Levitas y sotanas

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Levitas y sotanas en la edificación republicana Proceso político e ideas en tiempos de emancipación

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Jean Carlos Brizuela José Alberto Olivar (Coordinadores)

Levitas y sotanas en la edificación republicana Proceso político e ideas en tiempos de emancipación

Autores: María Soledad Hernández Bencid, Manuel Alberto Donís Ríos, Emad Aboaasi El Nimer, Carlos Alarico Gómez, Jean Carlos Brizuela, Susuky Gómez, Domingo Irwin, Isaac López, Joel Manzanero, Andrés Cortez, Froilán Ramos, Frank Rodríguez, Armando González Segovia / José Daniel Chirinos, Omar Hurtado Rayugsen

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Índice

Título: Levitas y sotanas en la edificación republicana ©Coordinadores: Jean Carlos Brizuela - José Alberto Olivar Diseño y realización de texto: Maglin C. Olivero M. Diseño y realización de portada y contraportada: Maglin C. Olivero M. ISBN: 978-980-281-205-9 Depósito legal: lf46020129001418 1ª edición, 2012 Editado por: Subdirección de Investigación y Postgrado IPR “El Mácaro”. Prohibida la reproducción total o parcial de este libro sin la autorización expresa del editor. Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela Reservados todos los derechos de ley.

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Monseñor Mariano de Talavera y Garcés: Entre la Monarquía y la República. María Soledad Hernández Bencid.UCAB ................. Un encuentro oportuno .......................................................... La Independencia de la Provincia de Coro y un obispado ....... Sus escritos, testimonios y aportes ......................................... Un cura congresista de 1811 poco conocido: Salvador Delgado Espinoza. Manuel Alberto Donís Ríos. UCAB/ANH........................... José Vicente de Unda García: Prócer eclesiástico guanareño. Emad Aboaasi El Nimer. Escuela de Historia-ULA ........................ Su despertar patriota .............................................................. En el banquillo, por infidente .................................................. Edificador de la instrucción secundaria en Venezuela ............ La iglesia de Guanare, lugar de pláceme a los vencedores de Ayacucho ...................................................................... Prócer temeroso de Dios, pero con mentalidad esclavista ....... Un siglo después, patriótica sepultura a sus restos .................. Palabras finales ........................................................................ Andrés Bello y la independecia: Un paradigma en tres escenarios. Carlos Alarico Gómez. UAH ......................................................... Introducción ............................................................................ Bello y los antecedentes del 19 de abril de 1810 .................... La Capitanía General de Venezuela .......................................... La Junta defensora de los derechos del rey ............................. Bello en Londres ...................................................................... Bello en Chile ........................................................................... Entre letrados fundadores: Francisco Javier Yanes, edificador de la República y crítico de Colombia. Jean Carlos Brizuela. UPELIPREM. ...................................................................................... ¿Quién es el personaje? ........................................................... Un jurisconsulto en el Congreso fundacional de 1811 ............ “No debemos vacilar”: La insistencia de un tribuno .................. Decisión postergada: La influencia de los grandes propietarios

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De los Apuntamientos sobre la legislación de Colombia al Congreso de Valencia ............................................................. Juan Germán Roscio. Un intelectual en la historia del Bicentenario de nuestra Independencia. Suzuky Margarita Gómez Castillo. UPEL-IPMJMSM ......................................................................... A Modo de Introducción: ¿Cómo abordaremos el estudio? .... El personaje y su quehacer intelectual ..................................... La conciencia ¿Es una carga o un haber? ................................ Algunos fundamentos socio-económicos en el Proceso de Independencia ......................................................................... Roscio y sus ideas políticas desde la Junta Suprema de Caracas 1808 hasta la Carta Constitucional de 1811....................... Reflexionando sobre ideas de libertad ................................... El Triunfo de la libertad sobre el despotismo. Una visión de Emancipación de las mentalidades” ................................... Ocaso del pensador patriota Cúcuta 1821 ............................... Consideraciones finales .......................................................... William Burke: Varios hombres, un solo nombre y apellido. Domingo Irwin. UPEL-IPC/ UCAB .................................................. Dos versiones .................................................................. El William Burke que me enseñaron en la escuela ............. La novedosa segunda versión ........................................ Comparando las dos versiones ............................................... Asomando una tercera alternativa .................................... Las limitaciones de la crónica ............................................ A manera de conclusión ........................................................ La paz y la unión como fundamento de la felicidad de las sociedades. José Jacobo Garcés y la Independencia en la región coriana. Isaac López. Escuela de Historia-ULA .......................................... Introducción ............................................................................ Nacido en cuna de oro ............................................................ Del interés de clase a favorecer la independencia ................. En contra de la discordia ......................................................... Miguel José Sanz: de funcionario monárquico a ideólogo independentista. Joel Jesús Manzanero Flores. SBV ........................... Introducción ............................................................................ Funcionario real y católico ....................................................... Semanario de Caracas: virtuoso formador de ideas políticas ... Consideraciones finales ........................................................... 8

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Francisco Espejo: de fiel monárquico a converso revolucionario. Andrés Cortez. UPEL-IPMJMSM ................................................... Introducción ............................................................................ Proceso de conversión ideológica ............................................ De afecto a la monarquía a dirigente de la Revolución Independentista ............................................................................. José Ángel de Álamo. Republicanismo en tiempos turbulentos. Froilán Ramos Rodríguez. USB .................................................... Los años iniciales de un patricio (1774-1802) .......................... Entre el bisturí y los libros (1802-1810) .................................. Parlamentarismo y legislación (1811-1812) ............................ El precio de la ideas (1813-1821) ............................................ De vuelta a la Patria (1821-1831) ............................................ Conclusión ............................................................................... Miguel José Sanz: apuntes para una biografía intelectual. Frank Rodríguez. UPEL-IPMJMSM / UCV .............................................. Introducción ............................................................................ Miguel José Sanz: funcionario del aparato de administración de justicia colonial ................................................................... Miguel José Sanz y la conformación de la opinión pública en Venezuela ............................................................................... Francisco Hernández: Diputado por San Carlos al Congreso Constituyente de Venezuela. Armando González Segovia/ José Daniel Chirinos ..................................................................................... Consideraciones finales ........................................................... Venezuela en 1808: La conjura de la Casa de la Misericordia. Omar Hurtado Rayugsen. UPEL-IPC .............................................. Las circunstancias previas ........................................................ Desarrollo de los acontecimientos .......................................... El balance desde hoy .............................................................. Conclusiones ........................................................................... Autores ......................................................................................

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Introito En los últimos años, el estudio sistemático de la gesta independentista, dentro y fuera de nuestras fronteras, ha ofrecido nuevas interpretaciones alejadas de la prédica patriotera que ciñe los manuales escolares y no pocos clásicos historiográficos. A simple vista los temas son similares a los abordados inicialmente por las plumas laudatorias de un Rafael María Baralt, José de Austria, Juan Vicente González, Eduardo Blanco y tantos otros que hicieron hincapié en esbozar un escenario terrenal saturado de ángeles y demonios. En lo que respecta a los primeros, la glosa no ha escatimado en elogios hiperbólicos que, si bien en un primer momento contribuyó a cimentar las bases de una identidad nacional acicateada de referentes heroicos, hoy por hoy, los excesos y el anacronismo discursivo obligan a terciar en el debate historiográfico en procura de colocar las cosas en su justa dimensión. No se trata de insistir en la falsa dicotomía que ha hecho de los próceres de la Independencia una suerte de colosos homéricos de a caballo y uniforme, cuyas glorias contrastan con el modesto aporte de caballeros enfundados en almidonados trajes de levita y zapatos de charol. El propósito de este libro, es destacar el relevante rol que ejercieron los próceres civiles en los hechos aurorales de una República, nacida al calor del debate público y de la más espléndida oratoria jamás antes vista. Mucho antes que comenzara a sonar el fuego de la artillería y el crujir de los cuerpos alcanzados por la filosa bayoneta o la mortífera lanza llanera, ya el potente verbo de los ilustres tribunos había delineado el curso de la senda libertaria. Los trazos biográficos que siguen a continuación procuran rescatar de la inadvertencia colectiva, el pensamiento y acción de algunos de los nombres que participaron en la memorable gesta de hace doscientos años. Son ellos los fundadores de la POLÍTICA en su más sublime acepción. A ellos y otros más que no aparecen en este primer volumen, debemos el ensayo inicial de una REPÚBLICA CIVIL, con sus aciertos y errores, con sus fortalezas y debilidades. Aquellos hombres de posiciones a veces contrapuestas entre sí, hicieron buena la fórmula de la tolerancia y el respeto a las ideas ajenas. Sin duda un ejemplo que mucha falta nos hace en nuestro agitado presente.

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Se ha respetado la metodología empleada por cada autor, para darle un mejor matíz a las ditintas miradas analíticas contenidas en el presente libro, en el que participan investigadores de varias universidades del país. Demos paso, al fecundo encuentro entre el lector y los autores de esta obra colectiva. Jean Carlos Brizuela José Alberto Olivar

Procerato civil venezolano: Una muestra representativa

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MONSEÑOR MARIANO DE TALAVERA Y GARCÉS: ENTRE LA MONARQUÍA Y LA REPÚBLICA María Soledad Hernández Bencid La lucha por la independencia de Venezuela está marcada por diferentes matices que van del blanco al negro, degradando en una trama de grises. Es una historia que lucha entre mantenerse dentro de una épica heroica y tradicionalista y una historia integrada con lo económico, político, social y cultural, que muestre los altibajos, las debilidades y fortalezas de los procesos históricos vividos y nos acerque de forma determinante a una novedosa realidad histórica. Dentro del período histórico que se extiende desde la independencia hasta la República,estos matices han dado lugar a claroscuros en cuyas sombras se encuentran numerosos protagonistas que han sido relegados u olvidados a través de los tiempos. Una de las razones, ha sido el empeño de la historiografía tradicional en ver la Independencia como hechura exclusiva de militares o subestimando a los civiles, dando lugar a que la luz se proyecte sobre estos héroes a caballo, dejando en la penumbra a los próceres civiles en la historiografía nacional. La muy relevante, activa y decidida participación de numerosos civiles en estos procesos, muestra una trayectoria poco explorada de los ciudadanos dentro de tan complejos episodios históricos. Además, relacionan al historiador y al público en general con protagonistas no considerados o escasamente considerados por la Historiografía tradicional. Es el caso de Monseñor Mariano de Talavera y Garcés, Obispo de Trícala y Vicario Apostólico de la Diócesis de Guayana, quien a lo largo de una longeva existencia (84 años) es testigo de excepción de la historia venezolana, desde finales del periodo colonial hasta la guerra federal, pasando por la guerra de Idenpendencia y lo azarosos inicios de la Tercera República. Durante su vida, comparte sus energías entre las labores propias de su ministerio y la participación en la vida política del país. Al trazar la línea de tiempo entre 1777, año de nacimiento, y 1861, año de su muerte, se observa que desde el mismo momento en que se recibe como Maestro en Teología(1798), Doctor en Teología(1800), y es ordenado sacerdote (1801), comienza a transitar los caminos de la vida política. 14 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Oriundo de Coro, proviene de familias acomodadas y prominentes de Paraguaná y la Sierra. Hijo de Andrés de Talavera y Josefa Garcés. Su padre y abuelo paterno tienen una amplia participación en la vida política de la región. Siendo este último, Don Sebastián de Talavera, miembro del Cabildo de Coro y su padre, Don Andrés, Alcalde de primera elección. Por línea materna, está emparentado con Facundo Garcés, Alonso Gil Garcés y Juan Garcés, todos ellos militares que participan en la guerra de independencia en bandos diferentes.1

UN ENCUENTRO OPORTUNO Inicia la práctica del sacerdocio en su ciudad natal y en 1806, dos personajes antagónicos visitan la ciudad de Coro. Francisco de Miranda quien desembarca en La Vela de Coro en una de sus invasiones, y Monseñor Santiago Hernández Milanés, Obispo de Mérida de Maracaibo, quien se encuentra en Visita Pastoral en la Diócesis del mismo nombre. La relación entre el joven sacerdote y el Obispo, en tan particulares circunstancias, le brinda a Talavera la oportunidad de ampliar sus horizontes. Hernández Milanés lo nombra Secretario de Cámara y éste lo acompaña en el resto de la Visita Pastoral. Debido a la evacuación forzada que se da en Coro, por la llegada de Miranda, ambos huyen a Barquisimeto y posteriormente Talavera regresa a su ciudad natal, en busca de sus pertenencias y las del Obispo que quedaron olvidadas en la ciudad, a causa de la premura en la huida. Testimonio de lo anterior se encuentra en el Archivo Arquidiocesano de la ciudad de Mérida donde a través de una comunicación, Talavera le da su versión al Obispo sobre cómo se encuentra la ciudad luego de la fallida invasión de Miranda.2 Se desempeña como Cura y Vicario de la próspera región de Barinas. Sin embargo, esto es por poco tiempo, ya que el Obispo Hernández Milanés reclama sus servicios y Talavera se traslada a la ciudad de Mérida. Una vez allí, comienza a regentar las cátedras de Teología Moral y 1 Pedro Manuel Arcaya, Población de origen europeo de Coro en la época colonial, ANH, N°114, Caracas, 1972, p. 321 2 Hay una referencia a esta comunicación en el artículo escrito por Isaac López, La invasión de Francisco de Miranda a Coro en la historiografía regional, En Revista Tierra Firme, N°96, año 24, octubre-diciembre 2006,p. 583-584.

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Sagradas Escrituras en el Seminario de San Buenaventura de esa ciudad, siendo posteriormente Rector Magnífico de esa Institución en sustitución de otro sacerdote vinculado posteriormente léase a la causa independentista, el Dr. Ramón Ignacio Méndez. En abril de 1810, estallan en Caracas las revueltas producidas por el movimiento del 19 de abril. Talavera, se encuentra precisamente en Mérida, una de las Provincias que se pronuncia a favor de los sucesos de Caracas. Su activo protagonismo, queda claramente expresado en el siguiente párrafo: Se le designa Diputado del Clero, para asistir al Cabildo Abierto que se instala el 16 de septiembre de 1810, y en el que se leen los oficios dirigidos al Ayuntamiento de Mérida por las Juntas Supremas de Santa Fe, Caracas y Barinas, entregadas por el emisario Don Luis María Rivas Dávila. En este Cabildo se le elige Vocal para que integre la Junta Patriótica de Mérida, la cual asume el gobierno de la Provincia bajo el nombre de Junta Superior Gubernativa, Defensora de los Derechos de Fernando VII y su Legítima Dinastía, y de la cual es su Vicepresidente. Desde esa posición suscribe el Acta de creación de la Real Universidad de Mérida y redacta el Manifiesto que la Junta Patriótica de Mérida dirige a todos los pueblos de América. Asimismo, el partido capitular de Timotes lo elige como su representante y le encomienda la redacción de la Constitución Provincial de Mérida de 1811.3

El Manifiesto de la Junta Patriótica y la Constitución Provincial, ambos documentos redactados por Talavera, con la colaboración del canónigo Francisco Uzcátegui, reflejan el nivel de sólida formación teórica del clero merideño, quienes buscan en la filosofía tomista, cimentar las bases argumentativas del nuevo Estado independiente que debe nacer de la presente transformación política. Para el año 1812, Venezuela exhibe su primera Constitución que da paso al nacimiento de la primera República. La precariedad de este alumbramiento y la actitud asumida por algunas provincias a favor del fidelismo al Rey, complican el ya enrarecido panorama político y el estallido de marcados conflictos, presagian tiempos difíciles para la República y los hombres comprometidos con ella. 3 María Soledad Hernández, La Prensa Eclesiástica y de Opinión Religiosa en Venezuela, a través de la obra periodística de Monseñor Mariano de Talavera y Garcés, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2011, p.27

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Talavera, al igual que otros sacerdotes y laicos es perseguido y amenazado de ser reducido a prisión en las mazmorras de Puerto Cabello y La Guaira. Sin embargo, escapa y toma el camino del exilio hacia la Nueva Granada, estableciéndose en Bogotá. Tras la llegada del General Morillo a Cartagena, Talavera es expulsado de la Nueva Granada y enviado a La Guaira para su posterior deportación a España. Antes de viajar, se le designa para que predique el sermón, correspondiente a los oficios religiosos programados, para celebrar el Indulto que decreta el Rey Fernando VII a favor de los “insurgentes de América”. La selección recae sobre Talavera, debido a la amistad con el Dr. Maya y además por sus extraordinarias dotes, reconocidas ampliamente, para la oratoria y la pluma. El compromiso es asumido por éste con resignación y sin faltar a la obediencia reglamentaria. De la efectividad de sus palabras depende la vida de sus compañeros sacerdotes y la suya. El contenido del sermón satisfizo las expectativas del “Pacificador” quien al finalizar la ceremonia otorga el indulto a Talavera y sus compañeros, a pesar de que se le ha comentado acerca de la influencia y participación de este sacerdote en el movimiento de independencia. El hallazgo en el año 2009 del documento que contiene el Sermón del Indulto, extraviado en los Archivos especializados por más de 100 años, no se sabe si de manera intencional, permite reconstruir un capítulo fundamental en la vida y obra del Obispo Talavera.4

LA INDEPENDENCIA DE LA PROVINCIA DE CORO Y UN OBISPADO Instalado en su pueblo natal, Talavera entra en contacto con los antiguos partidarios de la Corona y que ahora deciden sumarse a la causa republicana. Integra la llamada Junta Gubernativa de Coro, como consta en los documentos que conforman el Archivo del General Rafael Urdaneta, y se le encomienda entrevistarse con éste para hacer de su conocimiento, la decisión del sometimiento de la Provincia al gobierno de la República. 4 Una acuciosa búsqueda por más de 2 años de duración en las principales bibliotecas y archivos del país, da sus frutos. El documento es ubicado en la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, en el fichero de documentos antiguos. Para más información al respecto, ver: María Soledad Hernández, ob. cit., p.34-36, 104-113,271-283.

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Fija su residencia en Colombia y es electo Diputado por la Provincia de Coro al Congreso de la Gran Colombia, posición que detenta hasta 1827, cuando se le designa Vicepresidente de la Cámara de Representantes. Es nombrado por concurso Canónigo Magistral del Cabildo Metropolitano de la Catedral de Bogotá. Entre los nombramientos que realiza el Papa León XII, para cubrir las Diócesis vacantes, se encuentra el de Mariano de Talavera, como Vicario Apostólico de la Provincia de Guayana, Obispo de Trícala, in partibus, infidelium. Lo remoto de la Diócesis y la precariedad de la vida en esa región, representa para el recién nombrado Obispo, un reto importante en su labor religiosa. Su apostolado se orienta principalmente a la construcción de escuelas, capillas y hospitales, así como el desarrollo de misiones evangelizadoras. Su participación política a partir de 1830, se ve empañada por las discrepancias y numerosos conflictos que se suscitan entre la Iglesia y el Estado durante la administración del General José Antonio Páez. La negativa de jurar la Constitución de 1830, le lleva nuevamente al exilio, esta vez acompañado por el Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez y el Obispo de Mérida, Buenaventura Arias. A su regreso al país inicia una Visita Pastoral por su Diócesis y se mantiene allí hasta que por trastornos de salud, solicita al Papa le releve de sus funciones en la Vicaría Apostólica de Guayana. En Caracas, funge como Consejero de Estado durante el gobierno del Presidente Carlos Soublette y la primera presidencia de José Tadeo Monagas. Posteriormente se retira de la política para dedicarse a la vida privada. Vive en el palacio Arzobispal en compañía del Arzobispo Silvestre Guevara y Lira hasta 1861, cuando muere a los 84 años de edad, recién cumplidos.

SUS ESCRITOS, TESTIMONIOS y APORTES Su extensa obra periodística, discursiva y epistolar, se inicia de forma pública en el primer periódico venezolano la Gazeta de Caracas. A través de ella, ventila los temas relacionados con la Monarquía, la República, la Regencia, el movimiento emancipador y además publica la correspondencia y los manifiestos de la Junta Superior de Mérida de la cual es Vicepresidente. Levitas y sotanas en la edificación republicana

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A partir de 1821, dirige y redacta el periódico de Maracaibo, la Concordia del Zulia, a solicitud del General Lino de Clemente, Comandante General e Intendente del Zulia. Es un periódico oficial que circula hasta 1822. Entre sus homilías, sermones y discursos, destacan particularmente el Panegírico de San Pedro, pronunciado con motivo de la festividad del mencionado santo en la Catedral Metropolitana de Caracas; la Oración que pronuncia en la Iglesia Metropolitana de Bogotá con motivo de la celebración del aniversario de la batalla de Boyacá en 1824; y la Oración que prepara con motivo de la celebración que decreta el Congreso de la Gran Colombia con motivo del triunfo en las campañas del Perú y que pronuncia en la Catedral de Bogotá en 1825. Así, como el ya referido Sermón del Indulto, que pronuncia frente a Don Pablo Morillo y demás autoridades reales en la Catedral Metropolitana de Caracas. En ambas Oraciones, en particular, y en muchos de sus escritos, resaltan los elogios a la figura de Bolívar destacando sus virtudes personales y exaltando sus victorias y hazañas, no al estilo de un culto en vida, pero sí de una especie de Bolivarianismo impregnado de patriotismo. Su obra periodística se ve realzada en 1855 al fundar y dirigir el primer periódico eclesiástico del país, la Crónica Eclesiástica de Venezuela, que circula hasta finales de 1857 y del que se imprimen 130 números. Este periódico es de vital importancia para la Iglesia, no sólo por la defensa de la Religión Católica y la publicación de información religiosa de interés como: pastorales, sermones, edictos, circulares, festividades religiosas, capellanías vacantes, nombramiento de Obispos y Cardenales, entre otros, sino por la relación directa entre la feligresía y sus Pastores, además de servir de contrapeso a la prensa oficial. El tema de la defensa de la Iglesia y el Catolicismo, es uno de los más extensamente tratados, a fin de fijar posición frente a las diversas corrientes que son contrarias a la santa Religión, como: El Protestantismo y sus prácticas, la Masonería, El Espiritismo o Espiritualismo. Cuestiona ciertas Leyes sancionadas y ratificadas por el nuevo gobierno como la del Patronato Eclesiástico y la Reducción y Extinción de los Censos Eclesiásticos, que afectan de manera directa a la Iglesia

Uno de los aportes más significativos que deja el Obispo Talavera, está referido al minucioso trabajo de compilación, organización y sistematización de una gran variedad de documentos eclesiásticos, hasta ese momento dispersos, que le permiten escribir la primera Historia Eclesiástica del país. Su trabajo es el de un laborioso historiador interesado en el rescate y difusión de importantes fuentes primarias, consideradas patrimonio nacional. A partir del N° 109 y hasta el N°128, ambos inclusive, de la Crónica Eclesiástica de Venezuela, se desarrolla de manera pormenorizada la erección y funcionamiento del primer Obispado de Venezuela en la localidad de Coro, su traslación a Caracas, así como la erección y funcionamiento de los Obispados de Mérida y Guayana. El estudio detallado y analítico del pensamiento y las ideas de un hombre como Monseñor Mariano de Talavera y Garcés, muestra la débil línea que separa la Monarquía de la República. Talavera, como representante del Clero, es testigo y protagonista de la mudanza en las ideas, que se experimenta durante el tiempo histórico que le toca vivir. El uso de la prensa como vehículo para propagar un pensamiento tanto religioso, como político y social, expresa el valor que da a la imprenta y a sus productos para acercarse a una sociedad y preservar los preceptos de la Religión Católica. La Historia que protagoniza y escribe Mariano de Talavera es una historia Patria, una historia tradicional, sustentada en la Venezuela épica y heroica, cimentada en las hazañas y el modelaje de hombres como Bolívar. Es la historia de un sacerdote patriota que fue participante y testigo de excepción de eventos fundamentales ocurridos durante los primeros 60 años del siglo XIX.

Los temas sociales relacionados con la educación, la familia, la mujer, la madre, la esposa, el padre y sus responsabilidades, los hijos, el matrimonio, las lecturas prohibidas, son tratados con regularidad y bajo una óptica profundamente religiosa. 20 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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UN CURA CONGRESISTA DE 1811 POCO CONOCIDO: SALVADOR DELGADO ESPINOZA Manuel Alberto Donís Ríos Hay pocos datos sobre la vida del padre Salvador Delgado Espinoza. Se conoce que nació en Calabozo, provincia de Caracas, el 25 de diciembre de 1774, hijo de Adrián Delgado y Josefina Espinoza, de “calidad blancos, y de significación económica y social en el medio”. Fue bautizado en la iglesia parroquial de la villa de Todos los Santos de Calabozo el día 7 de enero de 1775.5 En 1792 obtuvo el grado de Bachiller en Artes en la Universidad de Caracas y en 1801 el doctorado en Ciencias Eclesiásticas: Teología.6 Ordenado sacerdote fue designado cura doctrinero en la Santísima Trinidad, de Calabozo. Dijo de él Nicolás Perazzo: “Poco iba a permanecer entre los suyos, en aquellas funciones subalternas dentro de su carrera eclesiástica, la que satisfechos los trámites previos de opción, alcanzaría por obra de sus méritos y capacidad, se le designara para llenar la vacante de Vicario Foráneo, en la ciudad de Nirgua (…) Y aquel día, 27 de noviembre de 1807, llegaba a su nuevo destino, investido, además con las funciones de Juez Eclesiástico del Partido y Comisario Subalterno de la Santa Cruzada y con el encargo expreso de atender a las necesidades del culto de Temerla, pueblo carente de Sacerdote y hasta de un lugar para celebrar los oficios religiosos”.7 Durante tres años llevó con éxito su labor pastoral y orientó su acción “en busca de limar en lo posible, dentro de los prejuicios predominantes de la época, las diferencias de clase y de fortuna en aquel medio, en donde los pardos habían logrado situarse a niveles de prosperidad no comunes en el ordenamiento social de la Colonia”.8 Fue electo, por unanimidad, diputado por Nirgua para el Congreso Constituyente de 1811-1812. Con él otros ocho sacerdotes, a saber: Juan Antonio Ignacio Fernández Peña y Angulo, José Vicente Unda, Luis Igna5 .- Nicolás Perazzo, El Padre Salvador Delgado voz de Nirgua en el Supremo Congreso, Discurso de Incorporación como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1978, pp.12-13. 6 .- Egresados de la Universidad Central de Venezuela 1725-1995, (Presentación: Alix García, textos históricos: Ildefonso Leal), T. I., Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1996, 254. 7.- Nicolás Perazzo, ob. cit, p.13. 8.- Ibídem, p.14.

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cio de Mendoza, Luís José de Cazorla, Juan Nepomuceno Quintana, Juan Antonio Díaz Argote, Ramón Ignacio Méndez y Manuel Vicente de Maya.

Hernández y Salvador Delgado apoyaron fuertemente la división de la provincia de Caracas.

El dos de marzo de 1811 se instaló en Caracas, en la casa del Conde de San Javier, el Supremo Congreso de Venezuela, con asistencia de la Junta Suprema. Estuvieron presentes 30 de los 44 diputados de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita y Mérida. Se escogió para ocupar la presidencia al doctor Felipe Fermín Paúl [por San Sebastián, provincia de Caracas], para la vicepresidencia al doctor Mariano de la Cova [por Cumaná] y como secretarios a los licenciados Miguel José Sanz [por Valencia] y Antonio Nicolás Briceño [No era diputado todavía pero poco después lo sería por Mérida].

Sesión del 5 de julio: El presidente del Congreso abrió la sesión, “privadamente evacuando el informe sobre la consulta al Ejecutivo acordada el día anterior para oír su dictamen sobre la declaración de independencia y expuso que su parecer era que se resolviese cuanto antes, pues aunque había algunos obstáculos, éstos se desvanecerían muy tarde y quizá aventuraríamos para siempre nuestra suerte difiriéndola: que el Ejecutivo la creía necesaria ahora para destruir de una vez la ambigüedad en que vivimos y trastornar los proyectos que asoman de nuestros enemigos”.11

Cuatro fueron los asuntos que ocuparon desde los inicios la mayor parte del tiempo de los diputados y ocasionaron acalorados debates en el seno del Congreso: La división de la provincia de Caracas, la declaración de Independencia, la redacción de la Constitución y la abolición del fuero eclesiástico.

(…) Maya se presentó a la sesión para dar su dictamen sobre lo prematura que creía la Independencia en estos momentos; y tal como hizo en la sesión del día 3, exhibió el artículo de sus instrucciones que se lo prohibían expresamente el cual fue leído por el secretario, y luego el diputado Juan José de Maya solicitó “que se diese testimonio de él en el acuerdo”.12

El debate sobre la división de la provincia de Venezuela tuvo la intención de reducir esta entidad y quitarle su condición de Capital a Caracas; y planteó en el seno del Congreso la discusión del establecimiento del régimen federal para la nueva República. Pero desde el comienzo de las discusiones estuvo claro que las provincias “no estaban dispuestas a reemplazar el despotismo español por el de los ricos mantuanos caraqueños y alguna fórmula de avenimiento era necesaria”.9 Salvador Delgado participó de manera activa en las sesiones del Congreso. Veamos algunas de sus actuaciones, de acuerdo a las Actas correspondientes. Sesión del 5 de junio: (…) Ante la propuesta de dividir la provincia de Caracas, admitida por Cumaná la separación de Barcelona y sancionada las de Mérida y Trujillo, de Maracaibo, Francisco Javier Yanes propuso, “la necesidad de una ley federal que estableciese las circunstancias necesarias para que un territorio pudiese ser elevado al rango de Provincia”, lo que apoyó José Vicente Unda, “e ilustró y probó” José Sata y Bussy; pero Juan Germán Roscio sostuvo “que esta ley no era del resorte de la confederación”.10 Antonio Nicolás Briceño, Francisco 9.- Jorge Olavarría, Dios y Federación, Ediciones de la Fundación para Una Nueva República, Caracas, 1988, p. 22. 10.- Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812, T. I., Colección Bicentenario, de la Independencia, Asociación Académica para la Conmemoración del Bicentenario de la

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(…) Cazorla empezó la discusión pública en estos términos: “El juramento condicional prestado a Fernando era lo único que me hacía vacilar sobre la independencia; pero los anteriores discursos, mis propias reflexiones, y las circunstancias en que nos hallamos me han convencido de que no debe dilatarse mas esta resolución: es llegado el tiempo de tomarla, y ésta es mi opinión” [el subrayado es nuestro]13 (…) Intervino Salvador Delgado: “Nada tengo que añadir sino hacer algunas reflexiones sobre lo dicho. No me dejo seducir y alucinar precipitadamente de los bienes que se creen tan inmediatos e inseparables de la Independencia, pero tampoco me dejo intimidar de los males que se suponen o se temen [subrayado nuestro]. Bajo el nombre de Fernando somos insultados, denigrados y hostilizados; la conducta de la Inglaterra induce una ambigüedad que sólo es favorable a sus intereses aunque indirectamente traiga los nuestros las ventajas de la no interrupción que no puede convenir de ningún modo al gabinete británico; es imposible calcular positivamente sus miras y prever cuál será su conducta con nosotros sin Fernando: entretanto puede llegar una paz general en que seamos envueltos en un tratado, o sumergidos en una invasión comIndependencia, Caracas, 2011, p. 148. 11.- Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812, T. I, ob. cit, p. 258. 12.- Ibídem, p. 259. 13.- Ibíd., p p. 259-260.

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binada; nuestra independencia hará ver cuál es el centro de nuestras líneas y cerrará la puerta a todos los pretextos que pueda dar contra nosotros la ambigüedad en que existimos; en la guerra de Sucesión no pudimos hacer lo que ahora por que la España era entonces lo que no es ahora y nosotros no éramos lo que somos: el orden de las cosas nos restituye nuestra independencia, y nuestra energía sabrá conservarla. Veo que se duda de nuestros poderes y se oponen las instrucciones; aquéllos y éstas no tienen otros límites ni otro fundamento que la salud general de los pueblos que representamos: éstos no pueden ser felices en la ambigüedad y la indecisión que fomenta los partidos y facciones y turba nuestra tranquilidad. Para hacer una Constitución estamos congregados aquí; y para esto debemos no reconocer otra autoridad que la nuestra, además de que el juramento que hemos prestado nos autoriza para declararla cuando la juzguemos conveniente; y yo la creo en este momento” [subrayado nuestro].14 Discutida suficientemente la materia, el Presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, llamó la atención para una resolución tan importante y trascendental; y realizada la votación correspondiente, la decisión fue casi unánime: A excepción de Maya, los restantes diputados asistentes, entre ellos el padre Delgado, se pronunciaron por la Declaración de Independencia. El Presidente anunció declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela. Sesión del 11 de julio: (…) Delgado manifestó que el Ejecutivo tenía en su poder desde hacía varios días un proyecto de la Junta de Agricultura y Comercio “en que proponía varios arbitrios con el objeto de aumentar los fondos públicos, “siendo uno de ellos el de acuñar moneda provincial, que en su concepto, era muy conveniente en las actuales circunstancias”.15 Sesión del 19 de julio: (…) Se discutió sobre el manifiesto que ya tenía pensado el Ejecutivo y en el que se pensaba publicar el indulto para los comprometidos en los sucesos de la asonada de El Teque “cuando las circunstancias lo exigiesen y no en la actualidad por haber indicios vehementes de que no era solamente don José María Sánchez16 el autor o 14.- Ibíd., p p. 260-261. 15.- Ibíd., p p. 296-297. 16.- El caraqueño José María Sánchez, el canario Juan Díaz Flores, el dominico Juan José García y el doctor Antonio Gómez, fueron los promotores principales de la asonada de la Sabana del Teque [al Norte de Caracas]. Los conspiradores venían trabajando desde el mes de mayo y reclutaron gente en varios lugares, particularmente en Valencia. El movimiento se produjo el 11 de julio al grito de ¡Vivan el Rey y la Virgen del Rosario, mueran los traidores! En: Caracciolo Parra-Pérez, Historia de la Primera República de Venezuela, T. II, Tipografía Americana, Caracas, 1939, 60.

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cabeza de la conspiración”, y además, tratándose de evitar mayor derramamiento de sangre. (…) Delgado alegó “que la conducta de Valencia17 no daba lugar en su concepto a las hostilidades preparadas sin que se propusiesen primero algunos medios conciliatorios”.18 El Presidente le respondió que ya éstos habían sido considerados por el Ejecutivo a cuyo efecto había pasado a Puerto Cabello el capitán de fragata y secretario de Guerra y Marina, diputado Lino de Clemente. Sesión del 22 de julio: La abrió Salvador Delgado manifestando “que con motivo de la conspiración de Valencia había padecido su honor y patriotismo en virtud de las voces que había procurado esparcir uno de los miembros de esta ilustre Asamblea atribuyéndole una gran parte en aquellos tumultos, cuando el exponente se vanagloria de que las prudentes medidas que tomó en tiempo con respecto al distrito que representa, habían producido un efecto enteramente contrario, quiere decir el de que Nirgua se haya decidido abiertamente contra Valencia o, cuando no, manteniéndose en la neutralidad, como se comprueba de unos documentos que producía”.19 Se leyeron los documentos y se acordó que se devolviesen a Delgado, “seguro de que su honor no podría padecer la mas leve nota por las expresiones de que se quejaba”. Sesión del 31 de julio: (…) Se trató en sesión privada sobre cuál sería “la suerte y condición de los pardos en el estado de Independencia en que se halla Venezuela”. Se discutió sobre si correspondía al Congreso esta materia. Salvador Delgado intervino en estos términos: “Creo que no toca a toda la Confederación esta materia, sino a cada una de las provincias [subrayado nuestro]; no es mi opinión que se haga por ninguna de ellas declaratoria expresa. La sesión Legislativa ha adelantado ya bastante de hecho procurando desterrar preocupaciones”.20 (…) Delgado se opuso a la opinión del diputado Francisco Policarpo Ortiz por no parecerle exacta, “porque por ella se infiere que el Congreso debe hacer todas las leyes en todas las provincias”.21 De nuevo vemos a un diputado de la provincia de Barcelona defendiendo su autonomía frente a un Congreso integrado en su mayoría por representantes de ciudades de la provincia de Venezuela. 17.- El 11 de julio, a escasos 6 días de la Declaración de Independencia, Valencia se rebeló contra el Congreso, denunciando la “perfidia de Caracas”, justificando su aspiración de formar una provincia separada y alegando que luchaba por recuperar “la libertad perdida el 19 de abril” Los insurrectos se apoderaron de Ocumare de la Costa y contaron con el apoyo de algunas poblaciones como Nirgua, Montalbán y Urama 18.- Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812, T. I, ob. cit, pp. 312-313. 19.- Ibíd., p. 321. 20 .- Ibíd., p. 340. 21.- Ibíd., p. 344.

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Sesión de 8 de agosto: (…) Salvador Delgado participó en el debate sobre la sentencia del Ejecutivo contra el reo, “en capilla”,22 Francisco Rondán, uno de los jefes de la rebelión de Valencia, juzgado por un tribunal especial, denominado Sala de Justicia, enviado desde Caracas. Dijo entonces: “Considero el caso que tenemos a la vista bajo de tres aspectos: Reflexiono primeramente en lo apreciable que es la vida de un hombre a cuyo favor no están de más cuantas súplicas y recursos pueda dictar la humanidad. Veo, por otra parte, que el Congreso cedió sus facultades al Poder Ejecutivo desde el día 13 de julio, con motivo de la conjuración descubierta en esta ciudad, y de las conmociones de Valencia, atendiendo a que en tales casos, la suprema ley es la salud del pueblo. Y observo, en fin, que usando de estas facultades ha revocado la sentencia en los reos de segunda y tercera clase, llevándola a efecto en el único comprendido en la primera. Es, pues, mi dictamen que, por el decoro de ambos Poderes, ocurran los abogados al Ejecutivo, según le parezca conveniente o conforme a la seguridad pública de que está encargado”.23 (…) Delgado propuso la moción de sí el Congreso había reasumido las facultades que cedió al Ejecutivo, a lo que respondió el diputado Briceño que “cuando se trataba de la vida de un hombre, no parecía muy bien que se mezclasen cuestiones inconducentes y embarazosas”.24 Se declaró no ser previa la moción de Delgado. (…) De nuevo Delgado: “No puedo persuadirme que el Poder Ejecutivo sea tan sanguinario que se deniegue a admitir los recursos que se interpongan en obsequio de ese miserable reo, cuya existencia quizás dependerá de las nuevas pruebas y excepciones ofrecidas [subrayado nuestro]. Además, nadie mejor que él puede estar impuesto de lo que conviene e interesa a la salud y tranquilidad pública. Repito, por tanto, mi dictamen de que se ocurra allí a solicitar la prórroga de la capilla y suspensión de la sentencia”.25 Sesión de 19 de agosto: Se discutió sobre la conveniencia de retirar al Ejecutivo las facultades extraordinarias que le fueron concedidas por decreto de 13 de junio. Delgado intervino para apoyar las razones

22 .- Dicho de un reo, desde que se le notifica la sentencia de muerte hasta la ejecución, en cualquier pieza de la cárcel dispuesta como “capilla”. Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Editorial Espasa Calpe, S. A., Madrid, 2001, p. 437. 23.- Ibíd., 365. En el texto El Libro Nacional de los Venezolanos. Actas del Congreso Constituyente de Venezuela en 1811. Orígenes de la República, ob. cit, 160, dice: “ocurran los Abogados al Ejecutivo, para que prorrogue o suspenda la ejecución de la sentencia, según le parezca conveniente o conforme a la seguridad pública de que está encargado”. 24.- Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812, T. I, ob. cit, p p. 365-366. 25.- Ibídem, p. 368.

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esgrimidas por Paúl, quien exhortó al Congreso a examinar “si ya puede reasumir las facultades concedidas al Supremo Poder Ejecutivo”. Apoyado en las razones alegadas por el anterior orador, dijo Delgado: “creo como él, que cesaron las razones que dictaron el decreto de 13 de Julio. Al suscribir a él, no pude hacer las reflexiones que después me han ocurrido, y por ellas veo, que si los tres miembros que componen el Ejecutivo hubiesen sido menos virtuosos, tal vez seríamos responsables de la perdición de la Patria; nadie nos asegura que no pueda abusarse de las facultades, que concedimos a impulsos de unas circunstancias demasiado imperiosas y críticas, cesaron éstas y debemos reasumirlas si no queremos comprometer la salud del pueblo [subrayado nuestro]”.26 Y más adelante, una vez que habló el diputado Unda: “Yo advierto inconsecuente al preopinante [Unda] en sus mismos discursos e infiero que si el no haber abusado el Ejecutivo es una razón para no reasumir las facultades extraordinarias que se le dieron, debe permanecer con ellas toda la vida. Nunca convendré en que se critique al Ejecutivo por que sé que para cuanto ha hecho está autorizado, pero debemos llamar nuestra atención sobre la suerte de Valencia de los demás pueblos que pueden hallarse en igual caso, a quienes debemos proteger después de reducirlos. Veamos si cesaron las causas del 13 de Julio, y recójanse las facultades, sin volver a invitar con nuevos oficios y téngase luego presente el informe cuando venga”.27 Sesión de 5 de octubre: (…) Habló Delgado: “Desde el 13 de julio compadezco la suerte de Valencia y, sin meterme a averiguar quiénes han sido los insurgentes, ellos es que ha sufrido los horrores de la guerra. Tiemblo cuando dicen que el Ejército fue a conquistarla. Semejantes conceptos no son aplicables ni aun con respecto a Coro y a Guayana. En fin, señor [Juan José Maya, diputado por San Felipe], Valencia ha sido y debe ser el objeto de nuestra compasión y después que ha sufrido tantos males es preciso, que la socorramos. Mas contrayéndome al caso cuestionado, creo que el Poder Ejecutivo pudo decretar las exacciones en virtud de las facultades dictatoriales que se le concedieron por el decreto de 13 de julio. No me mezclaré en si debió ocurrir a esta medida antes o después de concluida la causa contra los insurgentes; pero sí insistiré en que el recurso del doctor don Miguel Peña no corresponde a este Cuerpo por ningún aspecto y en que debe pasar precisamente al Supremo Poder Ejecutivo”.28 26.- Congreso Constituyente de 1811-1812, T. I., ob. cit, p. 396. 27.- Ibíd., p. 402. 28.- Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812, T. II., p. 82.

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Sesión extraordinaria del 15 de noviembre por la noche: Se discutió sobre el artículo de la Constitución que previene pueda conocer el Poder Judicial de los pleitos de los ciudadanos de las diferentes provincias. Delgado opinó “ser gravosa y perjudicial semejante disposición, que sobre ella debía votarse por provincias lo que igualmente pidió el señor Briceño, de Mérida, que sobre lo principal fue del mismo dictamen”. Se comenzó a votar por la provincia de Barinas, pero la mayoría se decidió “porque no se sancionase el citado artículo”. Paúl y Miranda pidieron que se difiriese la votación en espera de varios diputados faltantes. Méndez expuso que se retiraba, “hasta tanto que se le avisase que ya estaban reunidos todos los representantes de las provincias”.29 Salvador Delgado fue escogido para presidir la Legislatura Provincial de Caracas (12 de diciembre de 1811). Se hallaba en Nirgua cuando ocurrió el terremoto del 26 de marzo de 1812. Cuatro días después envió un Informe al arzobispo Coll y Prat, donde relató su experiencia vivida ese fatídico día: “Aquí me hallé el Jueves Santo, fui testigo de los horrorosos estragos y comprendí cuánto influyó en los ánimos de mis feligreses, a pesar de mis males pues estaba en la cama y acabado de sangrar y ocupado del pastor, dulcificaba mis amarguras la complacencia de hallarme en medio de ellas y en prevención de si este vecindario a experimentar tanta catástrofe se hubiese visto sin sacerdote que le hubiese consolado en tantos conflictos, el pavor y el abatimiento hubiera conducido a muchos al sepulcro. Jueves Santo a las cuatro y cinco minutos de la tarde se percibió aquí el temblor que arruinó la ciudad de San Felipe, el que descalabró en esta la mayor parte de sus fábricas, cayó la media naranja y una pared de la capilla del Hospital, no sufrió menos la Parroquial que a más de haberse desplomado casi todas sus paredes y desentejado, maltrataron sus ruinas las más celosas imágenes, el Sagrario en que estaba el Santísimo Sacramento fue quebrado; resolví sacarle, el que conduje a mi casa hasta ayer que lo trasladé al corredor de una casa la más fuerte que ha podido resistir los 31 temblores que hasta hoy se han dejado sentir; en un altar preparado al intento con el designio de construir contiguo a él un caney mientras que reconocida la Iglesia de que daré a v. s. Ilustrísima resuelvo en reparo construcción”.30 29.- Ibíd., p. 156. 30.- Nicolás Perazzo, ob. cit, p p. 32-33.

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Finalmente el 21 de diciembre de 1811 se firmó el texto de la “Constitución Federal para los Estados de Venezuela, hecha por los Representantes de Margarita, de Mérida, de Cumaná, de Barinas, de Barcelona, de Trujillo y de Caracas, reunidos en Congreso General. Acompaña su firma este comentario: “Suscribo a todo, excepto el desafuero”. Él, como todos los sacerdotes diputados estuvo en contra de la eliminación del fuero eclesiástico sancionado en el texto constitucional. Delgado regresó a Nirgua, “encerrado en el cumplimiento de sus deberes espirituales”. Mediante Oficio de 28 de octubre de 1813 Simón Bolívar solicitó al Arzobispo “que lo separara de la vicaría y curato, por considerarlo poco afecto a la causa de independencia: “Los sucesos y acontecimientos desgraciados en la Ciudad de Nirgua, Montalbán y su Partido exigen las mayores precauciones para conservar el sosiego y la tranquilidad pública y arrojar a nuestros opresores enemigos que acaban de invadirlos. Entre otros recursos es el más a propósito que sus Curas sean unos verdaderos amantes de la justa Causa de Venezuela. Por desgracia aparece no concurrir estas indispensables circunstancias en los actuales Dr. Dn. Salvador Delgado y Dn. José Antonio Borges Roth, y el Libertador de Venezuela ha creído ser importantísimo que, por ahora, se le separe de sus Ministerios y que ambos recaigan en el Pbro. Br. Dn. Antonio José Negrete; al efecto espera que V. S. Ilma. se servirá librarle las órdenes correspondientes previniendo a los propietarios se presenten en esta Ciudad sin el uso de licencias de confesar”.31 Para finales de este mismo año fue restituido a su curato: “Con fecha 24 de Diciembre de 1813 el Sr. Secretario de Gracia y Justicia participa que el Dr. Dn. Salvador Delgado ha sincerado su conducta política, por lo que puede restituirse a su Curato de Nirgua. Al margen: Recibido en La Victoria, día 24 de Diciembre de 1813 y contestado en la misma hora remitiendo la orden para que el Dr. Delgado vuelva a su Curato. Firma y rúbrica autógrafas del Señor Arzobispo”.32 En enero de 1814 acompañó al arzobispo Narciso Coll y Prat en su visita pastoral a Valencia. Regresó a Nirgua y en mayo de ese año fue trasladado a Caracas como segundo cura interino de la parroquia de Santa Rosalía, de la cual llegó a ser párroco. Según Nicolás Perazzo, continuó al frente de su parroquia de Nirgua, “no obstante sus antecedentes revolucionarios, asistido siempre por la invariable y cada vez más poderosa amistad del Padre Don Manuel Vicente de 31.- Jaime Suría, Iglesia y Estado 1810-1821, Ediciones del Cuatricentenario de Caracas, Caracas, 1967, p. 236. 32.- Ibídem, p. 253.

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Maya”. Su traslado ocurrió en el año 1816, cuando pasó al Curato de Doctrina del pueblo de Petare. Era una especie de antesala para su nuevo destino, advierte el biógrafo, “pues al año siguiente, fue promovido al Rectorado de la Parroquia Metropolitana de Santa Rosalía (…) Ya para entonces el padre Manuel Vicente de Maya gobernaba la Arquidiócesis”.33 Como cura de Santa Rosalía apareció en la “Gaceta de Caracas” del miércoles 31 de diciembre de 1817.34 En febrero de 1818, Maya, quien debió separarse temporalmente de su alto cargo, lo nombró “en segundo lugar, para ejercer el Gobierno del Arzobispado, en defecto del “primero”. Y para ponerlo a salvo de represalias ejecutivas, en aquellos difíciles tiempos, decíase en esos documentos que el recomendado era persona respetuosa del ordenamiento político imperante en la Provincia [Realista] Según Perazzo, a pesar de “todos esos tentadores auspicios el Padre Delgado seguía entregado por entero a su cristiano ministerio”. 35 Será Maestro de la cátedra de Filosofía en el Seminario Tridentino y Examinador Sinodal del Arzobispado.36 Figura como párroco de Santa Rosalía en la “Gaceta de Caracas” del 28 de junio de 1820, cuando se publicó la lista de los electores nombrados para el Ayuntamiento constitucional, de acuerdo a la Constitución política de la monarquía.37 En la “Gaceta de Caracas” de 9 de mayo de 1821 se lee su nombre como Juez electo por el Ayuntamiento para entender en los juicios de censura.38 Al referirse a los curas congresistas de 1811-1812 Parra-Pérez hizo el siguiente comentario: “Salvador Delgado, por Nirgua, de ideas tan liberales que, en 1825, subirá al púlpito para protestar contra las bulas que excomulgan a los francmasones”.39 No hemos conseguido mayor información.

“de una instancia del venerable cura de la parroquia de Sta. Rosalía dr. Salvador Delgado pidiendo se de la última discusión al decreto que dispensa un año de estudio en medicina a su sobrino bachiller Pedro José Silva para obtener el grado en dicha facultad, y se dispuso que con los antecedentes se le diese el curso respectivo”.40 Y de nuevo, en la sesión del 8 de marzo en la Cámara del Senado, se trajo a cuenta una nota del secretario J. M. Pelgrón, manifestando que dicha Cámara “necesita los antecedentes que promovieron el decreto sobre dispensa de un año de estudio al bachiller Pedro José Silva para graduarse en medicina, con el objeto de redactar la parte motiva del expresado decreto; y se dispuso, que existiendo en el expediente de la materia un recibo cuyo tenor es como sigue: Por encargo del sr. dr. Salvador Delgado he recibido del Secretario Estoquera un expediente comprensivo de diez y seis fojas útiles, que versa sobre que se dispensase por el Congreso cierta irregularidad en los estudios médicos del bachiller Pedro José Silva. Caracas, Marzo 3 de 1832. José María Gonzáles”.41 Para 1834, año de su muerte, Delgado era diputado por su querida Nirgua. Como tal suscribió un decreto del Congreso, en cumplimiento de otro del Ejecutivo de fecha 16 de abril de ese año, por el cual se decidió celebrar como “grandes días nacionales” el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811.42 Lino Duarte Level se permitió hacer el siguiente juicio: “[Salvador] Delgado y Díaz Argote desaparecen de la escena y vuelven a ejercer sus curatos de Nirgua y Villa de Cura. Sacerdotes mansos e inofensivos la ola de las persecuciones no llegó hasta ellos”.43 ¿Qué opina usted, amable lector ?. De acuerdo a la información publicada en el “Diccionario de Historia de Venezuela”, Salvador Delgado falleció en Caracas el nueve de mayo de 1834. Pero Nicolás Perazzo, su biógrafo, dice que el día siete.44

En la “Gaceta de Venezuela” del 5 de abril de 1834 aparece la siguiente información: Ante la Cámara de Representantes se dio cuenta 33.-Nicolás Perazzo, ob. cit, p. 26. 34.- Gaceta de Caracas, miércoles 31 de diciembre de 1817, f. 1289. En: Gaceta de Caracas, VI, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1984. 35.- Nicolás Perazzo, ob. cit, p. 27. 36.- Ramón Urdaneta, Los 42 firmantes del Acta de Independencia de Venezuela, Academia Nacional de la Historia, Libro Breve, 249, Caracas, 2011, p. 60. 37.- Gaceta de Caracas, miércoles 28 de junio de 1820, f. 2407. En: Gaceta de Caracas, VIII, ANH, Caracas, 1985. 38.- Gaceta de Caracas, N* 42, miércoles 9 de mayo de 1821, f. 187. En: Gaceta de Caracas, IX, ANH, Caracas, 1985. 39.- Caracciolo Parra-Pérez, T. I, ob. cit, p. 359.

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40.- Gaceta de Venezuela, Trimestre 13, N* 161, Caracas, 8 de febrero de 1834, p. 4. 41.- Gaceta de Venezuela, Trimestre 13, N* 169, Caracas, 5 de abril de 1834, p p. 1-2. 42.- Gaceta de Venezuela, Trimestre 14, N* 176, Caracas, 24 de mayo de 1834, p. 2. 43.- Lino Duarte Level, Historia Patria, Héctor Pérez Marchelli, editor, Caracas, 1995, 240. 44.- Nicolás Perazzo, ob. cit, p. 29.

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JOSÉ VICENTE DE UNDA GARCÍA: PRÓCER ECLESIÁSTICO GUANAREÑO Emad Aboaasi El Nimer El 30 de enero de 1777, nace en Guanare, en el hogar de los Unda García, José Vicente. Hijo de Don José Francisco de Unda y Doña María Francisca García. José Vicente, junto con sus hermanos: José Antonio, José Rafael, José María, José Trinidad, José Francisco y José Miguel45, juega un papel importante en la Venezuela preindependentista, emancipadora y republicana, consagrándose -en la historia regional y patriacomo insigne eclesiástico guanareño, proveniente de una estirpe de próceres atraídos por la convicción heroica46, por cuyas venas no solo corría sangre noble, sino también de Guatizomin de Moctezuma47, el último48 emperador azteca49. Pues, su abuela paterna Ignacia María Navarro, era hija de Damiana, descendiente de Francisco Moctezuma, Alférez Real y Regidor Perpetuo de Guanare, cuyo linaje provenía de modo directo del monarca aborigen mexicano50. Desde niño abrazó la idea de enrumbarse por la carrera del sacerdocio. Su amor a las letras y disciplina de estudio, hicieron que a su corta edad de diez años, el 15 de octubre de 1787, ganase una beca de estudiante seminarista en su ciudad natal, que luego le permitió matricularse en el Real Colegio Seminario de Caracas, “(…) donde permaneció hasta que hubo terminado su educación”51. Siendo alumno enseñó latinidad a familiares del Obispo Juan Antonio Viana, quien agradecido 45 Su única hermana Francisca, no tuvo participación como tal. 46 Cfr. Héctor García Chuecos. José Vicente de Unda. Vida y obra de un glorioso fundador. Congreso de la República, Caracas, 1991, p.4. Hermano Nectario María Pralón. Historia del estado Portuguesa. Ministerio de Educación, Caracas, 1981, p.88. 47 Vid. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p. 84. 48 Queremos resaltar que Néstor Fernández Pacheco, señala que descendía de Motecuhzoma Xocoyotzin, el antepenúltimo de los emperadores aztecas. (Vid: Néstor Fernández Pacheco. Perfiles. Editorial Casa Blanca, Mérida, 2001, p.153) Como quiera que sea, tanto este autor como el hermano Nectario María, coinciden en resaltar su parentesco con la prosapia de los aztecas. 49 Cfr. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p.84. Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 4. J. Humberto Quintero. Hueso de Leones. Imprenta Nacional, Caracas, 1942, p.8. 50 Véase: Héctor García Chuecos. Op. Cit., pp. 3-4. Vale acotar que Carlos Chalbaud Zerpa cuestiona esta afirmación, pues señala que no existen suficientes argumentos que prueben este parentesco aborigen, y tampoco se sabe si “(…) Unda aceptaba las cuestionadas gotas de sangre imperial como una honra o como un baldón”. (Carlos Chalbaud Zerpa. Historia de Mérida. Talleres Gráficos Universitarios de la ULA, Mérida, 1983, p.201). 51 Ricardo La Bastida Briceño. “Biografías de los Obispos de Mérida”. Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Tomo XLI, julio-septiembre, Nro. 163, Caracas, 1959,p.52.

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de este gesto y valorando el potencial intelectual del joven Unda, no titubeó en recompensarle, imponiéndole la prima tonsura el 19 de abril de 1794, y el 22 de septiembre de 1798 le confirió el subdiaconado. Ostentando esta última orden sagrada, obtuvo el título de Doctor en Sagrada Teología, el 26 de mayo de 1799. El 1 de marzo de 1800, recibe el diaconado por el Obispo de Caracas, Francisco de Ibarra, y siete días después, se ordena como Sacerdote, poseyendo en ese momento, los grados de Maestro en Filosofía, Bachiller y Licenciado en Derecho Canónico; Bachiller, Licenciado y Doctor en Sagrada Teología. El 29 de mayo de ese año, obtuvo el beneficio de Sacristán Mayor de la Iglesia Parroquial de su ciudad natal, que asumió el 3 de julio. Seis años luego, en 1806, recibe el cargo de Cura Coadjutor, y en 1807, fue nombrado Vicario Foráneo y Juez Eclesiástico del Partido de Guanare52. “Desde (…) (donde) se consagró a la cura de almas, desempeñando por cerca de treinta años los destinos de Coadjutor, Cura y Vicario de (…) (su ciudad natal)”53. El 23 de febrero de 1835, es elegido Obispo de Mérida, siendo preconizado en la ciudad de Roma el 11 de julio de 1836 por el Papa Gregorio XVI, y unos meses luego fue consagrado para tal misión, en la iglesia San Francisco de Caracas, el 27 de noviembre; tomó posesión del cargo, el 29 de febrero de 183754. A partir de entonces, se convirtió en “(…) el primer Prelado venezolano (elegido por el Congreso55) que rigió la Iglesia (…) (emeritense) como su propio Pastor, (…)”56 y el séptimo Obispo de esta ciudad andina57. En su corta estancia en la Ciudad de Los Caballeros, apoyó e impulsó “(…) el colegio seminario de Mérida y conservó el pequeño colegio eclesiástico de Maracaibo”58.

SU DESPERTAR PATRIOTA Los espacios desde donde servía a Dios en el curato guanareño, fueron la plataforma para hacer alarde de su don de palabra 59, y di52 Cfr. Héctor García Chuecos. Op. Cit., pp. 5-9. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p.84. Francisco González Guinán. Historia Contemporánea de Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 1954, Tomo III, p.137. 53 Ricardo La Bastida. Op. Cit. p. 353. 54 Cabe aclarar que Ricardo La Bastida señala la fecha de 29 de enero de 1837. Ricardo La Bastida Briceño. Art. Cit., p. 352. 55 Vid.: Néstor Fernández Pacheco. Op. Cit. p.156. 56 Ricardo La Bastida Briceño. Art. Cit., p.352. 57 Consúltese: Néstor Fernández Pacheco. Op. Cit. p.152. 58 Mariano de Talavera y Garcés. Apuntes de Historia Eclesiástica de Venezuela. Tipografía americana, Caracas, 1929, p.100. 59 Esta idea es conteste con la afirmación del Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p.85. Sin embargo, Ricardo La Bastida. Op. Cit., p.353, dice que: “(…) carecía de dotes oratorias”.

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rigir a sus feligreses ideas republicanas sobre el legado civilizatorio de educación, orden y buenas costumbres, regido por la misericordia del Señor. Su dualidad de Sacerdote por vocación y patriota por convicción, amén de sus destrezas intelectuales, le permitieron sumarse al pensamiento libertario tejido en el Cabildo Municipal de Caracas en 1810. Pues, el jueves santo, 19 de abril de ese año, cuando se celebraba el acto público de dicho Cabildo, él estaba cumpliendo su función en el curato de su ciudad originaria, y al tener noticias del hecho, no dudó en apoyarlo con devoción “(…) e hizo que sus feligreses siguiesen sus patrióticas inspiraciones” 60. Desde ese entonces, develó ante los demás, que a pesar de ser un Ministro de Dios de la Iglesia Católica, representante de los intereses de la Metrópoli, debajo de su sotana había un corazón henchido de pasión patriota. Claro está, el ambiente de 1810 contagiado de las ideas de la democracia liberal burguesa, desplegadas dos décadas antes en Francia en 1789, inflamaron sus ansias libertarias y le hicieron sumarse a la pléyade de próceres eclesiásticos que, desde 1797 a 1823, se sumaron a la causa de la Independencia61. Después de instalada la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, el 19 de abril de 1810, los destinos de las siete provincias en armas (Caracas, Mérida, Trujillo, Barinas, Margarita, Cumaná y Barcelona) quedaron en manos de dicha Junta por un año y casi dos meses. En ese periodo de tiempo, en noviembre de 1810, se convocó a elecciones generales para la designación de los diputados que representarían las provincias en el Primer Congreso Nacional de Venezuela que se instaló el 2 de marzo de 1811. El pueblo guanareño que veneraba a José Vicente por sus buenas acciones sacerdotales y humanitarias, lo eligió como Diputado Provincial para representar al cantón Guanare en el mencionado Congreso. Allí le tocó reunirse junto a eminentes figuras, tales como: Juan Germán Roscio, Manuel Vicente de Maya, Felipe Fermín Paúl y Ramón Ignacio Méndez62, quienes otrora fueron sus compañeros de clase en el Colegio Seminario de Caracas. Unda, quien era de “(…) regular tamaño, fuerte y robusta constitución, color blanco, facciones gruesas y abultadas, si bien regulares; (…) (nariz perfilada) ojos y cabellos negros, de agrada60 Francisco González Guinán. Op. Cit., p. 137. 61 Para ampliar esta idea confróntese toda la lista de párrocos sumados a la causa preindependentista y emancipadora nacional, y de los signatarios de la Carta Magna de 1811, en: Manuel Landaeta Rosales. Sacerdotes que sirvieron a la causa de la independencia de Venezuela, de 1797 a 1823. Tipografía Empresa El Cojo, Caracas, 1911. 62 Cfr. Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 6-7.

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ble, franca y amena conversación”63; como un quijote expuso sus ideas e hizo sentir la flama de su gallardía al pronunciar palabras emparentadas con la exigencia de los criollos, la clase económicamente poderosa, ansiosa de los aires de cambio64. El 5 de julio de 1811, al celebrarse en Caracas otra sesión en el primer Congreso Constituyente para discutir sobre el destino que tendrían las provincias unidas a la Capitanía General de Venezuela desde 1777, donde se decidiría mantener el nexo del orden colonial o adherirse a la causa libertaria como Confederación Americana en el Continente Meridional, José Vicente, antes de suscribir el Acta de Independencia, orgulloso de representar a sus coterráneos, expresó su firmeza por la emancipación. Textualmente dijo: “(…) mi estado no me preocupa ciegamente a favor de los Reyes, ni contra la felicidad de mi Patria, (…) Suscribo (…) a nombre de Guanare, (…) la independencia absoluta de Venezuela” 65 . La rúbrica de José Vicente aparece en los documentos fundacionales de la Patria, tales como: el Acta de Independencia del 5 de julio de 1811 y en la Constitución Nacional de ese año.

EN EL BANQUILLO, POR INFIDENTE Luego de haber ocurrido el devastador terremoto en Caracas el 26 de marzo de 1812, Unda, preocupado por saber de sus consecuencias en Guanare, en la sesión del Congreso del 28 de ese mes, solicitó autorización para trasladarse a su ciudad originaria, a la que llegó los primeros días de abril, y desde entonces, estuvo abogando por evitar que cayera en manos de los realistas “(…) y sufriera la ley de la conquista”66. El 12 de abril predica en la Plaza pública exhortando a los presentes no desamparar los vecinos en detrimento de su familia. El 18, las tropas de Domingo Monteverde -que habían salido de Coro el 10 de marzo, llegaron a Siquisique el 17, a Carora el 23 y a Barquisimeto el 2 de abrilya habían tomado la Villa de Araure67. Ante tal realidad, ese mismo día el Alcalde Primero don Manuel Oráa, convocó a cabildo. Allí se acordó invitar al pueblo, a varios padres de familia y a vecinos respetables, para tomar una decisión salomónica, en procura de lo más conveniente para la ciudad, y a su vez, expresarle a las tropas: 63 De este modo, Ricardo La Bastida Briceño, describe a José Vicente Unda, a quien conoció personalmente. Ricardo La Bastida. Op. Cit., p. 354. 64 Consúltese: Francisco González Guinán. Op. Cit., p.138. 65 Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812. Academia Nacional de la Historia, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1959, p. 177. 66 Archivo Nacional, Causas de Infidencia, XVI, 204. Citado por: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 20. 67 Vid.: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 19-24.

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(…) que el Pueblo de Guanare no resiste su entrada, ni intenta hostilidad alguna contra ellas, que en consecuencia les suplica a los señores Jefes de dicha expedición se dignen mirarlos con la humanidad propia de su carácter y muy debida a un pueblo desarmado y pacífico, respetando a sus vecinos, a sus mujeres, intereses y propiedades, tratándolos con la fraternidad con que serán recibidos68.

El día 20 de abril, “(…) Guanare, en la persona de su Alcalde Primero, algunos Regidores y principales vecinos, juró (fidelidad) al Rey don Fernando Séptimo, a su legítima Dinastía y a las Cortes Nacionales”69. El 22, el Alcalde convocó nuevamente a Cabildo en la Municipalidad de Guanare, esta vez con el objetivo de “(…) organizar los servicios de la ciudad después de su entrega a las autoridades españolas, (…)”70. Unda, quien se encontraba presente, de manera firme y categórica, exigió la reorganización legítima del Cuerpo Municipal, a fin de permitir mayor inclusión de los vecinos y ellos fuesen quienes responsablemente decidieran sobre su destino político, protestando en consecuencia, no dar su voto hasta tanto no se estableciese lo pedido. Así quedó estampado en el Acta de ese día71. Sin embargo, como era inminente la entrega de Guanare a los realistas, se realizó, mientras él ayudó a que se hiciera “(…) pacíficamente, y sin efusión de sangre”72. El gesto y actuación de pacificador, de nada le valió a este cura de almas, pues por adherirse a la emancipación, días después, fue reducido a prisión por el Teniente Justicia Mayor de Guanare, don Nicolás Trujillo, por instrucciones del Gobernador e Intendente de Barinas, don Pedro González Fuentes. José Vicente y su hermano, el presbítero José Antonio, fueron llevados a Valencia y encerrados en el Convento de San Francisco de esa ciudad, el 23 de junio73. El 20 de julio, el Teniente Nicolás había iniciado en Guanare juicio por infidencia contra ambos hermanos, no precisamente como castigo divino en la tierra por desafiar el orden colonial impuesto, como hicieron ver algunos miembros de la Iglesia, luego del terremoto de marzo de 1812, sino por ser acusados de conspirar contra el orden monárquico. 68 Archivo Nacional, Causas de Infidencia, XVI, 219. Citado por: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 21. 69 Héctor García Chuecos. Op. Cit.,p. 24. 70 Ibídem, p. 26. 71 Ibídem, pp. 26-27 72 Ibídem, p. 28. 73 Ibídem, p.29.

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La infidencia era el proceso penal llevado a cabo en las colonias hispánicas, por “(…) los representantes de la Corona (…) contra aquellos ciudadanos que osaron levantarse en armas o realizar actos de hostilidad y desobediencia contra la autoridad constituida”74. Lo curioso de todo, es que esta figura jurídica no señalaba delito alguno, sino que solo se refería a “(…) determinados sujetos puestos en desobediencia de Su Majestad Católica (…)”75. Por ello, le resultaba engorroso a “(…) Fiscales y Jueces (…) dar strictu sensu la calificación certera de los hechos”76. No obstante, la infidencia fue utilizada como palabra mágica para señalar y acusar a otros “(…) de insubordinación, de insurgencia, del crimen de lesa Majestad, de conspirar contra el Rey, el Estado y la Patria, y por doquiera se menciona(ba) al reo, al procesado, (más) no al infido”77. Mario Briceño Perozo, reflexionando en torno a esa realidad legal -que le tocó enfrentar a muchos de los que luego, por sus hazañas, ganarían la paternidad de la nacionalidad- sostiene: En buena exégesis lexicológica, no cabe semejar el criminal al infidente, que tan sólo se ha limitado a faltar la confianza del Monarca, la infidencia no es el delito claramente determinado por la legislación colonial española comprendido en la siguiente mención: yerro que face ome contra la persona del Rey. Lo que los venezolanos hacían era dar rienda suelta a sus anhelos indeclinables de emanciparse, (…)78.

Y por esos deseos de libertad, José Vicente fue sentado en el banquillo de los acusados, por el delito de infidencia. Los alegatos de hecho para iniciar la causa fueron que usaba el púlpito del curato de su ciudad natal para hacer campaña bélica a favor de los patriotas, había participado en el Congreso Nacional de 1811, promovía y escribía himnos patrióticos que se oían en la Plaza Bolívar y en las calles guanareñas, amén de delatar las actuaciones de los realistas. Entonces, para comprobar las acusaciones de las que daban fe los testigos promovidos durante el proceso judicial, negó todo ante el Fiscal de la causa, Costa y Gali. El hecho de negar todos los cargos, le resultó un ardid efectivo, pues el 4 febrero de 1813 fue absuelto por falta de méritos suficientes, quedando libre de toda culpa y sin mancha judicial, pero condenado a pagar -junto con su hermano José Antonio- la cantidad de 622 ½ reales, por concepto de costas procesales79. 74 Mario Briceño Perozo. Estudio preliminar. Causas de infidencia. Biblioteca de la Academia Nacional de Historia, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1956, Vol. 31, Tomo I, p.11. 75 Ídem. 76 Ídem. 77 Ídem. 78 Ídem 79 Remítase a: Causas de infidencia, pp. 389-439.

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Luego de este juicio, a Unda no se le verá más en la palestra política durante casi dos décadas, salvo algunos encuentros que tuvo con líderes de ambos bandos, pero en funciones sacerdotales. Como las reuniones en Guanare con Bolívar en 1813 y 1821, y con Morillo en 1818. Se dedicó a cultivar la actividad religiosa y educativa hasta cuando en 1831, fue designado por un periodo de cuatro años, como Senador por la Provincia de Barinas al Primer Congreso Constitucional de Venezuela que se instaló en Valencia el 18 de marzo de ese año; (…) (allí, desde sus estrados) dio a conocer (más allá de su curato) (…) su piedad, su instrucción y la liberalidad de sus principios, (…)”80 al exponer sus más convincentes ideas de llevar las riendas estatales en beneficio del colectivo. Luego, asistió con el mismo carácter a la instalación de los Congresos Constitucionales celebrados en Caracas el 31 de enero de 1832, el 25 de enero de 1833 y el 25 de enero de 1834 respectivamente81. En esta última actuación, se le apagó definitivamente la antorcha de la política.

EDIFICADOR DE LA INSTRUCCIÓN SECUNDARIA EN VENEZUELA Unda, hombre de leyes divinas y civiles, además de haber sido cofundador de la República y sujeto activo en su construcción, fue un educador nato que actuó en beneficio del rebaño de ovejas y de sus conciudadanos, que lo siguieron no solo por su entera sabiduría, su rectitud, amor a las letras y carisma, sino porque supo guiarlos en la edificación de la patria desde las bases de la educación y la religión. Su principal preocupación fue cultivar la cultura y el temor a Dios, en la infancia y juventud de la Guanare de entonces, a quienes instruyó y aconsejó82. Además, se caracterizó por ser financista de los más sobresalientes jóvenes que tenían vocación por el estudio. Fue una especie de mecenas de los más desvalidos económicamente para el ejercicio intelectual, cumpliendo con el deber eclesiástico de ayudar al semejante, pues, no solo aportó su peculio sino su hogar, su calor humano y espiritual. Cual pater familia de la Guanare decimonónica pre y post independentista, su casa fue un apostolado del saber, porque una de sus más grandes vocaciones, además de servir al Señor y a la patria en ciernes, era educar83. No en balde, en 1803 organizó en su ciudad natal una escuela privada de gramática y latinidad84. 80 Ricardo La Bastida. Op. Cit., p. 353. 81 Vid. Héctor García Chuecos. Op. Cit., pp. 42-43. 82 Cfr. Francisco González Guinán. Op. Cit., p. 138. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p.85. 83 Concúrrase a: Ricardo La Bastida. Op. Cit., p.353. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p.85. 84 Véase: Néstor Fernández Pacheco. Op. Cit., p.154.

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Siendo Diputado de Guanare en el Congreso Constituyente venezolano de 1811, hizo formal solicitud de creación de una casa de estudios para instruir a los guanareños y alcanzó una reforma según el plan aprobado el 3 de diciembre85; 14 años después, mediante un Decreto de fecha 16 de mayo de 1825, firmado por el Vicepresidente de Colombia, General Francisco de Paula Santander, veía cumplido su anhelo, al fundar en su ciudad natal, el primer colegio de instrucción secundaria de Venezuela, en las instalaciones del otrora Convento de San Francisco, que había sido suprimido por Ley de 28 de julio de 1821 por no tener como mínimo ocho religiosos de misa, y se encontraba libre de bienes y personas, por desalojo realizado por las autoridades guanareñas, el 31 de mayo de 182286. Ahora bien, como la noticia del decreto de mayo de 1825, llegó a Guanare el 20 de junio, víspera del Santo Patrono José Luis Gonzaga, a quien el Papa Benedicto XIII había declarado patrono de la juventud estudiosa, el colegio fundado fue bautizado con el nombre de este Santo 87. Unda fue su primer Rector. En esta institución educativa se formaron jóvenes que luego tendrían significativa participación en la sociedad venezolana, tales como: Raimundo Andueza Palacio, Guillermo Tell Villegas, Miguel Oráa, entre otros 88. Pero no va a ser sino hasta el 21 de junio 1832, a dos años de creada la República de Venezuela y de estar Páez en el poder, cuando Unda reciba el respaldo gubernamental para la verdadera inauguración del colegio y el cabal desempeño de las actividades académicas en dicha institución.

LA IGLESIA DE GUANARE, LUGAR DE PLÁCEME A LOS VENCEDORES DE AYACUCHO 1825, era año de júbilo para todas las naciones de la América del Sur, libertadas por Simón Bolívar, pues se celebraba el primer aniversario de la Batalla de Ayacucho, con la que se había sellado la independencia de esas naciones. En la iglesia parroquial de Guanare, donde José Vicente era vicario y examinador sinodal del Arzobispado de Caracas, el 24 de junio se hizo una misa para celebrar en la festividad religiosa, no la Batalla de Carabobo, sino la de Ayacucho, que fue lograda el 9 de diciembre de 1824. Ante el púlpito pronunció una oración para la conmemoración, que de seguidas daremos cuenta de ella. 85 Consúltese: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p.93. 86 Ibídem, pp. 87, 91 y 95. 87 Ibídem, p. 96. 88 Cfr. Francisco González Guinán. Op. Cit., pág. 138.

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Empieza cuestionando todo hecho bélico, por sus consecuencias nefastas y aciagas al género humano; expresando luego, su anhelo de ver terminadas para siempre las guerras y las armas que permiten su desarrollo. Admite que los casi tres lustros de la gesta emancipadora americana fueron fratricidas, destructivos, bárbaros y desoladores; empero, necesarios para no seguir padeciendo “(…) bajo la cuchilla liberticida de (…) los opresores, (…)”89 tanta desdicha. Exalta a los campos de Junín y Ayacucho porque hicieron justicia al suscribir con sangre la carta de la libertad y sacudir, de manera definitiva, la coyunda del dominio foráneo90. Exclama: “Trescientos años de oprobio han sido indemnizados por un día de gloria”91. Pues, la América Meridional se declaró “(…) capaz de gobernarse por sí misma, de imponerse leyes, de señalar jefes que la manden, generales que la defiendan, y legisladores que la rijan con el interés que inspira una patria”92. Por tal motivo, considera que tal proeza es digna de agradecimiento al Todopoderoso, aunque haya sido severo sometiéndolos al azote de la guerra, “(…) como padre misericordioso (…) (los consoló) con el triunfo93. Luego, mediante parábolas señala que es mejor padecer la ira divina que el furor humano; remite a episodios crueles del hecho bélico, como una manera de no negar, en la casa de Dios, la realidad cruda y despiadada vivida durante la emancipación. Reconoce que así como conmemora la libertad, no puede ocultar el alto precio que se pagó por ella, con vidas humanas. Porque para muchos era día de luto y tristeza, antes que de alegría. No había que olvidar el horrendo proceso de lucha, para coger escarmiento. A todas luces, cree que gracias a la piedad divina, después de la tempestad, advino la calma con el consuelo del triunfo y la redención del pecado; y “(…) tantas súplicas reunidas (…) (hicieron) bajar de lo alto las misericordias del Señor”94. A través de alegorías bíblicas, diviniza a Bolívar develándolo como el elegido y enviado por el Creador para la misión emancipadora. En tal sentido, expresa: “(…) así como en otro tiempo (Dios) destinó al valero89 “Oración que en la festividad religiosa con que se celebró el triunfo de las armas patriotas en el Perú, pronunció en la Iglesia Parroquial de Guanare, el 24 de junio de 1825, el Pbro. Dr. José Vicente de Unda, Vicario de dicho Partido y examinador sinodal del Arzobispado de Caracas”. La Iglesia ante la gloria del Libertador. Ediciones de la Presidencia de la República. Imprenta Nacional y Gaceta Oficial, Caracas, 1987, p.62. 90 Ibídem, p. 63. 91 Ídem. 92 Ídem. 93 Ídem. 94 Ibídem, p. 66.

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so Simón, hijo de Matías, para libertar a los israelitas oprimidos, así, en nuestros días, para romper nuestras cadenas, se sirvió de otro héroe del mismo nombre, (…)”.95 Y más adelante, lo llama “genio de América”, “hijo predilecto de la victoria”, “inmortal”96. En seguida, pasa a exaltar la proeza del Gran Mariscal Sucre en la Batalla de Ayacucho, que se rememora ese día. Expresa que gracias a ambos héroes, la unión de la Gran Colombia ha sido el mayor corolario emancipador, pues rivaliza con la Triple Alianza europea de ese entonces, por estar en mejores condiciones que esa unión del viejo continente. Por eso, exige a los honrados padres de familia, los hijos virtuosos y a los ciudadanos de todas clases, agradecer a Dios a través “(…) del glorioso San Juan Bautista, protector decidido de la República”97, por conceder tan sagrado logro al continente americano.

PRÓCER TEMEROSO DE DIOS, PERO CON MENTALIDAD ESCLAVISTA Sin ánimos de enlodar ni contradecir lo dicho anteriormente sobre este egregio prócer eclesiástico, sino más bien, con el ánimo de reafirmar que, como todo ser humano, no estuvo exento de la realidad que le circundaba, es por lo que daremos cuenta de algunas de sus actuaciones en torno a la esclavitud, que en cierta forma, dan muestras sobre su postura de avalar esta institución, tan contraria al ideal libertario pregonado en el teatro de operaciones bélicos de la emancipación, y que él apoyó. En este sentido, el 3 de enero de 1837, semanas antes de ser promovido José Vicente de Unda al episcopado emeritense, se realizó en Guanare el levantamiento del inventario de sus bienes. Entre su mobiliario figuraban dos esclavas: una de nombre María de Jesús, valorada en 300 pesos; y la otra llamada Petronila, valorada en 200 pesos98. El 4 de enero de 1838, Unda como Reverendo Señor Obispo de Mérida, estando en la casa eclesiástica guanareña, y actuando en representación de la Iglesia de Mérida, firmó ante el Secretario de Primera Instancia del Tercer Distrito Judicial de esa provincia y en presencia de los testigos Benito Andueza y Cecilio Landaeta, vecinos guanareños, una escritura pública de venta de un esclavo propiedad del Colegio Seminario emeritense, de nombre Agustín, como de veinticuatro años de edad, soltero 95 Ídem. 96 Ibídem, p. 67. 97 Ibídem, p. 68. 98 Consúltese: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p.. 57.

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y sin oficio, al ciudadano Félix Camacho, vecino de El Tocuyo99. Dicho esclavo “(…) lo capturó el mismo señor Camacho, y por este defecto y darle un mal desconocido se lo vende (…)”100 por la suma de ciento cincuenta pesos a censo y tributo redimible,101 a favor del Seminario, con quien quedó obligado a pagarle siete pesos cuatro reales de emolumento a razón de cinco por ciento de interés, hasta pagar la suma adeudada. Además, con el aval de su cónyuge, Tomasa de Arse, dejó hipotecada una Hacienda de Caña de su propiedad, ubicada en el sitio de los Guajes jurisdicción de El Tocuyo, como garantía de pago102. El Obispo Unda, en ese acto jurídico, juró por Dios y con la señal de la Santa Cruz la: (…) renuncia (desde ese día y) para siempre el dominio, posecion103 y otro cualesquiera derecho que al dicho seminario de Merida le corresponda a el enunciado esclavo, traspasándolo con todas las acciones que le competan, en el comprador y en quien le represente, para que lo posea, enajene y disponga de él a su adbitrio como suya adquirida con justo título: le confiera la competente facultad para que de su autoridad ó judicialmente tome del expresado esclavo la posecion que por derecho le corresponde, (…) y se obligó también a la evicción, seguridad y saneamiento de esta venta y su justo precio, según lo prevenido en las leyes, á cuyo cumplimiento obligó las rentas del seminario referido, en toda forma de derecho (…)104. 99 El anterior documento de venta, fue el primero que se asentó en el libro de escrituras públicas de 1838, llevado ante el Secretario de Primera Instancia del Tercer Distrito Judicial de Guanare. Generó como pago de derechos 24 reales, y el valor de 1 peso por el sello cuarto para el año económico de 1837 a 1838. 100 “Escritura de 150 pesos a favor del colegio Seminario de Mérida que reconoce el Señor Felix Camacho vecino de Guanare por el esclavo Agustín que compró a censo”. Administración de Rentas. Escrituras públicas y otros documentos. 1807 A 1858. Archivo de la Universidad de Los Andes. Volumen CLXXV. Parte del Bulto 59, folio 29 vto. 101 Los censos eran “(…) una modalidad de préstamo a interés, así como una forma de la constitución de rentas hipotecarias”, que celebraba la autoridad eclesiástica con el censatario. Éste, como garantía de pago debía dejar hipotecados bienes inmuebles, negros esclavos y/o ganado, amén de presentar un fiador. El pago anual del préstamo era de un porcentaje (5 ó 3 %). Existían censos redimibles y no redimibles. Los primeros, se cancelaban en el lapso acordado con el pago del capital; los segundos, no cesaban y pasaban de una generación a otra, pues el censatario hipotecaba un bien a favor de alguna obra social, quedando comprometido a pagar una cantidad de dinero que representaba el interés de una suma que en ningún momento había entregado. Véase: Nikita Harwich Vallenilla. “Censos”. Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Polar. Caracas, 1997, Tomo I (A-C), pp. 766-767. 102 Vid. “Escritura de 150 pesos a favor del colegio Seminario de Mérida que reconoce el Señor Félix Camacho vecino de Guanare por el esclavo Agustín que compró a censo”. Doc. Cit., folio 29 vto. 103 Se ha de advertir que se respetará la grafía original del documento y para darle mayor fluidez a la lectura de la cita, no colocaremos la locución latina sic. 104 “Escritura de 150 pesos a favor del colegio Seminario de Mérida que reconoce el Señor Félix

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Aún cuando no conocemos sobre el desenlace final del esclavo y de la hipoteca, por inexistencia de información en los repositorios documentales hasta ahora consultados. Es menester señalar que, tanto esta escritura de venta como el antes referido inventario de bienes, nos vislumbran un aspecto irónico y otro paradójico en la vida de Unda. El primer aspecto, porque en noviembre de 1813, Guanare fue tomada por los realistas y las tropas comandadas por el Ejército de Yánez, redujeron a prisión a José Vicente y a su hermano José Antonio, por apoyar a los patriotas. La noche del 10 de ese mes, el Comandante realista José Puy, Gobernador Civil y Militar de Barinas, debido a su derrota en la Sabana de San José en manos del Coronel patriota Manuel Antonio Pulido, dio la orden de evacuar Guanare y de dar muerte a todos los presos. Los hermanos Unda se salvan, porque una esclava llamada María Antonia, a quien se le había encomendado atenderlos mientras estuviesen cautivos, se enteró de la noticia y cual ángel guardián, cerró la puerta del cuarto donde se encontraban recluidos, y la atrancó de tal forma, que la muerte no pudo alcanzarlos105 “(…) en medio de aquella feroz carnicería”106. El segundo aspecto, es que este prócer guanareño que luchó por la libertad de la patria y la emancipación del pueblo venezolano, no haya manejado en su mentalidad, el ideal libertario para la erradicación de la manumisión, sino que, como era de suponer, avaló la tenencia y venta de esclavos como mercancías, sencillamente, porque esa realidad formaba parte del orden legal socioeconómico republicano que en nada distaba de su ayer colonial, así como, de sus espacios de sociabilidad cotidiana en las que se desenvolvía a diario; vale decir, era su pan de cada día y al parecer, no le llamó la atención tejer un discurso a contracorriente, que subvirtiera el orden esclavista, en beneficio de la igualdad entre los semejantes: oprimidos y opresores.

UN SIGLO DESPUÉS, PATRIÓTICA SEPULTURA A SUS RESTOS El mitrado Unda, durmió en la paz del Creador en Mérida, el 19 de julio de 1840; su cuerpo fue embalsamado por don José María Osorio, músico, litógrafo, tipógrafo y publicista; siendo el primer embalsamiento emeritense. Dos días después, fue enterrado en la Iglesia de Santo Domingo, Catedral en ese momento, hoy Capilla del Carmen. “De ella fueron trasladados posteriormente a la Catedral nueva, edificada por su sucesor el Illmo. Doctor Juan Hilario Boset, (…)”107. Su corazón, tal Camacho vecino de Guanare por el esclavo Agustín que compró a censo”. Doc. Cit., folio 30 fte. 105 Cfr.: Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 36. 106 Ibídem,p.7. 107 Ibídem, p. 78.

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como fue su petición en vida, fue enviado a Guanare, como muestra de su devoto amor a su ciudad y a sus coterráneos, donde fue depositado en uno de los laterales de la Basílica de Nuestra Señora de Coromoto108. Después de un siglo y dos años, durante el periodo presidencial del General Isaías Medina Angarita, sus restos fueron desenterrados y enviados a Caracas. El 16 de diciembre de 1942 fueron inhumados en el Panteón Nacional, en un acto donde también ese día fueron sepultados los restos de diez próceres más: General Manuel Cedeño, General Tomás de Heres, Capitán de navío José Tomás Machado, Coronel José Joaquín Veroes, General León de Febres Cordero, médico Carlos Arvelo, Jefe del estado Mayor de la segunda división de Carabobo Judas Tadeo Piñango, General José Laurencio Silva, Primer Jefe del batallón vencedor de la tercera División en Carabobo Juan Uslar y Dr. Ramón Ignacio Méndez109. La ceremonia estuvo precedida por el emotivo e ingenioso discurso literario, pronunciado por Monseñor Doctor José Humberto Quintero, bajo el pertinente título de Hueso de leones, pues todos estos próceres, como valientes y audaces felinos, lucharon en beneficio de la patria, por lo que sus osamentas fueron depositadas en el Panteón Nacional, con el fin de custodiarles su bien conquistada inmortalidad.

PALABRAS FINALES Estudiar la vida de hombres del talante de Monseñor José Vicente de Unda García, es una abierta invitación a la comprensión de una época determinada a través de las acciones de sus principales personajes. En el caso en específico, en el trazado de las líneas precedentes, hemos volcado la mirada a la Venezuela de principios de siglo XIX desde la valoración de este guanareño cofundador de la patria, vinculado a Caracas, Guanare y Mérida, insertas en un ideal de construir una nación llamada Venezuela, según el decir del maestro Germán Carrera Damas. Ello ha permitido una mirada de la gesta emancipadora desde la óptica eclesiástica, para de este modo, enaltecer a uno de quienes forma parte de la lista de próceres de los que rigieron los destinos de Dios. De allí develamos proezas de la sotana aunada al grito emancipador, los espacios de las ovejas del Señor abiertas a los espacios del saber civil; la mentalidad socioeconómica de los máximos representantes eclesiásticos, en fin. Vale decir, con nuevas miradas se ha recorrido la 108 Véase: Ricardo La Bastida. Op. Cit. p.355. Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., pp. 87-88. Carlos Chalbaud Zerpa. Op. Cit., p. 206. 109 Ese día, también fueron inhumados los restos del geógrafo, explorador y militar italiano Agustín Codazzi.

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Independencia por los anaqueles de la historia patria, desde lo regional inserto en lo nacional, en beneficio de la diosa de la Historia: Clío, y de la memoria colectiva venezolana. José Vicente de Unda García, “(…) augusto levita, uno de los más eminentes prelados de todo el episcopado venezolano (…)”110, uno de los insignes párrocos criollos111 del procerato eclesiástico que abonó el terreno republicano en pro de la libertad; un pater familia de la Guanare de principios de siglo XIX que procuró el bien para sus coterráneos, el último obispo prócer de la emancipación de la historia arquidiocesana emeritense112, figura paradigmática ante la grey que apacentó; “(…) ilustre (que) en su doble papel de padre de la nacionalidad y de abnegado conductor, por los caminos del saber y la cultura (…)”113, ha quedado en la reminiscencia histórica como digno representante del clero guanareño y merideño, que dedicó su vida al servicio de Dios y su amor a la Nación, haciendo honor a su linaje de gallardo, comprometido con su patria.

ANDRÉS BELLO Y LA INDEPENDENCIA: UN PARADIGMA EN TRES ESCENARIOS Carlos Alarico Gómez

INTRODUCCIÓN Andrés Bello es el hombre de letras de mayor trascendencia que ha tenido Venezuela. Su vida estuvo signada por una dedicación total a las letras, lo que se hizo patente en 1800 cuando comenzó a escribir sus primeros poemas. Su obra ha sido ampliamente analizada por el intelectual ibero-venezolano Pedro Grases, quien estudió a Bello durante más de cuatro décadas, lo que dejó sentado en libros, epístolas y artículos que fueron recogidos en forma sistemática por la Fundación que lleva su nombre. Bello se destacó en Venezuela como educador, correspondiéndole el honor de ser maestro de Simón Bolívar -a quien llevaba apenas dos años- y, además, fue el fundador del periodismo nacional cuando asumió la dirección de la Gazeta de Caracas (1808-1810), primer periódico editado en lo que hoy día es el territorio venezolano. En Londres se consagró como poeta al publicar en 1823 su poema Alocución a la poesía, lo que le permitió alcanzar su madurez intelectual. Y en Chile -adonde llegó en 1829- concretó lo que pasaría a ser su opera magna: la Universidad de Chile, la cual inauguró el 17 de septiembre de 1843 con un discurso en el que dejó plasmadas sus ideas sobre la educación, a través de un lenguaje de tal sublimidad que ha sido considerado por expertos en lenguaje como una de las grandes piezas de la oratoria ibero-americana.

110 Hermano Nectario María Pralón. Op. Cit., p. 84. 111 Se ha de entender por párroco criollo, al que ha nacido en tierras venezolanas o americanas. 112 Cfr.: Néstor Fernández Pacheco. Op. Cit., p.151. 113 Héctor García Chuecos. Op. Cit., p. 173.

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El grande hombre nació en Caracas el 29 de noviembre de 1781, en el hogar de Ana Antonia López y Bartolomé Bello. Su padre fue músico, abogado y profesor universitario, mientras que su madre era hija del pintor Juan Pedro López y poseedora de una extensa cultura que influyó notablemente en la excelente formación de su hijo. En el hogar de sus padres recibió su educación inicial y tan pronto creció fue inscrito en la Academia de Ramón van Losten, donde tuvo como maestro al padre Cristóbal de Quesada, quien le enseñó el dominio del castellano y del latín, disciplinas que le serán esenciales en su vida. Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Su primer logro intelectual importante fue la traducción de la Eneida, original del poeta Virgilio, labor que cumplió cuando tenía apenas dieciséis años. Pocos meses después ingresó en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, donde se graduó en Artes el 14 de junio de 1800, año en el que tuvo la inmensa satisfacción de conocer a Alejandro de Humboldt, quien visitó Caracas en compañía de Aimé Bonpland, a quienes llevó a visitar el cerro el Ávila el 3 de febrero de 1800, hecho que el sabio alemán narró en su obra La primera ascensión a la Silla de Caracas (De Humboldt, 1932). Con los visitantes alemanes se comunicó en francés, idioma que junto con el inglés estudió por su propia cuenta. En 1802 ganó por concurso el cargo de Oficial Segundo de Secretaría del Capitán General, que para ese momento era Manuel de Guevara y Vasconcelos, demostrando tal capacidad en el ejercicio de sus funciones que durante la administración de Juan de Casas, Capitán General encargado (había sustituido a Guevara y Vasconcelos después de la muerte de éste en 1807), fue designado director de la Gazeta de Caracas desde su fundación (28 de octubre de 1808) hasta el momento de su viaje a Londres en 1810. Pese a lo delicado de sus funciones, Bello en ningún momento abandonó su actividad creadora y eso fue lo que le permitió traducir Zulima, obra del filósofo francés Francisco María Arouet, quien escribía con el seudónimo Voltaire. Antes de los sucesos del 19 de abril tuvo la oportunidad de publicar el Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela para el año de 1810, Resumen de la Historia de Venezuela (incluida en el Calendario), Arte de escribir con propiedad (obra del Abate Condillac, que tradujo del francés), El romance a un samán, Soneto a la victoria de Bailén, A un artista, Mis deseos, Venezuela consolada y España restaurada. La vida de Bello estaba totalmente dedicada a la actividad creativa y así seguramente habría seguido, pero los sucesos de Aranjuez en 1808 generaron gran intranquilidad en la Capitanía General de Venezuela, lo que condujo de manera progresiva a los sucesos acaecidos el 19 de abril de 1810, que fue la base para que se concretara la Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811, lo que provocó una era de extrema violencia que culminó parcialmente cuando se produjo la victoria de Carabobo el 24 de junio de 1821.

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BELLO Y LOS ANTECEDENTES DEL 19 DE ABRIL DE 1810 Los sucesos de 1810 estaban destinados a cambiar por completo la vida de Bello y la de todos los habitantes de la antigua Capitanía General. Como en la historia nada es casual, es necesario considerar los motivos que provocaron este cambio radical, entre los cuales deben ser analizados los sucesos que conmovieron España a partir del motín de Aranjuez (1808) que indujo la renuncia de Carlos IV y la ascensión al trono de su hijo mayor, quien asumió el poder con el nombre de Fernando VII. La situación era altamente previsible dada la enorme diferencia que existió entre el excelente gobierno de Carlos III (1759-1788) y el progresivo deterioro del reino de España bajo la pésima administración de Carlos IV (1788-1808), quien la condujo a la pérdida de parte de sus territorios, al empobrecimiento de la población y, sobre todo, al enorme desprestigio de la Casa Real por la supuesta mala conducta de la reina María Luisa, de quien se decía y se dice que era la amante de Manuel Godoy, un apuesto joven que ocupó el cargo de primer ministro del Reino a los veinticinco años de edad. Durante su administración se produjo el respaldo a Luis XVI -el guillotinado monarca francés-, la pérdida de la Isla de Santo Domingo, la entrega de la Luisiana a Francia (que luego fue vendida a Estados Unidos) y la de Trinidad a Inglaterra. Como si eso fuera poco, al principio se alió con Napoleón y juntos sufrieron la humillante derrota de Trafalgar (1805) ante el almirante inglés Horacio Nelson. Estos hechos colocaban a Carlos IV como un hombre sin carácter, cuyo gobierno descansaba en el amante de su mujer, quien conducía una política de progresiva decadencia, lo que explica que en el motín ocurrido en Aranjuez entre el 17 y el 19 de marzo de 1808 se hayan concatenado fuerzas sociales de disímil procedencia, como la alta nobleza, el sector radical del partido Liberal y gente del común, quienes coincidieron en la protesta contra el Príncipe de la Paz –como era llamado el ministro Godoy-, situación que adquirió tal gravedad que terminó provocando la abdicación del rey (Quintero, 2002: 23), acto que podría ser calificado de golpe de Estado, ya que se desconoció el sistema jurídico por el cual se regía la Corona. No obstante, el Consejo de Castilla validó el acto y el pueblo español comenzó a dar vivas al nuevo monarca. A pesar del respaldo obtenido, la intromisión de Napoleón en la política española complicó la gestión de Fernando VII y el 10 de abril de ese mismo año tuvo que salir de Madrid rumbo a Bayona para asistir a una reunión convocada por el Emperador de Francia.

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El monarca español seguramente se imaginó que su corto reinado podía terminar allí y eso podría explicar la razón por la cual dejó en el trono a una Junta de Gobierno que estaba presidida por su tío el infante don Antonio Pascual de Borbón y Wettin, hermano menor de Carlos IV. La reunión de Bayona fue, en efecto, un hecho terrible para la causa de los Borbones, quienes ignoraban que los gobiernos de Francia y Rusia habían aprobado un Acuerdo en Tilsit el año anterior (1807), en el que convinieron la desaparición de las casas de Borbón (España) y de Braganza (Portugal), cuyos territorios pasarían a formar parte del imperio francés (Garrido, 1996: 59). A la reunión también fueron convocados Carlos IV y su esposa, el Príncipe de la Paz -quien fue sacado de la prisión donde se hallaba- y los infantes. El resultado estaba previamente señalado por Napoleón: Fernando le restituyó el trono a su padre y éste a su vez abdicó en favor de José, hermano del Emperador francés, en tanto los infantes fueron obligados a renunciar a sus derechos de sucesión. Este suceso va a generar una terrible reacción en España y en sus provincias de ultramar. A partir de ese momento, Fernando VII permanece detenido en Bayona, en el castillo de Valencay, en tanto su padre es enviado al exilio en Roma. José ocupa el Palacio Real de Madrid y asume el trono con el título de José I de España, asesorado por el mariscal Joaquín de Murat, esposo de una hermana de Napoleón. En España comenzó a sentirse una creciente violencia en la población debido a esos sucesos y, en consecuencia, José I le ordena a su ejército –integrado por 100.000 soldados franceses- que ataque a los insurrectos, provocando una masacre que comenzó en Madrid el 2 de mayo de 1808.

que se cumplió de inmediato en Asturias, Cataluña, Murcia y León. Es decir, el desconocimiento de la autoridad de José I era unánime. Sin embargo, las diferentes juntas no se concentraron en torno a la de Sevilla, que hubiera sido lo más sensato y, en su lugar, empezaron a discutir sobre los alcances que ellas debían tener, optando porque cada una representase la soberanía del territorio en que le correspondía actuar. No hubo coordinación, aunque lograron un acuerdo el 25 de septiembre que no varió el estado de cosas en forma significativa, pero que al menos pudo designar una Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, que fungiría de depositaria de la soberanía (Quintero, 2002:51), pero sin disolver las juntas provinciales, procediendo a crear un Consejo y Tribunal Supremo de España e Indias, con lo que se intentaba mantener el poder centralizado y evitar el caos. Mientras los españoles discutían, la guerra continuaba y los franceses se anotaban constantes victorias, lo que obligó a la Junta Central a buscar refugio en Cádiz. Ese estado de cosas complicó las relaciones armónicas que debían existir entre las diferentes juntas, debilitando peligrosamente las líneas de comunicación y mando, que estaban constantemente interferidas por los funcionarios de José I. Esto trajo como consecuencia que el 31 de enero de 1810 se creara un Consejo de Regencia que comenzó a gobernar desde la Isla de León, Cádiz, pero como es de imaginarse, esa situación se reflejó en las provincias americanas, que también se negaron a obedecer las órdenes de José I e intentaron imitar el ejemplo de las juntas creadas en España, proclamando que su único rey era Fernando VII, El Deseado.

LA CAPITANÍA GENERAL DE VENEZUELA

La violencia existente se acrecentó. Los españoles no se amedrentaron y trataron de repeler a los invasores franceses, iniciando una guerra de grandes proporciones para recuperar su libertad, la cual fue especialmente intensa en Madrid, Oviedo, Gerona y Zaragoza. Las consecuencias se hicieron sentir en todos los confines del imperio español. Como es de suponer, la Junta de Gobierno original fue prácticamente disuelta, aun cuando Murat asumió el poder en ausencia del rey, quien fue finalmente proclamado el 25 de julio por el Consejo de Castilla.

Mientras la política llegaba a extremos de gran inestabilidad en España, Bello seguía trabajando en sus proyectos literarios, al frente de la Gazeta de Caracas y como miembro de la Secretaría del más alto magistrado español en Venezuela. Sin embargo, la intranquilidad en la península ibérica se comenzó a reflejar en los Virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Perú y de la Plata, causando los mismos avatares provocados por la inestabilidad generada debido a los sucesos de Aranjuez y de Bayona.

Por su parte, el liderazgo español de Sevilla designó una Junta Suprema de Gobierno de España e Indias procediendo a constituir juntas en todas las poblaciones que tuvieran por lo menos 200 habitantes, lo

En Caracas se había producido la muerte de Guevara y Vasconcelos en 1807 y en su lugar asumió como encargado el Capitán General Juan de Casas, quien sentía disminuido su poder por la presencia del neo-

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granadino don Joaquín de Mosquera y Figueroa, enviado por la Corona en 1805 con la misión de efectuar una auditoría a la Real Audiencia, actividad en la que había desplegado especial celo, determinando en su acuciosa investigación la presunta responsabilidad de varios funcionarios considerados personas de reputación intachable, lo que ocasionó la destitución de tres ministros. Este problema se sumó al provocado por la prisión de Manuel Matos, Diego Melo e Ignacio Manrique, ordenada por el Capitán General el 27 de julio de 1808, a quienes acusó de tratar de subvertir el orden público al expresar en alta voz que “... había llegado el momento de que los americanos gozaran de su libertad, que era necesario salir de los españoles… había que ahorcar a todos los jefes y matar a los españoles…” (Briceño Iragorry, 1954: 127). Las personas antes referidas habían sido las mismas que días antes organizaron una manifestación contra la presencia de una comisión francesa en la pensión El Ángel de Caracas, a la que injuriaron al tiempo que daban vivas a Fernando VII. Tres meses más tarde fueron puestos en libertad, después de negar las afirmaciones de los testigos y de formular votos de fidelidad al monarca. No obstante, estaba claro que la tranquilidad de la antigua y serena capital venezolana había comenzado a resquebrajarse. La fecha en que se ordenó la prisión del referido grupo, coincidió con la noticia de que la Capitanía General estaba estudiando la posibilidad de establecer una junta similar a la de Sevilla (Blanco y Azpúrua, 1983: 170), para lo cual había procedido a la designación de una comisión de letrados que debían preparar el proyecto, integrada por Isidoro López Méndez y Manuel de Echezuría, altos funcionarios del gobierno en Caracas (Quintero, 2002: 91), el cual fue culminado y presentado para su consideración el 29 de julio de 1808. La posición de todos era favorable, pero la llegada de una comisión de la Junta Suprema procedente de Sevilla cambió la situación y se acordó prestarle obediencia a la misma, de acuerdo al fallo emitido el 5 de agosto por la Real Audiencia. Los mantuanos no quedaron conformes y así lo expresaron en la reunión conspirativa que efectuaron el 13 de noviembre de 1808 en la casa del Intendente Juan Vicente de Arce, noticia que llegó rápidamente a conocimiento del Capitán General y del ya mencionado Mosquera y Figueroa. Este último inició una investigación que produjo un informe destinado a la consideración del Capitán General, el Oidor de la Real Audiencia y el Fiscal en lo Civil y Criminal, quienes se reunieron para 54 Levitas y sotanas en la edificación republicana

deliberar en torno a la gravedad del caso y, una vez sopesados los diferentes elementos aportados, ordenaron la prisión en sus respectivos hogares del Marqués del Toro, del Marqués de Casa León y del Conde de San Javier. Así mismo, se dispuso la prisión en cuarteles de José Félix Ribas, Nicolás Anzola, Vicente Tejera, Mariano Montilla, Francisco Navas, Juan Sojo y los hermanos Martín y Jose Tovar. Más grave aún fue el confinamiento de Pedro Palacios (Curiepe), Ignacio y Antonio Nicolás Briceño (Ocumare del Tuy), Francisco Paúl y José de Aristeguieta (Aragüita), Juan Nepomuceno Ribas (Guatire), José Uribe (Ocumare de la Costa), Isidoro Quintero, Domingo Galindo y Narciso Blanco (Puerto Cabello) Antonio Estévez (Tacarigua), Tomás Montilla (Baruta), Vicente Ibarra (Charallave) y Francisco de la Cámara (La Guaira). La decisión fue sumamente grave y tendrá sus consecuencias (Briceño Iragorry, 1954: 127). Como es de suponer, el encargado de redactar los documentos necesarios para emitir las órdenes pertinentes fue Andrés Bello, en su condición de segundo oficial de la Secretaría del Capitán General. El joven funcionario no tuvo opción. Tenía que obedecer las instrucciones de su jefe, a pensar del sufrimiento moral que le causó escuchar la sentencia de los altos funcionarios, consciente como estaba de la gravedad de las órdenes de arresto y de confinamiento de los acusados, que eran personas de la mayor relevancia en la sociedad de la época. Este es uno de los elementos que usaron los enemigos de Bello contra él, a lo que hay que agregar el bello soneto que escribió cuando se enteró de la victoria del general Francisco Javier Castaños sobre las tropas francesas comandadas por el general Dupont (1808) en Bailén, que tituló A la victoria de Bailén, en el cual expresa: “Rompe el león soberbio la cadena/con que atarle pensó la felonía,/y sacude con noble bizarría/sobre el robusto cuello la melena.//La espuma del furor sus labios llena/y a los rugidos que indignado envía,/el tigre tiembla en la caverna umbría/y todo el bosque atónito resuena.//El león despertó, ¡temblad traidores!/Lo que vejez creísteis fue descanso;/las juveniles fuerzas guarda enteras.// Perseguid, alevosos cazadores,/a la tímida liebre, al ciervo manso./No insultéis al monarca de las fieras”. Cualquiera que lea lo acontecido en Madrid el 2 de mayo de 1808, no puede sino sentir la misma alegría que inspiró a Bello cuando escribió sobre el triunfo de Bailén. Olvidan los críticos de Bello que Venezuela tuvo tres siglos de vida común con España y que de ella heredamos todas Levitas y sotanas en la edificación republicana

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las instituciones que poseemos, su religión, su lengua, su cultura inmensa, representada en hombres como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Calderón y tantos otros que enaltecen la raza iberoafroamericana.

LA JUNTA DEFENSORA DE LOS DERECHOS DEL REY Las personas arrestadas y confinadas a partir de noviembre de 1808, fueron recuperando su libertad plena de manera progresiva, especialmente después que se marchó Mosquera y Figueroa con destino a España, donde lo esperaba la Presidencia del Consejo de Regencia. Su salida de Caracas coincidió con la decisión de la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino de nombrar como Capitán General de Venezuela al Mariscal de Campo Vicente de Emparan y Orbe, aun cuando el oficial ibérico tenía fama de ser un fervoroso partidario de las ideas de Napoleón. La selección se había hecho debido al conocimiento que tenía del territorio venezolano, ya que había sido Gobernador de Cumaná entre 1792 y 1804. Emparan arribó a Caracas en mayo de 1809 y desde su misma llegada tuvo que enfrentar los desplantes de peninsulares y provincianos, que no simpatizaban con su actitud de apoyo a la dominación francesa. Tuvo la mala suerte de haberse encontrado con una situación de extremo malestar, provocada por la actuación despótica de Joaquín de Mosquera y Figueroa. La situación en Caracas era tan peligrosa que, de acuerdo a lo que escribió Vicente Basadre, Intendente del Ejército y de la Real Hacienda, el propio Emparan le dijo que “el primero de abril… habíamos escapado milagrosamente, él, yo, su asesor y el subinspector de Artillería, respecto a que tenían pensado asesinarnos aquella noche…” (Vaamonde, 2008: 69). Emparan actuó con toda diligencia y expulsó de Caracas a varios jóvenes militares que estaban complicados en el intento de magnicidio. El mismo Emparan le envió una Relación al rey en la que le decía que “seis o siete días antes de la insurrección pretendí aprehender a don Tomás Montilla para expulsarle del distrito de la Capitanía General, por haber sido advertido que la noche anterior se había juntado en el cuartel de la Misericordia con tres hijos del teniente coronel Francisco Carabaño, con dos hermanos Ayala, con Juan del Castillo y con Diego Jalón, oficiales del Cuerpo de Veteranos de la Reina…” (Ibídem: 71). Toda la documentación revisada indica que en efecto había una conspiración en marcha para derrocar a Emparan y establecer una Junta al estilo de la que existía en Es56 Levitas y sotanas en la edificación republicana

paña, lo que se vio motivada con la noticia recibida de Madrid el 7 de abril en la que se decía que la Junta Central había dejado de existir en enero y que en su lugar se había instalado un Consejo de Regencia. Como el ente que designó a Emparan fue la Junta, estaba claro para los insurrectos que ya su autoridad no tenía asidero. Las noticias eran todas reveladoras de un total caos en España. Los franceses habían ocupado casi todo el territorio ibérico y los miembros del Consejo de Regencia se refugiaron en la isla de León, frente a Cádiz, hoy isla de San Fernando. El malestar existente en Caracas se agravó a mediados de abril de 1810, durante la Semana Santa, cuando los miembros del Cabildo desconocieron la autoridad de Emparan y lo obligaron a dimitir, aduciendo que estaban actuando en nombre de Fernando VII y en desobediencia de José I. En consecuencia, se creó una Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII, la cual estableció organizaciones similares en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas, Barcelona, Trujillo y Mérida. Sin embargo, muy pronto se sabrían las verdaderas intenciones de los supuestos defensores del monarca español, pues el 11 de junio de ese mismo año convocaron comicios para elegir diputados a una nueva institución que se llamaría Congreso, la cual instalaron el 2 de marzo de 1811. La convocatoria señalaba específicamente que era necesario “… convocaros para consultar vuestros votos, ya para que escogieseis inmediatamente las personas que por su probidad, luces y patriotismo os parecieran dignas de vuestra confianza… (Convocatoria a elecciones de Diputados, en la obra Documentos de la Suprema Junta de Caracas: 150 ejusdem). La nueva institución se ocupó fundamentalmente de lograr por unanimidad la declaración de la independencia, objetivo que alcanzaron el 5 de julio de 1811. Sin embargo, las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana se mantuvieron fieles al Consejo de Regencia.

BELLO EN LONDRES La labor de Andrés Bello fue tan destacada en el proceso que se iniciaba, que la Junta Suprema lo designó Oficial Primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ratificándolo al frente de la Gazeta y además lo designó como Secretario de la Comisión que el domingo 10 de junio de ese año debía viajar a Londres en una misión diplomática integrada también por Simón Bolívar -que la presidía- y Luis López Méndez, con la misión de buscar el reconocimiento del gobierno inglés para la Junta. La selección de Bello estuvo sustentada en su demostrada capacidad, en su carácter disuasivo y en su dominio de la lengua inglesa. Levitas y sotanas en la edificación republicana

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La noticia del viaje de la comisión apareció publicada en la Gazeta de Caracas del viernes 8 de junio de 1810, con el siguiente texto: “… ha llegado (a La Guaira) con escala en Cumaná la Corveta de S.M.B. Gener. Wellington, y su Comandante Capit. George ha presentado a la Suprema Junta el siguiente pliego del Exc.mo Sr. Almirante Cochrane, Comandante en Gefe de las fuerzas navales británicas de Barlovento con copia inclusa de lo que contextó S. E. a la Junta Provincial de Cumaná cuando tuvo noticia de su instalación. Este buque saldrá de un momento a otro para cumplir en el amistoso destino con que lo embió S. E. de conducir pliegos o comisiones á Inglaterra, y en el deben ir los comisionados de este Gobierno cerca de S. M. B. que lo son los Sres. Don Simón de Bolívar Coronel Graduado de Milicias, Don Luis López Méndez Comisario Ordenador Graduado, y en calidad de agregado Don Andrés Bello Comisario de Guerra honorario y oficial de la Secretaría de Estado de la Suprema Junta” (Gazeta de Caracas, Nº 102). Los tres ilustres majaderos salieron optimistas y contentos hacia Londres a bordo de la corbeta Wellington y el 10 de julio desembarcaron en Portsmouth, tomando de inmediato una carreta que los condujo a Londres. Los primeros días de permanencia no fueron muy placenteros desde el punto de vista de la misión que llevaban consigo, a pesar de que fueron muy bien recibidos por Francisco de Miranda en su casa de Grafton Streeet, en la que vivía con su esposa Sarah Andrews y con sus hijos Francisco y Leandro. Mientras estuvo residenciado allí, Bello recibió varias cartas de Juan Germán Roscio, pero quizá la más significativa fue la del 24 de septiembre, en la que le dice que: Anoche recibimos los oficios de 3 y 4 de agosto, números 2 y 3, con la mayor efusión de alegría. Por la Martinica supimos que ustedes habían llegado el 10 de julio; pero hasta anoche habíamos carecido de sus letras. Por Curazao han ido dos correspondencias más. Es muy importante la de Santa Fe y Buenos Aires, nuestros imitadores; y es necesario que toda la América siga el mismo partido, si no quiere ser presa de la Francia, o de otra nueva tiranía gaditana. Tenga usted muy en cuenta lo que contestó la Junta Central… los españoles, abandonados de sus autoridades a favor del gobierno francés, se rescataron y reconquistaron por sí mimos; por consiguiente, quedaron libres e independientes de todos los lazos políticos que los ataban a su anterior sistema… (Roscio: Carta a Bello del 24 de septiembre de 1810, en Escritos Representativos, 1971: 41).

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Es decir, Roscio se dirige a Bello y no a Bolívar, consciente de que es un patriota de pensar reflexivo, a quien le señala el camino a seguir en las discusiones diplomáticas que se produzcan con los funcionarios ingleses. Su confianza en el intelectual venezolano no tenía límites, según se aprecia en la carta. Sin embargo, la actitud de Inglaterra no era del todo cónsona con las aspiraciones de Roscio y de los miembros de la misión. Ello se debía a que la situación en Europa se había complicado como consecuencia de la ocupación francesa en casi todo el territorio del viejo continente, lo que hacía obvio que su próximo objetivo sería atacar el territorio inglés. Por lo tanto, el Foreign Office, para entonces dirigido por el diplomático Richard Wellesley, estaba trabajando intensamente para establecer un frente común con España y, como consecuencia, no podían darle sustento político a una Junta que no tenía apoyo del Consejo de Regencia establecido en Cádiz. No obstante, los oportunos consejos de Miranda permitieron abrir las puertas de los poderosos en el gobierno británico y gracias a ello fue posible lograr un apoyo parcial que se concretó en la calificación de beligerantes que le dio el gobierno de Jorge III a la Junta Suprema, a través del Primer Ministro William Pitt, además de la seguridad de que suscribirían acuerdos comerciales. Wellesley era hermano del duque de Wellington, en cuya casa se reunieron en cinco oportunidades para evitar suspicacias del Embajador de Fernando VII. El canciller inglés fue claro desde el principio y a través de Bello les expresó que el apoyo político era imposible, pero que el gobierno de Su Majestad Británica estaba dispuesto a firmar acuerdos comerciales. Por otra parte, los ingleses estaban conscientes de que los venezolanos podrían tratar de acercarse al gobierno de Francia en su intento de separarse de España, deseo que habían dejado entrever con bastante sutileza durante el ciclo de reuniones efectuadas. Al lograr este acuerdo, Bolívar decidió regresar, pero Bello y López Méndez permanecieron en Londres con el propósito de ampliar los logros alcanzados (Gómez, 1996: 74). Mientras estuvieron en suelo inglés, Bolívar obtuvo la promesa de Miranda de que volvería a Caracas para incorporarse a la lucha por la libertad que ya había comenzado, pues la Junta convocó a elecciones para constituir un Congreso y algunas provincias se habían mostrado beligerantes y contrarias a la actitud de Caracas. Como es de suponer, Bello empezó a trabajar para ganarse algunas libras que le permitieran sobrevivir, pues la Junta nunca les envió dinero Levitas y sotanas en la edificación republicana

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por sus servicios y ya no estaban Bolívar y Miranda para ayudarlo. Su constancia no fue en vano y muy pronto comenzó a recibir respaldo. Inicialmente lo respaldó Miranda, lo que resultó ser sumamente importante en el inicio de su larga estadía en Londres. Mientras permaneció hospedado en la casa del Precursor, llegó a granjearse su amistad. Miranda pudo conocer hasta tal punto la profundidad del pensamiento del joven Bello, que decidió iniciarlo en el movimiento masón, inscribiéndolo en la Logia Nº 7 de Caballeros Racionales, fundada años antes por José de San Martín. López Méndez también se incorporó con el cargo de Venerable, en tanto que Bello fungió de Secretario. Cuando Miranda partió para Venezuela en octubre de ese año, Bello se concentró totalmente en las amistades que había hecho gracias a la intervención de su benefactor, especialmente con el patriota peruano José María Blanco White y con Lord Henry Holland, uno de los líderes más influyentes del partido liberal, denominado Whig por los ingleses, quien le proporcionaría cierta estabilidad al contratarlo como bibliotecario y periodista en el periódico El Español, desde donde ambos pregonaron la completa separación de Venezuela de España. Su labor en este medio le facilitó la ampliación de sus relaciones y entró en contacto con líderes de la categoría de Francisco Pinto y Antonio José de Irisarri, quienes se destacaron ampliamente en Chile. El primero como presidente de la futura República chilena y el segundo como diplomático. Fue Irisarri quien lo motivó a viajar a Chile en 1829. Otros amigos de Bello en Londres fueron James Mill, padre del filósofo del liberalismo John Stuart Mills; Jeremy Bentham, considerado el padre del utilitarismo; y Vicente Salvá, uno de los más influyentes filólogos de la ilustración española. Sin embargo, la situación financiera de Bello se tornaba cada vez más grave, lo que lo impulsó a regresar a Venezuela, pero el asolador terremoto de 1812 dejó a su familia en una situación muy difícil y el socorro que esperaba se hizo casi imposible. Las malas noticias no fueron sólo esas. Domingo de Monteverde logró vencer a Miranda, a quien hace prisionero, mientras que su amigo Bolívar tuvo que salir al exilio. No había por tanto modo alguno de regresar a la patria y para sobrevivir no le quedó más remedio que aprovechar el decreto de amnistía que había acordado España a los patriotas americanos que se acogieran a la pacificación y, en tal sentido, el 30 de junio de 1813 se dirigió por escrito a la Embajada española en Londres (aunque la fechó el 31 por error), en la que expresaba: “… El suplicante puede alegar también en su favor 60 Levitas y sotanas en la edificación republicana

la notoria moderación de sus opiniones y conducta, que aun llegaron a hacerle mirar como afecto a la causa de la Revolución; y cita en su abono el testimonio de cuantas personas le hayan conocido en Caracas, de las cuales no será difícil se encuentren muchas en Cádiz”. (Grases, 1981:Tomo II, 123). La petición de Bello no fue atendida, pero contribuyó a que más tarde sus críticos la usaran como prueba de su afecto a la causa realista, aun cuando hubo otros que hicieron lo mismo, tal como ocurrió con María Antonia Bolívar, la hermana mayor del Libertador. En todo caso, lo cierto es que lo hizo para tratar de volver a su patria, aunque no tuvo ningún resultado. Felizmente, su extrema pobreza la compensa con su trabajo con Blanco White. Esto le permite casarse con la joven inglesa de 20 años Mary Ann Boyland, en mayo de 1814, quien lo hace padre en tres ocasiones: Carlos (1815), Francisco (1817) y Juan Pablo (1820). Sin embargo, su falta de ingresos suficientes lo induce a solicitar y obtener ayuda del gobierno británico, lo que le permite adelantar varias investigaciones en el Museo Británico. Desafortunadamente, su esposa cae enferma después de su último parto y muere de tuberculosis el 9 de mayo de 1821, seguida de su recién nacido hijo que fallece de la misma enfermedad en diciembre de ese mismo año. Durante esa grave situación personal, el diplomático chileno Antonio José de Irisarri, quien se había convertido en su amigo se estaba desempeñando como Canciller de Chile y Bello le escribe solicitándole ayuda. A los pocos días éste le responde designándolo secretario de la Legación en Londres de ese país en junio de 1822, en cuya misión contribuye al reconocimiento de Chile por parte de Francia e Inglaterra. Estando en ese cargo conoció a la británica Isabel Dunn, con la que contrajo matrimonio y formó una sólida unión de la que nacieron trece hijos. Permaneció en la embajada chilena hasta 1825, sin abandonar jamás su labor como poeta y periodista, laborando más tarde como director de la revista El Repertorio Americano (1826), con el mismo éxito que antes tuvo en la publicación de El Censor Americano (1820) y La Biblioteca Americana (1823). Bello plasma en esas publicaciones lo más relevante del pensamiento americano y fue en la Biblioteca donde dio a conocer la Alocución a la poesía (1823), mientras que la Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida la editó en El Repertorio en 1826. Un dato feliz lo constituye el hecho de que al cesar en sus funciones en la Embajada chilena, pasó a desempeñar igual cargo en la de Colombia, aun cuando le hubiera gustado ser designado al frente de la Levitas y sotanas en la edificación republicana

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misma. Bello manifiesta su decepción, a pesar de que ejerció el cargo de Encargado de Negocios, pero no satisfecho con eso comenzó a pensar en la idea de abandonar Londres de manera definitiva, pues no logró encontrar un trabajo que le permitiera vivir con un mínimo de satisfacción y es por ello que le hace saber a sus amigos la decisión de volver a algún país de América.

FUENTES CONSULTADAS:

BELLO EN CHILE

Carrera Damas, German (1958). Entre el bronce y la polilla. Caracas: UCV.

Los deseos de Bello de volver a América se vieron compensados cuando recibió una oferta firme para trabajar en el Ministerio de Hacienda de Chile, la cual aceptó y salió para Santiago el 14 de febrero de 1829. En el país austral tuvo el éxito que siempre deseó, llegando a desempeñarse como profesor, periodista, escritor, director de medios y legislador. En esta última posición, en su condición de Senador (1837-1864), se convertirá en el principal impulsor y redactor del Código Civil. Otra contribución suya al suelo que le dio protección fue la creación de la Universidad de Chile, institución de la que será su rector por más de dos décadas (1842-1865). Entre las principales obras que escribió en Chile, se encuentran: Principios de derecho de jentes, (1832); Principios de la ortología y métrica de la lengua castellana (1835); Gramática de la lengua latina (1838); Teresa, por Alejandro Dumas, traducido al castellano (1839); Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana (1841); El incendio de la Compañía, canto elegíaco (1841); Discurso inaugural de la Universidad de Chile (1842); Principios de Derecho Internacional (1844); Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847); Cosmografía o descripción del universo conforme a los últimos descubrimientos (1848), Proyecto de Código Civil (1853, 4 vol,).

Blanco, J. F./ y Azpúrua, R. (1983). Documentos para la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 2da. Edición. Briceño Iragorry, Mario (1954). El hijo de Agar. Caracas: Ediciones Independencia. DOCUMENTOS DE LA SUPREMA JUNTA DE CARACAS (1810). (1980). Caracas: Cantv. Garrido Rovira, J. (1996). La Revolución de 1810. Caracas: Editorial Torino. GAZETA DE CARACAS (1808-1810). Caracas: Academia Nacional de la Historia (MCMLX). Gómez, C. A. (1996). Francisco de Miranda. Caracas: Editorial Panapo. Grases, P. (1981). Estudios sobre Andrés Bello. Barcelona, España: Edit. Seix Barral tomos I y II. De Humboldt, A. (1932). La primera ascensión a la Silla de Caracas. Caracas: Tipografía Mercantil. Méndez, I. (2002). La capitanía General de Venezuela (1777-1821). Caracas: Publicaciones UCAB- ULA. Quintero, I. (2002). La conjura de los mantuanos. Caracas: Publicaciones UCAB. Roscio, J. G. (1971). Escritos Representativos. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República Vaamonde, G. A. (2008). Diario de una rebelión. Caracas: Fundación Empresas Polar.

Bello llegó a Chile junto con su familia y ocupó el cargo de Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda. En educación actuó como académico del Instituto Nacional, fue fundador del Colegio de Santiago y de la Universidad de Chile. Uno de los eventos educativos más resaltantes en los que participó fue el debate sobre la educación pública que sostuvo con Domingo Faustino Sarmiento, lo que enriqueció el pensamiento pedagógico de la época, dejando pautas para analizar las diferencias entre educación e instrucción, así como sobre el tema de la educación laica. En periodismo trabajó como redactor y coeditor del diario El Araucano (1840-1860). En 1832 recibió la ciudadanía chilena y en 1851 fue nombrado miembro honorario de la Real Academia de la Lengua Española. Falleció en la ciudad de Santiago el 15 de octubre de 1865. 62 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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ENTRE LETRADOS FUNDADORES: FRANCISCO JAVIER YANES, EDIFICADOR DE LA REPÚBLICA Y CRÍTICO DE COLOMBIA Jean Carlos Brizuela

I.- ¿QUIÉN ES EL PERSONAJE? Francisco Javier Yanes Socarrás nació en Puerto Príncipe, hoy Camagüey de Cuba en 1777. Llegó a Caracas en 1802, de la mano de su tío materno el médico Francisco Javier Socarrás, donde cursó estudios universitarios114. Años antes, mientras residió en La Habana, hizo estudios en Sagrados Cánones, Leyes y Literatura115. La historia parecía colocarlo al lado de hombres de elevada estatura intelectual como Juan Germán Roscio, por mencionar uno de ellos, de quien fue asistente en su bufete. Conforme con su propio testimonio, asentado en el Compendio de la Historia de Venezuela, publicado en 1840, se incorpora activamente a los servicios pro independentistas, al ser comisionado en 1810 por la Junta Suprema de Caracas para calmar los ánimos de los vecinos de la Villa de Araure que “querían seguir el partido de Coro y establecer una junta independiente de la de la capital”116. Yanes cumple con la misión que le fuera encomendada: logra estabilizar la situación en Araure, envió 300 voluntarios al cuartel general de Carora comandado por el Marqués del Toro, que se disponía atacar a los alzados en la provincia rebelde y alcanzó, finalmente, su diputación en representación de ese distrito capitular ante el Congreso de las Provincias Unidas de Venezuela, que se instalaría el 2 de marzo del año siguiente, 1811.

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114 Las distintas semblanzas conocidas de Francisco Javier Yanes, refieren que obtuvo el título de Licenciado en 1807, en la Universidad de Caracas. Al ser revisada la lista de egresados de ese año 1807, no aparece nuestro biografiado. Es incluido en la lista de graduados en 1806, como Bachiller en Ciencias Eclesiásticas-Cánones. Alix García (Presentación) e Idelfonso Leal (Textos históricos): Egresados de la Universidad Central de Venezuela 1725-1995. Caracas, Ediciones de la Secretaría UCV, 1996, p. 258. Tomo I. Queda pendiente la tarea de revisar el expediente académico de Yanes en el Archivo histórico de la UCV, a efectos de aclarar la información. “Para el bachillerato en Cánones se exigían cinco años de curso; luego debía el alumno explicar diez lecciones de media hora cada una, con disputa contra los arguyentes. Cumplidos estos trámites, solicitaba al Rector que señalara el día para el examen”. En: Idelfonso Leal. Historia de la UCV. Caracas, Ediciones del Rectorado de la UCV, 1981, p. 68. 115 Herminia Méndez Sereno: El Almirantazgo Republicano 1819-1822. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2008, p. 179. 116 Francisco Javier Yanes: Compendio de la Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1944, p. 161.

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La Junta Suprema de Caracas, órgano conformado tras los sucesos de abril de 1810, puso de manifiesto, a poco menos de dos meses de su creación, “el deseo que tenía de ser reemplazada por diputados que fuesen nombrados libremente por los pueblos”117, razón por la que fue comisionado el Doctor Juan Germán Roscio a los efectos de elaborar el reglamento que “debía regir en la elección de los representantes de las provincias de Venezuela”118. Según lo refiere el propio Yanes en su Compendio, el 11 de junio de 1810 fue publicado el reglamento, “ordenando se procediese en cada parroquia por comisionados acompañados de los curas, a la formación del censo o matrícula del vecindario…en que se especificase la calidad de cada individuo, su edad, estado, patria, vecindario, oficio, condición y si era o no propietario de bienes, raíces o muebles”119. Se estableció una especie de elección de segundo grado: “todos tenían voto en la elección primaria, a excepción de las mujeres, los menores de veinticinco años…los deudores a caudales públicos…los vagos públicos y notorios…”120 Se debía ser propietario y en caso de no poseer casa abierta y poblada o habitar “en la de otro particular vecino a su salario y expensas”121, se debía demostrar, con apoyo de “la opinión común del vecindario fuesen propietarios, por lo menos de dos mil pesos en bienes muebles o raíces libres”122. Por cada quinientas almas debía escogerse un elector, los cuales debían reunir las cualidades de probidad, luces y patriotismo; cualidades éstas reunidas, de acuerdo con los conceptos de la época, por los padres de familia o gentes de bien. Los electores escogidos en una primera instancia, “procedía[n] a elegir el número de diputados que correspondían al partido capitular, a razón de uno por cada veinte mil almas de población…si en cada veinte mil de los demás bien poblados resultase el exceso de diez mil, se elegiría un diputado más”123. Solo podían ser elegidos diputados, quienes gozaran de “buena educación, acreditada conducta, talento, amor patriótico, conocimiento local del país, notorio concepto y reputación pública”124. La norma sin establecerlo textualmente, lo dejaba claro: serían electores y diputados los propietarios y alfabetos, es decir, individuos pertenecientes a familias acomodadas, de buenos apellidos y destacados en ciertos oficios con reputación para entonces. Este es el perfil de los ilustres diputados de 1811 117 Ibídem, p. 166. 118 Ídem. 119 Ídem. 120 Ídem. 121 Ibídem, p. 167. 122 Ídem. 123 Ídem. 124 Ídem.

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y así lo reseña Yanes al describir la normativa electoral que reglamentó la escogencia de los representantes provinciales. Resulta interesante la apreciación de Rafael María Baralt respecto a Francisco Javier Yanes, la cual constituye, posiblemente, la primera semblanza del personaje, toda vez que la reseña en cuestión, forma parte de lo que el historiador marabino registró acerca del año 1811 en su obra Resumen de la Historia de Venezuela publicada en 1841, es decir, un año antes de la muerte del biografiado: Francisco Javier Yánez era un joven abogado lleno de fervor y de celo, embebido en las doctrinas religiosas y políticas de los filósofos franceses, y acérrimo enemigo de todo linaje de tiranías. Como todos los hombres profundamente convencidos, cuyas opiniones se han formado en la soledad del gabinete y a escondidas de un gobierno opresor, Yánes poseía las suyas con rigidez, tenacidad y exageración; cualidades que formaban un contraste singular con su índole suave, complaciente y flexible. Versado en varios ramos de las humanidades y sobre todo en la historia colonial, determinado partidario de las ideas democráticas, y persuadido como muchos patriotas ilustrados de su fácil aplicación en Venezuela, no disimulaba su odio al gobierno hispano-americano, ni su entera decisión por la causa de la independencia. Mirábanle por esta razón como uno de los jefes principales del partido republicano; y por lo demás poseía cuanto era necesario para merecer este renombre: honradez a toda prueba, constancia, energía y firmeza en los principios capitales.125

Yanes, hombre con formación universitaria, conocedor a profundidad, como lo demuestran sus escritos, de las doctrinas de Rousseau, Montesquieu, Locke, Constant, Bentham, del abate Raynal, de los clásicos antiguos, de las ideas de Washington, Franklin, Jefferson, Hamilton, Madison y Lafayette, de los tratados del rey Alfonso X el Sabio; fue un intelectual dedicado a la producción y difusión de ideas, mediante la actividad político-parlamentaria, periodística e historiográfica. El personaje encaja en el perfil de los llamados hombres de ideas, que permiten estudiar el pensamiento político, al ser representativos, por sus aportes, de una época determinada, en este caso, de la correspondiente a la edificación republicana en sus varios momentos, como se verá más adelante. Otra categoría en la que pudiésemos ubicar a Yanes, es en la calificada por Jorge Myers, de patriotas letrados, tipología 125 Rafael María Baralt: Resumen de la Historia de Venezuela. Caracas, sd/ed., 1975, pp. 69-70. Tomo Segundo.

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en la cual entrarían los escritores públicos, cuya preferencia “por uno u otro sistema doctrinario –un republicanismo de raíz rousseauniana o un liberalismo inspirado en las doctrinas de Benjamín Constant, una consustanciación con la tradición constitucionalista de Cádiz o con el federalismo de raigambre norteamericana”126, convertía a estos patricios ilustrados en agentes activos del quehacer político e intelectual, una vez surgida la crisis del imperio español. En Yanes como en otros personajes coetáneos, se encuentra al hombre entregado a sus convicciones y consecuente con ellas hasta el final de su vida. Al estudiarse la actuación política y obra de Francisco Javier Yanes, conseguimos indudablemente, a uno de los más destacados intelectuales de su época, de los que “producen, guían y forman las disposiciones expresas dentro de una sociedad”127. De ello habla su participación en los Congresos de 1811 y 1830 en calidad de diputado, su condición de magistrado del Poder Judicial, designado por el Congreso de Angostura128 el 24 de febrero de 1819, su diputación ante el Congreso cucuteño de 1821, al cual no asistió por hallarse enfermo y su presencia, convocado desde la cúspide del poder en 1829, en la Sociedad Económica de Amigos del País. También es un indicativo de su perfil de hombre de ideas al servicio de la política, la producción escrita que legó a la posteridad: los Apuntamientos sobre la legislación de Colombia (1823), el Manual Político del Venezolano (1839), el Compendio de la Historia de Venezuela: desde su descubrimiento y conquista hasta que se declaró Estado independiente (1840)129, la Relación documentada de los principales sucesos ocurridos en Venezuela desde que se declaró Estado independiente hasta 1821, la Historia de la Provincia de Cumaná y la Historia de Margarita (estas tres últimas, obras póstumas). Conjuntamente con Cristóbal Mendoza, redactó El Observador Caraqueño (editado entre el 1ero de enero de 1824 y el 31 de marzo de 1825, en sesenta y seis entregas semanales) y a partir de 1826, “iniciaron también en colaboración, la publicación de 126 Jorge Myers: “El letrado patriota: los hombres de letras hispanoamericanos en la encrucijada del colapso del imperio español en América”. En Carlos Altamirano (director): Historia de los intelectuales en América Latina. Buenos Aires, Katz Editores, 2008, p. 123. 127 Lewis A. Coser: Hombres de ideas. El punto de vista de un sociólogo. México, Fondo de Cultura Económica, 1973, p. 10. 128 Actas del Congreso de Angostura. Caracas, Colección de Historia Constitucional UCV, 1969, p. 107. 129 Lucía Raynero apunta que la obra historiográfica de Yanes “está orientada primordialmente a justificar la independencia. Más que escribir una historia sobre el proceso de esta gesta, monta un aparataje doctrinario para argumentar a favor de ella”. En: Clio frente al espejo. La concepción de la historia en la historiografía venezolana (1830-1865). Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2007, p. 384.

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la primera recopilación orgánica de documentos bolivarianos, hecha en vida del Libertador, titulada Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y del Perú, Simón Bolívar”130. Francisco Javier Yanes al pertenecer a la llamada gente de bien, no tuvo inconveniente alguno en acceder a la universidad131, a la cual se ingresaba entonces, con certificado de pureza de sangre en mano. Los estudios cursados por Yanes, implicaban no solo la aplicación en leyes, también era necesario conocer latín y el arte de la retórica. Rogelio Pérez Perdomo, historiador de los estudios jurídicos en Venezuela, señala que “en una sociedad largamente analfabeta, quienes estudiaban derecho no solo sabían leer y escribir, sino que podían hacerlo en latín…los juristas eran hombres de lecturas y libros”132. Por tratarse de personas que “por su educación adquirían un nivel cultural superior”133, los abogados desempeñaron un papel importante en la sociedad, como funcionarios monárquicos algunos, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, mientras que a otros, en importante número, se les encuentra entre los principales dirigentes de la causa independentista, al ser promotores de la prensa doctrinaria emancipadora y de disposiciones legales y reglamentarias, así como representantes de distintos partidos capitulares ante el Supremo Congreso de Venezuela de 1811 y en otras convocatorias constituyentes posteriores; superando, si cabe el término, la condición de élite funcional, que según McKinley, al referirse a la clase profesional como élite de la época, los hacía solo importantes “dentro de los límites de sus respectivos oficios, a diferencia de las élites de los hacendados y comerciantes que trascendían su supremacía funcional para constituir una élite dirigente”134. Al respecto consideramos que, producto de su empuje revolucionario estos grupos ilustrados, dentro de los cuales se ubican también, por supuesto, individuos vinculados a los grandes pro130 Manuel Pérez Vila: “Francisco Javier Yanes”. Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1988, p. 934. Tomo P-Z. 131 Según refiere Idelfonso Leal, en vísperas de los hechos de abril de 1810, específicamente para 1809, “estaban inscritos 515 estudiantes en la Universidad”, no solo de Caracas, sino también procedentes de las distintas provincias, cuyas familias podían sostener sus estudios. Entre los catedráticos de entonces, destacan los nombres de Manuel Maya, Juan Germán Roscio y Juan Nepomuceno Quintana, entre otros. En: 250 años de la fundación de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. 1721-1971. Caracas, Ediciones del Rectorado UCV, 1971, pp. 67-68. 132 Rogelio Pérez Perdomo: “Los juristas como intelectuales y el nacimiento de los estados naciones en América Latina”. En Carlos Altamirano (director): Historia de los intelectuales en América Latina. Buenos Aires, Katz Editores, 2008, p. 171. 133 Ibídem, p. 172. 134 Michael McKinley: Caracas antes de la independencia. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1993, p. 133.

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pietarios, lograron un espacio político que les permitió convertirse en clase dirigente, hacedores de opinión pública e ideólogos del proyecto republicano, lo cual redujo la brecha de poder con respecto a la elite económica venezolana. Lo anterior concedió lugar a una elite letrada que a los años, junto con los grandes propietarios, pactarían mecanismos de gobierno y con ello, coexistencia social y política, cuya expresión concreta, es la ruta iniciada en esta dirección, por la Sociedad Económica de Amigos del País en 1829, hasta dar a Venezuela un año más tarde, forma republicana autónoma.

II.- UN JURISCONSULTO EN EL CONGRESO FUNDACIONAL DE 1811 DECISIONES REVOLUCIONARIAS EN LA LEGISLATURA CARAQUEÑA Si algo caracterizó a Francisco Javier Yanes en el marco del Congreso que fundó la efímera primera república, fue su participación activa, beligerante y decididamente independentista. En su ejercicio como diputado constituyente, destacan sus intervenciones en los debates del 1ero, 3 y 31 de julio de 1811. El 1ero de julio de aquel año, la Sección Legislativa de Caracas, órgano creado el 7 de junio de 1811, para reunir legislativamente a los 24 diputados de los distritos capitulares de la extensa Provincia de Caracas, aprobó los Derechos del Pueblo, que recogía, en cuanto a los Derechos del hombre en sociedad concierne, el espíritu ilustrado según el cual, debe proveerse “igualdad de derecho ante la ley”135. Asimismo, su articulado guardaba con celo la garantía de la propiedad y solo sus poseedores tenían derecho al sufragio y por consiguiente, a formar el cuerpo Soberano136, lo que desde ya forjaba la república de propietarios que estaba por fundarse. Tal decisión, constituyó un preámbulo al debate que comenzaría dos días más tarde, sobre la necesidad de declarar la pronta y absoluta independencia. Al momento de ser aprobados los revolucionarios Derechos del Pueblo, Yanes presidía la Sección Legislativa de Caracas y, aunque no se conocen las actas de aquella discusión trascendental, seguramente el diputado por Araure ejerció alta influencia argumentativa para pactar lo dispuesto. Tal inferencia, que pudiese lucir arbitraria en un primer momento, adquiere fortaleza al leerse sus posteriores intervenciones en el debate parlamentario, fundamentalmente, a propósito de la discusión sobre la igualdad de los pardos, que ocurre a finales del mismo mes. 135 Gaceta de Caracas. Nro. 42. Martes, 23 de julio de 1811. 136 Ídem.

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De igual forma, bajo la presidencia de Yanes, la legislatura caraqueña aprueba el primer Reglamento de la libertad de la imprenta. Esta medida, evidentemente, interpretó las circunstancias políticas de entonces, toda vez, que al dejar sin efecto los mecanismos de censura impuestos por España, se promovía la preparación de periódicos republicanos, que se convertirían, tal como direccionaron El Semanario de Caracas y el Mercurio Venezolano, en instrumentos “al servicio de la transformación política nacional, redactados y editados con perfecta conciencia de su valor y significación”137. Estos impresos difusores de las ideas revolucionarias que comenzaban a propagarse, fundamentalmente de la pluma de civiles letrados, “serán los órganos mediante los cuales se expresen los argumentos y las promesas de la insurgencia”138, manifestación concreta de la “mentalidad emancipadora de la I República”139. El Reglamento de la libertad de la imprenta fue publicado por vez primera en El Publicista de Venezuela, órgano divulgativo del Congreso Constituyente, el 25 de julio de 1811 y luego, en la Gaceta de Caracas, el martes 6 de agosto del mismo año.

“NO DEBEMOS VACILAR”: LA INSISTENCIA DE UN TRIBUNO En la sesión del 3 de julio, llegada la hora de decidir en torno a la declaratoria de independencia, Yanes se destaca por sus argumentos en favor de la misma. Más allá de condenar a la monarquía y a los españoles como enemigos de nuestra felicidad140, conmina a sus colegas diputados a desechar las vacilaciones ante el temor, que considera existe en algunos, de “caer bajo el yugo español”141 nuevamente. Sus intervenciones, conjuntamente con las de Juan Germán Roscio y Francisco de Miranda, cuentan entre las de mayor contenido doctrinario, al entrar a valorar, por ejemplo, si lo que produjo la emancipación de hecho, fue la prisión de Fernando VII o la abdicación de Bayona que privó, según Roscio, a la Casa de Borbón de los derechos sobre sus súbditos. Yanes con la fuerza de sus convicciones, respalda el enérgico y largo discurso142 de 137 Pedro Grases: Obras 8. La imprenta en Venezuela I. Estudios y monografías. Barcelona-España, Editorial Seix Barral, 1981, 1era edición, p. 285. 138 Elías Pino Iturrieta: La mentalidad venezolana de la emancipación. 1810-1812. Caracas, Bid&co. editor, 2007, 3era edición, p. 78. 139 Ídem. 140 Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1959, p. 160. Tomo I. 141 El Publicista de Venezuela. Nro. 11. Jueves, 12 de septiembre de 1811. 142 Tal discurso de Miranda, “no pudo tomarse literalmente por un accidente imprevisto”. Así lo recoge el acta de la sesión de aquél 3 de julio. Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela

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Miranda, a la vez que rebate a su antecesor Manuel Vicente Maya, diputado por La Grita, quien expresó, conforme lo muestran las actas, que ya eran recurrentes sus alegatos sobre las “razones que me persuaden no debe declararse la independencia”143, a la vez que señaló, argumento que impregnó de tensión la sala de sesiones, “no considero al Congreso con facultades para esta declaratoria, porque la convocatoria hecha a los pueblos fue para que eligiesen sus representantes para formar el cuerpo conservador de los derechos de Fernando VII”144. En efecto, al instalarse cuatro meses antes el congreso, los diputados habían jurado ante la autoridad arzobispal “por los Santos Evangelios que vais a tocar, y prometéis a la patria conservar y defender sus derechos, y los del Señor D. Fernando VII sin la menor relación, o influjo con la Francia”145. Le correspondió a Yanes responder al Padre Maya la intervención que parecía conducir a los diputados con sotana hacia la acera contraria. Partiendo, como se mencionó, por respaldar el discurso del señor Francisco de Miranda, diputado por el Pao de la Provincia de Barcelona, Yanes invocó la “justicia, la necesidad, utilidad y conveniencia de aquella proposición, pues los principios en que se apoya, son tanto más claros e incontrastables, cuanto que deduce los motivos de esta deliberación, no sólo de los sucesos de Bayona, sino de los primeros hechos con que se forjaron las cadenas de nuestra esclavitud”146. Expresó de igual forma el diputado por Araure que, al pretenderse “eludir tan vigoroso discurso”147 -en alusión al pronunciado por Miranda-, empleándose “equivocadas atribuciones y principios absurdos, he creído debía tomar la palabra para manifestar el error con que se procede en un asunto de tanta gravedad”148. Tono enfático el de Francisco Javier Yanes al refutar a Manuel Vicente Maya, quien en las primeras de cambio, parecía tener la voz de los diputados eclesiásticos. Lo grueso del discurso de Yanes estaría por venir: Se dice que no es el día de tratar la independencia, porque primero debe realizarse la confederación… Yo entiendo que confederación no es otra cosa que la asociación de varios Estados libres, soberanos e independientes que, queriendo conservarse en libertad de 1811-1812…p. 155. Tomo I. 143 Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1959, p. 156. Tomo I. 144 Ídem. 145 Francisco Javier Yanes: Compendio de la Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1944, pp.187-188. 146 Ibídem, p. 157. 147 Ídem. 148 Ídem.

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gobernarse cada uno por sus propias leyes, y no teniendo bastante fuerza para resistir los insultos de sus enemigos, se unen por medio de un pacto general y perpetuo para ver si encuentran en la unión las fuerzas necesarias para mantener su seguridad, cediendo cada confederado una parte de la soberanía para constituir un jefe común; de suerte que no parezca más que un solo cuerpo…Primero deben ser libres, soberanos e independientes los Estados de Venezuela para entrar a celebrar aquel pacto general y decirse después unidos o confederados. Esto no puede verificarse de otro modo que declarando su absoluta independencia de la monarquía y dominación española…lo demás es invertir el orden…149

No solo fueron confrontadas las palabras del culto Padre Maya, quien “salvó su voto y pidió se certificase…lo que se concedió por el Congreso”150, también quedó asentado, con la opinión de Yanes, con pesada carga jurídica, que antes de hablarse de una Confederación venezolana, primero debía procederse a la declaratoria inmediata de la independencia de los Estados que la conformarían. Lucía superada la opinión de Maya, que limitada a una supuesta subordinación a sus comitentes, había sido debilitada con la introducción en el debate de elementos profundos, relacionados con los procedimientos a seguir, para retomar los derechos que la naturaleza “ha concedido a todos los Estados y de que se habían privado los de Venezuela”151. El tan enérgico como entusiasta discurso del ilustre tribuno, reanimó la discusión, para que las intervenciones de los diputados Francisco Policarpo Ortiz de la Provincia de Barcelona y José G. Alcalá por la capital, se sumaran a la solicitud de verificación de la declaratoria. Concluyó nuestro personaje su primera intervención del día, con la siguiente sentencia: He reflexionado varias ocasiones sobre esta materia y jamás he encontrado razones que puedan impedir la declaratoria de nuestra independencia…Ningunas obligaciones nos ligan con la península, ni con Fernando VII, pues todas quedaron disueltas desde que abandonó el reino y fue preso por el Emperador de los franceses…Si hemos prestado a Fernando algunas consideraciones, ha sido porque creíamos de buena fe que la conservación de sus derechos era compatible con nuestra existencia; pero si la ex149 Ibídem, pp. 157-159. Vale referir, como dato curioso, que catorce años después, el 10 de febrero 1825, El Observador Caraqueño número 59, publica un artículo que viene en ristra, bajo el título “Del Gobierno Representativo Federal”, en el cual la idea de Confederación es expuesta textualmente tal como lo hiciera en 1811, lo que infiere que tal alegato recogido en el acta del 3 de julio, fue entregado por escrito a la secretaría del Congreso a cargo de Francisco Isnardy. 150 Ibídem, p. 157. 151 Ibídem, p. 158.

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periencia tiene acreditado lo contrario, es preciso que renunciemos estas ideas y que tratemos de asegurar nuestra felicidad152.

De manera que la “fidelidad al señor Don Fernando VII”153 proclamada el 20 de abril de 1810 y jurada ante el Arzobispo durante la instalación del Congreso, que aspiraban conservar algunos, era sepultada por quienes también la conservaron en atención a la buena fe o quizá por razones estratégicas; lo que confirmaba la nueva participación de Roscio, al expresar su deseo ardiente154 de declarar la absoluta independencia, viendo como único inconveniente para hacerlo, “la situación en que se hallan nuestros hermanos de Coro, Maracaibo y Guayana”155. El activo diputado Yanes tomaría por segunda ocasión la palabra, esta vez para manifestar su admiración por “la solidez de las razones del preopinante”156 e insistió en su determinación: “no debemos vacilar un momento en declarar que somos libres y absolutamente independientes”157. Tales convicciones, se ven reflejadas de igual modo, en el Compendio de la Historia de Venezuela, obra que permite conocer su visión acerca de los hechos de 1810 y 1811, y la manera cómo se desarrollan, narrados por el testigo y actor político que fue. Así dirá Cristóbal L. Mendoza que “la filosofía revolucionaria de Yanes y su participación activa en la guerra de independencia, lo condujeron a un exaltado criterio contra todo lo referente a la Madre Patria, criterio que se revela en todo el curso de la obra”158.

DECISIÓN POSTERGADA: LA INFLUENCIA DE LOS GRANDES PROPIETARIOS A los efectos de estudiar sus ideas políticas, lo registrado en las actas del Congreso, en la sesión del 31 de julio, dan cuenta de una veta discursiva de la cual se desprenden conceptos propios de un pensamiento liberal de horas tempranas. Un poco más de tres semanas habrían transcurrido de aquella histórica decisión adoptada el 5 de julio, cuando los suscriptores del magno acontecimiento se disponían ahora, en sesión privada, a tratar sobre la “condición de los pardos”159 bajo el nuevo contexto en que se encuentra Venezuela. Francisco Javier Yanes alegó lo 152 Ibídem, pp. 160-161. 153 “Proclama del 20 de abril de 1810”. En Francisco Javier Yanes: Compendio de la Historia de Venezuela… p. 254. 154 Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812… p.163. 155 Ibídem, p. 166. 156 Ídem. 157 Ibídem, p. 167. 158 Cristóbal L. Mendoza: Introducción del Compendio de la Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1944, p. VIII. 159 Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812… p. 254.

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pertinente del debate sobre la igualdad legal de los pardos en el seno del Supremo Congreso, al considerar que todo cuanto constituye una ley fundamental del Estado es competencia del congreso y por tanto, debe ser acordado “por la pluralidad de los pueblos”160. Yanes aspiraba que lo decidido por la legislatura caraqueña treinta días antes, en lo concerniente a la igualdad ante la ley, se extendiera al sector de los pardos del resto de las provincias confederadas. No obstante, al calor de la discusión solo contó con el respaldo del representante de la Provincia de Mérida Antonio Nicolás Briceño, puesto que las participaciones parlamentarias de los diputados José Ángel Álamo, Salvador Delgado y Mariano de la Cova, activos en los debates sobre el acuerdo independentista, respaldaron lo expuesto por Martín Tovar Ponte, quien planteó que cada provincia debía arreglar sus asuntos como lo estimara conveniente. De igual forma opinó el ilustre prócer valenciano Fernando Peñalver, de los más radicales el 5 de julio, lo que marcó el curso del debate conforme con la conveniencia de los grandes propietarios. Finalmente, se postergó el tema de la igualdad legal de los pardos, sector social al que según Yanes correspondía por derecho la condición ciudadana, al ser un segmento no solo mayoritario entre la población, sino de alfabetos y propietarios. Después de una larga intervención, las actas constituyentes recogieron una sentencia que resume la argumentación de Yanes ese 31 de julio: “…negar a los pardos la igualdad de derechos es una injusticia manifiesta, una usurpación y una política insana que nos conducirá a nuestra ruina”161.

III.- DE LOS APUNTAMIENTOS SOBRE LA LEGISLACIÓN DE COLOMBIA AL CONGRESO DE VALENCIA Colapsada la primera república fundada, desde la opinión de Bolívar, por filósofos y no por jefes162, Francisco Javier Yanes se embarca ha160 Ibídem, p. 256. 161 Ibídem, 260. 162 En su Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño, conocida también como Manifiesto de Cartagena, Simón Bolívar al analizar las causas que llevaron al colapso de la república aérea, como califica la ideada por el Congreso de 1811, señala entre otras cosas, en alusión al desempeño de los constituyentes, que “tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica…”, lo que restaba quizá, desde la óptica del futuro Libertador, importancia al debate teórico de aquél escenario parlamentario fundacional. Asimismo, Bolívar consideró al sistema federal, por el cual argumentó Yanes, como el “más opuesto a los intereses de nuestros nacientes estados”. En “Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño”. Doctrina del Libertador. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1985, pp. 9-12. Para el historiador Germán Carrera Damas, Bolívar alude a los hombres de 1811 en su Memoria fechada el 15 de diciembre de 1812 y afirma que Yanes en su Manual Político del Venezolano no solo asumió la “defensa del papel desempeñado por las teorías en las cuestiones constitucionales”,

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cia las Antillas para, posteriormente, pasar a Nueva Granada. De vuelta a Venezuela, por los llanos, después de reconquistada Nueva Granada “por las fuerzas del general español Pablo Morillo en 1816”163, se incorpora a las actividades insurgentes. En febrero de 1819, como se dijo antes, fue nombrado miembro de la Corte de Justicia de Venezuela y más adelante, presidente de la Corte de Almirantazgo, domiciliada en Margarita, donde “instituye las bases jurídicas del Derecho Marítimo venezolano en función del comercio, el corso, las presas y los crímenes del mar”164. Apretadamente, es un resumen de su acción independentista en el lapso comprendido entre 1812 año en que se desploma el primer ensayo republicano y 1823, cuando a nuestro juicio, se inaugura otra etapa en la vida política de Yanes: la de su inconformidad con el orden de cosas colombiano. Hasta el año 2009 permanecieron inéditos los Apuntamientos sobre la legislación de Colombia, escritos por Francisco Javier Yanes en 1823. Al ser desempolvados de su archivo personal, conservado por la Academia Nacional de la Historia, se realizó un aporte importante que permite el estudio de sus ideas políticas en un período del que solo se conocían de su autoría, un conjunto de artículos publicados en ristra en El Observador Caraqueño, que asumimos de su puño y letra, al aparecer tres lustros más tarde, como base teórica del Manual Político del Venezolano. Los Apuntamientos no solo explican la ruta política transitada por Yanes hasta situarse al frente del Congreso valenciano de 1830 que selló la separación de Colombia la grande, también posibilitan una versión bastante completa, de quienes más allá del personaje, comprometidos del mismo modo con el proyecto independentista, observaron las desviaciones que a su juicio, se producían en el vientre de la gran república. Antes que Francisco Javier Yanes se convirtiera en diputado por la Provincia de Caracas y presidente, consecuencialmente, del Congreso de 1830, condición que va a compartir con sus sucesores Andrés Narvarte y José María Vargas, comenzó por analizar la Constitución de Cúcuta tan solo dos años después de promulgada, a la par de evaluar el funcionasino que también “replicó de esta manera, de hecho, al durísimo pasaje del llamado Manifiesto de Cartagena dedicado a quienes como él rendían culto racional a las teorías”. En: Fundamentos históricos de la sociedad democrática venezolana. Caracas, Fondo Editorial de Humanidades y Educación UCV, 2002, p.91. 163 Manuel Pérez Vila: “Francisco Javier Yanes”. Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1988, p. 933. Tomo P-Z. 164 Herminia Méndez Sereno: El Almirantazgo Republicano 1819-1822. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2008, p. 49.

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miento del gobierno surgido de ella. Son varias las consideraciones que realiza Yanes acerca del gobierno colombiano, entre las que cabe destacar, las críticas a la centralización del poder en Bogotá y a la supremacía de los militares en la estructura de poder. En su condición de civil, destaca la preeminencia militar en la conducción del Estado, en los distintos poderes públicos. Juzga con preocupación el procedimiento que culminó con el nombramiento, por parte del Congreso cucuteño, de Senadores entre los “dignatarios más condecorados del ejército, a los Generales en Jefe, y de División, a los coroneles y oficiales más acreditados”165, lo mismo que en el Poder ejecutivo, para lo cual designó “al Presidente militar, al Vicepresidente militar, y al mayor número de Senadores militares”166. La crítica asentada en el referido documento histórico, la realiza advirtiendo que no se trata de un cuestionamiento de “exaltados o espantadizos, sino como verdaderos republicanos”167. De igual forma, precisa un elemento que ya en lo teórico había desarrollado en el artículo “Necesidad de separar el poder para su ejercicio”168, donde expone que en las naciones más cultas “el poder se ha dividido en varios ramales”, para prevenir “las invasiones del despotismo”169. En consecuencia, apunta que “las leyes orgánicas departamentales y judicial, no sólo dan al ejecutivo una grande influencia en la administración de justicia”170, sino que a la par, otorgan a los intendentes y gobernadores, agentes del propio Poder ejecutivo, parte de esas mismas posibilidades. Resalta asimismo, elementos que indican intenciones centralizadoras del poder político en Bogotá, así como de la cultura. Al respecto, anota el trato privilegiado que confiere el gobierno a la antigua capital virreinal, al levantarse en ella importantes establecimientos educativos, no vistos aun en otros departamentos de la gran república, lo que para Yanes supone la “centralización de las luces y el conocimiento para consolidar el poder”171. Discrepa de lo que considera la puesta en práctica de la voluntad presunta por parte del Congreso cucuteño de 1821: cree unilateral e inconsulto el hecho de haber establecido “la autoridad que debía regir 165 Francisco Javier Yanes: Manual Político del venezolano y Apuntamientos sobre la legislación de Colombia. Caracas, Asociación Académica para la conmemoración del Bicentenario de la Independencia. Academia Nacional de la Historia/Universidad Metropolitana, 2009, p. 35. 166 Ídem. 167 Ibídem, pp. 35-36. 168 El Observador Caraqueño. Nro. 62. Jueves 3 de Marzo de 1825. 169 Ídem. 170 Francisco Javier Yanes: Manual Político del venezolano y Apuntamientos sobre la legislación de Colombia… p. 33. 171 Ibídem, p. 34.

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a los pueblos de Colombia y las leyes que debían dirigirla”172 principalmente, al referirse a los casos de “la ciudad de Cumaná, Puerto Cabello, la Provincia de Coro, Cartagena, todo el Departamento de Quito”173, a las cuales “hallándose en poder del enemigo…se le decretasen esas leyes contando sólo con voluntad presunta”174, al no concurrir al Congreso una genuina representación surgida de sus cuerpos soberanos. Vinculado con lo anterior, tampoco comparte el espíritu del artículo 191 constitucional, que establecía que una vez “libre toda o la mayor parte de aquel territorio de la república que hoy está debajo del poder español pueda concurrir con sus representantes a perfeccionar el edificio de su felicidad, y después que una práctica de diez o más años haya descubierto todos los inconvenientes o ventajas” 175de la constitución. Le resulta impertinente que deba esperarse dicho tiempo, en caso de una eventual inconformidad constitucional, para proceder a su reforma. Ante ello se pregunta: ¿Por qué, pues, permanecen estacionarios hasta que transcurran 10 o más años, en cuyo tiempo pueden tomar consistencia los abusos que derivaron de las circunstancias que motivaron muchos artículos?176 A tan solo dos años de promulgada, señala que “la constitución de Cúcuta fue formada con arreglo a ciertas necesidades que ya no existen y a circunstancias que ya han pasado”177. Sin duda consideraciones como la precitada, lo llevarían a plantearse un nuevo escenario constituyente en 1830.

nes de un ilustre civil, republicano e independentista carta cabal, que podrían tenerse como referentes del pensamiento de un considerable segmento de los intelectuales venezolanos inconformes entonces, que parecen coincidir, con las apreciaciones que simultáneamente albergan intelectuales y políticos neogranadinos, tal como lo expone el coetáneo abogado, político e historiador antioqueño José Manuel Restrepo, al reseñar el descontento producido por la enorme condescendencia bolivariana hacia los militares181, quienes ocupaban las jefaturas a todos los niveles, desde los pequeños pueblos hasta las ciudades importantes. Así las elites económicas y letradas descontentas, tanto venezolanas como neogranadinas, hacían comunión, cada cual por su lado, para dar al traste con lo que consideraban la desviación de un proyecto. Era la opinión de un sector que, difícilmente sabremos si era o no la mayoritaria. Los apuntes de Yanes constituyen sin duda un testimonio de enorme valor para el estudio del tema.

Yanes pone en duda en sus Apuntamientos, la existencia de un gobierno popular representativo en el cual cree y que también ha merecido su estudio. Advierte que las leyes y ejecutorias gubernamentales de Colombia la grande “tienen una tendencia visible a la tiranía”178. Concibe el sistema representativo como una “procuración dada a un cierto número de hombres por la masa del pueblo que quiere que sus intereses sean defendidos, y que sin embargo no tiene siempre el tiempo, ni la posibilidad de defenderlos por sí mismo”179, lo que también desarrolla, años más tarde, en su Manual Político180. Eran algunas de las opinio172 Ibídem, p. 58. 173 Ídem. 174 Ídem. 175 Ídem. 176 Ibídem, p. 59. 177 Ibídem, p. 58. 178 Ibídem, p. 69. 179 El Observador Caraqueño. Jueves 10 de Diciembre de 1824. Nro. 50. 180 Francisco Javier Yanes: Manual Político del venezolano y Apuntamientos sobre la legislación de Colombia… p. 114.

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181 José Manuel Restrepo: Historia de la Revolución de Colombia. Medellín, Editorial Bedout, 1970, p. 326. Tomo VI.

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JUAN GERMÁN ROSCIO UN INTELECTUAL EN LA HISTORIA DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE VENEZUELA Suzuky Margarita Gómez Castillo

A MODO DE INTRODUCCIÓN: ¿CÓMO ABORDAREMOS EL ESTUDIO? El debate central del presente trabajo es la “independencia” vista desde una aproximación a la historia intelectual venezolana, a través del estudio de un venezolano Juan Germán Roscio. Este enfoque de trabajo se equipara a la historia de las ideas o del pensamiento de los grandes actores de la humanidad. No obstante, como interpreta Viñao Frago (1994): En un sentido algo más amplio, la historia intelectual seria la historia de las ideas o del pensamiento sin más; es decir, de aquello que produce la mente cuando piensa. Aún es posible, sin embargo, un sentido más amplio: aquel que hace coincidir la historia intelectual e historia del intelecto; es decir, del modo de operar de la mente...en este sentido, la mente es un producto socio-histórico y los procesos cognitivos o lo que sucede dentro de ella son procesos que pueden ser estudiados desde una perspectiva histórica… (p.75).

En este sentido, nos disponemos a realizar una breve disertación del tiempo y de los acontecimientos históricos que acompañan la producción intelectual del personaje, apoyando nuestro trabajo en la interdisciplinaridad, a partir de los conceptos “campo intelectual” y “habitus”, elaborados por Pierre Bourdieu, y descubiertos en su expresión por Friz Ringer (1990) donde interpretamos como constructos a las “posiciones teóricas” y las “suposiciones implícitas (…) transmitidas por las instituciones, prácticas y relaciones sociales”, aclara el autor citado lo siguiente: Las principales corrientes de pensamiento y sentimiento en un determinado medio intelectual (…) las formas, así como los contenidos y

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argumentos (…) [las] pautas recurrentes o figuras de pensamiento (…) [las] suposiciones subyacentes, ampliamente compartidas pero a menudo no discutidas de modo explicito (p.276).

Es decir que intentamos utilizar este enfoque en la búsqueda, de un sentido amplio donde se incorporen las creencias, las ideas, los valores, las actitudes, lo explicito, lo implícito, las formas de pensar, los modos de vida, los roles académicos-intelectuales y los sociales. Todo esto con la meta de subsanar dudas é incertidumbres en el ejercicio histórico. Asimismo, encontramos en el portal Ensayo Historia Intelectual (1999), la siguiente reflexión: La historia intelectual es un complejo disciplinario que pone particular énfasis en ele estudio del contexto pragmático de producción y el contexto simbólico y significativo de prácticas y representaciones. No se restringe a una historia de los intelectuales o de los conceptos por ellos elaborados, sino que es más precisamente una historia de la inteligencia en el sentido que atribuye a este término Alfonso reyes, es decir, la inteligencia que un determinado grupo social genera y le permite interpretarse a sí mismo y que en todo caso tiene intelectuales como una de sus posibles, aunque no exclusivas manifestaciones (p.1)

Como puede apreciarse, de acuerdo con la posición de Oscar Terán citado en el portal ya mencionado se encuentra que: … la historia intelectual no es estrictamente una disciplina científica, sino que se trata de una forma de abordaje de los textos y discursos que se nutren la historia conceptual (Koselleek), la antropología (Geertz), la historia de las mentalidades (Darnton), la historia de la cultura (Hogart- Williams), es estudio del discurso (Foucalt), los estudios de la pragmática (Austin- Skinner) y del campo simbólico (Peirce, Bourdieu). Enfatiza la relación de los textos, particularmente de la prosa de ideas, con otras prácticas discursivas (angenot) y la estructura de un campo semántico Traer-Porzig) (p.1)

De igual manera, esto aumenta por el interés en la investigación, ya que nos permite acceder en la profundización del concepto social de “independencia” que tiene su propia historia, una historia que debe escudriñarse a través de los usos específicos y reinterpretaciones que ha sobrellevado el termino. Esto nos lleva no sólo a ver como se ha gestado y se ha definido el término “independencia”, sino que sobre todo a su redefinición y reinterpretación a luz del proceso de revolucionario vene82 Levitas y sotanas en la edificación republicana

zolano y bajo la interpretación de un ideólogo Juan Germán Roscio. Cabe agregar, que no partimos de la ingenua premisa de atender a una solo definición, y menos el de no reconocer que tienen su propia historia social, sus distintos usos ideológicos como lo señala su empleo en varios contextos pragmáticos y su vinculación en campos semánticos con los cuales se le ha vinculado. Para ilustrar esto; en un determinado momento histórico el término “independencia” se asocia según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE: 1999: s/n) con “ libertad, autonomía y especialmente la de un Estado que no depende de otro”, mientras que desde la acepción de la filosofía existencialista con Kart Jaspers (1953), la independencia es concebida como: … [lo]que rechaza todo totalitarismo, ya pretenda ser, como fe religiosa, la única verdad para todos, ya no deje, como Estado y por difundir todo lo humano en la estructura del aparato del poder, nada propio al individuo, hasta lo que se haga de propio al individuo, cuando hasta lo que se haga en el tiempo libre ha de responder a una línea. La independencia parece lo típico, los hábitos, las cosas compresibles de suyo por las que no se preguntan momento (91).

En consecuencia, para entender estas alternativas es necesario atender no sólo a la historia política y de las ideas, sino también a la historia social y cultural, enfatizar en el estudio de los contextos de su uso y sentido, tanto en la crítica del documento como en otros contextos reconstruibles a partir de diversas fuentes. Sobre la base de lo ya expresado, encontramos que la historia intelectual nos permite enriquecer nuestro trabajo incursionando en otras disciplinas. Como puede apreciarse en el uso de la reflexión filosófica, respetando las diversas posturas que puede advertirse en autores como Nietzsche dentro de la clasificación contemporánea hasta el excelente aporte de los críticos de la hermenéutica representados en Gadamer, Ricoeur, Hannah Arendt y sin lugar a dudas la postura crítica de Jurgen Habermas, sin menos preciar la escuela marxista inglesa, y tomando muy en cuenta por la misma naturaleza del trabajo y dentro de ubicación temporal la concepción de Rousseau, Voltaire, Hobbes alimento enciclopédico de nuestro personaje e hilo conductor: Juan Germán Roscio. No obstante, recordemos que el eje central en se apoya el trabajo esta fundamentado en un enfoque histórico, contextualizado que pretende ofrecer un producto donde se encuentre una critica reflexiva soLevitas y sotanas en la edificación republicana

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bre la construcción de un imaginario social a luz de un nuevo significado de la categoría “independencia” y sobre el debate ideológico de de Juan Germán Roscio el cual enmarcamos entre “Emancipación Mental” o ¿Cómo educar la conciencia?.

EL PERSONAJE Y SU QUEHACER INTELECTUAL El quehacer intelectual de Roscio es efímero, no obstante, sus escritos pese a que fueron producidos a comienzos del siglo XIX explican claramente la posición de una elite dubitativa entre su deber con el movimiento socio político que se gestaba en la Provincia Colonial de Caracas y cuyos postulados apuntaban hacia la ideología liberal, la independencia, la libertad en contra posición a la doctrina católica que apoyaba el absolutismo español. Sabemos que estos temas por demás han sido punto de muchas disertaciones a lo largo de la historia de las ideas políticas, de las mentalidades o de la historia de la filosofía, hasta el punto que hay quien diga que son temas ya agotados. No obstante, creemos lo contrario ya en estos tiempos son tópicos que permiten esclarecer contrastes entre valores, convicciones y deberes, es por ello y este mismo orden de ideas que Viñao Frago (Op. Cit.), nos aclara: Para otros, esta nueva historia cultural abarcaría la historia la cultural material y la del mundo de las emociones, los sentimientos y lo imaginario, así como el de las representaciones e imágenes mentales, la de la cultura de la élite o de los grandes pensadores, [es] historia intelectual en sentido estricto y la de la cultura popular, la de la mente humana como producto sociohistórico, en el sentido vigostkyano y la de los sistemas de significados compartidos en el sentido geerziano u otros objetos culturales producto de esa misma mente, y entre ello, como no, el lenguaje y as formaciones discursivas creadoras de sujetos y realidades sociales (p.64).

Todo lo expresado, se promueve no desde el parcelamiento histórico sino desde la visión de reconstruir una historia con criterios de totalidad, partiendo en este avance desde el estudio del proceso histórico de la Independencia Venezolana donde Roscio genero una serie cambios entre los cuales estuvo el enfrentarse a su conciencia Judeo- Cristiana. A principios del siglo XIX Roscio defendía el poder absolutista de Fernando VII proclamado en una Junta Conservadora de sus derechos, 84 Levitas y sotanas en la edificación republicana

pero años mas tarde confrontando la ideología liberal y el enciclopedismo que provenía Francia asume una postura diferente que lo invita formularse cambios profundos, donde no solo debía debatir consigo mismo que realmente es una lucha que afectó hasta su propia salud física, sino que se ve en la obligación de transmitir sus ideales al resto de sus conciudadanos utilizando la palabra impresa, con la misión que a través del estudio del ministerio cristiano se lograse la formación intelectual de una élite cónsona con los procesos libertarios. Esto lo realizo desde Filadelfia donde se vio obligado a residir por el exilio que se había motivado gracias a sus constantes incursiones en la vida política de Venezuela y es allí donde se redacta en 1817 la obra que representara la crisis de conciencia y la forma mas sugerente de educar y ganar adeptos al proceso emancipador “Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo”.

I. LA CONCIENCIA ¿ES UNA CARGA O UN HABER? La idea que desarrollamos a continuación muestra la imagen y vida de un hombre cuya mentalidad e ideas políticas formaron parte de la difusión y defensa de los principios liberales e ilustrados que promovieron los cambios sociológicos, políticos y sociales a comienzos del siglo XIX es este personaje; Juan Germán Roscio. Y es a partir de ese momento cuando se promueve:”el tránsito de la vida colonial a la de una sociedad con gobierno propio que exige un profundo cambio en la concepción del régimen social”, tal como está expresado en el artículo “Un hombre del 19 de Abril: Juan Germán Roscio”, trabajo publicado en la revista Cultura Universitaria, (l952). Roscio abogado y político es uno de los máximos representantes de la gesta de independentista venezolana, nace el 27 de mayo de 1763. Hijo de José Cristóbal Roscio y Paula María Nieves, Paso sus primeros años en San José de Tiznados (actual estado Guarico), se traslada a Caracas para estudiar, asiste a la Universidad de Caracas donde toma cursos de Teología y Sagrados Cánones así como Derecho Civil, ya que como expone (Leal, I, 1963), en su obra Historia de la Universidad de Caracas (1721- 1827): No se adopto en la Universidad de Caracas el sistema entonces universal de comprender el estudio de las leyes civiles y canónicas en una sola facultad; aunque tal concepción obedecía a estrecha unión que entonces imperaba entre las potestades eclesiásticas y

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secular. En la Universidad caraqueña encontramos establecidas dos facultades: Cánones, con su cátedra de Prima de Cánones y Leyes, con su cátedra de Instituta; o sea, una destinada a explicar las leyes canónicas y otra las civiles. El derecho propiamente español estuvo de ella, y no hubo sobre su estudio más que un tardío intento… (p.182).

Obtiene el título de Bachiller en Cánones (1792) y los grados de Doctor en Teología (1794) y Derecho civil (1800) como se hace constar en un documento titulado “Sobre la forma con que debe graduarse de Doctor en leyes don Juan Germán Roscio”, en el libro La Universidad de Caracas en los años de Bolívar, compilación documental realizada por (Leal, I, 1983). Asimismo, solicita en 1776 su inscripción como abogado y realiza la petición hasta 1801 ya que Roscio además de pardo era considerado “sospechoso de ideas infidentes contra su majestad imperial”, es conveniente indagar en Ramón Díaz Sánchez en su estudio preliminar sobre la publicación del Libro de Actas del Supremo Congreso de Venezuela 1811-1812 (1959), cuando expone lo siguiente:

Kantismo alemán y el empirismo inglés. En América las ideas nuevas llegan no solo de Francia sino también de Inglaterra, a través del contrabando y por la obra de importantes intelectuales españoles Campomanes, Jovellanos, Cabarrus, que son representantes del liberalismo económico y político en plena monarquía borbónica, tal como puede ampliarse consultando a (Pino Iturrieta, E, 1971), en su libro La mentalidad venezolana de la emancipación. En consideración a lo ya planteado, y con relación a la introducción de las ideas liberales en España (Romero, J, 1977) acota lo siguiente: Las ideas de la escuela liberal y especialmente las de la fisiocracia inspiraron las medidas económicas de los gobiernos ilustrados y fueron difundidas por la Sociedad Económica de Madrid y por las diversas asociaciones Amigos del País. En esos ambientes las recogieron algunos americanos que viajaron a España, y acaso en algunas pocas universidades, la de Salamanca especialmente, donde funcionaba una academia de Economía Política (p. XV).

…Evidentemente la discreta disidencia de Roscio tenía su razón en aquel hervidero de prejuicios clasistas, en medio del cual él mismo se consideraba víctima. Cuando la excesiva intransigencia de algunos e sus colegas trata de bloquearle el acceso al Colegio de abogados de Caracas, el argumento extremo que se esgrime en su contra es el que de aquel concepto de justicia social que invocó al asumir la defensa de una mulata a la que perseguían los agresivos prejuicios de clase ” los hombres son igualmente nobles como formados de una misma masa y creados a imagen y semejanza de Dios” (p.6)

Y es en la misma Universidad de Caracas donde se forma Roscio el jurista é ideólogo , donde a pesar de los obstáculos oficiales comienza a partir de 1788 tanto en los debates de aula, así como en las confrontaciones académicas y en las diversas tesis para obtener grados la figuración de nombres como los de: Locke, Condillac, Descartes, Bacon, y otros tantos representantes de lo que se llama la Nueva Filosofía, por su enfrentamiento con la escolástica, concepción filosófica que dominaba la Universidad Colonial. Esta Nueva Filosofía será base para los movimientos de la Ilustración en América.

Como puede inferirse, estos acontecimientos son el preámbulo que nos señala hacia donde iría la vida Roscio, sin lugar a dudas en la búsqueda de unos ideales de justicia afiliados al proyecto independentista como uno de sus pilares intelectuales, retomamos las palabras de Ramón Díaz Sánchez (Op. Cit.) y encontramos lo siguiente: “El es el teórico y el estratega de esta corriente. Su pensamiento ha viajado lejos para buscar justificación a una filosofía que viene desde la paginas de la Biblia” (p.6)

Este es el ambiente o panorama ideológico que afecta de forma general a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Sus efectos en la mentalidad de los americanos de habla hispana serán indiscutibles. Mientras tanto en el terreno de los acontecimientos políticos estas ideas se concentran en dos grandes procesos históricos con doce años de diferencia entre ellos pero unidos por una base ideológica, el primero es la independencia de los Estados Unidos (1776) que justifica al movimiento emancipador de la manera siguiente:

Es a finales del siglo XVIII cuando se gesta en Europa específicamente en Francia un movimiento denominado enciclopedismo, sus representantes fundamentales son D’elarnbert, Lamartine, Rousseau y Condillac, sin olvidar a Bayle y Voltaire. Pero no se puede obviar que forman también parte de este movimiento el liberalismo económico, el

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa

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naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación. Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad… (p.1)

ALGUNOS FUNDAMENTOS SOCIO- ECONÓMICOS EN EL PROCESO DE INDEPENDENCIA A principios del siglo XIX es Venezuela para España una de sus colonias más prosperas. Para (Brito Figueroa, F, 1996, p.160) luego de estudiar el cuadro de estratificación étnico- social que presenta en su obra apreciamos el predominio de los sectores de color en especial de los negros y pardos. La economía colonial se levantaba fundamentalmente sobre la actividad agropecuaria, extendida en el territorio desde 1777, esta pasaba por la Cédula Real, a control de la Capitanía General de Venezuela. Es este punto de primordial importancia, ya que el estudio de la estructura social de clases en Venezuela nos va a permitir entender un acontecimiento que refleja el carácter jurista de Roscio. Sin embargo, tratando fundamentalmente el proceso independentista se observa presencia de los elementos económicos - sociales así como los de carácter étnico - racial. En la base de la pirámide de producción encontramos la mano de obra esclava negra, luego en la escala social se encuentran los indígenas. A indios y esclavos le seguían los pardos y negros libres sector social formado por descendientes de esclavos negros y por blancos de orilla, así denominados por su origen ya que no disfrutaban de los beneficios que se le proporcionaba a la nobleza ya que su limpieza de sangre estaba en duda, en general no poseían tierras, eran comerciantes y artesanos en diferentes pueblos y ciudades.

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Y es Juan Germán Roscio otro más que deberá mostrar la limpieza de su sangre, y este inconveniente va a incidir en el retraso de su aceptación ante el colegio de Abogados de la Provincia de Caracas, entonces la tardanza y posterior negativa del colegio en aceptar su solicitud va a incentivar a Roscio a alegar brillantes argumentos, que destacan su formación ideológica - jurídica adquirida en sus estudios en la Universidad de Caracas donde según (Cardoso, E, 1986) expone lo siguiente: El Dr. Roscio, como otros varones coloniales, había venido conociendo y asimilando las nuevas ideas filosóficas y políticas que con el nombre de liberales se difundían desde los años de la Revolución Francesa. Sus Principios que resumían los franceses con su lema: “libertad, igualdad y fraternidad”, que en defensa de los derechos individuo, reaccionaban contra los sistemas políticos y económicos absolutistas... (p.248)

Pero este proceso va a ser duro y complicado y se extenderá hasta 1805, cuando finalmente gana su incorporación al colegio. Para 1808, se hace fiscal de la Real Audiencia de Caracas. Con base a lo anterior, observemos lo que dice Díaz Sánchez, R. citando a Arístides Rojas (Ibídem) sobre el perfil de los ideólogos del independencia: …Cita a Tovar, a Roscio, los Ayala, a Paúl, a Palacios y otros. “La revolución de 1810, opina este historiador, no fue la obra de los pueblos, sino de un círculo; nadie podrá culpar a los oficiales…los participantes en aquella jornada están definidos por sus intereses y profesiones: unos comerciantes, otros abogados y sin duda los más influyentes los constituyen los hacendados y militares. Y como estos pertenecían, por lo general, a las mismas familias mantuanas, innecesario es decir cuáles eran las fuentes necesarias a la acción en el gran movimiento…(p.80)

Esta es una muestra del papel del intelectual no podía ser más aleatorio en el proceso de independencia. Sirva la anterior cita para explicar las diversas confrontaciones y contradicciones que sufrieron hombres como Roscio, Miguel José Sanz y Francisco Espejo en los años previos al 19 de abril, ellos y muchos más debieron ajustarse a ir y venir de los movimientos económicos financistas del proceso de revolución emancipador.

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ROSCIO Y SUS IDEAS POLÍTICAS DESDE LA JUNTA SUPREMA DE CARACAS 1808 HASTA LA CARTA CONSTITUCIONAL DE 1811 Roscio como miembro de la Junta Conservadora de los derechos de Femando VII, ocupó el cargo de la secretaría de Relaciones Exteriores defendiendo la monarquía absolutista borbónica de la invasión de los designados de Napoleón I esto lo apoyaba en un proyecto que se había constituido y en el cual; la Junta Suprema de Caracas Gobernaría a nombre de Fernando VII; de presidente actuaría el Capitán General, y sus vocales serían el Arzobispo, el Regente, el Fiscal de la Real Audiencia. El Intendente, el Sub - Inspector de Artillería, el Comandante de Ingenieros, el Sindico Procurador y Diputados. Sin embargo, la proyectada junta no llego a establecerse ya que se presentó en la provincia una comisión de la Junta de Sevilla. Años después para 1810 durante los sucesos del 19 de Abril, este prócer sigue influyendo en la vida política de la provincia y es en el cabildo caraqueño donde junto a Félix Sosa, el Presbítero José Francisco Ribas, Canónigo José Cortes Madariaga se autonombran diputados del pueblo. Quedan también, como diputados del clero y como representantes del gremio de los pardos José Félix Ribas y Gabriel Ponte y Mijares, acto que se considera un avance, pues en consideración de Gil Fortul, estas cinco personas eran ajenas al cabildo y promovían un nuevo cuadro político. Roscio y Sosa están dispuestos a ofrecerle al Capitán General la presidencia de la Junta Suprema como se había establecido en 1808, pero Madariaga se opuso y acusa al Capitán General Emparan de engaño y perfidia exigiéndole su renuncia dando la oportunidad de mando a Fernando Miyares. Roscio, ilustre venezolano, se le ha considerado como activista del movimiento así como padre, maestro y defensor de la naciente libertad, es reconocido corno uno de los defensores de los favores de la emancipación, principalmente en sus escritos de prensa, en su correspondencia, así como en sus declaraciones y discursos en el Congreso Constituyente de Venezuela instalado en 1811. Tomamos un una cita del Acta del Supremo Congreso, sesión del 5 de Julio y descubramos la concepción que tiene sobre la Independencia:

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La independencia consiste en no depender de ninguna nación extranjera y no como dicho el señor preopinante en la abolición del gobiernos monárquico y establecimiento del republicano; los obstáculos que pueden oponerse a esta independencia no creo que son los inconvenientes externos, que hasta ahora se han apuntado por los anteriores oradores, sino los que nacen de las circunstancias mismas, en que se hallan algunos pueblos de Venezuela que aun no se nos han unido; Maracaibo, coro y Guayana, por cuya unión y felicidad suspiro, quizá se alejaran de nosotros más que nunca y los tiranos que las dominan se aprovecharan de nuestra declaración para hacernos ver con horror y execración; ellos nos harán juzgar en estos países desgraciados como rebeldes que abusando del nombre de Fernando VII, han hecho de él un fantasma para cubrir si desenfreno y como unos malvados con quienes jamás se podrá tener una verdadera amistad y unión (p.162)

Fue Roscio un defensor de la difusión del verdadero ideal de libertad y siempre estuvo claro que la desinformación podían penetrar con facilidad en los que aún no se habían identificado con los ideales independentistas, constantemente hizo un llamado de unión a las provincias que no se habían anexado al proceso y fue partícipe de no esperar más y declarar inmediatamente la independencia. El estaba convencido que no existía más salida que la emancipación, ya que esta estaba bendecida por Dios y había llegado el momento de que los ejércitos lucharan en la búsqueda del triunfo, para ilustrar esto indicamos a continuación otro fragmento de las declaraciones de la sesión del 5 de julio: No hay duda que es obra de Dios que la América empiece a figurar en el mundo, y si el premio es igual al sufrimiento debe ser más feliz que la Europa porque ha padecido más que ella. Dios no quiere ni puede querer que padezcamos siempre, ni su equidad infinita ha de permitir que llegue el día del último juicio en que se queje de su Providencia la mitad del universo (p.181)

Sin embargo, toda esta situación llevo a Roscio muy a pesar de su profunda fe a una de las crisis de conciencia, estudiaba profundamente para obtener una respuesta, intentaba dilucidar si la conciencia era una carga o un haber y con esto hacer entender a los ciudadanos que debían acompañarle esta nueva cruzada, tomemos un extracto del Acta de Independencia del cual es el uno de los redactores:

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Por tanto, creyendo que todas estas razones satisfecho el respeto que debemos a las opiniones del género humano y a la dignidad de las demás naciones, en cuyo número vamos a entrar y con cuya comunicación y amistad contamos. Nosotros los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela, poniendo por testigo al ser supremo de la justicia de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, implorando sus divinos y celestiales auxilios y ratificándole en el momento en que nacemos a la dignidad, que su providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres, creyendo y defendiendo la Santa Católica y Apostólica religión de Jesucristo: nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela…(s/n)

En igual forma, su gran capacidad de discernimiento lo lleva posteriormente a establecer a través de sus escritos que lejos de ser la conciencia una carga es un don divino, un haber. Si bien muchos momentos su vida, lo hacía sentirse afligido cuando comienza a justificar su nueva visión del mundo, le brinda tranquilidad y ánimo. En apoyo a lo anteriormente expuesto se recoge en el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar (1997) recoge lo siguiente: …Católico sincero, Roscio logra, a costa de una honda crisis de conciencia, disociar las nociones del trono y el altar que las enseñanzas por él recibidas presentan indisolublemente unidos, de tal modo que todo ataque dirigido al uno se considere adverso al otro. Combatió el alegado derecho divino de los reyes, y con argumentos de carácter teológico se esforzó en persuadir a sus compatriotas de que el sistema republicano era perfectamente compatible con la religión revelada. (p. 1005)

Para Roscio sólo se podía conservar la salud mental y emocional si se procuraba cerrar la brecha de lo que se hace y de lo que se debe hacer. Este estaba convencido, que para que prosperara la idea de constituir una república, se debía realizar una batalla ideológica encaminada a la transformación del pensamiento, ya que la religión católica servía como base firme a la monarquía absolutista. En un artículo publicado en la revista Politeia (Plaza E., 1990) a través del cual cita a Villanueva expresa lo siguiente: El hombre no puede destruir ese orden porque al hacerlo se vuelve impío, es decir esta separando a Dios de su obra, al querer establecer entre ambos una independencia que no existe. Cuando un Vasallo se rebela contra este orden, no solamente se esta rebelando contra su rey, sino contra Dios.

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En 1812 capitula Francisco de Miranda y este entrega poder a Domingo Monteverde, Roscio es hecho prisionero, lo recluye en la Guaira, luego es deportado Cádiz y finalmente enviado a Ceuta. En prisión medita y se autocrítica, luego toma una posición de lucha doctrinaria lo que él llama teología feudal, que ha justificado el despotismo y la tiranía. Cabe agregar, que Vila y Camps, citados por Plaza (op cit), acotan que Dios le da a cada pueblo su Rey y siendo este un designio divino, los reyes jamás serán hombres malos, ambiciosos, ni injustos. De este modo todos los reyes son santos, justos y buenos con sus vasallos. No existen reyes tiranos y cuando un rey actúa contra su pueblo el error no es de él, sino del pueblo que se toma rebelde y que olvida sus deberes y a su vez es castigado (ejemplo el terremoto de 1812).

II. REFLEXIONANDO SOBRE IDEAS DE LIBERTAD Juan Germán Roscio en su rol de escritor se esforzó en demostrar un aspecto fundamental para la gesta independentista: “la perfecta compatibilidad entre la creencia religiosa y las nuevas ideas políticas de los partidarios de la Independencia Hispanoamericana”. Esta es su gran obra, y cuya importancia le valió sus principales desvelos. La población de habla hispana, tradicionalmente católica y de valores cristianos en sus acciones y hábitos, necesitaba que se le educara, orientara e ilustrara en este cambio necesario que se gestaba en la Venezuela colonial del siglo XIX. Apunta Miliani, D. (1983), en el prologo de una edición especial del libro Triunfo de la Libertad Sobre el despotismo, lo siguiente: Sabía que estaba en condiciones de acometer una tarea de lucha ideológica eficaz contra los usufructuarios políticos de la religión católica. Roscio no renegó de su catolicismo pero, como buen liberal, sostuvo principios de laicismo. Estaba convencido de que la mejor refutación a los fariseos doctrinarios de la Iglesia se hallaba en los propios textos sagrados de las escritura. Rebatir con tales argumentos desarmaba a los traficantes y afianzaba una fe militante por la independencia, entre las mayorías cristianizadas, para librarlas de la sumisión a la monarquía (p.15).

Existía realmente una resistencia y un choque de intereses políticos, así como un temor generalizado en los países de habla hispana con respecto a las idea liberales y al cambio republicano que traería como consecuencia la Independencia, esto ocasionaba una desinformación en lo concerniente a las ideas religiosas esgrimiendo en las provincias

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versiones torcidas sobre verdades espirituales. Roscio se colocó en una posición difícil ya que a través de sus escritos trato de esclarecer que eran totalmente compatibles el liberalismo y catolicismo siempre y cuando no se justificara en la Biblia el imaginario e ideario absolutista, despótico e ilustrado.

personalidad de Roscio; era entusiasta, convencido y previsivo acción que ilustramos en el siguiente episodio: durante una enfermedad muy grave en la ciudad de Filadelfia, Juan Germán redacto su testamento el cual confirmo su fe y sus convicciones políticas como podemos examinar a continuación:

II. A. EL TRIUNFO DE LA LIBERTAD SOBRE EL DESPOTISMO: UNA VISIÓN DE EMANCIPACIÓN DE LAS MENTALIDADES

En la ciudad de Filadelfia en los Estados Unidos de Norte -- América a 14 de Abril de 1818, yo, el Dr. D. Juan Germán Roscio, natural de la ciudad de Caracas provincia de Venezuela en la América del Sur, hallándome en peligro de muerte pero en mi entero y sano juicio, hago las siguientes declaratorias en descargo de mi conciencia.

Roscio se acoraza con lo que él va considerar la palabra justa y sensata y sobre sus reflexiones basa lo que su “predica política para el mundo nuevo de las repúblicas hispánicas”. Y sus escritos se difunden por toda América, tratando de concienciar y ganar adeptos a la causa independentista así como la nueva corriente de pensamiento que difundía en Europa, pero aclarando que su inclinación iba hacia la ilustración francesa por considerarla más justa. El continúa su lucha ideológica, utilizando lo que él denomina su catecismo político que no coincide con el dogmatismo que había utilizado la religión para ese momento. Y su imagen como jurista - teólogo promueve una nueva versión en el cambio que América espera. En Caracas escribe sus primeros textos sobre el tema religioso, como lo expresara ante la población difundiendo las razones personales que tuvo para apoyar la gesta independentista, desde su participación el 19 de Abril de 1810. En Ceuta preso tiene tiempo y la madurez para reflexionar sobre su regreso a América, una vez instalado en Filadelfia, quizás influenciado por la doctrina luterana y con la oportunidad de publicar sus pensamientos y criticas, lanza al mundo su máxima obra: Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo, con el siguiente subtítulo; En la confesión de un pecador arrepentido de sus errores políticos y dedicado a desagraviar en esta parte a la religión ofendida con el sistema de la tiranía

Primeramente declaro y confieso que profeso la religión Santa de Jesucristo, y como más conforme a ella, profeso y deseo morir bajo el sistema de gobierno republicano, y protesto contra el tiránico y despótico gobierno de monarquía absoluta, como el de España. Item declaro: que el dicho mi hermano tiene conocimiento de las propiedades que tengo en mi país, a quien suplico, que luego que lo permitan sus circunstancias y las de mi país se ponga en posesión de ellas para que las emplee en continuar la guerra contra los tiranos que pretenden oprimir por más tiempo la América del Sur. Al mismo tiempo ruego y encargo al mismo Sr. Da Cruz tenga la bondad de promover como le sea posible la impresión de otro de mis manuscritos titulado el “Catecismo de Femando VII”. E igualmente le ruego y encargo que continúe haciendo como ha hecho aquí todos los beneficios que estén a su alcance a favor de la libertad de mi país, y finalmente espero de su amistad y favor que atenderá a todo lo necesario para mi entierro. Item, ruego y encargo a todos mis compatriotas, y en particular a los tres que los son 1). José Rafael y servicios a favor de la independencia de nuestro país (p.82).

Entre otras obras publicara desde Filadelfia una traducción sobre el discurso de Pío VII, acto que afecto severamente a Hispanoamérica. Es importante recalcar que Roscio apoya su obra en los diversos textos que conforman la Biblia y se sirve de estos para justificar la Independencia y la República.

El documento antes citado, es posible que traiga al lector dudas sobre veracidad ya que es citado en una obra catalogada como; romántica positivista sin embargo no se le debe restar mérito al autor ya que contribuye al análisis del pensamiento de Roscio tomando en cuenta la afirmación de (Halkin L, l968), en su obra Iniciación a la critica histórica cuando asevera que la critica historia es:

Consideremos a (Groes, P, l960) quien a través de la revista Nuevos Temas de Bibliografía y Cultura nos señala lo siguiente en relación a la

…es un método científico destinado a distinguir lo verdadero y lo falso en lo falso en la historia y en su dialéctica, a distinguir el

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documento verdadero del falso, a distinguir lo que (le falso puede haber en un documento verdadero, a distinguir lo que de verdadero puede haber en un documento falso. También le corresponde en discernir lo que es probable posible, inverosímil o que no se puede verificar (p.21)

El texto citado sirve para apuntalar lo siguiente no se tiene la referencia expresa de donde fue tomado este testamento sin embargo, realizándole una crítica histórica tampoco podemos negar que a través del estudio de sus obras, de sus escritos y de su pensamiento seria innegable el drama que significaba para el la Independencia, que su situación de exiliado lo hacía sentirse ampliamente comprometido con el ideario liberal, que había tenido que luchar con alma, corazón y conciencia para justificar su rol como uno de los actores del proceso entonces corno dudar de que quizás sintiéndose morir no expondría en el exilio su ratificación con el ideal emancipador así como la disposición de sus bienes al servicio de su causa. Los diversos textos de Roscio que se conservaron fueron los de carácter político muchos otros se perdieron por los tiempos difíciles en que se escribieron, otros forman parte de los anónimos como los editoriales del Correo del Orinoco cual tuvo el honor de ser editor así como su participación en el Semanario de Caracas impreso que presento junto al Dr. José Domingo Díaz el día ocho de octubre de mil ochocientos diez cuando por gracia de la Junta Suprema se le otorgo su jubilación de la Universidad de Caracas información que reposa en un documento compilado por (Leal, I, 1963) cuyo título es “Sobre oficio de la jubilación del señor Dr. Juan Germán Roscio y del Dr. José Domingo Díaz con un prospecto para establecer un Semanario en Caracas” del cual tomamos el siguiente extracto:

la más importante: Triunfo de la libertad sobre el despotismo, que se publico en Filadelfia para 1817 va a resultar la expresión de la teoría republicana y de su fe religiosa motivo que la hará aparecer en diversos artículos del Correo de Orinoco tal corno en Ventas de Impresos en 1818. Este libro contó con gran repercusión, hasta 1857 contaba con seis ediciones, la primera en Filadelfia 1817, tres en México. Es importante acotar que muchos de los ejemplares de este libro que llegaban a Venezuela eran incinerados como pruebas de fe y entre muchas anécdotas dice; Ramón Azpurua biógrafo de Roscio que generales de la talla de José Félix Blanco llevaban copias de la obra como un incentivo para ganar adeptos es sin lugar a dudas, la obra propulsora del pensamiento nuevo en América. De otros escritos como; El catecismo religioso -político de Fernando VII, se considero perdido, sin embargo circulo otro escrito en el mismo estilo pero redactado de forma más breve y se puede consultar en las Obras Completas de Roscio, este consiste en una locución que dirigida a los habitantes de Nirgua, en 1811 para que se incorporen al proceso independentista y esta titulado: El patriotismo de Nirgua y el abuso de los reyes. No se puede dejar de mencionar que Roscio es el autor del Manifiesto que hace el mundo de la confederación de Venezuela el 30 de julio de 1811, que consiste en razonamiento sobre la nacionalidad. Otra publicación importante es el Reglamento para la elección de los representantes de las provincias de Venezuela, que apareció como folleto en 1810.En la Gaceta oficial aparecen dos documentos publicados el primero “El discurso de la insurrección de Valencia en 1812” y una circular como presidente del Poder Ejecutivo de la Unión de los Supremos Gobiernos de las Repúblicas Confederadas.

…un oficio dirigido por la Secretaría de Gracia y Justicia comprehensivo de la jubilación que le ha impartido la Suprema Junta al señor doctor don Juan German Roscio, catedrático de Derecho Civil y un oficio que nos ha pasado el Dr. Dn. José Domingo Díaz acompañando un prospecto del semanario de esta ciudad…(p.89)

Este es solo una muestra de los muchos escritos de Roscio ya que figuran en la compilación de sus obras alocuciones, cartas y oficios que dan muestra de su constante trabajo en la conformación Estado.

Se sabe de algunos ensayos escritos en co-redacción pero también desaparecieron. Fue esta una época agitada de posiciones encontradas donde no era realmente importante guardar periódicos y escritos que en cierto momento resultara propaganda subversiva.

Roscio alcanza a Angostura en 1818 con ejemplares de su libro y en los tres años que le quedan de vida se consagra a la formación civil de la República y a escribir y divulgar esas ideas jurídico-religiosas de liberación. En su libro indica que el cambio primordial de su “conversión política” republicana consiste en la conocimiento de “la soberanía popular fren-

Sin embargo, la obra considerada por muchos notables críticos como 96 Levitas y sotanas en la edificación republicana

OCASO DEL PENSADOR PATRIOTA CÚCUTA 1821

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te a toda usurpación y la conexión de esa soberanía con la conciencia cristiana: Dios no justifica a los tiranos, sino que todo gobernante sólo es legítimo si es servidor del bien común. Doctrina clásica, revitalizada en el siglo XVII por los jesuitas Suárez y Mariana” consideraciones de Ugalde, L (julio, 7:2007) en El independent.

CONSIDERACIONES FINALES:

Muere Juan Germán Roscio en el Rosario de Cúcuta, el 10 de marzo de 1821, a los 57 años de edad, cuando se preparaba para instalar el Congreso de Venezuela que se inauguraría el 6 de mayo. No llego a ver la obra independentista realizada ya que fallece antes la batalla de Carabobo.

La disertación presentada pretendió realizar un análisis desde el estudio de la formación intelectual de Juan Germán Roscio, representante de una élite esto se condujo a través del estudio de sus ideas políticas, históricas y sociales si como del análisis de su tiempo y espacios histórico. Este personaje logró a través de la firmeza de sus ideales ser parte activa en la conducción de la Junta Suprema de Caracas corno paso decisivo hacia el proceso independentista de Venezuela.

Feneció siendo vicepresidente de Venezuela, con un perfil de hombre honrado y de altos principios morales y cristianos pero sobre todo como un hombre que logro combinar sus ideas políticas con sus creencias religiosas. Bolívar lamento mucho la partida de este insigne venezolano que mostró siempre y por su formación una rectitud extrema en tiempos difíciles mas no obstante, en una alocución del Libertador Simón Bolívar fechada 21 de abril de 1821 compilada en la obra Prensa Heroica, selección del Correo del Orinoco se recogen las siguientes palabras:

Se estudiaron los antecedentes y los sucesos del 19 de abril, se hizo un alto en la transformación de la provincia colonial a la de un país convertido en proyecto de construcción de la gesta independentista, a través, estudio de un hombre cuyo pensamiento e imaginario social religioso; Juan Germán Roscio lo llevó a crear una serie de escritos que serian pilares en la transformación de la mentalidades de aquellos hombres y mujeres que lucharían en la Guerra de Independencia de Hispanoamérica.

….Al anunciar el fallecimiento del Excmo. Sr. Vice - presidente interino de Colombia Dr. Juan Germán Roscio, sucedido el 9 de marzo último en la Villa del Rosario de Cúcuta, el más acerbo dolor nos recuerda la pérdida de un sabio ilustre, de un magistrado íntegro, de un patriota eminente y de un virtuoso ciudadano. Desde el año de 1810 en que Venezuela derrocó al despotismo hasta el día en que, después de un viaje penoso y dilatado, llegó a principios de este año a la nueva capital del estado, mil graves y difíciles empleos ocuparon de tal suerte su vida, que puede decirse con verdad que ni un punto de la senda del honor; y aun los déspotas mismos que le oprirnian, se vieron obligados a admirar la grandeza de su alma, y la superioridad de su virtud. Aunque ya no existe entre nosotros, su memoria vivirá eternamente; y sus escritos elocuentes, en que sostuvo los derechos de la humanidad, serán siempre leídos con placer y entusiasmo por nuestras generaciones…

Roscio es sin lugar a dudas un escritor cuyas obras perdida, ignoradas y posteriormente compiladas en sus obras completas pasa a ser un documento que verifica la formación de un pensamiento donde podían converger las ideas liberales y la doctrina religiosa siempre y cuando esta no promoviera el absolutismo que le restaba autonomía a las provincias.

Juan Germán Roscio es en aquel momento miembro de la elite de intelectuales que trabajó junto Bolívar, Miranda, Francisco Espejo, Miguel José Sanz. Esos intelectuales fueron los encargados de estructurar y de formar políticamente a las nuevas repúblicas. No queda la menor duda que las bases ideológica y filosófica constituyen elementos claves en su obra.

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En la nota sobre la muerte de Roscio que se realiz6 para el correo del Orinoco, se expreso lo siguiente: “sus escritos son elocuentes, en que confundió e hizo temblar a los tiranos, defendió la causa de la libertad, y sostuvo los derechos de la humanidad, serán siempre leídos con placer y entusiasmo por nuestras distinguidas generaciones”. Estas frases constituyen lo que hoy se puede considerar como un pensamiento asertivo, ya que a través del estudio de este personaje se puede obtener una visión de cómo un hombre que defendió el imperio borbónico y que lucho por ser aceptado como parte del sistema colonial caraqueño llega a construir un ideario sólido que promueve las ideas del liberalismo francés basadas en los principios de: “igualdad, libertad y fraternidad”.

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WILLIAM BURKE: VARIOS HOMBRES, UN SOLO NOMBRE Y APELLIDO Domingo Irwin

William o Guillermo Burke es un personaje particularmente interesante de aquellos días aurorales, como bien los calificó Augusto Mijares, de la republica independiente venezolana. Constituye un caso que bien pone a prueba los límites y el dinamismo entre la crónica y el análisis histórico. Su existencia física ha sido puesta en duda desde hace unos 15 años por varios estudiosos. Explicándonos mejor, bajo el nombre de Burke se cobijaron varias personas para proponer sus ideas modernizadoras vinculadas con el proceso independentista venezolano e hispanoamericano. Así, surge una sana polémica académica, entre quienes mantienen esta posición y el William Burke que nos enseñaron en nuestros ya añejos estudios históricos sistemáticos. Procuramos, sintéticamente, en este breve texto revisar ambas posiciones. Debemos advertir que la intención de nuestro escrito es modestamente carácter pedagógico, no erudito ni exhaustivo.

I.- DOS VERSIONES Muy interesantemente sobre William Burke existen diferencias sustanciales sobre su vida y obra, para unos académicos era el autor de un par de libros y escritos con anterioridad a sus textos caraqueños. Otros sostienen que fue un personaje creado como pseudónimo, partiendo sí de una persona que es el responsable de un libro sobre las guerras napoleónicas, editado en Londres en 1806. Éste, afirman quienes mantienen esta posición, fue utilizado como un “nombre de pluma” a la cual recurrieron publicistas e intelectuales británicos y criollos, favoreciendo la causa independentista en hispanoamericana. Curiosamente, en los argumentos de Burke, el inmenso territorio del Brasil es uno débilmente comentado; no así las ideas sobre un novedoso e integrador proceso político en los territorios hispanos en América. Brevemente presentaremos los argumentos básicos de una y otra versión sobre el elusivo personaje.

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A.- EL WILLIAM BURKE QUE ME ENSEÑARON EN LA ESCUELA Para los historiadores venezolanos de las décadas de 1960-1980, el irlandés William Burke fue un extranjero que vivió y publicó varios textos favoreciendo la independencia hispanoamericana en Inglaterra y la mismísima Venezuela, desde 1807 hasta 1812. No se dan detalles sobre su lugar y fecha de nacimiento en los textos de los académicos venezolanos, aunque algunos señalan que era irlandés y católico (Carlos Felice Cardot, 1959, p. 36) o como escribe Manuel Pérez Vila (1988, Tomo I, p. 463) probablemente había nacido en Irlanda. Empiezan pues las informaciones difusas sobre el personaje. No se sabe a ciencia cierta dónde y cuándo nació. En sus monografías los académicos criollos, apoyándose en las por ellos fuentes conocidas atribuidas a Burke, para unos había sido cirujano del ejército que enfrenta las pretensiones napoleónicas en Europa (Carlos Felice Cardot, 1959). Otros lo califican de veterinario del Regimiento 22 de Dragones Ligeros británicos (Manuel Pérez Vila, 1988, p. 463). En los artículos editados en Venezuela o en sus libros anteriores Burke, no aclara suficientemente este asunto. La constante es la ambigüedad en los datos. Así, Felice Cardot (1959, p. 36) afirma que llega a Venezuela vía Nueva York meses después abril de 1810, escribe y ve publicados sus escritos sobre la independencia, abandonando tierra firme suramericana luego del colapso del primer intento republicano liberal, republicano y venezolano, vía Curazao, muriendo en Jamaica en noviembre de 1812. La crónica biográfica de Pérez Vila (1988, pp.463-464) se aprecia como más precisa en las fechas y datos de la que presenta don Felice Cardot; aclara Pérez Vila, historiador venezolano de corazón, que el primer texto, de los numerosos que escribió en Venezuela, lo publicó, Burke en la Gazeta de Caracas, en noviembre 29 de 1810 y que partió para Curazao en la corbeta de guerra HMS Saphire [Sic] (según Caracciolo Parra Pérez, 1959, Tomo 2, p. 439, la HMS Sapphire) el 31 de julio de 1812; después se dirige a la isla de Jamaica, donde la muerte lo reclama en noviembre 12 de 1812; curiosamente a los dos años, aproximadamente, de su primer escrito en la prensa caraqueña. Procurando concretar, de William Burke, el autor de libros y artículos de contenido doctrinalmente liberal, publicista furibundo de la independencia venezolana y proponente de la integración hispanoamerica104 Levitas y sotanas en la edificación republicana

na, no se sabe dónde o cuándo nació. Probablemente en Irlanda. Quizás fue médico (cirujano) durante las guerras napoleónicas, quizás veterinario; pero sí se presenta fecha precisa en lo que atañe a su muerte. Una crónica difusa, la de los partidarios de la existencia de un hombre con ese nombre y apellido en aquella Venezuela de 1810-1812. Burke de orientación sin discusión liberal militante; conocido personalmente de Francisco de Miranda y de próceres civiles criollos (Caracciolo Parra Pérez, 1959, Tomo I, p. 280 y Tomo II, p. 394); con referencias ciertas aunque parciales, en documentos presentes no solo en la obra escrita del autor de marras en 1806 y 1808, sino también en el Archivo de Miranda, tomo XXIV, último de la valiosa colección. A estos documentos recién destacados refiere don Augusto Mijares (1959) en su estudio preliminar de la publicación del libro caraqueño de Burke, en la Colección Conmemorativa del Sesquicentenario de la Independencia editada por la Academia Nacional de la Historia (de ahora en adelante ANH). También, en esa misma colección de la ANH, el escrito ya varias veces referido de Carlos Felice Cardot (1959) remite al archivo mirandino, al comentar sobre la libertad de cultos propuesta por el pretendido irlandés en uno de sus artículos de la Gazeta de Caracas y la polémica pública que ello generó en aquel poblado de los techos rojos.

B.- LA NOVEDOSA SEGUNDA VERSIÓN Esta se inicia, en la década de 1990; William Burke como un pseudónimo colectivo. Para la historiografía venezolana ha sido expuesta con efectivo detalle y acuciosidad por Allan R. Brewer-Carías (de ahora en adelante: AR.B-C). Esto, en una ponencia para un evento académico en España: V Simposio Internacional Cádiz Hacia el Bicentenario. El Pensamiento Político y las Ideas en Hispanoamérica antes y durante las Cortes de 1812. El texto escrito por AR.B-C, está fechado en octubre de 2010, en la ciudad de Nueva York (http://www.com/content/4497 visto por última vez octubre 01 de 2011). Quien inicia la posición que podemos calificar de revisionistas sobre Burke es Mario Rodríguez (1994; citado por AR.B-C, 2010, pp. 15-17 y 21-22), donde se argumenta que textos atribuidos al pretendido irlandés eran de otros autores, incluyendo en éstos a Miranda (AR.B-C, 2010, pp. 15-17). Tres años después de la publicación del escrito del profesor Rodríguez, en una ponencia en el Congreso International de Americanistas, ICA por sus siglas en inglés o CAI en Levitas y sotanas en la edificación republicana

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español, en una mesa coordinada por las historiadoras Frédérique Langue y Susan Socolow, el investigador de la prestigiosa Universidad Autónoma de México, Salvador Méndez Reyes, (1997, s/p: www. naya.org-ar/congresos/49CAI/Reyes.htm visto por última vez octubre 01 de 2011), refiriendo a la obra ya mencionada de Rodríguez, destaca la condición de Burke como: “en realidad el seudónimo con el que escribieron sobre América Latina, James Mill [escocés 17731836] y el conocido filosofo británico Jeremy Bentham, quienes tenían amplio interés en dicha región. Posteriormente el seudónimo fue utilizado por Juan Germán Roscio y otras figuras del movimiento emancipador en Venezuela”. También se apoya en la fuente recién mencionada Brewer-Carías (2010, pp. 15-17) para argumentar sobre el caso del pseudónimo colectivo. William Burke, dice el destacado académico venezolano (2010, pp. 21-22): es “un seudónimo utilizado para publicar en Londres trabajos relativos a la independencia Hispanoamericana, seudónimo que ‘viajaría’ igualmente a Caracas en las valijas de Miranda para seguir siendo usado para publicar trabajos de Mill sobre las bondades de la experiencia de gobierno y Constitución de los Estados Unidos, así como trabajos de Miranda y Juan Germán Roscio.” Sintetizando, el personaje que escribió el libro History of the Campaign in Germany, Italy, Tyrol (1806, publicada por James Ridgway, N° 170, Opposite Bond Street, Picadilly, Londres, referido por AR.B-C, 2010, p.15) y que efectivamente había sido un cirujano del ejército británico, no es el mismo autor de las obras posteriores que aparecen con su nombre como autor; éste es un pseudónimo colectivo.

II.- COMPARANDO LAS DOS VERSIONES La densa bruma del tiempo, son cerca de doscientos años desde la publicación de las obras de Burke que nos interesan en este texto; lo dinámico y accidentado de los sucesos de 1810-1812 en Venezuela; los necesarios criterios de enfatizar los factores endógenos del proceso independentista criollo, como un medio para fortalecer el sentimiento nacional de pertenencia; son aspectos que contribuyen al desarrollo de una crónica incompleta y hasta contradictoria sobre el escurridizo personaje, quizás irlandés o en todo caso británico; amante de la libertad racional, apasionado liberal y publicista del proceso independentista hispanoamericano.

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A.- ASOMANDO UNA TERCERA ALTERNATIVA Es necesario resaltar que admitiendo la primera y tradicional versión no lleva a descalificar la más reciente; como aceptando ésta no necesariamente se tiene a la primera como totalmente falaz. Quienes proponen a William Burke como un pseudónimo colectivo, no explican razonablemente bien, más allá de la celebérrima duda metódica histórica, quién era ese extranjero del cual se tiene noticia cierta documental que estaba en Venezuela meses después de los sucesos del 19 de abril de 1810; cuál era su verdadero nombre y apellido, su nacionalidad, dónde había nacido, estudiado, trabajado y que fue de él después de la capitulación de Miranda ante el marino canario Monteverde, a mediados de 1812. Igualmente, quienes desconocen o rechazan la versión del pseudónimo colectivo, parecen dejar de lado los argumentos expuestos por éstos sobre el carácter colectivo, más allá de referencias a Roscio y Miranda, que ofrecen los textos del autor que motivó estas líneas. Como se indico anteriormente las posiciones divergentes sobre Guillermo o William Burke no necesariamente tienen que ser excluyentes. Bien puede existir un punto de encuentro entre ambas. Sobre la paternidad colectiva de sus obras sobre Hispanoamérica, desde 1806, la evidencia documental hasta ahora conocida se ofrece como definitiva. Esto no descalifica el argumento con igual peso analítico, que existe documentación epistolar que lleva a concluir que un extranjero asume el nombre de Burke en Caracas y La Guaira entre noviembre de 1810 y julio de 1812, desarrollando labores propagandísticas a favor de la independencia y la integración de Hispanoamérica. La primera obra de Burke sobre la independencia hispanoamericana fue impresa por L. Ridgway, la misma casa que publicó su libro sobre las guerras napoleónicas mencionado en párrafos anteriores, en el mismo año: South American Independence: or the Emancipation of South America, the Glory and Interest of England (AR. B-C, 2010, p. 16). El año siguiente, 1807, en la misma imprenta, se publica su segundo libro sobre Hispanoamérica, con el largo título de: Additional Reasons for our Immediately Emancipating Spanish America: deducted from the New and Extraordinary Circumstances of the Present Crisis: and containing valuable information respecting the Important Events, both at Buenos Ayres and Caracas: as well as with respect to the Present Disposition and Views of the Spanish Americans: being intended to Supplement to

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“South American Independence” (AR.B-C, 2010, p. 17). Esta obra tiene una segunda edición ampliada publicada en 1808. Desde noviembre de 1810 se inician los artículos de William Burke en la Gazeta de Caracas. Éstos, compilados serán editados como Derechos de la América del Sur y México, en la Imprenta caraqueña de Gallager y Lamb, entendida como los impresores del supremo gobierno republicano criollo, en 1812. Una versión en dos volúmenes fue publicada por la ANH, en 1959, con un estudio preliminar escrito, como ya se mencinó, por el destacado historiador venezolano Augusto Mijares. El análisis del contenido de estos textos, al igual que los publicados en Inglaterra, desde el libro South American Independence… (1806), son los que llevan a Rodríguez, Méndez Reyes y Brewer-Carías a la conclusión del carácter de pseudónimo colectivo que presenta el nombre del pretendido irlandés. El asunto se complica con la evidencia que contiene el Archivo del General Miranda. Tomo XXIV: Campaña de Venezuela, Prisión y Muerte Del General Miranda (1950, de ahora en adelante referido como AM). Así, hay incuestionable documentación epistolar, proveniente de cuatro diferentes contemporáneos del proceso independentista criollo, que dan fe de la existencia física de un hombre con el nombre de William o Guillermo Burke en Caracas y La Guaira, durante los meses de junio y julio de 1812. Las reproduciremos textualmente. La primera, parte inicialmente de una comunicación que envía desde La Guaira, Manuel María de las Casas al Generalísimo Miranda, en junio 02 de 1812: “Hoy he advertido á [Sic] Bukc [Sic], que se pretendía embarcar para Filadelfia con pliegos del gobierno para Orea, que no se puede verificar sin que me presente vuestra licencia” (AM, Tomo XXIV, p. 78). Las dudas que puedan surgir con relación al dislate ortográfico de don Manuel María, se disipa con lo que le escribe a éste el secretario de Miranda, futuro general de división y Presidente de la República de Venezuela, Carlos Soublette, desde Maracay, en junio 16 de 1812: “En cuanto á Burke, me manda te diga que es necesario permanezca ahí algún tiempo, pues habiendo el general tenido de Inglaterra y de la America [Sic] algunos informes contra él, necesita examinarlos” (AM, Tomo XXIV, p. 83).

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En otra referencia a Burke en el archivo epistolar de Miranda, de su secretario Soublette a M.M de las Casas, dice a la letra, sin señalar dónde se escribió, fechada también en junio de 1812: “El general me manda te escriba expresamente á fin de prevenirte que los despachos ó pliegos del gobierno que lleva el ciudadano Guillermo [Sic] Burke, los recojas y se los remitas con expreso, debiendo aquél permanecer en esa plaza hasta otra disposición, pues el canónigo de Chile estando encargado ya de los negocios de los Estados Unidos americanos, es á quien compete llevar los pliegos” (AM. Tomo XXIV, p. 449). Por verdad de Perogrullo que sea es necesario referir que William, traducido al rico idioma de Cervantes es Guillermo. Como, también, que muy posiblemente el religioso mencionado sea el célebre Madariaga. Lo que interesa resaltar es que Miranda, Soublette y de las Casas, dan fe de la existencia de un extranjero, conocido por ellos, con el apellido de Burke, con el nombre de Guillermo o William en el puerto de La Guaira en junio de 1812. Cronológicamente la última referencia a Burke en el archivo de Miranda, proviene de otro documento epistolar que emerge para la crónica histórica de la pluma de Pedro Gual, destacado Prócer Civil de la Independencia criolla y futuro Presidente de Venezuela, intercediendo por el extranjero ante Miranda, fechada en Caracas, en julio 15 de 1812: “Mr. Burke, repito a Vd. que este hombre á mi lado puede hacer importantes servicios a este país y puede auxiliarme muy mucho [Sic] con sus luces.” (AM. Tomo XXIV, p. 216). Interesa como se presenta la condición de extranjero de Burke, se le califica de “Mr”. También, resulta evidente que se encontraba aún en Caracas, poco más de un mes después de su fallido intento por abandonar territorio venezolano desde La Guaira. A lo que se agregaría, las buenas relaciones que mantenía Burke con Gual, por lo que éste aboga repetitivamente por aquel ante el Generalísimo. Confirmando así, la existencia física del extranjero en cuestión en Venezuela para mediados de julio de 1812.

B.- LAS LIMITACIONES DE LA CRÓNICA Lo fascinante de la historia es que no se puede volver a vivir, si tal fuera el caso dejaría de ser lo que es: un presente que fue. Los testimonios del hacer y deshacer humano nos permiten lograr aproximarnos a ese ayer tratando de reconstruirlo con palabras y plena consciencia de las imperfecciones del relato; es lo que llamamos la crónica histórica. Con ésta como materia prima se construye el análisis histórico. Del personaje que nos ocupa en estas breves líneas la crónica es particularmente egoísta con la historia.

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Gracias al estudio analítico de sus escritos se entiende hoy día el carácter colectivo de las obras de William o Guillermo Burke. Con ese nombre Miranda, James Mill, J. Bentham, Juan Germán Roscio y quizás otros, escribieron a favor de la independencia hispanoamericana, lo pretendidamente conveniente del apoyo británico a este movimiento de los americanos españoles, como gustaban en llamarse en ese entonces los criollos independentistas, así como procuraban favorecer la integración de los territorios hispanoamericanos meridionales. Esto, en Londres y Caracas, desde 1806 a 1812. También, la crónica nos revela la existencia de un extranjero, quizás irlandés, que llega a Caracas probablemente en los meses finales de 1810 y es conocido como William o Guillermo Burke. Este deja para la crónica sus escritos caraqueños en la Gazeta de Caracas. Textos publicados bajo este nombre en funciones agitadoras y proselitistas a favor de la independencia; de su existencia física en La Guaira y Caracas dan fe la correspondencia de Miranda, Gual, Soublette y de las Casasa, entre junio y julio de 1812, intentando aquel extranjero abandonar territorio venezolano ante el naufragio de la “Patria Boba”. Hasta allí la crónica imperfecta.

La institucionalidad constitucional predicada con fervor racional en sus escritos, sus llamados a la modernidad liberal, son aportes ciertos al ideario protagónico independentista venezolano e hispanoamericano. Esas luces incuestionablemente Liberales, la mayúscula es intencional, sí eran y son históricamente importantes.

Procurando concretar, un extranjero, probablemente británico, asume el nombre de William Burke, durante su estadía en Venezuela durante unos 20 meses, 1810-1812. Cobijándose en ese nombre escriben varios intelectuales como el escocés James Mill y el destacado filosofo liberal inglés J. Bentham, o el precursor Miranda, en Londres desde 1806 a 1808. Escritos de éstos y otros próceres civiles criollos como Roscio, son los que se publican con el nombre de Burke en la celebérrima Gaceta de Caracas. Quién era en realidad el Burke que vivió en Venezuela desde finales de 1810 hasta 1812, sencillamente, aún no se sabe a ciencia cierta.

Burke, William (1959) Derechos de América del Sur y México, 2 Vol., Caracas, ANH, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia N° 10-11

III.- A MANERA DE CONCLUSIÓN En términos estrictamente objetivos, poco importa quién fue el personaje de carne y hueso, William Burke; de éste ya solo debe quedar cuando más el polvo, sobrevive sí la obra escrita, interesante e inteligente reflejo de su tiempo. Así, lo trascendente son los textos bajo su autoría; esos que legó, no para la crónica sino para el análisis histórico. Particularmente valiosas son las ideas expresadas sobre la importancia de la integración hispanoamericana; planteamiento que luego fue retomado, con diversos matices, por destacadas figuras del proceso independentista dentro del torbellino doctrinal de aquellos agitados, dinámicos y dialécticamente terribles tiempos de parto emancipador. 110 Levitas y sotanas en la edificación republicana

BIBLIOGRAFÍA REFERIDA Archivo del General Miranda. (1950): Tomo XXIV: Campaña de Venezuela, Prisión y Muerte Del General Miranda. La Habana, Editorial Lex. Brewer-Carías, Allan R. (2010): “Las Causas De La Independencia De Venezuela Explicadas en Inglaterra, En 1812, Cuando La Constitución De Cádiz Comenzaba A Conocerse Y La República Comenzaba A Derrumbarse”. Ponencia escrita en Nueva York para el V Simposio Internacional Cádiz Hacia el Bicentenario. El Pensamiento Político y las Ideas en Hispanoamérica Antes y Durante las Cortes de 1812. Cádiz, España. Localizable en internet recurriendo a http://www.com/content/4497 o un “buscador” como google y las palabras clave Allan R. Brewer-Carias+William Burke. Visto por última vez octubre 01 de 2011

Felice Cardot, Carlos (1959): La Libertad de Cultos, Caracas, ANH, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia, N° 12. Méndez Reyes, Salvador (1997): “La familia Fagoaga y la Independencia”. Ponencia presentada en ICA-49, Quito. www.naya.org-ar/congresos/49CAI/ Reyes.htm. Localizable también en internet recurriendo a un “buscador” como google, empleando como palabras clave el nombre y apellidos del autor. Visto por última vez octubre 01 de 2011. Mijares, Augusto (1959) “Estudio Preliminar” en: Burke, William (1959) Derechos de América del Sur y México. Caracas, ANH, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia, N° 10. Parra Pérez, Caracciolo (1959): Historia de la Primera República de Venezuela, 2 Tomos. ANH, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia, N° 19-20 Pérez Vila, Manuel (1988): “William Burke” en: Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar, Tomo I, Caracas, Fundación Polar.

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Rodríguez, Mario (1994): “William Burke” and Francisco de Miranda. The World and the Deed in Spanish America’s Emancipation. Lanham, Maryland, University Press of America. Referido en las ponencias de Allan R. Brewer-Carías y en la de Salvador Méndez Reyes, Vid Supra.

LA PAZ Y LA UNIÓN COMO FUNDAMENTO DE LA FELICIDAD DE LAS SOCIEDADES. JOSE JACOBO GARCÉS Y LA INDEPENDENCIA EN LA REGIÓN CORIANA Isaac López

“Si, como sabemos, la meta de la historia es comprender y explicar, es poco relevante determinar quién hace más ruido en un momento histórico dado.” María Elena González Deluca (El Trigo derramado y el problema de la biografía como forma historiográfica)

INTRODUCCIÓN Exiguas son las fuentes utilizadas en la abundante bibliohemerografía existente sobre los hechos de la Independencia en la región coriana. Tema y periodo fundamentales de la historiografía de la comarca, su abordaje se ha realizado desde una perspectiva de reivindicación por la renuencia de sus hombres a sumarse a lo que la Historia Nacional considera el principal suceso de nuestros anales. Basándose en reconstrucciones marcadas por la inventiva y la ficción, la actuación heroica de personajes sin sustento en documentación de archivos o testimonios orales, y la necesidad de incorporarse a la épica fraguada desde hace más de ciento ochenta años sobre la Independencia como hecho político y militar, se ha construido un relato de las acciones autonómicas en Coro marcado por el anacronismo, la tergiversación y la exaltación. Escasos son también los trabajos que trasciendan esa visión y pretendan la comprensión del proceso independentista en la región coriana ajustada a la amplitud del estudio de los factores fraguadores y consolidadores de esa sociedad interiorana, para acercarnos a la dificultad que constituyó para los corianos de la época la transición de un proyecto de sociedad a otro. Es decir, el paso de lo que comúnmente hemos denominado Etapa o Período Colonial al Proceso de Independencia con respecto a España y a la construcción de un orden nuevo. 112 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Por cordialidad del Profesor Jean Carlos Brizuela se me ha solicitado aportar un tema para “una compilación de ensayos que aborden la vida y obra de los principales próceres civiles de la independencia de Venezuela. Tomando en cuenta la dificultad que ofrecen algunos personajes para la obtención de datos vitales, también puede estudiarse el pensamiento político de alguno de ellos.” Lejos de nuestra intención de colaborar aún más con la fábrica de héroes, y menos entender la historia por la acción de un héroe o heroína, asuntos totalmente contrarios al historiador profesional. Aprovechando la invitación intentaremos acercarnos a las tensiones de cambio de la sociedad coriana a través de la aproximación a un personaje presente una y otra vez en la revisión documental que sobre el período hemos realizado en diversos archivos regionales, nacionales y extranjeros, un personaje apenas mencionado en la historiografía sobre la independencia en la región: José Jacobo Garcés.

NACIDO EN CUNA DE ORO En sus fundamentales apuntes sobre las familias de origen europeo en la jurisdicción coriana, Pedro Manuel Arcaya nos presenta algunos de los troncos principales de la élite regional de los siglos provinciales. Acosta y Abreu, Arias Vaca, Perozo de Cervantes, Gutiérrez de la Peña, Ruíz de Vallejo, y Col de Morales, son algunos de los linajes ligados a la fundación de la ciudad de Coro hacia la tercera década del siglo XVI y a la consolidación de su jurisdicción en las centurias posteriores, a los cuales se sumaron nominaciones como Davalos y Chirino, de la Colina, Montero del Barco, Gauna y Salinas, Zárraga, Oyarvide, Rosillo, Talavera, Urbina, Zavala, Tellería, Bosque, Campuzano, Carrera, Emazábel, Manzano, Navarrete, García de Quevedo o Arcaya.182 Encomenderos, beneficiados en la composición de tierras, ostentadores de cargos en el cabildo, dueños de esclavos, propietarios de embarcaciones, identificados en sus preeminencias de rango social basado en la notoriedad pública, la nombradía, la honra y la fama; vinculados por múltiples parentescos, compartidores de un capital simbólico y de un sistema de valores basado en elementos como el honor, el poder y la religiosidad.183 182 Pedro Manuel Arcaya: Población de origen europeo de Coro en la época Colonial. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1972 (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 114). 183 Sobre estos tópicos son de particular importancia los trabajos de: Mercedes Ruiz Tirado: “Consideraciones metodológicas para el estudio de las elites de poder en Venezuela colonial”, en Tierra Firme, revista de Historia y Ciencias Sociales, 34 (Caracas, abril-junio, 1991), pp. 135-142; Pilar Lazaro Aizpuru: Familia y orden colonial. México, El Colegio de México, 1998; Inés Quintero: “Fundamentos y contradicciones del estamento nobiliario en Indias (La Nobleza criolla en la Provincia de Caracas)”, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 326 (Caracas, abril-mayo-

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A ese estamento social se integraron los hijos del canario Juan Alfonso de Calidonia Evora y Garcés, nombrados José Francisco y Juan Francisco Garcés de Medina, primera generación de esa familia nacida en suelo coriano. Luego de un sonado pleito con el padre y el tío de su futura esposa, contrajo matrimonio en mayo de 1734 Juan Francisco Garcés, Alcalde Ordinario de Coro, de casi cuarenta años, con la veinteañera Rosa Francisca de la Colina y Madriz, hija de Don Pedro de la Colina y Peredo y de Doña Juana María de la Madriz, de las familias principales de la sociedad comarcana. El matrimonio fungiría aquí –como en todas las Indias- como mecanismo de ascenso social e integración a una élite siempre dispuesta a defender su círculo de alianzas.184 De esa unión nacieron José Francisco, María Asunción, Josefa y Pedro Garcés.185 Se casó José Francisco Garcés y Colina con Antonia de Medina –hija de Nicolás Pérez de Medina y de Nicolasa Ana de Oyarvide, miembros también destacados de la elite local- el 25 de marzo de 1761. Sus descendientes fueron: José Ignacio, Ana María, Beatriz, Rosa, José Jacobo, José Francisco y Enrique Garcés de Medina. Como segunda generación coriana de su familia y emparentado con prominentes estirpes de la jurisdicción, poseyó José Francisco Garcés y Colina propiedad exclusiva y acciones en hatos como San Francisco, Juruguagua, San Nicolás, Acaboa y Coduto en la Península de Paraguaná, así como en las haciendas de Meachiche y Mitare, ubicados en la sierra y Casicure, al norte y oeste respectivamente de Coro. Además fue propietario en la ciudad de la magnífica edificación conocida como la casa de las ventanas de hierro, y probablemente poseyó inmueble en Caracas, donde cumplieron esjunio, 1999), pp. 50-69; Belín Vázquez de Ferrer: “Representaciones, actores sociales y espacios de poder desde el enfoque interdisciplinar”, en Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología, 24 (Mérida, enero-abril, 1999), pp. 35-58; Ligia Berbesí de Salazar y Belín Vázquez de Ferrer: “Poder y redes sociales durante el Antiguo Régimen en Maracaibo, 1787-1812” en Ensayos Históricos. Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos, 152 (Caracas, 2003), pp. 93-113; Dora Dávila Mendoza (Coordinadora): Historia, género y familia en Iberoamérica (siglos XVI al XX). Caracas, Fundación Konrad Adenauer-Universidad Católica Andrés Bello, 2004; Yuleida Artigas: “Familia y Poder en Mérida Colonial” en Tierra Firme. Revista de Historia y Ciencias Sociales, 97 (Caracas, enero-marzo, 2004), pp. 19-36; y Lourdes Rosangel Vargas: La vida espiritual, familiar y material en el siglo XVIII venezolano. Caracas, Centro Nacional de Historia, 2009; entre otros. 184 Frédérique Langue: “El Circulo de las Alianzas. Estructuras Familiares y estrategias económicas de la elite mantuana (Siglo XVIII)”, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 309 (Caracas, enero-marzo, 1995), pp.97-121. 185 Pedro Manuel Arcaya: Población de origen europeo de Coro…p. 202. Hemos realizado un estudio sobre la familia Garcés en su inserción en la Coro Colonial y participación en la Independencia en nuestro trabajo La Elite Coriana y su participación en la Independencia. El caso de la familia Garcés. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2010.

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tudios sus hijos.186 Solamente en el hato de San Francisco –propiedad favorita de la familia- se estableció para 1789 además de la posesión de casa, matera, troja, conucos, corrales, estanques y jagüey, la existencia de rebaños de 153 reses, 356 cabras, 104 ovejas, 34 caballos, 14 mulas y 4 asnos.187 Mientras en Acaboa poseía 64 cabezas de ganado caballar, 16 de mular, 294 reses, 154 de ganado ovino, y 117 de cabrío También se menciona en las disposiciones testamentales de José Francisco Garcés y Colina la presencia de seis esclavos en su residencia de Coro y siete en el hato de San Francisco. Siguiendo la práctica de la élite colonial, los hijos de José Francisco Garcés y Antonia de Medina se desposaron en su mayoría con vástagos de familias tradicionales de la jurisdicción coriana. Así, Ana María Garcés se casó con Pedro Manuel Chirino, abogado comisionado de la Real Audiencia y propietario de reconocida actuación y prestigio, dueño de hatos en Paraguaná y de haciendas en la sierra coriana, constituyendo una de las familias de mayores caudales de la Coro de su época, la cual llegó hasta a gestionar título nobiliario ante la Corona; Beatriz se unió a Pedro Joaquín Gil, hijo de Alonso Gil Reynoso y de María Concepción Garcés; José Francisco casó con María Josefa Borges, descendiente de “una de las principales familias de Coro, desde finales del siglo XVII”188; Enrique que casó con María Josefa Manzanos, descendiente de familia proveniente de Guipúzcoa; y José Jacobo con Ana Joaquina Rosillo, de familia notable en el siglo XVIII coriano, emparentada desde temprano con los de la Colina, hija de Pedro Ignacio Rosillo –destacado funcionario de la Coro colonial y de regular biblioteca según Arcaya- y de Bárbara Rosa de la Colina y Borges. Excepción constituyeron Rosa Garcés, casada con Pedro de la Rua, “español gallego”, capitán de barcos y comerciante de mulas, y José Ignacio Garcés –abogado notable, asesor del cabildo coriano en 1810 ante las pretensiones de la Junta Suprema de Caracas de adscribir a Coro a su autoridad, y posteriormente en 1820 asesor también del Gobernador de la Provincia, Miguel Correa, en la Jura de la Constitución Política de la Monarquía Española, en el llamado Trienio Liberal- quien contrajo nupcias con Bartola Leañez, la cual descendía de una familia “que figuraba a veces entre los blancos de estado llano y otras entre los pardos”189. 186 Archivo Histórico del Estado Falcón. Testamentarias. Caja Nº 58. Testamentaría de José Francisco Garcés. 187 A.H.E.F. Testamentarías. 1766. Fols. 62 y ss. Existen dos versiones de las disposiciones testamentales de José Francisco Garcés en el archivo coriano. 188 Pedro Manuel Arcaya: Población de origen europeo de Coro… p. 74. 189 Ibíd., p. 220.

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Si el prestigio social de los Garcés queda mostrado hasta aquí con la señalización de sus propiedades y fortunas, acceso a la instrucción, vinculación y parentescos con otras estirpes corianas, los pleitos de los hermanos oponiéndose a los enlaces de Rosa primero y de José Ignacio después, servirán para acercarnos a su mentalidad e imaginario. El voluminoso expediente de discenso contra la unión de Rosa Garcés con Pedro de la Rua de 1791, nos indica de entrada la importancia que el suceso tuvo para la familia, acudiendo a todas las instancias de la administración colonial y recaudando múltiples testimonios para impedir la formalización de la unión.190 Para los hermanos Garcés era inconcebible el matrimonio por la implicación del contrayente en causas de contrabando y robo seguidas por la Real Hacienda y otros asuntos del mismo tenor en La Habana y Jacmel, además de la notoria desigualdad social con la futura consorte. Varias confrontaciones y lances públicos habrían tenido los jóvenes José Francisco y José Jacobo Garcés con el pretendiente de su hermana a quien animadversaban después de haber sostenido una relación de compañerismo y amistad con él. Sin embargo, para 1793 ya Rosa Garcés y Pedro de la Rua habían celebrado esponsales, así que sus hermanos además de interponer disenso ante las autoridades, decidieron enclaustrar a la joven. José Ignacio Garcés –como hermano mayor- era el curador de Rosa y también de José Francisco y José Jacobo. De principal interés este extenso expediente, pues contiene la relación de parentesco de los Garcés y Medina –promovida por José Ignacio Garcés-, con familias principales de Coro, limpias de sangre como los López de la Madriz, los de la Colina, Pérez de Medina, Arcaya y Davalos y Chirino. Blasón que durante tres años de actuaciones presentaron los hermanos Garcés para establecer su calidad, dignidad y honra, ante la condición de Pedro de la Rua, capitán de barco, traficante de mulas, implicado en actos ilícitos y dado a hablar de asuntos del honor.191 En estas declaraciones, uno de los muchos testigos fue José Quiñónez, quien entre otros interrogantes, señaló sobre el primer entronque de la familia Garcés en la Coro colonial que: “El capitán Don Juan Alfonso Garcés y Doña Rosa Serafina Medina eran descendientes de la ilustre familia de los Monteros, cuya antigüedad es inmemorial en esta ciudad…”192 Por otra parte, señalaba Quiñonez que “…con motivo de ser un de los ancianos de esta ciudad y descender de padres y abuelos que alcanzaron largas 190 Archivo General de la Nación. Disensos. Tomo XXV, 672 fols. 191 Nos muestra también el expediente lo que constituyó parte de la zona de relacionamiento de Coro en el siglo XVIII, en su vinculación comercial con islas como Haití, Jamaica, Cuba, Curazao y Haití, pero también con Santa Marta, Cartagena y La Guaira. 192 Ibíd. fol. 543.

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edades, sabe por si y noticias de sus pasados el distinguido lugar que han merecido todas las familias y sujetos comprendidos en este interrogatorio y su antigua ascendencia, que ha sido siempre, y es reputada de nobles hidalgos limpios de toda mala raza, obteniendo como tales todos los empleos honoríficos así políticos como militares y eclesiásticos…” Entre las preguntas del interrogatorio promovido en 1794 por José Ignacio Garcés y Medina, -quizás como parte de este mismo proceso- para dejar constancia de su ascendencia podemos leer: Si saben que todos mis antepasados han sido y son tenidos y reputados por blancos nobles, hijosdalgos, limpios de toda mala raza según que así lo hicieron constar por las informaciones antiguas que trajeron sus causantes de los reinos de España, mediante los cuales obtuvieron y ejercieron en esta ciudad los empleos más honoríficos, tanto en lo político como en lo militar, los cuales no se confieren, ni se confieren nunca, ni aún a los hombres blancos de estado llano y común.193

Veinticuatro años después, en 1818, José Ignacio Garcés se vería involucrado en igual situación al presentar sus hermanos contradicción a su matrimonio con Bartola Leañez, perteneciente a los sectores subalternos de la sociedad coriana. A su unión se opusieron en juicio de disenso los capitanes José Jacobo y José Francisco Garcés, y su hermana Ana María Garcés y Medina. Los mismos valores que defendió con tanto ardor entre 1791 y 1794 en la oposición al matrimonio de su hermana Rosa con Pedro de la Rua, parecían condenar ahora a José Ignacio Garcés. Sin importarle al parecer en esta oportunidad, ser un descendiente “de la primera nobleza” de la ciudad, el mayor de los hermanos Garcés y Medina se había casado ocultamente con Bartola Leañez, -con quien ya tenía hijos-, seguramente por suponer la reacción ante la desigualdad social de ambos. Ella, la hija parda de un arriero, de una familia nombrada como los chuchos; él, descendiente de las principales familias de la jurisdicción. La elite coriana le cobraba a José Ignacio Garcés con los valores en los cuales se fundamentaba su propio origen, él había atentado contra los cánones rígidos y conservadores de una tradición social, así que no podía aspirar a un trato de iguales para sus hijos producto de un matrimonio notoriamente desigual. Esos valores expuestos en los dos casos de disensos de la familia Garcés y Medina, son los valores de la elite coriana y venezolana del siglo XVIII, los valores de la elite que va a liderar la Independencia en la región. 193 A.H.E.F. Fondo Arcaya. Información de nobleza hecha por el Doctor Don José

Garcés y Medina. El año de 1794. fol. 6v.

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DEL INTERÉS DE CLASE A FAVORECER LA INDEPENDENCIA Al presentar sus apuntes sobre el linaje de los Garcés, Pedro Manuel Arcaya nos dice que “Don Jacobo Garcés y Medina casó el 6 de setiembre de 1797 con Doña Ana Joaquina Rosillo y tuvo varios hijos: Don José Trinidad, Doña Luisa y Doña Ana que murieron solteros y Doña Dolores y Doña Celestina casadas respectivamente con Don Lorenzo López Talavera y Don Santiago Madriz.”194 Nacido en 1769, José Jacobo Garcés contrajo nupcias con su prima segunda Ana Joaquina Rosillo, hija de Pedro Ignacio Rosillo y de Bárbara Rosa de la Colina. Dos años antes de su matrimonio –en marzo de 1795-, joven impetuoso en la ciudad de Coro, lo encontramos jugando barajas, junto a su hermano José Francisco en un truco público de gente decente, con Gregorio de Castro, alcalde de la Santa Hermandad, don Andrés Natera, don Lópe Pachano y don Pedro Gil, mientras Manuel de Quero apuntaba las jugadas y los pardos libres Sótero de Salas y Gregorio Riveros estaban de mirones en la puerta.195 En la legítima de José Jacobo Garcés se señala como herencia de su padre José Francisco Garcés y Colina en 1789, la casa de Acaboa “sin concluir”, una imagen de la Divina Pastora, corral de cabras y estanque de San José, cinco esclavos, mitad de corrales y aguajes de Macama en la posesión de Acaboa. Además de poseer derechos en la Posesión de Tierras de El Vinculo de Curaidebo y de aumentarlos con su matrimonio, derechos que ampararían destacadas fundaciones como lo fue La Cienega.196 Perteneciente a las milicias de blancos, propietario de tierras e inmuebles, rebaños, embarcaciones y esclavos, desempeñó también Jacobo Garcés funciones públicas, así del 26 de abril de 1803 es su comunicación al Gobernador y Capitán General en la cual expresaba se le encomendó

194 Pedro Manuel Arcaya: Población de origen europeo en Coro… p. 203. 195 A.H.E.F.. Causas Criminales, 1795. Referido en: Carlos González Batista: “Coro o Venezuela. Historia de la Ciudad de Coro”. En Plan Integral de Conservación y desarrollo de Coro, La Vela y sus áreas de influencia. Caracas, Comisión Presidencial para la Protección de Coro y La Vela, s/f. p.148. 196 El proceso de ocupación del espacio en la península de Paraguaná por los españoles se consolidó a través de las llamadas Posesiones Comuneras de Tierras, las cuales establecían un sistema de derechos o acciones en base a compras o concesiones de tierras a familias, compradores individuales o en grupos, los cuales pasaban a ser aderechados de dichas posesiones de acuerdo al monto otorgado para la compra original. Cada posesión se constituyó con los respectivos derechos otorgados por la compra original. Los propietarios lo eran de toda la extensión de la posesión, más no de parcelas o unidades de producción particulares. Cada propietario poseía una cantidad de derechos de acuerdo a lo aportado en la compra o adquisición original, la cual resguardaba sus hatos y rebaños. Progresivamente, con la expansión familiar o la venta de derechos se fue complejizando el régimen de posesiones. Tema de principal interés en la comprensión de la larga historia paraguanera, recomendamos la lectura del texto de Carlos González Batista: Tierras de Falcón. Paraguaná. Coro, Gobierno del estado Falcón-Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, 1999, 2 tomos.

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por el Ayuntamiento de Coro poner en el correo los planos geográficos y topográficos de la Península de Paraguaná y Puerto de Jayana, quejándose de no haber recibido notificación de recibo hasta esa fecha. Para el 11 de mayo del mismo año el funcionario le responde acusando recibo del mapa de Paraguaná, su puerto y escuadra.197 Es de suponer que esos implementos formaran parte de las acciones de previsión tomadas en ese momento por las autoridades coloniales ante las inquietudes y movimientos en el Caribe cercano, las cuales implicaban además el establecer un censo del número de esclavos presente en hatos y haciendas.198 A pesar de la situación constante de revueltas y sublevaciones en las cercanías insulares, para los hombres de la región coriana la mayor noticia de insubordinación al orden en el cual creían llegó en el mes de mayo de 1810 con los emisarios de la Junta Suprema de Caracas. El Cabildo de Coro se constituyó en opositor a las pretensiones caraqueñas y aprovechó para exigir ante las autoridades metropolitanas prerrogativas acordes con el sentido autonómico regional, las cuales fueron expuestas a la Regencia por delegados nombrados por el Ayuntamiento. En agosto de 1810 se hace llegar también una “Representación de los comerciantes y hacendados de Coro al Consejo de Regencia”.199 El documento estaba firmado por José Jacobo y Francisco Garcés, Manuel de Carrera Colina, Casimiro García Martínez, Joseph de Arcaya, Juan Dionisio de Arcaya, Juan de Lugo, Joseph María Tellería, Manuel Francisco de Aldama, Francisco de Manzanos, Isidro Soto, Juan Joseph Sereno de Betancourt, Francisco Javier de Endaya, y Joaquín de Morían, entre otros, la mayoría de ellos vinculados por parentescos entre si y con los miembros del Ayuntamiento.200 En esta Representación, los comerciantes y hacendados mostraban las precariedades del comercio de la época, y hacían peticiones sobre “apertura comercial” basadas en su posición de fidelidad a la Monarquía y oposición a Caracas. Señalaban la falta de numerario en la jurisdicción como resultado de la inacción de su comercio y paralización de su agricultura. La elite coriana expresaba lo inconveniente de la aplicación de imposiciones y trabas al comercio, las cuales ocasionaban la ruina de territorios que quedaban a merced de las apetencias 197 A.G.N. Gobernación y Capitanía General. Tomos CXXVI y CXXVII, fols. 299 y 189. 198 A.G.N. Gobernación y Capitanía General. Tomos XCIV y XCV. Fols. 251, 64 y 92. 199 “Representación de los comerciantes y hacendados de Coro al Consejo de Regencia. 18 de agosto de 1810”. En: Elina Lovera Reyes: De leales monárquicos a ciudadanos republicanos. Coro 1810-1858. Caracas, Academia Nacional de la Historia (Fuentes para la historia republicana de Venezuela, 87), 2007. pp. 278-287. 200 Ibíd, p.283.

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de naciones extranjeras, cuestionando las prácticas de la piratería y el contrabando, y el debilitamiento de la propia economía metropolitana por esos efectos. Así expresaban los comerciantes y hacendados corianos en agosto de 1810 que: …los frutos que produce este país nunca han sido propios ni apetecibles para el comercio de España, ni la navegación ha sido más que directa con las colonias amigas, se hallan en la necesidad los comerciantes y hacendados de esta ciudad y su jurisdicción, el hacer presente a ustedes que no disfrutando de ninguna de las ventajas que proporcionaba aquel comercio, sufre todo el gravamen y padece las restricciones con que quiso evitarse en un principio (…) cuando en siglos felices se trató de fomentar el comercio nacional. Es bien sabido que los frutos comerciables que por ahora produce de más consideración, esta ciudad y su jurisdicción se reducen a mulas, caballos, cueros de res y de cabras, panelas, salsa parrilla, palo de guayacán y de brasil, cáscara de boruga, palo de mora, brea, pescado salado, tortugas, maíz y frutas de muy poca duración. Estos renglones son totalmente despreciables para el comercio de España, y sólo útiles para el de las colonias extranjeras, y como la inferioridad de su calidad les hace no poder sufrir la concurrencia en el mercado general de aquellas, con el resto de las demás provincias sufriendo el mismo o mayor recargo de años de su extracción, el excedente que debe padecer mucho mayor atraso la agricultura de este país que el de sus confidentes debiendo ser cada día menos su extracción por la ninguna ventaja que proporciona a los especuladores…201

Como ejemplo de la desigualdad y desventajas a los cuales estaba sometido el comercio de sus frutos, señalaban la extracción y comercio de mulas. Indicaban que tal situación de imposición había tenido consecuencias funestas para la agricultura y comercio corianos. Los hacendados y comerciantes, miembros de las principales familias de la región, solicitaban la habilitación de un puerto en Paraguaná y otro en la Costa del Tocuyo, para la extracción de mulas, caballos y reses, dirigidas principalmente a Jamaica, Cuba y Santo Domingo.202 Allí parte de las demandas de una élite regional en un momento coyuntural, las necesidades que la clase dirigente local sentía debían atenderse por parte de las autoridades metropolitanas para la consolidación de la entidad regional en premio por la fidelidad ante los sediciosos caraqueños.203 201 Ibid. p. 280. 202 Ibid. p. 283. 203 Las principales aspiraciones de la elite coriana quedan expresadas en las solicitudes del Cabildo

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La intensa relación con las posesiones del Caribe insular, las trabas del comercio, y al mismo tiempo la falta de controles rígidos por parte de los funcionarios coloniales, había hecho en mucho a la elite coriana subsidiaria de las Antillas con las cuales mantenía vínculos comerciales lícitos e ilícitos. Para 1819 encontramos a Jacobo Garcés como consignatario de la goleta francesa Elisa dirigiéndose al Subdelegado de Real Hacienda de Coro para solicitar permiso de extracción de un cargamento de burros para Aruba. También en ese mismo año lo era de la goleta Perfecta Unión.204 ¿Harían las ideas nuevas de mayor apertura económica y de circulación comercial decidir a la elite territorial coriana a favor de la causa independentista? En 1815 se practicaron diligencias para la venta de la parte de Jacobo Garcés en la Posesión de Acaboa –que incluía edificaciones y ganado- al Coronel José García Miralles y a su esposa Doña Nicolasa Carrera. El total de la transacción se realizó por la cantidad de 4.400 pesos.205 En septiembre de ese año otorgó Garcés poder a Joseph Ignacio de la Guardia para que le representara en cualquier causa legal. En la documentación se menciona como Joseph Jacobo Garcés de la Colina. Quizás la influencia y prestigio de este segundo linaje hacía que tanto escribanos como los mismos deudos continuaran usufructuándolo. En Paraguaná, sería el Teniente Justicia Mayor José Díaz Acevedo, el encargado de organizar los actos correspondientes a la jura de la Constitución de Cádiz. Dichos actos se celebraron en aquellos pueblos que tenían Cabildos Constitucionales, es decir, aquellos pueblos de más de mil habitantes que, seante la Regencia expuestas por sus delegados, a saber: 1. Solicitud de título distintivo a la ciudad; 2. Habilitación de puertos mayores y menores para el comercio libre con la metrópoli y colonias de América; 3. Dispensa de pago de alcabala por extracción de frutos en puertos de Paraguaná y Sauca; 4. Agregación de las ciudades de San Felipe, Barquisimeto, Tocuyo y Carora; 5. Anexar la Comandancia General, Intendencia de Provincia y Vice Patronato Regio; 6. Reposición de la sede de la catedral de Venezuela y episcopado; 7. Organización y fortificación de los cuerpos militares; 8. Confirmación de José Ceballos como Gobernador Comandante General, Vice Patronato Regio e Intendente de la Provincia de Coro; 9. Libertad de tributos para los cuatro pueblos de indígenas de la Sierra de Coro; y 10. Conducción del agua por cañerías a la ciudad. Como puede observarse, la elite coriana se aprovecha de la deslealtad de Caracas para consolidar el espacio autonómico y los intereses regionales. Tanto la representación del Cabildo como la de los hacendados y comerciantes guardan total coherencia sobre el particular. Ver el importante trabajo ya citado de Elina Lovera Reyes: De leales monárquicos a ciudadanos republicanos… pp. 82-83. 204 Archivo General de Indias. Cuba, 2797. Documentos del Resguardo de Adícora y Jayana. Documento 9. Petición. Sin foliar. 205 A.H.E.F. Instrumentos Públicos. Tomo LIII, fol. 160v. Referido en: Carlos González Batista: Tierras de Falcón. Paraguaná… Tomo I, p. 56.

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gún establecían las disposiciones, deberían poseer ayuntamiento.206 En Pueblo Nuevo los actos para jurar fidelidad se celebraron el 20 de junio de 1820 presididos por el Alcalde Constitucional Jacobo Garcés, quien para entonces alcanzaba los cincuenta y un años de edad.207 Para finales de 1820 las autoridades españolas solicitarían socorros a los vecinos de Paraguaná para “el auxilio de la presente guerra”. Así encontramos los pronunciamientos de aportes y donativos de los ayuntamientos de Pueblo Nuevo, Santa Ana, Moruy, Buena Vista y Baraived para 1820, los cuales comprueban la situación de penuria económica que se vivía en la jurisdicción para la época. El Cabildo Constitucional de Pueblo Nuevo remite el 6 de noviembre de 1820 al Contador de las Cajas Públicas de Coro, la cantidad de cien pesos. Señalaba el mismo Jacobo Garcés, Alcalde de Pueblo Nuevo para el momento, que este dinero venía a sumarse a: (…) sesenta pesos cinco reales y medio que subministré a la compañía que salió de este Pueblo constantes del recibo del Capitán de dicha y visto bueno de este Comandante que incluyo componen la cantidad de siento sesenta y un pesos que he podido recaudar de este pobre Pueblo en empréstito y donativo, incluyo a usted el recibo espresado (sic)arriba y una lista de los individuos que han contribuido de ambos modos enunciados para que se sirva usted con arreglo a ella enviarme los documentos correspondientes. 208

Estos dineros serían para surtir de provisiones a una Compañía de Pardos, conformada en Paraguaná para la defensa de la ciudad de Coro, ante un eventual ataque de las fuerzas patriotas. Así lo confirma el recibo firmado por el capitán de dicha compañía Juan Primero. En la lista de individuos que desde Pueblo Nuevo contribuyeron en calidad de empréstito y donativo para los gastos de la tropa que se armó figuran entre otros: Juan de Lugo, Benito Puyosa, Joaquín Giribargoitía, Juan Antonio Romero, Enrique Garcés –hermano del Alcalde-, Martín Rodríguez, Francisco García, Cornelio Petit y el propio Alcalde Jacobo Garcés. La mayoría eran dueños de hatos en la península.209 206 Para abundar en este tema escasamente tratado por la historiografía nacional es de principal interés el trabajo del historiador Robinzon Meza: Las Políticas del Trienio Liberal Español y la Independencia de Venezuela 1820-1823. Caracas, Academia Nacional de la Historia (Libro Breve, 248), 2010. 207 A.G.I. Caracas, 178. Documentos de la jura de la Constitución Política de la Monarquía Española. 1820. Documento sin foliar. 208 A.G.I. Cuba, 2797. Documentos de Subdelegación de Real Hacienda de Coro. 1820. Sin foliar. 209Ídem.

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Tanto Jacobo Garcés, como su hermano Enrique y sus sobrinos Juan y Facundo Garcés Manzanos, figuraron como principales actores de la Independencia en la región pocos meses después, comprometiendo no sólo su actuación representativa y sus rebaños, caudales y siervos para armar tropas, sino también sus propias vidas.210 Enrique Garcés –heredero del hato San Francisco y de buena parte de las acciones de su familia en la Posesión de Curaidebo, y con vivienda en Pueblo Nuevo- fue el vicepresidente de la Junta Provisional del Gobierno de Colombia conformada en la antigua capital de la península en mayo de 1821, para respaldar las acciones del general Rafael Urdaneta sobre la jurisdicción.211 Sus hijos Juan y Facundo Garcés Manzanos desarrollarían una amplia carrera militar que los llevaría a combatir no sólo en diferentes lugares del occidente venezolano, sino también en las contiendas del sur del continente americano bajo el mando de destacados jefes patriotas como Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.212 Observamos en las actitudes de este último periodo el recelo de una clase social ante la disyuntiva de abandonar la seguridad del orden conocido para arriesgarse a afiliarse a la eventualidad de un nuevo sistema de gobernabilidad. Aquí está expresado un sentir, un arraigo, una identidad. Conociendo e identificando el ser social de estos hombres, logramos la visión del grupo que dirigió la Independencia en la región coriana. Es el mismo que sufrió las consecuencias del levantamiento de los esclavos de la serranía en 1795, el que en 1806 se opuso a la presencia de Miranda en Coro, y en 1810 rechazó las propuestas caraqueñas.213 Parte importante de la elite coriana apostó en 1821 por el movimien-

210 Feliciano Montenegro y Colón destaca la participación de Jacobo Garcés en el movimiento patriota. Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960, Tomo II, p. 67. La periodista caraqueña Carmen Clemente Travieso en un trabajo marcado por la fabulación y la visión heroica, lo presenta dando lectura a un Acta Magna bajo un cují en mayo de 1821 en Pueblo Nuevo de Paraguaná. Se reproduce el trabajo en Raúl López Lilo y Luis Dovale Prado: Memoria y Vigencia Histórica de Josefa Camejo. Coro, Comisión Pro-Celebración del Bicentenario del Natalicio de Josefa Camejo, 1993. p. 141. 211 El Acta de la Junta Provisional del Gobierno de Colombia inserta en la obra de Pedro Manuel Arcaya La Guerra de Independencia en Coro y Paraguaná. Caracas, Talleres Cromotip, 1974, pp. 1112. Camilo Arcaya, padre del estudioso coriano, la había publicado en 1895 en la revista Armonía Literaria de Coro. 212 A.G.N. Ilustres Próceres de la Independencia Suramericana. Tomo XXXI, fols. 231-297v. Expediente Militar de Juan Garcés y Manzanos. Ver también: José F. Fortique. Ligeros Apuntes Históricos sobre el Coronel Facundo Garcés, Prócer de nuestra Independencia. Coro, Imprenta Crespo, 1895. 213 Sin embargo, señala el historiador Carlos González Batista que la junta patriótica de Pueblo Nuevo de 1821 mostraba pocos representantes del grupo de los mantuanos, la mayoría de sus integrantes eran blancos de orilla o mestizos. Historia de Paraguaná. (1499-1950). Mérida, Asamblea Legislativa del Estado Falcón, 1984. p. 166.

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to de Independencia. Aunque sus acciones repercutieron tardíamente en la región, la guerra causó estragos en al economía coriana y arruinó a muchos integrantes de ese grupo social. Devastación de rebaños y trojas, reclutamiento forzado de mano de obra, desplazamiento de población, robos y saqueos a las casas familiares. Fue el caso de los Garcés. Como bien apunta el historiador Carlos González Batista, la pugnacidad entre los partidos patriota y realista llegó hasta las estirpes vinculadas y coparticipes en la Posesión de Curaidebo, una de las más extensas de Paraguaná. Por una parte estaban los colombianos, personajes como los hermanos Jacobo y Enrique Garcés, los hijos de este último Juan y Facundo, sus primos Alonso y Fernando Gil Garcés, Mariano de Talavera y su sobrina Josefa Camejo, y del sector opuesto familias como los Madriz, los Rosillo, los Carrera o los García Miralles, entre estos últimos el Doctor Pantaleón Rosillo –cuñado de Jacobo Garcés, auditor de las tropas expedicionarias de Morillo-, y el destacado capitán Manuel de Carrera, quien comandaría acciones férreas de resistencia al avance patriota. Parientes todos, relacionados por lazos familiares pero también por prácticas comunes de trabajo, comercio y de abolengo, la Independencia los situó en bandos irreconciliables.

EN CONTRA DE LA DISCORDIA La situación de pugnacidad se mantuvo durante largos años en la región coriana, unida a un periodo de intenso verano que contribuyó a diezmar aún más al territorio. Si en la solicitudes para armar una Compañía de Pardos de finales de 1820 podemos observar la estrecha miseria y suma pobreza de esta jurisdicción, lo reducido de los caudales de los principales propietarios de Paraguaná, las constantes ventas de derechos, hatos o esclavos sucedidas en esos años -verificadas en la revisión de archivos- confirman la debacle.214 En las “Memorias de Juan José García” publicadas por los descendientes de Arcaya en la obra La Guerra de Independencia en Coro y Paraguaná se narran las crueldades ejecutadas por los bandos realista y patriota en la península, algunas de las cuales se sucedieron en las inmediaciones del hato San Francisco, propiedad de los Garcés. Si la guerra constituyó factor para la ruina de algunos propietarios de la elite tradicional, también lo fue para el surgimiento de nuevos prohombres que ocuparon su lugar. Es el caso de Francisco Apolinar Henrique 214 A.G.I. Cuba, 2797. Documentos de la Subdelegación de Real Hacienda de Coro. 1820. Sin foliar.

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García Santurre, quien desplazó progresivamente a la familia Garcés de su preeminencia en cuanto a la tenencia de propiedades en Paraguaná. En 1821 lo encontramos comprando una esclava a Jacobo Garcés, pero para 1828 adquirirá de éste una de las fundaciones más importantes de la Posesión de Curaidebo, el hato La Cienega con sus edificaciones; también la Posesión de Imujo y derecho al goce del agua viva del hato Bajarigua.215 Para confirmar la escasez de circulante y la necesidad en la que se encontraban los antiguos propietarios podemos observar como la extensa propiedad que contenía además tres estanques de recoger agua fue vendida en tres mil pesos a pagar en tres años.216 Para marzo de 1825 Jacobo Garcés presentó en respuesta a la solicitud de las autoridades republicanas una lista de los aderechados en la Posesión de Curaidebo, en la cual desde siempre había sido accionista su familia.217 En la Lista de los individuos que actualmente existen con derecho al vinculo de Curaidebo, se hacía relación de las acciones que poseían deudos y descendientes como: sus hermanos Ana María, Beatriz, Rosa, Francisco y Enrique Garcés; también los hijos de su hermano mayor ya fallecido José Ignacio Garcés –a quienes finalmente sus tíos parecieron aceptar-; Mariano de Talavera y Garcés, Josefa Camejo, Francisco Miguel Madriz, Nicolasa Carrera, José Joaquín Bravo Madriz, Manuel Talavera Garcés, los hijos de Francisco Talavera Garcés, Manuel de Carrera, y José Encarnación Armera Rosillo, entre otros. En el caso de Jacobo Garcés tanto él como su esposa Ana Joaquina Rosillo poseían acciones en esa propiedad de tierras proindivisas. Señala Carlos González Batista que la solicitud de las autoridades republicanas obedecía al interés de recaudar los bienes confiscados a aquellas personas que habían emigrado al haber defendido la causa española entre 1821 y 1823. Expresa el historiador que: “No hemos podido encontrar explicación a la adversa circunstancia que acompañó durante su vida a D. José Jacobo Garcés, muy activo políticamente durante la guerra emancipadora y en los años inmediatos; su estrella, al menos en el aspecto económico, comienza a declinar poco después, 215 A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1821. Carpeta 2. Libro de Protocolos. Pueblo Nuevo, 1821. fols. 1-1v; y Caja 200/1 Año 1828. Carpeta 1. Cuaderno de Protocolos. fols. 3v-6. 216 Ibíd. fol. 4. 217 Asunto de singular interés para comprender la larga historia paraguanera éste de la propiedad de la tierra. El Vínculo de Curaidebo había sido instituido en el siglo XVII. A las tierras vinculadas no podía acceder ningún extraño, cualquier transacción debería hacerse entre los accionistas principales y sus herederos. En la toponimia local quedó el poblado de El Vínculo, ubicado en terrenos de dicha posesión.

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hasta el punto de enajenar todas las propiedades de importancia de él y de su esposa. Poseía la pareja, a pesar de lo consumido por la guerra, lo suficiente como para reconstruir su anterior bienestar. Tal vez la explicación habría que buscarla en el mismo carácter de D. Jacobo, poco apegado a los bienes materiales…”218 Ocho eran los derechos en Curaidebo de los Garcés Rosillo, los mismos iniciaron a venderlos en julio de 1828 –estando residenciados en el Cantón Centro- cuando hicieron la transacción del hato La Cienega.219 En 1825 Jacobo Garcés había vendido a Pedro Gil tierras en San Francisco, Capadare.220 Según el estudioso Oscar Beaujon, Garcés ofreció en diciembre de 1826 en Taratara un almuerzo al Libertador Simón Bolívar durante su breve visita a la región coriana.221 Entre 1829 y 1831 lo encontramos vendiendo esclavos. Como albacea de su difunta suegra Bárbara Rosa de la Colina, vendió a Merced Aceytuno, del Cantón Cumarebo, una esclava de treinta y un años en ciento veinticuatro pesos. Posteriormente, a nombre de su hija Petrona Celestina Garcés Rosillo, vendió en 1831 una esclava que le donó su tía María Josefa Rosillo, en ciento diez pesos a Margarita Tellería.222 Obligados por la difícil situación a vender derechos, hatos o esclavos, los antiguos propietarios participes en la Independencia, sentían rechazo hacia los nuevos propietarios, carentes de su antiguo abolengo, así como del prestigio ganado por el compromiso con la causa patriota triunfadora. El sentir de una elite arruinada por la acción de la guerra podemos observarlo en las constantes disputas, insultos y amenazas sucedidas entre 1831 y 1841 entre Enrique y Facundo Garcés contra Francisco García por causas como intromisión de ganado en estanque del hato San Francisco, posesión de esclavos, deudas o maltratos de animales, pero también con sus parientes los Madriz –vecinos en el hato El Alto- por traseñalamientos de chivos.223 En una solicitud de “posiciones juradas” a varios vecinos 218 Carlos González Batista: Tierras de Falcón… Tomo I, p. 210. 219 El documento indica que aún cuando Ana Joaquina Rosillo “no tiene propiedad en las referidas especies vendidas; quiso el otorgante que interviniere en este negocio, prestando su consentimiento”. A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1828. Carpeta 1. Cuaderno de Protocolos. fol. 3. 220A.H.E.F. Instrumentos Públicos. 1. 1825. 221 Oscar Beaujon: Historia del Estado Falcón. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1982. p. 179. 222 Archivo Registro Subalterno de Coro. Expedientes Diversos. 1829. fols. 26-27 y 58v-61v. 223Ver A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1832. Carpeta 5. Cuaderno de Demandas Verbales de la Parroquia Pueblo Nuevo, 1832. fols. 5v-6; 14v-21v; y 22-22v. Cuaderno de Juicios de Conciliación de la Parroquia Pueblo Nuevo, 1834. fols. 26-47. También: Caja 201/2. Año 1841/2. Carpeta 19. Expediente de Pleito entre Henrique Garcés y José Jacinto Madriz. Pueblo

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promovidas por Facundo Garcés en el año 1834 se propone determinar entre otros asuntos si el señor Francisco García Santurre “hiciese a la república algún suplemento de animales o ganado, o dinero sea por vía de empréstito o donación del año veintiuno hasta el veintitrés”224 De noviembre de 1832 es una carta dirigida por Jacobo Garcés a Francisco García. En ella, el mismo Jacobo Garcés, consignatario de goletas, dueño de tierras y esclavos, propietario de rebaños, quien representó ante la Regencia en 1810, fue Alcalde constitucional de Pueblo Nuevo de Paraguaná en 1820 y comprometido en la acción patriota de 1821, señalaba ante las noticias de García de problemas sobre la posesión de las tierras compradas a él cuatro años antes, que “no me causó poca pena porque enemigo siempre de discordia, huyo lejos de ella como de un mal pestil deseando que siempre reine la paz, y unión en todos pues de ella deriva la felicidad de las sociedades”. Y más adelante agrega que: (…) la lectura de los libros sagrados y la esperanza que me ha comunicado mi edad sexagenaria me han hecho conocer que la verdadera amistad no busca su propio interés y que solo tiene por principio y objeto agradar a nuestro común padre y creador que nada nos encarga tanto como amar a nuestros hermanos sin que jamás haya motivo no digo para odiarlos ni para tratarlos con indiferencia y como la mayor parte de los hombres viven olvidados de ese deber, la verdadera amistad es muy rara. Hasta el año de 1828 tuve muchos amigos y desde que la suerte me redujo a la condición de pobre, son muy pocos los que tengo y aun de éstos tengo por verdaderos unos que otros (…) 225

La suerte lo había reducido a la condición de pobre para el año 1828. En agosto de 1835 se presentó como apoderado de su primo Alonso Gil Garcés, vendiendo el derecho que por sangre tiene en el extinguido vinculo de Curaidebo, a Miguel Hidalgo por la suma de veinte pesos de a ocho reales de plata.226 Para noviembre del mismo año Joseph Jacobo Garcés y Ana Joaquina Rosillo, avecindados en Pueblo Nuevo de Paraguaná, vendieron a María del Rosario Falcón, vecina del Partido de Cumarebo, “una Nuevo, 1841. 7 fols. 224 A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1834. Carpeta 10. Cuaderno de Juicios de Conciliación de la Parroquia Pueblo Nuevo, 1834. fols. 26-47. 225 Archivo Particular del Doctor Adolfo Zárraga Tellería. Coro. Carta de Joseph

Jacobo Garcés a Don Francisco Apolinar Enrique García. Taratara, noviembre de 1832. Poseemos copia de esta carta gracias a la gentileza del Doctor Zárraga.

226A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1835. Carpeta 4. Cuaderno de Protocolos, 1835. fols. 5v-6.

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casa de teja, cocina, un cuarto y una troja techada de torta con corrales de ganado mayor y menor y una huelta bien cercada de un almud de tierra de sembradía y además un esclavo nombrado Joseph de los Santos de veinte y seis años de edad con ocho bacas paridas y dos toros todos constantes en el citio de Taratara, perteneciente a la Parroquia del Carrizal, Cantón de Coro con todas sus entradas y salidas… acepción del privilegio o derecho de sangre inalienable de usar de dichas tierras sin pagar uso que ambos tienen como descendientes legitimos del señor Pedro de la Colina que con su hermano Juan de la Colina donó a los indios de dicha parroquia con esa condición, toda en la cantidad de seiscientos treinta i cinco pesos de a ocho reales de plata…”.227 Al hacer la narración del traspaso de sus derechos en las posesiones de Acaboa, Imujo y Guaidabacoa, compuestas por su bisabuelo Don Pedro de la Colina, Jacobo Garcés señala que a la muerte de éste se dividió entre sus hijos el Presbítero Francisco Rodrigo de la Colina - fundador del hato San Francisco- y María Juana de la Colina, casada primero con Francisco Campuzano Polanco y después con Francisco Dávalos y Chirino. Excluida de ella la posesión de Imujo, sería tomada por el Presbítero Francisco Rodrigo de la Colina, pasando a su muerte a su sobrino el Doctor Francisco Javier de la Colina, hijo de Don Pedro de la Colina y la Madriz. De este último pasaría la propiedad a la suegra de Jacobo Garcés, Doña Bárbara Rosa de la Colina, por quien él las poseía para el momento de su venta. Jacobo Garcés culmina su comunicación expresándole a Don Francisco García que: (…) me parece que no habrá quien contradiga mi relato así por lo que dejo expuesto como porque todos los que tienen conocimiento de esa posesión que no son pocos a pesar de la destrucción de la guerra, deben afirmar mi aseveración y que la posesión de Ymujo que digo en la escritura son las tres sabanas referidas. 228

Significativa esta carta de Jacobo Garcés. Se pronunciaba él –nacido en cuna de oro, defensor de los valores de su clase en los pleitos de oposición a matrimonios desiguales de sus hermanos, dueño de tierras y comprometido con la Independencia en Coro en 1821- a favor de la paz y contra la discordia, manifestando que sólo de la unión dependía la felicidad de las sociedades. La Independencia significó la discordia, la desunión, el quiebre de la paz, la separación de las familias, la destruc227Ibíd. fols. 6v-7. 228Idem.

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ción de la guerra. Sin embargo, como sabemos muchos de los valores de la Colonia pervivieron en el tiempo posterior. Para 1836, un Jacobo Garcés de sesenta y siete años, se presentaba como de oficios criador, de religión católica, apostólica y romana para servir de testigo en la venta de una esclava que hacían Vicente Cossi y Encarnación Debreth a José Jacinto Madriz.229 Pedro Manuel Arcaya expresa que “Don Jacobo ya anciano y viudo se hizo sacerdote y murió de Cura de almas de un pueblo de la Provincia de Coro”.230 Entre 1846 y 1847 era Cura Interino en Pueblo Nuevo de Paraguaná, y entabló demandas contra Nicolás Ubiedo por siete pesos y medio por derechos de dispensa matrimonial, y contra José María González por diez pesos por derechos de fábrica de sepulturas y oficios fúnebres.231 Quien fuera un rico propietario era ahora un anciano pobre y casi mendigo. En él se refleja una elite que apostó tardíamente por la Independencia y cuyos temores se hicieron realidad. La familia Garcés –quizás la más destacada entre las comprometidas con el proyecto de Independencia- desapareció como propietaria en el período posterior a la conflagración. Considerable tiempo costó la recuperación de la región coriana después de la guerra de separación, largos años pasaron para el crecimiento de rebaños y multiplicación de sembradíos, y cuando esto se fue dando, nuevas contiendas se desataron en la jurisdicción. Asimismo, la violencia y arbitrariedad desatadas por la contienda parecieron perdurar y enseñorearse de la zona. Muchos fueron los casos de conflictos por intromisiones en las posesiones, edificación de construcciones o apresamiento de animales en fundaciones ajenas, abigeato o riñas por injurias. La demarcación de las posesiones de tierras en Paraguaná llevó a pugnas frecuentes entre antiguos aderechados y nuevos propietarios. Ejemplo de tales trances fue el producido por la delimitación de las Posesiones de Curaidebo y Urupaguaduco, de cuyas reyertas resultó muerto en 1848 el Alcalde Primero del Cantón Paraguaná, Manuel Delgado, destacado propietario surgido después de la Independencia, y en cuyo asesinato aparecieron implicados Facundo Garcés y un grupo de arubianos.232 229 A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/1. Año 1836. Carpeta 10. Cuaderno de Juicios Verbales Parroquia Pueblo Nuevo. fols. 7v-11. 230 Pedro Manuel Arcaya: Población de Origen Europeo de Coro… p. 203. 231 A.H.M.F. Fondo Registro Subalterno. Caja 200/2. Año 1845. Carpeta 11. Cuaderno de Demandas, 1845. fols. 23v; Año 1847. Carpeta 4. Cuaderno de Demandas de la Parroquia Pueblo Nuevo. fols. 5-5v; Idem. fols. 60-62. 232A.H.E.F. Causas Criminales. Siglo XIX. 196. (1.188) Criminal por homicidio ejecutado en el

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Hasta aquí una larga reconstrucción sobre la actuación de un personaje significativo de la historia coriana, personaje casi desconocido en nuestra historiografía a pesar de su reseña en una cantidad importante de fuentes. Otros, sin soporte testimonial que acredite el desempeño que se les endilga, gozan de mayor presencia y reconocimiento.233 Esperamos contribuyan estos trazos biográficos en la articulación de una trayectoria vital con la trama colectiva, como nos sugiere la historiadora María Elena González Deluca.234 Es un reto para las nuevas generaciones de historiadores falconianos deslastrarse de una historia anacrónica, obsoleta y marmórea, para asumir el compromiso de la investigación aportadora a la comprensión de nuestro proceso como pueblo.

Alcalde 1º del Cantón Paraguaná Manuel Delgado contra Felix Colina y Juan Bautista Marte. 18481864. Tema escasamente tratado el de la importancia de la colonia arubiana en la recuperación de Paraguaná después de la guerra de Independencia. 233Para la actuación de Josefa Camejo por ejemplo apenas se mencionan cinco testimonios, apenas dos relacionados directamente a su participación en el pronunciamiento de Paraguaná a favor de la causa patriota. Ver entre la abundante bibliohemerografía, desde Raúl López Lilo y Luis Dovale Prado: Memoria y Vigencia Histórica de Josefa Camejo. Coro, Comisión Pro-Celebración del Bicentenario del Natalicio de Josefa Camejo, 1993 hasta Elina Lovera Reyes: De leales monárquicos a ciudadanos republicanos… pp. 131-137. 234 María Elena González Deluca: “El Trigo derramado y el problema de la biografía como forma historiográfica”. En Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 337 (Caracas, julio-septiembre, 2004), pp. 9-34.

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MIGUEL JOSÉ SANZ: DE FUNCIONARIO MONÁRQUICO A IDEÓLOGO INDEPENDENTISTA Joel Jesús Manzanero Flores

INTRODUCCIÓN Es Miguel José Sanz un venezolano que tiene en su trayectoria pública, haber contribuido a la formación política de sus pares a través de las publicaciones del Semanario de Caracas. Entre diciembre de 1790 y abril de 1811, se presenta en la palestra política caraqueña con sus ideas, en una primera etapa con posturas conservadoras y defensoras del orden colonial, de confesado partido monárquico y en una etapa posterior, se observa un Sanz manejando teoría política e ideas defensoras de la emancipación, evolucionando sus ideas hasta considerarlo un reconocido patriota venezolano, que abordará en sus escritos temas de marcado interés para la sociedad caraqueña de principios del siglo XIX. Términos como Patria, Libertad, Subordinación civil, Educación pública, División de clases, Sufragio, Pueblo, Soberano, Propiedad, Egoísmo, son temas de interés publicados en el Semanario de Caracas.

FUNCIONARIO REAL Y CATÓLICO Las luchas interiores del ser humano permitieron que las sociedades establecieran, por un lado, las diversas clases sociales y por otro, las instituciones que normarían las relaciones entre dichas clases. El fortalecimiento de los cuerpos políticos consolidó el Estado como institución que norma los derechos individuales y generales. Conoce Sanz la existencia de sociedades con diversas estructuras jurídicas en función al significado y aplicación del término derecho: que puede ser natural, divino, eclesiástico, de gentes, público o particular, de conquista, civil, entre otros. Sobre la relación de las leyes y su acatamiento por los miembros de la sociedad, Sanz describe claramente que: …Así se dejaron dirigir y gobernar, o por el derecho que dicta la naturaleza, o por el divino que nos hace reconocer la autoridad del Creador, o por el eclesiástico que regla la política de la religión, o por el de gentes que puede considerarse como el civil del universo en el concepto de que cada pueblo es un ciudadano, o

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por el publico particular que concierne a los intereses generales de cada nación, o por el de conquista establecido sobre la razón que un pueblo tiene de hacer violencia a otro pueblo para reducirle a lo justo, o por el civil en que cada ciudadano, puede defender su vida y bienes contra otro ciudadano, o por el familiar que funda la necesidad de un gobierno domestico.235

De allí la importancia que tiene para la sociedad el estudio del derecho como profesión fundamental, para la consolidación de las estructuras jurídicas que regulen las relaciones sociales entre los seres humanos y entre éstos y las instituciones del Estado, para garantizar la prosperidad de los ciudadanos, las costumbres y el orden público. El conocimiento del derecho abriría la posibilidad de reconocer las relaciones del ser humano con todos los trabajos y quehaceres, de tal manera que el derecho “abraza en sus reglas o sujeta en ellas todas las circunstancias y relaciones del hombre, todas sus profesiones, todas sus artes, todos sus oficios.”236 Se reconoce la existencia de muchas posibilidades para acceder a las comodidades que brinda una profesión, arte u oficio más allá de las opciones de ser religioso, militar o letrado. Es el Licenciado Sanz de la idea de promocionar las artes mecánicas para avanzar en la productividad de la tierra y la industria. En el estudio de la jurisprudencia explica el Licenciado Sanz, se abordan las características del hombre en “su simple estado natural y sus deberes, el beneficio y ventaja de la sociedad que conserva su libertad sacrificando parte; que asegura su honor, vida y bienes a la sombra de la ley contra las injurias, insultos y violencias;…237. Es el derecho una profesión que permite abordar las relaciones establecidas entre las clases sociales de las sociedades, en el caso de la sociedad caraqueña, el ejercicio del derecho se encontraba delimitado en los estatutos del Colegio de Abogados, de los cuales Sanz fue una de las rubricas que lo sancionó. Sobre los estatutos, Molina (1993) afirma: El carácter de clase y la clara diferenciación social establecida en los Estatutos, recogía lo pautado en la Real Provisión del 12 de julio de 1783, respecto a la calidad de sus miembros, por si 235 Rafael Fernández Heres: Pensamiento educativo en Venezuela. Discurso pronunciado en el acto solemne de instalación de la Real Academia de Derecho Público y Español, el 08 de diciembre de 1790. Caracas. Universidad Nacional Abierta, Tomo I 1995, pp. 224-225. 236 Ibídem p. 426. 237 Ibid.

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acaso lograba alguno pasar el tamiz de la Universidad: debían ser de buenas costumbres, de nacimiento legitimo y limpios de toda mala tacha y mezcla, pues la concepción reinante acerca de la existencia del orden jurídico y su ejercicio como elementos intrínsecos a la sociedad, requerían del establecimiento de jerarquías y justicia para asegurar el orden, la honra, el decoro y la división de clases y familias. Sanz era de los sostenedores de estos principios como cofundador del Colegio y uno de los aprobantes de los Estatutos… (p.136).

El Titulo XVIII de los Estatutos, “De las calidades de los abogados para ser recibidos en el Colegio” establece las condiciones sociales para ingresar al Colegio, se lee: …a los que se hayan de recibir en él tengan las calidades que requieren las leyes reales (…) ser de buena vida, y costumbres, apto para desempeñar su oficio, hijo legitimo o natural de padres conocidos, y no bastardo ni espurio: que así los pretendientes, como sus padres, y abuelos paternos, y maestros hayan sido cristianos viejos, limpios de toda mala raza de negros, mulatos u otra semejante, y sin nota alguna de moros, judíos…y que faltando alguna de estas calidades, no sean admitidos, ni sentados en los libros por congregantes, e individuos del colegio,…

Se condiciona claramente que, el aspirante debe ser de buena vida, costumbres, no bastardo ni espurio, cristiano de vieja data, no tener ascendientes de moros, judíos, negros ni mestizos, un fuerte filtro social. El Colegio igual se preocupaba porque sus agremiados cumplieran los estatutos. Explica Almarza (2005) que: “Los abogados podían ser sancionados por conductas contrarias al honor que les correspondía, aun cuando tales desviaciones hubieran ocurrido en espacios privados, tal como sucedió con el Dr. Don Pedro Domingo Gil.”(p. 322) El abogado Miguel José Sanz, no sólo firmó aprobando dichos estatutos, sino que fue fiel ejecutor de sus normas. Así se observa en la investigación que realizó el Colegio al precitado Dr. Gil, a quien: …se le siguió proceso disciplinario por haber asistido al matrimonio del mulato caraqueño Rafael Chirión, con la hija de Juan Landaeta, también mulato. Apenas se supo en el Colegio, cuando el Decano Dr. Francisco Espejo, con fecha 10 de enero de 1792, comisionó a los licenciados Miguel José Sanz y Juan Rafael Domínguez para practicar las averiguaciones del caso,…238 238 Ángel Almarza, La Limpieza de sangre en el Colegio de Abogados de Caracas a finales

del siglo XVIII. Revista Fronteras de la Historia. Instituto Colombiano de Antropología Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Después de efectuar la indagatoria y sustentar el caso, los comisionados informaron al Decano del Colegio de Abogados que: …hemos hallados ser cierto, público y notorio que el Dr. D. Pedro Domingo Gil, comió en la casa de Gabriel Landaeta…que la gente de todas clases que por diversión o curiosidad concurrió a ver la asamblea o baile de mulatos…que cuantos vieron y observaron al abogado Gil en el juego con los mulatos en un sitio expuesto a la vista de todos, extrañaron un procedimiento tan raro, o único en un sujeto de calidad, profesión y circunstancias, se han indignado contra él: se han lastimado del abandono y menosprecio con que se ha tratado, etc. Miguel José Sanz- Juan Rafael Domínguez.239

Es el Colegio un gremio que defiende los fueros y derechos de los blancos criollos, además de ser fieles ejecutores de las normativas establecidas en sus estatutos, conservando así la jerarquización y preeminencia de un grupo social sobre los demás. La participación de Sanz en el Colegio de Abogados esboza un funcionario público que presta sus servicios a las instituciones coloniales, así queda afirmado por el propio licenciado: “Ellos me detestan, porque saben mi decisión, mi corazón es español, que mi conducta es española, y que tengo de morir vasallo de V. M. defendiendo mi libertad”.240 Se confiesa abiertamente vasallo español de afecto, pensamiento y conducta, firme en la creencia de que dichas instituciones y sus gobernantes siempre haría prevalecer la institucionalidad y las leyes por encima de los intereses individuales.

SEMANARIO DE CARACAS: VIRTUOSO FORMADOR DE IDEAS POLÍTICAS El convulsionado año de 1810, lo aprovechará el jurista en la prensa para discernir sobre sus ideas, sean éstas propias o apropiadas.241 La temática abordada en el semanario será de diversos tópicos, entre e Historia.2005, p.323. Disponible:http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/[Consultada: 2010, julio 08] 239 Ídem. 240 Alegatos de su defensa en el año de 1809 por los sucesos relativos a la conformación de una Junta en la Provincia de Caracas en1808. 241 Gracias al trabajo doctoral de Fernando Falcón, titulado: Adam Ferguson y el pensamiento de Miguel José Sanz: Notas para la reinterpretación de l Semanario de Caracas (1810-1811), se aclara la autoria de los textos publicados en el Semanario por el abogado valenciano. Dicho trabajo se publica en la revista Politeia, N° 21. Instituto de Estudios Políticos, Universidad Central de Venezuela. 1998, pp.191-224.

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ellos, la Subordinación Civil, en dicho artículo se lee un esbozo de lo que fueron las sociedades salvajes y bárbaras, del discurrir evolutivo de las sociedades, de cómo lo que inicialmente fue una necesidad individual, con el transcurrir de tiempo se convirtió en necesidad de toda la comunidad. Así plantea que: Las cosas humanas siguen su curso, y lo que en una generación fue deseo de unirse a los de su especie, es en los siguientes principios de unidad nacional. Lo que en unas es asociación para la defensa común, es en otras un sistema combinado de fuerza pública para conservar el orden y tranquilidad242

Brinda a los lectores, la oportunidad de discutir sobre temas que conciernen a quienes participan como actores circunstanciales en la convulsionada vida caraqueña, a raíz de los sucesos del 19 de abril de aquel año. Hábilmente mezcla en el discurso sucesos de la historia europea antigua y reciente, como se observa en el siguiente texto: Las mudanzas políticas que hubo en Esparta, en Roma, y en nuestros días hemos visto en Francia, y otras partes de Europa, no fueron, ni han sido planes combinados, ó (sic) dibujados sobre el gusto de y deseos de sus autores, sino obras del genio y de las disposiciones de los pueblos, que movidos o conmovidos, enfadados o molestos de su situación, han admitido reformas en que nadie pensó,….243

Es trascendente el esfuerzo del licenciado Sanz en abordar temas tan importantes en momentos tan vitales para la sociedad europea, que está siendo agitada por las pretensiones hegemónicas del gobernante francés, de dominar toda Europa, y, que ha forzado la incorporación de la sociedad caraqueña en el quehacer político, al invadir a España. El pueblo español ha reaccionado y sus similares americanos han hecho lo propio. Compara hábilmente la realidad contemporánea vivida en Europa y América con los cambios políticos experimentados por sociedades de otros tiempos como Esparta y Roma. Advierte que en época de transformaciones las luchas de los intereses de los diferentes grupos se mezclan y hacen posible cambios políticos trascendentales para todos los grupos. En un año que es definitorio para la sociedad colonial americana que pugna por un lado, por defender los derechos del rey Fernando VII, 242 Semanario de Caracas. N° II del domingo 11 de noviembre de 1810. Subordinación

Civil. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Colección Sesquicentenario de la Independencia. 1959, p. 9. 243 Ibídem, p. 11. Levitas y sotanas en la edificación republicana

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y por otro, en dilucidar primero la ruptura del contrato entre monarca y súbditos, y la pérdida de la lealtad de los últimos para con el primero. La situación tumultuaria del 19 de abril, inicia un complejo proceso en la provincia caraqueña, que desencadenaría largas discusiones políticas entre diversos representantes de los cabildos y del pueblo sobre el camino a seguir en lo adelante, unos a favor de la lealtad a la corona y otros con mucha pasión y patriotismo a favor de la independencia de la madre patria. La temática de las clases sociales es otro de los temas impotentes abordados por Sanz en el Semanario, afirmando el 18 de noviembre que: …la división civil en clases, lejos de ser una violación de los derechos naturales, es muy conforme a las diferencias que interpuso la naturaleza entre los individuos, y muy necesaria para impedir el abuso de los dones con que favoreció a unos y que negó a o otros. 244

Lo escrito es una justificación de la existencia de la división social en clases de la sociedad colonial que se encontraba en transición a una sociedad republicana, es decir, se está ante una posición de defender teóricamente la existencia de la clases sociales en la naciente república, argumentando que es una necesidad natural su existencia, que la división es una realidad que experimentan los grupos humanos independientemente de la forma de gobierno que se establezca. Continúa su argumentación en la prensa afirmando: Unos han de ser ricos, otros pobres; unos han de ser sabios, otros ignorantes: unos han de mandar, otros de obedecer, unos han de gozar altas consideraciones, otros medianas, ó (sic) ninguna. La medida del premio es el merito efectivo y no el derecho a obtenerle. 245

Al interior de sus razonamiento, si bien justifica la existencia de las clases sociales, considera que los méritos pueden permitir a las personas acceder a las altas consideraciones que se dispensan a los sabios y virtuosos, reconoce los méritos y no el linaje como instrumento para lograrlo. Supera su pensamiento anterior donde defendía la condición preestablecida en los estatutos acerca de la limpieza de sangre para ingresar al gremio. El licenciado es un conocedor de las instituciones que garantizaban 244 Ibídem, N° III del domingo 18 de septiembre de 1810, p. 18. 245 Ibídem, p. 19.

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la subordinación civil en el régimen colonial, sobre el tema ha expresado que la subordinación es esencial para la sociedad, sea esta monárquica, republicana, aristocrática o democrática. Sobre los gobiernos democráticos afirma que “…en la democracia la potestad soberana reside siempre en el pueblo en cuerpo (no en tropeles o motines). Juntándose en ciertas ocasiones en lugar señalado y convocada según reglas anteriormente dadas…”246. Relaciona gobierno democrático con la soberanía, entendida como pueblo organizado con normas y condiciones previamente acordadas. Necesario es manejar el significado del término pueblo manejado por Sanz, para quien: En un sentido mas propio y riguroso la voz Pueblo solo comprende á los que teniendo propiedades y residencia se interesan por ellas en la prosperidad de la cosa pública, pues lo que nada tienen solo desean variaciones ó innovaciones de que puedan sacar algún partido favorable.247

Es claro que al referirse al pueblo, sólo se dirige a la clase de propietarios que han logrado acumular riquezas particulares o familiares con el trabajo propio o utilizando mano de obra calificada en las producción de la tierra, bien sea en la actividad agrícola de las haciendas o en los hatos llaneros, bien por el intercambio comercial o cualquier otro medio de acumulación de riquezas. Sobre las condiciones para considerar a una persona parte del pueblo, Sanz se pregunta: ¿Qual (sic) es la propiedad que se requiere en un individuo para constituirle miembro influyente en la soberanía del pueblo?248... él hombre puede decirse Propietario, ó (sic) porque posee un terreno que cultiva para sí, ó con agenos (sic) brazos para sí: ó (sic) porque industriosamente dá (sic) nuevas formas á (sic) los frutos y producciones de la tierra, como los fabricantes y artesanos: ó porque los permuta y vende, introduciéndolos, ó (sic) extrayéndolos, como hace el comerciante: ó (sic) porque abandonando esos arbitrios á otros que los exercen (sic) inmediatamente con sus manos, se contenta con las rentas y pensiones que estos le pagan, como ejecutan los grandes propietarios de tierra y haciendas: ó finalmente porque ocupado el hombre en servicio de la nación á que pertenece, esta le contribuye, entretiene (roto) salario, como sucede con los Militares. 249 246 Ibídem. N° IV del domingo 25 de noviembre de 1810. Sigue la materia del discurso anterior, p. 26. 247 Ibídem. N° VIII del domingo 23 de diciembre de 1810. Política. p, 58. 248 Ibídem. N° IX del domingo 30 de diciembre de 1810, p. 66. 249 Ibídem, N° IX del domingo 30 de diciembre de 1810, p. 67.

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Es una argumentación para establecer y dejar claro quiénes son los miembros del pueblo, quiénes pueden acceder y participar como soberano en la organización del Estado, sea cual fuere la forma de gobierno a establecer. Los propietarios son los que componen al pueblo y si el pueblo es soberano, la soberanía es sólo practicada por una parte de los habitantes de la provincia caraqueña. Según el jurisconsulto, los propietarios son los únicos que pueden participar en la elaboración de las leyes que los gobernarán, de esta manera, el pueblo conformado por los propietarios, son quiénes ejercen la soberanía. De acuerdo con esta explicación, los propietarios son los únicos que pueden ejercer los cargos de los poderes públicos, ejecutivo, judicial y legislativo. Afirma el licenciado que “según los principios sentados ninguno que no sea propietario, puede ser elector, ni elegido, ni obtener empleo político”.250 Más adelante afirma el licenciado que “Solo (sic) el que posee, y reside es parte del Pueblo, y en esa calidad tiene voz activa y pasiva, ó tiene intervención en la formación de las leyes, y su execución (sic)…251 En lo relativo al sufragio quedó reseñado en los Derechos del Pueblo aprobados el 1ero de julio de 1811 por el Congreso, en la Sección Soberanía del Pueblo, que: 1.- La soberanía reside en el pueblo; y el ejercicio de ella en los ciudadanos con derecho a sufragio, por medio de sus apoderados legalmente constituidos. 2.- La soberanía es por su naturaleza, y esencia imprescriptible, inajenable, e indivisible.252 Y en la Sección Derechos del Hombre en Sociedad, establece: 7.- Todos los ciudadanos no pueden tener igual parte en la formación de la ley, porque no todos contribuyen a la conservación del Estado, seguridad y tranquilidad de la sociedad. 8.-Los ciudadanos se dividen en dos clases: unos con derecho al sufragio, y otros sin el. 9.- Los sufragantes son los que están establecidos en Venezuela, sean de la nación que fueren: éstos solo (sic) forman el soberano. 10. Los que no tienen derecho a sufragio, son los transeúntes, los que no tengan la propiedad que establece la constitución; y éstos gozarán de los beneficios de la ley, sin tomar parte en su institución.253 250 Ídem. 251 Ibídem, N° VIII del domingo 23 de diciembre de 1810. Política, p. 60. 252 Derechos del Hombre y del Ciudadano. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional

de la Historia. Colección Sesquicentenario de la Independencia. 1959, p. 94.

Los escritos de Sanz sobre el tema se publicaron en los números IX y X del Semanario y parte de sus opiniones se ven recogidas o reflejadas en los derechos del pueblo y otros documentos oficiales. El Semanario de Caracas es el escenario para visualizar la transformación del Licenciado Sanz, de fiel vasallo de la monarquía a ideólogo de la independencia, así lo exclama en el último párrafo del escrito titulado Política en el número veintiséis del Semanario: …Caraqueños, mi amor á la Patria me hace recomendaros, quanto [sic] ya os he dicho. Si habeis conocido mi intensión, mi vos habrá agradado, y bien puedo aseguraros que la esperanza de vuestra reciproca confianza, unión y afecto me sirve actualmente de consuelo, y que me será de completa satisfacción en mi vejez veros enlazados por este amor á la Patria, libres y absolutamente independientes. ¡Quiera Dios que en mi muerte oiga los dulces himnos de una libertad fundada en la acción y obediencia de la ley: y las armoniosas canciones de una independencia sostenida por una constitución formada sin parcialidades, sin ambición, sin egoísmo! 254

Es una reflexión a partir del sentimiento de amor al terruño, entendiendo a la Provincia de Caracas como la Patria, así como en los momentos de reconocido monárquico se entendía en sus escritos que la patria era España. Como independentista expresa a sus pares caraqueños, que su interés en la consolidación de la independencia lo hacía sentir preocupaciones por el orden, la subordinación civil, la condición de propietario para ejercer la soberanía, la forma de organizar el Estado y la participación del pueblo en las funciones públicas, preocupaciones que fueron motivos para compartir con ellos a través de los escritos publicados en el Semanario. Su espíritu y fe de católico, apostólico y romano es evidente, al expresar que si Dios le permite, vivirá, para ver consolidada la independencia y la libertad con fundamento en las leyes, acordadas y aprobadas por los ciudadanos para su protección, superando las parcialidades ambiciosas y egoístas que vigilan para sacar provecho de cualquier circunstancia política. La ambición y el egoísmo, han sido siempre pasiones que dejan consecuencias funestas en cualquier sociedad, sin importar la forma de gobierno establecida, siendo las libertades generales e individuales las 254 Semanario de Caracas. N° XXVI. Política. Sigue la materia del discurso anterior. Del 28 de abril de 1810. Caracas. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Colección Sesquicentenario de la Independencia. 1959, p. 203

253 Ibídem, p. 95.

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perjudicadas con estos comportamientos mezquinos. …El ambicioso no repara en la calidad de los medios de engrandecerse y distinguirse: el soberbio, aborreciendo la igualdad, desconoce el derecho y mérito de los demás: y el egoísta se dexa (sic) dominar de la avaricia de la vanidad, de la envidia, del zelo, (sic) de la malignidad, y cobardía. Pasiones todas injustas, crueles, y absolutamente enemigas de la felicidad civil, que no pueden compadecerse con el órden, (sic) franqueza, que son el apoyo de la libertad, y la ocasión de sus buenos efectos.255 Iniquidades y vacilaciones abrumaron a las ciudades de Coro y Maracaibo, las diferencias con la capital evitaron que la apoyasen, afirma el letrado que para los españoles la lealtad de estas dos ciudades no es real, sino una consecuencia de las pugnas entre ciudades y alerta de la posibilidad que los jefes militares, de triunfar la Regencia, estarían en riesgo de ser procesados por desconfianzas pasadas y presentes. A lo largo de las publicaciones del Semanario recuerda a los lectores la realidad política de la provincia. Obsérvese la siguiente construcción: Toda agricultura, toda industria, todo comercio que directa ó indirectamente perjudicase la agricultura, industria, ó comercio de la Madre-Patria, (¡que ironía!), se prohibía á la América directa ó indirectamente. La tierra no se abría sino para recibir las semillas que podían rendir utilidad á España, ó que servían para alimentar y conservar la vida de los siervos que debían trabajar para ella. El comercio, aun después de haber rompido (sic) las cadenas en que por cerca de tres siglos la tuvieron Cádiz y Sevilla, habilitándose los demás puertos de la península, siempre quedo prohibido en la América; cuyos frutos solo llegaban oblicuamente á (sic) las demás partes del mundo, por el rodeo de España, ó por las tortuosas vías del contrabando.256

El que imparcialmente considere la situación en que se hallaba Caracas, su estado de civilización, la separación de sus individuos en los negocios públicos, su ninguna influencia en ellos, y su ignorancia sobre este nombre Patria; confesará la grandeza de sus acciones desde el 19 de abril de 1810; la atención que el mundo debe tributar á su mérito; y comparadas sus actuales ideas con las de hace ahora un año, conocerá las ventajas que ha adqui255 Ibídem, N° XVI del 17 de febrero de 1810, Política. Egoísmo, p. 121. 256 Ibídem, N° XVII del 24 de febrero de 1811. política. Continúa la materia del discurso

anterior, pp. 131-132.

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rido, los pasos agigantados con que marcha, y las muy fundadas esperanzas de presentarse entre las naciones con la mayor dignidad.257 El abogado deja escrita las razones por la cuales era necesario apoyar la independencia.258Explica que España solo se ha beneficiado de la extracción de productos, que ha impuesto una política de restricciones para el libre comercio entre las colonias, que ha sido ajena en el reconocimiento de los españoles americanos para los altos cargos en las colonias, que siempre fueron ocupados por los españoles de la península. Políticas económicas que dejaron como consecuencia el contrabando en muchos casos con la anuencia de los españoles americanos.

CONSIDERACIONES FINALES Es el Licenciado Miguel José Sanz un personaje venezolano que ocupó un espacio en la sociedad colonial, de finales de la dominación monárquica y de los primeros años de la transición hacia la independencia. Como funcionario real fue un fiel ejecutor de las normas y leyes que regían los destinos de las colonial española en América. Nunca cuestionó la división de las clases existentes en el sistema colonial ni tampoco propugnó un cambio en la dirección de la igualdad de clases. Resultó el Semanario de Caracas un órgano excelente de divulgación de las doctrinas políticas, que era necesario discutir públicamente en la sociedad caraqueña ávida de ideas, que permitieran dilucidar el camino a seguir por los líderes del 19 de abril de 1810. Hábilmente el ilustre valenciano abordó los temas políticos en el Semanario, desde el punto de vista teórico, es decir, desde el manejo del significado de términos, hasta ahora desconocidos por los habitantes de las provincias venezolanas. A su vez, los intercaló con hechos o acontecimientos históricos antiguos y recientes de la humanidad, dando claros ejemplos de la especificidad caraqueña. Los resultados de la participación activa del licenciado en la formación de ideas es fundamental, así se demuestra en los Derechos del Pueblo aprobados por el Congreso el 1ero de julio de 1811. 257 Ibídem, N° XXVI. Del 28 de abril de 1811. Política, p. 203. 258 La cita es una composición de cuatro secciones distintas publicados por Sanz en

el Semanario, la primero se encuentra publicada el domingo 10 de febrero de 1811, titulado Reflexiones sobre Coro y Maracaibo, la segunda en la publicación del día 24 de febrero titulado; Continua la materia del discurso anterior y la tercera Salió a la luz publica el día 28 de abril titulado Política. Levitas y sotanas en la edificación republicana

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REFERENCIAS Fuentes Documentales Impresas CORTES, Santos R. (1960). Antología Documental de Venezuela 1492.1900. Compilación. Impresos Topográficos Santa Rosa. Caracas. Venezuela. Derechos del Hombre y del Ciudadano. (1959) Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Colección Sesquicentenario de la Independencia. N° 5. Caracas. Venezuela. Semanario de Caracas. (1959) Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Colección Sesquicentenario de la Independencia. N° 9. Caracas. Venezuela. Bibliográficas FERNÁNDEZ HERES, Rafael (1995). Pensamiento Educativo e Venezuela Siglos XVI al XX. Compilación, Notas e Introducción. Caracas. Universidad Nacional Abierta. Tomo I. MOLINA, Lenin (1993). Miguel José Sanz La Realidad entre El Mito y La Leyenda. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. N° 220. Caracas. Venezuela. PARRA MÁRQUEZ, Héctor (1952). Historia del Colegio de Abogados de Caracas. Compilación. Caracas. Imprenta Nacional. Tomo I. FALCÓN Fernando, (1998). Adam Ferguson y el pensamiento de Miguel José Sanz: Notas para la reinterpretación de l Semanario de Caracas (1810-1811). Revista Politeia, N° 21. Instituto de Estudios Políticos, Caracas. Universidad Central de Venezuela. Electrónicas ALMARZA, Ángel (2005). La Limpieza de sangre en el Colegio de Abogados de Caracas a finales del siglo XVIII. (p. 310). Revista Fronteras de la Historia. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Disponible: http://redalyc. uaemex.mx/pdf/. [Consultada: 2010, julio 08]

FRANCISCO ESPEJO: DE FIEL MONÁRQUICO A CONVERSO REVOLUCIONARIO Andrés Cortez

INTRODUCCIÓN Estas líneas intentan ser un aporte reflexivo en el contexto celebrativo del Bicentenario de la Declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811. Como lo señala Luis Ugalde (2011) en su artículo Independencia y Educación, este acontecimiento es una oportunidad para reflexionar a nivel educativo sobre las implicaciones del Acta de la Independencia en el ámbito moral, jurídico y religioso, y “… sobre la necesidad de transformar las ideas y educación de la población e incluir aspiraciones sociales en la república” (p.9). Esta fiesta patria debe motivar a la toma de conciencia sobre la responsabilidad de construir la libertad individual y colectiva, y no sólo la proclamación de la emancipación políticoadministrativo del pasado régimen español. No es lo mismo poseer una autonomía o emancipación de determinado régimen político, que ser propiamente libres. Nuestra historia patria se ha caracterizado por resaltar más la acción de los héroes militares, colocando en un segundo lugar el protagonismo que tuvieron los personajes civiles en la lucha por la independencia de Venezuela. En estas líneas se pretenden, partiendo de la figura del prócer civil luciteño Francisco Espejo, comprender el proceso de emancipación de la Corona española en el siglo XIX como un acontecimiento que significó transformaciones personales y sociales profundas que todavía se están gestando en el presente histórico. Por consiguiente, mirar nuestro pasado únicamente desde el ámbito militar no nos ha asegurado mayor libertad. Así lo expresa, nuevamente, Luis Ugalde (2011): “…Los cañones a la larga son inútiles frente a las ideas…” (ob.cit.).

PROCESO DE CONVERSIÓN IDEOLÓGICA El proceso de independencia en Hispanoamérica significó para la sociedad un cambio de mentalidad. No le fue fácil comprender y asumir los nuevos aires ideológicos que afectaban las bases de la realidad política, económica, cultural y religiosa. Algunos personajes que partici144 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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paron activamente en el proceso de emancipación y conformación de la república venezolanos, estuvieron anteriormente identificados profundamente con el régimen monárquico. Uno de los casos emblemáticos es el de Juan Germán Roscio (1983), quien en su obra El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo, confesó explícitamente sus culpas como fiel defensor de la monarquía y, a la vez, su arrepentimiento al mismo sistema absolutista y conversión al ideal independentista: Pequé, Señor, contra ti y contra el género humano, mientras seguía las banderas del despotismo. Yo agravaba mi pecado cuando, en obsequio de la tiranía, me servía de vuestra santa palabra, como ella se hubiese escrito y transmitido a los mortales para cargarlos de cadenas, para remachar y bendecir los hierros de su esclavitud (p.51)

De esta manera se expresa un corazón arrepentido y adherido al bando patriota. Pero evidentemente este proceso no se genera de la noche a la mañana, sino que es consecuencia de las reflexiones del devenir histórico que desembocaron en la toma de decisiones individuales y grupales luego de transitar el camino del discernimiento de la realidad social y política. Este proceso lo expresa claramente Blanco-Fombona (citado en Straka, 2007), al señalar que: “Durante la revolución las ideas fueron evolucionando, las pasiones acentuándose de diverso modo y los intereses pasando de mano o siendo destruidos. ¿Cómo obró esto en cada uno? ¿Cómo en las distintas clases sociales?” (p.16). En uno de los trabajos monográficos publicados en el libro Gual y España, la Independencia Frustrada, Rogelio Pérez Perdomo (2007), estudia la rebelión de Manuel Gual y José María España de 1797 desde la óptica de la represión que prevaleció en el proceso judicial. Afirma el autor la dificultad de evaluar como “villanos o héroes”, a los personajes históricos involucrados en dicho acontecimiento, debido a la ambigüedad de quienes apoyaron la insurrección y luego la dilataron o entre quienes la repudiaron y posteriormente fueron solidarios al proceso independentista que se inició el 19 de abril de 1810 y 5 de julio de 1811. De ahí que se plantee el autor los siguientes interrogantes: “¿Cómo explicar que actuaron como represores de quienes sólo se propusieron hacer aquello que ellos luego realizaron? ¿Por qué esas incoherencias en las conductas? ¿Por qué los comprometidos en la conspiración estuvieron tan prestos a confesar y a delatar a sus cómplices?” (p. 167).

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En el libro La Conjura de los Mantuanos, Inés Quintero (2008), aborda la crisis que les tocó experimentar a un grupo de mantuanos en su causa de “fieles vasallos y leales súbditos al Rey” en 1808 cundo la invasión napoleónica y el compromiso que luego asumieron algunos de ellos en los acontecimientos de la destitución de Vicente Emparan el mismo 19 de abril de 1810 (pp.7-8). La autora se interroga ante el cambio de actitud de éste grupo de mantuanos, intentando comprender el devenir histórico de ese momento y lograr una ponderación correcta de los intereses y acontecimientos sociales y políticos: ¿Cómo explicar semejante contradicción? ¿Cómo interpretar tan drástica mudanza? ¿Cómo entender que los mismos individuos que un día estimaban necesario quedase clara su irrefragable lealtad al Monarca de España, y a quienes les preocupaba seriamente su honor y buena reputación de leales vasallos, estuviesen comprometidos al poco tiempo en el movimiento que dio origen la independencia de todo un continente? (p.8)

Como se puede apreciar, las motivaciones políticas fueron cambiando según se presentasen las circunstancias. Lo que en un momento fue válido argumentar para apoyar al Rey, posteriormente fue dando lugar a otros argumentos apara poyar la revolución independentista. Y esto no sólo en pequeños grupos dentro de la clase mantuana, sino incluso en la población en general, tal es el caso que describe Andrés Ponte (1960), cuando señala que en 1808: “Fuera del pequeño núcleo compuesto de aquellos jóvenes liberales entusiastas, el resto de la población era decididamente conservadora…” (p.52). Es decir, una parte importante de la población, ante las propuestas o intentos independentistas manifestaba su filiación a la monarquía. Esto se puede apreciar en el trabajo de Ángel Lombardí (2006), Las Banderas del Rey, en el que los ciudadanos de Maracaibo, Coro y Guayana se declararon para 1810 y 1811 leales al Rey (pp.51–72). Y para 1815, explica Tomás Straka (2007), en su obra La Voz de los Vencidos, que: Sin embargo, lo más llamativo de estas desventuras y tormentos infligidos a los patriotas, es que en la mayoría de las veces no habían sido ejecutados por peninsulares. Fueron sus propios coterráneos quienes los fusilaron, los persiguieron y los encarcelaron” (p.99) Es desde este laberinto social, político, cultural y religioso, desde donde hay que mirar y comprender también las acciones del prócer Francisco Espejo. ¿Por qué ser más drástico con él por su fidelidad en Levitas y sotanas en la edificación republicana

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las funciones como jurista de la Corona española? ¿Por qué no percibirlo como un personaje que le tocó vivir los avatares de su época? Estos interrogantes encuentran resonancia y apoyo en las líneas de Mario Briceño-Iragorry (1944), en la carta-prólogo que hace del ensayo biográfico de Héctor Parra Márquez sobre El Doctor Francisco Espejo, donde cuestiona igualmente el olvido en que la historiografía había tenido al prócer luciteño: Es la de Espejo recia figura que pide un mejor conocimiento de parte nuestra y a quienes pueda extrañar su adhesión a la monarquía y sus servicios a la causa del Rey, les toca estudiar el propio proceso de la evolución de las ideas y la influencia de éstas en la marcha de la sociedad (p.8)

Y no sólo esto, sino que continúa puntualizando Mario Briceño-Iragorry que, de igual manera le acaeció a los: “…Padres de la República. Ellos venían de atrás. Habían actuado en la Monarquía. Habían alabado al Rey y jurado fidelidad a su persona. Aún más: en las causas que les siguieron las autoridades reaccionarias, negaron su participación en la propia República” (ob.cit.p.9). Entre estos padres de la nueva patria estuvo Francisco Espejo, el cual le tocó entregar su vida por la emancipación de la República. Pero ¿quién fue Francisco Espejo? ¿Quién fue ese héroe civil que creyó en la independencia y conformación de la República de Venezuela después de haber sido funcionario de la monarquía? No se trata de limitar la mirada a un dualismo maniqueo y calificar la vida de Francisco Espejo, o la de cualquier prócer, como la del “malo monárquico” o la de un “buen republicano”, sino valorar los hechos sociales desde una dimensión de análisis más equilibrada. En estas líneas se desea presentar la conversión de Francisco Espejo de afecto a la monarquía española a dirigente de la revolución emancipador venezolana. Que sirva ésta investigación para comprender los acontecimientos de éste personaje como el desenlace natural del devenir histórico, como según lo explica Lombardi (2006): “…un proceso de larga duración que entronca directamente con el período colonial y el pasado indígena, y lo que hemos sido posteriormente desde que accedimos a la vida republicana” (p.9). Por consiguiente, no se trata de un cambio repentino sino que implica la comprensión de un amplio contexto histórico.

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DE AFECTO A LA MONARQUÍA A DIRIGENTE DE LA REVOLUCIÓN INDEPENDENTISTA Como lo reseña el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar (1997), Francisco Espejo nació en la Hacienda Siquire en el sector del mismo nombre, perteneciente al pueblo de Santa Lucía en la región de los Valles del Tuy. Hijo de Francisco Lorenzo Espejo y Bárbara Camaño y Bermúdez. Fue bautizado en el Templo de Santa Lucía, Virgen y Mártir, por el cura doctrinero Presbítero Bachiller Don Marcos Reyes Cuetto el 16 de abril de 1758, siendo sus padrinos Andrés Espejo y María de la Cruz. De su formación obtuvo los títulos de Bachiller en Artes en 1775 y Bachiller en Derecho Civil en 1781 por la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Fue fundador y tesorero del Colegio de Abogado de Caracas en 1788. En 1791 es designado Decano de dicha institución. Como fiscal de la Real Audiencia actuó en defensa de la Corona española ante la Conspiración de Manuel Gual y José María España en 1797. Luego participó en un proceso contra unos revolucionarios franceses en la ciudad de Maracaibo en 1798. También procedió como fiscal militar contra Francisco de Miranda cuando realizó la invasión en costas de la ciudad de Coro en 1806. Dos años después se opuso a los caraqueños que pretendieron la autonomía ante la Corona española debido a los acontecimientos provocados por la Revolución Francesa y su invasión a la península ibérica por el ejército de Napoleón Bonaparte. Otro de los cargos que la Corona española le confió fue el de relator de la Junta Superior de la Real Hacienda. Participó en los hechos del 19 de Abril de 1810 pero en calidad de oidor de la Real Audiencia y le correspondió firmar el acta de destitución del Capitán General Vicente Emparan (pp.270–271). Específicamente, relata Rogelio Pérez (2007), que en el caso de la “conspiración” de Gual y España, Francisco Espejo tuvo una participación activa y protagónica. Una vez, habiendo obtenido información, el obispo Juan Antonio de la Virgen María y Viana, sobre los planes de la “insurrección” le informó al jurista luciteño del nombre de un teniente de pardos involucrado en la planificación. Acto seguido, fue designado inmediatamente por la Real Audiencia de Caracas, para apoyar al relator con el objetivo de dar agilidad al proceso judicial para que no se consideraran injustas las detenciones de los reos. También, Espejo fue comisionado para que asistiera en el mismo proceso al oidor Antonio Fernández de León (ob.cit.pp.172-184). ¿Pero es suficiente esta partiLevitas y sotanas en la edificación republicana

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ción de Espejo para catalogar que su actitud fue la de un fiel funcionario de la Corona Española? ¿Se podría considerar que Espejo ejerció sus funciones de jurista simplemente por intereses formales? ¿Es probable que aún siendo funcionario de la Monarquía española, no se sintiese del todo identificado con esa ideología imperialista? Explica el mismo autor, al referirse a la acción de los abogados en el juicio de Gual y España, que el sólo hecho de ser un abogado adscrito a la Real Audiencia de Caracas implicaba una lealtad institucional: “La denominación de ‘abogado de la Audiencia de Caracas’ (o de los ‘Consejos Reales’ según el caso) no indicaba sólo el área territorial en la cual ejercer su profesión sino también su lealtad institucional. El abogado es fundamentalmente un colaborador de la Audiencia” (ob.cit. p. 189). En este sentido, se puede comprender la actitud de fidelidad a la Corona por parte de Francisco Espejo, quien conjuntamente con Antonio Fernández de León, abogado y oidor honorario, fueron comisionados por la Audiencia para llevar: “…a cabo la aprehensión y el interrogatorio de sospechosos, registros de domicilios y otras tareas no menos arduas” relacionados con el caso (ob. cit. p. 190). Y en un informe que ambos comisionados, Espejo y Fernández, emitieron con fecha del 15 de agosto de 1797 (citado en Aizpúrua, 2007), reflejaron un discurso de repudio a la acción de infidelidad inaudita a los beneficios, clemencia y amparo que siempre había otorgado la Corona española, por la influencia de las falsas y mal entendidas ideas francesas de igualdad, libertad y el establecimiento de una república soberana popular (p. 245). Gracias a su fructífera participación en el proceso judicial de la “Conspiración” de Gual y España, concretamente por haber ejecutado la prisión de Don José Montesinos y Rico, Espejo fue elogiado por el Gobernador y Capitán General Pedro Carbonell en un documento de fecha 28 de agosto de 1797 (citado en Blanco y Azpúrua, 1977), donde solicita se le reconozca y premie por su labor debido a que: “…lo que ha executado mui puntual sufriendo un excesivo y extraordinario trabajo causándole también la pérdida de su salud lo considero acreedor de por este merito á los honores de Oidor de la R. Audiencia (sic)” (p. 316). Pero a partir de los acontecimientos del 19 de abril de 1810, las circunstancias sociales y políticas llevan al Dr. Francisco Espejo a involucrarse en el proyecto de emancipación de la Capitanía General de Venezuela. Ahora actuaría contrario a la Corona de España en calidad de fiscal en la causa contra un movimiento opuesto a la independencia declarada en 150 Levitas y sotanas en la edificación republicana

1810. En el ya citado Diccionario de Historia de Venezuela, se aprecia en la reseña biográfica de Espejo, su incorporación ahora al proyecto de independencia. En 1811 fue electo, como presidente de la Alta Corte de Justicia. En este mismo año, en la plaza de Santa Rosalía, Caracas, explicó públicamente el valor histórico de haberse proclamado la independencia. También actuó como juez sentenciador de un grupo de isleños contrarios a la emancipación. En 1812 el Congreso Nacional lo comisionó como gobernador de la provincia de Barcelona, elaborando su Constitución y Reglamento Electoral. De marzo a julio de 1812 fue miembro del Poder Ejecutivo, llegando a ejercer la presidencia como miembro del Segundo Triunvirato. Con motivo del incumplimiento por parte de los realistas de la Capitulación de Miranda de 1812, fue detenido durante 9 meses en el Castillo de Puerto Cabello. Finalmente, con motivo de la Campaña Admirable organizada y dirigida por Simón Bolívar, fue nombrado gobernador de Valencia, cuando, nuevamente, por otra capitulación, ahora violada por José Tomás Boves, fue apresado y fusilado, en el año 1814, en la Plaza Mayor de dicha ciudad (ob.cit. pp. 170-171 ). Siendo Francisco Espejo un asiduo y notable miembro de la Sociedad Patriótica259, la historiografía resalta su espíritu decidido en defensa de la causa emancipadora en favor de la autonomía política venezolana. Desde la visión de algunos realistas, la apreciación no es muy grata, pero sirve para considerar el nivel de participación e influencia que dicho persona tenía en Caracas en los albores de la Independencia. Tal es el caso de la exposición que dieron al Augusto Congreso Nacional el Ayuntamiento de la ciudad de Santiago de León de Caracas con el objetivo de exponer los hechos que dieron origen a la desgraciada transformación política, de fecha 3 de octubre de 1812 (citado en Blanco y Azpúrua, 1977): El oidor honorario Don Francisco Espejo, electo Presidente de esta sociedad, consagró todos sus desvelos á fomentar y sostener las pasiones de los socios, los aturdía con su afectada elocuencia, adoptaba todos sus delirios, y suministraba continuamente abundante pábulo al fuego revolucionario de aquel volcán desolador. Baxo su dirección ó su autoridad se cometieron los escándalos y las infamias que horrorizaron á esta ciudad el diez y nueve de Abril de mil ochocientos once, quando bajo entre los brutales excesos de la gula, y apoderados de todo el furor de los 259 Se recomienda el trabajo de Carole Leal Curiel en Revista Politeia, Nº 40, vol. 31. Instituto de Estudios Políticos, UCV, 2008:1-18: ¿Radical o timoratos? La declaración de la Independencia absoluta como una acción teórica-discursiva (1811). En ella, entre otros puntos, aporta argumentos sobre la Sociedad Patriótica instituida el 14 de agosto de 1810 y sus acciones a partir del 23 de febrero de 1812.

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Bacantes del paganismo, corrían estos insensatos sin pudor alguno por las calles y las plazas insultando el augusto nombre de Fernando, maldiciendo la heroica nación que le sostiene con su sangre, y aclamando una independencia injusta y temeraria que ellos habían ya decretado en sus sesiones (sic)” (p. 610)

Se puede apreciar un Espejo que le imprime convicción a su actuación pública en el escenario social y político. Es el mismo personaje que en otrora defendió y estuvo al servicio de la Corona española. Sería ligero afirmar, ante tan diáfana manifestación de apoyo a la independencia, que el héroe luciteño tenía una postura de medias tintas. La cita manifiesta claramente toda la fuerza que Espejó impregnó a la revolución caraqueña. Cómo muchos otros personajes de la época, también tuvo que defenderse ante las acusaciones de los realistas y la eminente cercanía de la prisión y/o de la muerte ante las acciones militares de Monteverde en 1812, por haber renegado la autoridad de la monarquía española. Estos acontecimientos los relata Héctor Parra Márquez (1944), y afirma que Francisco Espejo decidió sumarse al bando de los patriotas porque la independencia había pasado a ser el nuevo orden social y político asumido por la mayoría del pueblo (p. 187).

ombligo de los acontecimientos de la ciudad de Caracas, sino que tiene una amplia visión de los que acontece en el continente americano. Por consiguiente, sus en favor de la Independencia hay que comprenderlas en el marco de los avatares de su época histórica. El jurista Espejo (citado en Blanco y Azpúrua, 1977) que creyó en los principios monárquicos vivió un proceso, nada fácil, de conversión a nuevos principios: “Habeis, Señor, (…) arrancado de raíz el árbol de la impiedad y la tiranía, plantando en su lugar el de la caridad, la justicia y la libertad” (p. 168). ¿No es esta una confesión de arrepentimiento y deseo profundo de enmienda política igual a la de Juan Germán Roscio? Magistralmente Mario Briceño-Iragorry (1944), resaltará el elevado nivel del pensamiento de Francisco Espejo al opinar que en “… su tránsito de afecto a la monarquía a dirigente de la revolución, indica un proceso de honestidad ideológica…” (p.9).

REFERENCIAS Aizpúrua A., R. (2007). La Conspiración por dentro: un análisis de las declaraciones de la Conspiración de la Guaira de 1797. Colección Bicentenario de la Independencia. Caracas: Fundación Empresas Polar.

Finalmente, de la misma manera que Juan Germán Roscio manifestó su arrepentimiento de los principios políticos monárquicos y su conversión a los de la independencia de América, también Francisco Espejó expresó sus sentimientos y pensamientos a Dios. En un discurso que pronunció en calidad de Presidente de la Alta Corte de Justicia cuando dicha institución presenta juramento ante el Congreso el 15 de julio de 1811, emitió su profesión de fe política (citado en Blanco y Azpúrua, 1977):

Blanco José Félix y Ramón Azpurua (1977). Documentos para la Historia de la Vida Pública del Libertador. Tomos I-III-IV. Bicentenario de Simón Bolívar. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República.

¿Con que en fin, Señor, después de muchos siglos de ignominias, cadenas, opresiones, humillaciones, degradaciones, despotismo, arbitrariedad, vergonzosa y tiránica esclavitud, podemos decir que somos libres y que lo somos real y efectivamente? ¡Dulce y encantadora expresión! Ella significa que un pueblo por lo menos de la América española, entrando en el órden de la Naturaleza y de los designios con que fue creada la especie humana, se compone ya de hombres reintegrados en la dignidad de tales: que estos con sus descendientes se han sobrepuesto al abyecto estado de semi-hombres ó semi-bestias, á que los tenia condenados el bárbaro sistema colonial… (p. 167)

Pérez, P., R. (2007). La Represión de la Conspiración de Gual y España. En Gual y España, la Independencia Frustrada. Colección Bicentenario de la Independencia. Caracas: Fundación Empresas Polar.

Diccionario de Historia de Venezuela (1997). Caracas: Fundación Polar. Lombardí B., Á. R. (2006). Banderas del Rey. Ediciones del Rectorado: Maracaibo. Parra M., H. (1944). El Doctor Francisco Espejo (Ensayo Biográfico). Presidentes de Venezuela. Caracas: Tipografía Garrido.

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Como se puede apreciar, Francisco Espejo manejaba un discurso argumentado con el pensamiento teórico de la época. Y no sólo mira el 152 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Straka, T. (2007). La Voz de los Vencidos. Ideas del Partido Realista de Caracas, 1810 – 1821. Caracas: bid & co. Editor.

JOSÉ ÁNGEL DE ÁLAMO. REPUBLICANISMO EN TIEMPOS TURBULENTOS

Ugalde, L. (2011) Independencia y educación. El Nacional: Caracas.

Froilán Ramos Rodríguez El 21 de diciembre de 1811, se firmaba en la ciudad de Santiago de León de Caracas, la primera Constitución de la América Hispana. Era la Carta Magna de una de las provincias más septentrionales de Suramérica, Venezuela. Uno de sus redactores y firmantes, es un joven médico barquisimetano que, casi seis meses antes, en de Julio de aquel año, había también estampado su rúbrica sobre el papel embrionario de la Independencia venezolana. Sus acciones, junto con las de un puñado de blancos criollos, es pionera y decisiva en el destino que tomaría el proceso de autonomía política de la antigua Capitanía General. Su nombre, muchas veces, opacado por las vanagloriadas acciones de los próceres militares, es sinónimo de los hombres que con tinta, sesos y papel fundaron también la República. Hoy, a doscientos años, es meritorio, el análisis y valoración en su justa dimensión, de uno de estos próceres civiles: José Ángel de Álamo. Pocos son los cuidados y consideraciones, intencionalmente o no, a la trayectoria de los hombres civiles fundadores de la patria, que al igual que sus pares militares, contribuyeron con esfuerzo intelectual y también pagaron con sus vidas, la defensa de la República. Es por ello, que se trata de ahondar, en la labor y pensamiento de uno de estos caballeros de ideas, más allá de la recopilación de fechas que se ha hecho, del culto a los héroes militares y del romanticismo historiográfico, ya superado, de la centuria XIX, se propone explorar y re-pensar las acciones, errores y legado de quienes con abstracciones mentales edificaron los principios que llevarían a la declaración de independencia y cimentarían la nación.

LOS AÑOS INICIALES DE UN PATRICIO. (1774-1802)

José Ángel de la Encarnación de Álamo y Barrio nació el 13 de Julio de 1774, en Nueva Segovia de Barquisimeto. Hijo del coronel José de Álamo260 y de doña María de la Encarnación del Barrio261, descendiente del conquistador Damián del Barrio262: 260 Nacido en Tenerife, Islas Canarias, en 1743. Hijo de Francisco de Álamo e Isabel Agustina Acevedo. 261 Blanca criolla. Hija de Ignacio del Barrio y María Gregoria Bohórquez. 262 OVIEDO Y BAÑOS, José de. Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela.

Caracas: Biblioteca Ayacucho. p. 159.

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Animado Villegas con el buen suceso de su diligencia y advertido la comodidad de haber entre el Tocuyo y el mineral descubierto porción de indios bastante, para que repartidos en encomiendas pudiesen mantener un pueblo de españoles; mediando el año cincuenta y dos fundó en el valle de Barquisimeto […] la ciudad de la Nueva Segovia, por dejar vinculado en ella el nombre de su patria; fueron sus primeros vecinos […] Damián del Barrio, progenitor de nobilísimas familias […]

La Nueva Segovia de Barquisimeto, se fundó probablemente entre fines de mayo y principios de junio de 1552, por el Capitán Juan de Villegas, con motivo de establecer una población española, próxima a lo que se creía eran las prometedoras minas de oro de Buría, halladas por del Barrio, quien formó familia en la ciudad. Su condición de fundador y encomendero, le otorgó a él y a su prole, la condición de propietarios de tierras y esclavos, a través de lo cual acumuló riquezas. Dentro del mundo colonial tardío, fines de la centuria XVIII, en cual nace y crece el niño, se vive una atmósfera marcada por la omnipresencia de la Iglesia, del monarca, y un rígido sistema de castas. En tal sentido, la posición de propietarios de los Álamo, les proporcionó la posibilidad de trasladar al infante a Caracas, capital provincial, hacia 1786, para completar su formación. Con la ayuda de los Bolívar, amigos de sus padres, se hospeda en su casa y comparte con sus hijos. En el tiempo de formación del joven Álamo, se desarrollaron importantes trasformaciones: el rey Carlos III, había establecido reformas político administrativas, configurando un espacio geográfico, unido jurídica, militar e institucionalmente263; creación el 8.IX.1777264, de la Capitanía General de Venezuela que integraba las provincias de Caracas, Barcelona, Margarita, Maracaibo, Coro, Guayana, Cumaná, Barinas, Mérida. Asimismo, fines del XVIII, va a estar signado por acontecimientos de trascendencia: la independencia de trece colonias británicas de Norteamérica (1776-1786), primera experiencia exitosa; y la Revolución francesa (1789-1799), estremecerán el poder de la monarquía, desatando el temor en Europa y América. Es poco conocida la formación durante estos años del adolescente Álamo, no obstante, lo más probable es que haya recibido una educación acorde a origen y posición social, lo común para la época en un 263 Erección de: la Intendencia del Ejército y Real Hacienda, 8.XII.1776; la Real Audiencia de Caracas, 6.VII.1786; el Real Consulado de Caracas, 3.VI.1793; Arzobispado de Caracas, 16.VII.1804. 264 Archivo de la Academia Nacional de la Historia. Caracas. Armario 4. 116 (Salón).

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muchacho blanco, limpio de sangre y de fe católica. De modo, que debió tener una instrucción en letras clásicas, latín, religión, al cuidado de una institución privada. El novel patricio inicia sus estudios en marzo de 1796, en la Real y Pontificia Universidad de Santiago de León de Caracas265, obteniendo el título de Bachiller en Arte, finales de 1798; prosigue hilvanando su formación en medicina hasta recibir el título de Bachiller en Medicina, 27.III.1802, requisito previo del grado de Doctor, obtenido el 19.VII.1802, por el Real Tribunal de Protomedicato, rubrica del Dr. Felipe Tamáriz (1759-1814).

ENTRE EL BISTURÍ Y LOS LIBROS. (1802-1810) Envuelto en su praxis médica, libros, papel y clases, departirá su vida el joven Álamo, una vez graduado de doctor en medicina. Durante los años que van desde 1802 a 1810, su atención girará sobre dos ejes de servicio: por un lado, su labor en la ciencia de Hipócrates, el tratamiento a las enfermedades tropicales; las epidemias, y por el otro, la enseñanza universitaria, a la cual dedicaría parte de sus esfuerzos. A partir de 1807, ambas actividades absorben su tiempo en la relación entre él y la sociedad. Entre 1803-1807, ejerce en el Hospital Militar266 de Caracas, y vocal de la Junta Central de la Vacuna, junto con los doctores José Domingo Díaz (1772-1834)267 y Vicente Salías (1776-1814). Particularmente, durante el año de 1804, los valles de Aragua serán azotados por fiebres palúdicas que ocasionaran conmoción en las poblaciones de la región. Álamo actúa en la lucha por controlar la situación, atiende los seis hospitales instalados en Maracay, labora con esmero durante largas jornadas, en condición de ad honorem, lo cual habla del compromiso con su profesión. Las ideas independentistas en Álamo, posiblemente se gestaron en la primera década del XIX, motivadas por la cercanía con varios mantuanos ya inmersos en el pensamiento de emancipación política, los Bolívar, los Ribas, entre otros. Su profesión de médico y el ejercicio de la docencia universitaria, desde 1807, le permitía una relación cercana con el mundo intelectual de la época, ello influiría en la decisión del barquisimetano de sumarse a las reuniones de corte autonomista, que se escenificaron en Caracas durante 1808, año de la invasión francesa a la península y que dejaría a España en situación comprometida. 265 Erigida por rey Felipe V, Real Cedula del 22.IX.1721, del Colegio Seminario Santa Rosa de Lima. 266 El antiguo Hospital de San Pablo, se convirtió en nosocomio castrense. En la colonia, no existió propiamente servicio sanidad militar, todo dependió de la Intendencia del Ejército y Real Hacienda. 267 Al servicio de los realistas, generó polémicas por sus escritos en la Gaceta de Caracas 18151821. Autor de Recuerdos de la Rebelión de Caracas. Madrid: Imprenta D. León Amarita. 1829.

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El momento llegará, en 1810, cuando el gobierno recaerá en el Consejo de Regencia. Al conocerse la noticia en Caracas, es percibida como la ausencia de poder legítimo en la metrópoli, lo cual acelera la conspiración. El 18 de abril, se reunieron los mantuanos, para ultimar las acciones del día siguiente, lo que pasaba por tomar el control de la ciudad, y de consiguientemente, de la provincia. Señala Parra-Pérez268 que “A las tres de la madrugada del día decisivo, conferenciaban aún los conspiradores en la casa del doctor José Ángel de Álamo”, lo revela, el nivel de conocimiento y compromiso que tiene el barquisimetano del movimiento, para deponer a las autoridades, sin embargo no participará directamente en los hechos del 19 de abril, por sugerencia de su amigo Andrés Bello (1781-1865), a la sazón empleado español, como tampoco lo hará Bolívar, quién había salido de la ciudad. Luego, la Junta Suprema de Caracas, designa a Álamo elector por el “Quartel de la Candelaria”269, el 20.VIII.1810.

PARLAMENTARISMO Y LEGISLACIÓN. (1811-1812). Los meses que corren entre 1811 y 1812, serán de los más intensos y laborioso para Álamo, llenos de las acaloradas discusiones dentro del Supremo Congreso de Venezuela y de las energías antagónicas en torno a la declaración definitiva de la independencia. Son momentos, que despiertan pasiones en el seno de la Sociedad Patriótica y airadas reacciones en los grupos más conservadores, a la par que se marcha sobre el mismo tiempo y camino, en la creación de las leyes necesarias para sobrellevar las circunstancias de un proceso agitado con su propia naturaleza y sin precedentes en la Venezuela colonial, durante tres centurias. Don José Ángel de Álamo270 y Don Domingo de Alvarado, son elegidos Diputados en representación de la Nueva Segovia de Barquisimeto, Provincia de Caracas, dentro de un proceso comicial de segundo grado. En este sentido, el Supremo Congreso Constituyente de Venezuela viene a sustituir a la Junta Suprema, 2.III.1811, día de su instalación. Seguidamente, se designan a Cristóbal de Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Padrón, para ejercer el poder ejecutivo, como triunvirato. Álamo, quien se casa el 11.II.1811, con doña Teodora Conde Andueza, sufrirá la muerte prematura de su hija, será uno de los constituyentes notables por sus intervenciones, marcadas de juicios serenos, prudentes y decididos. Parte de su labor parlamentaria se evidencia en el seguimiento a las sesiones271: 268 PARRA-PÉREZ, Caracciolo. Historia de la Primera República de Venezuela. Caracas: Biblioteca Ayacucho, p. 198. 269 Gazeta de Caracas. 24 de Agosto de 1810. 270 Gazeta de Caracas. 21 de Diciembre de 1810. 271 Congreso Constituyente de 1811-1812. Dos Tomos. Caracas: Congreso de la República. 1983.

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En la sesión del 11 de Junio, el criollo barquisimetano participa en la discusión referente a la división de la Provincia de Caracas; el 18 de Junio, se renueva la cuestión sobre la división de la Provincia de Caracas, al respecto Álamo272 señala “que si estuviese sancionado uno de los artículos de Confederación, que declara reos de Lesa-Nación á los que se arrogan la representación popular, reclamaría la pena de este delito contra el autor de la representación que acaba de leerse”. El día 19 de Junio273, el joven Álamo se opone a discutir credenciales expedidas por el Gobernador de la Provincia de Barcelona; el 20 de Junio274, Álamo se refiere a la preferente necesidad y ventaja de la Confederación, aunque miraba nula e insubsistente en el estado en que se encontraban. En la sesión del 25 de Junio275, el barquisimetano juzga que los pueblos del interior manifiesten al Supremo Congreso los principios de donde parten para exigir su separación de la Provincia de Caracas. El 27 de Junio276: El S. Alamo reprodujo las reflexiones que hizo en la sesión del 20 sobre lo insubsistente, que creía la Confederación sin entrar en la división. Convengo, añadio, con lo que ha propuesto el S. Miranda: sea esto lo que nos decida, y no se atienda à representaciones informes e ilegales; pero creo que deben reducirse à dos clases los indivisores ó Empleados, que viven de Caracas, ó antipatriotas enemigos de nuestra causa. Los primeros obran por su interes, subsistencia ó engradecimiento; y los segundos, porque quieren tenernos reunidos baxo la influencia de Caracas, para invadirnos y sacrificarnos mas fácilmente, […]

En la sesión del 3 de Julio, Álamo277 pronuncia un enérgico discurso por la declaración de la independencia. Paralelo, al desarrollo de las discusiones en el Supremo Congreso, especialmente en lo referente a declarar la independencia, funcionaba la Sociedad Patriótica, llevaba a cabo enérgicos discursos por declaración definitiva de la independencia, al respecto escribe lo siguiente Parra-Pérez278: Miranda, que poseía el instinto de agitación y experiencia de las revoluciones, juzgó indispensable que el impulso en vista de la decisión final viniese de afuera, puesto que el Congreso tardaba en tomar posición definida. Por medio de la Sociedad patriótica, de grande ascendiente como vemos sobre las autoridades y el 272 El Publicista de Venezuela. 11 de Julio de 1811. 273 El Publicista de Venezuela. 18 de Julio de 1811. 274 El Publicista de Venezuela. 25 de Julio de 1811. 275 El Publicista de Venezuela. 8 de Agosto de 1811. 276 El Publicista de Venezuela. 29 de Agosto de 1811. 277 El Publicista de Venezuela. 12 de Septiembre de 1811. 278 PARRA-PÉREZ, Caracciolo. Op. Cit. pp. 280-281.

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pueblo, crece y se acentúa hasta ser decisiva la influencia del general […] Así, los llamados “hombres de Miranda”: Bolívar, Coto Paúl, Peña, García de Sena, José Félix Ribas, Muñoz Tébar, los Carabaños, Espejo, los Salías, Soublette, Sanz, los Buroz, Tejera, los Jugos, Yanes, Álamo, otros aún, asumieron fuera y con prescindencia del Congreso la verdadera dirección del movimiento […]

Para el estudioso merideño, la Sociedad Patriótica279 ejerció una influencia notable y decisiva sobre el Supremo Congreso, que se trajo en la declaración de la independencia. También muestra, la ubicación de Álamo, dentro del círculo de seguidores de Miranda. Para el joven patricio, la idea de independencia había estado volando desde hacía tiempo, lo que se evidencia en su actuación en los años sucesivos, en los que es partidario fiel de la causa independentista, manteniendo su posición. En la sesión del 5 de Julio280, se declara a favor de la independencia en nombre de Barquisimeto. Además, Álamo consideró “necesaria una ley que concediese pasaporte à todos los descontentos”281. Días después, apareció la noticia del beneplácito de la ciudad de Barquisimeto282 a la “Absoluta Independencia del Supremo Congreso”, firmado por Domingo Perera, José Ángel Álamo. El 8 de Julio, al debatirse quienes debían juramentarse ante el Congreso, el barquisimetano salva su voto eximiendo al Gobernador Militar; el 23 de Julio, al considerarse el establecimiento del Tribunal de Censura, Álamo283 lo objeta: Yo lo juzgo superfluo y escusado, ya porque en quanto al poder legislativo no puede tener lugar la censura, sometiéndose las leyes á la sanción de los pueblos, como porque en quanto al Ejecutivo y Judiciario están prevenidos cualesquiera casos en el Reglamento provisorio: ademas que el Congreso debe velar siempre en la religiosa observación de las leyes. Por tanto soy de dictámen que se espere hasta la constitución.

En la sesión del 31 de Julio, al tratarse sobre la suerte y consideración de los pardos, materia de un artículo de los Derechos de los Ciuda279 Contraria opinión tiene Carole Leal. “¿Radicales o timoratos? La declaración de la Independencia absoluta como una acción teórica-discursiva (1811)”. Politeia. N° 40, vol. 31. UCV. Caracas. 2008. 280 Declaración de Independencia fue aprobada en el 5 de Julio, el 6 de Julio es redactada el Acta por Juan Germán Roscio (1763-1821) y Francisco Isnardi (1750-1820), firmada el 7 de Julio. Publicada en El Publicista de Venezuela, del 11 de Julio de 1811; y en la Gazeta de Caracas, el 16 de Julio de 1811. 281 El Publicista de Venezuela. 19 de Septiembre de 1811. 282 Gazeta de Caracas. 13 de Agosto de 1811. 283 El Publicista de Venezuela. 10 de Octubre de 1811.

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danos, Álamo se pronuncia porque debía ser más justa y arreglada a los deberes de la misma naturaleza. En la sesión del 8 de Agosto, Álamo284 reflexiona lo siguiente: […] Lo cierto es, que todos debemos cumplir exactamente con la ley ; y que habiendo usado los demás Poderes de sus respectivas facultades, y aun abusando de ellas, no es extraño que el Congreso que es Cuerpo Soberano de Venezuela, ponga en exercicio las que le corresponden mucho mas , quando se interpone la humanidad, y la vida de un hombre, que es muy apreciable.[…]

En la sesión del 19 de Agosto285, Álamo interviene en la moción de retirar al ejecutivo potestades extraordinarias entregadas el 13 de Junio. El 2 de Septiembre286: El Sr. Alamo se adhírio à la opinion del Sr. Presidente aunque creyó muy amplió el término porque era muy urgente y necesaria à la tranquilidad pública la división. – más adelante El Sr. Alamo. Insistió en que era muy funesto dejar un término indefinido à la división, y que lo es mucho mas dejar el modo y quando, à la voluntad de los Pueblos que estan ya en fermentación: pidió la votación previa si se dividia ó no Caracas, y que se proponga una comisión para hacer la división.

En la sesión del 25 de Septiembre, el joven barquisimetano pide que se cite al suplente del Diputado Domingo de Alvarado; El día 26 de Septiembre, Álamo apoya al Presidente en el sentido de reservar al Congreso General el nombramiento de los empleados aislados; en Sesiones del 11 y 12 de Octubre287, Álamo señala que se deje en acta su determinación, sobre la división de la Provincia de Caracas, expone: […] Que entre tanto se les facilite a aquellos pueblos, y en especial à Barquisimeto por quien representa los medios de promover y adelantar la educación pública, y establecimientos de policía de primera necesidad ó bien del ramo de propios ó del erario de su departamento, en quanto lo permita las actuales circunstancias. […]

En la sesión del 25 de enero de 1812, al leerse el informe de la Comisión de Justicia, en la causa de Valencia, propuso se publicase en la Gazeta de Caracas; en la sesión del 27 de enero, Álamo suscribe el acuerdo de perdón para los reos del levantamiento de Valencia; el 4 de 284 El Publicista de Venezuela. 22 de Agosto de 1811. 285 El Publicista de Venezuela. 17 de Octubre de 1811. 286 El Publicista de Venezuela. 24 de Octubre de 1811. 287 El Publicista de Venezuela. 7 de Noviembre de 1811.

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febrero, se hace constancia en acta de la salida precipitada del Diputado Álamo; en la sesión del 18 de Marzo, Álamo señala que el Poder Ejecutivo no podía designar a ninguno de los representantes sin previo permiso y reconocimiento del Legislativo; el 21 de Marzo, el barquisimetano apoya la del Diputado Rodríguez, referente a la votación y escrutinio de los votos de las Diputaciones Provinciales para integrar el Poder Ejecutivo Federal; en sesión del 23 de Marzo, Álamo vota aprobando una reforma integral de la Constitución Federal. En cuanto a la labor legislativa de Álamo es próvida y profunda, participa como uno de los principales redactores, en ocasiones como presidente de comisión, de significativos textos legales, algunos innovadores en el campo jurídico venezolano: “Soberanía del Pueblo”288, 1.VII.1811; “Ley de Matrimonios”289, 02.VIII.1811; “Reglamento por el qual debe gobernarse la comisión extraordinaria de justicia que se conceptua útil y conveniente para purgar la cárcel y dar destino á los encarcelados; con conocida utilidad de los mismo, y manifiesto bien de la República”, 5.VIII.1811290; “Ley Abolición la Tortura”291, 17.VIII.1811; “Ley para la Creación de un Millón de Pesos en Papel-Moneda, para la Confederación de Venezuela”, 27.VIII.1811292; “Ley sobre Papel Sellado”293, 11.X.1811; “Ley que comprehende el Indulto que la Diputación General de las Provincias Unidas de Venezuela concede á los reos de la conmoción popular excutada en Valencia el 11 de Julio ultimo”294; “Ampliación de la Ley de 27 de Agosto sobre el papel-moneda”295; firma la “Constitución Federal de Venezuela”, 21.XII.1811296; “Ley Aboliendo de Estanco de Rape”297; “Ley para el Establecimiento de una Ciudad Federal”298; “Ley para abolir el tribunal de la Inquisición en Toda la Confederación de Venezuela”299.

EL PRECIO DE LA IDEAS. (1813-1821) Durante varios años, el patricio Álamo pagará con persecución y exilio, la defensa de sus ideas y acciones, en pro del establecimiento de un 288 El Publicista de Venezuela. 18 de Julio de 1811. 289 Gazeta de Caracas. 6 de Agosto de 1811. 290 Gazeta de Caracas. 16 de Agosto de 1811. 291 El Publicista de Venezuela. 22 de Agosto de 1811. Gazeta de Caracas. 30 de Agosto de 1811. 292 Gazeta de Caracas. 6 de Septiembre de 1811. 293 El Publicista de Venezuela. 17 de Octubre de 1811. Gazeta de Caracas. 1 de Noviembre de 1811. 294 El Publicista de Venezuela. 21 de Noviembre 1811. Gazeta de Caracas. 10 de Diciembre de 1811. 295 Gazeta de Caracas. 13 de Diciembre de 1811. 296 Gazeta de Caracas. 27 de Diciembre de 1811. 297 Gazeta de Caracas. 31 de Enero de 1812. 298 Gazeta de Caracas. 7 de Febrero de 1812. 299 Gazeta de Caracas. 25 de febrero de 1812.

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orden jurídico, que cimentara la naciente República, independiente de España. Este será un periodo tempestuoso, plagado de incertidumbres, tensiones, y penas económicas, producto de los avatares de la guerra en Venezuela. No es para nada fácil señalar con palabras, las circunstancias vividas por un hombre despojado de las cosas en las que creía y por las cuales había trabajado, mucho menos decir que fue el único que las padeció, quizá muchos más, pero al igual que él, olvidados estos lustros. A la caída de la República, el marqués de Casa León300 elabora una lista, el 4.XII.1812, para los realistas, escribe: Sujetos que obraron activamente en el criminal atentado del 19 de abril de 1810, según los sucesos de aquel día y noticias divulgas posteriormente: + Don Martín Tovar Ponte. Don Miguel Palacio, poco entusiasta en los sucesos. + Doctor José Ángel Álamo, partidario de la independencia además […] En mi concepto, todas las personas designadas con la cruz al margen deben estimarse peligrosas a la seguridad pública. […]

La lista del marqués de Casa León no tarda en llegar a las manos de Domingo de Monteverde (1773-1832), con lo cual se profundiza la cacería y castigo de los patriotas comprometidos con la causa republicana, sobre esta realidad agobiante, es más que conocida la participación activa del barquisimetano, además de ya haber sido directamente incriminado, el peligro se cierne sobre los republicanos. Los años 1813 y 1814 son turbulentos, agitados y dramáticos, cambiando de control las ciudades, azarosamente, entre patriotas y realistas, conforme recrudece la contienda. Tras la Campaña Admirable, que lleva a republicanos a cruzar Los Andes y tomar Caracas; Álamo les apoya y participa como síndico municipal, firmante de la concesión del título de “Libertador”301 a Bolívar, mientras contribuye con donativos302 de dinero y vestimenta para el ejército. Al mismo tiempo, la guerra se vuelve mucho más violenta y cruel, practicada por ambos bandos, auspiciada por la Guerra a Muerte303 y el resentimiento social que despierta José Tomás Boves (1782-1814) en las castas más deprimidas de la sociedad, formando 300 BRICEÑO IRAGORRY, Mario. Casa León y su Tiempo. Caracas: El Nacional. 2009. p.185. 301 Se otorgó el título “Libertador de Venezuela” en la Iglesia de San Francisco, 14 de octubre de 1813. 302 Gazeta de Caracas. 07 de Febrero de 1814, y 05 de Mayo de 1814. 303 Decreto firmado por Bolívar en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813.

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un “ejército” de pardos, mulatos e indios, bajo su mando exclusivo, serán los años del terror y pérdida de la segunda República. Con la nueva derrota, Álamo es hecho prisionero, se le condena muerte. Sin embargo, logra escapar con Andrés Narvarte (1781-1853) y ambos viajan al Caribe. Álamo vive en Saint Thomas304, entre 1814 y 1821, isla de relevante actividad comercial y cultural, bajo control británico y danés, en distintos momentos, en estos años se dedica a diversas tareas para su subsistencia. No obstante, la lejanía de la patria, la preocupación no disminuye, sigue los hechos de la guerra por las noticias que aparecen en la Gaceta de Saint Thomas, ayuda al ejército patriota, financiando económicamente la Expedición de los Cayos en 1816. También, estos años en la isla, serán tensos en angustias familiares, nace su hija Rosalía, 26.IV.1816, pero su esposa, doña Teodora, de salud frágil, enferma y muere en Caracas en 1818.

DE VUELTA A LA PATRIA. (1821-1831) Para 1821, concluidas las principales operaciones de control del centro del país, luego de la Batalla de Carabobo, se abría un nuevo escenario más estable a la República. Álamo regresa a la Patria después algunos años de exilio, debido a las hostilidades españolas, vuelve a continuar su labor de servicio a la causa patriota. Algo interesante, que distingue al médico barquisimetano, será su trabajo en la administración pública, sin apetencias políticas, pretensiones personales u otras aspiraciones, que se hicieron comunes en algunos, envilecidos por la derrota realista y aliciente poder obtenido, bien fuere por la armas, el abolengo u ascendente social. Álamo ejerce de Primer Cónsul del Departamento de Venezuela305, luego es Alcalde Segundo de Caracas, 1824. Su gestión reorganiza el matadero y la policía municipal, intensifica la vacunación anti-variólica, arregla caminos a Barlovento, Catia y La Guaira, proyecta alumbrado público a base de mechero y aceite, instituye un Consejo de Sereno, elaboración de planos de la ciudad. Para 1825, preside la Junta Calificadora de Agricultores y en 1828, es designado Jefe Político municipal de Caracas, dirige la “Alta Política” o policía política. Recibe la Condecoración Busto de Bolívar, de la República del Perú, 6.VIII.1826. Aunque su cercanía con el Libertador y su condición de civil, le granjeará no pocos obstáculos en 304 LOVERA, Ildemaro. Vida de José Ángel de Álamo. Historia de un oligarca. Caracas: Tipografía Vargas. 1965. 328 p. 305 Gazeta de Caracas. 19 de Septiembre de 1821.

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el ejercicio de sus funciones, por parte de sus conciudadanos militares, que se creerán los destinados a gobernar so pretexto de “glorias de armas”, por esta razón Álamo será atacado desde la prensa306, y será protagonistas de varios choques por el cumplimiento y rectitud pública, en contra de uniformados que intentan saltearse el orden jurídico. El barquisimetano cofunda el periódico El Constitucional Caraqueño , que se editara entre el 13.IX.1824 y el 25.IV.1825, publicándose en total 32 números. Asimismo, retomará la Universidad en 1823 y lucha para que los médicos pudieran ser elegidos rectores, lo cual se logra y Álamo en carácter de elector, firma la designación del Dr. José María Vargas (1786-1854) como Rector, 22.I.1826. En enero de 1828, funda con los doctores Vargas, Carlos Árvelo (1784-1862), J. Joaquín Fernández, J. Antonio Anzola, José Luis Cabrera (1767-1837) y otros, la Sociedad Médica de Caracas. De la misma manera, Álamo figura como fundador de la Sociedad Económica de Amigos de País308, auspiciada por el presidente José Antonio Páez, que se proponía contribuir a la promoción de las actividades productivas, deterioradas por la guerra. 307

Por otra parte, Álamo contrae nupcias con doña Narcisa Conde Andueza, hermana de su difunta esposa, el 4.IV.1821, de cuya unión nacerá Ángel María (1826-1885), se dedicará a su esposa e hijos, junto al comercio, visitando los valles de Aragua, para recuperar su salud. Por estos años, mantiene un amplio intercambio epistolar309 con Bolívar, de quién se convierte en su apoderado privado, en lo referente a ayudas económicas para la negra Hipólita, a doña María Antonia Bolívar, además de atender las minas de Aroa. Finalmente, fallece en Caracas, el 5 de julio de 1831.

CONCLUSIÓN Las acciones y figura de José Ángel de Álamo requieren una justa comprensión, al cabo de dos siglos de su decidida actuación por la independencia venezolana. Su trabajo, esfuerzo y pensamiento, son plausibles en su obra parlamentaria, legislativa, de funcionario público, que contribuyó a la gesta emancipadora con sesos, sudor y tinta; cuyas ideas hoy son tangibles en una nación que debería intentar, más allá de la celebración momentánea, una reflexión profunda de sí misma, como 306 El Venezolano. 1822. 307 El Constitucional Caraqueño. 13 de Septiembre de 1824. Nº 1. 308 Caracas. 26.X.1829. Archivo: http://www.anhvenezuela.org/ 309 Ver la página web: http://libertador.bolivarium.usb.ve

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Pueblo y Nación de cara al futuro cercano, en el cual restan tareas pendientes: democracia, libertad, justicia, legitimidad, institucionalidad, ciudadanía, entre otras. Álamo merece ser considerado también por sus valores personales, lealtad a sus principios, patriotismo, constancia, labor como médico, profesor, defensa de la ley y rectitud administrativa, en contra de la usurpación y abuso de quienes se creían con derecho de gobernar por “glorias de armas”, sin reconocer la tarea de fundación de República y control civil.

MIGUEL JOSÉ SANZ: APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA INTELECTUAL Frank Rodríguez “Es preciso leer el Semanario que empezó a publicar en Caracas en 4 de Noviembre de 810 [sic] y continuo hasta 28 de abril de 811 [sic] para ver que sus miras se dirigían constantemente a pervertir la opinión, sembrando entre un corto número de verdades triviales, errores los más groceros [sic], calumnias las más atroces, principios los más suversivos [sic], y en suma que trasaba [sic] la marcha de la independencia absoluta, en el mismo tiempo que el gobierno revolucionario se decía conservador de los derechos de nuestro desgraciado Rey”. (Extracto del juicio de infidencia contra Miguel José Sanz en 1812 y 1813)310

INTRODUCCIÓN Miguel José Sanz perteneció a esa primera generación de escritores que en Hispanoamérica, surge con la crisis colonial, compuesta fundamentalmente por abogados, que formaban una población flotante destinada en un principio a ocupar un lugar en el aparato administrativo colonial y que luego se vería súbitamente arrojada en la arena política por la revolución de emancipación. En el caso mexicano como documenta Elías Palti, la figura del publicista estuvo asociada a personajes de la talla de José Joaquín Fernández de Lizardi, José María Luis Mora, e Ignacio Ramírez311, mientras que en nuestro país se pueden mencionar los nombres de Miguel José Sanz, Francisco Isnardi, Francisco Javier Yanes, Antonio Muñoz Tébar y Vicente Salías, quienes a través de diversos impresos públicos inaugurarán un nuevo género de periodismo político, que contribuirá a afianzar un conjunto de nuevas prácticas políticas en el marco de la construcción de la República en Venezuela. Miguel José Sanz, tal como hemos mencionado en líneas anteriores, formó parte de esos abogados que ocuparon un lugar en la administración de justicia colonial y que se vieron arrojados luego a la arena política. En este sentido, dentro de la estructura colonial, Sanz llegó a desempeñarse como relator de la Real Audiencia de Caracas (1786), secretario y decano del Colegio de Abogados (1790-1793), y miembro del Real Con-

310 Causas de infidencias documentos inéditos a la Revolución de Independencia. (edición dirigida por Laureano Vallenilla Lanz). Caracas, Archivo General de la Nación, 1917, tomo I, p.293 311 Elías José Palti. “Tres etapas de la prensa mexicana del siglo XIX: el publicista y los orígenes del intelectual moderno”. En: Carlos Altamirano (Director). Historia de los intelectuales en América Latina. I. La ciudad letrada, de la conquista al modernismo. Buenos Aires, Editorial Katz, 2008, pp.227-241

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sulado de Caracas (1793). Finalmente, los sucesos del 19 de abril de 1810, llevan a Sanz a comprometerse con la causa independencia, llegando a ocupar diversos cargos durante la efímera Primera República como el de la Secretaría del Congreso (1811), Secretaría de Estado, Guerra y Marina, y Cámara Provincial de Caracas (1812). En su rol de publicista durante la Primera República, desde las páginas de el Semanario de Caracas, Sanz divulgó entre noviembre de 1810 y julio de 1811, planteamientos de teoría y filosofía política, que contribuyeron a la conformación de un nuevo lenguaje político, base de una naciente república en Venezuela. Hecho que no escapó a la mirada escrutadora de las autoridades coloniales, quienes en el marco del juicio de infidencia al que fue sometido tras la Capitulación de San Mateo (1812), denunciaron como muchas de las ideas expresadas en el Semanario, fueron “subversivas y pervirtieron la opinión”. A continuación esbozaremos los elementos fundamentales de la vida del llamado, por el viajero francés François Depons, “Licurgo de Venezuela”, haciendo énfasis en su trayectoria intelectual, es decir, en los aspectos más importantes de su pensamiento socio-político.

I. MIGUEL JOSÉ SANZ: FUNCIONARIO DEL APARATO DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA COLONIAL Las diversas biografías que se han hecho sobre Miguel José Sanz, coinciden en señalar que nació en Valencia, estado Carabobo, el 1 de septiembre de 1756312. Hijo del subteniente canario don Francisco Antonio Sanz y de la aristócrata valenciana Máxima Marvez y Roxas313. En 1778, con apenas 22 años obtuvo el grado de licenciado en leyes en la Universidad de Caracas, y posteriormente, en Santo Domingo, la Real Audiencia de la isla le otorgó el título de abogado. De regreso a Caracas ejerce su profesión, contrayendo nupcias con Alejandra Fernández Andrade en 1786, año en el que además fue nombra312 Sobre Miguel José Sanz ver: F. Tejera. Biografía del Licenciado Don Miguel Sanz. Caracas, Imprenta de Melquiades Soria, 1873; M. Landaeta Rosales. “Rasgos biográficos del Licenciado Miguel José Sanz”. El Constitucional, Caracas, 5 de diciembre de 1908; G. Herrera. Miguel José Sanz. (Apuntes biográficos). Caracas, Imprenta Bolívar, 1927; Juan Saturno Canelón. Licenciado Miguel José Sanz. Caracas, Colegio de Abogados del Distrito Federal, 1956; J. Bance. In Memoriam Miguel José Sanz. Caracas, Tipografía Americana, 1942; G. Groorscors. Miguel José Sanz. Caracas, Ministerio de Educación, 1967; M. Pérez Vila. “Miguel José Sanz”. Diccionario de historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1985; L. Molina. Miguel José Sanz. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1993; y David Ruiz Chataing. Miguel José Sanz. Caracas, Libros El Nacional, 2011. 313 Juan Saturno Canelón. Licenciado Miguel José Sanz.p.5

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do relator de la recién fundada Real Audiencia de Caracas. Por esta época, ejerció—aunque por poco tiempo— las funciones de curador ad lítem, del menor Simón Bolívar, huérfano de padre. Sucesivamente secretario y decano del Colegio de Abogados de Caracas, Sanz trabajó activamente en el proyecto de dicho cuerpo para traer una imprenta durante los años 1790-1793, iniciativa que finalmente fue rechazada por las autoridades coloniales. Fue igualmente uno de los más entusiastas promotores de la Academia Derecho Público y Español, cuya instalación se verificó el 8 de diciembre de 1790, en tal ocasión Sanz pronunció un discurso sobre la importancia del derecho, reflexionando sobre cómo sin el apoyo de la razón ilustrada, el hombre se abandona a sus torpes pasiones y apetitos. Y como al contrario si se dedicara al estudio de las leyes: (…) cumpliría sus funciones y destino, suavizaría sus costumbres, sacudiría precauciones vulgares, pensamientos altivos y otros vicios de presunción y soberbia que les envilecen tanto cuanto concibe de sí lo que no es, o lo que no conviene, haciendo consistir la verdadera gloria en vanidades y aún en la misma ignorancia, de que provienen la turbación del orden público, las revoluciones y la ruina de los Estados314.

A partir de 1793, fue uno de los miembros del Real Consulado de Caracas, y asesor jurídico del mismo. Por aquellos años estudió francés, idioma que al parecer llegó a dominar bastante bien, como era común en la élite ilustrada caraqueña. Por Decreto de la Real Audiencia, de 25 de junio de 1800 y comisión expresa del Presidente Gobernador Guevara Vasconcelos, el Licenciado Miguel José Sanz asumió la responsabilidad de revisar la legislación de la ciudad de Caracas y de formular el nuevo cuerpo de normas que habría de regir su gobierno. Para fines de 1802 el trabajo estaba terminado; su entrega al Ayuntamiento en Cabildo comenzó el 7 de noviembre del mismo año y se prolongó hasta el 11 de noviembre del siguiente. Las “Ordenanzas para el Gobierno y Policía de la Muy Ilustre Ciudad de Santiago de León de Caracas, Cabeza de la Provincia de Venezuela”, como se denominó esta obra de Sanz, constaba de diez libros referentes a la moral, costumbres, educación, urbanismo, comercio, industrias, sanidad, beneficencia, cárceles, moneda, abastos, pesas y 314 Miguel José Sanz. “Discurso pronunciado en el acto de la solemne instalación de la Real Academia de Derecho Público y Español, el 8 de diciembre de 1790”. En: Pensamiento educativo en Venezuela (Siglos XVI al XX). (Compilación, notas e introducción Rafael Fernández Heres). Caracas, UNA, 2005, p. 25

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medidas, conservaciones de bosques, distribución de las aguas, alumbrado, diversión, etc. Iban precedidas por un discurso preliminar donde Sanz exponía el plan general de la obra y sus ideas filosóficas en asuntos de gobierno. A su vez cada uno de los libros llevaba una introducción o discurso referente a la materia respectiva. El documento conocido comúnmente con el nombre de “Informe del Licenciado Miguel José Sanz sobre Instrucción Pública”, no es otra cosa que un fragmento de la exposición introductoria de las disposiciones contenidas en las ordenanzas en materia educativa. Este fragmento se conserva gracias a la inserción que del mismo se hizo el viajero francés Francois-Raymond-Joseph Depons en su obra “Voyage a la Partie Orientale de la Terre-Ferme dans L´Amerique Meridionale”, La primera traducción al castellano de esta obra fue hecha por Enrique Planchart y se publicó en Caracas, en la Tipografía Americana en 1930; siendo publicada una segunda edición por el Banco Central en 1960. El texto de las Ordenanzas se perdió, sin embargo, en uno de los pocos fragmentos que se ha recuperado del mismo, se puede apreciar la fuerte crítica que hace Sanz al sistema de instrucción escolástico que predominaba en la colonia, el cual presenta en los siguientes términos: Tan pronto el niño tiene uso de razón se le lleva a la escuela, donde aprende a leer de mal forjados cuentos, de milagrosos espantosos o de devoción de sin principios, reducida a ciertas prácticas exteriores que lo hacen hipócrita o falso (…) Como preceptos se le inculcan ciertos dictados de la vanidad y el orgullo, que le llevan a abusar de las prerrogativas de su nacimiento, porque ignora para lo que éstas sirven de tener un abuelo Alférez, un tío Alcalde, un hermano Monje o un sacerdote pariente (…) La buena fe, el reposo, el amor, la confianza no pueden existir en un país donde cada quien se esfuerza en distinguirse de los otros por el Nacimiento y la Vanidad (…)En Caracas, el sistema de instrucción es generalmente malo. Aún no ha logrado el niño pronunciar bien las letras, garrapatear y leer sin comprender, cuando le ponen en sus manos la Gramática de Nebrija, sin tomar en consideración, que si no sabe hablar su propia lengua, leer, escribir y calcular, es ridículo que aprenda latín y se dedique a las Ciencias que enseña la Universidad, pues en la sociedad se hallará expuesto a muchas desagrados y errores a pesar de que hermosos cordones y gruesas borlas le pregonen doctor315. 315 Miguel José Sanz. “Informe sobre la Instrucción Pública”. En: Pensamiento educativo en Venezuela (Siglos XVI al XX). (Compilación, notas e introducción Rafael Fernández Heres). Caracas, UNA, 2005, p.40

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Durante 1808 y 1809 se producen una serie de reuniones secretas y movimientos conspirativos en los que los criollos no ocultan sus planes autonomistas. Sanz no participa en ellos por considerarlos peligrosos y prematuros, a pesar de sostener evidentes lazos de amistad con muchos de sus protagonistas. Por aquellos días el Capitán Francisco Antonio Rodríguez, yerno de Sanz, se ve envuelto en pleitos con el Marqués del Toro “por asuntos de servicio militar”. De acuerdos con los testimonios recogidos por Saturnino Canelón y Enrique Grooscors316, el Capitán General Emparan, que no esconde su parcialidad por el Marqués, conmina a Sanz a interceder ante su yerno o marcharse de la ciudad. Al reiterar su apoyo a Rodríguez, Sanz es obligado a marchar, primero a su hacienda de Capaya, mientras que su yerno es confinado. El Licenciado sufrirá después prisión en Caracas y La Guaira, para ser expulsado a Puerto Rico en noviembre de 1809. Cuando estallen los sucesos del 19 de abril Sanz se encontrará en la Isla. La noticia conmociona al resto de las capitales coloniales por lo que el Gobernador Salvador Meléndez Bruna redobla la vigilancia por mar y tierra. No obstante, Sanz consigue evadirse de la isla, llegando el 1º de julio a Curazao, para pasar a La Guaira el 23 de agosto. Un día después estaba reunido de nuevo con su familia. Una vez en la capital de la República, el Licenciado Sanz recibe el saludo y la bienvenida de antiguos amigos y la Junta Suprema le manifiesta su confianza, restituyéndole el 3 de septiembre en su antiguo cargo de Asesor del Consulado. A finales de año regresan Bolívar y Miranda de Londres, quienes se incorporan a la Sociedad Patriótica a la que pronto se incorporará también el Licenciado. Miranda se aloja en calidad de huésped en la casa de los Bolívar, hasta donde se allega Sanz para darle testimonio de rendida admiración. Es el comienzo de una gran amistad.

II. MIGUEL JOSÉ SANZ Y LA CONFORMACIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA EN VENEZUELA La ruptura con el nexo colonial y el nacimiento a la política moderna, como sostiene François Xavier-Guerra, implicó una articulación entre transformaciones conceptuales con alteraciones ocurridas en el plano de las prácticas sociales como resultado de nuevos ámbitos de sociabilidad y sujetos políticos. En este sentido, el debate político en Hispanoamérica se desarrollará en nuevos medios y lugares de articulación, esto es de nuevos 316 Juan Saturno Canelón. Licenciado Miguel José Sanz. Caracas, Colegio de Abogados del Distrito Federal, 1956 y Enrique Groorscors. Miguel José Sanz. Caracas, Ministerio de Educación, 1967.

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espacios de enunciación (las sociabilidades modernas), modos de socialización o publicidad (la prensa), y sistemas de autorización (la opinión), los cuales no preexisten a la propia crisis política, sino que surgen sólo como resultado de ésta, dando lugar a la conformación de una incipiente “esfera pública”, independiente, en principio, del poder del Estado317. Como señala Elías José Palti, en situaciones normales, los principios básicos que gobiernan una sociedad son asumidos como válidos; su discusión es en todo caso, “filosófica”; no forma parte de las preocupaciones inmediatas de los sujetos. Sólo en circunstancias sumamente excepcionales, en las graves convulsiones sociales y políticas, surge la pregunta respecto de la validez de dichos principios318. La coyuntura política que representó en 1808 la invasión a la península ibérica por las fuerzas de Napoleón Bonaparte y la usurpación del trono español por José Bonaparte, será esa situación excepcional que dará pie a la conformación en Hispanoamérica de una nueva esfera pública en la que se escrutarán y debatirán cuestiones políticas fundamentales como la conformación y legitimidad del cuerpo político, la ciudadanía y la representación política, y en quién reside la soberanía319. En el período comprendido entre 1810-1812 verán la luz en nuestro país una serie de impresos públicos como La Gaceta de Caracas, el Mercurio Venezolano, el Semanario de Caracas, El Publicista de Venezuela y El Patriota de Venezuela320, que representarán órganos de divulgación de las ideas de la modernidad y que formarán parte de la conformación de una incipiente opinión pública en la que se debatirán problemáticas relacionadas con la construcción de una República moderna en Venezuela. En cuanto al Semanario de Caracas, fue un periódico semanal publicado por Miguel José Sanz en Caracas junto a José Domingo Díaz, entre el 4 de noviembre de 1810 y el 28 de abril de 1811, es decir, en pleno gobierno de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Este impreso estuvo dividido en tres secciones: “Política”, “Estadística y “Comercio y Agricultura”. De acuerdo con Pedro Grases, la sección “Política” estuvo a cargo de Sanz, mientras que la de “Estadística” apareció firmada con 317 François Xavier-Guerra y Annick Lampérière. (Coords). Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX. México, FCE, 1998. 318 Elías José Palti. La invención de una legitimidad. Razón y retórica en el pensamiento mexicano del siglo XIX. (Un estudio sobre las formas del discurso político.). México, FCE,2008, pp.56-57 319 Sobre la conformación de la opinión pública en México ver: Rafael Rojas. La escritura de la independencia. El surgimiento de la opinión pública en México. México, Taurus/CIDES, 2003. 320 Sobre este tema ver: Elías Pino Iturrieta. La mentalidad venezolana de la emancipación (1810-1812). Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1971.

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el nombre de José Domingo Díaz321. Dentro de los aspectos que aborda Sanz en el Semanario, destacan tópicos de teoría o filosofía política322 tales como el origen del cuerpo político, la Ley como eje central del cuerpo político, soberanía y poder político; y las nociones de pueblo y ciudadanía. En el desarrollo de estos temas Sanz hace gala de una gran erudición y el manejo de un lenguaje político en el que aprecian el uso de las categorías del derecho natural, el escolástismo, la filosofía de la Ilustración323, junto a otras corrientes de pensamiento324. Con relación a la importancia atribuida por Miguel José Sanz a la importancia de la opinión pública en la formación del Estado y las leyes, se aprecia la siguiente reflexión hecha en el Semanario: No puede la felicidad reinar en una sociedad, si la bondad y sabiduría de sus leyes y ejecutores no es reconocida y amada generalmente; el extremo opuesto produce la diversidad de opiniones y de aquí resultan los males que son más funestos: la desconfianza, el egoísmo, el desprecio de la ley, la disminución de su poder, la audacia de los mal intencionados y otro número indefinido de accidentes. No se ama lo que no se considera bueno, ni este amor es general, sino lo es la opinión de su bondad; y de estos principios se deduce claramente la importancia de la opinión pública. El estado y fuerza política de la ley es un resultado de esta opinión.325

Como señalamos a comienzos de este trabajo, el impacto y la trascendencia de las nociones expresadas por Miguel José Sanz en el Semanario de Caracas no escaparon a la mirada de las autoridades coloniales, que en el juicio de infidencia en su contra señalan al respecto: 321 Pedro Grases. Introducción a Teoría política y ética de la Independencia. Caracas, Ediciones del Colegio Universitario Francisco de Miranda, 1979, p.25 322 De hecho Pedro Grases le da el carácter de Tratado a los temas desarrollados por Sanz en el Semanario de Caracas. Pedro Grases. introducción a Teoría política y ética de la Independencia. Caracas, Ediciones del Colegio Universitario Francisco de Miranda, 1979, p.25 323 En este sentido, Fernando Falcón ha detectado el uso de las ideas de Adam Fergusson en el pensamiento de Miguel José Sanz. Ver: Fernando Falcón. “Adam Ferguson y el pensamiento ético de Miguel José Sanz. Notas para la reinterpretación del Semanario de Caracas (1810-1811). Caracas: Revista Politeia, N° 21, Instituto de Estudios políticos, Universidad Central de Venezuela, 1998, pp.191-224. 324 Luis Daniel Perrone Galicia ha descubierto la utilización de las nociones de desigualdad, pueblo y propiedad del pensador de la revolución francesa Antoine Fantin Desodoards en el discurso político de Miguel José Sanz. Ver: Luis Daniel Perrone Galicia. “Las nociones de desigualdad, pueblo y propiedad en el pensamiento político de Miguel José Sanz”. Caracas: Revista Politeia, N° 43, Instituto de Estudios políticos, Universidad Central de Venezuela, 2009, pp.191-213 325 Teoría política y ética de la Independencia. Caracas, Ediciones del Colegio Universitario Francisco de Miranda, 1979, .31

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Es preciso leer el Semanario de Caracas en 4 de Noviembre de 810 [sic] y continuo hasta 28 de abril de 811 [sic] para ver que sus miras se dirigían constantemente a pervertir la opinión, sembrando entre un corto número de verdades triviales, errores los más groseros, calumnias las más atroces, principios los más suversivos [sic], y en suma que trazaba la marcha de la independencia absoluta, en el mismo tiempo que el gobierno revolucionario se decía conservador de los derechos de nuestro desgraciado Rey326.

Finalmente el 28 de junio de 1813 fue sobreseída la causa en su contra y puesto en libertad. De inmediato se incorpora a la causa republicana, y fue uno de los llamados a dictaminar sobre el plan de gobierno provisorio redactado por Francisco Javier Ustáriz. En julio de 1814, cuando las fuerzas realistas se acercaban a Caracas, Sanz siguió la emigración a oriente, y llegó a la Isla de Margarita. Nombrado consejero de Guerra por José Félix Ribas, volvió a Tierra Firme y murió el 5 de diciembre de aquel año en la batalla Urica, donde fueron derrotadas las tropas republicanas. De acuerdo con Manuel Pérez Vila, es posible que allí según se cree, se perdieran varios escritos de Sanz, entre ellos los originales de una Historia327.

FRANCISCO HERNÁNDEZ: DIPUTADO POR SAN CARLOS AL CONGRESO CONSTITUYENTE DE VENEZUELA Armando González Segovia/ José Daniel Chirinos En la cuarta generación de los primeros vecinos de la villa de San Carlos de Austria, se ubica a Francisco Ramón Hernández de la Joya y Sánchez Nadales328, nacido en 1766. Su casa natal estuvo situada frente a la Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar de San Carlos de Cojedes. Casó en la caraqueña Parroquia de Santa Rosalía a los treinta años, de esta unión nacieron siete hijos: María Manuela, Francisco Ramón, Domingo José, Pedro Pablo, María de la Merced, José de la Trinidad y Antonia María. Afirma Diego Jorge Herrera Vega que en la Universidad de Caracas “se recibió de Doctor en Derecho Canónico”,329 siendo uno de los sesenta egresados con este título que salieron del Claustro de la Universidad de Caracas entre 1725 y 1811,330 cuando era difícil el ingreso y más aun la obtención del grado académico, y donde el alto costo de la matrícula hacía limitado el acceso a la educación. Se estima que el grado más costoso era el obtenido por Francisco Hernández en Cánones o Derecho Canónico,331 para llegar a este grado, debió graduarse primero de Bachiller (con un costo de 29 pesos), licenciado (200 pesos) y Doctor (300 pesos). Los estudios que cursaban incluían la Leyes Canónicas y Civiles, los Decretales o Decretos de Gregorio IX, que comprendían los reescritos desde Alejandro III hasta Gregorio IX, compilados por Canonistas españoles y divididos por Raimundo Peñafort en cinco categorías: Judex, Judicium, Cleros, Sponzalia, Crimen.

326 Causas de infidencias documentos inéditos a la Revolución de Independencia. (edición dirigida por Laureano Vallenilla Lanz). Caracas, Archivo General de la Nación, 1917, tomo I, p.293 327 Manuel Pérez Vila. “Miguel José Sanz”. Diccionario de historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 1985, p.1094.

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328 Andrés Hernández de la Joya y Romero, valenciano nacido en 1627, casó con la caraqueña Isabel Pérez Moreno, nacida en 1639, el séptimo hijo de esta unión fue Domingo Hernández de la Joya y Moreno, nacido en la Parroquia Concepción de San Carlos en 1681, casó con Juliana Domínguez de Troya y Orantes, cuyo cuarto hijo nació en 1720 bautizado con el nombre Domingo José Hernández de la Joya y Domínguez de Troya quien casó con en 1754 con Margarita Sánchez Nadales y Fernández de Silva quienes fueron los padres de Francisco Ramón Hernández de la Joya y Sánchez Nadales. Diego Jorge Herrera Vega. Familias Coloniales de San Carlos. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 188, 1987, tomo I, pp. 385-409. 329 Ibid., p. 407. 330 Ildefonso Leal. La Universidad de Caracas en los años de Bolívar (1783-1830). Caracas, U.C.V., 1983, p. 28 331 Ildefonso Leal (Compilador). Cedulario de la Universidad de Caracas (1721-1820). Caracas, U.C.V., 1983, pp. 31, 43, 45.

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Debió presentar el título de Bachiller, hacer la solicitud para optar a la licenciatura y preparar el Acto de Repetición, en un evento público solemne donde el aspirante sustentaba una tesis, estaban cuatro doctores y el Secretario.332 Para el grado de Doctor no se realizaban nuevos exámenes, sino que se hacía un acto de calificación de méritos del candidato. Confiriéndose el grado en el coro de la Catedral o en la Capilla Universitaria.333 Se desempeñó como Abogado de la Real Audiencia del distrito San Carlos en 1797, Procurador General en 1800, aparece como diputado por su tierra natal al Congreso Constituyente de 1811.334 Ese año el Cabildo de la villa de San Carlos de Austria estaba compuesto por el Comandante Coronel Teniente Justicia Mayor, don José Antonio Yanes, Alférez Real y Alcalde Ordinario de primera elección, José Gabriel Herrera, Alcalde Ordinario de segunda elección, don José Nicolás Yllaramendy, Síndico Procurador General, don Francisco Antonio Hernández, Alcalde Primero, doctor don Francisco Hernández, Regidor Decano, don José Antonio González, Fiel Ejecutor Teniente Coronel, don José Cristóbal Nadal, Alguacil Mayor, don José Jacinto Hernández, Alcalde Provincial, Capitán Teodoro Figueredo.

presencia de Francisco de Miranda entre nosotros. Un año antes, por junio, había estado el Marqués del Toro con su ejército, en búsqueda de apoyo a la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII336. El 7 de enero de 1811, el Ayuntamiento de San Carlos reconoce por escrito a Francisco de Miranda, le felicita y le ofrece respetos, “deseosos que V. E. acepte rendidos homenages (sic) que le tributa el Pueblo Carolino en representación de su Teniente, y Cuerpo Municipal. Mucho Tiempo ha que anhelaba V. E. el suelo venezolano, y de sus sentimientos y esfuerzos para aliviar a sus compatriotas”. Miranda respondió al Ayuntamiento el 18 de febrero de aquel año, que ha recibido el oficio enviado desde el Cabildo presentando a todos los miembros el más profundo reconocimiento “por favores distinguidos con que han querido honrar, mi limitado mérito, y patriótico servicios”, porque “Estas dulces y honoríficas recompensas con que un País libre premia el zelo (sic) y amor de sus conciudadanos, serán siempre el más eficaz estímulo, para promover en los demás miembros, aquellas virtudes cívicas, con que se fomenta y crece el espíritu público, para beneficio del bien general, y de la libertad del Cuerpo Social”.337

El 5 de enero de 1811, Salvador de Madariaga arenga al Cabildo de San Carlos para no permanecer tranquilos cuando “el cuerpo colosal de la España camina a largos pasos al sepulcro”, debiendo actuar las provincias pertenecían a aquella potencia que tiende a desaparecer de la escena del mundo, porque:

Se gestaba así un primer acercamiento, que sin duda, planificaba progresivamente ir dando a conocer las propuestas libertarias traídas de antemano por Miranda. Llega primero Madariaga, haciendo la antesala a Miranda, pero sobre todo, buscando el apoyo del ayuntamiento a la causa que se gesta.

No, no hay destino: la Divina Providencia dirige todas las cosas: y no es la voluntad del Ser Supremo que los pueblos sean esclavos. Nuestros corazones salieron de su mano omnipotente y ellos aborrecen la servidumbre. Pero Dios quiere que trabajemos y pensemos. La libertad es obra del esfuerzo y fruto de la prudencia. Estas dos grandes cualidades reunidas libertan a los pueblos y los hacen respetables y florecientes335

336 “La M. Y. (Muy Ilustre) Villa de San Carlos debe ocupar un lugar distinguido en la regeneración política de Venezuela, no solo por el decidido patriotismo con que suscribió los principios proclamados en Caracas, sino por los desvelos con que quiso consolidarlos con la unión más bien entendida, y por la generosidad con que contribuyeron algunos de sus vecinos a organizar una fuerza patriótica capaz de proveer la seguridad interior y hacer respetable la ilustre Villa de San Carlos contra cualesquiera agresión de la discordia o cualesquiera conato de violencia... El Teniente Coronel don Rafael Herrera, propone la formación de dos compañías con que se complete un esquadrón de caballería unidas a las disciplinadas que hay en la villa de San Carlos y ofrece dar el vestido de uniformes de casaca a los nuevos individuos que se alistaren para la creación del citado esquadrón. Asimismo se obliga a comprar a su costa un solar contiguo al quartel, que sirve para alojar la tropa de caballería, y adelantar la fábrica en términos que quede capaz, y de utilidad para todo el esquadrón. El Regidor Alcalde Provincial de la Villa de San Carlos, don Teodoro Figueredo ofreció que con don Francisco, don Carlos, don Pedro Figueredo, y don José Antonio Marvez levantaría a su costa una compañía de 50 hombres de caballería, todos parientes perfectamente uniformados. Y S. A. Aceptando esta propuesta y oferta mandó darle las gracias y confirió la comandancia del esquadrón con el grado anexo del Teniente Coronel a don Rafael Herrera y dispuso que se agregue la gente ofrecida por Figueredo al esquadrón de caballería que debe formarse en aquella villa”, Véase: Gazeta de Caracas, Nº 107, 18 de julio de 1810. 337 La Carta del Ayuntamiento sancarleño fue publicada en la Gazeta de Caracas, número 17 del martes 29 de enero de 1811, p. 3 y 4. Mientras que la respuesta de Miranda se encuentra en el mismo periódico, Nº 143, del viernes 22 de febrero del mismo año 1811.

Se comienza a anteponer la razón al dogma cristiano y a la común creencia que el rey era el representante y enviado de Dios en la tierra y que por derecho divino, era gobernante. Debía aprovecharse la 332 Ildefonso Leal. Historia de la UCV (1721-1981). Caracas, U.C.V., 1981, pp.68, 69. 333 Ibíd., p. 70. 334 Herrera Vega. Op. Cit., pp. 406, 407. 335 Arenga publicada inicialmente en “La Aurora” de Chile y reproducida en el periódico de San Carlos “El restaurador Reformista”, Nº 30 del 30 de diciembre de 1903, en: Héctor Pedreáñez Trejo. “Contexto de la Acción del Libertador en la Ciudad de San Carlos de Austria y su Jurisdicción, su paso por el Territorio”. Caracas, Documentario de Libertad, 117. Caracas, Edic. de la Presidencia de la República, 117, 1983, 1983, p. 44.

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El 29 de enero de 1811, se escogió al diputado que representaría a San Carlos en el Congreso. Aspiraron Rafael González y Francisco Hernández, quedando electo este último, el cabildo lo envía en su representación. El objeto de esta investigación es estudiar su actuación como representante de la villa San Carlos de Austria en el Congreso de 1811, basándonos en las intervenciones que se hicieron hasta finales de ese año.338 Era Francisco Hernández un blanco criollo descendiente de los primeros vecinos llegados a la villa de San Carlos, de acaudalados bienes de fortuna, con formación académica. Propuso la representación proporcional en las Cámaras, considerando el índice demográfico, esgrimida ante la propuesta de división de la Provincia de Caracas realizada por la representación valenciana. Consideraba que esta división era del resorte del Congreso, debiendo esta instancia ser juez competente en la diferencia entre provincias. Asimismo debían considerarse las rentas de acuerdo con los informes del Ministro de Hacienda Francisco Xavier Uztaris, según los cuales sus rentas alcanzan un millón de pesos, mientras que había otras zonas donde no se alcanzaban cien mil pesos. Esto generaba la inquietante pregunta: ¿Qué razón pues se alega, cual es el incomb.te que se ofrece para que no se adopte los principios inculcados por los SS. Vnda Cabrera, Sata, y Yanes, y que Caracas se divida en tres provincias más, componiendo una Barquisimeto, Tocuyo, Carora y Sn. Felipe: otra Sn. Carlos, Araure, Ospino y Guanare; y la tercera Valencia, Nirgua, Pt. Cabello y los Valles de Aragua? 339

Partiendo de cálculos matemáticos, esa distribución permitía establecer por cada cien mil almas, rentas promedio de 200 mil pesos en las provincias, lo cual representa más de lo que tienen las provincias confederadas. Entonces “quedaría Caracas rica, opulenta y floreciente, pues tocándole los partidos de Calabozo, Villa de Cura, S. Sebastián, Puerto de la Guaira, y sus otras poblaciones, contaría con más de 200.000 habitantes, y 500.000 Pesos de Erario”. En la Constitución Federal de 1811 aprobada por la Constituyente, se divide la Provincia de Caracas en los departamentos de: Caracas, San Sebastián, Valles de Aragua, Barquisimeto y San Carlos. A su vez cada departamento estaba conformado por cantones y distritos. Era lógico 338 El libro Nacional de los Venezolanos/ Actas del Congreso Constituyente de 1811. Caracas, tipografía Americana, publicación oficial acordada por Juan Vicente Gómez. 1911. 339 Ibíd.

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que después del levantamiento de Valencia no fuese capital de un departamento. No había confianza en ella por su favor realista. San Carlos como cantón, en el departamento del mismo nombre, estaba integrado por cuatro distritos, el primero con los pueblos de San José, Caramacate y San Carlos que era la Capital. El segundo con El Pao, Tinaco y Tinaquillo, con capital en El Pao. El tercero con Agua Blanca, San Rafael de Onoto, Cojede, San Miguel de El Baúl y Lagunitas, que será la capital. El cuarto con Acarigua, La Aparición de la Corteza, San Antonio de Turén, las Sabanetas de Turén y Araure, que será la capital.340 Es decir la propuesta llegó a considerarse e integrarse al texto constitucional. Para Hernández las leyes podían formarse en todas partes y los “pueblos deben concurrir á su sanción, estas normativas legales deben ser ante todo justas”,341 donde la ley es una vía para llegar a la justicia, no la justicia por la Ley misma. El concepto de pueblo no es el mismo que asumimos en la actualidad, se refería a los ciudadanos, es decir, quienes ejercían los derechos por poseer renta, poder y riquezas. Tal como quedó expresado en la primera Constitución de la República, que estableció el sistema censitario: para ser electo en la Cámara de Representantes se debía poseer “un caudal libre de seiscientos pesos” y para ser Senador “ha de gozar una propiedad de seis mil pesos”.342 Esto dejaba por fuera a las mayorías poblacionales, al igual que con la monarquía, para tener acceso al poder político debían tener bienes de fortuna y como no tenían el primero, tampoco podían disfrutar del segundo. Se mantienen los privilegios de clase, intentando borrar o suprimir las prerrogativas de castas, sin tocar la estructura económica y social,343 motivo del fracaso de los primeros intentos libertarios de los blancos criollos. Hernández percibía la urgente necesidad de la declaración de Independencia para consolidar las relaciones internacionales, condición 340 A.N.H. Constituciones Provinciales. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, 1961, p. 69. 341 “En todas partes pueden formarse leyes, y todos los pueblos deben concurrir á su sanción. La ley será siempre justa, sin necesidad de opinión poca y esta al contrario chocará con los individuos que la establecen, llegando por ultimo hasta privarlos de la libertad en un asunto de tan importancia y gravedad. Por consiguiente, creo que en cualquiera parte está abierto el congreso”, El libro Nacional de los Venezolanos… Op. Cit, p. 39. 342 Op. Cit. p.p. 159, 165. 343 “...La constitución de 1811 restringe la igualdad natural a los blancos, mestizos e indios y mantiene la esclavitud. Conserva intacta la estructura económica, pero intenta borrar la superestructura social para hacerla democrática...”, D. F. Maza Zavala: “Mestizaje y estratificación de clases en Venezuela 1780-1830”, en: Revista Universitaria de Historia. Caracas, Universidad “Santa María”, Nº 6, septiembre-diciembre, 1983, p. 23.

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indispensable para ser reconocidos como Estado: Consolidar las relaciones con Estado Unidos, aprovechar las diferencias entre Francia e Inglaterra, para evitar el bloqueo que ahogue la economía344 y consideraba el problema de la mentalidad gestada a través del proceso de conquista donde se creía que la realeza era un derecho divino, legado por Dios a los elegidos en la tierra. Juan Germán Roscio había hecho mención, de la mutación del Congreso desde sus inicios hasta ese momento, ponderando los peligros y temores “que en mi concepto son imaginarios” porque “no hay duda que hay que contribuir en gran manera a la ilustración general de los pueblos” como medio de romper estas creencias. Hernández, por su formación académica, conocía bien las creencias que se engendraban para consolidar el poder de los reyes a través de la religión, sabiendo por esto que la vía era la propuesta por Roscio: ilustrar a los pueblos de sus derechos, elaborando un manifiesto donde se exprese la necesidad de independencia, haciendo que se traiga al Congreso el acta de reconocimiento de San Carlos, en apoyo a la causa patriota.345 La mayor discusión sobre la Independencia se produjo el 4 de julio. En la sesión del día 5 se acordó una comisión “para la formación del Acta”, integrada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, mientras que la designación de la bandera y Cucarda a Francisco de Miranda, Lino de Clemente y a José de Sata y Busy. El Acta de la Independencia se leyó, consideró, aprobó y firmó el día 7 de julio de 1811, no el 5 como se afirma comúnmente. Una nota marginal señala que “el Dr. Hernández por haberse retirado con permiso del Congreso antes de extenderse esta Acta”, incorporándose al Congreso en Valencia, donde la firmó.346 Se creó una comisión presidida por José de Sata y Busy, siendo Vice-Presidente Ramón Ignacio Méndez, teniendo como Secretario a José Paúl e integrada por: Isidoro A. López Méndez, José Luis Cabrera,

344 “Se atribuye la urgencia de la declaración de independencia a la necesidad de constitución y de establecer relaciones más sólidas con el norte de América. En cuanto los primero positivo, que se ha dado comisión para formarla bajo los principios democráticos; y en cuanto los segundos parece bien claro la conducta de los EEUU: la neutralidad con todos, es en ellos la suprema ley, y por no violarla es que han abrazado el partido de no admitir Ministros, ni emisarios de España, Francia, ni Inglaterra, bajo su sistema, tampoco admitirán los nuestros. Es constante que el Gobierno Inglés no se opuso a nuestra resolución bajo los dos principios de reconocimiento á Fernando, y odio eterno a la Francia; digo ahora que sea nuestra independencia y no veo en esto concordancia con sus principios y su conducta, pues no hay duda que auxilia y sostiene igualmente á Coro, que á Caracas, bajo el nombre de Fernando 7º: abandonado este nombre nos exponemos a una repulsa activa por parte de la Inglaterra: sin que nos ataquen pueden hacernos un bloqueo más temible que el de la regencia; y tan vez no podrán eludirlo los EEUU aun que quieran socorrernos”, Ibíd., p. 46 345 Ibíd., p. 47. 346 Ibíd., p. 422.

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Juan J. Maya, Juan A. Dias Argote, Juan Toro, Luis I. Mendoza, Francisco Ortiz, Francisco Hernández, Luis A. Rivas y Tovar, Luis José de Cazorla, Ignacio Fernández, El Marqués del Toro, Fernando Peñalver, Francisco J. Mays, Inacio R. Briceño, Salvador Delgado, Mariano de la Coba, Lino de Clemente, José Vicente Unda, Felipe. P. Paúl, Nicolás Castro, Juan Bermúdez, Juan Nepomuceno Quintana, José M. Ramíres, Antonio Briceño, José Ángel Álamo, José Gabriel Alcalá y Manuel Palacio. Esta comisión elaboró y aprobó las leyes de: Abolición de la Tortura (17-08-1811), Papel sellado (11-10-1811), Para Acuñar Monedas (27-081811, ampliada el 29 de noviembre de ese mismo año), Sobre Recusaciones (19-11-1811) y de Indulto a los reos de la conmoción popular del 11 de julio en Valencia (25-11-1811).347 Allí se asumen plenamente las potestades como Estado Independiente, buscando el reconocimiento de otros Estados. La Ley sobre Abolición de la Tortura se manifiesta como un importante precedente en los derechos de los ciudadanos, donde se detesta el tormento de cómo “uno de los atributos más horrorosos de la barbarie de los siglos en que se verificó la conquista de la América”, declarando que “desde hoy se proscribe, destruye y anula el uso del tormento, baxo cualquier acepción, caso, y circunstancia.”348 La legislación sobre papel sellado y acuñación de monedas, tiene que ver con los aspectos relativos al fisco y al mantenimiento económico de la República, mientras que la de recusación estaba vinculada a la búsqueda de Justicia. La Ley de Indultos al movimiento del 11 de julio en Valencia, se refería a la insubordinación de los habitantes de esta ciudad en esa fecha que causó la muerte de muchas personas, aun cuando debían responder ante las leyes por sus acciones “la causa por su complicada naturaleza se dilata” y para que “quede restituido del todo el sosiego, la tranquilidad y la confianza en valencia”, además de dejar testimonio de su beneficencia se acordó un indulto general a cambio de una pena pecuniaria.349 Ante este levantamiento, el cabildo de San Carlos reaccionó contra de los canarios valencianos que se levantaron contra la junta suprema y el congreso republicano. El cabildo sancarleño asumió en 347 A.N.H. El Publicista de Venezuela. Edición Facsimilar del periódico que circuló en 1811. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, 8, 1961. 348 El Publicista de Venezuela. 22 de agosto de 1811, Ibíd., p. 63. 349 “Art. 1 Se concede el perdón o indulto expresado a los reos de la conmoción popular ejecutada en Valencia, comprendiéndose a los sentenciados, y que se hallen en cumplimiento de la condena”, mientras que el artículo 7 establece que “La pena pecuniaria de que ninguno está indultado, se impondrá en la Sala en justo resarcimiento de las erogaciones que ha causado al Estado su crimen, con arreglo al mérito y estado actual que produzca el proceso contra cada uno de ellos, en proporción con sus haberes”, El Publicista de Venezuela. 21 de noviembre de 1811, Ibíd., pp. 163, 164.

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pleno la causa patriota para el reconocimiento de la independencia tan pronto como un viajero llevó la noticia de la insurrección valenciana el 12 de julio. Entonces se acordó: …cortar toda comunicación con aquel territorio, que es limítrofe, e impedir la conducción de ganados y todos víveres, para lo que se apostó un destacamento al mando del capitán don Ignacio Sárraga en el paso del río Chirgua, que es el lindero, a cuyas órdenes se puso también la compañía del pueblo del Tinaquillo; librándose a el mismo efecto las órdenes correspondientes a el Justicia Mayor y Comandante de la Caballería de El Pao y demás pueblos del Partido Capitular…350 En estado de defensa y dispuestos a atacar cuando el supremo Gobierno lo mandase, por esto acuarteló cien hombres del batallón de blancos, buscándose armas y financiamiento, lográndose recoger 2.460 pesos de los vecinos y más tres mil que disponía el Cabildo del fondo de hospitales. También: …Se celebró prontamente un Cabildo Abierto a que concurrieron el Cuerpo Municipal, el Militar de Blancos y Pardos, el Eclesiástico, los Empleados en rentas y un número considerable de Vecinos... Un numeroso pueblo que estaba reunido en la plaza frente a las Casas Consistoriales juró con el mayor entusiasmo morir primero y sepultarse bajo las ruinas de la ciudad que reconocer otro gobierno... 351 Estas son las actuaciones del Diputado por San Carlos al Congreso Constituyente de 1811. Afirma Héctor Pedreáñez Trejo que Francisco Hernández, luego de su participación en el Congreso Constituyente en 1811 y 1812, volvió a retomar las filas realistas y para 1814, integra el Cabildo en manos de éstos,352 lo que permite preguntarse si ¿realmente hubo un cambio de la posición en defensa del Rey o fueron las circunstancias que llevaron a tomar posición en la firma del acta? Porque debe recordarse que era Hernández quien alegaba que no tenía poderes ni instrucciones para firmar esta declaración, y puede comprenderse la posición endeble respecto al tema de la independencia absoluta que mantuvo Hernández en las discusiones del Congreso. Se encuentran diversos documentos ejerciendo su profesión por aquellos años, cuando junto al Capitán Don Joseph Antonio González, apoderan a José Acal, vecino de Caracas, para que “otorgue 350 Gazeta de Caracas, Nº 43, 30 de julio de 1811. 351 Ibid. 352 Pedreáñez, Op. Cit., p. 45.

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la escritura de remate y fianza de los diezmos de las Parroquias de los Pueblos de la Boca del Tinaco y San José de Mapuey, que el primero Remato por tres años ante la Junta Superior de Diezmos”.353 Asimismo cuando otorga poder a Francisco Ramos Benegas, vecino de Caracas, para que “se presente ante los Ciudadanos Ministros Principales del Estado, o adonde corresponda, para que liquidando y ajustando la cuenta que se le debe como Diputado de este Partido Capitular hasta el último del corriente”, el 26 de febrero de 1812.354 Cuatro años después apodera Hernández a Don Manuel García Enoda, para que “se presente ante los SS. Jueces de Diezmos de la Capital a tratar de la nulidad del remate celebrado de la vereda de San Josef y Boca del Tinaco de esta jurisdicción correspondiente al año de doce; ya así mismo para que pueda hacer y haga qualquiera (sic) remate de la misma expecie (sic) para los años que tenga por convenientes, de este Departamento como de otros, haciendo las posturas y pagas hasta los montantes que para bien tuviere en virtud de las ordenes que para el efecto le serán comunicadas”. 355 Ese mismo año sustituye en todas sus partes el poder general que le fue conferido por el Capitán de Ejército y Comandante Político y Militar de la ciudad de Carora, Don Francisco López Guijarro,356 en el 353 Registro Principal del Estado Cojedes. Escribanías. Año 1812, tomo único, f° 11v-12. San Carlos, 07-02-1812. 354 Ibid. f° 20. San Carlos, 26-02-1812 355 RPEC. Escribanías. Años 1816-1817, tomo 1, f° 60-61. San Carlos, 29-05-1816. 356 El 10.11.1814 Francisco Antonio Hernández otorgó una obligación a favor de Francisco LópezGuijarro “Subteniente Veterano de las Compañías Americanas”, por la cantidad de 3.000 pesos, como parte de la Dote que del matrimonio que tiene tratado con Doña Felipa Bergolla, “según lo prevenido por Reales disposiciones”. (RPEC. Escribanías, años 1814-1815, tomo 1, f° 27v-29). Luego el 12.12.1814 Doña Tomasa Hernández, viuda de Don José Bergolla, le donó la cantidad de 1.400 pesos de la herencia de su legitimo padre Don Tomás Hernández de la Joya, en las especies de esclavos, ganados, bestias y una casa de tapias y rafas cubierta de tejas con los linderos oriente, calle real y casa de Don Andrés de Herrera, poniente, con solar y casa de Doña Josefa González, norte, con casa de los herederos de Don Juan Esteban Solano y sur, casa del Regidor Decano Don José Antonio González; “cuya cantidad es debe entenderse para cubrir parte de los sesenta mil reales que debe llevar al matrimonio el expresado Subteniente Don Francisco López Guijarro, que pretende contraer con mi legitima hija Doña Felipa Bergolla, por la graduación que tiene, según decreto del Señor Capitán General de esta Provincia de veinte y cinco de Noviembre próximo pasado”. (Ibid. f° 36v-38). Acto seguido, el mismo día, Felipa Bergolla le dono la cantidad de 1.600 pesos, exceso de los 3.000 pesos que constan justificados de la escritura otorgada el 1011-1814 por Don Francisco Antonio Hernández “en que se constituyo responsable a la de cuatro mil y seiscientos pesos fuertes con el objeto de cubrir parte de los sesenta mil reales que debe llevar al matrimonio que debe contraer conmigo”. (Ibid. f° 38-39v). Con el grado de Capitán de las Compañías Sueltas Americanas, aparece en una nomina de individuos recomendados por Domingo de Monteverde “en consideración al distinguido merito que contraxeron en la pacificación”, y agraciados con empleos militares concedidos por el rey en fecha 5 de junio de 1815. (Gaceta de Caracas. Tomo V, n° 32, pp. 256 y n° 42, pp. 335). El 29.01.1816 figura como “Capitán de las Compañías Americanas y Comandante Político y Militar de la Ciudad de Carora”, en una escritura

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Licenciado Don Vicente Mercader, “Abogado del Ylustre Colegio de la Capital”.357 Para 1818, El Capitán José de los Santos Torralva, otorga fianza de cárcel ante el Sr. Alcalde de Segunda Elección, en el juicio criminal que se sigue a Julián Perdomo “preso en estas Reales Carceles a instancia del Dr. D. Francisco Hernz. por el delito de abigeo”.358 Al llegar Bolívar a San Carlos, antes de la Batalla de Carabobo en 1821, se ordena el Juicio del Secuestro de Bienes del Emigrado Don Francisco Hernández, llevada por el Juez de Secuestros Manuel Urrutia, en 1821. La causa se inicia el 6 de junio y finaliza el 1° de octubre del mismo año.359 Se inicia el proceso judicial para la confiscación de los bienes que había sido del diputado en representación de esta Municipalidad. El Coronel Manuel Henríquez, como Gobernador, da instrucciones para proceder a los secuestros de los bienes de los europeos y colombianos que hayan emigrado de San Carlos, entre los que se encuentra el doctor Don Francisco Hernández, para luego procederse “al embargo de todos los que se conocían son de su propiedad y existen así en esta referida Ciudad, como fuera de ella los que se depositaran conforme a la Ley”, según la cual debían proceder a “embargar y depositar los bienes del sitado [sic] Doctor a causa de haber emigrado de esta Villa quando [sic] se apresuraban las tropas de la República”. Luego los miembros del Tribunal de Secuestro pasaron a la casa de habitación de Hernández donde los recibió su esposa, Doña Manuela Romero, donde cancela y exonera la obligación contraída por Francisco Antonio Hernández en 1814, a quien se le asigno parte de la dote de Felipa Bergolla cuando contrajo matrimonio “según lo prevenido por Reales Disposiciones”. (RPEC. Escribanías, años 1816-1817, tomo 1, f° 14). En 13.08.1817 José Antonio González otorga fianza a favor de Don Francisco López Guijarro, Capitán Retirado “por Su Magestad”, el cual fue nombrado Administrador de la Real Renta del Tabaco de las Villas de San Fernando y San Jaime. (Ibid. f° 96). Francisco López Guijarro falleció en un sitio puesto a San Fernando de Apure entre febrero y marzo de 1818 por las tropas del General José Antonio Páez. En un oficio enviado por Pablo Morillo al Rey en octubre de 1818 le informa: “Lo mismo sucedió con el Capitán de Milicias Urbanas D. Francisco López Guijarro, a quien mutilaron vivo brazos y piernas” (Gaceta de Caracas. Tomo VII, pp. 1777-1782.) Sobre su descendencia vid. Diego Jorge HerreraVegas. Familias Coloniales de San Carlos. Tomo I. A-H. Caracas, 1987, p. 400. 357 RPEC. Escribanías. Años 1816-1817, tomo 1, f° 82-83. San Carlos, 25-08-1816 358 RPEC. Escribanías. Años 1818-1819, tomo único, f° 25. San Carlos, 26-03-1818. 359 Oficina Principal de Registro Subalterno en San Carlos, Juicio del Secuestro de Bienes del Emigrado Don Francisco Hernández. Juez de Secuestros Manuel Urrutia. Año: 1821 (inicia el 6 de junio y finaliza el 1 de octubre del mismo año). Tachado en la portada aparece catalogado como Nº 20, Asimismo se lee la fecha errónea de 1825. El documento fue hallado por José Daniel Chirinos y Transcrito por Armando González Segovia.

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quien inicia una querella alegando que de los bienes que existen se encuentra en ruinas, además que no le pertenecen puesto que no alcanzan a cubrir el monto de la Dote Matrimonial. Manuela Romero le escribe al Libertador explicándole la situación, en cuanto Hernández “no aportó al matrimonio bienes algunos”. Bolívar da instrucciones que se siga el proceso de evacuación de testigos en el documento, hasta ahora inédito: Quartel General San Carlos, Junio ocho de mil ochocientos veintiuno: La Ley reserva su derecho al consorte que no emigre, así como a los hijos; pero siendo también de presunción legal que los bienes perteneciesen al marido, la que se presenta justificara su propiedad ante el tribunal competente para que se le devuelva su dote; y la parte de ganancias la que no estén comprendidas en la confiscación= Bolívar=.360

Se percibe allí el balance entre la ley y la justicia, si bien la guerra necesitaba base económica para costearse, se buscaban las formas que tocara a quienes le adversaban; sin duda que Bolívar conocía a Francisco Hernández desde su postura en el Congreso de 1811, lo cual no impidió que actuara con justicia con la esposa. Entonces, se procedió a la evacuación de cuatro testigos quienes ratificaron la versión de la ciudadana Manuela Romero, sometida luego a un asesor, se tomó la decisión el 20 de julio de 1821, de declarar “libres los bienes de la ciudadana Manuela Romero, y en consequencia [sic] hágasele formar la entrega de los que resultan embargados”. Para el año 1826 figura en el “Calendario/ manual/ y guía de forasteros/ en Madrid/ para el año de 1826” como “Fiscal de lo civil” de la Audiencia de la Isla de Cuba,361 donde debió viajar luego de ver que en Venezuela ya se gestaba el triunfo de los patriotas que establecerían el Estado Republicano independiente. Aunque se desconoce la fecha de la muerte del Doctor Francisco Hernández, en todo caso llegó a la longevidad si se consideran las informaciones existentes. Se sabe que uno de sus hijos, eximio patriota y solidario amigo del General José Antonio Páez, Francisco Ramón Hernández, quien murió en Caracas el 15 de junio de 1856, 362 360 Ibid, folio 4 vto, fol. 5. 361 Madrid, 1826, p. 163. 362 Archivo General de la Nación. Sección Testamentaria. Año 1857, letra H, Nº 2.

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CONSIDERACIONES FINALES Para la comprensión de la historia de la zona resulta interesante el enfoque de conjunto, de la totalidad. En este sentido, se hace necesario trascender las visiones parciales que aportan solamente las ideas y aportes de los vencedores. Casos como el de Francisco Hernández, patriota, luego vuelto a las ideas monárquicas, permiten percibir como luego de conformarse una mentalidad en la colonia, real o monárquica, con una seria de ideas, creencias y valores sociales se inicia el proceso, lento y complejo para ser cambiado por valores del Estado republicano. De esta manera, ricos y acaudalados propietarios de la zona, participaron y brindaron apoyo tanto económico como intelectual a la causa. El caso de Francisco Hernández, prócer olvidado de San Carlos, del hoy estado Cojedes, abre paso a la reflexión si en algún momento dejó las ideas monárquicas. Fue electo como diputado por San Carlos, ya habíase discutido las ideas de la Colombia mirandina, según refieren los documentos.

Sesquicentenario de la Independencia, 1961. A.N.H. El Publicista de Venezuela. Edición Facsimilar del periódico que circuló en 1811. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, 8, 1961. LEAL, Ildefonso. (Compilador). Cedulario de la Universidad de Caracas (17211820). Caracas, U.C.V., 1983. El libro Nacional de los Venezolanos/ Actas del Congreso Constituyente de 1811. Caracas, tipografía Americana, publicación oficial acordada por Juan Vicente Gómez. 1911. Gazeta de Caracas. Edición Facsimilar de la Academia Nacional de la Historia, 1983. Reglamento para la Elección y Reunión de Diputados que han de Componer el Cuerpo Conservador de los Derechos de Fernando VII en las Provincias de Venezuela de 1810. Caracas, Edición Facsimilar de la Fundación John Boulton y el Consejo Nacional Electoral, 2006.

Las intervenciones en el Congreso fueron importantes y claras. No se percibe allí dudas en torno a la búsqueda de nuevas salidas al problema social planteado. De ser cierto lo afirmado por Pedreáñez Trejo, acerca de su vuelta a las filas realistas, debe buscarse las motivaciones que le llevaron a asumir de nuevo esta ideología, surgiendo la pregunta ¿Acaso ocurrió como al Dr. José Vicente Unda, luego de ser sometido a las Causas de Infidencia que retoma la antigua posición?

Bibliografía

El Juicio de Secuestro de bienes a que se someten los bienes de Hernández, iniciado poco antes de la Batalla de Carabobo y terminado luego de ésta, indica ya el apoderamiento de las fuerzas patriotas de los mecanismos del Estado sobre las instituciones jurídicas, en el tránsito de parte del Estado metropolitano español al Estado independiente. La concreción de la independencia motivó la emigración de Hernández quien no vuelve a Venezuela, ni a su natal San Carlos donde hizo casi toda su vida. Queda mucho por estudiar y documentar de este prócer sancarleño, escondido en las páginas del olvido de la historia.

MAZA ZAVALA, D. F. “Mestizaje y estratificación de clases en Venezuela 17801830”, en: Revista Universitaria de Historia. Caracas, Universidad “Santa María”, Nº 6, septiembre-diciembre, 1983.

HERRERA VEGA, Diego Jorge. Familias Coloniales de San Carlos. Caracas, Academia Nacional de la Historia, Col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 188, 1987. LEAL, Ildefonso. La Universidad de Caracas en los años de Bolívar (1783-1830). Caracas, U.C.V., 1983. __________. Historia de la UCV (1721-1981). Caracas, U.C.V., 1981.

PEDREÁÑEZ TREJO, Héctor. “Contexto de la Acción del Libertador en la Ciudad de San Carlos de Austria y su Jurisdicción, su paso por el Territorio”. Caracas, Documentario de Libertad, 117. Caracas, Edic. de la Presidencia de la República, 117, 1983, pp. 09-72.

FUENTES Documentos Archivo General de la Nación. Sección Testamentaria. Año 1857, letra H, Nº 2. A.N.H. Constituciones Provinciales. Caracas, Academia Nacional de la Historia,

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VENEZUELA EN 1808: LA CONJURA DE LA CASA DE LA MISERICORDIA Omar Hurtado Rayugsen “Conocemos sólo una ciencia , la ciencia de la historia. Tenemos que examinar la historia de los hombres,… Puesto que casi toda la ideología…se reduce a la interpretación tergiversada de esta historia”. Marx, Carlos, (1846) “…las ideas preceden a los hechos y los determinan, …un ideal, cuando noble, es lo único que transforma en cada época al hombre y a los pueblos. …el ideal, en definitiva, es la verdadera encarnación de los pueblos”. Gil Fortoul, José, (1953)

I.-LAS CIRCUNSTANCIAS PREVIAS

La primeras décadas del siglo XIX europeo estuvieron signadas por el empeño de Napoleón Bonaparte en instaurar su propia dinastía; lo que implicó que se esforzara en rodear a Francia de Estados satélites, que le permitieran concretar el aislamiento de Gran Bretaña y el consecuente quebrantamiento de su poderío marítimo, (Palacio Atard, 1968). No es un secreto para nadie que esta política guarda semejanzas con la que había impulsado Felipe II en el XVI, cuyo hecho cenital fue la conversión de la Armada Invencible en la armada invisible, en 1558; y con la que, en días más cercanos a nosotros, aplicó Adolfo Hitler y cuyos resultados desembocaron en la culminación de la llamada Segunda Guerra Mundial. Por múltiples razones, que escapan a este breve análisis, la nación agredida salió vencedora de esos ataques y los utilizó como acicate para desarrollar una fortaleza militar en el plano naval que aún la mantiene entre las primeras potencias del orbe. En la búsqueda de su objetivo Napoleón pacta con España y ejerce presiones sobre Portugal, llegando incluso a proponer su desmembramiento como reino con la finalidad de apartarlo de su alianza con los británicos. En esta dirección firma, el 27 de octubre de 1807, el tratado de Fointainebleau con los Borbones; mediante el cual se declaraba la guerra al reino lusitano, confrontación que se llamó “la Guerra de las Naranjas”, se auspiciaba el reparto de su territorio entre España y el Reino de Etruria, así como el despliegue de las fuerzas napoleónicas por el espacio español. La oposición ofrecida por la Casa de Braganza, que prefirió mudarse con su corte hasta el Brasil antes que ceder a sus pretensiones, frustró sus planes en lo inmediato. 188 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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Mientras tanto, en España se daba una impresionante relación en el seno de la casa real. En la que el Rey Carlos IV conspiraba contra el Príncipe de Asturias; apoyado por su valido Manuel Godoy denominado “El Príncipe de la Paz” quien, convenientemente estimulado por los francófilos que le habían ofrecido una provincia del desmantelado reino de Portugal, adelantaba todas las posibles intrigas palaciegas en oposición al futuro Fernando VII; quien, a su vez, era nombrado “el Deseado” y reivindicaba sus derechos sucesoriales. Consideramos significativo destacar que el patetismo de este grupo familiar ya había sido retratado por Francisco Goya y Lucientes, en 1800 - 1801, en el cuadro “La familia de Carlos IV”, (Soriano y Del Vado, 2006); y como esta situación fue aprovechada por Napoleón para adelantar sus planes de expansión político-territorial. La invasión de la península, por 100.000 soldados franceses comandados por el General Jean Andoche Junot, y con autorización real mediante el citado acuerdo de Fointainebleau, crea una guerra de rumores cuyo punto culminante fueron los relacionados con la supuesta partida del monarca hacia América. Esta situación aumenta el descontento popular hacia el Rey y su Primer Ministro. Malestar que se había instalado en las masas como consecuencia de la nefasta política adelantada por éste que había ocasionado el estancamiento económico acentuado por la crisis agraria y las malas cosechas, con los lógicos desabastecimiento y carestía de alimentos. A los que hubo que añadir los negativos efectos del enfrentamiento con Gran Bretaña que produjo la pérdida de Trinidad, en 1802, y la derrota de Trafalgar, en 1805; más la renuncia a media isla de La Española (Santo Domingo) a manos francesas y los efectos perversos de las exageradas exacciones impositivas. El 19 de marzo de 1808 se desencadena el Motín de Aranjuéz; que conduce a la abdicación de Carlos IV a favor del heredero, y en el que Godoy apenas salva su vida, debiendo acompañar a la familia real a su exilio en el puerto pesquero de Bayona, ubicado al suroeste de Francia. En esta localidad de las estribaciones pirenaicas se da la puja entre el ex - rey y su hijo; quienes, prisioneros de los franceses, y aconsejados por el futuro Rey de Nápoles, Mariscal Joachim Murat, deben doblegarse ante las aspiraciones del Emperador. Bonaparte dice que no reconoce sino a Carlos IV como soberano español y ofrece al deseado el pequeño reino de Etruria, ficción creada por él en la bota italiana y situado entre los montes Apeninos y el río 190 Levitas y sotanas en la edificación republicana

Tíber. Los infantes renuncian al trono. El Rey nombra a Murat como Teniente General del Reino, cede a Napoleón sus derechos sobre España y Las Indias y éste coloca a su hermano José, hasta entonces Rey de Nápoles, en el trono. Tales conductas originan una fuerte reacción anti francesa por parte del pueblo español, conocida como el alzamiento del dos de mayo, que fue violentamente reprimida por las tropas que comandaba Murat. Como testimonio de la masacre cometida por las tropas francesas contra el pueblo madrileño, permanecen “La carga de los mamelucos” y “Los fusilamientos de La Moncloa”, o “Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío”, de Goya, (Soriano y Del Vado, obra citada), en los que el pincel del genial pintor aragonés plasmó los violentos acontecimientos del dos y del tres de mayo, respectivamente. Es digno de reconocimiento como el pueblo responde a la represión con diversos mecanismos. Entre ellos nos llama la atención como se agudiza el ingenio popular para combatir la usurpación. Verbigracia, el Rey, recién nombrado, fue bautizado como “Pepe botella” en función de su fuerte adición a las bebidas espirituosas y a los juegos de envite y azar. Son numerosos los volantes en verso, o en prosa, que difundían esta debilidad. Veamos uno de ellos:

NI ES CABALLO; NI YEGUA, NI POLLINO EN EL QUE VA MONTADO, QUE ES PEPINO Botellas, copas, pepino / son los títulos José / con que te honra de contino / España, advirtiendo que / tu suerte fue qual con – vino / Sufre la justa matraca / no te llegues a apurar / y si alguna vez te ataca / la sed bien puedes quitar / un retazo a la casaca / Ahí tienes aquesta Mona / que retorciendo el hocico / enseña tu real persona / diciendo ‘este llevó mico / en lugar de la corona’ / Una insignia bien remota / de ser cruz, tu condición / por no ser y ser DE-BOTA / la fixo en el corazón / de esa tu grande amigota (Aventín, Bahamonde et al, 2007).

A la constitución napoleónica se le opone una aprobada por las Cortes de Cádiz; que, con innegables signos de liberalismo, declara los principios de soberanía nacional, la división de poderes, proclama el respeto a los derechos individuales a la libertad, así como la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad. Como quiera que esta Carta Magna representaba la suma del sentimiento anti francés sus defensores fueron

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perseguidos y severamente castigados. Lo que indujo al gracejo popular a referirse a ella como La Pepa; aludiendo al hecho de que había sido aprobada un 19 de marzo, día de San José, y su invocación se hacía con el cognomento de “Viva la pepa”; (Flores Hernández, 2005). Coetáneamente en Italia; los sectores populares se inspiraron en el drama que condujo a la muerte, a manos de un efectivo del ejército de ocupación francesa, de una joven virgen que no accedió a sus requiebros; para inundar los muros de las ciudades de la bota con letreros, graffiti le decimos ahora, que exclamaban: MAFIA, con lo que proclamaban, en un sentido acróstico, el profundo reclamo de Muerte A la Francia Italia Anhela, y sintetizaban el dolor del pueblo ante el ultraje cometido por la fuerza invasora, (Romero, 1983). Para nosotros, hoy, el referido término tiene una connotación distinta; pero es innegable que las derivaciones actuales no pueden borrar su sentido histórico. En toda España la resistencia se extiende cual reguero de pólvora. En ella encontramos, claramente definidos, tres grupos, a saber: (a) Los absolutistas, que buscaban consolidar al Príncipe en el poder, sin afectar para nada la monarquía. (b) Los constitucionalistas históricos, que intentaban adelantar las reformas que devolvieran la dignidad a la Corona. Y, (c) los liberales más radicales, que procuraban el desmantelamiento del viejo orden y su sustitución por un régimen liberal, (Guerra, 1992). Se organizan diversas juntas que se encargan del gobierno, dicen que a distintas instancias y con suerte diversa. Aparecen los bandos pro-franceses, que llaman a la calma y a la armonía. Frente a estos se erigen los que llaman a la resistencia, en sus diversas formas. Comunidades hubo que procuraron impedir el viaje de Fernando VII a Bayona, así como las que apedrearon las Audiencias que propugnaban el acatamiento de las instrucciones galas, acusándolas de traidoras, y las que difundieron abiertamente el llamado a las armas. La más importante de todas estas juntas fue la de Sevilla, en la que los amotinados, autodenominándose Junta Suprema de Gobierno de España e Indias, proclamaron los derechos de Fernando VII, se autocalificaron como depositarios de la soberanía ante la ausencia de gobierno legítimo y declararon la guerra a Napoleón Bonaparte. Algo parecido ocurrió en otras provincias como: Cataluña, Murcia, León y Asturias Esta multiplicidad de actuaciones tuvo un eje de convergencia: el rechazo al invasor francés, el reclamo por la restitución del Fernando VII en el trono y la convicción de ser expresión del sentido de continuidad legal 192 Levitas y sotanas en la edificación republicana

que les imprimió el estar respaldadas por la aclamación popular. Tal maremagnum es el que se reflejó en el movimiento conspirativo que adelantaron los mantuanos caraqueños durante los meses de julio a noviembre de 1808 y que ha recibido diversas denominaciones y distintos enfoques interpretativos, a lo largo de más de doce décadas de estudio.

II.-DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS La movilización popular que nos ocupa tuvo varios puntos nodales y representatividad variada, lo que ha dado lugar para que se le denomine de distintas maneras. Por ejemplo; la historia nacional, preferentemente, se refiere a ella como La Conspiración, o la Conjura, de los Mantuanos, porque finalmente fue identificada como un movimiento secreto que, a la larga, agrupaba a personas de la clase pudiente y sin poder político, los mantuanos criollos, que se complotaron para dar al traste con el gobierno de de los representantes de la insularidad. Muchos autores la denominan como la Conspiración de la Cuadra de los Bolívar, (Brice, 1968), lugar que en la Caracas actual está situado entre las esquinas de Piedras y Río, y aún como la Conspiración de la Casa de la Misericordia, sitio hoy conocido como Parque Carabobo, atendiendo a los espacios donde usualmente se reunían los conjurados. En efecto, la casa de campo, sita extramuros y a las márgenes del río Guaire, de la familia del futuro Libertador; o la sede del Cuartel de Granaderos de Aragua, plaza a la que estaba adscrita buena parte de la juventud comprometida con el movimiento, que eran comandados por Don Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra, IV Marqués del Toro, y donde en otro tiempo funcionó un hospicio para menesterosos; garantizaban a los conspiradores la tranquilidad y la seguridad propia de estos parajes. Mas recientemente se le ha conceptualizado como “el último acto de fidelidad a la monarquía española”, (Quintero, 2002), e incluso se ha llegado a afirmar que “la mal llamada conjura, no fue tal”, (Muñoz Paz, 2008); porque ambos autores sostienen que en definitiva los más conspicuos dirigentes del mencionado movimiento se retrataron, a fin de cuentas, como fieles vasallos del monarca español, (Quintero); o que, mas bien, buscaron darle cumplimiento a un proyecto del Capitán General Casas para garantizarle al monarca la custodia de su soberanía mientras éste volvía al trono, (Muñoz Paz). Por su parte Tomás Straka, (2008), reivindica la llegada de la priLevitas y sotanas en la edificación republicana

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mera imprenta como gran factor catalizador, es decir acelerante, de las ansias independentistas y le disminuye a la conjura, que reivindicamos, su importancia en este sentido, al señalar: [este es] El primer acto autonómico de la élite criolla, si descontamos algunos ensayos (no más que eso: ensayos) como la Conjura de los Mantuanos (…) La introducción de la imprenta…es el primer acto a contar en estas celebraciones del Bicentenario de la Emancipación.

Frente a estas aseveraciones nosotros suscribimos la apreciación que insiste en la trascendencia en el tiempo de las propuestas de los complotados. Nadie puede afirmar en el aire cual hubiese sido la conducta de los comprometidos si la suerte del movimiento hubiese sido distinta. Tampoco nos parece que puede juzgárseles porque se retractasen ante los organismos jurisdiccionales, luego de debelada la conspiración. No debe ser un hecho casual la manera decidida como aparece buena parte de ellos, apenas dos años después, en los sucesos fundacionales de la nacionalidad. En cuanto a la primacía de la introducción de la imprenta, como elemento desencadenante del proceso independentista, nos preguntamos: ¿No estuvo el periódico que se funda, la Gaceta de Caracas, inicialmente al servicio de la causa realista?, ¿Por qué negar la presencia, por encima de la citada Gaceta, de órganos de difusión; previos como el Correo de la Trinidad Española, que circuló hacia 1789, o posteriores como el Correo del Orinoco, que aparece en 1818; en el papel que se le asigna a aquella?, y ¿Negaremos la comprobada difusión de las ideas de la ilustración y el enciclopedismo, atribuibles a la Gaceta desde octubre de 1808, para los primeros años del siglo XIX?., ¿Tendrán alguna significación los meses que separan los acontecimientos estudiados?. Resumiremos nuestra posición al respecto afirmando que, para avanzar en la dilucidación de tales problemas, tenemos que colocar los acontecimientos estudiados en su verdadera perspectiva espacio-temporal. Por otro lado, mientras en la península ibérica se sucedían atropelladamente los sucesos arriba mencionados; el 9 de octubre de 1807 fallecía en Caracas el Capitán General Manuel Guevara y Vasconcelos y lo sustituía el otrora Teniente del Rey Juan de Casas, quien es reconocido en sus nuevas funciones por el Ayuntamiento el nueve de mayo de 1808. A comienzos de julio el Gobernador de Nueva Andalucía, la actual Cumaná, Juan Manuel de Cajigal y Niño, envía varios números del Times 194 Levitas y sotanas en la edificación republicana

de Londres en los que se narraban los sucesos ocurridos en la metrópoli y sobre todo los de Bayona. Estos periódicos fueron traducidos por el joven funcionario de la Gobernación Andrés Bello, quien contaba con apenas veintiún años; y su contenido fue ocultado al pueblo, bajo el argumento de que había que moverse con cautela ante la gravedad de lo ocurrido, (Pérez Vila, 1977). El día 16 de julio arriban a La Guaira el bergantín de guerra francés Le Serpent y la corbeta de guerra inglesa Acasta. El primero trajo el despacho firmado por el Secretario del Consejo de Indias, fechado el trece de mayo de 1808, en el que manda a publicar las renuncias de Carlos IV y de Fernando VII y el nombramiento de Murat, Duque de Berg, como Teniente General del Reino. La segunda, enviada por el Almirante de Barbados, informa la nulidad de los actos de Bayona, la reacción del pueblo español, así como la nueva política de Gran Bretaña destinada a apoyar al país invadido y el ofrecimiento de ayuda y protección a los americanos contra el tirano francés. El primer espacio de confrontación fue el Ayuntamiento. Allí las reproducciones a escala de los sectores que se movían en la península expresaban sus dudas frente a las supuestas renuncias y a las motivaciones de los enemigos. Pese a la prudencia sugerida, las noticias volaron. Los emisarios regaron sus nuevas. Los francófonos se enfrentaron al rechazo de los circunstantes y originaron una movilización hacia el cabildo a los gritos de “¡Muera Napoleón con todos sus franceses!” y “¡Viva Fernando VII!”, que al unísono exigía la proclamación del Rey, y que complementaba sus reclamos con la exclamación: “¡Castilla, Castilla, Castilla y Caracas por el señor Don Fernando VII y toda la descendencia de la Casa de Borbón!”. Que, según documentos oficiales, fue repetida por el numeroso público presente. El mismo día 16 el Ayuntamiento solicitó al Capitán General que se considerase la situación; éste, luego de dar evasivas, se decidió a convocar una junta con representantes de aquel organismo, la Real Audiencia, del Real Consulado, del ejército, del clero, de la nobleza, de los agricultores y comerciantes con la finalidad de examinar los acontecimientos y sus posibles consecuencias. La reunión en si fue monopolizada por dos bandos: uno, el mayoritario e integrado fundamentalmente por los criollos, que consideraba necesario que la junta adquiriese carácter permanente, como habían hecho sus correspondientes españolas; y otro,

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formado básicamente por españoles insulares de nacimiento, que sostenía lo inconveniente e innecesario que se diese tal paso. En el primer sector descollaron el Fiscal de la Audiencia, Francisco Berrío, y el Provisor y Gobernador del Arzobispado, doctor Santiago Zuloaga. Quienes expusieron que una junta así constituida sería la depositaria de la soberanía, es decir que disuelto el poder real la soberanía recaía en la nación; así como que no se podían aprobar los despachos de Madrid porque ello entraría en abierta contradicción con el sentimiento del pueblo a favor de Fernando VII y en contra del usurpador francés. Esta posición triunfó sobre la sostenida por el regente, Joaquín Mosquera y el Síndico, Manuel Echezuría. Los que alegaban la presencia de condiciones en la Real Audiencia para resolver la situación y que una convocatoria como la efectuada no originaba cuerpo alguno que pudiese abrogarse la mencionada representatividad. Se tomó el acuerdo de no dar importancia, ni carácter de novedad cierta, de la presumible sustitución del señor Don Fernando VII, cuya posesión de la corona daban por ejecutada desde que recibieron los reales despachos contentivos de la abdicación, a su favor, de Don Carlos IV. Ulteriormente, el 17, la Real Audiencia acordó desconocer el despacho del Consejo de Indias, las abdicaciones de Bayona y al Intendente General del Reino. Nótese que estos acuerdos marcan una muy notable diferencia con lo acaecido en España donde la Junta de Gobierno; que sustituyó, a instancias suyas a Fernando VII, estaba presidida por el Infante Don Antonio e integrada por cuatro de sus ministros. El Consejo de Castilla y los Gobernadores provinciales respondían a las directrices emanadas de Madrid que estaba bajo el control del invasor. Tales dicotomías, entre el gobierno peninsular y el provincial de ultramar, plantea un fogoso debate en torno a cuestiones como: ¿Por quien es sustituible el Rey?, ¿Dónde reside la soberanía?, ¿Deben reconocerse las abdicaciones?, ¿Las autoridades son legítimas?. De ese talante son las interrogantes que se formulan los complotados en las reuniones arriba mencionadas. Una de las consecuencias más notable de estos sucesos fue la decisión del Capitán General de formar en Caracas una junta como la de Sevilla. El 29 de julio se conoce el prospecto de cuerpo colegiado que estaría integrado por: el Capitán General, quien la presidiría, y también la integrarían, con el rango de vocales: el Arzobispo, el Regente 196 Levitas y sotanas en la edificación republicana

y el Fiscal de la Real Audiencia, el Intendente, el Sub-inspector de Artillería, el Comandante de Ingenieros, el Síndico Procurador General de la ciudad, el Dean del Cabildo Eclesiástico, dos representantes del Ayuntamiento y un representante (a ser designado posteriormente) por los cuerpos legítimamente constituidos: Cosecheros, Comerciantes, Real y Pontificia Universidad, Colegio de Abogados, Clero secular y regular y un Diputado por la nobleza y otro por el pueblo, que no formasen parte del Ayuntamiento. Resaltamos el hecho de que se restringió su constitución a los cuerpos colegiados, cuyos representantes durarían bienios en sus funciones, pudiendo reelegirse en un ciclo de renovación parcial de sus miembros, y el acuerdo de que el cuerpo así formado resolvería las medidas y deliberaciones que estimara convenientes para bien del proyecto. Para sorpresa de los involucrados y no obstante su aparente interés inicial, el Capitán General se desentendió del proyecto, cuando se le remitió para que lo sancionase si fuese de su superior agrado, luego que este fuera aprobado sin reservas por el Ayuntamiento. Los estudiosos han arribado a la conclusión de que las reservas de la mencionada autoridad estribaron en que el documento incorporaba, por vez primera en la vida colonial, una instancia deliberativa, que podía decidir, y cuyas sanciones debían ser reconocidas y acatadas por todas las instancias civiles, políticas y militares. En él aparece la noción de depositario de la soberanía, y se asumía como sustituto del Rey y expresión de la fuente originaria del poder de la sociedad. Procurando abundar en las posibles causas del enfriamiento del proyecto; reseñaremos que Francisco de Miranda, desde Londres, le escribió al Marqués del Toro al enterarse de los sucesos de Bayona incitándolo a formar una Junta de Gobierno; y que éste, al recibir la misiva en octubre, se apresuró a comunicársela al Capitán General calificando al remitente de traidor por estar en connivencia con una potencia extranjera enemiga de su Rey. Procurando hacernos una idea más precisa del estado del tablero internacional; mencionaremos que una segunda carta del futuro Generalísimo, contentiva de dos proyectos: uno de Gobierno Provisorio y el otro de un futuro Gobierno Federal, no llegaron al destinatario, porque, interceptados por el Gobernador de Curazao, fueron devueltos, el 28-01-1809, al Ministerio de Colonias de su Graciosa Majestad. En cumplimiento de las nuevas directrices del Foreing Office.

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Entre las razones que conspiraron contra la salud del mencionado proyecto estuvo la constitución de la Junta de Sevilla como Suprema de España y las Indias, cuya ratificación y sujeción a la misma fue solicitada a todos los empleados y autoridades constituidas. De nuevo aparecieron las facciones. Si bien, el Capitán General y la Real Audiencia estuvieron por el reconocimiento de la soberanía de la Junta, so pretexto de ser declarados rebeldes y traidores, y al Ayuntamiento, ya en agosto, no le quedó otra alternativa. No obstante, los criollos principales mantuvieron sus reservas e inquietudes respecto al futuro de España y las consecuencias para sus colonias americanas. De esta suerte encontramos que para octubre y noviembre se sucedían las reuniones entre el mantuanaje y su asociados, altamente sensibles ante está problemática. Entre los más activos en esta especie de logia encontramos al Intendente, Juan Francisco de Arce; Francisco de Berrío, Fiscal de la Real Hacienda; al Contador Mayor del Tribunal de Cuentas, Ignacio Canibel; al Oidor Honorario de la Real Audiencia, Antonio Fernández de León (futuro Marqués de Casa León). Para la mayoría de ellos (salvo el Fiscal Berrío) ninguna de las instancias que había reconocido como suprema a la Junta de Sevilla tenía autoridad, ni competencia, para una decisión de ese calibre, por lo que los actos de agosto eran ilegítimos. Más adelante, a instancias de los más fervorosos, como Fernández de León, fueron ganados para el cuestionamiento: Francisco Rodríguez del Toro y Luis López Méndez, quien daba por sentado la aniquilación de España y se declaraba napoleonista. A pesar de los que aconsejaban prudencia frente a la removible situación, se impuso la tesis de quienes sostenían que, en ausencia del Rey, el pueblo era el soberano. Entre estos destacaban: José Félix Ribas, cuya casa también fue sede de numerosas reuniones; Martín de Tovar y Blanco, el Conde de Tovar; Mariano Montilla, Juan Nepomuceno Ribas, Martín y José Tovar Ponte, hijos del Conde; Miguel Ustáriz Vicente Ibarra, Nicolás Anzola, Regidor del Ayuntamiento; el Conde de San Javier, Antonio López de Quintana, Ministro Electo para el Consejo de Indias; José Joaquín de Argos, Pedro Eduardo, Juan Eduardo e Isidoro Quintero, españoles residentes en esta provincia y con poderosos intereses económicos en ella. Estas últimas incorporaciones buscaban quitar al movimiento todo signo de sectarismo o de partidismo cerrado, por ejemplo: criollos vs. Peninsulares. Igualmente asisten a las reuniones personalidades, como Miguel José Sanz, quien 198 Levitas y sotanas en la edificación republicana

desaprueba por desatinado el proyectado documento e introduce de su puño y letra un párrafo referido a la composición de la Junta, antes de rubricarlo. También hubo quienes, como el Conde de la Granja y el Marqués de Mijares, se negaron definitivamente a aprobar dicho proyecto. El 24 de noviembre el documento contentivo de la propuesta, y suscrito por cuarenta y cinco firmas de lo más notorio de la aristocracia criolla más algunos aliados naturales de la península, llega a manos del Capitán General, Juan de Casas. Para ello se habían obviado las observaciones negativas del Regente Visitador, Mosquera; así como de los que lo calificaban de instrumento de quienes aspiraban a la tiranía y de conspiración contra la paz pública. Su esencia, después de sentidas declaraciones de fidelidad a su Majestad el Rey; consiste en solicitar la renuncia del Gobernador y Capitán General y la formación de una Junta Suprema con subordinación a la Soberana de Estado, que ejercería la autoridad suprema mientras regresaba al trono el amado rey Don Fernando VII. Leído en sesión extraordinaria del Ayuntamiento, el documento concitó a los europeos y a los pardos contra los mantuanos, al ser hábilmente dirigidos por las autoridades españolas; quienes presentaron a éstos como enemigos de los intereses de aquellos. Esta división, que inútilmente los conspiradores procuraron salvar, decretó la derrota del movimiento y facilitó su desmantelamiento por las autoridades coloniales. Fundamentalmente debido a la actuación del Regente Visitador, Joaquín de Mosquera y Figueroa, se llevó adelante la causa contra los indiciados. Sus miembros fueron perseguidos y detenidos; algunos, como el Conde de San Javier, fueron exceptuados por razones de edad, otros detenidos en sus casas , por ejemplo el Marqués del Toro; la mayoría fueron confinados en sus cuarteles; como José Félix Ribas, Mariano Montilla, Tejera, Anzola, los hermanos Tovar; a la minoría se les sugirió retirarse a sus haciendas; como los casos de: Juan Nepomuceno Ribas, en Guatire; Isidoro Quintero, en Puerto Cabello; los hermanos Bolívar, en San Mateo, donde, se afirma, continuaron preparando otro plan más revolucionario. Unos pocos fueron en verdad enjuiciados, como Fernández de León, considerado el intelectual de la conspiración, quien fue remitido a España y de allí regresó con el título de Marqués. Por su parte la metrópoli; el 18 de febrero de 1809 cuando incluso había un nuevo Capitán

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General, porque Vicente Emparan había sustituido a Casas; levanta la confinación y pone en libertad a los detenidos; señalando que no se debe “perjudicar…el honor, reputación y conceptos de fieles y honrados vasallos de V. M.”. Independientemente de la suerte del movimiento y de sus propulsores; nos inscribimos entre quienes consideran que el mismo fue una especie de acelerador para las ansias independentistas del continente y, en consecuencia nos decantamos por ubicarlo entre los momentos cumbre de los acontecimientos precursores de la Guerra Nacional de Independencia. Un ejemplo, usable para la validación de esta aseveración, esquemáticamente hablando, lo encontramos en su repercusión en los acontecimientos de los años, inmediatos, mediatos, e inclusive, aquellos más alejados en el tiempo.

III.-EL BALANCE DESDE HOY Lo primero que encontramos, como proyección de los acontecimientos narrados, es la valoración del carácter deliberativo en los cuerpos colegiados Cuando se propone que la junta a constituir sea representativa de diversos sectores reconocidos como entes gubernativos y/u organizaciones gregarias, se define que sus representantes tengan voz en las deliberaciones y voto en las decisiones. Un buen ejemplo de esta enseñanza lo encontramos en el tiempo que invierten, tanto la Sociedad Patriótica como el Congreso Constituyente originario, en discutir la necesidad y conveniencia de la independencia. Una de las nociones más novedosas e impactantes, para nosotros, es la incorporación de la Soberanía. Lógicamente con las diversas acepciones que le dieron sus proponentes. Porque, no es igual la visualización de esta categoría para las entidades peninsulares que la que tuvo la insurgencia criolla. Resulta muy interesante la manera como los actores de la época defienden sus puntos de vista en cuanto a la continuidad del hilo legal y a la delegación del poder soberano, en el pueblo o en las instituciones, una vez comprobada la ausencia del Rey. No menos relevante son las posiciones que los estudiosos del movimiento han asumido. Un buen ejemplo es la manera como los constituyentitas de 1811 abordaron este problema, entre ellos resaltaremos la contribución de Juan Germán Roscio. Para llamar la atención acerca de la vigencia de esta confrontación diremos, de la manera más respetuosa posible como es nuestra costumbre, que ni antes ni hasta ahora, que sepamos, se habló de que “se había producido un vacío de poder”. 200 Levitas y sotanas en la edificación republicana

La consecuencia lógica de esta actitud es el deseo de libertad; lo que nos parece que no debe confundirse con el afán libertario que guarda más identidad con la anarquía y que no nos seduce, pese a la imprecación de Coto Paúl, pseudónimo de Francisco Antonio Paúl Terreros, en la Sociedad Patriótica. Las tesis dominantes en el movimiento exaltaban la necesidad de alcanzar la ansiada libertad. Por supuesto cada bando interpretaba a su manera la forma de adquirirla. No obstante esas diferencias se destacaban las que proclamaban el fin de la monarquía, porque la asociaban a una forma de gobierno decadente que en las colonias eran representadas por los excluyentes blancos peninsulares. Este sentimiento, la más de las veces velado, ganaba adeptos progresivamente. Tal vez esa aparente contradicción fue la que llevó a Gil Fortoul, (1953), a calificar las manifestaciones de fidelidad al Rey como una “treta política”. Probablemente esa coexistencia es la puede explicarnos las consignas de “Libertad, libertad” y “Vivan Fernando VII y la Virgen del Carmen”, que se corearían el 19 de abril de 1810. Es resaltable, por la condición económica y social de los protagonistas, la incubación del virus del anti esclavismo. Citemos, para refrescar la memoria, la célebre afirmación del joven Simón Bolívar en la sesión de la Sociedad Patriótica el 3 de julio: “Que nos importa que España quiera vender sus esclavos a Napoleón, si estamos decididos a ser libres”. Resulta fascinante cotejar la conducta de este propietario de esclavos que, en 1808 casi se va las manos con otro futuro prócer por la posesión de unos de ellos, y en 1816, desde Ocumare de la Costa, decreta que a partir de ese día solo habrá una clase de hombres: “ciudadanos libres”. No olvidemos como el espíritu anti esclavista se había robustecido en la dura enseñanza del año 14. Con los sucesos que hemos venido comentando, insurge en la vida nacional un sector que, hasta entonces, aparecía relegado en las grandes ejecutorias de la vida de la bucólica colonia: La juventud. La mayoría de los implicados formaba parte del mantuanaje, se caracteriza por su temprana edad, en su más elevada proporción habían nacido en las últimas décadas del siglo XVIII y estaban frisando la veintena de años. Esa presencia de sangre joven prevalecerá en la Guerra Nacional de Independencia y en los conflictivos años del XIX y el XX. Su notoriedad es tal que algunos han construido teorías que, por lo menos, deben estudiarse por cuanto se asocian, hasta con discutibles principios matemáticos, (Fernández Bolívar, 1967), los años 1808, 1898,1918, 1928, 1958, 1998, y, por supuesto, Levitas y sotanas en la edificación republicana

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2008. Por eso, y solo bajo la figura de un interesante ejercicio, nos atrevemos, modestamente, a sugerir que analicemos con atención la ejecutoria futura de nuestros jóvenes dirigentes de la actualidad cuando les toque enfrentarse a las aspiraciones de los que ya no son (¿o debemos decir somos?) tan jóvenes. Como hito temporalmente culminante de este apresurado balance, nos queremos referir a la manera como la Conjura de los Mantuanos en 1808, puso de manifiesto la organización de la sociedad en sectores, bandos o grupos. Esto no es, para nada, un descubrimiento pero tuvo una enorme proyección, tanto en el año ocho como en los que le han sucedido. Ya dijimos que algo parecido sucedió en la península. Pues bien, por considerarlo de una enorme actualidad, queremos afirmar, discúlpennos la inmodestia, sin temor a equivocarnos que antes, después y, ¿como negarlo?, ahora y en el futuro, hemos estado, estamos y, admitiendo que habrá quienes en el ejercicio de su pleno derecho no lo acepten, estaremos divididos. Para beneficio de la mayor y sana confrontación, permítannos concluir citando a Mariano Picón Salas quien afirma, en 1940 en su Formación y Proceso de la Literatura Venezolana, lo siguiente: Como en toda Revolución, en la que estalla en Caracas el 19 de abril de 1810, cifra inicial de nuestra independencia política, se distinguen tres grupos: el de los inmóviles, que creen en serio que deben ‘formar el cuerpo conservador de los derechos de Fernando VII’ y en el fondo desean que poco o nada cambie; el de los tranquilos juristas, que estando de acuerdo, en principio, con la autonomía desean que esta se realice de manera prudente; y el de los revolucionarios que quieren romper de raíz con el pasado y crear ‘un nuevo orden’ y estado de cosas. Se ha planteado el más acre conflicto de generaciones que hasta ese momento haya conocido nuestra historia.

CONCLUSIONES La Conjura de 1808 representa un ejemplo válido de la inagotabilidad del estudio de los fenómenos históricos. Hasta donde tenemos nociones, los primeros borradores interpretativos acerca de su desenvolvimiento y proyección se elaboraron cuando se cumplían ochenta años de su ejecutoria. Hoy, con la excusa de los bicentenarios de la magna gesta continental, se replantea su necesaria reinterpretación. Todos sus indagadores han procurado resaltar la permanencia del fenómeno en sus respectivos presentes. 202 Levitas y sotanas en la edificación republicana

A lo largo de estos más de cien años, se la ha calificado de disímiles maneras. Se le ha saludado como el primero de nuestros esbozos serios por alcanzar la soberanía. También se le ha ubicado como momento puente entre los movimientos precursores y los propiamente independentistas. Igualmente se le ha señalado como esfuerzo postrero de permanencia del viejo orden. Dentro de la misma celebración se le ha llegado a ubicar como movimiento de menor significación, frente a otros acontecimientos liberadores, de pensamiento y acción, ocurridos durante el mismo año. Pese a esa multiplicidad de enfoques, lo más valioso es que ninguno de sus estudiosos puede erigirse en interpretador definitivo y, por el contrario, lo que han hecho es estimular la indispensable polémica; en la que el enfrentamiento de nociones debe ser la vía lógica de alimentación de la contingencia que define, en esencia, a las ciencias sociales. Como nos lo anuncian los epígrafes, referidos al valor de las ideas y al carácter de la historia, con los que abrimos la presente elaboración.

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Autores

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José Alberto Olivar

Historiador. Doctor en Historia (UCAB) y Magíster en Historia Republicana de Venezuela (UCV). Profesor Agregado en el Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas-UPEL. Miembro del Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”, IPC-UPEL. Sus artículos han sido publicados en distintas revistas especializadas e indizadas nacionales y extranjeras. Autor de tres títulos publicados por la Biblioteca Biográfica Venezolana. Jefe de Redacción de la Revista Tiempo y Espacio del IPC. E-mail: josealbertoolivar@gmail.com

María Soledad Hernández Bencid Doctora en Historia, Magíster en Historia de las Américas, Historiadora (UCAB). Investigadora en el Centro de Investigación de la Comunicación de la UCAB y Docente en las Escuelas de Filosofía y Comunicación Social en la misma universidad. E-mail: iskandergrand@yahoo.com

Manuel Alberto Donís Ríos Historiador. Doctor en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia (sillón F). Coordinador del Instituto de Investigaciones Históricas y del Doctorado en Historia de la UCAB. Profesor Titular de la misma Universidad. Autor de numerosos libros y artículos publicados en diversas revistas especializadas. Especialista en historia eclesiástica y territorial de Venezuela. E-mail: mdonis@ucab.edu.ve

Emad Aboaasi El Nimer Licenciado en Historia, Abogado y Licenciado en Educación Mención Historia, egresado de la Universidad de Los Andes. Profesor adscrito al Departamento de Historia Universal de la Escuela de Historia de la ULA. Doctor en Historia por la Universidad Central de Venezuela. Miembro del PEI-ONCTI, PEI-ULA. Coordinador del Grupo de Investigaciones de Historia Social y Económica de Venezuela (GIHSEV) /ULA. Autor del libro Ideas y Letras durante la Guerra Federal.

Carlos Alarico Gómez Doctor en Historia y periodista egresado de la UCAB. Profesor en la Universidad Alejandro Humboldt en Caracas. Es colaborador de El Nacio204 Levitas y sotanas en la edificación republicana

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nal, diario 2001 y Revista Zeta. Autor de veinticinco publicaciones basadas en investigaciones históricas, además de catorce que ha publicado en asociación con otros escritores. E-mail: diplarca43@gmail.com

Jean Carlos Brizuela Profesor de Geografía e Historia y Magíster en Enseñanza de la Historia egresado del Instituto Pedagógico de Maracay-UPEL. Candidato a Doctor en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Profesor Agregado, adscrito al Departamento de Ciencias Sociales de la UPELInstituto Pedagógico Rural “El Mácaro” (Turmero/Aragua). Miembro del PEI-ONCTI y del Consejo Editorial de la Revista Tiempo y Espacio del Instituto Pedagógico de Caracas. E-mail: jeancarlosbrizuela@gmail.com

Suzuky Margarita Gómez Profesora de Geografía e Historia (UPEL). Especialista en planificación y evaluación (USM). Magíster Scientiarum en Historia de Venezuela Republicana (UCV). Candidata a Doctora en Historia (UCAB). Estudiante regular del Doctorado en Educación Ambiental (UPEL-IPC). Profesora adscrita al Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Miranda “J.M. Siso Martínez”-UPEL. E-mail: suzukygomez@hotmail.com

Domingo Irwin Historiador. Doctor en Historia (UCAB). Magíster en Seguridad y Defensa (IADEN). Profesor Titular jubilado del Instituto Pedagógico de Caracas-UPEL y Profesor del Doctorado en Historia de la UCAB. Tiene en su haber una extensa lista de libros y artículos publicados en revistas científicas e indizadas sobre el tema de la Relaciones Civiles y Militares en Venezuela. E-mail: dirwin@cantv.net

Isaac López Historiador (ULA). Profesor con categoría de Agregado de la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes. Magíster en Historia de Venezuela por la UCAB. Fue miembro del Programa de Promoción al Investigador (PPI) nivel II 2008-2010. Autor de varios libros, entre ellos, La Elite Coriana y su participación en la Independencia (2010), publicado en la Colección Bicentenario de la Independencia de la Academia Nacional de la Historia. Sus trabajos de investigación han aparecido en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia y en las revistas Montalbán, Tiempo y Espacio, Presente y Pasado, Mañongo, Historiográfica, Ensayos Históricos, 206 Levitas y sotanas en la edificación republicana

entre otras revistas indizadas. E-mail:Isaac_abraham60@hotmail.com

Joel Jesús Manzanero Flores Profesor de Historia y Magíster en Enseñanza de la Historia egresado del Instituto Pedagógico de Maracay-UPEL. Candidato a Doctor en Historia por la UCAB. Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Capítulo Cojedes.

Andrés Cortez Licenciado en Educación, mención Historia (Universidad Católica Santa Rosa). Profesor adscrito al Departamento de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Miranda “J.M. Siso Martínez”-UPEL. Cursante de la Maestría en Historia de Venezuela (UCAB). E-mail: andresocd@yahoo.com

Froilán Ramos Rodríguez Profesor de Geografía e Historia egresado del Instituto Pedagógico de Barquisimeto-UPEL. Docente - Investigador en la Universidad Simón Bolívar. Miembro del PEII- ONCTI. E-mail: fjramosrodriguez@gmail.com

Frank Rodríguez Licenciado en Historia egresado de la Universidad Central de Venezuela. Magíster en Ciencia Política por la Universidad Simón Bolívar. Profesor adscrito al Departamento de Geografía e Historia de la UPELInstituto Pedagógico de Miranda “J.M. Siso Martínez”. Candidato a Doctor en Historia por la UCAB.

Armando González Segovia Licenciado en Educación UNESR, Magíster en Historia (Universidad Centro-occidental Lisandro Alvarado), candidato a Doctor en Historia por la Universidad Central de Venezuela.

José Daniel Chirinos Documentalista, coautor de “La presencia africana en los Llanos”.

Omar Hurtado Rayugsen Doctor en Historia (UCAB). Magíster Scientiarum en Geografía, mención Análisis Espacial. Profesor Titular jubilado del Instituto Pedagógico de Caracas. ExVicerrector de Docencia de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Profesor invitado y jurado de tesis en varias universidades del país. E-mail: omarrayugnsen@hotmail.com Levitas y sotanas en la edificación republicana

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