredadora y la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día, y ella no desistía, dos días y nada..... En el tercer día, ya sin fuerzas, la Luciérnaga paró y dijo a la serpiente; -Puedo hacerte tres preguntas? -No acostumbro dar éste precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar..... -¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? - No, ¿Yo te hice algún mal? - No - Entonces, ¿Porque quieres acabar conmigo? - Porque no soporto verte brillar.....

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La sabiduría del águila El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40, debe tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. Volar se hace ya tan difícil! Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durara 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

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Manos que oran Durante el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nuremberg, vivía una familia con 18 niños. Para poder poner pan en la mesa para tal prole, el padre, y jefe de la familia, trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de oro, y en cualquier otra cosa que se presentara. A pesar de las condiciones tan pobres en que vivían, dos de los hijos de Albrecht Durer tenían un sueño. Ambos querían desarrollar su talento para el arte, pero bien sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia. Después de muchas noches de conversaciones calladas entre los dos, llegaron a un acuerdo. Lanzarían al aire una moneda. El perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara. Al terminar sus estudios, el ganador pagaría entonces los estudios al que quedara en casa, con las ventas de sus obras, o como fuera necesario. Lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia. Albretch Durer ganó y se fue a estudiar a Nuremberg. Albert comenzó entonces el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció por los próximos cuatro años para sufragar los estudios de su hermano, que desde el primer momento fue toda una sensación en la Academia. Los grabados de Albretch, sus tallados y sus óleos llegaron a ser mucho mejores que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación, ya había comenzado a ganar considerables sumas con las ventas de su arte. Cuando el joven artista regresó a su aldea, la familia Durer se reunió para una cena festiva en su honor. Al finalizar la memorable velada, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa, y propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se había sacrificado para hacer sus estudios una realidad. Sus palabras finales fueron: "Y ahora, Albert hermano mío, es tu turno. Ahora puedes ir tú a Nuremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de ti". Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba Albert, quien tenía el rostro empapado en lágrimas, y movía de lado a lado la cabeza mientras murmuraba una y otra vez: "No... no... no...". Finalmente, Albert se puso de pie y secó sus lágrimas. Miró por un momento a cada uno de aquellos seres queridos y se dirigió luego a su hermano, y poniendo su mano en la mejilla de aquel le dijo suavemente: "No, hermano, no puedo ir a Nuremberg. Es muy tarde para mí. Mira lo que cuatro años de 38


trabajo en las minas han hecho a mis manos. Cada hueso de mis manos se ha roto al menos una vez, y últimamente la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costó trabajo levantar la copa durante tu brindis... mucho menos podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podría manejar la pluma ni el pincel. No, hermano... para mí ya es tarde". Más de 450 años han pasado desde ese día. Hoy los grabados, óleos, acuarelas, tallas y demás obras de Albretch Durer pueden ser vistos en museos alrededor de todo el mundo. Pero seguramente la mayoría de las personas, sólo recuerde uno, tal vez hasta tenga uno en su oficina o en su casa. Un día, para rendir homenaje al sacrificio de su hermano Albert, Albretch Durer dibujó las manos maltratadas de su hermano, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo. Llamó a esta poderosa obra simplemente "Manos", pero el mundo entero abrió de inmediato su corazón a esta maravilla y le cambió el nombre por el de "Manos que oran".

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Las piedras Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Saco de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo coloco sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: "¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco? " Despues de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: "¿Está lleno?" Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agito. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió la pregunta: "¿Está lleno?" Esta

vez

los

oyentes

dudaron:

"Tal

vez

no,

contestaron."

Bien! y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco.La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. "¿Está lleno?" preguntó de nuevo. "¡No!" - exclamaron los asistentes. " Bien" - dijo y tomó una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aun no rebosaba. "Bueno. ¿Qué hemos demostrado?" preguntó. Un alumno respondió: "Que no importa lo llena que esté la agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer muchas mas cosas". "¡No!" - concluyó el experto, lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. "¿Cuales son las grandes piedras en la vida? Recuerda: ponlas primero. El resto ya encontrará su lugar."

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Los siete mimbres Era una vez un padre que tenía siete hijos. Cuando estaba para morir, llamó a los siete y les dijo así: -Hijos, ya sé que no puedo durar mucho; pero antes de morir quiero que cada uno de ustedes me vaya a buscar un mimbre seco y me lo traiga aquí. -¿Yo también? -preguntó el menor, que sólo tenía cuatro años. El mayor tenía veinticinco, y era un muchacho muy fuerte, y el más valiente de la aldea. -Tú también -respondió el padre al menor. Salieron los siete hijos, y de allí a poco volvieron, trayendo cada uno su mimbre seco. El padre cogió el mimbre que trajo el hijo mayor, y se lo entregó al más pequeño, diciéndole: -Parte este mimbre. El

pequeño

partió

el

mimbre,

y

no

le

costó

nada

partirlo.

Después el padre entregó otro mimbre al mismo hijo más pequeño, y le dijo: -Ahora, parte ése también. El niño lo partió, y partió, uno por uno, todos los demás, que el padre le fue entregando, y no le costó nada partirlos todos. Partido el último, el padre dijo otra vez a los hijos: -Ahora, vuelvan por otro mimbre y tráiganmelo Los hijos volvieron a salir, y de allí a poco estaban junto al padre, cada uno con su mimbre -Ahora, dénmelos acá -dijo el padre. Y de los mimbres todos hizo un haz, atándolos con un junco. Y volviéndose hacia el hijo mayor, le dijo así: -¡Toma este haz! ¡Pártelo!

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El hijo empleó cuanta fuerza tenía; pero no fue capaz de partir el haz. -¿No puedes? -preguntó al hijo. -No, padre; no puedo. -¿Y alguno de vosotros es capaz de partirlo? Prueben... Ninguno fue capaz de partirlo, ni dos juntos, ni tres, ni todos juntos. El padre les dijo entonces: -Hijos míos, el menor de ustedes partió, sin costarle nada, todos los mimbres; mientras los partió uno por uno; y el mayor de vosotros no pudo partirlos todos juntos, ni ustedes, todos juntos, fueron capaces de partir el haz. Pues bien, acuérdense de esto y de lo que voy a decirles: mientras todos ustedes estén unidos, como hermanos que son, nadie se burlará de ustedes, ni les hará mal ni los vencerá. Pero desde que se separen o reine entre ustedes la desunión, fácilmente serán vencidos. Acabó de decir esto y murió, y los hijos fueron muy felices, porque vivieron siempre en buena hermandad, ayudándose siempre unos a otros; y como no hubo fuerza que los desuniese, tampoco hubo nunca fuerza que los venciese.

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El triple filtro En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: - ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? - Espera un minuto - replicó Sócrates. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro - ¿Triple filtro? -Correcto -continuó Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? - No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y... - Bien -dijo Sócrates. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. - Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo? - No, por el contrario... - Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? - No, la verdad que no. - Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?

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El violín de Paganini Había una vez un violinista llamado Paganini. Algunos decían que era muy raro. Otros, que era sobrenatural. Que era mágico. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el público estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado, pero cuando Paganini apareció , el público deliró (aplaudía, gritaba, ...). Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible, sorprendente... Blancas, negras, corcheas,...las notas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados. ¡De repente, un sonido extraño interrumpe el ensueño... ¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe! El director de la orquesta paró. La orquesta paró de tocar. El público paró. ¡Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó sacando sonidos deliciosas de su violín sin problemas. El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar. El público se calmó, cuando de repente, otro sonido extraño... ¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompe! El director paró de nuevo. La orquesta paró también. ¡Paganini no paró. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles de su violín. El director y la orquesta , impresionados , vuelven a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las personas, asombradas, gritaron un Ooohhh! Que retumbó por toda la sala. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió. El director para. La orquesta para. La respiración de público para. ¡Pero Paganini NO para!!!. Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido. Ninguna nota fue olvidada. El director ,asombrado ,se anima. La orquesta también. El público pasa del silencio a la euforia: grita, aplaude , se pone de pie, llora,...Paganini alcanza la gloria, triunfa ...

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El convicto liberado Cada año, con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey de un pequeño condado liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, el mismo quiso ir a la prisión, acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir cuál prisionero iba a liberar. Majestad, dijo el primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso estoy en la cárcel". A mí, añadió otro, "me confundieron con un asesino pero yo jamás he matado a nadie". "El

juez

me

condenó

injustamente",

dijo

un

tercero.

Y así, todos y cada uno manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser liberados. Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que por el contrario permanecía callado y algo distraído. Entonces, el rey le preguntó: "Tú, ¿por qué estás aquí?” El hombre contestó: "Porque maté a un hombre majestad, yo soy un asesino". “¿Y

por

qué

lo

mataste?”,

inquirió

el

monarca.

“Porque estaba muy violento en esos momentos”, contestó el recluso. “¿Y por qué te violentaste?”, continuó el rey. “Porque no tengo dominio sobre mi enojo” Pasó un momento de silencio mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la cárcel". ”Pero, majestad”, replicó el Primer Ministro, “¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?” ”Precisamente por eso” -respondió el rey- “saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos.”

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Las semillas del rey En un pueblo lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada con él, en dónde les daría un importante mensaje. Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: "Les voy a dar una semilla diferente a cada uno de ustedes, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y el que tenga la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino". Así se hizo, pero un joven plantó su semilla y ésta no germinaba; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste pues su semilla nunca germinó, ni siquiera quería ir al palacio, pero razonó que debía ir, pues era un participante y debía estar allí. Con la cabeza baja y muy avergonzado, se condujo hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y burla; en ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas. Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía; atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción. El rey dijo entonces: "Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas; pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece".

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Vuela más alto Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura alrededor del mundo. Poco después de despegar de uno de los pequeños e improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de su asiento y se dió cuenta que había una rata a bordo y que si roía la cobertura de lona, podía destruir su frágil avión. Podía volver al aeropuerto para librarse de su incómodo, peligroso e inesperado pasajero. De repente recordó que las ratas no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más alto, poco a poco cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje. De pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde: "El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su madre: -Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué? -Cuando quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cavilar y... anda".

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Acto de soberbia Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida. El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimiento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle. Dime, víbora, ¿quién es el rey de la selva?,

le preguntó el león.

Tú, por supuesto, le respondió la víbora, alejándose del león a toda marcha. El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca. El león se acercó y le preguntó: Cocodrilo, dime ¿quién es el rey de la selva? ¿Por qué me lo preguntas? le dijo el cocodrilo, si sabes que eres tú el rey de la selva Así continuó toda la mañana; a cuanto animal le preguntaba, le respondía que el rey de la selva era él. Pero, he ahí que de pronto, le salió al paso un elefante. Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido, ¿sabes quién es el rey de la selva? Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata. Muy bien, basta ya, lo entiendo, atinó a farfullar el dolorido león, pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta.

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Lucha hasta vencer En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros. Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron de urgencia al hospital del condado. En su cama, horriblemente quemado y semi-inconsciente, el niño oía al médico que hablaba con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que podía pasar, en realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo. Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría. De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió. Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas. Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido; ¡caminaría! Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida. Finalmente, le dieron de alta. Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control, nada. No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca. Cuando no estaba en la cama, estaba confinado a una silla de ruedas. Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco. Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped arrastrando las piernas. Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo, se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar. Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas.

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Por fin, gracias a los fervientes masajes diarios de su madre, su persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después correr. Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista. Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de que sobreviviera, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven determinado, el Dr. Glenn Cunningham, ¡corrió el kilómetro más veloz del mundo!

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Datos sobre el autor

Aquiles Julián El Seibo, República Dominicana, 1953. Poeta, cuentista, dramaturgo, ensayista, teatrista y cineasta. A inicios de la década del 70 fue miembro del Movimiento Cultural Universitario, MCU, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, en su sección de literatura, y del Teatro-Estudio. A partir del 1973 realizó diversos talleres de actuación y teatro con el director venezolano Rómulo Rivas. En 1973 gana el primer premio, en Poesía, del Primer Concurso de Literatura Joven René del Risco Bermúdez. En 1974 participa en la creación del Tercer Grupo, perteneciente a la organización teatral Cuatro Puntas que dirigían Rómulo Rivas y su esposa, la actriz chilena Mercedes Díaz. En 1975 participa como miembro del polo de dirección del grupo Cine Militante, imparte charlas de cine en los talleres que este grupo realiza y coparticipa en la producción del documental Crisis. En 1975 organiza y dirige el colectivo de escritores jóvenes Jacques Viau Renaud. En 1975 gana los primeros premios en Poesía y Cuento del Concurso del Obispado de Higüey, provincia La Altagracia. En 1975 se integra como actor al Teatro Universitario de la UASD, dirigido por Haffed Serrulle. En 1976 gana los primeros premios en Poesía y Teatro del Primer Concurso Nacional de Literatura Joven, auspiciado por The Royal Bank of Canada. Desde el 1970 participa en una intensa labor de promoción del teatro popular, formando y dirigiendo grupos de teatro en los clubes Los Nómadas, Los Mina; San Lázaro, San Carlos, Liceo Manuel Rodríguez Objío, Club Don Bosco, Club Villa Faro, etc. Codirige la primera y la segunda Jornadas de Teatro en la Calle junto a otros teatristas. Publica críticas de teatro en el suplemento Aquí del vespertino La Noticia, dirigido por el poeta Mateo Morrison, de manera regular. En 1980 participa como miembro del Grupo de Escritores …Y Punto!, y promueve el Nosdalaganario de Literatura de esa organización. En 1982 gana el Primer Premio de Cuentos del Concurso de Casa de Teatro. En 1983 es coautor del libro Nosotros Mismos Somos, del Colectivo de Escritores …Y Punto!, auspiciado por la colección de la Biblioteca Nacional. Ensayos, poemas y cuentos suyos son publicados en el suplemento Isla Abierta, del periódico Hoy, bajo la dirección del gran poeta, ensayista, narrador y pianista Manuel Rueda. En 1990 comienza a impartir los Talleres Prácticos Aquiles Julián sobre creatividad y publicidad. En 1992 comienza a impartir los talleres de producción de video y promueve la Asociación Dominicana de Video Aficionado. En 1999 gana una mención en el Concurso de Teatro de Casa de Teatro. En el 2001 gana el tecer premio en el Primer Concurso de Cuentos Virgilio Díaz Grullón, auspiciado por el Banco Central de la República Dominicana. En el 2005 gana el segundo lugar y mención del Concurso de Cuentos de Radio Santa María, La Vega, R. Dominicana. En el 2006 realizó el largometraje documental biográfico “El Constructor”, sobre la vida del expresidente Dr. Joaquín Balaguer, auspiciado por la Fundación Joaquín Balaguer. En el 2007 gana el primer premio del Concurso Internacional de Cuentos, de Casa de Teatro.

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Es especialista en neurocompetencias, aprendizaje acelerado, programación neurolingüística, PNL, coaching de alto desempeño, creatividad publicitaria y mercadotecnia. Ha sido columnista de los periódicos Listín Diario (La Revista Económica), Hoy, El Financiero y El Siglo. Ha sido catedrático en las universidades APEC, INTEC, Universidad Católica de Santo Domingo, Universidad del Caribe y de los monográficos de mercadeo de la UNPHU. Fue productor del programa “Hablemos de Negocios” por Carivisión, Canal 57. En la actualidad, es director ejecutivo de IDEACCION, S.A., compañía especializada en el desarrollo del talento humano. Es presidente de la Asociación Dominicana para el Aprendizaje Acelerado, ADAA. Es facilitador internacional de World Wide Training, Motivation Team y Optimus. Es director de CIENSALUD, una organización de promoción de la salud e higiene preventiva. Junto a su esposa, la Ing. Cristina Gutiérrez, es dueño de una franquicia de i-comercio y dirige una organización de franquicias de empresas no tradicionales de i-comercio. Es el director y realizador de la Colección Libros de Regalo.

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