La Rebelion de los Sitios - Preview

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PREVIEW

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La Rebelión de los Sitios

Índice I

Venecia

Página 4

Funeral del Laberinto

Venecia

Página 5

II

Página 11

Paris

La Pirámide

Museo del Louvre

Página 13

III

Página 16

Atenas

El Portal

Templo Olímpico de Zeus

Página 17

IV

Página 21

Pamplona

El Encierro

Toro de Lidia

Página 22

V

Página 24

Londres

Fachada Mecánica

Piccadilly Circus

NOTA: Todas las pinturas ilustrativas fueron realizadas por Luis Roberto Makianich.

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Página 50

Roma

VI

Ciclico Atardecer

Página 30

Coliseo Romano

Página 35

Florencia VII El Puente

Página 36 Página 39

Ponte Vecchio Barcelona

VIII

La Salamandra Alquímica

Página 41 Página 45

Park Güell Johannesburgo

IX

Esta Barra Bullanguera

Página 46 Página 50

Bullanguera Acerca del Autor

X

Página 51

Autorretrato

Página 52

Contratapa

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La Rebelión de los Sitios

Venecia Funeral del Laberinto

Marco decide separarse del grupo ni bien arriban a “Piazza San Marco”, con el simple propósito de saborear a solas el legado de su padre, fallecido recientemente y que ahora comparte desde Buenos Aires la iniciativa de su hijo de reposar sus restos en las aguas de la Venecia que lo vio nacer. Piensa que

“Venecia”, Pintura Digital de Luis Makianich, 2010.

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ese funeral debe ser algo íntimo y los amigos que lo acompañan nada tienen que hacer ahí, cuando sus cenizas se esparzan en el “Gran Canal”. La primavera no es buen tiempo para visitar la ciudad, debido a las frecuentes lluvias que mantienen la plaza inundada durante las mareas altas que se producen dos veces al día durante esa temporada; sin embargo, el paisaje cobra una atmósfera especial, que se produce cuando la Basílica es reflejada en la plaza líquida creando una dualidad visual en la que el cielo baja a besar la tierra como un símbolo de enamoramiento Divino; otras veces, durante la fiesta de las flores, ella se encuentra tapizada de capullos multicolores simulando ese reflejo, invocando al cielo y coqueteando su belleza en todo su esplendor. Marco hace caso omiso a todas esas pancartas turísticas y se concentra en la misión que ha venido a realizar, llevando consigo la urna que contiene el deseo oculto de su

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padre, y que solo él pudo descifrar, a través de tantas frases nostálgicas que le oyó murmurar durante su vida en La Boca. Una última mirada al “Ponte dei Sospiri”, le da el impulso para recorrer a pie las calles de la Venecia oculta, atravesando puentes sobre las rajas de agua, con la lluvia fina que se confunde con la emoción en sus mejillas. El cielo plomizo le sirve de abrigo a las paredes descarnadas de revoque y moho, mientras el sonido en el aire se cierra en un silencio extraño, de ciudad sin máquinas y gaviotas aturdidas en su propia desorientación. Un ocasional cántico de un gondolero se escucha rebotar en los muros al llegar a la esquina, que como un fantasma alerta de su llegada hasta que el sonido dobla y desaparece en su mágica ruta, provocando un leve oleaje que arremete contra las puertas humedecidas de las casas, hasta que una de ellas, de herrería forjada le permite el paso y el agua se manifiesta como una sinfonía entre los cántaros y fuentes que

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le dan cobijo. Una humeante ventana vaporiza un aroma a especias en su salsa pomodoro, que le recuerda la pasta de los domingos en el patio de su casa, con la familia unida por el mantel de fiesta. En la esquina, una pequeña plaza expande la encrucijada de varios callejones, donde el portal de una iglesia ejerce su estampa y Marco alza la vista para apreciar el cielo, que en esos rumbos escasea, sentándose en los escalones del atrio, para recobrar fuerzas. Desde allí escoge entre las cinco esquinas la ruta de su personal procesión, que lo llevase al recóndito lugar en el que su padre debiera descansar; el aún no lo conoce, pero un sexto sentido le augura que cuando llegue lo reconocerá de inmediato, es por eso que su familia en Buenos Aires le asignó este encargo, para que encuentre el lugar en que su amado padre sería feliz por siempre. Súbitamente el firmamento se abrió en las nubes y la oscura noche los encontró en la espera hasta que una estrella fugaz le

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indicó el camino, y con entusiasmo recomenzó la marcha por una de esas callejas, con altos muros desnudos y la nada por techo, configurando un túnel hacia alguna otra plaza, con otrora encrucijada. Su rostro se ilumina con una luz en medio del callejón, que se angosta a cada paso, o quizás se alarga. El disminuye el ritmo de sus pasos como presagiando un incierto evento y puede escuchar un leve martilleo rebotando en las paredes, atenuando la luz en pausadas e irregulares pulsaciones que lo llevan a pautar sus pasos conforme se acerca.

El sonido burbujeante

del agua se suma al ritmo y el golpeteo de su corazón se asocia por simpatía a semejante obertura. Su respiración se entrecorta y por fin, el destello parece emerger de un vano en el muro que lo atrae como magnetizando su cuerpo, y ya no se puede detener hasta que atraviesa el umbral; en el interior, una plataforma hexagonal de enrejado metálico cercada por sendos paños vidriados conforman el

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acceso a un local de ventas, en varios niveles con muebles y cuadros contemporáneos, situados en diversas bandejas dispuestas sobre estanques artificiales y una cascada que los envuelve a modo de escaparate típico de los negocios de un centro comercial. Marco siente que toda la ciudad es una gran cáscara medieval envolviendo una gran maquinaria cibernética, como un androide con piel humana y se pregunta qué efecto haría ese descubrimiento en los deseos ocultos de su padre por volver a sus raíces. Horrorizado da unos pasos atrás y decide volver a casa, llevando sus cenizas con él a acompañar a su familia en la cabecera del mantel de fiestas, por todos los próximos domingos.

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Paris La Pirámide

Gertrudis recuerda cada instante de sus visitas al Museo del Louvre como si fueran hoy. Si bien sus años de juventud han quedado atrás, ella presiente que ellos volverán ni bien su cuerpo atraviese su majestuoso pórtico y su andar será grácil como en aquellos años, flotando entre Da Vinci y Caravaccio, desde “El David” hasta “La Victoria Alada”, de tal modo que hasta se atrevería a seguir el recorrido largo, guiándose con su bastón sobre la extensa línea roja, como si esta fuese una vía eléctrica que la proveyese de la energía necesaria para lograrlo.

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“Autorretrato� Pintura Digital del autor, 2010

Luis Roberto Makianich

makianich@hotmail.com http://makianich.blogspot.com http://cuentosnuncacontados.blogspot.com http://eayst.blogspot.com http://luismakianich.blogspot.com www.wix.com/architrave/home

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Acerca del Autor

Luis Makianich es arquitecto, argentino, graduado en la UNBA (FAU) en 1978. Publicó su primer libro de relatos cortos “Figuras de Sol”, en 1972. Fue investigador del patrimonio urbano, en ICOMOS (International Council for the Preservation of Historical Monuments and Sites), 1976; Docente en la Cátedra de Historia de la Arquitectura arq. J. Gazaneo, 1978 y Diseño Arquitectónico en las Cátedras Arq. H. Angeluchi, 1980 y Arq. J. Goldemberg, 1987-2001. Obtuvo diversos premios en arquitectura, literatura y artes plásticas. Exhibición del proyecto para el Nuevo Museo Nacional de Bellas Artes, en el Palacio Errázuriz, y publicación en el anuario de La Academia Nacional de Bellas Artes, 1978; Alianza Francesa, Fundación Fortabat, 1986, 1987 y 1989 y C. C. San Martín, 1986. Premios literarios 2009: 1er Premio por “Desolación” en LetrasKiltras; 1er premio narrativa, por “En el umbral”, en Parnassus; 1ra Mención en Arte y Narrativa agostoseptiembre por “Infierno" en Parnassus; 3er Premio en relatos de amor virtual, por “Virtualidad”, en La Barca de Las Palabras y la Imagen; 1er. Premio narrativa Certamen Felices Fiestas por “La Navidad Oculta” y 2do. Premio Brevedades en Prosa, por “Ocurrí” en Parnassus. Premio 1er semestre 2010 de Narrativa Erótica en Parnassus por “Non Terminato”.

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