El Summum 13

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saber asturianu

ye más útil de lo que crees

y más fácil de lo que paez

3Editorial 4PJ Harvey 6/7Miriam Reyes 8/9Stray Cats 10De un mundo raro 11Isabel Cuadrado 12/13El pánico 14Euroyeyé 15Processos Oberts 16Padres e hijos 18/19Alejandro Braña 21Bigas Luna 22/23Manta Ray 24/25Divina Lluz 26/27Pixies 28AcerArte 29Skanda 30/31Sónar 33Vigil 34/35Camiseta Yá a la venta

en llibreríes

36Máximo Aláez 37Impreso Estudio 38/39Sonic Youth 40Chéjov 41Observatorio orbital 42/43Abstracciones-Figuraciones 44/45Edward Hopper 46/47The Smiths

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Editor: Inaciu Iglesias. Coordinación de redacción: Ramón Lluís Bande (rllbande@telecable.es), José Luis Piquero (joseluispiquero@telecable.es) y Xuan Bello (xuanbello@hotmail.com). Dirección de arte: Cuerpo 7 (L. G. Zapico & A. Suárez). Escriben en este número: Víctor Rodríguez, Miriam Reyes, Jorge Rivero, Ovidio Parades, Isabel Cuadrado, Chus Fernández, Xabel Vegas, Nacho Vegas, Nacho R. Somovilla, Lluis Antón González, Manolo D. Abad. Fotos: Joan Fitó, Isabel Cuadrado, Patricia Fernández, Alejandro Braña, Bigas Luna, Manta Ray, Paul Rivera.

Foto portada: Alejandro Braña. Fotos sumario y editorial: Rosa Rodríguez y Cuerpo 7. Empresa editora: Publicaciones Ámbitu, S.L. San Juan, 5, 3ºdcha. 33003 Uviéu (Asturies). Maquetación: Lola G. Zapico. Publicidad: Alberto Suárez. Administración: José Trabanco. Fax: +34 985 221 537 Teléfono: +34 985 204 601 ambitu@araz.net / www.lesnoticies.com Impresión: El Comercio, S.A. Depósito legal: AS-1372/01

número trece - publicación gratuita trimestral - doce mil ejemplares


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En una vuelta a los orígenes, a la epilepsia de “Dry” y a la visceralidad de “Rid of me”, PJ Harvey ha salido por la tangente con un álbum ácido y punzante. En efecto, en “Uh huh her” (Island, 2004), la diosa inglesa, toda sensualidad, da un golpe de timón a una carrera en franca decadencia tras los flojos “Is this desire” y “Stories from the city, stories from the sea”. PJ Harvey ejerce como nunca de ‘self made woman’ y vuelve por sus fueros con un crudo álbum compuesto, tocado, mezclado y producido por ella misma, asistido por Head y con su habitual Rob Ellis a la percusión. Atrás quedaron sus colaboraciones con Flood, Steve Albini o Mick Harvey, y aunque muchos matarían para que volvieran a ocuparse de sus canciones, en esta ocasión Polly Jean se ha bastado y sobrado para facturar un cancionero sobresaliente. Incluso la portada y el diseño del libreto han sido ideados por ella, antigua alumna de Escuela de Bellas Artes, con un estilo muy lo-fi, y llevado a buen término por el propio Ellis y Maria Mochnacz. Grabado en su estudio casero de Dorset, en cuatro y ocho pistas, luego pasado a veinticuatro, “Uh huh her” es un disco básico sin apenas recordings, un esqueleto básico de rock en el que PJ Harvey vuelve a ejercer de icono del rock independiente internacional. La idea de hacerlo así surgió en la última mini gira que realizó con Mick Harvey y Rob Ellis, una formación básica de tres músicos tan simple como efectiva. Ella reconoce que este trabajo es la otra cara de la moneda de “Stories from the city, stories from the sea”. La melodía no es lo fundamental, ni hay muchos instrumentos, ni hay verdaderos singles comerciales, pero el conjunto es sobresaliente. En su séptimo álbum, Polly Jean se torna punk con alma de blues en “Who the fuck?” y descarga toda su magnetismo femenino en “The life and death of Mr. Badmouth”. Se hace cantautora en “No child of mine”, “Pocket knife” y “The desperate kingdom of love”, y entrega una terna de canciones inmensas, sea el sencillo “The letter”, “The darker days of me & him ” y “Cat on the wall”. Hay quien dice que no está por encima de “To bring you my love” pero la colección de amarguras emocionales, amor, odio, pasión, miedos y temores, dudas y súplicas que hay en “Uh huh her” es imposible encontrarlas en el catálogo de sus correligionarias pasadas y presentes. UH HUH HER de PJ Harvey (Universal 2004). Texto: Víctor Rodríguez. Foto: Joan Fitó.



hablo de esas relaciones en las que todos hemos caído en algún momento, donde nos extraviamos. En tu último libro, ¿qué querías encarnar de ti misma en el personaje de Sleepy Beauty? Qué pregunta tan difícil. Supongo que Sleepy Beauty es, en cierta forma, lo que los otros ven de mí. Sleepy Beauty es el caparazón, la niña que se refugia en el sueño o en el silencio. Callada, cerrada, dormida, esperando despertar. Las alusiones al horno y los niños en algunos poemas me hicieron pensar en Sylvia Plath. ¿Es esa la referencia para comprenderlos? En el caso de “Déjalo estar” no, no pretendía hacer referencia a Sylvia Plath. Pero en el caso de “Todas las noches lleno mis bolsillos de piedras” sí, ella es una de las 3 referencias de ese poema. Las otras dos son Virgina Woolf y Ann Sexton. Tres mujeres a las que les costaba vivir. La tuya es una poesía figurativa que tiende hacia la abstracción,

MIRIAM REYES. Bella durmiente (Hiperión, 2004). www.oddcity.com/miriam_reyes Entrevista: J.L. Piquero.

¿Cómo ha influido en tu formación y en tu obra el hecho de haber vivido casi veinte años en Venezuela? En todos los sentidos imaginables. Tenía sólo 8 años cuando llegué a Venezuela. Pero hace ya ocho, que me fui de allí. Fueron casi catorce años, justo los años centrales en la formación de un individuo. De los 8 a los 21. Era una niña fuerte, pero cuando llegué a Caracas me hice pedazos y tuve que reconstruirme. Todo lo que soy y todo lo que hago está marcado por Caracas. Tu poesía remite constantemente al propio cuerpo. ¿Un signo de identidad, una prueba de presencia? Sí, exactamente. Como decía Da Vinci, el cuerpo es un mundo en miniatura. Es mi objeto de exploración, la fuente del conocimiento, instrumento de comunicación... Lo que soy y lo que tengo, lo único que tengo. Mi cuerpo es mi casa, mi vientre es mi mundo interior. Y también, como decía Barthes, "el lenguaje es una piel que froto contra el otro". Hablo del cuerpo al cuerpo, " tengo dedos en la punta de mis palabras". Por otra parte, las relaciones amorosas parecen convulsas, marcadas por la violencia o el desencuentro. En terminos de conjuntos matemáticos, creo en la intersección, más que en la unión. O en una unión que no necesite garantías, ni sucumba al deseo de posesión, ni exija que reduzcas el mundo a su cintura. En un mundo de individuos, la ilusión de la pareja es siempre, en mayor o menor grado, conflictiva. En mis libros

¿estás de acuerdo? No me gusta hacer juicios de ese tipo pero supongo que podría decirse que sí. Parte del cuerpo, por lo tanto es figurativa, pero a veces se desdobla y desdibuja hasta volverse imagen abstracta, e incluso, en otras ocasiones, despega los pies de la tierra y flota entre aires surrealistas. ¿Cómo te ves a ti misma en el contexto de la poesía española? ¿Cuáles serían tus referentes, qué autores? Yo no me veo, no consigo verme en un contexto tan conservador. Y en realidad, acabo de aterrizar en España, llevo sólo cuatro años aquí. No crecí leyendo literatura española; tengo una formación y unos referentes muy diferente a los de mis contemporáneos. De los autores españoles que he leído, me gustan L.M. Panero y Fonollosa; la mejor poesía de Lorca y Lope la encuentro en su teatro y mi poeta favorito, sin duda alguna, es Buñuel. En internet has realizado una serie de experimentos de video-poesía. ¿Cómo surgieron estos proyectos, qué te interesa del medio? Creo que las formas que utilizamos para expresarnos pueden ser muchas y muy diferentes. Empecé a trabajar con la imagen desde que sentí que había cosas que sólo podía decir con ella. Mientras siga sintiendo lo mismo, continuaré explorando el terreno audiovisual. Cuantos más sentidos excites, más sensaciones, pensamientos, recuerdos e ilusiones despertarás en el receptor de tu mensaje. Por eso me gusta trabajar con imagen y sonido. Internet me interesa especialmente, allí no hay fronteras ni limitaciones espaciales. Es el territorio más libre y abierto con el que contamos (y tenemos que luchar porque siga siéndolo). Además tengo la suerte de compartir proyectos con Rubén Cárdenas (www.oddcity.com); casi todo lo que sé de Internet y nuevas tecnologías lo he aprendido de él. ¿Puedes imaginarte a ti misma sin la escritura? Me lo imagino y lo que veo es una cosa muerta. Necesito escribir. Es mi manera de entender el mundo, de encontrar un sentido. Lo digo en la poética que escribí para la antología “25 poetas españoles jóvenes”. Cuando escribo se encienden las luces.


Ahora que me has iluminado tomaré tu cuerpo de oblea y lo tragaré sin masticar, ablandándolo con la lengua contra los dientes. (A veces creo que te invento y toco tu cara para saber si existes) De tu garganta beberé toda la sangre de las alianzas rotas. Para ti el poder y la gloria para mí tu sacrificio.

Me aplico: estoy borrando tu sexo –comida para las abejas– El mundo exterior no puede alimentarme. Por eso yo –con las fresas magulladas de mis labios– emborrono tu sexo. Bajada a bajada lo consigo me acerco a ese estado de perfección que es la anulación del sentimiento.

No voy a contestar esa llamada trae una voz de uñas rayando la pizarra y un repertorio de rostros de la náusea que conozco de sobra. Corté los hilos limpié las huellas detuve todo flujo que pudiera extenderse del uno hacia el otro. Barrí tu cuerpo de huesos y carne fuera de mi cabeza. Todo lo tibio también todo a la calle. Y tú sigues repicando incansable entre los tubos vacíos de mis arterias.

Ya no creo en ti lacerador de mi espíritu alimentador de mis obsesiones abastecedor de mis miedos ya no me creo en ti y por mi cuerpo no han parado de correr los ríos de agua viva.

Soy lo que no entiendes y simplificas lo que no puedes cambiar y limitas lo que necesitas y humillas. Por más que te obedezco no hago lo que deseas. Por más que me anulas te lastimo.

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Me despido sin pompa Sobre estas piedras los pasos resuenan, sólo el vacío me habla por las calles con su timbre seco con su ráfaga de viento colada entre la carne y los huesos. (Es extraño, cuando llegué era más joven y de eso hace sólo un año.) No dejo nada aquí mas que huellas de dedos sobre huellas de dedos en la piedra futuros surcos en la historia de esta ciudad que envejece con todos nosotros.


A finales de los setenta, el rock’n’roll clásico estaba de capa caída. Las preferencias del público habían buscado otros territorios, abriéndose a las nuevas dimensiones aportadas por la búsqueda de nuevos sonidos, que iban desde el jazz rock hasta el punk, pasando por el despertar de la electrónica, el rock sinfónico o el funk. Corrían malos tiempos para el clasicismo del rockabilly, que parecía haberse estancado en los cincuenta sin una solución de continuidad. Incluso en Estados Unido, los pocos grupos que continuaban esta trayectoria permanecían atorados en un revival que no aportaba nueva frescura y que hacía que el rockabilly tradicional pareciese una música pasada de moda y olvidada por los más jóvenes, que buscaban emociones más fuertes en la música y un distinto nivel de identificación.

Tres atolondrados chicos de un perdido pueblo de Long Island llamado Passapequa, cerca de Nueva York, descubrieron la esencia de la rebeldía que escondían las grabaciones de Gene Vincent y Eddie Cochran, una esencia que se había diluido ante tanta imitación hueca y que todavía tenía mucho que decir a quienes supieran escuchar atentamente. Stray Cats forjaron un estilo rápido, directo y sin concesiones, apoyado en una contundente simpleza rítmica, un sonido febril lleno de juventud y el despuntante virtuosismo de su guitarrista, Brian Setzer, que dejaba atrás su aspecto aniñado y tímido apenas comenzaba a tocar la guitarra. Aún así, ni Nueva York ni los Estados Unidos parecían lugares apropiados para el rock en 1980 y, sin pensárselo dos veces, ese verano pusieron tierra de por medio para ir a Londres –sin saber muy bien qué acogida ten-


drían–, donde una importante comunidad de teddy boys estaba haciendo emerger una nueva escena para el rockabilly de nuevo cuño, con grupos algo limitados como Matchbox al frente. La irrupción en ese panorama de Stray Cats fue arrasadora. Sus directos eran simplemente demoledores, fuego puro, reinventando el rock’n’roll y el sonido rockabilly en cada nueva canción. A la guitarra incediaria de Setzer se unía un contrabajo feroz e insaciable a manos de Lee Rocker, mientras que a Slim Jim Phantom le bastaba apenas un tercio de batería para, a pie de escenario y a la misma altura que sus compañeros, crear un ritmo trepidante y contagioso. Sin perder la infuencia de los cánones clásicos, Stray Cats supieron aportar a su estilo la fuerza incipiente del punk en boga

retorno a casa, donde les espera un recibimiento por todo lo alto y el contrato de una multinacional que refundirá sus dos discos en un nuevo álbum, inicialmente orientado al mercado americano, titulado “Built for Speed”, que se dice suma los mejores temas de los dos trabajos anteriores. La primera etapa, la más salvaje y furiosa, del grupo, se cierra tras “Rock Therapy”, su cuarto disco, algo más flojo que el agitado “Rant N’ Rave with the Stray Cats”. Después viene la primera de sus separaciones. Para entonces todo el daño ya estaba hecho. Stray Cats se habían convertido en un par de años en una banda de referencia obligatoria para el rock’n’nroll y los abanderados de un nuevos sonido rockabilly que cientos de ban-

Contra todo pronóstico, en 1989 Stray Cats vuelven a unirse para publicar un nuevo álbum, “Blast off”, e inicar una nueva gira. Han madurado un poco y se han sofisticado con la moda imperante, buscando una imagen más distinguida y elegante, adoleciendo también de algunos de los excesos menos favorecedores de los ochenta. Algunas canciones también han sufrido un poco el peso y el paso de este década, especialmente en lo referente a la producción del sonido, pero la esencia salvaje de Stray Cats sigue vigente en los temas. El público los vuelve a acoger como a los tres hijos pródigos y comienzan una nueva andadura asentados en un cómodo mainstream que les reportará un mayor reconocimiento internacional y que durará hasta 1994, cuando el grupo decide de nuevo

proyecto del guitarrista toma la vía de en medio, convenciendo tanto a los seguidores acérrimos del grupo como a otro tipo de público que no se había aún acercado a Stray Cats, con una producción impecable, una superbanda con más de una docena de músicos y una colección de clásicos que van desde los más conocidos éxitos del swing de los años cuarenta (“Americano”, “Pennsylvania 6-5000”, “Jump”, “Jive an’ wail”) hasta versiones en esta clave de grandes éxitos de Stray Ctas (“Rumble in Brighton”) y otros clásicos modernos (“Brand new Cadillac”, “Route 66”) Sin embargo, los dos últimos discos de Setzer (con el paréntesis de ese disco navideño hecho de nuevo con su Orchestra) demostraban ya cierta nostalgia por el sonido crudo del trío y

en aquellos años, conservando una impecable

das adoptarían en todo el mundo. Más que eso,

tomar otros derroteros y separarse en lo que

despidió a los miembros de su lujosa big band

limpieza, creando un nuevo sonido acerlerado

Stray Cats renovarían no sólo el sonido del

muchos creían que era ya la definitiva.

para crear dos álbumes en este formato que

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que evolicionaba de lo aprendido y practicado a lo largo de los años, abriendo de paso la puerta para el sonido psychobilly. Tras contactar con un entusiasta Dave Edmunds, que tras descubrir su potencial a la primer de cambio se ofreció a ser su productor, Stray Cats grabaron dos discos fundamentales que les proporcionaron un reconocimiento en toda Europa del que hasta ahora no habían disfrutado en Estados Unidos. Un disco llamado dimplemente “Stray Cats” y “Gonna Ball”, sendos tratados de rock’n’roll callejero y veloz en los que se incluirían temas que pasarían de inmediato a ser himnos (“Stray Cats strut”, “Fishnet stockings”, “Rock this town”, “Little Miss Prissy”, “Cryin’ shame”). Con el bagaje de estos dos discos bajo un brazo y la fama cosechada en Europa en el otro, Stray Cats emprende a principios de los ochenta el

rock’n’roll, sino también la estética, y liderarían la recuperación de esta música por parte de una nueva generación de jóvenes que llevarían al extremo las enseñanzas y los modos de los rockeros clásicos, peinando tupés interminables, recuperando la estética motera de los años cincuenta, con las chupas de cuero negras, los vaqueros ajustados, las cadenas y las botas. Un look lleno de agresividad que desalojaba del nuevo imaginario rocker la imagen rural en virtud de una urbanidad suburbial barriobajera. Desde entonces, Stray Cats serían la banda de cabecera de millones de nuevos rockers que encontraban en su imagen la rebeldía, la pasión y el aliento callejero para una nueva época de tribus urbanas. Un nuevo cuño de autenticidad al que se agarró toda una generación de jóvenes que redescubrieron a través de Stray Cats los orígenes del rock.

De los tres, la carerra de Brian Setzer en solitario ha sido la más prolífica y exitosa. Sus coqueteos con el swing más glamouroso le han llevado de nuevo a liderar el camino del rock’n’roll y el rockabilly una década más, esta vez apostando por un sonido más sofisticado y arreglado, pero manteniendo todo su genio e ingenio, toda esa agresividad. De algua manera, la influencia del swing ya estaba presente en algunas de las canciones más viejas de Stray Cats y Setzer se suma a una nueva corriente en plena expansión dentro de la escena rockabilly de la que también forman parte Royal Crown Revue o Big Bad Voodoo Daddy. El neo-swing de Brian Setzer Orchestra, además de ser una experiencia sumamente lucrativa para su líder, resultó ser una vía de ensanche para el rock’n’roll cuando corría de nuevo el peligro de caer en la autocomplacencia de la imitación. El nuevo

recuperasen el espíritu Stray Cats, “Ignition” y “Nitro burning funny Daddy”. Una vez más, y con grata sorpresa para los muchos fans que durante más de veinte años han rendido pleitesía a Stray Cats, Brian Setzer, Lee Rocker y Slim Jim Phantom han vuelto a reunirse para dar una nueva gira. Puede ser este el inicio de una nueva etapa. Puede que no. Pero al menos sí que es una nueva (y tal vez la última) oportunidad de ver sobre un mismo escenario a una leyenda de la música; a uno de esos grupos que han marcado historia por haber inventado un nuevo sonido. Una poportunidad para rejuvenecer y recuperar el rock’n’roll. STRAY CATS. Cross Road Festival. Día 24 de julio de 2004. Texto: Jorge Rivero.


Texto: Ovidio Parades.

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Hace unas semanas, cuando Chavela Vargas se subió al esce-

mos de un mundo raro, muy diferente al mundo que teníamos,

nario del teatro Jovellanos, enfundada en su mítico poncho rojo

en el que habíamos nacido y en el que nos tocaba vivir; un mundo

y negro, exhibiendo sus arrugas con orgullo y pidiéndole, casi aullándole de un modo bronco y seco, sexual y sensual, a Macorina que le pusiese la mano aquí, ahí, donde durante tanto tiempo estuvo penado que una mujer le pusiese la mano a otra mujer o un hombre a otro hombre, no sólo lo hacía una cantante, una superviviente de tantas batallas, de tanto apasionamiento, de tanto placer y tanto sufrimiento, un mito de los de verdad: lo hacía todo un símbolo de la libertad, de la libertad sexual, de la libertad amorosa. Pensé, lógicamente, en todas las canciones de la cantante mejicana que Pedro Almodóvar utilizó en muchas de sus películas (sobre todas ellas, se impuso la de la protagonista de “La flor de mi secreto”, aquella escritora con el corazón destrozado –genialmente interpretada por Marisa Paredes, después de aprenderse a conciencia las lecciones de contención y sobriedad de la maravillosa Gena Rowlands– por el abandono del hombre al que ama, Imanol Arias, su infiel marido, que entra en un bar y ve en la televisión a Chavela cantando “En el último trago”). Y también pensé en todo aquel tiempo –tiempo oscuro, de curas hipócritas y gordinflones, curas con excesivo poder, con sus largas sotanas negras y unas ansias desmesuradas de alcanzar la posteridad con sus obsoletos, rancios y desfasados discursos, artífices y responsables casi todos ellos de la mala educación que muchos, la mayoría, recibimos y que tan bien refleja el director manchego en su última película, tan denostada por todos aquellos que se ven reflejados negativamente en ella y que recuerdan con nostalgia todo aquel tiempo gris y deplorable– en el que estaban agotados los discos de Chavela, como de tantos otros artistas (de Bambino, de María Jiménez, esa Marianne Faithfull rumbera y castiza, mito único de tantos antros de libertad, de tantos puticlubs de carretera y carajillos al amanecer) no menos geniales, que hoy muchos de nuestros artistas más interesantes, más inteligentes, más cabales –Bunbury, sin ir más lejos– reclaman enfervorecidos, con auténtico entusiasmo y respeto. Encontrar la música de todos ellos era dificilísimo, todo un milagro, un hallazgo para coleccionistas, para los amantes de otra forma de amar, de entender la vida, el mundo. De todos aquellos que nos sentía-

donde la excepción era la norma y todo era aceptado y respetado –sobretodo, respetado– de una forma absolutamente natural. “Y si quieren saber de mi pasado, / es preciso decir otra mentira / les diré que llegué de un mundo raro, / que no sé del dolor, / que triunfé en el amor / y que nunca he llorado”. Nadie ha cantado las composiciones de José Alfredo Jiménez como Chavela. Eso me dijo, hace ya unos cuantos años, en mi primer viaje a Sitges, un travesti, bastante mayor de lo que aparentaba y cultísimo, que, aparte de a las folclóricas más raciales, imitaba a la Vargas con su propia voz, con precisión y exquisito gusto. Almodóvar, a principios de los años noventa, ayudó mucho a que sus canciones, ya en cedés, estuvieran a nuestro alcance, al alcance de todo el mundo, y también contribuyó a la resurrección de la propia Chavela, tan desconocida para el gran público, tan perdida entre la trémula sombra de sus propias sombras, a que hoy se pasee –a sus ochenta y dos mil años, como ella misma, con ese sarcasmo inteligente que sólo es propiedad de unos pocos, señaló el otro día– más viva y lúcida que nunca por los teatros de medio mundo. Y aunque todos esos curas de los que antes hablaba continúen teniendo más autoridad de la debida (¿por qué los medios de comunicación contribuyen a ello?, ¿por qué les piden su opinión sobre los homosexuales, sobre los matrimonios homosexuales, sobre el aborto, sobre tantas otras cosas? ¡Que expresen sus opiniones en sus púlpitos, en sus tribunas, en sus altares, para sus fieles y seguidores, y que nos dejen a los demás en paz!), las cosas han cambiado, están cambiando, deben hacerlo todavía mucho más, de un modo más rápido, sin cortapisas, sin pausa, sin dudas, sin contemplaciones. Para que Macorina, si le apetece hacerlo, le siga poniendo la mano a Chavela donde a ambas les dé la gana –en sus manos, en sus labios, en su sexo–. Lejos de la siniestra oscuridad de lo prohibido, de lo oscuro, de lo marginal, del gueto. “Después, el amanecer/ que de mis brazos te lleva, / y yo sin saber qué hacer/ de aquel olor a mujer, / a mango y a caña nueva / con que me llenaste al son / caliente de aquel danzón/ Ponme la mano aquí, Macorina, / ponme la mano aquí”.


Notas para la interpretación

LOS INTÉRPRETES. Isabel Cuadrado.

11 Interpretar. (del latín interpretari) tr. Explicar o declarar el sentido de una cosa, y principalmente el de textos faltos de claridad. 2. Traducir de una lengua a otra, sobre todo cuando se hace oralmente. 3. Explicar, acertadamente o no, acciones, dichos o sucesos que puedan ser entendidos de diferentes modos. 4. Representar una obra teatral, cinematográfica, etc. 5. Ejecutar una pieza musical mediante canto o instrumentos. 6. Ejecutar un baile con propósito coreográfico. 7. Concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad. Intérprete. (del latin interpres, -etis) Persona que interpreta. 2. Persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra que les es desconocida. 3. fig. Cualquier cosa que sirve para dar a conocer los afectos y movimientos del alma. Aplicando lo expuesto anteriormente, una definición es ya una interpretación y nos hallamos inmersos en un mundo de interpretaciones, tal vez con la salvedad de que unas disfrutan de un mayor consenso y otras están sometidas a poderosos cambios, ajustes, evoluciones… a lo largo del tiempo y del espacio. Así, mientras algunas sólo tienen la validez que una persona les otorga, otras tienen sentido para millones. Interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor, lo que nos sucede en particular, lo que sucede al resto y somos al mismo tiempo intérpretes de nuestros pensamientos y emociones. No podemos evitar tener una concepción particular de la realidad externa ni realizar una especie de traducción de nuestra interioridad en nuestro afán de comunicarnos con otros. El lenguaje es un instrumento privilegiado para

interpretar lo real, y tiene tal complejidad y fuerza que a veces tenemos que recordar que las palabras no son las cosas. La instalación se construye en torno al ruido de la respiración, un sonido anterior a la palabra, buscando una unidad mínima, primaria, inarticulada, común, reconocible. Evitando las palabras, sustituyéndolas por inspiraciones y expiraciones, nos remontamos a épocas en que la fisiología humana no poseía aún el lenguaje. Al entrar en la sala creemos escuchar el mar o el viento; el conjunto de las respiraciones, el coro de intérpretes nos remite a la naturaleza. Sólo al acercarnos percibimos individualmente su respiración, su aliento, su ánima. Según el escritor Charles Nodier, los diferentes nombres del alma, en casi todos los pueblos, son otras tantas modificaciones del aliento y onomatopeyas de la respiración. Hay bastantes puntos en común entre respirar y crear; las dos actividades trabajan con materiales casi inasibles a los que someten a una interiorización previa para devolverlos al exterior transfigurados. En otro orden de cosas, ambos procesos, respiración y creación, pueden desarrollarse en un nivel voluntario, ejerciendo control consciente sobre ellos y también a un nivel inconsciente en el que no nos sentimos responsables directos del resultado. Estos dos estratos se entremezclan, se comunican y reflejan, confundiendo a veces las fronteras entre cuerpo y ánima, consciente e inconsciente. Se podría hablar también de la afortunada coincidencia a nivel del lenguaje que hace que la inspiración sea fundamental en ambos casos. Respirar y crear nos “oxigenan”, aportándonos alimento, físico en un caso y espiritual en otro. Y lo más importante, ambos son necesarios para la Vida.


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Proyecciones del pánico El miedo desintegra nuestro yo, aniquilando la parte racional que nos convierte en seres humanos. A la vez, paradójicamente, puede hacernos fuertes, nos dota de realidad: el miedo también piensa. Una doble exposición explora estos días los mecanismos del miedo, mal de nuestro siglo como la melancolía lo fue del siglo XIX y la depresión del XX, en una espiral imparable. Se trata de “Miedo total” y consta de dos instalaciones a cargo de Cuco Suárez y el colectivo Xhafabdessemed. La sala Montcada, el espacio más alternativo de la Fundación La Caixa en Barcelona, acoge dos proyectos comisariados por Teresa Macrí que indagan los códigos ambivalentes que conforman el miedo, los invisibles caminos por los que discurre, sus límites siempre cambiantes.

Cuco Suárez ha sido frecuentemente calificado con la fórmula, tan cara a los periodistas, de “artista polémico”. Creador de performances e instalaciones en los que lo autobiográfico, lo orgánico y lo corporal siempre aparecen en primer término, ha usado las más variadas disciplinas plásticas para conocer y conocerse, en un proceso a menudo doloroso, y nunca complaciente, de introspección. La pintura, la escultura, la video-creación o el happening son algunos de esos procedimientos. En Montcada, el discurso de Cuco gira en torno al pánico individual desde distintos puntos de vista: clínico, farmacológico, personal. El mismo artista ha declarado: “Sufro ataques de pánico desde los 17 años y necesitaba contarlo, explorar lo que hay detrás, comunicarme con tanta gente que los sufre también y

decirles que hay una terapia, cosas que pueden hacer para dominarse y dominar su angustia”. La fórmula escogida es el documental, una serie de grabaciones en video, realizadas por ROBerto LORENzo, colaborador habitual del autor, que recogen el testimonio de tres personas anónimas. Éstas hablan abiertamente de sus experiencias ante el pánico, situaciones repentinas en las que los síntomas pueden ir desde dolores de cabeza, vértigo y sudores a angustia intensa, sentimiento de alteridad, terror inexplicable y sin objeto definido. Otra de estas grabaciones consiste en un vis a vis entre Cuco Suárez y su psiquiatra, una conversación descarnada en la que el artista se desnuda interiormente; una catarsis filmada. Pero Suárez ha concebido todo el proyecto pensando en los aspec-


tos terapéuticos. Sucesivas filmaciones mostrarán a un farmacéutico y una psicóloga, que exponen tratamientos y técnicas de relajación que pueden ayudar a quienes sufren este tipo de ataques. El espectador llega a preguntarse si lo que está viendo es una escenificación y todos esos personajes simplemente actores que interpretan un papel. “Es curioso –cuenta Cuco–, algunas personas opinaron que éramos actores. Otros, en cambio, se identificaban plenamente con lo que estaban oyendo, porque ellos han sufrido también ataques de pánico y saben perfectamente de qué se trata”. Esta socialización de la experiencia íntima resulta central en la obra de Cuco Suárez, quien ha hecho de su interioridad, de sus dudas y sus miedos una narración pública, impúdica y abierta, un lugar en el que mirar, acaso para aprender lo que de nosotros mismos queremos ignorar. El espectador debe involucrarse o dejarlo, debe cerrar el proceso del que ha surgido la obra. Por eso no es conveniente acercarse a este trabajo con inocencia o guiados por la simple curiosidad. Los espectadores habrán de pagar un precio al entrar en la sala, un espacio claustrofóbico diseñado a partir de la obra de Ridgest Riley, una de las más destacadas representantes del arte cinético. Suelo y paredes dibujan ondulantes trayectorias que, después de unos instantes, inducen algunos de los síntomas habituales de un ataque de pánico: desorientación, vértigo, dolor de cabeza. Cuco califica “El sueño de la razón” como un documental autobiográfico alrededor de un mal íntimo con repercusiones sociales. E incide en el término “documental”, “un medio en el que muchos artistas actuales están trabajando, porque es muy inmediato. El arte debe dejar testimonio de la realidad en que vivimos”. Símbolos religiosos Paralelamente, el colectivo Xhafabdessemed, formado por los artistas Sislej Xhafa (kosovar) y Adel Abdessemed (argelino), presentan “Segundo miedo total”, una instalación que propone una reflexión sobre los miedos que asolan a la colectividad a partir de una cortina simbólica y conceptual de objetos que evocan distintos miedos contemporáneos: exvotos, cruces, minas y kefiahs, símbolos de las religiones monoteístas y a la vez metáforas de la agresividad y el terror hacia la alteridad. Miedo a la alteridad, pero también al propio yo. Situaciones de psicosis, pánico y angustia que se repiten día tras día en guerras de destrucción masiva, matanzas terroristas o agresiones entre estados y que tienen una manifestación personal en desequilibrios mentales, stress de combate, neurosis o diferentes formas de paranoya. La conclusión es que vivimos inmersos en una geografía del miedo que condiciona nuestro comportamiento colectivo e individual, nuestras ideas políticas, nuestra actuación en el ámbito público y privado. Sislej Xhafa (Peja, Kosovo, 1970) vive en Nueva York y ha utilizado la acción, la instalación, el vídeo, la fotografía, el dibujo y la escultura. Entre sus últimos proyectos creativos figuran “Twice upon a time” (Roma), “Alí Amadou” (Pisa) o “Deith project” (Nueva York). Adel Abdessemed (Constantine, Argelia), vive y trabaja en Berlín. Su obra explora los tabús culturales y los aspectos del colonialismo. Recientemente ha podido verse en el FRAC de Reims su exposición “Habibi”.

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MIEDO TOTAL, Cuco Suárez (“El sueño de la razón”) y colectivo Xhafabdessemed (“Segundo miedo total”). Sala Montcada de la Fundación “La Caixa”, Barcelona. Hasta el 25 de julio. Texto: José Luis Piquero. Performer, escultor, artista multimedia y un provocador nato (signifique lo que signifique tal etiqueta), Cuco Suárez (Pola Llaviana, Asturies, 1961) ha venido trabajando en los últimos años en distintos conceptos, especialmente en la experiencia corporal a través de un performance que parte de lo personal para incidir en cuestiones colectivas. La catarsis terapéutica tan presente en “El sueño de la razón” ha venido apareciendo en su obra desde el principio. Entre sus proyectos individuales figuran “Misterio y evolución” (Madrid), “Pasión por Luis Buñuel” (Segovia), “Autodestrucción” (Uviéu) o “Paradiso Zero” (Upsala, Suecia). Como escultor ha explorado la memoria de la infancia, con fuertes componentes étnicos, en piezas de gran originalidad, algunas de las cuales figuran en espacios públicos de Asturies.


Un poco de historia. Xixón 1995. Tras años de letargo, la escena neosixties mod asturiana dio a luz un hijo, un weekend que surgió de la necesidad de escuchar y bailar música mod, de la necesidad de disfrutar con bandas en directo, de la necesidad de diversión. Con la actitud del “si no lo hace nadie, lo hacemos nosotros”, se formó trouble&tea 60’s association –Juan, JC y Félix– y nació el YEYÉ. El nombre, adoptado en broma tras una impresionante cogorza de sidra y orujo, acarreó no pocas confusiones en un principio, pero ahora ya nadie piensa que el “yeyé” es un baile para nostálgicos de Concha Velasco. El primer año engañamos a los jefes de un par de clubes, juntamos a un buen puñado de djs amigos, cuatro bandas de sonido 60’s –The Allnighters, Los Covers (primera banda del ahora famoso Deluxe), The Mocking Byrds y Flashback V– y comenzamos con lo que sería luego un rally en toda regla que crece cada año y que es hoy por hoy

activo pero ofrecerá exclusiva y especialmente para el EUROYEYÉ y para vosotros sus temas de los 60... ¡por primera vez en España y en el mundo! Del resto de las nueve bandas que actuarán este año tenéis cumplida información en la web así que sólo me limitaré a enumerarlas: Frank Popp Ensemble (sí, los del anuncio del Audi A6), cuyo líder, reconocido dj a nivel mundial incluso en otras escenas, además pinchará; Furdelux (Uk), Diplomats of Solid Sound (Usa); Mastica (Ita); Boogaloo Investigators (Escocia); y las glorias patrias, The Teenagers (con un set antes de dar paso a PP Arnold), The Fortune Tellers y Canary Sect. Las allnighters son para muchos el motivo principal de su asistencia y este año no defraudaremos a nadie con los djs venidos de más lugares aún que los grupos (Francia Austria...). De entre los 15 deejays destacan los nombres de Ady Croasdale, el dj de soul más grande, organizador del evento por excelencia de esta escena

–seguramente– el weekender mod y 60’s más potente de Europa. Las

(Cleethorpes); Jorg Recordshack, nº 1 en Austria; Rob Bailey, de los

dos terceras partes de la organización siguen hoy en día dando el

NUTS; el propio Frank Popp; los mejores djs estatales o la inclusión

callo malayo, y a ellos se han unido desde Inglaterra The New

de cuatro chicas en el cartel, apoyando la “estrategia paridad” de

Untouchables, lo que ha dado al EUROYEYÉ (el nuevo prefijo al

nuestro actual gobierno.

nombre se acuñó en 1998 con la entrada en al organización de los Nuts) más prestancia y nivel de programación y producción. En todos estos años han pasado por el EUROYEYÉ bandas seminales de los sesenta como The Action, Lee Fileds, Pretty Purdie, Reuben Wilson, Grant Green, Downliners Sect, John’s Children... figuras internacionales actuales del nivel de James Taylor Quartet, Sugarman Three, New Mastersounds, Big Boss Man... y las mejores bandas de la escena como Les Hommes, Phaze, The Knave y hasta una treintena más... Pero el espíritu del YEYÉ no se ha quedado nunca ahí. Siempre se han organizado actividades paralelas, y así desde el tercer año se programó un ciclo de cine de culto de los 60, por el que han pasado incunables nunca antes vistos en pantalla grande en nuestro país y se han presentado nuevas obras de realizadores afines a la escena o con temática análoga. Así mismo, se creó la Scootercruzada, reunión de scooters clásicas que es hoy en día una de las tres más concurridas del calendario estatal. Y además, exposiciones, donde jóvenes artistas vinculados a lo mod y/o a lo sixties muestran sus propuestas. Y un montón de cosas más. Y todo ello le da el talante multicultural que distingue al YEYE de otros meetings del ramo. Actualidad. Para este décimo aniversario del EUROYEYÉ nos hemos esforzado más que nunca. Tenemos un programa del que estamos muy orgullosos y del que esperamos disfrutéis tanto como nosotros. Tenemos muestras de todos los sonidos 60’s por bandas y artistas de USA, Inglaterra, Alemania, Escocia, Italia y por supuesto España, con la legendaria P.P. Arnold como cabeza de cartel que vuelve a los escenarios como solista con The Teenagers –la esperanza soul hispana– como banda. Que quién es PP Arnold? Su vasta carrera empezó con las Ikettes de Ike (y Tina Turner) y siguió –además de con sus lanzamientos en solitario con colaboraciones y discos– cantando con Mick Jagger, Small Faces, Eddie Phillips (The Creation), Billy Preston... y en estos últimos años con Oasis, Primal Scream y Ocean Color Scene, entre otros muchos... Hoy sigue en

Para la muestra de cine hemos conseguido cuatro rarezas de primera división más dos cortos. Los largos: “Sympathy for the Devil aka One plus One” es el documental que Jean Luc Godard realizó durante la grabación del “sympathy for the devil”. No hay más que decir. “Bronco Bullfrog” film inglés de culto sobre la realidad social inglesa de 1969 versión suedehead... favorita de Paul Weller. “The Year of Sex Olympics”, delirio retrofuturista, podría ser en parte la versión primigenia del Gran Hermano (con permiso de George Orwell), con un Leonard Rossiter jovencísimo. Y por último “More”, excentricidad formal con banda sonora de los primeros Pink Floyd y las consecuencias del uso y abuso de las drogas en una pareja “de viaje” en Ibiza. En lo que se refiere a cortos, dos gemitas: “Shake, shake,

Diez años de Yeyé

shakers” es un ejercicio estilístico que el realizador uruguayo Rodolfo Lest realizó en 1966 sin medios y con una sola cámara sobre el increíble cuarteto emigrado a Argentina en el 65. El otro es un nuevo producto de 2003 del director italiano Germano Buccolinni en colaboración con la factoría Three Stroke. Se titula “Merinda”. Scooters, un mod y su colega skin y una actriz italiana recién salida del “grande fratello” (sic.). Toda la información sobre la SCOOTERCRUZADA, uno de los tres scooter rallies más concurridos del Estado y una de las actividades que más interés despierta ante los medios y los curiosos, la encontraréis en breve en www.forumbigae.com. Este año hemos decidido incluir tres exposiciones pop art: Mondo Collage desde Barcelona, el exquisito colectivo catalán país mostrando sus ultimas obras de gran tamaño; Carrie Tacklind, fotógrafa americana con su exposición “A midsummers’ night scene”; y el dibujante y artista gráfico valenciano (que ahora colabora en El País de las Tentaciones) Alex Barbarroja, con sus “ilustraciones” coloristas publicadas o no en medios o como promoción de eventos basadas en iconos y motivos mods. El programa se completa con feria del disco y EUROYEYÉ 2004. mercadillo de ropa y complementos, con Xixón. 28 de julio a 2 de agosto. montones de puestos venidos de todo el país y extranjero. Texto: Trouble & Tea.


Once artistas y colectivos de distintos países

nía: siendo parte de él. La autora se aproxima a

participan desde enero en el proyecto Processos

sus modelos, se comunica con ellos, comparte

Oberts (Procesos Abiertos), impulsado por el centro de arte Hangar y el Ayuntamiento de Terrassa en el marco del Forum de las Culturas. El objetivo era la creación de propuestas en el espacio público de la ciudad, entendiendo este espacio público en un sentido amplio, más determinado por las relaciones y flujos entre las personas que lo conforman que por su geografía física. Del caracter variado y plural de los trabajos realizados dan cuenta las propuestas de dos creadores asturianos: Cova Macías y Paco Cao. La primera profundiza en los procesos de documentación audiovisual que ya había explorado en proyectos anteriores como “Dulces confidencias”.

sus actividadaes, desde unos talleres de break dance hasta las sesiones de Radio Kaos o la Macromoguda del parque de Vallparadís. Para que esto ocurra, la cámara no puede señalar una frontera: ha de ser invisible. El resultado es un documento que hace patente esas “vidas esquivas” de los jóvenes, ajeno al paternalismo de quienes han querido indagar en ellas desde una salvífica ajenidad objetivista. Los de Cova Macías son retratos d’un inquietante realismo, inquietante por cuanto no representan una única realidad –la que los medios han tratado de codificar como la forma de vida de la juventud– sino la más plural y múltiple que los individuos concretos, el azar y las circunstancias van trazando. Una visión, añadimos, en positivo, cómplice y afectiva, como no podía ser de otro modo. Paco Cao (Uviéu, 1965) ha escrito la biografía de un personaje que quizá no haya existido nunca pero que perfectamente podría haber existido. Como sospechaba Borges, cuando los orbes se confundan, esas premisas serán indiferentes. A medio camino entre la invención y la documentación, dosificando fantasía y afán de verosimilitud, con no pocas dosis de humor, Cao va desmadejando el relato de la vida de Félix Bermeu, borrando las fronteras entre literatura, ensayo, trabajo de investigación y construcción de realidades alternativas o paralelas. Cómo debe acoger el lector-espectador este proyecto es justo la cuestión central, tratándose de Cao, un especialista en hacer pedazos el contexto y las espectativas con que se recibe la obra de arte. Se hace preciso, pues, crear otro contexto de emisión y recepción donde sea posible formular nuevas preguntas. Y con las respuestas, quizá, una perspectiva nueva de la realidad, del mundo.

Cao, por su parte, ha entablado un diálogo con la historia de Terrassa a través de la supuesta biografía de uno de sus ciudadanos, en un trabajo procesual de decodificación de los géneros y los soportes de comunicación. La fotografía y el audiovisual son los medios habituales de Cova Macías (Uviéu, 1976), cuya obra está marcada por la búsqueda y construcción de la identidad en edades cruciales como la adolescencia y la juventud. “Adolescentes” o “Edad perversa” son, significativamente, los títulos de algunos de los proyectos individuales o colectivos en los que ha participado. En su trabajo para P.O., Macías se adentra en el terreno del documental, dando voz a varios jóvenes que hablan libremente de su vida, sus inquietudes y sus deseos. Pero no se trata en este caso de una forma convencional de documental, con esa objetividad que deja a salvo al autor, estableciendo distancias entre quien observa y quien representa. Cova Macías ha necesitado involucrarse en el proceso, participar en él de la única manera que podría garantizar la autenticidad y la cerca-

PROCESSOS OBERTS. Terrassa, Barcelona. Hangar y Ayuntamiento de Terrassa para el Forum 2004. COVA MACÍAS y PACO CAO. Texto: J. L. Piquero.


padres e hijos

Texto: Chus Fernández. Fotografía: Patricia Fernández.

No podía dormir. Por la noche, los motores arrancan. Por el día no. Por el día permanecen fríos, callados. Y yo duermo a cualquier hora. Sin ninguna dificultad. Según el periódico, a las tres empezaba una película. “Te veré en mis sueños”. El título me

hay solamente un color y no se distinguen las líneas. El caso es que, de alguna forma, regresé: el hijo se había ido, después se había ido la madre. Seis años más tarde, el padre le daba al hijo sus viejos juguetes guardados en una caja, el hijo le

la manera de llenarlo pero, ahora, de pronto, comprendo que esto tampoco responde a tu pregunta, y, como todos sabíamos que algo así acabaría pasando, voy a tratar de salir, subir la persianas, darle la vuelta a la cazadora, quedarme

Repararlas. Un poema te ayuda a vivir sin lo que necesitas en vez de ayudarte a conseguirlo. Un poema es un paraguas, algo que te mantiene seco, pero no consigue que amaine la lluvia. Un poema te da un casco y una pala, pero no hace que

en cuanto dejaban de correr sus capas se convertían de nuevo en mandilones y sé que otro día, también en el coche, también con mi padre, leyendo, acercando el libro al retrovisor, me di cuenta de que el lápiz,

resultaba familiar, pero no conse-

regalaba al padre su sombrero, el

con el forro de lana y tratar de hablar

los aviones se retiren. Un poema

entre mis piernas, apuntaba hacia

guía situarlo. Me esforcé, sin éxito,

sombrero rebotaba contra la carre-

de la tela sobre la que el agua se

puede aliviar tu dolor, pero nunca

arriba. Entonces, tuve miedo. Me

durante unos instantes. No tardé en

tera. Aparté la vista de la televisión

desliza. Un poema altera, cuestiona

podrá borrar el daño. Ni evitar que

asusté. Si mi padre frenaba, me lo

desistir. Dejarme llevar. La película

y la posé en la estrecha franja que

y conmueve. El exterior retratando,

se repita. Un poema mueve momen-

clavaría en el estómago. Lo cogí: la

no me interesaba especialmente, pero sí el aire, los coches, los bares, las mujeres y los hombres, los padres y los hijos. Me dolía la cabeza y todo, absolutamente todo el peso del mundo, caía sobre las mantas. De repente, la imagen del padre y el hijo incrustando unas botellas vacías en un bloque de cemento llamó mi atención. Aquella escena ya la había visto. Pero la recordaba de una manera extraña, imprecisa. Nueva. Como si estuviese mirando dos fotografías de alguien disfrazado de pirata, pero con dos disfraces distintos. Como si recordase las vacaciones de otro, los hoteles en los que no había dormido, pero de los que alguien me había hablado. No reconocía los nombres, ni las voces, sino el color de la luz a través de los cristales. Y al mismo tiempo, algo me decía que, en realidad, nunca había visto aquel color. Al menos, no en una pantalla. Entonces lo comprendí. Había leído aquella escena. Y no recordaba lo que había visto sino la emoción que me había provocado la imagen leer es mirar conmoverse es ver no sé en qué momento me desligué de la historia. Sencillamente lo hice. Cuando quise darme cuenta ya estaba demasiado lejos. Igual que un turista en una colchoneta se despierta, confundido y asustado, donde

separa la ventana del suelo, esa franja que, iluminada por la farola de la calle, suelo mirar, durante horas, noche tras noche. Así, entre las torres de los discos, pude ver que había empezado a nevar me preguntas qué hace un poema. Creo que no podré responderte. Para hacerlo, la pregunta debería ser: Qué hacía un poema. Entonces sí. Entonces te diría que un poema era

mediante una asociación, tu interior. Tu interior recortando y pegando en una página nueva elementos que nada te decían por separado. El verde no existiría de no ser por el azul y el amarillo. Un poema cambia el escaparate para que tú veas lo que esconden las cajas del almacén,

táneamente lo que había dentro. Dejando como estaba lo de fuera. Y es lo de fuera lo que nos atrapa, nos encierra, aquello con lo que continuamente tropezamos. Un poema enciende una luz antes de que todas se apaguen, enciende una vela para que puedas ver lo que recordarás

madera en la palma, la aguja entre los dedos. Y así supe que quería vivir, debía vivir. El resto del viaje, sólo fui capaz de mirar, pedir ayuda, buscar apoyo más allá del cristal. Ya en nuestra calle, mientras intentaba aparcar, mi padre dijo: Ahí. Ése es mi sitio. Tenía que poner un cartel

las manos de la dependienta. Lo que nos rodea, lleva dentro lo que se nos oculta, ese peso, esa carga. El lenguaje es el cable en el que nadie piensa cuando se encienden las farolas. Nosotros somos las traviesas que unen los raíles. Y las palabras son las vías, nunca los trenes. Los trenes que nos llevan lejos o nos traen de vuelta escucha Fer hay algo que quiero decirte el regreso es siempre un alivio pero también un fracaso bueno, me parece que ahora debo, de una vez por todas, contestar a tu pregunta. Nada. Un poema no hace nada. A no ser que tú estés dispuesto a hacer algo por ti. No hace nada fuera del vínculo entre el lector y el texto. Y, nos guste o no, vivimos fuera de ese vínculo. Un poema te ofrece un puente, un camino. Pero de qué sirve un camino sin una ruta. Un poema te enseña a mirar de una forma nueva las cosas de siempre. Pero no te enseña a alcanzarlas, tocarlas, sujetarlas, protegerlas, cambiarlas por otras.

más tarde antes de que soples cuando ya no quede aire que tomar lo siento Fer, como te dije, no puedo responderte. El calor de la taza, no

que dijese: Reservado para Méndez, portal 7, 2ºd. Sonreí. Y al momento noté una sacudida, breve e intensa, en el estómago. Donde antes había temido que el lápiz pudiera clavarse. Así comprendí que ya nunca sería el mismo aquel bordillo, el espacio entre dos coches se había transformado en un recuerdo próximo, un anticipo, la advertencia de un sufrimiento futuro. Comprendí que llegaría un día a partir del cual todo sería distinto, un día al que sólo le seguirían los reflejos blancos de ese mismo día, y que, siempre que mirase ese bordillo, treparía el dolor hasta mis ojos igual que tiemblan las llamas detrás de las ventanas aunque el fuego haya nacido en el sótano bajé antes que mi padre. Le ayudé con las bolsas del maletero. Me adelanté. En el portal, saqué las llaves. Y, al momento, las volví a guardar. Mire atrás. Le esperé. Dejé que fuese él quien abriese la puerta, quien me mostrase una vez más el camino.

algo capaz de convertirme en el tipo que escribe el mensaje y en el tipo que lo saca de la botella. Alguien a quien ya sólo le mueven la desesperación y el entusiasmo. En algunas novelas, se cuenta una historia para sugerir una sensación. En algunos poemas, se parte de una sensación para sugerir una historia. Esos poemas me advertían siempre de algo. Me ofrecían la posibilidad de darme la espalda, la esperanza de llegar a ser otro. Me ayudaban a frenar, a intentar con todas mis fuerzas no pasarme de largo. Cerrar los ojos y empezar a buscar. Eran la pregunta que ocupaba el lugar de la respuesta, lo que suplía a los sentidos, lo que tomaba la forma de todo lo que me faltaba, la que hacía visible el hueco: el cristal de la ventana alrededor del agujero por eso debe crearse el silencio igual que se crea

siempre depende del calor de la leche. De vez en cuando, ocurre lo contrario. Ésta es una de esas veces. Como ves, no sé qué hace un poema. No tengo ni idea. Pero sí sé que el viernes, a la entrada de Oviedo, un pequeño camión nos fue imponiendo su ritmo hasta que llegamos a la estación de autobuses. Allí, le dejamos atrás, y yo, al ver las naranjas en las cajas, me dije: Hoy sí. Luego, más tarde, mientras caminaba junto a mi padre por los pasillos del hospital, me dije: No va a pasar nada ya de vuelta, esperamos a que nos diese paso un semáforo. A nuestra izquierda, la profesora, con una chaqueta roja de cuero, llamaba a los niños con la mano. El primero, tenía un pie en el patio y el otro debajo del pupitre. Los demás esperaban su turno. Los más rezagados se iban uniendo a la fila



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Fotografías: Alejandro Braña. Texto: Xuan Bello.

A Tu Lai, arquitecto real de la Corte del Emperador de la China, le encomendaron un delicado trabajo: construir un puente de sombra sobre un río de luz. Reverente, emocionado y agradecido, sopesó aquella empresa imposible y, tras mucho pensar, pidió permiso para emprender viaje hacia el monasterio de Kwo, a cien li de la capital imperial. Ya había cumplido los noventa años y el maestro arquitecto ambicionaba ya muy pocas cosas: el sabor elemental del agua, tal vez la brisa leve sobre su rostro. Argumentó que necesitaba tiempo para elaborar tan difícil y tan sencillo proyecto y que, sin duda gracias a la protección de los dioses, podría a la vuelta entregarle a su joven Señor el prodigio requerido. En el camino a Kwo pensó en muchas cosas: en puentes sobre ríos turbulentos, en inestables construcciones sobre abismos inconmensurable. Pensó en lo que le había dicho su instructor: “De todas las tareas del arquitecto, la más noble es si duda la del constructor de puentes. Une dos orillas contrarias, auna dos extremos irreconciliables en un mismo corazón”. Pensó también en los sutiles materiales que le habían sido encomendados: la sombra, que es ausencia de luz y presencia del agua, y la luz –apenas la claridad horadando el diamante del día. Dos largos meses tardó Tu Lai en llegar al monasterio de Kwo; llegó, se sentó, pidió agua y dictó la siguiente misiva para su Emperador: “Lo que me pedís, joven príncipe, no es imposible. Un puente de sombra sobre un río de luz es un concepto tan hermoso como realizable. El primer día de mi viaje soñé con una magnífica construcción de ébano negro sobre un río de lava. Ébano sobra en vuestras despensas imperiales y volcanes no faltan en vuestro reino; pero este puente sería ocioso y poco digno de vuestra estirpe: en realidad, sólo sería un simulacro vago de vuestro sueño. A los quince días soñé con un puente humilde y abandonado: ya nadie lo atraviesa puesto que a ambos lados no vive nadie; pero eso no sería un puente sino sólo un símbolo, una metáfora de la sombra sobre el río de la vida”. Las últimas palabras las dictó con sabia y segura vanidad: “Sólo las ramas de un cerezo entrelazadas a las de otro cerezo podrían, algunos días, hacer realidad vuestro proyecto”. Con la sensación del deber cumplido miró la alta cumbre y, satisfecho, se echó a dormir.


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generadora de energía. De ahí el título, “Semillas-Orígenes”, de esta exposición de Bigas Luna en la Fnac de Parque Principado compuesta de once pinturas de gran formato en imagen digital y doce videocreaciones; una obra que ha venido desarrollándose de forma simultánea a la carrera cinematográfica del autor. Y es que Bigas Luna, más que un cineasta, es un artista global. Tal y como lo define Ramón Reboiras, “un depredador visual, preligrosamente visionario, al que le gustan las moscas, la leche materna, el jamón ibérico y los jardines zen”. La semilla es el motivo único de las pinturas digitales: metáfora evidente del sexo femenino que se explicita en las obras de videocreación. “Plantel” vienen a titularse esas pinturas, frutos de una selección de más trescientas semillas realizada a lo largo de años: semillas del pensamiento crítico; semillas de la protesta, la propuesta y la práctica revolucionaria; semillas del humus, de la humildad y la humanidad; semillas del control y del comercio. Un banco de semillas, al igual que existen bancos de semen, y no olvidemos que para las comunidades indígenas, las semillas son el semen. En cuanto a las propuestas audiovisuales, la primera, “Sarriá”, fue rodada en 9 milímetros en 1946; la última, “Page One”, en 2003. Otro fruto duradero, prolongado en el tiempo, de todo un pionero de la videocreación en España (y de otras muchas materias creativas). Dalí, Courbet, Duchamp, Valle-Inclán, la Vírgen de la Leche o Mae West son los santos patronos de esta obra que nos devuelve (otra vez Reboiras) “al huerto de la imaginación, al huerto donde podemos plantar una infancia embrionaria e inédita que nunca habíamos sospechado”. El eterno retorno.

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SEMILLAS-ORÍGENES. Bigas Luna. www.bigasluna.com Galería Fnac. Parque Principado. Inauguración día 8 de julio.

como origen de la creación y del mundo y como

El gérmen de la humanidad

Un retorno a los orígenes, a la tierra, a la mujer


Texto: Xabel Vegas. Fotografías: Manta Ray.

El viaje (Asturies-Madrid-Chicago-Portland) Catorce horas metido en un avión es, sin duda, más de lo que cualquier ser humano puede soportar. Catorce horas de café insípido, comida de astronauta y comedias románticas. Un infierno, vaya. Nuestro técnico de sonido, Javier Esteve, suele decirlo cada vez que nos desplazamos a alguna de las islas de la geografía española: “Si Dios hubiese querido que voláramos, nos habría puesto alas”. Y que razón tiene... Pero la alternativa al avión para cruzar el charco es un barco que tarda un mes entero en llegar a destino. Y por mucho que Nacho odie volar, no nos parecía apropiado cruzar el océano como lo hizo Colón. Así que allí estábamos, rumbo a los USA, con un aspecto más parecido al de Paco Martínez Soria en sus películas que a una banda de rock que se va de tour a las Américas. Nada parecido, eso sí, al viaje que hicimos a Moscú hace un año por estas fechas, a bordo de un Tupolev de los primeros años setenta. Pero eso es otra historia... La Costa Oeste Llegamos al aeropuerto de Portland, en el estado de Oregon, después de sufrir un largo viaje y una sesión intensiva de medidas de seguridad aeroportuaria. Por supuesto, Estados Unidos recibe a sus visitantes igual que todos los países: con un policía de inmigración con malas pulgas. Suerte que tenemos cara de chicos buenos y que ninguno de nosotros llevaba un Corán en su equipaje de mano. Durante la última media hora de trayecto, eso sí, las azafatas nos repartieron a todos los ciudadanos no norteamericanos un pequeño cuestionario donde se nos preguntaba si viajábamos a los Estados Unidos para realizar actividades terroristas o para traficar con drogas. “Estos yanquis son idiotas”, nos dijimos. Cuál sería nuestra sorpresa cuando, ya en el viaje de vuelta, descubrimos que las autoridades españolas hacen exactamente lo mismo con los ciudadanos no europeos que pretenden traspasar nuestras fronteras. En el aeropuerto de Portland nos esperaba con los brazos abiertos John Askew, director de nuestro sello en EEUU, FilmGuerrero, y nuestro ángel de la guarda durante los diez días que pasamos en la costa Oeste. Tras los saludos protocolarios, nos fuimos a cenar. “Hay que probar una auténtica hamburguesa americana”, nos dijimos a nosotros mismos. Pronto descubriríamos que era tan solo la primera de una larga lista de hamburguesas que probaríamos durante todo ese mes. ¡¡¡Y es que los yanquis solo comen hamburguesas y comida mexicana capaz de anestesiar el paladar a un bisonte!!! Pero nuestra sorpresa llegó cuando, una vez pedidas nuestras cuatro míticas CheeseBurguers con sendas cervezas, el amabilísimo camarero nos pide el pasaporte. Risas y carcajadas durante unos segundos hasta que nos damos cuenta de que la cosa va en serio, que cualquiera que beba alcohol, aunque aparente tener la edad del mismísimo Manuel Fraga, tiene que mostrar su identificación al empleado del local. Eso ocurría en el estado de Oregon, al Norte de la costa Oeste de los Estados Unidos. En el Estado de California, gobernada por Arnaldo “Terminator” Swarzenegger, la cosa es aún peor. Tras pedir una cerveza y enseñar tu identificación personal, te ponen una pulserita de plástico en la muñeca que indica que no eres un peligroso púber en busca de una borrachera irresponsable. Los Estados Unidos están llenos de paradojas de ese tipo. Un chico de dieciséis años no puede beber alcohol pero puede conducir un deportivo que alcanza los doscientos kilómetros por hora y ser condenado a muerte. Fumar esta muy mal visto, pero en algunos estados te puedes encontrar rifles y pistolas junto a los tomates, en los supermercados. Hasta tal punto llega la obsesión antitabaco en algunos lugares que Nacho se convirtió en fumador empedernido durante toda nuestra estancia en los Estados Unidos. Era su pequeño acto subversivo contra la cuna del Capital, por más que lo único que se veía afectado era mi reserva de Lucky Strike. Nos asentamos en casa de John, dispuestos a pasar un par de días de relax en Portland antes de comenzar la gira. Portland es una ciudad con cientos de barrios residenciales al estilo de Springfield, el pueblecito de Los Simpsons. Hay quien dice que Matt Groening se inspiró en ella para idear la popular serie de la Fox. Allí conocimos a Cathy, su mujer, y a Pat, responsable de Promoción de FilmGuerrero, que nos acompañaría durante la gira por el Oeste junto con John y que es una auténtica enciclopedia andante de la música además de un bolingas de cuidado. También apareció por allí, en una pequeña fiesta de bienvenida que nos tenían preparada, Dave Allen, bajista de la mítica banda inglesa Gang of Four, que ahora vive en el mismísimo Portland. Precisamente en Portland, y a través de internet, nos enteramos de dos de las mejores noticias de


lo últimos tiempos. El Real Madrid había perdido la liga (Nacho no cabía en si de gozo) y nuestro nuevo presidente de gobierno, Mister ZP, daba la orden de retirar todas las tropas desplegadas en Iraq. En contra de lo que pensábamos, todos los norteamericanos nos felicitaron por ello y no ahorraban epítetos despectivos para referirse al líder tejano de su nación. Y así, expectantes, emocionados y aún sufriendo los efectos del maldito jet lag, comenzamos la gira en la mítica y roquera ciudad de Seattle. Allí conocimos a Swords Project, una banda de Portland con la que hicimos toda la gira por la costa Oeste. Nos ayudaron como si nos conocieran desde hace años, tocamos con su equipo e incluso dormimos en casa de los padres de algunos de ellos. Hasta tal punto fue su amabilidad (y la de casi todos los norteamericanos, por cierto) que acabamos por ponerles el apodo de Salvation Army, debido a la caridad y compasión con la que se portaron con unos pobres spaniards post-rockers como nosotros. La gira por la costa Oeste fue de más a menos. Tras un comienzo esperanzador en Seattle (cien personas), Portland (unas doscientas; jugábamos “en casa”) y San Francisco (ochenta personas en Bottom of the Hill, uno de los locales más míticos de la ciudad), llegaron las vacas flacas. San Diego, en la frontera con México, Davis, un pueblito cercano a Sacramento, y Los Ángeles fueron plazas realmente duras en lo que a público se refiere. En esta última ciudad, la más grande del mundo en cuanto extensión, tocamos dos días seguidos. El segundo de ellos tocábamos para la famosísima

rasgos germánicos de Rudow levantaban pasiones entre los norteamericanos ávidos de carne fresca extranjera. La costa Este de los Estados Unidos es muy diferente a la costa Oeste. En Poniente la gente es increíblemente amable. Incluso ingenua. Baste decir que yo solía divertirme haciendo creer a los yanquis del Oeste que los cultos europeos vivimos en catedrales. O que, en mi más tierna juventud, había sido un afamado bailaor flamenco de nombre Farlopito. Por supuesto, todos tragaban, por más que mi cuerpo dista mucho de parecerse al de Joaquin Cortés. El Este es distinto. Supongo que unos cuantos siglos más de historia y la vorágine de las grandes ciudades como Nueva York o Washington DC convierte a sus habitantes en seres algo más serios y distantes que los del Oeste. Aun así, conocer esa costa de los Estados Unidos –Zona Cero incluida– y a sus gentes fue maravilloso. La gira por el Este, con nuestra amiga Thalia Zedek y con David y Daniel (su violinista y su batería) fue más dura que en la costa Oeste. Más dura porque nuestro ángel de la guarda, John Askew, se había quedado en Portland junto a su preñada mujer. De modo que estábamos desprotegidos, sin un manager ni nadie que respondiera por nosotros. Así de pusilánimes somos. El caso es que todas las labores de intendencia (viajes, comida, lugares para dormir...) las realizó la propia Thalia. Y puedo asegurar, por experiencia, que los músicos no somos buenos en ese tipo de trabajos.

Universidad de UCLA. Cualquiera pensaría que tuvimos la oportunidad de descargar nuestro muro

Así que allí estábamos recorriendo toda la costa este, desde Carolina del Norte hasta Massachussets,

sonoro en el auditorio de la universidad ante mil estudiantes o en un teatrillo de esos que abundan

durmiendo y comiendo como y cuando podíamos y sobreviviendo al cansancio, a la comida basura y

en cualquier universidad europea. Eso pensábamos nosotros, hasta que descubrimos que el con-

a los cientos de kilómetros en una incomodísima furgoneta. José Luis no se separó ni un solo día de

cierto era ni más ni menos que... ¡en la hamburguesería de una facultad!

la Dormidina, con la cual era capaz de planchar la oreja en los sitios más insólitos. Aun hoy me pre-

A pesar de no disfrutar de numerosas audiencias, excepto en los tres primeros conciertos, la gira en la costa Oeste tuvo sus efectos. Nuestro nombre apareció en un puñado de periódicos americanos, conocimos gente maravillosa y visitamos varias ciudades que, de otro modo, jamás hubiéramos pisado. Además, encontramos tiempo para grabar un disco y una película-documental. John nos propuso utilizar uno de los pocos días libres que teníamos para encerrarnos en un esudio y grabar un par de temas en directo. Una vez en el estudio (por cierto, con una de las mejores salas de grabación que he visto jamás), nuestro asombro se convirtió en entusiasmo según transcurrían las horas, y el resultado fueron siete canciones (algunas nuevas y otras antiguas) que verán la luz algún día si Dios y la industria discográfica así lo quieren. En cuanto a la película-documental, la cosa aun resultó más curiosa. El santo John nos habló de un buen amigo suyo, director de cine californiano, que tenía intención de grabarnos durante un directo (el de Portland) y durante el día que teníamos reservado para el estudio. Aceptamos sin entender demasiado a que se refería. Su acento a lo John Wayne y nuestros precarios conocimientos de inglés (a excepción de Frank, que ejerció durante todo el viaje de traductor cuando la cosa pasaba de una conversación intrascendental) convirtieron nuestras comunicaciones en auténticas torres de babel. Pero una vez en el estudio, cuando nos vimos rodeados de cámaras, focos y micrófonos de pértiga, entendimos que la cosa iba mucho más en serio de lo que nosotros pensábamos. Gery, el cerebro californiano de todo este asunto audiovisual, incluso nos cedió amablemente una de sus cámaras digitales para que grabásemos imágenes de carretera durante la gira para incluir en su trabajo. Gery, el filmaker californiano, era un tipo curioso. Nos invitó a pasar una noche en su hogar, una bucólica casa en la ladera de una montaña al norte de California al más puro estilo Twin Peaks. Allí nos preparó una suculenta cena que nos supo a gloria y nos deleitó con unas botellas de buen vino de los viñedos de California. Nunca se lo agradeceré lo suficiente. Fue la primera y única vez que pude sentir los efectos del alcohol en los Estados Unidos sin pensar que estaba violando media docena de leyes federales.

gunto cómo no se ha enganchado a ese somnífero... Yo, por mi parte, llegué a desmayarme, no sé muy bien sí por el cansancio o por la falta de sueño. Para que luego digan que la vida del rock no es dura... Pero la gira continuaba y concierto tras concierto íbamos dándonos cuenta de que la cosa no iba mucho mejor que en el Oeste en cuanto a público. Si digo que había una media de unas cuarenta personas por noche quizás me pase. Tampoco nos sorprendió: somos unos auténticos desconocidos en el circuito alternativo norteamericano. Como contrapartida, nuestro nombre apareció en el New York Times y en el New Yorker, tocamos en Manhattan en la sala de John Zorn y en un puñado de clubs donde días después tocarían Tortoise o Trans Am. Incluso una noche apareció por uno de los conciertos el mismísimo John Mascis (aunque, a decir verdad, llegó una vez acabado nuestro concierto)... Tan solo la última noche en Chicago nos sirvió de brillante colofón de gira y pudimos mostrar el directo de Estratexa frente a unas cien personas en Empty Bottle, una de las mejores salas de Estados Unidos. También hubo momentos que pasarán a la historia de las situaciones absurdas por las que ha pasado Manta Ray. En Boston tocamos en un local de travestis, y mientras nosotros hacíamos rugir nuestras guitarras en el sótano del club, una drag queen vestida a lo Rocío Jurado hacía vibrar a los presentes escaleras arriba. O la sorpresa que nos llevamos en pleno East Manhattan, donde un camarero croata nos sirvió unas Budweiser al grito de “Puxa Sporting”. Pero sin duda lo mejor de la gira norteamericana fueron los españoles que noche tras noche venían a vernos, nos sacaban de copas y nos acogían en sus casas. En Easthampton, un pueblo de dos mil habitantes en el estado de Massachusset, seis mierenses aparecieron por la sala agitando una bandera de Asturies. Casi se nos saltan las lagrimas después de tres semanas de hamburguesas y Coca-Cola... En Boston, Alex, un asturiano que trabaja en el famosísimo Instituto Tecnológico de Massachusset, nos preparó a Nacho y a mí una fiesta de tequila y universitarios desenfrenados, además de enseñarnos la ciudad y acogernos en su apartamento. En Pittsburgh, un grupo de profesores de español, en su mayoría vascos, gallegos y andaluces, nos enseñaron lo mejor de una ciudad con nombre de perro...

La terrible Costa Este Para ir de una costa a otra hicimos escala en Denver, Colorado. De allí volábamos a Baltimore, donde nos esperaría Thalia Zedek y su banda (con los que hicimos toda la gira de la Costa Este) para llevarnos a algún lugar donde descansar. Durante el vuelo, Frank hizo buenas migas con un verdadero cowboy, de esos que viven pegados a su sombrero Stetson y que seguramente es miembro de la Asociación Nacional del Rifle. El tipo en cuestión se mostró extrañamente amable. Pretendía invitar a Frank a su rancho, regalarle un caballo y... quién sabe qué más. Y es que los

...Y de vuelta a casa Y así, tras más de tres semanas recorriendo el país del Tío Sam, Iberia nos devolvió a casa. Esta vez la comida del avión nos pareció un manjar propio del mismísimo Arzak y no dejamos ni las migas. Volvíamos cargados de recuerdos, de anécdotas, de historias que por pudor o por espacio no se pueden contar en estas páginas. Y pensando ya en la próxima gira. “Volveremos”, nos dijimos, “volveremos con una nueva estrategia”. Y en esas estamos, preparando nuestra próxima estrategia...


DIVINA LLUZ. UNA PELÍCULA DE RAMÓN LLUÍS BANDE

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DIVINA LLUZ. Ram贸n Llu铆s Bande (2004). En setiembre en DVD. Ediciones Acuarela.


Sé que lo que voy a decir es una inmoralidad, y que Alá me perdone, pero para un servidor la Primera Guerra del Golfo fue una auténtica bendición. Me explico: Yo cursaba 3º de BUP y aquel febrero, el de 1991, estaba previsto un viaje de estudios que nos llevaría a París y a Londres. Los viajes de estudios siempre tenían lugar en esa época del año. Pero a finales de enero estalló la guerra, y el Ministerio de Asuntos Exteriores tuvo a bien cancelar todas las excursiones escolares al extranjero hasta que la cosa se calmara. Nosotros estábamos ya resignados a quedarnos sin viaje cuando, quién lo iba a decir, al cabo de poco más de un mes el conflicto tocó a su fin. Conque se buscó una nueva fecha para nuestra salida a principios de verano, justo después de que finalizara el curso. Y gracias a ello pude ver en directo a los Pixies, a la tierna edad de dieciséis años y en un momento de gracia de la banda. En Londres tan sólo íbamos a pasar tres noches. Pero era la ciudad del rock, allí la música se vivía con una pasión insólita en nuestro país, y sabía que algo emocionante tenía que ocurrir durante nuestra estancia. Así que me compré el New Musical Express (que entonces aún era un buen semanario, y no la bazofia para catetos en que se ha convertido hoy) en el único quiosco de Gijón que lo vendía poco antes de partir. Me quedé pálido de la emoción cuando comprobé que dos de las tres noches que estaría en Londres, los Pixies actuaban en un club de la ciudad (y estuve al borde del paro cardiaco cuando leí que abrirían para ellos Pale Saints, una banda de Leeds que acababa de publicar en 4AD un álbum que yo no dejaba de oír, The Comforts Of Madness). En cuanto llegué a la capital inglesa me puse a llamar a todos los puntos de venta de entradas, para comprobar con desesperación en cada uno de ellos que se habían agotado. Alguien me informó de que en la taquilla de la propia sala podía quedar alguna, así que hasta allí nos fuimos aun sin saber sin conseguiríamos entrar. Y digo “nos” porque, no sé cómo, pero logré arrastrar conmigo a casi una quincena de compañeros del instituto, a pesar de que ninguno había escuchado una sola canción de los Pixies. La sala resultó ser un gran teatro –al menos así lo recuerdo yo–, el Hoxton Hall, situado en un barrio eminentemente negro y, según nos


informaron, bastante peligroso (daba igual; si por ver a los Pixies tenía que dejarme atracar, sodomizar o apuñalar por ocho negrazos de dos metros y 120 kilos, vive dios que lo haría). Las entradas, efectivamente, estaban agotadas, pero un amable hooligan nos revendió unas al precio de 15 libras esterlinas, que no era ninguna ganga de aquella. Ello disuadió a algunos de mis compañeros –con toda probabilidad, hoy seres desgraciados y abyectos–, pero aún se quedó conmigo una decena, acompañándome en lo que iba a significar la pérdida de mi inocencia. Porque aquella noche, a aquel teatro de un barrio semi marginal londinense entró un adolescente… pero salió un hombre (música de violines in crescendo). El cuarteto de Boston más famoso de fin de

sé que lo hacen por la pasta.” Miro a la pantalla como quien mira un DVD de… un DVD, y escucho un rato alguna de las canciones que casi me hacen llorar de emoción trece años atrás. Luego dejo de atender, miro alrededor en busca de alguien que me ponga una raya y me dirijo a un grupo en el que están Ignacio Julia, director de Ruta 66, y Jesús Llorente, director del sello Acuarela. Los Pixies tocan

mado dos álbumes sublimes: Surfer Rosa

otra cosa que nos motivara, comenzamos por aquel entonces a aporrear guitarras y baterías en nuestro tiempo libre (con mi primera banda llegamos a versionar “Isla de Encanta” en clave de grindcore. Lo pasábamos como los indios, aunque alguien debería habernos roto las piernas por aquel atentado). También los había, claro, que diseñaban, escribían, montaban sellos o programaban conciertos. Pero si algo teníamos en común, eran los Pixies y un puñado de bandas más. Y así se fue creando una nueva escena musical en España, una que a día de hoy aún existe, aunque jamás haya llegado a gozar de una salud completamente buena. Eso sí, la influencia de los Pixies prácticamente ya no se puede rastrear más que en el nombre de alguna banda. Trece años más tarde… Año 2004. Desde que viera aquel concierto de

(1988) y Doolittle (1989) –sin desdeñar su

los Pixies las cosas han cambiado. Pero, ¿lo

y está realmente gorda. Llorente señala que

magnífico debut de 1897, Come On Pilgrim–,

han hecho realmente? Si después de aquella

tiene un aire a Roseanne, en referencia a la

y en mi tocadiscos llevaba casi un año sonando el más que notable Bossanova (1990) sin parar (recuerdo que aquellos conciertos servían de presentación de su nuevo maxi, Planet Of Sound, al que en septiembre seguiría el que fue su último álbum antes de la disolución, Trompe Le Monde, el más flojo de todos y aun así un gran disco). Durante el concierto de Pale Saints, que se retiraron tras sólo 20 minutos de actuación entre la indiferencia de una parte del público y los abucheos de la otra, conseguí abrirme paso hasta las primeras filas. Insensato de mí, en cuanto irrumpieron los americanos con la rabiosa “Rock Music” –imposible olvidar aquel momento– fui llevado en volandas hacia la mitad del local en cuestión de segundos, repelido por una muchedumbre formada por tipos fornidos y mayores que yo que bailaban pogo como posesos (sí, entonces ver a los Pixies era una experiencia punk). Tras recuperarme de aquellos segundos de aturdimiento, asistí a la hora y media más excitante que recuerdo de toda aquella época. Era mi primer gran concierto de rock, de una banda que en aquel tiempo escuchaba con verdadera devoción, y mis oídos y mi alma de fan de la música aún eran puros y estaban receptivos al cien por cien ante una experiencia iniciática como aquella. No por nada se trataba de un grupo que ha escrito un puñado de temas que, ahora que disponemos de la perspectiva del tiempo, podemos afirmar que forman parte indiscutible de la historia de la música popular en lugar destacado. Y de un grupo que se erigiría como influencia ineludible –y en no pocas ocasiones demasiado evidente o aun mal asimilada– para tantos jóvenes inquietos y más bien pazguatos que, a falta de

noche me hubieran congelado o algo así, me hubieran descongelado hace hoy un mes y hubiera mirado a mi alrededor, las cosas aparentemente seguirían siendo las mismas. El presidente de EE UU es un tipo llamado George Bush, como en el 91. Que acaba de provocar la Guerra del Golfo, como en el 91. En España gobierna el PSOE, como en el 91. Y yo estoy viendo a los Pixies. ¡Como en el 91! Pensaría que alguien ha inventado una máquina para detener el tiempo o estaría a punto de volverme loco, pero haría un par de preguntas y saldría de dudas: a pesar de las apariencias, las cosas sí han cambiado. Y lo cierto es que están mucho peor: Bush jr. es igual de hijo de puta que el padre, pero ostensiblemente más idiota; la Segunda Guerra del Golfo ha sido aún más cruenta e inmoral que la Primera; el PSOE gobierna sólo después de que la gente se con-

sitcom americana. Julia está de espaldas a la pantalla, agachado sobre su raya, pero se yergue rápidamente y asiente con énfasis. Se vuelve a agachar y esnifa. En cuanto se incorpora de nuevo, gruñe: “Sí, sí, claro que se parece a “Roxanne”. ¡Si es que este grupo siempre ha sido igual que Police pero con un cantante gordo!” Llorente trata de deshacer el

siglo estaba en un gran momento. Habían fir-

ENCANTO Y DESENCANTO DE UN ASTURIANO EN EL PLANETA DE LOS SIMIOS (1991-2004)

venciera de que el PP la está tomando por estúpida; y los Pixies… ¿Qué ha ocurrido con los Pixies? No los estoy viendo en el Hoxton Hall de Londres, sino en el escenario principal de un macrofestival llamado Primavera Sound, en Barcelona, ante 15.000 personas. Bueno, ni siquiera estoy mirando al escenario, sino a la pantalla sobre la que se proyecta la actuación en el backstage. Allí el comentario más recurrente es que la foca del grupo ya no es Black Francis, sino Kim Deal, que la verdad es que se ha puesto hermosa como ella sola. Y la gente se ríe con el comentario. Y yo me río con el comentario. Y lo cuento un par de veces como si fuera invención mía. Y todos ríen. La gran mayoría de los presentes no tuvo oportunidad de verlos en su momento, y todos querían asistir al acontecimiento “aunque –añaden–

“Where Is My Mind?”. Julia dice que es su única buena canción. La única. Dice que son un grupo sobrevalorado, y lo repite varias veces. Llorente mueve la cabeza como si asintiera, aunque en realidad sólo está pendiente de la bolsa de cocaína que Julia está volcando sobre una de las mesas de plástico de Coca-Cola del backstage. Yo también. Los Pixies tocan otra canción, alguna del Bossanova, puede que “All Over The World”. En la pantalla enfocan a Kim Deal,

malentendido, pero en lugar de ello se mete otra raya y lo deja pasar. La banda suena impecable. Tocan todas las canciones emblemáticas de sus álbumes, más alguno de sus clásicos “ocultos” en caras b, como “Into The White”. Enfrente del escenario se agolpan centenares de jóvenes y quiero pensar que alguno estará viviendo una experiencia como la que yo viví hace trece años. ¿Por qué ahora no siento nada? ¿Han envejecido los Pixies –esto es, sus canciones–, o soy yo el único que he envejecido? Tengo 29 años, que no son 16, pero tampoco son 50. Y sin embargo me siento más cerca de esta edad que de aquella. A lo mejor es sólo que hay algo triste en las reuniones de viejas glorias, que inevitablemente nos hace sentirnos más viejos. Quién sabe. Abel González, colaborador de Rockdelux y antaño cantante de Corn Flakes, me comenta que se han hecho conciertos de Frank Sinatra proyectando en el escenario una especie de holograma del cantante. Y salían invitados a hacer duetos y todo. Nos preguntamos si, dadas las circunstancias, la reunión más sonada del año que viene no será la de Nirvana. Y yo pienso que también he visto a Nirvana en directo. Hace once largos años. Texto: Nacho Vegas.


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Los motivos industriales están detrás de una parte significativa de la creación artística contemporánea. Y en una antigua nave industrial, precisamente, nace Acerarte, la mayor galería privada del norte de España. El polígono del Espíritu Santo, cerca de Uviéu, acoge este proyecto expositivo de más de 800 metros cuadrados a los que hay que añadir otros 500 en el exterior. Amplios espacios abiertos, techos altos, estética de loft y profusión de blanco en unas salas con acento minimalista que pretenden dar todo el protagonismo a las obras. El nuevo centro acogerá hasta cuatro exposiciones simultáneas –seis en algún momento–, tendiendo puentes al debate y el diálogo entre creadores, teóricos del arte y público. Por el momento, Acerarte arranca con una gran muestra de arte asturiano actual en la que figuran alrededor de cincuenta pintores, escultores y fotógrafos: Alejandro Mieres, Joaquín Vaquero turcios, Carlos Sierra, Ángel Guache, Guillermo Simón, Avelino Mallo, José Manuel Núñez Arias, Manolo Calvo, José Paredes, Fávila, Manolo Linares, Roberto Díaz de Orosia, Tomás Vaquero, Javier Victorero, Jorge Lorenzo, Carlos Casariego, Ferrero, Francisco Fresno y otros. La colaboración y el intercambio con otros centros y galerías será, según sus responsables, la dinámica habitual de Acerarte, acogiendo las propuestas más innovadoras y abriendo cauces para que los nuevos autores asturianos se den a conocer en otros ámbitos. Pintura, escultura, grabado, instalación, video-creación, arte electrónico... Todos los lenguajes plásticos tendrán cabida en Acerarte. Un espacio que ya ha nacido mestizo, descolocado y lleno de luz. Promete.

ACERARTE, Centro de Arte Contemporáneo. Polígono del Espíritu Santo, Uviéu. Texto y foto: J.L. Piquero.


Skanda escoyó dende l’entamu facer camín pel llau difícil del viaxe. Dende que nacieron quixeron dexar clara la so personalidá artística nun mundu, el del folk asturianu, poco amigu de les propuestes qu’escapen de los caminos marcaos. Ellos defienden la so identidá de grupu mestizu y busquen les soluciones musicales que la so personalidá como banda-yos pide, asitiándolos nuna posición difícil: demasiao rockeros pal públicu folki y demasiao folkis pal públicu rockeru. Esta realidá trúxo-yos problemes d’aceptación a lo llargo de la so carrera, arrequexándolos na esquina de los raros ensin derechu a evolucionar la so propuesta sobre los escenarios “celtes”. Lloñe d’amedrentalos, parez qu’esta situación envalentónalos inda más. Tal paez que’l despreciu silenciosu que sufren por una parte importante de la escena ye un ingrediente más del combustible que los fai evolucionar, acertando y enquivocándose, pero ensin abandonar nunca’l camín pel que la so música-yos pide circular. Agora contrataquen con “Sangre d’ochobre” (L’aguañaz, 2004), un nuevu discu impuru que parte de la tradición musical del país (y de la so historia social y política) pa proyectar la so sombra deformada y contaminada na nuestra realidá discográfica. Folk, rock, trompetes, saxos, batería, gaites... Pa construir un homenaxe esplícitu a los mineros de les cuenques, «que, como nun teníen otra cosa, tolo arreglaben con “Coyones y dinamita”» (títulu del tema qu’abre’l discu). Un pasu alantre d’una de les formaciones más personales de la nuestra escena tradicional. SANGRE D’OCHOBRE, Skanda. L’Aguañaz, 2004.


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Acercarse al Sónar supone entrar en un estado de trance hipnótico que requiere varios días de intenso estudio previo que permitirán memorizar nombres, estilos musicales, tendencias multimedia... para de este modo, llegar con la lección bien aprendida y que tus orígenes de niño de pueblo de provincias no afloren en ninguna de las conversaciones que se mantendrán en las siguientes jornadas. Por suerte cuento con el asesoramiento de un par de gurús que me trillan el arduo camino. Gracias Julio y Orlando.

Texto: Nacho R. Somovilla.

Jueves 17 Bien, empecemos. El primer día es “imprescindible” empezar con el concierto de Sakamato con la Sinfónica de Barcelona , que, al parecer, es a la música electrónica, lo que Bach fue a la clásica. Equipado con el perfecto outfit, pantalones Spastor, camisa negra y zapatos aire vintage, me dispongo a entrar en el fantástico Auditorio de Barcelona, diseñado por Moneo (aquí no puedo menos que hacer una odiosa comparación con otro auditorio bien conocido por nuestros lares y preguntarme por qué Gabino de Lorenzo no viene más a Barcelona...) con aire de perfecto coneisseur y esperando encontrarme con alguna cara


conocida que me haga sentirme más en mi salsa, si cabe. Después de una magra hora de concierto en el que me parece que todos nos esperabamos una fusión entre la música clásica y la electrónica, al final no hubo más que unos tímidos scratches que dejo al personal un poco desconcertado. Resultado, quienes se llevaron los aplausos fueron los miembros de la Sinfónica mientras que mis compañeros de “desconcierto” se preguntaban ¿esto era Sakamato? Gracias Núria y José por no dejarme sólo con la cara de perplejidad y asombro. Viernes 18 Para el viernes, el grueso de festivaleros ya había desembarcado, y el recinto formado por

de la reunificación puntual de la legendaria Yellow Magic Orchestra (Sakamato de nuevo y compañía...) pero los vericuetos de la noche me hicieron llegar mucho más tarde, a tiempo para asistir al duelo entre Villalobos y Richie Hawtin. La música parece la nueva religión, con sus oficiantes comodamente instalados en la versión moderna del altar, y con todo la parafernalia de luces y humos de orígenes varios. No hay vidrieras pero si variados visuales, que nos acompañan en la liturgia de la música electrónica. Mis años de monaguillo no han sido en vano, y me apliqué como docto feligrés con fervor inusitado y al final el día nos encontró sumidos en los brazos de Mattew Herbert, con la desagradable sensación de que nos habíamos perdidos otros ocho djs

el MACBA y el CCCB mostraba una variada

estupendos en alguno de los otros escenarios,

muestra de lo que podíamos llamar “manual

pero bueno, esto son ya cosas de los festiva-

del joven occidental, viajero, guapo y rico”. Por

les multitodo.

fortuna aún me duran las gafas desmedidas de pasta que una amiga moderna tuvo a bien regalarme –anticipando la tendencia– hace ya dos años, porque sin un ejemplar de este tipo, firmado claro por Gucci o Prada, eras ninguneado sin miramiento. El resto de la indumentaria consiste en chanclas vietnamita o deportivas último modelo... bermudas (los piratas ya han entrado en franco retroceso...) y camisetas retro o anti-diseño... tatuajes y piercings son también pieza casi imprescindible con las que cubrirse el cuerpo visible, y el invisible. El ambiente me recuerda a aquellos conciertos de Woodstock, sólo que ahora menos reivindicativos y más hedonistas. Buen rollito, cesped artificial, y varios ambientes en los que seguir distintos djs y músicas variopintas. Este año el Sónar se anunciaba muy hip-hopero, pero bueno, había mucho donde escoger entre los varios escenarios. Además el Sónar también recoge conferencias y charlas, instalaciones audiovisuales, cine experiemental, feria, presentaciones etc. etc. por lo que si no encuentras acomodo entre la múltiple oferta es que estás en el festival equivocado. Las recomendaciones que una semana antes del evento hacía un periodista de La Vanguardia para el Sónar de nit, incluían: no llevar camiseta de tirantes si el único ejercicio físico durante el año había sido pagar la cuota del gimnasio, no llevar ninguna indumentaria de Zara, Bershka o H&M ya que existiría un peligro real de que un 70% de los asistentes llevara la misma prenda, no llevar chanclas de playa, porque una noche del Sonar, equivale, aproximadamente, a dos etapas del camino de Santiago; a partir de una determinada hora

no subirse a los coches de choque si no se pueden controlar los pedales. En general hay que mostrar actitud de festival de música avanzada y no la de turista en una macrodiscoteca, aunque a veces, uno no acabe bien de ver la diferencia y por último, y sobre todo, dejar para otro domingo, no el del post-Sónar, comidas familiares con suegros y otros parientes políticos. Tras un breve paréntesis para recuperar fuerzas, cambiar atuendo y reecontrarse con el rebaño de amigos que por estos días acampan en casa (gracias Moncho, Pere y Felix) me pongo en marcha hacia el Sonar de Nit. La Fira de L’Hospitalet es un espacio gigante que a mi, no deja de recordarme a una versión engrandecida del mercado de ganado de Pola de Siero (si, al final las referencias siguen siendo muy locales...) Si entre la afamada rumorología de Barcelona ya se habla que uno de los destinos del Forum, post-Forum, será el de acoger el Sónar, lo cual extenderá sus dominios aguas adentro, de momento los pegrinos del día y de la noche, tienen que hacer el recorrido entre el recinto del centro de la ciudad y la Fira, en una especie de moderno Rocío de ida y vuelta. Esta noche se anunciaba el mágico encuentro

Sábado 19 Para el sábado, el Sónar diurno, proponía un paseo más amable de la música electrónica. Dani Siciliano, la mujer de Mathew Herbert nos envolvió con su voz poderosa. Como el Sónar se define como “festival internacional de Música Avanzada y Arte Multimedia” y su parte artística se queda diluida entre el masma musical, me acerqué rápidamente a las propuestas que se ofrecían este año, centradas principalmente en el Centro de Arte Santa Mónica, al final de Las Ramblas. En una versión actualizada del conejo de Alicia, vuelvo a casa, a preparme mental y físicamente para lo que se anunciaba como la noche de las estrellas del Sónar. Una vez hechos los ejercicios de concentración precepetivos, con la raya del pelo bien hecha, y nuestros zapatos más cómodos (amén de incluir la preceptiva gafa para que el sol mediterráneo no nos cegara como había hecho el día anterior) tomamos posiciones. Massive Attack abrió nuestra noche con sus viejas melodías y algúnos de los nuevos temas. Aunque según cuentan nuestros gurús, ya están de capa caida, a mi me siguen gustando, quizás porque en un tiempo, lejano ya, fueron la banda sonora de tiempos felices. Y después, en una sucesión desatada de bailes hipnóticos –cual derviches girovantes– desfilaron ante nuestras dilatadas pupilas por el asombro y nuestros oidos encantados, Miss Kittin, super Jeff Mills y David Clarke cuando, de repente, alguien encendió la luz y nos dijo que la fiesta se había acabado. Pero claro, a veintidos mil personas no se les puede decir que se vayan a su casa así como así, por lo que en el exterior de la

Fira, alguien había pensado en organizar unas cuantas raves graciosas, que hicieron que el personal siguiese bailando hasta que el sol derritió sesos y sexos. Los más valientes aún pudieron seguir el baile en la playa, donde otra fiesta te hacía empatar con la noche del domingo. Al final, vivimos en el mejor de los mundos posibles, o al menos en el más divertido. Lo que todos estos festivales generan es lo que los ingleses llaman el “fringe”, los flecos, los anti, para, por, cabe, con, sin, sobre, tras... Sónar. Desde el Versus que fagocita imagen y logo convirtiendo el tunning en el carro manchego, y la pareja de gays estupendos en un paisano de Albacete, hasta los clubs que también se llenan de djs de fama y prestigio, pasando por las fiestas de sellos discográficos que se organizan por toda la ciudad y las raves, ilegales o consentidas. Realmente la diferencia entre el hombre primitivo que bailaba alrededor de la hoguera poseido por la seta mágica del bosque y el sonido del tamtam hasta nosotros, jovenes del siglo XXI, pues no me parece que haya mucha diferencia. Ya lo decía el principe de Salina, al final de El Gatopardo, algo ha de cambiar para que todo sigue igual. Pero, en el fondo nos gusta.



“Los gatos” high school ¿De dónde viene? Pues seguramente de mi capacidad para hacer que el título de una canción y su contenido no tengan nada que ver. ¿A dónde va? A ser la canción más comercial del disco, la que tiene mejor sonido y la que Paco Loco ha definido como mi mejor canción. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Pues lo que en todas las vidas: que aparte de momentos bajos, siempre hay otros más inten-

98, aunque he tardado unos años en decidirme a grabarla, y la verdad es que se nota mucho el cambio en el estilo creativo que he ido sufriendo a lo largo del tiempo. En concreto, esta es la primera canción que compuse al piano. Es muy simple pero le tengo mucho cariño. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Muchos y muy buenos recuerdos. ¿El fin de Vigil? ¿De dónde viene? Realmente viene

están representados por esta can-

¿A dónde va? A cualquier pista de baile donde se pueda mover el esqueleto. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Sobre todo el soul, que está muy presente en mi vida porque sigue siendo uno de los estilos que más escucho, y al que siempre recurro cuando me refugio en los brazos de Edwin Moses. Además, en un disco tan lento como éste, un poco de ritmo negro nunca viene mal. Panda Bay ¿De dónde viene? Por un lado viene

ción, aunque todo hay que decirlo:

de la idea de recuperar el sonido

frecuentemente, y que en mi caso

tampoco es la alegría de la huerta. Akira Kurosawa ¿De dónde viene? De la idea de cerrar la trilogía de directores japoneses que empecé en “Música para hacer la digestión” con Kenji Mizoguchi, y continué en “Exquisita decadencia” con Yasuhiro Ozu. Evidentemente, Kurosawa no podía faltar aquí. ¿A dónde va? A ser una canción orquestal también con un carácter cinematográfico bastante evidente y con la sensación de ser la pieza más melancólica del disco. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Mucho, porque tal vez esta canción es la que más fielmente representa mi estado de ánimo de la época del disco. Además, es una de mis favoritas y la melodía central de theremin me parece que está muy conseguida. Polvo Master ¿De dónde viene? Viene de ser una de las dos canciones que se grabaron en las sesiones de “Exquisita decadencia” en 2001, y que he preferido sacar en “China Soul”, a pesar de que carezca del carácter oriental que se supone que tiene este disco. Me gusta incluirla aquí porque rompe un poco con el álbum en el sentido de que le da el toque funk/soul que se podría esperar de Edwin Moses, pero bajo la batuta de Vigil, y sonando mucho más a este último que al primero.

que Rudy Van Gelder utilizaba con

a veces se extrapola a mi faceta

Antonio Carlos Jobim, también de prescindir de la guitarra como elemento base de una canción de bossa más bien clásica, y para finalizar, con la idea de introducir el sonido del Cantábrico por primera vez en una de mis canciones. En concreto, el ruido del mar se grabó en la playa de Peñarrubia en pleno invierno. ¿A dónde va? A ser una bossanova muy austera donde la grandilocuencia habitual a la que se asocia la música de Vigil pasa a un segundo plano. Es otra pieza melancólica dentro de un disco bastante lánguido, y no es que fuera un efecto pretendido, pero es que las cosas a veces salen así. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil

musical. No sé si será el fin de Vigil tal y como lo conocemos, pero lo que si es seguro es que este disco supondrá un punto de inflexión y reflexión muy importante en mi carrera. No me importa ser rupturista en caso de que tenga que serlo. ¿A dónde va? La intención es cerrar el disco con la incógnita de si será o no el fin, ahondando en mi parte más melancólica. La guitarra de Nacho además le hace ganar mucho carácter... Es un arpegio sencillo y a la vez muy emotivo. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Pues quiero creer que mi vida es mucho más alegre que esta canción…

sos que son los en cierta medida

China soul ¿De dónde viene? De mi fascinación por la cultura, estética y músicas orientales. Digamos que la melodía de esta canción es una visión musical de un occidental inspirado en una colección de melodías chinas, taiwanesas, japonesas, indias… y que en ningún momento pierde la identidad de su música. ¿A dónde va? Me gustaría que fuera el punto de partida para comenzar a componer música para cine, ya que con mucha diferencia creo que es la pieza más cinematográfica que he creado hasta la fecha, y además es una idea que me atrae desde hace mucho tiempo, y me parece que es el momento de empezar a planteárselo en serio. ¿Qué hay de la vida de Pedro Vigil en ella? Nada más que el recuerdo de los buenos momentos que viví en Taiwan con mis amigos de Mus y Nacho Vegas, aunque esta canción sea previa a esa experiencia asiática.

en ella? Por un lado el mar, que es un elemento que siempre me ha influido mucho, es como ese punto de referencia que necesitas saber que está ahí. No necesito verlo a diario, pero cuando estoy algún tiempo alejado lo acabo echando mucho de menos. Sunrise café ¿De dónde viene? De un viaje que una amiga mía realizó a Trinidad y Tobago, donde hizo un exhaustivo reportaje fotográfico dentro del cual estaba este céntrico café de Arima que me impactó mucho en su momento. ¿A dónde va? A ser la canción más antigua del disco. La hice en el año

de la clásica comedura de cabeza existencial que muchos sufrimos

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CHINA SOUL. Vigil. Siesta, 2004.


Señoras y señores, pequeñas y grandes consumidoras, esta es la historia de un mundo globalizado. Pequeño retrato de un comercio expansivo e

horas seguidas, siendo estos en la mayor parte de los casos en regímenes de esclavitud. Intermediaria: Nuestra camiseta llega por fin al país de las oportunidades: Estados Unidos. Un buen lavado de cara, un pasaporte y una

India: Pero piensa en mi deuda externa, dame al menos tres. Intermediaria: Venga, ni pa ti ni pa mi. Te doy dos y arreglamos. Intermediaria: ¡Hola!, ¿Qué tal? Acabo de pasar

países del sur, que lo del turismo sexual me dicen que da mucho dinero. Intermediaria: No hay problema. Por una amiga lo que sea. Intermediaria: Hasta aquí llega la peste de los

injusto donde todo parece normal y nada es lo que parece.

patente sobre la marca le dan a la camiseta

por el Tibet y vi un montón de tumbas, la cosa

productos químicos que le vendí a Marruecos.

¡¡¡EL GRAN ARTE DE SABER APARENTAR!!! Intermediaria: En su armario habita una de las

un nombre propio. EE UU: Que guapo es hacer el trabajo cómodo,

va bien ¿no? Aunque tiene un problema y es que

No les vale con morirse ellas aspirándolo, que

como se enteren en occidente igual le ponen el

además tienen que expulsarlo al mar. Mira que

mayores injusticias del comercio mundial, ¡¡¡LA CAMISETA, esa gran desconocida!!! Prenda habitual entre todas las personas, demostrando así que todas somos iguales aunque tremendamente diferentes y aquí lo vamos a demostrar. Puede parecerles increíble, pero esa prenda que ustedes visten con la misma elegancia que Ronaldo la suda, que Fernando Alonso la pone a 350 km/h o que Yola Berrocal la da de sí en cualquier sarao televisivo (léase pachanga nacional), recorre los más insospechados caminos. El algodón se cultiva y se recoge en la India manteniendo sistemas esclavistas y explotando los recursos hasta agotarlos. Se hila en China propiciando la explotación infantil.

pero ahora hay que embalarla, y eso... eso es un trabajo de chinos. Intermediaria: ¡¡China!! El país más populoso del mundo se concentra en embalar y empaquetar el producto, y lo que sobra en China es gente para poder hacerlo. ¡¡¡COMPRE CAMISETAS CAÍDAS!!! Genuino sabor americano. EE UU: La economía de mi nación se resiente. ¿Qué puedo hacer para ser más rica? ¡¡Ya sé!! Todo es una cuestión de moda, sólo tengo que invertir en camisetas. Prepara la bolsa, que voy a sacar al mercado 100.000 millones de camisetas. No, todavía no existen pero eso no es problema. Phsi. Phsi, Phsi. Intermediaria, ven, acércate, que aquí hay negocio. Se rumorea en Wall Street que el negocio ahora son las camisetas. Intermediaria: Entonces, habrá que invadir el mercado con ellas. Muchas gracias por la noticia. Intermediaria: Veo que gracias a los monocultivos prospera la producción de algodón. India: Si, pero no veas el tifón que arrasó con las cosechas el año pasado. Por no tener nada más que cultivar tenemos una deuda externa de siéntate y no te menees. Intermediaria: No te preocupes, que esto tiene arreglo. Yo te compro la producción de algodón que tengas y asunto arreglado. El que venga detrás que se las apañe. India: Vale, me das cinco sacos de dinero y te lo llevas. Intermediaria: ¿Cinco sacos? Eso es mucho, además ese algodón tampoco es tan bueno. Te doy uno.

adjetivo de genocidio. China: ¡¡Bueno, bueno!!, no habrás venido aquí a hablar de política internacional ¿no? Intermediaria: No. Vengo a hablar de negocios. China: ¿Ves como siempre tenemos cosas en común? Yo comunista y tu neoliberal. Intermediaria: Vengo de la India de recoger un algodón excelente y caríííísimo. A ver si me haces precio para hilarlo, anda. China: Podemos llegar a un acuerdo, pero no sólo económico. Yo lo que necesito es que los chinos que quieran salir ilegalmente lo hagan sin problemas. Porque somos tantos... Además, cuando me los devolvéis, es que no sé donde meterlos. Intermediaria: ¡Ok! Yo me encargo de tus ilegales y con este saco de dinero te encargas de hilar el algodón. Francia: Hombre, tú por aquí. Seguro que vienes a ofrecerme algo. Intermediaria: Pues sí, principalmente personas, y, como soy muy generosa, un sustancioso intercambio comercial. Necesito que me tejas este hilo que traigo de China. Eso sí, no me pongas el precio acorde con los obreros de aquí que para eso te traigo yo mano de obra barata. Francia: ¿Qué me estás diciendo? ¿Que mande a mis obreros cualificados al paro? Intermediaria: Lo que te digo es que te puedes embolsar más dinero contratando a estas chinas que no saben ni de idioma, ni de contratos, ni de na. Además, seguro que ni protestan por miedo a que las deportes. Francia: Me parece bien. Es una propuesta interesante, aunque tú también podrías hacer algo por mí. Rebájame las tarifas de los vuelos a

gochada, todo lleno de peces muertos. Así cómo voy a prosperar vendiendo conservas. Marruecos: ¿Pasa paisa? ¿Tú querer camellos, hachís? Intermediaria: A ver, Mohamed, ¿todavía te quedan productos químicos de teñir de esos que te vendí la última vez que estuve aquí? Marruecos: Sí paisa, sí. Pero tengo un problema. Polisario. ¿Tú traer armas? Intermediaria: Tranquilo, Mohamed, vamos por partes: 1. Quiero que me tiñas esto y no te preocupes, que el dinero no es problema. 2. Lo quiero para ayer. 3. Yo te doy armas pero... mira a ver, que no puedo hacer mucho más por retrasar el referéndum.

China: Porque no es lo mismo los dedos finos y ágiles de una niña de ocho años, que los dedos atrofiados de una de doce. Intermediaria: Trayéndola a tejer a Francia donde la precariedad laboral deja en el paro a miles e incluso millones de personas. En Marruecos se entintan mientras la mano de obra marroquí se intoxica con los mismos productos químicos que desertizan aún más su país. La hechura de la camiseta corre a cargo de Australia, donde el empresario colonizador desprecia y destruye la cultura indígena. Brasil se encarga de la confección en las maquilas. Brasil: Maquilas: dícese de los centros de trabajo situados en zonas francas donde están prohibidos todo tipo de sindicatos, con sueldos de miseria, condiciones de trabajo infrahumanas, horarios laborales de hasta dieciséis

Marruecos: Vale paisa, vale. Intermediaria: ¿Qué tal? Tú, ni pa alante ni pa atrás, siempre en medio ¿no? Australia: Qué quieres amigo, es cuestión de las mareas. Aunque fíjate que tampoco me va tan bien. Cada vez tengo más problemas para la importación de alcohol. Intermediaria: ¿Qué, vas a dar una fiesta? Australia: Que más quisiera, lo que pasa es que estos aborígenes se me sublevan y como no sea con alcohol no hay quien los duerma. Intermediaria: Pues mira que yo te traigo aquí un negocio interesantísimo del que vamos a sacar provecho todas. Yo pongo la tela, tú me la cortas, y si me haces un buen precio, barra libre para tus indígenas. Australia: Interesante negocio, bien dices. Por cinco sacos de dinero y alcohol suficiente para matar de cirrosis a la cuarta generación de aborígenes de la isla, toda la tela que me traigas.


La obra teatral LA CAMISETA, UNA INJUSTICIA EN EL ARMARIO cuenta la historia de “esa gran desconocida” que a menudo cubre nuestra piel. A través de su fabricación se descubre el comercio internacional, en el que están involucradas, entre otras, las materias primas, la publicidad, los derechos laborales, la esplotación infantil, la política, la censura, la samba, los paramilitares y la intermediaria, esa multinacional sin prejuicios a la que la OMC abre las puertas de países y grandes superficies. La obra se enmarca en la celebración del 6º aniversario de L’Arcu la Vieya, tienda de comercio justo de Uviéu, en abril de 2004. La interpreta la gente de la asamblea de L’Arcu, con el fin de mostrar que el consumo es una responsabilidad colectiva y individual, apostando por un comercio justo que parte de la crítica al orden establecido. Intermediaria: No te lances, que aquí las reglas las marco yo. Por el alcohol no hay problema. Yo también estoy harta de tanto derecho indígena, si vieras cómo

recuerde cómo solucionas tú lo de la madera de Brasil? Intermediaria: No se hable más. Lo que tú quieras. EE UU: Te va a salir a ... tanto por la idea, tanto

tendrás que conformarte con tres bolsas. Y eso

ecologistas, ¿y encima me pides dinero? ¿Qué pasa? ¿Que tus escuadrones de la muerte están de capa caída? Anda, toma este par de sacos y date con un canto en los dientes. Brasil: Pero, pero.. Intermediaria: Ni peros ni nada, lo tomas o lo

por ser tú. Australia: Conforme. No seremos nosotras quie-

dejas. Brasil: Vale, vale, lo que tú ordenes.

el copyright. En total hacen un monto de por lo

nes rompamos las reglas del comercio internacional. Intermediaria: ¡¡¡Brasil, dónde estás que no te veo entre la espesura del bosque!!! Brasil: Eso mismo digo yo. Hay que talar más árboles inmediatamente. ¿Puedes tú buscar salida a toda esta madera? Intermediaria: Pero si son maderas tropicales en peligro de extinción. Brasil: ¿Tú crees que a alguien le importa una vez visto el armario que se puede hacer con ella? Intermediaria: Visto así... Mira, mejor: Yo te dejo estos patrones para que me cosas unas camisetas y yo te vendo la madera sin que tengas problemas.

Intermediaria: Menos mal que llego a un país civilizado, no hago nada más que tratar con mendigos. Aquí al menos os encargáis de las cosas importantes. Qué iba a hacer yo sin un buen diseño para vender mi camiseta. EE UU: Estás en el país adecuado. Nosotras tenemos la tecnología suficiente para vender tu camiseta. Nosotras decidimos lo que está de moda y lo que no. Somos la solución a tu problema; eso sí, te va a salir caro. Intermediaria: Bueno, bueno, no te pases, que por una idea... EE UU: Acuérdate de la idea del McDonald’s, de la coca cola, de la OTAN. Todas las ideas ame-

están en Chiapas. Pero en cuanto al dinero...

Brasil: Espera, espera. Yo te la confecciono en mis maquilas, pero ¿y de las ecologistas quién se encarga? Intermediaria: ¿Qué pasa? ¿Que no te fías de nuestras campañas de lavado de imagen?. Además, para que el negocio sea redondo, te podemos asegurar la afluencia de turistas del primer mundo; y entre samba y fútbol aquí no pasa nada. Brasil: Como siempre, eres un regalo caído del cielo, aunque de todas formas tendrás que pagarme bastante por el trabajo de confección, mira que aquí somos muchas personas. Intermediaria: Me encargo de tu madera, te traigo turistas, apaciguo a las

ricanas importadas al resto del planeta. Intermediaria: No, si tienes razón, por algo vengo aquí, pero piensa que tengo que venderlas en Palestina, en Irak, en Cuba. EE UU: No pasa nada, ¿o quieres que te

por el diseño, tanto por la serigrafía y tanto por menos veinticinco sacos de dinero. Intermediaria: Eso es una barbaridad. Tú debes de creer que somos Papa Noel. EE UU: Perdona, Papa Noel somos nosotras. Y con el dinero que te ahorras de estafar a India, China, Brasil, Australia, Francia y Marruecos, te puedes permitir eso y más. Intermediaria: Tampoco creas, soy yo quien paga las armas que se usan contra el Frente Polisario, y aunque salen de las fábricas españolas, éstas te pertenecen. Los productos químicos para tintes y deforestaciones varias salen de tus empresas y soy yo quien las paga. Las divisas de los turistas llegan a tus arcas, el trafico de personas ilegales es el que mueve tus fábricas. El whisky que yo vendo es el que te sobró a ti de exterminar a tus indios y que sigue exterminando a las indígenas de otras. Vamos, que tu bandera ondea a los cuatro vientos.

EE UU: ¿Y crees que esto se consigue regalando ideas? Pues no, las ideas son nuestras y hacemos negocio con ellas. Intermediaria: Mira, yo te doy seis sacos y te aseguro la exclusividad del marketing y la comercialización de la camiseta. EE UU: Picarona, picarona. Tú sí que sabes hacer negocios. Intermediaria: Parezco una profeta. La opinión pública acecha ¿Cómo sigue el tema del Tibet? China: ¿El Tibet? El Tibet va bien. Parece que va a llover. Intermediaria: Vamos a dejarnos de tonterías, que aquí estamos para hacer negocios. Te voy a salvar el culo callando a los medios informativos. A cambio, tú me embalas estas camisetas y ni se te ocurra pedirme dinero. China: Sí señol. Sí señol. Intermediaria: Lo prometido es deuda. Aquí está el producto acabado. Espero que nuestras acciones hayan subido como la espuma. EE UU: Has realizado un trabajo excelente, y si te parece poco el incremento en bolsa, espera a ver el spot que hemos preparado. Se van a vender como churros. Intermediaria: Eso era lo acordado. Tú me hacías precio y a partir de ahora el producto es tuyo. Eso sí, te lo comercializo yo, no me dejes tirada ahora. EE UU: Cómo te voy a dejar tirada. ¿No has oído hablar de la fraternidad del pueblo americano? Vender, las vendes tú, pero a cambio puedes elegir entre estas tres opciones: me puedes dar un tanto por cada camiseta que vendas; un porcentaje del total de las ventas, o un número determinado de camisetas que yo venderé por mi cuenta. Intermediaria: Pues sí que es éste el país de las oportunidades.


Los ávidos retratos de Máximo Aláez Corral recuerdan no poco el estilo de Egon Schiele: su morbidez netamente carnal, su pulsión erótica, y a la vez, casi contradictoriamente, la espiritualidad que se abre paso entre la carne. No es, sin embargo, Aláez un epígono de ningún anacrónico expresionismo art noveau, por mucho que se detecte en su obra algo de aquel desafiante decadentismo que escandalizaba a los burgueses. Aláez es un pintor de interiores, de interiores del alma. ¿Y dónde se manifiesta el alma mejor que en el cuerpo? Los desnudos de “Gótico XXI” revelan una mirada experiencial, contienen historia. Son pequeños relatos elípticos que necesitan la implicación personal del espectador

Carne trémula

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para completar el proceso. Y ello a pesar de (o gracias a) la irónica condición de “retratos clásicos” de todos ellos, con las modelos posando académicamente, en una suerte de guiño a los códigos establecidos. Estas mismas intenciones quedan patentes en las series dedicadas a personajes asturianos. Una mirada superficial podría quedarse en el sesgo costumbrista, sin ver la irreverente relectura del tópico. Máximo Aláez no ve la amabilidad folclórica sino la convulsión, plasmada sin estridencias, también sin encono. La tradición es un material maleable. Aláez ha puesto su sólida formación clásica al servicio de una mirada esencializadora que rescata la parte más humana de cada retratado. No hay fondos, ¿para qué? Son paisajes figurativos, escenarios vivos para mayor gloria de la carne.


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palabras mayores Todo debe ser lo más sencillo posible, pero no más. A. EINSTEIN. Victoria Ocio y Helios Pandiella crean IMPRESO ESTUDIO en 1986. Desde entonces han desarrollado su actividad principalmente en el área editorial, diseñando y compaginando numerosos libros y revistas para instituciones y editoriales privadas de Asturies. También han atendido, en menor proporción, otros encargos de marcas y carteles. Sus trabajos han obtenido premios y menciones en las ediciones Motiva de 1998, 1999, 2000, 2002 y 2003, en los diferentes epígrafes de la categoría Diseño Editorial. También han sido seleccionados en European Design Annual de 1999; Editorial made in Spain 03; Graphic Design from Spain Select A (2003) y Select B (2004) y Logos made in Spain 04.


¿Qué imágenes complementan o enriquecen a esta canción? ¿Qué historia me dicta?... A estas y otras preguntas similares se enfrentan los directores de videoclips. Cuanto más en serio se tomen su trabajo y más fuerte sea su personalidad artística, más complicado se vuelve encontrar una respuesta. La MTV resolvió la cuestión de manera radical, dando respuestas fáciles a preguntas complejas: imágenes de consumo rápido, sin significado, para música de consumo inmediato. Papel de envolver visual para mercancía sonora. Así nació de manera oficial (y extendida entre el público mayoritario) un formato televisivo llamado videoclip. Evidentemente, la relación entre música e imagen era muy anterior y se había desarrollado de diferentes maneras, pero la entrada de la "música pop" en las televisiones con un género propio adaptó las normas dictadas por la Music Television. Resultado: un monumento al lenguaje audiovisual (inflacción de imágenes sin sentido, infantilización de un espectador cada vez más pasivo, frustración...) y castración del posible desarrollo de un lenguaje cinematográfico nuevo nacido de la suma de dos lenguajes autónomos: la música y el cinematógrafo. Ya Wim Wenders reivindicaba en los setenta algo así como un cine-rock, que hasta aquel momento no se había desa-

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CORPORATE GHOST, de Sonic Youth. Geffen-Universal, 2004. Texto: Ramón Lluís Bande. Foto: Joan Fitó.

rrollado por falta de compromiso de los músicos y los cineastas que trabajaban con ellos. Con la aparición del videoclip como género, la situación lejos de mejorar empeoró, convirtiendo en verdaderos francotiradores a los realizadores y directores que, dentro o fuera de la industria, intentaban desarrollar el género desde parametros de responsabilidad, compromiso y calidad. La aparición de directores como Spike Jonze, Chris Cunnigham o Michel Gondry, consiguió, en cierta manera, llamar la atención sobre un género que hasta ese momento se amontonaba en las parrillas de las televisiones especializadas (grandes supermercados de la música superventa) y, de manera menos habitual, servía para tapar huecos en las parrillas de algunas televisiones generalistas. Las obras de los realizadores antes mencionados y algunos otros lograron llamar la atención sobre sí mismas. Ya no solo se hablaba de la canción. También (y a veces principalmente) se hablaba del clip que la acompañaba, concediendo a estos trabajos un estatus del que nunca antes habían gozado. La aparición de esos nombres fue, sin duda, una buena noticia para el videclip. Con ellos, el formato empezó a dejar de ser un infraproducto audiovisual para convertirse en pieza de museo, en obra de arte. ¿Tiene algún sentido en la actualidad esta diferencia? ¿Significa algo conseguir el estatus de "arte" para una obra audiovisual? Seguramente no será este el espacio para contestar a esas preguntas. Estos videoclips, incluso los muy buenos, siguen bebiendo del audiovisual (y de sus trucajes post-producidos), acercándose a otras disciplinas contemporáneas como el video-arte y alejándose, nuevas tecnologías de por medio, de una relación más directa con el lenguaje de la imagen, buscando formas más "naturales" de colaboración entre música y lenguaje cinematográfico. Una guerra perdida seguramente en un tiempo donde las "grandes películas" son desproporcionados videojuegos y alargados spots publicitarios. Aunque, ¿para qué llorar ante una situación que muy posiblemente no tenga marcha atrás? Siempre quedarán los francotiradores que asumirán, con el mismo rigor, pasión y respeto por el lenguaje con el que trabajan, sus obras, sean estas musicales, de ficción o documentales...


No tenía ninguna intención de escribir lo anterior cuando me senté al ordenador. Fue una especie de escritura automática, una reflexión, sujeta con alfileres pero necesaria, sobre un género del que si quería escribir de manera indirecta. El motivo de este texto es la aparición en el mercado estatal del DVD "Corporation Ghost", en el que se recogen, además de un abundante material complementario, ventitrés videoclips de Sonic Youth. De todo hay en este DVD, aunque la personalidad de la banda preside todas y cada una de las películas musicales que aparecen en él. La poderosa imagen de los componentes del grupo sobre el escenario es la base sobre la que los realizadores apoyan la mayoría de sus trabajos. En "Dirty Boots", Tamra Davis ("Guy Crazy") intenta capturar (recrear) el ambiente juvenil y subterráneo de la banda, como telón de fondo de una historia de amor adolescente. Con una imagen limpia, la directora dota al clip, sin subrayados innecesarios, de cierto componente de mitología adolescente, muy pre-

protagonizada por coches, carreteras, moteles, neones comerciales y autoservicios 24 horas. Una colección de historias cotidianas insinuadas y vidas perdidas, vistas a través de los cristales del coche, puntuadas con una sofisticada puesta en escena del grupo "made in Todd Haynes". Mark Romanek ("Retrato de una obsesión") también lleva al grupo a su muy personal mundo estético –futurista, tecnificado y frío– en "Little trouble gril". Una pequeña película de ciencia ficción de comunicación entre humanos y extraterrestres, todo ello visto a través de la textura propia de una sofisticada cámara de vigilancia. Encuadres exactos y cuidados para un clip en el que destaca una fotografía de una frialdad quirúrgica. En el resto de videos presentes en "Corporate Ghost" (muchos de ellos dirigidos por los propios miembros del grupo), los directores optan por dejar que los propios Sonic Youth marquen el camino de las imágenes. Así, como ya señalaba, la actitud del grupo sobre el escenario o en play-back son la base de muchos

dad en un clip que alterna imágenes de Lee Ranaldo interpretando la canción, grabado con una cámara de seguridad, con otras de gente en escaleras mecánicas, bombas, imágenes de tortura y muerte, autopsias... Y un rascacielos callendo... ¡Todo en 1990! Un clip político de plena actualidad que al final de su metraje, cuando el director juega a disolver al grupo en la precariedad de la imagen, adquiere una gran fuerza plástica cercana al juego abstracto con motivos figurativos. El contenido político, también en forma de collage de imágenes, vuelve a encontrarse en la explícita "Young against the fascism", de Nick Egan, que combina imágenes alteradas (retoques de color, estiramiento...) del grupo tocando, una carrera de motos y un bombardeo visual con motivos, personajes y simbología fascista (desde Hitler hasta Bush padre). De los clips dirigidos por los propios miembros del grupo destaca "Hoarfrost", de Lee Ranaldo. Una nueva road-movie por paisajes americanos neveados grabada en un cuidado blanco y negro

sente en alguno de sus trabajos para la pantalla grande. En

de ellos. Hay trabajos que se internan por los caminos de otras

para una historia cotidiana: una joven va a comprar a unos gran-

"100%", la misma directora, en colaboración con Spike Jonze

artes paralelas como la performance y el video-arte. Un ejem-

des almacenes. La cámara, morosa, se detiene en varios de los

("Cómo ser John Malckovick"), vuelve a recrear ese mismo

plo de esto sería "Tunic (song for Karen)": experimentación audio-

estantes y mercancías (juguetes y sillones). Imágenes que en

ambiente, en este caso en una fiesta privada en una casa donde

visual, juego con interferencias, animación de video-juego, juegos

su perfecta combinación con el alma de la canción consiguen un

también están actuando Sonic Youth. La colaboración de Jonze se concreta en una brillante colección de planos rodados en blanco y negro de jóvenes skaters por las calles de la ciudad haciendo piruetas. Un ejemplo perfecto, en el caso de los dos directores, de cómo combinar los mundos personales de cada uno de ellos con la música de un grupo. Aunque, como digo, la personalidad del grupo acaba imponiéndose de manera natural a la de muchos de los realizadores, convirtiendo el DVD en un magnífico repaso por más de diez años de vida de una de las bandas más importante de la historia del rock alternativo, hai algunas personalidades fuertes entre los responsables de las imágenes, que consiguen, de una manera más clara, que sus colaboraciones se conviertan, además de en historia del grupo, en parte importante de sus respectivas fil-

de superposición de imágenes (Kim Gordon y calavera...). Un

resultado de un alto valor emocional. Thurston Moore firma, junto a Chris Habib, "The empty page" que comparte espíritu con el clip colectivo "The Diamond Sea". Ambos son documentales sobre la banda. El primero muestra su vida cotidiana: viajes, conciertos, firmas de discos, fotos con los fans... En el segundo seleccionan imágenes grabadas por varios directores –Spike Jonze entre ellos– en varios conciertos de una gira americana. Dos clips que habitan en la fina línea que separa la reafirmación de la autoindulgencia. Hay muchos más clips en este DVD: el homenaje a "Baby Doll" de "Bull in the heather"; la elegancia nostálgica y decadente de "Superstar"; el mundo de lo “fashion” en versión "street" de "Koolthing" o de pasarela underground, "Sugar Kane" o la obra maestra de l'animación punk, "Drunken Butterfly”.

mografías. La música de Sonic Youth sirve de banda sonora (poco importa que sea el origen o no) de las películas que proponen."Scooter & Jinx" es un caso claro. El cineasta y fotografo underground Richard Kern, firma una pequeña película que forma parte de su filmografía y responde más a sus obsesiones que a las del grupo: una fotógrafa paga a una joven para que pose, desnuda y en posiciones insinuantes cercanas a la pornografía, para ella. Un clip que juega con cierta erótica de lo cotidiano en un mundu underground con la habitual textura de las imágenes creadas por Kern. Otro caso claro de afirmación de la personalidad del cineasta sería la película de Harmony Korine, "Sunday", en la que el director de "Gummo" o "Julien Donky Boy" sigue dibujando su personal cartografía de la "basura blanca" norteamericana, en este caso en versión pobre niño rico. El tiempo congelado alrededor de una antigua estrella juvenil: Macauley Culkin (y su mujer, Rachel Miner), que hace monadas gestuales a la cámara. También está presente la obsesión del joven director por las bailarinas en tu-tú... Un clip que se apoya, como la mayor parte de su filmografía, en personajes singulares y cierta búsqueda de la pulsión poética a través de la alteración artificial del tiempo. También Todd Haynes ("Velvet Goldmain") en "Disappearer" entrega una pequeña muestra de "cine independiente norteamericano"

clip, firmado por Tony Oursler, que marca su condición "arty" y que visto ahora, catorce años después de ser rodado, muestra una personalidad envejecida y cierto fracaso como propuesta por su efecto enfático sobre el estado de incomodidad que genera la canción. En una corriente parecida, aunque mejor resuelta, se encuentra "Mary Christ", dirigido por el batería de la banda, Steve Shelley. Un clip que se apoya en una grabación de baja calidad de la banda en directo y coquetea con el arte plástico generando por momentos sensaciones parecidas a las del expresionismo abstracto. Coordenadas estéticas parecidas también se encuentran en "Mote", de Ray Agony. Nueva apuesta por la imagen de baja cali-


Hai cien años, en xunetu de 1904, morría nel balneariu alemán de Bandenweiler, Antón P. Chéjov. Tenía cuarenta y cuatro años. Carecía de tuberculosis, una enfermedá daquella incurable de la que tamién morriere’l so hermanu Nikolái. Taba casáu, había cuatro años, cola actiz Olga Knipper, cola que nun tuvo dengún fíu. La so curtia vida tá enllena d’intensidá y aconteceres, nuna Rusia prerrevolucionaria. Raymond Carver relata en “Tres roses marielles” una construción imaxinaria de los sos caberos dies con una auténtica xenialidá. Médicu de profesión, cola que dicía que taba casáu, y que la so “amante” yera la lliteratura. Anque naciere na ciudá ucraniana de Taganrog, Chéjov yera un namoráu de la naturaleza rusa, del clima continental de les afueres de Moscú. En Mélijovo, a unos sesenta kilómetros de la capital, compró una pequeña finca onde construyó’l so oásis nel desiertu del mundu. Cuando por motivos de salú tuvo de dise pal sur, pa Yalta, dicía qu’aquello yera la so Siberia cálido. Chéjov yera un autor de cuentos con tanta maña y oficiu que yera capaz de escribir un relatu curtiu de seguio ensín denguna tachadura nin correición. Nun necesitaba les más de les veces pasar a llimpio los sos orixinales. Vivia pa la escritura y vivía de la escritura, la so profesión de médicu malapenes la exerció y cuando lo fixo foi p’atender a escritores ensin recursos en Moscú, o cam-

pesinos na so finca de Mélijovo. La so biografia ta marcada por una infancia difícil, el fracasu económicu de la so familia, y la enfermedá, xusto cuando-y llegó’l triunfu como escritor. Con too y con eso nun-y faltó nunca un finu sentíu del humor. Dos de les sos grandes obres teatrales califícales como comedies (“La gaviota” y “El güertu les zrezales”); “El tíu Vania” comu una obra costumista (Escenes de la vida nel campu en cuatro actos); solo “Les tres hermanes” califícala como drama en cuatro actos. Pero resulta chocante poder calificar como formes tradicionales el so teatru, cuando en realidá Chéjov lo que fixo foi un cambiu radical nes formes de la dramaturxa, dándo-y a l’acción dramática una estructura nueva capaz de garrar cualquier manifestación de la vida cotidiana. Con una simple sucesión de cuadros onde paez que nun pasa nada, llogra impresiones xenerales, de gran intensidá. “Los homes, comen, durmen, fumen y dicen bobaes –dicía– y ensin embargu destrúinse. Pídese que l’heroe y la heroína sían dramáticamente de munchu puxu. Pero la xente nun se

más representaos nel mundu, y les sos obres son un auténticu retu pa directores y actores. Chéjov y el cine Dicía Ingmar Bergman que “lleendo a Chéjov nun hai manera d’evitar percibir lo increíblemente suxestivu que ye dende’l puntu vista visual. Hai una atmósfera formulada siempre con toa claridá y precisión y la caraterización de los personaxes ofrézsenos siempres en rasgos perfetamente llimpios y definíos”.”Polo tanto –continuaba diciendo– Chéjov ye fácil de traducir al llinguaxe cinamatográficu”. La influyencia del autor rusu nel cine ye evidente nésti y otros munchos directores de cine onde’l naturalismu impresionista forma yá parte del so llinguaxe cinamatográficu. En 1944 Douglas Sirk dirixe “Extraña confesión”, una mui bona película basada nun relatu del autor rusu interpretada maxistralmente por George Sanders. La obra teatral “Tiu Vania” foi llevada en numberoses ocasiones

suicida, nun s’aforca, nin diz coses xeniales cada minutu. La vida

a la gran pantalla, con desigual resultáu. Franchot Tone dirixó y

na escena debe ser lo que ye na realidá, y la xente, polo tanto

intepretó en 1958 una adaptación cinematográfica, qu’anterior-

debe andar naturalmente, non en zancos”.

mente realizara en teatru con un discretu resultáu. “Country Life”

La so influyencia nel teatru del sieglu XX ye evidente. La so rela-

ye la versión australiana dirixida en 1994 por Michael Blakemore

ción col Métodu Stanislavski y la so versión americana del Actors Studio de Lee Strasberg formó a toa una xeneración d’actores de cine qu’alcotraron nel so teatru la forma más práctica de desarrollar el métodu del naturalismu orgánicu. Chéjov y el teatru La obra lliteraria Chéjov ye fundamentalmente la de un dramaturgu, por eso munchos de los sos cuentos fueron llevaos a escena. Dende neñu sintió una gran atracción pol teatru. Los sos primeros escritures yeren parodies qu’escribía y representaba colos sos amigos de la infancia. A los trece años descubrió el teatru per primer vez cola representación de la opereta “La bella Elena”. Dende entós facia tolo posible por acudir a les sales, hasta cazar y vender páxaros pa sacar pa una entrada. Les sos grandes obres teatrales son “La gaviota”, “El tíu Vania”, “Les tres hermanes”, “El güertu les zrezales”. Son auténtiques ayalgues de la lliteratura dramática. Chéjov ye xunto los clásicos griegos y Shakespeare el referente del teatru universal de tolos tiempos. Nes sos obres nun ye tan importante lo que se diz sinón lo que se suxiere, la corriente submarina, el subtextu. Por eso cada vez que lleemos a Chéjov descubrimos coses nueves. Analizar cadún de los sos personaxes ye un llabor apasionante, la bondá con que los trata, y lo desgraciao de les sos esitencies. Chéjov ye’l gran espeyu de la vida cotidiana, de los dialogos áxiles y cenciellos que van conformando una realidá muncho más complexa. Los cuatro textos son auténtiques obres corales, y cadún de los personaxes ye por sí solu una obra de teatru. “El tíu Vania” podría titulase “El doctor Astrov” ,“La sobrina Sonia” o “El profesor Serebriakov”… Cadún ye personaxe lo suficientemente protagonista pa componer una historia, pero ye la composición de la mutiplicidá y complicidá de los personaxes la que-y da la verdadera esencia de la obra, como una auténtica pieza de reloxería. La primer vez que lleí a Chéjov parecíame un autor próximu, cercanu nel espaciu y nel tiempu. Nun pensare enxamás nun autor rusu de finales del siglu XIX. Les sos preocupaciones pola ecoloxía y el desarrollu sosteníu yeren como si s’adelantrare cien años na so escritura. Por eso sigue siendo ún de los autores

que tamién llogra solo un discretu aprobáu. Muncho peor ye la versión inglesa, August (Agostu) que dirixe Anthony Hopkins na so primer obra como director. Ye Louis Mall na so cabera película “Vania na cai 42” el que llogra realmente una obra chejoviana, con una adaptación de David Mamet, una película xenial, onde se funden la realidá/ficción fílmica y la teatral, mui bien interpretada por Julianne Moore, Wallace Shawn, Larry Pine y Brooke Smith ente otros. “La dama del perrín” ye un cuentu mui visual y cargáu d’atmósferes suxestives, que tamién cuenta con delles versiones cinematográfiques. La primera d’elles ye la Josif Heifitz en 1959. Según Bergman nella “…ún experimenta’l golor, y la lluz, y el color, y el frío y la suxestión de los roces de los personaxes, y hasta’l peculiar arume d’un cuartu… En realidá nun hai nada que nun tea nesta película”. Otra versión maxistral de “La Dama del perrín” y otros relatos ye la que fai Nikita Mikhalkov en1987 col títulu “Güeyos prietos” apoyada na gran interpretación de Marcello Mastroianni. Anteriormente, en 1977 Nikita ya realizare una bona versión de la obra “Platonov”. La gran obra dramática “Les tres hermanes” cunta tamién con dos bones versiones cinamatográfiques. La primera la que Paul Bogart dirixó en 1965, con Shelley Winters, Kim Stanley y Geraldine Page como protagonistes. La otra la del xenial Laurence Olivier que en 1970 protagonizaron Joan Plowright (muyer d’Olivier), Louise Purnell y Jeanne Watts. De toles maneres, a pesar de lo que decía Bergman, nun ye fácil llevar al cine a Chéjov. Otros munchos directores trataron d’averase a la obra chejoviana ensin llograr un resultáu afayaizu, como ye’l casu de José Luis Garci en “You are the one” nel añu 2000. Tampoco ye fácil llevalu a escena. La falta d’un argumentu precisa d’una bona interpretación y dirección. Les atmósferes y los subtextos son fundamentales pa poder algamar la intensidá emocional de los sos personaxes, ensin los cuales les sos obres queden vacies de conteníu. Testu: Lluis Antón González.


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Sumergir a los creadores y gestores del arte actual en los entresijos de las nuevas estrategias contemporáneas de creación es el objetivo del Observatorio Orbital del Ser Humano (O.O.H.), que organiza la Fundación Municipal de Cultura de Xixón el próximo otoño (del 6 de septiembre al 31 de octubre). El proyecto se articula en unas jornadas sobre las nuevas tendencias del arte tecnológico actual, que incluyen la realización de un seminario/taller sobre los procesos y filosofías creacionales, una exposición de arte electrónico interactivo y la publicación en formato audiovisual de los resultados. Artistas, creadores, diseñadores, docentes, comisarios, profesionales de las artes escénicas y alumnos de Bellas Artes, Diseño, Comunicación Audiovisual, Imagen y Sonido e Historia del Arte son los destinatarios de las jornadas, cuyo plazo de inscripción está abierto hasta el 16 de julio. El O.O.H. se sustenta en la idea general de las interferencias que está provocando el uso de las nuevas tecnologías en el reconocimiento de las identidades individuales y colectivas a comienzos del siglo XXI, articulando un debate sustentado en aproximaciones prácticas a estos conceptos y sus manifestaciones. Dibujado sobre los cuatro puntos cardinales (ejes norte-sur-este-oeste) y un quinto eje transversal (el eje telemático, que nos aporta el espacio virtual de las telecomunicación contemporáneas), el Observatorio intentará trazar cartografías posibles para ese debate en el que la palabra interculturalidad resulta básica. En este sentido, el seminario/taller pretende ser una herramienta útil para desvelar los mecanismos de actuación en los procesos creativos y a la vez plantear un debate en torno a las nuevas filosofías creacionales. Dirigido por José Ramón Alcalá, el O.O.H. contará con la participación de Peter Bosch, Simone Simons, Federico Muelas y Juan Aizpitarte, ente otros. Más información en museos@gijon.es o m.llaneza@gijon.es JORNADAS OBSERVATORIO ORBITAL DEL SER HUMANO. Centro de Cultura Antiguo Instituto de Xixón. Del 6 de setiembre al 31 de octubre. Imagen: Federico Muelas. Foto: Paul Rivera.


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JUAN BARJOLA. Escena de guerra I, 1967. Ă“leo sobre lienzo.


ABSTRACCIONES-FIGURACIONES. Centro Cultural Cajastur Palacio Revillagigedo. Xixón. Julio 2004.

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ÁNGEL FERRANT. Serie Venecia 8, 1959. Hierro forjado y soldado.

Hace dos años, la Confederación Española de Cajas de Ahorros ponía en marcha un gran proyecto expositivo, “Arte para un siglo”, que pretendía resumir lo más destacado de la plástica española a lo largo de los últimos cien años. El Palacio de Revillagigedo fue el escenario de las dos primeras exposiciones, “Cambio de siglo (1881-19259” y “Vanguardias (1925-1939)”. Ahora, el centro de Cajastur acoge la tercera de estas muestras, “Abstracciones-Figuraciones (1940-1975)”, que incluye fotografía, pintura, escultura y cerámica de una cincuentena de autores, entre los que figuran Rafael Canogar, Eduardo Chillida, Álvaro Delgado, Juan Genovés, Luis Gordillo, Antonio López, Pablo Serrano... El título resume los dos grandes movimientos que dominaron la escena plástica tras la brutal convulsión de la guerra y en una posguerra marcada por la falta de libertades y la represión política. Por un lado, surge una figuración derivada de planteamientos tradicionales y centrada en el paisaje, con pintores como Ortega Muñoz o Caneja. Con los años, esa figuración

eminentemente realista irá confiriendo al lenguaje pictórico y escultórico nuevas expresiones –ironía, crítica social, lirismo, onirismo– con autores de la talla de Eduardo Arroyo, Juan Genovés o el Equipo Crónica. En cuanto a la abstracción, la pluralidad también resulta característica: el informalismo del grupo El Paso, la abstracción lírica de Esteban Vicente, el geometrismo en Oteiza o Sempere… La fotografía, de signo realista y testimonial, es otra de las artes que gozan estos años de enorme consideración, por su capacidad para documentar de manera inmediata y efectiva la realidad social del país y los cambios socio-económicos. Una característica particular: el trabajo en grupo, la aparición de manifiestos y la celebración de exposiciones colectivas. El Paso (Saura, Chirino, Millares...), Dau al Set (Brossa, Tharrats, Ponçs...) o Art Autre (Tàpies, Canogar, Saura...) son algunos de los grupos o movimientos más relevantes. Excelente ocasión para contemplar obras emblemáticas del realismo social como «El abrazo», de Juan Genovés, que anuncia el cambio político. O para adentrarse en los volúmenes geométricos de Pablo Serrano y Luis Feito. No faltan creadores tan ligados a Asturies como Juan Barjola o el fotógrafo Nicolas Muller. Formas y gestos que marcaron cuarenta años de trabajo plástico en España.


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Pintando


comprendió a los americanos, comprendióse a sigo mesmu. Pocos diríen que la d’él ye una pintura cubista y nostante ye xustamente eso, nun sentíu metafísicu. Estrañu realismu’l de Hopper.

1. Un mozu americanu De xuro que nun hai un pintor tan saqueáu como Edward Hopper en portaes de noveles. Y ello por distintes razones: d’una parte la so claridá conceptual y estilu colorista, que fain cada obra d’el perafayadiza como ilustración; d’otra, les suxerencies poétiques y lliteraries, lo qu’hai nos sos cuadros d’historia por contar, una historia siempre elíptica, malpenes esbozada, la historia de cualquiera. ¿La de cualquiera? En realidá, Hooper representa como pocos l’alma de Norteamérica, una cierta idea del paisaxe americanu que conocemos mui bien pol cine y la lliteratura pero que nun ye nuesu. Si nun fora’l gran pintor que ye, diba ser polo menos un gran pintor costumista. Préstanos Hopper como nos presten les grandes autopistes interestatales, Truman Capote, el beisbol o Woody Guthrie: por esóticos. Con too y con ello, Hopper, qu’estudió en París, truxo bien deprendida la llección de Degas o de Magritte. El mayor retu de la pintura ye pintar lo que la lluz dexa nes persones y les coses: el so

3. Pintura y cine E. H. adoraba’l cine. Cuando taba cansu de pintar, dexaba l’estudiu y pasaba hores viendo películes. El cine negru foi una de les sos grandes pasiones inspiradores y, al empar, el cine tomó de Hopper una iconografía reconocible y cómpliz. Exemplos clásicos son dos películes d’Alfred Hitchcock, “La sombra de una duda” y “Psicósis”. El pueblu qu’apaez na primera remite directamente a varies obres del pintor y, na segunda, la casa de Norman Bates ye esactamente la de “House by the railroad”. Nes cases de güespedes de Hopper inspiróse George Stevens al trazar la escenografía de “Gigante”. Más tarde, “Pennies from heaven”, de Herbert Ross, chisbó-y un güeyu al maestru en varies secuencies: les que reproducen n’imáxenes “New York

alma visible. El maxisteriu de los impresionistes franceses ye

movie” y “Nighthawks”.

incuestionable. Agora bien, si Hopper llegó a captar como lo fexo

“Nighthawks” ye’l cuadru más famosu d’E. H. Alredor d’esta obra

esi alma de Norteamérica ye porque nunca dexó de ser un cen-

hai una historia de retroalimentación ente lliteratura, cine y pin-

ciellu mozu norteamericanu: nun ye irónicu nin críticu; nun toma

tura. De mano, Hopper concibióla influyíu por un relatu d’Ernest

distancia de los paisaxes y modelos que retrata. Compréndelos, asúmelos como propios, interiorízalos. La melancolía de Hopper ye la vaga melancolía del atapecer, non el mal du siècle. Por eso nun se pregunta pol sentíu de les coses. Limítase a mirales, a asumiles como son. Estraño que veamos en Hopper tanta lliteratura: yeren namás les coses que pasen na vida.

Hemingway, “Los asesinos”, que trata d’unos matones que lleguen a ciertu pueblu col encargu de matar a un boseador. Cuando Robert Siodmak adaptó’l cuentu a la pantalla, buscó inspiración en “Nighthawks” y otros llenzos, como “Gas” o “Four Lane Road”, espeyos y resonancies del testu orixinariu. “Picnic”, “El mayor espectáculo del mundo”, “El padrino” o “Camino de perdición” son otres tantes películes que recreen la obra de Hopper.

2. Realismu Surtidores de gasolina, sales d’espera d’hoteles cásique vacios, faros y víes del tren, escaparates apagaos, carreteres que se pierden nel horizonte. Y nellos la soledá, con o ensin figures. Porque la xente qu’habita nos cuadros de Hopper ta siempre sola, anque tea en compañía. Ye xente pensativo, conxelao nesi intre d’una alcordanza, una idea o una distracción. La muyer que ta a puntu de vistise en “Morning in a city” queda quieta, pensando o alcordándose, da igual de qué: nunca lo sabremos. El tenderu de “Sunday”, en cambiu, nun paez pensar en nada; la mañana pasa per él, ausente ensin sabelo. Hasta la moza del vistíu verde en “Chop Suey” ta sola, mentes l’amiga fala y ella dexa la mirada perdese nel fondu del salón. La calidá d’estes soledaes ye común a tolos seres humanos: toos somos únicos nun momentu de distración, y esa pequeña historia namás sustancial pa nós mesmos ye la que cuenta Hopper. Por eso, incidir nel so realismu social ye escaecer que foi primero de too un pintor intimista. Al traviés de l’aventura individual de cadún de los sos personaxes llegó al reflexu del espíritu colectivu; mirando’l silenciosu paisaxe pel que nun pasa naide,

4. El cuerpu Ye tamién ún de los grandes maestros del desnudu, dende los bocetos y estudios de los años de formación hasta los últimos años. La so pintura tien una cualidá netamente voyeurística: muyeres sorprendíes nun momentu d’indecisión, mentes se visten, paraes énte’l rayu sol qu’entra pela ventana o asomaes a la puerta col vistíu entabiertu. Nesti sen, Hopper anticipó idees plástiques que depués diben utilizar pintores como Eric Fischl o Andrew Wyeth y que, al traviés d’estos, lleguen a autores contemporanios. Ye’l d’E. H. un erotismu domésticu, de sesgu cotidianu, una precupación del cuerpu como emblema de sentimientos y emociones comunes. Un erotismu familiar, lliteralmente, yá que yera la so muyer, Josephine, la que retrataba una y otra vez. Josephine y el propiu artista apaecen nuna de les últimes obres que realizó, “Two comedians”. Nella, dos payasos saluden nel escenariu a un públicu ausente. Ye ún de los pocos autorretratos de Hopper y una despidida simbólica, con un toque dramáticu inocente, namás mui levemente irónicu. Un mutis a la europea del pintor americanu por escelencia.

soledá

EDWARD HOPPER. Retrospectiva. Tate Modern, Londres. Hasta’l 5 de setiembre. Testu: José Luis Piquero. Imáxenes: “Night windows” (1928) y bocetu pa “Morning in a city” (1944).

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El fulgor de los fuegos fatuos

YOU ARE THE QUARRY. Morrisey. Attack-Santuary, 2004. Texto: Manolo D. Abad.

El pasado sólo vive ya en nuestra memoria y así debe permanecer. Los momentos de luz iluminarán las horas oscuras. Nos dejamos llevar por los recuerdos de días felices cuando ya todo rodaba cuesta abajo, cuando la elección ya estaba hecha, cuando quien dio paso a la primera traición comenzaba a descubrir las consecuencias de sus mentiras. Ahora, hoy, el pasado es sólo pasado, aunque pueda iluminar otras horas tristes, más días solitarios. El presente nos muestra una realidad que la neblina de nuestros sentimientos nos ocultó durante mucho (demasiado) tiempo. Y aunque ella quiera hacerla revivir, quizás por orgullo, quién sabe si por burla, en el presente sólo permanece el desprecio. La guitarra de Johnny Marr vuelve a hacerme balancearme y reírme de la diferencia que puede haber y la estampa ya tiene banda sonora: “What difference does it make?”. Ya eres pasado, morena, y hoy acaricio cabellos rubios de otra mujer que sí sabe amarme y apreciarme como tú nunca supiste. El pasado es pasado y The Smiths permanecen ahí, evocando tantas efusiones adolescentes, y hoy, tras mucho tiempo sin escuchar la quintaesencia del pop, sé que me encuentro lejos de sentirme como tantas otras veces que canté “Heaven knows I´m miserable now”. Nada de reuniones, nada de reconciliaciones; hasta ahora el recuerdo inmaculado de los días de The Smiths pervive impoluto. Así es y así debe ser: ni un paso atrás. La primavera de 1982 en Manchester une a Steven Patrick Morrissey (22/ 5/ 59) y a Johnny Marr –John Maher para los inspectores de Hacienda– (31/ 10/ 63) como dúo hasta que en el verano deciden funcionar como banda y graban varias maquetas con el batería Simon Wolstencroft. Morrissey había hecho sus pinitos como crítico musical en “Record Mirror”, con algunos artículos sobre sus adorados New York Dolls o James Dean y forma durante un par de meses en el grupo The Nosebleeds. Marr había tocado en algunas formaciones como Paris Valentinos, White Dice, Sister Ray o Freak Party. Actúan por primera vez en la luego célebre sala Hacienda de Manchester el 4 de octubre de 1982, ya con Mike Joyce (1/ 6/ 63), un batería con pasado musical en los punks Hoax and Victim. Para dicha actuación cuentan también con el gogo James Maker. Meses después se incorporará el bajista Andy Rourke, a quien Marr conocía por militar en grupos a los que él había dado clases, y ya tendremos la formación clásica del grupo británico más relevante de la década de los 80. Antes de firmar en la primavera de 1983 por el prestigioso sello independiente Rough Trade, dan una serie de impactantes conciertos que elevan la expectación sobre el cuarteto. Ésta explota con la edición en mayo de ese mismo año del single “Hand in glove”, que consigue situarse en el Top 50 británico. Ese mismo verano comienza la ascensión a la popularidad del grupo, pero fundamentalmente de su líder, Morrissey, que se revela como una de esas estrellas mediáticas capaces de brindar todo tipo de carnaza a los tabloides musicales británicos, tan ávidos ellos de portadas y personajes que ejerzan de gancho vendedor cada quincena. Polémicas y controversias con la pederastia como un tema tratado en sus letras, permiten que Morrissey se alce como indiscutible líder, contradictorio y mitó-


mano, enfervorizado, narcisista y con un afán exhibicionista que evitará que The Smiths pasen desapercibidos allá por donde pasen. En noviembre de 1983 se publica el soberbio single “This charming man”, que llega hasta el número 25. La soledad, la vida cotidiana gris, la incomunicación, los desengaños amorosos... se combinan en las letras con las guitarras chispeantes de Marr en canciones que devuelven al pop a su capacidad para enganchar desde la melodía y los estribillos, con nuevos elementos que añaden la agilidad perdida en la década de los 70. El pop británico, tras el necesario asalto del punk y en plena resaca siniestra, encuentra el valor para olvidar pasados gloriosos y mirar hacia un nuevo futuro. The Smiths poseen argumentos (¡canciones irresistibles, carisma y genio musical!) de sobra para regenerar y protagonizar una década que no ha hecho más que comenzar. En enero del 84 se publica como single adelanto de su primer elepé “What difference does it make?”, que se planta en un sorprendente número 12. El respaldo del público llegará con su álbum homónimo de debut, que se situará en el 2, poco para un trabajo muy cerca de la perfección pop. Desde baladas a electrizantes canciones pop, las diez piezas incluidas en el disco no dejan lugar al error ni al descanso. De “Suffer little children” a “Still ill” encontramos una inusual plenitud, manifestada en la voz de Morrissey, en sus letras agridulces, en los prodigiosos juegos guitarreros de Marr y en la disciplinada base rítmica, que también sabe aportar su granito de arena con aportes alejados de la ortodoxia. Publicado en febrero de 1984, “The Smiths” es el manifiesto definitivo del nuevo pop.

todo un manifiesto que bien valdría para derribar a la plaga de “triunfitos” y demás horrores de la estupidez actual. “La gente debería olvidarse de lo que está de moda”, expresan con inteligencia y sabiduría. El grupo intenta abandonar su sello de siempre para un trasvase a la multinacional EMI, lo que se convierte en un nuevo cauce de problemas. Los más puretas se echan las manos a la cabeza (claman ¡Traición!). Los conciertos de ese año están plagados de incidentes y violencia, una racha que culmina con un gravísimo accidente de automóvil de Johnny Marr. Tras su recuperación, Gannon abandona el grupo, no sin conflictos legales, y el nuevo cuarteto despide el año a lo grande en el imponente escenario del Brixton Academy londinense, con nada menos que los carismáticos The Fall de teloneros. El canto del cisne se aproximaba. Las disensiones internas, la rutina y el cansancio comenzaban a hacer mella entre los componentes de la banda. Tras la publicación del recopilatorio “The world won´t listen” en febrero de 1987, llega en abril el glamrock “Sheila take a bow”. Los rumores sobre una separación llevan a una declaración oficial en el verano de separación definitiva y a la publicación del póstumo “Strangeways, here we come”, un trabajo que trasluce cierto agotamiento y reproduce el cúmulo de problemas que el cuarteto había arrostrado en sus últimos meses. Los caminos de sus componentes reproducen diferentes vías. Johnny Marr peregrina como músico de sesión de los Pretenders, Bryan Ferry, Talking Heads, Billy Braga, Kristy McCall, The Pet Shop Boys, Stex y Banderas, alcanzando su mejor rendimiento junto al intrigante Matt Johnson como com-

“Suffer little children”, en honor a las víctimas infantiles de los asesinatos de Moors, proporciona una

ponente de sus excelentes The The en dos de sus mejores trabajos, “Mind bomb” (1989) y “Dusk”

nueva dimensión de la figura de Morrissey, que elevará aún más la repercusión de un grupo que toca

(1993). Salta a la elegancia de Electronic en tres álbumes junto al ex New Order Bernard Sumner y

el cielo desde una posición independiente, que eclosiona con una piedra musical angular pero, al

decepciona profundamente con sus rutinarios Johnny Marr´s Healers en el 2000. El binomio Rourke

mismo tiempo, refulge arrastrando a su paso una imagen carismática al servicio de causas huma-

y Joyce se pone al servicio de la ex mujer del líder de The Fall, Mark E. Smith, en sus saltarines Adult

nitarias. Dos nuevos singles, el autobiográfico y magistral “Heaven knows I´m miserable know” en mayo del 84 y “William, it was really nothing” en agosto del mismo año, llegan al 10 y al 17, respectivamente. Rough Trade aprovecha la venturosa situación para lanzar una compilación de singles y rarezas en noviembre del glorioso 84 que llega hasta el 7. En ese trabajo se recogen grabaciones que muestran en crudo lo sofisticado del trabajo guitarrero, que devuelven el encanto de lo inmediato y más natural, de lo directo, aplicando una dimensión menos sofisticada, más terrenal, que repercutirá en un aumento, no sólo de su popularidad, sino de su valor de cara a los más exigentes y/o escépticos. La recuperación de la olvidada (y encantadora) Sandie Shaw les concede mayor margen de maniobra. En febrero de 1985, tras el excelente single “How soon is now?”, llega un nuevo álbum, “Meat is murder”, mucho más comprometido en lo sociopolítico, un discurso que alcanzará a las múltiples declaraciones de Morrissey. Desde el proselitista título a favor de lo vegetariano hasta declaraciones contra la monarquía del estilo de “No comprendo la obsesión británica por la Familia Real, un poco de cianuro nos libraría de esos parásitos”, pasando por la violencia en las escuelas (“The Headmaster ritual”), la brutalidad adolescente (“Rusholme Ruffians”), los abusos infantiles

Net y, posteriormente, con Sinead O´Connor, además de tocar con Morrissey varias veces a lo largo de su carrera (como el propio Craig Gannon). De Morrissey hablamos con más detalle a propósito de su nuevo y flamante séptimo álbum de estudio. Ni una sola lágrima. Todo acaba pero permanece en nuestra memoria. Pudo haber sido mejor, más bello, más estimulante. Fue lo que fue y su reflejo de hoy palidece ante las luces de ese pasado que, a veces, se alumbra en nuestra mente. Es imposible devolver aquello que se ha terminado, así que… dejémoslo brillar allí donde aún puede hacerlo.

La energía que aún pervivía en Morrissey se desparramó en un excelente debut, “Viva Hate” (1988), decepcionó en “Kill uncle”, (1991) dio un giro desconcertante en “Your Arsenal” (1992), que se remató en el rutinario directo “Beethoven was deaf” (1993), y volvió a refulgir en el extraordinario “Vauxhall and I” (1994), para volver a perderse en los extraños juegos de “Southpaw grammar” (1995) y provocar división de opiniones en “Malajusted” (1997). Siete años después, llega “You are the quarry” (Attack-Sanctuary, 2004), unánimente recibido como su mejor trabajo en muchos años. Y no queda ninguna duda que lo es. Desde el principio, se muestra fuerte en sus convicciones, tanto desde las letras, los títulos de las piezas (toda una declaración de intenciones) y el contenido musical, diverso pero consistente, capaz de manifestarse a la altura de sus mejores momentos. Refulgen las guitarras como hacía tiempo no lo hacían (explosivas, tremendas en “Irish blood, English heart”), el piano y las cuerdas brillan en su dimensión crooner (el maravilloso “Come back to Camden”) y, en definitiva, dotan de una entidad aún mayor a un grande en estado de gracia, tanto en su dimensión de carismático líder de la oprimida clase obrera como en el egocéntrico, sensible, sentimental gran intérprete (y mejor cantante) que todos adoran hasta cuando odia con todas sus fuerzas. Pues nada, habrá que volver a Carden sin arrepentirse del pasado, de lo vivido y de lo que aún queda por vivir. Con pasión y con emoción, sin remordimientos, buscando el imposible, de nuevo, en el amor. Pidamos lo imposible, algo bueno quedará por llegar.

La arrogancia del sentimental

(“Barbarism begins at home”) o la masacre de animales (el mencionado “Meat is murder”), les llevan a lo más alto de las listas de éxito, rendidas a su imponente capacidad creativa. Sin embargo, la carrera de los singles extraídos del trabajo no alcanza el mismo nivel y los rumores sobre desavenencias con su compañía discográfica inundan los tabloides de las Islas. La gira que recorrerá Gran Bretaña ese año también está salpicada de contratiempos que anulan la energía del grupo, pero el cuarteto vuelve a remontar tras un tour por Estados Unidos que se resolverá de manera favorable, algo vedado a casi todos los grupos de éxito en su propio país. Tras esa gira, llega en septiembre del 85 un nuevo single, el estupendo “The boy with the thorn in his side”, que sólo alcanza el 23, lo que recrudece las disputas con el sello Rough Trade y provoca un retraso considerable de su siguiente álbum. Los problemas no terminan ahí: Andy Rourke ha de abandonar temporalmente el grupo debido a sus problemas con la heroína, siendo sustituido por Craig Gannon, con experiencia en formaciones del nivel de Bluebells, Aztec Camera o Colourfield. En junio de 1986 se publica “The Queen is dead”, la demostración de un talento que no sólo no se agota sino que es capaz de crecer diversificando sus virtudes. Morrissey se descubre como cantante superando las críticas a su presunta afectación vocal, trabajando su voz hasta extremos inauditos, mientras que Marr sigue hallando nuevos espacios para sus guitarreos, lejos de los trillados vericuetos del pop; nuevos caminos a los que conducen también canciones que nos transportan de lo épico a lo romántico, de lo desgarrador a lo patético, con lo emocional a flor de piel sin necesidad de subrayados ni reiteraciones. Una de las cimas del pop de los 80. La apoteosis se remata con la entrada en las listas americanas del recopilatorio “Louder than the bombs” y del propio álbum, así como la subsiguiente edición de dos singles inéditos, auténticos clásicos desde el momento mismo de su publicación: “Panic”, en julio del 86, y “Ask,” en octubre del mismo año. La denuncia contra la música de consumo, contra la música disco más insultantemente comercial, protagoniza “Panic”,



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