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TE ESTÁBAMOS ESPERANDO

La autora lo recuerda todo sobre su infancia. No es mi caso. Yo tuve una infancia muy rara con una madre un tanto peculiar. Siempre decía “no seas tan cigarra y sé más hormiga” refiriéndose a la fábula.

Se pasaba el día trabajando y yo sola estudiando.

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A los seis años ya era casi totalmente independiente y hacía dos años que no tocaba un juguete. Fue duro, sí, pero estaba acostumbrada. Un día, mi madre desapareció. Solía volver a las nueve justo para cenar, pero ya eran más de las diez y no aparecía. Decidí cenar y acostarme. “Se habrá retrasado”, me dije.

A la mañana siguiente antes de ir al colegio pasé a ver si tu taza del desayuno estaba en el lavavajillas, pues ella se iba antes de que yo despertarse. En él solo había un tazón, el mío. “A veces desayuna en la oficina” me dije, aún más preocupada.

Al volver del colegio, la llamé, o contestó, llamé a su oficina y tampoco hubo respuesta. Llamé a su mejor amiga, su compañera de trabajo.

- ¿Sí?

- Sonia, soy la hija de Cristina.

- Ah, Mónica, dime ¿Qué ocurre?

- ¿Mi madre está ahí?

- ¡Qué va! Creía que se había puesto mala y no había acudido.

- No sé nada de ella desde anteayer.

- Ayer tampoco vino. En veinte minutos estoy en tu casa.

Fueron veinte minutos justos, ni uno más ni uno menos.

- Mónica, abre rápido traigo a alguien.

Al abrir la puerta estaba Sonia y alguien vestido de policía.

- Este es Raúl, mi hermano, nos ayudará a encontrar a tu madre.

- Pasad- dije.

Ya sentados y acomodado, Raúl pidió un portátil y enchufó un pendrive.

- Aquí se encuentran las grabaciones de las cámaras de seguridad de la ciudad de ayer y anteayer.

Estuvieron un buen rato viendo las grabaciones de una cámara de al lado de la salida de su trabajo. Cada paso, cada movimiento. Nada… Las de cerca de casa. Cada paso, cada movimiento. Nada...Una de camino. Cada paso, cada movimiento.

- ¡Ahí! ¡Para!- exclamé.

Una mujer andaba con prisa mientras se ponía una túnica negra … y se metía en un callejón sin salida.

- Tu madre ha de ser detenida.

- ¿Por qué?

- Porque pertenece a la Hermandad de las Sombras, cuyo fin es acabar con la tecnología.

No me dio tiempo a reaccionar. Raúl había salido corriendo a detenerla, y yo tuve que asimilarlo, quedarme ahí parada sin hacer nada.

Así fue. Al día siguiente Asuntos Sociales vino a por mí, yo no pude despedir a mi madre y...No volví a ser la misma.

Me metieron en un internado en el que solo una vez al mes vería a mi madre.

Me escapé dos veces, pero a la tercera lo conseguí.

Fui a un callejón oscuro y me puse una túnica negra que encontré de mi madre y …

- Bienvenida, Mónica, te estábamos esperando desde hace mucho.