Revista Ágora. nº 11

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Edita

Asociación cultural ÁGORA CINCO VILLAS NIF: G99370173 N º Registro: 01-Z-3621-2.013 CASA DE LA EDUCACIÓN PLAZA GOYA S/N 50600 Ejea de los Caballeros (Zaragoza) revistaliterariaagora@gmail.com

Consejo de redacción

Patxi Abadía Álvarez. Coordinador de Ágora Profesor Secundaria IES Benjamín de Tudela. Departamento de Lengua Eva Bajén García. Profesora Secundaria IES Cinco Villas. Departamento de Lengua Joaquín Bueno Villacampa. Profesor Secundaria IES Félix de Azara. Departamento de Lengua Alberto Cabello. Ilustrador Javier Comenge Leonar. Director Escuela Música de Ejea de los Caballeros José Antonio Corral Antón. Profesor Secundaria IES Conde Aranda. Departamento de Lengua Alfonso Cortés Alegre. Maestro CEIP Mamés Esperabé de Ejea de los Caballeros Cristina Duesca. Profesora Secundaria IES Cinco Villas. Departamento de Dibujo Enrique Galé Casajús. Profesor Secundaria IES Río Arba. Departamento de Lengua Asunción Gil Horrios. Bibliotecaria de Ejea de los Caballeros María Jesús Guallar. Profesora Secundaria IES Cinco Villas. Departamento de Francés Juan Herranz. Escritor Miguel Ángel Longás Acín. Profesor Secundaria IES Cinco Villas. Departamento de Lengua Ernesto Navarro Durá. Profesor Escuela de Arte de Zaragoza Inmaculada Navarro Modrego. Profesora Secundaria IES Reyes Católicos. Departamento de Lengua Beatriz Pérez Virgos. Asesora Secundaria Centro de profesores y recursos Matilde Sagaste Bericat. Asesora Primaria Centro de profesores y recursos José Sánchez Usón. Profesor Secundaria IES Ítaca. Departamento de Lengua

Ilustradores

José Antonio Alcázar Elena Arrese Katia Beltrán Gabriel Bueno y Lorenz Luis Burgos Cristina Duesca Ainhoa García Yoli Marzo Gascón Héctor Goñi Gracia Elena Jodrá López Pilar Longás Félix Loureiro María Luna Fago Laura Maillo Rosaluz Méndiz Mejoral Paula Morós Ernesto Navarro César Ordóñez Eduardo Ramón Cristina Salcedo María Sauras Beatriz Sumelzo Carlos Velázquez Columna Villarroya

Portada

Diseño: Pedro Arilla Cortés Imagen: Ernesto Navarro Durá

Diseño y Maquetación Gráficas Jalón

Depósito Legal Z 1515-2003

Issn 1699-3039

La Asociación cultural ÁGORA CINCO VILLAS no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones expresadas por los autores de los diversos artículos.


alfonso cortés alegre

Amigos y amigas lectores de ágora: En mi condición de Director del Centro de Profesores y Recursos de Ejea de los Caballeros, el año 2003 escribí la presentación para el número uno de la nueva revista literaria ÁGORA, que salía a la calle con 66 páginas de ilusiones. Año tras año, la revista creció y creció en participaciones y colaboraciones hasta llegar a publicar 230 páginas, concretamente en el número ocho del año 2010. La financiación empezó a complicarse pero ÁGORA siguió saliendo a la calle los años 2011 y 2012 por la solidez de su Consejo de Redacción, la edición de la revista por parte del Centro de Profesores de Ejea de los Caballeros, la participación ciudadana y la permanente colaboración económica del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón; los institutos de Ejea, Tauste y Alagón; el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros; el Centro de Estudios y la Comarca de las Cinco Villas, la CAI… El proyecto literario ÁGORA estaba consolidado. En el verano del 2012, el Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón decidió cerrar el Centro de Profesores y Recursos, tras veintisiete años de dedicación a la formación del profesorado. La revista quedaba desamparada, sin referente editorial y sin cobertura institucional pública. El proyecto estaba en peligro. El Consejo de Redacción de la revista, reunido en sesión extraordinaria el 18 de diciembre de 2012, decide seguir con el Proyecto ÁGORA constituyéndose en una asociación totalmente independiente y con fines educativos, culturales y de dinamización del mundo rural: LA ASOCIACION CULTURAL ÁGORA CINCO VILLAS. Fue elegido presidente el profesor ejeano de Lengua y Literatura e historiador José Francisco Abadía Álvarez, al que acompañamos colegiadamente en el trabajo todo el Consejo de Redacción, formando un equipo al servicio de la cultura. El mismo Consejo de Redacción, que consiguió publicar una revista anual de cultura, ensayo y creación literaria durante diez años ininterrumpidamente, sigue estando ahora detrás de este número 11, que usted tiene en sus manos. Eso sí, ahora con plena independencia institucional e ideológica y con el compromiso social que creamos oportuno. Ahora, la palabra la tiene la asamblea de socios de la nueva Asociación Cultural Ágora Cinco Villas, abierta de par en par a todos los defensores de la cultura, la educación, el arte y la literatura en estos contactos: revistaliterariaagora@gmail.com CASA DE LA EDUCACIÓN. Plaza Goya s/n— 50600 EJEA (Zaragoza) y en nuestro blog: http://www.catedu.es/agora/ La revista ÁGORA inicia su segunda época, manteniéndose la mayoría de los patrocinadores e incluso con nuevos colaboradores que entran con fuerza en la financiación: asociaciones de padres y madres, La Caixa y la empresa ejeana Jumpers SYC Diversificación S.L. Con trabajo desinteresado, esfuerzo, tesón, desinterés personalista, ilusión, ganas, liderazgo compartido, trabajo en equipo y asumiendo riesgos económicos, hemos conseguido mantener a flote el proyecto cultural ÁGORA y la edición de nuestra revista precisamente porque vivimos tiempos en los que hacen más falta que nunca compromisos de la ciudadanía para la mejora social. ÁGORA ha querido poner su grano de arena desde un compromiso intelectual crítico y constructivo por un regeneracionismo general actualizado, que hace falta, mucha falta. Va por la cultura, va por usted… Asociación Cultural Ágora Cinco Villas

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ÍNDICE

Editorial............................................................................................................................................................................. 7 Firma invitada Soledad Puértolas Villanueva ..........................................................................................................................9 Aragoneses ilustres Ildefonso Manuel Gil. En el centenario de su nacimiento, Manuel Hernández Martínez ...................12 Labordeta y la transición aragonesa a la democracia y a la autonomía. Un viaje a Paletonia, Carlos Serrano Lacarra ................................................................................................................................................................ 15

Crítica literaria Agustín García Calvo y Ezra Pound: convergencias y divergencias, Miguel Ángel Longás ..............20 «España sufre»: los diarios de guerra de Carlos Morla Lynch (1936-1939), Marcelino Cortés Valenciano .....24

Pensamiento y reflexión El rincón del neurótico, Joaquín Bueno ...........................................................................................................................29 Ensayo de otoño, José Manuel Fanjul Díaz ...................................................................................................................... 31 «Hagan juego», Mariano Chóliz .............................................................................................................................................. 35 113 mil millones, Irene Villa Orduna ................................................................................................................................... 37 Lo último que se pierde, Gabriel Bueno y Lorenz .....................................................................................................38

Educación Prácticas de aula: algunas reflexiones, Estefanía Saldías Larramendi .............................................................41 Crisis y cambios en el sistema educativo actual, Jesús Claver Giménez .......................................................45 Cuando el papel protagonista lo tienen los alumnos…, Carmen Chóliz .........................................................48 Dya spiik Inglish?, María del Pilar Berruete Rodríguez .......................................................................................... 51 Ciencia y Ciudadanía, Jesús Medrano Homobono ..................................................................................................... 55 Tecnología, educación y libertad, Natalia Alcalde ...................................................................................................... 57

Nuestros jóvenes emigran Desde el corazón de Europa, Marta Bajén Gonzalo ..................................................................................................60 Por Australia, Juan Irache Duesca ........................................................................................................................................63 La joven expectativa del destierro, Carolina Arrieta Castillo ..............................................................................65 América y lo que nos queda por vivir, David Villafranca Pemán ......................................................................67 Preparados para ser migrantes, María Sauras ...............................................................................................................69

Historia Comer en Aragón en la Época Medieval, Elena Piedrafita ....................................................................................72 Hubo otras crisis: la apuesta educativa en los años 30 del siglo XX y su reflejo en los artículos de algunos cargos ejeanos en la prensa obrera, José Antonio Remón Aísa ........................................................ 75

Cinco villas La Ejea griega, José María Lahoz ..........................................................................................................................................79 Memorias de una Bentura, Blanca Pérez Cerrada .......................................................................................................85

Ciencia y salud Ciencia ficción y popularización de la Ciencia, Miguel Carreras Ezquerra ................................................89 Eppur si muove, Elisa Ruiz Chóliz .......................................................................................................................................93 Miedo a lo desconocido, Pilar López Matín ...................................................................................................................97 Alcohol, alcohol, alcohol…, Julia Rojo Armenteros ....................................................................................................98


Música

Una vela en la oscuridad, Ángel Petisme .........................................................................................................................101 Nuestro mundo es la tienda mejor abastecida de la historia, Mariano Gil, «Rones» ............................102

Cine y teatro

Invitación al Ritmo, Luis Yrache Jiménez .....................................................................................................................105 Por amor al arte, Minerva Arbués Castillo ....................................................................................................................107

Creación literaria. Narrativa

Cuando todo estaba dicho, Mario Hinojosa ................................................................................................................... 111 El indigente ilustrado, Elifio Feliz de Vargas ................................................................................................................ 112 Sin dejar huella, Isabel Sabariego Mediel .......................................................................................................................114 Blanco sobre negro, La náusea, Eva María Medina Moreno ................................................................................ 116 Moon River, Juan Villalba Sebastián .................................................................................................................................118 El rayo errante, Alberto Peña Córdova ............................................................................................................................. 119 Infancias, Jesús Claver Giménez ..........................................................................................................................................122 Prólogo Hilado. (Reposo allá riba), Rafael Esteban Silvestre ................................................................................................... 123 You, It, Something and, Frank Vito ........................................................................................................................................................ 127 III Concurso de microrrelatos contra la violencia de género ..................................................................................................128

Creación literaria. Cómic

Qué bello es vivir, Alberto Caballo .........................................................................................................................................................130 El cuento de Hundú, Saúl Alonso ............................................................................................................................................................ 132

Creación literaria. Poesía

Firmas invitadas, Alfredo Saldaña ............................................................................................................................................................ 138 Miguel Ángel Yusta ........................................................................................................................................................................................... 139 Otros poetas Ángel Sobreviela ................................................................................................................................................................................... 141 Fernando Sanmartín ........................................................................................................................................................................... 141 Rafael Lobarte .......................................................................................................................................................................................142 Javier Neveo ............................................................................................................................................................................................ 143 Sergio Gómez García ........................................................................................................................................................................144 Luis Dionis .............................................................................................................................................................................................. 145 Jesús Soria Caro ................................................................................................................................................................................... 145 Jesús Claver ............................................................................................................................................................................................. 145 Francisco Javier Sanz ........................................................................................................................................................................ 146 Susana Hernández ............................................................................................................................................................................... 146 Natalia Alcalde ....................................................................................................................................................................................... 147 Esperanza .................................................................................................................................................................................................148 Poetas de otras comunidades Pedro Gandía ..........................................................................................................................................................................................149

Leer para vivir

Adultos ...................................................................................................................................................................................................................... 151 De niños y de joven, Eva Bajén .................................................................................................................................................................. 153

Literatura infantil ................................................................................................................................................................................................ 157 Literatura juvenil .................................................................................................................................................................................................. 172



editorial

editorial

Una de las grandes aportaciones del 15M a la conciencia colectiva de nuestro país ha sido la de situarnos en un escenario en el que se evidencia la necesidad del compromiso de todos los ciudadanos en la tarea de regenerar un tejido social lamentablemente deteriorado por la injusticia y por la corrupción. También ha quedado patente la indignación colectiva por un modelo de sociedad que dificulta la vida a la mayoría de la gente, especialmente a los más débiles y desprotegidos. Conscientes de que la sabiduría y la belleza se guardan tanto en los archivos de las bibliotecas o de los museos como agapazadas en la extraordinaria multitud de pequeñas­–grandes cosas con las que estructuramos lo cotidiano, las páginas de nuestra revista han sido durante los últimos diez años una propuesta de reflexión colectiva y un lugar de encuentro de todos los puntos de vista desde los que se observan las razones profundas de la ética y de la estética en nuestro entorno sociocultural. Es más que evidente que en el consejo de redacción de Ágora detestamos la injusticia, la perversidad de la codicia y la moral del doble lenguaje y que estamos convencidos de que los grandes cambios socioeconómicos y culturales que la humanidad necesita desde tiempos inmemoriales deben asentarse en multitud de pequeñas cosas sobre las que se puedan construir estructuras más complejas y significativas. Por ello, aspiramos a la humilde virtud de ser parte del cemento con el que se construya el hermoso edificio de la solidaridad y de la utopía... Con nuestro trabajo colectivo de dinamización educativo-cultural tratamos de abrir puertas a las personas que desean expresar sus puntos de vista o contarnos las historias que atesoran en los recovecos de su pensamiento y, por eso, valoramos tanto que transiten por nuestras páginas reconocidas magas y reconocidos magos de la escritura que prestigian con sus escritos nuestro quehacer literario y nos sirven de estímulo en nuestras tareas creativas. No sabemos hasta cuándo estaremos por aquí, pero sí sabemos que el que bucee a lo largo del tiempo en nuestras páginas encontrará siempre el punto de encuentro que Ágora ha sido a lo largo de estos diez últimos años para muchas pequeñas y grandes magas y muchos pequeños y grandes magos de la escritura. Es, como lo ha sido siempre, el dulce viento de la utopía el que nos empuja hacia adelante…

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firma invitada

Si el poeta y flamante ganador del Premio de las Letras Aragonesas de 2010, Ángel Guinda, cerraba como firma invitada la que podríamos considerar primera etapa de Ágora en el panorama de las letras aragonesas y españolas, en esta ocasión Soledad Puértolas bautiza con agua lustral la nueva etapa que hemos emprendido, llenos de esperanza e ilusión, con la publicación de este número. ¿Cabía otra forma mejor de haberlo hecho? La respuesta es claramente no. La presencia de la novelista, ensayista y académica de la lengua española Soledad Puértolas en estas páginas supone el mayor grito de aliento que puede percibir toda persona o colectivo que aspire a poner en marcha o consolidar un proyecto cultural de la envergadura de Ágora. Sin duda, esta mujer aragonesa, gracias al tesón e ingenio demostrados en su ya dilatada trayectoria literaria, está hoy por hoy en lo más alto de la cumbre del Parnaso español. Basta tan solo leer los numerosos títulos que componen su producción novelística y ensayística. En este número de Ágora nos ofrece una pequeña muestra de ello con las palabra-homenaje que dedica a su amigo y afamado cineasta, también aragonés, recientemente fallecido, José Luis Borau. Les invitamos a disfrutar de sus palabras. Se tratará, ciertamente, de un placer único.


firma invitada

Soledad Puértolas Villanueva biografía Soledad Puértolas Villanueva nace en Zaragoza en 1947. Reside en la localidad de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Su producción literaria abarca el campo de la novela, el relato breve y el ensayo. Ha publicado las siguientes novelas: El bandido do‑ blemente armado (Premio Sésamo 1979), Burdeos, Todos mienten, Queda la noche (Premio Planeta 1989), Días del Arenal, Si al atar‑ decer llegara el mensajero, Una vida inesperada, La señora Berg, La rosa de plata, Historia de un abrigo, Cielo nocturno (2008) y Mi amor en vano (2012). Libros de relatos: Una enfermedad moral, La corriente del golfo, Gente que vino a mi boda , Adiós a las novias (Premio NH 2000) y Compañeras de Viaje (2010). Textos autobiográficos: Recuerdos de otra persona, Imagen de Na‑ varra y Con mi madre. Ensayo: El Madrid de La lucha por la vida, La vida oculta (Premio Anagrama de Ensayo l993 ), La vida se mueve y Como el sueño (editado por el Gobierno de Aragón, con motivo del Premio de las Letras Aragonesas 2003). Relatos para un público juvenil: La sombra de una noche, El reco‑ rrido de los animales y El desván de la casa grande. Ha realizado una versión de La Celestina al español actual (Castalia, mayo 2012). Ha recibido el Premio de las Letras Aragonesas en 2003 y el Premio de Cultura 2008 de la Comunidad de Madrid. Es miembro del Patronato de la Biblioteca Nacional y miembro del Patronato y del Consejo de Administración del Instituto Cervantes. Desde 2010, ocupa el sillón «g» en la Real Academia Española de la Lengua. Su discurso de ingreso versó sobre «Los personajes secundarios del Quijote», y llevó por título «Aliados».

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soledad puértolas villanueva

A la memoria de José Luis Borau Escribir sobre una persona que ha desaparecido hace muy poco tiempo de nuestras vidas siempre tiene algo de irreal. Parece mentira que la palabra hablada ya no pueda ser utilizada en relación con la persona de quien hablamos. De quien escribimos. Nos hemos instalado para siempre, en relación con ella, en el terreno de la palabra escrita. Y por mucho que la valoremos, que, más que nunca, ahora, nos aferremos a ella, sabemos que es una carencia. Nada puede sustituir la existencia, la presencia de la persona fallecida. José Luis Borau murió el 23 de noviembre de 2012, hace escasos meses. Recibí la noticia de su muerte en el pequeño apartamento que mi hijo Diego comparte con su novia Mélanie, en París, y mientras quien me daba, con voz trémula, la triste noticia, yo miraba las copas de los altos árboles de un parque, todavía con algunas hojas doradas prendidas en sus ramas, y pensaba que a José Luis le gustaría esa vista, ese rincón de París alejado de las rutas turísticas, incluso el pequeño apartamento de Diego. Se lo dije: José Luis, estoy en París, en el cuarto que mi hijo Diego tiene en París, ya te dije que se vino a París, sí, Diego, que fue alumno tuyo en la Fundación Viridiana y a quien siempre dedicabas, cuando surgía en la conversación, palabras elogiosas en tono serio, convencido. Me acabo de enterar de tu muerte, José Luis, en este París que tanto te gustaba y que conocías tan bien, porque siempre llegabas a conocer muy bien las ciudades por las que pasabas. Eras un paseante curioso, siempre en busca de historias, de ángulos, de perspectivas, de escenas. Un paseante que lleva el cine dentro de sí.

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Justo el día anterior al de su muerte, tuvo lugar, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, la presentación del libro que Bernardo Sánchez había escrito sobre él. Un libro estupendo, amenísimo, cuyo prólogo se me encargó y escribí con enorme placer. Sé que a Borau le gustaba el libro, y que lo repasó minuciosamente antes de su publicación. Cuando, antes de enviar todo el ma-

terial a imprenta, leyó mi texto, me llamó para decirme que todo eso tan formidable que yo había escrito no podía estar referido a él. No soy yo, dijo —medio riéndose, seguro— al otro lado de la línea telefónica. Pues claro que no, le contesté, los retratos siempre nos hablan de otro, es así, pasa todo el tiempo, es inevitable. Eso es verdad, me dijo, con ese hilo de voz que se le había quedado, una voz como una vela temblorosa, balbuciente, esforzada. Eso es verdad. Puede ser. Lo dije por decir, por contestar algo, porque a Borau yo siempre le contestaba algo y luego él replicaba, y yo seguía contestando. La cosa era seguir hablando, quizá discutiendo un poco, para que él no perdiera la oportunidad de reñirme por algo, una opinión, un gusto, un vacío, un error. Después de eso, él solía rememorar algo que le había pasado a él o a un amigo, y era un verdadero relato, con su comienzo, su nudo y su desenlace. Luego Borau se quedaba mirando a un punto fijo entre mis ojos y los suyos, un punto que él veía muy bien, y sonreía un poco de una forma algo pícara, como si el relato que acababa de contar fuera, en el fondo, otra cosa, algo que alguna vez se me revelaría. Después de la presentación del libro, ya de noche, hablé con Natacha Molina, la misma persona que, horas más tarde, me habría de notificar su muerte. Borau había estado en el hospital, pero ya se encontraba en casa, contento porque el acto de la presentación ya había tenido lugar. Quería darnos las gracias a todos los que habíamos tomado parte en él. Eso me dije, y le dije, mirando las copas de los árboles del parque parisino, en el mediodía del día 23 de noviembre. Gracias a ti, José Luis. Gracias, queridísimo Borau. Lo que José Luis Borau dio al cine es algo que los expertos lo saben muy bien. Y dio mucho, muchísimo, a sus amigos, tiempo de conversación y de afecto. Ese legado se guarda en nuestro interior. Pozuelo de Alarcón, enero 2013


recordando a aragoneses ilustres

En este nuevo número de la revista, el consejo de redacción de Ágora publica por primera vez la sección «Recordando a aragoneses ilustres», que esperamos tenga continuidad en el futuro. Aragón es una Comunidad Autónoma que ha visto nacer a muchos personajes ilustres en distintos ámbitos. Baste recordar figuras como Avempace, Fernando el Católico, Servet, Zurita, los Argensola, Gracián, Pignatelli, Goya, Costa, Cajal, Fleta, Buñuel, Moliner, Gargallo, Sender, Serrano o Laín Entralgo. En este sentido, dos de sus hombres más ilustres durante el siglo XX han sido José Antonio Labordeta e Ildefonso Manuel Gil. Ambas figuras tienen en común, aparte de haber vivido duros momentos históricos, el hecho de haber compartido la condición de ser grandes escritores y personas comprometidas de una u otra forma con la realidad aragonesa. El primer artículo es del historiador Carlos Serrano Lacarra, perteneciente al Rolde de Estudios Aragoneses, institución caracterizada desde la transición política por estudiar la historia y la cultura de nuestra tierra. En él su autor nos habla de la Historia y las Crónicas de Paletonia publicadas por José Antonio Labordeta (1935-2010) en el periódico Andalán en los años setenta. En ellas nuestro cantautor muestra las carencias de Aragón y su desencanto político por la forma de llevarse a cabo la transición a la democracia y a la autonomía aragonesa. En su visión somarda, Aragón es Paletonia y los aragoneses somos unos paletones. El franquismo hizo un erial de nuestra tierra, del cual se aprovecharon luego políticos que en el pasado no habían hecho nada por ella. Por su parte, el segundo artículo es del profesor Manuel Hernández Martínez, que ha estudiado en profundidad la vida y la obra literaria (poética y narrativa) de Ildefonso Manuel Gil (19122003). En él hace una síntesis de ambos aspectos de este escritor de la Generación de 1936 y resume los distintos homenajes que se han celebrado en el año 2012 para conmemorar el centenario de su nacimiento. Si algún lector está interesado por su poesía, le recomendamos la antología titulada Ildefonso–Manuel Gil. Poesía (1950‑2001), con un estudio de Santiago Fortuño, en la Colección Letra Última de la Institución Fernando el Católico, de la cual fue director también este gran poeta aragonés.


César Ordóñez

manuel hernández

Ildefonso Manuel Gil. En el centenario de su nacimiento Manuel Hernández Martínez

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Hemos realizado una serie de actos desde enero de 2012

libro, Borradores, antologado por Benjamín Jarnés, di-

en homenaje a nuestro escritor aragonés por su naci-

rigió revistas literarias, y conoció a los más importantes

miento: el 22 de enero de 1912. Nació en Paniza, pero

escritores e intelectuales del momento. En su vida y en

se crió en Daroca. Allí, al lado de su hermana mayor,

su producción literaria sufrió un duro golpe durante la

Victoria, empezó a desarrollar una vocación por el arte

Guerra Civil española. Incluso fue encarcelado en Teruel,

en general, sobre todo por la literatura. Comenzó los es-

donde estaba destinado como funcionario del Ministerio

tudios de Derecho, como hacían la mayor parte de li-

de Educación y colaboraba en la Reforma Agraria. Si-

teratos decimonónicos, en Zaragoza; y acabó la carrera

guió escribiendo e investigando sobre literatura después

en Madrid, donde se instaló con su madre y su hermana

de la contienda, pero tuvo que vivir del pluriempleo para

pequeña —su hermana mayor y su padre habían falle-

subsistir. En 1945 mejoró su situación laboral, al ocupar

cido—. A comienzos de los años treinta participó en el

un alto cargo administrativo en el periódico Heraldo de

gran desarrollo cultural de la capital. Publicó su primer

Aragón. Cuatro años después concluyó en la Facultad de


Siguió participando durante todo este tiempo en los cursos de verano de Santander y Jaca. Poemarios y antologías de su propia obra se suceden, como Elegía total —sobre un tema poco tratado en la lírica en castellano: el apocalipsis nuclear—, Luz sonreída, Goya, amarga luz —su segundo poemario dedicado a Goya— o la recopilación temática sobre su poesía paisajística: Hombre en su tierra. En 1969 la Diputación Provincial de Zaragoza le concede la Medalla de Santa Isabel al ser llevada al cine su novela Juan Pedro el dallador, de ambientación rural, y verdadero homenaje a su infancia y adolescencia darocenses. En 1980 es pregonero de las Fiestas del Pilar. El Ayuntamiento acababa de concederle el premio Luzán y la Institución Fernando el Católico le había realizado también un homenaje. De esta época son Poemaciones, Zaragoza, Vuelta al amor en 54 poemas —otra antología temática de poesías—… Y su antología de relatos breves, La muerte hizo su agosto. Publica abundantes trabajos de investigación, resultado de sus clases en la universidad. Por fin en 1982 se jubila como profesor universitario en los EE.UU. El Ayuntamiento de Zaragoza le concede la medalla de oro de la ciudad. Numerosos escritores y artistas le rinden un homenaje publicando un libro. También Paniza, en 1984 le nombra «Hijo Predilecto». En 1985 es nombrado director de la Institución «Fernando el Católico» de la Diputación Provincial de Zaragoza, y en 1987 nombrado académico de número de la Academia Norteamericana de la Lengua.

Durante esos años publica Las colinas, un poemario donde va asumiendo el otoño vital, escrito durante una convalecencia en Daroca, observando el paisaje que le inspira esta melancolía. Dos recopilaciones más, Can‑ cionero segundo del recuerdo y la tierra y Hectapoema‑ rio, son muy representativas de su trayectoria poética. Y su última novela, Concierto al atardecer, de 1992 pero «pensada»—y vivida— desde los meses de cárcel de 1936. A la edad de 80 años deja la Institución dedicándose desde entonces a escribir sus memorias: del proyecto inicial de cuatro libros salieron Un caballito de cartón (1996) y Vivos, muertos y otras apariciones (2000). La Diputación Provincial le concede su premio más importante: «Medalla de Oro de Santa Isabel». Sus poemarios siguientes ya reflejan en el título su asunción de la recta final de la vida: Por no decir adiós (1999) y Vida, unidad de tiempo, poesía (2001). De todos los homenajes recibidos en esos años hay que destacar el celebrado en Paniza por su noventa cumpleaños. El 28 de marzo de 2003, tras varios meses de sufrimiento, fallece en su casa de Zaragoza. Su cuerpo es trasladado a Daroca en cuya iglesia de Santa María de los Corporales se celebran los funerales y es enterrado en el cementerio de dicha localidad.

aragoneses ilustres

Filosofía y Letras sus estudios de Licenciatura con una tesis doctoral dedicada José Mor de Fuentes. Su primera novela, La moneda en el suelo, de corte existencial, propio del momento, obtuvo el Premio Internacional de Primera Novela de 1950. Fue publicando estudios dedicados a autores importantes de la literatura, ediciones, traducciones y poemarios, como Homenaje a Goya, El corazón en los labios, y, especialmente, El tiempo reco‑ brado, de un año clave, 1950, cuando otros poetas supervivientes de su generación comienzan a publicar y a retomar el pulso de la creación literaria en esa España tan gris y llena de censura. En 1954 reingresa en el Cuerpo Técnico–Administrativo del Ministerio de Educación y Cultura, y es destinado al Colegio Universitario «Cerbuna» de la Universidad de Zaragoza. Es elegido, a propuesta del poeta portugués Campos de Figueroa, Académico del Instituto de Coimbra por haber traducido al español, en verso, la obra Os Lusiadas de Luis Camoens. A pesar de estos reconocimientos culturales no puede desarrollar una actividad académica propia de su preparación y en 1962 otro gran amigo escritor, Francisco Ayala, lo invitó a dar clases en la Universidad de Nueva York, donde trabajó durante veinte años. Allí siguió escribiendo e investigando, con total libertad.

A lo largo de su producción literaria se enumeran más de treinta títulos de libros de poemas, cinco novelas, algunas traducidas a otros idiomas, también traducciones suyas, decenas de ediciones de autores clásicos y contemporáneos, y centenares de artículos de investigación y de opinión sobre literatura, sobre cultura y sobre la vida, en general, una vida, la suya, que vivió de forma apasionada con su familia, con sus amigos, por los valores en los que creía y practicaba, y con la literatura. Noticias sobre las celebraciones del Centenario han aparecido en «Babelia», suplemento cultural de El País, de la mano de José Carlos Mainer; también en Heraldo de Aragón, en este caso gracias a Antón Castro. También en El Periódico de Aragón, sobre todo en su suplemento «El Periódico del Estudiante». Artículos y noticias también han aparecido en Rolde, Diario de Teruel y en la Crónica del Campo de Cariñena. Revistas escolares, de centros de secundaria también, se han hecho eco de la figura de Ildefonso: Anaquel del IES Pedro de Luna y Dijendas del Instituto de Monreal del Campo. Un prólogo de estas actividades, promovido por la Asociación Aragonesa de Escritores, se desarrolló en Daroca, en octubre de 2011, con una charla dentro del ciclo «Novela de aventuras» sobre la novela Juan Pedro el dalla‑ dor. El público estaba formado sobre todo por alumnas de educación de adultos y alumnos del programa de formación del Centro Penitenciario. Todo un prólogo porque posteriormente tanto contenidos como receptores serían protagonistas de otros actos. Así durante los días

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manuel hernández

20 y 21 de enero de 2012 se inauguraron oficialmente los actos con la proyección de Ley de raza, película de José Luis Gonzalvo sobre la novela citada. La proyección del segundo día fue seguida por un emotivo recital, con María José Moreno y Laura Lafuente. La siguiente localidad donde se celebraron los actos de inicio del centenario fue Paniza, con la inauguración de una exposición, recital y proclamación del fallo del jurado del certamen de poesía de la Asociación I–M Gil. La cooperativa de la localidad también preparó un vino conmemorativo. He de recordar que alumnas de mi instituto estuvieron también durante esa semana con estudiantes de primaria comentando poemas paisajísticos de Ildefonso. La siguiente localidad en la que se conmemoró el Centenario fue Fuendetodos, ya en febrero, donde se comentó el libro de 1946, Homenaje a Goya, y la relación del autor con el grupo Pórtico, algunos de cuyos componentes ilustraron el libro número 1 de la tirada. Una actividad similar se realizó ya en Zaragoza en la Biblioteca de María Moliner de la Universidad. En el Teatro Principal, en junio, Antón Castro dirigió un emotivo acto constituido por recital, canciones y entrevistas a personas allegadas al autor. En Teruel, con el Ayuntamiento o a través de la Asociación Pozos de Caudé, se llevaron a cabo conferencias, recitales… También en Villarquemado. De nuevo en Daroca, en marzo, visitamos la cárcel para estar de nuevo con algunos de los residentes y realizar, con la ayuda del programa de formación, un taller sobre los relatos cortos de Gil ambientados en cárceles. El diploma conmemorativo de ese acto dice: «Por haber conseguido abrir un agujero de libertad y esperanza en la muralla del centro penitenciario de Daroca». Y en julio se inaugura la exposición de seis autores de artes plásticas, fotografía y música interpretando la obra giliana: «De persona a persona». La exposición pasa a Paniza en septiembre. También la semana de Música Antigua de

Daroca se celebró en su honor. La Institución «Fernando el Católico», a través de la cátedra dirigida por José Carlos Mainer, homenajeó al que fuera su director con un ciclo de conferencias donde diferentes especialistas profundizaron en los aspectos históricos y literarios de los autores que emergieron, como Ildefonso, a mediados del siglo XX, los que habían formado parte de la llamada «Generación del 36». En diferentes barrios de Zaragoza algunas asociaciones culturales realizaron recitales y actividades diversas. En Torrero, en el Actur… El Ayuntamiento de la ciudad, a través de la AAE inició el recital del acto del día del libro con poemas de Ildefonso. Además de los centros escolares citados, de Paniza, el IES Pedro de Luna, el Centro de Adultos de Daroca, en el Colegio Juan de Lanuza, donde trabajó su hija Vicky Gil y tiene una biblioteca dedicada al autor, en el Colegio San Gabriel de Zuera y en el IES Pilar Lorengar, se han llevado a cabo actividades de divulgación de la vida y la obra del autor. Los actos se cierran, por ahora —pues la memoria del escritor permanece no solo en sus seres queridos, también en cada uno de sus lectores—, en Daroca: el 29 enero de 2013 se lleva a cabo una exposición y presentación de trabajos interdisciplinares por parte de profesores y estudiantes del Instituto de la localidad, coordinados por Silvia Martínez, en la Casa de Cultura. Se ha organizado un «grupo de trabajo» que ha implicado a toda la comunidad educativa; de esta forma han participado en este «cierre» de celebraciones del Centenario. Pero es un cierre, confiamos, solo de conmemoraciones del centenario del nacimiento: la memoria de la vida y de la obra de Ildefonso seguirá viva en cada uno de los lectores, en cada una de las personas que se han acercado a estos actos conmemorativos, como los alumnos de Daroca que han cumplido la consigna de los versos del «Poema final»:

No me dejes morir. En tanto alientes, víveme en tus recuerdos, llévame de la mano hasta tu muerte, 16

cobíjame en tus sueños donde yo velaré mientras tú duermes.


aragoneses ilustres Foto de Columna Villarroya

Labordeta y la transición aragonesa a la democracia y a la autonomía. Un viaje a Paletonia Carlos Serrano Lacarra Entre 1977 y 1978, José Antonio Labordeta publicó en el periódico Andalán unos delirantes y surrealistas textos, ilustrados por Carlos Azagra. En la Historia y las Cróni‑ cas de Paletonia, desplegaba su retranca y su sentido del humor para hablar de un país imaginario de identificación obvia con Aragón y de sus habitantes. Esta modesta creación sirve de hilo conductor, parábola y síntesis de lo que fue la transición a la democracia en Aragón. Y lo es por varios motivos: En primer lugar, por su autor: la palabra «Labordeta» es una de las primeras que nos vienen a la mente al hablar de dicho momento histórico. Aparte de ser un icono reconocible del Aragón de las cuatro últimas décadas, también lo es cuando se habla de esos intensos años de cambio, de reivindicación democrática, de emergencia autonomista, de confluencia de impulsos: la canción popular aragonesa, las semanas culturales, las fiestas populares, los recitales, las manifestaciones...

Por otra parte, en esos textos José Antonio Labordeta retrata hasta el esperpento un país alienado y expoliado como herencia de décadas de dictadura y de sometimiento. Con unos poderes fácticos atosigantes, una cultura oficial esclerotizada, desequilibrios territoriales, unos medios de comunicación acomodaticios, una clase política y una burguesía cortas de miras, una sociedad ignorante de su pasado y aparentemente pacificada... y una chispa de rebeldía, la oposición antifranquista, a la que Labordeta, lejos de ensalzar o mitificar, parodia en un inteligente ejercicio de «reírse de uno mismo para alejar fantasmas». Por último, por su proyección hacia el presente. En la década de los setenta se empezó a construir el edificio de un Estado democrático y descentralizado que, con fisuras, es el que seguimos habitando, y entonces se intentaron solucionar problemas que, en este Aragón repleto de asignaturas pendientes, siguen en pie. Somos herederos de las experiencias positivas y negativas, de los logros

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carlos serrano lacarra y de las frustraciones de aquellos años. Esa Paletonia imaginada (o no tanto) por Labordeta recoge muchos de esos sueños, muchas de esas banderas rotas. LA CRÓNICA DE UN DESENCANTO

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A la altura de 1978, Labordeta ya contaba con un extenso bagaje de discos, libros y artículos publicados. Había estado presente en entornos públicos y de participación política. En los tiempos de emergencia democrática había remado en el Partido Socialista de Aragón, en ese PSA federalista y autogestionario que en las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977, había perdido frente al PSOE la pugna por el liderazgo de la izquierda aragonesa, y emprendía su camino hacia la autodestrucción. Desengañado de ese episodio y de la política planteada exclusivamente como «arte de lo posible», y refugiado en el proyecto somarda y nihilista de la Izquierda Depresiva Aragonesa (la IDA). Labordeta apoyaría posteriormente otros proyectos políticos de izquierda (PCE e IU en los últimos setenta y en los ochenta, y, a partir de los noventa, CHA). Durante el año escaso en que Paletonia dosificó su presencia en las páginas de Andalán, la clase política se esta-

ba apropiando del ímpetu autonomista que antes había estado en manos de sindicatos, partidos clandestinos y movimientos vecinales y culturales. Son los meses de las asambleas de parlamentarios dominadas por los «mayoritarios», y de los tomas y dacas en relación con una configuración de la preautonomía, que finalmente será decretada en abril de 1978 en loor de multitudes. De ese panorama, y de todos los lodos anteriores, van a dar el contexto, y de ellos se va a hacer eco José Antonio Labordeta en sus escritos sobre este país no tan imaginario. UN PAÍS SINGULAR Paletonia, de clima seco, se asienta sobre un solar de relieve agreste y vegetación escasa. Regada por un río, el Paletón, que nunca llega al mar, Paletonia tiene una agricultura pobre, industria y comercio inactivos, y sus principales ciudades son Villa Paletona, Fablosca y Mudiciel. En cierto momento se produjo la «Gran invasión» de los paletones, quienes, además de bautizar al país con su nombre, traerían centralismo, especulación y opresión, en un claro paralelismo con la dictadura franquista, y a la que se asociaron los poderes fácticos (mediáticos y fi-


Frente a ese acoso ideológico, la chispa de la rebeldía habría de estar encarnada por las gentes en las que, junto a históricos dirigentes de las tribus primigenias (los mudicios, los andalinios y los fablesos), se puede reconocer a gran parte del propio grupo germinal de Andalán y de su entorno. Esa resistencia al dominio mostrenco-paletón irá a las cruzadas un 23 de abril, en una marcha hacia Madrid, de la que nadie sabrá nunca nada más. En esa primera parte, concluida en marzo de 1978, el protagonismo corre a cargo de grandes trazos en los que se reconocen los males que han aquejado históricamente a Aragón (de forma especial en las últimas décadas). En julio, Labordeta continúa la serie con el título de Nuevas crónicas de Paletonia, alimentándose de sucesos recientes para recordar a los autonomistas de última hora que el 23 de abril abanderan el autogobierno («en abril autonomistas mil», decía una portada de Andalán), sin haber tenido nada que ver con las reivindicaciones planteadas desde unos años antes. Autonomistas de última hora que escogen una bandera y se reparten cargos («qué risa más triste daban», dice). Muy relacionado con ese desencanto, esa institucionalización, está también el despliegue de ironía sobre la crisis del PSA y el tormentoso proceso de

absorción por el PSOE. Además de todo eso, sobrevuela los litigios entre Andalán y la principal caja de ahorros aragonesa, los manejos inmobiliarios… No es casualidad que la Historia de Paletonia se inicie con una vieja universidad zaragozana en proceso de hundimiento, ni que las Nuevas Crónicas tengan su preámbulo en un pueblo abandonado y sumido en la ruina. La libertad en el lenguaje, la agilidad y contundencia de las ideas permiten detectar multitud de denuncias acerca de temas como:

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nancieros) y la burguesía local. Los paletones desnaturalizaron el país y convirtieron a Villa Paletón en un monstruo de crecimiento desmesurado. La mostrenquez era el estado natural de gran número de paletones, haciéndose merecedores del apelativo de mostrenco–paletones. Esta situación era alimentada por capitostes, concejales, fuerzas vivas, etcétera.

La despoblación y la emigración, a la que se llega a dar la categoría de «oficio». Incluso existe una tribu original llamada de los «emigrantones». El desequilibrio territorial, la destrucción de la huerta zaragozana para mayor gloria de las constructoras. La falta de iniciativa causante de la postergación: «ni se compra ni se vende y así nos va». Algo trasladable al discurso tan tristemente actual de «la austeridad» y relacionado, en cierto modo, con el conformismo de la inmensa y silenciosa mayoría. Con el precedente de la pugna entre la cultura «oficial» del franquismo y la nueva cultura de las filmotecas, de la canción protesta, se asiste a la falta de conocimiento de lo propio, a la desidia de un mundo académico rancio, ajeno a la innovación, a la ciencia y a la investigación, y a la «mostrenquez» mantenida y alentada por otros poderes fácticos, financieros, religiosos... y por paletos metidos a constructores.

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manuel hernández

Una prensa acomodaticia y benévola con el poder, que ignora las resistencias y que al tiempo pregona divisiones internas entre los resistentes. Los males de un centralismo ante el que no se saben oponer alternativas. Se buscan enemigos y batallas a ganar en Madrid, pero no se repara en los males que hay dentro. Esa contundencia, esa huida de lo políticamente correcto, esa autoparodia, como forma más sana de afrontar los problemas reales, no hacen sino pergeñar lo que sería la propia trayectoria vital del propio José Antonio Labordeta, firme, poco amable con quien no merecía amabilidad, y cariñosa y tierna con quien se hacía acreedor a ella. En la Historia y en las Nuevas Crónicas de Pale‑ tonia, desplegó toda su ironía y espíritu somarda; puso a prueba su capacidad para tintar de humor y mala uva las realidades más irritantes, para darles la vuelta y convertirlas en situaciones surrealistas, y para remarcar el carácter de denuncia de problemas reales. Estos textos actualizan una transición que es percibida desde el presente como una época nerviosa, como un tiempo de ilusiones y de incertidumbre..., tiempos en que la historia iba muy deprisa. Y en el caso de Aragón, con el concurso de Labordeta y de otros hombres y mujeres, se compenetraron a la perfección dos propuestas: demo-

cracia y autonomía, como dos partes inseparables de un mismo proyecto de sociedad y de país. En ese sentido, en Aragón hubo unas condiciones específicas y se aportaron soluciones con cierto grado de exclusividad, con «denominación de origen». Y eso vino desde la derecha (el afán mancomunitario, la Comunidad General de Aragón, la Declaración Regionalista de Sos del Rey Católico...) y desde la izquierda, que planteó de forma más tenaz la autonomía como parte indisoluble del edificio democrático: el Manifiesto para Aragón del PCE, el discurso del colonialismo interior, la defensa del territorio, el manifiesto de la Junta Democrática de Aragón, la Comisión Aragonesa pro Alternativa Democrática, el PSA..., entre otras muchas cosas entre las que caben desde Casa Emilio hasta el Centro Pignatelli... «Siempre queda alguna batallica que ganar», decía Labordeta en la revista Rolde en 1983 (cuando, con las primeras elecciones autonómicas, concluye la transición en Aragón). Es una reacción a ese desencanto teñido de nostalgia que pareció invadir a muchos. A Labordeta nunca le pasó: siempre pensó que había cosas que cambiar y por las que merecía la pena luchar. Con la misma valentía de aquellos resistentes al dominio mostrenco–paletón, que se fueron a Madrid y no volvieron, pero con más sentido común, como demostraría durante décadas.

Nota del autor: Este texto corresponde a la reelaboración de mi ponencia en la Jornada «Recordando a José Antonio Labordeta. Propuestas para el Aragón del siglo XXI», celebrada en Ejea de los Caballeros bajo la organización de Rolde de Estudios Aragoneses, el pasado 24 de noviembre de 2012.

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crítica literaria

Dos entradas de crítica literaria forman parte de esta nueva entrega de Ágora. En primer lugar, una reseña sobre el libro Madrid sufre. Diarios de guerra en el Madrid republicano, de Carlos Morla Lynch, debida al profesor y escritor ejeano Marcelino Cortés Valenciano, quien escribe sobre el diario de guerra de este diplomático chileno en el Madrid republicano y durante la Guerra Civil, que tuvo el valor de dar refugio en la madrileña embajada de su país a personajes de tan distintos credos políticos como el falangista Rafael Sánchez Mazas o las familias de dirigentes republicanos como Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto. Un testimonio, por tanto, de tolerancia contra el olvido y contra la sinrazón. Por su parte, el también profesor ejeano, además de poeta, Miguel Ángel Longás es el autor de un texto de homenaje al recientemente fallecido Agustín García Calvo, el último humanista de la España actual, así como disidente de la Realidad del momento actual y precursor del movimiento 15—M, cuya figura como poeta y traductor de los clásicos grecolatinos es confrontada con la del también poeta vanguardista y traductor de esos mismos clásicos Ezra Pound, poniendo de relieve el sistema de convergencias, más que de divergencias, por utilizar términos propios de Octavio Paz, que une a ambos en la creación y, también, en la recreación de textos literarios propios y ajenos. Una reivindicación, por tanto, necesaria, de las artes del lenguaje en manos de un orfebre de la palabra recién desaparecido.


miguel ángel longás

Agustín García Calvo y Ezra Pound: convergencias y divergencias Miguel Ángel Longás

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«El vago azar o las precisas leyes / que rigen este sueño, el universo», como escribía Jorge Luis Borges en su poema «In memoriam A.R.», incluido en El hacedor, su libro de 1960, se confabularon el 1 de noviembre de 2012 para que, cuarenta años después de que el poeta vanguardista norteamericano Ezra Pound muriese en Venecia, también lo hiciese, pero en su Zamora natal, otro poeta humanista, Agustín García Calvo, un raro de la Cultura y de la Realidad españolas que nunca se doblegó a las mismas, pese a sus denodados intentos por asimilarlo, al tiempo que un disidente de la sociedad en la que le tocó vivir (la del Franquismo y la de la Democracia, regímenes ambos que tampoco pudieron acabar con él) y un hombre de la Contracultura, pero también de la Cultura oficial, algo que supo conjugar a lo largo de su dilatada vida vistiendo de hippie y siendo un librepensador que atesoraba una ciclópea cultura forjada como helenista y latinista, lo que lo llevó a ser, desde muy joven, catedrático de lenguas clásicas en distintas universidades españolas. Por tanto, la vida de García Calvo, un sabio, por otra parte, cínico y desencantado con el mundo, pero hechizado por él al igual que Francisco de Quevedo, osciló entre la heterodoxia del Ser y la ortodoxia a la que le obligaba a comulgar la Realidad que tanto combatió, de la que proceden obras suyas tan distintas entre sí como su Ser‑ món de ser y no ser (1980) o su versión, en hexámetros castellanos, del poema De la realidad, del poeta latino Lucrecio, cuyas lagunas tuvo la osadía de completar él mismo con versos en latín de su propia cosecha, práctica ésta que también llevó a cabo en Y más canciones aún y otros juegos, uno de sus últimos libros, aparecido en

2008, como toda su inmensa obra poética, de traducción, ensayística e incluso dramática, en Lucina, editorial fundada por él en 1980, en la que también volvió a editar todo lo publicado con anterioridad a dicha fecha, en un intento de poner freno a la Industria editorial, a la que también combatió por su mercantilismo, como ya hiciera el también citado e iconoclasta Pound en sus Cantos, con el que Agustín García Calvo presenta más convergencias que divergencias, utilizando dos términos propios del pensamiento ensayístico de Octavio Paz. Así, entre otras convergencias destaca la veneración que ambos profesaron a la épica medieval castellana, encarnada en el viejo Cantar de mio Cid, al que Ezra Pound rindió homenaje en su “Canto III”, denunciando la usura en la figura de los prestamistas judíos Raquel y Vidas que avalaron al Cid, como García Calvo también denunció la opresión del Capital, y haciendo referencia al conocido episodio de la niña de nueve años que explica al Cid, a su paso por Burgos y al inicio de su destierro, por qué no podía darle hospedaje el pueblo burgalés, lo que el poeta norteamericano incorporó en un poema simultaneísta en el que se yuxtaponen imágenes de la Venecia en la que habitó Pound y el citado episodio cidiano, junto con una alusión a la trágica muerte de Inés de Castro, en un intento de evocar la realidad próxima junto con la recreación de personajes históricos y la rememoración de sucesos trágicos de un pasado lejano, pero vueltos a recrear todos ellos en forma de elegía ante la pérdida de un mundo recreado en el poema que sigue, en versión del poeta Fruela Fernández:


crítica literaria

Sentado en los escalones de la Dogana porque las góndolas costaban demasiado, aquel año, y no había «esas chicas», había un rostro, y el Buccentorro a veinte yardas, berreando stretti, y las vigas en luz , aquel año, de los Morosini, y pavos reales en casa de Koré, o pudo haberlos. Dioses flotan en el azur, dioses radiantes y toscanos, vueltos antes que se derramase rocío. Luz: y la primera luz, antes aún que cayera rocío. Paniscos, y desde el roble, dríades, y del manzano, mélidas, por el bosque entero, y las hojas plenas de voces, en susurro, y las nubes inclinadas al lago, y hay dioses sobre ellas, y en el agua nadadoras de blanca almendra, el agua de plata vidria el pezón alzado, Verdes venas por la turquesa, o escalones grises que ascienden bajo cerezos. Mio Cid cabalgó hacia Burgos, hasta la tachonada puerta entre dos torres,

Cristina Duesca

como Poggio observara.

golpeó con su lanza, y una niña salió, una niña de nueve años, a la pequeña galería sobre el puente, entre las torres, leyendo el mandato, voce tinnula: Nadie hable, alimente o acoja a Ruy Díaz, bajo pena de arrancar su corazón, ensartarlo en una pica, y perder sus haberes, y los ojos de su cara, «Y aquí, Mio Cid, están los sellos, el gran sello y la carta». Y él vino desde Bivar, Mio Cid, sin dejar halcones en sus alcándaras, ni mantos en sus alacenas, y dejó su cofre con Raquel y Vidas, su cajón lleno de arena, con los prestamistas, por pagar su mesnada: abriéndose camino hasta Valencia, Inés de Castro asesinada, y un muro allí derribado, aquí dejado en pie. Desolados restos, escamas del pigmento en la roca, Escamas de yeso, Mantegna pintó el muro. Seda en jirones, «Nec Spe Nec Metu».

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miguel ángel longás 24

Por su parte, Agustín García Calvo, profundo conocedor y traductor de los clásicos grecolatinos como también lo fuera Ezra Pound (quien llegó a preguntar en Medinaceli si todavía cantaban los gallos al amanecer como en tiempos del Cid, según reza un monolito erigido a la memoria del poeta norteamericano), fabricó, como el decía, un hexámetro castellano que es la suma de dos octosílabos, metro no solo de la disposición espacial de los romances, sino también de las distintas versiones del Cantar de mio Cid en castellano actual, desde la ya clásica de Pedro Salinas, pasando por la fragmentaria de Camilo José Cela o la más moderna de Francisco López Estrada, verso que, por otra parte, el propio García Calvo ya había utilizado anteriormente en su libro Relato de amor y que pudo sacar de un libro presumiblemente leído durante sus años universitarios: La poesía de Vicente Aleixandre (1950), de Carlos Bousoño, en el que el poeta y crítico asturiano sostenía que en la poesía de Aleixandre había «ritmos hexamétricos» y, también, «ritmos pseudohexamétricos», tesis que Bousoño llevó hasta el punto de llegar a hacer un listado de versos de entre trece y dieciséis sila-

bas, en el que estaría comprendido el verso de ocho más ocho, con acento obligatorio en la duodécima sílaba. En ese sentido también hay que recordar que la tesis sobre la adaptación de la métrica cuantitativa grecolatina al castellano se halla desarrollada en el monumental Tratado de rítmica y prosodia y de métrica y versificación (2006) de Agustín García Calvo. Así todo ello hace que sus versiones de la Ilíada de Homero y del De rerum natura de Lucrecio suenen a nuevos poemas épicos castellanos, dado que su arriesgado traductor introduce una rima asonante distinta en cada tirada de versos, que marca, en este caso, el cambio de rapsodia, es decir, lo que supone que se convierta en un nuevo juglar y, por tanto, también en un nuevo autor de los citados poemas griego y latino, pero conservando, en la medida de lo posible, una lengua latinizante transformada en un idiolecto del que pueden citarse, primero, un fragmento de su invocación a Mnemosine al inicio de su Ilíada «romanceada», y, segundo, otro fragmento de la Invocación a Venus al inicio de su De rerum natura también «romanceada»:

Invocación a Mnemosine

Invocación a Venus

¡Canta, diosa, la ira de Aquiles el de Peleo!,

Criadora del pueblo de Eneas, deleite de hombres y dioses,

ira maldita, que echó en los Aquivos tanto de duelos,

vívida Venus, que bajo rodantes costelaciones

y almas muchas valientes allá arrojó a los infiernos

las mares milnavegadas, la tierra henchida de brotes

de hombres de pro, a los que dejó por presa a los perros

haces bullir, que por tí todo sér que vida conoce

y pájaros todos; y se cumplía de Zeus el acuerdo,

cuaja en el seno, y salen a ver la luz de los soles

desde la vez que primera discordes se despartieron

(de tí, diosa, huyen los vientos, tú ahuyentas los nubarrones,

señor-de-mesnada el Atreida y Aquiles hijo-del-cielo.

y a tu llegada te tiende a los pies alfombra de flores

Y ¿cuál de los dioses pués los metió a pofía y encuentro?

la tierra urdidora, el piélago a sonreírte se pone

El hijo de Zeus y Letó: pues él, con el rey malofenso,

y esplende sereno el cielo de derramados albores;

peste alzó por el campo malsana, y caían a cientos,

sí, que, a la par que su faz primavera a los días asome

por cuanto el Atreida al su rezador cargó de denuestos,

y ya liberado el favonio su almo aliento recobre,

a Cruses; el cual ido había a los finos barcos aqueos

primero las aves del aire a ti, diosa, señas acordes

a liberar a su hija, y llevando recate sin cuento,

dan de que vienes, temblando a tu hálito sus corazones,

teniendo en sus manos las cintas de Apolo el lueñiflechero

luego haces que fieras las reses por liedos pastos retocen

en vara de oro; y alzaba a los Dánaos todos sus ruegos,

y crucen crecidos los ríos: tan presa de tus dulzores

pero ante todo a los dos Atreidas, guías de pueblos:

cada una anhelosa te sigue adonde llevarla dispones; (…)

«¡Hijos de Atreo, y vosotros, los bien-grebados Aqueos!, ¡así los dioses que están en Olumpo os den a deseo tomar la urbe de Príamo y ver un fausto regreso!, pero a mi niña ¡librádmela aquí, y su rescate teneldo!, por mira del hijo de Zeus, de Apolo el lueñiflechero.» (… Ilíada

De rerum natura


Calvo, lo que sí acaba con él es el modelo de poeta humanista versado en lenguas y en las artes del lenguaje, un modelo que, hoy en día, podría tener continuidad en las figuras del escritor Ramón Irigoyen o del poeta Jaime Siles, ambos dos helenistas y latinistas capaces, al igual que el autor de Sermón de ser y no ser (1980), de escribir tanto en griego como en latín, dos lenguas más vivas que muertas gracias al impulso definitivo que les dio Agustín García Calvo, un disidente de la Realidad de su tiempo, pero, al mismo tiempo, un sabio bien integrado en ella, al igual que Pound, otro sabio disidente que también fue víctima de su propia y brillante personalidad, que también quiso cambiar la Realidad y fue la Realidad quien terminó por cambiarlo a él, pero arrojando la cara y no el espejo, como sugirió Quevedo, lo que el último humanista quiso trasladar del siguiente modo a la poesía por medio de los siguientes sonetos, incluidos en el citado Sermón… y vueltos a leer por él dos semanas antes de su fallecimiento a los ochenta y seis fecundos años de vida:

crítica literaria

Por lo demás, hay que señalar que, en la línea de las convergencias existentes entre García Calvo y Pound, destaca el hecho de que el primero fue un filólogo que no oscureció los textos con Filología, contradiciendo así al segundo, que arremetió contra la insensibilidad poética de tantos profesionales de la enseñanza de la Literatura, que anteponen el estudio de la bibliografía existente sobre tal o cual obra literaria a la lectura de los textos en sí, lo que demuestra el hecho de que las versiones poéticas del autor de los Cantos no son tan filólogicamente escrupulosas como las del autor de las versiones de la Ilíada y de De rerum natura citadas anteriormente, que sí supo conjugar su dedicación de helenista y latinista con pasión y precisión propias con una acendrada sensibilidad poética, aunque el norteamericano tuviera un oído musical extraordinario, al decir de Jaime Gil de Biedma, e hiciera una profunda renovación de la Literatura de su tiempo como poeta vanguardista que fue, lo que hizo manifestar a Leopoldo María Panero que la poesía se había acabado con Ezra Pound. Pero, por lo que respecta a García

I Enorgullécete de tu fracaso que sugiere lo limpio de tu empresa: luz que medra en la sombra, más espesa hace la sombra y más durable acaso. No quiso Dios que dieras ese paso, y ya del solo intento bien le pesa; que tropezaras y cayeras, ésa es justicia de Dios: no le hagas caso. ¿Por lo que triunfo y lo que logro, ciego, me nombras y me ama?: yo me niego, y en ese espejo no me reconozco. Yo soy el acto de quebrar la esencia: yo soy el que no soy: Yo no conozco más modo de virtud que la impotencia.

II Pero no cejes, porque no se sabe cuándo pierde el amor, dónde la tierra volteando camina, ni qué encierra mensaje del que nadie tiene clave pues el Libro Mayor (y eso es lo grave) del Debe y el Haber nunca se cierra, y acaso acierte el que con tino yerra; ni es nada el mundo hasta que el mundo acabe. Si te dicen que Dios es infinito, di que entonces no es; y sí finito, que lo demuestre pués y que concluya. Pero no hay Dios ni hay Ley que a contradanza no se pueda bailar. Tu muerte es tuya. Tu no saber es toda tu esperanza.

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marcelino cortés valenciano

«España sufre»: los diarios de guerra de Carlos Morla Lynch (1936-1939) Marcelino Cortés Valenciano Un testimonio único La copiosa literatura generada por la Guerra Civil española está distorsionada —salvo escasas excepciones— por dos sesgos que afectan por igual a los dos bandos contendientes y nos han impedido tener una adecuada intelección de lo que realmente sucedió: por un lado, aquellos testimonios que en el fragor de la guerra pusieron su pluma al servicio de la propaganda; por otro, las visiones retrospectivas que, finalizada la contienda, acomodaron los hechos a la historia y la maquillaron con el objeto de salir airosos de la misma.

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Frente a esta ingente masa bibliográfica se alzan por su singularidad los diarios que el diplomático chileno Carlos Morla Lynch (París, 1885-Madrid, 1969) escribió entre el 25 de julio de 1936 y el 29 de marzo de 1939. Dichos diarios, publicados por primera vez en 2008 bajo el título de España sufre [Renacimiento, Biblioteca de la Memoria, con prólogo de Andrés Trapiello], son una de las principales fuentes primarias para conocer cómo fue realmente la vida menuda en el Madrid de la Guerra Civil proporcionada por alguien ajeno a la contienda. Y dentro del marasmo del Madrid de aquel entonces, Carlos Morla nos sumerge en las vicisitudes que se sucedieron en la Embajada de Chile, organismo que acogió a más de dos mil asilados en distintas sedes diplomáticas y que se convirtió durante la contienda en uno de los asuntos institucionales más peliagudos con los que tuvo que lidiar el gobierno de la República. De París a Madrid Cuando a Carlos Morla lo trasladaron en 1928 de la embajada de París a la de Madrid, lo consideró como un

paso atrás en su carrera diplomática. En aquel momento no era consciente de que iba a ser testigo privilegiado de una época deslumbrante y de que esa ciudad le iba a atrapar para siempre, hasta el punto de que, tras su jubilación, se trasladó a vivir a esta ciudad, en donde falleció en 1969. Carlos Morla llegó a Madrid con su mujer María Manuela Vicuña, más conocida por el hipocorístico de Bebé, y su hijo Carlos, futuro estudiante de Medicina. Desde el primer momento la casa de los Morla en el barrio de Salamanca se convirtió en el lugar obligado donde se citaba la flor y nata de la intelectualidad de la Edad de Plata; más adelante sería testigo también de la llegada de Pablo Neruda montado a lomos del caballo verde de la poesía. De entre todas las amistades que Morla trabó durante esos años destacó la de Federico García Lorca, poeta que dedicó al matrimonio su libro Poeta en Nueva York. Ambos fueron compañeros de juergas, zambras y excursiones peligrosas a los bajos fondos de la Plaza Mayor y alrededores en busca de chicos de ojos verdes y cinturita de toreros. El testimonio de aquella amistad y de aquellos años previos a la Guerra Civil quedó recogido en su libro En España con Federico García Lorca. Páginas de un diario íntimo. 1928-1936, que se publicó en 1957 convenientemente adecentado por la censura. De naturaleza hospitalaria, simpático y dicharachero, Carlos Morla tenía la costumbre de anotar en un cuaderno de hojas lineadas, como los que se usaban antaño en los organismos oficiales, las vicisitudes de cada día con el fin de elaborar posteriormente la memoria anual de actividades de la embajada. Sin embargo, el diplomático


Evidentemente, el diario de Morla no es un libro elaborado con un propósito literario, sino una obra que, escrita bajo un primitivo designio administrativo, trasciende su propósito inicial y se convierte en un testimonio único que nos traslada una visión real, fresca y desapasionada de la Guerra Civil a través de sus frases concisas, breves y casi telegráficas. Todo un lujo de lectura vertiginosa. Los diarios A Carlos Morla la sublevación del 18 de julio lo sorprende a bordo de un barco que atraca finalmente en Alicante. Las noticias que tiene de los hechos son, en ese momento, confusas e indirectas, pero ciertamente desasosegantes. Proceden de periódicos nacionales, de emisoras extranjeras y de amigos y colegas que están siendo testigos directos de los hechos en distintos lugares de España. «Yo deseo el triunfo del Gobierno y del frente Popular, pero no el de la anarquía», confesará el 1 de agosto de 1936. Por entonces, la Guerra Civil no se percibe ni mucho menos como lo que luego fue, sino que se contempla como un episodio extremadamente virulento que remitirá en breve. Cuando después de muchas dificultades Carlos Morla y su familia llegan a Madrid el 18 de agosto del 36, se encuentran con la verdadera cara de la guerra: «esta anarquía dentro de la ciudad me da una impresión de derrota». La embajada está atestada de oficiales, profesionales de todo tipo y familias enteras que temen por su vida y

se acogen al derecho de asilo; entre estos asilados se encuentran dos peces gordos de Falange: José María Alfaro y Sánchez Mazas, camisas viejas y amigos del círculo más próximo a José Antonio. Ante la avalancha de peticiones de asilo, la embajada habilita otros espacios bajo pabellón chileno para acoger a más personas; el mismo Carlos Morla llega a albergar a cincuenta y tres personas en su casa de la calle Hermanos Bécquer, número 8.

crítica literaria

veteaba esos apuntes con un gran número de detalles sacados de la vida cotidiana y los completaba con la valoración personal que las situaciones vividas le producían.

Mientras tanto, la guerra avanza y los frentes se estabilizan. El 7 de noviembre de 1936 comienza la batalla de Madrid y la vida de los asilados en el interior de la embajada comienza a hacerse más difícil. A las continuas amenazas de asalto por parte de fuerzas incontroladas, se suma la incomodidad provocada por la reclusión forzada. El espectáculo en el interior de las legaciones es dantesco: por las noches el suelo de los pasillos y los rellanos de las escaleras se llenan de colchones; las enfermedades acechan y las marquesas, con sus dijes y sus collares a cuestas, tienen que comer carne de burro. En el interior no faltan ni los espías, ni el entretenimiento. Los asilados se emborrachan con destilados infectos, escriben poemas y novelas, son devorados por las chinches, asaltan a escondidas la despensa para robar viandas, componen piezas musicales, organizan funciones teatrales y números de varietés. La vida en la embajada es una réplica a pequeña escala de la vida en el exterior: la gente nace, se reproduce y muere mientras las bombas estallan en el exterior y a lo lejos se oye el incesante tableteo de las ametralladoras en la Ciudad Universitaria. «Uno se acostumbra a todo», anota Carlos Morla, «todo tiene encanto».

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marcelino cortés valenciano

Los diarios de Morla son un incesante ir y venir a Valencia para gestionar el canje de asilados; para ello se tiene que entrevistar con las principales autoridades de la República (Azaña, Álvarez del Vayo, Giral, Miaja, Besteiro, Casado) y de cada una de ellas Morla nos dejará sus apuntes. Morla acude a las checas para intentar sacar a detenidos, atiende pacientemente a todo el mundo, pega la hebra en los bares con los milicianos que vienen del frente, comparte viandas con los niños famélicos que encuentra por las calles y acude por las noches a ver las actuaciones de Pastora Imperio y de la Niña de los Peines que, a pesar de las bombas, siguen bailando en el Variedades, «un teatrucho cerca de la Puerta del Sol». Entre esas notas se desliza también la nostalgia de los buenos tiempos con García Lorca, cuyo asesinato no termina en ningún momento de creer. El 20 de noviembre de 1937 anota con tristeza: «La gente invade las calles y la plaza de Santa Ana está llena de hojas muertas que nadie barre. Ya no se ven los golfos que pululaban antes por estas zonas. Los pobrecillos, Corral, el Gramola, el Ojazos, deben estar en el frente o quizá hayan muerto…».

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De entre los personajes que aparecen en los diarios dos de ellos destacan por su trazo grueso. El primero es Pablo Neruda. Morla fue un incómodo testigo de cómo el cónsul chileno no se dignó a alojar en su domicilio a ningún asilado. «Pablo es de un egoísmo y de un ensimismamiento abrumador y, si reconozco que es un gran poeta, su persona no es poética», nos confiesa el 15 de octubre de 1936. A comienzos de noviembre de ese mismo año, Morla también fue testigo de cómo

Neruda mandó a Barcelona, engañadas, a su mujer y a su hija Malva María —aquejada de una hidrocefalia severa—, mientras él se daba a la fuga con su amante Delia del Carril; posteriormente, Neruda se vengaría acusando falsamente a Morla de no haber ofrecido asilo a Miguel Hernández al finalizar la guerra. El otro personaje es Alberti, un personaje que «destila hiel». Del día 26 de febrero de 1939, con el coronel Casado negociando el final de la guerra y los madrileños pasando las de Caín, es esta perla sin desperdicio: «Voy a Velázquez 57, donde viven Alberti y otros. ¡Qué van a querer que se termine la guerra! Alberti vive ahora en una casa preciosa, moderna, elegante, con un terraza magnífica». Después anota con malicia: «Aparecen Ontañón y Alberti. Están gordos los dos». El 28 de marzo las tropas de Franco entran en Madrid y los asilados salen a la calle después de un encierro que al final se ha prolongado durante treinta y dos meses: «Esta hora de liberación tiene sus tristezas […]. Todos se van yendo. Yo sabía la nostalgia que traería este momento de liberación tan esperado». Tras las lágrimas y los agradecimientos, a Morla le queda el consuelo íntimo del deber cumplido: «Siento la satisfacción de haber permanecido hasta el final en mi puesto». A medida que la embajada va quedando vacía, otros asilados —en este caso izquierdistas y republicanos— comienzan a refugiarse en la embajada. No importa: «Tengo el compromiso de defenderlos como defendí a los otros».


pensamiento y reflexión

No es muy estimulante comprobar cómo el tiempo no ha logrado arreglar muchos de los problemas que aquejan a este país desde hace ya mucho tiempo. Más de cien años después del período histórico de La Restauración siguen pendientes de resolución los mismos problemas y además se les han sumado otros que complican bastante las cosas. El concepto actual de bienestar social tiene todos los defectos propios de la sociedad de consumo y ninguna de las virtudes de la justicia y de la equidad. En estas circunstancias el personal suele buscar en los juegos de azar lo que las certidumbres políticas le niegan. Solo el poder del dinero parece prevalecer en el entramado de las relaciones sociales. El consumo delimita los tres mundos que coexisten en el planeta Tierra. El despilfarro coexiste con la miseria más absoluta. La codicia y la violencia predominan sobre el altruismo y la filantropía. Ese es nuestro mundo. Pero, a pesar de ello, cada primavera el mundo se renueva y durante algún tiempo se instala entre los seres humanos la esperanza de un mundo nuevo donde las cosas serán de otra manera...


Gabriel Bueno y Lorenz

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josé manuel fanjul díaz


pensamiento y reflexión

El rincón del neurótico Joaquín Bueno

Pero este crecimiento económico entendido solo como aumento de la capacidad de consumo ha empobrecido notablemente el concepto o la idea del bien común para muchas personas pues en él solo parece haber espacio para lo rentable y lo competitivo. Se vive con una noción de progreso en el que los valores éticos ya no son prioritarios y la manipulación ideológica del consumidor es total. En una sociedad así es el dinero el que establece las reglas de la interacción social y las necesarias certezas existenciales que dan sentido a la vida se desmoronan ante nuestras narices... No ayuda mucho a solucionar el problema el descrédito de la clase política como gestora de nuestros intereses, pues la corrupción impregna muchas de las gestiones que realiza y para el personal ya es muy difícil deslindar la honestidad del buen gestor de la picardía del pillo. Los entresijos políticos de la vida nacional están plagados de inconfesables intereses y en las relaciones internacionales prima la codicia y la acumulación de materias primas y de recursos a cualquier precio. Todo vale en la lucha por la supremacía de los intereses de nuestra raza, de nuestro continente o de nuestro país y la guerra es en muchas ocasiones el único argumento que se tiene en cuenta para resolver los conflictos que nos afectan como inquilinos del planeta.

Y mientras tanto, millones y millones de personas desfallecen por el hambre, por la miseria y por la enfermedad y el personal rodeado de tanta sinrazón no acaba de entender qué está pasando... De cualquier forma, mi psicoanalista suele decirme que es muy fácil hablar de la pobreza cuando no se es pobre o de las miserias de la injusticia y de la guerra desde un café o desde las teclas de un ordenador... Instalado un poquito más allá del bien y del mal y con esa distancia aséptica que le caracteriza me escribía hace algunos días: Mira..., la crisis económica que asola a nuestra sociedad en su conjunto está sacando a la luz otras muchas crisis que se gestan en el entorno de lo personal y que también asolan al ser humano a lo largo del tiempo. A estas crisis más personales suele concedérseles menos importancia que a la económica y excepto para quienes las padecen pasan desapercibidas entre el tráfago de lo cotidiano. Suelen aparecer ligadas a las servidumbres de la miseria o a las de la ignorancia, aunque también suele ser fre‑ cuente que aparezcan ligadas a la maldad específica del ser humano tan perfeccionada a lo largo de los siglos… Actualmente, la ignorancia y mala fe se están combinan‑ do en una particular mezcolanza de intereses. Te pongo un ejemplo: si a las palabras se las despoja de su identi‑ dad significativa y en un ejercicio de piratería semántica se les suplanta su identidad con otros significados u otros valores espurios el lenguaje deviene en vehículo de inco‑ municación y en una herramienta eufemística que todo lo justifica. Un caso muy significativo de esas crisis de identidad se produce cuando por ejemplo se identifica el bienestar so‑ cial con el consumo y se asume mentalmente que a más

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Es una obviedad que vivimos en un mundo inmerso en un vertiginoso desarrollo tecnológico y que en él las personas somos valoradas prioritariamente por criterios de rentabilidad económica. Esta rentabilidad se produce potenciando en los ciudadanos el deseo compulsivo de comprar cosas. Hasta tal punto se potencian los hábitos de consumo que la existencia de muchas personas occidentales parece tener sentido solo en el acto de consumir. En ese consumo está basado el crecimiento económico de nuestra sociedad.

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joaquín bueno 32

consumo más bienestar. En ese momento el mundo de la ética social se tambalea y las reglas de la sana convi‑ vencia se desvanecen en el aire. Ya sabes que lo que tira‑ mos como desechos en nuestro desaforado consumo son toneladas de alimentos, alimentos que serían suficientes para nutrir a todos los habitantes hambrientos del plane‑ ta... Tiramos también medicinas, tiramos equipamientos; en realidad, solemos tirar casi todo más tarde o más tem‑ prano. Es la cultura del usar y tirar: todo se usa y todo se tira. A veces, perfectamente reciclado, vuelve a los cir‑ cuitos comerciales y todo vuelve a empezar de nuevo...

Hubo un tiempo en el que la solidaridad fue algo muy

Y mientras tanto existen enormes zonas del planeta don‑ de cada día la salida del sol lleva implícito el reto de sobrevivir, los días transcurren hambrientos y cansados y los seres que allí viven están enfermos de casi todas las enfermedades del mundo y absortos en una de las mayo‑ res crisis del ser humano, la desesperanza…

últimamente bastante en entredicho porque las conexio-

El consumismo es una crisis de identidad moral en fase aguda que padece la humanidad encuadrada en los países desarrollados del primer mundo, un tipo de cáncer social que corroe las entrañas éticas de millones y millones de personas. Es una crisis contra la que resultan ineficaces la mayor parte de las terapias ensayadas hasta la fecha...

ción de los valores que dignifican al ser humano y pasan

Coincido con mi psicoanalista en que vivir en el llamado mundo occidental implica la servidumbre del consumo y que este consumo conlleva probablemente la injusta coexistencia con el hambre, la enfermedad y la miseria en muchas partes del mundo. Si la sociedad tuviese bien aprendido el valor humano de la solidaridad las cosas serían de otra manera, pero la solidaridad no es precisamente un valor que se cotice mucho en bolsa.

tierra, pasan y sueñan. Tanta y tanta gente con la que so-

valorado socialmente sin embargo actualmente no está en su mejor momento... La verdad es que los seres humanos a título personal no podemos hacer gran cosa para solucionar la miseria y la injusticia en el mundo. Se necesita aglunitar la energía vital de muchas personas para lograr cualquier objetivo social por pequeño que sea, pero para eso se necesita confianza en la bondad de las relaciones sociales y en la honestidad de los gestores de la cosa pública y eso está nes entre lo individual y lo colectivo son inexistentes o están muy deterioradas... Sin embargo, creo que mi psicoanalista debería tener en cuenta que, a pesar de esta evidencia, muchas personas sienten la necesidad de encontrar vías para la recuperagran parte de su vida intentando consolidar estructuras solidarias o paliando en la medida de lo posible las inclemencias ligadas a los abusos del poder político o económico. Antonio Machado habla de ellos como de las buenas gentes que viven, laboran sus cuatro palmos de lemos encontrarnos por la calle todos los días. No hacen mucho ruido pero están ahí. En un mundo donde predomina la codicia y la violencia y con una definida tendencia a la deshumanización, esas personas encarnan la resistencia y la solidaridad y todas son imprescindibles...


José Manuel Fanjul Díaz

pensamiento y reflexión

Ensayo de otoño Es peligroso tener alas en el corazón. Vale más tenerlas en los ojos. Eugenio D´Ors

Siempre igual. A los conservadores les suceden los libe‑ rales y a los liberales los conservadores, y así indefinida‑ mente van trazando un círculo cerrado en el que no cabe ningún invitado nuevo. ¡Cuánta monotonía monocorde! Y lo que aún es peor, ambos hacen las mismas cosas, toman idénticas medidas y me jugaría por todo que, a la noche, después de representar el gran esperpento na‑ cional en la Cámara de Sus Señorías, apuran un vino caro y común en la misma tasca, ¡qué digo tasca!, en el hotelazo, donde duermen por precio carísimo. Faltan ideas, probidad y trabajo. Mi maestro Giner de los Ríos, a quien tanto admiro, expuso hace unas semanas en un acto público celebrado en el casino de mi añeja y levítica ciudad provinciana, al que asistió por cierto escasa con‑ currencia, que el hombre que sirve a la gente de su patria debe rezumar ciencia, practicar la honradez y sentarse a trabajar desde el alba hasta el crepúsculo. Aquí nuestros políticos presumen sin embargo de leer solo los periódi‑ cos deportivos, a veces algún chascarrillo rosa, de tomar café a todas horas con mercaderes, entre los que están los dedicados al fomento y construcción de obras públicas y privadas, y de trabajar de martes a jueves con la vigilia y orden suficientes que eviten todo deliquio. A cambio, perciben unos honorarios como los señores marqueses de mi novela —los de Vegallana— que, a pesar de es‑ tar arruinados, aún ganan un generoso peculio e incluso aseguran las pensiones máximas prestándose al servicio político no más allá de siete u ocho años.

¿Y qué decir de las medidas políticas y sociales que este gobierno adopta? No pueden ser más antipopulares, su‑ ponen el desprecio más vil hacia los que menos tienen y hacia esa nueva clase que algunos llaman media: se suben los impuestos al pueblo, se conceden exenciones fiscales a los poderosos, se cercenan los salarios de los trabajadores. En una palabra, los ricos aún lo son más en estos difíciles momentos y la mayoría nos sangramos como cochinos. Los arpegios de un malvís sacaron del embeleso al escritor. Por una boca angosta salió de la fontana, por un lado abrazada a una sebe insidiosa de ramas, zarzales, moras; y, por otro, acuclillada bajo un castaño enorme que ofrecía su copa majestuosa a todos los vientos. Sin prisas tomó despacio la senda en dirección al portalón de la vetusta casa. Por la derecha, se dejaba caer el prado hasta una valla de piedra que lo separaba de la propiedad colindante, salpicado de manzanos, y entremedias alguna nisal que ponía una nota amarilla; por la izquierda, unas bardas mal aderezadas tapaban la perspectiva de las casas y hórreos que se alzaban más allá, junto a la iglesia desdentada de la aldea. Era la hora crepuscular, la niebla subía queda y silenciosa, la llosa pedía dormirse como una niña pequeña y cansada. En tal momento, el escritor echó para adelante el abrigo negro y subió el cuello hasta embozarse, tosió leve como a menudo hacía cuando la humedad ascendía por sus huesos provocándole una irritación inesperada y volvió a entrar en sí: No se me discuta que la Iglesia y la llamada Nobleza — yo diría Maleza— marchan cogidas del brazo ejerciendo un poder omnímodo y real que ahoga las vindicaciones justas del Pueblo. Ahora, anda la clerecía revuelta por la publicación de mi obra. Que si Fermín o Restituto son el trasunto de este o aquel personaje de carne y hueso, dicen algunos. ¡Pues claro que sí! ¿O es que la soberbia, la vida disoluta de determinados curas, la mendacidad o el involucionismo a ñoños esquemas no son el santo

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Llevó el jarro esmaltado, desconchado, a sus labios y sorbió lentamente el poso de agua fría sobre la que se reflejaban sus ojos diminutos, negros, casi hechos alfileres. Luego devolvió la vasija a su sitio, no sin antes derramar las últimas gotas sobre el borde húmedo, y la colocó sobre el recio basamento de barro cocido que rodeaba la fuente, como era costumbre hacía cientos de lustros en el caserío. De improviso, se abstrajo del vívido entorno como si de una breve siesta se tratase y comenzó a enhebrar ideas:

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Félix Loureiro

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y seña de la Iglesia Oficial? Y lo que es peor, la Iglesia alienta con su habitual discurso social a la clase conser‑ vadora más perniciosa para ejercer el poder al margen de los intereses populares. Definitivamente, Dios ha salido de las iglesias y se ha ido a vivir a casa de los pobres, los borrachines, los reclusos, los huérfanos, los toxicómanos, las mujeres maltratadas, los hombres desesperados, los desempleados, los desheredados, los desahuciados, los suicidas. Sin duda, Marcelino, autor de la mejor obra so‑ bre las Ideas estéticas de España y amigo entrañable, no estará de acuerdo con mis intrascendentes opiniones. Él, tan religioso, bueno, tan clerical. Lo de religioso es otra cosa. Religioso es Unamuno pero no Marcelino. A su encuentro venía el esposo de la dueña del caserío para advertirle que empezaba a orbayar en la campiña y que eso podía afectar a su salud y, de paso, que en el fogón del llar había dejado unos apaños para la cena. De andar cadencioso, zancajoso de nacimiento, resultaba ser

una persona intuitiva, de ágil y fresca inteligencia, con quien Leopoldo no solo gustaba compartir largas cavilaciones, sino que de vez en cuando pedía su consejo en la resolución de problemas que planteaba a sus alumnos de la universidad o en asuntos propios. Era además un entusiasta lector; era, por fin, su amigo. Llegaba en el momento oportuno porque el escritor tuvo otro rapto de lucidez: ¿Te acuerdas del relato del que te hablé y del que tú me diste algunas pistas de cómo acabarlo? Pues bien, tam‑ bién ha sido objeto de censura en la ciudad. Esta vez los banqueros se han dado por aludidos y hasta incluso ame‑ nazan con acallarme en los tribunales de la Audiencia. Y todo por inventar una clase práctica de Derecho Mercan‑ til, que bien pudiera impartir a mis alumnos. Yo suponía la fábula en la que el canónigo don Mamerto, el librador, extendía una letra de cambio a favor de don Fermín Zal‑ dúa, que, además de librado y tenedor, era un banquero


Desde allí no se veían pero se imaginaban los muros del palacete, propiedad secular de los marqueses, una antigua casona rehabilitada que los niños consideraban un lugar misterioso y prohibido. Estaba circundado por un valladar de piedra y oculto en medio de un apretado follaje formado por especies arbóreas exóticas, algunas de las cuales habían sido traídas desde las Indias. Esta circunstancia propició una rápida reflexión: La nobleza está decadente y, a pesar de ello, aún tiene a gala no trabajar o vivir parasitariamente de la especu‑ lación, aunque es esta una cuestión que se ha generali‑ zado a otros gremios. Porque, ¡vamos a ver!, la nobleza la instituyen reyes otorgando títulos a sus aliados, a los que acompañan vastas extensiones de tierra arrebatadas a sus legítimos dueños. Andalucía o Extremadura son un infausto ejemplo: campos vastísimos, mal aprovechados, abandonados o solo utilizados como parajes de caza, mientras que los jornaleros viven sin nada o a expen‑ sas de algunos ruines contratos. Solo esporádicos actos administrativos han buscado un cambio de rumbo del agro español quedándose el esfuerzo en humos de paja. Y

La noche iba cayendo hasta dejar los campos sin luz. Aún el escritor tuvo tiempo para sentarse en la piedrona, inveterada piedra de molino que ahora ocupaba un vasto espacio en uno de los lugares más hermosos del predio. Alrededor le salieron un anillo de hojas de muérdago y varios llimiagos campaban morosos por la fría superficie que Leopoldo apartó sin ascos. Desde allí podía verse la totalidad del cuadro: los prados se sucedían como olas tranquilas hasta tropezar muy allá, en los confines últimos, con los montes y collados que se erguían en manchas negruzcas. Sobre estos, otras montañas más elevadas empezaban a mostrar sus primeras crestas blancas anunciando la proximidad del invierno. La tranquilidad de esta pintura producía en el escritor una honda y placentera melancolía, de la que no pudo sustraerse nunca en vida. Tuvo un lacónico pensamiento: Regeneracionismo nacional. Eso es lo que este país nece‑ sita: ¡Regeneración! Muy cerca se sintieron los pasos de una mujer. La puerta, claveteada por chatones, sujeta por dos jambas de piedra y bajo un dintel en el que se leía una fecha grabada en piedra, se abrió entre el estruendo chirriante de los goznes y el repiqueteo de la enorme aldaba. Detrás apareció Sabelona, adusta propietaria que heredó la finca de sus padres y estos de los suyos, y así de generación en generación. Allí Leopoldo iba a descansar y olvidarse del tráfago urbano, las envidias, los sinsabores, la hipocresía, la soberbia… Franqueó primero la portilla que cerraba la llosa; luego la puerta de la casa; penetró en el amplio vestíbulo donde unos niños correteaban y, de repente, ya cansado, creyó entrar en el regazo materno.

Nota: Discúlpame, amigo lector, por haber utilizado aquí y allá algunas voces del bable o lengua vernácula de Asturias, mi querida tierra: el texto podía haber prescindido de ellas pero yo tenía la necesidad de regalármelas —y regalártelas—.

Glosario de bablismos:

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dije “reyes” porque esa es la madre del cordero, la fuente del linaje nobiliario. Sin duda, la ciencia jurídica, de la que me siento parte como profesor de Derecho Roma‑ no, debe revisar sin dilación la naturaleza y funciones constitucionales del Rey de España, e incluso someter a sufragio la aceptación o no de la real figura. ¡Si de mí dependiera!

Malvís: tordo de patas y pico negros y cuerpo verde manchado de negro por debajo. Sebe: seto. Nisal: ciruelo. Llosa: prado con árboles frutales. Orbayar: llover con suavidad. Llar: centro del hogar donde está la chimenea. Piedrona: aumentativo cariñoso asturiano (on-ona). Llimiagos: babosas. Sabelona: antropónimo que resulta de la aféresis de la vocal inicial «i» y del aumentativo señalado.

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avaro. El importe a pagar a don Fermín por el equiva‑ lente a todas las obras pías que a partir de los cincuenta años realizó a favor de la iglesia, ya dando pingües do‑ naciones o pagando obras de rehabilitación, se traducía en definitiva en cruzar la puerta del cielo. El pagador de la letra ni que decir tiene que era San Pedro. Pues bien, la sorpresa fue que el santo pagador no pagó y don Fermín, cabreado, ciego de iracundia, además de protes‑ tar la letra, se quedó fuera del parnaso celestial. ¿En qué he mentido, amigo? Viene a ser el banquero una especie de criador de dinero, nodriza financiera que, valiéndose de toda clase de argucias, especulaciones e iniquidades, solo piensa en el enriquecimiento personal sin importar‑ le nadie ni nada que no sea puro negocio. Obviamente, el aliado necesario es la Ley suficiente, véase la llamada Hipotecaria de 8 de febrero de 1861, que la obtiene de su acólito, el político. Y entre los dos ahogan, encierran y mutilan ya no solo la penosa realidad del pueblo, sino la esperanza de un mañana más limpio y claro. ¿O no?

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Cristina Salcedo


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«Hagan juego» Mariano Chóliz El ser humano es un animal que juega, pero no sólo con una motivación hedonista, como lo pueden hacer las crías de muchas otras especies, sino que el Homo Ludens declina en el azar los beneficios o pérdidas de bienes materiales, «jugándose» dinero o pertenencias, con la ilusa esperanza de que la diosa Fortuna le depare suerte. Se tiene constancia de juegos de azar en las civilizaciones antiguas desde hace más de cinco mil años, principalmente en Egipto, China o la India. Tanto el uso social como su valor fiscal se llegó a regular en el Código de Hammurabi, pero antes de ello los sumerios extraían el hueso astrágalo de algunos rumiantes y lo pulían para que pudiera caer en cuatro posiciones diferentes. Efectivamente, avezado lector, se trata de la «taba». Y es que cualquier sociedad o civilización cuenta desde sus más remotos tiempos con juegos en los que los participantes ganan o pierden dinero y haciendas. Pero a pesar de que el juego ha sido una actividad muy presente en la vida cotidiana desde siempre, no es sino hasta épocas históricamente muy recientes cuando los Estados y los poderes fácticos se interesan verdaderamente por él, ejerciendo un verdadero control sobre esta actividad. Hasta entonces, el juego se trataba de una actividad en gran medida privada y los gobernantes sólo pretendían regular su uso, como se refleja en las partidas de Alfonso X el Sabio o en las restricciones que imponían los monarcas o el clero a súbditos y feligreses, respectivamente, más con objetivos de orden social que con afán recaudatorio.

La aparición de las loterías, organizadas por instituciones como la Corona o la Iglesia, supone un punto de inflexión en la historia del juego de azar porque, a partir de este momento, el Poder (con mayúsculas) interviene en una actividad en principio privada y lúdica, para obtener para sí beneficios económicos. Pese a que las primeras loterías fueron benéficas y se organizaron con la finalidad de recoger dinero para repartirlo entre personas necesitadas, pronto se descubrió que éstas eran fórmulas extraordinarias para recaudar, sin padecer el desprecio que siempre han tenido los impuestos sobre quien los sufre. Con loterías se sufragaron guerras y se construyeron catedrales, se sanearon gobiernos y se lucraron espabilados. Hasta la fecha. Jugadores ilustres ha habido en la Historia. Quizá el más emblemático haya sido Fiódor Dostoievski, el genial escritor ruso, máximo exponente del realismo, que plasmó en la novela El jugador dos de las principales adicciones psicológicas: el juego de azar y la pasión amorosa, exponiendo magníficamente la tensión psicológica del jugador de casino en una novela a la cual se le atribuyen insinuaciones autobiográficas. De hecho, la escribió en unas pocas semanas y los beneficios que obtuvo se dice que se dedicaron, precisamente, a saldar deudas contraídas en el casino. También jugadores lo fueron emperadores romanos como Claudio y Nerón, reyes como Enrique VIII y Luis XIV, ilustres filósofos como René Descartes o personajes como Giacomo Casanova, de quien se cuenta que ganaba en el lecho lo que perdía en la ruleta.

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mariano chóliz 38

La Lotería Nacional española es una de las más antiguas del mundo. Fue creada en 1763 por el marqués de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III, con una finalidad claramente recaudatoria. Cada jugador elegía una serie de números que se premiaba en función de la coincidencia con los del sorteo. En efecto: se trata de la actual Lotería Primitiva, recuperada en 1986 por el organismo estatal de Loterías y Apuestas del Estado en forma muy parecida a como la creara más de dos siglos antes quien sufriera en su cargo una de las rebeliones populares más recordadas en los libros de Historia. Por fin, en 1812, en plena Guerra de la Independencia, aparece la Lotería Nacional tal y como la conocemos actualmente, a la cual se le denominó en su día Lotería Moderna, precisamente para distinguirla de la Primitiva. Desde su primera aparición entonces, y hasta el día de hoy, no han dejado de llevarse a cabo los sorteos pertinentes, lo cual la convierte en la lotería más antigua del mundo. Ni siquiera se suspendió el sorteo entre 1936 y 1939, durante la resistencia (popular y del legítimo gobierno de la República) contra el golpe de estado de Franco.

entonces, y mientras que las cifras del juego presencial se reducían aproximadamente un 9% respecto del año anterior como consecuencia de la crisis económica, el gasto en juego online, por el contrario, lejos de disminuir se viene incrementando a razón del 180% anual. En lo que se refiere al número de jugadores, se ha pasado de 190.000 en junio de 2012 a aproximadamente un millón a finales del mismo año, lo cual supone quintuplicar el número en apenas siete meses

Durante la larga y penosa Dictadura los únicos juegos de azar permitidos fueron la Lotería Nacional, las apuestas hípicas, el cupón de la ONCE y, por supuesto, las quinielas de fútbol. Todos los demás estaban prohibidos, ya que en la moral nacionalcatolicista el juego (como tantas otras cuestiones) se consideraba un vicio. La gente tenía que irse a Francia a ver a Marlon Brando y Maria Schneider en El último tango en París y jugarse el dinero en las salas de juego del país vecino. Montecarlo era la meca europea del juego y uno de los destinos apetecibles tanto por el glamour de algunos de sus residentes como, evidentemente, por su casino. Pasada esta interminable etapa histórica, en 1977 se legalizaron en España los casinos y salas de bingo, precisamente como una manera de competir con otros países que tenían permitido el juego y para favorecer el turismo (también apareció el «destape» en el cine). Casi sin solución de continuidad han ido apareciendo y legalizándose otros juegos de azar tanto privados como públicos, de ámbito autonómico o europeo hasta contar con un catálogo ciertamente extenso.

Detrás de las estadísticas hay personas que están jugando mucho dinero. Y conociendo cómo está organizado el juego, es seguro que lo están perdiendo o, cuando menos, están desarrollando un patrón de conducta abusivo que más pronto que tarde conducirá a muchos de ellos a la adicción. Los juegos online tienen muchas de las principales características que potencian el poder adictivo del que ya de por sí tienen los juegos de azar. Estas variables —por otra parte bien conocidas en la literatura científica— son: el anonimato, comodidad, accesibilidad, elevada frecuencia de los eventos, interactividad, evasión y desinhibición.

Las tecnologías de la información, y más en concreto Internet, no han sido ajenas al desarrollo de nuevas modalidades de juego y en junio de 2011 se legalizó el juego online en España, aunque no es sino hasta junio de 2012 cuando se concedieron las licencias a las operadoras. A pesar de que este tipo de juegos (principalmente apuestas y póquer online) sólo son legales en España desde hace unos meses, el gasto que provocan ya supera a quinielas, bingos, casinos e incluso todos los juegos de la ONCE. Son más de 3.000 millones de euros lo que los españoles se han gastado en juegos online en 2012. A partir de

Sirva este pequeño resumen de grandes cifras para poner de manifiesto que el juego online es una actividad que, en el preciso momento en que se ha legalizado, ha visto un crecimiento espectacular tanto del número de jugadores como del gasto que realizan. Todo esto no sería sino una simple —aunque interesante— historia, si no fuera porque la ciencia ha demostrado en numerosas ocasiones que el juego es la principal causa de una de las patologías psicológicas más graves: la ludopatía, actualmente llamada adicción al juego, ya que tanto la causa, como la sintomatología clínica corresponden con un auténtico trastorno adictivo.

Así pues, vivimos actualmente un momento histórico con la aparición de nuevos juegos online, los cuales tienen un potencial adictivo probablemente mayor que el que nunca ha tenido ninguno de los juegos existentes hasta el momento. Nos encontramos, asimismo, con empresas con una voracidad lucrativa sin límites que dirigen su actividad a una población vulnerable a las adicciones — como son los adolescentes y jóvenes—, así como una Administración que ha cejado en sus funciones de velar por la salud y el bienestar de sus ciudadanos, fomentando juegos online y otros proyectos megalómanos —como Eurovegas—, convirtiéndose en cómplice y partícipe de la ruina de jugadores y sus familias. No hay que olvidar que en lo que se refiere al juego (como a la economía especulativa en general) “el dinero ni se crea ni se destruye: sólo cambia de bolsillo”. Al enorme bolsillo de las empresas del juego. Rien ne va plus…


Los seres vivos estamos formados por unidades morfológicas y funcionales llamadas células. En nuestro cuerpo hay, por término medio, entre 50 y 75 billones de células. Cada una de nuestras células1 contiene 46 cromosomas, largas cadenas enrolladas de ADN donde se almacena toda la información genética que nos identifica, define, controla y gobierna. Toda cadena de ADN tiene una cadena complementaria a la que se une, cual cremallera.

pensamiento y reflexión

En un alarde de maniobra, la CIA en su World Fact Book, ha contabilizado más de 102 millones de kilómetros de carreteras en el mundo.

Todas y cada una de esas cadenas de ADN están formadas por 150 millones de nucleótidos, eslabones que buscan a su complementario en la otra cadena, dando lugar a un complejo entramado de 300 millones de pequeños pero imprescindibles microchips. Haciendo una serie de cálculos científicos anecdóticos, llegamos a la conclusión de que en la totalidad de las células de nuestro cuerpo hay más de 113 mil millones de kilómetros de ADN. Las cremalleras se estropean y rompen con el uso. De tanto subir y bajar, algún diente salta.

Elena Jodrá López

Nuestras células se pasan toda su vida haciendo eso mismo con el ADN: subir y bajar cremalleras para su replicación, por lo que hay una alta probabilidad —dado lo abultado del número de nucleótidos— de que algún engranaje falle. Lo que en un caso se soluciona fácilmente comprando una prenda u objeto nuevo, en el otro puede llegar a tener una consecuencia fatal y fatídica. ¿Somos conscientes de nuestra fragilidad? O, visto de otra forma, ¿somos conscientes de que la expresión «el milagro de la vida» es mucho más que una frase hecha? 200.000 km de venas. 30 millones de latidos del corazón al año.

113 mil millones Irene Villa Orduna

300 millones de alvéolos en los pulmones. 1.000 millones de conexiones de fibras nerviosas por milímetro cúbico de nuestro cerebro. … Y todo en precisa coordinación para formar la máquina más perfecta del planeta: el ser humano. En un alarde de maniobra, la CIA en su World Fact Book, ha contabilizado más de 102 millones de kilómetros de carreteras en el mundo. 102 millones. Una minucia. 1

Salvo las células sexuales, que contienen la mitad de cromosomas.

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Gabriel Bueno y Lorenz

gabriel bueno y lorenz

Lo último que se pierde Gabriel Bueno y Lorenz 40

«La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre» Y es que, cuando Nietzsche se pone en plan lapidario,

emprender, de mejorar y hacer que la vida a su alrede-

se pone de verdad. El problema es que no le acaba de

dor mejore, que por las noches sueñan y de día lo siguen

faltar razón al hombre, por lo menos en los tiempos que

haciendo, que luchan por construir un lugar mejor, que

corren. Pero yo quiero romper una lanza ahora mismo a

tienen un corazón generoso, que demuestran un altruis-

favor de todas esas personas que aún se ilusionan, que

mo fuera de toda duda; en pocas palabras, que no sólo

se levantan por las mañanas con deseos, con ánimo de

siguen esperanzadas sino que generan esperanza a sus


Prueba de ello son los más de seis millones de personas que realizan labores de voluntariado de todo tipo en nuestro país, desde comedores a trabajo social; o las personas que están cediendo viviendas sin ningún tipo de coste a familias desahuciadas; sin olvidar a las que ceden su ser (sangre y órganos) para que otro, por lo general desconocido, pueda sobrevivir. Y creo que es de justicia englobar aquí a todos los inconformistas que salen a las calles intentando derogar leyes que atentan contra la educación o la sanidad (por poner un ejemplo) y que desean crear una sociedad más igualitaria, justa y equitativa, que desean que su voz se escuche y que desaparezca la injusticia de que pilares tan básicos estén convirtiéndose en exclusivos para aquellos que dispongan de altos recursos, dejando en la estacada a los demás, muchos de los cuales lo han perdido todo y además aún se les sigue restando... Todo esto de lo que os hablo nos demuestra cuán arriba evolutivamente hablando nos encontramos. Según la biología, el altruismo parte del supuesto de la aptitud inclusiva, que viene a decir que podemos colaborar con nuestros semejantes (incluso en nuestro propio perjuicio) en el caso de que sean nuestros familiares y que garantizando su supervivencia, nuestra genética (compartida en un porcentaje alto y significativo) pase a la siguiente

generación (una suerte de egoísmo genético); la alternativa, el altruismo recíproco, ya no se da entre familiares directos, sino que se ayuda a otros miembros de la especie (por lo general conocidos y dentro de la misma manada) y básicamente expresa que la ayuda prestada se debe a que se espera recibir ayuda también en momentos de necesidad y así se logra aumentar las posibilidades de supervivencia. Así pues, conociendo estos datos podemos dar cuenta de nuestra superioridad altruística: somos una especie con conciencia y empatía. Y con esperanza. La esperanza nos hace aguardar el momento en que nuestros anhelos se vean cumplidos, nos mantiene aferrados a un sueño, nos ilusiona, y gracias a ella se hace más llevadero el camino que cada uno ha elegido, incluso aunque se tenga la sensación de que la meta está muy distante e incluso inalcanzable. Sin ella nos derrumbaríamos y ni siquiera intentaríamos cambiar las cosas o alejarnos de las que nos hacen mal, como animales sometidos a indefensión aprendida.

pensamiento y reflexión

semejantes. Y es que es cierto: el mundo está lleno de personas maravillosas y de entre todas ellas, hay muchísimas que son simplemente extraordinarias.

Incluso en los momentos más aciagos y represivos, la esperanza ha mantenido vivos el deseo y la voluntad y ha sido ella la que ha infundido valor a las personas que se han movilizado para conseguir cambios y para acabar con una sociedad que los reprimía. Si durante cuarenta años hubo gente que aun habiéndolo perdido todo no perdió la esperanza, ¿cómo vamos a permitirnos nosotros perderla, si esto «sólo» va para largo?

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educación

Desde la Ilustración la tarea educativa tiene como uno de sus objetivos primordiales formar personas autónomas, críticas y responsables y, además, felices. Es verdad que existen también otros objetivos educacionales más pragmáticos o más doctrinales y mucho menos racionales, pero sin lugar a dudas la educación es la herramienta con la que el ser humano puede alcanzar el bienestar y la felicidad. Cuanto más implicada esté la sociedad en un proyecto de desarrollo y de bienestar colectivo más y mejores serán los objetivos que se alcancen. Por eso la búsqueda simultánea de la excelencia educativa y de la atención a la diversidad es algo que debería hacerse muy bien, pues todos los seres humanos somos diversos y singulares y si se dan las circunstancias adecuadas, todos rozamos en algunos momentos la excelencia. Las aulas no son nada sin la sociedad en la que están inmersas y la sociedad no puede progresar y desarrollarse sin una escuela que recoja todo el sentir de la sociedad que la cobija. Todos los procesos educativos deben caminar en la misma dirección con los mismos derechos, los mismos deberes y toda la responsabilidad que cada cual deba asumir...


educación

Prácticas de aula: algunas reflexiones Estefanía Saldías Larramendi Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí. Confucio El mundo cambia deprisa. El impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación, la evolución de los comportamientos individuales y de grupo y la velocidad de los cambios socioeconómicos y culturales dan buena cuenta de ello. Los adolescentes han crecido con la tecnología y para ellos su manejo es intuitivo. Viven pendientes de sus smartphones de donde obtienen toda la información además de estar permanentemente conectados con otras personas. Este mundo es el suyo. ¿Ha cambiado todo con la misma velocidad? Si pensamos en los contenidos y las dinámicas de la escuela de hoy poco difieren con respecto a los de hace unas décadas. Seguimos inmersos en una educación forjada en símbolos, estrategias y usos decadentes que, enfrentados a análisis externos, ponen al descubierto una serie de desajustes entre lo deseable, lo que deberíamos hacer y lo que hacemos. Por el momento, esos desajustes se concretan en un alto índice de fracaso escolar y en la evidencia de que la escuela española no funciona como nos gustaría. Que los alumnos lleguen o no a titular en 4º de la ESO no es un hecho puntual que sorprenda. Ya en la educación Primaria se producen fracturas, toques de atención, señales inequívocas que anuncian la posterior debacle: el número de alumnos que llega a 1º de la ESO con apoyos educativos y/o incapaces de hacer frente en las condiciones actuales a la nueva etapa va in crescendo. ¿Cómo es posible que clases enteras se hallen completamente descolgadas del sistema para abordar la enseñanza secundaria obligatoria? 1

Los remedios de los que disponemos además de muy costosos económicamente no resultan todo lo eficaces que cabría esperar. En esta dirección se manifestaba en 2012 la OCDE y alertaba por ejemplo del alto índice de repetidores en España siendo de un 36,6% frente al 17,4% de los países miembros. Sin embargo, respecto a la excelencia, mientras que el 7,6% de los estudiantes alcanzan niveles de alta cualificación, en España esa cifra se reduce hasta el 3,4%. Como resultado según la Unesco, uno de cada tres jóvenes españoles de entre 15 y 24 años dejó sus estudios antes de acabar la enseñanza secundaria, frente a la media europea, que habla de uno de cada cinco. ¿Qué hacemos mal? Es complicado. Posiblemente muchas sean las razones sobre las que tengamos que reflexionar. Entre ellas, creo que la atención a la diversidad sigue siendo tema estrella pero posiblemente planteado desde perspectivas más inclusivas y atentas a las diferentes aptitudes del alumnado. Nuestro sistema en este sentido es rígido: continúa primando en el aula la clase magistral frente a otro tipo de estrategias y valoramos casi exclusivamente las inteligencias lógico—matemática y la lingüística1. Perdemos inteligencias si un alumno que posee una capacidad artística, deportiva o musical notable o es especialmente hábil para relacionarse o liderar un grupo, no es estimado por el sistema. Además, ese alumno que sí es brillante en matemáticas y/o lengua, se ve limitado en sus pretensiones ya que debe aprender al mismo ritmo, lo mismo y de la misma manera que el resto de chicos/as con los que com-

Para contrarrestar esta tendencia Gardner se pronuncia con su teoría de las Inteligencias Múltiples, proponiendo alternativas en el concepto de inteligencia, en el de aprendizaje y en las estrategias del proceso educativo. Para el investigador, junto a los dos dominantes, la lógico-matemática y la lingüística, el ser humano cuenta otras inteligencias tales como la espacial, la musical, la kinestésica, la interpersonal, la intrapersonal o la ecológica. Para saber más en GARDNER, H.(2001) La inteligencia reformulada. Las inteligencias múltiples en el siglo XXI. Paidós, Barcelona.

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Felix Loureiro

estefanía saldías parte aula pese a que su potencial en esas áreas sea otro. Nadie está del todo contento: unos renquean con respecto a unos contenidos y otros se aburren con respecto a los mismos, quedando la autonomía en el aprendizaje y las inquietudes del propio alumnado relegados a un segundo plano. Con todos, sin embargo, asistimos a una pérdida de motivación conforme avanzan los cursos y al desvanecimiento progresivo de la ilusión por aprender.

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Más allá de las responsabilidades de los docentes, de las familias en su labor y del alumnado en su desempeño, la organización y la propia legislación educativa no acaban de dar pasos firmes en busca de alternativas. Con la integración de las competencias básicas en los programas educativos se intuye otra manera de entender la didáctica y el proceso de enseñanza—aprendizaje. Pero aunque las competencias están en la mente de todos no constituyen aún el punto de partida, la referencia en el aula y se sigue primando el abordaje conceptual del área. Queda mucho

por concretar en cuanto a maneras de hacer, tanto en el proceso como en la evaluación. Existen, no obstante, aportaciones metodológicas interesantes orientadas a comprometer al alumnado en su aprendizaje, invitándole a superar la tradicional figura de espectadores. Estos serían algunos de los principios que estas metodologías comparten: 1. Que más que repitiendo y memorizando lo que el profesor o el libro dicen se aprende haciendo y orientando las tareas a una finalidad, ya sea descubrir o transformar algo. Esto supone movilizar al alumnado, darle la palabra, relegar nuestra función de profesores a la de guías del proceso y no a la de protagonistas del mismo. 2. Que cuando los aprendizajes no quedan conectados a nuestro conocimiento de mundo y proyectados a nuestra realidad no llegan a transformar nuestro pensamiento y sólo se acumulan para perderse en breve.


4. Que el mundo actual se mueve en red, con otros y de manera colaborativa y que por lo tanto esta dinámica ha de verse reflejada en el aula. Varios son los modelos cuyos planteamientos asumen estos principios: el aprendizaje por proyectos, el análisis de casos, el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje servicio, el conocimiento del entorno cercano y los proyectos de intervención en él, la construcción de «comunidades de aprendizaje» y todo el desarrollo de destrezas y habilidades que implica el aprendizaje cooperativo y otras formas de aprendizaje entre iguales, como podrían ser la lectura en parejas o las tutorías entre iguales. Estos modelos metodológicos que ofrecen alternativas no son hoy por hoy ni desde un punto de vista organizativo ni pedagógico sencillos de poner en marcha. Además de la necesaria formación del profesorado se hace imprescindible contar con un vínculo afectivo y personal más firme que el actual entre profesores y alumnos. En la organización escolar actual un mismo profesor pertenece a varios equipos docentes, atiende a muchísimos alumnos y esto no facilita conectar con sus inquietudes y aptitudes. Así perdemos, ya de entrada, una herramienta fundamental para un desarrollo más competencial del currículo: posiblemente menos profesores atendiendo más horas a los grupos harían posible otro tipo de lazos entre profesores y alumnos, además de un acercamiento a los contenidos más transversal. Por otra parte, estos modelos, tal y como aludíamos más arriba, enfatizan en la atención a la diversidad refiriendo la utilización por parte del alumnado de diversos canales, soportes y formatos a la hora de expresar sus trabajos. Hasta ahora parece que a cada área le correspondía una manera determinada de decir, de resolver, de ejercitarse. Hoy, con la integración de las competencias básicas en el currículo y la necesidad de trabajar todas ellas de manera transversal tenemos una oportunidad decisiva para abrir nuestras asignaturas a otras posibilidades, a otros canales. Así, además de la expresión escrita omnipresente en nuestras aulas, podemos dar más relevancia a la expresión oral, la plástica o la corporal. En la misma dirección los formatos o soportes en los que pueden presentarse

estos trabajos son ya muy bastos: desde el escrito al gráfico, del servicio a todas las posibilidades multimedia, del teatro a todo tipo de producciones estéticas. Por último, una propuesta decisiva de estos modelos consiste en el imperativo de superar en la escuela la estructura de actividades y dinámicas de clase individualistas y/o competitivas2 para aprender a trabajar juntos, a planificar, a consensuar proyectos, a asumir distintas tareas, a organizarse. Y esta propuesta no alude únicamente a los alumnos. El trabajo colaborativo debe de ser generado desde el profesorado y por ellos liderado en su práctica. Sin embargo, ¡qué complicado es! Las labores de coordinación en nuestros claustros y más claramente en los equipos docentes son aún torpes. Nos falta método, agilidad, eficacia.

educación

3. Que las personas somos diferentes para aprender y en nuestra diversidad podemos expresarnos también de maneras distintas. Esto supone una apuesta por otro tipo de cauces y soportes más allá de las distintas tipologías de actividades escritas.

Jordi Adell3 opone, refiriéndose a las maneras de hacer del profesorado, una economía de la miseria que implica ocultar, «guardar para mí», a una economía del regalo, de la abundancia, generosa con nuestros homólogos y que se materializaría en el hecho de compartir. De manera general creo que en los centros impera todavía esa cultura del recogimiento, de cada profesor con su clase, del nadie sabe cómo trabaja nadie, del nada se comparte. Y es una pena porque hay alternativas que nos evitarían trabajo además de mucha satisfacción personal y profesional. Esa economía es la que se vive en la red. Así se refiere a ella Adell en el mencionado documento: En internet eres más cuanto más das. No cuanto más te quedas: quien más documentos publica, quien participa en más actividades, quien más twitea, quien más com‑ parte en sus blogs, quien más presentaciones cuelga es más en internet. No menos. Porque compartir en el mun‑ do digital no es quedarse sin. Sino que la interactuación con otros es mejorar, enriquecer el proyecto, crecer. Mi propia experiencia me dice que mi formación es mucho más rápida, actualizada y entretenida repasando twits en mi Twitter profesional que investigando por mi cuenta. Creo que esta red social es uno de los entornos de aprendizaje más potente que existe como plataforma colaborativa entre profesionales. Otro buen ejemplo de trabajo colaborativo son los foros y las Plataformas Moodle4. Aventurarnos a otras experiencias en el aula implica ir manejando progresivamente otras herramientas de eva-

2 Pere Pujolàs se ha dedicado a este aspecto en sus trabajos. En este libro El programa CA/AC (Cooperar para Aprender /Aprender a Cooperar) para enseñar a aprender en equipo se aborda este tema en la página 12 y siguientes. En este link podrá encontrarse el documento en pdf: http://www.elizalde.info/wp-content/uploads/izapideak/CA-ACprograma.pdf 3

http://www.youtube.com/watch?v=1b6bhOik3Jc&feature=em-uploademail

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Se trata de un acrónimo de Modular Object-Oriented Dynamic Learning Environment (Entorno de Aprendizaje Dinámico Orientado a Objetos y Modular)

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estefanía saldías

luación además de las clásicas. La metodología que hemos heredado y se sigue practicando mayoritariamente pone especial énfasis en la realización de exámenes. Estas pruebas llamadas «objetivas» insisten fundamentalmente en la capacidad de reproducción de unos determinados contenidos. No se detienen en valorar los procesos de aprendizaje, en cómo los nuevos conocimientos han transformado este o aquel aspecto del pensamiento del alumnado. Tampoco dan cuenta del punto en el que han quedado sus inquietudes, sus habilidades, o su capacidad para interaccionar y trabajar con los otros. Un enfoque pedagógico basado en metodologías más activas, como las aludidas más arriba, se decanta por un abordaje competencial del currículo, por llevar al alumnado a discurrir cómo habría que desenvolverse en esta u aquella situación, por ponerse en la piel del otro a la hora de idear soluciones a las problemáticas planteadas. La evaluación entonces supera el tono aséptico y despersonalizado que supone el examen como producto final, para empatizar necesariamente con el propio proceso de aprendizaje del que la evaluación forma parte. En este sentido cada vez es más común facilitar al alumnado descriptores de actuación para la resolución de tareas que describan maneras de hacer tanto en el proceso de aprendizaje como en la evaluación de los mismos, además de fomentar la autoevaluación y coevaluación de manera pautada. Por otra parte, las distintas modalidades de portfolios como herramientas de evaluación con las que mostrar habilidades así como la evolución y balance del

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trabajo realizado se presentan útiles además para el desarrollo de la autonomía del alumnado. El objetivo es hacer de la evaluación un ejercicio también realista, funcional, abierto a distintas aptitudes y presente a lo largo del recorrido del proceso de enseñanza-aprendizaje y no principalmente en el producto final. En fin. Para que la calidad y en ella la eficacia de nuestras escuelas mejore nos debemos todos a una reflexión seria y profunda desde nuestro marco de intervención: de la administración en la organización y gestión de recursos a los profesores en su didáctica diaria, de la participación de las propias familias al compromiso y valoración de la sociedad del propio quehacer formativo. En la parte que nos toca como docentes y dentro de las limitaciones que nos imponen nuestras actuales condiciones de trabajo hay posibilidades de mejora. Además de superar el mencionado énfasis en la inteligencia matemática y lingüística otra gestión de aula se ofrece como alternativa. La general rigidez en la dinámica de las clases —conducida la mayor de las veces por el libro de texto—, no respeta las diversas aptitudes del alumnado, ni potencia la autonomía e iniciativa en el aprendizaje, ni tampoco la colaboración entre iguales. Abrir grietas, posibilidades en esa vía puede ser una alternativa que, ya de entrada, suponga una implicación activa del alumno en el aula, otra participación y seguramente el principio de otros resultados.


educación

Crisis y cambios en el sistema educativo actual Jesús Claver Giménez Más allá de los recortes en educación Para entender lo que está ocurriendo con la sanidad, la educación y los servicios sociales en España en el momento actual tenemos que hacer referencia al llamado «Consenso de Washington». Se trata de un conjunto de acuerdos que, entre 1980 y 1990, establecen las principales empresas multinacionales, los grandes bancos y los organismos financieros internacionales (BM — FMI) y cuyo objetivo último es la privatización del mundo. Uno de estos acuerdos fue desmantelar el sector público todo lo que fuera posible, privatizando las empresas de propiedad del Estado. Centrándonos en la educación, la inversión ha bajado de forma considerable (más de 6000 millones de euros desde 2010), fundamentalmente a través del aumento de horas del profesorado, de la reducción drástica de profesores interinos y del notable incremento del número de alumnos por aula. El gasto en becas ha disminuido igualmente de forma ostensible: hay un 25 % menos de alumnado becado. Las tasas universitarias han experimentado una subida media que va desde el 25 % para la primeras matriculas hasta el 75 % para las terceras. Para el año 2013, los presupuestos generales del Estado y de las Comunidades Autónomas indican que vamos a seguir en la misma línea. Sin embargo, estos recortes no se reparten de forma equitativa entre los centros públicos y los centros concertados, los presupuestos de algunas Comunidades Autónomas indican un descenso proporcional de inversión mucho mayor en la escuela pública que en la escuela concertada. La calidad educativa y la igualdad de oportunidades están sufriendo un duro golpe no sólo con las medidas de ajuste, sino también con la reforma educativa en marcha. Según Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, en las altas instancias no

hay preocupación por garantizar la igualdad de derechos y mejorar los resultados educativos. Lo que se busca es certificar el fracaso y utilizarlo para legitimar un sistema selectivo que reproduzca las desigualdades sociales. Se trata de expandir la idea de que unas personas valen más que otras y que eso es así desde la más tierna infancia. Por otra parte, hay una manifiesta preferencia por la escuela privada concertada. Efectivamente, se contempla aumentar los conciertos tanto en número como en duración en todas las etapas educativas, incluidos los que segreguen al alumnado por razón de sexo que, aunque el tribunal Supremo considera ilegal esta práctica, el ministro Wert sigue manteniendo en el anteproyecto, o los que segreguen al alumnado por su rendimiento académico, como los centros de excelencia de bachillerato que se han puesto en marcha en Madrid en contra de la valoración de la mayor parte de los expertos. ¿Qué pasa en Europa? Según Fred van Leeuwen, secretario general de la Internacional de la Educación, organización que representa a unos 30 millones de docentes en el mundo, uno de cada tres centros de enseñanza españoles son privados o concertados. En este aspecto, España se sitúa en Europa sólo por detrás de Holanda y Bélgica, con un 73,6 % y un 54,6 % de centros privados, respectivamente. Van Leeuwen destaca que no se trata de una simple tendencia de un país católico porque hay países igualmente o más católicos, como Irlanda e Italia, con un porcentaje de escuelas privadas más bajo (el 1% y el 6 %). Ana Villarroya, en el documento «Financiación de los centros concertados» señala que la proporción de alumnos matriculados en centros privados es relativamente alta en los Países Bajos (75%), España (31%) y Francia (20%). Se observa el fenómeno inverso en Alemania y el Reino Unido, ambos aproximadamente con un 5% del alumnado. En los Países Bajos y Francia la mayor parte de los centros del sector privado son

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jesús claver giménez

subvencionados. Por el contrario, en el Reino Unido el sector privado de la enseñanza es mayoritariamente no subvencionado. Análisis crítico del anteproyecto de la LOMCE Como punto positivo, hay que mencionar que el preámbulo del segundo borrador del anteproyecto consta de nueve páginas frente a las cinco del primero. Esto significa que está más elaborado. Sin embargo, está repleto de contradicciones puesto que se defienden determinados conceptos educativos y, al mismo tiempo, sus contrarios. En primer lugar, a nivel político y social, este anteproyecto de ley orgánica no nace del consenso entre diferentes fuerzas políticas ni se apoya en una consulta previa y amplia a los diferentes agentes relacionados con el sector educativo.

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En segundo lugar, a nivel pedagógico, el anteproyecto LOMCE está obsesionado con los resultados en las pruebas PISA, hasta el punto que refuerza de manera considerable las áreas llamadas instrumentales y hay un endurecimiento curricular de las Ciencias Naturales. En estas pruebas mantenemos pequeñas distancias con respecto a la media, donde sí las distancias son preocupantes es en el tanto por ciento de alumnado que titula en la ESO y en la educación secundaria superior (en esta última etapa un 20 % menos que la media europea). Esta diferencia no se puede atribuir a las capacidades o actitudes del alumnado. Hay que revisar la flexibilidad de los programas, potenciar la atención a la diversidad e invertir en la formación del profesorado. En Infantil y Primaria no se concretan medidas de apoyo y refuerzo que permitan corregir las dificultades de aprendizaje precoces. No hay referencia alguna a metodologías adecuadas para el aprendizaje y la formación del profesorado deja de ser prioritaria. Desaparece el concepto de ciclo en Primaria que permitía dar al aprendizaje un carácter más global e integrador y además facilitaba una mayor adaptación al ritmo de aprendizaje de cada alumno. Hay tres vueltas de tuerca más: a pesar de que el número de alumnos que elige el área de Religión en los centros públicos es cada vez menor, se refuerza la enseñanza de la Religión que, al ascender al rango de materia específica, contribuirá a la media académica del alumnado, desaparece la Educación para la Ciudadanía y pone fin al concepto de educación comprensiva en la Educación Secundaria Obligatoria. En tercer lugar, fundamentalmente concibe la educación como un motor que promueve la competitividad de la economía. La inversión en investigación, ya de por sí escasa, se ha reducido al mínimo en España. Por tanto, parece que el único camino que queda para mejorar la competitividad en el mercado global, es el aumento de los trabajos temporales y la bajada de salarios. Por tanto,

si esta actitud se mantiene en el tiempo (y me temo que así será) una buena parte del alumnado que salga del sistema educativo tiene muchas probabilidades, en el mejor de los casos, de acabar siendo mano de obra barata. Aquello de que el fin último de la educación ha de ser la formación integral de la persona para tener una ciudadanía responsable y crítica, aunque se recoge en el preámbulo, queda muy difuminado y en un segundo plano. En cuarto lugar se aprecia una visión mercantilista de la escuela. La educación es una mercancía más y debe producir ganancias. Para este concepto de escuela, la libre elección de centro por parte de los padres es fundamental. Se establecería la «zona única» en las grandes ciudades (tal y como se va a aprobar en Madrid) y se potenciarían los conciertos con los centros privados, o bien, se pondría en marcha el «cheque escolar» (ya demandado por algunos empresarios educativos). De esta manera, los centros privados seguirían recibiendo las subvenciones oficiales (ya sea en forma de concierto o en forma de cheque) y, además, algunos elevarían sus tasas para obtener mayores beneficios, lo cual supondría una mayor selección del alumnado; como los centros públicos están perdiendo recursos de forma acelerada con los recortes, no es difícil imaginar que acabarían escolarizando a los alumnos de los estratos sociales más desfavorecidos. Esto es lo que ya ha sucedido en los países donde impera, desde hace años, el neoliberalismo a ultranza en educación. Mientras, frente a todo este ruido, la escuela pública sigue escolarizando silenciosamente a la mayor parte del alumnado inmigrante y del alumnado con dificultades. En quinto lugar, el consejo escolar se transforma en un órgano meramente consultivo y la toma de decisiones se deja únicamente en manos de la dirección del centro, dirección que será elegida discrecionalmente por la administración porque tendrá mayor peso en dicha elección que los representantes del centro. Por tanto, los directores o directoras, que refuerzan de manera considerable sus funciones pudiendo, incluso, establecer los requisitos para puestos de personal funcionario o interino y proponer el nombramiento de profesores, se pueden convertir en correas de transmisión de las autoridades educativas. No parece que este sea el camino que conduzca a la autonomía real de los centros. ¿Qué piensan los expertos? Para terminar vale la pena hacer referencia a la valoración que realizan algunas personas destacadas en el ámbito educativo: Miguel A. Santos (catedrático universitario de Pedagogía): «Estoy convencido de que la historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe. Los recortes en educación perjudican, sobre todo,


Ramón Flecha (catedrático universitario de Sociología): «El crecimiento económico y el desarrollo humano requieren suprimir las actuaciones educativas basadas en ocurrencias y reinvertir (no recortar) los recursos en las actuaciones que han logrado el éxito y están refrendadas por la comunidad científica internacional». El sistema educativo finlandés se ha puesto como modelo en numerosas ocasiones en las tertulias y en los debates sobre educación en España, porque dentro de los países

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Didac Ramírez y Sarrió (rector universitario): «…Deberíamos tener más presente nuestros referentes en la Europa continental, como Alemania, Francia, Suiza y hasta nueve países que en esta coyuntura actual han apostado por un incremento en los recursos a la educación y a las universidades».

europeos es el que mejor resultados tiene en las pruebas internacionales. Pues bien, según César Coll (catedrático universitario de Psicología de la Educación), tras veinticinco años de consenso, las características que definen a este sistema son las siguientes: una educación básica comprensiva (igual para todos) de nueve cursos de duración; una educación secundaria de tres años con dos vías formativas: una académica y otra profesional; la inexistencia de evaluaciones externas de rendimiento, sólo hay una al término de la educación secundaria de orientación académica; un profesorado bien pagado, bien formado y muy valorado socialmente; la inexistencia de rankings entre las escuelas basadas en el rendimiento del alumnado; la colaboración constante entre las familias, consejos escolares, sindicatos, empresarios y administradores; y el compromiso en la búsqueda de la excelencia y de la igualdad como dos componentes básicos de la calidad educativa.

Ernesto Navarro

a las personas más desfavorecidas… Recortar es precisamente lo contrario de aumentar y crecer.»

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carmen chóliz

Cuando el papel protagonista lo tienen los alumnos… Carmen Chóliz En los centros educativos ha dominado la creencia de que es el profesorado quien gestiona la convivencia y por lo tanto, quien concreta las normas que deben seguirse con el fin de lograr el clima necesario para alcanzar los objetivos académicos propuestos. Así se ha considerado tanto por parte de las familias, como del mismo alumnado, de tal forma que generalmente se correlaciona la capacidad del profesor para mantener el orden con su grado de autoridad. Por otro lado, los profesores han asumido plenamente la responsabilidad en los procesos relacionales y disciplinarios y se han convencido de que si cedían esta función, quedaban desprotegidos y expuestos a no poder desarrollar su tarea docente con eficacia. Esta creencia minusvalora la tentación de los jóvenes a desafiar las normas que les son impuestas y, sobre todo, su capacidad para establecerlas y llevarlas a cabo. Sin embargo, desde hace algún tiempo, se están aplicando alternativas más novedosas que dan la posibilidad a los alumnos de intervenir en la prevención y el tratamiento de los conflictos que surgen día a día en el contexto escolar, como parte de su formación en la solución de los conflictos a los que se va a enfrentar en su vida.

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En este artículo se quiere compartir con el lector una experiencia que forma ya parte de un proyecto global en el que están involucrados muchos centros, compartir para crecer en una Cultura de Paz y que ha sido posible gracias a los profesores que han estado dispuestos a aprender y a dedicarse a esta tarea, pero también al Centro de Profesores que proporcionó la formación necesaria a través de Proyectos de Formación en centros y especialmente a los alumnos que aceptaron el reto de implicarse con generosidad en la ayuda a los demás.

Hablaremos de los programas de «Mediación Escolar», «Compañeros Ayudantes» y del «Observatorio de la Convivencia». El programa de Mediación Escolar tiene como objetivo que el alumnado adquiera mayor protagonismo en la re‑ solución de los conflictos entre iguales. Lo forman un equipo de chicos y chicas preparado para intervenir en los casos de peleas, disputas, amistades rotas y en cualquier otra circunstancia que derive en un conflicto en el que las dos partes atenten contra el respeto y a la dignidad personal de la otra parte. Se trata de conflictos simétricos, es decir no debe haber abuso de una parte sobre la otra, pues en este caso no es posible la mediación. Pero ¿también es tarea de la escuela intervenir en este tipo de conflictos? Gran parte de las personas de nuestro entorno asume que las desavenencias entre los adolescentes siempre se han dado y de que en algunos casos no se considera anormal que se pueda «llegar a las manos». Incluso puede admitirse que es parte del aprendizaje para la vida y que el alumnado debe aprender a «hacerse a respetar»… Y si es cierto que sólo se aprende cuando hay conflicto, también lo es que en sí mismo no lleva implícito un adecuado aprendizaje. Para que el conflicto sirva para mejorar, debe intervenir la voluntad de querer aprender lo positivo de la situación, es cuestión de actitud; pero no es suficiente, es imprescindible saber resolverlo de forma pacífica, es cuestión de aptitud. Gestionar los conflictos no es fácil. Debemos tener presente que a diferencia de otros problemas, los relacionales llevan consigo una carga emocional importante que nubla la mente, distorsiona la realidad y daña la autoestima de una de las partes, o de las dos. Lo más habitual es que una parte gane y la otra pierda. Partimos de que para que podamos desarro-


educación llarnos como personas auténticas, ambas partes deben ganar, hecho que sólo puede conseguirse cuando se está dispuesto a ceder algo a la otra parte. La tarea de los mediadores es lograr que las partes en conflicto entiendan y asuman esta realidad. Sin tomar partido por ninguna de las dos partes implicadas, les ayudarán a ponerse en el lugar del otro, a empatizar, para comprender sus sentimientos y necesidades y poder–querer consensuar compromisos que plasmarán en un documento firmado por ambas partes. Un paso más en la gestión pacífica de la convivencia se da con el programa de «Compañeros Ayudantes». Se trata de intervenir en el conflicto antes de que este estalle, de complementar desde este programa, la resolución de conflictos llevada a cabo desde Mediación Escolar con la prevención de conflictos entre iguales y por iguales de forma pacífica. El objetivo del «Compañero Ayudante» es ayudar a sus compañeros, como su propio nombre indica, en momen-

tos de especial dificultad. Se trata de «acompañar» a los recién incorporados a su aula a lo largo del curso escolar, de estar atento a posibles casos de aislamiento, a problemas de comunicación o a miembros del grupo que están atravesando una situación complicada social o personalmente, al mismo tiempo que ser un «sensor» del clima de aula. Observar las posibles relaciones anómalas o formas de comunicación no adecuadas. Para introducir el programa es necesario explicar muy bien al grupo de alumnos en qué consiste, cuáles serán las tareas del compañero ayudante y las cualidades que tendría que tener la persona que se encargase de dicha tarea. Es de gran ayuda que sean otros «Compañeros Ayudantes» de cursos superiores los que lo presenten, hablen de sus tareas y se ofrezcan a responder a sus dudas o sugerencias. Una vez entendido por todos, serán los mismos alumnos los que propongan a las personas que consideran que van a desempeñar bien dichas tareas tras recibir formación adecuada. El grupo les reconoce

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las aptitudes y actitudes necesarias para desempeñar esta tarea. Para darle la importancia que merece, se lleva a cabo votación y se cumplimenta un acta. Este tipo de elección es un gesto mediante el cual el grupo les dota de autoridad para llevar a cabo sus funciones. Una vez elegidos, es importante informar de las características del programa a las familias y solicitar su autorización mediante una comunicación de Jefatura de Estudios y un tríptico informativo. Tras la aceptación del alumnado y sus familias, los alumnos reciben formación inicial a cargo de los responsables del programa. Se trata de una formación en contenidos y habilidades, pero también en actitudes, de desarrollar en ellos tanto las estrategias necesarias para desempeñar su nueva tarea, como una buena autoestima personal y unas habilidades que les sirvan para la vida. Todas ellas se describen y trabajan a partir del «Cuaderno del Compañero Ayudante» que lo conservará para repasar en casa y reflexionar sobre lo tratado.

adquieren la mayor dimensión que en muchas ocasiones proporciona el paso del tiempo. Existe un «Protocolo» para las sesiones que comienza recordando las tareas y las normas básicas de confidencialidad, respeto y actitud positiva ante el conflicto antes de revisar actuaciones y exponer posibles casos para intervenir. Es el momento también de recordar algún aspecto básico de la formación o desarrollar dinámicas de cohesión del grupo. VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS, DIFICUL‑ TADES Y LOGROS La principal motivación para seguir manteniendo estos programas, la proporcionan los propios alumnos, al dar verdaderas lecciones de implicación y responsabilidad. Es preciso destacar la naturalidad con la que los alumnos asumen estos programas.

Mediante el Observatorio de la Convivencia, los «Compañeros Ayudantes» por niveles, se reúnen de forma quincenal para comentar entre ellos y con el profesorado responsable, las posibles circunstancias sobre las que actuar y en las que, si son de una dimensión que ellos pueden manejar, actúan.

Tanto «Mediación Escolar» como «Compañeros Ayudantes» son eficaces en gran parte de los casos, para dar solución a problemas de disciplina que no se habían solucionado mediante la aplicación de los tradicionales Reglamentos de Régimen Interno y su implantación reduce de forma considerable los expedientes disciplinarios en materia de convivencia.

Este sistema de trabajo se conforma como un auténtico observatorio, que funciona a nivel de prevención de conflictos, lo que resta «trabajo» al grupo de alumnos del programa de «Mediación Escolar». Es indudable que, conocer los posibles problemas en estado emergente, hace que sea mucho más sencillo afrontarlos que si

Se puede afirmar que sirven tanto para la detección de problemáticas que antes pasaban desapercibidas, como para conseguir mayor implicación por parte del alumnado en la gestión pacífica de los conflictos, un aprendizaje que, sin duda, será muy útil en el futuro y que servirá para construir una sociedad más humana.


educación My Fair Lady1

Dya spiik Inglish? María del Pilar Berruete Rodríguez Dya spiik inglish?¿Quién no ha oído esta pregunta en clase de inglés, o hablando con un extranjero? Seguramente, la gran mayoría de españoles han «sufrido» esa incómoda sensación que se exterioriza con un levantamiento inicial de cejas y termina con un encogimiento de hombros. Es la viva imagen de la frustración ya que, en muchos casos, la persona que se desespera tiene un nivel básico o intermedio de inglés, pero hay que matizar, de inglés escrito. Esta frustración se puede ver aumentada todavía más en compañía de belgas, holandeses, alemanes o suecos, quienes debido a su posición geográfica y a su historia, se desenvuelven mucho mejor en inglés. Aunque hoy en día la enseñanza del inglés ya no está tan centrada en la gramática (donde la primera lección es sobre el verbo to be), todavía sigue existiendo el debate entre lo que se exige en los exámenes oficiales y lo que se necesita para desenvolverse en la vida cotidiana. Los estudiantes españoles de inglés salen bien preparados para expresarse por escrito y en un registro puramente formal o muy académico. Cualquier nativo de lengua inglesa se sonrojaría al leer un examen oficial ya que, probablemente, el nivel expuesto allí sea muy superior a

su propio nivel de expresión escrita formal. Sin embargo, a la hora de expresarse oralmente, los españoles seguimos mostrando graves deficiencias para comunicarnos eficazmente. Muchos han pensado que la solución esté, quizás, en contratar a un nativo de habla inglesa, y así adquirir una mejor pronunciación y fluidez en la lengua de Shakespeare. A este respecto, hay que acudir a algunos estudios sobre las ventajas de un profesor nativo y uno no nativo. Según Péter Medgyes2, profesor de Lingüística Aplicada en la Universidad de Budapest, los dos tipos de profesores de inglés, nativos y no nativos tienen sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Medyes analizó 325 profesores de 11 países, un 86% no nativos y un 14% nativos. Medgyes halló que los nativos se centran en la fluidez y tienen un mejor uso del idioma ya que hablan con más seguridad, aunque los no nativos muestran más empatía y tienen unas expectativas más realistas. En su estudio, Medgyers concluía que lo que más separaba a profesores nativos y no nativos no era la competencia en el idioma sino simplemente que cada uno incorporaba diferentes talentos y necesidades a la profesión.

1

Eliza Doolittle (Audrey Hepburn) aprende a hablar bien con el Profesor Higgins (Rex Harrison) en My Fair Lady (George Cukor, 1964)

2

Péter Medgyes, The Non-Native Teacher (1994)

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Paula Morós

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aprender en el mundo, junto con el chino mandarín, el chino cantonés, el ruso, el japonés, el euskera, el árabe, el polaco, etc. Por supuesto, la dificultad no reside en su gramática, ya que para un hablante de español el sistema morfológico y sintáctico del inglés es generalmente sencillo. Una peculiaridad del inglés es que cuenta con más interdentales que cualquier otro idioma, incluido el alemán. Por ello, la fonética inglesa es particularmente difícil para los nativos de las lenguas romances, ya que el hablante busca la perfección y teme equivocarse.

Según Jenkins3, investigadora de la fonología inglesa, el mejor instructor es la persona que muestra un conocimiento más práctico de la fonética de su lengua materna (L1) y del idioma que enseña (L2). En consecuencia, el profesor ideal sería el hablante de inglés bilingüe.

Una buena manera de comenzar a sensibilizar al estudiante español sería la introducción, desde las primeras clases, de los fonemas que representan los sonidos del inglés, y de allí enseñar a articular aquellos sonidos que no existen en el idioma materno. La primera dificultad que hay que superar es que mientras que en español sólo hay cinco sonidos vocálicos, en inglés hay doce. Lo que más cuesta al oído español es distinguir la duración de las vocales, ya que en inglés hay vocales cortas y largas. Respecto a las consonantes, no suele haber tanta dificultad, si bien hay que concentrarse en los fonemas /v/, /∫/, /z/, etc. Además, mientras que el inglés tiene un ritmo staccato que separa el comienzo de las palabras (aspirando por ejemplo las consonantes oclusivas sordas), el español muestra un ritmo silábico donde las palabras se enlazan unas con otras. El ritmo staccato del inglés se refuerza al recaer el acento tónico sobre la primera sílaba de una palabra con significado léxico. Se pueden realizar varias actividades una vez que el alumno conoce los símbolos y además, se gana mucha autonomía, ya que permite utilizar el diccionario para conocer la pronunciación correcta. Una actividad muy sencilla consiste en la escucha de un pequeño fragmento de texto en el que los alumnos (en parejas, por ejemplo) deben concentrarse en dos sonidos, y buscar ejemplos de palabras que los incluyan tras la lectura del profesor o escucha. Es importante que subrayen la parte de la palabra que contiene el sonido. Así lo que resulta es una hilera de palabras que contienen el mismo sonido y por lo tanto riman, y éstas pueden aprovecharse para hacer un pequeño poema que el alumno pueda recordar. Para hacer esta actividad el alumno no necesita conocer todos los símbolos y se puede trabajar según el nivel: buscar sólo dos sonidos o aumentar a cuatro, etc.

Todo esta controversia sobre el papel de los profesores no nativos en la enseñanza del inglés nos lleva a otro viejo debate que también está muy relacionado, y que no es otro sino la actitud de los hablantes británicos hacia el RP (received pronunciation) o ideal (estándar) de acento británico. Este acento ideal estaba asociado a las voces de los presentadores de la BBC, pero ahora, hoy en día, suenan extremadamente anticuadas. Las actitudes hacia el acento están cambiando y durante la mayor parte del siglo XX, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, el RP representaba la voz de la educación, la autoridad, del estado social y del poder económico. Sin embargo, actualmente se prefieren acentos regionales y muchos incorporan características de estos acentos para enmascarar su origen social. Se habla incluso del «estuary English», un inglés que hace ganar cercanía y credibilidad en la calle; este inglés se puede escuchar actualmente en la BBC y el Parlamento. Según Paul Coggle, autor de Do you speak Estuary?4, esto es un signo de que se están derribando las barreras entre las clases; un vivo ejemplo es Tony Blair, quien llegó a modificar su habla incluyendo «glottal stops» cuando su carrera política así lo requería (adoptó la articulación oclusiva de las consonantes típica del acento Cockney en ciertas partes de Londres, lo cual se ve en la película My Fair Lady). Después de conocer todos estos debates, todavía hay esperanza para los profesores no nativos de inglés y por supuesto, para el estudiante español que intenta aprender esa lengua. Por ello, hay que insistir en formarse mejor «fonológicamente» y transmitirlo a los estudiantes a través de actividades que les permitan perder el «miedo escénico» y familiarizarse con la temida fonética inglesa. Ese miedo no es infundado ya que el inglés está clasificado como uno de los diez idiomas más difíciles de

En niveles no tan básicos, sino más intermedios (correspondientes al nivel B1 del Marco Común de Referencia Europeo, actualmente en vigor), se puede practicar la pronunciación mediante dominós de rimas, escribiendo pares de palabras que rimen entre sí para que el alumno pueda construir una hilera. Esto también se puede apro-

3

Jennifer Jenkins, The Phonology of English as an International Language. (Oxford OUP: 2000)

4

Paul Coggle, 1993. Do you speak Estuary? The new Standard English – How to spot it and speak it. (London: Bloomsbury, 1993)

educación

Después de Medgyes ha habido más estudios que asumían que los nativos eran mejores profesores sólo por el mero hecho de ser nativos y que los no nativos eran peores instructores a la fuerza. En contra de estas opiniones, se ha visto que los profesores no nativos poseen un mayor conocimiento formal de la fonología de su idioma materno y del inglés, y por lo tanto, mejores técnicas de acercamiento, mayor empatía, y una experiencia de primera mano para distinguir lo que es inteligible para los hablantes de inglés.

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maría del pilar berruete rodríguez

vechar para afianzar el vocabulario si en lugar de escribir la palabra ponemos un dibujo por la otra carilla del papel. Al final, el alumno debe leer la hilera de palabras o «dibujos» y deben rimar. Asimismo, se puede practicar la entonación y el ritmo haciendo a los alumnos distinguir qué parte de las palabras llevan una mayor fuerza de voz, y practicar después mediante palmadas a la vez que se lee. Por otro lado, no se puede ignorar la gran cantidad de recursos que las nuevas tecnologías nos proporcionan para mejorar nuestras destrezas fonéticas. En concreto, además de la multitud de páginas web en las que practicar listenings, como www.esl-lab.com (para todos los niveles) y www.ompersonal.com.ar/ommlisten/contenidotematico.htm (con 3 niveles y acento americano), hoy en día son muy útiles los audiobooks o «audiolibros», con los que se puede habituar el oído a la entonación y ritmo ingleses. Dos buenos sitios en la red son: http:// www.booksshouldbefree.com y también http://etc.usf. edu/lit2go. Aquí se pueden escuchar libros online o también descargarse gratuitamente archivos mp3, etc. Es un ejercicio más agradecido que la temida radio, que va más deprisa y presenta más dificultades para el alumno de nivel básico. Sin embargo, actualmente existe http://www. vaughanradio.com, que también se puede encontrar en los canales de radio de la TDT del televisor. Esta emisora está diseñada especialmente para aprendices de inglés, por lo que no resulta tan difícil. Para terminar, si usamos el inglés para realizar pequeños role plays (juego de roles), en los que los alumnos deben utilizar un cierto vocabulario y estructuras gra-

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maticales, el idioma cobra más sentido, ya que obliga a utilizar nuestro lenguaje gestual para transmitir la información, lo cual ayuda a fijar los sonidos y la entonación. Sin contexto, el idioma pierde sentido. La clave no está en una articulación perfecta de los sonidos ingleses, sino en imitar la entonación y el ritmo del inglés. Para ello, el drama o el teatro son una gran ayuda ya que el hablante del español (cuya entonación es bastante plana) necesita distanciarse de su propia persona para producir unos sonidos y una entonación que a sus oídos suena como «hortera» o «cursi». Quizás, el futuro de la enseñanza del inglés pasa por CLIL (Content and Language Integrated Learning) o aprendizaje integrado del idioma con un contenido específico como la geografía, la biología o la historia. De hecho, cada vez son más los europeos que se forman para dar sus materias en lengua inglesa, y ellos a su vez enseñan en colegios e institutos bilingües, donde las clases de inglés sirven de apoyo a estas materias y no son una asignatura en sí mismas, como ocurre actualmente. Es un camino arduo ya que implica un gran trabajo colaborativo entre los diferentes departamentos didácticos para utilizar la lengua extranjera como medio de aprendizaje de contenidos de otras áreas no lingüísticas, con el fin de mejorar la competencia comunicativa del alumnado. Mientras tanto, pequeños pasos allanan el camino de los estudiantes de inglés, como la TDT y la posibilidad de oír los programas y películas en versión original, el abaratamiento de los vuelos al extranjero o incluso la tan de moda globalización, que extiende el contexto cultural de los idiomas por todo el mundo.


Jesús Medrano Homobono Queridos lectores: me presento nuevamente ante vosotros con la intención, esta vez, de compartir algunas ideas y reflexiones sobre un asunto que me preocupa profundamente: la precaria formación científica básica de muchos ciudadanos, la influencia de este hecho en la actual situación social y económica y cómo la nueva reforma educativa va a contribuir o no a paliar esta situación. No obstante, antes de abordar esta cuestión no quisiera dejar pasar la oportunidad de agradecer al equipo editorial de esta revista su esfuerzo y su dedicación por todos los obstáculos superados. Supongo que todos sois conscientes de cómo la pésima situación económica y el injustificable tsunami de recortes y ajustes provocados por las indefendibles reformas impulsadas por los gobiernos autonómico y central con la excusa de las actuales circunstancias, ha amenazado seriamente la supervivencia de una publicación como esta. Me produce rabia y pesar comprobar cómo la continuidad de proyectos de esta índole, que además no suponen un elevado coste económico, quedan fuera de las prioridades de nuestros políticos. Por todo ello, felicitar de corazón a todas las personas que han hecho posible que este proyecto siga adelante frente a la adversidad. Pero no nos desviemos demasiado de la senda trazada y comencemos esta breve reflexión valorando, en primer lugar, la formación científica que en nuestra sociedad presenta el ciudadano medio. Mi experiencia a lo largo de estos años, tanto como profesor de secundaria como becario de investigación, me ha permitido constatar una evidente falta de formación científica básica en muchos de los ciudadanos. Este hecho puede resultar sorprendente si tenemos en cuenta que los avances científicos y tecnológicos han sido determinantes en la mejora de nuestra calidad y expectativa de vida. Así, mientras nuestra realidad cotidiana se ve salpicada continuamente con informaciones sobre cuestiones como la ingeniería genética, los nuevos materiales, las fuentes de energía, el cambio climático, los recursos naturales, las tecnologías de la información, la comunicación y el ocio, la salud, etc…, a la mayoría de nosotros nos resulta extremadamente difícil opinar de forma crítica, fundamentada y responsable sobre todas estas cuestiones. No obstante, lo verdaderamente preocupante es la forma en que estas limitaciones nos impiden ejercer nuestro deber como miembros de la

educación

Ciencia y Ciudadanía sociedad y nos convierten en personas fácilmente manipulables tanto por los medios de comunicación de masas como por las instituciones, que nos inculcan sus ideas y mensajes ideológicos y nos utilizan para propagarlas. Por desgracia, esta situación no se limita al campo de la ciencia sino que se amplía a casi todos los ámbitos de nuestra realidad. Durante mucho tiempo, mientras la escasez de empleo y recursos económicos no nos acuciaba, nuestra sociedad ha cultivado un tipo de ciudadano pasivo, desinformado y poco comprometido, preocupado únicamente por sí mismo. Por lo tanto, resulta evidente que el sistema educativo público de este país no responde de forma satisfactoria a una necesidad formativa que la sociedad actual requiere de forma urgente. Las áreas científicas no sólo suponen el aporte, durante las etapas de educación obligatoria, de un conjunto más o menos amplio de conocimientos, los cuales mucha gente suele asociar a términos como difícil, complejo, incomprensible, inútil para mi vida diaria, etc., sino que contribuyen de forma notable a la formación integral de todas las personas. A los profesionales que nos dedicamos a enseñar y divulgar Ciencia nos gusta recordar lo más a menudo que podemos cómo, a lo largo de la historia de la humanidad, los científicos y su trabajo también puede asociarse de forma muy significativa a valores como la constancia, el esfuerzo, la curiosidad, el interés por entender el mundo, la reflexión, el intercambio de ideas, el espíritu crítico, el pensamiento creativo, etc. En otras palabras, el espíritu científico recoge muchos de los valores que representan lo mejor del ser humano, aquellos que los docentes de estas áreas deberíamos intentar transmitir en las aulas. Llegados a este punto, imagino que os preguntaréis cuáles son las causas que han conducido a esta, en mi opinión, grave situación. En este sentido resulta de gran importancia evitar análisis rápidos y poco reflexivos que conduzcan a visiones demasiado simplistas del tema y a la adopción de soluciones que realmente no atacan la raíz del problema. Personalmente, creo que las causas son múltiples y complejas partiendo, por supuesto, de la responsabilidad del propio profesorado, empeñado en muchas ocasiones en mantener una forma de enseñar ciencia demasiado academicista y formalista que no se adapta ya a la realidad de nuestro entorno. Tampoco

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Elena Arrese

jesús medrano homobono podemos olvidar al propio alumnado y a su evolución a lo largo de estos años. Mientras que los niños y jóvenes actuales han crecido en un contexto donde prima la satisfacción inmediata y el camino fácil, el sistema educativo les exige un esfuerzo y un método de trabajo para el que no están preparados. Son incapaces de afrontar los pequeños retos que les plantea su vida diaria y se rinden con facilidad sin apenas esforzarse. Y es en este punto en el que me gustaría incidir pues representa de forma significativa el estrepitoso fracaso de todos los integrantes de la comunidad educativa: padres, profesores, instituciones y toda la sociedad en general.

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Y es ahora cuando ha llegado el momento de hacernos una pregunta fundamental: ¿Cómo va a contribuir la nueva reforma educativa a mejorar un problema tan acuciante como este? Para mí la respuesta es clara: de ningún modo. No ataca el problema de base al que se enfrenta tanto la enseñanza de las áreas científicas como todo el sistema educativo público: la enorme divergencia entre los valores que la sociedad actual transmite a sus menores y aquellos que desde el sistema educativo intentamos inculcar. En este momento luchamos contracorriente y se necesita un profundo cambio social para reconducir la situación. No lograremos mejorar la educación de nuestros jóvenes dándoles más horas de Lengua, Matemáticas o Ciencias, ni sometiéndoles a pruebas de nivel que eliminen del sistema a aquellos alumnos que no alcancen los resultados esperados. Esta ley presenta un peligroso

trasfondo ideológico pues favorece la aparición de una minoría perfectamente preparada que, lógicamente dirigirá el rumbo de nuestra sociedad, frente a una mayoría de ciudadanos a cuyas necesidades educativas no se habrá podido atender. No es este el cambio que, en mi opinión, nuestra sociedad necesita. Finalmente, no quisiera acabar este artículo sin comentar la absurda incoherencia que supone plantear una profunda reforma educativa a la vez que se desmantela el sistema de educación pública privándole de los necesarios e imprescindibles recursos tanto económicos como humanos. Me gustaría que me explicaran en qué mejora el sistema cuando se eliminan profesores y no se dispone de tiempo para asuntos como la gestión de una biblioteca, las prácticas en los laboratorios, las actividades extraescolares, el indispensable apoyo a los alumnos con problemas, etc. Así pues os recomiendo que os hagáis esta pregunta: ¿Pretende esta reforma mejorar realmente la calidad del sistema educativo público? Para aquellos que tengáis dudas sobre la respuesta ahí va una cuestión final: ¿Cuáles son las intenciones reales de esta reforma? ¿Cuáles serán sus consecuencias? No me resta más que apelar a vuestra responsabilidad como ciudadanos para no desaprovechar la ocasión que nos plantea el momento crítico que estamos viviendo para ser los motores del cambio social que realmente necesitamos y no el que se nos quiere imponer.


educación

Tecnología, educación y libertad Natalia Alcalde No pretendo escribir un artículo sobre lo importante que es la tecnología en nuestros tiempos, ni tampoco sobre lo peligrosa que puede llegar a ser si no se utiliza de la forma adecuada. Considero que esos temas ya están muy tratados y cualquier dato aportado por mí sería trivial y reiterativo. Simplemente quiero hablar sobre opiniones y posturas enfrentadas, intolerancia y miedo a lo desconocido. Y ustedes se preguntarán qué tiene que ver una cosa con la otra. Muy sencillo. Mi objetivo inicial es comparar algunas cosas que se hacían antaño con otras que se hacen ahora, solo que de forma diferente, gracias a la tecnología. Bien es cierto que algunas personas demonizan las TICs, ya que piensan que los niños y adolescentes están poseídos por ellas. De ese modo, la única forma de librarse del pecado es no caer ni una vez en la tentación. Esto se podría traducir en que debemos dejar de usar ordenadores, Internet, videojuegos y móviles…, por ejemplo. ¿Esta es la solución idónea? Lo analizaré punto por punto. Uno de los aspectos negativos es que algunos niños gastan mucho dinero en el móvil, ya que no son capaces de controlarse y de actuar con responsabilidad. A mi juicio, la parte objetiva del caso es que a la edad de once años muchos niños no tienen desarrollado el lóbulo frontal, que cumple las funciones de autocontrol. Por ello, corresponde a los educadores directos realizar estas funciones de control. Y la parte subjetiva, también en mi opinión, sería preguntarse por qué un niño de once años tiene móvil, quién le paga las llamadas y los mensajes, las aplicaciones que se descarga, los juegos. La respuesta es obvia, por lo que no extenderé más el párrafo. Otros niños pasan mucho tiempo jugando con videojuegos, lo que les resta tiempo para dedicarse a sus estudios. La cuestión no es vetar los videojuegos, ya que hay algunos que sí que son instructivos, agilizan reflejos, son

culturales, sociales… Y quizá otros a priori no tienen ninguna función educativa, pero sirven para evadirse, al igual que otras actividades de ocio que no tienen por qué tener otro fin además del evidente: el ocio. Internet: es el gran desconocido para algunos padres y, por ello, el gran enemigo. Los hijos pasan horas y horas navegando por la red, en redes sociales… Por supuesto que hay peligros, pero si hemos educado bien a nuestros hijos en autonomía y responsabilidad hay menos probabilidad de que lo utilicen con fines inapropiados. Y, por otro lado, algo que puede asustar a los padres es no controlar todo lo que hacen sus hijos. ¿Pero acaso lo adecuado es controlar de forma exhaustiva todo lo que hacen los hijos? Antiguamente algunas madres leían las cartas o diarios de sus hijos, o escuchaban sus llamadas de teléfono… Ese control excesivo solo denota inseguridad en el progenitor… Son nuestros hijos, confiemos en ellos. Y, por último, es cierto que la tecnología ha cambiado las actividades de ocio, la forma de relacionarse y lamentablemente es un distractor más a la hora de estudiar, de concentrarse… No obstante, en el fondo, las diferencias con las problemáticas de antaño son menos acuciantes de lo que nos pudiera parecer. En la escuela, el que ahora se distrae mirando el móvil es el mismo chico que antiguamente se distraía tirando bolas o dibujando en clase —no repetiré el tema de que un adolescente no debería llevar el móvil al instituto—. Y el que pasa horas navegando en Internet es el mismo que antes pasaba horas viendo la tele o tumbado en el sofá, en lugar de salir a la calle a pasear o a hacer deporte. Pienso que las cosas no han cambiado tanto, solo en la forma, pero no en el contenido.

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José Antonio Alcázar

natalia alcalde 60

Y todo esto no se traduce en que debemos confiar plenamente en las nuevas tecnologías, ya que bien es cierto que en algunas personas, y más aún en niños o adolescentes, pueden crear verdadera dependencia, lo que está empezando a bautizarse como la droga digital. Sin embargo, considero que la clave está en la educación: creemos adolescentes responsables, críticos y autónomos… Entonces será cuando realmente podamos confiar en ellos y no temer a la tecnología, que al fin y al cabo es solo eso, tecnología. Las personas son personas. Y no debemos olvidar que un niño comienza a moldearse desde el primer segundo de vida. Saquémoslo a la calle y enseñémosle

el valor de los deportes, la belleza de la naturaleza, la creatividad de la música, la literatura, el arte, la pintura… y, por supuesto, de la tecnología. No todo esto tiene por qué agradarle, pero algo sí, permitamos que elija. Si no le mostramos un amplio abanico de posibilidades nunca podrá decidir libremente aquellas cosas que más le gusten y le formen como persona. Quizá no escojan exactamente lo mismo que nosotros, pero si estamos seguros de haberles transmitido confianza y responsabilidad, cualquier actividad a la que decidan dedicarse en cada momento les enseñará algo nuevo y les ayudará en su crecimiento, un crecimiento que dura toda la vida…


nuestros jovenes emigran

Ya parece un lugar común comentar que jóvenes españoles sobradamente preparados se encuentran diseminados por todo el mundo. Se trata de un tópico que no se concilia fácilmente con eso otro que advierte de los horrores de la educación en España. Los artículos que presentamos seguidamente dan fe de la verdad de la primera afirmación y de la falacia de la segunda. Desde Australia, México, Perú y el corazón de Europa nos llegan, en cinco artículos, las voces de jóvenes que con espíritu crítico, lucidez, mente abierta y, sobre todo, esperanza, voluntad y ganas de vivir, están labrando su presente y su futuro fuera de nuestras fronteras. La lástima es que, de momento —y tomando prestadas las palabras de una de ellos—, «nuestra patria reniega ferozmente de sus jóvenes»


marta bajén gonzalo

Desde el corazón de Europa Marta Bajén Gonzalo «El paro juvenil acapara la atención de los líderes euro‑ peos»... La sequía de trabajo expulsa a los jóvenes fuera del país y fuera del mercado laboral «…Más de 200.000 jóvenes españoles abandonan el país por la crisis»… Estos son los titulares que a diario estamos leyendo en los principales diarios nacionales e internacionales. Sin embargo, me gustaría comentar este otro titular «El pro‑ grama Erasmus cumple 25 años completando la forma‑ ción de los universitarios europeos». Todos estaremos de acuerdo en la importancia que tiene para miles y millones de jóvenes europeos la existencia del programa de intercambio Erasmus. Más de 2.700.000 jóvenes europeos se han beneficiado del programa desde que arrancó hace 25 años con el nombre de Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de Estudiantes Europeos, coloquialmente conocido como «Erasmus». Se creó con el objetivo de «mejorar la calidad y fortalecer la dimensión europea de la ense‑ ñanza superior fomentando la cooperación transnacional entre universidades, estimulando la movilidad en Europa y mejorando la transparencia y el pleno reconocimiento académico de los estudios y cualificaciones en toda la Unión». Son muchos los beneficios que podría contaros como antigua estudiante Erasmus pero, de todos los motivos que impulsan a los jóvenes europeos a embarcarse en esta aventura es el plano social, además del académico, el más importante.

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Para muchos, la experiencia Erasmus supone la primera ocasión de pasar una larga temporada en el extranjero, de conocer una cultura diferente, salir del entorno familiar para abrirse al mundo y vivir nuevas experiencias. Para embarcarte en esta gran experiencia profesional y personal sólo hace falta meter en la maleta dos cosas: una gran curiosidad y muchas ganas de vivir a fondo la experiencia.

Cualquier destino es perfecto para vivir tu año Erasmus, pero personalmente creo que esta elección cobra un mayor encanto cuando tu lugar de destino te permite no sólo adquirir nuevos conocimientos en un idioma diferente (en el plano académico), y sumergirte en la amplia vida social que el programa te ofrece (en el plano personal); sino, que te permite impregnarte de la historia y la cultura de un país del que vas a formar parte durante al menos unos cuantos meses. Siempre recordaré mi año en Irlanda del Norte, no sólo por sus Guiness, sus impresionantes acantilados (si vais a Irlanda del Norte, no os perdáis la ruta Giant´s Cau‑ seway), pubs con música en directo —donde puedes hacer un recorrido histórico del british pop-rock en una misma noche pasando de los míticos Oasis a nuevos descubrimientos como Mumford & Sons—; sino por la profundidad de su historia (a la que poca relevancia ha dado nuestro viejo continente). Es la historia de dos comunidades (la católica y la protestante) tan unidas cultural y socialmente y, a la vez todavía a día de hoy, tan separados físicamente. Es la historia de familias que han visto morir a sus miembros por un conflicto que enfrentó a los unionistas de Irlanda del Norte (de religión protestante, mayoritaria en la región), partidarios de preservar los lazos con la Gran Bretaña, y por otro lado a los republicanos irlandeses, generalmente de religión católica y demográficamente minoritarios, partidarios de la independencia o bien la integración de la provincia en la República de Irlanda, país de religión católica. Es la historia de familias enteras rotas por el dolor que no han conseguido olvidar la pérdida de sus familiares, hasta el punto de utilizar las fachadas de las casas como memorial permanente. Belfast y su rica cultura irlandesa, los grandes momentos que pasé e incluso su arraigado conflicto, incrementaron mi espíritu aventurero, mis ganas de adentrarme y co-


Rosaluz M茅ndiz Mejoral

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nuestros j贸venes emigran


marta bajén gonzalo

nocer más a fondo el viejo continente, lo que me llevó a coger una vez más un billete de avión (esta vez sólo de ida) a la capital de Europa. De mis primeros días en Bruselas, incluso meses, tengo muchos recuerdos, desde la inseguridad de volver a aterrizar en un país diferente al tuyo y preguntarte si allí encajarás o no, hasta la odisea de la búsqueda de un piso o las grandes personas que fui conociendo. Es en estos momentos cuando te viene a la cabeza una frase muy española «La familia no se elige, se eligen los amigos»; sin embargo, cuando estás fuera eliges a tu propia familia, eliges a aquéllos con quienes vas a convivir, con quienes vas a compartir largas jornadas de trabajo, problemas del día a día, dudas; pero también con quienes celebras tus éxitos, y te ríes de tus fracasos, en definitiva vas poco a poco formando tu pequeña familia, esos pilares sobre los que te vas a apoyar para continuar tu aventura, ya tenga una fecha de caducidad al emprenderla o sea un viaje con un único billete de ida. Si hay un pensamiento que mantengo desde que llegué a esta ciudad es que la identidad de Europa existe a través de su heterogeneidad.Bruselas tiene algo especial: por sus calles se habla francés, flamenco, inglés, español, italiano....en definitiva, ¡es la auténtica Babel! Es aquí donde se convive, donde se respira solidaridad, donde en definitiva todos los europeos buscamos lo mismo: entendernos y navegar juntos por el bien común.

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Por ello hace 25 años que se creó no sólo un Programa, sino toda una identidad, una ciudadanía europea. Por ello invertir en movilidad no es un gasto. Con la movilidad juvenil, reforzaremos el viejo continente y su desgastado espíritu solidario. Son muchas las iniciativas que desde Bruselas se lanzan a diario para combatir el desempleo juvenil, para incentivar la movilidad no sólo juvenil sino de todo tipo de profesionales; pero sin unos ciudadanos convencidos de su identidad europea, todas estas iniciativas carecen de sentido. Desde el corazón de Europa, desde Bruselas, quiero con estas líneas animar a todos aquellos que todavía no se han decidido a tener una experiencia en el extranjero a que lo hagan. Para aquellos que lo hayan hecho, sólo decir que tenemos algo en común. A todos nos ha llamado el espíritu aventurero y nos ha picado la curiosidad por vivir en otro país, sumergirnos en otra cultura y adaptarnos a ella; por tanto que no se nos olvide nunca que un día decidimos dar ese paso y con ello pusimos nuestro pedacito en la construcción de una Europa mejor, una Europa para y de los ciudadanos. Desde el corazón de Europa, comparto un consejo que no me canso de repetirme a diario: «Para saber a dónde quieres ir, ve por dónde no sabes»


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Por Australia Juan Irache Duesca Creo que los humanos que visiten el planeta rojo deberían comprometerse a permanecer allí para siempre. (…) En lugar de exploradores, los viajeros a Marte —sin billete de vuelta— serán peregrinos del siglo XXI, pioneros de un nuevo estilo de vida. Buzz Aldrin, segundo hombre en pisar la Luna. Una misión parecida a ésta es la que entre 1788 y 1868 llevaron a cabo, contra su voluntad, los prisioneros de Inglaterra enviados a colonizar Australia. Dice la leyenda que, después de meses de navegación en condiciones lamentables, los lanzaban al mar mucho antes de llegar a la costa. Eso y la selección natural explicarían el alto rendimiento de los australianos en las competiciones de natación. Hoy en día, en cambio, basta con un billete de avión y 25 horas de paciencia para llegar a la otra punta del mundo. Perder un día de nuestras vidas nos permite escapar de la asfixiante situación española, que amenaza con quedar enquistada y llevarse por delante las falsas expectativas de, al menos, una generación entera. La evolución de las tecnologías de la información acerca aún más los continentes, permitiendo la comunicación instantánea a un precio casi despreciable. En estas condiciones, un viaje al fin del mundo no suena tan definitivo como una colonización marciana: el billete de vuelta queda siempre abier-

to, y uno ya no desaparece del todo del lugar de donde partió. El resultado es que en los países con economías estables nadie es realmente de allí, todo el mundo tiene un origen a más de 4.000 kilómetros; o sus padres o sus abuelos. De todas las opciones (por llamarlas de alguna manera), la de ser español en Australia tiene sus pros y sus contras. El gentilicio Spaniard es habitualmente una buena carta de presentación: inspira conceptos como buena comida, buen tiempo, arquitectura, historia o deporte. Hay quien nos confunde con suramericanos y también quien nos recuerda a cuántos indígenas mataron «nuestros» conquistadores (algo curioso teniendo en cuenta los pocos aborígenes que dejaron vivos los ingleses aquí). Por el simple hecho de ser europeos, nos presuponen cultos, educados y políglotas. Lo primero puede ser cierto alguna vez. Lo segundo, en absoluto. La falsedad de lo tercero es la mayor barrera que tenemos en muchas partes del mundo.

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juan irache duesca Les Bossinas of NASA Lewis Research Center

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Parece extraño que nuestro nivel de inglés pueda ser un problema, cuando en los países de habla inglesa a nadie se le presupone ni exige el conocimiento de otra lengua que la suya. El caso es que europeos, suramericanos, europeos del Este, muchos africanos y algunos asiáticos están mucho más preparados para entender y hacerse entender en Estados Unidos, Australia, Inglaterra, etc. Será porque sus respectivos idiomas no tienen tantos hablantes como el nuestro, porque a ellos no les doblan las películas o porque se toman el estudio del inglés como una oportunidad real de prosperar. Vaya, que a pesar de lo mucho —y probablemente bien— que nos preparamos durante los años de bonanza, al no entender lo que nos dicen corremos un alto riesgo de estar exportando camareros y albañiles. Esto no es necesariamente malo; tenemos muchos —y probablemente buenos—. El mismo problema genera un nuevo e interesante cauce migratorio de España hacia América del Sur; hacia Chile en particular. ¿Cuál es el equivalente inverso del término «sudaca»? Que se preparen algunos.

Al caso australiano se suma la dificultad que supone un pésimo acuerdo internacional, comparado con el de otros orígenes. Muchos de nosotros venimos a trabajar, pero lo tenemos que hacer escondidos en visados de estudiante. Así, gastamos miles de dólares en escuelas —algunas de ellas fantasma— que permiten tener los papeles en regla y trabajar unas horas a la semana. Otras, por suerte, son escuelas de inglés: eso que, según nuestro currículum, ya llevamos bien. Al final, más que ganarnos la vida nos medio-financiamos una gran experiencia mientras esperamos «a ver qué pasa». Por aquí, las cosas van bien. Tan bien que muchos nacionales deciden no estudiar porque ya se las apañan con la construcción, la minería, el turismo... o comprando y vendiendo casas que SIEMPRE SUBEN DE PRECIO. Sólo por si la historia se repite; un consejo: australianos, empezad a estudiar marciano.


Carolina Arrieta Castillo

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La joven expectativa del destierro Un ciego, con su bastón blanco, en medio del desierto, llora sin poder encontrar su camino porque no hay obstáculos. Alejandro Jodorowski Creo que este año de cifra agorera se merece, más que nunca, un artículo de espíritu optimista. Lo que no sé es cómo afrontarlo con toda esta marimorena que tenemos liada. Aunque ya dijo Einstein, que si hay una fuerza más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica juntas, esa es la voluntad. Y a voluntad, señores, no me gana nadie. Empezaré, tal vez, por el novelista norteamericano Joseph Heller, quien aseguró haber llegado a ser lo que siempre quiso ser de mayor: un niño. Y es en esa parte del relato que me encuentran ustedes ahora. Me explico: cuando una servidora estaba en su más tierna infancia, no paraba de soñar con islas llenas de aves plateadas que lanzaban aullidos desde el interior de sus mazmorras una vez caída la noche. En la adolescencia fueron los libros. Empecé a quererlos con cautela, como a esos amores furtivos de placeres intermitentes; acabé por aficionarme a ellos y todavía no he olvidado cada uno de sus nombres. Sin embargo, ninguno parecía abrir mejor la lata de los sueños que aquellos primitivos atlas de tapa azul. Por ellos, como una Eva en conversación distraída con el altísimo, se me reveló el mundo. También por ellos desnudé dos certezas que me han acompañado hasta ahora: la primera, que la diversidad es una condición esencial para la belleza; la segunda, que por más que trate de doblegar mi espíritu bucanero y saciar el hambre de mar -que me perdone mi dietista-, a menudo me gruñirán las tripas. Después de un año trabajando en Israel y otro en Perú, y sin perspectivas de poder hacerlo en España durante algún tiempo, cualquiera advertirá que, a modo de una Mary Read del S.XXI, estoy protagonizando ese relato de mares y cielos que fantaseé desde pequeña. Es posible. Sin embargo, me gustaría compartir esta reflexión con ustedes: escribir la propia historia debería pasar por de-

cidir libremente, por ponderar e inclinarse por el camino que a cada uno más le convenga; esto es, elegir entre dos o más opciones. Como la Mary Read de la Inglaterra pre-victoriana, apresada de otro barco y convertida a la fuerza en pirata, y, si bien, también como Mary, entregándome de tanto en tanto a los festejos de cubierta, noto como si este itinerario que sigo no fuese urdido por mi, y un temible corsario, llamado a veces gobierno, a veces Europa, me alejase de las corrientes cálidas del litoral. Eso, con mucha suerte. No quiero ni pensar en el trauma de aquellos jóvenes (y no tanto) que han cogido las maletas sin espíritu de aventura. Porque por mucho que los espacios televisivos pinten el extranjero como flamantes edenes de cocoteras y playa; por mucho que nuestros políticos nos inviten a emigrar con expectativas precarias si nos quedamos, o nos animen a servir cafés en Londres mientras aprendemos el idioma (me abruma tanta creatividad de algunos para buscar soluciones), si el mar fuera vino -dice el refrán- todo el mundo sería marino. Pero no lo es. Como mucho es aventura e incertidumbre; emoción de descifrar una nueva gramática o el bocado que degustaremos si mordemos esa cosa rara; pero, sobre todo, es un acto de adaptación darwiniana, porque en el exilio, como en un cuento de Kafka, se impone la necesidad de reaprender los códigos sociales para lograr la supervivencia, algo que quizá solo quien lo haya vivido comprenderá lo desilusionante que puede llegar a ser. Y ahora es cuando me pongo morriñosa y les confieso: tras unos años de desarraigo, voluntario o forzoso, ya quién sabe, cobra valor ante mí aquella paradoja de Fernando Aínsa: «siente que su amor por la patria no tiene fronteras». Pero nuestra patria reniega ahora ferozmente de sus jóvenes. Las posibilidades de escribir un artículo de ánimo

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María Luna Fago

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alegre pasan, pues, por decirles a ellos que no se amedrenten o se sientan culpables; lo más probable es que nos hayan creado expectativas por encima de nuestras posibilidades. Al fin y al cabo, la riqueza o la pobreza no parecen depender de lo que tienes -como mis patazas peruanos me enseñan cada día a golpe de sonrisa desdentada-, sino de lo que esperabas tener. Desde mi humilde experiencia les aliento a no temer demasiado al cambio o a las dificultades, para algo la literatura nos enseña que cuanto más enmarañado el nudo, más hermoso el desenlace. Y, si no, miren a nuestros bisabuelos, quienes sobrevivieron a una guerra infame para colmar de heroicidad nuestro imaginario.

Por esa razón, me gustaría acabar con un mensaje -lanzado al mar en una botella- para todos aquellos que ya están preparando su maleta sin más horizonte que el de un interrogante escrito en una lengua extraña: Incluso cuando os vengan a la memoria, como fogonazos de dolor, los rostros de aquellos a los que dejasteis en tierra, incluso entonces, inspirad profundamente y decíos: estoy escribiendo mi propio relato. En este viaje frente a la adversidad y la inoperancia, en este bote salvavidas desde el que los expatriados nos curtimos contra la tempestad social que nos acecha, escribiremos nuestro propio relato. Y algún día volveremos para contarlo.


David Villafranca Pemán “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida” Chavela Vargas – Las simples cosas César Isella Si nunca han estado en México DF, ahí va un primer consejo: es una ciudad que no da un respiro. No creo que esto les sorprenda si por un momento imaginan a casi la mitad de la población de España viviendo en la superficie que ocupa la provincia de La Coruña. Sólo sobrevolarla ya es algo irreal porque no hay manera humana ni divina de ver dónde acaba el apelotonamiento salvaje de casas. A mí me gusta definir DF como una inmensa lavadora atascada en el centrifugado, quizá porque me parece una descripción bastante apropiada del caos y el desorden que la caracterizan. Y aunque es ese caos cotidiano el que convierte a DF en un lugar apasionante e irresistible, también conviene encontrar pequeños refugios de tranquilidad en medio del descontrol. La Plaza de la Santa Veracruz es uno de ellos y quizá también uno de los más secretos. Plantada en pleno Centro Histórico, la Plaza de la Santa Veracruz es en realidad una placeta, oscura por la sombra de sus espesos árboles, y con el suelo levantado por hierbas que crecen entre las losas. Al bajar las escaleras de piedra, a la derecha queda la iglesia que da nombre a la plaza. Los otros dos edificios presentes son los museos de la Estampa y el Franz Meyer, un antiguo hospital, ahora con una fachada roja nada discreta. En el medio, tres fuentes (sólo una funciona) y una peculiar estatua de Benjamín Carrión sonriendo y esperando contrincante para jugar al ajedrez. Pese a lo que pudiera parecer, el público de la plaza no es muy exquisito. Vagabundos durmiendo, trabajadores que comen a la sombra, madres con niños que corretean y turistas definitivamente perdidos componen la fauna autóctona. Quizá no sea una plaza especialmente atractiva pero desde luego tiene un encanto singular. Como muestra, un simple detalle: es uno de los pocos sitios del Centro Histórico en el que se oye cantar a los pájaros. La primera vez que estuve fue a la salida del Franz Meyer, tras ver una exposición de la World Press Photo. Eran las seis de la tarde y la plaza mostraba uno de sus mejo-

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América y lo que nos queda por vivir

res encantos: la luz del atardecer cayendo suavemente en diagonal e iluminando toda la plaza. Me senté en un banco y saqué mi libreta para describir el lugar. Era una tarde estupenda. Al rato se acercó una mujer y me preguntó curiosa qué escribía. Le expliqué que un poco de todo: cosas que me sucedían, ideas que se me ocurrían, nada fijo. Entonces se sentó a mi lado y me dijo que era muy bonito escribir. Me fijé en ella. Era una mujer de unos cincuenta años que vestía ropa vieja fuera de talla: camiseta muy ancha y vaqueros pequeños y llenos de agujeros. Su pelo era grasiento, tenía la espalda encorvada y aunque parecía triste tenía el destello en los ojos de una mirada muy viva. Sus manos temblaban pero sujetaban fuertemente, abriendo y cerrando todo el rato, un bote de cola. Me contó su historia. No tenía casa y vivía en la calle desde los catorce años. Tampoco tenía familia y su única compañía era un perro que deambulaba por la plaza al que bautizó simplemente como «Guau». Por suerte, contaba con lo que llamaba «La banda». «No somos amigos pero nos protegemos los unos a los otros», me explicó mientras señalaba a un grupo de hombres en la esquina. Estuvimos un buen rato hablando. Quiso saber de dónde era y qué hacía en DF. Luego me preguntó, tomándome de la mano, si podíamos ser amigos. Le dije que claro que sí. Entonces me pidió un favor: que le hiciera un regalo por su cumpleaños, que sería el 12 de noviembre. No quería una fiesta ni una sorpresa ni nada espectacular. Sólo tenía un deseo: verse guapa. Para ello, sólo necesitaba unas zapatillas, una minifalda negra y una camiseta blanca que no estuviera rota. Me hizo prometer que le regalaría todo. Al rato nos despedimos. Me dijo que pasaba todas las tardes en la plaza, que fuera a verla. Le dije que volvería. Antes de decirnos adiós, me di cuenta de que no nos habíamos presentado. Le extendí la mano, le dije que me llamaba David y ella me respondió sin soltar el bote de cola: «Yo me llamo América».

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david villafranca pemán

Suelen decirnos a los que nos vamos a estudiar fuera que somos unos «vividores», que estudiamos poco y que pasamos la mayoría del tiempo viajando. Es verdad. Yo he pasado más tiempo en México fuera de casa que hincando codos. Sin embargo, creo que experiencias como conocer a América son mucho más educativas que muchas tardes de biblioteca. Me refiero a aprender cómo funciona la vida, cómo se pasa de estar en un museo a ver un instante después a una mujer esnifando pegamento. Como diría una amiga inigualable: «México, el infierno y el paraíso al mismo tiempo». Por América, y por muchas otras razones, he vuelto a México para seguir aprendiendo.

Porque he subido a la pirámide del Sol de Teotihuacán y he visto un Chac Mool en Chichen Itzá. He bebido en cantinas donde se ahogó Malcolm Lowry y me he bañado desnudo y de madrugada viendo las estrellas en Tulum. He soñado despierto las construcciones surrealistas de Xilitla y he honrado a los muertos en Janitzio entre velas y flores de cempasúchil. He oído los sonidos de la selva en Palenque y he visto a campesinos de Chiapas cortar una carretera reivindicando sus derechos. He alucinado con cocodrilos y monos y he nadado casi de la

Rosaluz Méndiz Mejoral

Porque he comido tacos, tortas, enchiladas y chapulines, también conocidos en España como saltamontes. He jugado al tetris humano para encajarme en los vagones

abarrotados del metro y he viajado en los peseros (buses) en el último escalón y con las puertas abiertas. He aprendido qué son los albures y qué significa «un chingo». He regateado en los tianguis (mercados), he bebido tequila hasta no recordar nada y he vivido un fin del mundo que no fue tal.

mano con tortugas enormes sobre el arrecife de coral.

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Porque he visto la desigualdad que desangra a México, con niños limpiando zapatos y abuelos arrastrándose por el metro. He apartado la vista con las portadas de periódicos llenas de cadáveres y aunque no he sufrido ningún atraco sí he contemplado el chantaje de la policía. He vivido la vuelta del PRI entre la rabia y la indignación de los mexicanos. Me he perdido peligrosamente en Tepito y me he querido perder en el lindo barrio de Coyoacán. Porque he leído a Fuentes, Pacheco y Villoro y he cantado «Volver, volver» en el funeral de Chavela Vargas en la Plaza Garibaldi. He seguido el rastro de Buñuel y he cazado un beso al aire de Bunbury en un concierto ante 15.000

personas. He estado en el Zócalo el Día de la Independencia, buceando bajo una tromba de agua, y viendo como ríos de gente gritaban «¡Viva México!». Y porque me he saltado clases por comer en el Mercado de Medellín y por pasar la tarde en Chapultepec, preocupándome tan sólo por ver nadar a los patos y por escoger el momento ideal para besar a la chica que me acompañaba. Sin embargo, desde aquella tarde del museo, he vuelto muchas veces a la Plaza de la Santa Veracruz y nunca más he vuelto a ver a América. Por todo ello, y mil cosas más, si alguien les pregunta por mí y qué hago de vuelta en México, les sugiero una respuesta: «Está bien, es feliz. Está viviendo».


María Sauras Más de 900.000 españoles han marchado al extranjero entre 2010 y 2011; cerca del 65% a Europa y Améri‑ ca Latina para encontrar una mejora laboral y aprender idiomas. Aquellos que se mueven o desplazan de territorio, incluso más allá de las fronteras físicas donde nacieron, esas personas diseminadas por tierras ajenas son los migrantes. Personas que van y vienen. Migrantes que contribuyen, con su particular caminar, al enriquecimiento social, cultural y económico; al desarrollo de ser persona y convivir en un país extraño. Al menos así se pueden definir Miguel Ángel Rodríguez y su pareja María, Carlos Mazón, José Luis Petriz, Aser Claver, Daniel Borobia y Olaia Fernández, jóvenes españoles de entre 26 y 31 años que, bajo los condicionantes de mejora laboral, realización personal y aprendizaje de idiomas, pasaron a engordar las cifras de emigrados en los últimos dos años. Sus destinos, Europa y América Latina. Áreas que concentran casi el 65% de las 910.000 personas nacidas en España que han marchado al extranjero, según indican los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) —años 2010 y 2011—. La Europa de los 27, en crisis económica desde 2008, arrastra problemas en sus tasas de desempleo debido, en parte, a los altos porcentajes de los países de la cuenca mediterránea. Tal y como refleja la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), datos de noviembre de 2012, Austria, Luxemburgo y Alemania continúan con las tasas de desempleo más bajas, apenas rozan el 5,5%, mientras que Reino Unido ocupa uno de los diez puestos con menor población sin trabajo, alrededor del 7,8%. Situación contraria es la que viven Grecia y España, en los puestos de ‘cola de grupo’, con números tan disparatados como son un 26,8% —cifra de octubre de 2012— y un 26,6%, respectivamente. La situación del caso español, con más de 6 millones de parados, esconde una crítica situación laboral entre jóvenes de 18 y 25 años. Poco más del 43% tiene empleo.

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Preparados para ser migrantes Sin embargo, este no fue el detonante que llevó a Miguel Ángel Rodríguez (Madrid, 31 años) y su pareja María (Madrid, 30) hasta Edimburgo (Escocia) un 6 de enero de 2011. Volaron para «aprender inglés», y el objetivo era un año. El año de excedencia que Miguel Ángel había logrado en Caja Madrid, y periodo por el que María había decidido suspender la prestación por desempleo. Ella ha pasado de dirigir «la restauración de una docena de pinturas de ‘El Greco’ para la provincia de Guada‑ lajara» a supervisora en un restaurante. Miguel, ahora también supervisor pero en una cafetería del Servicio de Salud, explica, humildemente, que «no es mi profesión pero siempre procuro trabajar lo mejor que puedo. Sé que se abre otra puerta y es una posibilidad de aprender otra cosa». Previamente, Miguel Ángel Rodríguez solicitó empleo a NHS Scotland. «Me llamaron únicamente para el puesto de Administración y no para el de Asis‑ tente por ser titulado universitario», explica. Esta pareja madrileña, que se independizó de sus vínculos familiares en Edimburgo, asegura, aunque les «duela decirlo», que ven su vida «a largo plazo» en Escocia por «cómo están las cosas en España». Esta creciente falta de empleo, en máximos históricos, es otro de los motivos que empuja a muchos españoles a emigrar a tierra prometida. Sin embargo, las tasas de creación de empleo en algunos países de Europa, como es Reino Unido, tercer destino con un 10,1% por detrás de Rumanía (29,5%) y Francia (13,7%), o Alemania (6,5%), en quinto lugar, no son todo lo fiables que debieran. En el primer caso, el prestigioso medio The Guardian revelaba, a mediados de enero de este año, que alrededor del 20% de las 510.000 personas con nuevo empleo en 2012 realizaba actividades no remuneradas, como voluntario o en prácticas. La propuesta alemana, llamada Mehrau‑ fwandsentschädigung (MAE o compensación por esfuerzos adicionales), impulsada en 2004 para reducir la tasa de parados de larga duración, permite que «el salario de los parados acogidos a ella sea de entre 1 y 2,5 euros la hora», con un máximo de entre 20 y 30 horas a la semana, según denuncia el medio digital Perodismohumano.com.

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maría sauras

Hace cuatro meses, José Luis Petriz (30 años, Ejea —Zaragoza—) fue un poco más allá. Lo tacharon de «loco» por su cese voluntario. Trabajaba como Jefe de departamento para una empresa de deportes. «Realización per‑ sonal y mejoría laboral», asegura, le llevaron entonces a cruzar el Canal de la Mancha hasta Chichester (Inglaterra), también para aprender inglés. Carlos Mazón (26 años, Bilbao) comparte y añade «motivos económicos y más» a las decisiones de Petriz. Este recién llegado a Bruselas, Ingeniero técnico mecánico, afronta con optimismo la posibilidad de encontrar un buen puesto y no descarta «migrar en pareja a otro país donde encontremos trabajo». Mientras, José Luis convive con otras culturas y está conociendo gente «con otras experiencias de las que se puede aprender muchísimo».

nes entraron en España con la bonanza económica estén, en parte, emigrados. Según estima el INE, en el año 2011 más de 150.000 inmigrantes de entre 18 y 30 años, procedentes de América Latina (30%), Unión Europea (27%) y África (24%), entre otros, emigraron fuera de España.

Aser Claver (31 años, Ejea —Zaragoza—), profesor de Educación Física (E.F.), y Daniel Borobia (30 años, Zaragoza), comunicador audiovisual, pasaron sus últimos años en España «malviviendo» con trabajos temporales y el respaldo económico de sus progenitores o «el paro» antes de dejarse caer en Reino Unido. Friegaplatos, repartidor de periódicos o limpiador son algunas de las tareas que han desempeñado en Cambridge y Londres, en uno y otro caso, entre 2011 y 2012. Hoy, realizados como profesor sustituto de E.F. y becario de comunicación en una institución pública en Zaragoza, no dejan de considerar que la Educación y cultura en España van «hacia atrás».

Olaia Ferández (31 años, Sta. Cruz de Oleiros —Coruña—), trabajadora en 2012 del Departamento de Comunicación del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM) en Ecuador, comprobó la convivencia de los ciclos migratorios de un país que, al igual que España, durante décadas ha sido «exportador de migración». De hecho, Madrid «fue la cuarta ciudad con mayor pobla‑ ción ecuatoriana por detrás de Nueva York», añade. Al éxodo de ecuatorianos al inicio de la crisis económica en España, los retornados, se suman los refugiados que llegan de forma masiva tras la aprobación de la «garan‑ tista» Constitución de 2008. Ecuador es a día de hoy «el país de América Latina que más población refugia‑ da acoge», con medio millón de habitantes, viviendo en «muchos asentamientos ilegales». Personas procedentes de todo el mundo que sufren persecución por causas raciales, motivos ideológicos o conflictos armados. Esta «facilidad de frontera», indica Olaia, «se ha convertido en un problema de prejuicios sociales y raciales para un país pequeño y pobre». Ella, incluso «en contadas ocasiones», se sintió «rechazada» por ser española.

Los conocimientos y experiencias de estos jóvenes migrantes, aún a pesar de las barreras con el idioma, son un legado, tanto para los países que les acogen como para ellos mismos. Todos coinciden en afirmar que «creces» como persona. Pero nunca los movimientos humanos se producen bajo unas mismas condiciones económicas, socio-políticas, culturales y educativas. De ahí que quie-

A pesar de las condiciones materiales, económicas, sociales, políticas, culturales e ideológicas en que se encuentra no sólo España, «barreras de difícil superación», que diría el pedagogo brasileño Paulo Freire, «para la realización de nuestra tarea histórica de cambiar el mun‑ do —continúa—, también sé que los obstáculos no se eternizan».

María Sauras

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Dos artículos nos llevan de un pasado más remoto —la Edad Media— a nuestro pasado cercano —inicios del siglo XX—, abordando sendos temas que, por básicos, han sido siempre del máximo interés y preocupación: la alimentación y la educación en nuestro entorno. Elena Piedrahita en «Comer en Aragón en la época medieval» nos acerca a la gastronomía, a los alimentos que componían las mesas y los usos y costumbres tan distintos según la posición social. Además de cubrir la más perentoria necesidad, las viandas servían para celebrar fiestas y agasajos que eran el mejor escaparate de la riqueza familiar, mientras para las clases humildes alimentarse constituía una odisea y lo habitual era la frugalidad.

historia

En época de crisis solemos volver los ojos a nuestra tradición culinaria, saludable y sostenible, que comenzó a fraguarse en aquel tiempo. Pero si la comida es el alimento del cuerpo, la enseñanza lo es de la mente, y ambos deben ser fuente de salud. Como muy bien nos recuerda José Antonio Remón en «Hubo otras crisis», ha habido en nuestra historia otras importantes recesiones, como la sufrida en los primeros años 30 del siglo XX, pero en ella se apostó por reforzar la educación, en la idea de que en ella estaba la clave del futuro. Señala el espectacular avance en la situación educativa de la época y cómo se reflejaba en la prensa obrera aquel ideal de una educación de calidad al servicio de la transformación social.


elena piedrafita

Comer en Aragón en la Época Medieval Elena Piedrafita Vivimos es en una época en la que la alimentación, la comida y la salud son fuente de interés y preocupación para todos. A menudo añoramos «tiempos pasados» en los que se comía de manera más «natural» y sana. ¿Era esto así? Si nos centramos en la Edad Media —un mundo sin duda en contacto con la naturaleza— quizás podamos hallar las claves de los resortes que configuran el hecho alimentario. Y si nos preguntamos qué se comía en la Edad Media, hay que comenzar respondiendo que es tarea de difícil respuesta. Habrá que empezar por desechar todas esas ideas preconcebidas que —procedentes sobre todo del cine— nos la muestran a ratos como una era de hambre y miseria, en la que los modales en la mesa eran groseros o brutales, en otras como un ejemplo de refinamiento y cortesía, con delicados manjares, música y festejos. Por supuesto, todas ellas son ciertas en alguna medida. Mil años de historia y una infinidad de paisajes y sociedades en continua evolución dan para todo tipo de situaciones. Pero entre tales imágenes extremadas ¿cuál era la situación media del hombre medieval? Hay que responder en conciencia diciendo que los datos históricamente comprobados son mínimos y se refieren casi con exclusividad a las clases potentadas de la época, únicas que solían llevar algún tipo de registro escrito de sus palacios o monasterios. Pero a pesar de las dificultades, toda una generación de historiadores estamos empeñados en conocer esta realidad tan cotidiana, simple y reveladora, que nos acerca como quizás ningún otro aspecto a esos tiempos en los que se fraguó nuestra tradición culinaria, nuestros rasgos de identidad más firmes, esos que parecen estar al borde de la desaparición.

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La gastronomía medieval deriva de un doble ascendiente. Como es bien sabido los pueblos germanos invaden el agonizante Imperio romano en el siglo V. Sus alimentación se basaba en la carne y en la caza, en las grasas animales y la cerveza, mientras que los romanos consumían —como buenos mediterráneos— pan de cereales, verduras y hortalizas en abundancia, pescado, poca carne, vino y aceite. Nobles y poderosos mostraban su superioridad hartándose de carnes grasas en ruidosos banquetes donde los modales eran zafios y la ebriedad era obligada, mientras que la moderación —virtud estoica y cristiana— quedaba relegada a los monjes —por elección— y a los pobres por necesidad. La Iglesia desarro-

llará sus estrategias para imponer frugalidad aunque con poco éxito, pues aunque la dieta monacal al principio es exclusivamente vegetariana pronto se «contamina» del modelo germánico sobre todo porque sus principales jerarcas eran nobles. Lo más curioso es que de esta dicotomía social deriva toda una ideología acerca de las propiedades de los alimentos, que podrían resumirse en una ínfima apreciación de los productos hortofrutícolas y una sacralización de los platos cárnicos. El pescado y el aceite pasan a ser alimentos de penitencia, y de la tradición mediterránea sólo se incorpora la valoración por el vino y el pan (sólo si es de trigo y blanco). Estas preferencias quedarán refrendadas en plena Edad Media por todo un aparato médico–filosófico que tiene por base las teorías humorales de Aristóteles. Los alimentos se dividirán en secos/húmedos o cálidos/fríos, y tendrán diversas cualidades que determinarán su inclusión en las dietas que se prescriben como terapia para una vida saludable. Por supuesto tales prejuicios sólo afectan a los intelectuales o a quienes pueden pagarse un médico privado. Por su parte las órdenes religiosas establecerán también reglas rigurosas donde se detallan los alimentos, las cantidades y los días en que es lícito consumirlos. Pero los monjes ayunan por ascesis y no por necesidad, como sí lo hacen las clases más populares. Aunque estén también sometidos a las normas eclesiásticas (días de ayuno y abstinencia) lo cierto es que podríamos decir que sus privaciones son cotidianas, y no elegidas. Los pobres ansían hartarse de comer, y con preferencia de aquellos alimentos escasos en su mesa: carnes y morcillas, salchichas, vino y pasteles: es decir, todo aquello que ven comer a los ricos en sus frecuentes banquetes. Se establecen de esta forma —grosso modo— dos realidades bien distintas. En las mesas de los ricos las amplias posibilidades de abastecimiento provocan una transformación de la gastronomía. Impera el derroche, pero se eligen alimentos distintivos de su rango. Los más apreciados son aquéllos cuya rareza o precio los hacen valiosos (¿no actuamos hoy del mismo modo?): vinos de importación, malvasía, pescados y mariscos frescos traídos de lejanas costas. Las especias, contrariamente a lo que se suele decir, eran signo de distinción social, y se les atribuían virtudes terapéuticas o mágicas. Por supuesto


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GANADO OVINO Tacuinum Sanitatis Paris


elena piedrafita

se desprecian los alimentos rastreros: raíces, bulbos, verduras y hortalizas que componen la mesa de los más modestos, mientras que las frutas (más «elevadas» y perecederas) son más estimadas. Las carnes de aves (tiernas, suaves, adecuadas a sus estómagos delicados) y la caza —propia de su estatus social— son siempre el plato principal. Imperan los dulces: la miel es sustituida por el azúcar (de precio prohibitivo) y compone no sólo los postres sino cualquier guiso. La canela y los frutos secos dan un toque dulce que se combina con sabores acres (vinagre, agraz). El consumo se ritualiza: músicos, juegos, poesías y representaciones teatrales (los entremeses o entremêts, entre platos), vajillas de cristal, oro y plata, uniformes para los sirvientes, que presentan los servicios de manera solemne. Esta es la imagen de un mundo fantasioso y elegante, de nobles caballeros y delicadas damas, que la poesía caballeresca fijó en el ideario europeo. ¿Qué llega de todo esto a la gente común? Tan sólo el aprecio por los platos preferidos por los ricos. En los primeros siglos las posibilidades de supervivencia dependen casi por completo del medio en que se asienta la sociedad: una zona montañosa y agreste, escasas comunicaciones y economía de subsistencia. Un espacio donde no falta la caza, la pesca, los frutos del bosque, un huertecillo o un campo de donde obtener los imprescindibles cereales y las verduras y hortalizas del puchero. Pan y vino, grasa animal —pocos olivos hasta siglos avanzados— huevos de las gallinas de casa y queso del rebaño de ovejas o cabras. Algún conejo o aves cazadas a veces furtivamente, alguna gallina vieja o corderillo en Navidades, y el familiar cerdo proporcionarán las escasas proteínas. Este mundo limitado se transforma de manera radical con la conquista de la tierra llana, que proporciona tierras de labranza, regadíos y productos agrícolas aclimatados por los musulmanes que pasarán a componer de manera indisoluble la tradición culinaria aragonesa. Además del uso del aceite y las preparaciones en forma de fritos, destacaré las legumbres, zanahorias, alcachofas, acelgas, espinacas, berenjenas y quizás las muy aragonesas borrajas, y de entre las frutas los cítricos, sandías, melones, alberges y otras muchas son un ejemplo de esta tremenda deuda que nuestra cocina debe a los agricultores musulmanes y mudéjares.

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Son apreciadas las frutas del Valle del Ebro, así como sus verduras. Los nobles y potentados aragoneses incluyen estos productos en sus menús de una manera más habitual que los de otros reinos y los reyes aragoneses se mandan traer frutas de Aragón aunque estén lejos de nuestras tierras. La base de la alimentación serán los cereales, consumidos en forma de pan, a veces de trigo sólo (para los más

pudientes) o más comúnmente de cebada. Una media de entre medio y un kilo por persona se consume en sopas con el companagium, que lo mismo pueden ser ajos y cebollas, que cualquier otro alimento dependiendo de las posibilidades: verduras, hortalizas, huevos, queso y lo que haya disponible. Se sazona con sal y con hierbas aromáticas pues la pimienta sigue siendo muy cara. En la olla se añaden tocino, morcillas, conservas y otras tantas carnes o pescados dependiendo de las circunstancias, casi siempre en guisado pues así se aprovechan todas las grasas y propiedades de los ingredientes. La carne más habitual es la del cerdo, y por supuesto la de cordero o cabra, animales perfectamente adaptados a las condiciones naturales del país, y cuyo consumo ha perdurado con justa fama hasta hoy. Se bebe vino aguado o de poca calidad, pero en grandes cantidades: entre litro y litro y medio por persona y día. Sustituye a un agua escasa o sospechosa de insalubridad y es fuente de calorías y, por qué no, de alegría y alivio de las penurias cotidianas. Los vinos de importación son impensables pero se sabe que los caldos de Cariñena tienen ya merecido renombre. Por supuesto estos prototipos son extremadamente reduccionistas. Pero en general se podría afirmar que conforme mejora la situación económica de los modestos y acceden a la clase media burguesa, mayor es el consumo de pan de trigo, de carnes y grasas, de aves y postres elaborados. Es de suponer que tampoco los nobles comieran siempre como nos aparecen en los banquetes: lo cierto es que esa dieta era ocasión de enfermar de gota, colesterol, hipertensión y otras muchas afecciones (se sabe que eran comunes entre los ricos) mientras que la desnutrición, las intoxicaciones por comer alimentos en mal estado o las hambrunas periódicas afectaban sólo a los más pobres. Entre ambas realidades se despliega un abanico muy variado y por desgracia, muy poco conocido aún por los historiadores. Después de este bosquejo a vuela pluma de la gastronomía medieval yo apuntaría unas conclusiones. En primer lugar que las razones que nos influyen a la hora de sentarnos a la mesa siguen siendo una constante irrefutable: a la siempre presente necesidad fisiológica se suma la convivialidad con nuestros semejantes, el deseo de agasajar a los seres queridos (si nos llega el presupuesto), la celebración de la fiesta. Pero también el deseo de mostrar nuestra valía o nuestra posición, y aunque inconscientemente, la observancia de una tradición cultural afianzada en estos tiempos que pensamos tan lejanos, y que debemos seguir cultivando no sólo por su valor intrínseco sino porque hoy en día se juzga una de las más saludables y sostenibles.


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Hubo otras crisis: la apuesta educativa en los años 30 del siglo XX y su reflejo en los artículos de algunos cargos ejeanos en la prensa obrera José Antonio Remón Aísa Nuestra sociedad está atravesando unos momentos difíciles porque se están perdiendo avances sociales y derechos que ha costado mucho tiempo y esfuerzo conseguir, porque la desigualdad avanza y las oportunidades se reducen o se acaban, especialmente para los más débiles, porque la crisis económica sirve para justificar cualquier retroceso y porque la ilusión en el futuro y la confianza en los líderes y las instituciones está bajo mínimos. La crisis no es solo económica, sino también de valores y de modelo. Esto añade complejidad al problema por lo que no podemos dejarlo al albur de los ciclos económicos sino que se trata de reformular diversas pautas y comportamientos que se han demostrado poco éticos además de inoperantes. Para ese objetivo resulta ineludible abordar la tarea educativa como una forma de romper el círculo y crear esperanza de cambio. De ahí la importancia de la formación, de la adquisición de competencias y de la educación en valores, revalorizando conceptos como solidaridad, participación, esfuerzo, respeto, honestidad y responsabilidad. Ello nos ayudará a crear oportunidades que ofrezcan garantía de cambio sólido sustentado en una ciudadanía activa, formada, crítica y responsable. Las medidas tomadas, más allá de la crisis económica, son propias de una opción ideológica que tiende a adelgazar el sistema público, con lo que ello supone de pérdida en la igualdad de oportunidades, abriendo así el campo a los intereses privados en servicios esenciales como la sanidad y educación. Pero hubo otros tiempos de recesión, de inestabilidad económica, escasez de recursos y amplio debate ideológico. Fue también en tiempos de crisis cuando se dio uno de los avances más ambiciosos que ha vivido nuestro país en materia educativa. En España y aún en nuestro

ámbito local, podemos remontarnos ocho décadas atrás, a los comienzos de los años treinta del siglo XX. Por entonces se sufrían los efectos de la crisis económica internacional de 1929, que había empezado a hacer mella en la economía española, sumada a otros problemas de tipo estructural o interno. La población ejeana, eminentemente agrícola, atravesó períodos de gran penuria en los que muchas familias apenas contaban con algún recurso para subsistir diariamente. Se dio una gran movilización obrera y ciudadana, ante la lacra del desempleo y la carestía de la vida, por la elevación de los precios de los productos básicos y las dificultades para alimentarse. Había muchas carencias y pocos recursos económicos en general, pero las medidas gubernamentales tendieron a fortalecer la educación pública y su universalización. Fue en aquella época cuando se emprendió una ambiciosa reforma educativa, mejorando su calidad y extensión a todos los rincones y capas sociales, en la convicción de que dedicar recursos a la educación era invertir en progreso y desarrollo. De la mano del primer bienio democrático republicano llegó un esfuerzo ímprobo que, aunque con escasos medios y muchos obstáculos, supuso un gran avance educativo, más aún si tenemos en cuenta el poco tiempo de que dispuso para llevarlo a cabo. El objetivo prioritario de extensión de la enseñanza a la totalidad de la población en edad escolar a través de un amplio programa de construcción de escuelas en toda España tuvo su traslación local en la inauguración de las nuevas escuelas de las Niñas y las escuelas de La Llana. Un objetivo necesario si tenemos en cuenta el triste panorama educativo que ofrecía la localidad, muy afectado por el absentismo escolar y por el analfabetismo. Recordemos que el partido judicial de Ejea tenía un 44,35% de población analfabeta en el año 1930. Este alto porcenta-

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josé antonio remón aísa je superaba al de la media nacional de analfabetismo de la población española, que rondaba el 42,3%. Así, Ejea asistió en 1932 a la inauguración de las escuelas graduadas de niñas, compuestas de 8 secciones, y la ampliación, también hasta 8, de las secciones de niños. La siguiente propuesta educativa, que se gestó y se concluyó íntegramente por la corporación ejeana presidida por Juan Sancho, fue la construcción de una escuela mixta en el barrio de La Llana, inaugurada en 1933. Se realizaron fructíferas gestiones para agilizar la aprobación del proyecto de construcción del grupo escolar de niños (actual colegio «Cervantes»), adjudicándose las obras antes de la guerra. Se autorizaron dos escuelas de párvulos en Ejea y una en Rivas. Además, se impartían clases para adultos y, dada la gran cantidad de alumnos de ambos sexos, se crearon 4 plazas de profesoras para mujeres.

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En la enseñanza secundaria, el Ayuntamiento solicitó la construcción de un instituto en 1933, ofreciendo los locales y una aportación anual. Se incluyó a Ejea entre las posibles localidades con instituto subvencionado. Las gestiones y los viajes a Madrid se sucedieron para agilizar las concesiones de los diferentes centros. Así lo vio el director de la escuela Delfín Bericat en 1934 cuando destacó «cuánto debe el pueblo de Ejea al Ayuntamiento que en dos años, sin reparar en ninguna clase de sacri‑ ficios, ha logrado crear doce Escuelas [aulas], dotándo‑ las del material pedagógico conforme a las exigencias modernas». Era una época en que pretendía poner en marcha en el país interesantes proyectos pedagógicos de signo progresista, en línea con la Institución Libre de Enseñanza, tomando como modelos formas de enseñanza que se ensayaban con éxito en América y en Europa.

Las organizaciones políticas tenían sus propios medios de acercar la cultura, crítica, abierta y laica, a las clases populares. En Ejea, la «Casa del Pueblo» se convirtió en un centro educativo en el que se impartían clases de forma gratuita a niños y adultos, además de llevarse a cabo otras actividades como el teatro y la poesía. El local también contaba con una biblioteca y se realizaban lecturas, en especial de la prensa obrera. Los cargos políticos ejeanos en sus escritos incidían en la importancia de la educación para «la redención» de la sociedad. Figuras como el alcalde socialista Juan Sancho, en 1931, recalcan que la cultura y la enseñanza se deberían haber difundido más entre la clase agrícola desheredada. Inciden en la necesidad de la separación de la Iglesia y el Estado y de la implantación de una escuela única y gratuita, y abogan porque las Universidades dejen de ser un monopolio de las clases privilegiadas. Mientras que Fernando de los Ríos decía que la escuela debía ser la cara de la República en España, Juan Sancho declaraba la «guerra al analfabetismo» en Ejea. La enseñanza sería el camino para forjar futuras generaciones formadas, capaces de defenderse y mejorar sus condiciones de vida. Entendían la educación como un medio de redención social y pretendían instruir al pueblo para combatir la ignorancia y la incuria que existía entre los trabajadores, que les hacía ser fáciles objetos de explotación, sumisos a una moral y a unos convencionalismos que se imponían en aquella sociedad atrasada. Juan Sancho en sus numerosos artículos publicados en «Vida Nueva» hablaba a menudo sobre la necesidad de instruir al pueblo :


Por la prensa reaccionaria constantemente se nos dice que la clase proletaria no estamos capacitados para llevar la dirección del país. Vergüenza debiera darles a quienes hacen esas afirmaciones, pues ellos han sido los que han hecho el obstruccionismo y han limitado nuestros medios de instrucción para que la clase proletaria continuáramos sumidos en la ignorancia. ¡Guerra al analfabetismo! [...] Desapareciendo el analfabetismo, desaparecerán los odios personales, la desigualdad social y haremos un mundo donde reinará la paz, el amor y la justicia». Otro artículo de Juan Sancho, de título «La vida en el campo», trata sobre las relaciones entre la burguesía y el campesinado, la ignorancia que arrastra éste y sus causas: «Los obreros del campo somos seres inferiores para la sociedad capitalista. El obrero del campo es trabajador, noble y honrado. Pero es ignorante. Ignorancia que el elemento capitalista se ha encargado de fomentar, para medrar al amparo de esa misma ignorancia. A los pueblos rurales no se les ha dado, o concedido, las escuelas necesarias, porque la instrucción forja los espíritus rebeldes ante toda injusticia social. —»Trabaja, trabaja, y no te preocupes de la política — dicen los burgueses—; así todo cuanto se legisle lo haré yo en defensa de mis intereses.» Sancho y otros articulistas ejeanos de la época incidían en describir la España ignorante, llena de supersticiones, bajo el dominio del burgués, el cacique y el cura. Ya se esgrimían conceptos como el de la libertad de enseñanza.

También es de gran interés el artículo de Bruno Chueca. Bajo el título de «Lo que fuimos ayer» reprueba un modelo educativo desfasado y, en resumen, dice que en aquella «escuela del ayer», el maestro castigaba a los niños sin ningún motivo justificado y hacía temblar a los niños del aula; pero había unos pocos que no temblaban, éstos eran los privilegiados, estaban seguros de que para ellos no iba dirigido ningún castigo. A los privilegiados, si se equivocaban en la escritura, el maestro les guiaba con la pluma. La razón para tener con unos y otros un trato tan diferente podía ser que el maestro, con el poco dinero que ganaba, podía vivir de los regalos de las clases acomodadas, sin embargo el «pobre niño raquítico» no tenía la culpa de que sus padres no le pudieran llevar un presente.

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«Los males que aquejan al pueblo español y a todos los pueblos serían destruidos con mucha más rapidez, de ser otra la instrucción recibida por éstos. El sabio biólogo don Santiago Ramón y Cajal dijo: ¡Cuántos Costas habrá guiando un carro, un ferrocarril o en el fondo de una mina!». Esto quiere decir que si hubiera escuela única y gratuita desaparecería el analfabetismo del trabajador. [...] La clase obrera, y sobre todo la organizada, ante la escasez de centros docentes y ante la escasez de medios económicos para darles a sus hijos la enseñanza más rudimentaria, debe de establecer en sus centros sociales escuelas nocturnas donde abnegados camaradas, gratuitamente, desempeñen el papel de maestro enseñando lo que ellos sepan a sus compañeros y a sus familiares, formando de este modo el ejército proletario consciente para que en el más breve plazo posible dé la batalla y derrote, en toda la línea, a los zánganos de la colmena social.

Criticaba el viejo sistema educativo y aquellos docentes que, en general, tenían una escasa formación cultural, limitadas nociones pedagógicas y un exiguo sueldo que a duras penas les permitía vivir de su trabajo atendiendo a un alumnado masificado y mal alimentado. El nuevo plan del 29 de septiembre de 1931 para obtener el título de Magisterio subió considerablemente de nivel la profesión y dignificó la figura del maestro elevando la carrera de Magisterio a categoría universitaria y aumentando sus retribuciones. Para acceder a estos estudios se exigió el título de bachillerato y se regularon en cuatro años, el último de los cuales sería práctico con una remuneración por parte del Estado. Hubo rigurosos programas de formación y reciclaje didáctico que les convirtieron en una de las mejores generaciones de docentes que ha tenido España. Todo ello supuso sentar en pocos años las bases para superar las seculares deficiencias de la educación pública en España en pro de un país moderno y democrático. Se buscaba educar a los niños atendiendo a su capacidad, su actitud y su vocación, no a su situación económica, de modo que también las clases necesitadas tuvieran acceso incluso a la enseñanza superior a través de becas y subvenciones. La educación pública recibió financiación para ello, y eso era algo que la escuela privada miró con recelo. El ambicioso sistema diseñado se fue frenando a partir de 1934. Con la llegada de la derecha al poder se redujo la financiación educativa y las medidas laicas fueron ignoradas aunque no se derogaran. Luego le sucedería el Frente Popular y después el golpe de Estado que resultó infame y nefasto, también para la educación.

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Sobre las Cinco Villas, sus pueblos y sus gentes se han escrito muchos textos con diverso enfoque, histórico o narrativo, que nos permiten acercarnos a una tierra plena de sucesos y anécdotas. «La Ejea griega», es un artículo encuadrado por su autor, José María Lahoz, como ensayo de historiaficción, que aventura la influencia de la civilización griega en el Valle del Ebro y, en concreto, en la zona de las actuales Cinco Villas. Desgrana hipótesis del posible origen griego de algunos topónimos, como el de Ejea, al que dota de un significado ciertamente poético: es «la brillante o luminosa», por los reflejos del sol en sus campos de trigo. «Memorias de una Bentura», de Blanca Pérez Cerrada, es, por su parte, la intrahistoria en clave de relato, en forma de recuerdos de la vida cotidiana de una mujer que es representante de una saga familiar de gran raigambre ejeana que, a su vez, es crónica de un tiempo, de una clase social y de unas costumbres que van desapareciendo con el paso de los años.


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La Ejea griega José María Lahoz No se me ocurre en qué categoría se podría encuadrar este artículo, en el que no he seguido para su elaboración la metodología de investigación rigurosa propia de la Historia. Podría situarse como un pequeño ensayo de historia-ficción, si bien, en él muestro variados indicios que lo apoyan. Pretendo, sin ser historiador, destacar la influencia de la civilización griega no sólo en localidades de la costa mediterránea española sino en el Valle del Ebro y en la zona de las actuales Cinco Villas; y mostrar su persistencia durante toda la Edad Antigua (al menos desde el siglo VI a.C.). Y presento la hipótesis o la sugerencia, sin ser ningún experto en toponimia, del posible origen griego de algunos topónimos de Aragón, incluido el nombre de Ejea. O, cuando menos, sorprendentes coincidencias de procesos homonímicos; pero, que dejan de parecer meras elucubraciones cuando se muestran objetos de fábrica griega hallados en nuestra zona. Los griegos establecieron, varios siglos antes de la expansión del Imperio Romano, una intensa colonización por todo el Mediterráneo, y se podría considerar que constituía un imperio, no militar sino cultural y comercial, que dejó profundas huellas también en nuestra península. Veamos. Dice Herodoto, el historiador griego: «los habitantes de Focea descubrieron Iberia y Tartesos». Focea era una ciudad griega situada en Asia Menor, en la región que los griegos llamaban Jonia (de aquí las columnas jónicas) en lo que hoy es Turquía, en las costas del mar Egeo. Focea, en griego significa «foca», y éste era el símbolo de la ciudad. En el año 600 a.C. fundaron Massalia (actual Marsella, en Francia) que se convertiría en la principal colonia focense por el comercio que se hacía a través del Ródano con el centro y norte de Europa. En Vix (Francia) apareció una crátera (vasija) griega a 800 kilómetros de la costa mediterránea. En el año 580 a.C. los focenses

fundaron en el golfo de Rosas un pequeño enclave comercial llamado «Rhode» (actual pueblo de Rosas, en Gerona). Ampurias («Emporion» que significa centro o enclave comercial; de ahí la actual palabra emporio) fue fundada por los focenses de Massalia hacia el año 500 a.C. como una factoría comercial para dominar el mercado peninsular frente a los fenicios. Desde Ampurias hasta Huelva hay una distribución costera de las importaciones griegas, pero con una especial concentración en torno a las grandes vías de penetración hacia el interior en las desembocaduras de los ríos Llobregat, Ebro, Júcar y Segura. Las sociedades ibéricas participaban activamente en las actividades de intercambio de sus productos con los griegos. Por Ampurias entraron los usos y pautas culturales, las modas e ideas griegas al interior del valle del Ebro que contribuyeron a la transformación de los pueblos peninsulares de la primera Edad de Hierro, dando nacimiento a lo que conocemos como «Cultura Ibérica». No es casualidad que el puerto griego de Ampurias fuera la base de la penetración de las tropas romanas, que desembarcaron en el año 218 a.C., en la península Ibérica. Leo en el Gran Atlas Histórico de Aragón publicado por El Periódico de Aragón: «Primera Edad de Hierro (700-450 a.C.). El contacto cultural con los elementos colonizadores fenicios y griegos está ya aceptado y se manifiesta claramente en poblados y necrópolis desde Fabara, Caspe y todo el valle del Ebro hasta Mallén». Es sorprendente añadir que en Caspe se han encontrado monedas acuñadas en Segia (Ejea), de las que todavía no se ha dado una explicación histórica. Sigo citando: «Así se hallan cerámicas griegas de finales del siglo VI a.C. en Cretas, Calaceite y Azaila». Añado, por ser importante como se verá después, que Azaila está en la provincia de Teruel, pero junto al valle del Ebro; y que en esta misma población se encontraron monedas de Segia.

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As de Segia (s. I d.C.)

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En el libro Los iberos en Aragón, libro publicado en la colección CAI 100 de Francisco Burillo, profesor de Prehistoria de la Facultad de Humanidades de Teruel, especialista en la época ibérica-celtibérica, se puede leer: «las primeras referencias de la existencia de los iberos se remontan a las fuentes griegas del siglo VI a.C. A finales del siglo VI a.C. el comercio fenicio se vio sustituido por el que controlaban los griegos desde Marsella y Ampurias, y la cerámica ática griega comenzó a circular por las tierras del interior. Así hay una jarra y una copa griegas localizadas en Cretas (Teruel) y piezas cerámicas importadas del siglo V a.C. en Andorra (Teruel) y Cuarte (Zaragoza). Todo indica que se organizó un comercio cada vez más estable con el intercambio de cereales y metales. Se ha visto como la aparición de productos foráneos de origen mediterráneo entre la comunidades del siglo VII a.C. indicaba el inicio del proceso iberizador. Las relaciones comerciales fueron, pues, el motor que impulsó los cambios culturales, sociales y económicos en estas poblaciones del interior. Ya se ha señalado que esta actividad incidió directamente en la aparición de las élites ibéricas. En el siglo V a.C. Algunos documentos de carácter mercantil, como dos plomos griegos localizados en Ampurias y en el sur de Francia, muestran la existencia de iberos responsables de transacciones con los helenos». Tito Livio, historiador romano del siglo I d.C. (época en la que se acuñan las monedas de Segia, como luego veremos) escribió: «Ampurias está formada por dos ciudades...una habitada por griegos...otra por hispanos». Todas estas referencias me hicieron pensar que, al igual que los focenses utilizaron el Ródano para sus intercambios comerciales con el interior de Europa, ¿por qué no

pudieron utilizar el Ebro para el comercio con el interior de la península y llegar hasta Gallur y después a Ejea?. Pero, ¿qué productos podían buscar los foceos en Ejea? Pienso que trigo; pues, sabemos que los griegos de Marsella buscaron trigo hasta en Cartago (Norte de África). Y en el libro Arquejealogía se documenta una tabula de bronce del siglo I-II d.C. hallada en Gallur, en el antiguo PAGUS GALLORUM junto al Ebro, con una inscripción; junto a este yacimiento se encontró un millario de época augústea, testimonio de un posible ramal viario de la calzada del Ebro que, partiendo de Gallur remontase el río Arba, para confluir posiblemente a la altura de Ejea con la vía augústea. Adelanto aquí mi tesis de que los griegos focenses comerciaban con el trigo de Ejea y las Cinco Villas transportándolo hasta Gallur y luego por el cauce del Ebro (pasando por Caspe y cerca de Azaila, y por esto habría monedas de Segia en estas dos localidades) hasta Tortosa y el delta o Tarragona. Pero, para poder defender nuestra tesis, hemos de explicar muy brevemente algunos elementos de la mitología griega: Démeter, llamada después Cibeles, era la diosa griega de la agricultura, del ciclo vegetal y del ciclo lunar: ambos ciclos representaban la muerte y el renacimiento simbolizado por una luna creciente con una estrella encima que renace. Se la relaciona con el pastor Atis del que se enamora (y tanto Cibeles como Atis se representaban con un gorro frigio). Orfeo es el héroe poeta tañedor de la lira que desciende al Hades (los infiernos, el mundo de los muertos) a buscar a su amada Eurídice, pero regresa sin ella; también simboliza la muerte y la resurrección en los misterios órficos y lleva un gorro frigio, puesto que su culto procedía de esta región.


tiñica valpalmas (s. VII a.C.)

Otras reliquias importantes para nosotros y no explicadas por la historia oficial son las columnas con basas y capiteles jónicos (recordemos que Focea era una colonia griega en Jonia) que aparecieron en el Canal de las Bárdenas en Sos del Rey Católico (ver en el libro Ar‑ quejealogía página 141) que se hallan en el Museo de Zaragoza. ¿Qué pintan unas columnas jónicas en Sos, localidad no costera mediterránea, si no es por la presencia griega en el interior de la península? Otra reliquia interesante para nuestra tesis es el fragmento de cerámica «ibérica» decorada procedente del Corral de Colás de Valpalmas, datada en los siglos III-I a.C. que se expone en el Centro Cultural «Ramón y Cajal» de la localidad (ver libro Arquejealogía página 209), en un borde de una pieza cerámica —a mí me parece distinguir en su decoración focas (de Focea) con la cola levantada y en las que se marca incluso el ojo (con un punto no pintado) de algunas de ellas. Otra es la figura de Atis o Cibeles representada en piedra en el mausoleo de Sofuentes, que se considera un mausoleo romano del siglo I d.C. También, el mausoleo de los Atilios (propongo que el nombre de Atilios, más que indicativo de una estirpe genealógica, pudiera significar «seguidores de Atis»), del siglo II d.C. que se encuentra cerca de Sádaba; en el mausoleo aparecen lunas crecientes con una estrella encima, lo cual debe tener alguna significación religiosa, tratándose de un monumento funerario: podrían ser los símbolos de un culto a Atis, Démeter-Cibeles u Orfeo del renacimiento o resurrección después de la muerte. Y también se ha encontrado un mosaico romano en Zaragoza en el que aparece el poeta Orfeo tañendo la lira (que es muy parecida a la representada en la estela de la Tiñica del Royo de Luna–Valpalmas, con un gorro frigio casi idéntico al de Atis de Sádaba y al de la diosa Cibeles). Y los Taurobolos o aras taurobólicas hallados en la zona de la ribera del Ebro y sus afluentes de la margen izquierda y está muy bien expuesto en Arquejealogía con el título: «Las aras taurobólicas: ¿demarcadores del indigenismo vascón o testimonios del paganismo durante la Antigüedad Tardía?» apunta a una pervivencia o vitalidad del paganismo dentro de una romatitas relacionada con el culto oficial a la diosa Cibeles desarrollado en el ámbito privado por las elites dirigentes rurales, resistentes a la evangelización cristiana. Pasemos ahora a unos objetos que nos podrían dar más información importante y analicemos su origen: las monedas acuñadas en Segia. Herodoto, dice que «los foceos fueron los primeros del mundo en acuñar monedas». Y encuentro en internet que las primeras monedas encontradas en la Península Ibérica fueron acuñadas en Focea y aparecen en lo que hoy es Cataluña en los siglos VII y VI a.C.. La moneda más antigua encontrada en la península es un hecte acuñado en Focea y está datada en el

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Vamos ahora a estudiar si hay pruebas de la presencia de los griegos en nuestra comarca. Y, para ello vamos a referirnos cronológicamente a algunas reliquias o restos hallados en las Cinco Villas (hay fotografías de todas ellas en el magnífico libro Arquejealogía). Empecemos con la reliquia más antigua: la llamada Tiñica del Royo de Luna-Valpalmas que es una estela o piedra erigida y decorada en una vía o ruta comercial, fechada en la Primera Edad de Hierro (siglos VII o VI a.C.) en la que aparecen: arriba un escudo circular con una escotadura en forma de «v» (elegido como logotipo por la actual «Comarca de la Cinco Villas»); este escudo es muy similar al que utilizaban los griegos de la época, y por la escotadura asomaban la lanza en los combates. Y debajo hay una lira, instrumento musical de origen griego que bien pudiera ser la lira que tañía el héroe-poeta Orfeo.

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600 a 550 a.C. En el anverso se representa una foca (y lo subrayo) que fue el símbolo de la ciudad. Y en la página web de la Comunidad Numismática, en el foro dedicado a la influencia griega en la moneda hispánica, se lee: «la temprana llegada de moneda griega arcaica a la península está demostrada con la pieza de electro de Focea, hallada en Alcalá del Río y datada en la primera mitad del siglo VI a.C.». En las monedas griegas arcaicas se suele observar en el anverso un rostro de perfil derecho. Y, por ejemplo, en monedas de Macedonia del 500 a.C. en el reverso hay un guerrero a caballo con casco y lanza. Las colonias griegas de Emporion (Ampurias) y Rhode (Rosas) fueron las primeras en emitir monedas en la península, ya en el siglo V a.C., con la diosa griega Ártemis en el anverso y el caballo alado Pegaso en el reverso. Va a ser precisamente en los territorios en contacto con estas colonias griegas donde, en el siglo III a.C., aparezcan las primeras acuñaciones ibéricas. Así aparecen abundantísimos denarios en plata en el valle del Ebro y sus afluentes y en la Cataluña interior. La mayoría de las cecas ibéricas están en la ribera del Ebro, que habría sido la vía de penetración y comercio en la península de los griegos y, siglos después, de los romanos y por esto las monedas acuñadas en los siglos II y I a.C. son todas muy similares, con una cabeza masculina de perfil derecho y unas focas detrás, según afirmo (o delfines, según la interpretación común entre los historiadores) en el anverso y un jinete con lanza en el reverso. Esto muestra que la cabeza de perfil derecho no representa a un caudillo ibérico local sino la figura de un dios —me arriesgo a decir que podría ser Poseidón, dios griego del mar— o un héroe —que podría ser Orfeo—; y que el jinete con lanza del reverso no sería un guerrero ibero sino un héroe griego —como Belerofonte montando a Pegaso. Las monedas ibéricas serían una imitación de las monedas griegas en las que aparecen los mismos motivos: cabeza de perfil con focas alrededor y letras griegas debajo en el anverso; jinete con estrella y luna creciente en el reverso. Pues, parece lógico que otros lugares en principio colonias foceas (como Marsella o Ampurias) empezasen a acuñar sus monedas tomando como modelo las focenses y que figurasen en las mismas focas como símbolo de Focea. Si no no se entiende qué hacen unas focas (o delfines) en las monedas ibéricas de cecas interiores sin mar. En algunas monedas, en el reverso, aparece una media luna creciente con una estrella encima detrás del jinete. La interpretación «oficial» de los historiadores es que se trata de la llamada «estrella de Sertorio». No lo creo porque ases de otras zonas no sertorianas también la llevan; pienso que, como en el caso de las estelas y mausoleos, la luna creciente y la estrella simbolizan la creencia en el renacimiento o resurrección tras la muerte.

Vayamos ahora con la toponimia. Se admite como cierta la procedencia del nombre de Ejea del de una población fundada por los celtíberos suessetanos llamada Segia o Sekia por la raíz seg-, «río o corriente de agua», o sek-, «victoria», y de ahí topónimos como Segovia, Segorbe, Segre, Segura. Pero, admitiendo esto, aparece un problema de derivación lingüística, pues es difícil entender cómo de Segia se ha llegado a Ejea (como ya defendían los expertos etimólogos Menéndez Pidal y Sánchez Albornoz) ya que debería quedar la «s» inicial como sucede en los ejemplos citados (Segovia, Segura). Además, en todos estos ejemplos, debido a que en latín no existía el sonido «j», la «g» se pronunciaba de forma suave; así que Segia, en latín, se leería «Seguia»; y los jinetes segienses citados en el bronce de Áscoli, se leerían «seguienses». Añado, que el nombre de Segia pudiera ser romano y no celtíbero, puesto que una de las diosas locales o indegetes (leo en el Diccionario de mitología clásica de René Martin, publicado por Espasa) de los romanos era llamada Seia y Segetia, diosa del trigo. La tesis que defiende Marcelino Cortés en su libro Toponimia de Ejea de los Caballeros es, muy resumida, la siguiente: Segia o Sekia ---Seia o Siya en época musulmana---Esseie, Exeia— Exea---Egea---Ejea. Los nombres hallados en documentos y reliquias son, cronológicamente: Segienses, en el bronce de Áscoli del 98 a.C.--- Segia o Sekia, en las monedas de los siglos I y II d.C.---Setia, en Plinio, siglo II d.C.--- Seglam, en Ravennate, siglo IIId.C.---Esseie, en 1091---Exeia, en 1106---Exea, en 1110 en la Carta Puebla de Alfonso I, el “Batallador”---Exea, en 1124---Seia, en 1125---Exea, hasta finales del siglo XVIII---Egea, hasta los años 70 de siglo XX---Ejea, actual. En la hipótesis de Marcelino Cortés no entendemos del todo el paso de Segia o Sekia a Esseie (el «Es» inicial y la «e» final), y no cuadra cronológicamente el que se cite Seia en un documento de 1125, 20 años después de la Exea oficial de Alfonso I. Creemos que hay una discontinuidad entre la Segia del siglo IId.C. y la Exeia y Exea de 1110. Pensamos que esto puede tener dos explicaciones posibles: o Exea no se corresponde con la misma población que Segia; o esta población tuvo dos nombres distintos, Segia que quedaría como Seia en 1125 y no siguió utilizándose, y Exea que derivaría de otro nombre diferente. Veamos, por otro lado, nuestra tesis del nombre griego de Ejea o Egea. Lo primero que nos recuerda es al mar Egeo como ya dijimos (y los habitantes griegos antiguos eran llamados Egeos). Además, la terminación —ea, en femenino como adjetivo, es muy común en griego: Ate‑ nea, Focea, Gea, Medea, Casiopea, etc. O terminación en


Mosaico de Orfeo 2 (s. II d.C.) del Museo de Zaragoza

Si defendemos que el nombre de Ejea viene directamente del griego, ¿es esto verosímil? Esto es, ¿tenemos el rastro de algunos otros nombres topónimos que pudieran proceder también directamente del griego, o es una barbaridad etimológica afirmar esto? Veamos. Hay un río Gaia (recuerda la Aigaia griega) muy cerca de Tarragona, Gea de Albarracín, Igea en La Rioja, Ares (dios griego de la guerra) del Maestrat en Castellón. Pero, lo que más me impactó fue cuando caí en la cuenta del nombre de otra población de la ribera del Ebro: Alfocea, cerca de Zaragoza. Si le quitamos el artículo inicial árabe nos queda

Al-focea, esto es, la Focea, la Foca. Es, al menos, sorprendente una Focea a orillas del Ebro, como la colonia griega. No quedan aquí los indicios de una posible presencia griega en la zona. Resulta que hay un pueblo cerca de Alcañiz (Teruel) llamado Cretas, como la Creta Griega; y, cerca de Albarracín, hay un pueblo que se llama Griegos, tal cual (también hay otro llamado Romanos). Los griegos se autodenominaban Helenos, porque decían descender de un personaje mítico llamado Helen, nieto del titán Epimeteo. Fueron los romanos los que les darán el nombre de griegos. Unos griegos en Teruel.

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-eo en masculino: Orfeo, Odiseo, Egeo, Perseo, Prome‑ teo, Teseo, etc. Buscando en el índice onomástico de Los mitos Griegos, la gran obra de Robert Graves, encuentro, tal cual: «Egea: brillante». ¿Qué otro nombre más adecuado podrían haber elegido los Foceos para nombrar a esta ciudad ubicada en una tierra blanca y luminosa, que les parecería un mar dorado de anchos campos de cereales? Es cierto que tampoco está documentado el nombre griego de Egea, que suponemos que sería llamada así en los siglos VI y V a.C. por los griegos de Focea cuando fundaron un pequeño asentamiento para comerciar con el trigo de la zona, en la que dejaron muchas reliquias como las que hemos visto. En nuestra tesis Ejea, como el o Ai‑ mar Egeo, vendría del griego gaia zalatta; Aigaia en griego, daría en latín (el diptongo «ai»se trasfoma en «e») Exeia y Exea, nombre que se mantendría en la Edad Media que después daría Egea y Ejea, es decir, volvería a ser el nombre original que le dieron los griegos de Focea.

Pero, ¿queda algún nombre reconocidamente griego en nuestra geografía, algún topónimo en el que todos los especialistas estén de acuerdo en que es de origen griego? Pues sí que lo hay: es la cordillera de los Pirineos. El nombre de Pirineo (Pyrene) indica García Bellido, es un nombre griego sobre el que se creó una leyenda que a finales del siglo II a.C. ya fue recogida en sus escritos por Posidonios, quien refiere que una vez por el descuido de un pastor se originó en esas montañas un incendio tan gigantesco que al arder los bosques la tierra se calentó hasta al punto que de ella manó abundante plata líquida. Pyrene significa riendas de fuego. Y de aquí hasta hoy, puesto que la raíz griega piro- significa en español algo relacionado con el fuego: pirómano, pirotecnia, etc. Yo pienso que Pirineos se podría traducir por fuegos nuevos (neo es «nuevo» en griego). Y que se referiría más bien a la imagen de los Pirineos nevados vistos desde el llano que parecen de fuego blanco y brillan al reflejarse el sol en sus nieves. Si esta gran cordillera aún tiene nombre

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griego de origen inmemorial, ¿por qué no habría de tenerlo Ejea, la brillante, si pudo llegar a ser tan importante para los foceos por sus cereales? A mi juicio, sucede algo parecido con otro topónimo: el del río Ebro. Para los especialistas los nombres de los ríos son los más antiguos y estables de todos los términos toponímicos. Pues bien, mi sorpresa fue enorme, y no tengo constancia de que nadie lo haya subrayado, cuando leyendo el mito de Orfeo se cuenta que: Orfeo después de regresar de su descenso al Hades es asesinado por las Ménades del cortejo de Dionisos, furiosas al ser rechazadas por él, descuartizan su cadáver y echan sus restos con su lira a un río; este río se llamaba, según el mito, río Hebro, tal cual; después Zeus tiene piedad y junta sus restos, lo revive y lo hace inmortal. Y aún podríamos sugerir que el nombre de Aragón, proceda del griego: «ara» significa altar sagrado y «agon» significa lucha; Ara-agon podría ser lucha por los cultos sagrados en los que creer, si recordamos que en el valle del Ebro persistían creencias paganas en la muerte y resurrección, con las mismas en el naciente cristianismo. Y después de todo lo dicho aún quisiera exponer otro posible origen no griego para el nombre de otro topónimo: el río Arba. «Arba» en hebreo significa «cuatro», es el número cuatro. Desde luego que conozco y respeto la tesis etimológica de que Arba procede del indoeuropeo ar- que significa corriente de agua o río. Pero, como está reconocida la importancia de la cultura judía en nuestra comarca y la presencia de juderías en Biel, Luesia, Ejea y otros pueblos de la zona, preguntándome entonces si

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pudiera tener algún sentido llamar «cuatro» en hebreo al río que pasa por Ejea veo que el río Arba se forma por la unión de cuatro ríos: el Farasdués o Agonías, que se junta con el Arba de Luesia antes de llegar a Ejea; el Arba de Biel, y el Riguel que se les une después de Ejea. Cuatro afluentes dan lugar a un río, el Arba, que es cuatro para los judíos. Muchas coincidencias de posibles procesos homonímicos (que es «cuando dos palabras etimológicamente diferentes han venido a confluir en un significante casi similar» dice Marcelino Cortés) se dan en nuestra zona, según hemos tratado. Me gusta pensar que Ejea fue la ciudad más griega de Aragón y que se llamaba la luminosa o brillante no sólo por los reflejos del sol en sus campos de trigo sino por su cultura griega avanzada. Pero, no se han encontrado restos de esta antigua ciudad, que parece ya un poco fantasmagórica y abigarrada del siglo VI a.C., pero tampoco de Segia. Y cuando observo lo que se supone que era el núcleo de esta población celtíbera y romana en el casco viejo de Ejea, situada curiosamente por los historiadores en las que hoy son las ejeanas calles del Olvido (como si hubiera que ocultar un pasado más rico) y del Cuco (ave que pone sus huevos en los nidos de otras aves para que alimenten a las que creen sus crías, sin serlo) me parece que sucede como si todos los indicios de la Egea griega quisieran mostrarse y, a la vez, ocultarse. O como si la Virgen de la Oliva (como Atenea, la diosa virgen o «parthenos» —el Partenón— en griego, con una rama de olivo), patrona de Ejea— otra coincidencia pero, bellísima— nos hablase en griego. Y en el nombre de esta revista: Ágora.


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Memorias de una Bentura Blanca Pérez Cerrada Hija mía, qué suerte que has llegado. Llevo rato en casa, y ya estaba esperando la hora de bajar con mis amigas… ¿quieres un café? El mío será el té de las cinco; siempre llegas tan tarde. ¿Qué tal tus alumnos de Ejea? ¿Son formales? ¿Aprovechan las clases? Qué bueno es que puedas estar con ellos unos años, no como antes que ibas dando tumbos por todo Aragón. A ver lo que saco… ¡Esto casi no engorda! Anda, que habrás comido mal para llegar. ¿Has comido con tu marido? Cuídalo, tú que lo tienes. El mío ya se fue al otro mundo, desmemoriado hacía años. Pero el día antes de morir me reconoció en el paseo y supo decir: «Esta es la mía, la mía». Yo era «la suya», después de cincuenta y tres años. A mí no me olvidó. Yo ahora sí que olvido algunas cosas pero algo tenía que fallar, a mis ochenta y tantos. Los dolores me dejan vivir y dormir, por lo menos. ¿Qué tal está Ejea? ¿Vas a ver a tu prima? Pues haz más por verla, que una prima es media hermana. Sí es verdad que hace mucho que no la tratas, pero mira que habéis pasado años de niños junticos, todos los primos si ellos venían de Ejea a ver a mamá. Pasabais horas jugando todos tirados en el suelo de la habitación. Tu primo mayor era el gran jefe indio y hacía dos bandos. Qué malos son los bandos. Tu abuela Pilar nos supo educar en la paz. Es verdad que vosotros no fuisteis mucho a Ejea, pero ¿cómo había de ser, si mi hermano venía a ver a mi madre a Zaragoza y era él el que llevaba la finca? Y cuando vayas al cementerio pon flores a mi madre y a mi hermano Carlos, que tu tía se alegrará cuando las vea. Qué sola se ha quedado. Menos mal que se maneja bien. Las últimas veces que he entrado a Ejea, ya de mayor, se me ensanchaba el corazón igual que cuando llegábamos para las vacaciones, en la posguerra. ¡Otra vez a casa de la Abuela! No es que fuéramos malcriados, pero ella nos amparaba. No digo que fuera su nieta preferida, pero es

cierto que las sobremesas se nos hacían interminables a las dos, y sus relatos eran más sabrosos que los mejores libros, porque eran la vida de la Abuela, de la casa. La llamaban «La Benjamina» y no le gustaba nada. Pero era la esposa de don Benjamín, así que no podía hacer nada. La pobre se quedó a los cuarenta años viuda con seis hijos y aquella tierra; y se puso manos a la obra. Hubiera sido la primera vez que algo la echara para atrás. Ya de niña, viviendo en Magallón, consiguió convencer a su padre, un joven viudo, de que le permitiera ir a un internado en Zaragoza por un año y aprender a desenvolverse como las niñas de su edad. Porque él la había tenido muy a gusto en casa para hacerle compañía. Al acabar ese curso, a don Ignacio le pareció que su hija ya había estado bastante tiempo fuera de casa y que no necesitaba más colegio. Y, pluma en mano, la niña escribió al cura de Magallón, buen amigo de su padre, pidiéndole que intercediera para seguir un año más en el colegio, tras lo cual su padre accedió. Y eso no fue todo. Cuando ya era una jovencita, su padre la dejaba en el piso de Zaragoza, acompañada de una criada que tiraba de ella los domingos hasta los Campos Elíseos. Allí la orquesta de la verbena interpretaba las últimas tonadillas de moda. Cuando don Ignacio volvía de Magallón y oía en casa cantar a su hija se maravillaba:«¿dónde habrá aprendido mi hija esos cuplés?» Aunque eso no tiene enjundia comparado con su boda. Se puso con el abuelo Benjamín, y su padre don Ignacio no tenía en principio nada que objetar a la relación. Pero de repente lo dejaron y con una amiga cambiaron los novios. Tras una temporada consideraron que las dos estaban mejor como al principio, y la abuela Pilar volvió con Benjamín. Pero a su padre no le pareció nada bien. Ella se atrevió a decirle: «Padre, si usted no tuvo inconveniente para aceptar al principio a Benjamín, no hay ra-

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zón para que lo tenga ahora». Ellos decidieron ir en serio pero, aun teniendo ella veinte años cumplidos, era menor de edad y necesitaba el consentimiento paterno para ese matrimonio. El único recurso legal de la época fue que el novio, junto con un testigo formal, un amigo de Sierra de Luna, llevara a la novia al convento de Tauste para que, transcurrido un mes, volviera de nuevo a por ella para llevarla al altar, demostrando así ante el padre la pureza de sus intenciones. Así, decía mi Abuela, pasaron treinta días «con sus treinta tortillas» porque no olvidó jamás la monotonía del refectorio. Tu bisabuela se casó, pues, «manifestada», por ejercer su voluntad frente a la de su padre. Su primera hija fue Ana. Por el que, con los años, fue su marido, tu abuela Pilar llegó a conocer al suyo, pues los dos eran parientes. El segundo hijo fue Ignacio. Ignacio se enamoró de su prima, una beldad natural de Tauste, y allá vivieron recién casados. Él pasó allí toda su vida, pero me contaba mi Abuela que cuando llegaba a

Ejea desde aquella carretera recta y la torre de la iglesia del Salvador dándole la bienvenida no podía evitar un suspiro… Los taustanos lo negarán pero es lo que decía ella. Luego era Manolo. Era el hijo soltero, llevó siempre el campo después de estudiar en Zaragoza. Comíamos siempre con él, la Abuela y los nietos. No era amigo de chiquillerías: en cuanto acababa de comer zarpaba hacia el café de la plaza, a jugar al guiñote con sus amigos. Fue él quien enseñó las labores del campo a mi hermano. Ahora está junto a su hermana Pilar en el camposanto. Luego iba tu abuela Pilar. Empezó a tocar el piano tan pronto, que, cuando iba a hacer los exámenes al conservatorio, tenían que ponerle cojines en la banqueta porque no le llegaban las manitas al piano. Recuerda cómo os reíais las tres hermanas cuando, anciana, le preguntabais si había estudiado carrera. «¡La de piano!, y fui profesora a mis quince años, con nota de sobresaliente!» En aquellos tiempos también era extraordinario tener titulación a esa edad, pero vosotras no la valorabais.


Su hermano pequeño es de los que siguió la tradición taurina, escribiendo para las revistas de la época. Vivió mucho tiempo en Madrid. La más pequeña de todos era Tina. Tuvo un novio juez, pero cuando salieron las amonestaciones para la boda, colgadas en la puerta de la parroquia, con fecha puesta y el ajuar bordado, se pegó un tiro. Quién sabe qué error del pasado pudo causar esa desgracia. Pero allí andaba Blas, su enamorado de toda la vida, que había de llevarla al altar. Toda la vida viviendo en la casa de enfrente, sufriendo la indiferencia. Pero qué felices fueron. Mi madrina querida, que me regaló los pendientes de comunión con un lacito al poco de quedarme huérfana. Me supo consolar en los inviernos zaragozanos de posguerra, hermana de una viuda inconsolable. Mi tía Tina era menos guapa que mi madre pero más elegante. Conseguía comprarse revistas francesas en San Sebastián, y luego las llevaba a una modista que cortaba los patrones con bastante éxito. Iba siempre impecable. Sus hijas fueron luego lo más parecido a unas hermanas para mí en la casa de Ejea, aunque fueran más pequeñas. Pasamos mucho tiempo juntas en la casa, mientras que sus hermanos estaban ahí al lado, en casa de sus abuelos paternos. Ya sabes que tu abuelo era pariente del tío Pablo, el marido de la tía Anita. Apareció por Ejea haciendo su trabajo de topógrafo, y de paso fue a visitar a su pariente. Así conoció a Pilar, que estaba en la casa, claro. Ella estaba metida en sus cosas y no demostraba ningún interés, y él la importunaba con encuentros «casuales» que cada vez la irritaban más. Pero en una reunión de amigos apareció un abanico que tenía sentencias de amor y desamor en cada una de sus varas, y cuando le tocó abrirlo a mamá, papá leyó: «El que la sigue la consigue»; y de tal modo debió demostrar su empeño que aquí nos tienes, hija mía. Quizá se sintieran unidos por tener una intensa formación desde jovencitos, porque tu abuela había dedicado al piano muchas horas, mientras que papá no desaprovechaba un momento tras su trabajo de topógrafo para estudiar, se licenció en Físicas en Zaragoza y luego llegó a ingeniero topógrafo en Madrid, poco después de casarse. Como hijo de un médico de pueblo con seis hijos, tuvo que aprender a trabajar estudiando. Se la llevó a Soria, su tierra natal, donde nací yo. Viviendo ya en Madrid nos llevaba cada domingo a un museo. Carlos no se acordará, claro. Allí pasó lo que pasó. Nun-

ca tuvimos rastro de la muerte de papá. Manuel y yo dimos por sentado que le habrían fusilado, pero mamá jamás perdió la esperanza. Al año siguiente yo estuve interna en Zaragoza, Manuel con la tía Tina, ya casada con Blas, claro, y Carlitos con mamá en la casa de Ejea. En la cocina siempre había trabajo, y las órdenes de la Abuela para que todos estuvieran atendidos. En eso ponía mucho esmero. Recuerdo muy bien el pésame de uno de aquellos braceros que comían en la cocina al acabar la faena. No puedo olvidar su tono lastimero: «Au, Pilar. Au, Pilar.»

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Cuando se licenció estaba tan harta que no quiso tocarlo más. Solían pedírselo en fiestas y reuniones, y nunca me lo dijo pero debía saberle mal seguir tocando y tocando mientras los demás se divertían. Ya casada, mi padre le pedía a solas: «Anda, toca para mí, Pilar». Y Pilar abría el piano y tocaba para su marido, los once años que duró su matrimonio.

Yo era de las dos niñas más pequeñas del internado. Las monjas me querían mimar, dentro de lo que cabe. Cuando mamá fue a la casa de Madrid, recién terminada la guerra, me trajo mi muñequito de trapo. Era un espejismo de la felicidad truncada en aquella casa. Lo tuve en el colegio. Luego conseguimos un piso en la calle San Miguel, un tercero sin ascensor con un solo grifo en toda la casa. En cuanto llegaban las vacaciones que fueran salíamos escapados en el primer autobús a Ejea. Allí nos recibía la Abuela, y luego llegaba mamá. La sensación era de llegar al paraíso. Por eso pienso que soy de los nietos que más tiempo pasó en la casa. El movimiento era constante: las caballerizas en el establo, los braceros, sus mujeres que venían a por su ración de aceite… En verano Mamá y Carlitos iban a la finca entre Erla y Sierra de Luna, y allí se pasaban dos semanas cuidando que los jornaleros tuviesen las viandas preparadas al volver del campo. Allí estaban con Paco, el guarda, y su familia, lo que durara el tiempo de la siega y de la trilla, los años que se había sembrado el cereal. Mientras, Manolito y yo estábamos con la Abuela y con el tío Manolo. En la parte más alta de la casa vivía el sobrestante, que administraba la finca. Su hija se llamaba Marcelina y tenía una melena negra larguísima. Se casó pero enviudó en seguida, y volvió con su padre. En una ocasión que se ausentó la Abuela, ésta encargó a la Marcelina que durmiera conmigo. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al desnudarse, sacó del entrepecho una vara de madera bien tiesa. «Marcelina, ¿Qué es eso?» «¿Qué va a ser, señorita? ¡El acorporo!» En la parte izquierda del corral crecían unos rosales tan viejos como la casa, que llegaban hasta el primer piso porque ahí ya no era posible cortarlos. La Abuela disfrutaba mucho cuidando sus plantas en la terraza cubierta y ahí hacía yo por ayudar, por el gusto de estar con ella. Mi madre también disfrutaba mucho allí. A los dos años de la guerra, le informaron que se había localizado a la sirvienta que había denunciado a su difunto esposo, y que estaba ya casada y con dos hijos. La reacción de mamá fue firme: «Que perdone como yo perdono». Por eso, hija mía, vosotros estáis educados en la paz.

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En esta sección encontrarás, querido lector, artículos muy interesantes que te ayudarán a conocer el mundo fascinante de la ciencia y la salud; y una vez más, comprobarás que la separación entre ciencia y arte, no es más que una falacia. Pero antes que te adentres en su lectura, déjanos que compartamos contigo unas breves reflexiones: Desde tiempos inmemoriales, la Humanidad ha tenido un sueño «la inmortalidad». Walt Disney quiso conseguir‑ la con la hibernación, dicen. ¿Podrán resucitarlo algún día?... ¿Se cumplirá su sueño de ser inmortal?...

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De todos, son conocidos los grandes avances en Medicina del siglo pasado y del actual; frutos de todo el esfuerzo de esos desinteresados científicos que dedican su vida para mejorar la nuestra: nuevas terapias para aliviar el dolor, su lucha contrarreloj por erradicar enfermedades como el cáncer o el sida, encontrar una vacuna que evite el alzhéi‑ mer… Se afirma, además, que cada vez seremos más longevos, e incluso, establecen cuál será la esperanza de vida en el futuro. Sin embargo, los seres humanos somos «muy tozudos», como decimos aquí, y seguimos con nuestros malos hábitos: mala alimentación, tabaco, alcohol y otras drogas, imprudencias en las carreteras, peligrosos eventos musicales y deportivos… Sin olvidar, esa otra ciencia de‑ dicada a «destruir» la Humanidad desarrollando armas más letales y sofisticadas diseñadas para una masacre ma‑ yor y, lo que es peor, al alcance de más gente. Sin duda, preferimos volver al sueño de Disney y a la cien‑ cia al servicio de la salud, responsabilidad de todos y, en especial, de los políticos…


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Ciencia ficción y popularización de la Ciencia Miguel Carreras Ezquerra Aunque Luciano de Samosata, unos doscientos años a.C., ya ironizaba sobre imaginarios viajes a la Luna, adelantándose a Julio Verne, y, mucho antes, Herodoto escribía sobre serpientes voladoras y hormigas volantes, el término ciencia–ficción, como hoy lo entendemos, fue introducido por el editor Hugo Gernsback en la segunda década del siglo XX. Según Miquel Barceló, profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña y promotor del Premio Internacio‑ nal de novela corta de ciencia-ficción, esta juega un papel no desdeñable en la difusión del conocimiento científico. En su artículo Ciencia y ciencia ficción dice: «La ciencia ficción, junto a la producción científico–técnica en sentido estricto y la divulgación científica, es uno de los tres niveles desde los que es posible la comunicación de la ciencia. Se caracteriza por su facilidad de comprensión, aun a costa de la verosimilitud temática». Científicos como Steven Weinberg, Murray Gell–Man, Carl Sagan o Stephen Hawking han reconocido la influencia de la ciencia-ficción en su vocación. Aunque en muchas ocasiones se aproxima a la fantasía acientífica; otras veces, sus postulados han pasado a ser realidad y a formar parte de nuestras vidas. Pero se ha sobrevalorado el poder predictivo de la ciencia ficción cuando, en realidad, en una abrumadora mayoría de casos, sus tesis han sido erróneas y disparatadas. Algunas de las aportaciones, tanto en cine, como en novela, ofrecen velada o abiertamente supercherías pseudo científicas. Los precursores Si hablamos de precursores hemos de referirnos al francés Jules Verne y al británico H. G. Wells. Visionario de la pluma y profeta de acontecimientos científicos el primero y más involucrado en lo social el segundo, para Jor-

ge Luis Borges, Verne novelaba cosas probables y Wells hablaba solo de meras posibilidades. Oscar Wilde dijo que Wells era un Verne inglés, comentario que no fue del agrado de H.G. Juan José Millás sostiene que en sus novelas, ambos combinan felizmente elementos científicos reales e imaginarios con las aventuras e introducen reflexiones referentes al porvenir de la ciencia y del hombre. Jules Gabriel Verne, nacido en Nantes en 1828, estudió Derecho y pronto comenzó a escribir, con escaso éxito, teatro. En 1863 publicó Cinco semanas en globo y al año siguiente Viaje al centro de la Tierra. En poco tiempo salieron a la luz sus novelas más emblemáticas de ciencia–ficción que lo inmortalizaron, De la Tierra a la Luna, 20000 leguas de viaje submarino y La isla mis‑ teriosa, precursoras, respectivamente, de inventos posteriores como los viajes espaciales e interplanetarios y los cañones de largo alcance, la escafandra y el sumergible y el ascensor. En París en el siglo XX, aparecen alusiones a rascacielos, trenes de alta velocidad y a una red mundial de comunicaciones. Treinta y tres de sus novelas han sido llevadas al cine. De las científicas, 20000 leguas de viaje submarino (9 películas), Viaje al centro de la Tierra (6 películas), La isla misteriosa (4 películas) y en una ocasión Cinco semanas en globo y De la Tierra a la Luna. Famosos actores como Kirk Douglas, James Mason, Debra Paget, Joseph Cotten, Michael Caine, Brandon Frasser y Vanessa Hudges protagonizaron algunas de esas películas. Admirador del progreso científico, fue concejal por la lista radical en Amiens, donde murió a los setenta y siete años. Es, tras Agatha Christie, el novelista más traducido. Se ha querido ver en él, un puente entre las culturas científica y humanística. Los soviéticos pusieron su nombre a una montaña de la cara oculta de la Luna.

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Herbert George Wells (1866-1946) estudió ciencias naturales en Londres, «con T.H. Huxley como profesor», y terminó graduándose en Zoología. Su sólida formación científica influyó en su literatura de anticipación. Crítico con la época victoriana y la sociedad industrial y pesimista con el futuro de la humanidad, adquirió por sus contactos con los fabianos, donde coincidió con Bernard Shaw y Bertrand Russell, conciencia social progresista que reflejó en su obra. Apostaba por la erradicación de la pobreza gracias al incremento de la cultura y la educación.

El cine también ha recogido su obra. La novela más representada es La isla del doctor Moreau, siendo la versión mejor la de 1932, con Charles Laughton como actor principal, muy superior a las protagonizadas por Burt Lancaster y Marlon Brando. De La guerra de los mun‑ dos, se hicieron dos películas, destacando la de Steven Spielberg de 2005, aunque en este caso el formato más sobresaliente fue el radiofónico de Orson Welles. Dos versiones también de La máquina del tiempo y una de El Hombre invisible. En 1997 H.G. fue incluido en el Salón de la Fama de la ciencia-ficción.

Escribió su primera novela científica, La máquina del tiempo, con solo ventisiete años y fue un rotundo éxito editorial que le abrió las puertas de la notoriedad. Es una muestra de la lucha de clases y sátira del capitalismo. Un familiar, Simon Wells, dirigió una versión cinematográfica no muy lograda en 2002.

Hubo otros ingleses destacados, que incluyeron en sus escritos lo que hoy se entiende como ciencia-ficción. En primer lugar, Mary Shelley, que publicó en la segunda mitad del siglo XIX la novela (para algunos la primera del género que nos ocupa) Frankestein —el monstruo más triste y entrañable— de la que se han versionado cintas de cine desde el horror al humor, siendo la más notable la protagonizada por Boris Karloff en 1931. Aldous Huxley aportó Un mundo feliz, donde se narra cómo la vida mecanizada origina un Estado en el que la ciencia lo resuelve todo y que fue llevada al teatro por Solent People. Hemos de tener en cuenta a George Orwell, con 1984 y Rebelíón en la granja, feroces críticas de los totalitarismos, más allá de la ciencia-ficción. De la primera, se realizó un film protagonizado por John Hurt y Ri-

A partir de 1896, en tres años, se consolida como escritor con las novelas de ciencia El hombre invisible, La isla del Dr Moreau y La guerra de los mundos. En ellas, predomina la condición de hombre de ciencias sobre su faceta literaria y presentan una gran fuerza imaginativa. Al final de su vida, escribió El destino del homo sapiens, en la que se pone en duda la supervivencia de la raza humana. Se le atribuyen augurios de la ingeniería genética, el láser y la bomba atómica.


ciencia y salud chard Burton e inspirándose en la segunda, Pink Floyd compuso el disco, Animals. También el gran astrónomo Fred Hoyle, conocido especialmente por su teoría del estado estacionario del universo, en La nube negra cuenta la acción destructiva sobre el sistema solar de un macroorganismo cósmico. Una selección a partir del siglo XX El ruso–soviético de origen y estadounidense nacionalizado Isaac Asimov, doctor en Química y por un tiempo profesor en Boston, murió a los 72 años de sida contagiado por una transfusión, según reveló su familia recientemente. Prolífico autor, compatibilizó la divulgación científica de calidad en obras como El Universo, El elec‑ trón es zurdo, Breve historia de la Química y La bús‑ queda de los elementos, teorizando sobre las leyes de la robótica, con auténticos best sellers de la ciencia-ficción, como Yo robot y la saga La Fundación. La primera de estas ficciones fue llevada a la pantalla en 2004 por Alex Proyars, con Will Smith de protagonista y La Fundación fue galardonada con el prestigioso premio Hugo, considerándola mejor serie de ciencia–ficción de la historia. Su primera novela del género que tratamos fue Un guijarro en el cielo. Adelantó la llegada del dinero electrónico y las videoconferencias. Ray Bradbury, estadounidense recientemente fallecido, fue, como él proclamaba, un autodidacta y prefería que

al hablar de sus libros se catalogaran como de literatura fantástica. Se representó teatralmente una obra suya, El maravilloso traje de color vainilla y participó con John Houston en la adaptación cinematográfica de Mobby Dyck. Sus obras más leídas son Crónicas marcianas y Fahrenheit 451, un mundo sin libros, llevada al cine por François Truffaut. Anticipó el teléfono móvil y la realidad virtual. Retornando a Gran Bretaña, encontramos a Arthur C. Clarke, matemático y físico experto en satélites, que dedicó su vida a la investigación y la comunicación de la ciencia. Escribió Perfiles de futuro (Leyes de Clarke), El hombre y el espacio, la serie Rama, Factor detonante, Sismo grado 10 y El centinela, base de la mítica película 2001: una odisea del espacio, dirigida por Stanley Kubrick, de la que fue coguionista. Predijo el sistema GPS y la telecirugía. Propuso la idea, sin patentar, que llevó a la puesta en marcha de los satélites artificiales. Acusado, infundadamente según sentenciaron los tribunales, de pederastia, fue distinguido como sir por la reina de Inglaterra. Falleció en Sri Lanka en 2008. Es opinión extendida entre los expertos que algunos de los títulos mencionados y muchos de los recientes no resisten la crítica literaria convencional por adolecer de una estructura y calidad manifiestamente insuficientes. Sin embargo, no todo es mediocridad científica o literaria.

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miguel carreras ezquerra

En la novela se han producido aportaciones de interés, por ejemplo de Ursula K. Le Guin (La mano izquierda de la oscuridad), Stanislav Lem (Solaris) y Don Simmons con Hiperion. Son igualmente remarcables Shen S. Tepper con La puerta al paraíso de las mujeres y otras obras como El juego de Ender de Orson Scott Card y la extensa Criptonomicon de Neal Stephenson. También los comics (Objetivo: la luna, aventura de Tintín de Hergé, por poner un caso) y los fanzines han participado en la difusión de originales y clásicos del género. En la gran pantalla, rindiendo obligado tributo a la pionera obra de culto Metrópolis de Fritz Lang y también a El hombre del traje blanco de Alexander Mackendrick, King Kong de Merien C. Cooper y Ernest Schoedsack y La guerra de las galaxias (Star Wars) de Georges Lucas, señalamos, con reparos, las populares series Star Trek, Matrix, Superman y Batman. El especialista Ridley Scott puso en escena en 1982 Blade Runner, basada en la novela de Philip K. Dick y muy admirada por los cinéfilos y Alien, el octavo pasajero (óscar a los mejores efectos visuales) y sus continuaciones. En 2012, se estrenó su última cinta Prometheus, que según la crítica no respondió a las expectativas pese al intenso marketing publicitario desplegado. Antes, en 1998, se había proyectado con notable éxito Armageddon, con Michael Bay como director. En España En nuestro país, este género no ha calado tanto como en el mundo anglosajón. Se ha querido ver en el episodio del estrafalario artefacto Clavileño del Quijote un antecedente y considerar que algunos literatos consagrados de nuestros tiempos, como Gonzalo Torrente Ballester, Eduardo Mendoza o Rosa Montero, en alguna de sus novelas, hacen un guiño a la ciencia–ficción. Pero hablando con propiedad puede decirse que el verdadero arranque se produjo hacia 1970, en torno a la revista Nueva di‑ mensión.

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Si catalogamos algunos de los escritos de Wells, Huxley y Orwell como de ciencia-ficción de contenido social, podemos igualmente citar la literatura de la utopía anarquista, que tuvo especial impronta en nuestro país en torno a 1900 aunque sea tildada mayoritariamente de falso género. Mencionemos, igualmente, al poco conocido escritor zaragozano Carlos Mendizábal y su libro Elois y Morlock, que, según Agustín Uribe, es como una segunda parte de La máquina del tiempo, sustituyendo el finalismo materialista de Wells por la fe en Dios.

Vayamos ahora con algunos escritores españoles destacados: César Mallorquí (El coleccionista de sellos y La isla de Bowen), José Antonio Cotrina (Tiempo muerto), Elia Barceló (El vuelo del hipogrifo y La dama dragón), Javier Negrete (La mirada de la furias), Victor Conde (Crónicas del Multiverso) y Miguel Santander con su reciente novela El legado de Prometeo. También Miquel Barceló, mencionado al principio, escribió Testimoni de Narom y ha editado además una reconocida Guía de lectura. Además del citado de la UPC, se convocan en España premios específicos de relatos de ciencia ficción, destacando el Minotauro de Editorial Planeta y el Alberto Magno de la Universidad del País Vasco. En los principios del cine en España, el aragonés Segundo de Chomón realizó en 1908 El hotel eléctrico, considerada la primera película de ciencia-ficción. Anotamos las más recientes Fata Morgana de Vicente Aranda, Acción mutante de Alex de la Iglesia, El caballero del dragón de Fernando Colomo y La mujer más fea del mundo de Miguel Bardem. Se viene programando en Sitges, desde 1968, el Festival Internacional de cine fantástico y de te‑ rror, en el que la ciencia-ficción ha pasado a ser minoritaria. También, ha sido potente vehículo de transmisión didáctica de las ciencias. En nuestro país, fueron pioneros Manel Moreno y Jordi José, profesores de la Universidad politécnica de Cataluña, que han escrito un manual de referencia, De King Kong a Einstein (La física en la cien‑ cia–ficción), donde analizan con rigor y amenidad los héroes del género en el cine y la literatura, poniendo en evidencia la imposibilidad de muchos superhéroes desde los presupuestos de la Física. En la misma línea, hay que señalar el libro de Pilar Bacas, Mª Jesús Martín- Díaz, Fidel Perera y Ana Pizarro, Física y Ciencia–ficción, que, con sus imaginativas hipótesis (¿qué pasaría si…?) intentan, según sus palabras, fortalecer la creatividad y la fantasía en las clases de ciencias. Además, para un público juvenil e infantil, un homenaje al maestro Verne: Susana Mataix con una novela que invita al entusiasmo por la matemática en Lee a Julio Verne. Parece fuera de discusión que la ciencia-ficción, al menos los clásicos y muchas de las novelas mencionadas en esta exposición, puede ser, como se apuntaba al principio, una buena herramienta de propagación del saber científico. Pero, personalmente, me quedo con la divulgación de calidad, a la que falta, sobre todo en España, un mayor compromiso cuantitativo de la comunidad científica, aun admitiendo esperanzadores avances.


ciencia y salud

Eppur si muove Elisa Ruiz Chóliz Galileo Galilei fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano de finales del siglo XVI y principios del XVII, y está considerado como el padre del método ex‑ perimental o el padre de la ciencia. Entre sus grandes logros, se encuentran la mejora del telescopio, una gran variedad de observaciones astronómicas y la primera ley del movimiento. Galileo se mostraba de acuerdo con el sistema heliocéntrico de Copérnico, afirmando que la Tierra se movía alrededor de sí misma y alrededor del Sol, y se oponía firmemente a la tendencia geocentrista de la época, herencia de la Filosofía de la Naturaleza de Aristóteles. Sin embargo, según el fragmento del libro Las mentiras de la ciencia, de Federico di Trocchio, no existe constancia histórica de la realización de muchos de los experimentos con los que Galileo contradecía a sus colegas aristotélicos. Entre los experimentos que se ponen en entredicho, se encuentran tres de los más conocidos e importantes: el del barco, el de la torre y el del plano inclinado. El experimento del barco aparece descrito en uno de los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo escritos por Galileo. Este libro tenía un carácter divulgativo y fue redactado en forma de diálogo entre tres personajes: Salviati, defensor del modelo copernicano, Simplicio, partidario del sistema de Ptolomeo y Aristóteles, y Sagredo, que adopta una posición neutral. En este diálogo en concreto, Simplicio argumenta que si la Tierra girase alrededor de su propio eje, al dejar caer una bola desde lo alto de una torre, esta no alcanzaría el suelo al pie de la torre sino a una distancia igual a la que la torre se hubiese movido mientras la bola caía libremente. Por tanto, como las piedras caen a los pies de las torres, la Tierra no podía estar en movimiento. Para rebatir este argumento, Salviati asemeja el movimiento de la Tierra con el navegar de un barco, recalcando la idea de que un observador dentro de un sistema en movimiento uniforme no puede determinar si el sistema en el que se encuentra esta moviéndose o no. Hasta este punto, ambas partes se muestran de acuerdo. Sin embargo, Salviati expone

a continuación que, si se tira una bola de cañón desde el mástil del barco, esta caerá siempre al pie del mástil, esté el barco en movimiento o esté quieto. A esta afirmación, Simplicio responde: «No la he hecho [la experiencia del mástil]. Pero creo que los autores que la aducen, la han observado diligen‑ temente.» Defendiendo que la bola caerá alejada del mástil si el barco se encuentra en movimiento. Salviati critica esta sentencia diciendo: «También, no solo es posible, sino necesario, que tam‑ bién ellos hayan hecho lo mismo, quiero decir remitirse a sus antecesores, sin llegar nunca a alguien que la haya he‑ cho. Porque cualquiera que la haga, hallará que la expe‑ riencia muestra todo lo contrario de lo que se ha escrito.» Simplicio, sin darse por rendido, replica: «¿O sea que vos, no habéis hecho no ya cien, sino ni una prueba, y la afirmáis tan libremente como segura? Yo insisto en mi incredulidad, y en la misma seguridad de que la experiencia ha sido hecha por los autores más importantes que se sirven de ella.” La respuesta de Salviati (es decir, de Galileo) a esta tajante acusación no es otra que esta: «Yo, sin experiencia, estoy seguro de que el efecto se dará como os digo, porque es necesario que así suceda.» Esta contestación nos deja fríos, ya que desde el punto de vista del método científico tiene la misma validez (ninguna) que los argumentos que Simplicio defiende. Unos años más tarde, un contemporáneo de Galileo realizó el experimento descrito en este diálogo, verificando así la postura de Salviati. Sin embargo, esto no cambia el poco rigor de Galileo en sus afirmaciones. No obstante, he querido hacer hincapié en este ejemplo y, en concreto, en las citas textuales del diálogo para comentarlas al final del texto. El siguiente experimento que Federico di Trocchio comenta es el del lanzamiento de esferas desde lo alto de la

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elisa ruiz chóliz

torre de Pisa. Este experimento buscaba refutar la teoría de Aristóteles, según la cual, los objetos caen a una velocidad proporcional a su peso; es decir, dos ladrillos unidos caerían a una velocidad doble a la que caería un ladrillo solo. Según su discípulo Vicenzo Viviani, Galileo demostró ante una multitud de intelectuales y alumnos que la velocidad de la caída de objetos de igual materia era la misma. Existen varias versiones de este experimento, sin embargo, no existe ninguna prueba histórica de que esta demostración se llevase a cabo. Y, más aún, reticentes investigadores a lo largo de la historia han repetido estos experimentos, llegando a conclusiones no demasiado alentadoras: es verdad que los cuerpos llegan al suelo con una diferencia no tan amplia como para satisfacer la teoría aristotélica, pero desde luego no lo suficiente como para afirmar la simultaneidad que afirmaba Galileo. No obstante, hay autores como George Gamow que defienden que Galileo llevó a cabo este experimento, así como otros, a lo largo de su vida, aunque no fuese de la forma en que la cuenta su discípulo. Otro de los experimentos que se ponen en duda es el famoso experimento del plano inclinado, con el que Galileo formuló la ley del movimiento uniformemente acelerado. Esta ley afirma que los espacios recorridos son proporcionales a los cuadrados de los tiempos empleados para recorrerlos. Este experimento consistía en un canal inclinado por el que se dejaba rodar una bola de bronce y se anotaban los tiempos con los que la bola recorría ciertas distancias del canal. Galileo describe de forma minuciosa cada parte del experimento, así como la manera en la que han de tomarse las medidas, y afirma haber realizado el experimento «casi cien veces». Sus explicaciones hacen una excelente referencia al método científico. Sin embargo, posteriores científicos realizaron este mismo experimento siguiendo al pie de la letra estas indicaciones, y todos concluyeron que en esas condiciones es imposible obtener los resultados presentados por Galileo. Por tanto, la hipótesis que se sostiene es que Galileo nunca realizó este experimento, y que las medidas, que él mismo presenta, son o una total invención o una falsificación de los obtenidos experimentalmente para que se ajustasen a la ley que quería demostrar.

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Como conclusión, el autor explica que, por un lado, la carencia de instrumentos de medición y aparatos experimentales fiables podrían justificar de alguna forma el poco rigor con la que Galileo presentaba sus mediciones. Por otro lado, la filosofía antigua consideraba ridículo querer medir con exactitud las características de los seres terrestres ya que afirmaba que solo la mecánica de los movimientos celestes seguía las leyes matemáticas. Por tanto, era difícil para Galileo ganar credibilidad entre

los científicos–filósofos de su época sin unos argumentos contundentes. Una vez hemos planteado la base de discusión, podríamos centrarnos en el tema concreto del fraude científico. Entendemos por fraude científico la invención, falsificación, plagio o cualquier otra desviación seria de las prácticas aceptadas a la hora de proponer, obtener o publicar los resultados. No cabe duda de que si Galileo viviese hoy en día, sus prácticas serían rápidamente criticadas y puestas en evidencia. Tras analizar sus experimentos, se ha comprobado que cambiaba sus resultados y mentía en sus escritos al hablar de su experiencia. Incluso osaba decir que no hacía falta realizar el experimento en concreto para probar que lo que decía era cierto. Sin embargo, opino que antes de cometer la osadía de tachar a un padre de la ciencia de fraudulento, deberíamos preguntarnos si es correcto juzgar el pasado con la moral del presente. Tal vez, el hecho menos excusable es el falseamiento de los datos experimentales para que se ajusten a las leyes que se pretenden demostrar. Es razonable pensar que mentir es una falta grave en (casi) cualquier ámbito histórico, pero deberíamos valorar la opción de que Galileo no mintiese deliberadamente. Como ya se ha mencionado en el texto, cabe recordar que en el siglo XVI no existían apenas instrumentos de medición, factor que podría influir en la falta de precisión de sus medidas. Galileo hizo muchos avances en este sentido, avances entre los que se cuenta su famoso telescopio, o lente espía. También sería razonable pensar que, al ser el método experimental un recién nacido y teniendo en cuenta la omnipresencia aristotélica de la época, el propio Galileo podría darles poca importancia a las medidas en concreto, por lo que modificarlas ligeramente no le supondría ningún conflicto moral. Ya solo queda por comentar el hecho de que Galileo, que se considera el padre del método experimental, no creyese necesario realizar los experimentos para demostrar que sus teorías eran ciertas. Federico di Trocchio escribe: Galileo no había realizado nunca este experimento, [el del barco] pero refuta con arrogancia [...] «Yo, sin hacer el experimento estoy seguro de que el efecto tendrá lugar como os lo digo porque es necesario que así ocurra». Es decir: «Es inútil hacer el experimento, si os lo digo yo, debéis creerme» En mi opinión, esta interpretación de las palabras de Salviati (Galileo) es demasiado atrevida. Según lo entiendo yo, la interpretación correcta se encuentra en el contexto del diálogo. En este punto voy a remitirme a las palabras utilizadas por Simplicio y Salviati. Simplicio basa sus ar-


ciencia y salud Luis Burgos

gumentos en una falacia lógica llamada Argumentum ad Verecundiam, o apelación a la autoridad. Él piensa que para afirmar una premisa dicha por una autoridad, como Aristóteles, no hace falta realizar el experimento por uno mismo, porque dicha autoridad habrá comprobado ya que su premisa coincide con la experiencia. Por tanto, afirmar dicha experiencia y, por tanto, la premisa inicial es perfectamente correcto. Salviati, sin embargo, critica la práctica de la apelación a la autoridad diciendo que esa autoridad apelada pudo apelar a otra autoridad anterior, y así sucesivamente hasta llegar a un absurdo. En mi opinión, el problema real es que a finales del siglo XVI la ciencia estaba estancada, ya que toda teoría que contradijese la filosofía de Aristóteles era falsa por la sencilla razón de que Aristóteles no decía eso. Por último, podríamos analizar también la importancia del hecho de que Galileo no realizara sus experimentos. Para empezar, la sociedad en la que vivía no le daba ver-

dadera relevancia a la experimentación. Según la filosofía aristotélica, el mundo terrenal era imperfecto y no seguía leyes matemáticas al pie de la letra, por lo que experimentar en él, era algo superfluo. Por tanto, realizar experimentos precisos no le daría a Galileo mucha más credibilidad de la que le daba afirmar que no hacía falta llevarlos a cabo. Por otro lado, supongamos que Galileo hubiese realizado experimentos como el de la torre delante de sus incrédulos colegas. Aún en el caso de que hubiese obtenido los increíbles resultados, que él narra, sus compañeros aristotélicos habrían podido apelar a la imperfección del mundo o a un engaño de sus sentidos y volver de nuevo a la falacia Argumentum ad Verecun‑ diam. En cualquier caso, hay algo que no se le puede negar a Galileo Galilei. Y es que, a pesar de que sus métodos podrían considerarse fraudulentos hoy en día, y fueran cuáles fuesen sus motivos, tenía razón: la Tierra se mueve.

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Laura Maillo

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pilar l贸pez mat铆n


ciencia y salud

Miedo a lo desconocido Pilar López Matín Sí, es lo que sentí hace seis meses. Desde entonces, papá y mamá me besan todos los días. La doctora lo tenía muy claro, si bien, realizaba el mismo protocolo varias veces durante su jornada; pero yo, no. Con su jerga médica, se fue deleitando en todo aquello que tenía previsto hacer conmigo. No sé muy bien qué estuve pensando durante aquellos segundos… Sí, seguramente, debí decirme: «No es a ti a quien se está dirigiendo, esto no te está pasando». Aunque, lamentablemente, tenía que ser consciente de que era a mí, y solo a mí, a quien se lo estaba comunicando: —Se trata de un tumor maligno… En primer lugar, lo extirparemos y analizaremos; después, recibirás un tratamiento para evitar que se reproduzca; y, al final, un control preventivo. ¡Sí señor!, una tragedia en tres actos, tres fases por las que tenía que ir sucumbiendo. Como suele decirse, «sin quererlo». Y con premura, que «estas cosas no pueden dejarse así como así». El pronóstico me cayó como una maceta desde un quinto piso y me dejó seca. No es que el mundo se parara, más bien, yo iba montada en el vagón de un tren y deseaba apearme en marcha. Sin embargo, lo más doloroso fue ver la reacción de los que estaban a mi alrededor; ese sentimiento de empatía, compasión y cariño consiguió doblegarme.

Las pruebas médicas se iban sucediendo, ¡un auténtico vía crucis! Cada día una exploración distinta, un nuevo recelo, y siempre con el mismo pensamiento:«Ojalá salga bien». Dicen que el que no se consuela es porque no quiere, y la verdad es que sorprende ver a tantas personas en una situación similar a la tuya. Desde fuera, la percepción es bien distinta, como yo tenía hasta entonces. Pues lo dicho: ¡adelante! Y con los proyectos que me había propuesto para este año y que tenían que esperar… Ahora tenía lugar una parada en mi vida, un paréntesis, y también un miedo atroz a llenar ese inciso. Las fases continuaban, convirtiéndose en pruebas de fuego. Sin proponérmelo, tuve la fortaleza necesaria para superar los peores días del tratamiento, esos en que he tenido que experimentar variados sentimientos, y no me refiero solo a los afectivos. Momentos en los que no puedes dominar tu cuerpo, él tiene dominio sobre ti. Solo quedaba observar cómo iban surgiendo los efectos secundarios y afrontarlos, deseando que desaparecieran pronto, como una pesadilla, porque eso es lo que parece, un mal sueño del que quieres despertar y no puedes. Ahora, echando la vista atrás, el miedo ha desaparecido. Gracias a todas aquellas personas que me han dado fuerza y aliento.

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julia rojo armenteros

Alcohol, alcohol, alcohol… Julia Rojo Armenteros Este es el estribillo de una canción que miles de jóvenes españoles cantan cuando se emborrachan cada fin de semana practicando el «botellón». Fenómeno este que nace en los noventa como alternativa a los elevados precios de las bebidas alcohólicas en los lugares de ocio. La combinación perfecta estaba servida: alcohol barato y amigos, pero de esta visión idílica que nuestros adolescentes tienen, poco o nada hay. 100

menor tiempo posible, provocando que la bebida espirituosa, rápidamente, alcance altos niveles en sangre. Este hecho se acentúa en el sexo femenino, debido a su anatomía (menor peso) y fisiología (metabolismo hepático más lento), respecto de los hombres.

La imagen que tenemos de la ingestión de alcohol durante el Siglo de Oro es una obra de Velázquez, la de nuestros jóvenes mientras hacen el «botellón», la de un sórdido capítulo de Callejeros.

Llegado este momento, la euforia y el aumento de la afectividad hacen que muchos pierdan el control sobre su persona. No me refiero a la falta de estabilidad psicomotriz secundaria que conlleva una buena cogorza, sino a la desinhibición que provoca el alcohol y que lleva aparejada una pérdida de dignidad de la persona, ante un espejismo de diversión.

Aunque generalizar nunca es bueno, podemos decir que una gran mayoría de los que practican el «botellón» buscan emborracharse como sinónimo de diversión, para lo que siguen un sencillo procedimiento: beber más en el

Los efectos agudos de una buena borrachera los conocemos: vomiteras, «desayunos» de ibuprofeno y en el peor de los casos, consultas en urgencias por coma etílico. Hasta ahora lo que no habíamos percibido con claridad


ciencia y salud Héctor Goñi Gracia

es que el conocido «botellón» se había instaurado como un hábito más de vida de nuestros jóvenes. Todos los fines de semana «toca» (al igual que de lunes a viernes hay instituto y por las tardes actividades extraescolares). En estas reuniones de exaltación del dios Baco, el alcohol destruye miles de neuronas a nivel cerebral y provoca hepatotoxicidad (siendo el daño más acentuado cuanto más joven es la persona). Sin olvidar que cada vez es más frecuente encontrar jóvenes con problemas de alcoholismo en centros de rehabilitación, un auténtico drama familiar y social. Esta información viene respaldada por los datos del Observatorio Español sobre Drogas (OED). A un solo click (www.pnsd.msc.es) podrán ilustrarse del grave problema que hoy abordamos.

Nuestras instituciones y autoridades ya han tomado nota y desde hace años realizan campañas preventivas: «hay trenes que es mejor no coger», «el alcohol pasa factu‑ ra»… muchas de ellas destinadas a reducir la siniestralidad en las carreteras («si bebes no conduzcas»). No debemos olvidar la responsabilidad que tenemos los educadores y especialmente las familias en la resolución del problema. Debemos revertir la situación insistiendo en la importancia y el beneficio que conlleva una vida saludable, porque los hábitos de hoy (en todos los aspectos) marcarán el futuro de las próximas generaciones. Finalmente, cuando una persona bajo el estímulo de cualquier clase de droga, pierde el control sobre sí misma, acaba perdiendo lo más hondo que hay en ella: su dignidad.

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Compromiso. Mensajes que golpean las conciencias a ritmo de rock & roll. Melancolía. Un corazón de poeta que se vacía componiendo versos. Música y poesía. Dos ejemplos, de lírica moderna, que transmiten y conmueven cualquier sensibilidad.

música

Melancolía. La felicidad de estar triste, según Víctor Hugo. Es imposible no encontrar en los versos de Ángel Petisme esa extraña felicidad que arrebata el alma desde la nostalgia. Compromiso. En cada acorde, en la voz desgarrada de Mariano Gil, líder del grupo Tako, se adivinan la autenticidad de un grupo de rock. Sus letras, además, se empapan de una necesaria crítica social. Simplemente, disfruten.


música

Una vela en la oscuridad Ángel Petisme Despierto a veces en mitad de la noche, empapado en azul, pronunciando tu nombre y entonces sé que te amo a años luz. Guardo tu estrella en aceite de oliva, corazón de madera que aún sueña y respira, y siento tu ternura a años luz.

Cuando pienso en nuestra vida siento su fugacidad y se me abre la herida como un manantial. En mitad de la tormenta te susurro en altamar: Eres la vela que tiembla en la oscuridad.

Voy por los bares, siempre pido dos copas, tu risa salvaje huele a pólvora y rosas, brindo Félix contigo a años luz. Un helado en París, un minuto sin fin, un cuscús en Madrid... volvemos a reír a años luz.

Cuando pienso en nuestra vida...

Todos los besos del mundo, toda la felicidad, se funden en un segundo para no olvidar. No borraré de mi agenda tu nombre nunca jamás, eres la vela que tiembla en la oscuridad... 103

Poema incluido en el poemario recientemente publicado Tres en raya. Su autor, Ángel Petisme, piensa musicalizarlo al finalizar su gira por Latinoamérica e incluirlo en el nuevo disco que empezará a grabar en el verano de este mismo año. Primicia mundial, pues, para los lectores de Ágora.

Eduardo Ramón


Elena Jodrá López

mariano gil 104

Nuestro mundo es la tienda mejor abastecida de la historia Mariano Gil, «Rones» Nuestro mundo es la tienda mejor abastecida de la historia. Los otrora límites materiales y morales, que hacían que te cortaras un pelo a la hora de consumir, han desaparecido. Así que nunca fue más cierto aquello de que todos tenemos un precio. El problema es que el precio de la gente está por los suelos. ¡Por el amor de Dios, haced el favor de subirlo un poco! ¡Por todos los diablos, recuperad un poco la dignidad!


música

La tienda Vendo altavoces para los locos, recuerdos en lata de usar y tirar Pomadas de hierro para los blandos, jarabe de sangre si estás cansao. Vendo respeto de majestades, rumores y chismes de charlatán. Tengo docenas de buenas excusas para los que no se mueven del sofá Palabras amables por si discutes, trofeos para los que no hacen gol. Promesas a juego con las mentiras para los secretos a viva voz. Fotografías de cada envidia con marco de Aquiles y su talón. Vendo botes de rabia para los que nunca quisieron y siempre pidieron perdón. Nuestra tienda sirve al mundo Estamos en cualquier lugar No cerramos en la vida Puedes entrar y tocar Llevamos más de veinte siglos De servicio y calidad Tenemos lo que cualquier alma Quiera y se pueda pagar. Frascos rellenos de anginas de plata con garantía de encantador. Pulseras y placa de policía con sangre de la última tentación. Vendo peleas inacabadas con entrenamientos para la obsesión Vendo fracasos que nunca lo fueron, vendo victorias que nunca lo son. Nuestra tienda sirve al mundo Estamos en cualquier lugar No cerramos en la vida Puedes entrar y tocar Llevamos más de veinte siglos De servicio y calidad Tenemos lo que cualquier alma Quiera y se pueda pagar. Extraído del disco de Tako: Las campanas de la vergüenza.

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cine y teatro

El más complejo de los géneros literarios, pero también el más socializado, el más urbano, el más sometido a los vaivenes de la sociedad en la que se genera es el teatro. Sabemos que se trata de un género en crisis permanente, pero de una delicadísima salud de hierro, que le ha hecho sobrevivir una y otra vez a los negros augurios de su extinción inminente. El artículo que aquí publicamos, Por amor al arte, de Minerva Arbúes, reflexiona sobre esa constante histórica del género. En una época de crisis como la nuestra parecería que la sinrazón de un Ministerio de Incultura y el gris horizonte de nuestro sinfuturo habrían de abocar al teatro a una desaparición esta vez sí definitiva. Sin embargo, como el fénix, el teatro, otro teatro, el verdadero teatro acaso, resurge de las cenizas de nuestra civilización en ruinas y parece convertirse en el refugio de la resistencia contra la vulgaridad y la decadencia. Y junto con el teatro, su joven y privilegiado hermano, el cine. Acerca de él reflexiona el artículo de Luis Yrache, Invitación al ritmo, analizando la importancia del ritmo en la contrucción de las películas: el montaje escénico, el papel de la banda sonora, el juego de los diálogos y de los planos–secuencia... Cine y teatro, en realidad, dos buenos puntos de partida.


cine y teatro

Invitación al Ritmo Luis Yrache Jiménez Siempre difícil hablar de lo menos tangible del audiovisual, que sin embargo, de un modo u otro, impregna cualquier tipo de película, programa televisivo o vídeo doméstico. El ritmo está siempre ahí, sea del tipo que sea, logrado o totalmente fallido, un ritmo roto, un ritmo progresivo, un ritmo lento o rápido, pero también por qué no, nostálgico, esperanzador, lúgubre, fresco, experimental, etc. Son miles y siempre posibles los adjetivos que acepta este elemento tan básico como poético, tan necesario, tan complicado de construir. La mejor opción para poder saber cómo algo se puede crear, es analizar lo que otros ya han logrado, lo que ellos sí, por suerte, por acierto o por trabajada genialidad, han conseguido inyectar a sus obras. Humildad pues como autor para aprender siempre, pero rigor y oficio para desmembrar los miles de ejemplos que la historia del cine ofrece y sacar de ellos el mágico y técnico secreto. Es muy habitual apoyar el ritmo de cualquier película en la banda sonora, o más concretamente en la música. Funciona. Si tras el montaje no se ha podido dar la línea buscada al film, se recurre a una composición musical, original o a la fuerza encajada. Funciona, sí, pero es muy pobre solución. ¿Qué más afecta? ¿Qué otros ingredientes se pueden mezclar? El más directo, tras la música sería el monta‑ je, en su concepción más amplia. S.M. Eisenstein, intelectual soviético destacado, teórico y práctico de la cinematografía y del montaje en especial, brillante como nadie hasta hoy, comentaba ya en sus estudios sobre el «montaje de atracciones», la importancia de la métrica, que él entendía como la duración de cada plano. Lógicamente, es fácil comprender que a través únicamente de la duración se puede crear una dinámica en cuanto a la velocidad y melodía de una obra audiovisual. Planos cada vez más breves, acelerarán el ritmo, y al contrario,

solo planos cortos, un ritmo rápido, planos muy largos, una dominante lenta, como el caso de las obras del autor ruso Andrej Tarkovsky por citar solo un ejemplo. Ayuda aún más Eisnestein a entender el ritmo, al hablar no solamente de la duración del plano, sino también de su contenido. Evidentemente, existe un elemento que afectará directamente al ritmo, dentro del propio plano, y es el movimiento. La movilidad que muestran las imágenes, su velocidad, sus direcciones, su repetición, etc., afectan directamente al ritmo global de la obra. Basta pensar en las obras del primer cine cómico, en figuras como Keaton, Chaplin o Lloyd, aquellas maravillosas y frenéticas persecuciones entre coches y tranvías por las calles de las grandes ciudades de principios del siglo XX. Un género que fundamentó gran parte de su éxito en esas secuencias desbocadas, combinadas con otras más reposadas aunque siempre dinámicas (lanzamientos de tartas de nata, resbalones, caídas… la base del cine Burlesco o Slapstick). Movimientos de cámara, de personajes o la combinación de ambos. Es interesante el estudio de casos como el de Luis García Berlanga, que suele trabajar con planos secuencia, es decir, toda la secuencia narrada en un solo plano. Por tanto planos muy largos, que se podría pensar que crean un ritmo lento. Sin embargo, la acción, la cantidad de personajes, los constantes movimientos de cámara y personajes, provocan una sensación de gran intensidad, un ritmo cómico y muy vivo. Conviene en este punto del artículo detener el ritmo del mismo y reflexionar, ya que la propia explicación está llevando a un error habitual, el confundir ritmo con rit‑ mo rápido. El movimiento creará ritmo, simplemente. Un paseo melancólico por una playa al atardecer puede retratarse en un solo plano, con movimiento muy lento de cámara, y con una actitud del personaje perfectamente

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Ainhoa García

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adecuada al conjunto. Un perfecto caso de ritmo coherente y logrado, ritmo lento sí, a veces muy difícil de lograr sin que esa línea armónica del relato se venga abajo.

la actitud y del «ritmo de observación» del espectador,

Al igual que en el paradigmático Bolero, de Ravel (muy usado en Historia del cine), ejemplo de ritmo in crescen‑ do y acumulativo, se han ido aquí comentando uno a uno los elementos principales. Pero son muchos más. La composición o distribución de los sujetos y objetos en la imagen es tal vez uno de los factores que más sorprenden al incluirlos en la lista. ¿Pero cómo negarle esa capacidad al uso de líneas verticales, horizontales o diagonales? Diagonal en imagen es sinónimo de dinamismo. Las formas esféricas y las angulosas, ¿no crean acaso modos muy diferentes de mirar la imagen?

Innumerables pues, esos elementos que construyen el rit-

El color… Es enorme su influencia en la percepción del espectador. Esas sensaciones que da un anaranjado, cálido, difuso, afectan al ritmo relajante a veces, denso y pesado otras. El rojo ácido, frenético y exigente. El frío azul o el saturado y embriagador violeta son responsables de

de la acción en el film «Uno, dos, tres» de Billy Wilder, y

crean su predisposición a percibir la duración de la acción y de la imagen.

mo, siempre abstracto, pero ya no tanto. Dominable al menos. Guinda a este tema, a esta breve invitación a profundizar, es la necesaria mención del diálogo como auténtico tren al que el ritmo sube y se deja llevar, olvidándose incluso del resto de elementos. Propongo la experiencia de contemplar el primer cuarto de hora de la versión de «Cyrano de Bergerac» de Jean–Paul Rappeneau, la soberbia demostración de diálogos que cargan con todo el peso la delirante sensación que es escuchar a Groucho Marx a la cabeza de su «troupe» familiar en todas sus películas. Un consejo, volver a ver ahora mismo y con frecuencia la secuencia del camarote en «Una noche en la ópera».


cine y teatro

Por amor al arte Minerva Arbués Castillo Hace unos años, un amigo actor me comentaba con el semblante muy serio, que Zaragoza era una de las ciudades españolas en la que menos teatro se consumía. Recuerdo que se sorprendió mucho cuando comprobó, comparando datos, que los zaragozanos iban menos al teatro que los melillenses. Dejando a un lado el hecho de que mi amigo tenía infravalorado el nivel cultural de Melilla, le doy la razón en lo que a nosotros nos incumbe. En efecto, en Zaragoza la gente no va al teatro. El año pasado actuó en el Principal una compañía granadina llamada Lavi e bel, con un musical titulado La barraca del zurdo. Cinco actores impresionantes interpretando un sinfín de personajes. Me hicieron llorar y reír a la vez. Todo fue delicioso y estremecedor. Tuvimos el placer de verlos unas cincuenta personas. Repito. Cincuenta personas en un teatro con un aforo de mil. Otro cantar es si el actor protagonista de la obra de turno es televisivo. No voy a dar nombres porque soy una señorita, pero el caso es que el teatro se llena. Personalmente me parece perfecto, solo señalo que ya nos vale. Por lo que cuentan los veteranos del gremio, Zaragoza nunca ha sido una plaza fácil, pero en los años ochenta y noventa las compañías de esta ciudad se multiplicaban y había trabajo para todas. El público maño siempre ha sido escaso pero no tanto como ahora. Es verdad que el teatro es caro y que no hay dinero. También es cierto que, la caja tonta, la wii, el ipod, el ipad, los grandes centros comerciales acuáticos en medio de un secarral y una buena retahíla de sinsen-

tidos nos conducen siniestramente a la modorrez cultural. Porque con tantos y tan divertidos estímulos, ¿quién quiere ir al teatro? ¡Cuidado!, que no estoy insinuando que el público en general sea inculto o poco sofisticado. Para nada. Desde mi punto de vista, todos consumimos lo que se nos ofrece, la faena es que si se nos ofrece basura, también nos la tragamos. En Zaragoza, no hay un gran público que consuma teatro. No saben que el teatro les gusta. Y si no lo saben es porque no se les ofrece alternativas a lo establecido. Ahora, a esta situación le vamos a añadir una trágica disminución de los contratos con los ayuntamientos. Los encierros y los toros son necesarios, pero el teatro se ve que es contingente. A mí de nuevo todo me parece perfecto, pero insisto, ya nos vale. Por supuesto, no nos olvidemos de la indecente subida del 21% de IVA en cultura. Así que los ayuntamientos cada vez contratan menos, y casi es un alivio, ya que a veces lo hacen y luego no pagan. ¡Perdón!, que sí que pagan, el «cuándo»… todavía no está claro. Y no te pongas tonto, porque no te contratan más y encima no ves «ni una». La compañía de turno se encuentra con montajes terminados que han costado su dinerito y ahora nadie les da salida. Solución: reducir gastos, menos actores, formatos más pequeños, nóminas más bajas... Pero un 21% es una tragedia, y si la cosa ya pintaba mal antes…ahora agoniza. En Zaragoza hay muy pocas compañías con opciones de trabajo aceptables y me consta que todos toditos todos lo estamos pasando mal.

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Elena JodrĂĄ

minerva arbuĂŠs castillo


cine y teatro En resumen, el trabajo escasea y se paga peor. Además el público no va al teatro, bien por falta de efectivo o por falta de motivación. Pero cambiemos el discurso que me estoy calentando. Hay alternativas. Nuevas opciones surgidas al amparo de la necesidad. Ahora no hay subvenciones pero el ingenio ha tomado las riendas. Hace unos años, un amigo actor (otro) y argentino me contaba no sin cierta melancolía, como era la situación teatral en Buenos Aires. El tipo me describía con entusiasmo una calle «como Paseo Independencia, digamos», pero en lugar de tiendas, había teatros. Salitas pequeñas en las que no cabían más de cincuenta personas. Salitas que en origen habían sido un local cochambroso y abandonado hasta que un pequeño montoncito de manos trabajadoras y entusiastas lo habían transformado en un espacio distinto. Este amigo me contaba (entonces yo no lo entendía muy bien) que el teatro puede ocurrir en cualquier espacio. Sólo se necesitaban actores con la necesidad de contar y público con la necesidad de escuchar y sentir. Pero sigamos imaginando: estábamos en una calle, como el Paseo Independencia, pero no había tiendas, había teatros, pequeños y humildes, mágicos. No importa el día de la semana, siempre se llenaban, siempre se llenan. Cuenta la leyenda que la gente va más al teatro que al cine. Hasta hace no mucho, estaba convencida de que Zaragoza era otro mundo. Que aquí el público no existía, que era perezoso y que no le gustaba el teatro. Que esto nada tenía que ver con Buenos Aires. Entonces llegó el fantasma de la crisis, con sus recortes, su subida de impuestos, su estrangulamiento, nuestra desesperación, asfixia, bloqueo. La res pública ya no se ocupa del bienestar social. El susto inicial es grande, pero está dando paso, no sin traumas, al ingenio abso-

luto, individual y colectivo. Si la cultura ya no es financiada desde arriba, será generada desde abajo. Y no es una utopía, está ocurriendo. Salitas de teatro pequeñas diseminadas por toda la ciudad. Aunque sigo siendo una señorita, ahora sí que voy a dar nombres. El Extintor, Espacio paracultural Gromeló, La Colmena, La Sala de Abajo, La Vieja Fábrica de Chocolate…y las que no conozco o están por venir. En esas salitas están actuando actores y actrices jóvenes y veteranos. La movida se está viniendo a llamar microteatro. Esto que parece una modernez muy cool, no es más que fruto de las circunstancias. Espacios pequeños para público reducido a un precio más asequible que en los teatros habituales. Sin apoyos, sin subvenciones, cultura generada desde abajo y ¡oh, sorpresa!, público generado desde abajo. Un público en definitiva, más sano, porque si le das opciones, elige, no se limita a tragar. Otro buen amigo mío siempre comenta con divertida chulería, que en nuestra querida ciudad hay un extenso público potencial, sólo que todavía no lo sabe…pero ya se está enterando. Parece ser que no hay nada mejor que tocar fondo para darse impulso. Aquí, en el fondo, sumergidos en una crisis oscura y pegajosa, nos encontramos con alternativas a lo viejo y también podemos ser testigos de comportamientos nuevos. En Zaragoza, ciudad en la que vivo desde hace quince años, hay un rico movimiento cultural, que avanza gracias a personas que aman su trabajo. No cuentan con el apoyo o la necesaria demanda de los departamentos de cultura de aquí o allá. Actores, músicos, bailarines, escultores…ellos y ellas siguen adelante por amor… al arte. «Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sir‑ van para algo, será para enseñar a la gente que hay acti‑ vidades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya». (Eugene Ionesco)

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creación literaria: narrativa

En nuestra literatura actual, la narrativa se impone, con frecuencia, como una transcripción, más o menos directa, más o menos patente, de nuestra realidad, compleja y multiforme pero, ante todo, reconocible y compartida. Los relatos que publicamos en esta edición de Ágora comparten esa vocación al mismo tiempo camaleónica y reveladora, de la narrativa de estos comienzos del milenio. Puede disfrutar, a continuación, el lector de Ágora, de un recuerdo de la vida rural de otro tiempo, aún no lejano, en el Prólogo hilado de Rafael Esteban, principio de narración oral que deja esperanzas de continuación. En una actualidad mucho más cercana pero también menos transparente vemos moverse al mendigo protagonista de El indigente ilustrado de Elifio Feliz de Vargas. Con su eco de película mítica y el malabarismo técnico de un narrador inesperado nos sorprende Juan Villalba con su Moon river y con un esbozo de novela policiaca de final rocambolesco el simpático Sin dejar huella de Isabel Sabariego. Al hilo, precisamente, de este último relato, donde la pasión amorosa desencadena el argumento, encontramos el denominador común del resto de los relatos: ese sentimiento angélico y devastador que da sentido al argumento de nuestras vidas. Crónicas de un amor complejo y desesperado en El rayo errante, de Alberto Peña; de un amor angustioso y aniquilador en Cuando todo estaba dicho, de Mario Hinojosa. En cualquier caso, descripciones detenidas del mundo más cercano que nos rodea pero también fogonazos inesperados de una realidad entrevista o imaginada en los cuatro microrrelatos de Infancias de Jesús Claver o en los tres relatos breves de Eva María Medina que, como ese Negro sobre blanco nos enfrentan a la inapelable necesidad de seguir conjugando, acaso conjurando, la palabra. Son, pues, múltiples las facetas que combinan los textos que vienen a continuación; y todavía hay que añadir a todo ello, la riqueza creativa de los jóvenes ganadores del concurso de Relatos contra la violencia de género, con esa narración de Paula Sierra, ¡Malditas espinacas!, donde un narrador de nueve años ilumina de una manera ingenua y casi enternecedora ese negro rincón de la realidad que siguen siendo los malos tratos, y la novedad editorial de un relato redactado y publicado por ver primera en nuestra revista en inglés, You and it de Frank Vito.


Mario Hinojosa En la yema de los dedos empecé a sentir el silencio resquebrajándose con el zumbido metálico de los cerrojos, el golpeo de las puertas era violento, las hojas de cristal gruñían ajustándose a la soledad del páramo de Nombrevilla. La extraña despedida, una familiaridad de años desconfiados, me había convertido en un animal doméstico, abandonado a la suerte de un hábitat hostil, desconocido, la libertad. Atravesé con inquietud las últimas rejas, los últimos adioses, el viejo profesor de informática y su «no vuelvas», las armas cargadas de los guardias civiles, sus ojos desbordados, firmas y nuevos caminos que me empujaban a abandonar el Centro Penitenciario de Daroca, y tú me esperabas en un coche destartalado a la salida. Empezaban a caer los primeros rayos de sol del verano, estábamos en junio y el calor se agarraba al cuerpo como una alimaña hambrienta, secaba el aliento. En casa me dijiste que las cosas cambian, que una persona de tu trabajo te gustaba en serio, que era emprendedor, atractivo, culto, todo lo que yo no representaba, y así cargándote de razones me fuiste volcando las patatas cocidas en el plato, y abriste una botella de vino de Borja para acompañarlas, de fondo un programa de televisión donde todos gritaban sin escucharse. Era de locos, tantos años intentando escapar al fanatismo y ahora quería resarcirme contigo, me habían llegado

noticias de que a tu cama llegaban otros chicos, aventuras esporádicas, pero esta vez algo había cambiado, me quemé el paladar con una patata y no pude reprimir una lágrima, me bebí de un trago el vino que llenaba el vaso. En una ocasión nos habíamos prometido fidelidad, paseábamos por el Retiro entre turistas, rozando nuestras manos entre el burbujeo de las carpas del estanque, la vegetación y su murmullo, los payasos, los músicos, todos ajenos a nosotros, cada cual a lo suyo, teníamos doce años, y ahora con sigilo sé que hemos tocado fondo, con dulzura me dices que me busque la vida, que ya soy parte de tu pasado. Salgo a la calle y sigue el calor, tú te alejas, pero no me rindo, te voy a seguir, nunca has sido nada sin mí. La Cuesta de Moyano me devuelve las ganas de acabar con esta farsa, la navaja me pesa en esta mochila de mendigo que llevo, y escarbas entre los libros como lo hiciste entre mis sábanas, desde niños, tan románticos como ingenuos, no lo has podido soportar, y en silencio han aparecido los reproches, los gestos duros, las cesiones familiares, en definitiva, los complejos adormecidos en el baúl del tiempo, te veo alejarte, entre libros, buscando la matriz salvadora de Atocha, y sé que es tarde para los dos, pero sé que te quiero, que no hay otra vida que no sea contigo. Me ato la zapatilla y avanzo hacia ti, decidido, se han acabado las oportunidades, despliego la hoja de la navaja y pienso en el atardecer de Nombrevilla y en mi cara se perfila una sonrisa. Me llamo Roberto Sánchez y juro que fue sin querer.

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Yoli Marzo Gascón

Me llamo Roberto Sánchez y juro que he cambiado.

creación literaria: narrativa

Cuando todo estaba dicho


elifio feliz de vargas

El indigente ilustrado Elifio Feliz de Vargas Respecto a lo que dijo mosén Blas, que apareció de la noche a la mañana, no cabía ninguna duda. El párroco cerró la puerta de la iglesia poco antes de las nueve de la noche y allí no había nadie, pero a la mañana siguiente, cuando fue a abrir el templo para la misa de ocho, lo encontró sentado en el rincón sobre un petate mugriento, envuelto en una manta, con los ojos clavados en un viejo libro y la mano abierta formando un cuenco a modo de primitivo limosnero. En cuanto a lo que dijo Teresa, la Beatona, que llegó sin comerlo ni beberlo, ya no estaba tan claro, porque si bien comer, lo que se dice comer como Dios manda, no se le vio hacerlo nunca, la bebida era otro cantar a la vista de los restos de cajas de vino que se acumulaban a su alrededor, del brillo de sus pupilas y del tufillo de su aliento. Cierto es que la primera vez que lo vio Teresa, la Beatona, el tipo estaba completamente sobrio. «Absolutamente correcto y ponderado», matizaría ella al repetir el episodio que le dio la fama, convirtiéndolo en un personaje singular dentro de la variopinta sucesión de indigentes que con regularidad visitaban la ciudad para situarse, por unos días, en la entrada de la iglesia como un elemento más del mobiliario urbano.

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«Son pobres de pega», decía don Roberto, que fue concejal por el tercio familiar en tiempos de la dictadura. «Gente contratada por el ayuntamiento para situarse en puntos estratégicos dando ambiente de capital europea. ¡Cómo va a haber pobres en una nación tan rica!», argumentaba durante su etapa municipal. Aunque más tarde, con la llegada de la democracia, la proliferación de mendigos le pareciese una consecuencia lógica de la mala gestión de los gobiernos, y el caso de aquel mendigo singular se convirtiera en paradigma de sus argumentos: «Personas de orden y con formación abocadas a la miseria por la inoperancia de nuestros políticos». A la Beatona, don Roberto siempre le pareció un cantamañanas de domingos de misa mayor y viernes de lupanar, pero en esta cuestión de pobreza y formación académica no tuvo más remedio que darle la razón cuan-

do el indigente interrumpió la lectura de un tratado de bioquímica para abordarla mientras pasaba la fregona sobre las gotas de sangre del suelo de la iglesia. El desaguisado era cosa de Mosén Blas que, ante la falta de feligreses en la celebración de los santos oficios de Viernes Santo, tuvo la ocurrencia de dar mayor realismo al relato de la Pasión y, con tal fin, invirtió todo lo recaudado en el cepillo de San Judas Tadeo durante los dos últimos años en dotar de animación al paso de la flagelación del Nazareno, que se guardaba en una de las capillas de la parroquia. Mientras el párroco leía el Evangelio, los brazos articulados de los soldados romanos azotaban el cuerpo del Cristo, rompiendo a cada latigazo las ampollas de vidrio que remataban las puntas de los cilicios y derramando su contenido de sangre de cordero, recogida el día anterior en el matadero municipal, mezclada con unas gotitas de limón como anticoagulante. El espectáculo, a pesar de su efectismo, no logró incrementar el número de feligreses pero sí complicar tremendamente las labores de limpieza de Teresa, la Beatona, encargada del mantenimiento del templo. Ni el agua caliente ni el cepillo de púas metálicas resultaban eficaces a la hora de eliminar los rastros de sangre licuada del suelo del templo, aunque sí para rayar y decolorar las baldosas de piedra natural. Fue en el momento en que la Beatona se disponía a preparar la mezcla de lejía y salfumán, la misma que en cierta ocasión casi la sacó de este valle de lágrimas mientras limpiaba el lavabo contiguo a la sacristía y a la cual se hizo adicta desde el momento en que al abrir los ojos confundió al cura que acudió a socorrerla con el mismísimo San Pedro recibiéndola a las puertas del cielo, experimentando en ese trance la sensación más placentera de su existencia a falta de orgasmos u otros placeres carnales. Desde ese día usaba con relativa frecuencia y manifiesta premeditación la mezcla tóxica, con la esperanza de que el éxtasis se repitiese, circunstancia que a punto estuvo de ocurrir cuando el indigente se acercó a ella y arrebatándole la fregona le dijo: «¿Qué haces, desdichada? La sangre es un compuesto proteico de difícil limpieza que se desna-


creación literaria: narrativa Yoli Marzo Gascón

turaliza con el agua caliente. Deberías usar un detergente alcalino con antioxidantes». Viéndolo así, a contraluz, enarbolando la fregona y profetizando con voz solemne, creyó tener frente a sí a Elías, a Isaías, o al propio Bautista, dada la estilizada silueta del mendigo ilustrado.

La buena estrella del pobre ilustrado brilló unas sema-

Teresa, la Beatona, escuchó sumisa las enseñanzas del maestro que, según le dijo, tenía la titulación de ingeniero químico y había trabajado como director de laboratorio en una importante firma multinacional de productos para droguería, hasta que los celos profesionales, la ambición de sus compañeros, una esposa desagradecida, la crisis económica y otras aciagas circunstancias vitales, lo arrastraron a la calle.

pertaba la generosidad de las personas. Doña Teresa sa-

La Beatona se encargó de difundir la buena nueva y la esquina en la que se colocaba el indigente se convirtió en lugar de peregrinación, donde los parroquianos se acercaban para recibir consejos de limpieza y compensarle de sus desdichas con generosas limosnas, que él administraba sabiamente comprando libros usados, tabaco de picadura, latas de sardinas y vino de tetrabrik. Incluso don Roberto, el exconcejal, se detuvo una mañana de domingo a la entrada de la iglesia para conocer al portento y tan admirado quedó de la docta locuacidad y de la miserable dignidad del personaje que se apresuró a darle la enhorabuena a mosén Blas por la calidad de los pobres de su parroquia: «Nada que ver con los subsaharianos sin papeles, las obesas gitanas de Rumanía, o los toxicómanos que abarrotan las entradas de otras iglesias», y felicitó igualmente al interesado regalándole una botella de Vega Sicilia. El mendigo aceptó de buen grado el presente e hizo aprecio según se esperaba de su naturaleza y condición, vaciando la botella de un trago y rematando el trabajo con un eructo vergonzante.

rragona, o catedrático de derecho civil en la Universidad

nas más, hasta la llegada de un nuevo desgraciado que entró en disputa por el preciado rincón en el umbral de la iglesia, del que todos los menesterosos de la ciudad hablaban como punto estratégico y privilegiado que deslió a la defensa de su ingeniero escoba en mano: «Ningún desgraciado va a quitarle el puesto a nuestro indigente ilustrado». «¿Ilustrado el hijo de la Bucanera?» —se carcajeó el agresor— «Ya les habrá contado que fue cirujano en el Primero de Octubre, magistrado en la Audiencia de Tade Navarra. Pero éste no es más que un trotamundos ignorante, igual que yo, que ha cambiado las chabolas de las Barranquillas por los soportales de las iglesias. Lo único que nos diferencia es la memoria que tiene el hijoputa, que se acuerda de todo lo que lee y luego lo aprovecha para inventarse milongas con las que ablandar el corazón de los incautos». Mosén Blas dijo que desapareció de la noche a la mañana, que cerró la puerta de la iglesia poco antes de las nueve de la noche y lo dejó allí, sentado sobre el petate mugriento, envuelto en una manta, con los ojos clavados en un viejo libro y la mano abierta formando un cuenco a modo de primitivo limosnero, pero a la mañana siguiente, cuando fue a abrir el templo para la misa de ocho, en su lugar había un hombre sucio, tosco y desdentado, rascándose los sobacos y hablando solo. Un pobre sin clase. Uno de tantos.

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isabel sabariego mediel

Sin dejar huella Isabel Sabariego Mediel

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La primera precaución de Eric fue aparcar al menos a cincuenta metros de distancia. La segunda y última fue comprobar que nadie podía verle atravesar la puerta de acceso a las seis viviendas unifamiliares distribuidas en diferentes alturas sobre la pequeña colina. Descendió las escaleras hasta llegar al nivel inferior. Permaneció inmóvil, escuchando justo lo que necesitaba, el silencio que evidenciaba que no había nadie dentro de la casa. Llamó al timbre para asegurarse. La ausencia de respuesta le permitió seguir con su plan. Observó a su derecha el muro de algo de más de dos metros de altura, buscando entre las piedras fisuras o salientes que facilitasen su escalada. Encaramarse a lo alto y saltar al interior resultó tan fácil como esperaba. Las ventanas de la cocina estaban cerradas y no era posible abrirlas desde el exterior. Recorrió la terraza, dejó a un lado la mesa redonda y las dos sillas bajo la amplia som-

brilla blanca, bordeó el cuarto de la colada y probó suerte con la puerta del comedor. Se resistió a sus intentos por forzar su apertura. Rodeó la fachada del salón, bajó los cuatro escalones que salvaban la diferencia de altura y caminó por el jardín hasta las grandes cristaleras. Consiguió abrirlas con facilidad y accedió al interior. Recorrió la habitación con la mirada: la televisión y el equipo de música, la chimenea, los libros desordenados sobre la estantería, la mesa de madera maciza frente a los cómodos sofás de piel, la cámara fotográfica sobre uno de los cojines. Cogió la Nikon y la guardó en el bolsillo de su chaqueta. Las voces y el sonido de las llaves borraron la sonrisa de su rostro. En dos zancadas salió a la terraza. Cerró la puerta acristalada y contuvo la respiración, pegado a la fachada. Los ruidos desaparecieron en el interior, escaleras arriba. Eric avanzó junto a la pared, bordeando la casa hasta


creación literaria: narrativa Rosaluz Méndiz

llegar al muro junto a la cocina. Los nervios y la prisa se aliaron en su contra y sus pies resbalaban una y otra vez. No fue capaz de escalarlo. Volvió a escuchar sonidos, esta vez muy cerca. Alguien trajinaba en la cocina. Debía buscar otra salida. Bordeó la casa, rozando la pared y agachado para evitar ser visto a través de las ventanas. Se detuvo en el vértice del salón, respiró hondo y cruzó el jardín a la carrera. Salvó con facilidad la frágil barrera de la valla metálica. Corrió por el descampado sin mirar atrás hasta que la distancia recorrida le permitió sentirse seguro. No recuperó el aliento hasta que estuvo sentado delante del volante de su coche. Hizo una llamada desde su móvil. La voz femenina al otro lado sonaba nerviosa y acelerada: —¿La tienes? —Sí, tranquila. Ya no hay el menor rastro.

—Bien. Mañana hablamos. Ya estoy en casa. Eric sacó la Nikon de su funda y la encendió para mirar las fotografías, las escenas eróticas tomadas con el disparador automático en su último encuentro con su amante. No encontró ninguna de esas imágenes. Solo algunas habitaciones de varios pisos. El cerebro de Eric apenas necesitó unos segundos para comprender, al mismo tiempo que su amante recibía idéntica información en el salón de la casa en la que acababa de colarse. El marido de Ana, agente inmobiliario de profesión, sostenía en la mano una cámara en cuya pantalla podía verse a ella misma en una inequívoca actitud amorosa junto a Eric. El asalto al hogar familiar para eliminar la prueba de su encuentro habría sido un éxito de no ser porque Ana y su marido tenían el mismo modelo de cámara, una buena compra aprovechando la oferta en época de rebajas.

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eva maría medina moreno

Blanco sobre negro Eva María Medina Moreno Tenía todo preparado. Los folios, a la izquierda. Bolígrafos, dos de cada color —rojo, azul y negro—, a mi derecha. El ordenador, en el centro. La silla, muy cerca de la mesa, con el cojín para los riñones, dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos. Así me imaginaba la mesa de un escritor, aunque todo revuelto. Caótico. Mezclé los bolígrafos con las hojas. Se cayeron folios y bolígrafos. Les di una patada. Escritor maldito, me dije con sonrisa diabólica. Encendí un cigarrillo, que saqué de uno de los paquetes de Marlboro que había comprado esa mañana. Imaginé que me entrevistaban, para El País o El Mundo, y puse posturas de gran intelectual; ahora con la mano izquierda, en la frente, apretando las sienes, ahora con el cigarrillo en la boca intentando decir algo ingenioso tras la tos. Tiré la ceniza, que cayó dentro y fuera del cenicero. Cogí el vaso de whisky. Lo moví, circularmente; necesitaba oír el clic, clic de los hielos. Me lo llevé a la nariz y bebí. No me gustó el sabor, tampoco el del tabaco, pero daba un toque especial, de artista. Dejé que el cigarrillo se consumiese, que los hielos se deshicieran y me acerqué el portátil. Los dedos en el aire, como pianista al comienzo de un concierto. Estaba en tensión, demasiada tensión para una buena escritura. Le di dos sorbos al whisky. El nombre del personaje. Ricardo. Me gustaba, tenía fuerza. Ricardo Corazón de León. Ricardo III. Di a la «r»; una, dos, tres veces. Mantuve el dedo presionado. Las erres fueron uniéndose hasta llenar la pantalla. Las borré. Pensé en lo difícil que era escribir. Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba; parecía

que las palabras, las ideas, huyesen, como esas erres que ya había borrado. Antes de retirar el ordenador y probar con el papel, di a la «r» y la guardé como documento. Me hizo gracia mi hazaña, que celebré con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky. Cogí folios y el bolígrafo negro. «Espalda recta, ojos al frente», me dije acordándome de la mili, «al objetivo». El objetivo era escribir algo, lo que fuese, aunque estuviera mal escrito. Sentir que a un sujeto sigue un verbo, que los complementos se van arrimando a la frase, que a una frase sigue otra, que hay armonía entre ellas, que van casi de la mano. Encendí un cigarrillo y contemplé el humo. Cuántas veces había soñado desaparecer de una manera tan elegante. Adquirir esa materia volátil. Cómo empezar. Ricardo, a sus treintaicinco años. Horrible. Ricardo, hombre sincero y robusto. Hombre sincero y robusto. ¡Dios! Las taché. Los críticos lo reprobarían. Mientras pensaba en el argumento, dibujé erres; mayúsculas, minúsculas, alargadas. Cuando me cansé, arrugué la hoja y la tiré a la papelera. Hice una buena canasta. Apagué cigarrillo y portátil, y fui al baño. Mientras me subía los pantalones, me vi en el espejo. Tenía más ojeras. Lo blanco de los ojos con venas rojas. Me dolía la garganta. Saqué la lengua; amarillenta. No quise seguir indagando. Fui al salón. Me dejé caer en el sofá. Puse los pies sobre la mesa, pensando que mañana, mañana empezaría la novela.

La náusea Eva María Medina Moreno 118

Cuando desperté ya había oscurecido. Me quedé frente al espejo del baño. Examiné mis ojos, bajando, con la presión del índice, el párpado inferior y, después, subiendo el superior; primero el izquierdo, luego, el derecho. No vi nada para alarmarme. El blanco del ojo, normal, no tendía al amarillo, y las venas, ninguna más roja que otra. Me tranquilizaba hacer esto, como si a través de los ojos hiciera una especie de escáner y comprobase que todos mis órganos funcionaban bien.

Preparé una cafetera. Mientras se hacía, pasé a la habitación de mis padres. Hacía tiempo que no entraba. Todo seguía igual; solo el polvo se había asentado formando una capa fina, homogénea, casi transparente. Pensé en esas motas uniéndose hasta formar esa alfombra, tejida de bichos microscópicos. Miré las fotos. Mis padres parecían pedirme que les sacara de allí. Sentí escalofríos. El silbido de la cafetera me alarmó. Al salir, cerré la puerta.


creación literaria: narrativa Carlos Velázquez

Con la taza de café en la mano, me acerqué a la ventana del salón. Retiré la cortina amarillenta y miré tras el cristal. El gris de las nubes se fundía con esa capa grisácea del humo de fábricas y coches. En el alféizar seguían mis plantas, algo más secas. Las observé. El verde oscuro de hojas alargadas, con forma de lanza. Un verde más claro con franjas amarillas en hojas dentadas. Espinas pequeñas, muy finas, casi transparentes, de cactus carnosos. Agujas más gruesas. Sentí un vacío pesado y una opresión de pecho extraña, como si hubiesen cosido mis pulmones convirtiéndolos en uno y, a través de ese pulmón encogido, no podía respirar, no sabía cómo hacerlo. Abrí la ventana, asomándome. Me ahogaba. Parecía que mis pulmones se pegaban a la tráquea, replegándose. Me quedé quieta, intentando no pensar, se me pasaría.

Me senté. Los olores a fritos, que subían por la ventana, dejaron de oler. El olor a antiguo de la casa se transformó en un olor insípido que desazonaba. Y los perros ladraban tanto… Cuando miré el televisor, el negro de la pantalla me deslumbró. Tenía un brillo crudo, afilado, casi insoportable. Toqué los brazos del sillón, rodeándolos con mis dedos, aferrándome al material; esa superficie pinchaba, como los pelos fuertes y duros de un jabalí disecado. Solté las manos. Las pastillas. ¿Efectos secundarios? No miraría prospectos. Se me pasaría, seguro que se me pasaría.

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juan villalba sebastián

Moon River Juan Villalba Sebastián Para Julia Duce, lectora y amiga. Río de luna… viejo creador de sueños. Adondequiera que vayas te seguiré Cuando descubrí sus ojos verdeazulados de pizpireta adolescente observándome a través de los cristales del escaparate, supe que nuestros destinos terminarían escribiendo una trágica historia de amor en el futuro; fue un flechazo a primera vista. Todos los días pasaba por delante del establecimiento y me miraba con el deseo creciente —placentero en la espera— de quien sabe que no es llegado el momento. Pronto, las coletitas color vainilla dieron paso a una larga melena de un rubio oxigenado, y la mochila escolar se convirtió en un pequeño bolso rojo, que hacía girar como las aspas de un molino, mientras masticaba el chicle de su vida a toda velocidad y esperaba en la esquina de la calle a su príncipe azul. Sin darnos cuenta, su aspecto saludable de limón fresco se transformó en una elegante y extremada delgadez. Cuando se paraba a mirarme y bajaba hasta la punta de su respingona nariz las gafas de sol, podía observar unas tremendas ojeras enmarcando sus ojos transparentes como agua de lluvia, realzando, más si cabe, la luminosidad calida y viva de su mirada. Un buen día, se presentó vestida como una estrella de cine clásico, con su pelo y su arrogancia de gata salvaje

recogidos en un leve y estilizado cansancio de tristeza contenida. Tarareaba una canción —tal vez «Moon River»— , sacó de su bolso una polvera y guiándose con su espejito, se repasó los labios, se coloreó las mejillas, se marcó los bordes de los ojos y se sombreó de azul los párpados. Finalmente, le dio una leve patadita a un gatito que la acompañaba y se dispuso a entrar en la tienda. Todo sucedió con gran rapidez. Empuñando una pequeña pistola, apuntó al dependiente y lo conminó a liberarme de mi prisión de cristal. Nuestras miradas se cruzaron por un instante y pude disfrutar de su trágica belleza terminal. Precipitadamente salió huyendo a la calle. Entre sus manos anhelantes me sentí más ligero, como si el cálido viento de verano, que agitaba el toldo de la joyería, hubiera soplado dentro de mí, sentí su pulso en mi cuerpo y un tibio placer de gozo me inundó antes de salir volando por los aires y diseminarme en mil cuentas al estrellarme contra el asfalto cuando un taxi a toda velocidad la arrolló al cruzar la avenida. En su cara de ángel vi el último fotograma de toda una vida de cine que nunca fue. Ella y yo, su fiel amigo, su río de luna, buscábamos lo mismo, el final del arco iris.

Yoli Marzo Gascón

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Alberto Peña Córdova EL ANTICUARIO

SALOMÉ

«En un rincón olvidado guardo los sueños, las horas, los colores, los amores y una pequeña parte del infierno».

«He llegado a la orilla y pisado la playa, me olvido de que existe el mar y me zambullo en aguas profundas para que respires por mí».

Tan solo nueve meses hacía que Simón se había instalado en el barrio antiguo de la ciudad. Ocupaba un piso que usaba de estudio y vivienda, con un gran ventanal que iluminaba toda la estancia. El local de abajo lo había habilitado como tienda de antigüedades. Acababa de cumplir cincuenta y un años. El pelo desaliñado le cubría las orejas y la nuca, un amplio bigote colonial le daba un porte aristocrático. Solía vestir con chaleco, camisa blanca y alpargatas. Además de anticuario, era un excelente dibujante y pintor, se rumoreaba que había hecho fortuna falsificando cuadros de pintores costumbristas del XIX. La tienda de antigüedades, por superstición, solo la abría los días impares. Una tarde de color ocre–ceniza y con un calor sofocante, cuando estaba a punto de cerrar, una chica se refugió de una repentina tormenta en su portal. Las gotas de lluvia resplandecían en su cara como diamantes, remarcando sus preciosos ojos, deteniéndose en la comisura del carmín de sus labios. Su blusa, ligeramente mojada, se pegaba a su cuerpo dibujando la silueta de Venus. Tan pronto como cesó la lluvia se marchó. Simón ya no pudo desprenderse de esa imagen, incluso dudó si fuera real y no producto de su imaginación. Toda la tarde del día siguiente esperó sentado junto al ventanal, hasta que la vio pasar. Iba acompañada de un chico de complexión fuerte y andares toscos. Los siguió hasta que desaparecieron tras la puerta de un cabaret. Tras pensárselo varias veces, entró. Era un lugar sórdido, con una decoración anticuada; un montón de mesas desalineadas rodeaban un pequeño escenario de moqueta azul, amarillenta por el humo, la humedad y los años. Varios hombres de mediana y avanzada edad parloteaban mientras apuraban sus copas y cigarros esperando que la función empezara. Simón se sentó entre ellos para pasar inadvertido y pidió una cerveza. Al rato, se apagaron las luces y se hizo el silencio. El humo del tabaco y la oscuridad difuminaban una figura sobre el escenario. Una música sonó a la vez que una luz tenue la iluminaba. La chica empezó a bailar la danza de los siete velos. Sus caderas se retorcían, sus piernas volaban y todo su cuerpo se contorneaba en una fusión entre la tierra y cielo.

creación literaria: narrativa

El rayo errante

Empezaban a caer las primeras gotas, alguna mojaba ya su cara. Su padre cogió a la pequeña Salomé en brazos y la cubrió con su gabardina. Al rato, llegaron al vestíbulo de un edificio modernista. Una señora de pelo corto, gafas de pasta y gesto adusto los esperaba. Dejó a la niña en el suelo y le dio un sentido abrazo y un beso en la mejilla. No hubo palabras. Vio cómo su padre se alejaba y disminuía de tamaño mientras una nebulosa en sus ojos desdibujaba su figura. La señora le quitó el abrigo azul con botones dorados en forma de corazón y secó su cara con un pañuelo de tela. Le dijo que este era su nuevo hogar, que se lo iba a pasar muy bien. Allí había muchas niñas e iba a hacer muchas amigas. Pero no fue así, el único amigo de verdad que hizo fue Rafael, un niño cinco años mayor que ella al que por miedo o ignorancia le ofreció una sonrisa que él interpretó como un signo de cariño. El día en que Salomé cumplió dieciocho años la estaba esperando a la puerta del orfanato y se fueron a vivir juntos a una buhardilla del arrabal. Salomé era una persona extrovertida, le gustaba bailar y cantar. Los martes y jueves acudía a clases de teatro y danza. El resto de las tardes trabajaba en un vetusto local de variedades. Soñaba con ser descubierta por algún productor y actuar en los mejores teatros, repletos de un público que aplaudiera sus coreografías e interpretaciones. Una noche se fijó en un cliente nuevo que no la miraba con lascivia, que parecía valorar más su arte que su cuerpo. Eso hizo que se sintiera diferente, que sus pies no soportaran ningún peso, que ella fuera la música. Al acabar la función, entre bambalinas, vio cómo el espectador se iba. Noche tras noche lo buscó con la mirada pero ya no apareció. Una tarde azul y nácar, cuando se dirigía, sin prisas, al trabajo le llamaron la atención unos dibujos que había en el escaparate de una tienda de antigüedades. Pensó que podían quedar bien en casa y entró a preguntar el precio. Sentado en una silla, creyó reconocer al espectador que fue a verla hace unos meses. Le preguntó por la lámina y el anticuario le dijo que era una litografía de Fragonard retocada con acuarela. Con voz pausada le explicó

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Pilar Longรกs

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creación literaria: narrativa la temática de la pintura galante y el proceso de grabado en piedra. Le pidió que lo aceptara como un regalo por la soberbia actuación que había tenido el privilegio de presenciar. Desde entonces, cuando iba sola, Salomé se acostumbró a visitar a Simón antes de ir al trabajo. Él se convirtió en su tutor y maestro, le hablaba de arte, de fotografía, de literatura, de poesía. Le mostraba los cuadros de su estudio e incluso le enseñó los principios básicos del dibujo. Le habló de cuando recorrió media Europa con el circo Raluy, del sol del sur, de cuando fue restaurador en el Museo del Prado, del mar de Lanzarote y de su actual retiro en la tienda. Ella escuchaba como si quisiera vivir una vida que no había tenido; poco a poco se fue enamorando. Una tarde lluviosa le confesó su amor y que no le importaba la diferencia de edad. Simón se sintió confuso, le dijo que no podía ser, que tenía programado un viaje inminente. Ella nunca se había enamorado de esa manera, ni había sentido algo así por nadie. Se sintió humillada y lloró con lágrimas sinceras. Simón le dio una llave del piso y le dijo que por la noche fuera y abriera un sobre que había encima de la mesa, junto al ventanal, y entonces lo entendería todo. Esa noche Salomé no fue a trabajar. Subió al piso, abrió la puerta con la llave que le había dado y con impaciencia rasgó el sobre. Dentro había una nota de perdón y una fotografía, la de una niña de tres años con un abrigo con botones en forma de corazón. El mundo se le vino encima. Apagó la luz y se sentó en la silla frente al ventanal para que la noche no la viera llorar. RAFAEL «Espero que el destello de tus ojos me alumbre el camino que me lleve de vuelta hasta tu corazón». Su madre le dio un consejo antes de dejarlo en el orfanato. «Sé que ahí vas a estar mejor que conmigo; yo no te puedo ofrecer nada, ni presente, ni futuro alguno. Ya que Dios te dio más físico que cabeza, intenta vivir con lo que te dicte el corazón». Rafael era de complexión fuerte y andares toscos. Tartamudeaba levemente cada

vez que empezaba una frase. Cuando salió del orfanato quiso ser boxeador, pero era lento de movimientos. Trabajó de peón de mudanzas, de ayudante de cerrajero y, por último, de portero en un club de variedades. A pesar de su aspecto rudo, era servicial y de trato agradable. Al contrario que los demás niños, que solían rehuirle, Salomé le brindó una sonrisa que ya nunca olvidó. Desde entonces se convirtió en su inseparable compañero, en su protector. Un celador que la acosaba cayó rodando por las escaleras cuando alguien que estaba escondido detrás de la puerta le partió una silla en la espalda, sin que se supiera nunca quién había sido. Ella agradecía todo lo que hacía y lo trataba como a un hermano. Cuando cumplió la mayoría de edad y tuvo que abandonarla prometió que la estaría esperando. Nada me hará cambiar de opinión. Durante toda la tarde, Rafael se estuvo repitiendo una y otra vez estas palabras. Cuando las sombras de la noche hicieron su aparición se dirigió a su destino. Se sorprendió de que el corazón pareciera ralentizarse, ningún sentimiento le invadía, su determinación era total. Por el camino, las calles se hacían cada vez más estrechas y laberínticas. Los olores eran cambiantes, desde el olor a salitre, a aceite requemado, a excremento de perro (varias veces se paró para mirarse la suela de los zapatos), a humedad y a zotal que, por fin, pareció purificar el aire. Miró al ventanal del piso superior de la tienda de antigüedades e intuyó una silueta. La misma que había visto las noches anteriores, la que le estaba quitando lo que más quería. La que le había partido el corazón. Subió las escaleras y se paró en el rellano. Sacó una ganzúa pero vio que la puerta estaba abierta, entró con sigilo y junto al ventanal, recostada en una silla, dibujó la forma del anticuario. Se acercó y le descerrajó dos tiros en la cabeza. En el primer destello la habitación se iluminó y pudo ver su cara. El segundo fue un acto reflejo y su sombra se pronunció más allá del ventanal hasta que supo que él había oscurecido la noche.

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jesús claver giménez

Infancias Jesús Claver Giménez ROJO Y NEGRO —No, claro que no queremos —dijeron todos a coro con sus vocecitas entrecortadas. Estaban atenazados por el pánico en un rincón del gimnasio repitiendo mecánicamente las consignas de la profesora cuando una ráfaga de metralleta salpicó las paredes de sangre. Abrió los ojos y una nube negra se apoderó de su mente. —No, claro que no queremos —sigue repitiendo sin cesar desde hace más de veinte años mientras da vueltas alrededor del patio con la mirada perdida en ninguna parte. UN MAL SUEÑO Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel pero acaba de llegar papá con unos ojos visiblemente enrojecidos y dando traspiés. Mamá hace un gesto para que se calle y le señala el rincón dónde está mi hermanito. Yo estoy estudiando encima de la cama y sonrío cuando veo a papá porque, la verdad, está muy gracioso, colorado, colorado como un pepón. Lo peor de todo es que dentro de poco pedirá la comida y mamá le dirá que no hay nada para comer que a las ocho cenaremos y papá se pondrá furioso y al final lloraremos todos y él se despertará. CUARTO MENGUANTE Hoy mamá va a probar con la pistola. Así lo prometió en la noche de luna llena y en la noche de luna nueva cuando, mirando al cielo y gritando, juró que nunca más le quitarían un hijo. Beatriz Sumelzo

Los guerrilleros del norte se mueven en las tinieblas con el sigilo y la precisión de las panteras. Tengo miedo porque mamá todavía no ha vuelto del campo y, alrededor de la cabaña, hay ojos que acechan y se oyen leves chasquidos de hojas. ADICCIONES —No, claro que no queremos, papá —asintieron los gemelos

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sin dejar de teclear en los portátiles. Salió hacia el trabajo más tranquilo, aunque no las tenía todas consigo. A media tarde les llamó, pero los teléfonos móviles de ambos estaban funcionando. «Maldito Internet», pensó. A la noche, cuando ya estaba cerca de casa, recibió un mensaje: «Nos hemos marchado con mamá porque se ha terminado el chocolate. Para la semana que viene compra donuts, por fa.»


creación literaria: narrativa

Prólogo Hilado. (Reposo allá riba) Rafael Esteban Silvestre Siempre estuve orgulloso de que parte de mi infancia hubiera transcurrido allá arriba, allá riba, dicho a la manera de allí. Pasé una temporada en la sierra, cuando fui huésped, inconsciente y agradecido, de la prima de mi abuela, la Tata que se apoderó de mi cariño. Al llegar allá riba no sospechaba yo que un día iba a desear haber nacido entre aquellos riscos: así podría mostrar ahora una hoja de servicios que excusara mi forma de ser en la madurez ansiada, esa etapa de la existencia a la que todos deseamos llegar en nuestros primeros años y que hemos dado en llamar así solo supuestamente, pues lo de comportarse como un adulto está siempre por ver, pues cada vez encuentro menos personas que con la edad estén realmente en sazón, y dudo que sea culpa de ellos, que la vida no es fácil para nadie. Comíamos poco, por lo visto. O mejor, por lo contado o por lo leído. Era aquel entonces un cúmulo de aspiraciones permanentes, fuera invierno o verano, que ningún crío se cuestionaba, y las comidas, aunque seguramente colmaran el vacío que la leche en polvo de la escuela trataba de compensar, carecían de lo necesario para el desarrollo de quien crece, también por dentro. Fuera por la razón que fuera, una mañana que se presentaba prometedora, empecé a amarillear. Me temblaban las piernas, el blanco de los ojos dejó de ser blanco, y la orina que hasta entonces había descrito un arco perfecto que humillaba a mis comiccionantes se tiñó de gamas de

color inéditas. Aunque el recato que nos rodeaba evitaba nombrar las vergüenzas, se lo dije a mi madre, que ya llevaba días diciéndome que yo algo ocultaba, y que la mala color era síntoma de desarreglos del cuerpo, quién sabía si también del alma. El médico, cuya intuición llegaba donde la ciencia no alcanzaba, fue tajante. Y ahí me vi, en medio de las discusiones de mi abuela con mi madre. De siempre se había dicho en aquellos valles que cualquier dolencia extraña tenía que ver con el más allá, había que buscar remedio en las cosas de siempre, con lo que se pretendía descartar atención médica. Mi madre se subía por las paredes, y a lo más que se comprometió fue a aceptar que pasara un tiempo allá riba. Por descartar males mayores, decía. Pasé una temporada en la cama, y como parece que el número de horas que hemos de dormir a lo largo de nuestra vida viene determinado por nuestra propia naturaleza, y la mía parece condenada a la vigilia permanente, creo que acumulé demasiadas horas de sueño en poco tiempo, y ahí arraigó el germen de este insomnio que me hace sentir vigía. En mi estado de alerta continuo observo la plaza desde el balcón estrecho de mi habitación, que desde hace años no me atrevo a llamar dormitorio por evitar la prepotencia que se atreve a poner nombre a las cosas en un quiero y no puedo. Paso las noches observando la plaza, costumbre que siempre he temido que me haya de complicar un día

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Yoli Marzo Gasc贸n


Entró con motivo de mi debilidad el jamón en casa. Nada que ver con el garrón seco que daba sabor al caldo de tantos días. La fresquera del final del pasillo empezó a albergar carnes que, una vez en la cocina, invadían la intimidad vecinal de un patio de luces poco habituado al poderío de la magra o de pescados que no fueran las sardinas de cuba o el bacalao, con el consiguiente rumor que callaba en cuanto algún miembro de mi familia aparecía por ahí. «Estos han debido de heredar. No hay otra explicación. Compran jamón y huele a guiso de caldo royo». La abuela, que entonces aún nos visitaba (la fractura de su cadera no la había descabalgado de las ocupaciones que se imponía), se encaramaba tres o cuatro veces al día al cuarto piso, una buhardilla heladora en invierno que sin embargo en verano nuestro vecino el profesor de latín del piso de abajo hubiera deseado realquilar a Vulcano para que instalase la fragua que le había dado fama. A Vulcano, no al profesor. Conforme pasan los años (un día, si no me lío con estas notas, saldrá el motivo), me acuerdo más y más de mi abuela, una mujer muy adelantada a su tiempo, pese a su apariencia anclada en siglos oscuros, que descendió de la montaña al llano porque se empeñó en casarse con un carabinero que, mientras estuvo destinado allá riba no dejó en paz a los contrabandistas, gente pobre que trajinaba con lo que le venía a mano. Mi abuela hizo como Moisés en el relato de la Biblia, cuando descendió del monte dando traspiés por lo que había visto en el Sinaí. Se trajo las tablas de su ley, con sus recuerdos, sus historias y las prescripciones de su raza, la raza de las mujeres que pasaban la mayor parte del año alejadas de

maridos, padres y hermanos dados a ocupaciones que la necesidad requería. Eran segadores, trashumantes, leñadores, navegantes, cazadores, buhoneros con frecuencia traperos que recorrían la península recogiendo prendas de hilo y que la fábrica de papel continuo aceptaría a cambio de una comisión exigua para seguir elaborando papel moneda en aquellos batanes descomunales que la pericia de algún ingeniero francés (o catalán, o las dos cosas a la vez, la discusión era eterna) aparejó mediante el conjuro de estos mismos varones que la montaña entonces tan lejana expulsaba cada temporada con el fin de asegurar su propia supervivencia.

creación literaria: narrativa

la vida; tiene sus secretos esto de permanecer despierto cuando la ciudad duerme. Pero déjame volver a aquel entonces, que siempre me distraes con tus preguntas. También con las que no me haces.

Débil, tembloroso, con una fiebre que manifestaba picos que mi abuela adivinaba con sólo oírme musitar un par de palabras, mareado por el tufo del carbón que alimentaba el motor de aquel autobús desvencijado en el que se debió de estrenar Cabrera en sus primeras correrías, llegué donde mi tía abuela me iba a alojar, sanar y de paso, vigilar el olor de unos orines, que tenían que ir alcanzando densidad y color menos ominoso, uno de los vocablos con los que nos sorprendía cuando algo no le agradaba y que me encuentro de vez en cuando en las lecturas que me exige el insomnio como rescate para permitirme seguir vivo, y que no puedo dejar de asociar a un rostro como el suyo, del que no dejaban de salir imprecaciones por el error que había cometido su prima (mi abuela), que huyó con un carabinero, un delito no menor próximo a la traición del oficio de sus mayores que por lo menos había permitido a los hombres dormir en lecho propio y cumplir los deberes impuestos por el santo matrimonio. Pese a todo, he de confesar que debo a aquellos males y posterior estancia allá riba lo que soy. Para bien y para mal, creo. De esto hablaremos pronto, si tengo ocasión, aunque ya te encargarás tú de preguntarme. 127


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Katia Beltrรกn


Frank Vito «Damn it.» The mirror slipped from his sweat covered palm shattering upon a pile of things found lacking, left on the tree lawn. The sharp, shattering tone pierced his ears then was overtaken by the roar of a passing car. It shimmered in the sun. His head, hung from the heat, jerked awry, the reflecting sun bouncing off the scattered shards of broken mirror, caught Michael DuLarge in the eyes. He winced, dropped the rest of his load onto the pile and returned upstairs for another. He had gotten the call just after seven a.m. Pleasantries were exchanged and he hungrily agreed to help her move as there had been no work for weeks in the city. She would be there shortly. «Carry the glass, I’ll take the wood.» Amelia Miller snickered pointing to the long, bamboo coffee table in front of her couch. Michael smirked then lifted the glass pane from inside the table. They stared down at the gunk that had gathered in the gap between the glass and the wood, eyes meeting on the way up. «This is dirty.» Amelia smiled, lifting the wooden table frame. «We’re dirty.» She laughed, following Michael out the front door. They descended the creaking, old, wooden stairs. Michael felt the glass pane pinch the webbing between the forefinger and thumb of his left hand. His empty stomach rumbled. «Was that the house?» Amelia joked. «No, that one was my stomach.» Michael confessed. «I thought so, ha ha.» They arrived at Amelia’s locked Honda. He laid the glass pane against the bumper and onto the ground. «I’m gonna grab my keys.» Amelia laughed after dropping the table frame, and checking her pockets. She was at least ditzy, bordering on delirious from the all—day heat, her frizzy hair telling most of the tale. Michael nodded, leaning against the side of the locked car. The pinch in his webbing had not gone away. «Am I cut or something?» Michael looked to his hand, a sewing needle. He removed it from his hand and threw it down, cursing it as the elongated bounce of the needle upon the asphalt road repeated. It shimmered in the sun. Amelia had merely reached the concrete stoop of her house when she spun around, «Want to just put that in the back of Dustino’s car?» «Sure.» Michael agreed. The Honda had a near full load anyway. She opened the car door and went back to the table frame. Michael wiped the sweat from his brow with his t—shirt, sighed and picked up the glass. A story his grandfather had told him

about a gypsy and a needle began to pierce its way into consciousness. «She was trying to overcharge me, Michael! We had a deal, for the price, of the stitching, on the pants. But when I came back to the gypsy’s tent, she wanted more. I told her, I wasn’t gonna pay, so she started sewing some other clothes. The needle pricked her finger and she died.» «Why, Grandpa, What was it?» A young Michael hastily asked. «I don’t know. Nobody knows. It ran up her veins, to her brain, and… It’s just something that comes for you and—» The old man snapped his fingers and smiled. «So, don’t try and cheat nobody, Michael.» «Yes, Grandpa.» The old man leaned forward and whispered, still smiling. «Because one day, you will.» The glass slid easily into the back of Dustino’s car, the old man’s befuddling, belly laugh rattling in Michael’s baking cranium. Michael re—wiped his brow with his t—shirt, soaked from sweat. His stomach groaned. «Okay, now, I’m gonna get my keys! And we’ll get some lunch after we unpack over there.» Amelia laughed again. Over there, was five houses down the street on the same side, the left. «Okay.» Michael lowered his head and began his short, sun slowed walk to the house Amelia was moving into. His stomach growled loudly. The reflecting sun from the broken shards stung again Michael’s eyes as he passed the cast away pile. The revisiting sound of the shattering mirror interrupted the old man’s laughter. He cursed it, then himself, muttering to the hot concrete of the cracked, cracking sidewalk. «You? You did this to me!» Michael squinted upward quickly. The needle in the haystack had found its way onto the camel’s back. «You could have struck me down with it! You had the chance, the bacteria. You took the gypsy. You cannot take me?» Michael kept muttering to the sidewalk, walking. «What kind of fool am I that a mirror and a needle are trying to kill me?» He, then his belly, ached. Michael shook his head, instantaneously lost in laconic lament. His left leg seized and he stumbled, stopped. He pounded his leg twice attempting to loosen the muscle, grumbling, «heat cramps» between punches. His squinting eyes leveled: A wide, red berried bush, taller than he, stood before a driveway, he blinked, nothing, a bumper. A blur of jet black automobile barreled backward into the street, Michael glimpsed the back of the driver’s skull, a blast of displaced air blew by him, the blur continued. It shimmered in the sun.

creación literaria: narrativa

You, It, Something and

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III Concurso de microrrelatos contra la violencia de género

III Concurso de microrrelatos contra la violencia de género Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros

1º Premio: ¡MALDITAS ESPINACAS! Autora: Paula Sierra Sanz 1º Bachillerato del IES Cinco Villas Hoy la señorita nos ha mandado escribir una redacción sobre nuestra madre. Me llamo Álex y tengo nueve años. Mis compañeros han puesto que su madre es cariñosa, pero no sé si ponerlo. Es cariñosa conmigo pero con papá no. No recuerdo si alguna vez los he visto abrazarse como los otros padres, entonces no sé si debería ponerlo. También han puesto que su madre es guapa. No estoy muy seguro si ponerlo también. Antes lo era, tenía los ojos grandes, pero ahora los tiene llorosos. Tenía las mejillas sonrosadas que la hacían parecer buena. Ahora

las sigue teniendo rosadas, pero no es la misma rojez. Si algo es mi madre, es fuerte. Cuando papá la castiga, según él porque se ha portado mal con él, ella aguanta el castigo y los golpes como una superheroína. No sé qué hace mamá para que papá se enfade tanto. Le plancha la ropa, limpia la casa y hace la comida. A mí las espinacas no me gustan. Quizá ese sea el problema, que a papá no le gusten las espinacas y por eso le castiga, aunque creo que no es para tanto. ¡Ella debería castigarle a él por no comérselas!.

2º Premio: LA SONRISA DE MARÍA Autora: Jesús Ciudad Gil 3º ESO del colegio Nuestra Señora de la Merced Las saetas del reloj marcan las tres menos cinco de la tarde. Un diminuto rayo de sol se asoma por la ventana y escapa poco después tras observar la frialdad de esta casa. Aquí estamos yo y mis temblorosas manos, intentando pegar los pedazos de la foto que mi padre se había encargado de romper. En mi cabeza siguen retumbando los golpes que acaba de recibir la mujer que me dio la vida, y en mi pecho se mezcla una sensación de dolor y miedo.

De repente se abre la puerta de mi habitación y entre tanto pánico aparece ella, con dos maletas y mucho valor. “Nos vamos, María”, me dice mi mamá. Hoy cumplo once años, y este es el mejor regalo que me han hecho nunca. Mi madre y yo nos vamos de casa. Me llevo en la maleta una pizca de esperanza que no tardará en crecer. Y en el que hasta hace poco era mi hogar, dejo los golpes con los que ese hombre al que ya no reconozco nos ha intentado borrar la sonrisa. Una sonrisa que a partir de ahora brillará para siempre.

3º Premio: NUEVOS JARABES DE MUJER Autora: Sofía Remón Gil 4º ESO del IES Reyes Católicos

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Hola, Osito. ¿Qué tal?. ¿Te has portado bien mientras

por el cuello, debe ser porque tiene problemas en la piel.

estaba en el cole? Así me gusta, eres muy bueno. ¡Ay!

Otros días llora sin más, debe ser que tiene problemas en

Parece que tienes algo de fiebre. Abre la boquita que te

los ojos. Discute mucho con papá mientras hablan de su

doy un poco de jarabe. Eso es, muy bien. Ya sé que está

enfermedad, pero nunca entiendo lo que dicen. Y ade-

bastante malo, pero haz un esfuerzo y te curarás ense-

más, por las noches, viene triste a mi cama para dormir

guida. Es lo mismo que le digo a mamá. Ella está malita,

conmigo. Creo que quiere que le cuide, pero no me lo

pero me dice que se encuentra bien como excusa para no

dice. Eso sí, tengo un plan: de mayor inventaré un jarabe

tomarse el jarabe, seguro. Además, su enfermedad tiene

que sepa mucho mejor para que ninguna mamá más se

muchos síntomas. Siempre está triste, y tiene pesadillas.

pueda poner malita como la mía. O para mí cuando sea

Algunos días le salen moraduras y heridas por la cara y

mamá…


creación literaria: cómic

España, qué duda cabe, siempre ha sido un país de tebeos. ¿Quién no recuerda sagas como El Capitán Trueno, Cuto, Makinavaja, Makoki, Mortadelo y Fi‑ lemón o Zipi y Zape? ¿Revistas como Chicos, Jaimi‑ to, El Jueves, Pulgarcito, TBO, El Víbora o Trinca? ¿Autores como Josep Coll, Mauro Entrialgo, Carlos Giménez, Miguel Ángel Martín, Max, Miguelanxo Prado, Daniel Torres o Manuel Vázquez? Ágora, desde hace ya unos años, ha querido sumarse a esta tradición de narrativa gráfica y ha publicado ya varios cómics, si preferimos emplear el término de origen anglosajón, de autores jóvenes que intentan labrarse un futuro en unos tiempos complicados para este género de expresión como para cualquier otro. En este número, a la maestría ya contrastada de un conocido por los lectores de Ágora como Alberto Cabello, se suma por primera vez la de otra joven promesa en este noveno arte, Saúl Alonso, con la historieta gráfica titulada El cuento de Hundú. Disfruten, pues, por partida doble del inmenso placer que ha supuesto, supone y supondrá siempre leer y contemplar a la par las viñetas de un tebeo o cómic. El término es lo de menos, de verdad.



Alberto Cabello



Saul Alonso



Saul Alonso



Y olvidar, por un instante, los problemas sociales de un mundo deshumanizado que navega a la deriva. Del poema Nocturnos de Jesús Claver

En esta nueva andadura de Ágora la poesía vuelve a reunirnos a lectores y autores una vez más. Se trata de un género literario no condicionado, afortunadamente todavía, por el mercado en una época donde este hace estragos en la ciudadanía mundial. El mercado, esa abstracción económica dirigida por una «mano bien visible» (desmintiendo la teoría de la «mano invisible» del liberalismo clásico), según el economista José Luis Sampedro, nos está recortando todos los días los derechos laborales, sociales y económicos a todos nosotros; unos recortes que nos están retrotrayendo a décadas pasadas a grandes pasos al ir reduciendo el estado del bienestar que habíamos conseguido lentamente en una pugna con los grandes poderes empresariales, económicos y financieros en un mundo bipolar.

creación literaria poesía

Pues bien, en este mundo turbulento regido por los principios de la economía neoliberal necesitamos una ráfaga de aire fresco que barra de nuestra casa común europea y española este aire viciado que nos asfixia por momentos. En este sentido, la poesía representa ese soplo de aire fresco que puede hacernos más humana y llevadera esta dura vida que arrastramos desde hace ya más de cinco años. Para ello, la poesía es ya casi prácticamente el último reducto que nos queda a los ciudadanos sensibles. Por eso hemos encabezado esta sección con esa cita clarividente de Jesús Claver. Esta vez los poetas que nos harán la vida más respirable son Alfredo Saldaña, que nos presenta algunos espléndidos poemas de su libro inédito Malpaís; Miguel Ángel Yusta, con un poema donde defiende la necesidad de vivir libremente y con un magnífico soneto amoroso; Ángel Sobreviela, cuyo segunto texto es una evocación irónica de las vanguardias del periodo de entreguerras; Fernando Sanmartín, cuyo protagonista es feliz por ahora en su vida zaragozana; Rafael Lobarte y sus dolorosos textos; Javier Neveo, con sus casi ultraístas «Poemas helio‑ céntricos», donde mezcla la temática amorosa y cósmica; los «Pensavientos» de Sergio Gómez, aforismos que recuerdan las greguerías de Gómez de la Serna; Luis Dionis y su apasionada prosa poética; el «Aguacero de versos» de Jesús Soria; el nostálgico nocturno de una noche inolvidable de Jesús Claver; los curiosos haikus de Francisco Javier Sanz; los siempre cordiales y elegantes poemas de Susana Hernández en diálogo permanente con otros textos; el mundo femenino y sensible de Natalia Alcalde; el entrañable texto de «Esperanza» recordando la desaparición de un poeta; y, finalmente, los poemas del polifacético Pedro Gandía, extraídos de Acrópolis, llenos de sabias metáforas, arte, cultura y sensualidad, dentro ya de la sección de «Poetas de otras comunidades».


firmas invitadas

Alfredo Saldaña biografía

Alfredo Saldaña (Toledo, 1962) es autor de los libros de poesía Fragmentos para una arquitectura de las ruinas (1989), Pasar de largo (2003), Palabras que hablan de la muerte del pensamiento (2003), El que mira las palabras (2004), Humus (2008) y Sin contar. Poesía 1983–2010 (2010). Profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Zaragoza, ha publicado, entre otros, los ensayos Modernidad y posmodernidad: filosofía de la cultura y teoría estética (1997), El texto del mundo. Crítica de la imaginación literaria (2003), Hay alguien ahí (2008), No todo es superficie. Poesía española y posmodernidad (2009) y La huella en el margen. Literatura y pensamiento crítico (2013).

HUMEDAD TRAS LA LLUVIA No te intrigue lo que encuentres sino lo que desaparezca cuando mires. No sea la palabra que te arrastre al hueco en que aún respires el lugar seguro que habías imaginado. No sea el tiempo que pase ni el espacio recorrido lo que te nombre. Que lo que te nombre sea la lágrima que caiga, la humedad tras la lluvia.

¿Cómo quebrar la opacidad a través de lo que callan los nombres?

No seas tú quien camine. Bajo las piedras, seas tú el sendero que unos pasos tracen cuando avancen.

¿Cómo descifrar el blanco aleteo del pájaro cuando el sol se da por vencido tras las montañas?

ENREDADO Enredado en sus asuntos digitales, aislado en su ecoparaíso sentimental, postecnológico y virtual, hiperconectado a cientos de terminales inalámbricos, teletransportado a tumba abierta sin desplazarse un punto a lejanos universos paralelos, e–programado para chatear durante horas y horas sin dar positivo en el control de alcoholemia y sin saber que sus comunicaciones son interceptadas desde Echelon, educado para navegar e interactuar en un ancho y diverso escenario de colores susceptible de ser recorrido a través de múltiples rutas opcionales,

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LA CALLADA

es incapaz de interrumpir el curso de los acontecimientos, abrir los ojos, ver y comprender que hay realidades en blanco y negro que no se dejan atrapar en la pantalla de su iPad de última generación y pesan lo que pesa una mala conciencia, hacinadas en la trastienda de la tierra, apiñadas en el desván del planeta, amontonadas en el sumidero del mundo, enterradas en el vertedero de la historia.

Escarbar en el enunciado hasta desc ompon erl o, hurgar en él y abrir un hue co para que el silencio respire y estalle el conflicto que da nombre a lo real, prestar una oportunidad a la callada, ese escenario atenazado por el delirio en el que, por no haberse afirmado nada, todo puede ser dicho, todo, es un decir, de hecho, se dice. ¿Qué margen de sentido se oculta al caer la noche en el dobladillo del lenguaje? ¿Por qué barrancos se precipita la palabra cuando con su manto el frío asuela el territorio de las piedras?


GNOSEOLOGÍA POÉTICA

Como si no fuera con él, el río atraviesa con prisa ese lugar donde palomas, grajos, cuervos y gaviotas compiten con las campanas de un templo ortodoxo por poner banda sonora a un cielo incapaz de prometer ya nada, donde caballos muertos y perros ahorcados inundan las calles y comparten con los hombres los restos del naufragio mientras unos niños aún reinventan la vida en unos destartalados y oxidados columpios que han sobrevivido a la hecatombe del tiempo.

Entender el poema hasta extrañarlo.

Como si no fuera con él, el río pasa de largo sin dejar huella, atraviesa con prisa ese lugar.

Pensarlo como una idea, imaginarlo como ese clavo con el que agujerear el tópico, intuirlo como ese corte de navaja que parte en dos el agua cuando el silencio se rompe, asumirlo como ese golpe de aire con el que salvar aquello que malvive amenazado por la canícula de la desaparición, calcularlo como ese tajo limpio y preciso que secciona las venas de los vencidos cuando los poderosos de la tierra aclaran sus conciencias envenenadas, medirlo como ese territorio escondido en el que se ocultan de las miradas aviesas de los hombres las imágenes que un día y entre la niebla configuraron nuestras vidas, considerarlo como esa extraña posibilidad que surge cuando un viento en la noche arrastra la memoria y las palabras perdidas de aquellos que cayeron sin dejar de caminar.

creación literaria: poesía

NARVA

Entender el poema hasta desconocerlo. (De su libro inédito Malpaís)

Miguel Ángel Yusta biografía Miguel Ángel Yusta Pérez (Zaragoza, 1944), poeta y escritor, tiene una larga trayectoria ligada a la literatura y los medios de comunicación. Es columnista del diario Heraldo de Ara‑ gón desde 1970. Sus más recientes trabajos son los siguientes: POEMARIOS: — Luces y sombras, fotopoemas, con fotografías de C. Moncín (Gobierno de Aragón, 1999).

PROSA Y RECOPILACIONES: — Rincón de coplas, Unaluna, 2006, prólogo de J. Barreiro. — Artículos indefinidos, Ed. Bubok, 2010, prólogo de Ricardo Vázquez–Prada. ANTOLOGÍAS DONDE PARTICIPA: — Cobles d’anar i tornar, Quaderns del Cingle, 2009.

— Peregrino de ausencias, Unaluna, 2006.

— I Antología Vilapoética, Ed. Parnass, 2011.

— Teoría de luz, Unaluna, 2007, prólogo de Manuel Vilas.

— I Antología «Poetas en red», Ed. Sigüenza, 2011.

— Reloj de arena, Unaluna, 2008, prólogo de Rosendo Tello.

— Poetas del 15 de Mayo, Ed. Séneca, 2011.

— Senderos de amor y olvido, Unaluna, 2008, prólogo de José Verón Gormaz.

— Uni...versos para Somalia, Ed. Quadrivium, 2011.

— Ayer fue sombra, Aqua, 2010. Primer Premio del Concurso de Poesía de la Delegación del Gobierno de Aragón. — Cancionero de coplas aragonesas, Olifante, Papeles de Trasmoz, 2011, prólogo de José Luis Melero. — El camino de tu nombre, Quadrivium, 2011, prólogo de José Luis Gracia Mosteo. — Pavesas, La Fragua del Trovador, 2012, prólogo de Carlos Alcorta.

Tiene recogida su obra también en otras antologías y poemarios colectivos y en la red, así como, entre otras, en las revistas literarias Criaturas Saturnianas, Barataria, Imán, Álora, Alkaid, Isla de Siltolá y publica frecuentemente artículos relacionados con el folckore aragonés y con la copla, con cuya autoría ha obtenido numerosos premios. Pertenece actualmente a la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores y es director adjunto de la revista literaria Imán.

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firmas invitadas

PRIMAVERAS ROBADAS Primero nos dijeron que éramos pobres porque debía haber ricos y pobres. Que nos quedásemos siempre en la fila de atrás soportando todo con resignación, para ir al cielo. Que ofreciéramos sacrificios para ser bien vistos a los ojos del Dios de ellos, los poderosos, vencedores, guardianes de la fe. No lo entendíamos bien, pero aguantamos los fríos, las carencias y la ropa vuelta de nuestros hermanos, las peores butacas o los bancos corridos de los cines malolientes, la tercera clase del tren y el estribo del tranvía. Bienaventurados los que sufren, decían desde púlpitos y tarimas. Abríamos ojos y oídos para no perder ni una palabra, ni un gesto, brazos cruzados sobre el pupitre o los bancos. Silencio denso, oscuro bajo la amenazadora mirada de las imágenes de gesto fiero o doliente y ojos extraviados. Luego, en la cama, aquellas esculturas nos parecían horribles; nos tapábamos la cabeza, huyendo de las pesadillas y la amenaza de una condena al fuego eterno. Más tarde nos dijeron qué películas debíamos ver, con una delicada clasificación a las puertas de la iglesia: tres erres, mayores con reparos y cuatro, gravemente peligrosa. Parece ser que Dios no tenía otra misión que iluminar dementes para inventar aberraciones semejantes. Y en su nombre, que en vano utilizaban, abortaron primaveras y cortaron ilusiones. Mas al fin decidieron, afortunadamente, que ya podíamos salir al extranjero sin carta de llamada ni visado consular. Cometieron el error de darnos limosna de libertad y nosotros se la arrojamos a la cara y logramos, al fin, vivir sin su permiso.

Desde el amargo exilio de tu ausencia hoy contemplo un paisaje desolado y me miro desnudo, atenazado por el dolor uncido a la impotencia.

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Al cielo imploro y busco en mi conciencia extirpar ese mal, enajenado; pero sólo tus ojos adorados pueden a mi penar donar clemencia. Me pierdo, mientras, en mis soledades arrastrando los sueños por el suelo acosados por turbias tempestades. Pero sabré acabar con este duelo, amarte sobre todas las ruindades y amarte bien, que es lo que más anhelo.


RAFAEL SIN MANOS

LA BARCA DE TRISTÁN

Jacques Vaché parle:

Recordándote, Iseo, como una flor desnuda, me arrastro por la hierba de tu jardín como un impostor, como una serpiente. O vago dando tumbos en la noche, y es más fría la acera tras tu paso. Camino por la calle que preñaste de niebla. Se disolvió tu mano como gris en lo negro. Sobre mis devastados disfraces se derrama luz congelada de antorchas, desde las farolas. Este es un tiempo de luces fijas como piedras. Contra la pared del garaje caigo de hinojos, con sangre helada y hecha sólida en mi garganta. Agonizan mis cielos lloviendo sus cenizas. Me tiendo en la barca y tiemblo sumiso, la corriente me arrastra y me devuelve hacia Irlanda. Labios de espuma besan los escollos, hueste de roca acoge a su enemigo. La señora de la oscura ribera me va a clavar, a besos, sobre el seno desnudo de las noches siempre idénticas. Los lamentos sin ojos nadan entre la espuma, y no quiero seguir muriendo en compañía, en la noche sin astros y sin yelmos: ni en escenarios, ni en página escrita.

La mano que no escribe en la jornada del hombre es muñón que bendice en la alcantarilla de los sueños. Un Rafael sin manos, un Sade sin cabeza, reciben la oración de los obuses. El vórtice tragó las manos de Gaudier Brzeska. Las sueño persiguiendo otras manos: enjambres de arañas fluyen por intestinos de trinchera, y Ezra está allí, sentado en Venecia, viéndolas pasar. Esos no escribirán, ni esculpirán, y yo los bendigo. Saint–Ex no nos amó, ni nunca podría amarnos. Une victoire affaiblit un peuple, une défaite en réveille un autre. En efecto, asomaos por encima del maldito Rin: de la trinchera emergen los boches. Vencidos, meditan. Destrozados, aprenden a escribir. No escribamos nosotros. Tallemos el vacío. El loto negro se ha posado en nuestra mirada. Escribir es quedar expuesto a burlas y obuses, no vale ni una gota de sangre intelectual. Por cada artista muerto, la guerra amasa un vengador. La hélice no segó todas las manos. Volverán las sombrías exciudades a irradiar el tinglado del escombro, y los poetas, entre sí, lucharán hasta la muerte. Pero los maniquíes atropellados por las calles, esos que nos amaron, esos no, nunca volverán. El opio y su pirámide apoyan sobre mí sus siglos.

creación literaria: poesía

Ángel Sobreviela

«¿Qué eres entonces tú, suspirador, vasallo demencial que nos hastías con tu lamento innoble y mutilado?» Un torpe mecanismo de reloj desmontado y de nuevo recompuesto, siempre con piezas que ruedan sobrantes, sin que alcance a saber dónde encajarlas.

Una mañana eléctrica y nublada reposa sobre la mano que tiende el audaz Marinetti. Picasso, sin querer estrecharla, le replica: «Señor, ¿no se ha enterado usted? Estamos en guerra.»

Fernando Sanmartín ESTÁ en la calle. Pasea junto al Ebro. El río parece un lobo en el agua. Ha dejado de llover y piensa ahora en su novia, una grafitera que adorna su cuerpo

con sonrisas, a la que conoció en el Génesis una noche de pastilleo y bisagras. Está en la calle. Es enero. Han comenzado las rebajas. Los charcos se venden más baratos.

El almanaque conoce los exilios. El deseo no engaña a la ventisca. Su novia lo llama desde el móvil para ir al cine por la tarde. El cielo se desordena y el fracaso no existe, por ahora.

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otros poetas

Rafael Lobarte DESCONSUELO Me he sentado a la orilla como un rey pensativo, a contemplar las hojas que arrastra la amarilla corriente, porque no puedo hacer otra cosa que observar tu figura, tu figura tan niña, dolorosa y ausente, en los troncos helados y en las ramas yertas. Ni sé cómo decir mi dolor, mi dolor de racimos sangrantes, fijo como una rueda hendida. Sólo sé que no habrá más comienzo ni más días de dulces latidos, sino una luz hiriente que volverá más duras las costras; que no estarás de vuelta cuando el amanecer se despliegue entre sucios anillos; que moriré en la noche cuando me duela todo con el rostro hundido. Me he sentado a la orilla como un rey destronado por devorar a solas mi pena.

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CONFESIÓN Y no es lo más duro, amigo mío, que tú hayas de morir —al fin morimos todos—, sino que a la vuelta de unos pocos años no llegue a quedar nada ni de ti ni los tuyos —observa ya arrasados los grises arrabales de tu infancia—, y te sepas sin fuerzas para salvándolos salvarte, oculto para siempre detrás de una palabra que aun ahora presumes poderosa y no oscuro epitafio, cual si escaseara una vida apenas vivida tras haber abandonado a tu edad tantas cosas; aceptar todo esto sin una mueca de dolor siquiera, sin rehuir el vacío, con tan sólo el triste desahogo de esta confesión, he ahí la mayor de las renuncias —ya pueden apartarse los santos y los héroes vencidos ante ti—, el estigma cruel del solitario.

POEMA ANDALUZ A Pilar Andreu Cuando cae la noche sobre Ronda se quebrantan los arcos de los cielos y en lo hondo parece adivinarse un último clarín entre los ecos. Cuando cae la noche sobre Ronda se estremecen las peñas y los sueños esparcen por redondas lejanías en alas de negrura los vencejos. Cuando cae la noche sobre Ronda, se desangran los hombros del silencio. TENUIS LABOR ¿Por qué serán tan dulces, pues lo son a mis ojos, estos versos? Quizás por la actitud grácil y humilde, dum sedet et gracili fiscellam texit hibisco y el amor profesado al triste Galo, Gallo cuius amor tantum mihi crescit in horas... el amigo que habría de perecer más tarde en la arena extrañada de Egipto; ... quantum uere novo uiridis se subicit alnus. y la clara conciencia a pesar de la sombra ya nociva, Surgamus: solet esse grauis cantantibus umbrae; de haber concluido la más fina labor. Ite domum saturae, uenit Hesperus, ite capellae.


creación literaria: poesía

Javier Neveo, poemas heliocéntricos I Escondido en el Hubble quiero verte, navegar por el confín de tu universo y observarte en un reflejo de sus lentes. Escondido en el Hubble, dolorido el voyeur que te vigila en el olvido cuando el mundo va viajando hacia su suerte. Escondido del dolor de este planeta de miseria imperialista y bombardeos seguiré examinando tu materia.

III

Si fuera Mendeleiev Os pondría En primer lugar En la tabla de elementos: Justicia, libertad.

Escondido en la galaxia de tu ombligo llenaré de tu cuerpo mis arterias y de estrellas de tu cosmos mis dominios.

Si fuera Kepler Seríais El Centro Del sistema planetario.

II Para que estés cercana a mí seré un teorema que cambiará las pravas leyes de tu ausencia. P e r o t u a u s e n c i a s e h a c e l a r g a… y ninguna ecuación hacia ti. me lleva Pruebo a convertirme en un átomo, sólo uno, para rellenar el resto de tu cuerpo con mi cuerpo. Pero Bohr no me permite transformarme en su modelo. No hay Camino Que dirija A tu presencia, s i g o pero encrucijadas. r e c o r r i e n d o

Si fuera

el Big Bang

RÍA

OS ESTALLA POR TO

DO RSO.

EL UNIVE

Pero tan sólo puedo escribir estos versos; y espero que seáis en el futuro algomásqueestrellasfugaces.

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otros poetas

Sergio Gómez García PENSAVIENTOS EL YO 1. En su nacimiento quiso retroceder pero era demasiado tarde para morir. 2. Salir de la piel es romper un espejo, llenar el hogar de cristales rotos. 3. El deseo: cuerpo sin brazos. 4. Que el pensamiento sea complicado para que la vida sea sencilla. 5. ¿Seré yo ese que me escucha detrás de la puerta? 6. Enseñanza del principio de no contradicción: Por más que uno insista no existir es incompatible con existir. 7. Los sueños son el telediario de uno mismo. 8. Por la noche, la sed del sueño. Por el día, des(p)ierto. 9. Soñar es quitar máscaras. LA LITERATURA 1. Cuando nace un poeta muere una palabra (o debería). 2. Soy poeta, no estoy de acuerdo con lo que digo. 3. La poesía es ficción, si no sería insoportable. 4. Poeta comprometido vale por dios. 5. Escribir = vivir, pensar, re–vivir. 6. ¿Pueden los poemas ser malvados? 7. Toda metáfora es un dispara(r)te. 8. Un poema es una ciudad inhabitable. 9. Escribir para entender por qué sucede aquello que no existe. 10. Que suene a sueño el verso, que suene el sueño a verso. 11. Leer sirve para equivocarse de manera más erudita. EL OTRO 1. Hamor es umor: La metAMORfosis. 2. Si todos somos malos, todos somos buenos. 3. Corre. Sal a la calle. Sé un hombre. Destroza una vida. 4. Hombre: Ani(mal vestido). 5. La política es tétrica cuando es treta sin ética. 6. Me debato entre odiar a la gente profundamente y odiar a la mente profundagente. 7. Algunos ven el mundo como invivible, otros lo viven como invisible. 8. Tener razón es más incómodo que no tenerla. Molesta, sobre todo(s), a uno mismo. 9. Cuanto más me desilusionan las palabras de los hombres más me ilusionan las palabras. 10. Inevitable: somos lo que zoomos. 11. Piensan los hombres que la política existe. Se equivocan. Su objeto es el futuro, aquello que nunca es. 12. El liberalismo es amarse movidos por el odio. El comunismo es odiarse gracias al amor.

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13. Sin laberinto no hay democracia, sin democracia hay laberinto. 14. No temo que las palabras sean rugidos sino que los rugidos sean palabras. 15. Enseñanza de Prometeo: no hay suficiente hígado para determinados cuervos. 16. Enseñanza de Kafka: el mundo está lleno de cucarachas. 17. Enseñanza de Protágoras: «El hombre es la medida de todas las cosas». Nosotros entendimos «las cosas son la medida de todos los hombres». 18. Enseñanza de Sócrates: Uno se va de la vida sin saber nada y por la puerta de atrás.


Veo el hielo desplazarse como agua líquida, veo las grietas en el hielo, un espectáculo hasta ahora desconocido para los ojos del hombre, movimientos que captan mi atención y me hacen sentir tan viejo como mis genes y tan joven como este mundo que se nos abre ahora; quiero sumergirme en sus aguas y sentirlas, ver las maravillas que encierra, ver en el horizonte el coloso, el dios supremo recortarse con su mancha roja gritándome bienvenido, y reír sabiendo que soy un hombre. Todo es soñar, nunca estaré en el espacio, pero quiero vivirlo con mi imaginación; quiero volar y descubrir, descubrir nuevas formas de conocimiento, sentir el agua bautismal que limpie mi alma de ignorancia y de miedo, que limpie mis pecados y me dé la inmortalidad de Averroes —que es la inmortalidad de saber que existe un conocimiento común a todos los humanos—; quiero bailar con el sol y mandar nuevas auroras a los hombres, tensar arcos desde mi corazón y enviar flechas de niñez seria a la gente que amo; quiero sentir el aire en mi rostro; quiero ver al pino crecer bajo las estrellas; quiero ver temblar las telarañas con mi canto; quiero jugar con los perros en compañía de una mujer; quiero jugar con las uñas de un gato; quiero beber un vaso de leche fresca y decirle a todo el mundo lo buena que es. Quiero respirar el aire del desván de mis abuelos; quiero comer almendras en las solanas; quiero flirtear con mis primas y lanzarnos miradas como dardos certeros de acero puro; quiero cogerte de la mano y enseñarte los glaciares del Pirineo; quiero enseñarte las ermitas románicas y los menhires; quiero enseñarte cómo crece el cereal con el agua de mayo; quiero enseñarte los patos debajo de los puentes; quiero enseñarte los pueblos en ruinas, las colmenas entre la albahaca, los fósiles de las pedrizas, los colores rojizos del firmamento en verano. Quiero bailar contigo una canción que solo tú y yo conozcamos. Quiero enseñarte la luna recortarse en el techo de un templo en ruinas; quiero que oigas los autillos del Ebro; quiero que toques mis manos; quiero que nos riamos juntos. Quiero compartir lo puro...

Jesús Soria Caro

Jesús Claver

AGUACERO DE VERSOS

NOCTURNOS

Lavarse de respuestas en el agua sucia de la verdad.

Penetra, impulsivo, el sonido del violín

Mancharse de silencio en el río de la negación aceptando lluvia de olvido. La sombra de un sin voz fue lágrima caminando desde la palabra hasta sus desiertos de información.

creación literaria: poesía

Luis Dionis

y yo, indefenso, muestro una desnudez extraña ante un cierzo implacable que ruge al otro lado de la estanca. Un mar de emociones invade la estancia bajo una luna que danza misteriosa. Ser a tu lado un magma de cariño en erupción, y olvidar, por un instante, los problemas sociales de un mundo deshumanizado que navega a la deriva, solos tú y yo caminando despacio y a favor del viento.

Es fuera del tiempo cuando fue océano inundando de preguntas la isla abandonada del sur de la vida. No ser yo sino la lluvia de los regresos sobre el desierto de la piel que en el reloj de la nada sudaba futuros de poesía. Formaré la tormenta del silencio que goteará memoria sobre los puentes de lo olvidado en Ciudades sin versos…

En un abrir y cerrar de ojos te dedico la sonrisa más pura, mientras tanto estos ritmos caribeños se apoderan, seductores en la noche, de la ciudad del Agua.

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otros poetas

Francisco Javier Sanz HAIKUS

II Con la bolsa en la mano hoy va ligero.

I En la tienda de pájaros todos gozan de buena salud. No sé qué hacer con el guano.

¿Cómo recoger los excrementos?

III Asistir a reuniones, clases, tutorías... Se podría decir que, como el resto del mundo, vivo de la caridad.

IV Saco las manos de los bolsillos. El amor, como un moco, no sé dónde ponerlo.

Susana Hernández

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¿Cuánta gente debe esconder un auténtico yo, sensible, inteligente y maduro para poder sobrevivir? Personas a las que solo podremos llegar, como nos muestra Muriel Barbery, a través de la amistad.

Eva Puyó nos arrastra a un tiempo pasado. Unas historias que giran en torno a las relaciones familiares, a sus rarezas; con un lenguaje propio que solo se da entre sus miembros. Un pequeño milagro de naturalidad.

LA ELEGANCIA DEL ERIZO

ROPA TENDIDA

Hay quienes esconden su belleza tras una apariencia grotesca. A ellos les brota la poesía por los poros de la piel… Y por los ojos, para terminar escupiéndola por la boca, o deslizándola suavemente a través de esa mano que acarició la vida.

Si recuerdas la vida mirando por el retrovisor de los sueños, verás que todo era más sencillo, más dulce. Nada merecía aquel despilfarro de lágrimas que te hacían ver el mundo más borroso. Ha pasado el tiempo de los cuentos para adentrarnos, con algún miedo de menos, en la vida.

Solo Roht podría escribir así: «No importa cuánto sepas, no importa cuánto pienses, no importa cuánto maquines, finjas y planees, no estás por encima del sexo. El sexo es lo que desordena nuestras vidas».

Si desmenuzamos cada uno de los capítulos, cada poema, con esa peculiar forma de escribir poesía, veremos cómo Escuín se va contestando a sí mismo, como se susurra en primera persona buscando a ese hombre que quiere ser libre y que lo será dentro de sus propios poemas.

EL ANIMAL MORIBUNDO

HABRÁ UNA VEZ UN HOMBRE LIBRE

No puedo desnudarme de lo que soy para leerte; también los prejuicios pertenecen a mi alma de mujer; y si pudiera culminaría, en su nombre, aquella dentellada que solo quedó como un mal recuerdo en tu mente.

En otoño, cuando la luz se va apagando, llega el dolor del poeta, la desesperación por encontrar ese poema perfecto perdido en la oscuridad. Después llegará la primavera, y regresará a la vida con una nueva y radiante explosión de felicidad, que, como siempre, no estará justificada. Hoy quiero ser Lisboa, mañana regresaré con mis sueños a Estambul. No hay punto medio.

Quédate con tu conciencia abierta y déjame la mía, más pequeña, más humilde, más discreta.


NIÑA DE PORCELANA

ABRAZO

Hecho de porcelana late su corazón inerte, lágrimas sinceras se ocultan bajo sus ojos azules, cristalinos. Traslúcida su alma se esconde bajo el lino, siente, sufre, ama, llora, grita, aúlla, pero por fuera calla. Dulce sonrisa sobre el rostro, dibujada con cuidado y esmero, condenada a sonreír siempre, condenada a no estar triste. Muñequita feliz, muñequita contenta ríe, canta, sueña, pero su sueño es ser ella, su sueño es ser su dueña. Ven su sonrisa pero no escuchan su llanto. Alegra otras vidas y ella, mientras tanto, se busca y no se encuentra. Quiere ser músculo, quiere ser piel, poder mostrarse tal como es. Pero no puede. Su suerte está echada. Una única salida surge en su mente. Destruir su cuerpo, liberar su alma. Vuela hacia el cielo, vuela. Adiós, niña de juguete, adiós, niña de porcelana.

Colores. Azul. Verde. Turquesa. Celeste. Fuerza. Tranquilidad. Energía. Sosiego. Calidez. Frialdad. Tus ojos, ventanas del cielo. Tu boca, cálida furia. Tus brazos, envoltorio de mi cuerpo. Tus piernas, juguete entre las mías. Tus dedos me atrapan en tu seno. Tu cuerpo adolescente tiembla. Miedo. Ansiedad. Lujuria. Rebeldía, pasión, desconcierto. Quiero entrar y no me atrevo, fundirme contigo sin miedo. No esperas, solo actúas, guiado por la luna sube tu marea y cubres mis pies, mis piernas, mi pecho, mi rostro y mis cabellos. Por fin soy libre nadando en tu inmensidad. Azul. Verde. Nado y siento la sal en mis labios. Ya no soy yo, somos uno. Energía. Sosiego. El mar, rabia incontenida. Calidez. Frialdad. Mosaico de colores. Sensación inexplicable. Fuerza. Tranquilidad. El mar y yo convertidos en un fascinante monstruo... que se abraza a sí mismo.

UN CUENTO SIN FINAL FELIZ Quizá nuestro error fue pensarnos adolescentes con brazos de hojalata en un mundo de bronce dejando huellas rosas en las baldosas que pisamos ignorando la maleza que crecía en nuestro árbol vistiendo de tiernos besos las lagunas del enojo peinando diferencias con caricias y arrumacos frenando los enfados con las mieles del sonrojo saboreando la inmensa pasión por vez primera sustituyendo el mundo real por uno inventado Quizá nuestro error fue creernos un cuento irreal en el que tú, y yo, podíamos ser felices juntos

creación literaria: poesía

Natalia Alcalde

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otros poetas

PEQUEÑO PRESO Le pregunto cómo se encuentra y se ríe sabe que aún le quedan unos meses... de visitas cortas de una hora de registros al regresar de las breves salidas de comidas frente al chico que tan mal le cae de sonrisas furtivas a la nueva chica de tatuajes con tinta de bolígrafo de cortes de pelo con la maquinilla de su compañero de esperas ansiosas del regalo de un familiar de ratos de tiempo libre jugando en el patio de fútbol obligado después de la obligada siesta de inocentes juegos con el guarda de seguridad de lecturas interminables de cómics de calmantes y medicinas después de cenar de noches entre cuatro herméticas paredes de juegos, talleres y películas... de kilos que ganar a causa del escaso deporte de cigarrillos limitados a lo largo del día Le pregunto cómo se encuentra y se ríe es una extraña experiencia disfruta con sus compañeros se divierte, juega, hace amigos duerme en un colchón desayuna, almuerza, come... merienda, cena y si hay suerte recena... se ríe, lo está pasando bien... le cuidan, se preocupan por él... a ratos es feliz... Le pregunto cómo se encuentra y se ríe se levanta de su silla y apaga el cigarro con el pie Vamos a jugar al ping-pong, me dice Y mientras entra en la sala de juegos se vuelve para mirar el patio ese patio de cuatro paredes el único lugar desde donde puede ver el cielo... Le pregunto cómo se encuentra y se ríe ahí tiene de todo... de todo excepto lo más importante: ni un resquicio de la ansiada libertad

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Esperanza VIVES EN TUS VERSOS Te fuiste como el viento, como el agua que corre entre las piedras del riachuelo, como la bruma que levanta en las frías mañanas de invierno dejando la campiña en calma y en silencio. Tu recuerdo perdura en mi memoria, tus sueños, tus palabras posadas en renglones de versos. Querías que tu canto perdurara, que otras generaciones por él te recordaran. Hoy tus cenizas reposan bajo un olivo nuevo, tu recuerdo pervive en nuestros corazones y en tus versos.


Pedro Gandía (Cuenca, 1953) ha sido pintor, escultor en hierro, profesor de literatura, marchante de arte y director de las colecciones Jade, de narrativa y poesía, del Instituto de Estudios Modernistas. Vive, en la actualidad, entre Valencia y Londres y se dedica exclusivamente a la fotografía, el videoarte y la escritura. Es autor de estos poemarios: Sábana Blanca – Sábana Negra (1973), Cacería (1983), Tríptico del Tiempo, la Belleza y la Muerte (1983), Columnata (1990), Amuatar (1992), Bajo una luz antigua (1993), Helixs –en catalán, Premi «Josep Maria Ribelles»– (1998), El perfume de la pantera (1999) y Acrópo‑ lis –Premio Internacional de Poesía «Hermanos Argensola»– (2011). Ha publicado las novelas Burdel (2000) y La Habana y después (2011). Y ha traducido, entre otros, a Oscar Wilde, Théophile Gautier, Charles Baudelaire, Gérard de Nerval, Eugénio de Andrade, Sandro Penna y Paul Valéry.

CINCO POEMAS EXCLUIDOS DE ACRÓPOLIS (Barcelona, DVD, 2011) RETORNO DE LA SOMBRA DE UN CUERPO QUE DANZABA AL SON DE UN CELLO, DIEZ AÑOS ATRÁS Como sable en la herida, Así su danza en ti, En otro tiempo. Ahora Regresa adormecida Su sombra, tan amada En otro tiempo; ahora Sin deseo ni música. Poseer su belleza En otro tiempo. Ahora Alentar su vacío En ti, para aprender Qué es del amor mañana.

(1984)

creación literaria: poesía

Poetas de otras comunidades, Pedro Gandía

LUCA DELLA ROBBIA EN SU LECHO DE MUERTE En un atardecer del mes de abril, del año treinta y cinco, Sentado en Ponte Vecchio, lo conocí. El compás De sus líneas (contaba por entonces doce años) A gritos me exigía eternizarlo. Su celeste armonía hizo cantar al mármol De aquella cantoría para el Duomo. Ahí, niño, de espaldas, girando la cabeza; Aquí, ya adolescente, recogiéndose el manto Mientras entona un salmo de David. Murió, poco después, de unas fiebres. Poblé Los cielos en su honor De madonnas y arcángeles exactos a su imagen. En este atardecer de invierno, En la hora postrera de mi vida, Del cielo baja a mí su imagen azulada. Estrellas funerarias rielando sobre el Arno.

(1985)

FAISEL Astro esplendente, joya o leopardo En cuyos ojos todas las bellezas De Al–Bali y Al–Djedid confluyen, ignorante De su fascinación, en el umbral De una pequeña tienda de zapatos, Sonríe y resplandece.

(1986)

DEUS TENEBRARUM Surja ya de la sombra dios de los cinco mundos, No materia soñada sino deseo y carne Insomnes. Llegue y selle tus labios con sus labios, Acaso el primer beso y postrero del amor. Cruel dragón bellísimo abrasando tu vida, Diseminando lunas negras sobre tu espíritu Disperso eternamente por remotos astrales.

(1986)

PLENILUNIO AL CREPÚSCULO En un ruedo fantástico que las ondas ondulan, Bajo el adamascado de un cielo de coral, Lunático mancebo de plata lujuriosa, Vértigo de la noche, toreriza letal La última luz del día y hiere virilmente La espalda del océano con su estoque nupcial. Henchido de una esperma turbulenta y magnífica, El titánico amado, como indomable eral Marino, se alza, loco, hasta gozar agónico Los más largos aceros en su alma sideral. (02/91)

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leer para vivir

La preparación del escaparate que estas líneas se encargan de introducir produce una sensación agridulce: por un lado es un auténtico placer recorrer las estanterías de librerías, charlar con los libreros sobre determinados títulos, conversar con pequeños lectores o jóvenes inquietos que te transmiten sus experiencias, sumergirte en las páginas de álbumes y novelas apasionantes, consultar las secciones de revistas especializadas, los blogs más solventes… Pero por otro lado, ¿cómo seleccionar unos pocos títulos representativos de lo que ha sido el panorama del 2012 en cuanto a la edición infantil y juvenil? Es en este momento cuando la duda asalta y se presenta la responsabilidad de la elección. El resultado finalmente tiene la ambición de mostrar, en la medida de lo posible, un amplio abanico de tendencias literarias, desde las más comprometidas con la realidad, a las más fantásticas, desde las más educativas a las más lúdicas, pero siempre con la intención de abrir ventanas y puertas al mundo, ese mundo que está ahí fuera esperando de nuestra mirada y de nuestras acciones. Completamos nuestro escaparate con una pequeña selección para lectores adultos de obras cercanas a nuestra comarca (este año el espacio no da para más) que recorren la poesía y la investigación literaria e histórica. Ecos de voces antiguas se mezclan con voces siempre sugerentes y rigurosas. Y de nuevo Ágora invita desde estas páginas a nuestros lectores y lectoras a que nos hagan llegar sus propuestas de lectura, sus opiniones y críticas. ¡Hasta el año que viene!


leer para vivir

Discanto José Antonio Conde Editorial Quadrivium Girona, 2012 49 páginas

Sobre el lugar del Canto de José Antonio Conde Miguel Ángel Longás ¿Cuál es «el lugar del canto» que ocupa el Discanto de José Antonio Conde (Sierra de Luna, Zaragoza, 1961), parafraseando el título de un libro de José Ángel Valente? Resulta que ese lugar lo ocupa una voz que está por encima o aparte de la de los demás, es decir, la propia voz de Conde, un poeta que sigue demostrando su habitual talla de poeta en un libro granado y maduro como es Discanto, su más reciente entrega, que supone un giro copernicano en su obra poética y sobre su más inmediato precedente, Botánica del sueño, un conjunto de poemas alegóricos de lenguaje exuberante en los que José Antonio Conde es maestro consumado desde que dio por inaugurado el afortunado ciclo de su poesía (tanto en materia de publicaciones como en materia de reconocimientos) con la publicación de La vigilia del mármol, su primer libro. No obstante, Conde no es un poeta de la consumación, como el Vicente Aleixandre de alguno de sus últimos libros, sino un poeta condenado a la claridad y al canto, en verso y expresión feliz de Ángel Guinda, uno de sus maestros, junto con Alfredo Saldaña, Fernando Sanmartín, Antonio Gamoneda o Juan Carlos Mestre. En ese sentido, la claridad deslumbrante de José Antonio Conde se halla contenida ahora en su Discanto, un volumen que recoge su poesía más despojada y filosófica, hasta el punto que cabría rebautizarla como Razón común, título con el que Agustin García Calvo recogió sus versiones de los fragmentos de Heráclito, dado que Conde es un poeta que razona y se desespera como ser sensible que es sobre el lugar común de la poesía, haciendo de cada poema una lápida en la que quede grabado el acto de fe en la la vida que constituyen los poemas de su Discanto, esculpidos con palabras lapidarias que, por

su precisión, se convierten en memorables. Así, esas palabras memorables hablan de «aire y voz, soplo y verbo», inscritas dentro del particular vuelo de la celebración propio de Claudio Rodríguez, pero asumido por Saldaña y comunicado a José Antonio Conde en un personal pentecostés. Pero también se refieren al hecho de que Conde, como Aleixandre, comulga con un canto corporal que también recuerda al de Guinda, porque, como se reafirma ante sí mismo, «canto con todo el cuerpo». Además, los poemas de Discanto parecen montados como las secuencias cinematográficas que son de película o incluso de melodrama cuyo protagonista es el mismo José Antonio Conde, quien también invoca al rockero Roy Orbison «para que yo esté en mi camino», un camino en el que hay que dejar de sentir frío al cruzar los puentes de la vida sin extraviarse ante los cantos de las distintas sirenas que impiden poner proa a un destino con el que sabe que debe encontrarse, por lo que no debe ceder a desviar su mirada a los accidentes geográficos del amor entendido como capricho y no como buen puerto al que arribar. De ahí que José Antonio Conde sepa que, una vez concluido el trayecto de un amor errático y obsesivo, debe cumplir con el precepto de Alfredo Saldaña que se reafirma en la dicha de enmudecer sobre tal tema: «Y la voz se retira hasta callarse», porque, si en el inicio de su Discanto «se desespera el que soy / tras el silogismo» y por ello hay «tensión y criterio, / repetición líquida. / Discanto», al final resulta que éste «ya no es cántico, / es todo invocación. / Propósito de ser rumor». Por eso hay que leer y vivir el Discanto de Conde, un poeta capaz de pasar, contradiciendo a David Coverdale, vocalista de la banda de heavy metal Whitesnake, del grito al susurro.

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adultos

EDIPO REY. ANTÍGONA de SÓFOCLES EDICIÓN DE JOSÉ FRANCISCO ABADÍA ÁLVAREZ Editorial Aladrada Zaragoza, 2012 190 páginas Ha querido el azar o lo han querido las leyes que rigen el universo, como decía Jorge Luis Borges, que coincidieran en el mercado editorial las Obras completas de Esquilo, Só‑ focles y Eurípides, aparecidas en la Biblioteca Áurea de Editorial Cátedra, y entre las que figura la totalidad de las tragedias de Sófocles, así como la versión del Edipo de Sófocles llevada a cabo por el poeta romántico alemán Wilhelm Friedrich Hölderlin, con su correspondiente traducción al castellano de dicha versión , aparecida en la Editorial La Fábrica, y acompañada por un CD que contiene la película Edipo re, dirigida por Pier Paolo Pasolini, pero también la edición del Edipo rey. Antígona, dos de las más importantes tragedias de Sófocles, en edición escolar, ma non troppo (como diría el desaparecido crítico literario y editor de Federico García Lorca Miguel García-Posada), llevada a cabo por el profesor José Francisco Abadía Álvarez. Dicho esto, hay que señalar la contribución de Abadía Álvarez al conocimiento de Sófocles por parte del público estudiantil, tanto de la ESO como de Bachillerato, con una versión respetuosa al original griego, pero pensada en hacerla comprensible a sus jóvenes receptores, que es, fundamentalmente, a quienes está dirigida, algo que, por otra parte, dista de lo que hizo en su momento Agustín

García Calvo con erudita su versión rítmica del Edipo rey, dirigida, como la poesía de Juan Ramón Jiménez, a la inmensa minoría. Es por ello que la edición de José Francisco Abadía Álvarez está dirigida, como quería Blas de Otero, si no a la inmensa mayoría, sí a los suficientes estudiantes que se acerquen por vez primera a dos de las piedras sillares del teatro de Sófocles, que son Edipo rey y Antígona. También se puede decir que, así como hay un Sófocles en castellano de Francisco Rodríguez Adrados u otro de Aurelio Espinosa Polit (cuya edición de Edipo rey / Antígona / Áyax guarda relación con la de Abadía Álvarez por contener un capítulo final de «temas de trabajo para los estudiantes»), hay un Sófocles de José Francisco Abadía Álvarez, fiel intérprete del poeta trágico griego, que destaca en la tríada capitolina en la que figura junto con Esquilo y Eurípides por su sabiduría, su equilibrio y su pasión controlada, valores estos que, junto con los del Humanismo, deberían seguir formando parte de la paideia o educación propia de los griegos, pero renovada dentro del actual sistema educativo actual, algo a lo que este nuevo editor de Edipo rey. Antígona contribuye decisivamente. Miguel Ángel Longás

El 50 aniversario de la plaza de toros y la tradición taurina de Ejea Benjamín Bentura Remacha y Asunción Gil Orrios Centro de Estudios de las Cinco Villas y Ayuntamiento de Ejea, 2012 74 páginas

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Se trata del catálogo editado con motivo de la exposición conmemorativa de la plaza de toros de Ejea. El objetivo de la publicación es mostrar a la población documentos escritos y gráficos —fundamentalmente carteles y fotografías—y todo tipo de materiales relativos a la tradición taurina y su evolución local. También, dar a conocer las antiguas plazas habilitadas para los festejos taurinos, la gestación del proyecto actual y la inauguración de la Plaza de Toros de Ejea que en el año 2012 cumplía su 50º aniversario. Se divide en once apartados: 1. La fiesta taurina en sus orígenes; 2. Ocasiones para la fiesta; 3. Martincho, nues-

tro torero inmortalizado por Goya; 4. La ganadería de Ejea en la obra literaria; 5. Los antiguos cosos ejeanos; 6. La plaza sobre el papel; 7. El proyecto definitivo del coso; 8. La doble inauguración de la plaza; 9. La afición taurina popular; 10. Los toreros en Ejea; 11. Miguel Peropadre «Cinco Villas». Más allá del interés personal por la fiesta de los especialistas o aficionados a los temas taurinos, recoge, a grandes rasgos y de forma secuencial, no sólo lo acontecido en la plaza, sino también la relación entre Ejea y las reses bravas, como una faceta más de nuestra cultura. José Antonio Remón


Con los dedos de mi mano

Texto: Arancha Ortiz Ilustrador: Juan A. Forex Mira editores Zaragoza 2012

Cocorita y el puchero mágico Texto: Mar Pavón Ilustrador: Mónica Carretero Editorial Cuento de Luz Madrid 2012

El constipado del Sol

Texto: Esperanza Medina Ilustrador: Elena Fernández Editorial Pintar-pintar Madrid 2012

El progreso del ser humano llegó cuando se dio valor a la amistad, y a la importancia de aquellos amigos que forman parte de ti mismo. Por eso es necesario buscarlos y ponerlos en valor en estos primeros años de la vida. Ilustraciones de trazos y colores esenciales.

leer para vivir

de 0 a 5 años

Divertido cuento con el que nos acercamos a la poesía de ritmos populares, con lo que imagen, texto y la música de nuestro idioma se entremezclan en una armonía feliz que destila optimismo. Por medio de los animales nos encontramos con conflictos necesarios en la vida que derivan en grandes amistades. Relectura de una fábula.

¿Cómo se forman los mitos? Aplicando nuestros ojos humanos a los fenómenos de la naturaleza. Luego el tiempo y el estudio ponen las cosas en su sitito, pero es una buena manera de buscar respuestas y desarrollar nuestra interacción con el mundo. Y si lo hacemos demostrando que el trabajo en equipo logra solucionar todos los problemas, mejor que mejor…

a partir de 6 años El príncipe que cruzó allende los mares Texto: Roberto Malo y Francisco Javier Mateos Ilustrador: David Guirao Ediciones Nalvay Zaragoza 2012

Una de las mejores maneras para crear afición a la lectura es leer con los niños, leer juntos de tal manera que el adulto guíe al joven aprendiz y le transmita sus emociones y conocimientos. Son momentos íntimos que abren las puertas de la magia. Este es un buen libro para lograrlo. Seguro que a partir de libros como este, ya pueden adentrarse solos en nuevos mundos.

Mamá se va a la guerra Texto: Irene Aparici Martín Ilustrador: Mónica Carretero Editorial Cuento de Luz Madrid 2012

Dedicado a todas las madres del mundo que tienen que luchar contra una enfermedad, y a los niños que no entienden qué pasa. 155

El hombre de la luna Texto: William Joyce Ilustrador: William Joyce Editorial Combel Barcelona 2012

Esperanzas, sueños, el hombre de la luna es el guardián del futuro. Y siempre es bueno despertar al misterio. Ilustraciones cuidadas y detallistas. Creación de un universo propio.


de niño o de joven, eva bajén

a partir de 8 años

Lleva un libro en la maleta Texto: Virginia Read Escobal Ilustrador: Lucía Sforza Editorial Pintar-Pintar Asturias 2011

Me pregunto…

Texto: Jostein Gaarder Ilustrador: Akin Duzakin Editorial Siruela Madrid 2012

El libro de Oriana

Texto: Nacho Escuín Ilustrador: David Guirao Ediciones Nalvay Zaragoza, 2012

a partir de 10 años Milena Pato. La rastreadora de historia Autor: Care Santos Ilustrador: Dani Cruz Editorial Montena Barcelona, 2012

En las vacaciones escolares de verano no hay nada como llevar un libro en la maleta. Nuestra protagonista regresa a un país que quizá sea muy pobre económicamente; pero cuyas gentes saben de la riqueza que procuran los libros.

Complementariedad de imágenes y texto. Preguntas universales planteadas en cuanto uno tiene uso de razón e ilustraciones que son una obra de arte. Interrogarse ante el mundo, adquirir una postura, mirarlo todo con ojos nuevos…

Magnífico trabajo en colaboración del poeta Nacho Escuín y el ilustrador David Guirao: de la conjunción de sus dos maneras de ver el mundo nace este bello cuento en el que se tratan temas universales como el amor, los valores perdidos, la sabiduría, el compromiso con el mundo, el esfuerzo… Necesitamos libros así.

La escritora Care Santos inicia con este libro una serie cuya protagonista es una niña de 10 años, inquieta, valiente, que siempre está probando los límites de su mundo para intentar ampliarlo. Claro, eso le conduce directamente al centro de los problemas. Menos mal que cuenta con la ayuda inestimable de sus amigas y su primo. Aventuras en el mundo real con las que nuestros lectores, y especialmente nuestras lectoras, se sentirán sin duda identificados.

Justino Lumbreras, detective privado

Los libros de aventuras son necesarios, y más estos libros en los que los protagonistas colaboran entre sí y saltan las barreras generacionales para resolver problemas de la vida real. Un grupo de jóvenes detectives, capitaneados por Cande Lumbreras, ayudan al famoso Justino Lumbreras a resolver sus casos. Entretenido y divertido primer libro de una serie creada por el polifacético profesor Luis Leante..

Un intruso en mi cuaderno

Se trata de la novela con la que el autor ha ganado el Premio Ala Delta de Literatura Infantil, otorgado por la editorial Edelvives en el año 2012. Su protagonista, Mariano, «aspirante a astronauta, detective y futbolista», debe desentrañar un misterio que aparece en forma de dibujo de mariposas en su cuaderno. El juego de pistas le permite llegar a conocer la verdadera amistad, esa que llega cuando menos te lo esperas.

Autor: Luis Leante Editorial Edebé Barcelona, 2012 156

Texto: David Fernández Sifres Ilustrador: Rafael Vivas Editorial Edelvives Zaragoza, 2012


El hijo del virrey

Autor: Pedro Zarraluki Editorial Siruela Madrid, 2012

Mejor Manolo

Autora: Elvira Lindo Ilustrador: Emilio Urberuaga Editorial Seix Barral Barcelona, 2012

Torbellino

Autor: Roberto Liparulo Editorial Edebé Barcelona, 2012

Esperada primera incursión del autor en la literatura juvenil. De la mano de Zarraluki y de sus protagonistas, Antón y Darío, nos sumergimos en la Cartagena de Indias colonial y en la narración de una de las más humillantes derrotas de la armada inglesa. Pero no solo es este episodio lo importante de la novela sino que se nos regala una narración de estilo clásico en la que lo importante es el crecimiento personal de los protagonistas y la lúcida reflexión sobre la naturaleza humana. Sin duda un libro que deja huella.

leer para vivir

a partir de 12 años

Por fin la nueva novela protagonizada por Manolito —ahora Manolo— Gafotas. Nuestro joven protagonista ha crecido, pero sigue teniendo esa mirada inocente sobre la realidad y sigue presentándonos reflexiones acertadísimas y cómicas sobre la vida española contemporánea. ¡Ah! No hay que perderse a «La Chirli».

Se trata del quinto libro de la serie juvenil «Dreamhouse Kings» que tiene numerosos seguidores en distintos países del mundo. Los hermanos David y Xander King viajan a través del tiempo a momentos conflictivos de nuestra historia. Especialmente dedicado a aquellos lectores que disfruten afrontando el miedo.

a partir de 14 años

La estrategia del parásito Autor: César Mallorquí Editorial SM Madrid 2012

Falsa naturaleza muerta

Autor: Marinilla Terci Ilustrador: Akin Duzakin Editorial Edelvives Zaragoza 2012

Nada es lo que parece. Los parásitos están ahí sin que te des cuenta… ¿Es verdaderamente César Mallorquí el autor del libro o es un inquietante Óscar Herrero? ¿Quién es Mizaqui? El lector debe estar bien arrellanado en su rincón favorito para preparar un final que le hará mirar por encima del hombro. Voces del pasado que regresan para explicar nuestro presente… Interesante y comprometido libro que cuenta con una atractiva pareja como protagonista. Juntos irán desvelando la historia de una mujer que, como tantas otras, tuvo que silenciar sus inquietudes artísticas. Junto a ella encontramos una interesante recreación histórica de los círculos artísticos de nuestro país, en una construcción muy cuidada y coherente. 157

El hombre de la luna

Autor: Scott Westerfeld Ilustradora: Keith Thompson Editorial Edebé Barcelona, 2012

Uno de los libros más significativos de la corriente «steampunk» o retrofuturista que imagina una historia paralela en un mundo en el que la tecnología se ha desarrollado a partir de la máquina de vapor. Este movimiento pretende ser una respuesta crítica hacia nuestra sociedad, dominada por la electrónica y la informática. En el caso de la novela nos encontramos en plena Primera Guerra Mundial.


de niño o de joven, eva bajén

a partir de 16 años

Ex libris

Autora: Sandra Andrés Belenguer Editorial Everest León, 2012

El festín de la muerte Autor: Jesús Díez de Palma Editorial SM Madrid, 2012

Las horas oscuras

Autor: Juan Francisco Ferrándiz Editorial Grijalbo Barcelona, 2012

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Cuidadísima edición de una novela que sin dudará degustarán especialmente los amantes de los libros. Se presenta como juvenil, pero admite la incursión de los adultos, pues pueden revivir antiguas lecturas y estimular la de aquellas que se han quedado por el camino. La protagonista mantiene, además, sus aficiones a pesar de la presión de una sociedad que cada vez admite menos la diferencia y que espera comportamientos uniformes especialmente entre los adolescente. ¡Viva la diversidad! Unas jóvenes estudiantes contaban el año pasado en estas páginas de Ágora, que «el olvido nos hace vulnerables». Les había impactado sobremanera su visita a Mauthausen y se comprometieron a narrar su experiencia y la de miles de españoles que fueron asesinados o sobrevivieron a duras penas a la lamentable situación a que otros seres humanos les condenaron. Este libro pretende de nuevo narrar la atrocidad que de pronto se adueñó de la vida cotidiana de tantas personas en 1939. Y por su calidad literaria ha sido merecedor del Premio Gran Angular del año 2012. Merece la pena leerlo. La defensa del saber frente a la oscuridad, la eterna lucha del bien y del mal manifestada en la lucha contra la ignorancia y el olvido, el poder del conocimiento, la convivencia posible entre religiones, la crisis milenarista, las tierras de Irlanda, la fidelidad a las propias convicciones, las encrucijadas del ser humano… todos estos ingredientes y muchos más, que sin duda no caben en este reducido espacio, hacen de esta novela una interesante y trepidante experiencia. Imposible abandonar su lectura.


literatura infantil

En este año tan complicado por la crisis y los recortes, cuando el futuro de nuestra revista parecía incierto y complicado, lo único que parece no “recortarse” es la calidad de los trabajos recibidos. De nuevo los niños y niñas de la comarca y alrededores han inundado nuestra redacción con infinidad de trabajos donde la imaginación y la creatividad no tienen límite. Ha sido duro elegir a los ganadores del concurso infantil entre la multitud de trabajos recibidos. Sin ellos, el futuro de nuestra revista no tendría sentido, pero gracias a estos jóvenes escritores, podemos garantizar la calidad literaria presente y futura. Juzguen ustedes mismos.


concurso 1º-3º primaria narrativa

Concurso 1º-3º Primaria Narrativa Primer premio

UNA NOCHE SIN DORMIR Héctor Sauras Duesca

1º de Primaria, CRA Luis Buñuel Rivas Esta noche no me podía dormir. Daba vueltas y vueltas en la cama y no me podía dormir. Tenía miedo, pensaba que debajo de la cama había ladrones. Al final me pasé a la cama de mi abuela. Allí tampoco me podía dormir, hasta que mi abuela me dio un beso y me quedé dormido.

Segundo premio

SALERO Y YO

Pilar Marín Díaz

3º de Primaria, CRA Luis Buñuel Rivas Mi perro es un Border Collie de color blanco y negro. Es muy juguetón y muy cariñoso. Le gusta que le acaricies y que le rasques en la tripa. ¡Es supermono! Un día fui con él al parque y jugamos en el tobogán. Salero, que es el nombre de mi perro, subía por la rampa y bajaba de un salto por las escaleras. Pero una vez, cuando iba a saltar por las escaleras del tobogán, vio a un gato y se cayó. Fui corriendo a cogerlo porque él no se podía mover. 160

Llamé a mi madre, que es la veterinaria, vino con la furgoneta y lo llevamos a la Clínica Veterinaria Mediavilla. Le hicimos una radiografía y le vimos que tenía la tibia rota. Mi madre le puso una escayola y tuvo que estar reposando tres semanas.

Esas tres semanas yo lo pase fatal. Hasta que llegó el momento que mi madre, la veterinaria, le quitó la escayola. Yo estaba supernerviosa por si no se curaba. Finalmente todo salió bien. Yo estaba supercontenta y Salero también. Nos fuimos al parque y sin ningún problema subía por las escaleras y bajaba por la rampa. Salero comía de todo y estaba muy contento y con ganas de jugar. Mi perro ya estaba bien. ¡Nos lo pasamos genial! Desde entonces no le ha vuelto a pasar nada.


LOS BOTONES PERDIDOS

1º y 2º Primaria de Santa Anastasia CRA Luis Buñuel Santa Anastasia Hoy me he levantado y vaya sorpresa…

De repente llamaron a la puerta, unos golpes terribles.

¿Dónde esta mi botón? ¿Qué habrá pasado?

—¿Quién será?— dijimos todos.

Mi botón había desaparecido, es como si alguien por la noche hubiera entrado y lo hubiera robado:

Era un monstruo grande, peludo, de color verde. Llevaba una chaqueta llena de botones, con sus palabras, que casi no entendíamos, porque parecía que hablaba chino, nos decía que si nos quedaba un botón.

—Mamá, mamá, ¿dónde está el botón de mis pantalones del pijama? ¿Lo has visto? Mi madre acudió enseguida con cara de preocupación e intentó tranquilizarme. Me dijo que tenía que vestirme pero ¿cómo lo iba a hacer? si no había ningún botón en ningún sitio: ni en la camisa de los domingos, ni en los pantalones vaqueros, ni en la ropa de mamá… ¡Qué extraño! Mi madre quiso arreglarlo, se fue al cuarto de coser y miró en la caja de los hilos pero no había ningún botón. ¿Qué íbamos a hacer? Me puse un jersey y un pantalón de chándal y nos fuimos a la tienda, no quedaba ni uno. ¡Qué raro! Ayer había un montón. Le preguntamos a la de la tienda, ella no sabía nada. Era como un misterio que no podíamos resolver. Nos fuimos al cole y a todos les pasaba lo mismo, era gracioso ver a todos en chándal, incluida mi maestra Paquita que andaba siempre en tacones…

literatura infantil

Diploma

No podíamos darle ninguno porque no teníamos más… Por fin, después de un largo silencio donde no sabíamos qué hacer, dijo unas pocas palabras: —Si me dais el último botón especial, os devuelvo todos los demás. La verdad es que no podíamos vivir sin unas cosas tan pequeñas como son los botones, así que nos pusimos a buscar como locos ese botón que no sabíamos ni cómo era. Después de enseñarle unos cuantos, encontramos el botón especial que él estaba buscando. Estaba en el armario de los folios. Por fin, después de mirarlo por delante y por detrás, se le encendió la mirada, y nos devolvió todos los botones. Así aprendimos dos cosas: una, a compartir, y dos, a coser botones.

Diploma

POR LA MAÑANA

Alejandra Duesca Bandrés

1º de Primaria, CRA Luis Buñuel Rivas Por la mañana no podía abrir los ojos. Mi mamá me llamaba y yo no podía despertarme. De pronto me acordé que tenía que ir al cole y di un salto y me tiré de la cama. Me fui a desayunar. Mi madre me había preparado el desayuno, leche con colacao y cereales, que es mi desayuno favorito.

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concurso 1º-3º primaria poesía

Concurso 1º-3º Primaria Poesía

Primer premio

Segundo premio

MIS ABUELOS

EL INVIERNO

2 º Primaria, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros

2 º Primaria, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros

Fernando Íñiguez Ortega

Mi abuelo fue pintor,

En invierno los árboles no tienen hojas,

el otro agricultor,

llueve mucho y sin paraguas te mojas,

y ahora que se han jubilado,

también hace mucho frío,

pasan más tiempo a mi lado.

pero si me pongo el abrigo me río.

Mi abuelo fue futbolista

Puedo nadar en la piscina climatizada,

y yo le sigo la pista,

porque yo de esquiar no sé nada.

como él sabía jugar,

Puedo hacer muñecos de nieve,

ahora me quiere enseñar.

aunque luego se derritan si llueve.

El otro tenía un tractor y ovejas

En invierno, me pongo los guantes

y si me porto mal me estira de las orejas,

porque así estoy más guapa que antes.

pero cuando subo a Castiliscar, con él siempre quiero estar.

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Victoria Morales Sancho


literatura infantil

Diploma

LAS CAMPANAS

Diploma

EL CORAZÓN ES…

Natalia Pérez Iturri

Alumnos de 2 º Primaria, CEIP Ferrer y Racaj Ejea de los Caballeros

Me asomo a la ventana

El corazón es amistad

y escucho una campana.

que te protege y divierte.

1 º Primaria, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros

Su sonido me da risa, es la de mi tía Marisa.

El corazón es familia que te quiere y te anima.

Mientras escucho la campana, yo canto una nana,

El corazón es amistad

me pongo el pijama

que nos acompaña, alegra,

y me voy a la cama.

se porta bien, ama.

El sonido de la campana

El corazón es fuente

me despierta por la mañana,

que te ilumina y contenta.

me levanto con una sonrisa para ver a mi tía Marisa.

El corazón es ave que camina y vuela. 163

El corazón es fuente que te abraza, besa, se escucha, sangra.


concurso 4º-6º primaria narrativa

Concurso 4º-6º Primaria Narrativa Primer premio

LA GRAN AVENTURA Martín Faure García

4º de Primaria, CEIP Ferrer y Racaj Ejea de los Caballeros Érase una vez dos niños muy amigos de nueve años. Sus nombres eran Pedro y Juan. Los dos eran muy altos y listos, pero Pedro era rubio y Juan era moreno. Un día Pedro y Juan estaban haciendo un sudoku en una cafetería. Entonces a Pedro se le cayó el lápiz al suelo y cuando se agachó a cogerlo se dio cuenta de que debajo de la mesa colgaba un pergamino. Pedro lo colocó encima de la mesa y juntos lo desplegaron. En el pergamino ponía: «Seguid las siguientes pistas y un tesoro encontraréis: 1ª Pista: Subid al lugar desde donde podáis ver la mitad de una docena de pueblos.» —Esto se pone interesante, dijo Pedro.

ermita. Llegaron cansados pero les dio igual. Empezaron a buscar el segundo pergamino, hasta que Juan lo vio debajo de una teja rota. Pedro subió al tejado de la ermita y bajó el pergamino en el que ponía: «2ª pista: Si el tesoro queréis hallar a lo más alto del pueblo debéis llegar.» —¡Eh, Juan!, yo conozco un atajo para llegar hasta ahí. A veces subo en invierno para tirarme con el trineo. Los niños llegaron hasta la entrada de una cueva. Al fondo se veía una pequeña lucecita. Los dos amigos empezaron a correr. Cuando llegaron al final encontraron el último pergamino en el que había escrito:

—Yo creo que sé a qué sitio se refiere. Debe de ser en lo alto de la ermita.

«3ª pista: El tesoro está donde comenzasteis a buscar.»

—Venga, ¿a qué estamos esperando?

—¡Ya lo tengo, Juan, corre, vamos a la cafetería!

—Corre, yo ya he subido otras veces y conozco el camino. Sígueme.

Ya en la cafetería los niños se dieron cuenta de que no había tesoro. Entonces el camarero sonrió y mientras arrancaba la hoja del calendario dijo:

Los dos niños cogieron el pergamino y salieron corriendo del bar. Comenzaron a correr en dirección a la carretera. La cruzaron y siguieron corriendo cuesta arriba, hacia la

—¡Huy! Se me había olvidado. ¡Hoy es veintiocho de diciembre!

Segundo premio

LA MORA ENCANTADA Pablo Abad Pérez

5º Primaria / CEIP Mamés Esperabé Ejea de los Caballeros 164

Arriba en la colina, entre el bosque y la maleza, se encuentra un pueblo abandonado del que nadie quiere hablar y todo el mundo pretende olvidar. Tan solo un anciano chiflado se atreve a comentar la leyenda de lo que allí ocurrió en tiempos lejanos. Este anciano, cuando bebe, cuenta la leyenda que dice: «tenga cuidado el que en el pueblo quiera entrar, pues una mora encantada muy sola está, y todo el mundo que en él entra, no podrá salir jamás».

El día 2 de enero de 1950 amaneció con mucha niebla. Caminábamos juntos por el bosque, apenas nos veíamos. Somos cuatro amigos (Lucía, Mara, Pablo y Lucas) que decidimos subir al pueblo a comprobar si la leyenda era cierta. Pasamos horas caminando, hablando entre nosotros, sin que ninguno de nosotros echara en cuenta que Mara no hablaba. De pronto, nos encontramos en la muralla del pueblo. Entramos, y una vez allí vimos que Mara había desaparecido. Decidimos ir a buscarla


impedía. Entonces nos dirigimos a la iglesia del pueblo, donde hicimos una hoguera para secarnos y calentarnos. Nos dormimos, agotados y tristes. Al despertar, asustados y aterrorizados, nos dimos cuenta de que Lucía no estaba con nosotros y que alguien había escrito en las cenizas este mensaje: «Buscar en la torre». Pablo, con miedo, comentó: «Estamos encerrados». Aparecimos en una inmensa sala donde encontramos a Lucía

en una jaula, atada y amordazada. Mientras la soltábamos ella gritaba: «Salvaros, yo ya estoy poseída. Mara es la mora, lo tenía todo planeado». En ese momento, Mara entró riéndose a carcajadas y gritando dijo: «Ya nunca estaré sola, ya nunca estaré sola». Cuando Mara se disponía a encerrarnos en la jaula, la sombra de un anciano se paseaba por la sala, y cantando explicaba: «Libera a los chicos, mora Mara, este anciano te promete acompañarte hasta la muerte para que dejes de ser una mora mala». La jaula se abrió y nos fuimos corriendo, mientras, la mora y el anciano se abrazaron.

literatura infantil

y al intentar salir del pueblo una extraña fuerza nos lo

Diploma

EL RUISEÑOR

Gabriel Sánchez Atrián

6º Primaria, CEIP Mamés Esperabé Ejea de los Caballeros 11 de marzo de 1956: Hola: Yo soy un ruiseñor llamado Elías. Un noble, elegante, simpático y muy alegre pájaro que vive en una casa vieja y deteriorada con su dueño Tomás, un señor mayor pero simpático que juega con todos los niños a la rayuela, pilla-pilla, etc. Un día el señor Tomás se despertó muy enfermo, sin fuerzas ni para andar. Yo desde la jaula le preguntaba: —¿Qué tal está, señor? —pero él no me entendía. Sufriendo me puso mi almuerzo: un vaso de leche y migas de pan. Qué buen desayuno, pero no me sentía bien si mi dueño no estaba alegre. Él se sentó en la mesa cabizbajo, luego levantó la cabeza y con sus ojos entrecerrados de dolor me dijo: —Oh, querido Elias, has sido un buen amigo en lo bueno y lo malo, pero este barco llega a su fin. Yo enfadado y triste revoloteaba golpeando en las rejas de la jaula mientras decía: —¡No digas eso amo! —él no me entendía, pero sabía lo que decía. Triste me quedé en el suelo pensando en los buenos momentos. De repente alguien llamó a la puerta. El señor Tomás, anduvo despacio hasta la antigua puerta. Cuando la abrió, un rostro pequeño entró. Era María, ¡oh!… la pequeña y mejor amiga del señor Tomás, que juega con él todos los días. Pero esta vez María no entró alegre, sino que en cuanto el señor Tomás abrió la puerta, María

se le agarró a la pierna llorando y gritando, con tristeza y rabia. El señor Tomás intentaba calmar a la muchacha, pero fue en vano, ella seguía y seguía llorando. Después de un rato, la muchacha se calmó y dejó de llorar. Tomás se agachó hacia María y le dijo: —María, ¿por qué lloras y gritas? Y ella contestó: —He oído lo que has dicho. Tomás me miró tristemente y le dijo: —No tranquila, lo que diga yo es mentira. María se fue a su casa dando saltos de alegría. El señor Tomás cerró la puerta con un chirrido de fondo. El silenció inundó la casa. El señor Tomás triste se sentó en la mecedora, al lado de mi jaula y me sacó. Me agarró por las patas con suavidad, me puso al lado de su pecho y acarició mi plumaje. Le miré pero él tenía la mirada perdida en el cuadro de su difunta mujer: Doña Josefina, una mujer alegre, sincera y muy guapa. El señor Tomás le decía: —Pronto estaré contigo, mi querida. Yo revoloteé en su pecho, el señor Tomás me miró y me dijo: —Elías no te enfades, ya sé que te duele mucho todo eso. Me calmé tristemente. Esa noche llovía, parecía que el cielo lloraba. A la mañana siguiente, al señor Tomás le

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concurso 4º-6º primaria narrativa

costó más levantarse. Cuando me iba a poner el desayuno tropezó y empujó la jaula que se cayó y se rompieron dos rejas. Me di un fuerte golpe en la cabeza y me quedé inconsciente. Al despertar estaba en el pecho del señor Tomás. Él me dijo: —¿Qué tal te encuentras, Elías? Yo alegre le contesté: —Muy bien. El señor Tomás se balanceaba en su mecedora. Cuando se fue a dormir, me dijo:

A la mañana siguiente, me desperté y fui volando hacia el cuarto del señor Tomás. Cuando abrí la puerta, lo encontré acostado en su cama. Cuando me estaba acercando, vi un cuadro. En él estábamos dibujados el señor Tomás y yo, jugando con los niños. En la esquina había una nota que decía: —Mira por detrás. Cuando miré por detrás había un texto, el cual decía: —Este cuadro representa los buenos momentos entre tú y yo, jugando con los niños. Gracias por todo.

—Hasta siempre, y gracias por todo, Elías. El señor Tomás me dejó entre dos almohadas y cerró la puerta de su cuarto.

Diploma

REVOLTIJO DE CUENTOS Rubén Aguas Mainer

5º Primaria / CEIP Cervantes Ejea de los Caballeros

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Había una vez un ratón que vivía en el país de las habichuelas mágicas.

y Gretel salieron pitando de allí. (El ratón se imaginó que por el olor al tercer cerdo que moraba en esa casa).

Un día decidió que su mascota, el gato con botas, las plantara. Se dio cuenta de que se elevaban al País de Nunca Jamás, donde había un palacio.

Sin embargo, la abuelita no consiguió derribar la casa, así que llamó a la puerta formalmente.

El ratón decidió subir al palacio. Allí le esperaba un príncipe con el que solo pudo bailar hasta la medianoche, porque se convertiría en una extraña chica con una caperuza roja. Al ratón no le apetecía ser devorado por la Abuelita Feroz, así que se fue a una casa de paja donde le esperaba un cerdo barrigudo.

—¡Qué tontos son estos cerdos! —pensó el ratón.

No resultó ser el lugar adecuado para ir, ya que… la Abuelita Feroz la flauta tocó y tocó… y la casa derribó. Más tarde, se fue a una casa de madera, donde había otro cerdo esperando. Dos minutos después la Abuelita Feroz hizo lo mismo con la casa de madera. Luego vio una casa hecha no de ladrillos sino de chocolate y dulces. Rápidamente unos niños llamados Hansel

Los cerdos le abrieron la puerta.

La abuelita corrió hacia el ratón, pero, de pronto, notó que le pesaban los pies. —¡Cielos! ¡Me he convertido en un árbol! —exclamó el ratón. Pero no era un árbol cualquiera sino un hermoso manzano. Uno de los cerdos quiso probar una de esas manzanas y descubrió que estaba envenenada. El ratón, extrañado de ese misterioso país, volvió a casa raudo y veloz. Al llegar, se quedó dormido, y solo podría despertarse con el beso de una cabritilla con la que vivirían felices y comerían perdices… pero eso es otra historia… Ahora sí… Colorín, colorado este cuento se ha acabado.


UN VIAJE INOLVIDABLE Irene Garcés Mochales

5º Primaria, CEIP Cervantes. Ejea de los Caballeros Érase una vez una chica que quería ser fotógrafa. Le gustaba viajar a sitios con diversos monumentos y admiraba La India: su gente, su vestimenta… A ella le faltaban pocos días para graduarse, y por ese motivo tendría un viaje a Nueva Delhi. Cumpliría su sueño. Además viajaría con tres amigas y su hermana, ya que todas apreciaban La India. Llegó el gran día. Todas estaban muy contentas. Ya no tendrían que ir al instituto sino a la universidad a estudiar lo que más les gustara. Aquella chica se llamaba Lidia. Era de Londres, pero hacía 6 años que vivía en España. Hablaba inglés, por lo que le sería fácil comunicarse. Estaban muy contentas porque se iban para un mes. Cuando llegaron al aeropuerto llamado Indira Gandhi, se dieron cuenta de que no era un país bastante avanzado. Tuvieron que coger una especie de taxi que les llevó al hotel. Vieron que era muy lujoso, pero alrededor estaba todo lleno de chabolas. Descubrieron que en las habitaciones dejaban unas tarjetas con sus dioses, y en solo dos días ya habían recorrido todo el barrio en el que estaban. Decidieron ir de excursión en un tren durante siete días, cuando se lo dijo Lidia a las demás chicas dijeron: —¡Qué bien! ¿A dónde iremos? —¡Ah, ah, sorpresa! El primer día visitaron Nueva Delhi. Fue una visita muy larga, era una ciudad muy grande, acabaron muy cansadas. Así que al día siguiente fueron de visita a Jaipur, el tercer día visitaron Jai Salmer, se lo pasaron muy bien. Pero ahora les tocaba visitar monumentos. De repente, oyeron un ruido: ¡Era un trueno! Cuando salieron hacia mucho frío y bastante aire. Entraron otra vez al hotel y le preguntaron al recepcionista: —Is it the normal weather? —preguntó Lidia. —Yes, of course —dijo el recepcionista. —¿Qué ha dicho? —preguntó su amiga Rebeca. —Ha dicho que es normal este tiempo —le dijo Lidia. —¡Qué pena! Con lo que nos apetecía visitar más sitios… —dijeron todas a coro. Las chicas no entristecieron. De todas las maneras, tenían que hacer sus maletas… ¡Igual cambiaba el tiempo! Cuando terminaron ya era de noche por lo que fueron a cenar. Esa noche el menú era un poco raro :

primer plato: curd rice ( arroz con yogur ) segundo plato: pollo tanduri ( pollo con arroz y salsas)

literatura infantil

Diploma

tercer plato: dharwad peda ( bizcochos con azúcar ) Las chicas pensaron: ¡Qué asco! Pero cuando lo probaron estaba todo buenísimo. Al día siguiente desayunaron y se fueron al aeropuerto. No volvían a casa, sino a Goa, un sitio con playas y con muchos festivales como Jatra. Pero buscaban monumentos por lo que al día siguiente fueron al Taj Mahal, un sitio con muchas sorpresas que casi cuando lo ves de cerca da miedo entrar. Es blanco y con una altura tremenda, sus techos son como medios círculos, y es precioso. La gente no paraba de sacar fotos, era fantástico. Desde que llegaron allí la gente les miraba diferente, se sentían extrañas pero de repente, unos niños se les acercaron. Eran unos niños pobres y les pidieron: —¿Nos podéis dar un poco de comida? —Sí, claro A las chicas les quedaba una semana y media. Se propusieron ayudar a las personas. Fueron al hotel, hicieron las maletas y se fueron a ver a los niños. Las madres habían preparado una cabaña como la de todos para ellas. Las chicas se metieron y tenían una cocina, el salón, y la habitación, en el mismo sitio. No era igual que el hotel pero se podía sobrevivir. Era magnifico, estaban como en un sitio pobre, pero en un sitio perfecto. Cuando llegó la hora de la cena se preguntaban qué habría para cenar. Lo que había no lo habían probado nunca. Entonces una de las amigas llamada Carlota dijo: —Yo no me lo voy a comer. —Hay que probar cosas nuevas —le contestó Lidia. Y entonces lo probó y dijo: —Esta buenísimo. Una semana más tarde estaban muy tristes porque volvían a España. Pero les quedaban tres días en Nueva Delhi. Dos días más tarde las chicas se encontraban más tristes aún, era una pena volver. Se fueron a dormir y al día siguiente se tenían que ir. Iban como locas haciendo las maletas, cogiendo las tarjetas… Había sido muy divertido este mes, pero se acabó. Cuando llegaron a España les esperaban sus padres. Fue un rencuentro muy bonito y lleno de felicidad, y hasta aquí esta aventura.

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concurso 4º-6º primaria narrativa

Diploma

DE EXPEDICIÓN A LA LUNA Javier Loperena Gallego

5º Primaria, CEIP Cervantes Ejea de los Caballeros Érase una vez un niño llamado Luis, que fue a coger setas y champiñones al bosque que estaba cerca de su casa. Él vivía en un pequeño pueblecito de la montaña.

El siguiente planeta que visitó fue Saturno, el planeta de

Tras llenar su cesta a rebosar, decidió sentarse debajo de un árbol para descansar y luego continuar su camino de vuelta a casa. Como estaba tan cansado cayó en un profundo sueño sin darse cuenta. Luis iba a comenzar un maravilloso viaje. De repente estaba flotando en el espacio llegando al planeta Mercurio, el planeta desnudo y más cercano al Sol.

—¡Cuántos anillos alrededor! Y eso ¿por qué será? —

—¡Qué calor hace aquí! ¡No puedo permanecer más tiempo! ¡Me estoy quemando! —dijo Luis.

Luis se acercó y pudo ver un escrito que ponía: «20 de

Al rato, llegó a Neptuno, planeta gaseoso, y Luis empezó a flotar y dar vueltas, teniendo cada vez más frío.

por primera vez». Y decía también «esto es un paso

—¡Ni todas las mantas del mundo me calentarían! —exclamó helado Luis. Se trataba del planeta más alejado del Sol, por eso hacía mucho frío. Rápidamente y sin dudarlo se fue a Marte, y allí se asustó al ver unos artefactos que nunca antes había visto. Se acercó con mucho cuidado y con una sonrisa comenzaron a hablar y le preguntaron: —¿Qué haces aquí? —¿Y vosotros? —replicó Luis.

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los anillos. Allí Luis se quedó maravillado de lo que estaba viendo.

pensó Luis. A bordo de un meteorito a su paso por la Luna decidió quedarse allí. ¡Qué sorpresa! Allí había una bandera de los Estados Unidos, que él había visto alguna vez en los libros del colegio ¿Qué hacía allí una bandera?

Julio de 1969, Neil Armstrong pone los pies en la Luna pequeño para el hombre y un gran salto para la humanidad». ¿Qué significaba todo eso? Cuando volviera a casa, Luis le iba a plantear muchas dudas que no entendía a sus papás. Estaba cansado de tanta emoción. Había visitado planetas, había estado en la Luna, había viajado en un meteorito. Pero tenía ganas de volver a casa. Gracias a una estrella fugaz que en ese momento pasaba por allí pudo atravesar la atmósfera y llegar a la tierra. —¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? ¿Y esta manzana?

—Nosotros somos Spirit y Opportunity, unos vehículos de exploración espacial y aquí estamos investigando sobre este planeta.

Luis había despertado gracias al golpe de una manzana

—Pues yo soy Luis y estoy viajando por el espacio y voy un poco perdido porque no encuentro el camino para ir a mi casa.

ño!

—No podemos ayudarte pero puedes quedarte con nosotros si quieres.

sus setas y champiñones, en su casa con sus papás y en

—Muchas gracias, pero voy a seguir buscando. Así que continúo mi viaje chicos —dijo Luis.

que todo hubiera sido un sueño, pero pensó que todo lo

Luis estaba muy contento por haber visto a estos seres, extraños, pero muy simpáticos y serviciales.

que había caído sobre su cabeza. —Me he dormido, todo ha sido un sueño, pero ¡qué sue-

Luis sacó la conclusión de que donde mejor se estaba era en el planeta Tierra, en su planeta, en su bosque con ese pequeño pueblo donde él vivía. Así que se alegró de que había visto era muy interesante y que cuando fuera mayor sería astronauta.


DE REY A REY Y TIRO PORQUE ME TOCA Cristina Lázaro Palacio

4º Primaria, Ferrer y Racaj. Ejea de los Caballeros En el año 2013, cuando los huertos estaban dormidos y en el campo no había ningún color, estaba Colorina jugando con su peonza multicolor. Siempre estaba jugando a lo mismo ¡Era su juguete favorito! De tanto jugar y jugar un día la peonza se rompió. Colorina lloró y lloró hasta que se le ocurrió una idea: —Ya sé, les pediré a los Reyes que me traigan una peonza como la que se me ha estropeado. Al día siguiente Colorina fue al estanco y compró un sobre y un sello. Después se metió en su casa y empezó a escribir la carta. Queridos Reyes: Este año os voy a pedir lo mismo que el año pasado porque la peonza que me pusisteis se me ha roto. También quiero que a mi papá le traigáis un trabajo para que gane dinero y podamos comprar comida, ropa y alguna cosa más. Para mi mamá una bicicleta para que venga conmigo al parque. Para mi hermana un oboe, para que siga yendo a la escuela de música. Y para el mundo entero, paz y amor. Un beso para los tres:

COLORINA

literatura infantil

Diploma

La carta la metió en el sobre y pegó el sello. Cuando Colorina quiso poner la dirección en el sobre, no se acordaba de dónde eran los Reyes y dijo: —No pasa nada, como los Reyes Magos estarán ya en España voy a poner en mi carta a los Reyes de España. A los pocos días, la carta llegó a Madrid a la casa de los Reyes de España, que son Don Juan Carlos y Doña Sofía. Leyeron la carta y se la llevaron a los Reyes Magos que estaban pasando por Madrid. El día de Reyes, Colorina encontró en su árbol de Navidad una peonza, una bicicleta, un oboe y… —¡Colorina! ¡Colorina! Levántate tienes que ir al colegio. Colorina se despertó y dijo: —¡Vaya! ¡Qué pena, estaba soñando! Colorina le contó el sueño a su mamá y se fue al colegio muy contenta, porque su mamá le había dicho que los sueños a veces se cumplen.

Diploma

JORGE Y MARÍA Pablo Marcellán

5º Primaria, CEIP Mamés Esperabé. Ejea de los Caballeros Faltaba una semana para Navidad. Mi familia y yo decidimos ir a Zaragoza a hacer compras. Cuando llegamos se notaba en las calles el ambiente navideño, la decoración, los villancicos y las luces te hacían ver que la Navidad estaba ya encima. Decidimos entrar en un centro comercial. Los carros de compras y los clientes causaban atascos en los pasillos. Nosotros nos volvíamos locos con tanto juguete, nos lo pedíamos todo. Mamá no paraba de quejarse, sus pies le dolían tanto casi como la cabeza. Ella no paraba de renegar, teníamos de todo y decía que los precios eran exorbitantes, pero ¿qué importa? Si los reyes magos son magos y ellos no gastan.

Mamá y papá nos explicaron que solo se pedía un regalo, que hay muchos niños y que tienen que llegar los regalos para todos. Llenamos el carro y nos dirigimos a las cajas. Por lo menos teníamos que esperar 20 minutos, las filas eran enormes. Delante de nosotros había un niño, y una niña. Como estuvimos mucho tiempo nos dijo que se llamaba Jorge tenia cinco años y María, su hermana, cuatro. Él llevaba un abrigo muy viejo, y unas zapatillas viejas y enormes que sobresalían debajo de unos pantalones que le quedaban muy cortos. En sus manos, muy sucias, tenía un billete de 10 euros y unas cuantas monedas. La ropa de

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concurso 4º-6º primaria narrativa

María era parecida a la de su hermano. Ella llevaba en las manos unos zapatos y un abrigo. Cuando les tocó pagar María puso el abrigo y los zapatos con mucho cuidado sobre el mostrador, lo sostenía como si fuese un tesoro. La cajera marcó la cuenta. «Son veinte euros con noventa y nueve céntimos». El niño puso sus billetes arrugados y sus monedas, mientras buscaban más en los bolsillos de su pantalón. Consiguió reunir 16 euros. —María tendremos que devolverlos, volveremos quizá mañana. La niña dijo llorando: —Pero a mamá le encantaría. —No llores, volveremos, te lo aseguro.

En ese momento miré a mi madre y saqué cinco euros que tenía en mi bolsillo. Jorge y María habían esperado mucho rato de fila, y al fin de cuentas era Navidad. De repente unos brazos nos rodearon a mí y a mis padres y una vocecita exclamo: —Muchas gracias. A mi mamá le va a hacer mucha ilusión. Está enferma y no tiene prenda de abrigo. Sus pies están llenos de sabañones y va descalza. Los ojos se nos aguaron y nos dimos cuenta de la suerte que tenemos. En ese momento agradecí a Dios en silencio que se valiese de Jorge y María para recordarme lo que significa dar. Yo salí contento de ver cómo Jorge y María se iban felices.

Diploma

UNA FIESTA EN EL BOSQUE Sandra Sierra Martínez

6º Primaria, CEIP Mamés Esperabé. Ejea de los Caballeros Un día los animales del bosque, cansados de estar aburridos, sin saber lo que hacer, decidieron preguntarle al sabio león.

Solo queda un día para la fiesta y los animales siguen trabajando sin parar. Parece que van a llegar cansados a la fiesta.

El sabio león propuso a cada especie animal del bosque que diera una idea para poder divertirse y no estar tan aburridos.

Ya había llegado el día más esperado de todos animales, la fiesta de los carnavales.

Como había mucha diversidad de opiniones y no se ponían de acuerdo, el sabio león, enfadado, pegó un zarpazo en el suelo y grito con voz potente «¡Ya tengo una idea, haremos una fiesta!» A todos les pareció una idea maravillosa, pero como nunca habían hecho una fiesta no sabían cómo prepararla. Lo que tampoco sabían era que el sabio león lo tenía ya todo pensado. Celebraremos una fiesta en la que cada animal se tendrá que disfrazar de otro animal distinto. La fiesta la llamaremos «carnavales» ¡Será estupenda!

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El sabio león era el jurado, y tendría que premiar al disfraz que consiguiera engañarle. Aparecieron los primeros disfraces en medio de bosque. El ratón apareció disfrazado de gato. El león le reconoció porque sus arañazos eran muy flojos. El lobo surgió disfrazado de cordero. El león sintió que era el lobo porque se le escapó un aullido. El perro salió de liebre, pero el león notó que era el perro porque se fue persiguiendo un pájaro. El tigre se presentó disfrazado de cervatillo. De nuevo se dio cuenta porque al pasar por su lado le araño.

La fiesta, a su vez, será un concurso en el que el mejor disfraz será premiado.

El conejo vino de tortuga. El león se percató porque iba muy deprisa.

Todos los animales corrieron impacientes a preparar sus disfraces, porque solo tenían tres días de tiempo para la fiesta.

Solo hubo un disfraz que consiguió engañar al sabio león. Ese animal era el burro, que se había disfrazado de cebra pintándose unas rayas blancas y negras en el cuerpo.

El bosque, durante los tres días, estaba en un continuo ajetreo. Todas las especies de animales estaban trabajando como locas día y noche sin dormir, porque era poco tiempo para preparar sus disfraces, y todas querían ganar el preciado premio.

El burro recibió su premio tan merecido y el sabio león le digo: «Estás catalogado como el animal más tonto del mundo, y me has demostrado que no es así, me has podido engañar».


Primer premio

LA GUERRA SE HACE

Hristiyana Stefanova Krasteva 5 º Primaria, CEIP Mamés Esperabé Ejea de los Caballeros

literatura infantil

Concurso 4º-6º Primaria Poesía

Segundo premio

LOS RECORTES

Adrián Dieste Sanz 6º Primaria, CEIP Ferrer y Racaj Ejea de los Caballeros

La guerra no nace,

La educación,

la guerra se hace,

al igual que la sanidad

el hombre se mata

es providencial,

con armas y bombas.

en eso no hay que recortar.

Las bombas explotan en un par de segundos,

Por eso nos tenemos que apoyar

destruyen muchas cosas,

y decir a los recortes:

que son bellas y hermosas.

¡Basta ya!

La guerra es maldad, la paz es bondad,

Los niños, aunque no nos enteramos,

la guerra es injusta, como Barrabás,

somos los más perjudicados,

la paz es veraz, como San Nicolás.

y a los médicos como no les paran de recortar,

La gente se muere,

al igual que los niños, salen a protestar,

¡sin saber por qué!

por una educación y una pública sanidad.

Los niños se asustan,

¡Hay que luchar!

¡no saben qué hacer! Algunos se esconden para no morir, otros se duermen para no sufrir, algunos rezamos para pedir: que la guerra en el mundo deje de existir.

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concurso 4º-6º primaria poesía

Diploma

NUESTRO RÍO

Carlos Herrero González 6 º Primaria, CEIP Mamés Esperabé Ejea de los Caballeros Llueve y llueve sin cesar, se esperaba con alegría, lluvia y nieve sin parar, día tras día…

Diploma

LA AGRICULTURA

Jorge Almuzara Cativiela 6 º Primaria, C.R.A. Luis Buñuel. El Bayo

La agricultura siempre me ha gustado, Baja el Ebro espectacular,

sobre todo cuando mi padre va con el arado.

algo despistado,

Cosechar mola un montón,

baja el cauce a rebosar,

de mayor será mi profesión.

¡Vaya susto nos ha dado!

Si quieres algún cereal, cebada, trigo o arroz encontrarás.

Todos miran hacia el cielo:

Si eres amante del aceite,

¿Nevará? ¿Lloverá?

el girasol estará en tu mente.

Todos miran hacia el río,

Si quieres maíz,

¡Qué pasará!

lo sembrarás en abril. Y así acaba la poesía

Sigue, sigue su destino, con acecho y sin tino. A ver cuándo va a parar, este río sin tranquilizar.

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que me ha costado un día.


Diploma

EL PEQUEÑO JUGUETÓN

LA TIERRA

6 º Primaria, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros

6 º Primaria, CEIP Mamés Esperabé Ejea de los Caballeros

Laura Royo Arilla

literatura infantil

Diploma

Enrique Berrar Bosque

El niño juguetón,

La tierra es redonda,

juega con un trombón.

como una sandia.

El sonido que genera,

Da vueltas sin cesar,

despierta a la pastelera.

¡Qué mareo todo el día!

La pastelera enfadada,

La tierra es redonda,

se calla y no dice nada.

como una granada.

Pero su marido furioso,

Si fuera cuadrada,

protesta como un oso.

se quedaría parada

A la hora de la siesta,

La tierra esta calentita,

el niño quiere fiesta.

en los meses de verano.

Llora que te llora,

Y en los meses de invierno,

hasta que pasa la hora.

la tenemos tiritando

El marido muy enfadado,

Que siga girando,

se levanta desesperado.

que no deje de girar.

El niño juguetón al vecino molesta,

Porque si algún día lo hace,

no hay nada peor que una mala siesta.

todo se terminará.

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literatura juvenil

Si ya ha sido complicada la elección de los mejores textos en el caso del concurso infantil, la calidad y abundancia de las creaciones de nuestros jóvenes han aumentado todavía más la dificultad. Queda demostrado que el futuro de la literatura está en buenas manos: la transmisión de sus emociones, conteniéndolas en el breve espacio del poema, la recreación del mundo, el reflejo de los problemas actuales y cotidianos, la visión de la vida desde una perspectiva fresca… llenan nuestras páginas de Ágora y demuestran que la juventud ya está comprometida con su presente y tiene mucho que aportar al futuro de todos. Sirvan estas líneas de agradecimiento a todos ellos.


Primer premio

SIN LÁGRIMAS

literatura juvenil

Concurso 1º-3º ESO Narrativa

María Lahuerta Arié

3º ESO, IES Conde Aranda Alagón «Llueve» Contemplo cómo las gotas caen y mojan la tierra arenosa que hay ante mí. El barro no tarda en formarse. «Está lloviendo más» Alzo la cabeza al cielo y observo el cielo nublado. La lluvia comienza a caer con fuerza. Yo no me muevo del sitio, solo miro cómo el agua cae sobre mí. «¿Por qué no me mojo?» Entrecierro los ojos, aunque no porque me moleste el agua, sino porque siento que debería molestarme. Bajo la mirada y estudio mis manos. Están secas. «¿Y esta ropa?» Me llama la atención las ropas que visto. Un sencillo vestido blanco con tirantes que se me ciñe a la cintura y que me llega hasta las rodillas. También llevo unas sandalias blancas a juego. «No recuerdo tener esta ropa» Toco mi vestido, para confirmar lo suave que parece, sin embargo, no noto nada. Entrecierro los ojos de nuevo. Lo vuelvo a tocar pero es como si no estuviera haciendo nada. No puedo sentir su tacto. «¿Qué está pasando?» En ese momento diviso un trozo de roca fría sobre la que estoy sentada. Supongo que estará fría, ya que la toco y no siento nada. Advierto que hay una sombra sobre mí y me giro. Me levanto y me pongo a su altura. Se trata de una estatua.

túnica puesta. La sonrisa se desvanece de mi rostro tan rápido como ha llegado. No puedo imaginarme con esa túnica. No sé cómo soy. «¿Por qué está ocurriendo esto?» Comienzo a caminar hacia atrás y caigo al suelo. Aunque la altura a la que caigo es considerable, no siento dolor. Tampoco me mancho de barro ni me mojo. Advierto la mirada del ser. Me observa como si me compadeciera. «¿Compadecerme? ¿Por qué?» Me percato de que en la base de la piedra donde me sentaba hay algo escrito. Me acerco a gatas, como temiendo que el ser se enfade si hago algo mal. En la roca hay unos garabatos. Sé que a eso se le llama escritura pero no sé descifrarla. Acaricio con mis manos lo que para mí son jeroglíficos. Están escritos en relieve pero nuevamente no siento nada. Empieza a apoderarse de mí una enorme pesadumbre. «¿Por qué me siento tan triste? ¿Es porque no entiendo lo que pone?» Comienzan a escocerme mucho los ojos. Me arrodillo ante la estatua y hundo mis manos en el barro. Sigo sin sentir nada. Intento agarrar un pedazo de barro pero es como si ni lo hubiese tocado, no consigo atrapar nada. Mi cuerpo comienza a convulsionarse, dejando escapar gemidos. Me parece que esto es lo que haces cuando lloras, creo recordar. «Pero, ¿por qué no me caen lágrimas?» Me encantaría que al menos mis ojos se pudieran mojar con la lluvia para que dejaran de picarme.

«¿Cómo se llamaba?»

—Queridos hermanos y hermanas…

Intento hacer memoria pero no recuerdo cuál era el nombre que se le daba a lo que hay esculpido. Es una especie de mujer con alas de pájaro. Mira hacia el suelo con una mirada de infinita tristeza. Viste una túnica blanca. Me recuerda a mí vestido y sonrío imaginándome con esa

Ceso mis gemidos al instante y me paralizo. Me quedo quieta, en el suelo. No me atrevo a moverme. —… hoy estamos aquí reunidos… Siento que debo girarme, pero no quiero. No puedo.

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concurso 1º-3º eso narrativa

—… para recordar a nuestra joven hermana… Intento respirar normalmente. Me doy cuenta de que en todo este rato no he respirado ni una sola vez. Tampoco he parpadeado.

De pronto dejo de oírle. Retiro mis manos lentamente mientras me voy levantando. Y mientras me giro, comienzo a oír una dulce canción a coro. —Al Paraíso te conduzcan los ángeles;

—… Elisa Gargallo…

>>A tu llegada te reciban los mártires,

Me tapo las orejas con las manos. No quiero seguir escuchando.

>>Y te conduzcan a la ciudad santa de Jerusalén…

—… que ayer día 12 de abril… Cierro los ojos con fuerza y aprieto los dientes. Me acurruco en el suelo sin quitar mis manos de mis oídos. —… comenzó su ascensión a los cielos… —¡No! — Grito— ¡No! —… acompañada del Señor… Sigo gritando. Pero la voz no se interrumpe. Quiero que se calle. Es demasiado doloroso.

Los recuerdos me abruman, comienzo a reconocer a toda la gente de negro que hay allí cantando. Muchos lloran. —… el coro de los ángeles te reciba, >>Señor Jesús piadoso, dale el descanso, >>Dale el descanso eterno. Y entonces entiendo todo. Una amplia sonrisa cubre mi rostro. Porque ahora sé… que todo irá bien. Porque ahora sé… que ya no tengo miedo.

Segundo premio

NO ME OLVIDES

Valentina Laura Pinardel Molina

3º ESO, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros

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Valentina, traigo estos nomeolvides para ti. Tus flores favoritas. Tienen un buen nombre. Siento no haber venido en todo este tiempo, Valentina, diez años, ya. Hay veces en las que el tiempo parece que va muy deprisa. Entonces sólo quiero agarrarlo con las manos para que vaya lento, porque la vida pasa muy rápido, pero el tiempo se me escapa como arena entre los dedos. Otras veces, sin embargo, siento que todo transcurre demasiado despacio. En esos momentos tengo ganas de gritar, de saltar, de agitar brazos y piernas, de adelantar las agujas del reloj para que el tiempo se mueva con ellas y yo no me quede atascado entre minuto y minuto ¿Te parece infantil? Tal vez, pero la verdad es que somos esclavos del tiempo. Bueno, ¿te gusta este lugar, Valentina? Está lleno de sauces llorones, he plantado, también, muchos nomeolvides ¿Se parece el retrato, aquí esculpido en piedra, a ti? Valentina…

Valentina, yo… yo quería pedirte perdón. Perdón por haberte dicho cosas feas. Y por este deprimente discurso también, ya sabes que soy muy malo hablando. Íbamos a casarnos, tú y yo, Valentina y Rubén, esposa y marido. Todo parecía perfecto, Valen… Y sin embargo… Recuerdo ese día. Tú estabas preciosa, con ese vestido azul, que, además, combinaba tan bien con tu cabello. Ese cabello del color de la miel más exquisita. Yo tenía un nudo en la garganta, enfundado en mis vaqueros. «Cásate conmigo». Mi mirada suplicante. Tu luminosa sonrisa. Una palabra que lo cambió todo. «Sí». Mis saltos, mis gritos de triunfo, el beso que te robé. Tu risa «cálmate, Rubén, cálmate». La fecha «después de que vuelva de la misión, Valen, al mes siguiente… no, aún mejor, la semana siguiente, yo seré tu marido y tú, mi esposa». Y, es que, Valentina, desde que te conocí en el instituto, has iluminado mi vida. La mirada de tus ojos esmeralda me


literatura juvenil atrapaba. El día de mi partida como casco azul. «Vuelve, Rubén». «Volveré, princesa». Nuestro último beso. Estuve allí dos meses. La palabra horrible no hace justicia a las escenas a las que asistí, los gritos que oí, la gente herida que vi. Sufrimiento, dolor, pérdida, miseria, destrucción. El infierno. Me hirieron. El dolor penetrante de la metralla en mi costado. Jadeé. Se me oscureció la mirada. «Valentina». Acerté a pensar. Caí al suelo. «¡Rubén, aguanta! ¡Rubén! ¡Venga, Rubén, que esto no es nada!» Ciertamente, Valentina, tengo unos buenos compañeros, ¿eh? Una amarga sonrisa cruzó mi cara. «Mentirosos», pensé, «Si esto no fuera nada, si sólo fuera un rasguño, no saldría tanta sangre». Lo último que vi, antes de perder la consciencia, fue un mundo tan brillante que te hacía llorar. Me desperté, días más tarde, en la enfermería. La herida no tenía buena pinta, me dijeron, así que me enviarían a España, a un buen hospital. Sonreí al darme cuenta de que eso significaba volver a verte. Volví. Comparado con aquel lugar, España es el paraíso. Mi hermana vino a verme, así como mis padres y varios amigos. Yo sólo quería verte a ti. Llegaste pronto, con ese vestido naranja que tanto me gusta, que dejaba al descubierto tus bronceados hombros. «¡Rubén!» «¡Valentina!» Y te me tiraste encima, llorando. Yo también lloraba. La verdad es que me hiciste daño en el costado, pero me alegré de sentir dolor, porque eso significaba que estaba vivo. «Rubén», susurraste, «no podemos casarnos». Te miré fijamente ¿Qué me estabas contando? «Estoy con otro». ¿Cómo te describo lo que sentí, Valen? Mis sueños, hechos pedazos. «Lárgate». Por un instante, te odié ¿Está mal que lo diga? Tal vez, pero así es como lo viví. Cuatro meses después me lo dijeron: habías muerto ¿Cómo explicar ese dolor? Es como entrar en tu cuarto y ver que algo que siempre ha estado allí ya no está. Me

convertí en un metro noventa, veintidós años y seis toneladas de dolor. Era como si alguien me hubiera robado el Sol cuando yo no miraba. Quería tirarle un edificio entero a Dios por el error que cometió al llevarte. Porque, a pesar del «lárgate» duro y frío que te dediqué, aún te amaba, esperaba que me hicieras cambiar de opinión, que te quedaras conmigo. Te fuiste. Mis ojos grises estuvieron meses anegados en lágrimas. Porque te amo. Porque no quería que te fueras. Ahora lo sé. El día del hospital ya sabías lo de tu enfermedad. Nunca estuviste con otro. Querías que me olvidara de ti, que fuera feliz con otra ¿Que cómo lo sé? Leí la carta que me mandaste. Me amabas. Al saber esto, Valentina, lloré aún más ¿Y luego? Luego sonreí. Recordé lo que solías decirme: «No llores porque se acabe, Rubén. Sonríe porque haya sucedido». Lo hice. Sonreí a la vida. Sonrío a la vida. A pesar de la crisis las cosas me van bien. Me he casado con Marta y tengo un hijo, Jesús, de dos años. Esta hecho un gigante. Gracias, Valentina, gracias. Porque iluminaste mi vida con tu sonrisa, porque siempre tenías la frase justa, por todos esos besos, caricias, por esas palabras de amor, pensadas y dichas, por el gran sacrificio que hiciste: gracias. Y, sin embargo, me hubiera gustado compartir esos cuatro meses contigo. Bueno, Valentina, me marcho ya. Vendré a visitarte todas las semanas, lo prometo. ¡Ah! Es verdad, se me olvidaba. Menos mal que tu lápida tiene relicario. Beso el anillo, lo coloco en el relicario y cierro la pequeña puerta. Toma. Para que lo tengas Te amo. Siempre lo recordaré. No llores porque se acabe, sonríe porque haya sucedido.

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concurso 1º-3º eso narrativa

Diploma

INFAME COBARDÍA

Alejandro González Anievas

1º ESO, Colegio diocesano San Ignacio. Ponferrada (León) Pretendiste empapar cada rincón de mi ser con tu apatía. Devastar mi ímpetu con despojos feroces de tu prepotencia orgullosa. Forcejeaste conmigo, venciendo mi cuerpo un instante en reverencia vacía. Nunca me poseerás aunque lo ansíes, ¡provocación perniciosa! Quizá fantaseaste con la idea de contemplarme despojado de mi valentía. ¿Por qué te encaprichaste conmigo, si nunca reparé en tu sonrisa indecorosa? ¡Aléjate de mí! Admite que insistir es tontería. Tu fingida quietud es solamente una trampa angustiosa. ¡Cuántos destinos arruinaste! Pobres muchachos carentes de bizarría. En la noche más sombría volverás, sentiré tu sacudida tenebrosa. Nunca te cansas. Asumes con temple el desafío de mi rebeldía. Agazapada esperas por si desfallezco y tomo tu mano peligrosa. Cuando el cansancio se alía contigo en perversa compañía, me arrastráis entre malévolas risotadas, arrojadas de tu boca presuntuosa. Pero pronto me recompongo, continúo en mi lucha de cada día. Entonces retumba tu rabioso alarido. Temo esa mirada belicosa. ¡Olvídame! Nunca estaremos juntos. Tú eres la cobardía y yo un incansable luchador forjando su suerte valerosa.

Diploma

GANAR LA BATALLA Ana Tenías Arbea

3º ESO, IES Reyes Católicos. Ejea de los Caballeros El oxígeno empezó a fugarse, el aire poco a poco dejaba de permanecer en mis pulmones y pequeñas espinas de fría rosa me iban dañando el alma. Los pálpitos de mi interior aceleraban y, sin avisar, mi corazón comenzó a latir rápidamente.

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La vida no es justa, yo he sido buena durante cada segundo. He querido a aquellas personas que me demuestran, durante trescientos sesenta y cinco días al año, que merece la pena estar a su lado.

No lo conocía, pero desde que me di cuenta de cómo era su forma de ser, su manera de hacer daño… lo empecé a odiar con todas mis fuerzas.

Y ahora aparece él, haciendo que mis atardeceres sean más sombríos, aparece él tan duro y tan frío, cambiando el verano por otro fresco invierno, la alegría por la tristeza, las sonrisas por penas.

Me asustaba oír su nombre, provocándome así pequeños escalofríos impidiendo que pudiese acostarme tranquila cada noche.

Convirtiendo el color que las flores de todas mis primaveras saben lucir, por senderos tibios, callejones que solo guían a la oscuridad.

Apoyando la cabeza en mi almohada y, buscando la llegada del sueño, me acompañaban débiles suspiros mientras reflexionaba;

Robándome la esperanza y haciéndome sufrir, como princesa ganaré la batalla, no quiero morir.

—¿Por qué? —Me preguntaba. —¿Por qué me toca a mí?

Les has chillado a mis sueños que dejen de volar y, con la cabeza bien alta, te digo: Maldito cáncer, yo jamás dejaré de soñar.


A MI QUERIDO HERMANO MAYOR Gemma Arasco

2º ESO, Colegio Hermanas Mecedarias. Ejea de los Caballeros Mis ojos se abrieron de par en par. Vi volar mi felicidad hacia algún lugar lejano del que creí que no regresaría. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos al pensar que acababa de perderte. Que había sido mi culpa. Que seguirías aquí de no ser por mí. Recordé, minutos antes tú estabas sonriendo. Jugábamos juntos en el parque de cerca de casa: No chutes muy fuerte, me decías. No te hice caso. Chuté la pelota con todas mis fuerzas y esta voló hacia la carretera. Y tú fuiste detrás de ella. Entonces se oyó el estruendo. El estruendo que hizo que tu vida se esfumara como un soplo de aire.Corrí hacia la carretera a toda prisa. Tu cuerpo tendido en el asfalto, sangraba. —Hermanito, no te vayas. Quédate conmigo, por favor. Te suplicaba entre sollozos. Tú me sonreíste, a pesar de lo que acababa de pasar. Adoraba tu actitud despreocupada, tu felicidad sin causa. Que ahora ya no está. Te arrastre hasta la acera. Una multitud nos rodeaba. Abrazaba tu cuerpo, mis mejillas estaban sonrosadas y mis ojos empañados de lágrimas. La gente pedía ayuda entre gritos. Recuerdo que acercaste tu boca a mi oreja y me susurraste: «Cuídate, ¿vale?». Después de eso, tus ojos se cerraron para no volver a abrirse nunca. Apareció mama de entre la muchedumbre. Se abría paso a codazos, quería ver a «su niño». Mamá también se puso muy triste. Fue la primera vez que la vi llorar. Nos abrazó a

ambos. Llegó la ambulancia, que supongo que pidió ese señor mayor que llevaba el móvil en la mano. Llegó tarde, porque para entonces tú ya te habías marchado. Los días siguientes, yo no fui a la escuela. Mamá tampoco fue a trabajar. Nos quedamos juntos en casa, pasando las horas en el sofá, mirando el sitio donde tú solías sentarte. El domingo siguiente al accidente, mamá me llevó a la montaña. Subimos hasta lo alto. Una vez ahí, mamá me dio una urna de metal. Le pregunté para qué era. Ella me dijo que era para que tú pudieras volar en libertad y tocar el cielo. Ahí, en lo alto de la montaña que tú tanto amabas, mamá y yo tiramos tus cenizas. Estas volaron por el cielo, como si fueran pájaros que migran a un lugar mejor. Por algún motivo, me hizo sentir aliviado. Mamá me tomó de la mano. Me dedicó una sonrisa. Esa sonrisa me recordó a ti. Yo amaba tu sonrisa… y hubiera hecho lo que fuera por que perdurara. Aunque ahora ya es demasiado tarde para decírtelo, te doy las gracias por todos esos momentos felices que me regalaste y por cada sonrisa que ofreciste al mundo. Estoy seguro de que tienes un asiento de honor entre los ángeles. Tal vez lo que más me duele es el no haberme podido despedir bien de ti. Así que con este texto me despido de ti.Te quiero mucho, hermano. No te olvides de mí. Adiós

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Diploma

Diploma

EL HIJO DEL VIENTO

Elisa Hernández Fernández

1º ESO, IES Cinco Villas. Ejea de los Caballeros Hace muchos años, los dioses quisieron crear una bestia

Zeus fue quien eligió que el macho fuese negro y la hem-

grande, noble, bonita, veloz, resistente y única. Noto, el

bra blanca, para que el potro fuera una mezcla de los dos

viento del sur, decidió ser el primero en aportar algo. Pero

colores. Así pues tenían delante al señor de las bestias, al

no podía solo, necesitaba la ayuda de Bóreas, el viento

hijo del viento, al caballo.

del norte, Céfiro, el viento del oeste y Euro, el viento del este. Zeus ordenó que estos se mezclaran y condensaran,

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Los dioses se dieron cuenta de que habían hecho algo

para que la bestia tuviera así todas las cualidades que ne-

mal. El caballo era perfecto, pero ahí estaba el problema,

cesitaba. En este proceso se debe tener especial cuidado,

tenía todas las cualidades que se pueden tener por lo que

pues esta bestia sería la que llevaría a los dioses donde

tenía un espíritu libre. No estaba hecho para ser encerra-

ellos desearan, así pues Noto, Bóreas, Céfiro y Euro se

do, montado y ensillado, tenía ansias de correr y jugar

condensaron, creando así el señor de todas las bestias:

tranquilo, de que nadie lo tocara y de ser así una bestia

el caballo.

libre. Los dioses lo intentaron todo, pero era inútil.


concurso 1º-3º eso poesía

Se dieron por vencidos y dejaron libre al caballo. Campaba a sus anchas por cielo, mar y aire, pero no tenía suficiente y decidió ir al inframundo. Tan fuerte grande e imponente era que consiguió asustar al Can Cerbero, el perro de Hades, el que guardaba la puerta del inframundo y el caballo consiguió entrar. Hades estaba indignado y decidió matar al hijo del viento, esto llegó a oídos de Zeus. Él no quería que Hades destruyera la mayor creación hecha por los dioses, así que se enfrentó a Hades y llegaron a un acuerdo: el primero que pudiera dominar al caballo era el que decidía qué hacer con él, si matarlo o dejarlo vivir. Hades cogió a la hembra y Zeus al macho. Hades la esclavizó, usó látigos para fustigarla, espuelas para castigarla y un brocado severo para controlar su

fuerza. Llevaba días intentándolo, pero lo único que conseguía era que la yegua lo despreciase y que cada vez esta se volviera más bruta y salvaje. Zeus primero metió al caballo en un vallado grande, premiándole cada vez que el caballo se le acercaba, a continuación empezó a acariciarle y a jugar con él, hasta que un día consiguió subirse encima. Zeus había ganado, el caballo viviría. Pero Hades tenía muy mal perder y no volvió nunca a hablar con Zeus. El caballo se convirtió en la criatura mas adorada en el Olimpo y se demostró que cualquier ser libre puede convertirse en el más noble compañero con cariño y paciencia, pero no con violencia.

Concurso 1º-3º ESO Poesía Primer premio

TE AMÉ

Elisa Montañés Rodrigo 2º ESO, IES Cinco Villas Ejea de los Caballeros Un día me dirás te quiero,

No te preocupes por lo demás.

Y yo te responderé te quise.

Solo quería recordártelo Para que puedas saber lo que siento

Un día me preguntarás por qué,

Y lo que sentía en mis adentros.

Y sinceramente te diré Que en aquel momento te amé.

Nada más queda. Solo los recuerdos,

Algo difícil para todos,

Que, al cabo del tiempo,

Amar sin ser amado.

Se llevará el viento.

Pero llega el momento. Ya es tarde, todo ha terminado.

Aquí se termina todo, Todo lo que algún día sentimos.

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Eso demuestra cómo eres.

Piensa que un tiempo te he amado,

Algo tan efímero,

Y que ese tiempo ya ha terminado.

Pasajero en tu vida. Tan simple como el olvido. Espero que llegue ese día especial En que te arrepientas de todo. Lo que no hiciste o no dijiste. Lo que pudiste hacer, pero no quisiste.


literatura juvenil

Segundo premio

LA POESÍA ENCADENADA Luis Mené Manero

3º ESO, IES Río Arba Tauste Palabras encadenadas

Adelante

que construyen una poesía

que ha de estar grabado

sobre la marcha.

en la mente de la gente.

Marcha, deporte complicado

Gente

de ejecutar

que va,

aunque si lo haces bien,

gente que viene,

mucho puedes ganar.

gente que amas, gente que conoces.

Ganar, algunos piensan

¿Conoces algún poema encadenado?

que es lo único que hay,

Yo no,

aunque es más importante

por eso lo he creado.

saber perder y seguir adelante.

REY SOL

Diploma

SANGRADO

José María Casalé,

3º ESO, Colegio Hermanas Mercedarias Ejea de los Caballeros Hoy he sangrado, hoy he sangrado tu amor, yo te amo, y tú te vas, yo te quiero, y tú no volverás. He sangrado en la noche, muriéndome sin tu amor. No te vayas, y no sangraré, no te vayas, y no lloraré. Porque hoy he sangrado, he sangrado tu amor, en medio de la noche, muriéndome sin tu amor.

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concurso 4º eso- 20 años narrativa 182

Concurso 4º ESO - 20 años Narrativa Primer premio

ESPERANZA María Abadía Labena 4º ESO, IES Reyes Católicos Ejea de los Caballeros «Hola mamá. ¿Qué tal? Supongo que como siempre, ¿no? Podría decirse que yo estoy bien. Hoy he tenido un día algo duro. En la empresa están recortando plantilla y temo que prescindan de mí. Sí, es verdad, llevo ya doce años trabajando ahí, supongo que es un punto a mi favor. También estoy algo preocupada por mis compañeros, sé que hay alguno que está viviendo una situación complicada y lo último que le ayudaría sería la cola del paro. ¿Los niños? Ahora mismo Adán está en kárate, como todos los jueves. Dafne ha ido a la biblioteca a estudiar para un examen con unos compañeros de clase. Sí, es muy responsable. Pero, ¿sabes qué? Creo que le gusta un amigo suyo, habla mucho de un tal Adrián. Tendrías que verla, ¡cómo se le ilumina la cara! Me recuerda a mí cuando tenía su edad. Me ha pedido que la deje ir este fin de semana a un concierto que hay de no sé qué grupo, pero no sé qué hacer. Me da bastante miedo el que pueda pasarle algo, la verdad. Pero tampoco quiero que se disguste por perdérselo, parecía que le hacía muchísima ilusión. ¡Ah, sí! ¡Mi hermano! ¡Álex ha decidido que va a casarse con Claudia! Está muy nervioso. Me ha llamado para quedar esta tarde, para que le contase un poco cómo César me lo pidió a mí. Me ha dicho que va a prepararle una escapada romántica a la montaña. Claudia adora esquiar, así que irán a una casa rural cerca de alguna pista. Me ha pedido que le enseñe a cocinar algún plato con el que sorprenderla. ¡Él sí que me está sorprendiendo! A Álex no le gusta cocinar, no tiene paciencia. Si de verdad cocina para ella, es que está muy enamorado. No, César no ha llegado todavía. Me ha dicho que cuando terminase la clase de interpretación, recogería a Adán. Este año está encantado con los alumnos que le han tocado, no ha tenido los problemas de otras veces. Creo que es al grupo al que más cariño ha cogido desde que montó la Escuela de Artes Escénicas. ¿Sabes? Ayer vino a buscarme al trabajo y fuimos al cine. Volví a sentirme adolescente durante hora y media. Cada día lo quiero más. No te imaginas lo feliz que me hace, mamá. No, de papá sigo sin saber nada. Tampoco hace falta. De hecho, no sé por qué le sigo llamando así. Sé que tú

siempre decías que todo el mundo merece una segunda oportunidad, mamá. Pero es que tú le diste todas las que resistió tu cuerpo, fueron más que suficientes. Todavía recuerdo el rebotar de su voz por toda la casa, gritándote, maldiciéndote. Recuerdo el primer día. Tú entraste a mi habitación. Yo estaba escuchando música, así que no había oído nada. Recuerdo que, desde ese día, algo cambió en tu mirada, no sabría explicar muy bien el qué. Recuerdo que tu pelo estaba revuelto, una cosa muy inusual en ti. Quisiste hablar y no pudiste. Te sentaste en el borde de la cama mirando fijamente al armario aunque, probablemente, no estuvieses viendo el armario sino todo lo que había pasado minutos antes. Yo entendía más bien poco lo que sucedía. Parecía que algo se había roto dentro de ti, algo que no se podría ni soldar ni vendar, algo que no se remediaba con tiritas ni con jarabes. Que no había receta que te consolase. Ahora entiendo que hay veces que la única persona que puede calmarte es la que causó tu llanto. Pero en tu caso papá no hizo nada por calmarlo. Tú no lo sabías, mamá, pero te veía todas las noches mirarte en el espejo del baño, repasando todas y cada una de las marcas que él había dejado en tu cuerpo, tragabas saliva y cerrabas los ojos cuando tu dedo rozaba una de ellas, yo también lo hacía. Recuerdo el final, sobre todo. Volvía a casa un viernes por la tarde. Álex estaba en la puerta. Álex y varios operarios de policía. Fue la última vez que os vi juntos a papá y a ti. Tú saliste de casa hacia el hospital, recuerdo que te cubría una térmica, y papá con las manos en la espalda. Debajo de esa térmica también iba una parte de mí, mamá. Y de Álex. Pero, sin embargo, no sentíamos que algo se hubiese quedado alrededor de las muñecas de papá. Un destello desconocido brilló en sus ojos antes de subir a aquel coche… No te lo había dicho, mamá, era una sorpresa, ¡estoy embarazada! Es una niña. Va a llamarse Esperanza, como tú, sé que te gusta. Pero esperamos de verdad que esta vez la esperanza sea lo último que se pierda.» Sonó el timbre. Sus ojos se apartaron de la urna que reposaba sobre la chimenea y fue a abrir.


literatura juvenil

Segundo premio

SOBRE UNA ANTORCHA Javier Adrada de la Torre

4º ESO, IES Gustavo Adolfo Bécquer Algete (Madrid) Todos creyeron que el inicio había sido acordado, el desarrollo ardoroso y el colofón por ambos padecido; y nadie llegó a descubrir que el primero había sido forzado, el segundo engañoso y el último por uno solo urdido. Desde el día en que ella sintió dentro de sí el vaivén de la afilada e hiriente profanación y vio su pureza romperse como la membrana del ala de un murciélago, tuvo la certeza de que en el mundo no existía el amor, sino sólo el deseo, el interés propio. Durante un verano continuaron viéndose, él movido por la lujuria y ella por la venganza. No iba a ser fácil tomar represalias sin dejar rastro. Atravesar su pecho brutalmente como él lo hizo con su vientre no era factible, pues esconder un cadáver era difícil en una ciudad —Sestos no era una excepción— e imposible en la memoria. Suficiente era la carga que oprimía ya su pecho y no quería soportar un asesinato además de una violación. Por tanto, el hombre debía morir en el Helesponto, donde nadie jamás encontrase lo que quedó de su ahogada vida, donde nadie jamás sospechara quién había rezado a los dioses para que su existencia concluyera. Efectivamente, había suplicado a Zeus que electrificara los mares mientras el nadador los surcaba, había implorado a los Anemoi que sacudieran los piélagos y encresparan sus ondas de lapislázuli, había rogado a Forcis que enviase a Escila contra aquél que venía desde Abidos; y cada una de las noches de aquel estío, ella quedó decepcionada al comprobar que, una vez más, su amado aparecía en la playa, impregnado de agua y sal, con mirada lasciva, dispuesto a robarle de nuevo su ya perdido tesoro. Con la llegada de la estación fría, la sacerdotisa albergó la esperanza de que los vientos huracanados, las tormentas furibundas y los aludes de agua salada aparecieran naturalmente, ya que era lo esperable en tal período del año. Más de noventa noches había sentido el puñal de la deshonra, de la inclemencia, de la inmundicia acuchillándola, hiriéndola, hundiéndose en su cuerpo una y otra y otra vez, tan humillante, dolorosa y gélidamente como la primera. Al fin consumaría su venganza, el día en que la aurora descosiera el crepúsculo y ella, sola en su cama, no fuera asediada por los repulsivos recuerdos de lo acontecido aquella noche.

La suerte fue propicia: la séptima noche invernal conoció la mayor tormenta sufrida en años. Se electrizaron las acuosas entrañas del cielo y éste rugió, y sus manotazos celestiales sacudieron el Helesponto en un espectáculo de deslumbramiento y estrépito. Las olas se alzaron sobre la superficie del estrecho como murallas dispuestas a prohibir el paso a cualquiera que osara atravesarlas. Y la sacerdotisa, sola en lo más alto de la torre, con la lámpara encendida a su lado para que fuera lo último que su amado viera antes de sucumbir, deseó que su príncipe jamás la rescatara. Cuál fue su sorpresa y su ahogo, sin embargo, cuando vio que el húmedo cuerpo del nadador emergía de las iracundas y bravías olas que se rizaban en la orilla. Fue entonces, tras comprobar que realmente su Fortuna estaba rubricada por el dios de los dioses y que nada la salvaría de su condena, cuando se desmoronó y se entregó, sumisa ante lo inexorable, a la pasión de su sino. A la noche siguiente, el mar se encontraba más relajado, aunque provisto de cierto estremecimiento que dificultaba el tránsito a nado. La mujer lo esperó desde su atalaya como un reo de muerte en el cadalso aguardando a que llegue el verdugo. Y de improviso, sintió a su derecha un halo de luz iluminadora que le proporcionó la solución a su tormento: la llama de la antorcha. Lo que hasta entonces había guiado aquel amorío iba a suponer la conclusión de éste. Por tanto, la mujer asestó un violento golpe a la lámpara y ésta se precipitó por el borde de la torre hasta desplomarse y apagarse en la arena de la playa. Leandro, desde las convulsas aguas, la vio caer como una estrella fugaz que no iba a concederle ningún deseo, sino a arrebatárselo. Una tormenta comenzó a prosperar en la atmósfera. Entonces, con la mirada clavada en ningún punto de la penumbra, Hero trató de recordar todo lo que habían vivido juntos desde que se conocieron para disfrutar más aún con su consumada venganza. Llegaron a su mente, como una lluvia de cristales de odio, los recuerdos de cada una de las noches que había sido embestida reiteradamente en su cama, la cual a diario se tornaba en su lecho de muerte. Sintió un profundo asco, y al instante, una aliviosa satisfacción al pensar que Leandro, en aquel momento, estaba agonizando entre las olas, las cuales lo

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concurso 4º eso- 20 años narrativa

embestían reiteradamente. También evocó el día en que fue violada: él había tratado de persuadirla aludiendo a Afrodita, sin éxito; y había jurado que estaba enamorado, un cinismo; y había asegurado que se suicidaría si su amor no era correspondido, una miserable amenaza. Finalmente, ella había accedido a darle parte, sólo parte, de lo que él ansiaba, pero Leandro se había desbocado y había acabado despojándola de su virginidad y ella se había sentido ultrajada e infame. Sin embargo, sólo en aquel momento, se percató de que en ningún momento ella se lo había impedido. Comenzó a plantearse que tal vez cupiera la remota posibilidad, cada vez más cierta y abrumadora, de que Leandro hubiera estado realmente enamorado y dispuesto a quitarse la vida si no la pasaba junto a Hero. En ese caso, pero sólo en ese caso, el joven había actuado movido por amor y su intención no había sido nunca vil ni él merecedor de aquel castigo. Y finalmente, recordó cómo Leandro había sobrevivido al vendaval sólo para verla una noche más. Sólo el amor podía obrar un milagro tal.

Volvió a ver en su mente, como una lluvia de cristales de amor, las imágenes que conservaba de sus noches de pasión con Leandro. Hero se apresuró a mirar hacia la playa desde lo alto de la torre, horrorizada de sí misma, sintiendo que su corazón cambiaba repentinamente y que el deseo se convertía en amor. No vio la antorcha, pues todo estaba demasiado oscuro y la tenue luz de la Luna apenas permitía adivinar la sinuosa plata de las olas. Se asomó más aún, hasta que más de la mitad de su cuerpo sobresalió por encima del borde del torreón, y un latigazo de los Anemoi —que habían escuchado inversamente sus plegarias— la hizo tambalearse y caer finalmente hacia la playa. Poseidón se encargó de unirlos una última vez. Al rayar el alba, unos marineros encontraron en la costa un hombre, una mujer y una antorcha. Los tres estaban apagados. Erasmo de Bilbao

Diploma

UNA MAÑANA CON SABIDURÍA Óscar Rodríguez Moreno 4º ESO, IES Reyes Católicos Ejea de los Caballeros

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El sol brillaba grisáceo entre las nubes, un rayo de sol vagabundo se colaba entre las persianas. Me desperecé y vi cómo te contorsionabas bajo las sábanas para acabar abrazando mi cuello en una presa de la que no quería escapar. Tu cálido aliento erizaba el vello de mi nuca al rozar mi oreja. Comencé a acariciar tu pelo y sonreíste sin previo aviso… me perdí en esa sonrisa al igual que mi otra mano se extravió acariciando tus costillas desnudas. Tu cuerpo desnudo no tenía nada que envidiarle al amanecer que se apuntaba tras los cristales de la ventana, para qué quería admirar la belleza de la niebla flotando sobre los edificios si podía disfrutar de cómo el sol dejaba entrever tus formas entre las sábanas con sus rayos traviesos y mirones. El café y su aroma comenzaron a inundar la casa mientras yo me daba una ducha. El agua caliente templando mi cuerpo y mi cabeza meditando sobre tu belleza y los vestigios del alcohol que aún se resistían a abandonar mi cuerpo. Al llegar a la cocina allí estabas tú, con esa son-

risa que eclipsaba cualquier paisaje presente, despeinada, los ojos llenos de luz y sobre tu cuerpo semidesnudo solo una de mis viejas sudaderas que llegaba a la altura de tus muslos. Sonreíste traviesa mientras te acercabas, para acabar besando mi sonrisa maravillada y acabé rindiéndome a ese beso, renunciando a mi alma, esperando pasar toda la eternidad colgando de ese instante. Mi taza humeaba mientras tú saboreabas una tostada con sensual parsimonia, relamiéndote como un gato, yo admiraba tu sensualidad felina. Un rayo de luz se colaba para dar justo en ese punto en el que tu cuello y tu cara se unen, en ese punto por donde tantas veces se habían paseado mis labios. Mis ojos se posaron en ese punto y desde allí fui observando tu rostro, tus labios, el ángulo de tu mandíbula… No pude resistirme y me dejé llevar por el impulso, así que me lancé a un beso dulce y frenético mientras tú reías con esa risa infantil y melodiosa que me hace perderme en mi País de las maravillas personal.


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¿POR QUÉ LLORAS? Irene Laplaza Osta

4º ESO, IES Reyes Católicos Ejea de los Caballeros «No te preocupes niñata, yo te cuido» y otras frases que me solía decir Javi cuando paseábamos por el parque comiendo pipas. Me daba la impresión de que el verde de los árboles y el cantar de los pájaros le hacían decirme cosas cursis, pero sabía que lo decía de corazón. Hacía que me sintiera feliz cuando me decía cosas así. Él, a pesar de su apariencia de «machito» y de ser el que siempre se mete en todos los problemas y sale sin saber cómo, era el único que me comprendía, el único que sabía cómo me sentía en cada momento. Más que un amigo, Javi era un hermano, como mi alma gemela; él no era perfecto, pero rozaba la perfección. Javi se preocupaba de mis estudios cada día. Siempre me decía que no iba a dejar que cometiese el mismo error que él. Su infancia fue dura. Su padre murió cuando era tan solo un niño; su madre no pudo superarlo y cayó en una profunda depresión dejando a Javi en manos de su tía. A los 17 años, sin ni siquiera tener el título de la ESO, decidió que ya era hora de buscarse la vida y ganarse su propio dinero. Para Javi eso era la clara descripción de «persona adulta». A pesar de todo eso yo lo admiraba, aunque nunca se lo dijera. Yo no tenía nada que ver con él. Mi familia era de clase media tirando a alta, en mis 15 años nunca me había faltado de nada y mis notas eran de las mejores de la clase. Pero aun con todo, en mi casa no me sentía cómoda; mi padre trabajaba y yo no tenía la atención que quería por su parte. Mi madre estaba siempre en casa, cotilleando con sus amigas y metiéndose constantemente en mi vida. Eso me hacía tener muchas peleas con ellos y a su vez con Javi. Eran las seis de la tarde y yo me situaba en la puerta roja del parque enfrente de la librería general, allí era dónde cada día me citaba con Javi. Lo hacía a escondidas, ya que mi madre tenía la particular manía de controlar todo lo que yo hacía, se creía que yo no me podía valer por mí misma. Era febrero y hacía una tarde bastante fría. Javi no llegaba y mis manos empezaban a coger un cierto color rojo comparable al de los tomates; a mi nariz no

le faltaba mucho para ponerse igual. Me extrañó, él era siempre muy puntual. Pasaron treinta minutos y mi cuerpo me pedía calor, así que decidí irme a casa. Volví al sitio de siempre durante dos semanas y no había ni rastro de Javi. Decidí llamarle, pero no obtuve respuesta. Necesitaba su ayuda urgente, el chico que me gustaba por fin me hacía caso y necesitaba su consejo. Estuve sin noticias de Javi un mes. Tampoco me importó mucho, pues en ese tiempo estuve manteniendo una relación con Adrián. Él no me gustaba desde hace mucho, pero le tenía mucho aprecio, le había echado el ojo y tenía que conseguirlo. En abril, Adrián me dijo que no podíamos seguir con lo nuestro, que sería mejor dejarlo. Yo no sabía qué hacer, pues a los chicos siempre los dejaba yo y no estaba acostumbrada a estos cambios. Lo pasé muy mal y decidí ir al parque grande donde me solía encontrar con Javi para dar una vuelta. A las seis fui allí y me encontré con Javi. Él estaba sonriente y alegre pero no tenía el mismo aspecto de siempre. Estaba más delgado, su cara tenía un tono pálido y noté un corte de pelo. No le favorecía mucho, pero no se lo dije. Fui corriendo a abrazarle y le pregunté que dónde había estado todo este tiempo. Me dijo que había encontrado trabajo y que estaba muy ocupado y no había podido contactar conmigo. Me pudo la emoción y dejándole con la palabra en la boca empecé a contarle todo lo ocurrido, y al recordar lo de Adrián sentí que las lágrimas se me salían de los ojos y rompí a llorar. 185

—¿Por qué lloras? —me preguntó Javi. —Mi vida no tiene sentido, Javi, en mi casa no me quieren y encima mi novio me ha dejado. No puedo más. —Claudia, tengo cáncer… y a pesar de eso sonrío. Mis ojos se abrieron como platos, ya no lloraba, no me salían las lágrimas. Javi me besó la frente y se perdió


concurso 4º eso- 20 años narrativa

en la oscuridad de la tarde. En ese instante me sentí la persona más egoísta del mundo. Si me hubiesen dado a elegir entre eso y una puñalada en el pecho no habría sabido qué elegir. Una semana más tarde Javi murió. Yo no tuve el valor de ir a despedirme de él, la situación me superaba. En ese momento comprendí que los chicos van y vienen, que puedes tener peleas, discusiones y enfados con tu familia,

de verdad. Yo no me porté bien con Javi, el dicho se cumplió: nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Para mí Javi no se ha ido, yo le quiero y él lo sabe. Sé que me cuida desde donde quiera que esté y que me esperará hasta que vaya a verle, aunque no sea ahora.

Diploma

¿QUEDA ALGUIEN QUE CREA EN LA MAGIA? Amelia Cortázar Gómez

2º Bachillerato, IES Las Llamas. Santander Todos nosotros hemos creído alguna vez en ese diminuto y mágico roedor que atraviesa puertas, ventanas... todo tipo de obstáculos, para llegar a nuestra almohada y cambiar el pequeño diente de leche que se esconde debajo, por una moneda. El pequeño ratón reparte cada noche millones de monedas y recoge cientos y cientos de dientes de leche y, además, consigue que nunca nadie le vea.

caba y lo buscaba pero no lo encontraba. Entonces recordó que no todos los niños guardaban el diente debajo de la almohada, también había algunos que lo dejaban en la mesilla de noche, cerca de un vaso de agua o de leche. Inmediatamente salió de debajo de la almohada y se acercó a la mesilla en busca de la pequeña pieza dental. Pero Pérez frunció el ceño y movió los bigotes, el diente tampoco se encontraba ahí.

Son todos estos factores los que lo hacen ser único y extraordinario en todo el mundo. Pero fue una noche de invierno cuando Pérez descubrió que tenía competencia y que podía dejar de ser el único en repartir regalos a cambio de dientes.

Nunca en toda su carrera le había ocurrido algo semejante. Siempre encontraba el pequeño diente a la primera, debajo de la almohada y, alguna vez, pero raramente, en la mesilla. Por si acaso, el ratón miró de nuevo debajo de la almohada y su sorpresa fue enorme cuando descubrió que sí que había algo, pero no era en absoluto lo que él pensaba encontrarse.

Era una noche de Diciembre, fría y oscura, las calles de la ciudad estaban completamente vacías, apenas había luz porque las farolas ya se habían apagado y solamente un pequeño ser deambulaba en la intemperie. Pérez acababa de salir de su almacén dispuesto a hacer lo mismo que hacía todas las noches. Con el saco lleno de monedas en una mano y la lista de los niños a los que debía entregar el dinero en la otra, se encaminó hacia su primer destino.

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pero luego son ellos los que están ahí cuando te pasa algo

En menos que canta un gallo, Pérez había conseguido llegar a la casa del niño y, a pesar de que el alféizar de la ventana resbalaba por el hielo, el ratoncito consiguió subirse sin dificultades, debido a su experiencia. Abrió la ventana y entró en el cuarto cuidadosamente. Una vez dentro, el ratoncito no perdió ni un segundo. Sacó del saco una brillante moneda y acto seguido soltó su cargamento para facilitar su labor. Con habilidad tras tantos años, agarró las sábanas que colgaban de la cama y comenzó a trepar como escalador profesional que era. Al llegar a la cima, el ratoncito se sumergió debajo de la almohada del niño y comenzó a buscar el diente. Lo bus-

En la penumbra del cuarto, Pérez no conseguía ver del todo bien lo que acababa de encontrar, pero solamente por el tacto sabía que no era un pequeño colmillo o muela. Suavemente se acercó a la ventana para usar la luz de la luna y ver así mejor lo que sujetaba en su mano. Sentado en el alféizar, la luz de la luna reveló su hallazgo: era un billete y tenía mucho más valor que las monedas que él portaba. El ratoncito estaba confuso. ¿Quién lo había dejado allí? Cogió sus cosas y seguidamente salió del cuarto confundido y bastante enfadado. En las siguientes casas le ocurrió lo mismo. Entonces el ratoncito, triste y desilusionado, recordó el rumor que había oído unos días atrás. La gente ya no creía en la magia, dejaban de creer en él. Ahora los padres de los niños suplantaban a Pérez y también superaban la moneda. ¿Qué sería de él si esto seguía así?


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ES UN DÍA DESLUMBRANTE Marcos Piquer Torralba

2º Bachillerato, IES Cinco Villas Ejea de los Caballeros Es un día deslumbrante, acaba de amanecer, he podido ver el nacimiento del nuevo día, desde la negrura de la noche hasta la luminosidad del día, y he podido disfrutar de los cambios de colores y tonalidades que ha traído consigo.

y no me gustan, no me gustan los hombres, son extrañas

Desde la posición en la que me encuentro, domino con la vista kilómetros de extensión, siento pasar el aire entre mis alas y si me elevo un poco más puedo ver cómo el sol va derramándose por la tierra descubriendo los colores de la vegetación y el color azul de un río que serpentea dormido.

llena, nada le satisface, nada es suficiente.

Las pequeñas aves que estaban hasta hace poco dormidas alborotan y reciben la luz con creciente nerviosismo y como los demás animales terminan de desprenderse de su letargo nocturno y salen de sus escondites buscando la calidez de los rayos del sol que ya son cálidos.

criaturas, egoístas, traidoras, taimadas expoliadoras y depredadoras hasta con su propia especie. El universo tiene un equilibrio, todos conocemos cuáles son nuestros cometidos y nuestros límites, salvo el hombre, nada le Poco pueden hacerme, mi refugio está escondido en un alto risco en unas escarpadas montañas, pero he visto las cicatrices que van dejando por donde quiera que pasan, grandes extensiones de manchas grises de cemento o de asfalto. De cuando en cuando acontece alguna catástrofe, algún terremoto o alguna inundación y la naturaleza aprovecha para reajustar los límites. He visto antiguas ruinas perdidas en la selva, olvidadas por los humanos, recupe-

También yo comparto esta alegría del nuevo día y no puedo evitar la sensación de libertad cuando siento las corrientes de aire que voy empleando a mi antojo para elevarme muy alto y luego dejarme caer en picado hasta casi rozar el suelo, volando por encima del río dibujando sus meandros con mis piruetas, rozando con las garras el agua fresca y sintiendo cómo el reflejo del sol pinta mis plumas de destellos, para de nuevo remontar el vuelo y espantar los grupos de pequeñas aves.

radas como refugio por pequeñas criaturas.

No me canso de explorar nuevos cielos dejando atrás kilómetros de extensión, he volado sobre aldeas y pueblos

dose y esperando en la oscuridad la llegada del siguiente

Mis instintos me reclaman prioridades y dejo de ser espectador para formar parte de este día y de este universo. Mimoso y doliente transcurre el día, no hay tiempo encerrado, solo el sol que se mueve sobre nosotros, acercándose poco a poco, centímetro a centímetro al ocaso, pintando el cielo de rojos y anaranjados, y todas las criaturas se preparan para la llegada de la noche, acurrucánamanecer.

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Concurso 4º ESO - 20 años Poesía Primer premio

NADA

Alicia Borja Pellicena

1º Bachillerato, IES Cinco Villas Ejea de Caballeros Nada, semilla, espera,

Alegría, amor, futuro,

ilusión, dolor…

juventud, libertad, esperanza.

vida. Madurez, reflexión, estabilidad, Ingenuidad, inocencia, fragilidad,

seguridad, templanza.

ignorancia, pureza… infancia.

Recuerdos, senectud, serenidad, vejez, entrega, añoranza.

Contradicción, confusión, incertidumbre, amistad, rebeldía…

Ocaso, tristeza, desesperanza,

adolescencia.

dolor, angustia, silencio… NADA.

Segundo premio

YO, SELENE

Carlota Notivoli Coarasa

2º Bachillerato, IES Reyes Católicos Ejea de los Caballeros

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Me levanto apagada

Estérope está cabreada

con los gritos de Eos

con Circe y con Odiseo.

que ya buscaba amantes

Sus hijas que son sirenas

entre guapos y feos.

cantaron y no vencieron.

Luego viene Helio jurando

«Poseidón, dios de los mares,

«¿Dónde están tus hijos reos,

¡que corten su hebra quiero!

que abandonas cada noche

Haz que su barco se hunda.

en una prisión de hierro?»

¡Que se pierda en el Averno!»

«Hermano», dice la diosa.

Maldita deidad aciaga.

«No sabes, por lo que veo,

¡Hades no los querrá dentro!

que tus sobrinos son dioses…

Tú sufrirás mi castigo,

Yo no encarcelo a los vientos.»

brillante, frío y eterno.

Hermano y hermana vuelan

Impaciente en mi alcoba

casi acariciando el suelo.

aparece el dios Aqueloo.

Dejando una estela de humo,

El padre de las sirenas

ceniza, nubes y fuego.

solicita mi consejo.


Los marineros presagian

Debo caer desde el cielo.

que no llegó su momento.

Soy símbolo de muerte.

Las sirenas y su madre

Soy símbolo de miedo.’’

se perdieron en el tiempo.

Poseidón se me aparece,

Nevada, llena y alzada,

imponente, altivo y bello.

contemplo mi mundo griego.

Brama y grita entre mareas,

Allí por el horizonte,

y lo acallo con un beso.

se escuchan los gritos de Eos.

literatura juvenil

‘’Permítame, dios del río.

Diploma

RUTINA

Alberto Moral Pérez

2º Bachillerato, IES Santa Catalina. Alejandría (Jaén) Hoy, me he levantado como cada mañana buscando un razón para hacerlo, entre las manecillas de un reloj digital. Intentando encontrar la razón de mi existencia en la ausencia de una respuesta a una pregunta que carece de sentido. He recorrido el camino, hasta el cuarto de baño, y en el espejo, he visto mis ojos cansados llenos de promesas, y mis ojeras de fracasos.

He vuelto a darme una ducha de realidad para despejar mis pensamientos. He vestido a mis ilusiones de falsas esperanzas; he decorado mi cara con hipocresía y he respirado por inercia. Y como cada día, he vuelto a disfrazar al mundo, a esconder lo que soy y a ocultarme entre la gente, con un velo de ignorancia transparente.

Diploma

TE QUIERO

Andrea Clemente Piñero

2º Bachillerato, IES Cinco Villas Ejea de Caballeros Te sueño, sin quererlo. Te quiero, sin pensarlo. Me vienen recuerdos a tu lado a cada momento. Recuerdos por los que volvería al pasado sin pensarlo. Por eso te sueño, sin quererlo, te quiero, sin pensarlo.

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