DALE!

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EDICION SEPTIEMBRE 2012

DALE es una revista inquieta para gente inquieta. Pero para leer quietos y atentos, o no. Pretende generar un espacio de reflexión en un escenario tan cambiante como es el de la música actual, como alternativa a otras opciones que no representan completamente a la cultura rock. Dale apuesta a la profundidad. Cada número es temático, con diversidad de perspectivas y renovación de voces. Probablemente a ¡Dale! no la podamos leer en la peluquería, o salas de espera, por suerte será para otros ámbitos y nos dejará en paz disfrutando sin culpas de la última Gente o Caras mientras nos cortan el pelo, aunque no conozcamos muy bien a los personajes que son retratados allí.

HOLA DALE -


ENTREVISTA

SUMARIO

PABLO DE SANTIS

PELICULAS: MEDIANERAS

INVARIABLES

RECETA DE COCINA

P48

GUACAMOLE

Los edificios más famosos de Buenos Aires

P60

P61

ESPECIAL

Christopher Nolan cierra su oscura trilogia de Batman

Buenos Aires RELATO DE VIAJE

BATMAN P46

La mirada extranjera

LEON FERRARI

DOSSIER

P16

P62

P31

RESEÑAS DISCOS

SERIES DE TV el mapa de nuestra vida está surcado por series de televisión. P58

P54

The Flaming Lips The XX Lisandro Aristimuño Diosque


DALE SEPT.2012

LA BIENAL DE BERLIN La artista argentina Sofía Medici pudo visitarla de manera privilegiada y cuenta todo eso que escapaba al visitante común. P6

CINE

LA EDUCACION PROHIBIDA

RESEÑAS LIBROS 11/22/63 Nocturnos Diario de Invierno Un publicista en apuros P62

El documental que exploto en internet P10

Balance de las peliculas europeas de woody allen

Woody Allen P20

XAVIER DOLAN Los amores imaginarios P28


ARTE

L A

T O M A D E

B E R L I N La última Bienal de Berlín tuvo una particularidad que la volvió un evento único en su historia: la curaduría de Artur Zmijewski. Decidido a que el arte deje de hacer preguntas y ofrezca algunas respuestas, el curador y artista polaco –ya bastante polémico él mismo con su obra– abrió la bienal a gente que vive del robo, a organizaciones llamadas terroristas, a lectores del libro (xenófobo) más vendido después del Mein Kampf y a debates sobre las identidades nacionales en Europa. La artista argentina Sofía Medici pudo visitarla de manera privilegiada y cuenta todo eso que escapaba al visitante común.

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x SOFIA MEDICI

LA POLEMICA BIENAL DE BERLIN

Llegué a Berlín con una beca llamada working visits, que consistía básicamente en recorrer la bienal de la mano de sus curadores y discutirla hasta caer rendidos del agotamiento. Una tarea bastante peculiar, sobre todo tratándose de esta bienal, que es materialmente inexistente. Aunque la bienal dura algo más de dos meses, nuestra visita consistió en una intensa semana cuando todo se estaba poniendo sobre el tapete. Eramos siete y veníamos de cinco países distintos, pero solo dos de nosotros proveníamos de países no europeos: un japonés y yo, argentina. Coordinados por Florian Malzacher, programador, dramaturgo y curador especializado en artes escénicas, recorrimos y discutimos las obras que vimos durante nuestra semana de trabajo. Artur Zmijewski, su polaco y polémico curador, puso sobre la mesa una discusión que lleva más de un siglo: el dilema de la utilidad del arte. Y parafraseando a Godard, planteó que si el arte quiere ser político, tiene que hacerse en forma política. En resumidas cuentas, que no tiene sentido hacer del arte un hobby de la gente de izquierda, que piensa parecido y va a ver una obra en la que se habla de los eventos en la plaza Tahrir para concordar ARTUR ZMIJEWSKI PUSO profundamente con sus colegas: “Sí, sí, qué SOBRE LA MESA UNA increíble cómo se revolucionaron los egipcios DISCUSIÓN QUE LLEVA y todo gracias a Twitter”, que hay otras voces MÁS DE UN SIGLO: EL presentes en la política real y que negarlas es DILEMA DE LA UTILI- negar la realidad política. Zmijewski es, antes de ser curador, un DAD DEL ARTE. reconocido artista que más de una vez causó conmoción, como con su video Berek, en el que varias personas desnudas juegan a la mancha dentro de una cámara de gas, o en 80064, donde el artista convence a un sobreviviente de un campo de concentración de que vuelva a tatuarse su número en el brazo como una forma de realzar su identidad. Para esta bienal, Zmijewski convocó a varios artistas, pero también a varios políticos a hacer sus “obras”. Una de las primeras invitaciones fue al grupo Voina, a quienes llamó como cocuradores. Voina es un colectivo artístico radical ruso que sólo habita en lugares prestados y no usa dinero. Todo lo que comen o consumen es robado, como premisa. Voina también quema autos policiales y está perseguido como grupo por la ley, incluso internacionalmente. 5


No pueden aparecer públicamente porque terminarían en de fotos impresas en formato 13 x 18 en las que se puede ver la cárcel. ¿Cómo podía este grupo cocurar la bienal? Pues al público (incluidos los curadores de la bienal) mostrando bien, la solución fue que simplemente sean curadores a nisus pasaportes con el sello. A partir del momento en que vel nominativo y esto les permite, por prestigio, darse a ver adquieren el sello, los pasaportes dejan de tener validez, un poco más a la luz. Una acción formal, pero concreta. pero solo una revisación exhaustiva daría cuenta de ello. La La segunda decisión polémica de Artur Zmijewski fue audiencia que participa de esta obra pasa a formar parte de la de ocupar Kunstwerke (KW), la sede de la bienal: toda la la obra misma, corriendo el riesgo de perder su pasaporte en planta baja del edificio fue donada durante los dos meses del cualquier frontera. Por eso la foto más relevante es la de un evento a grupos activistas que tienen derecho a hacer lo que pasaporte israelí, que junto al sello del pájaro tiene cuatro se les cante. Algunos cocinan, otros duermen, otros hacen sellos que dicen “CANCELADO”. talleres de cocina o conferencias sobre temas de la actualiLas obras que se encuentran en la sede de la bienal no dad. En el patio trasero, el día de la visita, había un grupo son sin embargo las que generaron mayor expectativa. El que hacía una especie de juego de rol. Un cartelito escrito a calor de esta bienal está afuera de KW, en los eventos “que mano en la pared decía “violencia”. El moderador explicaestán por ocurrir”. En ese sentido, tres de las producciones ba que el actual candidato del Partido Verde está apoyado más interesantes de la bienal en la semana de la visita son: por multinacionales de dudoso accionar. Luego preguntaba el congreso de grupos listados como terroristas, de Jonas a cada uno de los participantes: “¿Le tirarías una torta en la Staal; el concurso por la identidad de Hungría, en formato cara como forma de protesta?”, y luego: “¿Sería tirarle una de talk show, del grupo húngaro Krétakör, y el primer contorta en la cara un acto violento?” y así sucesivamente. greso por el regreso de los judíos a Polonia, organizado por A la salida, otros carteles (“Me falta mes al final del suella artista israelí Yael Bartana. do”, “No somos antisistema, el sistema es antinosotros”). Estas tres obras tienen como común denominador el forSiguió la obra de Martin Zet. mato de congreso en vivo, pero los efectos de cada obra en Al igual que en el resto de la bienal, la Deutschland su intervención con “lo real” son en los tres casos diferenschafft es ab (Alemania se deshace de eso) es intangible. O tes. Cuando llegamos, terminaba New world sumit, la obra más bien, es un video, pero el video no cuenta realmente de de Jonas Staal. La mayoría de los participantes eran, claro, qué se trata sino que simplemente ilustra algunas converactivistas de segunda línea de las organizaciones. Es decir, saciones durante el proceso. Lo más interesante lo cuenta los que arguyen pertenecer a la rama no armada y por ende Joanna Warsza, también cocuradora de la bienal. Zet realizó no son buscados por las organizaciones policiales internauna convocatoria pidiendo a varias instituciones que pusiecionales. También había varios abogados que representaran buzones en sus halls y fueran receptoras de un libro. ban a algunas de estas organizaciones. Según el artista, uno El libro no es cualquiera sino Deutschland schafft sich ab, de sus objetivos era cuestionar el modo en que se arman las escrito por Thilo Sarrazins. La traducción del listas de organizaciones calificadas de terroLA OBRA DE YAEL título sería más o menos “Alemania se elimiristas y, sobre todo, quién ostenta el derecho na a sí misma” y hace referencia directa a la de definirlas. En ese sentido, la obra, a pesar BARTANA TUVO OTRO cantidad de inmigrantes que viven en el país de haber funcionado como congreso, dio que COLOR. y lo perjudiciales que son para el crecimiento hablar mucho más durante su organización. de Alemania. Lo curioso no es que este libro se haya escrito Varios de los invitados tuvieron que negociar durante mey publicado, sino que además es un bestseller, el libro de ses la posibilidad de viajar e ingresar a Europa. Otra de las no-ficción más vendido después de Mein Kampf. Zet quería negociaciones tuvo que ver con la disposición de las bandeque las personas que habían comprado el libro lo devolvieras de cada grupo. Aparentemente, Zmijewski quería colgar ran, pero solo juntó cuatro. Sin embargo, lo más relevante una de las banderas en la fachada del KW. Se le advirtió que de este proyecto fue lo que pasó al lanzarse la convocatoria. en ese caso la obra de Staal sería censurada por apología al Tanto la prensa de derecha como la de izquierda despotricrimen. Zmijewski estaba tentado con el escándalo de la caron contra el artista acusándolo de fascista y poniendo cancelación de la obra, pero Staal prefirió hacerla y se conénfasis en el uso de la palabra sammel (colecta), que había formó con poner las banderas adentro del recinto. sido utilizada tanto para reunir los libros en las quemas naLa obra de Krétakör, IlumiNation, tenía un formato un zis como para “colectar” individuos para ser llevados a los tanto distinto. Sin cámaras en vivo, todo el funcionamiento campos de concentración. El artista tuvo incluso una manifue el de un talk show de larga duración. El grupo había festación en su contra. publicado una convocatoria abierta en la que se pedían canY hablando de campos de concentración, una de las podidatos para representar la identidad húngara. Tenían que cas obras tangibles en KW es la de Lukasz Surowiec, que tener un proyecto concreto y también había un premio de trasladó de Auschwitz-Birkenau algunos árboles y los plan5000 euros para el ganador. En un inicio había habido mutó en Berlín. Además armó un invernadero en el último piso chos candidatos, pero para el segundo día quedaban solo de KW con semillas de estos árboles. Uno sale del recinto cuatro. La obra transcurría principalmente en húngaro y alecon una plantita y un certificado que no garantiza poder mán y era traducido simultáneamente al inglés, al alemán y pasarla por la aduana en Argentina. Y de lograrlo, ¿que haal húngaro según correspondiera. El público estaba ubicado cer con la plantita? ¿Llevarla a la ESMA como símbolo del en butacas y el escenario era el lugar del show. Los cuatro paralelismo entre los campos de ambos países? ¿O invertir candidatos enfrentaban al público sentados en sillas con su carga simbólica y plantarla en una isla del Delta para que una pantalla a sus espaldas en la que aparecía alternándose simplemente crezca? Al fin y al cabo es tan sólo una planta. el logo del proyecto IlumiNation o un excell mostrando los Finalmente quedó en el balcón de una amiga y en pocos puntos ganados por cada candidato. A su derecha, en una días estaba totalmente camuflada. tribuna, había un foro húngaro de representantes de diverOtra de las obras en KW, una de las más “efectivas” quisas entidades de derecha, centro e izquierda, que incluían zás, es State of Palestine. Khaled Jarrar inventó un sello muy sociólogos, economistas e incluso el representante de un lindo con un pájaro que vuela y dice “Estado de Palestina”. grupo de motoqueros que despotricaba contra los gitanos. A El artista invita a quien se acerque a prestarle su pasaporte la izquierda estaba situado el jurado, un grupo de alemanes para sellarlo. En una larga mesa están dispuestas decenas provenientes de diversas clases sociales. En esta obra fui

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LA TOMA DE BERLIN

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LA TOMA DE BERLIN “BEREK” DE ARTUR ZMIJEWSKI

“BEREK” DE ARTUR ZMIJEWSKI

ALGUNAS DEMANDAS GENERARON POLÉMICA Y MOMENTOS DE ACALORAMIENTO REFRENADOS POR EL MODERADOR DE TURNO.

LA BIENAL PROPONE A LOS ESPECTADORES DEJAR DE SERLO Y PASAR A FORMAR PARTE DE LAS OBRA

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lo o estar de acuerdo. Pero claramente la diferencia entre invitada a participar en la ronda final como “abogada” de la séptima Berlin Biennale y otras biena-les de arte tiene uno de los grupos. Mi rol consistió en defender el proyecto que ver con su acercamiento a la realidad. En esta bienal, en cuatro minutos para convencer al jurado y ganar en la la prensa estuvo forzada a hablar del impacto de las obras última votación. En solo una hora tuve que sintetizar lo que en el contexto real. La organización misma de la bienal, los me contaron, seleccionar datos que creí podían ser convinescándalos provocados en la prensa, los conflictos organizacentes y desechar los otros, como un abogado supongo que tivos con las instituciones, fueron de alguna forma una obra hace. Finalmente ganamos el concurso y mis representados or ganización misma más. se llevaron el premio en moneda real. Y aunque IlumiNaZmijewski propone, en el periódico editado especialtion tuvo un formato enmarañado que excluyó durante la mente para la bienal, que el arte deje de plantear preguntas mayoría del tiempo al público, la sensación fue de estar liy busque respuestas. El emprendimiento parece difícil y diando con algo preciso: un premio en euros, concursantes largo, sobre todo teniendo en cuenta que el público general, concretos, enemigos ideológicos que seguían discutiendo el que asistió a la bienal sin leer los manifiestos o tener un en el lobby, cámaras siguiéndolos como trastienda de un conocimiento profundo de los objetivos de los curadores, programa de televisión. El foro entero y los participantes quedó bastante confundido. Es probable que la bienal sin volvían al día siguiente todos juntos a Hungría en un viaje embargo no esté destinada al público. Una cosa es moveren micro que duraría 16 horas. se con el privilegio de tener información de primera mano La obra de Yael Bartana tuvo otro color. Fuertemente que permite, sobre todo, entender hacia dónde apuntaron estetizada, con logos, prendedores, banderas y bolsos, la las obras. Sin embargo, quizá no sea una bienal repleta de disposición del congreso emulaba al de movimientos gurespuestas. Tampoco se trató sólo de preguntas, sino más bernamentales nacionalistas de varias épocas históricas. bien de una serie de ensayos sobre cómo ejercer tanto táctiLos presentes estábamos divididos en tres: representantes, cas artísticas en el terreno de la política real como tácticas participantes y público general. Los representantes traían políticas en el terreno del arte. demandas para ser incluidas en la agenda del movimiento, que serían votadas tanto por ellos como por los participantes. Ambos, participantes y representantes, tenían derecho a la palabra durante los debates. El congreso en sí tenía algo de ficcional, ya que partía de ZMIJEWSKI PROPONE los films anteriores de Yael Bartana, en donde el líder del movimiento Slawomir Sierakows- QUE EL ARTE DEJE DE ki (un líder ficticio) convocaba a los judíos a PLANTEAR PREGUNTAS Y retornar a Polonia. No para hacerles un favor BUSQUE RESPUESTAS. a ellos, sino para que ellos le hagan un favor a Polonia pluralizándola. En otro de los films, el líder ha sido asesinado por sus enemigos y se ven masas asistiendo a su funeral. El congreso duró tres días y cada día tenía como eje una pregunta. ¿Cómo debería hacer Europa para dar la bienvenida al otro?, ¿Cómo debería hacer Polonia para traer de vuelta a sus judíos?, ¿Cómo podría hacer Israel para formar parte de Medio Oriente? Las demandas de los representantes debían ir en dirección a la ALGUNAS DEMANDAS pregunta del día. Algunas demandas genera- GENERARON POLÉMICA Y ron polémica y momentos de acaloramiento MOMENTOS DE ACALOrefrenados por el moderador de turno. Hubo RAMIENTO REFRENADOS discusiones sobre abrir totalmente las fronteras, eliminar lenguas oficiales, establecer el POR EL MODERADOR DE hebreo como segunda lengua en Polonia, etc. TURNO. Sin embargo, todas estaban destinadas a formar parte de la agenda de un movimiento que realmente no odas estaban no existe. Pero a Bartana no parecía importarle mucho la cuestión de cuán real era el congreso. Ella logró engañar sutilmente a Zmijewski. El la había convocado para que transformara su movimiento ficcional en un movimiento real; y ella usó el congreso con un objetivo artístico propio: los tres días fueron filmados exhaustivamente por cámaras profesionales que rodeaban el precinto, incluso editadas en vivo y proyectadas sobre una pantalla gigante. Bartana usó el congreso para hacer una nueva película. Con el lema “Forget Fear” (Olvidate del miedo), la bienal propone a los espectadores dejar de serlo y pasar a formar parte de las obras; a los artistas les sugiere dejar de hacer arte político que sirva sólo para visibilizar o generar discurso y a cambio tener consecuencias concretas; y a los políticos los invita a tomar herramientas del arte para cambiar la forma de hacer política. No está claro si las obras de la bienal cumplen con estos criterios, o si los artistas, espectadores y curadores que participan terminaron de entender-

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CINE - FENOMENOS

LA EDUCACION PROHIBIDA, EL DOCUMENTAL QUE EXPLOTO EN INTERNET

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X ARIEL MAGNUS

Con 24 años y un equipo de producción igual de joven y el aporte de setecientas personas interesadas en un proyecto que se difundiría de manera gratuita, Germán Doin se propuso diseccionar el paradigma del sistema educativo y explorar todos los otros modelos –la logosofía, el Waldorf, el Montessori y el Killpatrick, la Educación Libre, la Educación Popular de Paulo Freire, la Escuela Nueva-Activa del Constructivismo y el “Home-Schooling”– que pueden ayudar a devolverle al niño el protagonismo de su propia educación. Con entrevistas a especialistas de toda Latinoamérica y un montaje de más de dos horas, La educación prohibida convocó inesperadamente a millones de espectadores y se convirtió en el furor en Internet.

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ARIEL MAGNUS

Así de personal es también el principio de esta producción independiente, la primera en su tipo que llegó a la pantalla grande: “Siempre recuerdo una clase de filosofía donde el profesor nos relató esta historia...”, dice la voz en off, que es la del director. Lo que sigue, ilustrado por dibujos animados, es la alegoría de caverna de Platón, aunque sólo reconocible para quienes lo hayan aprendido en la escuela, pues no se menciona a su autor. “La idea fue empezar con una validación de la escuela, diciendo: esto lo aprendí ahí. Cosa que además fue real, me pasó. Fue mi forma de decir: yo vengo de la escuela normal, no de una diferente. Y por otro lado es señalar que de la escuela nos quedan experiencias y reflexiones, vínculos personales con un maestro, pero no nos quedan datos concretos”.

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Ni la nueva de Batman, ni la nueva de Suar: la película que rompió records de público en las últimas semanas fue La educación prohibida, del argentino Germán Doin. A las más de 500 exhibiciones independientes en una veintena de países de este continente y el europeo, que ya juntaron su buena cantidad de espectadores, hay que sumar las doscientas mil descargas de la página web (www. educaciónprohibida.com) y a quienes ya la vieron online (dos millones doscientos mil reproducciones, y contando). Todo esto para un documental de dos horas y media sobre un tema que no necesariamente se encuentra entre los más taquilleros: la educación. “Tenemos explicaciones más pesimistas y otras más optimistas”, comenta este inesperado éxito su mentor, un joven de 24 años egresado del ISER que LA OBRA DE YAEL BARTANA empezó el proyecto cuando tenía 21 y lo financió en buena parte medianTUVO OTRO COLOR. te el método del “crowdfunding” o financiación colectiva, por lo que la película cuenta con setecientos productores y se distribuye de forma libre y gratuita. “La explicación pesimista es que se trata de un fenómeno típico de las redes sociales, por haber estado en la portada de YouTube. Y la optimista es que hay una necesidad latente de hablar de educación, que es precisamente de donde surge el proyecto, de esas cosas que uno discute y critica cuando es adolescente.” A la alegoría secreta le sigue una ficción explícita, con un elenco encabezado por Gastón Pauls. A eso se empiezan a sumar luego los fragmentos de reportajes a diversos educadores latinoamericanos, la mayoría de ellos en representación de metodologías de enseñanza que están por fuera de la educación pública tradicional de cada país. De esa alternancia entre animaciones o dramatizaciones con voz en off, la historia de unos chicos rebeldes al estilo Socorro Quinto Año y los testimonios en distintas tonalidades del castellano se sirve Doin para criticar el sistema escolar tal cual lo conocemos, luego para contar su origen e historia a través de los siglos y al fin para presentar modelos alternativos, todo salpicado por máximas de personalidades que van desde Aristóteles hasta Krishnamurti. La crítica furibunda que ocupa la primera media hora no dista mucho de la que ya le hacía Pink Floyd a la escuela en los años setenta, y que en gran medida parece seguir tan vigente como el mismo Roger Waters. Un sistema autoritario, semejante al que rige en las fábricas o en el ejército, que se lleva a cabo en edificios reminiscentes de las cárceles y está regido por docentes sólo interesados en cumplir con una currícula diagramada por burócratas de la educación. “La educación, como la estamos viendo hoy, es administrativa –grafica el educador chileno Fernando Jorqueira, fundador de la plataforma yoaprendo.cl–. Alumnos que llegan, profesores que dan clase, alumnos que se van, profesores que se van. Y al día siguiente se repite el ciclo.” Las calificaciones, que masifican al alumnado y atizan la competencia siempre insana, están en el centro de las críticas. “Comparan el sujeto y sus aprendizajes con una escala estandarizada que mide... ¿qué?”, se pregunta William Rodríguez, del Instituto Popular de Cultura de Cali. Lejos de los deseos y necesidades de los pequeños, la escuela se transforma en un “aparcadero de niños” hasta que estén en edad de trabajar, en un lugar de adiestramiento en el que si alguno no se adapta al sistema, fracasa. “Pero no es el estudiante el que fracasa, es el sistema el que está mal planteado”, resume el investigador chileno Calvo Muñoz, autor de Del mapa escolar al territorio educativo. Este denostado modelo de escuela tiene una historia que el documental presenta casi como una condena. De


GRADUADOS

ESTE DENOSTADO MODELO DE ESCUELA TIENE UNA HISTORIA QUE EL DOCUMENTAL PRESENTA CASI COMO UNA CONDENA.

corte despótico, con raíces en Esparta y útil a los regímenes totalitarios del siglo pasado, nada bueno puede esperarse de él, y nada fundamental parece haber cambiado en su concepción del aula desde Sarmiento. “La esencia prusiana está inmersa en la estructura misma de nuestra escuela – afirma la película–. Los tests estandarizados, la división de edades, las clases obligatorias, las currículas desvinculadas de la realidad, el sistema de premios y castigos, los horarios estrictos, el encierro y la separación de la comunidad, la estructura verticalista. Todo esto sigue siendo parte de la escuela del siglo XXI.” A principios del siglo XX, se cuenta luego, aparecieron diversos movimientos en la pedagogía que “desarrollaron experiencias educativas concentradas en la acción, la libertad del niño y la construcción autónoma del aprendizaje, replanteando toda la estructura de la escuela tradicional”. Estos modelos alternativos, pensados por pedagogos como Piaget o Montessori, no se adaptaban a los modelos estatales convencionales y por lo tanto no lograron prosperar como para convertirse en verdaderas alternativas masivas de educación. En esas experiencias se centra la última parte de la película. Tomando un poco demasiado al pie de la letra al chileno González Heck, de la Escuela Rudolf Steiner, este tipo de alternativas son definidas como “la educación prohibida” a la que alude con el título. “A mí no me gusta llamarlas experiencias prohibidas, porque no lo están –matiza Doin–. Pero la verdad es que muchas de estas experiencias se la ven bastante difícil para poder sobrevivir, más que nada las que están dentro de la escuela pública.” Con estas escuelas, al menos en el caso argentino, Doin se refiere a las escuelas experimentales, financiadas en buena parte por el Estado. Existen hace ya varias décadas y están dispersas por todo el país, aunque su mayor número se concentra en Tierra del Fuego. En estas escuelas no hay calificaciones, los útiles quedan en el aula y se comparten en-

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ARIEL MAGNUS tre todos, las clases se dan sentados en el piso en ronda, etc. Los otros métodos pedagógicos que aparecen retratados en su película son el de la logosofía, el Waldorf, el ya mencionado de Montessori y su oponente Killpatrick, la Educación Libre, la Educación Popular de Paulo Freire, la Escuela Nueva-Activa del Constructivismo y hasta el “Home-Schooling”. La guía en off no se inclina por ninguna de ellas, sino por lo que todas parecen tener en común: quitar al maestro y a los contenidos del centro de la escena y colocar allí al niño, con sus deseos y aptitudes individuales; olvidar las ideas de autoridad, disciplina y competencia y reemplazarlas por las de respeto, libertad y amor. Tan incontestables como naïves son también las metáforas con que la película de Doin (y de su igual de joven equipo de producción) busca graficar estas ideas, en especial la que compara al niño con una semilla que luego será árbol y aun bosque. “Es muy humano esto de pensar que si al bosque no lo cuidamos, se estropea”, explica Cristóbal Gutiérrez, de la fundación española El Cuidado del Alma Infantil. “Pero al bosque, con dejarlo tranquilo, es suficiente. Todo lo que tenemos de bosque es porque el ser humano no ha intervenido.” Desde este marco ecologista y holístico y aun esotérico, sin hacerse cargo de temas socioeconómicos ni aun distinguir entre emprendimientos más o menos privados o públicos, la película señala las nomenclaturas morbosas con que se cataloga a los niños problemáticos desde temprana edad (y la consiguiente administración de psicofármacos), la separación por edades en las aulas (con la consabida presión para quienes no logran estar a la par de sus compañeros en ciertas materias) y los saberes duros tradicionales (que relegan a las artes a un segundo plano, o la película señala a ninguno). El largo, larguísimo metraje remata, un buen rato después de lo que podría, con un lacrimógeno manifiesto juvenil de los alumnos de Pauls, que se viraliza por YouTube al igual que la película que lo contiene. Luego viene una invitación a sumarse a Reevo, una “Red de educación viva” con sede en la web que ya cuenta con un “centro de contenidos” y una “incubadora de proyectos”. Con el correr de los meses también está planeado ir liberando el crudo de las 90 entrevistas que se hicieron en ocho países distintos, a fin de que cada espectador pueda escuchar completo al educador que mejor le cayó y hasta editar su propia versión del documental.

EL DOCUMENTAL PUEDE VERSE EN WWW.EDUCACIÓNPROHIBIDA.COM

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GRADUADOS Como era de esperar con un tema tan universal y polémico, La educación prohibida no se quedó sin sus inmediatos cuestionadores. Una de las primeras críticas vino naturalmente desde el sector público. En una nota sin firma de su blog, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) se muestra decepcionado y aun alarmado por el éxito de lo que “se supone una defensa de las experiencias alternativas en educación, pero en realidad sólo se corresponde con un paradigma educativo: el espontaneísmo pedagógico”. Este paradigma “supone que todo nace del niño, que no debe haber institución o autoridad que coarte su libertad, que sólo hace falta regar su creatividad ilimitada”, pero “tiene muchas limitaciones ampliamente discutidas en la arena pedagógica” y es en definitiva una “exaltación del aislacionismo” que “desconoce cómo se construyen y defienden los derechos sociales, cuyo garante central es el Estado”. El gran problema de la película, siempre según el Cippec, “es su ataque a la escuela pública”, que “puede invitar a la desescolarización. Cuando millares de educadores están preocupados por evitar la deserción escolar, especialmente en el nivel secundario, La educación prohibida poco menos que la alienta.”

Germán Doin, egresado de una escuela privada de la zona sur de Buenos Aires (“80 por ciento subvencionado por el Estado”), se defiende de estas críticas aclarando que así como la película empieza desde la escuela, también vuelve a ella para desdemonizarla. “La evolución que sigue la película es la misma evolución que seguimos nosotros al investigar sobre el tema –explica–. Al principio decimos que las escuelas son como cárceles, pero al final decimos que no todas las escuelas son así. Hay experiencias en las escuelas públicas y tradicionales que son muy enriquecedoras.” En cuanto a los problemas macro que la película no parece tener en cuenta, o en los que prefiere no meterse, también tiene en claro que son primordiales. “Desde luego que antes hay que solucionar lo que tiene que ver con la gestión educativa, como el sueldo de los docentes o el tema edilicio. No es que el docente mal pago va a estar bien en un modelo diferente. El buen sueldo está implícito en la propuesta. La ponderación del niño implica una ponderación del docente también.” Sin embargo, la disyuntiva público-privado no debe, según Doin, limitar el debate sólo a cuestiones administrativas. Su película es una invitación a debatir más allá de lo coyuntural, de cero. “Hay que pensar una educación distinta, que respete el proceso de aprendizaje y desarrollo de los chicos.”

DE CORTE DESPÓTICO, CON RAÍCE

EN ESPARTA Y ÚTIL A LOS REGÍME-

NES TOTALITARIOS DEL SIGLO PASA DO, NADA BUENO PUEDE ESPERARSE

ÉL, Y NADA FUNDAMENTAL PARECE H

BER CAMBIADO EN SU CONCEPCIÓN D AULA DESDE SARMIENTO.

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CINE

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X MARIANO KAIRUZ

CHRISTOPHER NOLAN CIERRA SU OSCURA TRILOGIA DE BATMAN

Como todo el mundo sabe, El caballero de la noche asciende pasó a la historia el día de su estreno de la manera más brutal y demencial: un hombre joven, armado, ingresó a la sala de cine donde se proyectaba –en Aurora, Colorado– y asesinó a más de una decena de personas que, en un principio, confundieron los disparos con efectos especiales. Mientras se suspende la gira promocional en Europa y el estreno en Buenos Aires sigue en pie, la visión amarga y terminal de Nolan y su solemne superhéroe enmascarado se despide con una metáfora inconsolable sobre el estado del mundo.

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CINE El mismo año en que Los Vengadores encarnó con sus recaudaciones record el triunfo del film de superhéroes entretenido pero perfecta y deliberadamente vacío e inofensivo, Christopher Nolan vuelve con sus enormes ambiciones. La tercera parte de su personal saga de Batman termina de consumar el relato del paladín de la justicia como “metáfora” descomunal sobre el estado del mundo (“soy un símbolo”, dice el encapotado, para que no queden dudas), las ya algo fatigadas pero vigentes “ansiedades” norteamericanas post 11-S y, más ampulosamente aún, la decadencia del imperio occidental y los excesos del capitalismo salvaje. Suena a demasiado, a desproporcionado, autoconsciente, grandilocuente; su brutal apuesta por el icono del comic devenido fenómeno sociocultural, su intención de darle un crudo anclaje en el mundo real, convierten a su película en uno de esos artefactos más-grandes-que-la-vida que ocurren cada tanto, cuando las aspiraciones autorales de un cineasta se cruzan con un carísimo tanque veraniego de vocación masiva. Así es, así quiere ser, en UNA VEZ MÁS, buena medida, El caballero de la noche asciende, como ya se ha dicho de su predecesora (El cabaEL SIGNO IDEOLÓGICO llero de la noche, 2008): la película de súper héroes para acabar con todas las películas de súper héroes. Y aunque las historietas de súper héroes siempre fueron productos de sus tiempos y en particular los relanzamientos de Batman en los ‘80 de la mano de Frank Miller y de Alan Moore ya habían experimentado con la posibilidad de un paladín noir y sucio de “realismo”, en el cine no habían llegado tan lejos hasta que Nolan se hizo cargo de reanudar la creación de Bob Kane siete años atrás. Junto con su hermano Jonathan y David Goyer en el guión, y a través de DE LA ACCIÓN ES ENREDADO sus barroquísimos procedimientos narrativos, pasados de intensidad pero también indudablemente potentes, Nolan se apropió del relato de tal modo que ésta ya no es una serie de tres películas sino una auténtica trilogía que se cierra en sí misma, que termina de dejar atrás, con su amargura, el experimento pop y dark de Tim Burton; que quema las naves y arrasa con todo: quien quiera seguir con Batman de acá en más tendrá que empezar de nuevo, encontrar su propio arco narrativo. Su nueva película, es cierY DE COMPLICADA LECTURA to, busca llegar todavía más lejos que el capítulo previo, lo que dada la ampulosidad de aquél ya parecía imposible, y tira demasiadas veces de la cuerda de la verosimilitud, pero también es verdad que, a cambio, monta un espectáculo fabuloso que sí, consigue resonar permanentemente sobre algún asunto del mundo contemporáneo, sus complejidades y contradicciones, su podredumbre y su violencia. Si el gran tema de la saga ya era desde siempre el terrorismo, los villanos ahora son sencillamente –como lo establece, sin sutilezas, la impresionante secuencia de apertura en la que se cuenta el secuestro de un avión– una banda de jihadistas dispuestos a lo que redumbre y su violencia. sea. Es decir, cuando ya no parecía posible ir más lejos que El caballero de la noche, Nolan intenta volar el techo del cine. Desplazados el Guasón y su explosión de locura individual, aparece otro desquiciado enmascarado. Esta vez es una masa musculosa y bruta que se hace llamar Bane, y que los espectadores de la serie camp de los ’60 desconocen pero los lectores de la reformulación seria, oscura y protorrealista de la historieta de los ’80 identifican como uno de los enemigos más temibles del héroe. En un principio, Bane parece un freak más, otro en esa lista inacabable que vaticinaba el comisionado Gor-

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don (Fierro) en el final de Batman inicia (2005), cuando le advertía al justiciero enmascarado sobre “la escalada” que se venía, de chiflados con mascaritas y calzadísimos. Una vez más, el signo ideológico de la acción es enredado y de complicada lectura: al ataque terrorista que lanza Bane sobre Ciudad Gótica viene adosado un torcido discurso sobre “el alzamiento de los oprimidos”: “La ciudad vuelve a quienes les pertenece. Hagan lo que les dé la gana”, arenga el anabolizado villano. Pero el “pueblo” de Ciudad Gótica nunca deja de ser una mera idea sin cuerpo ni determinación. Una atrás de otra se presentan las escenas del caos y el pánico en las calles: una suelta de criminales peligrosos (en la que muchos ven una referencia abierta a la toma de La Bastilla), la destrucción de un estadio de fútbol repleto y, en especial, el asalto violento a la Bolsa de Comercio, en la que –en un nada sutil latigazo de ironía del guión– un broker intenta defenderse diciendo que “acá no hay nada para robar”. Al cabo de tres películas que suman una extensión cercana a la trilogía de El Padrino, Gotham City completa su transmutación, de la Chicago retro post Depresión de Batman inicia, a Nueva York, capital financiera del planeta, y por lo tanto, para los terroristas de la película, enclave geográfico de todo lo que está mal en nuestro mundo: Manhattan como la nueva Constantinopla que está más allá de toda salvación, que debe arder. Nolan completa su parábola invocando a La Liga de las Sombras de su primera película, el mismo contingente fervoroso que inició a Batman en la moral de la venganza “justiciera”, los convencidos de que hay una sola manera de terminar con esta decadencia: borrarlo todo y empezar de nuevo. Un terror y una fantasía colectivos, con los que es divertido especular desde la comodidad de la butaca del cine. El terror y la fantasía bien reales de la bomba nuclear. Con el recurso argumental de la bomba, Nolan apuesta a la misma fractura moral que recorre toda su serie y que tironea al héroe, atrapado entre la visión humanista heredada por Bruce Wayne de su padre, el millonario filántropo, y la ira de la superioridad ética de sus milenarios mentores en el arte de la guerra. El mismo reactor nuclear que la compañía de desarrollos tecnológicos de Wayne ha creado con los más nobles propósitos (la búsqueda de fuentes de energía limpias y renovables para un mundo partido al medio por el precio del barril de crudo) puede, en las manos equivocadas, convertirse en un arma letal. En especial si son las manos de un grupo de fanáticos curtidos bajo el sol del desierto, con sus cuerpos moldeados por el tormento físico y los cerebros quemados por el viento caliente y arenoso... Lo dicho: no hay sutilezas en El caballero de la noche asciende. En este esquema, es para balancear las cosas con un poco de humanidad que entra en escena Gatúbela (a quien nadie llama Gatúbela en toda la película). La Selina Kyle de Anne Hathaway no intenta borrar el recuerdo de Michelle Pfeiffer ni de sus antecesoras, sino que es un animal de otro tipo: una ladrona excepcionalmente habilidosa, con estilo y, por encima de todo, con conciencia de clase. Si en los dos films previos ya le habían recordado repetidamente a Bruce Wayne, el potentado huérfano, el niño rico con tristeza, su condición privilegiada –y en esto ha sido esencial el aporte orgullosamente británico y proletario del Alfred de Michael Caine–, ahora Selina Kyle le espeta en la cara a su némesis y prospecto amoroso cosas tales como que “se viene una tormenta y, cuando llegue, ustedes los ricos se van a preguntar cómo es que estuvieron viviendo así tanto tiempo, mientras nos dejaban tan poco al resto de nosotros”, y declara que “nunca le robo a nadie que tenga menos que yo”. La guerra que se viene, dice sin decirlo Selina, la


LA MASCARA DE LA MUERTE

lumpen con clase y cierto gusto por las joyas, la chica mala con corazón, es la guerra por la redistribución. ¿Batman, la superproducción de 250 millones de dólares con simpatías comunistas? Epa, no, tranquilos. Cat Woman no tardará en encontrarse con que la revolución prometida no es sino una gran mentira. Cuando el caos ya se ha apoderado de las calles, Selina encuentra una foto enmarcada, rota, en un departamento que ha sido arrasado. “Esta casa perteneció a una familia”, le dice a su amiga y compañera, a lo que ésta le contesta con entusiasmo revolucionario: “Ahora nos pertenece a todos”. Pero no, no es así, dice la mirada amargada de Selina. Nolan filma sin pudor la imagen de la bandera norteamericana rasgada, y se encarga de aclarar, en las pocas entrevistas promocionales que ha dado, que su película no toma una postura política de izquierda ni de derecha, que sólo se trata de “tratar los temas que nos preocupan, del mundo en el que vivimos”. Y en el fondo, más allá de toda su oscuridad, la película sigue recurriendo a los tópicos de la historieta de súper héroes, el espíritu de superación, la entrega abnegada, el sacrificio. No hay que derrumbar este sistema, que es lo mejor que tenemos; hay que mejorarlo. Entonces, ¿Batman, la tercera vía? Lo que a pesar de toda su enredada multiplicidad ideológica mantiene a la serie como el exponente más arriesgado e insurrecto que se haya hecho en su género –acaso lo que Nolan considera que hubieran sido los films de súper héroes de haberse hecho en los años ’70: un cine adulto, político, que no sólo no se aísla del contexto en que se produce, sino que intenta entenderlo y reflejarlo– es que siempre deja plantada la idea, más bien políticamente incorrecta, de que las instituciones no están a la altura, no alcanzan. Esta vez la pone en boca de un personaje secundario –un agregado que de tan arbitrario pronto se revela sugestivo–, un joven policía para quien el caos de los tiempos que corren ha vuelto ineficientes a las fuerzas del orden, que se ha convencido de que las estructuras no alcanzan, de que vamos a seguir necesitando de parapoliciales más allá de la ley como Batman. Es un poco fascista en su formulación, claro, pero son justamente estas contradicciones las que vuelven fascinantes los tres films de Nolan, su capacidad para sacar a su público perplejo de las salas. Dicho lo cual, también es necesario restarle algo de solemnidad a todo el asunto. Como decía Hitchcock: calma, es sólo una película. En este caso, la película en una de cuyas funciones de estreno mundial, el jueves pasado a la medianoche, un psicópata armado hasta los dientes abrió fuego sobre la platea en un cine suburbano de Aurora, en Denver, Colorado, matando a doce en el acto y dejando varias decenas de heridos. Así que hay que restarles solemnidad a todas esas peripecias filmadas en IMAX, porque después de todo el mundo está mucho más jodido de lo que cualquier película, por muy salvaje que se proponga ser, puede alcanzar a reflejar.

UNA VEZ MÁS, EL SIGNO IDEOLÓGICO DE LA ACCIÓN ES ENREDADO Y DE COMPLICADA LECTURA 19


CINE

UN BALANCE DE LAS PELICULAS EUROPEAS DE WOODY ALLEN

El éxito que está teniendo A Roma con amor en los cines argentinos corona el inesperado éxito que reconquistó Woody Allen hace siete años cuando dejó EE.UU. y se fue a filmar a Europa. Después de siete películas en Londres, Barcelona, París y Roma, Allen emprende su regreso a América. Por eso, Radar hace un balance de estos años de misantropía, comedia y desesperanza.

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X JUAN IGNACIO BOIDO

TODOS LOS CAMINOS

¿Qué llevó a Woody Allen a em- COMO EN EL DECAMEprender su tour europeo, más allá de RÓN, ÉSTOS SON APElos generosos permisos, locaciones NAS UNOS CUENTOS y financiaciones que ciudades como MIENTRAS TANTO. Londres, París, Barcelona y Roma le ofrecían? Después del 11-S Nueva York se fue volviendo una ciudad tensa, paranoica, poco proclive a la broma, de un nacionalismo solemne, un escenario que hubiera hecho de los personajes de Allen especímenes superfluos e incómodos, como plantas frívolas en una selva. Intentó algunas películas, pero todas parecían desfasadas, ligeramente corridas hacia el pasado. Es una pena que no haya hecho grandes chistes con el terrorismo. Pero tampoco los hizo con dejar a su mujer y terminar casado con su hija adoptiva. En cambio, optó por darle con gracia la espalda a la realidad e irse de vacaciones. Durante casi una década, Europa le ofreció los escenarios más sosegados de sus viejas películas y ricos menos frenéticos para visitar a Hitchcock y desplegar sus historias morales (Match Point, El sueño de Cassandra, Scoop), destilar su misantropía (Conocerás al hombre de tus sueños), hasta divertirse con sus fantasías sexuales con el star system (el ménage à trois con Penélope Cruz y Scarlett Johansson parece el único motivo para filmar y ver Vicky Cristina Barcelona) y reírse un poco del mito del artista emigrado en busca de inspiración (Medianoche en París). Ahora la gira termina en Roma. Es una lástima que A Roma con amor haya perdido en el camino su título original, Bop Decamerón. ¿os ricos mientras afuera la peste arrasa con todo? Aquel título también encerraba las referencias al ritmo vertiginoso y asincopado del jazz de los ’50 y al cine italiano que, secretamente, debajo de Bergman, Allen parece 21


WOODY ALLEN

adorar. Ya había filmado una remake bastante libre de Los desconocidos de siempre de Mario Monicelli con Ladrones de medio pelo. Ahora volvió a filmar una de esas películas de varias historias y episodios, tan caras al cine italiano. Más de una vez, Allen expresó su gusto por esas películas como Los Monstruos y Los Nuevos Monstruos, pero “lo que no funciona es reunir a siete grandes A ROMA CON AMOR directores para representar los siete peESQUIVA MOVERSE EN- cados capitales o juntar en Boccaccio TRE RUINAS EN LA CIU- ’70 a Fellini, Visconti, De Sica y MoniDAD DE LAS RUINAS. celli para filmar cuatro brillantes historias italianas en torno deldonde surge el proyecto, de esas cosas que uno discute y critica cuando para filmar es adolescente.” Así de personal es también el principio de esta producción independiente, la primera en su tipo que llegó a la pantalla grande: “Siempre recuerdo una clase de filosofía donde el profesor nos relató esta historia...”, dice la voz en off, que es la del director. Lo que sigue, ilustrado por dibujos animados, es la alegoría de caverna de Platón, aunque sólo reconocible para quienes lo hayan aprendido en la escuela, pues no se menciona a su autor. “La idea fue empezar con una validación de la escuela, diciendo: esto lo aprendí ahí. Cosa que además fue real, me pasó. Fue mi forma de decir: yo vengo de la escuela normal, no de una diferente. Y por otro lado es señalar que de la escuela nos quedan experiencias y

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reflexiones, vínculos personales con un maestro, pero no nos quedan datos concretos”. Si Medianoche en París dejó claro que no hay mucho que aprender del pasado, que la melancolía es la condición del artista y del emigrado, y que no por eso hay que sucumbir a la nostalgia, A Roma con amor esquiva moverse entre ruinas en la ciudad de las ruinas. Quizás haya una sombra de Daisy Miller de Henry James, el gran emigrado, en el comienzo: 150 años después, otra inocente norteamericana, buscando en su mapa alguna Piazza histórica, sucumbe a los encantos de otro joven italiano. Pero lejos de la suite moral de James, su película es ácida y soleada como una naranja. Penélope Cruz está infartante en su vestidito rojo dando clases de sexo a un recién casado. Woody Allen hace de Woody Allen: aunque sus chistes de aviones, después de las Torres Gemelas y los kamikazes islámicos, suenen viejos, siguen siendo buenos (“Odio las turbulencias, soy ateo”), tiene otros mucho más actuales (“Te casaste con un genio. Tengo un IQ de 160”, le dice a su mujer. “Estás pensando en euros; en dólares es mucho menos”, le responde ella) y encarna con la gracia de siempre a un artista que planea obras incluso absurdas para evitar la jubilación. El episodio del tenor que sólo puede cantar en la ducha podría estar en una película de Nanni Moretti. Y el de Benigni (¿dónde estaba Nanni Moretti cuando se lo necesitaba?) es un réquiem ridículo a la Via Veneto de Fellini: ¿qué es la fama hoy sino puro reality?


EUROPA-EUROPA

Pero es Alec Baldwin, un arquitecto que desiste de visitar las ruinas romanas con su mujer y sus amigos para perderse, en cambio, por el laberinto empedrado del Trastevere en busca de la casa donde vivió un año durante su juventud, el que da cuerpo a la liviana profundidad de la película: en busca de los fantasmas de su pasado, se convierte él mismo en la voz de la conciencia de un joven como fue él. Nadie aprende sino a través de la experiencia. Las ruinas de fondo lo atestiguan. Roma es la ciudad eterna: si en París una calle es un pasaje a otro tiempo, Roma contiene todos los tiempos. Es leve e imperceptible el modo en que el tiempo se disuelve en la película: una historia parece transcurrir en una tarde, la otra atraviesa varias días y otra necesitaría, en otra película, meses. Como en el Decamerón, éstos son apenas unos cuentos mientras tanto. Por más que haya cambiado el título, por más que no dure diez días ni sean cien novelas, ahí están, en la primera escena y en la última, el Proemio y la Conclusión de Boccaccio livianamente reescritos a la cámara. Roma será eterna, pero el tiempo pasa y nosotros también. Dino Risi, hablando sobre eso, sobre los cambios en el mundo durante los 14 años entre I Mostri e I Nuovi Mostri, dijo: “Mi antigua película era sobre todo un espejo de la sociedad de entonces. En aquella época los monstruos eran bastante cómodos. La monstruosidad no era ni difusa ni violenta como hoy. Mientras pensábamos en los episodios de la nueva película, nos dimos cuenta de que la realidad sobre-

pasaba la imaginación. Leíamos el pe- EXACTAMENTE AHÍ riódico, veíamos los noticieros y observá- ES DONDE EMPIEZA bamos monstruosidades mucho mayores Y TERMINA A ROMA que las que tratábamos de presentar. En CON AMOR: EN UNA la primera película se podía hacer una ESQUINA. deformación de costumbres italianas de entonces. Hoy no sólo la monstruosidad es general, sino que cotidianamente se presenta como un hecho natural. Sólo es necesario poner la cámara en la esquina”. Exactamente ahí es donde empieza y termina A Roma con amor: en una esquina. Con alguien hablando a cámara, contando la película, prometiéndole más a quien vuelva. Después de siete años y siete películas, Allen es un hombre que viaja con la amargura que le dejaron sus bromas. Una amargura que ya ni siquiera parece angustia. Europa le permitió pasearla. Ahora, a los 76 años, vuelve a casa. Antes de Manhattan, lo espera San Francisco. En las calles de esa ciudad Hitchcock filmó, a los 77 años, su última película. Veremos qué hace Woody Allen en sus esquinas.

mediodía en Barcelona x Rodrigo Fresán

LA BARCELONA Y LA ESPAÑA QUE FILMÓ WOODY ALLEN EN VICKY CRISTINA BARCELONA NO EXISTE.

Si hay algo que un nativo de Barcelona de bien odia más que a La Sagrada Familia de Gaudí, ese algo es Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen. Y no sólo al producto terminado y estrenado y oscarizado sino –entre junio y agosto de 2007– al making off del asunto en cuestión. Así, Barcelona –que hasta entonces amaba incondicionalmente todo lo que hacía el norteamericano universal– no llevó muy bien la estadía de Allen y su tribu entre sus calles y paseos. Para empezar, los requerimientos para el rodaje: el cierre de avenidas, la disposición absoluta de hitos turísticos, la allenización de la ciudad toda escogida por el director de Manhattan para continuar –agotada Londres– su carrera como agente de viajes cinematográfico y director de home movies turísticas para ser consumidas por el mundo entero y, en especial, por señoras y señores de Iowa a los que no les gusta viajar por el extranjero mucho más allá de Miami. Sé muy bien de lo que hablo porque, por entonces, yo vivía junto a La Pedrera y –a lo largo de una semana inolvidable, con la calle y puerta de mi edificio tomadas por camiones de filmación y nerviosos individuos (¿tal vez los misteriosos gaffers que jamás supe muy bien a qué cuernos se dedicaban y cuál era su función?)– te daban órdenes a los gritos y convertían las idas y vueltas a comprar el pan y el diario en algo demasiado parecido al cruce de las Termópilas.

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WOODY ALLEN Debo decir que no era una experiencia nueva: en 2001 ya había soportado –mismo lugar– el rodaje de Gaudí Afternoon de Susan Seidelman, con Juliette Lewis y Judy Davis y, en perspectiva, algo así como una paradójica falsificación anterior de Vicky Cristina Barcelona más un pizca de Almodóvar mal entendido. Gaudí Afternoon nunca llegó a los cines de Estados Unidos, editándose directamente en DVD, y se lo tiene bien merecido. Seis años después, por ahí andaban Javier Bardem y Penélope Cruz (que estrenaron su amor durante la filmación). Y Scarlett Johansson (que en persona y de cerca no es gran cosa, digámoslo) y Rebecca Hall (mucho más atractiva y simpática que la anterior y, de acuerdo al guión, arribando a la ciudad para “un master en identidad catalana” ¿?¿?) y el mismísimo Woody Allen haciendo de Woody Allen. Un Woody Allen al que uno miraba siempre fijo, con una mezcla de irritación por lo que ahora soportaba y de amor por todo lo que había recibido y sin dejar de lado las pupilas dilatadas de quien fantasea –con La Vanguardia y un par de chapatas bajo el brazo– con ser descubierto y aparecer allí como extra, con una línea inolvidable en los labios, como Jeff Goldblum gimiendo en Annie Hall que ha olvidado su mantra o algo así. Después o antes –no estoy seguro– Allen y su troupe partieron a Oviedo, en Asturias, para continuar filmando, y allí le dedicaron una estatua a la que, desde entonces, todo

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el tiempo, se la pasan arrancándole sus gafas de bronce y, sí, los asturianos son más amigables que los barceloneses. No vi la película en el cine (esperé hasta que la pasaron por televisión) porque había tenido una sobredosis de Vicky Cristina Barcelona. Ya sabía todo sobre ella sin necesidad de ver ni uno de sus fotogramas. Desde la trama un tanto absurda con chicas neoyorquinas aventureras cayendo en las garras mediterráneas y latinas de un pintor en celo y una española celosa (en el guión original el pintor era un torero hasta que le explicaron a Allen que torero + Barcelona era ya demasiado inverosímil); hasta el “escándalo” porque buena parte del rodaje fuese en parte financiado por el Ayuntamiento y la Generalitat con dinero público para promocionar así universalmente la “marca Barcelona” y que, en palabras de una autoridad, “haría por la ciudad lo mismo que El señor de los anillos hizo por Nueva Zelanda”. Un total de 1.500.000 euros saliendo de impuestos o algo así (según una encuesta de El Periódico, la maniobra le pareció “excesiva” a un 75 por ciento de los encuestados) y hoy le pedirían a Allen que, por favor, dejase unos euros por el amor de Dios. Es decir: yo estaba más que preparado para odiar algo que –Allen dixit– sería “una love letter mía para Barcelona y una love letter de Barcelona para todos... Una película romántica, seria, con algunos momentos divertidos y sin sangre... Comenzará con alguien enseñando la ciudad a dos personas

que acaban de llegar. Mi propósito es mostrar Barcelona igual que muestro Manhattan, muy a través de mis ojos” y en la que, avisó Bardem, “yo interpretaré a un tipo totalmente normal, pero que tiene locas a Penélope Cruz y Scarlett Johansson”. A saber: un ligero, leve, más leve todavía, vaudeville con macho ibérico, fogosa hembra española y turistas norteamericanas con ganas de emociones fuertes pero tampoco fortísimas; porque para eso está el gore-slasher-lonely planet-traveller check de la sangrienta saga más leve todavía, Hostel. Pero cosa de un año después de que Vicky Cristina Barcelona se convirtiera en un gran éxito internacional y local para Allen (costó unos 15 millones de dólares y acabó recaudando casi 100), recibiera múltiples galardones y reconocimientos de la crítica (ganó 21 de 28 nominaciones en total, incluyendo varios Independent Spirit Awards, el Sebastián 2008 que la asociación de homosexuales Gehitu concede al film del Festival de Cine de San Sebastián en el que “mejor se siente representada la comunidad de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales”), y siendo sólo superada por Medianoche en París; en la pequeña pantalla de mi televisor, cortesía de Canal +, lo cierto es que, sin ser buena, Vicky Cristina Barcelona no me pareció tan mala. Aunque jamás comprenderé cómo alguien puede darle a Penélope Cruz un Oscar y un Bafta por hacer eso que solían hacer los actores secundarios Made in USA circa 1920 y 1930 y 1940 y 1950


EUROPA-EUROPA cuando tenían que representar graciosos y pintorescos y apasionados seres “exóticos” en los sets de Hollywood. Tiempo después, el Hombre Murciélago llegó a la Ciudad Condal desde Ciudad Gótica para protagonizar aquí, durante un Sant Jordi, el comic-book titulado Batman/ Barcelona: El Caballero del Dragón. Ahora – en cambio, los tiempos cambian– se espera y se apuesta y se cruzan los dedos a que un magnate del juego se decida por estos lares para elevar Eurovegas. Vicky Cristina Barcelona –como todo el Woody Allen modelo Frequent Flyer– es la postal en movimiento de un parque temático con ese encanto levemente psicótico de los relatos de Marco Polo o de todo aquel que se inventa aventuras y viajes a lugares lejanos sin salir de casa. Con la diferencia de que Allen sí viaja, pero no por eso deja de imaginarse una Londres o una Roma o una París a su medida, desde su penthouse frente al Central Park, en Nueva York, donde escribe sus guiones tirado en la cama como si se tratase de una reposera. En lo que a mí respecta, hace ya cinco años que no vivo junto a La Pedrera y difícil que alguien venga a filmar algo aquí, en las cercanas afueras, pero lejos de todo Gaudí. La Barcelona y la España que filmó Woody Allen en Vicky Cristina Barcelona no existe.Y de haber existido alguna vez, seguro, ya no existe.

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WOODY ALLEN

el Mago en Oz x Juan Ignacio Boido

El inicio del autoexilio creativo de Woody Allen comenzó allá por 2005 en la ciudad de Londres. La justificación más sencilla de su partida tal vez sea que Hollywood le cerró sus puertas y el encendido interés que siempre despertaron sus películas en Europa abonó un terreno fértil para cambiar de óptica y agitar así el traje de la comodidad que venía vistiendo en sus últimos estrenos. Lo cierto es que ese viaje iniciático hacia la tierra de Shakespeare dejó como resultado una serie de cuatro películas, que más allá de las filiacioINTERNARSE nes con su filmografía anteEN LOS LABE- rior y el desfile habitual de RINTOS DE UNA sus preocupaciones tradiCIUDAD QUE SE cionales (la neurosis de sus HACE ETÉREA Y personajes, el judaísmo, los MISTERIOSA conflictos amoroso-existenciales, el miedo a las enfermedades), dibujan un notable retrato de Londres como un Oz contemporáneo. “There’s no place like home”, dice Dorothy al final de El mago de Oz. Pero esa reflexión sobre la placentera tranquilidad que ofrece lo cotidiano y familiar sólo puede ser posible luego de haber vivido la más increíble de las aventuras. Y si la aventura de Dorothy incluye brujas, munchkins y hombres de hojalata, la excursión londinense de Woody Allen refleja su más honda re26

flexión sobre el azaroso balance entre el deseo como ideal y aspiración, y la culpa como expiación del miedo a su concreción. En Match Point (2005), aclamada como su “regreso” a la etapa prestigiosa de Crímenes y pecados (1989), Chris y Nola inician un tórrido romance en los vericuetos de una Londres fragmentada en sus escenarios típicos, desde el Holland Park, pasando por el Covent Garden hasta el Royal Opera House. Ese ideal urbano que, al igual que en El sueño de Ca-ssandra (2007) se cristaliza en una fantasía embriagadora de placer o bienestar, termina hecho añicos contra el acerado rostro de la realidad. Idealismo como anhelo que sucumbe, con los tintes trágicos del drama dostoievskiano, al pragmatismo de la cotidianidad en dos de los finales más amargos y lúgubres de este período. Con el ligero velo de una comedia de espionaje, Scoop (2006) recrea esa fascinación por el peligro que invade al recién llegado, atraído por la voz irónica de un azar que, como el canto de Orfeo, deshilvana de a poco todo rastro de justicia poética. Algo que retumba con fuerza en Conocerás al hombre de tus sueños (2010) cuando la idealidad del amor se asoma en la ventana de enfrente, tan sensual como inalcanzable.

La puerta al mundo más allá del arco iris supuso para Woody Allen internarse en los laberintos de una ciudad que se hace etérea y misteriosa, que enloquece en su fascinante dualidad de Mefisto y Adonis. Como en Amanece (1927) de F. W. Murnau, en la febril agitación citadina o en la placentera calma del cielo campestre, la vida es siempre igual, a veces dulce, a veces amarga. Y en la encrucijada moral del migrante, el viaje es siempre aventura, a veces dulce, a veces amarga, pero siempre la más mágica de las aventuras.


EUROPA-EUROPA

nunca tendremos París x Juan Ignacio Boido

“Me ocurría a veces que todo se dejaba andar, se ablandaba y cedía terreno, aceptando sin resistencia que se pudiera ir así de una cosa a otra.” Así empieza “El otro cielo”, de Cortázar, pero también podría empezar así Medianoche en París, en los labios o la mente del joven escritor y guionista Gil Pender (Owen Wilson) cuando viaja a idealizar París, pero aún no advierte el error o la paradoja de su engañosa utopía: no añora un lugar sino una época. Y así podría haber empezado París era una fiesta si no empezara diciendo “Para colmo el mal tiempo”. ¿Lo recuerdan? La bohemia era feroz entonces, aunque los años la hayan vuelto encantadora. Había sentimiento y ajenjo. Eramos pobres pero honrados. Eramos artistas. Volver a la bohemia es un gran deseo imaginario de todos los artistas de todos los tiempos. Pero pocos bancan de verdad la tristeza, la garúa, la resaca. Woody Allen lo entendió y transformó el viaje en una caricia suave, alegre y reparadora. Quizá todo el arte –por lo menos la literatura y el cine– no sean otra cosa que una experiencia de pasaje; un cruce, estar aquí y querer estar allá. Vivir entre. Algunos podrían reducirlo a “evasión”, y sin embargo, puede pensarse que también la literatura “social” es –de parte de la gran mayoría de los escritores– un viaje hacia “abajo”, vertical, donde espera el otro, los otros (¿el prójimo?). Escribir, experimentar, filmar, son siempre una forma del exilio. El problema será: volver o no. La inclinación de Cortázar por las historias de pasaje es célebre y habitual para sus lectores. En la época más opresiva, cuando era el burguesito a

quien los bombos peronistas no le dejaban escuchar su música dilecta, a esa inclinación se la identificó con una definición política: “Casa tomada”; “Las puertas del cielo”; quizá “Lejana”. El planteo se sofistica en “La noche boca abajo” y se depura en “El otro cielo”. Aquí, el narrador escapa de un presente de patio y matrimonio (la Irma) para encallar en París, pero no se trata de una ciudad glamorosa o intelectual sino de un París laberíntico y prostibulario, donde un asesino aterroriza a las prostitutas y él es desdichado, pero feliz. Es, finalmente, otro. Son los años ‘40 en Buenos Aires y lo que más parece perturbarlo no es el incipiente peronismo sino la asfixia de la clase media. Se sabe que para la época de publicación de Rayuela y Todos los fuegos el fuego, Cortázar ya está haciendo su aprendizaje de un exilio productivo y voluntario, no sobredeterminado por la historia sino condicionado por la cultura. Es un mandato de la cultura argentina el que lo lleva a París y desde allá no se hará “universal” como Borges sino rioplatense y latinoamericano. Pero ésa es otra historia. Gil Pender no parece pensar en Cortázar y su exilio parisino cuando llega a París poco antes de “contraer” matrimonio, como si contrajera una enfermedad crónica y abúlica. Pero sí ama la idea de París en abril con aguacero, y aunque tampoco piense en César Vallejo, lo deslumbra el imaginario de una ciudad abierta a la cultura y la sensibilidad y la soltería, todo lo que al parecer no se consigue en los duros tiempos del presente norteamericano. Entonces, como es escritor en ciernes y está en París, no puede sino pensar obsesiva e idílicamente en el “grupete” de París era una fiesta. Su experiencia de pasaje es mediante un automóvil que lo recoge a medianoche en el Barrio Latino y lo deposita en la “fiesta móvil” de los años ’20, donde están Scott y Zelda Fitzgerald poco antes de enloquecer, Cole Porter, Gertrude Stein tajante, Picasso, Dalí y, por supuesto, Hemingway, brusco y vital como él mismo se encargó de pintarse. Es Hemingway precisamente quien lo desengaña un poco. Allen-Owen-Pender creen haber llegado al París-Pa-

raíso, pero pronto va a entender que todo paraíso es un paraíso perdido. Nuestra edad gloriosa siempre está atrás. Y más atrás y más atrás. Nadie está conforme con el presente, su presente. En el corazón de esa bohemia en permanente fiesta, hasta Picasso añora el París de Toulouse-Lautrec y los Años Locos sueñan con la pinta de la Belle Epoque. Necesitamos fabricarnos una edad dorada en la que habríamos sido... lo que no somos. Nuevamente, acecha la aventura del exilio, la gran disyuntiva: irse o quedarse. Irse: fugar hacia atrás, contesta Medianoche en París. Ahí donde la intensidad vive. Siempre atrás. Si bien la respuesta es demoledora, en la película de Woody Allen está atemperada por una ligereza de comedia que sólo es un gesto de buena voluntad y generosidad hacia el público, sobre todo pensando que entre ellos puede haber unos cuantos jóvenes. Victor Hugo. Balzac. Hemingway. Fitzgerald. Vallejo. Cortázar. Sartre. El Castor. Woody Allen. París es la mejor ciudad del mundo, pero ¿en qué mundo? ¿En que época? ¿En qué siglo? París es la mejor ciudad del mundo porque siempre reside en el pasado, espera atrás para confirmar nuestras peores nostalgias. Por eso, ay, nunca tendremos París, la ciudad perdida. Hay que volver del exilio. Y para colmo el mal tiempo.

INTERNARSE EN LOS LABERINTOS DE UNA CIUDAD QUE SE HACE ETÉREA Y MISTERIOSA

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CINE

JUEGO AMOROSO

El joven prodigio Xavier Dolan primero mató a su madre y luego, en su segunda película los amores imaginarios, muere de amor atrapado en un triángulo queer.

Cuando todavía no había cumplido los veinte años, Xavier Dolan tenía una larga trayectoria como actor infantil en Canadá y ya había debutado con su primer largometraje como director, guionista y protagonista, que sería elegido para competir en la sección Director’s Fortnight del Festival de Cannes. Su título, Yo maté a mi madre (J’ai tue ma mère, 2009), le aseguraba al joven de Quebec que el mote de enfant terrible se multiplicaría en la prensa francesa. La película era una suerte de psicodrama eléctrico sobre las tensiones entre una madre y su hijo gay, llegando a picos de violencia verbal bastante extremos, donde se adivinaban visos autobiográficos en las catarsis que se sucedían en cada secuencia. Después de arrasar en Cannes con los premios, volvió por más al año siguiente con Los amores imaginarios (Les amours imaginaires, 2010), que lo vuelve a contar detrás y delante de la cámara, para cristalizar no sólo una capacidad precoz para sostener una producción cinematográfica sino la versatilidad para poder dar una vuelta de hoja a su obra. Desacelerado, sin la virulencia adolescente que desarrollaba en su debut, Dolan tiene la mirada más calma para retratar otra historia de amor imposible, en este caso un triángulo amoroso que tiene más de tristeza que de romance.

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x DIEGO TREROTOLA

TADZIO SIGLO XIX El vértice bisagra de la tríada geométrica del relato de Los amores imaginarios es Nicolas, interpretado por Niels Schneider, que podría ser un eslabón de la cadena evolutiva del Tadzio encarnado por Björn Andrésen que moldea Visconti para su versión cinematográfica de Muerte en Venecia (1971). Con rulos rubios de querubín y una masculinidad laxa algo estilizada, Nicolas es un recién llegado al círculo de amistades de Francis (Xavier Dolan) y Marie (Monia Chokri), quienes competirán por conquistar su amor esquivo. Dos o tres planos son suficientes para establecer la mirada cautivada por Nicolas: con sólo verlo fumar en cámara lenta en una charla casual puede flechar corazones a la deriva. Es que Schneider hace de su Nicolas un prodigio de fotogenia pura, de sex appeal instantáneo, que lo convierte en heredero de una casta de actores franceses de belleza aguerrida y casi obscena, cuya máxima expresión podría ser Gérard Philipe. Su evidente star quality lo ubica a Nicolas en el pico más alto del triángulo de Los amantes imaginarios, un vértice que brilla con estrella propia. Y aunque podría pensarse que el amor a primera vista podría ser el tema central de la segunda película de Dolan, en realidad, la construcción de la escena amorosa más que el amor, y sobre todo la construcción de las estrellas cinematográficas, tiene una importancia inusitada y es donde reside su originalidad. En su visión del romance artificial entre los tres personajes, Dolan plantea el nivel de erotismo de las estrellas de cine y de cómo las películas fueron construyendo y contaminando muestra propia identidad sensual a través de la representación de actores y actrices que se volvieron ico-

nos de una forma de enfrentar nuestra propia experiencia de seducir y ser seducido. “¿Pensás en estrellas cuando cogés, en Marlon Brando, James Dean, Paul Newman?”, le pregunta un amante a Marie, para tratar de desenredar el lugar que ocupa en la mente de su partenaire la cinefilia erótica, y así se hace explícito cómo el star system funciona en la narración como fetiche sexual. Por eso, el título de la segunda película de Dolan se refiere a las estrellas de cine, a amantes de celuloide que son carne de la fantasía colectiva, fantasmas que materializan luces y sombras de nuestros deseos. El aura que Walter Benjamin planteaba que había desaparecido del arte en la época de la reproductibilidad técnica, se trata de restituir en las películas a través del culto a la estrella de cine, que todavía mueve constelaciones de espectadorxs. El impacto social de las estrellas de cine se puede ver como un relato sobre la sexualidad queer, como lo demuestran los libros de Manuel Puig al fenómeno dentro y alrededor de The Rocky Horror Picture Show, dos de los exponentes más arácnidos de esta forma de sensualidad, en el sentido de capturar al público como moscas en las redes de la seducción polimorfa.

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XAVIER DOLAN

EL ANACRONISMO ES MUY SENSUAL Dolan transforma a sus personajes en una versión vintage del apogeo de la estrella cinematográfica de la década del ’50. Jóvenes anacrónicos, Marie y Francis se mueven en la Canadá contemporánea como eyectados de otra época, con su estética retro que refiere al Hollywood clásico, a los mitos fundantes de la juventud glam que erotizaron la elegancia con candidez y rebeldía en altas dosis. Así, Marie se traviste de Audrey Hepburn, de lujo, con tanto destello camp como para pasar por drag queen, con peinado alto y una explosión de color entre sus pliegues (diseñados, como todo el vestuario, por el mismo Dolan). Por su parte, para construir su identidad, Francis se draguea de James Dean, con jopo a la gomina, chaquetas y jeans, el modelo de juventud que su personaje gay reivindica como sensibilidad urbana. Y la película, en largas caminatas en cámara lenta robadas al Wong Kar-wai de Con ánimo de amar, hace desfilar por las calles convertidas en pasarelas a sus tres protagonistas, para demostrar la vigencia retro del artificio estelar. Hasta en la intimidad, cuando las luces rojas, verdes, azules bañan los cuerpos de los y las amantes para descomponer en su piel la potencia sensual del technicolor, con distintas suites de Bach atronando para que sus dormitorios tengan la banda de sonido que la pomposidad que el cariño fantástico de las caricias merece. Así, Dolan apuesta a teñir cada detalle con una teatralidad donde el amor y el sexo acceden a una dimensión de glamour que el mundo actual, convertido a la religión de reality, está perdiendo. Los amores imaginarios es un homenaje performático a cierta pasión perdida por el afeite, el look y la pose, a cierto goce por una

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personalidad Frankenstein, monstruosa en su poder de sugestión, que el firmamento del cine forjó durante el siglo XX. El mes pasado, el Festival de Cannes programó Laurence Anyways (2012), la última película de Xavier Dolan, que explora las tribulaciones de un hombre que quiere convertirse en mujer, mientras trata de conservar una larga relación heterosexual que mantiene con su pareja. Dolan describió la película como “semificcional y semiterapéutica”. Es una buena noticia que su transformación siga en curso.


DISCOS & RESEÑAS

THE XX “TODAS LAS CANCIONES DEL NUEVO ÁLBUM SON DE AMOR” The XX tiene un sonido elegante en todo lo que hace y de eso, entre otras cosas, le deben agradecer a Jamie Smith, el que se encarga de realizar las producciones (en la mayoría de las veces) y quién está detrás de los sintetizadores. Con el tiempo nos fuimos dando cuenta, después del debut, la importancia de Jamie en la agrupación. Con el tiempo fueron apareciendo remix que hizo Smith junto a otros grandes artistas de la actualidad y notamos qué es lo que se trae este chico. Sin ir más lejos, en “Chained”, el segundo track del disco, alguien que no lo conoce tranquilamente podría decir que hay un beat que va a destiempo. Es real, pero no podría quedar mejor e ir metiéndose poco a poco en el tema hasta que esa especie de error (¿Es error cuando se auto induce?) desaparece. Hay algo que hay que entender de The XX y es que son una banda que si bien hace música que por momentos es de lo más groovera, también por otros es una banda que hace temas soporíferos que, al mismo tiempo, son verdaderamente increíbles y tienen momentos de increíble grandeza. Este disco tiene eso, que es su marca de agua, su manera de trabajar, su sonido en la música. Si no les gustó el primero, tampoco les gustará Coexist, porque ellos son esa música, ellos son ese estilo. Hay algo que dijeron hace poco y es que Coexist no se aleja mucho de su producción inicial y, la verdad, es que es una completa realidad. Quizás eso es lo que más me molestó de este segundo disco que, al menos en mi opinión, se siento como una extensión del primero. ¿Qué hubiese preferido? Un poco más de riesgo, quizás. Esto no quiere decir que al música tenga que evolucionar obligadamente. Hay bandas que durante toda su carrera hicieron lo mismo, tuvieron éxito y mantuvieron a sus fanáticos siguiéndolos hasta el mismísimo infierno. Sea como sea, soy de los que aman la

música y les gusta ver cosas nuevas y siento que aquí no hay tanto nuevo de The XX, aunque sí hay algunas canciones que son verdaderamente espectaculares y tiene un ritmo y una belleza única: “Swept Away”, “Unfold” y “Angels” son solo tres de ellas, por nombrar algunas, pero hay más que podrán descubrir a medida que lo escuchen una y otra vez. El cierre, “Our Song”, tiene poco más de tres minutos y es una canción que se apoya en las voces de Oliver y Romy. Es como debe terminar un disco de The XX: tranquilo, amoroso, delicioso, y con una subida para el minuto de track que va muy bien. ¿Vale la pena? Sí. ¿Nos encontraremos con grandes novedades en cuanto al sonido de la banda? No. Sea como sea, a medida que le vayan dando más y más escuchadas no tengan dudas en que van a encontrar diferentes sentidos y diferentes sonidos que valen muchísimo la pena. The XX no se alejó mucho de lo que hicieron, pero es su segundo disco y tenían que asentarse, establecerse y demostrarle a sus fanáticos y a la crítica cuál es su sonido y qué es lo que vinieron a hacer al mundillo musical. Fecha de lanzamiento: 20/9/2012 Discográfica: Young Turks

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DISCOS & RESEÑAS

DIOSQUE

LISANDRO ARISTIMUÑO

FLAMING LIPS

BOTE

MUNDO ANFIBIO

AND HEADY FWENDS

“Pienso en la distancia cuando estoy con vos, y pienso en vos cuando estoy a la distancia”, dice Juan Román Diosque con su habitual sagacidad para crear sentencias. Bote, su segundo disco, está repleto de esas observaciones cotidianas y profundas que son su marca registrada. Con el ocio y la contemplación del presente como fuentes de inspiración, Diosque por momentos parece un filósofo griego que tuvo la ¿mala? suerte de nacer en el momento y el lugar equivocados: más de uno dirá que es un vago trasnochado. Como sea, si hay algo que lo hace único es su capacidad de ver la belleza en donde otros no ven nada. “La basura tiene un precio que no puedo dar”, canta, y automáticamente nos recuerda a su viejo fotolog, en el que le sacaba fotos a la mugre que se acumulaba en el patio de su casa después de barrer: una obra de arte instantánea y hermosa, prueben hacerlo con sus escobas. Esa combinación entre lo inmediato y lo eterno es su motor, y se traduce en canciones de guitarra acústica y voz, al mejor estilo payador, complementadas por una producción moderna y espacial que se apoya en el uso de sintetizadores. En los dos minutos que duran sus temas pasa una galaxia entera, con sonidos de todos los colores y baterías que entran y salen para darle el característico ritmo cansino (Diosque siempre parece estar cantando a la hora de la siesta). De momento el disco no tiene edición en CD, sino que se consigue entrando a diosque.com.ar, página que colapsó en la semana de su lanzamiento por la gran cantidad de descargas. “Gracias por romper el sitio”, dijo su autor, que una vez más vio lo hermoso de una falla. /

El quinto disco de estudio de Lisandro Aristimuño demuestra que el solista sureño aún no ha encontrado su techo: Mundo anfibio es un ciclo de canciones envueltas por un sonido que deslumbra tanto por lo ambicioso de su concepción como por la justeza de su concreción. La tapa, una pintura de Gabriel Sainz que recuerda los paisajes alucinados de Brueghel y El Bosco, plantea una oposición entre un mundo natural -identificado con los orígenes y la armonía con el medio ambiente- y la civilización, con su depredación sobre la conciencia humana y su entorno. Alrededor de ese concepto, Lisandro desarrolla un universo absolutamente personal, integrado por melodías límpidas, una poesía de gran fuerza evocativa, samples, sonidos étnicos, arreglos de cuerdas, instrumentos acústicos y programaciones. Voces deformes, canciones infantiles, melodías orientales contribuyen a completar ese clima onírico, entre la epifanía y la pesadilla. Hay canciones gloriosas: las dos primeras, “Elefantes” y “Un dólar, un reloj y una frase sin sentido”, emergen con fuerza arrasadora, impulsadas por un cuarteto de cuerdas y (en la segunda) la voz del invitado Ricardo Mollo. En “Cien pájaros”, “Aurora boreal”, “Igual que ayer”, el clima de invención y asombro es tal que da la impresión de que la Incredible String Band se hubiera reencarnado en el siglo XXI en el noroeste argentino. Mollo reaparece en “Traje de Dios”, probablemente lo más rockero del disco, y también Hilda Lizarazu y Boom Boom Kid hacen convincentes cameos vocales.

En el universo anglosajón hay, como aquí, algo llamado el Día de las Disquerías. Pero por allá no sólo hay shows en esos curiosos lugares donde se venden compacts y vinilos, sino que cada vez más aparecen ediciones especiales para semejante celebración. Generalmente, esos discos –y especialmente simples– quedan restringidos al mercado local, pero el tenor de los invitados ha generado que el experimiento de los Flaming Lips (reuniendo en un disco los delirantes EP que han ido lanzando recientemente) haya sobrevivido –y multiplicado– más allá del día en cuestión. Sin embargo, sólo es posible disfrutarlo pensando en que es justamente eso, un experimento. Más cercano a los comienzos lisérgicos del grupo, y con invitados de alta exposición como Chris Martin, de Coldplay, o Ke$ha, Flaming Lips and Heady Fwends es, antes que nada, un viaje. Hay que acercarse a semejante artefacto musical olvidando las melodías que ha sabido conquistar el grupo de Wayne Coyne para convertirse en algo más que una banda de culto, y con ganas de dejarse llevar por sus heterogéneos decorados musicales. Algo que han hecho con gusto invitados como Nick Cave o Yoko Ono, protagonistas de atrevidos experimentos bautizados con signos de pregunta o admiración,como You Man? Human??? o Do It!, respectivamente.

x Lucas Garófalo

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x Ana Righetti

x Claudio Kleiman


LIBROS & RESEÑAS

11/ 22/ 63 STEPHEN KING Editorial Plaza y Janes

A primera vista, la nueva novela de Stephen King parece ser sobre un hombre que puede viajar en el tiempo para detener al asesinato de John F. Kennedy, y es desde ese punto que los lectores deben suspender la incredulidad y comprar el concepto de “viaje en el tiempo”. Algunos podrían tener que suspender la incredulidad sólo para comprar un libro de 849 páginas, pero es recomendable en este caso. Esta última épica de King es tan fascinante como promete. Jake Epping, un profesor de 35 años de edad de la escuela secundaria en Lisbon Falls, Maine, se entera por su amigo Al Templeton, propietario de Fatburgers de Al, que la despensa del empalme de la hamburguesa es un portal de viajes en el tiempo (cualquier semejanza con El Aleph de Borges, bueno, que María Kodama le haga juicio a King). El profesor pasa a través de ella y es transportado al instante al 9 de septiembre de 1958. Al había estado utilizando el portal para comprar carne molida de res a precios de 1958, antes de decidir que debía darle un uso más noble, como el de cambiar la historia para mejor. Sin embargo, Al tiene cáncer. Sabiendo que va a morir, alista al reticente Jake para salvar a John F. Kennedy, de ahí el título del libro, 11/22/63 (fecha en que lo asesinaron). Sí, 1958 es cinco años antes de que Lee Harvey Oswald disparó a Kennedy. Parte de la genialidad (y peso) de esta convincente novela es que Jake tiene que vivir en el pasado por cinco años, con el tiempo de pasar por la acogedora ciudad de Jodi, Texas, donde enseña en la escuela secundaria y trata de seguirle la pista a Oswald. Es durante esos años que esta ficción histórica, que está perfectamente mezclada con la ciencia ficción, se transforma en una historia de amor entrañable cuando Jake se enamora de la bibliotecaria de la escuela, Sadie Dunhill. Es cierto que King no es el primero en escribir acerca del asesinato de Kennedy a través de viajes en el tiempo, pero su narrativa es tan persuasiva y cautivadora que hace que la originalidad parezca un tema menor, sobrevalorada (¿qué hay de nuevo desde La Odisea después de todo?). King hace que la historia se más plausible de ser tomada en serio al tener personajes de ficción y personas reales que interactúan en Dallas. Y retrata con precisión los detalles retro de los años 50 y principios de los 60, otro aspector encantador del libro, aún para quienes no habíamos nacido para ese entonces, y ni siquiera somos parte de ese país. Pero la maestría de King nos transporta, una vez más,

a ese mundo tan irreal como cierto que es Estados Unidos. Es un momento histórico en que un galón de gasolina cuesta 19 centavos, Jake compra un Ford ‘54 Sunliner convertible, sintoniza los Everly Brothers, y se dirige hacia Dallas. Pero el objetivo de Jake nunca se desvía de Oswald. Pero el final lo dejamos para quienes lean estas maravillosas 900 páginas. Los lectores se acordarán de la tensión, del suspenso, del terror de King. Pero 11/22/63 no es una de esas pesadillas. No es un libro típico de Stephen King. Es, tal vez, el King que se viene, quien está cada vez más cerca de esa utopía que es escribir la “gran novela norteamericana”. x Leonardo Vascal

UN PUBLICISTA EN APUROS

necesario destacar la habilidad de la autora para que en algún momento de la novela, Javier se vuelva un tipo un tanto querible. Tal vez porque a pesar de los muros que levanta ya sea con su cinismo, o con sus actitudes políticamente incorrectas, también se puede apreciar que es un ser falto de afecto y solitario, lo cual, a la larga, termina siendo identificatorio para la mayoría de los seres humanos. A Javier, que vendría a ser un proyecto de joven yuppie porteño, de clase media alta, lo impulsa una voracidad insaciable por todo lo que se puede poseer (como el dinero, el poder, las drogas) y también por las mujeres. Y es justamente a una mujer a quien está buscando Javier, en parte por amor, en parte para desentrañar la solución de un crimen que lo ayudaría a cuidar su propia economía. Esa búsqueda lleva al protagonista a sumergirse en un thriller que poco tiene de thriller y a la vez todo, a salir de su acomodado entorno social para adentrarse en los barrios bajos, en la pobreza, en Constitución… Javier tendrá trato entonces con travestis, dealers, gente oscura y peligrosa, outsiders de una sociedad que, de pasada, está retratada y es criticada indirectamente en la novela. Un publicista en apuros también retrata el micromundo de las agencias de publicidad, del poder y los contactos, de las estafas y las avivadas. El lector común tal vez no llegue a develar cuánto hay de verdadero y cuánto de ficción en esos momentos, pero lo cierto es que el libro está tan convincentemente escrito que la tendencia es a suspender la credulidad mientras se lo lee, lo cual es una forma de volverse un verdadero compañero de ruta de Javier Franco, lo que equivale a sacar un boleto de ida al alma negra del porteño medio. x Federico Rodriguez

DE NATALIA MORET Editorial Anagrama

La primera novela de Natalia Moret, lejos de parecer una novela iniciática, se lee como si fuera un tercer o cuarto libro de un joven autor. O sea, el lenguaje y la dinámica del libro hacen que olvidemos que estamos ante un debut literario (debut falso por otro lado, ya que Moret ha publicado en varias antologías de cuentos y en revistas, además de escribir en medios periodísticos y blogs). La condición humana parecería ser el tema central del libro, escondido tras la potente figura de Javier Franco, el protagonista y el personaje mediante el cual se escribe el libro. Javier es un ser un tanto despreciable, racista, paranoico, mentiroso y oscuro. Javier bien podría haber sido un personaje salido o inspirado en esa otra terrible novela American Psycho, de Bret Easton Ellis. Dicho todo esto del protagonista, quizá sea 33


LIBROS & RESEÑAS

DIARIO DE INVIERNO PAUL AUSTER Editorial Anagrama

Frente a su cumpleaños sesenta y cuatro y el invierno, Paul Auster decide escribir un diario mientras se ve a sí mismo el envejecimiento de maneras que nunca imaginó. Convincente escrito, y estructurado con una lógica onírica y urgente, los fragmentos autobiográficos y meditaciones de Diario de invierno producen un extraordinario mosaico de su propia vida. Entrelazando historias vívidamente detalladas, Auster logra que cada pequeño incidente brille como en un conjunto. Además, hay dos momentos recurrentes: una de terror físico, por ejemplo su ataque de pánico después de la muerte de su madre en 2002, y el otro acerca de la alegría, su experiencia de observación de una pieza de danza en 1978, lo que le libera del bloqueo de escritor justo antes de la muerte de su padre. Fue la muerte de su padre, que comenzó su primera memoria igual de poco convencional que esta y fue celebrada a nivel internacional, La invención de la soledad, publicado hace treinta años. Ahora, Auster ha incluido un retrato inolvidable de su madre. Por el contrario que en La invención de la soledad, Diario de invierno se concentra en su madre, incluyendo su lucha como madre soltera después del divorcio, el amor de corta duración que encontró al final de la vida, y otros detalles que se vuelven interesantes y plenos de significación bajo la pluma de Auster. Estas memorias también incluyen una serie aleatoria de los recuerdos de la propia vida de Auster captadas desde el punto de vista de su vida ahora, incluida la participación en las manifestaciones anti-Vietnam en la Universidad de Columbia; el recuerdo traumático de casi matar a su segunda esposa, Siri Hustvedt, y a su niño en un accidente de coche, así como también los recuerdos dolorosos de cómo fue cayendo dentro y fuera del amor con su primera esposa, la escritora Lydia Davis. En escencia, no se puede decir que se está ante una biografía propiamente dicha, Auster nos cuenta retazos de lo que ha sido su vida, momentos, dirigiéndose en segunda persona al lector, increpándole, llamándole para que de ese modo recuerde junto a él su propia vida. Diario de invierno podría definirse como un libro sensorial y emocional, en el que el autor apela a las experiencias que al final son iguales en todo ser humano: la infancia, el paso a la adolescencia y juventud, el primer amor, la primera gran decepción, sus matrimonios, hijos, el paso a la edad adulta, el camino a la tercera edad, sueños conseguidos, otros rotos por el camino. 34

Diario de invierno es una meditación en movimiento, acerca del tiempo, del cuerpo, del peso de la memoria, un matrimonio largo y satisfactorio, y el lenguaje por sí mismo de uno de los escritores más interesantes y elegantes escribiendo hoy en día. x Ariel Gamarra

NOCTURNOS KAZUO ISHIGURO Editorial Anagrama

En la el primer cuento, El cantante melódico, un guitarrista de Europa del Este que trabaja en Venecia tocando en una plaza, reconoce entre la gente al cantante favorito de su madre: Tony Gardner. Y es justamente Tony Gardner quien le pide que lo ayude acompañándolo en una serenata para su esposa. Cuando están ejecutando, sobre una góndola, las canciones, se pueden oír los llorozos de Lindy Gardner, la esposa del cantante. El motivo: esa era una particular forma de decirse adiós, la pareja iba a divorciarse. Lindy Garder reaparece en otro cuento, Nocturnos, donde ella está en otro hotel, recuperándose de una cirugía facial luego de su divorcio. Allí conoce y entabla una relación de amistad con Steve, un saxofonista venido a menos y recién divorciado que se presta a una operación facial para mejorar su fealdad y así poder tener una chance en el mundo de la música. El cuento tiene un aire surrealista, Lindy termina siendo un personaje más interesante y hasta profundo que Steve, una osrpresa dado que el cuento está relatado por Steve y

cuando habla de ella lo hace despectivamente (imposible no pensar en nuestra vernácula Susana Giménez cuando describe lo estúpida y superficial que es Lindy Gardner). Los cinco cuentos están escritos en primera persona y son narrados por hombres. El efecto el propio de los libros de Ishiguro. Un tono confesional e íntimo que parece deliveradamente casual. En estos cuentos se trata la tristeza que se tiene al final del día, o ante la muerte del amor o de la amistad. Como sucede en Come rain or come shine, donde una pareja de viejos amigosinvitan al protagonista a pasar una semana en su casa. Inmediatamente advierte que la invitación fue hecha para que él ayudara a su amigo a salvar su matrimonio. Es el cuento más humorístico del libro, a pesar de todo. Violonchelistas es el último cuento del libro y trata sobre una particular maestra del violín, alguien que nunca tocó el violín en su vida pero que es capaz de indicarle a alguien que sí exactamente lo que hace mal en su ejecución y cómo debe hacerlo. Durante todo el cuento esperamos que esos dos personajes se enamoren, o al menos tengan algún acercamiento amoroso, pero como sucede en todos los cuentos del libro, los gana el desasociego y lo que puede terminar mal, termina mal. Si en su anterior libro, Nunca me abandones, lo que se ofrecía al lector era la evidencia de un destino oscuro y hasta siniestro, en Nocturnos se impone la certeza de lo que pudo ser y no fue.


X GABRILA WIENER

HISTORIAS

UN APOCALIPSIS DOMÉSTICO

Según los mayas, durante 2012 la Tierra y los que la habitamos dejaremos de existir. Fin del mundo. Caos y nada. ¿Qué vamos a echar de menos de todo esto? ¿Qué haremos el último día? Gabriela Wiener buscará en su interior desde hoy y hasta diciembre, o hasta que todo explote (lo que ocurra primero).

CRÓNICAS DEL FIN DEL MUNDO.

Pongamos que hoy es el fin del mundo, que me levanto como en los días festivos, con la sensación de que tengo que ir a trabajar, pero entonces recuerdo que no, menos mal, y me alegro aunque sea brevemente de que sea el fin del mundo y no otro esperpéntico día en la oficina. Pongamos que hoy vamos a morir todos. La irrealidad nos gobierna pero hago exactamente lo mismo que un día normal. Voy al baño y meo a oscuras para estirar la somnolencia y volver a la cama, pero despierto. Intento atrapar un fragmento del sueño, porque sé que ahí hay una señal, y no puedo, nunca puedo. Las plantas de mis pies tocan el frío de las losetas y me digo que todas esas acciones insignificantes se perderán como lágrimas en la lluvia, como tantos poemas que he olvidado, como un poema de Jorge Eduardo Eielson que dice que mi corazón / qué tal idiota / se parece a Marlon Brando cuando escupe / el animal. Todo eso que no muere pero que en realidad ya está muerto. Que hemos perdido sin casi percatarnos de ello. La vida en algún momento dejará de ser parte de nuestra rutina. Veo a mi hija durmiendo en su camita mona de Ikea. Hace ruiditos y de un movimiento brusco se libera de la manta. Ahora respira plácida. Los niños deberían pedir que les devuelvan su entrada. Que un niño llegue a la fiesta cuando la fiesta ya ha terminado es algo, por lo menos, de mal gusto. Abro la nevera y está llena. Tanto para nada. La última vez que tuvimos que viajar saqué todo de la nevera, lo metí en una bolsa, salí a la calle y se lo di a una amiga, papas y cebollas incluidas, pero me temo que si fuera el fin del mundo no habría a quién darle la bolsa para evitar que la comida se pudra, porque todos nos vamos a ir de viaje. Eso suponiendo que se trate de un viaje, que lo dudo, pero en cualquier caso los que nos vamos a pudrir somos nosotros o quizá no haya tiempo ni para eso. Martin Luther King, con su optimismo anacrónico, decía que aun si supiera que mañana se acaba el mundo, hoy todavía plantaría un árbol. Yo no lo he plantado ni con toda la vida por delante. Hoy me siento en el sofá, aprovechando que todos duermen y por un minúsculo instante me imagino el único ser humano sobre la tierra. Me encantan esas películas en las que hay un único superviviente del Armagedón que empieza a caminar por una ciudad, que casi siempre es Nueva York. Me gusta cuando se ve a los animales del zoo sueltos caminando por el puente de Brooklyn, y el único tipo sobre la tierra se encuentra de repente con una chica que también que también se sentía única. Y todo vuelve a empezar. Cómo nos gustaba contarnos historias, pienso y sin darme cuenta conjugo en pasado. La vida es una buena historia porque no tiene un final feliz. Todo el mundo sabe que las pelis buenas no pueden terminar en boda. Lo dijeron los mayas. Lo anunció Nostradamus.

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Nació en Buenos Aires en 1920 y su régimen por el arte comenzo en [1954] creando unas esculturas de cerámica que inicia en Italia. En 1955 trabajaba con diversos materiales: cerámica, yeso, cemento, madera y alambres de acero inoxidable. en 1962 realizó la primera escritura abstracta, ininteligible, en el cuál continuó hasta la actualidad. En el Premio Di Tella de 1965 presentó “La Civilización Occidental y Cristiana”, un cristo crucificado en un bombardero estadounidense. La obra no fue exhibida, pero sí las tres cajas que formaban parte de su representación y que transitaban el mismo tema: la relación entre violencia y religión en la cultura de Occidente. Estas cajas provocaron la oposición del crítico del diario La Prensa y la respuesta del artista en una carta que publicó la revista Propósitos. Por razones políticas abandonó el país en 1976 y se radicó en San Pablo, Brasil, donde retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto, libro de artista, etc. En 2000, su muestra “Infiernos e idolatrías”, en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), fue atacada por grupos católicos que arrojaron gases, pintura y basura. La exposición confirmaba, desde la imagen, el pedido que Ferrari había iniciado en 1997 con una carta dirigida al Papa y firmada por cientos de intelectuales: la abolición del Juicio Final y la destrucción del infierno.

BREVE BIO_

ARTISTAS: DOSSIER


BIOGRAFIA

OBRA


LEON FERRARI

COLABORACION CON GABRIEL RUD

2005

OBRA_ PLANTA



fotomontaje 200 x 120 cm

1996

OBRA_ RELECTURAS DE LA BIBLIA

En noviembre de 2004 se montó en el Centro Cultural Recoleta una muestra retrospectiva que reunió 50 años de la producción de León Ferrari. La exposición reunía las dos líneas centrales de su trabajo artístico: aquella más abstracta y poética, representada por dibujos y esculturas en alambre, y la más política, iniciada con su emblemático avión y que culminaba en los collages sobre religión, política y erotismo y en sus polémicas series de Infiernos. En octubre de 2007 fue elegido mejor artista en la 52º Edición de la Bienal Internacional de Arte de Venecia donde se le otorgó el “León de Oro” y considerado por el New York Times como uno de los cinco más importantes artistas plásticos vivos del mundo.[2] El martes 25 de septiembre en el teatro presidente Alvear la Secretaría de Cultura de la Nación distinguió la trayectoria de destacados músicos y artistas plásticos, entre los cuales figuró León Ferrari.

LEON FERRARI

Plástico, óleo y yeso 200 x 120 x 60 cm

2002

OBRA_ CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA

Plástico, óleo y yeso 200 x 120 x 60 cm

2002

OBRA_ CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA


COLLAGE CON DIARIOS

1987

OBRA_ NOSOTROS NO SABIAMOS

Plástico, óleo y yeso 200 x 120 x 60 cm

2002

OBRA_ CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA


COLLAGE CON DIARIOS

1987

OBRA_ NOSOTROS NO SABIAMOS

LEON FERRARI

POLIURETANO EXPANDIDO

2002

OBRA_ EL ESPECTADOR

2002

OBRA_ CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL Y CRISTIANA


TINTA SOBRE PAPEL

1964

OBRA_ SIN TITULOS

PAPEL HELIOGRAFICO

1976

OBRA_ HELIOGRAFIAS

2002

OBRA_ PAJAROS


INSTALACION

1987

OBRA_ SIN TITULO

YESO Y MADERA

1987

OBRA_ NOSOTROS NO SABIAMOS

LEON FERRARI

2002

OBRA_ RELECTURAS DE LA BIBLIA


INSTALACION LUDICA

1987

OBRA_ COLGANTE SONORO

2002

OBRA_ HELIOGRAFIAS

2002

OBRA_ LATA

2008

OBRA_ ESCULTURA LUDICA


ESPECIAL BS AS DIARIO DE VIAJE

Buenos Aires, querido! BUENOS AIRES DESDE AFUERA

Hoy hace exactamente seis meses que llegué a Buenos Aires. Esta circunstancia unida al hecho de que últimamente, y como viene siendo tradición en mi vida, me toco las pelotas a dos manos en el trabajo, conforman una buena excusa para escribir un poco sobre esta famosísima ciudad en la que vivo. Como algunos recordareis mi interés en la capital argentina había nacido bastante antes de iniciar mi viaje y ya en aquel avión que me traía de Iguazú sentía esa necesidad de quedarme por aquí una temporada. Cinco meses después creo estar en condiciones de hacer una valoración más realista de lo acertado o equivocado que estuve en esa decisión. Para esto he dejado pasar la resaca de mi reciente visita a Madrid. Si hubiera escrito esto hace un par de semanas, recién retornado del éxtasis de amistad, fiesta, calorcito y buena comida que supuso el retorno a mi ciudad el mensaje no hubiera sido todo lo objetivo que debiera. Porque en todo este tiempo que he estado por aquí, si bien he corroborado todas esas razones por las que Buenos Aires es considerado un gran lugar para vivir, también he aprendido a conocer sus limitaciones que son bastantes, y mi reciente visita a Madrid me hizo ser más consciente de algunas de ellas. A día de hoy me reafirmo en la decisión que tomé, vivir en Buenos Aires mola. De lo que empiezo a darme cuenta es de que esto es debido más a los argentin@s que a la ciudad en sí. Lo que sigue a continuación en este post, y en los próximos que vendrán, es mi impresión totalmente personal y no extrapolable a nadie más, de lo que Buenos Aires significa para mí, de cómo veo este lugar que, a día de hoy, se ha convertido en mi hogar.

EL RIACHUELO

PLAZA DE MAYO

COSTANERA

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x DIEGO TREROTOLA

El Gran Buenos Aires Buenos Aires es sencillamente interminable. Barrios y más barrios se extienden en todas direcciones salvo al Este, debido a la existencia del gigantesco Río de la Plata. Es como, por poneros un ejemplo, si Madrid se hubiera extendido de tal modo que hubiera absorbido Alcalá de Henares, Alcobendas y Getafe. A esta megaciudad se le denomina Gran Buenos Aires y constituye la tercera concentración urbana de Latinoamérica después de Ciudad de México y Sao Paulo. Está claro que en cualquier país la capital es un elemento destacable sobre el resto pero en Argentina está situación es extrema. Casi puede hablarse de una bipolaridad Buenos Aires vs resto del país. Mientras que en la capital la densidad de población es enorme, la mayor parte del resto del país está prácticamente despoblada. Trece millones de personas viven en el Gran Buenos Aires, 27 en el resto del país, y es un país realmente grande. Se habla de porteños (gente de BA) y gente de interior (resto del país). En cualquier caso, y a pesar de que la urbanización es continua, hay un punto en el que se hace una distinción entre lo que ellos llaman “Capital Federal” y lo que llaman “Provincia”. La imaginaria frontera entre estas dos entes la constituye la avenida General Paz, una autopista de circunvalación (vamos, una M-30 para los madrileños). En Capital Federal viven “sólo” tres millones de personas y ese es el Buenos Aires del que todos hemos oído hablar, el de las guías de viaje y las películas. Es además el Buenos Aires en el que yo vivo por lo que todo lo que diga aquí está basado en mi experiencia allí. A menudo he oído hablar del mundo paralelo de provincia, algunos argentinos te lo describen casi sobre un territorio sin ley, donde los contratos se negocian con pistolas y los secuestros están a la orden del día. Los noticiarios están siempre llenos de sucesos chungos que pasan por allí (la seguridad es una de las principales preocupaciones del país). Y bueno, supongo que tendrán razón, la verdad no tengo un gran deseo de ir a comprobarlo. En lo que a mi experiencia se refiere, la parte de Buenos Aires que yo he vivido es tan segura como Madrid. En medio año no he tenido el menor incidente.

La Capital Federal Así que centrémonos en el Buenos Aires que yo conozco: Capital Federal. Curiosamente la ciudad es capital del país (de ahí lo de Capital Federal) pero no capital de su propia provincia, honor que le corresponde a la ciudad de La Plata a la que por cierto tengo que ir un día de esos. Bueno, a lo que iba, Buenos Aires Capital Federal. La ciudad, desde mi punto de vista, tiene algo muy bueno y algo muy malo. Lo primero, que se parece muchísimo a Madrid. Lo segundo, que se parece muchísimo a Madrid. Uno se pasea por las calles de Recoleta o microcentro, por poner un par de ejemplos, y tiene la sensación de estar caminando por el barrio de Salamanca o Chamberí. El mismo estilo de calles, el mismo estilo de edificios, el mismo tráfico denso… La orografía de ambas ciudades es, además, muy muy similar. Casi completamente llano, sin ningún accidente geográfico destacable, ningún río que le dé vistosidad (ni el Manzanares hace mucho por Madrid ni el Río de la Plata por BA), nada salvo edificación y más edificación por todas partes. Asumámoslo, tanto Madrid

como Buenos Aires no son ciudades que puedan definirse como espectaculares visualmente. Pueden tener un interés más técnico si nos vamos a criterios arquitéctonicos o culturales pero no te van a dejar la boca abierta como Río de Janeiro ni te encontraras perdido en un bonito centro histórico de callejuelas medievales como pasa en tantas ciudades europeas. Además, como la mayoría de ciudades latinoamericanas, Buenos Aires es casi totalmente cuadriculadas, con avenidas y calles que se cortan formando cuadrados perfectos, consecuencia de haber diseñadas sobre plano y no haber pasado por todas las vicisitudes en forma de guerras, reformas y demás que sus homólogas europeas han sufrido a lo largo de su más extensa historia. Las plazas y los parques escasean y el conjunto puede hacerse monótono cuando uno camina y camina a través de tanta cuadrícula (cuadra). A cambio resulta increíblemente sencillo orientarse. La numeración es uniforme en calles paralelas, y en cada cuadra se pasa a una nueva centena. De este modo uno siempre sabe cuantas cuadras le quedan para llegar al número al que va. Por ejemplo, si estoy en Virrey Avilés 3000 y voy al 3400 no me quedan por andar 400 números que podría sonar a mucha distancia sino cuatro cuadras, es decir unos 520 metros (en Argentina cada cuadra tiene aproximadamente 130 metros). Esto ocurre porque una cuadra no tiene porqué tener la numeración completa, por ejemplo puedes estar en el número 3220 y que el siguiente sea el 3240 y así pasa que la numeración de las calles se va a tomar por culo, o a la loma del orto si quieres decirlo en Argentino Las calles en Buenos Aires son largúisimas y por ello las direcciones se suelen dar indicando intersecciones. Es decir, en lugar de decir que tu casa está en Virrey Aviles 3125, es más orientativo decir que vives en Virrey Avilés con Elcano (las dos calles que se cruzan al principio de tu cuadra). En cualquier caso, como decía antes, aún con esta distribución tan simétrica, y teniendo en cuenta que tiene bastante siglos menos de historia que nosotros, la ciudad ha conseguido tener una identidad arquitectónica única en el continente. Aún no tengo mucho con lo que comparar pero desde luego le gana por goleada a los otros lugares que yo he visitado (fundamentalmente Río y Sao Paulo). A tenor de lo que me han contado la gente que sí sabe del tema, es la ciudad más destacable arquitectónicamente y desde luego más “europea” en ese aspecto de todo Latinoamérica. Lástima ser demasiado ignorante en este sentido como para poder apreciarlo del todo… En fin, empecé diciendo que BA se parece a Madrid y eso es a la vez bueno y malo. Bueno porque la adaptación es casi inmediata. Yo venía de Brasil, lugar que si percibía diferente a lo que había dejado en España y aquí de pronto me sentí como de vuelta en casa. La fisonomía de la ciudad, la similitud del idioma, el carácter de la gente… Todo es muy parecido a mi país y es cojonudo porque te sientes cómodo en seguida pero al mismo tiempo es malo porque uno sale de casa para vivir cosas distintas y a veces me da la sensación de que sólo estoy experimentando algo muy parecido a lo que ya tengo en casa.

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ESPECIAL BS AS DIARIO DE VIAJE

Microcentro Buenos Aires tiene un centro administrativo, económico y financiero muy bien definido. Tanto que se llama Microcentro, quizás para resaltar su escaso tamaño en proporción a la gigantesca ciudad a la que pertenece. Allí están ubicadas las mayorías de las empresas y es donde me hinché de hacer entrevistas. Lo más probable si te dedicas a la informática es que te toque acabar trabajando por allí, yo afortunadamente encontré un trabajo en otro lugar de lo cual me alegro muchísimo. El microcentro es un estress de gente yendo apresurada de un lado a otro, turistas, tráfico, metros petados hasta la bandera…Como en casi todas las ciudades existe una calle peatonal dedicada al comercio (calle Florida), una estación de trenes y autobuses central (Retiro) y, lo que bajo mi punto de vista es lo más impresionante, la Avenida 9 de Julio. Con sus 140 metros, 6 carriles para cada sentido y dos vías laterales, se le considera la avenida más ancha del mundo. Resulta complicado atravesarla andando de una vez, normalmente hay que esperar en un semáforo a mitad de avenida. Por cierto que BA también tiene la avenida más larga del mundo, la Avda de Rivadavia. Más chulos que nadie los argentinos, por largo y por ancho A destacar en el Microcentro fundamentalmente un par de lugares. Primero el Obelisco, situado en mitad de la 9 de Julio conmemorando el 400 aniversario de la fundación de la ciudad. En segundo lugar la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo de la República Argentina y lugar de trabajo de la actual presidenta Cristina Kirchner. Ella no vive allí sino en Olivos, pelín mas lejos en Provincia pero eso no es un gran problema porque va y viene en helicóptero… Lo cierto es que, francamente, desde que me libré de aquellas odiosas entrevistas de trabajo apenas he aparecido por el Microcentro. Me pilla lejos y no tiene nada que me atraiga particularmente. Bajo de vez en cuando cuando tengo que enseñárselo a alguna visita y punto.

Puesto Madero y Recoleta O lo que es lo mismo, los barrios más cool de Buenos Aires, para los argentinos con mucha plata y los gringos que vienen a saco, cobrando en dólares y viviendo a todo tren. Están muy cerca del microcentro pero sin ser el microcentro por lo que la situación que tienen es la más conveniente. Totalmente antagónicos a los otros barrios céntricos de los que hablaré en el siguiente post, San Telmo y la Boca y, bajo mi punto de vista, lo más parecido a Europa que te puedes encontrar en este continente. En el caso de Puerto Madero, además, lo tienen montando rollo puerto en el Río de la Plata, con canales y puentecitos, las parrilas más caras de la ciudad y los garitos de copas más exclusivos. La zona no es que sea fea pero tampoco es para tanto y como te cobran prácticamente por respirar uno no aparece mucho por allí. Hay un barquito muy buen conservado que se puede visitar (Fragata Presidente Sarmiento) y los puentes dan el pego. Un lugar agradable para darse una vuelta y supongo que para vivir si ganas miles de dólares al mes…

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EL OBELISCO


BUENOS AIRES

Recoleta viene a ser el barrio para gente bien de Buenos Aires, al estilo del barrio de Salamanca en Madrid, por poner un ejemplo. En realidad, cuando digo que Buenos Aires es casi un clon de Madrid me refiero a lugares como éste. Aquí sí que se siente uno en Europa, hay más parques, centros comerciales, cines etc… Lugar preferido por los gringos se oye mucho inglés paseando por allí. Los antros más caros de la ciudad están aquí y también multitud de restaurantes de todo tipo. Además de multitud de estatuas, esculturas al aire libre, museos, librerías y movidas culturales varias que no he explorado mucho la verdad. Al parecer el hecho de que el barrio sea uno de los más lujosos de la ciudad tiene su justificación histórica. A finales del siglo XIX Buenos Aires padeció severas epidemias de cólera y fiebre amarilla lo que provocó abundantes tralados de población huyendo de las enfermedades. Los que tenían más pasta se fueron a Recoleta donde la elevación del terreno es algo superior y al parecer eso reducía la presencia de insectos transmisores de la enfermedad. No sé, suena pelín raro esto pero si lo dice la wikipedia habrá que creerlo… A mí lo que más me gusta del barrio es el cementario de Recoleta, famosísimo entre otras cosas por ser el lugar de descanso de Evita (Eva Perón, figura importantísima en la historia de Argentina). Inaugurado en el año 1822 es sin duda una de las más destacables muestras de arquitectura funeraria a nivel mundial. Son callejuelas y callejuelas de tumbas muy elaboradas, panteones familiares y demás muestras de prepotencia post-mortem.

RETIRO

EL CONGRESO

EL BONDI

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ESPECIAL BS AS LUGARES

INVARIANTES Para muchos de los cientos de miles que llegaron a estas tierras buscando trabajo, Buenos Aires era, además de meca laboral, la oportunidad de pasar de la cautivación a distancia de una simple postal o el relato de un amigo ya aquerenciado, a contemplar aquellos edificios coloreados en su real magnitud. Y a menudo esto lo hacían algún fin de semana, cuando el trabajo duro y los recursos lo permitían. Porque además del Jardín Zoológico, los bosques de Palermo, la Costanera, el Rosedal y otros lugares de ocio, la arquitectura de monumentales palacios fue también motivo de atracción y de recorridos informales. Especialmente cuando los recién llegados iban abandonando su condición de tal y eran orgullosos anfitriones de quienes, como antes ellos, realizaban sus primeros paseos por aquella Babilonia americana. No estamos hablando de viajeros ilustres y refinados, sino de hombres comunes, es decir, del grueso de una inmigración que venía jaqueada por el hambre y la desocupación. Un poco antes y un poco después de 1900, entre

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los edificios más visitados se encontraban las grandes terminales ferroviarias, entonces verdaderas puertas de entrada de la ciudad. Estaciones como Constitución y Retiro eran atracciones por sus monumentales construcciones y porque el ferrocarril era el principal sistema de transporte. Y no sólo para los extranjeros, sino para quienes venían del interior provincial. Al verlas, en un instante, la imagen sepia de un diario o de la revista de la compañía ferroviaria vista en alguna peluquería o consultorio pueblerino, se desvanecía y daba paso a la contundencia de lo real. A medida que la importancia del tren fue disminuyendo, otros atractivos fueron apareciendo. Por ejemplo, ya en plena modernidad, aparecería un monumento que, con el tiempo, se convertiría en la marca más identificatoria de la ciudad: el Obelisco. La obra de Prebisch adquirió con los años una legitimidad que su nacimiento no tuvo, ya que desató acaloradas polémicas, al punto de llegar a plantearse una demolición que por fortuna nunca llegó. Si en los años del Centenario las terminales eran sitios de cita obli-


X JORGE TARTARINI

gada, durante la segunda mitad del siglo XX el Obelisco irá acuñando su condición de tarjeta postal porteña. Otro caso menos conocido, que desde su nacimiento captó la atención de la gente y, al igual que este monumento porteño, no fue bien visto por la cultura profesional de su momento, fue el Palacio de las Aguas Corrientes de la avenida Córdoba. Hacia 1900, así era visto por Oreste Sola, un inmigrante italiano, en una carta a sus padres: “Esta ciudad es muy hermosa. Hay mucho lujo. Todas las calles están pavimentadas con madera dura o con cemento suave como el mármol, tan suave que incluso los caballos, tanto los de los tranvías como los de los carruajes, se resbalan constantemente. No es raro ver caer veinte o más en un día. Hay algunos edificios hermosos más allá de las palabras, de sólo cinco pisos de alto, pero con ornamentación que difícilmente encuentres en Turín. El más hermoso de todos es el de las aguas corrientes, construido por los ingleses y, lo más sorprendente, es que es todo de mármol en la mitad de su altura pero con unas pequeñas columnas esculpidas

y decoradas con una artesanía exquisita (...)”.1 Un sondeo de opinión realizado el año pasado por un diario porteño sobre unas 2000 personas reafirma la vigencia del Palacio de las Aguas Corrientes que fue considerado el edificio más lindo de la Ciudad en el gusto de la gente, con casi el 54 por ciento de los votos, por delante del Teatro Colón, el Palacio Barolo y el Edificio Kavanagh, este último el preferido de los arquitectos. Viajeros de aquí y del exterior no dejan de registrarlo con celulares y cámaras digitales, renovando la sorpresa y admiración despertada en nuestro amigo de Turín de hace más de cien años. Este simple gesto resume las razones de la vigencia en la memoria e imaginario ciudadano de estas y otras obras del patrimonio porteño en las que el ayer y el presente se amalgaman, cobran sentido y se fortalecen. Y esta vez tan solo por la vigencia de un sentimiento que, a pesar del tiempo, permanece invariable.

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ESPECIAL BS AS PERSONAJE

“Cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel” Celedonio Flores (Corrientes y Esmeralda)

LOS GARDELES PORTEÑOS Hace algunos años llegó a Buenos Aires por primera vez una delegación, proveniente de la ciudad francesa de Toulouse, de L´Association Carlos Gardel-Amis du Tango. Sus integrantes buscaban ansiosamente la impronta gardeliana en nuestra ciudad. El primer contacto fue el que lo hace eterno: la magia de su voz se hizo presente (Mano a Mano, Almagro, Anclao en París, Canchero, Cuando tu no estás, El día que me quieras….) y, por supuesto, la sonrisa eterna que se reproducía, amable y seductora. En Corrientes las disquerías ofrecían sus grabaciones completas. En la misma calle (así la seguimos llamando, como cuando era angosta, pese a ser avenida), en el 1369, muy próxima a su cruce con Uruguay, la famosa pizzería Los Inmortales tiene en lo alto de su fachada un gran cartel, pintado por Carlos Leonetti en 1955, donde Gardel aparece impecablemente vestido, con Corrientes como marco y el Obelisco que cierra la clásica perspectiva. Lo real y lo virtual en un mismo instante. El grupo francés, ya avec ravissement, decidió dirigirse hacia el Abasto, vía subte de la línea B. Otras imágenes y nuevas sensaciones los aguardaban. En la esquina de Corrientes y Paraná, en la misma vereda del Teatro San Martín, está el Quiosco del Tango, donde Carlitos es protagonista. Un poco más adelante en la esquina noroeste con Callao, desde otro quiosco de diarios y revistas, Gardel observa por Corrientes, como se detienen autos y colectivos demostrando su afecto. La luz verde del semáforo interrumpe la breve e infinita ceremonia. La próxima roja mantiene la continuidad. Por Rivadavia 2056, casi al lado del Café de los Angelitos, clásico referente gardeliano, una ferretería luce un mural pintado por Villar, como tantos otros que tiene realizados en la ciudad, con impronta tanguera y la imagen del “morocho” acaparando la atención de los transeúntes. Ya en la zona del Abasto, precisamente en la estación de subte Carlos Gardel, descubrimos un bello filete de León Untroib, y dos murales cerámicos del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró. En el andén hacia Avenida de los Incas otro mural cerámico, en este caso del plástico Andrés Compagnucci, provoca fastidio kitsch entre los tangueros más radicalizados. Volviendo a emerger, en la cortada Carlos Gardel, en su esquina con el Abasto de Delpini, Sulsic y Bes (hoy shop-

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ping), surge un nuevo “bronce que sonríe” en versión libre del gran escultor Mariano Pagés. Al lado el antiguo bodegón Chantacuatro devenido en lujoso restaurant Carlos Gardel tienta con su espectáculo en vivo. Sobre la pared de la cortada un stencil con estilizada imagen del “mago”, dice No me lloren, crezcan. En Jean Jaurés 735, está la casita que el cantor compró para tranquilidad de su “viejita” Berta. Con su transformación en casa-museo de Carlos Gardel institucionalizó su memoria, La breve calle Zelaya, en el mismo barrio, presenta en su proximidad con la de Jean Jaurés, una serie de murales con el rostro del creador de Volver, algunos pintados y otros realizados con venecitas, obras del pintor e interventor urbano Marino Santa María. Este artista plástico es recurrente con la imagen gardeliana, otro ejemplo encontramos sobre la calle Suárez, al llegar a la cortada Lanín. Una silueta de Carlitos recortada en tamaño real nos invita a ingresar en el restaurante La viña del Abasto, en Jean Jaurés y San Luis. La calle Carlos Calvo no se queda atrás. Casi al llegar a Defensa, un stencil recuerda la amistad que unió a nuestro cantante con el gran jockey Irineo Leguisamo. Siguiendo hacia el oeste, en el 579, la sonrisa ganadora surge desde la vidriera del hostel Carlos Gardel. Llegando al barrio de San Cristóbal, en la esquina con Saavedra, un legendario café fundado en 1908, muestra en su fachada una pintura naïf con la imagen de Gardel, el café en cuestión se llama Carlitos, en claro homenaje al “zorzal”. En Defensa y Chile, del lado de San Telmo, la pizzería La Continental. Tiene en su interior una muy buena fotografía luminosa, intervenida por Ricardo Sanguinetti, que muestra a Gardel sentado comiendo una pizza y tomando una cerveza Quilmes, mientras algo más atrás aparece la sugerente figura de Mona Maris. Gardel fue un adicto a los helados de limón de Saverio, la famosa heladería de la avenida San Juan. Enrique Cadícamo lo certifica en sus memorias. Un afiche con un Gardel gauchesco, guitarra en mano, dice Saverio, pasión por la calidad. Otras heladerías, también lo tienen a Gardel, como la de Defensa y Chile, en el fileteado de su vidriera, mirando la simpática estatuita de Mafalda, y en Filippo de Jorge Luis

ABASTO


X HORACIO J. SPINETTO

Borges y Costa Rica donde una silueta en tamaño natural lo muestra degustando un cucurucho. El Café Los Galgos, es una verdadera tradición en la esquina de Lavalle y Callao. La presencia de “El mudo” se materializa con una foto y una silueta adherida sobre la boiserie del local. En Magallanes y del Valle Iberlucea, prácticamente en el ingreso a Caminito, un mosaico, firmado por Vitale, insiste con el rostro familiar y la leyenda: Carlos Gardel. El mago presente con los muchachos argentinos y uruguayos. De corazón a corazón. En el barrio de Villa Ortúzar, en la esquina de Plaza y Zárraga, existe un local más que recomendable, Don Chicho la cantina inmortal (magníficos fussilli al fierrito amasados a la vista por la señora Coti). Aquí encontramos una curiosidad, un Gardel con sombrero, luciendo la camiseta de Chacarita, obviamente una licencia poética de los propietarios y su predilección futbolística. Sabido es que Gardel fue simpatizante de Racing. En la Avenida de Mayo 833, al lado del más antiguo de los cafés porteños que permanecen en actividad, el Tortoni (donde cantó Gardel), se encuentra el acceso a la Academia Nacional del Tango. El mármol blanco de su umbral hace que resalte más su inscripción: Palacio Carlos Gardel. El recomendable bodegón Paco´s, en Talcahuano casi Perón, exhibe un cartel con las caras de Gardel y de Luca Prodán y la leyenda Ellos también eran inmigrantes. La discriminación es hija del miedo y la ignorancia. Durante algún tiempo afiches con la imagen de Gardel, de Osvaldo Pugliese y de Tita Merello, protagonizaron el paisaje urbano. Fue durante el mes de agosto pasado cuando el Gobierno de la Ciudad organizó Tango, Festival y Mundial. Una verdulería del barrio de Villa del Parque tiene entre su oferta naranjas de Misiones y duraznos de Baradero El Morocho del Abasto S.A. La etiqueta de los cajones, de color verde, en su extremo izquierdo muestra a Gardel guitarreando, vestido con prendas gauchescas. Desde la radio, una vez más, surge su voz incomparable, su verdad eterna: Mi Buenos Aires querido…. Carlitos sigue cantando mejor cada día!

EN EL BONDI

CALLE CARLOS GARDEL

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ENTREVISTA

PABLO DE SANTIS

“LAS CONVENCIONES ALIMENTAN LA IMAGINACIÓN” X HUGO CALIGARIS

Los anticuarios de Pablo De Santis viven de los libros raros, como todos los anticuarios, pero además tienen sed de sangre. Son vampiros que disimulan tanto como pueden esa debilidad, pero siempre puede suceder algo que los deje al desnudo, y cuando ese algo sucede siempre hay complicaciones, y ese algo sucede, no una vez, sino varias veces, a lo largo de la nueva novela del premiado autor de El enigma de París. De Santis sale poco. Escribe la mayor parte del día en su casa y, de hecho, casi no se ha movido de Caballito desde el 27 de febrero de 1963, el día en que nació. Sus padres viven a pocas cuadras. Sus cuatro hijos -los dos grandes, Paulo y Francisco, del primer matrimonio, y los dos chicos, Octavio y Constanza, del segundo- nacieron en el barrio. En su encantadora cocina-comedor vemos dos cabezas de ajo colorado, colocadas allí como para desautorizar las versiones de que Los anticuarios, la novela nueva de la que hablábamos y que acaba de presentar Planeta, es en verdad una obra autobiográfica. Aunque se esfuerza por proporcionar al entrevistador material suficiente, sus respuestas son breves. Habla poco, pausadamente, con silencios que son, tal vez, fruto de su carácter cálido y un poco tímido, pero lo que dice tiene sustancia. Amante de los géneros, esboza una defensa de los límites y convenciones a los que debe someterse el escritor, que va en sentido contrario de lo que irónicamente podría denominarse “literatura de avanzada”, y no vacila al confesar que, aparte de los trabajos forzados de la carrera de Letras, nunca leyó “libros aburridos”. Los suyos, hay que decir la verdad, son todo lo contrario. Sin ir más lejos, Los anticuarios se lee en una sola tarde de felicidad y combina aventura y literatura de autor, con clima reconocible y mundo propio. La carrera de De Santis es, afortunadamente, atípica. El elemento principal, la imaginación, fue alimentado por De Santis con sus años de guionista de historietas y autor de libros infantiles y juveniles. Esos años todavía siguen: el autor continúa produciendo en varios carriles a la vez y en cada una de sus distintas especialidades se abraza a lo que más lo motiva y lo ayuda: las guías y las pautas convencionales de cada género. 56

¿Te atrajo desde chico la figura del vampiro? Sí, a mí siempre me atrajeron los vampiros. Hay una novela que me encanta, que es Soy leyenda, de Richard Matheson. Una vez lo entrevisté a Osvaldo Soriano y me dijo que era el primer libro que había leído. Él había comenzado a leer de grande. Siempre me gustó mucho el tema. Hace muchos años que vengo haciendo una enciclopedia de la literatura fantástica universal. Es un libro que no sé si alguna vez voy a terminar, pero me interesa. Es una enciclopedia de autores y también de personajes y temas: Drácula, Frankenstein, Salem´s Lot, que acá salió como La hora del vampiro, de Stephen King... ¿Y antes del Drácula de Bram Stoker? Yo creo que el primer vampiro de la literatura es el que imagina John Polidori en esa reunión de la Villa Diodati, donde Mary Shelley escribe Frankenstein y donde estuvieron también Shelley y lord Byron. Polidori era una especie de secretario o amigo íntimo de Byron. ¿Llegaste a la literatura a través de los cómics o de los libros? Leí libros antes que cómics. No era muy lector de historietas. Sólo leía Dr. Mortis y Dr. Tetrik , que eran historietas de terror, pero eso fue recién a los doce años. ¿Y antes de eso ya leías libros? Sí, me acuerdo de que mi tía Beba, una tía joven que tengo, me enseñó a leer a los cinco años, antes de ir al colegio. A los siete ya leía novelas. Así que la literatura siempre me interesó. Y en mi casa había colecciones de novelas policiales, muchas novelas de Agatha Christie. Mis padres son médicos y leen mucho. Viven acá cerca, en Emilio Mitre y Rivadavia. ¿Cuántos años tienen ahora? La edad de mi madre es un secreto dentro de la familia. Todos simulamos que no sabemos cuándo nació, así que no puedo decírtelo.


¿Cómo se llama tu papá? Ulises. Bueno, ahí hay todo un origen literario. No sé, no creo, porque mi abuelo, como todo inmigrante italiano de esa época, tenía una escolaridad bastante básica e incompleta. ¿Había, entonces, muchos libros a tu disposición? Sí, mis dos padres leían en la medida en que podían. Los dos eran médicos municipales y fueron jefes de sus servicios. Mi viejo era jefe de cirugía plástica en el Durán y mi mamá, de pediatría, en el Fernández, así que tenían muy poco tiempo. Pero cuando lo encontraban, leían mucho. Sobre todo, novelas policiales, libros divertidos. ¿Y cuándo comenzaste a leer libros no divertidos? Sigo leyendo básicamente libros divertidos. Los únicos no divertidos los leí en la facultad, cuando tuve que hacerlo. Pero fuera de eso siempre trato de leer libros divertidos. ¿Te parece aburrido leer una novela en la que no pasa nada? Bueno, a veces la tensión está sostenida por el lenguaje y no por la trama. A mí me gustan mucho los libros de Thomas Bernhard, en los que realmente no pasa nada, pero eso hay que saber hacerlo. Cuando uno no tiene el genio, mejor que busque otra cosa. ¿La tensión está puesta en el medio? Claro que pasan cosas en Bernhard, pero la tensión está puesta en la forma. Yo creo que la división entre literatura popular y alta literatura es muy forzada y tiende a ignorar a algunos escritores de literatura popular como si no fueran valiosos y, a la vez, a imponer autores que muchas veces son bastante malos, pero que se leen porque tienen un rasgo vanguardista. Pasó antes también: escritores como Kipling fueron ignorados por la crítica por sus rasgos populares y hoy los leemos como clásicos de la literatura inglesa.

¿Te sentís parecido a Bioy Casares? Quisiera parecerme a Bioy. Ojalá. A mí me gustan mucho sus libros. Tienen elementos de la literatura de género que no están en otros autores. También aparecen en Cortázar: aparece lo fantástico, lo policial, esa ciencia ficción a la argentina que no tiene naves espaciales pero sí sabios encerrados en el altillo, con alguna máquina, por ejemplo. En Bioy, en Silvina Ocampo, aparecen elementos de estos géneros populares que son una marca de la literatura argentina. Para mí la alta literatura no puede ser nunca algo inaccesible, lejos de la masa y de lo popular relacionado con lo vulgar. ¿No te disminuye ser catalogado como un escritor de género? No, me gustan muchos géneros. Me entusiasman, para leer y para escribir. Pienso que escribir en género es siempre muy difícil. Es muy difícil hacer una novela policial, un relato fantástico, y que sean creíbles. Son fáciles de leer, pero difíciles de escribir. ¿A qué distancia te sentís de César Aira, por ejemplo? A mí me parece que él también es un escritor que puede ser ganado para la literatura fantástica. Hay muchos libros de él en los que abunda ese tipo de elementos. Él trabaja con otra idea del verosímil. Para mí, es como que el cuento hay que hacérselo creer al lector. Son distintos pactos con el lector. Yo creo que hay que respetar las convenciones. Es mi manera de escribir. Pero también me gustan varios libros de Aira que yo he disfrutado muchísimo, como Varamo. Dentro de la convención, ¿te reservás espacios creativos diferentes de los de la literatura en serie? Siempre hay un trabajo experimental, en cierta forma. Escribir es un trabajo de pulir de modo constante, de tratar de darle cierta intensidad a la frase, de que suene natural, fluida.

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ENTREVISTA - PABLO DE SANTIS ¿Buscás alguna forma de trascendencia, querés decir algo más con tus tramas o creés que alcanza con el simple cuento? Los escritores tratamos de hacer nuevos libros, pero llevamos una especie de libro interior que tiende a imponerse. Todo libro es una especie de lucha entre el afán de novedad que siente uno y ese libro insaciable que trata de proyectarse en todo lo que uno hace y que uno lleva adentro desde la infancia. ¿Cuán lejos estás de ese libro ideal que siempre se intenta escribir? Más que de un libro ideal, yo hablaría de una especie de fatalidad, un libro que uno tiene adentro y que se impone. También tiene que ver con la verdad de cada escritor, con las cosas que a uno le interesan, que lo apasionan. Siento que escribir es un continuo. Yo me identifico con ese trabajo continuo más que con el hecho de publicar un libro. En verdad, escribo mucho más de lo que publico. Siempre estoy pensando argumentos, y para mí el argumento hace a la esencia de la escritura misma. Muchas veces se habla de él como si fuera algo completamente ajeno y como si la invención no perteneciera a eso que llamamos escribir. La invención está en el corazón mismo de lo que llamamos escribir. ¿Esa invención te lleva a sacrificar consistencia psicológica o íntima de los personajes? Sí, me interesa mucho menos la literatura psicologista, como lector también. Los argumentos son como fábulas y metáforas que son, también a su modo, una forma de psicología, para mí, mucho más verdadera que la mostración de rasgos psicológicos realistas. Creo que es más auténtico expresarse a través de mitos e historias que a través de los rasgos psicológicos de un personaje. ¿Hay mucho o poco de vos en los libros que escribís? Me siento reflejado en ellos, pero no a través de un personaje, sino por muchos otros elementos, y por el mundo narrativo. Creo que la novela es el mundo narrativo. Es como un espacio en el que los personajes viven y el lector también vive durante el tiempo que dura la lectura. Por eso ese espacio tiene que ser atractivo y significativo.

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Muchos de tus personajes y situaciones evocan al pasado, profesiones o entornos decadentes. Círculos, clubes, congresos de magos... ¿Por qué ocurre eso? Sí, es como una especie de distancia que uno toma de lo narrado con respecto a lo inmediato. Pero, por otra parte, yo creo que cuando uno habla de una época que se ha vivido uno trabaja con ella como si fuera una reconstrucción, como si ambientara la historia en el siglo XVIII. ¿Cómo llegaste a la historieta? ¿Hay puntos de contacto entre tus novelas y tus historietas? Llegué en 1984, cuando salió la revista Fierro, revolucionaria por la gráfica, que hacía Juan Lima, muy innovadora. La dirigía Juan Sasturain. Hicieron un concurso. Gané como guionista y ganó Max Cachimba como dibujante. A partir de entonces comenzamos a trabajar juntos. Vos llegaste a dirigir esa revista. Sí, varios años después, en 1989, hasta que cerró, en 1992. ¿Es distinto imaginar una historieta que imaginar, por ejemplo, lo que ocurre en Los anticuarios? ¿Son dos procesos diferentes? Sí, completamente. Lo primero en una historieta son los aspectos formales, que son fundamentales. O sea, cómo resolver en ocho cuadritos un determinado segmento... Sí, depende del formato. A veces puede ser todo un álbum continuado, o pueden ser cuatro u ocho páginas. Eso es fundamental a la hora de pensar un personaje y un tipo de historia. Los aspectos formales incitan a la imaginación. No son límites. Los acepto pensando que es bueno tener alguna exigencia particular. ¿Eso ayuda a tu imaginación, encontrarte con pautas? Siempre. Con cualquier tipo de pautas. Me gustan las pautas: la fecha de entrega, la cantidad de líneas, el género, la cantidad de páginas... ¿No es una carga? No, no. Me parece que para la neurosis del escritor es bueno tener una forma que lo contenga. En mi caso, los aspectos formales son la musa inspiradora.


X HUGO CALIGARIS

TODO LIBRO ES UNA ESPECIE DE LUCHA ENTRE EL AFÁN DE NOVEDAD QUE SIENTE UNO Y ESE LIBRO INSACIABLE QUE TRATA DE PROYECTARSE EN TODO LO QUE UNO HACE Y QUE UNO LLEVA ADENTRO DESDE LA INFANCIA.

Pero eso no pasa con la novela, porque ahí tenés tantas páginas como quieras y tanto tiempo como quieras a tu disposición. Pero ahí tengo los géneros, afortunadamente, y los géneros siempre te contienen. Son también una manera de imponerse guías. Y yo siento que las novelas, además, me contienen psicológicamente. Cuando estoy escribiendo una novela, estoy concentrado en algo. Si no, me disperso. Necesito estar siempre escribiendo una novela, aunque después no la publique. ¿Nunca sentís la tentación de salirte de las guías? Es que siempre hay guías. En general, la literatura con menos guías es la que se parece más a sí misma. Si uno piensa, por ejemplo, en una categoría como la del cine policial, las películas no se parecen tanto entre ellas. Ahora, las películas de vanguardia siempre tienen rasgos semejantes. Las películas artísticas se van a parecer todas siempre. Por ejemplo, muchos cineastas jóvenes argentinos hacen películas bastante parecidas... Por eso: cuando se renuncia a las convenciones y se cae en la ilusión de que las convenciones no existen, se va a una forma de relato único, ¿no?, y tremendamente repetitivo.

Muchos artistas jóvenes hablan del gran arte o del “cine de calidad” de modo casi peyorativo. ¿Es por causa de que quieren escapar de las convenciones, de los finales felices, de los finales tristes, simplemente de los finales? Sí, y también quieren escapar del mundo paterno. Identifican las convenciones artísticas con el mundo paterno de las imposiciones, en oposición a la vida verdadera. Pero después uno va viendo que no funcionan así las cosas. Ese mundo de las convenciones exige una gran habilidad para moverse en ellas. ¿Hiciste televisión alguna vez? Muy poco: trabajé en un programa, Del otro lado , con Fabián Polosecki. Empezamos prácticamente juntos en periodismo. Trabajamos en la revista Radiolandia y después en el diario Sur. A veces él me llevaba y a veces yo lo llevaba a él. Éramos muy amigos. ¿Aportabas ideas para Del otro lado? Yo escribía lo que él decía. Tenía una voz en off . Entrevistaba a alguien, pero antes había momentos en los que iba caminando por la calle, pensando, y ahí él hablaba en primera persona. Eso lo escribía yo. Él lo cambiaba después un poco: era una colaboración de los dos. Él entró después en una especie de secta, tuvo un final extraño y murió demasiado pronto. ¿Qué pensás que le pasó? Mirá: tuvo un caso de psicosis muy rápido. Se desencadenó en un año. Debe de haber muerto a los 32. Él enloqueció. Pero antes de eso era perfectamente normal. Fue mi testigo de casamiento y poco después se puso mal. Un año después se mató. Yo creo que tuvo mucho que ver que se fuera a vivir al Tigre, porque en la ciudad un caso así provoca conflictos y la sociedad interviene de alguna manera. Creo que estar en un lugar aislado lo perjudicó. ¿Cómo es la experiencia de trabajar con un dibujante para la creación de una historieta? A mí me gusta mucho. Uno ve lo que imagina transformado por un dibujante. Y yo tuve la suerte de trabajar con dibujantes extraordinarios, como Max Cachimba y Sáenz Valiente. ¿Sos sensible a los colores y a las líneas? Sí, absolutamente. Si no me gusta el dibujante, yo no puedo hacer nada, no se me ocurre nada.

Eso suena contradictorio. Lo primero que uno tiende a pensar es que la convención iguala... Claro, pero uno se mueve con la conciencia de la convención y puede manejarla. Siempre debe haber artificio, porque para eso es arte. Aun en una conversación común, cuando contamos algo, lo hacemos con artificio. Le cuento algo a mi mujer y busco el modo de interesarla. Si sé que algo la va a sorprender, se lo voy a decir al final. Hay una puesta en escena. Los artificios están dentro del lenguaje. No es sólo la gramática, sino otro tipo de convenciones. O sea: eliminar los artificios es sólo una ilusión. Sí, y además el gran arte tuvo siempre no sólo convenciones, sino convenciones muy marcadas. Si uno ve la tragedia griega, el teatro isabelino, observa que hay cierta cantidad de pautas. Lo mismo pasa en poesía, en el soneto. 57


SOBREDOSIS DE TV

UN AMOR QUE C O N T IN U A RÁ

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De Los tres chiflados a Seinfeld, de Perry Mason a La ley y el orden, de Ben Casey al Doctor House, el mapa de nuestra vida está surcado por series de televisión. Desde que había que terminar la merienda a tiempo porque ya empezaba Bonanza, hasta estos tiempos en que llevamos la última temporada de Nurse Jackie en el pendrive. Las series fueron la patria de la infancia. La televisión llegó tarde a nuestros países, y más tarde aún a nuestras casas. Llegó en forma de aparato enorme de madera lustrada, con una ventana gruesa en blanco y negro que nos mostraba el mundo de la aventura y la ilusión. Pero en lugar de alegrarnos, nos enfermamos. ¡Tendríamos que ver todos los programas desde el principio de la tele, y nunca nos pondríamos al día! Mi madre me tranquilizó: Eso será - me dijo - cuando inventen los discos extraíbles. La tele tenía un horario fijo y un menú acotado: el noticiero, una telenovela, una película, dibujos animados... y el resto eran series. Ah, las series. En treinta minutos de comedia, o en una hora de drama, visitabas otras tierras, viajabas en el tiempo, peleabas en la Segunda Guerra o te tiroteabas con cuarenta forajidos y después galopabas hacia el atardecer. Era como leer un libro de aventuras de a un capítulo por semana, y con más emoción. Las series nos enseñaron el mundo mucho antes que los diarios o la política. Uno sabía, desde chico, que Norteamérica era un lugar hostil en el que un médico honrado y solidario como Richard Kimble tenía que andar escondiéndose. No hizo falta que nadie nos tirara abajo el “sueño americano”; bastaba ver a El Fugitivo ayudando a gente que después lo denunciaba, para conocer el lado oscuro de los sesenta, como después solo volveríamos a verlo en Mad Men. Tengo la sospecha de que, en algún momento, Don Draper se cruzará en el tren que lo lleva a los suburbios con un pasajero que es, en realidad, un médico prófugo en busca del hombre manco que mató a su mujer. La tele, por entonces, estaba llena de médicos. Ahora también. Pero a nosotros nos desconcertaba Ben Casey de la misma manera que ahora nos incomoda House. La apertura de la serie era una mano que dibujaba con tiza unos signos en vertical, mientras la voz del protagonista decía “hombre…, mujer…, vida…, muerte…, Infinito”. Me hipnotizaban esos cinco trazos. Yo veía la mano de Ben Casey con la tiza y soñaba con ser dibujante. Lejos de prohibirme tantas horas frente al aparato - como iban a recomendar más tarde los psicólogos - mi madre me veía colgado a Centro Médico y los ojos se le llenaban de lágrimas: - Shhh... No lo molesten, por favor. ¡El nene quiere ser doctor! Cambiaron mucho las series médicas desde esas épocas


X BERNARDO ERLICH

hasta ahora. Está bien: los hospitales y sanatorios siempre fueron una excusa argumental para desarrollar una historia de amor. Pero una cosa era la jefa de enfermeras profesando hacia el médico un amor imposible (como el de Moneypenny y James Bond) y otra cosa es Grey’s Anatomy. ¿Cuál es la premisa argumental de esta serie? Se juntan ocho o diez personas repartidas entre ambos sexos, se les pone uniforme de cirujano y se las deja aparearse unos a otros a lo largo de siete u ocho temporadas. Parece un teleteatro, pero es un experimento sociológico: la tasa de intercambio resulta increíble. Al punto que algunos saltan la valla y se relacionan con gente de su mismo género. Así, de puro aburrimiento. Eso sí: nada reemplazó la tiza de Ben Casey hasta que aparecieron los fibrones de House. Si la leyenda urbana dice que Vince Edwards era un actor inexpresivo que tenía un ojo de vidrio, la pantalla muestra que House es un rengo con mal humor. ¿Qué es House MD? Una serie de detectives. ¿Pero no era de médicos? También. ¿Perdón? Es que los géneros cambiaron mucho. Gregory House es un médico con un cerebro privilegiado, que juega al detective con enfermedades fuera de toda lógica. Como todo genio, es agrio, pero a su vez cojea, por culpa de un infarto muscular que tuvo en la pierna. ¿Es necesario recargar un personaje de ese modo? Parece que sí. Veamos: el protagonista de Monk es un detective también brillante, pero sufre un trastorno obsesivo compulsivo que le dispara fobias disparatadas. CSI Las Vegas es un equipo forense de escena del crimen dirigido por Gil Grissom, un hombre digno del renacimiento, cuya pasión es la entomología. Y podemos seguir hasta la noche: Luther, un policía gigante perturbado por la ira. Big Love, una acuarela familiar de un marido con tres esposas;; Lost, un cruce de historias, épocas y misterios que escapa cualquier categoría; Zen, un policía italiano con nombre oriental y producido por la BBC. Pero esto tampoco es nuevo. La primera vez que un personaje extraño nos subyugó en una serie fue el señor Spock en Star Trek. El capitán Kirk era un cowboy al comando del Enterprise - la nave soñada - y su primer oficial un hombre flaco, de orejas puntiagudas, flemático, parco, de piel verdosa y fuerte control emocional. Cuando le pregunté a mi padre de qué planeta venía Spock, me respondió sin dudar: - Es inglés. Ah, los extravagantes británicos. Mientras los espías norteamericanos reclutaban gente de poco diálogo y mucha acción, Los Vengadores eran un par de sibaritas. John Steed un caballero de paraguas y bombín, y la señora Peel una mujer enfundada en un traje de cuero que heredaría después Gatúbela;; los dos desplazándose por un territorio delirante, más digno del submarino amarillo que del servicio secreto de Su Majestad.

¿Cómo reconocemos a una serie inglesa de una norteamericana? Fácil: los actores hablan como con una papa en la boca y la historia te dice más en menos capítulos. Si la famosa serie 24 se hubiera rodado en Inglaterra, se habría llamado 6. Una serie de nerds disfuncionales, que en el Reino Unido se llama The IT Crowd y dura tres temporadas de seis episodios, en Estados Unidos se titula The Big Bang Theory, lleva siete temporadas y ni señas de terminar. En los siete capítulos de Episodes se disecciona al personaje de Joey Tribbiani con más certeza que en las diez temporadas de Friends. Para los norteamericanos las producciones tienen que ser más grandes que la vida misma. Para los británicos, menos es más. ¿Pero es que amamos a las series por encima de las películas? No señor. Uno va al cine, con suerte y viento a favor, una vez por quincena, pero la tele está en casa y la vemos todos los días. Con una buena película experimentamos la seducción de los momentos intensos. Con una buena serie, cultivamos la del amor. Nos prendamos de Emma Thompson y de Anthony Hopkins en Lo que queda del día, es verdad, pero con los nobles Crawley de Downton Abbey nos disponemos a convivir. Las series no te piden que te vistas para la ocasión, ni que salgas con tiempo de casa, ni que hagas filas para sacar entradas, ni que compartas con extraños dos horas de idéntica oscuridad. No. Las series son relajadas y permisivas. Saben que las vas a ver en piyama y en pantuflas, tirado en la cama o picando algo en el comedor. Es otra la relación que uno establece con un personaje que te acompaña todas las semanas, no importa si es una enfermera o un asesino serial. Qué interesa si Kelsey Grammer es Frasier, el psicoanalista obsesivo que conduce un programa de radio y tiene media hora de sitcom, o si encarna durante cincuenta minutos a un alcalde de Chicago - con enfermedad neurodegenerativa - en esa tragedia contemporánea llamada Boss. Estará otra vez la semana próxima en Cuevana y es lo único que importa. Caen los bancos, se ponen en duda los mercados continentales, el cine se pierde por el camino de las remakes, pero en siete días, a la misma hora, Louie o Boardwalk Empire volverán a nuestras agendas de Espoiler TV. Abramos, entonces, un paréntesis en los acontecimientos a los que la cultura otorga importancia, dejemos el cine a los críticos y hablemos de policiales que se alargan, de funebreros que se preguntan por la existencia, de mafiosos que van al siquiatra, de islas que desaparecen en el medio del mar. Hagamos un hueco de treinta minutos, o de una hora, saquémosnos los zapatos y prendamos la compu o el televisor. Y hablemos nada más de las cosas que nos gustan. En el “to be continued” está el pacto implícito de todas las series del mundo, y también de estaspáginas de la revista: una promesa segura de futuro por compartir. Así que...

CONTINUARÁ.

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LA ULTIMA: CINE

M E D I A N E R A S

X FACUNDO DE ALMEIDA

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Si algo le faltaba a la cuestión patrimonial era llegar a la pantalla grande. Tuvimos un anticipo con la película El hombre de al lado, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, pero se refería a un conflicto entre vecinos por razones más bien estéticas y de conservación de un bien patrimonial, y en definitiva no era más que pura ficción. La Casa Curutchet sigue allí sana y salva, sin ninguna ventana en la medianera. Medianeras, dirigida por Gustavo Taretto y estrenada en 2011, sin dejar de ser ficción, nos acerca sin embargo a los misterios de la soledad y la incomunicación y nos revela, con enorme realismo, cómo esto es consecuencia de la vida en una ciudad “caótica, impredecible, contradictoria, luminosa, empobrecida y hostil”. La semana pasada se presentó en Montevideo con la presencia de Inés Efron y Javier Drolas, dos de los integrantes de un elenco que comparten con Pilar López de Ayala, Carla Peterson y Rafael Ferro. La función fue organizada por la embajada argentina y formó parte del 30º Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay, que es una de las varias acciones de esa organización señera que cumplió 60 años de vida: la Cinemateca Uruguaya. Esta columna podría, sencillamente, ser una transcripción del parlamento inicial con el que una voz en off describe Buenos Aires, donde vive Martín, el coprotagonista, pero sería un plagio y nos impediría referirnos a otros pasajes del film, también reveladores de los dramas de una mala o ausente planificación urbana. La voz de Martín describe una ciudad que “crece descontrolada e imperfecta. Una ciudad superpoblada en un país desierto... En la que se yerguen miles de edificios sin ningún criterio. Al lado de uno muy alto, hay un muy bajo. Al lado de uno racionalista, hay uno irracional. Al lado de uno de estilo francés hay uno sin ningún estilo. Probablemente estas irregularidades nos reflejen perfectamente, irregularidades éticas y estéticas. Estos edificios que se suceden sin ninguna lógica demuestran una falta total de planificación”.

En pocas palabras sintetiza el modo en que hoy, y desde hace muchos años –pero agravado en esta etapa en que se confunden funcionarios públicos y depredadores inmobiliarios–, se desplanifica la capital argentina. Revela también cómo ese modelo de ciudad incide sobre la forma de vivir, sobre la calidad de la vida de sus habitantes. Es allí donde se entienden las razones por las que el patrimonio arquitectónico en las nuevas leyes y constituciones ha pasado de una lógica de protección centrada en lo histórico o cultural –en sentido estricto–, a su preservación como integrante del medio ambiente. El medio ambiente urbano. Es curioso pero, en Medianeras, otra vez la pared lateral del inmueble es la protagonista. La que impide la entrada del sol, la que no nos deja vincularnos con el de al lado. Pero esta vez, la apertura de dos ventanas –ilegales también– es la que finalmente permite que Martín y Mariana se conozcan y se encuentren, y lo hacen burlando una publicidad, es decir, un negocio. La referencia a la ciudad donde se proyectó la película no es gratuita. La protagonista, Mariana, expresa en un pasaje: “Quiénes habrán sido los genios que planificaron una ciudad de espaldas al río”. A pocas cuadras de una rambla pública de cientos de kilómetros de largo, en una ciudad con escala humana, donde se pueden ver el Sol y la Luna, y donde los vecinos se saludan en la calle, hace que la frase retumbe aún más fuerte en nuestros oídos y que no parezca tan exagerada la conclusión del protagonista: “La incomunicación, la falta de deseo, la abulia, la depresión, los suicidios, las neurosis, los ataques de pánico, la obesidad, las contracturas, la inseguridad, el hipocondrismo, el estrés y el sedentarismo son responsabilidad de los arquitectos y empresarios de la construcción”.


RECETAS

ENTRADA/ACOMPAÑAMIENTO

INGREDIENTES 1 LIMON 1 CEBOLLA 2 TOMATES 3 PALTAS ACEITE DE OLIVA SAL & PIMIENTA

El guacamole es una típica comida mexicana elaborada en base a palta o aguacate, de fácil preparación y exquisito sabor.


RECETAS - GUACAMOLE

La forma mas clásica de comer guacamole es con nachos o tortillas de maíz fritas. Pero también son buenas opciones los tacos, quesadillas, tamales, variedad de carnes y nopales entre otros. El aguacate, ingrediente principal del guacamole, es muy beneficioso para la salud ya que posee gran cantidad de potasio (más que la banana), reduce significativamente los niveles del colesterol malo, beneficia a la piel por su alto grado de vitamina E y es muy útil para el correcto funcionamiento cardiovascular.

INGREDIENTES 1 LIMON 1 CEBOLLA 2 TOMATES 3 PALTAS ACEITE DE OLIVA SAL & PIMIENTA

4 PERSONAS POCO (0-20’) FACIL BARATO

PREPARACIÓN Cortar las paltas por el medio, retirar el carozo y sacar la pulpa. Colocar la pulpa en un bol y rociar con el jugo de limón para evitar que se oxide. Agregar la cebolla y el perejil, ambos bien picados, el tomate cortado en cuadraditos pequeños y la salsa tabasco o chile picado. Mezclar muy bien todos los ingredientes y añadir el aceite de oliva y la sal. Servir en una fuente, preferentemente acompañado por nachos..

y voilá!


CORREO DE LECTORES

RETÓRICA

DESDE EL LLANO

BREVE HISTORIA

Desde la Presidenta para abajo, todos los ilustres funcionarios que se han pronunciado respecto de la ilegítima retención de la Fragata Libertad han coincidido en que jamás será negociada la soberanía y la dignidad de los argentinos. Esta retórica hueca llega tarde. Ya negociamos, ya entregamos, ya perdimos. Cuando emitimos esos bonos, cuando no los pagamos, cuando festejamos el default como un logro deportivo, cuando nos burlamos impunemente del mundo y de sus muchas veces injustas reglas, entregamos la dignidad, la soberanía y la vergüenza de un pueblo que sufre los desaciertos humillantes de una clase dirigente que ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias. Ahora queda unirse y organizarse para recuperar la Fragata y de a poco también los valores que hicieron grande a la Argentina.

No se si me estaré poniendo viejo o que, pero estoy en un periodo de mi vida en el que quiero agradecer de alguna manera a todos aquellos que me han ayudado a ser la persona que soy. Va más allá del agradecimiento natural a mis padres, familia y amigos. Estoy hablando de aquellos que sin conocerme me ayudaron a forjar una manera de ser y sentir, me ayudaron a pensar, me incitaron a descubrir lo que no conocía y a tener una posición ante las cosas que mantuve durante todo el resto de mi vida . Y lo quiero hacer ahora, cuando aun puedo disfrutar de todas mis fuerzas, tanto físicas como intelectuales. Mi juventud la pase en este bendito y querido país donde nací. Pero no fue fácil. Cuando ya tuve edad de poder entender y querer expresarme libremente, unos señores, fusil en mano, se empeñaron en querer que entendiera y me exprese de la manera que ellos querían. Digamos que toda mi juventud la pase con ellos encima, y había que vivir en el constante “esto no….esto no…y esto tampoco” El rock argentino fue mi tabla de salvación y la de muchos. Porque además de la música y el contenido de sus letras, fue la puerta de entrada al mundo del arte y de la lectura. Todo el escaneo de las mismas fue realizado por un grupo de gente comandados por Pipo Lernoud. Y volcados en un CD que Pipo mandó a hacer y que entrega con la única finalidad de difundir lo que fue el Expreso. Pipo me lo entregó al encontrarnos en el homenaje a Beto Satragni y la única intención de este blog es la de ayudarlo en su cometido a que este material llegue a la mayor cantidad de gente posible Tambièn he agregado material que he ido recopilando como coleccionista. Siempre digo que los músicos de rock o como en este caso, esta emblemática revista, podrán tener una idea aproximada de cómo influyeron o ayudaron a una gran cantidad de jóvenes por aquellos años tumultuosos. Pero también digo que nunca van a tener idea de la real dimensión de lo que han hecho por nosotros Por eso, decirles simplemente gracias, quizás sea muy poco.

La Nota de Punk El punk estaba surgiendo contra todo en Inglaterra y USA, y Alfredo traía todos los días las noticias que buscaba afanosamente en los medios extranjeros, en tiempos en los que no había internet ni computadoras, aunque hoy parezca mentira. No sabíamos si reflejar la violencia contracultural del punk inglés con sus letras desafiantes y sus historias sangrientas sería aceptable para la mentalidad del proceso. Pero tampoco nos pusimos a pensar demasiado. Partíamos de la base de que casi todo se podía decir si era con palabras de autores extranjeros que pertenecieran al mundo occidental y cristiano, y, después de todo, Johnny Rotten era extranjero. A mí se me ocurrió desde el segundo número hacer una sección llamada “Guía práctica para habitar el planeta Tierra”, para hablar por primera vez de “ecología aplicada”. Aunque leída hoy la sección parece ingenua, a través de los años me he encontrado con muchísima gente que se interesó por la alimentación y la medicina natural a partir de esas pocas páginas, y el movimiento de agricultura ecológica en la Argentina surgió a partir de los lectores de la Guía y de las minuciosas notas de José Luis Damato. En realidad, creo que hay que agradecerle a Damato que nos acostumbró a la investigación seria y la información fidedigna en temas “alternativos” como el cambio climático (¡¡en 1978!!), las energías renovables, la manipulación genética, la crítica a la energía nuclear, etc. En lo nuclear, José Luis hizo una nota demoledora a partir de la película Síndrome de China, y por un instante pensamos que nos métiamos en problemas, ya que la energía nuclear siempre fue un negocio particular y secreto de los milicos, y en ese momento más que nunca. Investigación seria e información minuciosa también tenían las notas de Basabru sobre jazz y música de vanguardia y las de Claudio sobre el rock y el folk norteamericanos. La idea de decir TODO sobre un artista resultaba en páginas y páginas de tipografía que llamábamos “arráncate los ojos” porque ningún autor quería cortar lo que tanto trabajo había requerido averiguar.

Fernando Braconi Sobre “Lo esencial es invisible a los ojos” DALE Nº 22

VOLUNTAD Para resolver el problema de la Fragata Libertad los responsables deben entenderlo cabalmente. Supongamos que a un hijo nuestro lo detienen por pasar una luz roja, a nuestro entender injustamente y para liberarlo exigen una fianza hasta esclarecer el tema de fondo. Pagamos o queda en la cárcel. Más allá de que se trate, o no, de un acto que consideremos justo, con toda seguridad haremos lo necesario para pagar, hipotecando o empeñando otros bienes, para ponerlo en libertad lo antes posible. Así de simple es la solución, porque existe una razón superior cuya atención no puede molestar a nadie, y no debemos considerarnos abusados por esa razón. Tampoco es necesario constituir un fondo de rescate, sin duda un gesto patriótico. En realidad no falta dinero para pagar la fianza, sino voluntad de hacerlo. De hecho, existe voluntad y dinero para sostener el fútbol y empresas estatizadas que dan pérdida, o alquilar aviones para trasladar a funcionarios los fines de semana. Sólo con un poquito de austeridad y decisiones correctas, esta tristísima historia quedaría en el pasado.

Juan E. Zajdman Sobre “Entre los discos y la pantalla grande” DALE Nº 22

Pipo Lernoud Sobre Ale Ros:“Cuatro maestros del cineclip” DALE Nº 21

Fernando Braconi Sobre Ale Ros:“Me piden tapas diferentes para poder vender” DALE Nº 22

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CHAU CHE -

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AGRADECIMIENTOS La última edición está en la calle gracias al esfuerzo de Carla Aramburu, Cecilia Rodríguez, Catriel Remedi, Fabrizio Pedrotti, Federico Balestrero, Federico López Claro, Josefina Schmipp Leandro Falcón, Lucas Seoane, Manuel Buscalia, María del Carmen Varela, Matías Recis, Pablo Díaz D’Angelo, Tatiana Daniele, Yamila Cazabet y Diego Gassi.


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