Historia, Memoria y Comunicación

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Licenciatura en Comunicaci贸n Social



Licenciatura en Comunicaci贸n Social

Daniel Badenes Luciano Grassi (compiladores)

Bernal, abril de 2011

Licenciatura en Comunicaci贸n Social Departamento de Ciencias Sociales Universidad Nacional de Quilmes


Universidad Nacional de Quilmes Rector: Lic. Gustavo Lugones Vicerrector: Dr. Mario Lozano

Departamento de Ciencias Sociales

Director: Mg. Jorge Flores Vicedirectora: Dr. Claudio Amor Coordinador de Gestión Académica: Dr. Germán Soprano

Diplomatura en Ciencias Sociales Dirección: Mg. Nancy Calvo Licenciatura en Ciencias Sociales: Dirección: Mg. Javier Balsa Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades (UVQ): Dirección: Lic. Roxana Ybañes Licenciatura en Composición con medios electroacústicos: Dirección: Lic. Mariano Cura Licenciatura en Comunicación Social: Dirección: Lic. Néstor Daniel González Licenciatura en Educación: Dirección: Lic. Javier Araujo Licenciatura en Educación (UVQ): Dirección: Mg. María Eugenia Collebechi Licenciatura en Enfermería: Dirección: Lic. Ana Heredia Licenciatura en Terapia Ocupacional: Dirección: Lic. Liliana Cristiani Licenciatura en Terapia Ocupacional (UVQ): Dirección: Lic. Milagros Demiryi Profesorado en Ciencias Sociales, Profesorado en Comunicación Social, Profesorado en Educación Dirección: Lic. María Mercedes López

Consejeros Departamentales:

Daniel Badenes / Bárbara Bilbao / Alejandro Blanco / Emanuel Bonnier / Roque Dabat / Raúl Di Tomaso / Diego Dellagiovanna / Andrea Gaviglio / Osvaldo Graciano / Martín Liut / María de la Victoria Pardo / Margarita Pierini / Pamela Ramírez / Rosa Silvia Rotine / Mayra Villani.

Edición: Compiladores: Daniel Badenes Luciano Grassi Diseño de colección: Marcelo Cagna Diagramación: Leonardo Mora Doldán Universidad Nacional de Quilmes Roque Sáenz Peña 352 Bernal / Argentina

Historia, Memoria y Comunicación compilado por Daniel Badenes, Luciano Grassi 1a ed. - Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2011. 122 p.; 21x21 cm. (Documentos de trabajo del Departamento de Ciencias Sociales; 6) ISBN 978-987-558-216-3 1. Medios de Comunicación. 2. Seguridad. I. Badenes, Daniel, comp. II. Grassi, Luciano , comp. / CDD 302.23 Fecha de catalogación: 27/04/2011


Licenciatura en Comunicación Social Daniel Badenes Luciano Grassi (compiladores)

Autores: Martín Becerra Ana Cacopardo Emilio Crenzel Claudia Feld Emanuel Kahan Alejandro Kaufman Pablo Llonto Daniel Lvovich Carlos Mangone Alejandra Oberti Sandra Raggio Samanta Salvatori María Sondereguer Horacio Verbitsky Natalia Vinelli



Índice Prólogo por Daniel Badenes y Luciano Grassi

Parte I. Medios

9

en dictadura

1. Un proyecto de reconversión cultural y comunicacional por Carlos Mangone

20

2. Hace falta un Nunca Más del periodismo por Pablo Llonto

29

3. La transformación del sistema comunicacional de masas por Martín Becerra

33

4. La misión de la Sociedad Interamericana de Prensa de 1978 por Horacio Verbitsky

39

5. El periódico Nueva Presencia: reflexiones sobre cómo interpelar un medio gráfico en el contexto dictatorial por Emmanuel Kahan

45

6. El arma más adecuada. Rodolfo Walsh y ANCLA por Natalia Vinelli

Parte II. Problemas

52

en torno a vectores de memoria

1. El testimonio televisado por Claudia Feld

60


2. Archivos orales: lo que dicen los testimonios por Alejandra Oberti

69

3. La experiencia del programa Jóvenes y Memoria por Sandra Raggio y Samanta Salvatori

Parte III. Reflexiones

75

sobre la responsabilidad

1. En torno a los problemas del consenso y la oposición por Daniel Lvovich

87

2. La democracia restaurada y las responsabilidades por la violencia política por Emilio Crenzel

94

3. La crítica de la violencia como inquietud por la responsabilidad por Alejandro Kaufman

100

4. Hacia una mirada de género para pensar políticas de memoria, justicia y reparación por María Sondereguer

107

5. El presente que convoca a la memoria por Ana Cacopardo

112

Los autores

119


Prólogo Daniel Badenes / Luciano Grassi

Este libro es producto es un espacio de intercam-

y las disputas por las narrativas sociales. Las re-

bio académico que iniciamos en 2008 con el trabajo

conceptualización de los relatos históricos y de las

conjunto desde dos espacios curriculares de la Li-

memorias sociales como construcciones de sen-

cenciatura en Comunicación Social de la Universidad

tido sobre el pasado, aproxima esos objetos a la

Nacional de Quilmes (UNQ): Historia de los Medios

pregunta por la comunicación.

y Sistemas de Comunicación y el Seminario sobre Medios de Comunicación y Memoria Social. Las Jornadas de “Historia, Memoria y Comunicación”, que ya tuvieron dos ediciones, constituyen un encuentro

Recorridos y configuraciones

de periodicidad anual que convoca a la reflexión en

de una zona de estudios

torno a la tríada de conceptos que lo identifican. En las últimas décadas, diversos movimientos Desde la comunicación, como lugar epistemológi-

dentro y fuera de la academia, han colocado a la

co de nuestras preguntas y referencia de nuestras

memoria (como proceso, como objeto, como for-

prácticas de enseñanza, investigación y desarrollo

ma de abordaje) en el centro de la escena, e hicie-

profesional, hemos propuesto algunas entradas

ron cobrar entidad a una suerte de “campo de es-

posibles a un campo de estudios sobre la memoria

tudios sociales sobre la memoria”, que encuentra

social, que creció en las últimas décadas –recupe-

antecedentes a principios del siglo XX.

rando algunos antecedentes a principios del siglo XX- y que en la actualidad argentina constituye

Memoria es un término que alude a múltiples ob-

“un fructífero terreno de debates desde el que se

jetos de estudios, trabajados por diversas discipli-

construyen categorías, se realizan innovaciones

nas entrecruzadamente. Aristóteles diferenciaba

metodológicas y se crean lazos entre las diversas

mneme y anamnesis, es decir, la simple evocación

disciplinas” (Feld y Stites Mor, 2009: 30).

y el acto de rememoración que implica una búsqueda, un ejercicio. Ambas quedan usualmente

Impulsada por reflexiones vinculadas al autori-

incluidas en la polisémica memoria. A su vez, los

tarismo y el terrorismo de Estado, esta zona de

primeros abordajes científicos pueden rastrearse

estudios ha ido más allá y más acá de esas expe-

entre la psicología, la neurofisiología, la biología,

riencias límite, dedicando sus análisis a las carac-

la psiquiatría y la etnología (Cuesta, 1993: 48);

terísticas del testimonio, los vectores de memoria

con una gran complejidad: probablemente, la acti-

9


vidad cerebral sea todavía hoy el objeto más opaco

sino también su preeminencia (en otros momentos

e incógnito para las ciencias biológicas.

plantea una relación recíproca, interactiva, entre la memoria individual y la memoria colectiva).

La cuestión de la memoria apareció en la agenda de ciertas ciencias humanísticas y sociales casi al

Antes de seguir el repaso panorámico, rescatemos

final del siglo XIX, y se desarrolló recién en el si-

su distinción de tres niveles: 1) los recuerdos in-

guiente. La obra de Bergson, Materia y memoria,

dividuales, vinculados a experiencias vividas, 2) la

data de 1896. Freud publicó La interpretación de

memoria colectiva, de los que integran un grupo y

los sueños en 1900. El surrealismo dio un lugar

tienen cierta experiencia común, y 3) la tradición,

específico a la teoría de la memoria educable en

transmitida a través de ritos, mitos, conmemora-

su Manifiesto de 1922. Durante esa misma déca-

ciones, relatos colectivos. Este último nivel había

da está fechado el origen de una “sociología de

comenzado a problematizarlo Durkheim, analizan-

la memoria”, fundada con Los cuadros sociales de

do las representaciones, la transmisión y las re-

la memoria, obra que Maurice Halbwachs publicó

configuraciones de los relatos tradicionales e iden-

en 1925. También de esos años datan la obras de

titarios de las tribus australianas.

Blondel (1928) y Bartlett (1932), próximas en su objeto de estudio, que configurarían una “psicolo-

En el mismo sentido, podríamos vincular esa no-

gía social de la memoria”.

ción de tradición a la que planteó en 1977 Raymond Williams para referir a un “pasado significa-

Emergió a partir de entonces una problemática de

tivo”, con una sensibilidad próxima a la del campo

la subjetividad y la pregunta por quién recuerda,

de estudios que estamos caracterizando:

que no había preocupado a los pensadores antiguos (Ricœur, 2008: 126). Si Bergson representa

“…Lo que debemos comprender no es precisa-

un enfoque abocado a la memoria individual, es la

mente ´una tradición´, sino una tradición se-

sociología de la memoria de Halbwachs la que intro-

lectiva: una versión intencionalmente selec-

duce la pregunta por lo colectivo. La influencia de

tiva de un pasado configurativo y de un pre-

Durkheim y L´Ecole sociologique sobre este autor

sente preconfigurado, que resulta entonces

le permitieron llevar sus esbozos filosóficos a una

poderosamente operativo dentro del proceso

aplicación empírica. Con una perspectiva socioló-

de definición e identificación cultural y social

gica, sus textos concluyen postulando la existencia

(...) El sentido hegemónico de la tradición es

de distintos “marcos sociales de la memoria”, ge-

siempre el más activo: un proceso delibera-

nerales -el espacio, el tiempo y el lenguaje- y es-

damente selectivo y conectivo que ofrece una

pecíficos –anclados en grupos sociales: la familia,

ratificación cultural e histórica de un orden

la clase, la pertenencia religiosa-. Halbwachs no

contemporáneo” (Williams, 2000: 137-138)

sólo afirma la existencia de una memoria colectiva,

10


Para Halbwachs, la distancia entre el segundo y

En ese proceso influyeron discursos emergentes de

el tercer nivel sería la que separa a la memoria

los procesos de descolonización (Huyssen, 2007:

colectiva -vivida, oral, normativa, corta y plural-

14-15) y, sobre todo, la reflexión pública sobre las

de la histórica -una memoria prestada, aprendida,

experiencias límite de los totalitarismos –en espe-

escrita, pragmática, larga y unificada-. En estos

cial el exterminio nazi- que no ocurrió en el perío-

puntos residirían más tarde las críticas de otros

do inmediatamente posterior sino hacia la década

autores de postguerra, que señalaron la imposi-

del ´60, después del juicio a Eichmann en Jerusalén

bilidad de las construcciones armónicas de las

(1961). Según la perspectiva de Huyssen, el debate

memorias colectivas, al reconocerlas como un te-

se amplificó en los ´80, desencadenado “por la serie

rreno atravesado por la hegemonía y los intereses

televisiva estadounidense ´Holocausto´ y sus múlti-

de sectores contrapuestos. Estas nuevas miradas,

ples trasmisiones y repercusiones” (Huyssen, 2007:

entonces, plantean un enfoque sobre la memoria

15) y por la explosión de lo que Wieviorka (1998)

atravesado por el conflicto y las pugnas de poder

denomina “la era del testigo”: la apertura de los

que se imbrican en las negociaciones de sentidos.

relatos experienciales y biográficos de las experiencias de los sobrevivientes de la Shoá que funciona-

Otro aporte para pensar esa memoria compartida

ron como faro para otros procesos e incentivaron

–que transita de la memoria colectiva a las conme-

gran cantidad de estudios que hoy son fuente de

moraciones- es la noción de lugares de memoria,

herramientas teóricas y metodológicas. La denomi-

consagrada en la monumental compilación dirigida

nada “querella de los historiadores” también marcó

por Nora. Con esta referencia introducimos un salto

un hito clave en los espacios académicos e incluso

temporal que nos lleva hasta el movimiento intelec-

fuera de ellos2; como así también el desafío de pro-

tual iniciado a mediados de los ´70 y especialmente

ducir representaciones en distintos formatos.

desarrollado en los ´80, en el que convergieron la historia oral1, el interés por micro-historias y otros

En suma, y si bien no se agota en esas reflexio-

“acercamientos” entre la historia y la antropología

nes, en ambos continentes la cuestión de la me-

(Augé, 2006: 23), un estudio de períodos recientes

moria emergió muy asociada a esos “pasados que

que hizo usual la coexistencia entre historiadores y

no pasan” (Rousso, 2000): guerras, masacres, ge-

protagonistas, entre otras cuestiones.

nocidios, dictaduras, transiciones post-coloniales,

1 También denominada, en términos más afines a los profesionales europeos, como historia con fuentes orales. Pensemos por ejemplo en el trabajo de Thompson (1978), traducido como La voz del pasado. Historia oral. En la década de 1980 aparecen textos fundamentales de Luisa Passerini, Ronald Fraser, Alessandro Portelli y otros. En cierto sentido, la recuperación del testimonio oral no hace más que volver a los orígenes: Heródoto, Tucídides y, en general, los historiadores clásicos solían valerse de las fuentes orales, despreciadas luego por la “historia positivista” del siglo XIX y la “historia científica” del XX. 2 Traverso señala “cuatro grandes debates” que marcaron a las décadas del ´80 y ´90: esa polémica –conocida como Historikerstreit-, en 1986-1987; la correspondencia entre Martín Broszat y Saul Friedländer, en 1988; la querella en torno del libro de Daniel J. Goldhagen sobre los “verdugos voluntarios de Hitler”, a partir de 1996, y las polémicas, “esta vez internas a la disciplina histórica y puramente ´germano-alemanas´´, suscitadas por el Historikertag de 1998” (Traverso, 2003: 82).

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crisis sociales y otras situaciones que tienden a ser

Nora es “más espectacular que fundamental, entre

pensadas –trasponiendo un término de la psicolo-

otras razones porque carece de una base teórica

gía- como procesos socialmente traumáticos.

sólida” (Olábarri, 1996: 166). En la inmensa compilación, el estudio de lugares de memoria abarca

El concepto de memoria se instaló en las ciencias

“simples memoriales” (monumentos, panteones,

sociales en esos mismos años. Entre los historia-

santuarios) pero también ceremonias conmemora-

dores, más allá de una atención inicial de Bloch ha-

tivas, discursos, emblemas, imágenes o conceptos,

cia la obra de Halbwachs, permaneció ignorado por

instituciones y “hombres-memoria”.

la Escuela de los Annales durante mucho tiempo (pese a que el propio Halbwachs había integrado el

La producción académica prosiguió y se consolidó

Consejo de Redacción de los primeros Annales). Ni

en los años ´903. Podemos mencionar el trabajo de

siquiera aparecía en Hacer la historia, la renovado-

Henry Rousso junto a Eric Connan, o el aporte de

ra revisión dirigida por Le Goff. Recién se incorporó

Todorov para pensar “Los abusos de la memoria” y

en ese campo académico con la tercera generación

distinguir el uso literal del ejemplar en los procesos

de la Escuela, a la que pertenece Nora.

sociales. En tanto, interesado por desarrollar la idea de “una política de la justa memoria” -como preocu-

En un curso de Historia del presente realizado en

pación cívica-, el trabajo filosófico de Ricœur, cono-

l´École des Hautes Études en Sciences Sociales de-

cido en 2000, propuso un acercamiento a las proble-

sarrollado en 1977-1978, y en su libro La Nouvelle

máticas de la memoria, la historia y el olvido desde

Histoire (1978), dicho autor se refirió a la memoria.

distintas perspectivas: intenta dar cuenta de los fe-

Su concepto clave –lugares de memoria- apuntó a

nómenos mnemónicos desde una fenomenología en

problematizar “puntos de cristalización” de la he-

términos husserlianos, razona una epistemología de

rencia nacional francesa y practicar una “historia de

las ciencias históricas y cierra su obra con “una me-

la memoria”. La idea no se reduce “a objetos pura-

ditación sobre el olvido, [que] se enmarca en la her-

mente materiales, físicos, palpables, visibles”, sino

menéutica de la condición histórica de los hombres

que “es una noción abstracta, puramente simbólica,

que somos” (Ricœur, 2008: 13). El autor entiende

destinada a desentrañar la dimensión rememorado-

que “una problemática común recorre la fenomeno-

ra de los objetos, que pueden ser materiales, pero

logía de la memoria, la epistemología de la historia

sobre todo inmateriales, como fórmulas, divisas,

y la hermenéutica de la condición histórica: la de la

palabras clave...” (Nora, en Cuesta 1998: 32-33).

representación del pasado” (Ricœur, 2008: 14).

Resulta acertada la afirmación de que la obra de

3 Un estado de la cuestión europeo y norteamericano muy completo –a su fecha de elaboración- puede hallarse en el artículo del investigador de la Universidad de Navarra Ignacio Olábarri (1996). Abundantes citas dan cuenta de una serie de producciones prácticamente desconocidas en nuestra región, por supuesto no traducidas y usualmente inaccesibles. También amplía el panorama, sobre todo de la tradición intelectual francesa, la lectura de Ibarra (2007).

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Hacia finales de década, sumado a los aportes de

es una pregunta menor. Usado y abusado, re-usa-

Yerushalmi, Bauman y otros intelectuales del he-

do y rehusado, es un vocablo del análisis y el de-

misferio norte, este campo de estudios y reflexio-

bate intelectual en las disciplinas socio-históricas,

nes comenzó a cobrar forma a nivel latinoamerica-

pero también una bandera de movilización social y

no, sobre todo a partir del programa dirigido por

política que en estas latitudes se organiza y ges-

Elizabeth Jelin, que congregó a decenas de investi-

tiona en la consigna “verdad, memoria y justicia”.

gadores en el Cono Sur. En nuestra perspectiva, cuando hablamos de meDe esta manera, en las últimas tres décadas, me-

moria nos referimos a memorias socialmente cons-

moria se tornó progresivamente una palabra clave,

truidas que desde un presente y con su comple-

cada vez más utilizada en la historia y otras ciencias

jo cultural específico, recuperan sucesos pasados

sociales. Adquirió también un uso bastante indiscri-

y los reconstruyen en un nuevo relato, con omi-

minado: muchos libros empezaron a utilizar el tér-

siones necesarias y ciertos acentos semánticos.

mino en sus títulos, pero “analizados más de cerca,

Así descartamos –sin desconocerlas- las nociones

resultan engañosos y, en muchos casos, respon-

que refieren a la memoria como entendida como la

den más a una moda que a un contenido” (Cuesta,

capacidad personal de retener datos o ideas (“se

1998: 205); lo cual no deja de ser significativo.

acuerda los teléfonos de memoria”), la memoria de almacenamiento tecnológica (la de los chips de me-

Y al tiempo en que la memoria como objeto de es-

moria), la reivindicación política o imperativo moral

tudio académico comenzó a ser trabajada por las

(“recordar para que no se repita”), como también

diferentes disciplinas entrecruzadamente, la comu-

los enfoques psicológicos estrictamente centrados

nicación desbordaba sus reflexiones sobre la parti-

en el individuo (las formas subjetivas-privadas de

cularidad de los medios masivos para disponer sus

relacionarse con el pasado). Recurrimos al térmi-

estudios en las prácticas y sentidos sociales y la

no, entonces, para nombrar un proceso activo de

herencia cultural. Las articulaciones posibles entre

elaboración, reelaboración y circulación de sentidos

historia, memoria y comunicación se multiplican.

sobre el pasado, en una dimensión colectiva o pública, y por lo tanto socialmente condicionada. Convertida esa memoria en objeto de estudio, nuestras preguntas interrogan no sólo aquello que

Historia / Memoria / Comunicación

es rememorado sino también “los agentes de elaEl texto de Jelin, fundante de esta línea de estudios

boración, de transformación y de transmisión, los

en nuestra región, tiene un capítulo cuyo título ad-

autores y los transmisores de estos recuerdos” (Va-

vierte la polisemia del término: “¿de qué hablamos

lensi, en Cuesta 1998: 57). El abordaje tiene la com-

cuando hablamos de memorias?” (Jelin, 2002). No

plejidad y la multiplicidad de texturas involucradas:

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“...desde los procesos personales de sobre-

históricos y las memorias colectivas se enlaza con

vivientes (el testimonio, los silencios) hasta

“nuevos” objetos de estudio del campo, como la

las representaciones y performances simbó-

identidad, la formación de sujetos, las temporali-

licas y culturales, pasando por el lugar de las

dades o los movimientos sociales.

prácticas institucionales estatales –juicios, reparaciones

económicas,

monumentos,

conmemoraciones oficiales o nueva legislación-” (Jelin, en Franco y Levín, 2007: 307).

Un vector de memoria desde la universidad pública

Se trata de pensar, centralmente, cómo se construyen sentidos en torno a las experiencias del pasado:

Este volumen, compuesto por catorce capítulos,

en ese sentido, podrían ser objeto de análisis la pro-

recupera miradas que reflexionan sobre la memo-

pia disciplina histórica y sus operaciones, destitu-

ria como producción de sentido, la disputa de re-

yendo límites disciplinarios e incorporando miradas.

presentaciones sobre el pasado en distintos vectores, y los territorios de la cultura y la comunicación

Trabajos como los de Ronald Barthes o Michel De

mediática durante la última dictadura argentina.

Certeau sobre la escritura histórica han conducido

Todos los aportes interpelan con interrogantes y

a un análisis de los discursos de la historia como

debates que son académicos pero también éticos

disciplina científica. En tanto, autores como André

y políticos, como queda claro en la última parte

Leroi-Gourhan y Jacques Le Goff han tematizado

de este volumen. Hacerse cargo de esa condición

las relaciones entre la memoria y tecnologías de

desafiante de los problemas que nos convocan fue

la comunicación a lo largo de la historia humana,

una motivación central.

llegando a distinguir períodos históricos según las capacidades técnicas de almacenamiento y trans-

Así, podemos afirmar que tanto el libro como las

misión del legado.

jornadas operan en sí mismos como vectores de memoria -igual que un testimonio o un programa

Por otro lado, pensando en el objeto primigenio

escolar, una marca urbana o un documental-. Lle-

de las investigaciones en comunicación, aportes

varlos adelante, en ese sentido, fue más allá de

realizados en los últimos tiempos han señalado a

nuestra función específica como docentes e impli-

los media no sólo como “productores de actuali-

ca una decisión de militancia. Expresa, finalmen-

dad” sino también como gestores de sentidos so-

te, un modo de concebir el lugar de la Universidad

bre el pasado. Y si atendemos a la apertura que

pública y su articulación con la comunidad a la que

los estudios comunicacionales en América Latina

pertenece, en este cargo asumiendo una respon-

tuvieron desde los años ochenta hacia un mirada

sabilidad en la lucha por los derechos humanos y la

anclada en la cultura, la pregunta por los tiempos

construcción de la memoria colectiva.

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No podemos dejar de agradecer a quienes han

rante el gobierno de facto –y hacerlo sin caer en la

compartido estas ideas y han hecho posibles pri-

simplificación que piensa los términos “dictadura” y

mero las jornadas y ahora el libro. En primer lugar

“cultura” como opuestos-.

al director de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ, Néstor Daniel González, que apoyó

Por último, no queda más que desear a los lecto-

la iniciativa desde un principio y sin ningún con-

res que disfruten y aprovechen este fruto de la con-

dicionamiento. También a Leonardo Mora Doldán,

fluencia de saberes, y reafirmar nuestro compromiso

que trabajó con rigurosa responsabilidad en cada

para fortalecer estos espacios de encuentro e inter-

detalle que demandó la realización de las jorna-

cambio académico sobre la tríada historia/memoria/

das, organizó un equipo de colaboradores cuando

comunicación, concientes de que pensar colectiva-

fue necesario, y asumió la tarea de diagramar este

mente los sentidos del pasado es también fortalecer

cuaderno de trabajo. En segundo lugar a los colegas

apuestas del presente y proyectos de futuro.

que prestaron su apoyo formando el comité académico de las jornadas: Martín Becerra, Néstor Daniel González, Javier Balsa, Alfredo Alfonso, Nancy Díaz Larrañaga, Rodolfo Brardinelli, Alejandro Kaufman y Magalí Catino. En tercer lugar, a todos los que participaron de las jornadas como expositores y coordinadores: Federico Lorenz, Sandra Raggio, Samanta Salvatori, Laura Lenci, Carmen Guarini, Horacio Verbitsky, Pablo Llonto, Emmanuel Kahan, Natalia Vinelli, María Sondereguer, Claudia Feld, Alejandra Oberti, Daniel Lvovich, Emilio Crenzel, Ana Carcopardo y los ya mencionados profesores e investigadores de la casa, Martín Becerra, Alejandro Kaufman y Alfredo Alfonso. La mayoría de ellos son coautores de este libro, para el que revisaron sus aportes originales o en algunos casos accedieron a escribir nuevos textos, por lo que cabe un doble agradecimiento. También estamos en deuda con Carlos Mangone, quien permitió que reeditáramos un artículo publicado originalmente en la vieja Causas y Azares, que sigue siendo un texto de referencia, usado en nuestras aulas para pensar la producción mediática y las políticas culturales du-

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Parte 1 Medios en dictadura

19


1. Un proyecto de reconversión cultural y comunicacional* Carlos Mangone Estas notas señalan la necesidad de analizar en

quizás por el solo hecho de tratarse de una dictadu-

perspectiva la reconversión cultural y comunicacio-

ra militar; sin embargo, a poco de andar se hablará

nal argentina iniciada en 1976 como un proceso

de una “revolución cultural” que produjo la dictadura

que, a pesar de sus variantes, ofrece una conti-

entendiéndose así que su política persiguió no sólo fi-

nuidad de factores que influyeron en el diseño y

nes de explotación clasista y reconversión económica

ejecución de políticas culturales y mediáticas rela-

sino también de reconfiguración simbólica.

cionadas estrechamente con las modificaciones del capitalismo argentino en las dos décadas posterio-

El carácter de la caída dictatorial, la huida hacia

res al golpe. Otro propósito sería comenzar con la

adelante malvinense y la negociación política (y

tarea de desmontar algunos lugares comunes que

cultural) de la “transición” y sobre todo lo acelera-

sirvieron de base a numerosos trabajos de releva-

do y traumático del proceso puede hacer perder de

miento cultural de la etapa dictatorial (que siguió

vista el travestismo de los sujetos, de los medios

con los análisis culturales del período democrático),

e incluso de algunas ideas que motorizan la vida

los que opusieron dictadura a cultura, a jóvenes,

cultural y comunicacional de una sociedad.

a intelectuales, etcétera. Lo decimos desde el comienzo: la dictadura tuvo su política cultural y la

La ausencia de estudios pormenorizados de la dic-

de su clase que la sustentó, tuvo sus jóvenes y sus

tadura en este renglón, alcanza a obviar el análisis

músicos (y su música), tuvo su teatro (que va más

de sus diferentes estrategias de poder (forzadas

allá de la tarea “laboral” de los actores), tuvo a

o no), como el violismo, la “vuelta” galtierista, la

sus “miembros del espectáculo”, no se privó de sus

opción siempre latente del masserismo, etapas o

intelectuales, de sus periodistas (también más allá

movimientos internos que también dejaban sus

de la necesidad del empleo).

efectos en las políticas culturales, en los dispositivos mediáticos y en las prácticas culturales de la

Resulta por lo menos paradójico que los análisis cultu-

propia sociedad civil. Sin caer en los mecanicismos

rales que “abandonaron” la noción de dominación de

tantas veces advertidos no debemos olvidar que

los setenta y la reemplazaron por la más permeable y

argumentos de teleteatros (un ejemplo resultó al

justa de hegemonía, repongan aquella simplificación,

comienzo Los hijos de López, del siempre ubicuo

* Publicado originalmente como artículo en la revista Causas y Azares N° 6, Buenos Aires, invierno 1996, con el título “Dictadura, cultura y medios. 1982-1983: Dime cómo fue la transición y te diré cómo será la dictadura”.

20


Hugo Móser), programas de variedades (Videos-

la realización profesional; la “culpa de la clase me-

how a fines del 76), se explican tanto en función del

dia” y el ocultamiento oficial; una suerte de análisis

videlismo como la reaparición de Gerardo Sofovich,

de psicología social que aunque siempre es bien

los almuerzos de Mirta Legrand y el retorno de las

recibido muchas veces no permitió advertir carac-

firmas a los editoriales políticos de los diarios por el

terísticas propias del campo cultural (cuestiones

violismo “neoparticipacionista”.

ideológicas y su fuerte dependencia del auspicio, patrocinio, financiamiento estatal o corporativo).

Los análisis no dan cuenta lo suficiente de algunos

No hubo en realidad un análisis jerárquico de las

funcionamientos mediáticos particulares. A modo

posibilidades de “colaboracionismo”. La recoloca-

de ejemplo se podrían indicar ciertos programas te-

ción de algunos intelectuales en las políticas cul-

levisivos, que operaron a la manera de válvulas de

turales de la transición y el travestismo mediático

escape de la censura temática, como El Chavo (ri-

de los miembros más visibles del mundo del espec-

cos y pobres en la tradición del discurso más com-

táculo, aceptado por el carácter de la negociación

prometido de Cantinflas), Family (y la canalización

política, alentó, por lo menos en la difusión masiva

de las problemáticas de la clase media negadas por

de los medios, las teorías del “engaño”, de la “culpa

el tomismo cultural). Así como el verdadero lugar

colectiva”, de la “inmadurez cívica”.

de las revistas como Humor y sus aportes y límites a una cultura opositora. La mayor pero medida

De esta manera se aplanaron las responsabilidades

audacia de las películas extranjeras y la presencia

de un maestro con un subsecretario de educación,

del cine soviético como un efecto de la balanza co-

de un profesor de la enseñanza media con un rector

mercial completan un panorama no muy estudiado

interventor de un colegio nacional, la necesidad de

por el riesgo de reencontrarse con algunos protago-

trabajo de un actor con los diseñadores y ejecutores

nistas de las políticas culturales de la transición de-

de las políticas culturales de los teatros oficiales, el

mocrática (un animador reconvertido, un periodis-

plantel de locutores de una radio con los periodistas

ta “democratizado”, un intelectual en la CONADEP,

que bajaban la “línea” desde la mañana temprano.

actores “liberados” de la presión de los interventores de los canales). La sublimación nacional de

Un caso emblemático y actual es Kive Staiff, que es

la represión dictatorial descomprimida como “show

funcionario con el dictador Lanusse, reaparece con Vi-

del horror” al principio y como “posibilismo” luego,

dela, continúa con Alfonsín, con Menem en Cancillería

permitió que el colaboracionismo cultural y mediáti-

y vuelve en la administración radical en Buenos Aires.

co atravesara la transición sin demasiados traumas.

Avalado por una parte importante de la “comunidad cultural” no podría explicar de su etapa procesista

Además, los balances se obturaron por proyeccio-

más que una tarea defensiva de auspicio cultural pero

nes un tanto distorsionantes como el tema del exi-

no haciéndose cargo de la censura y de la interven-

lio y la estadía en el país; la necesidad de trabajo y

ción político cultural dictatorial. Si bien es cierto que la

21


ausencia de una resistencia política y social unificada

amenazados de caer en penitencia en cualquier

a la dictadura (proceso en el cual la estrategia de apa-

momento y sin saber bien por qué”.

ratos políticos de tradicional influencia en el campo cultural dejó su marca) impidió un mayor control po-

La queja se integra a la crítica de costumbres que

lítico e ideológico de los diversos “colaboracionismos”,

entre otros realiza la revista Humor: observacio-

no resulta menos importante que la “lectura” de la

nes sobre el plan económico, comparación con el

dictadura hecha por la transición tuvo y tiene, como

franquismo cultural (aunque la escritora avanza un

veremos, sus escamoteos hermenéuticos.

poco más y asimila en un momento las políticas de censura con mentalidades fascistas), alguna mención a las autopistas y rasgos de ironía bien propios de la década del sesenta acerca de nuestra clase dirigente. Sin embargo, el reclamo sectorial, que

La otra Walsh: carta a los príncipes

nunca integra la correlación social de la censura de En el ya célebre artículo de María Elena Walsh,

las ideas con la eliminación de los cuerpos, deja flo-

“Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes” (Cla-

tando en el aire una fuerte duda acerca del carácter

rín, agosto de 1979) se sintetizan algunos de los

de la petición al poder, lugar que se advierte más

núcleos de esta mirada parcial y fragmentada del

como espacio burocrático y mediocre que como

campo de la cultura, como representándose a sí

máquina de dominio y de muerte:

mismo con una autonomía tal que le permite centralizar la petición en el tema de la censura. Noble-

“Es verdad que no toda censura procede

za obliga, primero los agradecimientos por haber

‘desde arriba’ sino que insisto es un antiguo

derrotado a la subversión: “Que las autoridades

deporte de amanuenses intermedios…

hayan librado una dura guerra contra la subversión y procuren mantener la paz social son hechos uná-

”Quienes desempeñan la peliaguda tarea mi-

nimemente reconocidos. No sería justo erigirnos a

sión de gobernarnos, así como desterraron

nuestra vez en censores de una tarea que sabemos

—y agradecemos aquellas metralletas que

intrincada y de la que somos beneficiarios.” Más

nos apuntaban por doquier en razón de bien

allá de que cualquier captación de la benevolencia

atendibles medidas de seguridad—, deberían

no necesitaba tal apoyo a un mes de la llegada de

aliviar ya la cuarentena que siguen aplicando

la Comisión de la OEA, para la intelectual el fenó-

sobre la madurez de un pueblo (¿se acuer-

meno de la censura hasta podría entenderse como

dan del Mundial?) con el pretexto de que la

una razón de fuerza mayor, un estado de emergen-

libertad lo sumiría en el libertinaje, la insu-

cia que ya habría pasado: “pero eso ya no justifica

rrección armada o el marxismo frenético”.

que a los honrados sobrevivientes del caos se nos encierre en una escuela de monjas preconciliares,

La reivindicación de Walsh, si bien no es una “carta

22


a los comandantes”, aparece como una suerte de

Televisión

ruego al poder que sobredimensiona y subestima al mismo tiempo el rol de los artistas: son muy

Durante la dictadura se consolidó una tendencia de

importantes como catarsis y remanso del pueblo

la estructura del campo mediático que predispondrá

pero nunca harán una revolución, son inofensivos:

favorablemente a la concentración empresarial mul-

“Esta no es una bravuconada, es el anhelo, la sú-

timediática y que se presenta como una homología

plica de una ciudadana productora-consumidora de

funcional a la propiedad de los medios masivos. Nos

cultura. Es un ruego a quienes tienen el honor de

referimos al particular funcionamiento artístico del

gobernarnos (y a sus esposas, que quizás influyen

conocido “mundo del espectáculo”, aspecto que tie-

en alguna decisión así como contribuyen al bienes-

ne una gran importancia para connotar el imagina-

tar público con sus admirables tareas benéficas):

rio de “trabajo” que circula en ese ámbito.

déjennos crecer. Es la primera condición para preservar la paz, para no fundar otra vez un futuro de

Cuando se desarrolla la televisión en la década del

adolescentes dementes o estériles”

cincuenta a pesar de que en los comienzos su nivel de producción alcanzaba a una suerte de radio con

La gravedad del escamoteo de la situación que

imagen, muchos protagonistas del fenómeno radial

realiza la Walsh no radica obviamente en su

se vieron impedidos de actuar en el estudio tele-

“aporte” a contrarrestar la censura cultural sino

visivo por no poseer una imagen adecuada. Esta

en el lugar emblemático que la transición le dio a

situación unida a la tradición del mundo gráfico que

su texto para lo cual la autora también colaboró

tenía sus propias condiciones de competencias y

en su reedición sin ninguna aclaración autocrítica

su respectivo cursus honorum, volvía el campo del

que se hiciera cargo de su propia experiencia en

espectáculo y de la información mediática lo sufi-

la CONADEP, descubriendo la verdadera cara de

cientemente diversificado como para que la socie-

la censura. La acusación al régimen de “excesi-

dad pudiera aspirar, por lo menos en los papeles, a

vo paternalismo” y la negación de ser una revo-

un cierto pluralismo y a un control mutuo entre los

lucionaria muestra a las claras una táctica muy

“canales” artísticos e informativos.

cercana a una cierta caracterización política de la dictadura que sectores ideológicos hacían por en-

Al producirse el boom de la televisión en los años se-

tonces. El lugar que le damos al ejemplo, como a

senta y decantarse aquellas figuras se consolida el

los señalados en otros lugares, habla tanto de la

medio, ahora privatizado y articulado con las cadenas

responsabilidad de los sujetos como del funciona-

norteamericanas. El impacto del encendido invierte no

miento de un campo.

sólo la correlación de influencias entre los medios sino que avanza hacia una hegemonía televisiva que hacia fines de los sesenta y comienzos de los setenta influirá para que la “gente” reclame escuchar por radio a los

23


favoritos que ve en televisión. Se produce un cambio

tes medios. Si reconocemos la creciente influencia

laboral acentuado durante la dictadura y la transición

del paradigma publicitario en la propia televisión

democrática. Por ejemplo, de una radio de locutores

tendremos un panorama más exacto de cuál es el

y presentadores, además de los humoristas tradicio-

carácter de la hegemonía televisiva y sus restriccio-

nales y el desarrollo de móviles periodísticos no con-

nes de acceso y permanencia en el campo laboral.

dicionados por su “imagen” se pasa a una radio con periodistas estrellas de la televisión, actrices y acto-

Durante la dictadura y a pesar de que los canales

res-animadores, modelos, etcétera. La concentración

estuvieron en manos de las fuerzas armadas, su

laboral se refuerza con el hecho de que se agrandan

articulación con ciertas productoras independientes

las bandas horarias y progresivamente en los diales

buscaron un proceso de identificación de figuras,

anchos (Continental, Rivadavia, Mitre, Argentina) los

temas y tratamientos afines con el momento que

programas diarios no pasan de cinco o seis.

vivíamos. Estas mismas productoras son las que en su seno articularon el proceso de concentración la-

Este funcionamiento también explica la traumática

boral al disponer el correlato radial del programa

relación entre cine y teatro y ejemplifica bien otro

televisivo y su vinculación con algún medio gráfi-

condicionamiento laboral bastante específico de

co que difunde disimuladamente sus productos. Un

nuestro ámbito que es el efecto televisivo sobre la

ejemplo puntual y digno de ser analizado es Videos-

actividad cinematográfica y teatral. Si bien existía

how y la productora Marín, de Lorenzo y Asociados,

el antecedente de las “salidas” de las compañías de

un nuevo tipo de relación estrecha entre la tradición

radioteatro por ciudades y pueblos, ahora parte de

publicitaria y el imaginario de “Chicago Boys” en los

la agenda teatral la va a dictar la televisión tanto en

medios masivos, imaginario hoy predominante.

argumentos como en condicionamientos de los elencos. La traslación de éxitos al cine, la escenificación veraniega de programas televisivos acompaña esta verdadera concentración artística, estética y empre-

El programa símbolo: Videoshow

sarial que deja poco margen para la experimentación y para una cierta democratización del acceso

Aunque pueda resultar arbitrario elegir un progra-

al trabajo y al conocimiento de otras perspectivas.

ma de televisión para simbolizar la actividad y los objetivos de este medio durante la dictadura el caso

Al no existir un lugar de formación específicamente

de Videoshow es el mejor ejemplo de la trama ideo-

televisiva en lo actoral, producción y dirección (al

lógica, artística y empresarial que antecedió a la

estilo de la educación privada el sistema televisi-

movida tecnológica del Mundial y fue un hito en el

vo argentino no gastó mucho que digamos en las

diseño de imagen de la televisión de fines de los se-

formación de sus cuadros), los perfiles televisivos

tenta y principios de los ochenta. Ejemplo, por otra

se sobreimponían a las tradiciones de los restan-

parte, poco estudiado. “Quedáte aquí, no te vayas

24


de allí, y verás miles de cosas, la historia real, el

como reportajes “arreglados” a los miembros del

héroe casual...”, la cámara portátil y el periodista

gobierno para mejorar su imagen pública para ad-

corresponsal nos llevaban a todos los países del

vertir que no es la misma responsabilidad civil y

mundo menos al nuestro. El correlato del dólar ba-

política la de un redactor que la de un/a periodista

rato y de los viajes continentales y transcontinen-

estrella. El programa símbolo de una reconversión

tales de la pequeña burguesía funcionaba como la

tecnológica-cultural del medio terminó conducido

vidriera mediática, como el servicio adecuado para

por extremistas de derecha, como Palacios Hardy,

la explosión del turismo cultural de los años de la

entre otros y recluido en ATC, en plena transición

dictadura. Videoshow fue el mejor antecedente del

posmalvinense. Su función en la política cultural te-

magazine actual, del bloque corto, de la mezcla de

levisiva de la dictadura señala la necesidad de re-

notas y de un juego de imágenes que a pesar de no

tomarlo como objeto de investigación y memoria.

contar con la tecnología actual, en cierta manera videoclipizaba, con sus límites, la imagen televisiva. Videoshow también representó la legitimación de una televisión de “zona norte” en acentos, en vo-

Radio: los toques de Diana

ces, agendas temáticas y en ideólogos de los estilos de vida que la propia dictadura difundía a través de

Resulta lógico que el objetivo de la cobertura in-

sus Chicago Boys (que también se simbolizaban en

formativa radial durante la dictadura no podía ser

los vigentes discjockeys con apellidos patricios). Un

la “actualidad” en términos de “estar allí donde se

aire de familia los reunía a todos.

produce el acontecimiento”. En realidad predominaba el estar allí en donde se construye el acon-

La importancia del programa, como formato tipo de

tecimiento: temática militarizada y lecturas de ca-

producción, radica en el hecho de que la ideología

bles. Los móviles eran corresponsalías castrenses o

cruda del Proceso no tenía eficacia en los editorialis-

gubernamentales. Sin embargo, durante el período

tas de los noticieros ni siquiera en sus voceros más

se produce un cambio cualitativo que se ajustará

autorizados o en las películas que se hacían para

funcionalmente con la etapa de fuerte control ideo-

legitimar a cada fuerza de seguridad sino en aque-

lógico y social: el editorialismo periodístico matu-

llos programas que disimuladamente entretenían o

tino. La canalización informativa desde la maña-

hablaban de “otra cosa”. De allí el desfile de Neus-

na temprano había tenido pocos antecedentes en

tadt, Llamas de Madariaga, Grondona entre otros,

nuestra radio y se consolidará como segmento an-

pero también de Magdalena Ruiz Guiñazú, Maidana,

terior al programa de variedades, que, contamina-

Hanglin, etcétera. También en este aspecto la tran-

do de esta característica, seguirá “opinando” hasta

sición reubicó las trayectorias periodísticas informa-

el mediodía como nunca antes había ocurrido. Las

tivas sin muchos actos de contricción que digamos.

fuerzas armadas ponían los columnistas, como en

Bastaría con repasar algunos servicios periodísticos

los noticieros televisivos, y organizaban la agenda

25


del día. Se vivía, paradójicamente, un proceso de

del relator deportivo José María Muñoz, en cierta

fuerte politización radial en términos temáticos que

manera, alienó las culpas de muchos y operó como

la radio no abandonará nunca más (lo que habla

el mejor emblema para sintetizar el período.

de una crisis persistente). Los magazines radiales conjugaban la presencia de ecónomas y astrólogos,

Esto impide un verdadero análisis político-cultural de

actores y actrices en función de un acompañamien-

la etapa y permitió al mismo tiempo la incorporación

to al régimen. No es casual tampoco que se hubiera

poco traumática de los protagonistas a la transición

“institucionalizado” el asesoramiento psicológico,

democrática y a los tres períodos constitucionales.

en donde prevalecían las posturas regresivas de

Cualquier rastreo ejemplificativo de la radio de la

Arnaldo Rascovsky y compañía acerca de los roles

dictadura podría tomar de sorpresa a los actuales

femeninos y los cuidados de los hijos, pátina cien-

públicos radiales acerca del lugar ideológico y moral

tificista del “¿usted sabe dónde están sus hijos?”,

de aquellos que todavía hegemonizan el medio.

que Neustadt acercaba cada momento. Vale como ejemplo puntual de la radio de la dicComo ocurre cuando está aceptada la imposibilidad

tadura la célebre llamada al Paraguay desde el

de referirse a lo macro, la ciudad, los problemas

programa Belgrano Show, correlato del Videoshow

psicologistas, la guerra de los sexos, el tránsito (el

televisivo, en el cual Enrique Llamas de Madariaga

enfrentamiento taxis/colectivos fue un clásico de la

le pregunta a un colega de Asunción si ya estaban

agenda de la dictadura) volvió mucho más colo-

enterados de la adjudicación del Premio Nobel de la

quial la radio y, como se mencionó, más opinadora.

Paz 1980 a “su connacional” Adolfo Pérez Esquivel.

Ya que no se podía describir o informar sobre el gran desastre social y político, se analizaba minuciosamente el detalle microfísico o, lo que resulta un antecedente importante, la minucia deportiva.

Conclusiones

El sistema de “estrellas” radial que heredó la dicta-

No diremos nada nuevo si afirmamos que el análisis

dura mantuvo sus lugares de privilegio que sumó a

de la cultura y de los medios durante la dictadura

sus posiciones establecidas en la televisión. Recien-

llevará la marca del período que lo intente. La dic-

tes análisis de la historia radial o de la cultura del

tadura siempre fue “leída” desde la táctica política,

período suelen ser demasiado benévolos con estas

la estrategia mercantil empresarial o la ubicuidad

figuras centrales, disimulando su función de correas

corporativa. La transición democrática “negoció” en

de trasmisión de la ideología dictatorial. Su partici-

el nivel superestructural el pasaje a los períodos

pación en la gran tradición radial argentina no pue-

constitucionales no sólo del blanqueo de la deuda

de ocultar el grado de compromiso con los objetivos

externa y de un compromiso más o menos explícito

del régimen. Creemos que el paroxismo de la figura

a no profundizar la investigación y el castigo del

26


terrorismo de Estado (y de clase) sino también la

y mediáticas nos encontraríamos con un lugar dis-

reconversión de muchas figuras de la cultura, del

tinto del rock, con la presencia de muchos artistas

espectáculo y de la información que habían desem-

de la “progresiva nacional” en las pantallas y recla-

peñado un papel destacado como sostenedores del

mando su lugar en el “juego”.

régimen. Creer, como se afirmó en su momento, que la caracterización político-cultural-mediática de

Todas las reconversiones democratizantes se ins-

la dictadura se agotaba con denunciar los rostros

criben en la continuidad de la clase dominante y

de los conductores símbolos (Gómez Fuentes en el

del estadío del capitalismo argentino, de la mis-

célebre Noticiero 60 minutos de Canal 7/ATC), o en

ma manera que la burguesía va acomodando su

publicar las groserías verbales de los columnistas-

“universidad”, decidió “sus medios”, también “ins-

servicios de las fuerzas armadas, o en analizar las

trumentó” la democracia formal para integrar a

publicidades con las cuales la dictadura nos infor-

todos aquellos personajes con influencia social o

maba del crecimiento económico, de la paz social y

mediática para que el trago amargo y trágico de la

del reconocimiento internacional de sus logros, es

dictadura pudiera sobrellevarse. En este juego de

escamotear las conductas de figuras que mantu-

reacomodamientos, incluso se puede llegar al ab-

vieron con sus públicos altos niveles de credibilidad

surdo de resignificaciones muy graves. Un ejemplo

y afecto, capital simbólico que pusieron en juego

podría ser la elección de gobernador de Tucumán

para su apuesta dictatorial.

de 1991, cuando para impedir el triunfo de un genocida como Bussi, se “democratizó” a un cantan-

El primer período democrático eligió una serie de

te popular que había sido un colaboracionista de

tópicas culturales y sociales con las cuales dicoto-

la primera hora de la dictadura (actitud de la cual

mizó dictadura/ democracia, mistificando de algún

nunca se autocriticó).

modo lo que había ocurrido en la etapa. Un ejemplo puntual es el rock, que fue observado como un

Los propios medios gráficos que prácticamente ha-

movimiento social, con la suficiente autonomía de

bían acompañado sin fisuras al Proceso disolvieron

la industria cultural como para convertirse en un

su responsabilidad en toda la sociedad y cuando

foco de resistencia política al régimen. La falta de

realizaron sus balances conmemorativos dejaron

una investigación seria acerca de la actividad del

de lado los altos servicios a la patria que realizaron

rock en el período permite la vigencia de estas con-

con sus editoriales. Y en este caso no hay deslum-

*

clusiones . Si se profundizaran las modificaciones,

bramiento tecnológico o CD Rom que impida adver-

por ejemplo, del violismo en las políticas culturales

tir la operación ideológica.

* Nota de los editores: Cabe recordar que el presente texto fue elaborado en 1996. Aunque sigue siendo un tema a explorar, en los quince años que nos separan de esa fecha ha habido investigaciones sobre el tema, entre las que podemos destacar el trabajo de Sergio Pujol, Rock y dictadura (Buenos Aires, Emecé, 2005).

27


Finalmente, habría que señalar que tanto para el análisis de la dictadura y de las responsabilidades políticas, sociales y éticas frente a los militares como la actitud adoptada en relación con las claudicaciones políticas y económicas de los gobiernos constitucionales, la reacción de algunas formaciones culturales o del espacio mediático fue adoptar posturas sectoriales que le permitían seguir apoyando los procesos, aunque estuvieran en desacuerdo con la obediencia debida, el punto final o el indulto. Incluso se podría dar el camino inverso, como lo reconoce Juan Rajneri, ex secretario de Difusión de Alfonsín, con respecto a la actitud de los diarios frente a la dictadura (Página 12, 7/6/96), al manifestar que bien se podría haber aplicado el plan económico de Martínez de Hoz (como se estaba haciendo el de Cavallo, planes que apoya) sin desapariciones ni violaciones a los derechos humanos. Con respecto a Martínez de Hoz está claro que no fue así, lo que hizo Cavallo en democracia se lo debe a la dictadura. La continuidad política de la dictadura es la ecuación entre ajuste económico, represión social y burocratización política. De allí que resulte necesario en todo intento de reconstrucción y memoria del período dictatorial la consideración de todas las correlaciones sociales, políticas, económicas, culturales y mediáticas; se evitaría de ese modo realizar conclusiones sobre la etapa a partir de la conducta de un sector (por ejemplo, los que hablaron por un tiempo del “partido militar”), la realidad de un grupo (“la juventud agredida”), la situación de un área (“la cultura atacada”). La falta de articulación de las series mencionadas no deja de ser la intención de la ideología de la clase dominante, en definitiva, su afán despolitizador.

28


2. Hace falta un Nunca Más del periodismo Pablo Llonto

El incesante ejercicio de la justicia mantiene una

Se mintió en presentar al golpe como un cambio de

deuda con los argentinos. A 27 años de recuperada

gobierno. Se ocultó desde el inicio la cacería genoci-

la democracia no hay condena alguna contra los

da desatada desde cuarteles, comisarías, escuelas de

dueños de los medios y los principales periodistas

mecánica, bases aéreas y tantas otras reparticiones

que gozaron con el agrio beneficio de fogonear a

del horror. Se robaron bebés en San Isidro, papeles

los dictadores y de sembrar silencio.

prensa en San Pedro, y miles de verdades sobre fábricas cerradas, industrias destruidas, miserias y deudas

No alcanzan wikipedias, ni bibliotecas de Alejandría

externas. Se predispuso al pueblo para una guerra

para depositar allí las porfiadas vergüenzas que desde

planificada por chacales embriagados de alcohol y lo-

un diario, una revista o un programa nos atormenta-

cura. Luego, se mintió sobre victorias militares en las

ron. Fue la prensa argentina, tal vez, de las peores en

islas mientras miles de pibes eran sometidos a una

la historia universal. Durante siete años y siete meses

crueldad cuyos hechos aún no conocemos del todo.

utilizó una regla de comportamiento: no apartarse del aliento a la represión, la sumisión y la mentira.

Para quienes gustan analizar el comportamiento de los medios y los periodistas desde el punto de

Enorme filósofo de la comunicación, desconocido

vista de la teoría comunicacional, se trató de un

en las universidades o en los tratados sobre De-

reflejo de la sociedad. Para quienes diferenciamos

recho a la Información, ha sido el futbolista uru-

los efectos ideológicos del periodismo preferimos

guayo Obdulio Varela. El “Jefe negro”, dueño de la

observar en tales acciones, la actitud destructiva

camiseta más gloriosa del Maracanazo, harto de los

contra todo humanismo y contra toda conducta re-

reportajes y el periodismo dijo alguna vez en los

belde frente al poder.

cincuenta: “los diarios traen sólo dos verdades: la fecha, y el precio”. Y quizás ni el precio ni la fecha

Los diarios y sus periodistas más famosos preten-

de los principales diarios a partir de marzo de 1976

dían lo mismo que Videla. Veamos las palabras del

sean ciertos. Por entonces, La Prensa, de la familia

asesino mayor: “es un delito grave atentar contra

Gainza Paz; La Nación, de la familia Mitre, y Clarín,

el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo

de la viuda de Noble, encabezaban las ventas. Más

cambiar por otro que nos es ajeno, y en este tipo

atrás, como diarios nacionales, se desparramaban

de lucha no solamente es considerado como agre-

La Razón, Crónica, Buenos Aires Herald, La Opi-

sor el que agrede a través de la bomba, del disparo

nión, Diario Popular, La Tarde.

o del secuestro, sino también aquél que en el plano

29


de la ideas quiera cambiar nuestro sistema de vida

muchos de los textos eran acompañados por su-

a través de ideas que son justamente subversivas;

puestas “investigaciones” propias que avalaban lo

es decir subvierten valores, cambian, trastocan

dicho por los militares. Así pueden citarse en todo

valores... El terrorista no sólo es considerado tal

el país los centenares de casos de enfrentamientos

por matar con un arma o colocar una bomba, sino

truchos que las oficinas de prensa de los represores

también por activar a través de ideas contrarias a

distribuían casi diariamente. La noticia era publica-

nuestra civilización...” (diciembre de 1977 ante pe-

da textualmente. En algunos casos se acompaña-

riodistas extranjeros).

ban fotografías repartidas por los servicios de Inteligencia y luego los periodistas editaban reseñas

Veamos las palabras del diario de la viuda el 12 de

históricas no muy extensas, del “subversivo abati-

abril de 1976: “La opinión internacional ha recibido

do”. Abatir era el verbo. Tan marcial y verde oliva

con marcado beneplácito la actitud de las nuevas

como otros verbos de la época. La prensa en ge-

autoridades en lo tocante a Derechos Humanos.

neral, salvo excepciones, aborrecía en cambio del

Ello granjea sin duda una corriente de simpatía y

verbo corroborar o su hermano, comprobar.

estimula el apoyo. Pero aunque no fuera ése el resultado, nada puede ser más acertado que la adop-

¿Por qué la palabra de los militares era palabra san-

ción por parte del gobierno de una postura que

ta para nuestros periodistas? ¿Por qué nadie se ani-

conforma a nuestra ciudadanía y se inserta en las

mó a poner en duda las noticias que más o menos

mejores tradiciones argentinas y cristianas.”

hablaban siempre de lo mismo: ‘una patrulla militar interceptó a un automóvil donde viajaban cuatro

Cuando me invitaron a participar de las Segundas

jóvenes quienes al no responder a la voz de alto

Jornadas de “Historia, Memoria y Comunicación”

desataron un intento tiroteo. Los cuatro extremis-

en la Universidad Nacional de Quilmes la prepara-

tas fueron abatidos’? No había heridos ni víctimas

ción de los temas giró alrededor del comportamien-

del lado de las fuerzas “conjuntas”.

to (1976-1983) de los medios, los dueños de los medios y los periodistas de mayor incidencia en la

¿Por qué se tardó hasta 1983 para conocer la pri-

formación de conciencia de los argentinos. Entre

mera nota de investigación (breve) sobre la ESMA?

recortes, revistas, notas y algunas apelaciones a la

¿Por qué se ignoró a los colegas extranjeros que

memoria radial y televisiva, pudimos compartir el

abarrotaban sus diarios y canales de TV con denun-

irracional sistema que nos dominó en la dictadura.

cias sobre la Argentina de sangre y cárceles colmadas? ¿Por qué ni siquiera realizaron una autocrítica

El procedimiento era el mismo en las tres ramas

quienes fueron capaces de poner en las tapas de

-gráfica, radial o televisiva-: la publicación de to-

las revistas y en los noticieros de TV que “estamos

dos los comunicados que emitían los militares sin

ganando la guerra de Malvinas”?

permitirse una duda sobre ellos. Todo lo contrario:

30


En cambio, la señalización y marcación de los “terro-

Tan lastimero como los editoriales y los recursos

ristas” argentinos era incesante. Con la liviandad que

engañosos de los principales diarios. Para diciem-

otorga la impunidad, el lenguaje frecuente en cada

bre de 1977 Clarín acordó con los servicios de In-

renglón era individualizar activistas comunistas, libros

teligencia militar dedicarle una página a la falsa

comunistas, propaganda comunista, sindicalistas co-

noticia de que existía un “centro de rehabilitación

munistas, películas comunistas, música comunista.

para extremistas”. Se hablaba de “presentación espontánea de subversivos” y se llegaron a publicar

De aquellas barbaridades reincidentes año tras año,

fotografías de hombre sy mujeres jóvenes, de es-

los ejemplos sobran. La nota realizada en 1979 en la

paldas, quienes “revelaban sus arrepentimientos”.

revista Para Ti de la Editorial Atlántida (propiedad de la familia Vigil) es uno de tantos dolores que persis-

Fue también el semanario GENTE que comanda-

ten. El 10 de septiembre de aquel año Thelma Jara

ba Samuel Chiche Gelblung el que dedicaba buena

de Cabezas (madre de Gustavo, quien se encontra-

parte de su papel a una agachada tras otra. Gel-

ba desaparecido) fue sacada unos minutos de su

blung viajó a Francia para denunciar personalmen-

cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada,

te a quienes trabajaban para mostrar al mundo la

llevada a la confitería Selquet en el barrio de Nuñez

barbarie argentina. Ni a los niños dejó tranquilos

y allí, con la participación de la Editorial, los tortu-

y, en diciembre de 1977 se fraguó en la editorial

radores la obligaron a simular un reportaje que en

la noticia del asesinato del matrimonio Barry en

realidad era una de las tantas operaciones de pren-

Uruguay. Alejandrina, la hija de tres años y sobre-

sa de la propaganda golpista. “Habla la madre de

viviente de la masacre, fue exhibida en una foto-

un subversivo muerto”, decía el titular. Editada por

grafía cuyo encabezado era “Los hijos del terror”.

los actuales periodistas Lucrecia Gordillo y Agustín Botinelli (directores de Para Ti). El ardid consistía en

Otros personajes, merecen otras notas, como Mag-

obligarla a “confesar” que había sido “usada” para

dalena Ruiz Guiñazú y la apología de Videla, Joa-

campañas de denuncia contra la dictadura y ahora

quín Morales Solá y sus alabanzas a Bussi y Viola,

estaba amenazada por los Montoneros.

los ya fallecidos e impunes Ramón Andino, José Gómez Fuentes, José María Muñoz, y tantos otros

Que Atlántida apadrinó a la dictadura, no hay du-

que fueron rostro en TV, voz en AM y presencia co-

das. De sus revistas, de ventas millonarias en aque-

tidiana en cuanto acto y viaje protocolar abundaba.

llos años (Gente, Para Ti, Somos, El Gráfico, La

En otra clasificación ingresa la investigación sobre

Chacra, Billiken), se desprende el empeño puesto

Papel Prensa ya que allí se trata de comprobar que

para alentar crímenes, censuras, robos, saqueos.

Magnetto (Clarín) y La Nación sabían de la existen-

Desde allí la prensa de la dictadura se “armó” para

cia de secuestros, torturas y amenazas contra la

desmoronar aquello que llamaban la campaña an-

familia Graiver mientras se realizaba la venta coac-

tiargentina.

cionada de las acciones de la fábrica de papel.

31


A la numerosa fauna cómplice los futuros periodis-

Sabemos que en cada rincón de la Argentina suce-

tas tendrán que recordarla. Con amargura. Pero

dió lo mismo. Que, por dar un caso, los ejemplares

distrayendo momentos de evocaciones más feli-

de La Nueva Provincia en Bahía Blanca destilan fra-

ces para quienes conformaron el breve, muy breve

gancias a favor del “aniquilamiento” de los marxis-

aposento en el que se refugió la dignidad. No dejar

tas y que centenares de publicaciones aguardan la

de mencionar a Robert Cox y Andrew Graham-Yooll

paciencia de nuestros estudiantes de periodismo y

del Buenos Aires Herald, desviviéndose por publi-

los jóvenes abogados que renueven investigaciones.

car una noticia sobre desaparecidos o inventando protocolos para recibir los Habeas Corpus, las notas

No se trata de hacerlo para colmar los archivos,

de Oscar Cardoso en Clarín, la carta de María Elena

las apiladas tesis de fin de curso o los expedien-

Walsh sobre el País Jardín de Infantes, la aparición

tes judiciales. Debe impulsarnos el enorme deseo

de la revista Humor, el ejemplo de Herman Schiller

de no retornar a un país cuya prensa ya no señale

en Nueva Presencia, los esfuerzos militantes del

“marxistas” y justifique su eliminación, pero sí se

único medio militante que hacía política y periodis-

la agarre con “villeros”, “piqueteros”, bolivianos o

mo al mismo tiempo: la agencia ANCLA de Rodolfo

paraguayos o peruanos, o simplemente pobres a

Walsh y sus compañeros Montoneros.

quienes tenderá las mismas redes que permitan el retorno del lenguaje genocida. Por supuesto,

Para los esperpentos, en cambio, ya hay denuncias

nuestra esperanza no tiene tamaño. Es tan enorme

formuladas. El caso Thelma Jara de Cabezas aguar-

como la certeza de saber que muy pronto, la pren-

da que el juez Sergio Torres del juzgado Federal 12

sa nueva, comprometida con la vida, la verdad y la

de Capital llame a indagatorias a responsables edi-

justicia, verá flamear otra bandera del Nunca Más.

toriales e integrantes del directorio. El caso de “la recuperación de subversivos” fue denunciado en el juzgado Federal 3 de Daniel Rafecas. El caso Barry se encontraba en preparación a la fecha de cierre de este artículo. La idea es que la Argentina no quede atrás en la jurisprudencia internacional que empieza a ocuparse de estos casos. En junio de 2000 la Sala I del Tribunal Penal Internacional condenó a Georges Henry Joseph Ruggiu, ex periodista y locutor de Radio Televisión Libre des Mille Collines (RTLM) en Ruanda, a 12 años de cárcel por incitación pública y directa a la comisión de genocidio y de crímenes contra la humanidad.

32


3. La transformación del sistema comunicacional de masas Martín Becerra A fines de la década del 60 del siglo XX el sistema de

La década del setenta se inicia con la herencia de

medios de la Argentina se correspondía, a juicio de

un potente mercado cultural en la Argentina. El lla-

Muraro (1973), con un vínculo de dependencia con

mado boom de la literatura latinoamericana de los

la programación y los modelos de gerenciamiento

años previos, además de la consolidación de un es-

estadounidenses. La lógica comercial de funciona-

pacio autóctono de circulación de distintos géneros

miento de la televisión, presente desde su origen en

musicales, acompaña una tendencia de ensancha-

1951 con Canal 7, se había profundizado a partir de

miento de las fronteras de las industrias culturales

la creación de los canales “privados” en 1960, liga-

en el país. En el caso de la televisión y radio, tam-

dos éstos de forma orgánica a las cadenas de broad-

bién ellas son robustecidas gracias a la expansión

casting estadounidenses. La televisión, escaparate

del universo de lectores y a la generalización del

de bienes de consumo masivo a través de la publi-

acceso a los receptores del audiovisual.

cidad, expandió desde entonces las fronteras de fabricación del mercado y de la sociedad de consumo.

Los dueños de los medios eran empresarios nacionales en su mayoría (o radicados en el país, como

Sin embargo, el vínculo estudiado por Muraro se al-

Goar Mestre en el caso de Canal 13) que ofrecían

teraría con el cambio de década, que acusa también

contenidos producidos en el país con búsquedas

en la prensa escrita un encumbrado protagonismo de

narrativas y estéticas propias. La gestión de estos

actores nacionales, al calor de un cambio en la corre-

empresarios nacionales tuvo una impronta ligada

lación de fuerzas de la propiedad de los medios de

al florecimiento del mercado interno y, sobre esta

producción en la Argentina y su consecuente repercu-

fortaleza, en algunos casos se logró consolidar la

sión en los agrupamientos empresariales. Ese cambio

exportación de productos, fundamentalmente en

inaugura un ciclo novedoso en la historia argentina,

el mercado editorial, discográfico y cinematográfi-

que combinará el protagonismo de las políticas ejer-

co. Su orientación política era diversa: programas

cidas desde el Estado interviniendo protagónicamen-

audiovisuales, diarios y revistas daban testimonio

te en el sistema de medios, la censura explícita y la

de un abanico amplio de opciones a disposición de

represión, la reformulación del rol desempeñado por

lectores y audiencias. La vitalidad de las industrias

los actores privados, y un discurso de promoción del

culturales al iniciarse la década del 70 era tributaria

miedo y de la desagregación social. Estos caracteres

de las condiciones de vida que experimentaban en

sobrevivieron al período dictatorial y algunos de ellos

términos económicos varios ciclos de crecimiento,

fueron incubados antes de 1976.

de la universalización de la escolaridad, de la mo-

33


vilidad social ascendente basada en la construcción

ra, donde en cada casa se leía el diario y una o

de capital cultural y de la alta capacidad adquisitiva

dos revistas semanales”. Y el mercado de revistas

que en términos relativos con el resto de América

era liderado por “Gente, Así, Siete Días, La Sema-

Latina tenían los argentinos.

na, Semana Gráfica, Radiolandia, Antena, TV Guía, Vosotras, Labores, Para Ti y Claudia. Entre las in-

Si a fines del siglo XIX y durante la primera mitad

fantiles Anteojito, Billiken y Las locuras de Isidoro

del siglo XX fue la escuela la que ejerció el lideraz-

se leían en 200.000 hogares” (Dosa y otros, 2003:

go como dispositivo de asimilación, alfabetización

37). El sector de las revistas (entre las políticas

ciudadana, inclusión social y construcción de una

cabe destacar a Panorama, Somos, Confirmado,

determinada concepción del mundo, y los medios

Primera Plana y Crisis) iba a ser uno de los más

de comunicación acompañaban y reforzaban esa

afectados por el ciclo de censura que se reinstau-

labor, en las últimas décadas del siglo pasado se in-

ra a partir de la ley 20.840 de 1974, que preveía

vierten los roles con los medios como principal ope-

penas de dos a seis años de prisión “a quien di-

rador y difusor ideológico y el curriculum escolar in-

vulgara, propagandizara o difundiera noticias que

tentando “actualizarse” y acomodarse, con grandes

alteren o supriman el orden institucional y la paz

tensiones internas, a la “sociedad mediatizada”. El

social de la Nación”. La censura explícita volvió a

cambio de roles en curso reconoce causas y efec-

intervenir en los medios de comunicación masiva

tos múltiples. Uno de ellos es que, al no existir un

después de una apertura que comenzó antes de

ethos alfabetizador en los medios de comunicación

las elecciones de 1973 y que se ensanchó durante

argentinos (a diferencia de los europeos, tanto del

la breve presidencia de Héctor Cámpora (que duró

oeste como del este, que durante décadas consoli-

desde el 25/5/1973 hasta el 13/7/1973).

daron como funciones centrales de los medios “informar, educar y entretener”) y al sostener como

La represión a distintas manifestaciones políticas

meta principal la obtención de beneficios que pro-

y culturales de la vida pública que se desplegó con

voca un funcionamiento marcadamente comercial,

fuerza inusitada desde el aparato del Estado a par-

el tipo de inclusión que realizan es radicalmente

tir de 1974 marca una bisagra para el diagnóstico

distinto al que pretendía la escuela: en los medios,

sobre la evolución de los medios del resto de las

la inclusión es al mercado, y el consumo reemplaza

industrias culturales en el país.

a la ideología del ciudadano. Como se señaló, a comienzos de la década del 70, y “a diferencia de la actualidad, existían una veintena

Un cambio de etapa

de revistas que superaban la tirada de cincuenta mil ejemplares. Época de gran politización y clases

El cambio de ciclo económico a partir del “Rodriga-

medias con poder adquisitivo y hábitos de lectu-

zo” de 1975, que arremete económicamente contra

34


los asalariados y dinamita el modelo del “empate

res y trabajadores de la cultura. En algunos casos,

hegemónico” (Portantiero, 1977) entre capital y

la represión se desató sobre quienes ejercían la co-

trabajo instituido en las relaciones sociales y pro-

municación como parte integral de una militancia

ductivas durante tres décadas, inicia una nueva

política, como sucedió con Rodolfo Walsh, Haroldo

etapa. Eduardo Basualdo señala el violento reem-

Conti o Raymundo Gleyzer y en muchos otros como

plazo del viejo patrón de acumulación que basado

parte del silenciamiento sistemático de voces críti-

en aquel pacto entre capital y trabajo, y en una

cas. Tales los casos de las desapariciones de Rafael

industrialización sustitutiva de importaciones, por

Perrota y Julián Delgado, y el secuestro de Jacobo

un nuevo patrón de acumulación basado en la valo-

Timerman.

rización financiera (Basualdo, 2001). Si bien “el papel de los medios y el periodismo ha La combinación entre represión en el plano político,

sido escasamente abordado en la discusión sobre la

cultural e intelectual por un lado, y retracción signi-

dictadura, o fue analizado de manera fragmentaria,

ficativa de la capacidad adquisitiva de los trabajado-

convulsiva, a menudo subordinada a las urgencias

res -que constituyen el mercado de las audiencias

de lo político” (Blaustein y Zubieta, 1998: 7), hay

de las industrias culturales- por el otro lado, rees-

trabajos que emprendieron el arduo cometido de

tructuraron radicalmente el sistema de medios y de

explicar y comprender las condiciones de produc-

actividades colindantes vigente hasta ese momento.

ción y circulación de la cultura industrializada en el proceso conducido por las Juntas militares entre

Al proponer la desarticulación drástica de las po-

1976 y 1983 (ver los trabajos de Gociol e Inverni-

líticas compensatorias de desigualdades sociales,

zzi, 2003 y 2006)

económicas y culturales, políticas que gozaban de consenso y sobre las que se dirimía el conflicto por

La retracción del consumo editorial (libros, diarios

la dirección política y cultural de la sociedad, el

y revistas periódicas) fue paulatinamente compen-

proyecto que se impuso en las vísperas del golpe

sado por el aumento del consumo de radio y televi-

de estado de 1976 precisó de la represión directa,

sión, dos medios que se presumen de acceso gra-

tanto masiva como capilar, y de la generación del

tuito1. Entre 1970 y 1980, dejaron de editarse más

terror como estrategia de disciplinamiento social.

de 250 diarios, con la consecuente horadación de

Entre las decenas de miles de personas apresadas,

la diversidad de versiones sobre la realidad que ello

secuestradas, torturadas y desaparecidas por la

representa. El desplazamiento del consumo de in-

dictadura se contaron periodistas, escritores, acto-

formación y entretenimientos masivos de la gráfica

1 No obstante, el pago se realiza por vías indirectas, ya que los servicios audiovisuales son financiados por un conjunto de opciones como la publicidad (que implica entonces que los consumidores de productos de consumo masivo participan de la cadena que indirectamente sostiene parte de los costos de producción audiovisual), eximición de impuestos, regímenes de promoción y ayudas estatales (es decir, impuestos generales solventados con el aporte de los ciudadanos) (Becerra y Mastrini, 2009)

35


al audiovisual facilitó el control de los mensajes, al

del insumo crítico del mercado de diarios ilustra el

estar los medios audiovisuales gestionados por un

cambio del modelo de intervención estatal que ins-

Estado tomado por asalto por las fuerzas militares,

tituyó el último gobierno militar. Los ecos del caso

que se repartieron la administración de los canales

Papel Prensa resuenan en el presente, dado que

capitalinos entre Ejército, Armada y Aeronáutica

la transferencia de activos generados con aportes

(reservándole el Canal 7 al Poder Ejecutivo).

colectivos en beneficio de muy pocos actores puede concebirse como un proceso de acumulación origi-

Los principales periódicos que habían estimulado la

naria por parte de los capitales nucleados en una

atmósfera social pro-golpe fueron recompensados

peculiar sociedad con el Estado.

a partir de 1976 por el gobierno militar con las acciones de la única fábrica de papel de diarios del

En los primeros años de la dictadura, los principa-

2

país, Papel Prensa . El gobierno de Videla forzó a

les medios privados no se distinguían en su línea

los deudos de su accionista David Graiver (muerto

editorial de los mensajes oficialistas propalados por

en un confuso accidente aéreo) para que traspasa-

radio y televisión. Festejando el primer aniversario

ran la sociedad a manos de un consorcio formado

del golpe de estado, el editorial de La Nación inti-

por los diarios Clarín, La Prensa, La Nación y el pro-

tulaba “Una paz que merece ser vivida” y realizaba

pio Estado Nacional. Esta maniobra fue calificada

una apología del discurso del dictador Jorge Videla.

como “uno de los casos de corrupción más graves de la historia argentina” ya que “pone de manifies-

A partir de 1983 la teoría de los dos demonios, que

to las relaciones y procedimientos empleados por

reservaba para la sociedad civil el cómodo rol de

los grandes grupos de poder” según el ex Fiscal

espectadora de fuerzas maléficas en pugna (la re-

Nacional de Investigaciones Administrativas, Ricar-

presión estatal y las organizaciones guerrilleras),

do Molinas (1993).

tuvo su correlato en comunicación social vindicando a esa misma sociedad civil embaucada por una

La extraordinaria asociación entre Estado dictato-

maquinaria ajena a su lógica de organización, re-

rial y medios privados en la planta de producción

presentada por los medios y por las instituciones

2 El origen de Papel Prensa se remonta a la dictadura de Juan Carlos Onganía mediante la disposición del Fondo para el Desarrollo de la Producción de Papel y Celulosa (1969), financiado con el 10% de impuestos a la importación de papel. “Todos los diarios del país pagaron, durante diez años, el 10% de sus importaciones para montar una planta que, finalmente, sólo se adjudicó a algunos de ellos”, escribió Jorge Lanata (2008). Lanata señaló que “en 1976, a través de testaferros, Graiver controlaba la totalidad de Papel Prensa” Sus herederos fueron obligados a traspasar las acciones en beneficio de La Nación, La Razón y Clarín. “El traspaso a los tres diarios se firmó el 18 de enero de 1977. Después de ceder las acciones los miembros del Grupo Graiver fueron detenidos e intervenidos en todos sus bienes para evitar que algún reclamo de heredederos afectara la tenencia de Clarín y sus socios (...) Los Graiver ni siquiera cobraron la cesión de las acciones. Gracias a gestiones de la dictadura, los diarios lograron dos créditos: del Banco Español del Río de la Plata y del Banco Holandés Unido sucursal Ginebra, por 7.200.000 dólares, a sola firma y sin avales” (Lanata, 2008). Entre 1975 y 1976 el Estado facilitó además con créditos del BANADE que jamás fueron cobrados, la construcción de Papel de Tucumán SA, que permitiría la producción de papel de diario (objetivo tampoco alcanzado) a medios más pequeños, como el grupo Kraiselburd.

36


represivas. Sin embargo, así como la teoría de los

da en que existe el reconocimiento por parte de la

dos demonios ha sido jurídicamente desmantelada

sociedad. Cuando los medios eran censurados, la

por el avance de las causas por las violaciones a

verosimilitud que exige el pacto de lectura entre

los derechos humanos y políticamente rechazada

usuarios de los medios y el mensaje se desplazó

con la anulación de las leyes que garantizaban la

progresivamente desde el noticiero (espacio que

impunidad de quienes participaron de secuestros y

expresaba lo más explícito de la ideología dicta-

desapariciones, la falacia de la manipulación de los

torial) hacia la ficción, hacia el documental, hacia

medios en la dictadura no se condice con las estra-

los magazines y programas de variedades, como

tegias discursivas enlazadas casi en cadena por los

observa Mangone en el primer capítulo de este libro

medios de comunicación que, como se advierte de

en relación al ambiente cultural de la dictadura.

la lectura de esos mismos testimonios documentales (seleccionados en Blaustein y Zubieta, 1998 y

Advertir que ese ambiente tuvo antecedentes en el

en una gran cantidad de material videográfico) no

período constitucional anterior (por ejemplo entre

exhibía una sutileza hipnótica capaz de sostener un

los equipos de producción televisiva desde princi-

engaño durante más de un lustro.

pios de los setenta, cuando los canales de televisión estaban gestionados por empresarios nacionales, y

La teoría de la manipulación pretendió explicar el

los contenidos televisivos de la dictadura) y que tra-

consenso alcanzado por la dictadura en términos

zó grandes líneas de continuidad a partir de 1983,

de “invasión cultural”. Sin embargo, resulta contra-

convierte a la relación entre el gobierno militar, la

dictorio que la misma sociedad que supo desconfiar

sociedad civil y el funcionamiento de las industrias

de los medios durante 18 años en que uno de sus

culturales en un problema complejo e incómodo.

referentes políticos estuvo proscripto, catapultándolo a su tercera presidencia a pesar de la constan-

En efecto, la mención -ya realizada en capítulos an-

te campaña en sentido contrario durante casi dos

teriores- del trabajo editorial y televisivo de Maria-

décadas, argumente tres años después que ha sido

no Grondona, Joaquín Morales Solá, Samuel “Chi-

engañada y que ha cedido su consenso mayoritario

che” Gelblung o Bernardo Neustadt como pequeñas

para la matanza de varios de sus integrantes sin

muestras de la coherencia con la que se sostenía

saber qué ocurría. La gramática de producción nun-

el régimen militar desde los principales medios,

ca coincide con la del reconocimiento de los conte-

no debe omitir que esa labor era compaginada en

nidos, pero para que la circulación de sentido sea

el imaginario colectivo por las representaciones

eficaz, es necesario que exista complementariedad

y los silencios también funcionales a la dictadura

entre ambos momentos del circuito productivo de

modulados desde las zonas menos explícitamente

los mensajes. Los medios actuaron, pues, como

políticas de las industrias culturales: las películas

esos artefactos de articulación de sentido. Esa ar-

producidas por Palito Ortega, los cándidos medio-

ticulación fue eficaz -y sigue siéndolo- en la medi-

días de Mirta Legrand o las masivas transmisiones

37


deportivas del “relator de América”, José María Mu-

grado por las Fuerzas Armadas y estipulaba que

ñoz, quien agredía desde su micrófono a las Madres

el servicio oficial de radiodifusión dependiera del

de Plaza de Mayo y arengaba a la audiencia para

Poder Ejecutivo. Esa ley se complementaría al año

demostrar que “los argentinos somos derechos y

siguiente con un plan, el PlanARA, que postulaba la

humanos” ante la misión de la Comisión Interame-

privatización de los canales y radios.

ricana de Derechos Humanos (CIDH) que en 1979 visitó el país para investigar las denuncias por las

La agenda de la democracia y de los derechos hu-

violaciones del gobierno.

manos, potenciada con la recuperación del régimen constitucional a partir de 1983, y por el Juicio a las

A raíz de la organización del campeonato mundial de

Juntas Militares en 1985, constituyó un aprendizaje

fútbol en la Argentina en 1978, la dictadura reconvir-

para el sistema de medios que, al igual que para

tió el viejo Canal 7 en “Argentina Televisora Color”,

buena parte del estamento político y de la sociedad

introduciendo la tecnología de imágenes en color en

a la que tanto los políticos como los medios repre-

la pantalla chica (que los argentinos recién pudieron

sentan. La vigencia de leyes de impunidad duran-

recibir a partir de 1980 en el mercado doméstico).

te algo más de una década, derogadas a partir de

La construcción de ATC implicó un gasto denunciado

2003, no logró modificar el estatuto de patrimonio

como uno de los hechos de corrupción más graves de

común que posee la valoración acerca de la últi-

la historia del canal oficial (Postolski y Marino, 2005).

ma dictadura militar, a pesar de los muy diferentes posicionamientos sobre el período anterior (Perón-

Hacia el fin de la dictadura comenzó a generalizarse

Isabel Martínez de Perón) que circulan en las in-

el uso de la frecuencia modulada en radio que sería

dustrias culturales a partir del 30º aniversario del

a partir de los 80 el refugio de nuevas estéticas y

golpe de 1976 (en forma de libros, fascículos, su-

narrativas, fuertemente juveniles; se consolidó la

plementos, programas televisivos, documentales)

estructura magazine para la programación radial –

y hasta el presente.

con conductores que siguen liderando, hoy en día, los ratings de audiencia en amplitud modulada-; se

El resto de los procesos anudados durante la dic-

estructuró el mercado de la prensa escrita median-

tadura replican constantemente en el presente, ac-

te el affaire Papel Prensa; y se decretó la tercera

tualizando aquel pasado como sustrato fundante de

Ley de Radiodifusión (N° 22.285) en 1980. Califi-

las condiciones de funcionamiento del sistema de

cada como centralista, autoritaria y discriminatoria

medios de comunicación de la Argentina en la pri-

(Loreti, 1995), este decreto ley impedía el acceso

mera década del siglo XXI.

de los ciudadanos y organizaciones sin fines de lucro a la titularidad de las licencias audiovisuales, se enmarcaba en la Doctrina de la Seguridad Nacional, establecía un órgano de control (el COMFER) inte-

38


4. La misión de la Sociedad Interamericana de Prensa de 1978 Horacio Verbitsky En nuestro pasado reciente podemos encontrar

es el entonces Ministro del Interior Albano Harguin-

momentos clave que brindan elementos para com-

deguy. La mayoría de los entrevistados (editores,

prender un presente en el que los debates sobre las

directores, propietarios, periodistas, accionistas)

relaciones entre historia, memoria y comunicación

son referidos sin nombrarlos. Sin embargo, en más

revisten una enorme repercusión social. Uno de es-

de un tramo del reporte son claramente recono-

tos acontecimientos significativos fue la visita de la

cibles para quienes conocen la época y el mapa

Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a Argen-

periodístico de ese momento. Por ejemplo, en La

tina en el año 1978.

Nación obviamente entrevistaron a Claudio Escribano, editor de política y miembro del directorio.

Esa sociedad está conformada por propietarios de

En el caso de Clarín, puede haber sido Marcos Ci-

medios gráficos de todo el continente americano. La

trimblum. Para comenzar a graficar las posiciones

misión que visitó nuestro país durante la semana del

de los principales editores periodísticos del país,

18 al 25 de agosto de ese año, en plena dictadura

puede leerse ya en el segundo párrafo una afirma-

militar, tuvo su origen en las denuncias que se reci-

ción notable:

bían en el organismo sobre la situación de la prensa y de los periodistas en Argentina. Estuvo compuesta

“El aspecto más sorprendente del perfil que

por Edward Seaton del San José Mercury de Kansas

vamos a trazar es que en su mayoría la pren-

e Ignacio Lozano de La Opinión de Los Ángeles. La

sa argentina acepta las reglas de la censura

visión que transmiten es muy interesante porque no

impuestas en forma directa o indirecta por el

corresponde a un militante revolucionario, ni a un

gobierno militar. Nuestra misión fue, en for-

periodista, sindicalista, o a un dirigente político, sino

ma rutinaria, confrontada con la opinión de

a dueños de medios de Estados Unidos, que lejos

que Argentina, para citar a un director, ‘goza

estaban de ser acusados de “subversivos”. El informe

de completa libertad de prensa dadas las cir-

nunca ha sido publicado completo en castellano. La

cunstancias’. Los directores tienen libertad

versión en inglés que se comentará a continuación

para informar y expresar opiniones sin limi-

es una fotocopia del original, donde hay tachaduras y

taciones sobre muchos temas, pero en algu-

agregados hechos a mano por los enviados de la SIP.

nos, aquellos de mayor importancia para el gobierno militar, hay límites. (…) Entre esos

La misión entrevistó a aproximadamente sesenta

temas sensitivos, los más abarcadores están

personas, pero la única mencionada en el informe

vinculados con (informar) las actividades de

39


terroristas y subversivos o los métodos uti-

con resguardos, pueden tomarse como parámetro

lizados para enfrentarlos, lo cual cubre des-

de comparación con la situación actual en la Provin-

apariciones, divisiones dentro de las Fuerzas

cia de Buenos Aires, donde el treinta por ciento de

Armadas o del Gobierno, y asuntos de se-

las personas privadas de su libertad llegarán a jui-

guridad nacional, especialmente si se rela-

cio luego de estar detenidos cuatro o cinco años en

cionan con las tensiones con Chile. Todo eso

condiciones inhumanas, según demuestran las esta-

parece caer dentro de este área de seguri-

dísticas, para quedar absueltos. En este sentido, los

dad y la cautela es la voz de orden” (Seaton

detenidos políticos de ayer podrían asimilarse a las

y Lozano, 1978. Todas las citas posteriores

víctimas de la obsesión actual con la inseguridad.

pertenecen al mismo informe) Otra información que recogió la misión de la SIP demuestra los engaños que se ejercían sobre los familiares de los detenidos, quienes, según el informe, no deseaban presentar recursos de habeas

Guerra y desaparecidos

corpus porque autoridades militares les habían Todos los consultados caracterizan la experiencia de

dado seguridades en privado sobre la vida y con-

los cinco años anteriores como condiciones de gue-

diciones de sus allegados. Si bien hubo muchas

rra. Cabe recordar que el tramo 1973-1976 corres-

familias que resistieron ese chantaje e hicieron la

pondió a un gobierno elegido por el voto popular, con

denuncia –lo que permitió documentar los casos y

funcionamiento del Congreso y la Justicia. Si bien

sirvió para los procesamientos posteriores a la fi-

las circunstancias en las que se desarrolló distaron

nalización de la dictadura- hubo, sin duda, mucha

de ser ideales, caracterizar el período en términos

gente que lo aceptó. Esto permite pensar que si

de “guerra” denota una toma de posición muy clara

la SIP sabía esto tras una misión de una semana,

sobre cómo veían a Argentina las máximas conduc-

obviamente todos los grandes medios de la época,

ciones de los medios de aquella época, que además

como La Nación, Clarín y La Razón, también com-

consideraban que “el país hubiera sucumbido a la

partían este conocimiento.

guerrilla si los militares no hubieran intervenido”. En referencia a los desaparecidos, Harguindeguy adCorrer riesgos

mite ante la SIP mil quinientos casos, mientras que fuentes extraoficiales contabilizan cerca de nueve mil detenidos sin acusaciones y un veinte por cien-

Más adelante el informe se refiere a la situación

to de “errores” (confusiones o identidad cambiada,

de periodistas y medios de prensa, tomando datos

entre otros) que eran estimados en forma privada

documentados por Amnesty Internacional: trein-

por el gobierno. Estas cifras, que deben tomarse

ta y nueve casos entre el golpe y enero de 1978;

40


cuarenta periodistas detenidos durante el mismo

“duros”. Esa hipotética división interna fue una de

período en manos de las autoridades; veintidós pe-

las astucias más grandes de la dictadura, porque

riodistas asesinados; clausura o suspensión tem-

paralizó muchas resistencias. Por ejemplo, un año

poraria de más de sesenta publicaciones desde el

antes, cuando la Secretaria de Derechos Humanos

24 de marzo de 1976, entre ellas, tres docenas

del presidente norteamericano Jimmy Carter llega

de publicaciones mayormente de izquierda, cerra-

en visita a Argentina, se entrevista con el nuncio

das en forma permanente; cuatro diarios interve-

apostólico Pío Laghi, quien le dice que no presio-

nidos (La Opinión de Buenos Aires, La Opinión de

nen porque si lo hacen, los “duros” van a derrocar

Trenque Lauquen, El Independiente de la Rioja y

al gobierno de Videla y va a haber fascismo en el

El Norte de Resistencia). Con este contexto, el in-

país. Esto se vincula con el rol de persuasión que la

forme afirma, en referencia al bando inicial de la

Iglesia Católica tuvo sobre los militares argentinos

Junta Militar donde se explicitan las restricciones a

para que ejercieran la represión en forma sigilosa,

la prensa, que “Harguindeguy confirmó a la misión

clandestina, sin Estadio Nacional, ni asesinatos a la

que, aunque esta orden ya no estaba oficialmente

luz del día, como sus pares chilenos.

en práctica, seguía reflejando la actitud del gobierno”. Es decir, el doble rostro que se aplicó perma-

Por otro lado, en un párrafo categórico los propios

nentemente, como la negación por un lado de las

editores reconocen que podrían haber publicado

desapariciones y, por el otro, el jactarse de ellas

ciertas informaciones si hubiesen estado dispues-

para infundir terror en el conjunto de la sociedad.

tos a correr riesgos:

Agrega la misión un dato interesante: “Cada una de estas fuentes de temor, de “Sin embargo, la censura en Argentina no

miedo, contribuye a la difundida autocensura

es tanto resultado de este decreto, como del

de la prensa en el país. La increíble inseguri-

creciente temor al daño personal. Temor a la

dad que los directores, editores y escritores

clausura o a otras penas oficiales, temor de so-

se enfrentan ha inducido a la gran mayoría

cavar a los elementos moderados del gobierno

de ellos a la posición de no asumir riesgos.

que quieren el retorno de la democracia”.

Muchos reconocen que buena parte de lo que no publican probablemente podría publicar-

Esto remite a una versión de los hechos muy di-

se sin enfurecer al gobierno, pero no quieren

fundida que abarcaba desde la Iglesia Católica al

problemas. Y los que aceptan asumir riesgos

Partido Comunista, pasando por el radicalismo,

son muy pocos”.

el peronismo y sectores de prestigiosos intelectuales, que consideraba que el gobierno de Jorge

Sin minimizar el miedo vivido en el sector en la épo-

Rafael Videla era “moderado” y que el riesgo, si

ca de la dictadura, cuando muchas medidas fueron

se lo presionaba demasiado, era que vinieran los

dirigidas contra medios, directivos y periodistas, es

41


necesario destacar que ésta es en sí misma una pro-

bernada por el equivalente a seis u ocho go-

fesión de riesgo. La visión de los propietarios de los

biernos más bien que uno. Además, algunos

diarios norteamericanos es muy poco complaciente

asesinatos y secuestros pueden ser todavía

con los directores de medios argentinos. Sin minimi-

responsabilidad de terroristas de izquierda”.

zar los elementos de la represión y los riesgos que se corrían, permanentemente señalan que había es-

Esta era la justificación permanente de la dictadu-

pacios para otras acciones que no eran desarrolladas

ra que la prensa cómplice reproducía en sus pági-

por decisión propia. En relación con las represalias

nas, donde desapariciones como la del periodista

oficiales, que iban desde advertencias telefónicas

del diario Clarín Edgardo Esteban y del grupo de

hasta confiscación de ediciones, expropiación, inter-

madres de la iglesia de Santa Cruz en diciembre de

vención o cierre de publicaciones, el informe aclara

1977 prácticamente no fueron informadas. Pero no

que “se hacen en forma abierta con los directores y

eran los únicos motivos que explicaban la ausencia

los editores dándoles la posibilidad de reaccionar y

de noticias sobre los crímenes de la dictadura:

aun de buscar remedios legales si fuera apropiado.” “La mayoría de los editores y directores entrevistados por nuestra misión se excusaron de la necesidad de publicar historias de personas La seguridad nacional sobre

desaparecidas con declaraciones como esta:

la libertad de expresión

‘es tan común que ya no es noticia’. El director que dijo esto publicó el mismo día en su dia-

Sobre las represalias extraoficiales, Seaton y Lozano

rio noticias sobre asesinatos y secuestros en

ubican a las desapariciones, mencionando los casos

el exterior. Otros editores y directores dijeron

de Julián Delgado, editor de El Cronista Comercial y

que no publican sobre la violencia porque es-

de Rodolfo Walsh. A su vez, explicitan las distorsiones

tán de acuerdo con la campaña del gobierno

en cuanto a las responsabilidades por estos actos:

contra el terrorismo y dispuestos a colaborar”.

“Varios periodistas conocidos dijeron a nues-

Con respecto a la implicación de militares en las des-

tra misión que creen que el gobierno mismo

apariciones, en el informe se considera que la mayo-

no está tratando de perseguir a los perio-

ría de los diarios, “acepta las reglas del gobierno sin

distas. Su sospecha es que oficiales de bajo

quejarse y en las áreas grises son muy prudentes”,

rango pueden estar actuando por su cuenta

mencionando como notable excepción al diario Bue-

en esos casos. Nuestras fuentes dijeron que

nos Aires Herald, que “lleva la cobertura más com-

los máximos líderes militares no pueden con-

pleta sobre violaciones a los derechos humanos”,

trolar a sus subordinados en un número de

aún cuando su director, Robert Cox, había sido arres-

casos y que, en verdad, Argentina está go-

tado por publicar una noticia sobre una conferencia

42


de prensa de Montoneros en Roma. Tal vez, ningún

sobre el proyecto que tres grandes diarios de Bue-

otro párrafo sintetice la posición de los principales

nos Aires han emprendido.” La principal objeción

directores de diarios argentinos como el siguiente:

se refiere a que la parte mayoritaria de la inversión corresponde a este crédito emitido por la dictadu-

“Los observadores internacionales no pueden

ra. Los diarios participantes –Clarín, La Nación y

encontrar aliento en comentarios de edito-

La Razón- aportaron sólo 25 millones de un monto

res y directores de que han vivido bajo la ley

total de 180 millones, y esto entraña sus riesgos:

marcial la mayoría de sus vidas y, en consecuencia, la situación presente no les parece

“Tal situación importa muchos peligros. No

necesariamente anormal. Ni pueden sentirse

es el menor de ellos que esto casi exige no

bien los observadores extranjeros en un país

antagonizar con el gobierno durante el perío-

donde los principales directores de periódicos

do de vigencia de la deuda. Otro peligro es la

dicen que la seguridad nacional tiene priori-

posibilidad que si otros diarios rehúsan com-

dad sobre la libertad de expresión. Y muchos

prar papel prensa de esta fábrica el gobierno

directores aplican ese concepto.”

puede obligarlos a hacerlo para obtener el reembolso del crédito que concedió”. Esto permite explicar situaciones que llegan hasta el presente, como la denuncia penal presentada por Cla-

El caso Papel Prensa

rín y La Nación contra el Secretario de Comercio IntePor último, en el informe, que finaliza con un apar-

rior, Guillermo Moreno, en junio de 2010, donde afir-

tado específico sobre el caso de Jacobo Timerman,

man, sin tapujos, que la posesión de la planta de Papel

quien “sigue bajo arresto a pesar de que la Corte

Prensa permite controlar a la prensa en la Argentina.

Suprema había ordenado su libertad en el momento en que la misión hizo aquí su informe”, mencionan “otro aspecto de la situación que perturbó a la misión”. Se refieren a un episodio de gran actua-

Un premio “antiargentino”

lidad en nuestro tiempo presente: el otorgamiento de un crédito de largo plazo a varios diarios para

Como consecuencia de esta misión, al volver a Es-

construir una planta de papel, Papel Prensa. Al res-

tados Unidos, la SIP presentó el informe en la 34°

pecto, los enviados de la SIP manifiestan que si

Asamblea Anual que se realizó en Miami entre el 9 y

bien pueden comprender la necesidad de los diarios

el 13 de octubre de 1978. Según un cable de Associa-

de no someterse a los “caprichos de la importación

ted Press del 10 octubre de 1978, la representación

controlada por el Estado, como ocurrió en el go-

de la prensa argentina, es decir, la Asociación de En-

bierno de Perón”, aún así tienen “graves reservas

tidades Periodísticas de Argentina (ADEPA), coinci-

43


dió en rechazar el informe preparado por la comisión

este país. La delegación argentina rechazó el

de la SIP por considerar que estaba en desacuerdo

premio e indicaron que la aceptación sólo ser-

con la realidad argentina: “Parecería que la comisión

viría para contribuir a la campaña lanzada por

de la SIP en vez de ir a la Argentina a cerciorarse

ciertos elementos de la prensa internacional

si existe libertad de prensa se ocupó esencialmente

para denigrar el buen nombre del país al que

del caso de Jacobo Timerman, quien se encuentra a

representan en la asamblea anual de la SIP”.

disposición de la justicia por hallarse supuestamente en el ‘affair Graiver’”, reprodujo La Nación, en una

La SIP decidió conservar el premio en sus oficinas de

nota titulada “Firme posición de la Argentina ante la

Miami porque ningún medio argentino quiso retirarlo.

asamblea de la SIP”3. Pero no era la postura de Ar-

Las conducciones de los diarios nacionales no sólo no

gentina, sino de los dueños de los diarios.

hicieron nada por los periodistas detenidos desaparecidos de sus propias redacciones o de otras sino

Además, la SIP decidió dar un premio a los periodis-

que, además, se negaron a recibir un premio otorga-

tas argentinos. Según publicó Clarín, en su artículo

do por gente tan poco sospechosa como propietarios

“Declaración argentina en la SIP”4, los representan-

de medios de Estados Unidos. Los fundamentos de

tes de ADEPA difundieron en Miami una declaración

la SIP simplemente dejaban constancia de que había

en la que rechazaron el premio SIP Mergenthaler.

desapariciones, asesinatos y de que los periodistas

Sin aclarar a qué tergiversaciones se refería, el dia-

continuaban trabajando en esas condiciones. Pero los

rio reprodujo el comunicado de la entidad argentina:

dueños de diarios argentinos prefirieron replicar los argumentos militares y denunciar la distinción como parte de la “campaña antiargentina” en el exterior.

“Los abajo firmantes, periodistas miembros de la SIP, desean aclarar que la versión pe-

3 4

riodística del informe presentado respecto a la

Por todo lo expuesto, el episodio de la visita de la SIP

libertad de prensa en la Argentina no fue exac-

en 1978 resulta paradigmático para comprender el

ta, ya que hubo errores de interpretación por

comportamiento de la gran prensa argentina durante

parte de algunas agencias noticiosas interna-

la dictadura militar, desde una postura cómplice no

cionales y medios de comunicación locales que

sólo en lo ideológico sino también motivada por inte-

tergiversaron el verdadero espíritu del infor-

reses económicos. Estas responsabilidades, aunque

me. (El premio fue entregado) a los periodistas

no han sido contempladas en la esfera penal, en los

argentinos por continuar cumpliendo su labor

últimos tiempos han quedado visualizadas en el deba-

a pesar de los asesinatos, encarcelamientos e

te público, motivando en forma creciente las debidas

inexplicables desapariciones denunciados en

condenas políticas, sociales y morales que merecen.

“Firme posición de la Argentina ante la Asamblea de la SIP”, La Nación, 13 de octubre de 1978. “Declaración argentina en la SIP”, Clarín, 12 de octubre de 1978.

44


5. El periódico Nueva Presencia: reflexiones sobre cómo interpelar un medio gráfico en el contexto dictatorial Emmanuel Kahan

El 15 de noviembre de 2007, la Legislatura de la

identidad judía, de identificarse directamente

Ciudad Autónoma de Buenos Aires resolvió, tras

con los sectores más oprimidos, con los sec-

un proyecto presentado por el Diputado Miguel

tores más explotados y con los sectores,

Talento, brindar un homenaje al semanario Nueva

como se denomina hoy, más excluidos. […]

Presencia “por su compromiso con los derechos hu-

Entonces era una lucha contra el régimen mil-

manos y su lucha contra la última dictadura mili-

itar fascista que hacía desaparecer a quienes

tar”5. El homenaje se concretaría con la colocación

se le oponían. Para eso puso el cuerpo y el

de una placa recordatoria en el frente de la calle

alma para denunciar a los masacradores y a

Castelli N° 330 de la Capital Federal, lugar donde

sus cómplices cercanos y lejanos. […]” (Des-

funcionó la redacción del semanario.

grabación personal. Las cursivas son mías)

Poco más de un año después, el 9 de diciembre del

Schiller sostendría, treinta años después del inicio

2008, tuvo lugar el acto y colocación de la placa

de aquella experiencia editorial, que Nueva Presen-

6

recordatoria . En su alocución Schiller tendía un

cia había sido un medio gráfico que “decidió asumir

puente identificatorio entre las políticas represivas

papeles de vanguardia” en el contexto dictatorial.

del pasado -la desaparición forzada de personas- y

Ese camino, reconocerá, no constituyó un sendero

las del presente -criminalización de la pobreza y “ga-

sin obstáculos. No obstante, los mismos fueron

tillo fácil”-. “¿Qué tiene que ver esto con el homenaje

sorteados en pos de insertarse en una genealogía

a Nueva Presencia?, se preguntaba a poco de iniciar

revolucionaria de la que participarían algunas corri-

su discurso; para, inmediatamente responder:

entes del judaísmo. En esta abrevarían aquellos que formaron parte de los movimientos revolucionarios

“Y, mucho, porque éste sería hoy uno de los

que protagonizó el siglo XX- desde la Revolución

temas básicos de este semanario si pudiera

Rusa hasta las organizaciones político-militares que

salir de nuevo. […] Nueva Presencia fue una

actuaron en Argentina desde fines de la década del

publicación que, en medio de terribles hos-

sesenta hasta la dictadura militar.

tilidades externas e internas, trató, desde la 5 Resolución 416/2007 de la Honorable Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 6 Para una crónica de la jornada ver: Dandan, Alejandra, “Más que presencia, resistencia”, en Página/12, 9 de diciembre de 2008; “La letra de la resistencia”, en Página/12, 10 de diciembre de 2008.

45


El propio Schiller adscribía a una tradición que,

sus inicios, en el marco de una red relativamente

habiendo sido celebratoria de Nueva Presencia,

pequeña de lectores: algunos miembros de la

no era de su autoría. El semanario fue valorado,

comunidad judía-argentina.

dentro y fuera de los marcos institucionales de la colectividad judía en Argentina, por sus posi-

La presente reflexión es producto del trabajo de

cionamientos combativos contra el régimen mili-

análisis, indización y sistematización de la línea

tar que asoló a la Argentina durante el período

editorial del semanario a través de la construcción de

1976-1983 y la denuncia de las violaciones a los

una serie que tipificó todos los artículos publicados

derechos humanos que el régimen estaba llevan-

entre 1977-1983. La misma permitió observar

do adelante. Estas apreciaciones tuvieron sus

cuál fue el peso específico de las problemáticas

registros desde una fecha temprana. A principios

abordadas por Nueva Presencia e, incluso, reconocer

de 1984, por ejemplo, la Revista Humor presentó

la marginalidad de la temática de los Derechos

una serie de notas sobre la “Miseria de la Prensa

Humanos (DDHH) en las páginas del semanario

del Proceso”, rubricada por los periodistas Carlos

hasta 1983. Sin embargo, lejos se encuentra el

Alberto Gabetta y Sergio Joselovsky, dedicada a

trabajo de deconstruir el mito de Nueva Presencia

consagrar las distintas actitudes de los medios

para condenarlo al ostracismo o la igualación con el

de comunicación durante la dictadura militar. En

resto de los medios gráficos durante la dictadura.

aquellos dossier Nueva Presencia sería reivindi-

Antes bien, la tarea de indización permitió reconocer

cada por la difusión de las denuncias acerca de las

diversos aspectos destacados del semanario en el

violaciones a los derechos humanos perpetrados

contexto dictatorial: la temprana crítica al modelo

por las fuerzas represivas.

económico, el registro de huelgas y conflictos gremiales, el lugar brindado a las entrevistas a

No obstante, la relevancia del periódico y la

dirigentes políticos, sindicales y sociales, así como

fortaleza del imaginario en torno a su faceta

la aventurada crítica cultural y la ponderación del

combativa no se tradujeron en la realización de

debate acerca del lugar de la mujer en la sociedad

trabajos de investigación académica acerca del

en general y en el judaísmo en particular.

semanario Nueva Presencia. Los pocos abordajes realizados abrevan en la perspectiva “heroica”

El primer número de Nueva Presencia salió a luz el

de sus redactores (Dobry, 2004; Medina, 2007;

9 de julio de 1977. Con un editorial titulado “Ser

Herbert, 2007). Sin embargo, un análisis de Nueva

argentinos, ser judíos” se presentó al público como

Presencia, y de su carácter combativo, requiere un

un seminario cuya característica sería su línea de

abordaje sistemático de su línea editorial, su agenda

avanzada, su inquietud por la problemática de

de discusión y propuestas y, finalmente, de poder

nuestro país y América Latina, su enfoque de la co-

comprender la particularidad que caracterizaba

yuntura judía e israelí sin preconceptos y su aper-

a una publicación semanal que se distribuía, en

tura al plano cultural, artístico, sexual y cotidiano.

46


“Salimos, es cierto, a la búsqueda de otro

Schiller, se sostendría un año más: Nuestra

mercado- las nuevas generaciones judías que

Presencia -el nombre del emprendimiento posterior-

no se han sentido interpretadas por las hojas

lograría subsistir hasta 19878.

tradicionales-, pero no es la desguetización lo que buscamos (ni siquiera el fenómeno

No obstante, la cronología es imprecisa e incom-

de la desguetización impulsada por los que

pleta. Atenta a la trayectoria del semanario que

trocan Corrientes y Pasteur por la avenida

brindó la gestión de Herman Schiller, los trabajos

Libertador), sino la recreación actualizada de

sobre Nueva Presencia concluyen su existencia

los grandes valores judíos de siempre, prin-

contemporáneamente a la retirada de su primer di-

cipalmente la lucha por la justicia (propia y

rector. Sin embargo, Nueva Presencia continuó bajo

ajena), que las principales expresiones de la

la égida de Di Presse hasta que este dejó de existir,

prensa idish supieron, en su época de auge,

en abril de 1995. A Herman Schiller lo sucedió en

enarbolar con gran eficiencia”7.

la dirección del semanario un viejo columnista del mismo, Sergio Leonardo. Sus gestiones duraron, al

Profundizando su programa editorial, el semanario

menos, hasta 1989. Su nuevo director será, hasta

se proponía dos objetivos. El primero, “armonizar

1994, Yaco Nowens. Finalmente, quien gestionó el

dos concepciones (argentinidad y judaísmo) que,

seminario hasta su cierre, el 11 de abril de 1995,

unilateralmente, distintas áreas consideran con-

fue David Berezavsky.

trapuestos”. En segundo término, “dar cabida, sin ningún tipo de limitación, a todas las corrientes el

Entre el 9 de julio de 1977 y el 9 de diciembre

pensamiento judío”.

de 1983, Nueva Presencia editó 338 números. Si bien no existe en Argentina una serie documental

De acuerdo a la bibliografía abordada, Nueva

completa del semanario, los ejemplares conservados

Presencia salió ininterrumpidamente hasta julio

en diversos Archivos y Centros de Documentación,

de 1987. En su primer año, se trato de un dossier

permitieron analizar gran parte del material: 230

en castellano del periódico idishista Di Presse. Los

ejemplares referidos al período, que significan el

años posteriores, lo haría como el semanario en

68% de la totalidad de números publicados. El

lengua castellana de la misma empresa. Durante

relevamiento realizado constó de dos etapas. En

el período de su publicación, según señala Dobry,

primer lugar, el fichaje de los artículos referidos

el semanario llegaría a editar 20.000 ejemplares

a los acontecimientos acaecidos en Argentina

(Dobry, 2004: 45). Luego del cierre de Nueva

durante la dictadura militar y los posicionamientos

Presencia, la iniciativa de su director, Herman

suscitados en diversos ámbitos de la comunidad

7 “Ser argentinos, ser judíos”, Nueva Presencia, Nº 1, 9 de julio de 1977, pág.: 1. 8 De acuerdo al testimonio de Herman Schiller registrado en la investigación de Hernán Dobry (2004: 81), el cierre de Nueva Presencia se motivo en las desaveniencias producidas entre el director del semanario y los dueños de la editorial Di Presse.

47


judía-argentina. Durante el desarrollo de esta

Durante el proceso de indización de los ejemplares,

primera etapa, similar a la desarrollada por autores

el investigador produjo una serie de categorías

que han abordado la trayectoria del semanario el

operacionales que fueron utilizadas para la clasifi-

investigador comprendió que la perspectiva con la

cación de los artículos relevados. En este sentido,

cual observaba los documentos resultaba parcial.

el trabajo intentó ser lo más riguroso posible, atendiendo a la clasificación de todas las notas y artícu-

¿La centralidad otorgada a los acontecimientos

los aparecidos en el semanario. La aproximación

que ocurrían en Argentina se trataba de una preo-

permitió identificar el peso específico y/o relativo

cupación de los actores o era, acaso, un interro-

que adquirieron en diversos momentos los abor-

gante del investigador que se trasladaba a los ac-

dajes editoriales acerca de las diversas problemáti-

tores? El problema se materializó a través de dos

cas atendidas por los redactores del semanario.

experiencias. La primera: el relevamiento sobre la cuestión de los derechos humanos y las posiciones

Como advertimos en el desarrollo del trabajo, el

críticas frente a la dictadura militar resultaba muy

recorrido realizado por Nueva Presencia desde sus

escaso en los años formativos de la publicación. Y,

orígenes, en los inicios de la dictadura militar, hasta

en segundo lugar, el investigador no podía dejar de

el inicio de la etapa democrática, se caracterizó

prestar atención a las importantes definiciones que

por los desplazamientos en el otorgamiento del

los actores brindaban respecto de lo que acontecía

carácter relevante a diversas problemáticas. Como

en otros campos y horizontes que no se trataban

sostiene Hernán Dobry, una de las perspectivas

de la política argentina y la violación a los dere-

posibles a considerar ha sido cómo fue creciendo

chos humanos la situación política israelí, el con-

en importancia el tema de los derechos humanos y

flicto en Medio Oriente, las definiciones acerca de la

los reclamos contra el gobierno.

dinámica interna de las instituciones de la comunidad judía-argentina, las consecuencias del modelo

Sin menospreciar el trabajo pionero realizado por Dobry,

económico, etcétera.

se puede formular, tras el relevamiento sistemático e indización de todos los ejemplares existentes en los

La segunda etapa se originó tras la revisión de la

repositorios argentinos, que la relevancia brindada

parcialidad del enfoque utilizado en la primera. Esta

a las denuncias sobre la violación a los derechos

última se caracterizó por la realización de un mi-

humanos no permite reconocer la singularidad del

nucioso trabajo de indización de todos los ejem-

emprendimiento editorial de Herman Schiller.

plares existentes en los diversos repositorios. La constitución de esta serie documental permitió

En este sentido, el trabajo permitió construir una

brindar nuevas luces al trabajo de interpretación y

nueva caracterización que resultará ilustrativa de

caracterización de la línea editorial y periodización

las particularidades de Nueva Presencia. A través

de Nueva Presencia.

del reconocimiento del peso específico brindado a

48


diversas problemáticas en las páginas del sema-

Finalmente, el período que se caracterizará, desde

nario, la presente investigación reconoció tres

1984, por la centralidad brindada a la agenda de

períodos: 1) el fundacional, 2) el de apertura y 3)

las organizaciones defensoras de los derechos hu-

el de la agenda de los derechos humanos.

manos. La incorporación de reconocidas personalidades como columnistas del semanario -René Epel-

La primera de las etapas, ubicada entre julio de

baum, Adolfo Pérez Esquivel y Emilio Mignone, por

1977 y fines de 1979, se caracterizó por su ape-

ejemplo-, la convocatoria a actos del Movimiento

go al abordaje de las problemáticas afines de la

Judío por los Derechos Humanos, las crónicas so-

agenda comunitaria judía: la situación política en

bre las movilizaciones y el “festejo” de la presen-

Israel, el conflicto en Medio Oriente, la dinámica

cia “judía” en la calle, serán características de esta

y tensiones de la organización comunitaria judeo-

etapa. Asimismo, una de las particularidades será

argentina, etc. Incluso, las notas y preocupaciones

la confrontación con la dirigencia judía en términos

en torno al antisemitismo en Argentina no harán

de denuncia por lo actuado durante la dictadura

alusión a la “detención-desaparición de individuos

militar y la invención de una narrativa tendiente a

de origen judío”, sino a la publicación de folletos

establecer quiénes fueron “colaborados” y “héroes”.

o amenazas de carácter antijudío similares a las que pueden rastrearse en publicación del espectro

Pero, cuál sería la relevancia de graficar minucio-

comunitario en épocas anteriores y posteriores a la

samente

dictadura militar.

Una la

el

recorrido

pregunta

guiaba

investigación:

¿Es

editorial el

del

sentido

posible

semanario. analítico

de

comprender

la

Entre el ingreso de Daniel Muchnick (1979) y

particularidad de un semanario a través del análisis

Gerardo Yomal (1980) se gestará la segunda

focalizado de los artículos y/o solicitadas publicadas

etapa que concluirá a fines de 1983 con el inicio

en torno de las violaciones de los derechos humanos?

del período democrático. El rasgo más relevante durante estos años consistió en la “apertura” del

En primer lugar, la pertinencia de observar cómo

periódico hacia el tratamiento de aspectos de la

se construye la línea editorial de la publicación,

“política y economía en Argentina”. Esta “apertura”,

identificando sus cambios y continuidades y el peso

a su vez, pudo comprobarse en el registro de

específico o relativo de las temáticas abordadas,

autoría de los artículos relevados. No obstante, es

permite

posible identificar al interior de esta etapa, dos sub-

construidas acerca de la “heroicidad” de Nueva

períodos: a) el de la crítica económica y b) el de la

Presencia. Si bien el semanario se constituyó en

demanda de la apertura política. El primero de ellos

una “tribuna abierta” para la publicación de cartas

reconocible con el ingreso de Muchnik, mientras que

y solicitadas de organismos de defensores de los

el segundo se inicia con la incorporación de Yomal

derechos humanos, esto tuvo lugar después de 1980.

y la celebración de la reunión de la Multipartidaria.

Cuando, tras la visita de la Comisión Interamericana

49

poner

en

suspenso

algunas

nociones


de Derechos Humanos (CIDH), el tema de los

dro Agustín Lanusse le mostrara a la CIDH. En

“desaparecidos” cobrará una presencia pública

esa fotografía, junto al ex presidente, pueden

mayor que la que había tenido hasta entonces.

observarse a quienes fueron su Ministro del Interior, su edecán militar y su Secretario de

Incluso, a diferencia de lo que señala Dobry, la in-

Prensa. Los dos primeros fueron muertos por

formación y abordaje del “caso Timerman” remiten

la subversión terrorista y el tercero, cuya úl-

a artículos y notas que fueran editadas en otras

tima ocupación era un cargo de ejecutivo en

publicaciones: Buenos Aires Herlad, La Nación, La

“La Opinión” de Timerman, fue secuestrado,

Prensa, etc.. Y, cuando los artículos eran de autoría

probablemente por alguna de las bandas de

de Nueva Presencia, remitían a problemas y de-

extrema derecha que pululan en los últimos

bates tendientes a destacar la problemática “judía”

tiempos. De esa fotografía pueden deducirse

del caso y no la condición de detenido-desapareci-

las aspiraciones de la inmensa mayoría de

do del director de La Opinión.

los argentinos: ni subversión terrorista ni desaparecidos. Que vuelvan la cordura y la ar-

Incluso, la condena al uso de la violencia política,

monía perdidos durante esta terrible década

sostenida por el editor del semanario, fue una

de sangre y dolor9”.

constante de las reflexiones en torno al período. La reflexión sobre el tema, en la editorial del 21 de

Si bien, la perspectiva editorial de Nueva Presencia

septiembre de 1979- cuando, con motivo de celebrar

pondera como uno de los problemas acuciantes de

el año nuevo del calendario judío- se expresa la

fines de 1979 la violación de los derechos humanos-

preocupación por el restablecimiento del respeto a

consagrados en la figura del Secretario de Prensa

los derechos humanos, puede resultar ilustrativa.

de Alejandro Agustín Lanusse, quien se encontrará desaparecido-, el redactor del artículo señala que

“Hoy, evidentemente, el meridiano de la nue-

el problema se inscribe dentro de dos polos que

va dicotomía pasa por esas dos palabras que-

deben ser rechazados: la subversión terrorista

mantes (derechos humanos), cuya discusión

y las grupos de tareas. En este sentido, resulta

pública ya resulta insoslayable. Quizás el sím-

relevante destacar cómo la lectura acerca de los

bolo de esta tragedia nacional- en la que no

acontecimientos de la década del setenta, son

existe ningún sector del país que no haya sido

considerados desde la óptica de lo que, a posteriori,

agredido por los subversivos izquierdistas o

será conceptualizado como la teoría de “los dos

por los secuestradores derechistas- esta dibu-

demonios”: dos grupos que se combaten frente a

jada por la fotografía que el General Alejan-

una sociedad civil que es víctima de la contienda.

9 “Comienza el Año Nuevo judío bajo dos invocaciones: la lucha por la paz y los derechos humanos”, Nueva Presencia, N° 116, 21 de septiembre de 1979, pág.: 1.

50


¿Fue, efectivamente, Nueva Presencia un medio

ción a los derechos humanos, proponemos que cen-

gráfico que dijo más que otros? El presente trabajo

trar la mirada en esta sola consideración no permite

sugiere que deben ser matizadas la originalidad de

reconocer la singularidad del emprendimiento edito-

algunas de las perspectivas planteadas en las pá-

rial de Herman Schiller. Es decir, apelando a la cono-

ginas del semanario, si observamos qué ocurría en

cida parábola, el árbol ha impedido ver el bosque.

otras publicaciones de características informativas. Por ejemplo, como señala Borrelli sobre el periódi-

¿El árbol no deja ver el bosque? Efectivamente,

co Clarin, desde una época temprana podían ob-

la centralidad otorgada a la cuestión de los

servarse fuertes críticas al modelo económico de

derechos

la dictadura militar (Borrelli, 2008). Sin embargo,

permitió observar otras características relevantes

se podría objetar que, a diferencia de Clarin, la re-

del semanario. La noción de que la resistencia a

levancia de estas referencias aparecidas en Nueva

la dictadura se circunscribió a la denuncia de la

Presencia radicaron en su ámbito de influencia: los

detención-desaparición de individuos -un a priori

lectores de la comunidad judía argentina. No obs-

de los investigadores- no reconoció qué otros

tante, otras publicaciones del espectro comunitario,

tópicos pudieron haber constituido grietas en el

como el mensuario Tiempo, publicaron desde una

discurso oficial del régimen. Dos de las categorías

fecha temprana sendas notas críticas al programa

operacionales construidas por el investigador a

económico del período y un pedido sobre la desapa-

través de las referencias nativas pueden resultar

rición de Haroldo Conti, en la editorial de mayo de

ilustrativas de este último punto. Dentro de las

1976, lo queresulta un gesto pionero (Kahan, 2009).

categorías Vida Cultural y Otros se encuentran

humanos

agrupadas

en

originales,

Nueva

punzantes

Presencia

e

no

irritativas

Sin embargo, el emprendimiento de Schiller es

reflexiones frente a un régimen conservador y

considerado, desde una época temprana, como

dictatorial, en torno del sexo, el lugar de la mujer

uno de los medios de comunicación que “resistió”

-en el trabajo, en la familia, en la pareja y en la

a la dictadura. Si bien, como se observó anterior-

cama- y la cuestión del psicoanálisis. Graciela

mente, las cartas y comunicados de los organismos

Safranchick,

defensores de los derechos humanos comenzaron

Sokolowicz, entre otros, abordan problemáticas

a publicarse desde 1980, es posible proponer que

que, a priori, se podría proponer que no confrontan

la representación “heroica” se construyó de manera

abiertamente con el régimen. Sin embargo, sus

contemporánea al vuelco dado hacia 1984, cuando

aportes pusieron en cuestión los valores culturales

Nueva Presencia hace suya la agenda y demandas

que la dictadura intentó sostener.

de esas organizaciones. Sin menospreciar las narrativas que han destacado la relevancia brindada a las denuncias sobre la viola-

51

Manuela

Fingueret

y

Abraham


6. El arma más adecuada. Rodolgo Walsh y ANCLA Natalia Vinelli La Agencia de Noticias Clandestina ANCLA es una

la agencia tiene en cuenta el contexto histórico, po-

de las experiencias más interesantes de comuni-

lítico y social en el cual ésta se insertó, de manera

cación alternativa y popular desde una perspectiva

de evaluar las posibilidades que dicha experiencia

de transformación. Enseña que aún en los momen-

ofrece en un contexto como el actual. Se trata en

tos de mayor represión el campo popular puede

definitiva de recuperar la historicidad, de preservar

darse herramientas de expresión y organización

los aciertos y los errores del pasado para lograr un

políticas, y que la comunicación, también como

futuro que los supere.

categoría militar, tiene un rol destacado que cumplir. Las raíces de esta mirada hay que buscarlas

Cuando comencé la investigación se cumplían

en la conceptualización de la prensa como arma

20 años del golpe de estado de 1976. Este no

de combate presente en las luchas independen-

es un dato menor porque esos 20 años marca-

tistas latinoamericanas. Pero antes de adentrar-

ron el inicio de un abordaje distinto, más jugado

me en los objetivos de esta agencia y su carácter

en términos políticos que lo que la lectura de

instrumental y de inteligencia contra la dictadura

la transición democrática había permitido. Me

militar, me parece importante destacar la inclusión

refiero a una “teoría de los dos demonios” que

de esta mesa, denominada “Medios en dictadura”,

equiparaba el terrorismo de Estado con la lu-

en el contexto más amplio de las jornadas sobre

cha y la resistencia de las fuerzas populares que

“Historia, memoria y comunicación”.

habían optado por la vía armada para la toma del poder, y que se continuaba con las leyes de

Precisamente uno de los puntos a los que presté

la impunidad: punto final, obediencia debida y,

particular atención en la investigación sobre ANCLA

finalmente, indulto.

está relacionado con esa tríada, es decir, con las maneras de pensar las intervenciones en la política,

Tal vez sea paradójico, pero es en el contexto de la

la comunicación y la cultura hoy teniendo como ex-

Argentina neoliberal (producto sin lugar a dudas de

periencia acumulada las luchas y prácticas que los

aquella dictadura militar) que la Plaza de Mayo se

sectores populares se dieron en el pasado. Nunca

vio colmada de gente, sobre todo joven, en repudio

se comienza de cero, aunque en la Argentina del

del golpe (recordemos que aquella concentración

eterno presente se intente imponer lo contrario y

fue reprimida por la policía, durante el gobierno de

aparezcan como novedosas propuestas que ya lle-

Carlos Menem). También en ese contexto los hijos

van años de ensayo. En este sentido el abordaje de

de los desaparecidos comenzaron a reunirse y es-

52


crachar las guaridas de los genocidas, bajo la con-

cómo se construyen renombres y se tejen olvidos.

signa “como a los nazis les va a pasar, a donde

Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado el

vayan los iremos a buscar”, poniendo de manifiesto

enemigo sería el dueño momentáneo de su his-

la fuerza de una generación que no estaba dispues-

toria”. En efecto, cuando comenzó a reeditarse la

ta a ceder ante la injusticia y el olvido, y que se

obra de Walsh en los años de la primavera de-

hacía cargo de las elecciones políticas de sus pa-

mocrática, éste aparecía como un escritor y pe-

dres. Además, aunque de manera contradictoria y

riodista comprometido con las causas populares,

muchas veces estereotipada, el discurso mediático

como un intelectual comprometido, etiqueta que

terminó por hacerse eco de esa sensibilidad reem-

evitaba incursionar en los terrenos más disrupti-

plazando el hasta entonces “presidente de facto”

vos de su acción política, vinculados con su par-

por la figura “ex dictador” para referirse a los mili-

ticipación en la organización Montoneros, donde

tares que usurparon el poder en 1976.

tenía el grado de oficial 2º y el alias de “Esteban”. Sin embargo basta con leer sus papeles perso-

En este marco muchos de los involucrados en las

nales para advertir su enorme lucha por llegar a

luchas del pasado reciente, y en este caso concre-

ser ese militante revolucionario10, y los efectos

to, de aquellos y aquellas que montaron sobre su

inmediatos que esta opción, madura y razonada,

voluntad militante la construcción de la agencia

tuvo sobre su producción literaria, cuando el pe-

ANCLA, decidieron brindar su testimonio (y ésta

riodismo comenzó a aparecer como “el arma más

es toda una decisión de intervención política sobre

adecuada” para la etapa. “Todo lo que escribiera

la memoria, sobre todo pos indulto). Con lo cual

–señala- debía sumergirse en el nuevo proceso,

el proceso de la investigación tampoco puede se-

y serle útil, contribuir a su avance” (cf. Rodolfo

pararse de lo hasta ahora descrito, y es en reali-

Walsh compilado por Link, 1996).

dad una expresión más del movimiento que desde abajo comenzaba a cuestionar la lectura maniquea,

ANCLA se inscribe en esta perspectiva, y a su

aséptica o novelesca (por lo rosa) de lo que había

vez, abreva de las experiencias anteriores donde

significado la resistencia a la dictadura, y dentro de

Walsh participó: desde su intervención en la

ésta, la presencia de Rodolfo Walsh.

agencia Prensa Latina en los primeros años de la Revolución Cubana hasta su militancia en la CGT

En el prólogo a Los que luchan y los que lloran, de

de los Argentinos y en el Peronismo de Base /

Jorge Ricardo Masetti, Walsh escribe palabras que

Fuerzas Armadas Peronistas. ANCLA, construida en

bien podían pensarse para él: “Periodista, sabía

el contexto del Departamento de Informaciones e

10 Escribe Walsh el 31 de diciembre de 1968: “Es posible que, al fin, me convierta en un revolucionario. Pero eso tiene un comienzo muy poco noble, casi grosero. Es fácil trazar el proyecto de un arte agitativo, virulento, sin concesiones. Pero es duro llevarlo a cabo. Exige una capacidad de trabajo que todavía no poseo” (Link, 1996)

53


Inteligencia de la Secretaría Militar de Montoneros,

pertenencia política que, a la vez de informar, diri-

es uno de los emergentes de toda esa acumulación

giera buena parte de sus esfuerzos a actuar dentro

previa11. Concebida como una herramienta política

del corazón mismo del poder.

ofensiva en el marco de la resistencia a la dictadura militar, la agencia se propuso tres objetivos que

En otras palabras, la agencia debía funcionar como

respondían a esa coyuntura altamente represiva:

una estructura comunicacional que involucrara tan-

“informar a los que informan”, denunciar las

to la representación como la acción, tomando par-

violaciones a los derechos humanos y el vaciamiento

te activa en las luchas de resistencia. Respondía a

económico del país y, finalmente pero central en

una línea, pero no se presentaba como un órgano

la definición política de la agencia, funcionar como

oficialmente partidario ni se circunscribía al éxito

herramienta de acción psicológica contra el poder

de una operación. Esa tarea le correspondía a las

económico y militar.

revistas Evita Montonera y El Montonero, órganos de prensa responsables de propagandizar la línea

Por eso ANCLA se vistió con una aparente auto-

de Montoneros, al decir de Lenin, “la única empre-

nomía respecto de Montoneros, construyendo una

sa regular que haga el balance de toda la actividad

identidad difusa y encuadrándose en un criterio de

en sus aspectos más variados”. ANCLA, más bien,

autonomía táctica y subordinación estratégica que

daba batalla en el terreno de las apariencias.

le brindó un importante marco de acción para actuar frente a la coyuntura, pero que a su vez ex-

A partir del mes de junio de 1976 empezaron a

presaba una decisión orgánica de Montoneros so-

llegar por correo postal cables informativos a los

bre el rol que la misma debía cumplir: dificultar el

periodistas de los principales diarios del país, a los

despliegue inicial de la embestida militar, teniendo

corresponsales extranjeros, a los miembros de la

en cuenta el feroz bloqueo informativo que se iba a

Iglesia, de las Fuerzas Armadas y de los grupos

producir. La agencia venía a representar entonces

del poder económico cómplices de la dictadura12.

la necesidad de un medio eficaz no sólo en cuanto

Cubierta con la identidad difusa que le daba la sigla

a la circulación de información, sino sobre todo en

ANCLA y con una redacción despojada (me refiero

tanto instrumento de contrainteligencia: ANCLA te-

a la redacción periodística tradicional para los ca-

nía que ser un espacio disimulado en términos de

bles de agencia de noticias, de estilo desprovisto de

11 Rodolfo Walsh concibió la agencia clandestina y participó directamente de su organización. Mantuvo una orientación general sobre la misma. Con él militaron Lila Pastoriza, responsable de ANCLA; Eduardo Suárez (desaparecido en agosto de 1976), Carlos Aznárez y Lucila Pagliai. Walsh fue quien hizo el planteo formal sobre la propuesta de la agencia en la estructura superior de la que dependía su ámbito 12 Entre junio de 1976 y junio de 1977 se enviaron cerca de 200 cables con el sello de ANCLA. En esa última fecha culminó su etapa orgánica. Sin contar el período julio-agosto de 1977, durante el cual no funcionó por las caídas y las salidas al exterior, los partes se mandaron con una regularidad estimada de uno día por medio. En agosto del ‘77, un grupo de periodistas encabezados por Horacio Verbitsky reanudó los servicios informativos. Esta segunda etapa, alejada de Montoneros, funcionó hasta finales de 1978.

54


adjetivos y valoraciones para dar la sensación de

cotidianamente las transmisiones de las redes re-

objetividad defendida por la concepción periodísti-

presivas y desentrañar sus códigos para adelan-

ca liberal, que se pretende neutral e “independien-

tarse a operativos y secuestros.

te”); los cables se proponían acelerar las contradicciones entre los diferentes sectores de las clases

Pero esta información sistematizada, como seña-

dominantes, generarles fisuras, romper su unidad.

laba más arriba, era también insumo para la concreción de los otros dos objetivos de la agencia:

La concepción que acompañaba esta práctica hay

informar a los informadores prestando un análisis

que buscarla en la tradición latinoamericana sobre

y un contexto de situación que sirviera, por un

la prensa como herramienta de combate, presente

lado, para colar datos y por otro, para actuar como

por ejemplo en el Plan de operaciones de 1810 es-

back up para el trabajo periodístico. Y denunciar

crito por Mariano Moreno (aquello de escribir car-

las violaciones a los derechos humanos y el vacia-

tas suplantando nombres y firmas, “sembrando la

miento económico del país, poniendo de manifies-

semilla de la discordia y la desconfianza”); en el

to las aristas de un modelo económico regresivo,

llamado “pasquinismo sedicioso” que acompañó las

desindustrializador y antipopular. Esto se expre-

primeras gestas independentistas o en las funcio-

sa profundamente en los contenidos de la Carta

nes otorgadas a la prensa por el libertador Simón

Abierta a la Junta Militar, una pieza periodística

Bolívar, quien entendía a la prensa como artillería

magistral que sigue enseñando en la actualidad

del pensamiento.

qué es el periodismo, qué es el rigor por la verdad y de qué maneras se podría estructurar en un proyecto político más amplio.

Por supuesto, para cumplir esta función de “sembrar la discordia” entre las distintas fracciones de las fuerzas armadas, los grupos económicos be-

En este sentido cabe decir que la agencia ANCLA

neficiados con el plan de Martínez de Hoz y los

ponía de manifiesto toda la información que en

jerarcas de la Iglesia que bendecían el genocidio,

aquellos años era negada sistemáticamente por el

ANCLA contaba con un importante bagaje infor-

discurso cívico militar y sus voceros mediáticos:

mativo. Por un lado manejaba el archivo periodís-

las diferencias entre la Junta Militar encaramada

tico del diario Noticias, y recopilaba y analizaba

en el poder, los objetivos del nefasto plan econó-

los informes publicados por la prensa legal; por el

mico, las expresiones de la resistencia popular y

otro, cada frente de Montoneros hacía llegar las

las tremendas violaciones a los derechos humanos.

novedades a través de los canales orgánicos. La

Lo cual lleva a concluir esta ponencia recuperan-

información se completaba con los datos arrojados

do nuevamente la articulación “historia, memoria y

por las interceptaciones a la red de comunicacio-

comunicación” que proponen las jornadas. ANCLA

nes de las fuerzas represivas. Esta actividad se

señala que aún en las peores condiciones es posible

denominaba “escucha”, ya que implicaba escuchar

informar y ser informado; intervenir políticamente

55


desde una conceptualización de la prensa y la co-

colocando los problemas en el marco de la dinámi-

municación como herramienta para la construcción

ca de sus causas y consecuencias, no de manera

de poder popular13. Y esto, pienso, es lo acumula-

aislada como si se tratara de expresiones sin pasa-

ble de aquella experiencia en estos días.

do y sin futuro. Esta es, desde este punto de vista, parafraseando a Walsh y para terminar, “el arma más adecuada” a la luz de la etapa actual.

ANCLA y su voluntad política ofensiva marca una ruta, de la misma manera que experiencias como las que impulsaron los diarios Noticias y El Mundo. En estos casos, aún con sus diferencias y sus resoluciones, se traza una mirada hacia la comunicación alternativa y popular de masas, diferenciando claramente -dentro de una política comunicacional más amplia-, los roles a cumplir por la prensa partidaria y por la prensa popular. Ambas son parte de una estrategia general, pero mientras la primera se dirige hacia la militancia con el objetivo de unificar la mirada de la organización respecto de la realidad, la segunda requiere de una apertura mayor, necesaria para llegar a los más amplios sectores populares. Esta “necesidad de llegar” hay que leerla en clave de masividad, elemento fundamental para tener en cuenta si lo que se busca es aportar a la construcción de una nueva subjetividad que enfrente y supere al sentido común dominante. Para lo cual, es evidente, poco aporta hablar sólo a los convencidos. La experiencia de ANCLA, el trabajo desarrollado por Rodolfo Walsh y por tantos hombres y mujeres es una vía de abordaje hoy para impulsar medios de comunicación populares desde una perspectiva de transformación, recuperando la historicidad y

13 Entiendo como poder popular a la capacidad de los trabajadores y el pueblo de darse sus propias herramientas, creándolas o arrebatándolas (y resignificándolas) a la hegemonía, hasta llegar a construir un nuevo Estado y una nueva sociedad.

56


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58


Parte 2 Problemas en torno a vectores de memoria

59


1. El testimonio televisado1 Claudia Feld

El testimonio audiovisual sobre la desaparición de

en otro espacio extratelevisivo y luego difundidos

personas desafía la carencia de imágenes que pro-

por televisión (Feld, 2002). Asimismo, el presente

vocó el sistema represivo de la última dictadura

análisis se refiere exclusivamente a testimonios de

militar en la Argentina: no solamente porque las

sobrevivientes y familiares de desaparecidos, y ex-

acciones represivas más sangrientas se realizaron

cluye otras categorías de testimonios, como los de

fuera de la visibilidad pública, sino porque, además,

represores, aunque también algunos de ellos hayan

salvo rarísimas excepciones, no existen imágenes

hecho declaraciones para la televisión (Feld, 2001).

documentales que den cuenta de las condiciones de cautiverio y de los asesinatos clandestinos.

¿A través de qué imágenes se hicieron visibles estos testimonios?, ¿cuál fue la función de esas imá-

Teniendo en cuenta que la televisión argentina

genes en la tarea de legitimarlos?, ¿qué sentidos

tuvo muy tempranamente un rol importante en la

generaron acerca del pasado?, ¿de qué modo la te-

representación y el relato de los crímenes dicta-

levisión creó un espacio de visibilidad para los tes-

toriales, me interesa indagar aquí las maneras en

tigos de la desaparición?

que se presentaron, desde 1984 hasta 2006, los testimonios sobre la desaparición de personas en

Voy a analizar, en tres momentos puntuales de la

el espacio televisivo argentino. Me refiero a aque-

postdictadura, las maneras en que diversos pro-

llos testimonios que se produjeron frente a la cá-

gramas televisivos no ficcionales (principalmente,

mara de televisión, con la finalidad explícita de ser

“programas especiales”, “informes especiales” y

difundidos, a través de este medio y por canales

documentales) pusieron en escena los testimonios

de aire, a un público masivo. No hablo, por ejem-

sobre la desaparición2.

plo, de testimonios producidos ante un tribunal o

1 El presente texto sintetiza algunas de las ideas desarrolladas en el artículo “‘Aquellos ojos que contemplaron el límite’: la puesta en escena televisiva de los testimonios sobre la desaparición”, publicado en Feld y Stites Mor (comps.), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente (Paidós, Buenos Aires, 2009). Agradecemos a Editorial Paidós el permiso para publicarlo en este volumen. 2 Las maneras en que la desaparición se relató y representó en televisión no estuvieron aisladas de las iniciativas provenientes del campo de los derechos humanos. No sólo hay lazos tejidos entre los diferentes “emprendedores” y escenarios de la memoria, sino que además lo que se representa en televisión se vincula con los distintos espacios de decibilidad, visibilidad y rememoración que se fueron abriendo (y cerrando) a lo largo de los años. Por supuesto, también intervienen en estos discursos televisivos las dinámicas propias del medio.

60


Primer momento: 1984

titulado Nunca Más, realizado especialmente por la CONADEP para dar difusión pública a los primeros

El primer momento se distingue, desde el punto

resultados de su investigación3. En esta emisión

de vista institucional, por la actuación de la Comi-

se presentaron ocho testigos a contar su historia:

sión Nacional sobre la Desaparición de Personas

Enrique Fernández Meijide (padre de un desapa-

(CONADEP) y la difusión pública de los resultados

recido), Jorge Federico Watts (sobreviviente de un

de su investigación sobre las desapariciones perpe-

centro clandestino de detención), Estela Berastegui

tradas por la dictadura. Esta fue la primera investi-

(hermana de un desaparecido, ella misma secues-

gación sistemática sobre esta cuestión emprendida

trada por las Fuerzas Armadas), Otilia de Renou y

desde el Estado (Crenzel, 2008).

Lola Weischelbaum de Rubino (madres de jóvenes desaparecidas), Adriana Calvo de Laborde (sobre-

En 1984 muchos sobrevivientes y familiares de

viviente de un centro clandestino, que dio a luz en

desaparecidos lograron enfrentar lo traumático de sus

cautiverio), Estela Carlotto (abuela de un niño apro-

experiencias y el miedo a hablar –en un contexto en

piado, nacido en cautiverio) y María Isabel de Maria-

el que las fuerzas represivas no habían sido del todo

ni (abuela de una niña apropiada, secuestrada en un

desactivadas–, para testimoniar ante la CONADEP. Dar

operativo en el que su madre fue asesinada)

testimonio, en tal contexto, significaba tornar creíbles las palabras de quienes habían sido considerados

Cada relato tenía sus propias características, pero

-durante la dictadura- como enemigos y, sobre todo,

todos brindaban, organizados en una línea cronoló-

“mostrar” lo que nadie –más allá de las víctimas

gica, las informaciones que permitían reconstruir el

directas y de los perpetradores– había visto. En ese

sistema de desaparición de personas: una secuencia

marco, el relato de los testigos debió desplegarse

de acciones que comenzaba con el secuestro, seguía

en espacios institucionales, como el que proveía la

con el cautiverio clandestino y la tortura, y termina-

CONADEP, que garantizaran la veracidad de lo dicho.

ba en el asesinato y la ocultación de los cuerpos. Si bien los testimonios se centraban en experiencias

Ahora bien, ¿cómo participó la televisión en ese pro-

límite, lo más terrible se decía en una frase, en unas

ceso de construcción de legitimidades y en esa pro-

pocas palabras al interior de un relato más amplio.

ducción de un espacio de escucha? El 4 de julio de

En el mismo sentido, los testigos no subrayaban el

1984 se emitió por canal 13 un programa televisivo

horror ni adjetivaban sus descripciones.

3 El programa se hizo con el guión de la periodista y miembro de la CONADEP Magdalena Ruiz Guiñazú y el dramaturgo y autor de ciclos televisivos Gerardo Taratuto. Se grabó el 30 de junio de 1984 en un estudio de canal 13, con el acuerdo de Emilio Gibaja, Secretario de Información Pública, y los medios técnicos facilitados por ese canal. Una vez producido el programa, la CONADEP anunció públicamente que se emitiría en la apertura del ciclo Televisión Abierta. Una introducción y un cierre del ministro del Interior, Antonio Troccoli, fueron agregados después por decisión del presidente Alfonsín. Por último, aunque el programa fue grabado con pausas, finalmente se emitió sin cortes publicitarios.

61


Según algunos observadores, los hechos se narra-

desde afuera, sin gente, mientras una voz en off da

ban con un “medio tono” que posibilitó que los re-

una lista con los nombres de esos sitios. Se intenta,

latos atravesaran el horror sin reproducir sus lógi-

de ese modo, informar en qué lugares físicos los

cas, sin causar espanto (Sarlo, 1984). Este “medio

desaparecidos padecieron el cautiverio y la tortura.

tono” permitió hacer audibles los testimonios en un

Estas imágenes no se proponen mostrar la violen-

contexto en el que se combinaban el miedo, la sor-

cia, ni las huellas de esa violencia sobre los cuerpos

presa, la incredulidad y la sospecha acerca del rol

de las víctimas, sino demostrar la extensión y siste-

que tenían los testimoniantes y la misma CONADEP.

maticidad de las desapariciones.

En este sentido, la austeridad de la puesta en escena fue percibida por la Comisión como un elemen-

Ahora bien, las imágenes de los testigos y las de los

to fundamental para generar credibilidad y evitar

centros clandestinos se presentan en segmentos

que los espectadores se sintieran tan horrorizados

nítidamente separados. Al alternar estos dos ele-

como para dejar de escuchar lo que allí se contaba.

mentos, la voz en off con imágenes de los centros clandestinos y los testimonios ante las cámaras, la

Frente a la falta de imágenes documentales que

CONADEP construyó un relato en el que la narra-

dieran cuenta de la desaparición, el foco de credibi-

ción “impersonal” del off organizaba la información

lidad se desplazó hacia las imágenes de los testigos

y daba un contexto para presentar la desaparición

mismos: sus rostros, ante las cámaras de televi-

como sistema, en tanto las historias de los testi-

sión. Se trataba de un rostro puesto al servicio de

gos le otorgaban “carnadura” a las cifras oficiales,

la palabra: el fondo negro, la mirada a cámara, el

expresando el drama de la desaparición en tanto

encuadre que recortaba solamente la cara del tes-

experiencias concretas.

tigo, la sincronía entre imagen y sonido, parecían crear un tipo de representación visual que no inten-

En este marco, las imágenes televisivas cumplieron

taba agregar información a lo que se verbalizaba.

una función demostrativa: no se intentó mostrar

Esos rostros no expresaban emociones ni mostra-

todo, sino sólo aquello que pudiera tener valor de

ban las huellas de lo vivido. Convocaban también

“prueba”; no se expuso cualquier imagen, sino

a ese medio tono que se escuchaba en los relatos.

sólo las que pudieran estar acompañadas de un

Las tomas largas, reforzadas por códigos teatrales

relato y una explicación. Se buscó, de esa manera,

como el que consistía en mostrar a los testigos sen-

desactivar la incertidumbre propia del sistema

tados en sillas sobre un escenario en penumbras,

desaparecedor, y crear un entorno para que cada

se alejaban de los códigos usuales de la televisión

testigo pudiera contar su historia y ser escuchado,

de ese momento.

sin que los relatos fueran en su versión audiovisualinterrumpidos, fragmentados ni distorsionados.

Algo similar ocurrió con la imagen de los centros clandestinos de detención. El programa los muestra

62


Segundo momento: 1998-1999

lamente de aportar a la transmisión intergeneracional sino también de dirigirse a un público más amplio y de lograr así una mayor audiencia.

El segundo momento se ubica en los años 1998 y 1999, en el marco de una etapa de gran presencia del tema de la desaparición en el espacio público

En

que había empezado en 1995, a través de todo tipo

importantes en los testimonios televisivos sobre la

de producciones culturales y de fuertes iniciativas

desaparición5. Primero, en la elección de los testigos:

de conmemoración y rememoración generadas tan-

en los programas analizados, ya no son sólo las madres

to por los organismos de derechos humanos como

o los padres de los desaparecidos ni los sobrevivientes

por otros actores de la sociedad. Esta etapa, puede

de centros clandestinos los que dan visibilidad a

caracterizarse por la tensión entre la gran visibili-

la desaparición, simbolizando al mismo tiempo

dad que adquiere el tema en el espacio público y

el universo de “afectados”, sino que por diversas

las trabas que, desde el punto de vista institucio-

razones ese peso simbólico se traslada a la siguiente

nal, generan una situación de impunidad para los

generación, la de los hijos de desaparecidos quizás por

crímenes de la dictadura4.

razones vinculadas a la edad adulta que alcanzaron

este

contexto,

se

producen

dos

cambios

muchos hijos en ese momento y la acción novedosa La preocupación por la transmisión intergeneracio-

y muy visible de la asociación H.I.J.O.S. (Hijos por la

nal se expresa fuertemente, a través de iniciativas

Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio).

diversas provenientes tanto de los organismos de

La figura de los “hijos”, además, es incluida en

derechos humanos como del Estado. El terreno cul-

muchos programas de televisión como elemento de

tural, el espacio urbano, la escuela, son algunos de

identificación para los espectadores jóvenes.

los ámbitos privilegiados para dichas acciones. Pero también, en la segunda mitad de los noventa, los

La segunda transformación que se produce en esta

programas televisivos adoptan nuevas estrategias

etapa tiene que ver con la puesta en escena de los

destinadas a mostrar aquel pasado a los jóvenes.

testimonios. Si en el momento anterior se cuidaba

Para los productores de televisión, no se trata so-

especialmente la austeridad, en este período la ma-

4 Estas trabas radican, fundamentalmente, en las leyes denominadas de “Punto Final” (1986) y “Obediencia Debida” (1987), y en los indultos (1989 y 1990) otorgados por el Presidente Carlos Menem a los comandantes condenados y a otros responsables que se hallaban en proceso de juzgamiento. 5 Las observaciones que se exponen a continuación se basa en el análisis de dos series de documentales producidas entre 1998 y 1999 por dos productoras independientes, para canales de aire privados y comerciales. La primera consta de dos documentales producidos por la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú para canal 13: ESMA: El día del juicio (24 de agosto de 1998) y El día después (15 de diciembre 1999), emitidos ambos a las 23 horas. La segunda serie, titulada “Punto Doc”, que fue producida por “Cuatro Cabezas” y presentada por el periodista Rolando Graña, consta de 11 programas emitidos entre octubre y diciembre de 1999, por canal 9, en la franja horaria de las 23 horas. Tres de ellos, que componen nuestro corpus, tuvieron como tema central la cuestión de la represión dictatorial: Cóndor.Doc, emitido el 20 de octubre de 1999, Hijos.Doc, emitido el 3 de noviembre de 1999, Generales.Doc, emitido el 15 de diciembre de 1999 (en coincidencia con la difusión de El día después).

63


nera fundamental de representar la desaparición en

figura una nueva voz guionada que aglutina los dis-

la televisión es a través de las lógicas espectaculares

tintos relatos, como si las diversas personas contaran

propias de este medio. Al respecto, pueden obser-

una historia única. Por ejemplo, el documental El día

varse las siguientes tres características en la puesta

después (1999) presenta los testimonios de Claudio

en escena de los testimonios:

Tamburrini y Guillermo Fernández, dos sobrevivientes del centro clandestino Mansión Seré que fueron

1. El montaje busca un ritmo ágil y un relato “efi-

testigos en el juicio a los ex comandantes. En 1999

ciente”, que ofrece el máximo de información y de

se los vuelve a entrevistar y entonces el documental

emoción en el mínimo de tiempo. Las imágenes de los

empalma esas cuatro deposiciones diferentes en un

testigos se editan con otras –a veces documentales, a

solo relato, como si se tratara de un único testimonio.

veces recreadas– que añaden informaciones y com-

Esta unificación de voces genera un ritmo más fluido

plejizan la textura visual. Cada toma dura unos pocos

en la narración, pero –con respecto al testimonio–

segundos y los relatos de los testigos son constan-

produce una pérdida en la diversidad de puntos de

temente interrumpidos por distintas imágenes o por

vista y, por lo tanto, en la posibilidad de cotejar los

las palabras de otros. Se produce así un quiebre tem-

relatos y transformarlos en “prueba” de los hechos.

poral en los relatos: más allá de la línea seguida por cada testimonio, hay una temporalidad dada por el

Otra característica del momento que estamos ana-

montaje que no siempre sigue un orden cronológico.

lizando es que, en estos documentales, la desaparición suele evocarse como “dato”, sin explicarla ni

2. En esta puesta en escena, la intensificación de

desarrollarla en tanto proceso histórico. Estos docu-

las emociones no es un obstáculo para la credibili-

mentales recurren a símbolos, a emblemas fácilmen-

dad del testimonio, como sucedió en el programa

te reconocibles y a frases “cliché”. Por ejemplo, entre

Nunca Más, sino un vehículo para la narración. En

los cientos de centros clandestinos emplazados en

general, en estos programas se acentúa el drama-

todo el país, unos pocos se erigen en símbolos de la

tismo a través de mecanismos como la cámara len-

represión o íconos emblemáticos. Uno de ellos es la

ta o la inclusión de trozos musicales para ligar los

ESMA. En muchos programas televisivos, se utiliza la

diversos testimonios. La imagen del rostro de los

imagen del frente de la ESMA como telón de fondo

testigos ya no opera como soporte de la palabra,

para situar al presentador o a los testigos. Por otra

sino como reflejo de las emociones.

parte, la figura de algunos militares muy conocidos (como Massera o Astiz) se utiliza en estos programas para condensar la categoría general de “represores”.

3. Para evitar la repetición de información de los diferentes relatos personales que se refieren a experiencias similares, la puesta en escena televisiva

En definitiva, estas imágenes condensan la desapari-

produce una fragmentación y una recomposición de

ción y la violencia en unos pocos rasgos, como algo

los testimonios. Con todos esos fragmentos se con-

que impacta en los sentidos y recurre a las emociones.

64


Y parecen obliterar los aspectos no espectaculares de

En el marco de un proceso de recuperación de los

los hechos narrados, privilegiar la dramatización por

edificios donde funcionaron estos centros, que es-

sobre la comprensión histórica y buscar un impacto

tán siendo transformados en sitios de conmemo-

emocional más que una toma de conciencia política so-

ración, las cámaras de televisión lograron introdu-

bre el pasado. El testimonio no intenta demostrar sino

cirse en ellos y, por primera vez, mostrarlos desde

mostrar algo que parece darse por sabido y aceptado.

adentro. En muchos de los programas emitidos se efectuó una suerte de “recorrido del horror” en el que los sobrevivientes señalaban lugares y relataban acciones. Las cámaras escrutaban las paredes, el piso, los pasillos de los ex centros clandestinos,

Tercer momento: 2006

mostrando detalles, como si buscaran huellas de El tercer momento comprendido en el análisis

lo que allí ocurrió. El centro clandestino de deten-

corresponde a la conmemoración del trigésimo

ción empieza a utilizarse como escenografía y los

aniversario del golpe de estado, en el marco

procedimientos de la puesta en escena se hacen

de una etapa iniciada tres años antes, con la

evidentes: se recurre a una iluminación que, o bien

asunción de Néstor Kirchner, y caracterizada

exalta lo tétrico de ese espacio, o bien lo produce

por una gran presencia del tema no sólo en los

como set televisivo, como sucedió en El Diario del

medios y en la sociedad, sino también (como en

Golpe7 que, a las 0 horas del 24 de marzo, transmi-

los inicios de la transición democrática) en la

tió “por primera vez en la televisión argentina, en

agenda de gobierno .

directo desde la ESMA”, ante la entrada de la ESMA

6

iluminada a giorno. Así, el lugar no se muestra sólo El 30º aniversario del golpe fue acompañado por

como el escenario de los hechos trágicos que ocu-

un boom mediático que incluyó programas de dis-

rrieron en el pasado, sino también como la escena

tintos géneros, en todos los horarios y canales te-

de una acción que parece desarrollarse, en el pre-

levisivos. En la mayoría de esas emisiones, a los

sente, ante la audiencia.

testimonios de los “hijos” se agregaron aquellos de compañeros de generación y de militancia de

En muchos programas, los sobrevivientes hablan

los desaparecidos. Muchos de estos ex militantes

de sus experiencias, dan detalles de los tormentos

eran asimismo sobrevivientes de los centros clan-

que han sufrido, se emocionan, lloran. En algunos

destinos de detención.

casos, estos testigos muestran ante las cámaras

6 En mayo de 2003, Néstor Kirchner asumió la presidencia en Argentina y habilitó los recursos institucionales para que se reabrieran las causas de juzgamiento a militares por violación a los derechos humanos. El 24 de marzo de 2004, organizó un importante acto en la ESMA para conmemorar un nuevo aniversario del golpe de estado y anunciar la creación del “Museo de la Memoria” en ese lugar. 7 Programa especial de Telefé emitido en la noche del 23 de marzo de 2006.

65


sus heridas y mutilaciones, y estas imágenes sirven

sus pies que avanzaban por el pasillo, las paredes

para darle a la historia contada una impresión más

descascaradas del sitio. Cuando Díaz llega a una

vívida y una mayor carga emocional. Esta pues-

celda, entra y declara: “Acá estaba Claudia”, refi-

ta en escena del espanto y de las marcas en los

riéndose a su compañera de cautiverio Claudia Fal-

cuerpos de las víctimas se genera en un espacio

cone, y rompe a llorar. El testimonio continúa con el

televisivo en el que la “maximización de la visibili-

recorrido del ex centro clandestino, hasta que Díaz

dad” (Carlón, 2004: 74) y cierto “voyeursimo” que

llega a otra celda y, con el mismo tono angustiado,

recurre a lo morboso recorren toda la programa-

dice: “Acá estaba yo”. El título del programa da la

ción, independientemente del tema tratado. Pero

pauta de lo que se intenta hacer: volver, retornar a

es también una puesta en escena que, al enfatizar

un lugar de sufrimiento. El énfasis está puesto en

especialmente en las huellas de la violencia, recu-

hacer “revivir” al testigo, y junto con él al espec-

pera acríticamente ciertos rasgos característicos

tador, los horrores padecidos durante el cautiverio.

del denominado “show del horror”8. Lo que prima es la inmediatez de la experiencia. Otro ejemplo: algunos meses después del aniver-

A treinta años del golpe, no se pone el acento en

sario del golpe de estado, el 16 de septiembre de

la elaboración de lo vivido ni en la distancia que

2006, una “investigación especial” del noticiero Te-

separa a este presente de aquel pasado sino en las

lenoche, titulada “Regreso al infierno”, conmemoró

sensaciones experimentadas y, ahora, revividas.

el trigésimo aniversario del operativo “La noche de

Se trata, para usar una categoría de Jelin (2002:

los lápices”. Para ello, el programa recurrió al tes-

14), de una “repetición ritualizada” de lo ocurrido.

timonio de Pablo Díaz, que fue filmado en el centro clandestino Pozo de Banfield donde había padecido

En esta nueva puesta en escena del testimonio, el

el cautiverio junto con otros seis adolescentes. En

pasado irrumpe en el presente. La figura del testigo

la presentación del programa se anunciaba que Pa-

es invadida por ese pasado y su imagen está allí no

blo Díaz iba a volver “por primera vez” al lugar de

sólo para mostrar lo que sucedió sino para dotar a

los hechos y fue allí donde se ubicó el comienzo de

esos acontecimientos de una nueva realidad que su-

la acción. Con una iluminación lúgubre que tornaba

cede ante los ojos de los espectadores. Todo ocurre

el espacio más siniestro y una música de película de

como si, a medida que la experiencia se alejara en

suspenso, Pablo Díaz recorre los pasillos mientras

el tiempo, se precisara un plus de “realidad” para

la cámara lo seguía desde atrás deteniéndose en

hacer memoria, como si una expectativa de verdad

detalles: la mano de Pablo Díaz sobre una pared,

se colmara al volver a vivir y a sentir el horror.

8 La noción de “show del horror” remite a la cobertura mediática de exhumaciones de cadáveres enterrados como NN durante la dictadura y que, en su mayoría, correspondían a restos de desaparecidos. Dicha presentación mediática se produjo en los primeros meses de 1984, y –según muchos observadores del momento– se caracterizó por un tono marcadamente morboso y sensacionalista (Landi y González Bombal, 1995; Feld, 2010)

66


Reflexiones finales

mismo, una carga simbólica: no se intenta generar un relato personalizado de lo que aconteció a cada

En los tres momentos pueden observarse tres tipos

testigo sino producir, mediante palabras e imágenes

de imágenes que se suceden en el relato televi-

“cliché”, un entendimiento súbito y –por esa razón,

sivo sobre la desaparición y que demuestran que

tal vez fugaz– de lo sucedido en el pasado.

el vínculo entre memoria, testimonio e imagen, no se mantuvo estable a lo largo del período exami-

En el tercer momento, en 2006, se ponen en panta-

nado. Aunque el análisis exhaustivo de la articula-

lla imágenes literales, que favorecerían una aproxi-

ción entre estos elementos excede los alcances de

mación ritualizada al pasado. Todorov (1995) se

esta presentación, podría caracterizar del siguiente

refiere a una “memoria literal”, en dos sentidos:

modo los tres momentos estudiados.

cuando el pasado no puede ser superado y cuando el acontecimiento rememorado no puede ser com-

En el primer momento, en 1984, se difunden imá-

parado con otros y se percibe como único e intrans-

genes demostrativas que favorecerían una memo-

ferible. Las imágenes, en este caso, refuerzan la

ria de la desaparición en tanto crimen, o suma de

memoria literal en su primer sentido: articulan la

crímenes, demostrados y certificados a través del

insistencia de ese pasado ominoso con la fuerza de

testimonio. La puesta en imagen de los testimonios

un show televisivo en el que los acontecimientos

busca quebrar la incertidumbre de los familiares

pasados parecieran desarrollarse “en directo” ante

de los desaparecidos, al mismo tiempo que intenta

los ojos de los espectadores.

romper la desconfianza de la sociedad frente a esos testimonios de crímenes invisibilizados y negados

En parte, estos cambios se explican por las trans-

por el régimen dictatorial.

formaciones en las condiciones de producción de las emisiones televisivas: el programa Nunca Más

En el segundo momento, en 1998 y 1999, se mues-

fue emitido por un canal estatal y presentaba un

tran imágenes emblemáticas que sirven para evocar

enunciador (la CONADEP) que también formaba

la desaparición como algo que se da por sabido, sin

parte del Estado. Los programas de los siguien-

cuestionarlo ni negarlo, pero sin desarrollarlo tam-

tes períodos, por el contrario, se realizaron en el

poco como proceso histórico. Estas imágenes que se

marco de canales privados y comerciales. De tal

combinan, se mezclan y se intercambian adquieren

modo, esta transformación es deudora de una pro-

una gran potencia de evocación al mismo tiempo

gresiva espectacularización y mercantilización de

que pierden su carga referencial y, por eso mismo,

la televisión argentina en términos generales. Sin

su poder de certificación de lo ocurrido. Son imá-

embargo, lo que hay que analizar puntualmente

genes que se proponen fijar una memoria, volverla

aquí son los rasgos particulares que adquieren esa

de algún modo “estable”, y hacerla accesible a un

espectacularización y esa mercantilización en rela-

público masivo. Los testimonios adquieren, por eso

ción con la producción testimonial y, más amplia-

67


mente, con la memoria de la desaparición en el

reciente. Según Wieviorka nos hallamos inmersos

espacio televisivo.

en la “era del testigo”: “El testimonio se dirige al corazón y no a la razón. Suscita la compasión, la piedad, la indignación, e incluso a veces la conmo-

Andreas Huyssen afirma:

ción” (1998: 179). Este momento global de la me“Aun cuando el Holocausto ha sido mercan-

moria humana difícilmente podría entenderse sin

tilizado interminablemente, no significa que

la participación continua, y a veces paradójica, de

toda mercantilización lo trivialice indefecti-

la televisión, en la que el deber de memoria y las

blemente como hecho histórico. No existe un

dificultades para narrar una experiencia límite se

espacio puro, exterior a la cultura de la mer-

combinan de maneras diversas con la intención de

cancía, por mucho que deseemos que exista.

vender un producto y de entretener al espectador.

Por lo tanto, es mucho lo que depende de las estrategias específicas de representación y mercantilización y del contexto en que ambas son puestas en escena.” (2002: 25) Se trata, en última instancia, de señalar las modalidades y recursos específicos en la construcción de estos programas y los diversos vínculos que pueden establecer con un trabajo de la memoria en la sociedad. En ese sentido, las transformaciones que acabo de enunciar se vinculan, también, a los cambios producidos en las configuraciones de la memoria, a la aparición de nuevos actores, a las transformaciones políticas ocurridas a lo largo de esos años, a la distancia temporal con los hechos evocados, a los cambios en las condiciones de la escucha y de la demanda de testimonios, y a la sucesión de diversas etapas memoriales. Pero más allá de la manera compleja en que se produjeron estas transformaciones, es necesario señalar que estos tres momentos nos hablan de una participación específica de las imágenes televisivas en la configuración de los relatos sobre el pasado

68


2. Archivos orales: lo que dicen los testimonios Alejandra Oberti

Historia, memoria, comunicación. Memoria, testimo-

Sin embargo, muchas de las prácticas testimonia-

nio. El archivo y el testimonio: los términos se articu-

les de la actualidad plantean la relación entre do-

lan y sugieren un universo de conceptos sumamente

cumentos y testimonios de modos no dicotómicos.

familiares en la actualidad para muchos de nosotros.

Testimonio y archivo, el archivo y el testigo según la fórmula de Giorgio Agamben (1998), o la misma

La memoria social es parte de nuestra experiencia

existencia del Archivo Oral de Memoria Abierta que,

cotidiana, pero en las sociedades que atravesaron

como dice Pilar Calveiro:

pasados traumáticos esa memoria tiene un matiz eminentemente político. La memoria, en estos ca-

“…al armarse con material testimonial, es

sos ha tenido un rol fundamental en la denuncia y

un interesantísimo híbrido entre archivo y

el combate contra las estrategias desaparecedoras

memoria. El archivo [en este caso] guarda

que, en el caso argentino, fueron parte fundamen-

otras cosas y tiene una finalidad inversa a la

tal de la política dictatorial.

del [típico y conocido] archivo estatal, lo que también delimita su contenido y su validez.

De esta manera, en nuestro país, la memoria ha

Es ahora un insumo para construir otro rela-

sido una forma de resistencia a los sucesivos inten-

to, éste también estructurado, sistemático,

tos de clausurar el pasado, y se ha desplegado con

explicativo, de carácter general, otra histo-

distintas prácticas: conmemoraciones, monumentos

ria, de valencia política diferente [se refiere

o sitios de memoria, expresiones artísticas, testimo-

a la historia oficial o estatal para usar el tér-

nios, construcción de archivos y, más recientemen-

mino que ella elige]” (Calveiro, 2009).

te, relatos históricos. Estas prácticas memorialistas han estado siempre acompañadas de discusiones en torno a sus posibilidades y limitaciones. El ámbito académico en particular se ha interrogado sobre la

El valor del testimonio

confiabilidad relativa de la memoria en comparación con la historia, y centró parte de su desconfianza

Retomando los debates actuales acerca de la legitimi-

en la fuerte relación que guarda la memoria con el

dad del uso de relatos personales para el análisis de

testimonio, asumiendo al documento, y por ende al

fenómenos sociales y políticos, es posible reconocer

archivo, como fuentes irrefutables mientras que los

que no se trata de un asunto nuevo: la historia y las

testigos parecieran estar siempre puestos en duda.

ciencias sociales lo han abordado largamente. Sin em-

69


bargo, y a pesar de la abundancia de posicionamientos,

- En el caso de Beatriz Sarlo, su preocupación está

todavía no ha sido posible cerrar la cuestión, que en

centrada en los testimonios acerca de la militancia

los últimos tiempos volvió a expresarse polémicamente

social y política de los años sesenta y setenta, por-

con la preocupación manifestada por Beatriz Sarlo so-

que encuentra que estos relatos presentan una vi-

bre la extensión del uso de los testimonios a la hora de

sión cerrada, heroica y poco crítica y reflexiva acer-

tomar referencia específicamente al pasado reciente.

ca de las prácticas de militantes y organizaciones.

Esa argumentación no es más que otra expresión

- En este sentido, se insiste -tanto Sarlo como otros

de preocupaciones antiguas. Los académicos siem-

académicos- en que hay una diferencia entre los

pre desconfiaron del uso de narraciones orales y

relatos acerca de la militancia social y política, y los

basta con recordar la polémica que se generó en

que podríamos denominar “relatos del horror”. Los

torno al testimonio emblemático de Rigoberta Men-

segundos tendrían una prerrogativa especial.

chú o el rechazo de la historia académica a este tipo de materiales.

Las reservas consignadas son atendibles en la medida en que con ellas se reivindica la tarea crítica.

Este desaire de la academia se basa en una serie de

Sin embargo, es posible recuperar argumentacio-

problemas que tendrían los relatos personales y que,

nes en un sentido contrario. En tal sentido, a dife-

más allá de que quienes objetan el uso de este tipo de

rencia de quienes temen que los relatos en prime-

documentos asuman diferentes argumentos y formas,

ra persona obstaculicen la comprensión del pasado

pueden resumirse en las siguientes formulaciones:

reciente, se estima que la multiplicación de narraciones testimoniales sobre los años setenta puede

- Se desconfía de la primera persona como produc-

ser un elemento indispensable en la reconstruc-

tor directo de un relato; de la cercanía con el obje-

ción crítica de la experiencia de ese pasado. Dicho

to como fuente de legitimidad: el “yo estuve allí”.

de otro modo, constituye un basamento desde el

Además, se señala que es problemática una em-

cual partir, propiciando la aparición de otras voces

piria que no haya sido construida como problema.

que las tengan como interlocutoras y enriquezcan el campo de memorias en conflicto. En todo caso,

- Preocupa porque las narraciones testimoniales se

que un tipo de relato -por caso, el testimonial- se

multiplican y comienzan a ser más numerosas y

convierta en el hegemónico no depende sólo de él,

extendidas que otras formas textuales como la in-

sino de la presencia o ausencia de otros modos de

vestigación, el ensayo, etcétera.

acercarse al pasado.

- Se señala como un problema la falta de contem-

Es necesario insistir en la relevancia de lo testi-

poraneidad entre “el hecho” que se narra y el mo-

monial para la comprensión de un fenómeno so-

mento de la narración.

cial particularmente delicado como lo es la violen-

70


cia política. En primer lugar, porque el testimonio

Además es necesario decir que quienes asocian la

es más que el relato de la vivencia que realiza

memoria a la idea de una repetición mecánica de

un sujeto que “ha sido protagonista” y que por

un relato ingenuo que no hace más que acumular

el simple hecho de haber “estado allí” transmite

detalles, tal vez olviden que nada indica que los

sus recuerdos íntimos y personales, adheridos a

modos de escritura propios de las ciencias socia-

la percepción sensible. En lo que se transmite al

les y las reglas de los saberes disciplinarios sean,

narrar lo vivido hay siempre una interpretación,

en sí mismos, garantía de mayor criticidad. ¿Aca-

en donde el pasado que se recuerda aparece de

so la academia -en particular el caso argentino-

otros modos: lo que se denomina transmisión de

se ha destacado por abordar temas candentes de

la experiencia y se adjudica sólo a quienes estu-

manera crítica?

vieron presentes, es una elaboración retrospectiva de la misma presencialidad.

En los testimonios siempre hay más de lo que se dice; incluso es posible encontrar reflexiones y au-

Segundo, y estrechamente vinculado con lo an-

tocríticas de las propias prácticas. Se trata sobre

terior, porque en el testimonio nunca hay un solo

todo de saber escuchar, de dar tiempo y luego de

sujeto (un sujeto en soledad). Se narra para al-

saber leer. Esto es así porque en tanto está desfasa-

guien, se narra con alguien. En otros términos,

do temporalmente de los sucesos a los que refiere,

toda narración, por más personal que sea, contiene

incorpora elementos de la experiencia de los años

diferentes destinaciones, interlocuciones y fuentes:

posteriores. Y sobre todo, se basa en los relatos

el recuerdo no es “propio” sino construido entre

de otros. Citando libremente a Agamben (1998),

muchos, como el discurso. Por último, porque la

se puede decir que es un testimonio que refiere a

distancia temporal entre los hechos relatados y el

la vitalidad de aquello que no puede ser archivado,

momento en el que se los relata suma experiencias

que habla en nombre propio y también en nombre

e interpretaciones propias de otras temporalidades.

de quienes no lo hacen o no pueden hacerlo. En este sentido, es clave su elección: decide leer, a

Los límites que presentan los relatos testimonia-

través de los relatos de lo que sucedió en los cen-

les no están en la aparición de un yo subjetivo,

tros clandestinos de detención, la “realidad propia”.

de una primera persona que se pondría al desnudo mientras se desliza por los detalles existenciales a la hora de contar la historia, sino en la lectura, la interpretación que se hace de ellos,

Un testimonio ejemplar

el uso del propio relator, el que hacen otros. En todo caso, es un problema epistemológico y no

Es relevante recuperar un fragmento del testimo-

ontológico; la tarea fundamental consiste, por lo

nio de Alicia Sanguinetti. Se trata de una militante

tanto, en la escucha.

del Partido Revolucionario de los Trabajadores que

71


integró el Ejército Revolucionario del Pueblo. En su

militante. En ese momento nosotros es-

testimonio relata pacientemente las formas que

tábamos con la filosofía de crear la pareja

asumió el compromiso militante, los ideales que la

militante, la familia militante, lo que sig-

animaban y el modo en que la organización indi-

nificaba juntarse o casarse, tener chicos y

caba cómo proceder en la vida personal. La noción

criar a los hijos dentro de la militancia. En

de sacrificio, la imagen de una maternidad que se

ese momento, por ahí no tomando mucha

fusionaba con la militancia y el poner todo al servi-

noción de lo que venía… de la posible re-

cio de la revolución son algunos de los tópicos que

presión, la posible pérdida de los padres,

recorre. El compromiso con la revolución es excesi-

ese tipo de cosas.

vo, aparece como un abuso, en relación a cualquier idea de cuidado de sí. El borramiento del sujeto en

- Criar a un hijo en la militancia supone en

el grupo, y la supervivencia en el colectivo, en el

que uno está pensando en la militancia a

caso de que sobrevenga la muerte, aparecen como

largo plazo…

un mandato, el único posible si se quiere, el de ser fiel al ideario revolucionario:

- Sí

“Evidentemente la pareja, era un compañe-

- Quince años, veinte años…

ro militante. O sea, no había posibilidad de otro tipo de pareja. Porque si empezabas a

- Y sí, lo que te lleve la vida o lo que el

hacer una pareja con una persona que no

enemigo te permita mantenerte con vida.

era militante, o él se integraba a la organi-

Porque ya estaba en ese momento el cri-

zación o vos tenías que irte, porque no ha-

terio de formar el hombre nuevo y dentro

bía posibilidad. No había términos medios.

del hombre nuevo nuestros hijos iban a ser los hombres nuevos del mañana. Pero,

- ¿Conociste casos así?

bueno, también dentro de eso nos hemos mandado muchas cagadas. Especialmen-

- Mirá, yo los casos que conocí, se inte-

te en muchos casos, posponer, priorizar la

graban a la organización. No sé de com-

militancia al chico, hacerles vivir, a veces,

pañeras que… o de compañeros que hayan

grandes inseguridades. O sea, la inseguri-

dejado de militar, porque tu vida de rela-

dad existía, pero, además, dentro de esa

ciones era, era prácticamente el partido, no

inseguridad hacer cosas más inseguras to-

tenías mucha posibilidad de hacer otro tipo

davía. Estarlos cambiando de casa en casa

de vida afuera.

y una cantidad de cosas con el criterio de que vamos a hacer la revolución, vamos a

Mi pareja era con un compañero que era

tomar el poder y los chicos que lo banca-

72


ran. Y no es tan así. Uno a la distancia ve

Sospecho que las escenas producidas por las narra-

hoy que ha hecho grandes macanas con el

ciones personales abren fisuras, en algunas ocasio-

tema de los chicos.”

nes porque contrastan con lo que dice la letra impre-

9

sa, en otras porque permiten que la memoria se embarulle con culpas y deseos. En todo caso producen una apertura hacia el presente y el futuro porque habilitan los canales para discutir otras cuestiones

El pasado y el presente

que se vinculan con la pervivencia del pasado en el El final crítico del fragmento de Sanguinetti es un

presente, como por ejemplo, la cuestión clave de

ejemplo, no más que un ejemplo, de algo que se

la responsabilidad (véase la Parte III de este libro).

repite en muchos testimonios, tal vez en la mayoría. Constituye una escena donde los discursos

Ciertamente, el tipo de testimonio al que me refiero

sobre el pasado se tensan. Se trata de formas de

puede ser encontrado en diferentes tipos de pro-

aparición de relatos testimoniales, de primeras per-

ducciones. En ocasiones se trata de escuchar con

sonas desobedientes a los mandatos instituidos. En

atención a los actores10. Pero cuando el tiempo es

tanto desfasado temporalmente de los sucesos a

más lejano o éstos no están disponibles, se puede

los que refiere, incorpora elementos de la expe-

apelar a otras formas del testimonio, que sostienen

riencia de los años posteriores. Como éste, muchos

de modo diferente la potencia de la primera per-

testimonios, hablan desde sus presentes, asumien-

sona. Después de todo, el hablar en nombre pro-

do el pasado de manera descentrada.

pio tiene muchas formas y que el archivo nunca es suficiente es algo que saben los investigadores

No propongo una polarización binaria entre do-

que hacen del pasado su teatro de operaciones. No

cumento y testimonio, para el caso, a favor del

se trata de confianza ni de desconfianza en la pri-

segundo. Sólo quiero señalar que en muchas

mera persona, se trata simplemente de una cierta

ocasiones los documentos permiten una lectura

convicción de considerar que en la repetición está

ordenada pero a la vez limitada de la producción

la diferencia y, en consecuencia, que al relatar, al

de estas organizaciones, un análisis sociopolítico

argumentar sobre los hechos vividos, el yo que na-

que delinea los aspectos centrales del programa

rra en tanto sujeto de la enunciación no repite me-

y de las acciones.

cánicamente una y otra vez lo mismo, sino que se

9 Memoria Abierta, Testimonio de Alicia Sanguinetti, Buenos Aires, 2002. Alicia nació en 1945. Integró el PRT–ERP. Estuvo presa desde 1970 y hasta el 25 de mayo de 1973. Tras su liberación continuó militando clandestinamente hasta 1977. Su compañero y padre de su hijo, también miembro del ERP, fue secuestrado en noviembre de 1974 y permanece desaparecido. Alicia es fotógrafa y militante del movimiento de derechos humanos. 10 La imagen predominante del testimonio como esa producción en la que los actores relatan sus experiencias no nos debe hacer olvidar, como dice Paul Ricœur, el comienzo testimonial de todo documento y la reserva de testimonialidad que en éste se conserva.

73


desplaza, está cada vez en otro lugar. En tal sentido, es importante señalar que ese nuevo ángulo se presenta más allá de la voluntad del testigo en lo que dice sin querer decir y también en lo que ciertas palabras nos traen de lo indecible. Cito nuevamente a Calveiro: “la conexión del testimonio

con

la

memoria

es

poderosísima.

Sin embargo, no podemos entender la memoria social como una suerte de ´banco´ de recuerdos, testimoniales o de otro tipo. La memoria social es algo vivo que se transforma y se practica colectivamente,

en

susurros

o

a

los

gritos.

Comprende los testimonios pero los rebasa con mucho” (Calveiro, 2009). Nietszche decía: “Sólo lo que no deja de herir permanece en la memoria”. Y en este sentido, no se puede dejar de señalar que las memorias de los proyectos de cambio que muchos quisieron construir en los ‘60 y ‘70, el testimonio de esas expectativas de futuro, de los anhelos, reclaman una deuda que no es con el pasado sino con el futuro de nuestras sociedades, con las luchas políticas actuales. Las voces presentes en el Archivo Oral de Memoria Abierta componen un conjunto heterogéneo y fragmentario que da lugar a distintas formas de montaje y desmontaje del pasado. Pero a la vez, nos recuerdan que testimonio y memoria no son sólo objetos del pasado. Nos permiten leer el presente, con su realidad dolorosa, en nuestro propio país sin ir más lejos, el caso Jorge Julio López, la situación en las cárceles, las deudas interminables con los más postergados.

74


3. La experiencia del programa Jóvenes y Memoria Sandra Raggio y Samanta Salvatori

En una ya célebre conferencia en París, Yerushal-

lengua, la geografía, la historia, el civismo- y dife-

mi (1989) distinguía, citando a los griegos, entre

rentes rituales escolares, la escuela estuvo ligada

mnemne y anamnesis. Mientras que la primera, de-

a la transmisión de la mnemne -diría Yerushalmi- y

cía, refiere al relato transmitido sin interrupciones

así, a la preservación de la identidad nacional.

entre las distintas generaciones, como parte del continuum identitario y por tanto inmune al olvido;

Las efemérides han sido esa forma de gestión del

la segunda se vincula con el trabajo de recuperar

pasado por parte del estado. Allí el poder político ha

del olvido lo no trasmitido en la cadena intergene-

definido qué es lo que se debe recordar y transmitir

racional; se trata de la reminiscencia.

a las nuevas generaciones desde el mismo momento en que ingresan al sistema escolar. Los actos

Una de las consignas que unifican a las políticas

patrios, que año a año se realizan en las escuelas,

de la memoria, ese conjunto de iniciativas que dis-

junto con los símbolos nacionales que se aprenden

tintos agentes proponen en torno a la elaboración

a respetar, fortalecen la noción de continuidad de

social de las experiencias pasadas, es sin duda el

la comunidad a lo largo del tiempo. Durante mucho

mandato de lucha contra el olvido. Recordar es el

tiempo, la idea de nación se fraguó en el mito de

sinónimo de no olvidar. La escuela es llamada una

una argentinidad definida en términos esencialistas

y otra vez para cumplir con el mandato. Siendo un

e inmutables.

espacio público donde acuden las nuevas generaciones a recibir los saberes acumulados por sus an-

La última dictadura militar llevó al extremo esta

tecesores, parece ser el lugar más propicio para la

apelación identitaria. En nombre de la nación fun-

transmisión del pasado.

damentó el aniquilamiento de miles de personas consideradas “apátridas” y “elementos disolventes

Sin embargo esto no es nuevo para la escuela. La

de la identidad nacional”. Así, sin quererlo, produjo

incorporación de la enseñanza de la historia tuvo

una ruptura en esta idea de continuidad. Por otro

el propósito de dar a conocer un relato del pasa-

lado, impuso el silenciamiento de las violaciones a

do a los nuevos miembros de la “comunidad na-

los derechos humanos que el régimen militar come-

cional”, precisamente en el momento en que se

tía en el accionar cotidiano, y estableció mediante

“imaginaban”, en términos de Benedict Anderson,

la censura y el control aquello que no se podía decir

o “inventaban” en los de Eric Hobsbwam, las nacio-

o contar.

nalidades. Desde distintos espacios curriculares –la

75


La resistencia que emergió en aquel contexto, prin-

escolares la temática es abordada con recurrencia.

cipalmente del movimiento de derechos humanos,

Las efemérides han cambiado. El 16 de septiembre

generó un campo de disputa en torno a aquella

(que recuerda la “Noche de los lápices”), el 2 de

apelación identitaria -en tanto instrumento de le-

abril (que conmemora la Guerra de Malvinas) y el

gitimación de la represión- como así también a la

24 de marzo son parte, desde diferentes momen-

política de silenciamiento y olvido.

tos, de la secuencia de actos escolares. La situación difiere en cada jurisdicción aunque en ningún

La memoria fue así un espacio de oposición al ré-

caso el tratamiento de estos temas está proscrito ni

gimen. Las denuncias de lo oculto, la puesta en

mucho menos. El contexto actual sin dudas se ca-

evidencia de lo clandestino, el testimonio sobre lo

racteriza por una fuerte impronta del Estado en la

silenciado fueron prácticas esenciales de la resis-

definición de las políticas de la memoria. Tal como

tencia. Enunciada en términos de búsqueda de la

lo indica la nueva ley de educación, forman parte

verdad y luego en el reclamo de justicia, la memo-

de los contenidos curriculares:

ria se hizo presente en aquellos estandartes donde las Madres presentificaban a sus hijos ausentes a

“El ejercicio y construcción de la memoria co-

través de sus fotografías.

lectiva sobre los procesos históricos y políticos que quebraron el orden constitucional

Desde aquellos tiempos hasta el presente la me-

y terminaron instaurando el terrorismo de

moria se ha convertido en un espacio de elabora-

Estado, con el objeto de generar en los/as

ción social de las experiencias del pasado reciente

alumnos/as reflexiones y sentimientos demo-

y un espacio de resistencia al borramiento de las

cráticos y de defensa del Estado de Derecho y

violaciones a los derechos humanos. En este senti-

la plena vigencia de los Derechos Humanos”.

do, fue un trabajo de reminiscencia, de anámnesis. ¿Cómo ha abordado la escuela estos desafíos? A Los distintos gobiernos democráticos que siguieron

pesar del quiebre en la transmisión que ha signi-

a la dictadura impulsaron políticas para redefinir

ficado la dictadura y los nuevos imperativos de la

ciertos contenidos curriculares y también rituales

educación, la escuela aún hoy se sigue debatiendo

escolares de cara a los nuevos imperativos de la

entre este reconocimiento de la ruptura y las formas

democracia. Los derechos humanos fueron defini-

más tradicionales de gestión del pasado, donde aún

dos como contenidos transversales de la educación

susbsisten, sobre todo en los rituales, imágenes de

e incluso también se generaron espacios curricula-

una identidad nacional esencialista, ligada al afirma-

res específicos, como es en la provincia de Buenos

ción de un territorio, al relato de un pasado épico y a

Aires la materia de derechos humanos en el nivel

símbolos inmutables. ¿Cómo se transmite entonces

secundario. La historia reciente es parte de la cu-

una experiencia que no está compuesta por gestas

rrícula de las ciencias sociales y en los manuales

heroicas triunfantes ni recuerda hechos gloriosos?

76


La transmisión del pasado reciente a las nuevas

flictiva y plural, donde conviven y disputan diferen-

generaciones convoca a revisar ciertas prácticas y

tes identidades sociales y políticas. Sólo un estado

tradiciones y enunciar nuevas preguntas: ¿Cómo se

totalitario transmite un discurso monolítico sobre la

cuenta un pasado que pone en cuestión a la propia

historia. Por tanto, más allá de un piso común de

comunidad nacional? ¿Cómo se narra el extermi-

acuerdo que se base en el reconocimiento de la ocu-

nio de un grupo nacional por parte del estado y en

rrencia de ciertos hechos, como la desaparición for-

nombre de la Patria sin poner en cuestión a la mis-

zada de personas, la existencia de un sistema clan-

ma identidad? ¿De qué manera se responde ante la

destino de represión, entre tantos otros; la interpre-

inquietante pregunta sobre “cómo pudo suceder”

tación, valoración y significación de los hechos será

que ya formulara Hannah Arendt refriéndose a la

plural e incluso contradictoria. Salvo que se abogue

Shoá? (Arendt, 1999).

por un uso instrumental del pasado por parte del estado, se debería propiciar que así sea. Ya se ha

Los hiatos y silencios que muchas veces se perci-

dicho más de una vez que la memoria es un cam-

ben en las instituciones escolares en torno al tra-

po conflictivo donde se expresan diferentes senti-

tamiento del pasado reciente remiten a estas pre-

dos con respecto al pasado, posicionamientos sobre

guntas. Pues la escuela no habla en nombre de las

el presente y distintas expectativas de futuro. Sin

víctimas sino del estado y de la propia comunidad,

embargo, el pasado es irreparable y esto es lo que

que aún se debate sobre los significados de aquella

constituye a la memoria en algo inconcluso, provi-

experiencia. Son preguntas que vuelven sobre no-

sorio, que fuga de los intentos de poner punto final.

sotros mismos como sociedad, que nos interpelan. La transmisión del pasado reciente responde a una En la escena escolar los maestros y profesores son

demanda de justicia más allá de la adjudicación de

los portavoces de la transmisión hacia los jóvenes.

responsabilidades penales y las condenas a los cri-

Deben contar lo que en la casa no se cuenta, lo que

minales. Requiere de algo más que saber lo que

en el barrio no se habla, en tanto son quienes han

pasó. Supone un espacio de habla y escucha que

sido delegados por el estado democrático para cum-

no se reduce a la transferencia de un relato. He

plir esta función. Aunque haya numerosos agentes

aquí entonces la relevancia de pensar la transmi-

estatales o sociales que desarrollan esta tarea, ellos

sión como anamnesis, al permanente trabajo de

son los que universalizan este deber de memoria o

rescate de lo que no ha sido narrado y corre el ries-

-dicho en otros términos- este derecho a la memoria.

go de ser destruido. La interrogación es la clave de esta transmisión donde las nuevas generaciones,

Aún así, lejos estamos de formular como sociedad

en el ejercicio de su derecho a la memoria, pre-

un relato consensuado sobre el pasado, lo cual no

guntan con libertad acerca de lo acontecido y lo

es una mala noticia sino una evidencia clara de que

vuelven actual.

somos parte de una comunidad heterogénea, con-

77


La escuela en sí debería ser el lugar de esta inda-

mularon: qué pasó, por qué pasó. El relato vuelve

gación profunda, más que del despliegue de ritua-

a empezar. Pero las respuestas pueden ser otras, o

les y relatos que intentaran suturar las heridas.

recrear las que han sido dadas o descubrir el olvido.

El daño es irreparable. La memoria, como reminiscencia, será aquel espacio donde el reclamo de justicia por los ausentes siga vigente. Algunas reflexiones sobre la experiencia El Programa Jóvenes y Memoria para escuelas se-

en el programa Jóvenes y memoria12

cundarias que impulsa desde el año 2002 la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires11,

La figura del desaparecido fue desde un principio la

persigue el objetivo de una transmisión abierta a la

que se constituyó como exponente de la dictadura

pregunta y a la resignificación, donde se genere un

en Argentina, la evidencia más clara de la implan-

espacio en que los nuevos miembros de la sociedad

tación del terrorismo de Estado. Ahora bien, como

puedan apropiarse de la experiencia heredada de sus

toda categoría social, no hay una sola definición

mayores, como legado y como deuda pendiente. Así

sobre la desaparición, sino varias, y esto tiene rela-

grupos de estudiantes proponen un tema de inves-

ción con las representaciones que se han construi-

tigación sobre la historia de su comunidad. A partir

do desde los familiares y organismos de derechos

de sus interrogantes, entrevistan a los protagonis-

humanos, como las elaboradas por el Estado a par-

tas, escrutan archivos, relevan información y final-

tir de las normativas y leyes sobre el tema (Da Sil-

mente expresan sus conclusiones a través un relato

va Catela, 2001: 154). Estas diversas maneras de

que toma distintas formas: una película, una obra

pensar, crear y reelaborar el sentido de la desapa-

de teatro, un mural, un sitio web, entre otros. En el

rición entran en juego en el proceso de transmisión

trabajo de los jóvenes emerge el conflicto, el hiato, lo

de la memoria a las nuevas generaciones.

silenciado, así como también la voluntad de transmitir. El pasado recrea al presente, lo sitúa en la larga

En el marco del programa Jóvenes y Memoria, las pre-

duración, hacia atrás y hacia el porvenir. Al mismo

guntas que se hacen los jóvenes sobre cómo fue vivi-

tiempo, la historia se reelabora a partir de la mirada

da la dictadura militar en sus localidades, qué sucedió,

retrospectiva anclada en la experiencia del hoy. En

cómo era la cotidianeidad en esos años, se transforma

cada proceso de investigación los grupos recorren el

de inmediato en la interpelación por los desapareci-

tiempo, de adelante hacia atrás y viceversa. Vuelven

dos: ¿Hubo desaparecidos? ¿Quiénes eran? Y junto a

las preguntas que las generaciones anteriores for-

estas preguntas, hay otra: “¿La gente habla de ellos?”.

11 El Programa se realiza en toda la provincia de Buenos Aires y está destinado a escuelas secundarias. Para más información consultar www.comisionporlamemoria.org/investigacionyenseñanza. 12 Este apartado forma parte de un trabajo presentado, junto con Macarena Ordenavía, en el congreso de la Latin American Studies Association (LASA) realizado en 2009.

78


En el año 2003 presentaron un proyecto los alum-

El olvido y el silencio son parte constitutiva de la

nos y docentes de la EEMNº 1 de Los Cardales,

memoria, pero cuando la impronta del lenguaje se

una pequeña localidad de la provincia de Buenos

pone en acto por sobre lo no dicho, lo que fue ocul-

Aires. En el pueblo había un relato sobre la dictadu-

tado, el relato anterior se desarticula y aquí, en

ra: ‘Acá no pasó nada; en este pueblo la dictadura

este caso, la figura de Norberto se configura como

pasó de largo, esas cosas pasaban en Buenos Ai-

dispositivo cuestionador de lo que fue callado. La

res, en La Plata”. Los chicos decían ante este relato

dictadura militar pasó por Los Cardales y siguió

“En Los Cardales, la dictadura es como un agujero

estando presente en la propia oclusión del hecho.

negro, no existió, no existe. En la escuela, pasamos

A partir de la investigación realizada, se presenta

del peronismo a la actualidad, y si le preguntás a

un nuevo relato en el pueblo y es la figura de un

la gente del pueblo, te dice siempre: ´¿Acá? Acá

desaparecido la que se erige para pensar la dicta-

no pasó nada´”. En los inicios de la investigación

dura. Sin familiares que hablen de él, la dimensión

los jóvenes salieron con la cámara en mano, reco-

de lo privado se desvanece y los chicos encuentran

rrieron el pueblo y preguntaron a sus vecinos qué

apenas algunos indicios y pistas. Un vacío que se

sucedió en Los Cardales. En todos los casos la res-

llena con nuevas preguntas que necesariamente se

puesta era el silencio: señoras que se escondían,

articula con la dimensión ficcional de la memoria;

puertas que se cerraban, comerciantes que se que-

se compone la identidad de Norberto en el mismo

daban callados. Insatisfechos con las respuestas de

proceso de apropiación de la misma. El documen-

los adultos, una tarde de domingo armaron en la

tal realizado por los alumnos representa a Norberto

única plaza del pueblo “el stand de la memoria” y

como un joven más de Los Cardales, que había ido

pusieron una urna con papelitos para que la gente

a la misma escuela que ellos, había recorrido las

que pasaba escribiera algo. Esta iniciativa ayudó a

mismas calles. La reinvención del desaparecido se

hablar al padre de uno de los chicos: él había visto,

establece desde lo propio, desde el presente de los

escondido en una zanja, el secuestro de Norberto,

jóvenes de Los Cardales. Un presente que cuestio-

un joven que en el año 76 tenía 16 años.

na el silencio, sin lograr quizás comprender las diferentes dimensiones del mismo, y cómo las huellas

Al relato existente del “acá no pasó nada”, los

de los miedos pueden sentirse aún hoy en los actos

alumnos no sólo incorporaron a Los Cardales como

de la vida cotidiana.

parte de la Historia, -“la dictadura había pasado también por allí, en el pueblo también tenían un

Elegir investigar sobre la vida del desaparecido o

desaparecido”- sino que a su vez se enfrentaron al

desaparecidos de la localidad, construir una bio-

silencio de los adultos que durante más de veinte

grafía sobre ellos para hablar del pasado, no sólo

años había “olvidado” a Norberto. Allí presentaron

tiene que ver con cómo ha sido abordado el tema

a dos protagonistas principales de esta historia:

durante muchos años en la Argentina, sino tam-

Norberto y el silencio.

bién se relaciona con la búsqueda de los chicos de

79


una empatía: el ser joven, el ser estudiante, el ser

percuten en el interrogante sobre cómo nos repre-

alumno de la misma escuela, el haber transitado

sentamos a nosotros mismos, en un proceso que se

las mismas calles de su pueblo. El ser casi como

vincula más con el devenir que con el ser.

ellos. En este sentido, una de las búsquedas más fuertes sobre “el desaparecido que investigan”, se refiere a la dimensión privada. Es decir, a partir de los testimonios de sus amigos y anécdotas familia-

La “víctima inocente” y el héroe

res, indagan en los recuerdos sobre la vida cotidiana, los gustos, las costumbres; en esos relatos que

Como se planteó anteriormente, la figura del des-

lo describen como “joven o adolescente común”. Y

aparecido es construida a partir de modalidades

es en estos lugares donde encuentran elementos

narrativas que se han moldeando socialmente jun-

para acercarlos, para construirlos como “jóvenes

to con las nuevas formas que los jóvenes encuen-

como ellos”, en donde el proceso de apropiación e

tran para poner en juego. Una construcción que los

identificación con esos otros se produce de manera

jóvenes utilizan para pensar la dimensión política

más fuerte y directa.

de los desaparecidos es la figura del héroe. En una entrevista realizadas en 2006, algunos alumnos del

Pero también este proceso implica pensar en todo

programa ante la pregunta por quiénes son los des-

lo que ellos -los adolescentes- no son, o creen no

aparecidos, decían:

ser. Los jóvenes se definen a ellos mismos como generación despreocupada, individualista, sin pro-

“Básicamente los desaparecidos militantes

yectos, opuesta a aquellos militantes con ideales,

en mi vida son muy importantes. Yo milito en

a quienes consideran comprometidos con una so-

un partido político y son referentes claves,

ciedad que querían transformar. En este sentido,

para mí hoy en día”.

la figura del “joven desaparecido” permite un doble juego: el de identificación/igualación y diferen-

“El hecho de defender un ideal hasta las úl-

ciación (Hall, 2003: 18). En el vínculo –inheren-

timas consecuencias, hasta la muerte inclu-

te- entre identidad y memoria, los jóvenes deben

sive, creo que es un ejemplo tengas el ideal

posicionarse ante los otros –adultos o pares-, defi-

que tengas, defenderlo a ultranza. Y jugarte

niéndose, estableciendo un discurso, y la figura del

todo por eso. Y desde ese punto de vista, son

desaparecido emerge como nexo entre ese pasado

un ejemplo para cualquiera”.

–conflictivo y doloroso- y el presente. En los relatos sobre la dictadura –en los heredados y en el intento

“Si tenían que dar la vida para… no sé. Si

de realizar los propios- es que surgen las preguntas

venían y les decían ‘si vos te morís la revo-

sobre cómo han sido representados los jóvenes en

lución se concreta’, bueno a los chabones no

nuestra sociedad y cómo éstas construcciones re-

les importaba”.

80


Volviendo a la idea de construcción identitaria, la

las reivindicaciones estudiantiles o que simplemen-

figura del héroe se vuelve necesaria en tanto cons-

te colaboraba con programas sociales, pero muy

tituye también ese espacio de diferenciación: “como

alejado de las organizaciones que proyectaban un

joven de hoy, no doy la vida por un ideal, tengo mie-

cambio social bajo los ideales revolucionarios de la

dos, no soy un ejemplo”. Y a la vez, el héroe plan-

época. Sin embargo, algunas investigaciones rea-

tea un “querer ser”: ser un militante comprometido,

lizadas en el Programa rompen con esta lectura;

tener ideales, ser valiente, ser parte de la Historia.

establecen una forma de pensar ese pasado que

Cuando los jóvenes piensan en sus héroes -en “sus

no desconoce la acción militante de los jóvenes de

desaparecidos”, en este caso-, muchas veces se les

los 70, ni utilizan la condición de inocente asociada

dificulta pensarlos como pertenecientes a una or-

a la desaparición. Ya no sólo intentan la necesaria

ganización armada. En las entrevistas expresaron:

construcción de un relato biográfico familiar, sino que la búsqueda se dirige hacia el testimonio de los

“Yo hice una entrevista a mi tía que estu-

compañeros de militancia y sobrevivientes. Estos

vo con los Montoneros cuando tenía 17 años

comienzan a tener voz y posibilidad de escucha.

más o menos. Empezó a ir a charlas con amigas… pero no, no se metía mucho, simple-

En una producción audiovisual realizada por alum-

mente escuchaba, iba a recitales”

nos del Liceo “Víctor Mercante” de la UNLP presentado en 2006, es ficcionalizada la vida cotidiana de

“En el caso de nuestros desaparecidos mili-

un grupo de militantes de la organización Montone-

taban en asociaciones, pero nunca hubieran

ros. Las armas están presentes en diferentes mo-

llegado a tomar las armas. Desaparecieron

mentos -arriba de la mesa, junto al mate, entre las

por el sólo hecho de simpatizar con esa ideo-

charlas, los papeles- y se componen de una forma

logía. Ellos en lo único que se interesaban

naturalizada en el día a día de la convivencia de

era en sus familias, por el bienestar de sus

este grupo. Los alumnos representan en este relato

seres queridos, por lo que creían que era me-

un operativo de las Fuerzas Armadas llevado ade-

jor para la sociedad”

lante en esa casa (sobre el conocido caso MarianiTeruggi), recreando el acontecimiento en donde los

“Algunos llegaron a tomar las armas, pero… bue-

habitantes del lugar resistieron con el uso de armas

no, eso era otro tipo de militancia”

de fuego. Son los chicos quienes actúan en esta ficción, quienes a partir del “poner el cuerpo” se

Aquí emerge un relato casi hegemónico, sobre todo

involucran y sostienen otras preguntas: ¿Quiénes

en los primeros años de la democracia, que excluye

eran? ¿Por qué las armas? ¿Mataron? ¿Por qué lo

la dimensión política de los desaparecidos: la na-

hacían? Interrogantes que imponen, tanto a nivel

rrativa de víctima inocente. El joven desaparecido

generacional como para el espectador, el debate

es representado como un adolescente abocado a

necesario sobre la violencia política.

81


La denuncia del horror

cieron hipótesis en búsqueda de respuestas. Una cámara en mano, en permanente movimiento que

En estas nuevas construcciones sobre héroes y víc-

sólo establece un campo visual de los pies de un

timas presentadas en los trabajos realizados en las

joven, realiza el recorrido de un estudiante que sale

escuelas, no sólo se visualizan nuevos modos de

de la escuela, es secuestrado y llevado a un centro

contar a los desaparecidos, sino también aquellas

clandestino. En tanto, se escuchan fragmentos de

formas residuales que continúan perpetuándose

testimonios de quienes vivieron la experiencia; los

sobre estas representaciones. Lo heroico connota

sobrevivientes se preguntan y repreguntan el por

una fuerza moral, de justicia, que resulta inalcan-

qué de los hechos. Pero el recorrido llega a un pun-

zable; y la “víctima inocente” nos iguala como ciu-

to, hasta donde no hay más respuestas. Todo re-

dadanos y nos deja tranquilos. “Somos inocentes

trocede: la investigación, las voces, las imágenes.

como las víctimas, y los héroes son aquellos que

Y deciden empezar otra vez. La cámara enfoca pri-

defendieron los ideales con la vida”. Enaltecer la

meros planos de los alumnos con los ojos vendados

figura del héroe o de la “víctima inocente”, oculta

-esa imagen tan vista y reproducida de diferentes

la discusión sobre los principios defendidos por el

maneras- y mientras se corren las vendas, una voz

héroe, los debates y compromisos políticos y socia-

en off interpela al espectador:

les; y desdibuja las responsabilidades tanto de la sociedad de aquel momento como del Estado.

Sacarnos las vendas

Entonces, ¿qué es lo que queda por fuera de estas

Mirar, pero mirar bien

memorias? ¿Para qué nos sirven estos relatos en las apuestas por un futuro? ¿Qué es lo que no de-

Preguntarse no es tan fácil como parece

bemos olvidar? Sacarse las vendas y preguntarnos, pero miUn grupo de alumnos de Bahía Blanca, intenta una

rando hacia donde están las buenas respues-

respuesta a estas preguntas. Ponen en el eje de

tas, “la que no nos autoengañan”.

la discusión que no solamente no hay que olvidar a quienes fueron secuestrados, torturados y asesi-

Dejar de taparnos los ojos,

nados, sino el acto de la desaparición como crimen y al Estado como ejecutor. En 2008, estos jóvenes

De decir “algo habrán hecho”

realizaron un documental sobre un episodio que es llamado “La noche de los lápices en Bahía”. Allí se

De preguntarnos “por qué les pasó a tales o

sucedió el secuestro de 16 alumnos de la Escuela

a cuales, si no estaban en nada”.

Técnica Nº 4. En un principio de la investigación se planteó el por qué de los secuestros y se estable-

Dejar de cuestionar a las víctimas

82


No hay justificaciones para el horror Nadie se merecía más o menos la violencia de la dictadura. Simplemente nadie se la merecía Sacarnos las vendas que nos pusieron hace más de treinta años para hacernos creer que participar, preguntar y expresar son verbos peligrosos Sacarnos las vendas de una vez por todas.

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85



Parte 3 Reflexiones sobre la responsabilidad

87


1. En torno a los problemas del consenso y la oposición Daniel Lvovich Desde hace años me preocupa el problema de la

A la vez, se ha destacado que durante el tercer

aceptación, de la legitimación, del consenso a la dic-

gobierno peronista la ley fue progresivamente de-

tadura militar. En general, la pregunta por la acep-

jada de lado por el Estado, que desplegó distintas

tación es un interrogante que llega tarde respecto a

formas de represión clandestina. La “masacre de

este tipo de regímenes; llega cuando una generación

Ezeiza”, la acción terrorista de la Triple A, la exis-

nueva alcanza la vida adulta o madura intelectual,

tencia ya desde 1974/75 de campos de detención

cuando se modifica una serie de contextos políticos,

clandestinos, casos de desaparición y el desarrollo

culturales e intelectuales que permiten interrogarse

del golpe de Estado en dos provincias, fueron algu-

sobre las cuestiones más incómodas.

nos de los ejemplos más notorios.

Si en algo se está de acuerdo en el mundo acadé-

Desde esta perspectiva, se aprecia cómo se agrava

mico e intelectual es que la dictadura militar del

el carácter represivo del Estado y también resulta

‘76 no es un paréntesis en la historia argentina,

claro, como señaló entre otros Roberto Pittaluga,

sino que se vincula de múltiples maneras con la ex-

que la ininterrumpida sucesión de hechos excepcio-

periencia histórica precedente. Tradiciones políticas

nales provoca que la excepción se haya convertido

autoritarias, negación de los derechos del adversa-

velozmente en la condición normal en la Argentina

rio, violencia política, parecen ser denominadores

de los ‘70. Por eso queda claro que la dicotomía

comúnmente aceptados que desembocarían, de al-

democracia/dictadura, necesaria para dar cuenta

gún modo, en la dictadura; aunque al momento de

de otros aspectos de la historia de Argentina, se

pensar los orígenes y características de la violencia

revela impotente para brindar un marco conceptual

no habría consenso de ninguna manera.

adecuado para la comprensión del proceso histórico que estamos considerando (Pittaluga, 2008).

Los golpistas fueron criaturas de nuestra sociedad. Pilar Calveiro señaló que sólo pueden existir cam-

Es sabido que la dictadura desarrolló entre sus pri-

pos de concentración en sociedades que eligen no

meras prácticas una verdadera caza al hombre vic-

ver, afirmando, por ejemplo, que en Argentina la

timizando una parte de la población; pero sabemos

previa admisión de la tortura como práctica habi-

que, a la vez, recibió el callado o abierto respaldo de

tual fue una de las condiciones de posibilidad de la

distintos sectores. Mientras los grupos dominantes

tortura contra los presos políticos y de la política de

buscaron en el ‘76 dar prioridad al restablecimiento

exterminio en su amplia difusión (Calveiro, 1998).

del monopolio de la coerción en los sectores medios,

88


en particular existió -como planteó Corradi- una de-

de el comienzo los métodos represivos empleados)

manda primitiva de orden y una disposición gene-

dio su pleno apoyo al régimen de facto. Entre ellos,

ralizada a suscribir un pacto hobbesiano o, por lo

podemos enumerar a buena parte de la jerarquía

menos, a respaldar la adquisición enérgica de poder

de la Iglesia Católica argentina en cuya cúpula con-

soberano por parte de la dictadura (Corradi, 1996).

fluyeron la voluntad de eliminar la amenaza política del nivel nacional con la de retomar el control inter-

Y, evidentemente, fue el contraste con los últimos

no de una institución cuestionada por múltiples sig-

años del gobierno del tercer peronismo el que permi-

nos de disidencia desplegados en los años previos.

tió a la dictadura construir cierta legitimidad gracias al apoyo de la sociedad o de parte de una sociedad

También tenemos que sumar en esta enumeración

que suponía que ningún gobierno podía ser peor que

a las principales organizaciones que nucleaban a los

el derrocado, el de Isabel, y otorgó al recién instala-

grandes empresarios de la Argentina. Estos pueden

do un consenso, caracterizado por Palermo y Novaro

ser catalogados, sin duda, como sostenedores; en

como “difuso y reactivo” (Novaro y Palermo, 2003).

muchos casos, cómplices del terrorismo de estado dictatorial. Son conocidos los casos extremos de em-

En este sentido resulta comprensible que amplios

presas que convocaron a las Fuerzas Armadas a sus

contingentes sociales depositaran su esperanza en

sedes y entregaron listas de los trabajadores que fue-

un gobierno del que esperaban que instaurara el

ron secuestrados y en cuyas sedes se establecieron

orden y solucionara la crisis económica. El gobier-

centros clandestinos de detención y tortura. Aún en

no militar había desalojado a un régimen que ex-

los últimos días de la dictadura las organizaciones que

tremaba algunos de los peores rasgos atribuidos

ligaban al gran capital demostraron su lealtad a los mi-

al peronismo: desorden administrativo, ineficacia,

litares entonces en desgracia. Tras la Guerra de Malvi-

discrecionalidad y autoritarismo. De tal modo, ante

nas, así lo manifestaron en una solicitada publicada el

el golpe del ‘76 una parte considerable de la pobla-

21 de septiembre de 1983 y firmada, entre otros, por

ción manifestó pasiva y silenciosamente su creencia

la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio y el Consejo

en que la recuperación del orden social dañado sólo

Empresario Argentino. Como es sabido, buena parte

se podía dar en el marco de la dominación militar.

de la gran prensa de todo el país dio su apoyo casi unánime al nuevo régimen; apoyo que sostuvo a lo

Sin embargo, el régimen militar de 1976 no logró

largo del gobierno militar. Y en el seno del movimien-

una nueva forma de legitimación, sino que se apo-

to obrero no dejó de emerger una línea dialoguista

yó básicamente en la crisis de legitimidad del ré-

que se ofreció para asesorar la intervención de la CGT.

gimen civil precedente. Aunque eran reducidos los

Dentro de ellos, una minoría de los dirigentes sindica-

grupos políticos y sociales dispuestos a un acom-

les fue abiertamente cómplice de los crímenes de las

pañamiento activo del gobierno militar, un núcleo

fuerzas represivas; mientras, una mayoría, cayó ante

social reducido pero influyente (y que conoció des-

las persecuciones sufridas por los trabajadores.

89


Otros sectores consintieron la represión ilegal enten-

Mirando en particular el régimen político y los par-

diendo que era típica de las dictaduras militares mos-

tidos políticos, una forma de legitimación que ha

trándose dispuestos a aceptar restricciones pasajeras

destacado Hugo Quiroga ha sido la existencia de un

a la libertad de acción. La modalidad de la represión,

sistema político que él llama “pretoriano”, es decir,

a la vez visible e invisible, oficial y clandestina, deter-

una normalización de la intervención militar cons-

minó que las personas pudieran dar cuenta de la si-

truida a lo largo de cuarenta/cincuenta años pre-

tuación con un amplio margen para construir su inter-

vios de historia argentina. Dada esta normalización

pretación y para decidir ver o no ver, saber o no saber,

y legitimación de la dominación militar, no resulta

entender o no entender. Aunque resulte imposible dar

sorprendente que, mientras los partidos políticos

cuenta acabadamente de tal disposición, algunos tes-

conservadores otorgaran su total y abierto apoyo

timonios de la época permiten documentarlo.

al régimen militar, la UCR y el PJ se mostraran en principio dispuestos a abrir un compás de espe-

En mayo de 1976 el periodista James Nielson afir-

ra que permitiera al nuevo régimen estabilizarse.

maba en Buenos Aires Herald que “…muchas per-

Quiroga es terminante al momento de señalar que

sonas, por lo demás respetables, creen que los iz-

desde 1976 la intervención militar fue legitimada

quierdistas, sean activistas tirabombas o idealistas

por la casi totalidad de las formaciones políticas

transmundanos, merecen la pena de muerte. No

mediante el reconocimiento del papel de las Fuer-

exigen que eso se inscriba en el código penal pero

zas Armadas en la “lucha contra la subversión”, ya

sí aceptan la muerte violenta de izquierdistas con

que “esa fue la legitimidad de origen permanen-

total ecuanimidad…” (Neilson, 2001: 15).

temente invocada por la administración de facto” (Quiroga, 1994: 492).

A su vez, las mismas características de la represión dificultaban las posibilidades de comprender su extensión y profundidad. Resulta muy significativo al respecto que hasta una organización de izquierda

Una mirada desde abajo

y decididamente hostil al régimen como el Partido Socialista de los Trabajadores, del que al menos un

Pero más allá de lo que conocemos sobre distin-

centenar de sus militantes fueron asesinados por la

tas organizaciones políticas y sociales que dieron

acción de la Alianza Anticomunista primero y luego

su apoyo a la dictadura, me interesa pensar en lo

por el régimen militar, consideraba que los secues-

que los medios llaman la “gente”; y la historiografía

tros y las desapariciones eran atribuibles a bandas

ha denominado en ocasiones “la gente corriente”.

de extrema derecha y no al gobierno del que se

No las grandes estructuras, sino las personas sin

esperaba que desenmascarara esos grupos sin au-

responsabilidades institucionales y políticas. Si mi-

tor esclarecido. En 1977 este partido como otros

rado desde los partidos políticos u organizaciones

entiende el tipo de régimen que está enfrentando.

sociales es posible concluir que una parte de la so-

90


ciedad dio su respaldo con distintos matices a las

nes callejeras en las que no faltaron las expresio-

premisas fundamentales en las que se sustentaba

nes de respaldo al régimen militar desarrolladas en

la dictadura –insisto: el punto nodal del régimen

ocasión del mismo mundial de fútbol de 1978 o por

político de legitimación de los militares en el poder

la Guerra de Malvinas, o el significado que para sus

estaba dado por el apoyo del conjunto de buena

protagonistas tuvieron las multitudinarias peregrina-

parte de los partidos políticos a la batalla ganada

ciones católicas que se multiplicaron desde 1976.

por las Fuerzas Armadas en combate contra la subversión- el desarrollo de una mirada desde abajo

Sin embargo, estos recursos serían necesariamente

resulta mucho más dificultoso. No se puede olvidar

insuficientes dadas las dificultades para interpretar

al momento de intentar trazar un cuadro al respec-

las motivaciones de los actores en cada una de estas

to, la existencia de censura ni las orientaciones que

situaciones. Las vías elegidas para intentar explicar

se hurgaban desde los partidos políticos, Iglesia y

las actitudes de la población fueron otras. Algunos

organizaciones sociales, ni la amenaza del terror

estudios enfatizaron en la capacidad del terror es-

estatal. También se debe tener presente que, como

tatal para eliminar cualquier forma de resistencia,

ha sostenido Vezzetti, toda pregunta por la respon-

oposición o disidencia. En particular, son los estu-

sabilidad de la gente corriente en situaciones extre-

dios de los años de la primera transición. Otros tra-

mas implica referirse, en primer lugar, a aquellos

bajos, como el de Corradi, canalizaron la lógica del

que los pusieron en esta situación (Vezzetti, 2002).

terror y no dejaron de señalar su carácter productor de sujetos políticos que obedecen absoluta, pero vo-

Una mirada impresionista podría optar por detenerse

luntariamente. Una tercera mirada, la de Calveiro,

en algunas imágenes que den cuenta de estas acti-

señala que el temor o la complicidad no aparecen

tudes sociales tan difíciles de captar y reducir a una

como actitudes unívocas al explicar las conductas

fórmula sencilla. Se podría hacer valer un impacto

como extrañas combinaciones de formas de obe-

de las interpelaciones gubernamentales denunciando

diencia o formas de rebelión. Esta perspectiva per-

la campaña antiargentina, considerando la extraor-

mite dar cuenta de la complejidad del fenómeno, y

dinaria aceptación del lema “los argentinos somos

se puede vincular a las observaciones que señalan

derechos y humanos” adheridos en calcomanías en

las dificultades para llegar a la noción de consenso

parabrisas y ventanas; pero también se podría, en

en situaciones de dictadura, por considerar que el

contraste, apelar a las movilizaciones sindicales que

mismo difiere en la relación existente entre gober-

desde 1981 ocuparon las calles de las ciudades, o a la

nantes y gobernados en regímenes que permiten la

gran cantidad de lectores de la revista Humor que a

libre expresión de la voluntad individual y social.

partir del lenguaje satírico se constituyó desde el ‘78 en un referente de la oposición al régimen, primero

En tal sentido, resulta altamente improbable o impo-

cultural y luego política. También sería posible inten-

sible que el historiador logre diferenciar el consenso

tar descifrar los sentidos de las masivas movilizacio-

tácito que supone aprobación de las prácticas esta-

91


tales de la aceptación de sus políticas desde el terror

plo, sobre resistencias obreras. Otros, por ejemplo

o la resignación fundada en la falta de expectativas.

los dedicados a la historia de la Iglesia en este pe-

Dificultades similares pueden ocurrir con el análisis

ríodo, dieron cuenta del apoyo y la adhesión a las

de determinadas formas de disenso, oposición o re-

prácticas dictatoriales; pero pensando en los su-

sistencia a las dictaduras de las que rara vez queda

jetos encuadrados o sin responsabilidades institu-

registro y de las que la sutileza de sus señales e

cionales, me parecen particularmente relevantes el

indicios se tornan casi inaprensibles, ya que estas

aporte de dos investigadores muy reconocidos que

prácticas rara vez producen acciones colectivas pero

suman a su prestigio la condición de haber sido ob-

pueden minar el consenso o la legitimidad de un ré-

servadores contemporáneos a la dictadura. Uno de

gimen de un modo difícil de reprimir (Tarrow, 2004).

ellos es Guillermo O’Donnell (1997), que sostiene que el control dictatorial sólo se pudo desarrollar

Los modos más activos de consenso y las formas

por la existencia de una sociedad que se patrulló a

que sumió la complicidad resultan claramente iden-

sí misma, refiriéndose a un grupo amplio de perso-

tificables, sobre todo en los casos de personas con

nas que voluntariamente se ocuparon activa y celo-

una activa participación pública y en instituciones.

samente de ejercer sus propias pautas autoritarias.

Sabemos que el presidente de la Sociedad Rural, el presidente del comité de algún partido o el obis-

El segundo es Hugo Vezzetti que dirigió su mirada a

po de tal diócesis resultaba más fácil considerarlo

la conducta de la gente corriente durante la dicta-

cómplice, favorable u opositor.

dura señalando que la Argentina fue una sociedad más prudente que aterrorizada con una disposición

En cambio, en relación a las percepciones y prác-

flexible hacia el régimen militar presente tanto en los

ticas de los actores individuales, Phillippe Burrin,

sectores empresarios, eclesiásticos y políticos que

ha sostenido que el término de consenso simpli-

obtenían beneficios tangibles de la dictadura como

fica la complejidad de las actitudes hacia el poder

las extensas capas medias que disfrutaban de la so-

que habría que situarlo en una escala en torno a

brevaluación del peso. Se trata en su óptica de una

dos nociones: la aceptación y el distanciamiento.

sociedad que en su amplia mayoría compartía, aun-

La primera comprende la resignación, el apoyo, la

que fuera por una relación delegativa con los gue-

adhesión; la segunda, la desviación, la disidencia,

rreros, la visión básica de un antagonismo que sólo

la oposición (Burrin, 1988: 625). Lo más común y

podría resolverse por la aniquilación del enemigo. En

frecuente en la realidad es encontrar en un mismo

tal sentido, Vezzetti sostiene que la imagen de una

individuo una mezcla de varias de estas actitudes.

sociedad mayoritaria y permanentemente aterrorizada frente a la violencia extendida en la vida coti-

Muchos trabajos académicos se concentraron en

diana es el resultado de la construcción retrospectiva

las actitudes de oposición y disidencia. Hay toda

alimentada por el viraje a un ánimo opositor cuando

una amplia y muy rica gama de trabajos, por ejem-

la dictadura ya estaba derrotada (Vezzetti , 2002).

92


Ambas miradas abordan aspectos sombríos de la

caría con la interpretación del segundo prólogo del

vida social; aunque el tipo de perspectiva asumi-

“Nunca Más” (CONADEP, 1986): un pueblo siempre

da, si bien sugerente, no permite dar cuenta de

en lucha contra una minoría de opresores, en una

algunas preguntas centrales. ¿Quiénes formaban

especie de paréntesis en la historia que poco tiene

estos grupos? ¿Cuáles eran sus adscripciones de

que ver con el pasado y con el futuro-, y tampoco

clase, sus identidades políticas, su distribución re-

fue este un régimen carente por completo de apoyo

gional? ¿Cuál era su proporción a la población? In-

social y político. Entre el terror y el consentimiento

vestigaciones recientes intentan dar cuenta de es-

buena parte de la sociedad argentina desplegó acti-

tas preguntas desde perspectivas microanalíticas o

tudes sociales que no se diferenciaron de las de sus

de historia local. El trabajo de Gabriela Águila, por

dirigentes políticos, sociales y religiosos, generando

ejemplo, concentrado en el caso de Rosario analiza

así las condiciones para que la dictadura se desarro-

desde distintos mecanismos las conductas, prácti-

llara. Esto no implica, por supuesto, que el régimen

cas y actitudes sociales de gente corriente (Águila,

militar hubiera contado con apoyos masivos y entu-

2004). Otros son trabajos de microanálisis del es-

siastas de manera permanente, pero la imagen del

tado, a niveles municipales y provinciales, que con-

período que se comienza a delinear permite pensar

cluyen que si en ocasiones en el apoyo o adhesión

en paisajes mucho más matizados en los que las

al régimen surgieron de entusiasmos militantes con

actitudes de aceptación y distanciamiento se combi-

sus políticas, también se ha constatado que buena

nan para dar una idea más acabada y compleja de

parte de los cargos directivos fueron ocupados por

la sociedad en el período dictatorial.

personas que, sin adscribir al régimen, encontraron en el contexto dictatorial una oportunidad de ascenso laboral. En tal sentido, las regularidades de la vida burocrática y las pequeñas ambiciones personales incidieron sobre la decisión de asumir cargos públicos en un contexto de dictadura posibilitando el funcionamiento efectivo de las instituciones estatales de distinta importancia y nivel. Aunque la historiografía de la dictadura está todavía en un estado inicial, y sólo muy recientemente alcanzó plena legitimidad académica en la Argentina, la evidencia acumulada permite sostener que la dictadura militar instaurada en el ‘76 dista tanto de resultar un paréntesis inexplicable que no se articula con el desarrollo histórico nacional -lo que cho-

93


2. La democracia restaurada y las responsabilidades por la violencia política Emilio Crenzel

Sesenta y cinco años atrás, en la primavera de 1945,

características develaron la insuficiencia de las ca-

las fuerzas aliadas liberaban a Europa de la ocupación

tegorías existentes en el pensamiento político y ju-

nazi. En ese contexto, decidieron que debían elaborar

rídico, desafiaron los marcos de la ética y pusieron

un film para documentar las evidencias de las atro-

en entredicho los recursos de la representación. La

cidades cometidas en los campos de concentración,

reflexión se situó entonces en el hiato creado por la

cuya calidad y envergadura eran inéditas y que, desde

tensión entre los imperativos del conocimiento, la

entonces, formarían parte de la conciencia universal.

justicia, la ética y la memoria, y las capacidades de responder al reto que planteó el exterminio.

El proyecto se denominó F3080 y fue ideado por la División de Psicología de Guerra de los aliados y es-

Estos dilemas se vieron reflejados en la filosofía del

tuvo a cargo de Sidney Bernstein, jefe de la sección

derecho. Antes de repensar la categoría de crimen

fílmica de la división, y supervisado por el Ministerio

contra la humanidad, a la luz del juicio a Eichmann en

Británico de Información y la Oficina Americana de

Jerusalém, Hannah Arendt postuló la imposibilidad de

Información de Guerra. El documental, además de

castigar lo imperdonable y de perdonar lo incastiga-

películas de archivo, incluyó escenas filmadas en Da-

ble (Arendt, 1974). Esta fórmula evidenciaba el reco-

chau, Buchenwald, Bergen-Belsen y otros campos de

nocimiento de que los crímenes nazis habían compor-

concentración nazi menos conocidos. Ellas retratan

tado el ejercicio de un mal radical que desafiaba los

el momento en el cual arriban las tropas aliadas a

límites de la justicia, de la moral y de la racionalidad

los campos. Según Didi Huberman, para la realiza-

al punto de constituir actos incapaces de ser medidos

ción del film, Bernstein convocó a su amigo director

por los patrones establecidos de culpabilidad.

de cine Alfred Hitchcock a participar como su asesor (Didi-Huberman, 2004). Hitchcock, el maestro del

En segundo lugar tomaron cuerpo en el campo de la

suspenso, quedó conmovido ante las escenas retra-

estética y el arte cuando Theodor Adorno señaló que

tadas y entendió en ese momento que se encontraba

escribir poesía tras Auschwitz era un acto de barba-

ante un género de imágenes completamente nuevo.

rie. Aunque Adorno no postulaba la imposibilidad de la representación sino reconocer el profundo giro de

La conmoción que experimentó Hitchcock puede

su sentido tras el extermino, su proposición fue leída

inscribirse en la que experimentó el mundo occi-

de hecho como un dictado moral que taxativamente

dental tras el genocidio nazi. Sus dimensiones y

establecía que el arte debía inclinarse ante el horror.

94


En tercer lugar, la propia posibilidad de comprender

tado derivando la responsabilidad en un puñado

el genocidio fue puesta en cuestión. En el apéndice

de jerarcas nazis, Hitler y sus colaboradores más

agregado en 1976 a su libro Si esto es un hombre

próximos. Luego, esta idea fue suplantada por otra.

Primo Levi postuló que el intento mismo de com-

El exterminio fue explicado como el resultado de

prensión significaba justificar el horror al sostener

la puesta en acto de una maquinaria burocrática

que, epistemológicamente y etimológicamente, la

impersonal y moderna, estructurada en base a las

comprensión de una proposición o de un compor-

jerarquías, la obediencia a órdenes superiores, y

tamiento humano significa contener a su autor, po-

compuesta de hombres banales. Desde los años

nerse en su lugar, identificarse con él.

ochenta del siglo pasado, estas proposiciones comenzaron a ser cuestionadas y substituidas por la

Por último, esta tensión se reprodujo en el plano de

idea de que el exterminio comprometió responsabi-

la memoria. Levi propuso a las voces de los hundi-

lidades de amplios grupos de la sociedad alemana y

dos e incapaces de tomar la palabra como las únicas

de los países ocupados por los nazis.

que podían dar cuenta hasta sus últimas consecuencias de la “Solución Final”. Sólo el musulmán, aquél

En función de estos antecedentes, quisiera pensar

prisionero cuya condición humana fue aniquilada,

el tratamiento que la democracia argentina a partir

era su testigo integral. Los sobrevivientes, entonces,

de las claves que fueron tomadas en cuenta para

testimoniaban por el musulmán investidos de un de-

pensar las responsabilidades por la violencia polí-

ber de memoria, pero situados en la incapacidad de

tica y el terrorismo de estado. Voy a recurrir para

dar cuenta y representar en su totalidad el crimen.

ello a la reflexión de Alejandro Kaufman (1997: 29–34) quien propuso que, tras la recuperación de

Entre estos retos se inscribe, también, la reflexión

la democracia, predominó el “paradigma punitivo”.

de Karl Jaspers (1998) sobre la culpabilidad alema-

Es decir, procesar y pensar el pasado de violencia

na. Jaspers distingue cuatro tipos de culpabilidad: la

política con el prisma judicial e instalar, así, a los

culpabilidad criminal, derivada de la participación en

tribunales como escenario de tramitación de este

la perpetración del exterminio; la culpabilidad moral,

pasado. Ello se reveló inmediatamente tras la re-

de aquellos que callaron lo que sabían; la culpabilidad

cuperación de la democracia cuando el 13 de di-

política, derivada de la pertenencia a un estado crimi-

ciembre de 1983, tres días después de asumir el

nal; y una culpa metafísica, derivada de la responsa-

gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, el presi-

bilidad humana ante y por el sufrimiento de un otro.

dente dispuso los decretos de enjuiciamiento de las Juntas militares y las cúpulas guerrilleras.

Más allá de la distinción de Jaspers, es posible historizar las respuestas que la academia formuló a

En este sentido, Kaufman señala que el “paradig-

la pregunta sobre las responsabilidades por el ge-

ma punitivo” supuso la inclusión de determinadas

nocidio nazi. Este interrogante primero fue contes-

preguntas con relación al pasado reciente y la ex-

95


clusión de otras. Este juego de inclusiones y de

Esta consigna supone una serie de problemas y entra-

exclusiones también ha sido señalado por Jaime

ña una serie de desafíos. Se debería juzgar no sola-

Malamud Goti (2000), quien fuera uno de los arqui-

mente a quienes ordenaron, planificaron, ejecutaron

tectos de los juicios impulsados por el gobierno de

y cometieron los crímenes, sino también a aquellos

Alfonsín. Malamud Goti revisó críticamente el papel

que auxiliaron, consintieron, aprobaron, o le otorga-

de los juicios en la conformación de una cultura de

ron determinados consensos a su perpetración. Im-

los derechos humanos y propuso que en los es-

plicaría, por ende, desencadenar el juzgamiento y el

trados judiciales se excluyen dimensiones centrales

castigo de amplios sectores de la sociedad argentina.

sobre la historia y las causas de la violencia, quedan fuera del debate las historias políticas de las

Más allá de los dilemas que supone tanto una po-

víctimas y los motivos ideológicos y políticos de los

lítica de justicia limitada o extendida; me interesa

perpetradores y se reducen los conflictos políticos

pensar cómo el “paradigma punitivo” tuvo otras

a una oposición binaria entre culpables e inocentes.

consecuencias. Supuso que se modelara un determinado tipo de verdad pública sobre el pasado de

De hecho, en el período que transcurre desde la

violencia política que comprometió, pero también

asunción de Alfonsín en diciembre de 1983 hasta

trascendió, el escenario judicial. Su vehículo princi-

los indultos dictados en diciembre de 1990 por el

pal, fuera de los tribunales, fue el relato que propu-

presidente Carlos Menem, las confrontaciones en

so el informe de la CONADEP, el Nunca Más.

torno al pasado de violencia y dictadura se desarrollaron en torno al alcance que debería tener el

El Nunca Más y el juicio a las Juntas deben ser com-

debate jurídico sobre las violaciones a los dere-

prendidos como parte de una misma intervención

chos humanos. Ello supuso una puja de fuerzas

que propuso un conglomerado compartido de ideas y

entre tres grandes actores. Por un lado, el gobier-

representaciones sobre este pasado. En primer lugar,

no de Alfonsín buscaba, basado en una perspecti-

dejaron de lado la pregunta sobre cómo fue posible el

va utilitarista del castigo, restringir el juzgamiento

horror. El Nunca Más propone una pregunta prospec-

a las cúpulas militares y guerrilleras. Esa sanción,

tiva: ¿cómo evitar que pueda repetirse lo sucedido?;

imaginaba, iba a prevenir que se hiciera uso en

mientras el juicio se enfocó a determinar su existen-

el futuro del recurso a la violencia y se violaran

cia real mediante el examen de diversas pruebas.

los derechos humanos. Por otro lado, las Fuerzas Armadas demandaban que la lucha contra la sub-

Esta ausencia se complementó, en ambos casos,

versión fuera reconocida como un logro que per-

con la inexistencia de referencias a algún tipo de

mitió la restauración de la democracia. Por último,

continuidad del horror juzgado o relatado con prác-

con una perspectiva retribucionista de la pena, los

ticas desarrolladas por sucesivos gobiernos o acto-

organismos de derechos humanos demandaban el

res políticos en Argentina durante el siglo XX que

“Juicio y castigo a todos los culpables”.

pudieran permitir explicarlo y de menciones a va-

96


lores humanistas previos en la historia política del

De este modo, estos dos grandes relatos, conforma-

país para explicar en qué tradiciones asentar la es-

ron un “nosotros”, una comunidad imaginada, hacia

peranza de construir un nuevo horizonte político.

el pasado y hacia el futuro. La sociedad fue propues-

Tanto el juicio a las Juntas como el Nunca Más pos-

ta como ajena y exterior a todo tipo de violencia o,

tularon, sin mayor examen, a la democracia restau-

desde el anverso de esta mirada, como su víctima. Es

rada como la garantía de que el horror no se repita.

decir, no como una polis sino como una comunidad sin pasado político ni conflictos a su interior. Es pre-

Ello fue posible, y esta es la segunda clave compar-

cisamente la sociedad inocente de la violencia, ajena

tida por ambos, porque tanto el debate en el juicio a

por igual a los “dos terrorismos”, la que personifica,

las Juntas como el relato del Nunca Más propusieron

en la escena del juicio y en el Nunca Más, la esperan-

una periodización institucional de la violencia, que

za de la construcción de ese futuro a compartir.

instauró al 24 de marzo como su fecha emblemática eclipsando el proceso de violencia política que tuvo

Ello instaló una imagen vertical y militarizada de la

al Estado como protagonista entre 1973-1976. Sal-

violencia. Desde esta perspectiva, por un lado, se

vo una breve mención en su prólogo, el Nunca Más

modeló la imagen del “terrorismo de Estado” orde-

se concentra en describir las desapariciones tras el

nado y planificado por las Juntas militares dirigien-

golpe de Estado, mientras que en el juicio a las Jun-

do una represión indiscriminada contra el conjunto

tas el fiscal Strassera apenas inquirió al ex presi-

de la sociedad civil y, por otro, la figura de las cú-

dente provisional Ítalo Luder sobre los decretos que

pulas guerrilleras como las únicas responsables de

firmó en 1975 autorizando a las Fuerzas Armadas

la violencia antes del golpe de Estado. En cuarto

a aniquilar a la subversión, primero en la provincia

lugar, tanto el Nunca Más como el juicio a las Jun-

de Tucumán y luego en todo el país. En tercer lu-

tas presentaron la identidad de los desaparecidos,

gar, tanto el Nunca Más como el juicio ocluyeron y

despojados de todo compromiso político, y exclusi-

silenciaron las responsabilidades de la sociedad po-

vamente a partir de sus datos identitarios básicos.

lítica en la violencia y propusieron a la sociedad civil

Sus humanidades concretas, aquellas que precisa-

como su espectadora o víctima del terror.

mente evocaban los conflictos políticos al interior de la sociedad argentina, fueron desplazadas por la presentación de sus humanidades abstractas.

La sociedad civil fue postulada como un colectivo no diferenciado situado más allá de sus divisiones y parcialidades como si la dictadura no se hubiera

Regreso al proyecto F3080, desarrollado por los alia-

ensañado con ninguna identidad política en parti-

dos, que tenía por meta producir un film para ser

cular. Ocultaron, así, tanto el apoyo político y el

proyectado ante distintos escenarios: la población

consenso social que tuvo el golpe de 1976 y aun la

alemana, los propios perpetradores de las violacio-

guerra antisubversiva y, también, las resistencias,

nes y el mundo occidental. El proyecto quedó in-

si bien escasas, que se les enfrentaron.

concluso por diversas razones: discusiones entre los

97


realizadores, razones políticas, la búsqueda por re-

por un lado las víctimas, por otro los perpetradores

constituir la identidad alemana después de la guerra,

y por último los “testigos” vertebraran monólogos

entre otras. Sucedió entonces que los fragmentos de

disociados sólo enhebrados por los realizadores del

película filmados quedaron guardados durante cua-

film para estructurar un relato común. En cambio,

renta años hasta que en 1985 una empresa cinema-

entendieron que se encontraban frente a un género

tográfica logró, misteriosamente, rescatarlos de un

de hechos, pero también de imágenes y de palabras,

baúl del Museo Imperial de Guerra Británico. El mu-

completamente nuevo que requería un montaje en

seo lo había recibido en 1952 de manos de las cen-

el que nada quedara separado. Un montaje que ante

trales de inteligencia de los aliados y lo había titulado

todo no separase a las víctimas de los victimarios,

al ingresarlos a su archivo “Memory of the Camps”.

que mostrase los esqueletos bajo la mirada de los alemanes responsables de su muerte, por acción o

Las filmaciones realizadas ofrecen, sin embargo,

por indiferencia, y, en segundo lugar, que no separa-

una puerta para entender la forma en que sus rea-

se los campos de su entorno social, de su contexto

lizadores entendían y querían presentar el horror

más próximo, en este caso la bucólica campiña rural.

nazi. Al parecer, Hitchcock sostuvo que debía presentárselo de manera articulada. Las imágenes

Como se dijo, “Memory of the Camps” no fue, final-

debían evitar separar a las víctimas y a los verdu-

mente, proyectada. Otras imágenes y palabras, otros

gos y al crimen, del contexto social en el cual se

relatos, ocuparon su lugar para dar cuenta del geno-

perpetró. Es interesante destacar que las prime-

cidio nazi. Relatos que, como se dijo, primero escin-

ras escenas de “Memory of the Camps” muestran

dieron a la sociedad alemana de los jerarcas nazis

el amplio consenso que obtuvo Hitler y el nazismo

postulando a estos últimos como responsables exclu-

en la sociedad alemana, a través de escenas docu-

sivos del horror; luego, propusieron la imagen de una

mentales filmadas en actos y paradas militares na-

maquina industrial de exterminio compuesta de hom-

zis con miles de personas vivando a los personajes

bres exentos de convicciones para, cincuenta años

del régimen en escenarios y calles. Las siguientes

después, habilitar la pregunta por las responsabili-

imágenes introducen al espectador en otro univer-

dades amplias de la sociedad civil; casi en paralelo al

so. Se trata de escenas bucólicas, en las cuales se

“descubrimiento” en el Museo de Guerra de “Memory

ven, en medio de un paisaje rural, casas, vacas,

of the Camps”. El retrato de Rousso sobre la presen-

madres jugando con sus hijos. Estas escenas van

cia del síndrome de Vichy en Francia, muestra que

dando paso, casi inmediatamente a otras, las del

los tiempos sociales de la elaboración de la memoria

contiguo campo de Bergen-Belsen y sus horrores.

de procesos de violencia extrema, no son lineales y que están atravesados por las dificultades que supo-

Hitchcock y Bernstein, el director del proyecto, se

ne elaborar las responsabilidades colectivas tras ex-

negaron a construir un montaje de imágenes o de

periencias límite que desgarraron las subjetividades,

palabras a partir de escenas fragmentadas en las que

las identidades y las comunidades (Rousso, 1991).

98


Un film como “Memory of the Camps” parece, hoy, imposible de realizar en la Argentina. No hay disponibles, como señala Claudia Feld (ver Parte II de este libro), imágenes que den cuenta de manera integral del proceso de desaparición, y tampoco imágenes de época que muestren escenas del interior de los centros clandestinos y, a la vez, de la vida cotidiana de los habitantes de sus calles o zonas adyacentes. Sin embargo, desde mediados de los años noventa del siglo XX, al compás de la emergencia de la memoria en la agenda de los organismos de derechos humanos y en la investigación académica, la imagen sobre la sociedad argentina que proyectaron el Nunca Más y el juicio a las Juntas en la democracia temprana fue cuestionada. Surgieron, desde entonces, numerosas iniciativas por estudiar los comportamientos de diversos grupos de la sociedad civil y política durante los tiempos de violencia y dictadura. En este contexto, la estrategia epistemológica que guió la realización de “Memory of the Camps” podría servir como estímulo para imaginar vehículos y herramientas que permitan producir conocimiento para interrogar de manera crítica las responsabilidades individuales y colectivas en la violencia política y el horror.

99


3. La crítica de la violencia como inquietud por la responsabilidad Alejandro Kaufman I.

sible vivir después del horror, sobre todo quien casualmente escapó con vida, y a quien normalmente

La lectura de la “Crítica de la violencia” de Walter

tendrían que haber matado. Sin el recurso a este

Benjamin en el Río de la Plata, temprana localización

problema, la lectura y relectura de Walter Benjamin

de las primeras traducciones de sus obras al caste-

desde la ESMA no sería más que un gesto integrado

llano, puede aportar hipótesis esclarecedoras de los

al mercado y al intercambio de bienes culturales.

acontecimientos que el mal radical produjo en estas

Algo que no puede dejar de ocurrir en el mundo

tierras. Si una primera mirada apurada se preguntará

capitalista, en que la relación social ineludible y

por la tenacidad con que el lector rioplatense recurrió

esencial es la del intercambio de bienes. Adorno

y recurre una y otra vez a las fuentes europeas, lec-

refería a la frialdad como principio fundamental de

turas como las del exiliado berlinés nos permitirán in-

la subjetividad burguesa sin el que Auschwitz no

tuir cierta singularidad, después de un largo trayecto

habría sido posible. Quien lee y relee a Benjamin

surcado por distracciones y desvíos. Lo que nos per-

después del horror lo hace imbuido de la subjeti-

mitirán comprender es que la cultura derivativa que

vidad del sobreviviente, dispuesto a oponer la me-

nuestros lectores rioplatenses cultivaron y cultivan

moria frente a la frialdad burguesa que promete un

también encuentra su réplica mimética y especular

transcurrir indoloro en una época sin horizontes. Se

en el acontecer del mal: los perpetradores se inspi-

trata del sobreviviente que se niega a medrar en

raron asimismo en los paradigmas nacionalsocialistas

el olvido que toda época, pero con mayor razón la

europeos en el tortuoso designio con que practicaron

nuestra, dispone como camino trazado a la manera

el exterminio desde 1976 en adelante, el exterminio

de una segunda naturaleza.

de los “desaparecidos”. Se plantea la pregunta por la memoria en el sentido Si la primera generación pretérita de traductores

benjaminiano de la razón anamnética. Es una pre-

y lectores de Benjamin formó parte ostensible de

gunta que se interroga sobre el pasado como trán-

una matriz de crítica cultural y estética, la genera-

sito para el interrogante radical sobre el presente

ción de lectores que lo relee desde la ESMA lo hace

como acontecer y sobre la condición de la justicia en

después del horror de la dictadura, después del ho-

la actualidad. Es entonces la pregunta que se com-

rror de la desaparición y el exilio exterior e interior,

promete como una inclinación ética y política tan-

después de la cárcel y la tortura, cuando se impone

to con la actualidad como con el futuro del “nunca

la pregunta de Teodoro Adorno sobre cómo es po-

más” respecto del advenimiento del horror.

100


La filosofía de la historia de Benjamin no se lee

¿Qué consecuencias, qué huellas, qué registros

entonces como una reivindicación de la memoria

podemos identificar en la actualidad político cul-

en tanto instancia reconstructiva del pasado

tural en relación con la violencia revolucionaria de

sino como razón anamnética -sustento de la

los 70? La pregunta no concierne solamente a la

sensibilidad redencional hacia el pasado-, por un

memoria y a la historia, sino a las condiciones en

modo subjetivo que establecería una correlación

que se produce, inhibe o elabora la violencia social

con el pasado como referente. Como tanto ha

inmanente a la vida contemporánea en común. Si

explicado Yerushalmi, no se trata de un modo

consideramos la polémica sobre la carta de Oscar

distinto (instancia reconstructiva) de recuperar el

del Barco y la sometemos a la consecutiva y tal

pasado, sino de establecer una relación con el

vez ineludible gravitación benjaminiana con que se

presente a través de un proceso de elaboración

desenvolvieron aspectos del debate de la revista La

cuya orientación temporal apunta al pasado,

intemperie, podremos considerar la propia carta de

pero sin establecer con él un vínculo referencial

del Barco antes que como manifestación de un pa-

en cualquier sentido factual que pueda resultar

cifismo abstracto, como la expresión de la violen-

familiar al fondo -objetivista- que recorre alguna

cia implicada por toda provocación ética en la que

bibliografía sociológica o filosófica. La percepción

el enunciador se interrogue en forma incondicio-

benjaminiana no opta entre “no reconstruir los

nal por su propia responsabilidad, y al interrogarse

hechos del pasado” y “recordarlos”, porque no los

por su propia responsabilidad instale el horizonte

“recuerda” sino que experimenta su significado

de una interrogación general. La pregunta por la

a través de configuraciones narrativas. Esas

responsabilidad frente a la violencia no reproduce

configuraciones

las

el ciclo del acto y su retribución, ni del olvido y

formas del ensayo, no dan cuenta de un recuerdo

el resentimiento, ni de la negación y el reproche,

del pasado, sino de lo que los muertos nos dicen

sino que inquiere sobre la forma en que la violencia

sobre el presente sin palabras ni representaciones.

atraviesa los intersticios del lenguaje.

El

“pasado

narrativas,

presente”

se

las

alegorías,

manifiesta

como

inquietud y comprensión del presente, como relación con un aquí y ahora en deuda con el pasado, pero sin satisfacciones referenciales. Por

II.

eso no es un “recuerdo”, sino “razón anamnética” (rememorativa). Lo redencional benjaminiano,

El carácter de dispositivo en el que nos sumerge la

cifra de la operación anamnética, no es “mandato

condición contemporánea, el sistema, nos inspira la

de un acto mesiánico de redención” como a veces

caracterización de un estado de pasividad e impo-

se ha leído, ni es una subjetividad inscripta en el

tencia, de anulación de la competencia política que

régimen de la norma, ni de la obediencia, ni de la

nos concierne. No nos encontramos en condiciones

legislación, ni de la culpa, ni del castigo.

de ser responsables de lo que ocurre, o no lo po-

101


dremos ser en relación con las tradiciones morales

comportamientos emerge una visualización de los

en que nos hemos formado, ni con las convenciones

límites susceptibles de asignarse al despliegue del

normativas explícitamente vigentes. La responsa-

dispositivo. En otras palabras, los derechos huma-

bilidad es regulada por el corpus doctrinario de los

nos y las relaciones con el ambiente son aquello

derechos humanos, no necesariamente por la juri-

que vuelve inteligible el problema de la responsabi-

dicidad ni por lo que se suele llamar democracia. Lo

lidad en el mundo contemporáneo.

atinente a los derechos humanos, en la medida en que se han alcanzado acuerdos universales estables,

En tanto que habíamos desarrollado una intelección

determina el único plexo normativo transcultural po-

limitativa de la agencia, de la competencia subjeti-

sitivo apelable en la actualidad, aparte de las tran-

va para intervenir en el mundo, es por la vía de las

sacciones comerciales y financieras. Si se verifican

responsabilidades mencionadas que adquiere hoy

diferencias, habrán de discutirse en el alcance de las

en día posibilidades de enunciación la propia com-

concepciones relacionadas con los derechos huma-

petencia, la disposición para la acción. Buena parte

nos, como en efecto sucede en un amplio espectro

de las descripciones y denominaciones de que dis-

de comportamientos, costumbres y prácticas socia-

ponemos desvían los debates hacia vías muertas, o

les. Sin embargo, ninguna configuración normativa

estériles luchas entre identidades no verificables en

autoriza la medida y la consistencia con que ciertos

el orden de las prácticas efectivas.

comportamientos o prácticas se encuentran en condiciones de ser rechazados con el alcance de los se-

Solemos entender aún la política de una manera

ñalados como violatorios de los derechos humanos.

que obtura la comprensión del conflicto entre humanidad y mundo, donde la humanidad remite a la

La responsabilidad regulada por el plexo de los de-

agencia, al despliegue de la acción, al desenvolvi-

rechos humanos ejerce una débil influencia sobre

miento de la razón práctica, y mundo remite a la

el dispositivo, por lo general de tipo postfactual.

estructura, tanto en el sentido social como de la

Primero tienen lugar iniciativas, creaciones colec-

naturaleza. Sabemos ya que no hay algo así como

tivas de distinta índole y después se visualizan en

una naturaleza que constituya algo separado res-

relación con sus consecuencias morales. Es lo que

pecto de lo social, como aún se podía pensar hasta

tienen en común las prácticas genocidas con la

hace relativamente pocos años.

emergencia de nuevas tecnologías. “Mundo” y “dispositivo” son conjuntos tendientes a Junto al plexo de los derechos humanos, y en forma

superponerse, en tanto la acción civilizatoria, en el

creciente, dada su menor antigüedad, adviene una

mismo acto por el que mediante la construcción de

moral vinculada con las consecuencias civilizatorias

un entorno complejo minimizó la competencia sub-

sobre el ambiente, consecuencias que resultan de

jetiva, la está volviendo a establecer en la medida

acciones humanas. Respecto de ese conjunto de

en que advertimos que la construcción de un en-

102


torno complejo -indistinguible crecientemente del

queza en disputa. Este conflicto vulnera nuestro úl-

dominio humano- es resultado de nuestras propias

timo siglo, sin que hayamos arribado a un mínimo

acciones como colectivo, como humanidad. Sucede

acuerdo de coherencia entre el imaginario colectivo

entonces que es la política entendida como institu-

enunciable y la disposición efectiva de los principa-

ción del estado y la sociedad aquello que ha deli-

les poderes intervinientes en el juego político de la

mitado de modo declinante su radio de acción. A la

sociedad. Oscilamos entre imaginarias concordan-

vez, una entidad que aun no acertamos a definir,

cias enunciadas en forma voluntarista o impreci-

dependiente de un “nosotros” existencial e histó-

sa, y estallidos de violencia criminal y destructiva

rico, habrá de ser aquello a lo que habremos de

cuando se verifican en las prácticas las exacciones

atribuir la agencia, responsable de lo que acontece.

brutales a las que han sido sometidas reiteradas veces las mayorías argentinas. Acontecimientos de

Se suscita una referencia a las instituciones del es-

extrema violencia que en otras sociedades son di-

tado y del gobierno, desde hace tiempo deslegiti-

rigidos en forma hétero-identitaria, en la nuestra

madas. En particular en nuestra región rioplatense,

estallan en forma disgregatoria del colectivo social,

donde cualquier esfuerzo colectivo de convivencia

con consecuencias que en otras sociedades requie-

requiere una actitud conservadora, no solamente

ren guerras con colectivos sociales extraños para

consensual: conservadora por la necesidad de res-

verificar grados similares de destructividad. Estas

taurar condiciones alegadamente existentes “desde

discrepancias pueden manifestarse también como

siempre” pero cuyas inscripciones en las prácticas

una destructividad indirecta, como estancamiento,

efectivas son recientes. Ello redunda en un nivel de

que relega a sectores muy amplios de la sociedad a

discrepancia entre enunciados y prácticas que os-

situaciones de empobrecimiento e impotencia.

curece muchos esfuerzos, tanto conversacionales como polémicos. En la Argentina resulta dificulto-

La discrepancia más general entre condición exis-

so establecer acuerdos –no ya sobre la acción sino

tencial y dispositivo atraviesa los acontecimientos

descriptivos- de gran alcance casi sobre cualquier

sociopolíticos contemporáneos en múltiples direc-

asunto de interés común. A esta dificultad concu-

ciones. Induce en particular a la paradoja de que

rren las repercusiones locales de las grandes trans-

las acciones que el dispositivo requiere son inocuas

formaciones globales, en las modalidades en que se

desde el punto de vista de la transformación de las

inscriben en nuestro ámbito específico. La nuestra

condiciones éticas de la vida en común, a la vez

es una sociedad que discrepa radicalmente sobre

que las orientan: votar, separar el papel del vidrio,

un mínimo convivencial respecto de la distribución

emplear nafta menos contaminante, usar bicicle-

de la riqueza. Un mínimo convivencial es aquella

tas, vigilar a las ballenas, ser donante o receptor

distribución de la riqueza que la mayoría del co-

de órganos, leer diarios. Ejemplos múltiples cuya

lectivo social está dispuesta a aceptar sin recurrir

enunciación podría ser meramente anecdótica, y

a un nivel de violencia destructiva de la misma ri-

que suelen remitir a la problemática de la ciudada-

103


nía, nos aportan sin embargo un relato en términos

dispositivo identificamos una intermediación, una

de la banalidad del bien en la vida cotidiana con-

interfase, una entrelínea. Allí -pero no es un “lugar”-

temporánea. El seguimiento de una corriente obe-

es donde se verificaría el despliegue de la acción crí-

diente de las nuevas modalidades normativas que

tica. En la mediación entre institución y dispositivo

se han alcanzado como suelo moral es congruente

se localiza conceptualmente aquello que podemos

con la mayor restricción de las expectativas. A la

determinar como cohesión social. Si la institución es

vez, los relatos heredados sobre la historia y la ac-

herencia del poder entendido como verticalidad edi-

ción colectiva no inciden en el devenir de los acon-

ficante, susceptible de demolición y caída, el dispo-

tecimientos porque los núcleos que describen se

sitivo instaura la condición del poder como red, in-

han sustraído a la acción colectiva, se han disipado,

terrelaciones sin puntos de referencia altos o bajos,

han cambiado de forma e identidad o han adquirido

izquierda o derecha, molecularidad difusa inmune a

características de complejidad inabordable. Y, por

las acciones puntuales, inabordable para un curso

otra parte, lo que suceda en el plano convencional

propositivo o deliberado. Entre ambos, la cohesión

de la política, tal como había dejado de interesar-

establece fases de intercambio de flujos que siguen

nos, ejerce consecuencias cuyo alcance en particu-

las reglas de una economía simbólica, libidinal, de

lar es limitado, pero al tener lugar sobre un fondo

masa y poder, sobre la cual sabemos muy poco.

invariante, se constituyen en aquello que adquiere una relevancia que pasa a estar en el centro de

El paradigma de la revolución nos proporcionaba

nuestro campo perceptivo, porque dichas conse-

un punto arquimédico, susceptible de mostrarnos

cuencias determinan la vida y la muerte, la paz y

el umbral de la mutación sociopolítica. La institu-

la violencia, el empobrecimiento o la subsistencia.

ción podía ser transformada por la acción colectiva.

Eventualmente lo hacen de maneras dramáticas y

Mantenemos un eco de aquel lenguaje, pero frente

hasta trágicas, que nos imponen una consideración

a una institución por cuyos puntos de acceso ya no

cuidadosa de esos acontecimientos, y una necesi-

obtenemos un reconocimiento del punto arquimédi-

dad de intervenir en el terreno de lo que en otras

co anunciado. Nos dan acceso a una condición des-

épocas podríamos dejar a un lado como irrelevante

afectada, pero no por ello negligible ni prescindible.

e indigno de consideración.

La institución persiste, su papel ha cambiado, pero no la habremos de ignorar. El tardocapitalismo sus-

Deviene un problema analítico el hecho de que la

tituye al socialismo por la institucionalidad demo-

institución política mantiene una relación parcial con

crática, pero mantiene la “electricidad”, aún más:

el acontecer social. El dispositivo se le sustrae y a

recordando a Lenin diríamos que el capitalismo tar-

la vez la atraviesa. Si ignoramos a la institución po-

dío es la electricidad sin el socialismo. La regulación

lítica recaemos en el silencio y la pasividad, si sólo

de la electricidad nos reenvía a lo que llamamos

la consideramos a ella, incurrimos en ingenuidad e

dispositivo, una “electricidad” que tampoco es ya

incompetencia reflexiva. Entre institución política y

creación humana sino interacción con lo viviente.

104


El dispositivo es relativamente autónomo, en el

finir el centro de la deflagración y su potencia, el

sentido que concierne a la autonomía de lo vivien-

resto depende del caos que se desencadene con el

te. En conjunto con el mundo físico y biológico,

estallido, localizado en el círculo definido por la po-

la humanidad constituye algo para lo cual aún no

tencia aplicada en un punto. Cuál sea el instrumen-

disponemos de una denominación definitiva y que

to técnico es indiferente. Puede ser un explosivo

a falta de un consenso llamamos dispositivo. La

procedente de las fabricaciones militares, dotado

agencia no se localiza en la institución política sino

o exento de “inteligencia” respecto de la precisión

en la intermediación con el dispositivo. Donde se

con que alcance un punto seleccionado como cen-

puede verificar esta aserción es en las formas en

tro, o puede estar constituido por cualquier enti-

que se desenvuelve el conflicto y la violencia en

dad viviente, material o inmaterial susceptible de

nuestra época. La violencia sociopolítica no actúa

desencadenar una conflagración. Puede ser un in-

por contrariedad entre fuerzas distinguibles y de-

dividuo armado con un cinturón de explosivos, un

limitadas, dado que lo que se confronta no es la

avión de pasajeros desviado o un virus informático.

verticalidad edificante del poder, cimentada sobre

Aquello que define al estallido no es solamente el

un fundamento. La confrontación opera sobre la

arma que ocasiona la deflagración, sino el resulta-

cohesión. La acción destructiva disuelve, disgrega,

do producido en los destinatarios de la destrucción,

desvanece aquello que en forma contraria prevale-

encarnados en el dispositivo. El desorden introdu-

ce como cohesión, unión, vínculo y lazo. La violen-

cido en el dispositivo sigue leyes propias, de tipo

cia desune, desenlaza, desvincula, dispersa.

termodinámico y estadístico. El estallido establece el momento inicial de una cadena de acontecimien-

La figura que se nos representa de la violencia en

tos sin sujeto. En el acto de la deflagración hay

nuestra época es el estallido. El estallido, la explo-

presente una deliberación inteligible como voluntad

sión, signan las acciones violentas que producen

político militar, pero en las sucesivas y consecuen-

nuestros aparatos de destrucción. Abarcan un ran-

tes derivaciones de la acción inicial la autonomía

go de magnitudes que van desde las dimensiones

del dispositivo es la que se ve afectada y sus pro-

nanotecnológicas y químicas hasta el holocausto

yecciones no son más que calculables en términos

nuclear. El estallido es la forma paradigmática de

ininteligibles para la subjetividad.

ejercer la fuerza bruta en nuestra época, destinado a vencer la cohesión que se nos opone según el

En definitiva, no hay interrogante sobre la respon-

blanco que definamos, blanco cuya principal carac-

sabilidad en relación con la violencia sociopolítica

terística es la magnitud de la deflagración, aplicada

que pueda prescindir de una indagación radical so-

sobre algún punto de referencia. La magnitud de

bre la sociedad misma, en tanto no disponemos de

las deflagraciones es producto de un cálculo esta-

una perspectiva exterior a la propia sociedad. Es

dístico. Es rasgo del estallido la articulación entre

como subjetividad producida por la historia social

azar y necesidad, caos y orden. Sólo se puede de-

que nos vemos inquietados por las preguntas ético-

105


políticas, sin que el resguardo –necesario pero no suficiente- de la institución jurídica pueda eximirnos ni aliviarnos de la pesada carga de la interrogación. Podremos elaborar las demandas de la memoria y la responsabilidad mientras preservemos a la vez nuestra hospitalidad hacia las preguntas radicales sobre la política y la sociedad. Lo que sabemos y pensamos acerca del acontecimiento forma parte de las relaciones entre institución, dispositivo y mediaciones. No estamos sometidos a una mera mistificación que nos exima –al develarla- de albergarnos en un exilio susceptible de amparar el pensamiento, ni tenemos competencia para enunciar el pensamiento más allá del ostracismo que acertemos a habitar. Como concurrentes de las mediaciones podremos ejercer intervenciones expropiadas de dominio sobre las significaciones. Nuestros enunciados serán objeto de apropiaciones heterogéneas

e incontrolables,

a las que podremos asignar algunas orientaciones respecto de metas limitadas. Mantener la reflexión amparada en el secreto relativo de una lateralidad impolítica supone un resguardo necesario del patrimonio cultural de la humanidad. No nos referimos aquí a una actitud de élite frente a barbarie, esquema procedente de la tradición edificante, de la institución vertical y cimentada, sino a nuevas formas y significaciones implicadas en las mediaciones vigentes, delgado hilo por donde aún imaginamos el despliegue posible de la acción colectiva.

106


4. Hacia una mirada de género para pensar políticas de memoria, justicia y reparación María Sondereguer Este capítulo presenta algunas inquietudes respec-

una serie de vejaciones que por primera vez son

to de las condiciones de producción, circulación y

visibilizadas en el escenario de los juicios2.

escucha de testimonios de víctimas de la represión de la dictadura, con las que trabajamos en una in-

A partir de considerar que esta situación de violencia

vestigación sobre Violencia sexual y violencia de

hacia las mujeres fue sistemática durante la dicta-

género en el terrorismo de Estado un equipo de in-

dura en los centros clandestinos de detención y que,

vestigadores de los Centros de Derechos Humanos

por ende, se la puede considerar una forma de tor-

de la Universidad Nacional de Quilmes y la Univer-

tura, nuestra propuesta fue, en principio, reunir, sis-

sidad Nacional de Lanús1.

tematizar y volver a mirar los testimonios existentes.

En estos últimos años, con la reapertura de los jui-

El testimonio aparece como uno de los ejes claves

cios y a partir de la declaración de inconstituciona-

en el debate. ¿Qué posibilidades tuvieron de ser

lidad de las llamadas leyes de impunidad (la ley de

construidos y de ser escuchados? Para poder pen-

Punto Final y la ley de Obediencia Debida), ha co-

sar la problemática de la violencia sexual sistemáti-

menzado a contarse una historia que hasta hoy ha-

ca durante la dictadura en los centros clandestinos

bía permanecido obturada y que refiere a una cues-

de detención, tenemos que tener en cuenta qué po-

tión específica: las diversas situaciones de violencia

sibilidades de circulación hubo en relación a estos

sexual sufridas por las mujeres en las cárceles y en

discursos que la denunciaban.

los campos clandestinos de detención. Algunas mujeres han comenzado a relatar distintas formas de

Un eje de entrada para la investigación fue cons-

violencia sexual, no sólo violaciones sino también

truir una periodización sobre la memoria del terro-

diversas circunstancias de violencia: desnudez for-

rismo de Estado y cómo circularon los discursos y

zada, manoseos, penetración con objetos; es decir,

los significados en relación a la represión. Un pri-

1 Proyecto dirigido por María Sonderéguer y Violeta Correa, con financiamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (Proyecto I+D CIC 2006-2010). Esta indagación tiene muchos puntos de contacto con las reflexiones propuestas en el proyecto Proyecto Memoria, Violencia y Género: articulaciones conceptuales y encrucijadas teóricas (Universidad Nacional de Quilmes, dirigido por Alejandro Kaufman y María Sondereguer). 2 En el marco de la reapertura de procesos penales por crímenes cometidos durante la dictadura militar, algunas mujeres han denunciado violaciones sexuales (testimonios presentados ante el Juzgado Federal Criminal y Correccional de la Capital Federal N° 12, 2007). En junio de 2010, el Tribunal Oral Federal 1 de Mar del Plata condenó al suboficial Gregorio Rafael Molina, ex jefe del centro Clandestino La Cueva, que funcionó en el viejo radar de la Base Aérea de Mar del Plata, por “cinco violaciones y una tentativa” entre otros delitos de lesa humanidad.

107


mer momento de emergencia de los testimonios

Esta era una primera cuestión a pensar en relación

en relación al proceso represivo se configura en

a la posibilidad de circulación de ciertos discursos y

los primeros años de la postdictadura, y tiene al

a la constitución de los testimonios. Luego, siguien-

escenario del juicio a la Juntas como un escena-

do con esta periodización, si consideramos que son

rio privilegiado de escucha y circulación de esos

necesarios determinados marcos de memoria para

discursos. El testimonio de las víctimas, pautado

que puedan circular ciertos discursos, se produce

por el interrogatorio de los jueces, se convertía en

otra flexión muy fuerte en Argentina alrededor de

prueba de las violaciones a los derechos humanos

los años 90 que tiene que ver, en primer lugar, con

cometidos. Por ende, el interrogatorio de los jueces

las declaraciones de Scilingo y el reconocimiento

apuntaba a identificar una serie de violaciones que

de los “vuelos de la muerte” (Verbitsky, 1995). En

se correspondían a una noción de ciudadano y de

segundo lugar, con la conformación de la organiza-

sujeto de derechos que es el sujeto de derechos

ción H.I.J.O.S., de hijos de desaparecidos, lo cual

universal, abstracto; un sujeto neutro que no per-

implicaba que otra generación emergía en el uni-

mite la emergencia de las distintas subjetividades.

verso de los derechos humanos. Y en tercer lugar,

Incluso podemos afirmar que se trabajaba desde

con el acontecimiento en torno a lo que fue la “pla-

un imaginario masculino acerca de la tortura.

za de 1996” en repudio al golpe, cuando después de un período de debilitamiento de las movilizacio-

En consecuencia, si bien cuando se vuelven a leer los

nes de derechos humanos se encontraron nueva-

testimonios que están en el “Nunca Más” (CONADEP,

mente con una plaza llena, con “cien mil personas

1984) y los que fueron emitidos en el Juicio a las Jun-

que llenan la Plaza de Mayo” y ese número es un

tas se puede ver, escuchar y leer que se denuncia-

número mítico en Argentina para pensar una fuerte

ron distintas formas de violencia sexual, nos encon-

movilización en la Plaza de Mayo que es, además,

tramos con que estas violencias fueron subsumidas

un espacio con un alto contenido simbólico.

bajo las figuras de los tormentos y quedaron oscurecidas frente al crimen de la desaparición forzada, que

En torno a 1996 puede hablarse entonces de una

se consideró el elemento central respecto de la me-

nueva flexión en relación a las significaciones res-

todología del terrorismo de estado. Pero no es que

pecto del Terrorismo de Estado y en ese momento

no fueron dichas. Así, un dato interesante para la

vemos cómo emergen determinados testimonios,

reflexión que aparece cuando releemos los testimo-

determinadas historias de vida que comienzan a

nios no es exactamente que las violencias sexuales

tener circulación pública y construyen diversos co-

no fueron dichas, sino que no hubo condiciones de

lectivos. Se publican textos como “La voluntad”,

escucha de estas violencias sexuales, que no fueron

de Eduardo Anguita y Martín Caparrós, que narra

tomadas por el interrogatorio de los jueces y fueron

historias de vida de militantes de los años 70, o

luego invisibilizadas, obturadas, en la memoria de

el film “Cazadores de utopías” (dirigido por David

los acontecimientos del terrorismo de estado.

Blaustein, 1995) o, pocos años después, el libro

108


“Nosotras, presas políticas” (Becher, 2006). En es-

humanos del gobierno nacional que no solamente

tos textos, en estas historias de vida, en estos tes-

plantea la anulación y la declaración de inconsti-

timonios emergen las diversas subjetividades tanto

tucionalidad de las leyes de impunidad, sino que

por el reconocimiento de la condición de militan-

también produce algunos gestos específicos con la

tes políticos como por la identificación con ciertos

instauración de lugares, de sitios y fechas de me-

colectivos específicos. Los testimonios dan cuenta

moria que proponen una nueva perspectiva de sen-

de las subjetividades de estas víctimas del terroris-

tido respecto del pasado reciente.

mo de estado, inscriben sus historias personales, sociales y políticas, y no están anclados ya en el

Junto a estas iniciativas, centradas en la resolución

reconocimiento de su condición de víctima o en su

jurídica y simbólica de los crímenes del terrorismo

construcción como ciudadano, como sujeto de de-

de Estado, concurren los avances de los movimien-

rechos neutro y abstracto.

tos sociales feministas y la emergencia en la agenda pública de problemáticas de género y violaciones

Esta es una flexión fuerte en la que concurren tam-

a los derechos humanos como la trata de personas

bién ciertas circulaciones discursivas que impactan

para la explotación sexual. Estas “ofertas” de sen-

en el modo en que pueden volver a pensarse los

tido producen una apertura en el debate y en la cir-

testimonios de víctimas del terrorismo de estado en

culación de determinados discursos que permiten

Argentina, debido a los avances en la jurispruden-

volver a los testimonios con una nueva escucha. Al

cia internacional. Estos avances se plasman clara-

escucharlos o leerlos hoy, aquellos elementos que

mente en el Estatuto de Roma de la Corte Penal

ya estaban presentes en los testimonios del Jui-

Internacional, en 1998, que reconoce como crimen

cio a las Juntas Militares pueden ser caracterizados

de lesa humanidad la violencia sexual sistemática

como violencia sexual, mientras que en el momen-

en situaciones de conflicto armado3. Desde este

to de su enunciación no fueron visibilizados como

punto de vista, cuando se vuelven a leer estos tes-

una violación de derechos humanos específica.

timonios las condiciones de enunciación inciden en aquello que podemos empezar a visibilizar y que

La violencia sexual se puede diferenciar de la figura

había quedado obturado hasta el momento.

global de tormentos o vejaciones si se intenta reflexionar sobre cuál es el impacto diferenciado que

Y una última flexión respecto de los acontecimien-

tiene la violencia política sobre mujeres y varones.

tos y significados de la represión, es la que se insta-

Este es un elemento central para poder repensar

la a partir del año 2003, con la política de derechos

los testimonios: es necesario estudiar con mirada

3 El Estatuto de la Corte Penal Internacional (Estatuto de Roma), aprobado en 1998, estipula que es un crimen de lesa humanidad la “Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable” (artículo 7, 1-g), cuando se comete como parte de un ataque sistemático o generalizado contra una población civil.

109


de género las consecuencias del terrorismo de es-

En la investigación, nos focalizamos específicamen-

tado y sus acciones para poder reconocer ese im-

te en los testimonios de las mujeres pero si habla-

pacto diferenciado. Y esa mirada es válida también

mos de violencia de género es porque sabemos que

para diversas circunstancias de represión que im-

también hubo una violencia sexual sistemática que

pactan aún en el presente. Es necesario observar

afectó a los varones. Pero la estructura que sostiene

con mirada de género las distintas situaciones de

ambas violencias es la misma: la estructura patriar-

encierro, en cárceles, comisarías, hospitales psi-

cal. Las relaciones de poder entre mujeres y varo-

quiátricos, etcétera, que viven las mujeres.

nes están en el fundamento de la violación a ambos géneros: en el caso de los varones las violaciones

“Mirar” con mirada de género, y poder repensar

sexuales los destituyen de sus masculinidades; en

entonces el impacto diferencial del proceso repre-

el caso de las mujeres se inscriben en una suer-

sivo sobre mujeres y varones influye en las po-

te de disputa por el territorio. Si las mujeres “son”

líticas de memoria, justicia y reparación. Todas

de los varones, el cuerpo de la mujer es percibido

esas políticas quedan atravesadas por la mirada de

como territorio de los varones. Rita Segato afirma

género. Las determinaciones de género son sus-

que en la violación sexual, el disciplinamiento del

tanciales al proceso represivo y, sin embargo, han

cuerpo de la mujer pertenece a un escenario en el

sido denegadas en los estudios y las reflexiones

que existe un eje vertical que conforman el agresor

sobre el terrorismo de estado en Argentina. Una

con la agredida y un eje horizontal formado por los

cuestión que aparece fuertemente ligada a volver a

pares, los otros varones para los cuales la violación

“mirar” con mirada de género los testimonios exis-

es una demostración de virilidad. Estamos siempre

tentes o el proceso represivo en general y, por lo

ante una escena triangular (Segato, 2003).

tanto, a poder proponer otros modos de interrogación para crear las condiciones de emergencia de

Algunas de las preguntas que se abren a futuro

nuevos testimonios en los nuevos juicios, es que la

para poder pensar la problemática de la violencia

violencia sexual, de género, a diferencia de lo que

sexual y su incidencia en las políticas de memoria,

podemos pensar respecto de otras vejaciones o de

justicia y reparación son: ¿por qué se privatiza la

la tortura, es una situación que aparece naturaliza-

violencia sexual? ¿Por qué se considera privada la

da para las mujeres. Es decir, esta violencia no es

problemática de la violencia sexual hacia mujeres

una situación de excepcionalidad sino un continuo

en conflictos políticos y contextos represivos? ¿Por

en la vida de las mujeres. En este sentido, asisti-

qué no es de incumbencia pública?

mos a un debate en relación a la especificidad de la violencia sexual hacia las mujeres.

¿A qué nos referimos cuando digo que se privatiza esta problemática? Efectivamente hay una cuestión

Esta naturalización problemática de la violencia

en nuestra jurisprudencia dado que en Argentina

abre una serie de preguntas para la agenda de hoy.

recién a partir de 1999 los delitos de violación han

110


dejado de ser delitos contra la honestidad4 (que se

la cuestión de la configuración del delito específico o

inscribía en el paradigma del honor masculino) para

cómo registrar y desnaturalizar esta violencia para

convertirse en delitos contra la integridad sexual. Y

que pueda ser identificada como tal, sino que, una

aun cuando actualmente son tipificados como de-

vez identificada, es necesario repensar la problemá-

litos contra la integridad son delitos de instancia

tica de la reparación. Esta reflexión tiene que ver

privada y, por ende, depende de la denuncia de las

con la posibilidad de construir otros relatos, con es-

propias víctimas la posibilidad de reconocerlo como

tablecer un nuevo horizonte o piso cultural respecto

tal. Entonces, una primera pregunta es ¿por qué no

de las relaciones de igualdad (o desigualdad) entre

colocar la violencia sexual sistemática en el esce-

varones y mujeres. Es necesario, entonces, pensar

nario de lo público?

tanto el impacto diferenciado de la violencia política como también el impacto diferenciado de las políticas de reparación sobre varones y mujeres.

Una segunda pregunta vinculada a la construcción de nuevos testimonios es la necesidad de diseñar protocolos de interrogación o modos de registro de estas violencias. Dado que están naturalizadas (para las mujeres que en la dictadura sufrieron distintas formas de violencia sexual esta violencia estaba dentro del horizonte esperable) ¿cuáles son los registros que deberíamos construir para que las mujeres que vivieron esas situaciones reconozcan las violencias sexuales como una violación a los derechos humanos específica? Y una tercera pregunta fuerte en relación a una agenda a futuro respecto del reconocimiento de la violencia sexual como un delito específico es: ¿cómo pensar las políticas de reparación? La noción de reparación tal como se la conoce en términos de restitución o compensación es insuficiente respecto de la violencia sexual. Una reparación económica, por ejemplo, no es una reparación para un caso de violencia sexual. Entonces, se debe pensar no sólo

4 La Ley Nacional Nº 25087, sancionada el 7 de mayo de 1999, modifica el Codigo Penal: “1.- Sustitúyese la rúbrica del Título III del Libro Segundo del Código Penal “Delitos contra la honestidad” por el de “Delitos contra la integridad sexual”. Además, las penas son más severas y son más los hechos tenidos en cuenta para calificar la figura de delito

111


5. El presente que convoca a la memoria Ana Cacopardo Me propongo dar cuenta de algunos datos, interro-

yar la palabra conmoción, porque eso fue lo que

gantes y reflexiones sobre el sentido que pueden ad-

me sucedió. Una suerte de aturdimiento, no podía

quirir las políticas y los trabajos de la memoria en

elaborar lo que había visto. Lo humano se opacaba,

sociedades como las nuestras, signadas por la exclu-

se desdibujaba.

sión; y desde allí cuestionar la idea de experiencia extrema como única, excepcional y por ende irrepetible.

En las “miras”, esos pequeños espejos que asoma-

Para eso compartiré algunas reflexiones que nacen

ban desde los pasaplatos de las celdas, nuestra mi-

del recorrido institucional y político realizado en estos

rada se cruzaba con la de los detenidos. Y en esas

años desde la Comisión Provincial por la Memoria.

miradas que devolvían los espejos quebrados. Y en los relatos que comenzamos a escuchar, se adivina-

La realidad carcelaria, los casos de abuso policial y

ba la experiencia límite y eran evocados los rasgos

la vulneración masiva de derechos en los lugares

de otros mundos concentracionarios.

de detención de la provincia de Buenos Aires, son parte de la agenda cotidiana de la Comisión desde

No fue casual que en esos días volviera a leer

que 2003 se creó como área de trabajo el Comité

Primo Levi (1946):

contra la Tortura. Desde allí se reciben denuncias y realizan tareas de control e inspección en cárceles,

“Vosotros que vivís tranquilos

comisarías e institutos de menores. En vuestras cálidas casas Para mí, y permítanme que hable en primera persona, la experiencia de ingresar a las cárceles con

Vosotros, que al entrar la noche

la Comisión por la Memoria, fue conmocionante5. Se trataban de visitas sorpresivas que el Servicio

Encontráis humeante alimento y rostros

Penitenciario no podía controlar ni regular. Así in-

amigos

gresamos a los peores lugares de la cárcel: a los pabellones de población; a los buzones -como son

Considerad que esto es un hombre.

conocidas las celdas de aislamiento-. Quiero subra-

5 Cabe tomar como referencia al documental “Ojos que no ven”, que realizamos junto a Andrés Irigoyen. Sus imágenes fueron registradas en cárceles de la provincia de Buenos Aires entre los años 2005 y 2009.

112


Quien trabaja en el fango

recorrió seis penales. Semanas enteras arriba de un camión. Lejos de su familia. Sin sus pocas pertenencias. En celdas de aislamiento. El traslado y la

Quien no tiene quietud

golpiza como forma de disciplinamiento. Una práctica rutinaria, normalizada, aplicada con racionali-

Quien lucha por un pedazo de pan

dad e inscripta en un espacio donde el ordenamiento jurídico se suspende y en su lugar se despliegan

Quien muere por un ´si´ o por un ´no´

prácticas regidas por la lógica del sometimiento absoluto y la anulación de la persona. Un campo

Considerad que esto no es un hombre”

que como señala Giorgio Agamben no se define por Podemos detenernos en una historia. Y ponerle

estar ubicado fuera de la ley, sino como una zona

nombre, la historia de Miguel, por ejemplo. Se trata

donde se está abandonado por ella. Allí nadie pue-

de un detenido de la Unidad 9 que tomó la palabra

de garantizar la vida de una persona detenida. Allí

durante un acto realizado en el patio de la Unidad

los detenidos se convierten en cochebomba -como

por la Comisión por la Memoria. Fue un 24 de mar-

se los conoce en la jerga carcelaria- y por encargo

zo, allí entre los muros de la cárcel. La misma que

del servicio penitenciario, estallan a puñaladas so-

había albergado el mayor numero de presos polí-

bre los presos que hay que callar o disciplinar.

ticos durante la dictadura. El premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel ofrecía entonces una clase pública

Se puede, también, apelar a las cifras y estadísti-

sobre derechos humanos ante más de un centenar

cas. De acuerdo a la última información oficial dis-

de internos e invitados. Uno de ellos era Miguel,

ponible, en la provincia hay 26.600 personas en 54

que tomó luego la palabra:

unidades carcelarias, 4200 en 400 dependencias policiales y 470 jóvenes en 14 centros de detención

“aunque no esté implementada la pena de

de jóvenes. Es decir, un total de 31.270 personas

muerte, en las cárceles de la provincia se

privadas de libertad. La tasa de encarcelamiento

producen más muertes que en los países que

continúa creciendo. La provincia de Buenos Aires

sí ejecutan a los delincuentes. La enferme-

no es la excepción: en gran parte de los países del

dad de esta sociedad se refleja en nosotros.

mundo se están propiciando reformas judiciales

No necesitamos pastillas. No necesitamos re-

que reducen la edad penal, incrementan las penas

presión. Lo que necesitamos son herramien-

y aumentan las causales de encierro preventivo. En

tas para una vida distinta”.

la provincia de Buenos Aires, el 85% de las mujeres presas están procesadas y 77% en el caso

Al día siguiente de este acto, Miguel fue golpeado,

de los hombres. Es decir aumenta la proporción de

amenazado y trasladado como una forma de repre-

gente encarcelada por simple sospecha, estigmati-

salia del Servicio Penitenciario. En apenas un mes

zación o comisión de delitos menores. Para ilustrar

113


lo dicho es muy significativo un dato del Informe

res de detención en la Provincia de Buenos Aires,

Anual 2010 de la Comisión Provincial por la Memo-

incluyendo por supuesto, los institutos de menores.

ria: el impacto de la desfederalización del comercio

La tortura adopta diferentes formas: el submarino

de estupefacientes sobre la criminalización de las

seco o húmedo, el pasaje de corriente, los palazos

mujeres. El 40% de la población de mujeres en-

con bastones de madera o goma maciza, las golpi-

carceladas en la provincia, se encuentra detenida

zas reiteradas, las duchas o manguerazos de agua

por tenencia de estupefacientes con fines de co-

helada, los “pata-pata” (modalidad que implica gol-

mercialización. Afrontan condenas superiores a los

pes en la planta de los pies), el aislamiento como

6 años a pesar de tratarse en general de casos de

castigo y los traslados constantes. Los detenidos

comercio menor. En una investigación realizada en

que se animaron a denunciar penalmente estas si-

el departamento judicial de La Plata es elocuen-

tuaciones padecieron graves represalias. Existen

te que estas mujeres en general no se encuentran

muy pocas condenas por estas prácticas. La tortura

vinculadas al funcionamiento de organizaciones de-

inscribe en el cuerpo de las víctimas la impunidad

lictivas, el comercio de estupefacientes forma parte

del poder policiaco o penitenciario.

de estrategias individuales de supervivencia frente a la creciente pauperización y exclusión económica.

La presión política y mediática que colocó a los menores de edad en el centro del debate sobre la in-

Los relevamientos realizados por el Comité contra

seguridad y en el corazón de aquello que define lo

la Tortura de la Comisión Provincial por la Memo-

peligroso jugó como una suerte de orden no escrita

ria, constatan que las victimas del endurecimiento

para los jueces que en general toman medidas de

del sistema penal son principalmente jóvenes y po-

privación de libertad en institutos que reproducen

bres, que en muchos casos se convierten en mano

las condiciones de las cárceles de adultos. Podríamos

de obra barata de las redes delictivas. La trama del

decir que en estos centros cerrados, se los prepa-

reclutamiento de menores para el delito con parti-

ra para amoldarse a un sistema cruel e ilegal que

cipación de la policía está detrás de la desaparición

luego reencontrarán en la cárcel. Estamos hablando

de Luciano Arruga, el joven de 16 años que per-

de 470 jóvenes alojados en 14 institutos cerrados,

manece en condición de desaparecido luego de ser

Centros de Recepción o Alcaidías. Allí los jóvenes

detenido por personal policial de Lomas del Mirador

permanecen aislados en celdas-buzones de 24 a 36

en enero de 2009.

horas, saliendo apenas 3, 4 ó 6 horas a un lugar un poco más grande donde sólo pueden ver televisión.

Como lo describe una vez más el Informe Anual

Apenas concurren a la educación primaria un prome-

del Comité, la violencia y la corrupción carcelaria

dio de 1 hora y media a 3 por semana. Este régimen

son estructurales. Las torturas y los tratos crueles

de vida genera una alarmante cantidad de tentativas

y degradantes, son prácticas vigentes, generaliza-

de suicidio y autoagresiones. Una pericia psicológica

das y extendidas en prácticamente todos los luga-

de la Asesoría Pericial del Poder Judicial, consigna

114


que de los 100 jóvenes evaluados en el Centro de

Estamos ante un discurso social que llega a justifi-

Recepción de Malvinas Argentina, el 70% de ellos

car la muerte ciudadana y la anulación como perso-

habían tenido intentos de suicidios, y un 100% se

nas de esos nuevos “otros”. Los que son distintos a

autolesionaron en algún momento de su detención.

nosotros. Los que nos ponen en peligro. Los delincuentes; los inmigrantes que vienen a quitarnos los

Todos los hechos descritos hasta aquí son conoci-

puestos de trabajo; los piqueteros, que cortan las

dos públicamente. En muchos casos han sido de-

rutas y nos impiden circular. Esos “otros” que pue-

nunciados y han sido objeto de debates públicos y

blan las cárceles en nuestro país y en nuestro con-

mediáticos. Están detallados en los informes anua-

tinente: fundamentalmente las franjas marginales

les no sólo de la Comisión sino de numerosos orga-

de jóvenes de sectores populares. En ese discurso

nismos de derechos humanos. Sin embargo se los

social y mediático, esos “otros” comienzan a encar-

considera una especie de fatalidad y por lo tanto,

nar una peligrosa idea: son los que “contaminan” la

se los normaliza. En esta naturalización se ocluye

sociedad. Comienzan a constituirse en una suerte

que estamos ante una cuestión eminentemente po-

de “virus” que es preciso eliminar. De allí a anular-

lítica que atañe a las responsabilidades del Estado

los como personas, hay un paso.

y más aún: nos habla de qué sociedad y qué democracia es la estamos construyendo.

Cuando revisamos la historia reciente de nuestro país, constatamos que la última dictadura militar

Nuestra cotidianeidad más o menos confortable,

y el terrorismo de estado no pueden ser pensa-

convive con estos espacios del horror y eventual-

dos como un rayo inesperado que cayó sobre un

mente puede alimentarlos. En ese sentido, es pre-

inmaculado cielo azul. Fue un camino que se reco-

ciso referir a cierto clima de ideas, cierto discur-

rrió de a poco. En el caso argentino una pista muy

so de limpieza social imperante en los medios de

elocuente de cómo se fue sembrando ese camino

comunicación y la sociedad argentina. Los niveles

la encontramos en la frondosa legislación de ex-

de exclusión y fragmentación social, alimentan en

cepción dictada entre el 55 y el 76. Fueron 35 leyes

nuestro país –al igual que en el resto de Améri-

y decretos de excepción que fueron definiendo un

ca Latina- discursos autoritarios que estigmatizan

enemigo del estado y recortando garantías y liber-

y criminalizan a los sectores más postergados. Un

tades. Fueron corriendo los umbrales, hasta llegar

discurso social que entroniza la seguridad como va-

al horror del exterminio y la desaparición.

lor supremo y que propone en dosis similares, más miedo y más cárceles. Desde el paradigma de la

Hoy la política de derechos humanos en la Argen-

seguridad ciudadana emergen discursos y prácticas

tina está fuertemente atada y ligada a la revisión

autoritarias de un Estado que ya no busca incluir,

de lo sucedido en la última dictadura. Pero es la

sino administrar las poblaciones sobrantes a través

memoria de los 70, y aún antes, es la memoria de

de políticas de represión penal.

ese camino que se recorrió de a poco, la que debe

115


iluminar el presente. Es el presente el único tiempo

pensar lo extremo de una experiencia en relación

que permite la acción. Pilar Calveiro dice: “es el

con lo que se nos vuelve normal, aquello que nos

presente o más bien son los peligros del presente

resulta tan cotidiano que ni siquiera lo percibimos

de nuestra sociedades actuales las que convocan la

para detenerlo.

memoria. En este sentido se podría decir que ella, no viene de lo ocurrido en los años 70, sino que arranca de esta realidad nuestra y se lanza al pasado para traerlo, como iluminación fugaz, al instante de peligro actual” (Calveiro, 1998). ¿Seremos capaces de “iluminar ese instante de peligro actual”? En los discursos de limpieza social, en las prácticas y en los umbrales de legalidad que se corren poco a poco justificados por nuevas guerras justas y nuevos enemigos, es allí, quizá, donde está el instante de peligro actual. En el nombre de la guerra contra el terrorismo global, hay cárceles clandestinas, tortura, personas desaparecidas y encarcelamientos sin juicio. En el nombre de la guerra contra la delincuencia y el crimen, o como ocurre en otros países de nuestro continente, en el nombre de la guerra contra el narcotráfico, hay encierro masivo y porciones de población que quedan al margen del derecho, sin garantías, sin siquiera la garantía de su vida. Ojalá seamos capaces de advertir cuáles son estos umbrales, estos límites que se van corriendo de a poco, sin que siquiera seamos capaces de percibirlo. Y entonces vuelvo a las imágenes del mundo carcelario con las que comenzamos estas reflexiones, porque ellas nos recuerdan que las experiencias extremas no están únicamente alojadas en el pasado y porque deberían ayudarnos a

116


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118


Los autores Daniel Badenes es docente, investigador y exten-

nos Aires. Filmó Cartoneros de Villa Itatí, junto con

sionista de las universidades nacionales de La Plata

Eduardo Mignona y otros, premiada en el X Festi-

y Quilmes. En la UNQ está a cargo de Historia de los

val Latinoamericano de Video (Rosario 2003) y el V

Medios y Sistemas de Comunicación y se desempe-

Festival Nacional de Cine y Video Documental (Bue-

ña como Consejero Departamental por el claustro de

nos Aires 2003). Con Un claro día de justicia (2007)

profesores. Recientemente ha publicado Lápices. Los

y Ojos que no ven (2009) obtuvo premiaciones en

días y las noches (Ediciones del Liceo-UNLP, 2010,

festivales de Cine de Derechos Humanos. Conduce

ilustrado por Juan Bertola). Es subdirector de la revis-

el ciclo televisivo de biografías Historias debidas.

ta La Pulseada y colaborador de otras publicaciones, como Puentes. Integra el grupo cultural La Grieta. Emilio Crenzel es sociólogo y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se desemMartín Becerra es Doctor en Ciencias de la Comu-

peña como investigador del CONICET y del Instituto

nicación por la Universidad Autónoma de Barcelona,

de Investigaciones Gino Germani de la UBA. Integra

investigador del CONICET y profesor titular en las

el Núcleo Memoria del Instituto de Desarrollo Econó-

universidades nacionales de Buenos Aires y Quilmes.

mico y Social (IDES). Es autor de La historia política

También dicta clases de posgrado en la Universidad de

del Nunca Más: la memoria de las desapariciones en

La Plata, FLACSO (Argentina) y en la Universidad Die-

Argentina (Siglo XXI, 2008) y ha publicado artículos

go Portales, de Chile. Fue director del Departamento

sobre el tema en Argentina y en el extranjero.

de Ciencias Sociales en la UNQ. Es autor de Sociedad de la Información: proyecto, convergencia, divergencia (Norma, 2003) y, con Guillermo Mastrini, de Los

Claudia Feld es doctora en Ciencias de la

monopolios de la verdad (Prometeo, 2009) entre otros.

Comunicación y la Información por la Universidad de París VIII. Se desempeña como investigadora del CONICET en el Instituto de Desarrollo Económico

Ana Cacopardo, periodista y documentalista,

y Social (IDES). Es docente del Doctorado en

coordinadora del área Comunicación y Cultura de

Ciencias Sociales de la UBA. Es autora de Del

la Comisión por la Memoria de la Provincia de Bue-

estado a la pantalla: las imágenes del juicio a los

119


ex comandantes en Argentina (Siglo XXI, 2002) y

feld y San Diego y en la École des Hautes Études en

compiladora El pasado que miramos. Memoria e

Sciences Sociales. Es miembro del consejo editorial

imagen ante la historia reciente (Paidós, 2009).

de la revista “Pensamiento de los confines”.

Luciano Grassi es docente-investigador de las

Pablo Llonto es abogado y periodista. Representa

universidades nacionales de La Plata y Quilmes,

a familiares de desaparecidos en diferentes causas

donde dicta un curso sobre Medios de Comunica-

judiciales. Entre 1978 y 1997 fue redactor del dia-

ción y Memoria Social. Es socio fundador de la Coo-

rio Clarín. De 1984 a 1999 fue representante sin-

perativa de Profesionales Terratorium, desde donde

dical de los trabajadores del diario, hasta que fue

desarrolla trabajos de consultoría desde una pers-

despedido. Cubrió el llamado “Juicio a las Juntas”.

pectiva transdisciplinar, especializándose en la di-

Se desempeñó como redactor en diferentes medios

rección de procesos de comunicación y educación.

gráficos. Participa del periódico y la radio de las Madres de Plaza de Mayo. Es autor de La Noble Ernestina (2002) y La Vergüenza de Todos (2005).

Emanuel Kahan es profesor y licenciado en Historia. Obtuvo los títulos de magíster en Historia y Memoria (UNLP, 2007) y doctor en Historia (UNLP,

Daniel Lvovich es doctor en Historia (UNLP) y

2011), este último con una tesis sobre “La acep-

profesor de la Universidad Nacional de General Sar-

tación y el distanciamiento: actitudes sociales, po-

miento (UNGS), donde dirige el Instituto de Desa-

sicionamientos y memoria de la experiencia judía

rrollo Humano. Se especializa en historia política y

durante la última dictadura militar”. Es profesor de

social del siglo XX. Es autor de Nacionalismo y anti-

Teoría Política de la UNLP y becario del CONICET.

semitismo en la Argentina (Ediciones B, 2003) y de

Coordina el Grupo de Estudios Judaicos Koshmar en

numerosos artículos publicados en libros y revistas

el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES).

argentinas y latinoamericanas.

Alejandro Kaufman es profesor-investigador de

Carlos Mangone es ensayista y uno de los funda-

las universidades nacionales de Quilmes y Buenos

dores de la carrera de Comunicación de la Universi-

Aires. En la UNQ dirige el proyecto “Violencia, me-

dad Nacional de Buenos Aires (UBA), donde se des-

moria y género en la historia reciente argentina: ar-

empeña como profesor titular de Teoría y Prácticas

ticulaciones conceptuales y encrucijadas teóricas”.

de la Comunicación. Actualmente dirige el proyecto

Fue profesor visitante en las universidades de Biele-

de investigación “La comunicación alternativa en

120


la Argentina 2001-2007”. Fue miembro editor de

María Sonderéguer es licenciada en Letras (UBA)

la Revisa Causas y Azares, publicada entre 1994 y

y obtuvo su DEA en Estudios de Sociedades La-

1998. Actualmente es editor de Cuadernos Críticos

tinoamericanas en la Universidad de la Soborna.

de la Comunicación y la Cultura.

Es profesora-investigadora de la UBA y la UNQ. En esta última dirige el Centro de Derechos Humanos y co-dirige la colección de Derechos Humanos de la Editorial. Fue redactora del Plan Nacional contra la

Alejandra Oberti es coordinadora del Archivo

Discriminación en Argentina y es Directora Nacional

Oral de Memoria Abierta y profesora de la Carrera

de Formación en Derechos Humanos de la Secreta-

de Sociología de la Universidad Nacional de Bue-

ría de Derechos Humanos de la Nación.

nos Aires. Integra el Proyecto “Democracia, Comunicación y sujetos de la política en América Latina Contemporánea”. Es coautora, con Roberto Pittaluga, de Memorias en montaje. Escrituras de

Horacio Verbitsky es periodista y escritor, autor

la militancia y pensamientos sobre la historia (El

de Ezeiza (1985), Civiles y militares: memoria se-

cielo por asalto, 2006).

creta de la transición (1987), El Vuelo (1995) y cuatro tomos de historia política de la Iglesia católica argentina, entre muchos otros libros. En dictadura participó junto a Rodolfo Walsh de la Agencia de

Sandra Raggio es magíster en Ciencias Sociales y

Noticias Clandestinas. Desde su fundación en 1987

profesora de Historia Social Contemporánea en la

participa de la redacción de Página/12. Es profesor

UNLP. Coordina el Área de Investigación y Enseñan-

de la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoameri-

za de la Comisión Provincial por la Memoria, donde

cano. Además preside el Centro de Estudios Lega-

se desarrolla –entre otros- el Programa “Jóvenes y

les y Sociales (CELS) e integra la Junta Directiva de

Memoria”. Compiló el libro “La última dictadura mi-

Human Rights Watch/Americas.

litar en la Argentina: entre el pasado y el presente”.

Natalia Vinelli es licenciada en Ciencias de la Co-

Samanta Salvatori es licenciada en sociología,

municación Social, maestranda en Periodismo y

maestranda en Historia y Memoria, y docente de

docente en la UBA. Es autora de ANCLA. Una expe-

la Universidad Nacional de La Plata. Trabaja en el

riencia de comunicación clandestina orientada por

Área de Investigación y Enseñanza de la Comisión

Rodolfo Walsh y compiladora -con Carlos Rodríguez

Provincial por la Memoria. Compiló junto a Sandra

Esperón- de Contrainformación. Medios alternati-

Raggio el libro “La última dictadura militar en la

vos para la acción política. Actualmente participa

Argentina: entre el pasado y el presente”.

de la experiencia de Barricada TV.

121


Esta edici贸n se termin贸 de imprimir en mayo de 2011, en Multigraphic, Av. Belgrano 520, Ciudad Aut贸noma de Buenos Aires.




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