AL LECTOR
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Tal es el caudal bibliogrhfico que podemos afiadir a1 nuestro de qw.e hicimos recordacibn. Como es de suponer, el relativo a chilenismos y en general a1 lenguaje que hablamos en Chile, es mucho m&s vasto, y ha sido ya catalogado por don Miguel Luis Amunhtegui Reyes en el prblogo que con el titulo de La Lengua Espafiola en Chile enriqueci6 el tom0 I1 de sus Observaciones i enmiendas a un Diccionario, aplicables tambidn a otros, Santiago, 1925, 8." Sabido esto, s610 nos cumple traer a cuento algunas de las obras fundamentales en esta materia, que bien podriamos omitir si el presente trabajo hubiera de circular s610 entre chilenos, p e s son de sobra conocidas. Sea la primera, en orden cronol6gico, las-Correcciones lexiqrdficas sobre la lengua castellana en Chile, seguidas de varios apdndices importantes, dispuestas por orden alfabdtico, y dedicadas a la Instruccibn Primaria, por el Licenciado D. Valentin Gormaz. Valparaiso. Imprenta del Comercio, 1860, 4." m a y o r . 4 4 pp. La primera secci6n est6 consagrada a una lista de nombres en que se ponen 10s que c<sedicen mal. y c6mo deben decirse, en su mayor parte forniada por barbarismos; y en otro terreno, las usadas en Chile, que asegura no existir, como que en efecto no aparecian en 10s l6xicos castellanos de aquel tiempo, como son, por ejemplo, para concretarnos a unas pocas : abusionero, acezar, achucharrar, baticola, bigotudo, cardal, carpa (toldo), cigarrera (petaca), descote, equipar, etc., etc., que ya en el actual Diccionario de la Academia tienen su sitio. Esta parte del trabajo va ilustrada con 148 notas en que se aclara o discute su significado. Quince aiios m8s tarde, don Zorobabel Rodriguez publicaba su Diccionario de Chilenismos, piedra fundamental para el conocimiento de nuestro idioma en este pais, y en el que, con gran acopio de doctrina, se le fustigaba sin piedad, considerhndolo, de punta a cabo, como mera demostraci6n de inecrrecciones y barbarismos. Ciertamente, que el autor procedia inspirado por el culto a1 correct0 decir, si bien con tal exceso de puritanism0 idiomhtico, que si su autor resucitara, habria podido ver con asombro que la propia Real Academia, con criterio mhs amplio, acogia en su l6xico voces y giros por 61 condenados. A combatir sus dictados sali6 a la palestra don Fidelis P. del Solar en obra tan indigesta como mal fundamentada, que motiv6, a su vez, 10s reparos que a ella le hizo, y con sobrada razbn, don Fernando Paulsen. Y aqui es tambibn de notar las Cartas de D. Manuel Blanco Cuartin sobre chilenismos, dirigidas a1 autor del Diccionario, que, desgraciadanie nte, s610 vieron la luz pbbli'ca en 1919, muchos a5os despubs de escritas, insertas que fueron 10s tomcs VI11 y IX de la Revistu Chilena. 'TT vale la pena de reeordar a este prop6sito el articulo