Revista Amateurs - Mayo 2012

Page 55

Quiso echarla de menos, como se echa en falta las tardes del café, el "buenos días" de la cajera del súper, los cantantes de ópera nocturnos (e improvisados) de una ciudad cualquiera o los helados de fresa de cuando eras niño. Pero resultó que él tenía de nombre Malasaña (y eso es algo que no cambia nunca, es casi como llamarse Marlene) y lo más lejos que llegaron fue a un callejón sin salida, donde se escupen tristezas y se enamoran olvidos. Ella quiso seguir caminando por el alambre con los brazos extendidos como si aún supiera volar, como si todavía quisiera abrazarle. Caminó hasta tambalearse (que no hasta caerse, porque alguien le dijo que las señoritas nunca lo hacen), hasta que sus tacones se quebraron como se rompen los sueños una noche cualquiera de octubre

53


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.