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que ha de quedar enterrado en fábrica para preservarlo de la oxi.;; daci6q rellenando con cemento 6 mastic las cajas donde se empotra, las cuales deben tener una profundidad suficiente para que pueda recubrirse ~] hierro con 1 e/m del expresado mastic. De tódos moqos, el hierro es un medio en'gañoso de dar soli-dez á una b6ved~ y debe huirse de su empleo todo lo posible por
la facilidad de oxidarse cuando, como en los CasOSindicados, está expuesto á la humedad. Se da más r~istencia á los estribos sin aumentar s\\ espesor, cargándolos con un peso superior, como suceqe en las paredes de
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edificios cuya parte baja recibe el empuje de una b6veda; en este caso no debe hacerse ésta hasta que las paredes tengan la alt\1- .
ra conveniente. Los contrafu~rtes indicados para los muros de sostenimiento '
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(fig. 140) se emplean también para contrarrestar el empuje de arcos que reciben ptras b6vedas cuidando de darles planta rectangular y no circular rara que presenten la 'resistencia en la dirección rectt\ del empuje. Estos refuer~os han de subir más arriba del arranque de las -
bóvedas 6 arco~ cargándose
obeli~cos. ,
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en algunas obras con pirámides 11
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El empuje de los arcos se trasmite también á '.mos apoyos separados llamadas botareles B (fig., 288) construyendo 'para ello unos ,arcos por tranquiL A que llaman arpotantes 6 arcos bataretes. De este Jl1odose alivia el mach6n M pues no apea más que, el peso del arco)' b6veda O siempre que la línéa de empuje coja:510.
el arco A por el medio, advirtiendo que la secci6n del botarel ha
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de ser rectapgular y no circular para que sea igual su resistencia en toda ella. El botarel se carga por lo general con un cuerpo superior D cuyo peso coqtribuye á darIe estabilidad. L'os cimientos" han de tener uQa zarpa p'or la parte exterior porque en este sentido obran los eIQPujes.
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