Campaña del Ejército Chileno contra la Confederación Perú-boliviana en 1837

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una cosa es el abastecimiento diario de un pueblo o de un ejército, i otra mui distinta la acumulación i reserva de los bastimentos indispensables para atravesar el período de un asedio o emprender una campaña. Siempre que se intentó en Arequipa reunir víveres para la subsistencia del ejército durante algunos dias, se tropezó con dificultades que nadie acertó a salvar, ora porque faltaba el dinero necesario, ora porque no se hallaban contratistas i proveedores que echaran sobre sí la responsabilidad de tales contratos, corriendo el doble peligro de no ser pagados i de provocar las venganzas i persecuciones de las autoridades del Protector. La caja o la comisaría del ejército chileno solo habia llevado los fondos necesarios para el pago regular de soldados i oficíales, por un breve tiempo, contándose, por lo demás, con que los pueblos mismos del Perú proveerían a la subsistencia de la fuerza invasora. Por eso la primera medida del Gobierno provisional encabezado por La Fuente, fué imponer por manera de empréstito forzoso a los propietarios de Arequipa, una contribución de quinientos pesos diarios, que, con escepcion de cuatro o cinco dias, fué constantemente recaudada i sirvió para el rancho cuotidiano de la tropa; pero no podia servir para mas. Blanco abandonó de mui buen grado al Gobierno provisional esta medida odiosa, que juzgaba contraria a su carácter de aliado i amigo de los pueblos peruanos; i por esto rechazó también todo arbitrio violento para proveerse de víveres i recursos pecuniarios, como pensaba el coronel Vivanco que debió hacerse i se hace en todo caso de necesidad (6). Puede ser mui bien que en aquellos dias la carne cesos que precedieron a los tratados de paz, dice que, a medida que el ejército protectoral se aproximaba a la ciudad de Arequipa, «de ésta salian sin cesar víveres i socorros de toda clase hacia los puntos ocupados por nuestros cuerpos...» I mas adelante añade: «Entre tanto innumerables habitantes de Arequipa vinieron al cuartel jeneral, (de Paucarpata) comunicaban noticias de lo que pasaba en el pueblo i suministraban socorros i provisiones a nuestras tropas.. . » Por su parte, clon Antonio José de Irizarri, en su «Defensa de los tratados de Paucarpata» sostuvo antojadizamente que ni con dinero, ni por la fuerza habría podido el ejército chileno adquirir víveres, porque no los habia. (6) Declaración de Vivanco en el proceso citado. Es preciso reconocer,


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