SOCIOLOGÍA. Cuaderno Nº. 1

Page 1

1


2


3


4


5


6


PRESENTACION El Departamento de Sociología y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica de Quito -PUCE-, como parte de sus actividades, se complace en presentar su publicación oficial CUADERNOS SOCIOLOGICOS, la misma que está orientada a comunicar sobre las preocupaciones existentes en el Departamento en relación con el desarrollo de la ciencia social en un momento como el presente caracterizado por profundos cambios económicos, políticos, culturales, que ameritan la realización de una reflexión sobre la orientación y función de la sociología en nuestro medio. La publicación de CUADERNOS SOCIOLOGICOS tiene como objetivo explicitar el contenido de las preocupaciones citadas, así como dar a conocer los avances de investigaciones que se llevan a cabo en el Departamento, realizadas por docentes y estudiantes. La iniciativa de la presente publicación se inscribe en el contexto de la reforma académica que el Departamento viene ejecutando desde julio de 1995. En efecto, desde esta fecha se aplica una política educativa basada en el criterio de que el estudiante tenga una formación académica que le posibilite una adecuada inserción en la sociedad en tanto en cuanto pueda responder a las demandas sociales. En base a este punto de vista, se han organizado los programas de estudio en dos fases: un CICLO BASICO, de cuatro semestres, orientado a la formación teórico-metodológica general de los estudiantes, y un CICLO DE ESPECIALIZACION, también de cuatro semestres, basado en programas especializados de respectivos campos actuales de las ciencias sociales como son: Ciencia Política; Sociología del Desarrollo; y, Ciencias Sociales aplicadas a las Relaciones Internacionales. 7


Esta diversidad de oportunidades de formación genera una nueva realidad en el Departamento, pues, enriquece la discusión, así como el ámbito de temáticas de preocupación intelectual. En este sentido, CUADERNOS SOCIOLOGICOS, intentará dar cuenta de la discusión de los avances de la investigación que genere el desarrollo de estos diferentes campos de preocupación intelectual que actualmente se llevan adelante en la Unidad Académica. El

presente

número

de

la

publicación

se

halla

orientada

fundamentalmente a tres aspectos: el primero, una reflexión sobre el quehacer de la sociología en el momento actual y el papel y la posición de la Facultad de Ciencias Humanas en la formación de cientistas sociales; el segundo, dar a conocer los aportes de investigación de docentes y estudiantes sobre diversos aspectos de la realidad; y, el tercero, incluye los trabajos que los miembros del Departamento presentaron en el V Congreso de Facultades y Escuelas de Sociología del Ecuador, llevado a cabo en la ciudad de Machala en el mes de Noviembre de 1998, así como un comentario sobre este Congreso; y, finalmente, se incluyen las conclusiones de este evento. Con el esfuerzo mancomunado de docentes y estudiantes aspiramos a que esta

iniciativa

se

fortalezca

con

el

tiempo,

y

que

CUADERNOS

SOCIOLOGICOS genere un espacio en el que puedan plasmarse las preocupaciones de conocimiento y explicación de nuestra realidad, así como la formulación de propuestas de acción en perspectiva del mejoramiento integral de las condiciones sociales de la población del país.

Nicanor Jácome Director del Departamento de Sociología

8


9


Entrevista a Emilio Cerezo 1 DECANO FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, PUCE

Roberto Maldonado

Actualmente, no está muy claro si la mayoría de habitantes de este país e inclusive este planeta, detienen el paso de sus relojes, automáticos por supuesto, para pensar en ellos mismos. Vivimos una vorágine de sentidos que van en muchas y variantes direcciones, a veces sin salida; estamos flotando en un mar de certezas e incertidumbres, siendo todo aparentemente, parte del mismo proceso que, por su magnitud, nos envuelve y confunde demasiado como para ser conscientes de él. Qué importante es entonces saber que hay espacios de reflexión de hombres y mujeres, no sé si se trata de personas muy sensatas y equilibradas o sencillamente de tipos absurdamente locos, que abandonan la seguridad de la nave de la indiferencia frente al mundo para saltar al mar con no otro salvavida que sus imaginativas mentes. Nuestra facultad sin duda es uno de esos espacios, que motivan a pensar sobre lo humano, en toda la extensión y dificultad que esa sola palabra de seis letras puede ofrecer. La presente entrevista quiere familizarnos con esos movimientos, cambios y perspectivas, que nuestra facultad vive en relación con la humanidad y qué mejor persona para hablar de ellos y su tan interesante situación actual que nuestro Decano Emilio Cerezo. ¿Cuál es la relación o que papel juega la Facultad en tanto Ciencias Sociales dentro de la sociedad? Puesto que vemos una importancia cada vez mayor de estas carreras dado que su influencia en la sociedad es más grande. Primero, estoy de acuerdo con la premisa casi explícita que planteas en la pregunta. Sin duda ninguna a nivel mundial, se está dando un vuelco en la visión de las ciencias sociales. Es decir, ahora no se las ve como el hijo adoptivo o casi 1

La introducción es una colaboración de Bolívar Luci o Naranjo.

10


peor todavía como el hijo pródigo: ciencias de segunda o tercera categoría frente a las ciencias naturales. Sino que todo el mundo, a nivel de gobiernos, a nivel de grandes entidades internacionales de todo tipo están dando, por fin, un valor grande, un puesto importante en el quehacer cultural del mundo de h oy al trabajo de las ciencias sociales. ¿Por qué? Quizás por ese maremagnum, por esa descoordinación, por ese caos mundial que se está dando a nivel del ámbito de lo social, tanto en la naciones desarrolladas, como en las no desarrolladas. Por eso sí creo que es importante tratar este tema de la relación de nuestras carreras humano-sociales con el resto de la sociedad. Pero en este marco, hasta ahora, lo que se ha hecho es trabajos de investigación, sea por parte de los profesores, sea por parte de los estudiantes sobre todo a la hora de realizar las tesis. Tales trabajos de investigación pueden constituir un aporte valioso a la vida de una comunidad indígena, de una comunidad rural o también urbana y suburbana por parte de antropólogos, sociólogos u otros cientistas sociales. Esta importante tarea, se ha hecho casi siempre en el marco de convenios con instituciones, también otro elemento de relación de la Universidad con el exterior con la sociedad. Creo que este tipo de trabajos hay que no solo continuarlos sino profundizarlos; pero esta vez teniendo en cuenta, sobre todo, los intereses de la comunidad. Voy a explicar un poco más este punto: hasta ahora gran parte de los estudios que se han realizado, lo que se llamaba anteriormente extensión universitaria y ahora denominada acción social siempre habían partido de líneas programadas en la misma Universidad. Rara vez tenían en cuenta previamente los intereses de la comunidad en la cual se va a trabajar. Ahora más que nunca es importante, dado el marco en que nos encontramos a nivel mundial, caracterizado por el diálogo intercultural, entre comunidades humanas, el practicar este diálogo también a nivel de la relación entre la Universidad y el Estado. 11


Esto significa, en concreto, que tendríamos que tomar contacto, en nuestra acción social universitaria, con comunidades del Ecuador. Y, en base a esa toma de contacto, detectar, líneas de investigación en nuestras carreras que cumplan una doble finalidad; por un lado, que sean la respuesta a inquietudes, a verdaderas necesidades expresadas de manera clara por esas comunidades, por otro lado, que esos mismos estudios sean de alto nivel, de una calidad científ ica seria, que responda plenamente a nuestra calidad de entes universitarios. ¿Cuál es la relación de la Facultad como ente formador de profesionales en Ciencias Sociales con la Universidad? ¿Me refiero a qué espacio llena como Ciencias Sociales y como ámbito social la Facultad dentro de la Universidad? Yo creo que una Universidad como la nuestra que es católica, y al decir católica, significa poner énfasis en una espiritualidad que históricamente es muy rica, tendría un vacío terrible si no incluyera una Facultad que se ocupe de las ciencias humanas. Y, por supuesto, dentro éstas, el estudio de la problemática de lo social cumple un papel crucial. Creo que las Ciencias Humanas están llamadas a ejercer una actividad de crítica bien fundada de los otros tipos de ciencias, y, por otro lado, a dar una especie de marco integrador, en un mundo en el cual a las ciencias ya no les podemos entender como islotes, separadas, aisladas unas de otras, al estilo de como se pensaba en el siglo XIX en el ámbito del positivismo reinante. En este sentido, el papel de las ciencias humanas, como la sociología, la antropología, historia, la geografía humana, etc., tiene que ser el de una especie de núcleo dinamizador de lo humano. En el ámbito que nos interesa que es la situación académica, se entendería que, por ocuparse de lo humano y lo social, la Facultad debiera estar más interelacionada sobre todo con las otras que son más afines, como la de Filosofía, la de Economía, la de Psicología. Sin embargo, se ven como muy independientes unas de otras. En ese sentido, ¿cómo va la relación actual de la Facultad con la Universidad? Bueno, en ese sentido hay mucho que caminar. Fuera del programa de 12


Estudios Interamericanos que funciona desde hace años como un programa interfacultades, la mayor integración realizados por grupos de trabajo interfacultades para realizar algún programa concreto. También ciertos profesores están al mismo tiempo en esas unidades académicas y en la nuestra. Esto constituye un primer nivel incipiente de interrelación. Pero yo sé que esto ni mucho menos es suficiente; de hecho la Universidad misma como tal está pensando y, estoy de acuerdo con esa posición, que cada vez debe haber más puentes de interrelación entre las diferentes Facultades. A nivel de trabajo académico, es muy valioso que los estudiantes de Ciencias Humanas tomen materias optativas, en cualquier otra unidad académica y que, al interior de nuestros departamentos, reconozcamos esos estudios como optativos dentro del pénsum de nuestras carreras. De acuerdo a la estructura actual de la PUCE, qué tal es la relación de la Facultad con la Universidad? Esta relación se da en muchos niveles. En primer lugar a un nivel académico, que es el más interesante de todos. También se da a un nivel administrativo

y,

por supuesto, a

un nivel

de trabajo ent re colegas

interfacultades. La Facultad, a lo largo de los semestres, presenta una serie de productos suyos, como son: con frecuencia una conferencia o una mesa redonda, de vez en cuando un congreso. Y, esporádicamente durante los últimos tiempos, una publicación. Además también hay proyectos académicos, en donde se involucra la Universidad, a veces, en colaboración con entidades externas. Esta actividad suele conllevar un intercambio científico, teórico con otras universidades del país. En cuanto a nuestra dependencia administrativa con la Universidad, a veces hay problemas de entendimiento, pero la Universidad está mejorando en ese sentido, tratando de organizar mejor ciertos procedimientos que hasta ahora han sólido ser engorrosos. ¿Cuál es la visión de la Facultad de Ciencias Humanas, actualmente? 13


Esta es una pregunta muy amplia. Ciencias Humanas incluye una variedad académica muy grande, como todos conocemos: las áreas de Antropología, Sociología, Historia, Geografía y, dentro del Departamento de Geografía, una carrera que es muy diferente que es Ecoturismo o Turismo Ecológico. En ese sentido, pues, la Facultad es una especie de hiper-Facultad; es decir, mientras otras Facultades, por ejemplo Jurisprudencia, laboran en torno a un solo gran tema nucleador, nosotros nos ocupamos de temas muy variados. Como ustedes saben, dentro de sociología hay varias ramas, por referirme solo a una de las carreras. Entonces, Ciencias Humanas está respondiendo a un ideal, si se quiere, de la Universidad del futuro, que constará de grandes unidades interdisciplinarias. Así pues, en Ciencias Humanas nos enfrentamos a todo un mundo intrincado de puntos de vista acerca de un tema grande: el de lo humano, lo social y la sociedad, que es el objeto nuclear de nuestra Facultad; y, c reo que poco a poco vamos logrando este cruce de puntos de vista, esta discusión acerca de varios enfoques de la compleja realidad que es solo una, que es la realidad socio-cultural-ambiental. ¿Es con esta visión con la que se fundó la Facultad de Ciencias Humanas? Pues en realidad sí. Como todos sabemos, allá en tiempo de Hernán Malo, hace unos 25 años, se tenía en cuenta el estudio de la complejidad que encierra lo humano. Entre paréntesis, tengo el privilegio de ser el primer graduado de esta Facultad. Bueno, más que un privilegio es un hecho que me ha tocado en suerte. Entonces, esta era la idea: que la Facultad sea un centro dentro del cual haya una discusión amplia y profunda desde estos varios puntos de vista científicohumanísticos y crear aquí una especie de palestra en cuyo marco se analicen los diversos aspectos de la vida social con un enfoque humanístico. ¿Habían los mismos Departamentos que hay ahora? No. Todos sabemos que, por desgracia, se nos cercenó una parte, pues hubo la decisión de las autoridades de la Universidad de terminar con el 14


Departamento de Filosofía, tal como estaba aquí formulado, y comenzar con otro tipo de Departamento de Filosofía dentro de lo que ahora es Facultad de Ciencias Filosófico-Teológicas. ¿Cuánto perdió la Facultad con esta separación? Creo que bastante. De hecho, quienes estabamos allí, peleamos, pero realmente fue muy difícil. Tanto es así, que se perdió la pelea de impedir que saliera... Supongo que la base filosófica de los demás Departamentos se vio de algún modo mermada con la pérdida de este Departamento, o no? Sin duda ninguna, el Departamento de Filosofía tenía su especificidad, consistente en aportar una visión general de la Facultad y de sus carreras. Por ejemplo, sigue siendo hoy importantísimo un estudio

profundo de la

Epistemología, o de la Teoría de cada una de las Ciencias, y estos temas son eminentemente filosóficos. El que se haya ido de acá el Departamento, sin duda es una pérdida, pero, de todas maneras, estamos en capacidad de asumir esta tarea, algunos de los profesores que componemos la Facultad de Ciencias Humanas y que tenemos una base filosófica, junto con otros profesores que, siendo científicos específicos de ésta o aquella otra carrera, tienen una formación filosófica y un interés en este tipo de metateorías. Se trata, por ejemplo de profundizar en epistemología de la Antropología, en una Metantropología, es decir en una reflexión sobre la Antropología pero que está más allá de la Ciencia Antropológica. Eso es filosófico, eminentemente filosófico, y lo podemos hacer ahora. ¿Por lo tanto la coherencia filosófica interna de los Departamentos no se vio mermada? No digo que no se haya visto mermada. Lo que estoy afirmando es que si bien se nos ha cercenado este Departamento, que sí era un aporte grande y que daba todo un ambiente de reflexión filosófica dentro de la Universidad, nosotros podemos recuperar parte de ese ambiente creando materias filosóficas dentro de 15


la Facultad y fomentándolas. Quizás hasta se pudiera pensar, por lo menos, en crear una especie de instituto de Epistemología o de Teoría de las Ciencias Sociales dentro de la Facultad, eso sí es una posibilidad real. ...es una posibilidad a mediano plazo, a corto plazo? Es una posibilidad que puede ser a mediano plazo o a larguísimo o infinito plazo. Ello depende de nosotros. Y cuando digo “nosotros”, me refiero no solamente a aquellos que tenemos formación filosófica en el sentido de que formalmente hemos estudiado filosofía y tenemos un título, sino a la gente que realmente tiene inquietudes filosóficas desde cualquiera de las carreras de la Facultad. ¿No hay ninguna posibilidad de que regrese el Departamento a la Facultad? No, por desgracia! No digo ninguna, pero es bastante difícil. Cambiando de tema. ¿Cómo están los Departamentos, en tanto que se han dado procesos de reforma anteriores que los han configurado distintos de lo que eran? Bueno, es que, este tipo de proceso histórico de una unidad académica es inevitable. De las universidades de América Latina que conozco casi todas viven de vez en cuando (unas, más frecuentemente que otras) procesos de reestructuración y de revisión de su currículum. Lo exige pues, primero el hecho de que la Ciencia se va perfeccionando con el tiempo, desde el punto de vista de sus métodos y de sus contenidos, cada vez más complejos. Segundo, lo exige el hecho de que los puntos de vista generales acerca de las Ciencias y de cada una de las Ciencias en particular van también cambiando. Sin embargo en las Ciencias Sociales, que es el tema que más nos incumbe, en los últimos 20 años, realmente hay muy nuevas perspectivas. Esto depende en parte, no solo de la Ciencia misma, sino del ambiente socio-histórico-cultural de los últimos años. Por ejemplo, por poner un caso que es tan conocido por todos nosotros, el v uelco que hubo a nivel mundial del punto de vista de lo que es la política internacional y nacional cuando cayeron los países comunistas principales como la Unión 16


Soviética, ha incidido en el enfoque general que se hacía de las Ciencias Sociales, por ejemplo, en toda América Latina. Y, esto no solamente en gente de derecha, que se sienten triunfantes porque ahora reina el neoliberalismo. La gente de izquierda tiene que verse confrontada con este hecho y ha tenido que cambiar muchas de sus posiciones. No hay otro remedio, si es que uno es consciente de la realidad. Entonces todos estos elementos, incluido el de la tan cacareada globalización y otros muchos más, hacen que de vez en cuando nuestras carreras tengan que introducir revisiones. ¿En este sentido estamos hablando de que la visión de nuestros Departamentos incluye un análisis del hombre contemporáneo? Bueno, sin duda ninguna, las ciencias tienen que estudiar objetos contemporáneos. Además, ya hemos mencionado que toda Ciencia, dentro de su estructura

teórico-metodológica,

está

sufriendo

constantemente

cambios.

Ciencias que se creían tan acabadas como era la lógica y la matemática resulta que han sufrido en el siglo XX unas transformaciones brutales; y eso que son las ciencias de las cuales se decía que eran eternas, por ser formales y no depender del cambio de la realidad. Bueno, pues hasta estas ciencias sufren cambios profundos. Mucho más todavía las ciencias que son empíricas, es decir, aquellas que, por estudiar objetos reales, van descubriendo nuevas vetas de la realidad, o nuevos puntos de vista desde los cuales abordar esta y, por lo tanto, están abocadas, casi de manera inevitable, a un constante cambio. Ahora, en el caso concreto de sociología, ¿cómo fue la reforma? Bueno, yo no puedo hablar de una manera muy certera y precisa por una sencilla razón: porque no estuve involucrado en esa reforma. Lo que sí sé es que hubo una participación amplia de todos los estamentos de sociología de aquél momento, profesores, estudiantes, autoridades del Departamento y obviamente también del Decanato. Y que fue una reforma bien hecha. ¿Qué se buscó con esta reforma? En cuanto yo lo sé, varias cosas: una de ellas la de organizar mejor la 17


carrera desde un punto de vista interno, para que obedeciera a ciertas tendencias que en América Latina habían en cuanto a la sociología se refiere. La reforma de la que hablamos fue en el año de 1995, recordemos que en 1990 es cuando se da un gran cambio a nivel mundial de la política esta coyuntura es uno de los factores que ha incidido en este tipo de actividades. Eso por un lado. Por el otro, hay que tener en cuenta que la misma Facultad tenía graves problemas desde el punto de vista del acceso de los estudiantes a ella, y uno de los Departamentos que sentían con mucha gravedad este problema era el de sociología. Es decir, aquí tenemos dos finalidades, una de tipo académico interno a la materia, y otra, digámoslo así, de funcionamiento de la unidad académica. Si hay escasez de estudiantes, obviamente está pasando algo con la carrera. Y de hecho se hicieron nuevas ofertas que, por lo menos, viendo la trayectoria de los últimos años, parece que ha sido positiva, puesto que tenemos un buen número de estudiantes que quieren seguir estos estudios. En su momento, y digo en su momento concreto, el año pasado en las jornadas de discusión se habló de que lo que se quería era una profesionalización del sociólogo, cuando en esencia el sociólogo no es un profesional, es un intelectual. ¿En ese sentido, esta reforma, no mermó un poco el sentido de la sociología? Bueno, es que a mí la premisa no me parece correcta. Yo creo que el sociólogo es un profesional, y debe ser un profesional. Y en eso me disculpan si con eso me voy en contra de algunos de piensan de otra manera. Lo siento mucho, lo mismo que el psicólogo tiene que ser un profesional, y lo mismo que el teólogo, el teólogo tiene que ser un profesiona l. ¿A qué me refiero con profesional? Quizás, a lo mejor estamos aquí cada quién hablando por su lado, en Babel y no nos entendemos. Para mí un profesional es un señor que conoce a cabalidad de su ciencia, que es un científico y que, por lo tanto, puede hacer investigación en la rama en la cual se ha metido. Para mí eso es un profesiona l. Un señor que va nada más y da cuatro recetas a una empresa acerca de cómo debe funcionar o hace unos análisis o perfiles, dentro de la empresa, de cuáles son las funciones, o yo qué sé... cualquier otro tipo de trabajo que hace un sociólogo, eso para mí no es un profesional. Para mí eso es un tecnólogo. Para 18


mí eso no es un médico, sino un curandero. El profesional es un científico, y ciencia significa investigación. Creo que el profesional tiene una parte de intelectual ineludible, pues si no se tienen claras las teorías se haría el ridículo al tratar de investigar. Esa investigación sería un mero taller, un mero coger estadísticas y luego no saber qué hacer con ellas, porque uno no las sabe manejar al no tener el aparato teórico suficiente para poder analizarlas. ¿Qué es esto de lo humano-social, con lo que se establece la nueva reforma académica? Bueno, es muy complicado decirlo en pocas palabras. En realidad, como se conoce, existe un documento que elaboré y que fue hecho en colaboración con colegas de la Facultad. Agradezco que se me hayan hecho críticas, pues a l comienzo tenía tres páginas y ahora han resultado seis. El estudio de lo humano-social implica que existe una realidad previa a cualquiera de nuestros estudios, en la cual nosotros estamos inmersos, que es ese mundo de la producción de lo social. Un aspecto de estos estudios es la misma dinámica interna de lo social, con sus propias interelaciones y sus expectativas; otro es lo humano-social visto como un proceso en el tiempo y que, por lo tanto puede ser objeto de estudio de las ciencias históricas. Otro aspecto es la identidad. Esa comunidad humana ha construido a nivel global social, no tanto a nivel individual, sus representaciones, acerca de sí misma y acerca de la realidad que lo rodea. Los valores, es decir, lo que decimos en el mundo de la cultura y de la identidad es lo que estudiarían las ciencias antropológicas. En fin, otra letra importantísima sería esa integración que tiene la comunidad humana, que produce lo social, con el entorno físico, químico, natural, y vital que lo rodea; es decir, el mundo ecológico. Esto sería objeto de estudio de las ciencias geográficas. En fin, aquí tenemos un objeto múltiple, que es la producción de lo social: por eso hay que penetrarlo desde varios puntos de vista como son las ciencias 19


que ya he mencionado. Y ese objeto genera también otras disciplinas como la psicología, la economía, etc. Obviamente esta situación exige que trabajemos de una manera no solamente científica, sino interdisciplinaria real, es decir, en forma coordinada. Esto significa un trabajo basta nte grande, porque hasta ahora en la historia de nuestra Facultad, cada quien se ha disparado por su lado, es decir, hemos tenido una especie de pequeños reinos de “taifas” en que cada quien pelea por su lado. Esta es una etapa de la historia de la Faculta d. Ha sido así, pero no creo que deba seguir siendo así. ¿Por lo tanto esta construcción de lo humano-social, es un nuevo marco conceptual para un trabajo interdisciplinario de la Facultad? Yo creo que va mucho más allá de un reordenamiento y renovación de elementos académicos. Se trata de una filosofía, de un nuevo modo de ver la realidad. La realidad en sí misma es compleja, tiene muchas vetas diferentes, y quienes se quedan solo en la observación de una de ellas y se encasillan en esa observación, un poco como perdiendo la dimensión de los otros puntos de vista, creo que está cometiendo un grave error, puesto que su visión va a ser muy parcial. ¿Entonces

se

trata

de

una

interdisciplinaridad

conceptual

de

conocimientos? Si, pero ¿por qué? Porque la realidad a más de ser compleja en sí misma es unitaria. Por lo tanto, si se la parcializa de manera unilateral desde una ciencia y luego desde otra que está aislada de la primera, se está falseando esa realidad, y la única manera de no falsearla, dado que la realidad es compleja y múltiple, es estudiarla desde diversos puntos de vista como se ha hecho hasta ahora, pero coordinados entre sí, de modo que se ponga énfasis en el estudio interdisciplinario. Por lo tanto, supongo, que este es el nuevo concepto de lo hum ano-social, que de hecho no solo une los diversos ámbitos, sino que configura distinta manera cada uno de ellos... 20


Por supuesto. En el momento en que el punto de vista determinado que constituye una ciencia, se ve abocado a estar en constante diálogo con otras ciencias, desde ese momento no puede ser ella misma por dentro exactamente igual que antes. Podemos seguir manteniendo las materias de siempre, pero no puede ser que no tengan ningún tipo de enlace. Eso no puede ser. Caeríamos de nuevo en el aislamiento que yo hace un rato estoy condenando. ¿Qué proyección hay a corto plazo del CELA? Lo que estamos haciendo es tratar de que el plan que se está ahora elaborando sea aceptado por las autoridades de la universidad. Espero, obviamente, que así sea. Y, en el momento en que se ponga a funcionar el CELA, existen varias condiciones. Una de ellas sería: designar a la persona que se haga cargo, con toda el alma, para sacar adelante el asunto. Otra que al interior de la Facultad, estemos convencidos comunitariamente de que hay que meter el hombro para sacar adelante el CELA, como instancia de interelación científica, filosófica y cultural hacia afuera de la universidad, centrada sobretodo en el ámbito de América Latina, pues no es sino un Centro de Estudios Latinoamericanos. De esa manera este Centro podrá llegar a ser una correa de transmisión entre nuestro trabajo investigativo y educativo y las investigaciones, los estudios, los conocimientos que se generan, tanto en nuestra sociedad ecuatoriana como en las demás sociedades hermanas latinoamericanas sobre el gran tema que es la problemática de nuestro continente en todos los niveles, sobre todo, en lo que atañe más a las cuestiones humanísticas, sociales y culturales. ¿El CELA remediaría la falta de investigación en la Facultad? Bueno, yo no creo en las recetas fáciles. A los departamentos nadie les va a dar sacando las castañas del fuego. Es decir, si cada departamento no se pone, como decimos vulgarmente, las pilas y busca convenios de investigación y se prepara para ello poco a poco, a comienzo y luego cada vez con más fuerza, ni el CELA ni ninguna otra instancia de la universidad, les va a resolver este problema. El problema de investigar tiene que partir del interior mismo de cada 21


una de nuestras carreras. Y, una vez que existe investigación, podemos pensar en coordinar las diversas investigaciones. ¿Cómo vamos a coordinar algo que no existe todavía, o que existe precariamente, o que cada profesor lo hace por su cuenta, aisladamente a título personal? Creo que la falta de investigación, es una responsabilidad de todos, tanto de los departamentos, como de la facultad como tal. Obviamente, yo no quiero ni mucho menos lavarme las manos sino al revés comprometer a todas las autoridades de la Facultad, incluyéndome yo. Es decir, todos tenemos responsabilidad en esto más allá de las palabras, más allá de las proclamas, teóricas o políticas. Todos debemos comprometernos en hacer y promover la investigación. Finalmente, hago una pregunta un poco pesimista, pero necesaria. ¿Cuáles son los problemas que actualmente está atravesando la Facultad? Bueno, son problemas de todo tipo. Problemas que tienen que ver sobre todo con la descoordinación entre las diversas entidades académicas, al interior de la Facultad y de las diversas carreras. Problemas de falta de profundidad, en algunas áreas, y cuando digo de profundidad, me estoy refiriendo ante todo a la investigación, pues por desgracia esto es un hecho heredado que proviene desde hace mucho tiempo pero que tenemos todos que ha cer un esfuerzo para meternos allá y, esto no se puede hacer de la noche a la mañana. Hay que meter mucho ñeque, como solemos decir, para enviar a nuestros mejores estudiantes egresados a realizar estudios dondequiera que sea de modo que obtengan sus maestrías o doctorados y que luego vengan aquí a enriquece rnos. Donde creo que los principales problemas residen es en la falta de investigación y en la falta de coordinación entre las carreras.

22


La Sociología: Sus Paradigmas y Su Quehacer Actual Nicanor Jácome

El presente trabajo tiene por objeto realizar una reflexión sobre la vocación de la Sociología a través del tiempo, con el ánimo de rescatar las posiciones y las líneas de acción que han vuelto trascendente al estudio, enseñanza y práctica de la ciencia de la Sociología. La orientación de la presente ponencia se basa en el rescate de la posición de los clásicos de la Sociología, con el fin de establecer un hilo de continuidad con la realidad social actual y el sentido analítico que debe tener e l desarrollo de la Sociología. Como una secuela de esta reflexión, existe el interés de cruzar opiniones sobre la orientación que debe asumirse en el proceso de formación de los futuros sociólogos, a partir de la observación de los esfuerzos más valiosos de los autores cuya producción intelectual ha constituido un especial aporte a la Sociología. Antecedentes La Sociología como disciplina arranca a partir de la Revolución Francesa. Al establecer la “Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano” (1791), la Asamblea Francesa consagraba la razón natural burguesa frente a la legitimación teológica del antiguo régimen. La inteligencia secular desplaza a la eclesiástica: su razón crítica deviene ahora en objetiva y positiva. El surgimiento de la Sociología posibilita que se asiente la filosofía positiva como antagónica al pensamiento teológico y al pensamiento metafísico, y gana terreno la posición de valorar el conocimiento de los social que se produce de la constatación empírica, antes que aquel que proviene del exclusivo 23


juego de las ideas. El conocimiento de los fenómenos sociales, con la constitución de la Sociología, va a permitir la adopción de un papel central en la comprensión y explicación de lo social por parte del individuo. En efecto, el conocimiento ya no se orienta a la pasiva comprensión de la necesidad de lo real sino a su dominación científico-técnica, en base al descubrimiento de las leyes que rigen la vida social, a fin de lograr una orientación racional y técnica de la vida humana. En los iniciadores de la Sociología, por ejemplo, Saint-Simon, enfatiza en la necesidad de construir positivamente la ciencia social, como ciencia de la vida colectiva, asumiendo a la realidad social como naturaleza observable y, que por lo mismo, debe seguir el mismo método de las ciencias naturales. A lo largo del siglo XIX esta tendencia a considerar lo social como un objeto específico de conocimiento se fue consolidando. Desde este punto de vista, el estatuto científico de la Sociología se basa en los siguie ntes aspectos: La Sociología se funda implantando al hombre en la conciencia de ser el único y absoluto protagonista de la historia. La Sociología como ciencia de la secularización y de la constitución de la idea fuerza del progreso histórico indefinido, que en la práctica reemplaza a la fe en la gloria divina. La Sociología como ciencia llamada a definir científicamente el futuro social. Frente a la legitimidad religiosa, el positivismo aparece como la legitimación tradicional del nuevo orden político burgués o la dialéctica materialista como razón revolucionaria. En lugar de una providencia que dirija la historia hacia la salvación, la Sociología, en su comprensión inicial, intenta organizar racionalmente la convivencia humana. La Sociología surge como ciencia

con

destino

político,

como

teoría

que

trata

de

encarnarse

inmediatamente, conformando la praxis social. En este sentido, la orientación teórica e ideológica de la Sociología no será única, al menos dos grandes 24


corrientes de pensamiento se hallan presentes de manera opuesta: el positivismo y la Sociología dialéctica que postula la unidad entre teoría y praxis. En conclusión, puede señalarse que la Sociología como disciplina, como lo afirma Peter Berger, surgió como un intento de entender los procesos de cambios que se dan en la sociedad, y de ser posible, tener mayor control sobre ella. Esto se puede advertir con claridad en los países donde surgió primero una tradición sociológica distinta: Francia y Alemania. Desde este punto de vista, en su período clásico -más o menos entre 1890 y 1930- la Sociología se ocupó de las “grandes interrogantes” de la época, tratando de observar con objetividad la realidad social, sin dejarse afectar por sus propios prejuicios o deseos. Ante todo, les interesaba dar cuenta del sentido de los cambios estructurales que experimentaba la sociedad occidental a raíz del desarrollo del capitalismo y cuál debía ser en orden nuevo y la forma de organización de la sociedad, cuestiones que preocuparon marcadamente a los clásicos de la Sociología: Marx, Durkheim y Weber. Las ciencia sociales modernas, y específicamente la Sociología, se constituyen en tanto heredan, resuelven o quizá cortan cuestiones cruciales del pensamiento religioso y filosófico occidental. Ellas son resultado de la creciente laicización del mundo histórico-social. Al aumentar el autoreconocimiento se producen implicaciones ambivalentes: al contrario de lo que se piensa comúnmente, a mayor saber (social) no corresponde mayor poder, es decir, un mayor conocimiento no hace de por si posible un mayor control o dominio de los hechos sociales, si bien tal saber es ya de por sí un hecho social de enorme importancia. En efecto, la Sociología tiende a contextualizar y a objetivar todas las relaciones entre variables que estudia, y absorbe en este proceso incluso los actos de voluntad y las opciones llamadas libres, en el nivel individual o político. En general, se puede afirmar que la Sociología se presenta como la ciencia que se preocupa del cambio social y del estudio de la s ociedad moderna. Objeto de estudio de la Sociología y sus paradigmas 25


La Sociología perfila de manera específica su objeto de estudio con Durkheim, cuando éste clásico de esta disciplina explícita que el campo de la Sociología comprenderá un grupo acotado de objetos. El punto central del objeto lo ubica en el “hecho social”, entendido como “las maneras de obrar, de pensar y de sentir, externas al individuo o dotadas de un poder coercitivo en cuya virtud se opone a él”. Esta definición ubica el objeto de la Sociología en la perspectiva del análisis del sujeto en sociedad. Se engloban en el hecho social actividades individuales, íntimas incluso, pensamientos y sentimientos, en la medida en que tales actividades, pensamientos y sentimientos corresponden a las ma neras colectivas de obrar, de pensar y de sentir. Esto conduce a la necesidad del análisis de la acción social en su medio, en su entorno. El planteamiento del estudio de la acción social, entendida en los términos arriba indicados, ha sido el denominador común de los diferentes autores que han aportado a la Sociología. La acción social, es decir, la acción humana en los diferentes medios sociales. El punto de partida de la Sociología no radica en la persona individual, sino en la concepción del hombre en sociedad y en su devenir. Con todo, a pesar de la simplicidad del objeto de la Sociología, en la práctica, no existe una coincidencia sobre el contenido de la acción social. Al respecto, hay tres grandes corrientes que han tenido gran influencia en el desarrollo de la Sociología. La primera, formulada por Marx, quien desarrolla la tesis de que los procesos de trabajo del hombre no es sólo una cuestión material sino también social: los hombres no producen aislados unos de los otros, sino interactuando y cooperando entre sí. De aquí desprende Marx el concepto de modo de producción, que le sirve para explicar el proceso complejo por el cual los hombres interactúan simultáneamente con la naturaleza y entre sí. Igualmente, insistirá en la necesidad de explicar el nexo de la estructura social y política con la producción. A partir de esta consideración se desprenderán los conceptos básicos de “fuerzas productivas” y “relaciones de producción”. En general, el interés predominante de la teoría social de Marx, será dar cuenta de la dinámica 26


productiva sobre el que se apoya, donde el análisis de las “clases sociales” involucradas en este proceso tiene una importancia relevante. Este conjunto de planteamientos se basa en la relevancia de la concepción socio-histórica de la sociedad. La segunda, sostenida por Durkheim, quien adopta la posición que puede llamarse objetiva (en oposición a subjetiva), pues determina el carácter social del “hecho social”, a partir de coacciones ejercida desde fuera sobre la acción de los sujetos. Se destaca en la teoría del hombre en sociedad, como un sustrato diferente a aquel que tradicionalmente ha sido tratado por la Psicología. La tercera, planteada por Weber, quien define la acción social de modo subjetivo, en tanto en cuanto los sujetos de la acción social enlazan a ella un sentido subjetivo. La “acción social” en donde el sentido mentado por el sujeto está en su desarrollo. Esta acepción de la “acción social” posibilita entender a la Sociología como una ciencia capaz de explicar causalmente la sucesión de acontecimientos históricos, y, además, se constata la ventaja que las ciencias humanas tienen sobre las ciencias de la naturaleza en cuanto al poder de comprender “desde dentro” los fenómenos y los hechos sociales. A partir de la definición del objeto se puede señalar que en la Sociología contemporánea se destacan cuatro paradigmas: el empírico analítico, el hermenéutico, el sistemático, y la dialéctica materialista . El enfoque empírico-analítico, enfatiza la necesidad de que la Sociología sea una disciplina que intenta verificar elaboraciones teóricas hipotéticas en base a datos recabados mediante procedimientos estandarizados. En este caso aparece como un saber que ayuda a entender la situación concreta sobre la cual se podrá después intervenir políticamente o por la vía técnico-administrativa. El método preferentemente utilizado es el de cuestionario-entrevista, así como los métodos históricos comparados. La hermenéutica ligada a la aplicación de la fenomenología, como es el caso del interaccionismo simbólico, se caracteriza por el estudio del cuerpo de 27


conocimiento del sentido común y de la gama de conocimientos y consideraciones por medio de los cuales los miembros corrientes de la sociedad dan sentido a las circunstancias en las que se encuentran, hallan el camino a seguir en estas circunstancias y actúan en consecuencia. Los investigadores que siguen esta línea, se sienten profundamente inclinados al estudio de la vida cotidiana, así como las temáticas propuestas por los nuevos movimie ntos sociales. El análisis realizado bajo el punto de vista sistemático pone el énfasis en entender la acción social asumida como formando parte de un sistema. La idea de sistema permite aislar, en relación con un ambiente concreto, conjunto de acciones, sujetos, funciones y normas sociales, en cuanto elemento constitutivo de un sistema. El método dialéctico materialista, cuya metodología radica, según lo plantea Lucaks, la tesis de que si se aparta la teoría de la práctica, esta se convierte en un mero ejercicio intelectual y, a la inversa, si se aparta la práctica de la teoría, ésta será puramente casual y carecerá de una orientación definida. Aspecto importante del método radica en la formulación de las categorías que den cuenta de las relaciones existentes en la realidad y posibiliten su reconstrucción en el “todo concreto”, donde el concepto de “totalidad” constituye uno de los aspectos fundamentales de la metodología. Igua lmente, otro de los aspectos fundamentales de esta metodología es la interpretació n que puede hacerse de los fenómenos sociales a partir del presente, ya que en las formas de organización más desarrolladas, se pueden encontrar las formas más simples. Enfoque de la Sociología en la investigación social Uno de los aspectos importantes a considerar es la cuestión referida al método de la Sociología. En términos generales, se puede afirmar que han primado dos enfoques metodológicos: el cuantitativo y el cualitativo. La orientación cuantitativa ha privilegiado la visión de la Sociología como ciencia positiva y ha tendido a imitar las técnicas e instrumentos de otras 28


ciencias, siendo ésta una tendencia predominante desde la década de los años cincuenta. La Sociología como disciplina empírico-analítica, intenta verificar elaboraciones teórico-hipotéticas sobre la base de datos obtenidos por medio de procedimientos estandarizados. Esto ha conducido a una utilización intensiva de datos estadísticos y, en general, conocimientos concretos sobre los procesos sociales destinados a las intervenciones socio técnicas de gestión social. Otra preocupación de quienes intentan hacer Sociología es descubrir estructuras empíricas -leyes, patrones, reglas o principios- que hasta ahora han estado ocultos en cierto sentido. Por consiguiente, los datos que, al princ ipio presenten una imagen nítida y después resulten inútiles para encontrar estas estructuras son, en principio, aceptables. Estas dos preocupaciones se combinan para dar una posición que puede resumirse así: los datos resultan ser siempre alguna forma de hechos conocibles y recuperables. La preocupación por los hechos, definidos en esta forma, coloca restricciones a los procedimientos utilizados para reunir y exhibir datos. Un ejemplo de esta restricción se basa en la convención sociológica sostenida por Durkheim de los “hechos” deben ser externos a la persona. El individuo puede no considerarse a sí mismo como una fuente de datos, esto es, los sociólogos no deben estudiarse directamente a sí mismo. Por el contrario, desde una perspectiva fenomenológica como también desde una visión psicoanalítica el individuo se considera a sí mismo como fuente primaria de datos. Desde otro ángulo, en la metodología sociológica se constatan los esfuerzos realizados para el desarrollo de la metodología cualitativa. Existe conciencia de que no todos los problemas pueden y deben reducirse a la cuantificación, sino también debe existir preocupación por el conocimiento del sentido de la acción social, sobre los aspectos psicosociales de los actores sociales, así como el énfasis en la investigación de la vida cotidiana. Por ejemplo, a la luz de este enfoque, los investigadores han hecho estudios de observación participante, han dirigido entrevistas, analizado relatos personales y 29


reconstruido biografías. Varias de estas investigaci ones se han enmarcado dentro de la estructura teórica de la interacción simbólica. La posición básica de esta orientación es que para comprender los fenómenos sociales, el investigador necesita descubrir la “definición de situación” del actor, esto es, su percepción e interpretación de la realidad y la forma en que ésta se relaciona con su comportamiento. Además, la percepción de la realidad del actor gira sobre su interpretación actual de las interacciones sociales en que él y otros actores sociales participan, lo cual, a su vez, se apoya en el análisis de los símbolos en general y del lenguaje en particular. Para que el investigador

llegue

a

tal

comprensión,

debe

ser

capaz

(aunque

sea

imperfectamente) de ponerse a sí mismo en el lugar de la otra persona, e sto es, del actor social con el que interactúa. En esta línea de análisis, los significados sociales (que dirigen el comportamiento humano) no son inherentes a las actividades, las instituciones o los objetos sociales mismos. Más bien los sentidos son conferidos a los acontecimientos sociales por los individuos que interactúan, los cuales deberán primero interpretar lo que sucede desde el contexto social en el cual ocurren estos acontecimientos. Esta gestalt resultante (la “definición de la situación”) se constata que procede de la interacción, de la biografía, la situación, la comunicación no verbal y el intercambio lingüístico que caracteriza a toda interacción social. Si bien es cierto que ha existido una primacía de la investigación cuantitativa, principalmente, por el énfasis que se ha puesto en la confiabilidad, cabe reconocer la especial importancia que ha adquirido la investigación cualitativa en los últimos tiempos. En este giro metodológico en la práctica de la investigación tiene que ver el énfasis que se da al conocimiento de las motivaciones de la acción del actor, para comprender el sentido que adjudica a su conducta. Se trata de obtener respuestas a fondo acerca de lo que las personas piensan y cuáles son sus sentimientos. En esta recuperación de la importancia de los métodos cualitativos mucho tiene que ver la necesidad de las explicaciones globales de la sociedad contemporánea, la importancia de la comprensión de la 30


conducta del actor, y las interpretaciones sobre la vida cotidiana. En suma, la relevancia que en el campo de la investigación sociológica han ganado los métodos cualitativos se debe a la necesidad de estudiar el proceso de modernización y el cambio social, vistos no como un proceso unilateral, sino como procesos de construcción que responden a la especificidad y la dinámica de los grupos humanos. Evolución y direccionalidad de la Sociología en América Latina La producción de la Sociología, aquella que reviste mayor trascendencia para el análisis de la realidad social de América Latina, comienza a perfilarse a partir de la década de los años cincuenta, caracterizada por la realización de una serie de estudios sobre la modernización. Antes de los años cincuenta se puede señalar esta etapa como aquella referida a los “pensadores”, quienes tienen en el “ensayo” como el principal instrumento de expresión. En este contexto se da a ambos términos, “pensadores” y “ensayo”, un sentido a la vez muy genérico y muy alto. Genérico porque los pensadores se originaron en las más variadas disciplinas del saber y pocas veces cultivaron alguna de manera sistemática. De ahí que la mayoría de ellos no puedan ser considerados como sociólogos, filósofos o historiadores en sentido estricto. En esta etapa la enseñanza de la Sociología estuvo extendida en América Latina, en algunos países, desde el último cuarto del siglo XIX y en otros en el primer cuarto del presente. El fenómeno se produce en las universidades y dentro de ellas en las escuelas de derecho. Entre los temas trascendentales que trataron los pensadores fueron el de la “autonomía cultural”; se trabajó también el tema del “bolivarismo” que remite al problema de lo latinoamericano, su existencia y su significación. Las intervenciones armadas, políticas y económicas pusieron de actualidad la cuestión del imperialismo. Un tema que une lo externo y lo interno es el del nacionalismo, especialmente en lo relacionado a la construcción de la nación, por encima de las barreras étnicas, de las desigualdades regionales y de las desigualdades sociales. 31


En la etapa de posguerra se constata un gran movimiento de renovación de la Sociología, de la manera de concebirla, de su metodología, de sus relaciones con la realidad y su transformación. Esta renovación parte de una crítica al trazo teórico y metodológico en que se encontraba el cultivo de la Sociología a inicios de la década de 1940 y al muy escaso papel que se confiere a la investigación empírica. No es la tradición de realismo lo que se critica, sino más bien la sustitución de la Sociología por una filosofía social, sea cual fuere el grado de conciencia e intención envuelto en este hecho. En este proceso destacan autores como José Medina Echavarría. En su obra Sociología: Teoría Y Técnica, editada por el Fondo de Cultura Económica, en 1941 afirma que “no puede existir una ciencia sociológica sin una teoría y sin una técnica de investigación. La ciencia social sólo es posible desechando las corrientes irracionalistas, posición que es suscrita por los autores de la época (Gino Germani, Florestan Fernández), lo cual es relevante para la Sociología si se toma en cuenta la importancia que tienen en la época las corrientes de pensamiento que niegan la posibilidad de un estudio de los social que no ha lle su base fundamental en la intuición. Esta renovación de la Sociología va a insistir mucho en la necesidad de la neutralidad valorativa. La crisis del desarrollo latinoamericano y la internacionalización de las economías de la región, así como la presencia de la Revolución Cubana, terminaron también afectando a la orientación de la Sociología desde los años cuarenta. Se puso en tela de juicio el bagaje teórico frente a los cambios políticos en los países más importantes de la región en la década de los años sesenta. Esto hizo que algunos de los planteamientos de corte liberal que inspiraron la obra de buena parte de la generación de sociólogos de la posguerra, comience a demostrar inadecuaciones notables para explicar las nuevas situaciones. En efecto, a fines de la década de los años cincuenta e inicios de los años sesenta se constata una nueva renovación de la Sociología en América Latina, se denomina como el período de la “Sociología crítica”, que achaca a la Sociología de los autores de posguerra como defensores del status quo e, incluso, como instrumento de la dominación. También se ataca las posiciones de la neutralidad 32


valorativa, y la necesidad de abandonar el neopositivismo en benef icio de orientaciones dialécticas, así como el rechazo de las teorías basadas en supuestos como el estructural funcionalismo y más particularmente las teorías de la modernización. El argumento era de que estas teorías no eran aplicables a la realidad latinoamericana, por lo que consecuentemente se sostuvo que los sociólogos “cientificistas” carecen de un conocimiento adecuado de la realidad de nuestros países. A partir de este punto de vista, la producción de la Sociología en América Latina ha estado estrechamente relacionada con los temas de desarrollo y sus diferentes especificidades. A la luz de estas preocupaciones ha surgido la denominada “Teoría de la Dependencia” (en su versión reformista o en su enfoque revolucionario), basada en la aplicación del método históricoestructural, o dialéctico. Se rechaza la aplicación del método neopositivista. La dialéctica permitiría pensar en conjunto lo que sucede en la sociedad, en su totalidad y en su movimiento. Este enfoque tuvo un antecedente en los trabajos de la CEPAL, caracterizada al inicio por el desarrollo de una serie de estudios sobre la naturaleza de la inflación, donde comienza a aparecer el estructuralismo en oposición al monetarismo. Los primeros dan mayor peso, y le dedican mayor atención a las causas políticas y sociales de los fenómenos económicos que los monetaristas. También pusieron mucho énfasis en el Estado como promotor del desarrollo económico y como compensador de las deficiencias económicas. Para los estructuralistas, la remoción de los principales obstáculos para el desarrollo requiere de reformas estructurales de tipo político y social tanto como económico. Mientras los estructuralistas están por una estrategia de desarrollo orientada hacia el interior y hasta cierto punto autosuficiente, los monetaristas abogan por una estrategia de desarrollo orientada hacia el exterior, guiada por una relación más estrecha con el mercado internacional. El énfasis de la Sociología giró alrededor de la explicación de los procesos de cambio experimentados en la región a lo largo de su proceso histórico. Desde este punto de vista, existió un importante esfuerzo por la 33


producción de conceptos que hicieran posible la interpretación de la estructura social y política de América Latina. En muchos de los estudios, como lo afirma Faletto, es posible percibir una orientación hacia lo que podría denominarse “Sociología Crítica”, en donde el carácter de la sociedad es enjuiciado, apoyándose para tal objeto en una concepción del mundo o ideología. Justamente, la intención de esta “Sociología Crítica” era proponer una transformación de la sociedad, concordante con los principios que le sirve de sustento. Cabe indicar, que no se pretendía, en este caso, que el análisis sociológico conduzca necesariamente a la reforma o a la transformación completa de la estructura social, sino a poder actuar de modo eficaz sobre algunos de los componentes de ella, asumiendo metas que, de algún modo, han sido previamente determinadas. Lo que ha predominado, de una manera prioritaria, es una Sociología que intentó comprender una determinada situación social de carácter histórico. Se ha tratado de mostrar las peculiaridades de la estructura de América Latina y las tendencias dinámicas de su particular situación, intentando poner en claro la diversas posibilidades que ellas encierran. Se ha priorizado el diagnóstico, y se ha tenido en claro que la elección de alternativas está influida por distintos puntos de vista, y pertenece por último a quien corresponde la responsabilidad de la acción. La Sociología buscó encontrar la especificidad de la Región. En concreto, era necesario determinar la particularidad del comportamiento de los distintos grupos sociales (la burguesía, los sectores medios las clases populares), del problema de la marginalidad y de la posición social del indígena y el negro, y además, comprender cual era el rasgo específico de sus Instituciones Sociales, el Estado, las Fuerzas Armadas, la Educación, etc. A nivel teórico, el desafío que se enfrentaba era de gran magnitud. Se trataba nada menos que de construir un “nuevo modelo” que diera cuenta de las condiciones sociales que harían posible el desarrollo económico e n las circunstancias de la Región. 34


La visión actual, puede decirse que ha constituido un aporte científico reconocido incluso internacionalmente, y de hecho, esta forma de interpretar el desarrollo de la Región, se convirtió en el transcurso de los años se senta hasta mediados de los años setenta, en la visión hegemónica que circuló y se difundió en las universidades (Dentro de esta perspectiva pueden citarse en el campo de la Sociología, entre otros, a los autores tales como Cardoso, Faletto, Ruy Mauro Marini. Gunder Frank, Aníbal Quijano, Vania Bambirra, Edelberto Torres Rivas, Tomás Amadeo Vasconi, Alonso Aguilar, Antonio García, Agustín Cueva, etc.) En términos teórico-metodológicos fue interesante la influencia del marxismo como teoría totalizante para explicar la realidad. Además, esta expresión teórica respondía a los procesos políticos que tenían lugar en América Latina, al carácter del movimiento antiimperialista. Problemática de la Sociología en el momento actual El cambio de paradigma que ha implicado los cambios determinados por el efecto de la mundialización y de la globalización de las economías ha generado variaciones en la orientación de la Sociología. El análisis estructuralista y de la dependencia que primó en las tres últimas décadas ha sufrido un grave remezón y se precisa una renovación si se quiere seguir desafiando la dificultad y complejidad de la comprensión de la realidad social, así como si se pretende presentar una alternativa a los paradigmas neoclásicos y de la modernización. A criterio del sociólogo mexicano Pablo González Casanova, existe una crisis en las ciencia sociales, tanto en la ciencia oficial, cuanto en la Sociología crítica. Las primeras en cuanto disminuye su capacidad de construir conceptos y de construir la realidad. En cuanto a las segundas, se constata que incluso la crítica científica más rigurosa y sofisticada, contraria a la política económica neoliberal, logra ni el más mínimo cambio en el diseño e implantación de políticas alternativas. En esta medida, la situaci ón de la Sociología parece considerablemente distinta a sus momentos históricos de ascenso vinculados a los conceptos de Modernidad, de Progreso y de Desarrollo, cuando las realidades 35


que corresponden a estos conceptos presentaban de una manera más ostensi ble y promisoria tendencias ascendentes y, en las crisis, más posibilidades de recuperación. El desenvolvimiento actual de la Sociología está caracterizado por un marcado pragmatismo y la falta de una perspectiva de un cambio estructural de la sociedad en el horizonte inmediato, situación que debilita el ejercicio de la Sociología en términos macro. Ha ganado terreno el ejercicio de la Sociología que enfatiza en el análisis de problemas sociales acotados, con fines de intervención social. Este enfoque ha determinado un cambio de perfil de la práctica de la Sociología, y posiblemente aquí radique una de las causas de la mentada crisis de la disciplina. El énfasis en la cuantificación y el asocio metodológico a los criterios de las ciencias naturales en relación con la cuantificación, ha limitado y empobrecido el quehacer científico de la disciplina. En otros términos, no se cuestiona la aplicación de métodos cuantitativos, pues, la Sociología aborda muchas preguntas y requiere investigaciones tipo encuesta, cuanto mejores sean los métodos cuantitativos, tanto más dignos de confianza serán los resultados. Sin embargo, no todas las preguntas sociológicas requieren este enfoque y algunas son de una índole que exige el uso de métodos cualitativos muy diferentes. El rescate de esta dimensión más global debe ser una preocupación de la práctica y la enseñanza de la Sociología. A partir de aquí cabe indicar, como lo señala Peter Berger, que la Sociología no debe ser asumida tanto como una especialidad sino como

una

perspectiva.

Desde

este

punto

de

vista,

posiblemente, a diferencia de la mayoría de los científicos sociales, el sociólogo no puede reclamar un territorio empírico específico que le sea propio. Lo que él puede ofrecer ante todo es su propia perspectiva, a part ir de una sólida formación que le posibilite realizar interpretaciones sólidas de los diferentes fenómenos de la realidad social, en tanto en cuanto sean “construidos” como objetos de conocimiento, de acuerdo con los presupuestos epistemológicos y metodoló gicos de las ciencias sociales. 36


Como un medio que potencie el desarrollo y el ejercicio de la Sociología, se precisa que ésta aborde de nuevo los grandes interrogantes de la época clásica, que sea cosmopolita y metodológicamente flexible y que asuma una po sición antiideológica, entendida esta afirmación, en el sentido de superar el dogmatismo, así como ganar especificidad en el planteo de preguntas trascendentes a la realidad, que permitan dar cuenta del hilo conductor de los procesos sociales que dinamizan de manera importante y a veces determinante la vida social. En el aspecto práctico, el desarrollo de la disciplina debe basarse en el riguroso y profundo conocimiento de la teoría sociológica, que posibilite que el sociólogo pueda disponer de una base científica sólida para desenvolverse adecuadamente en el tratamiento de objetos aplicados, o intentar explicar cuestiones que revisten una alta trascendencia social de los problemas sociales álgidos de nuestro tiempo. Para lograr este objetivo, Gonzalo Casanova, sostiene que es necesario actuar con rigor intelectual y exactitud en el manejo de los datos y las fuentes, pero además, debe existir una gran capacidad en el dominio del saber científico, para el dominio técnico y para el dominio político en favor de los seres humanos. Que este saber se transmita al mayor número de organizaciones pensantes y actuantes que están construyendo las realidades con conceptos y los conceptos con realidades, a fin de que exista una mayor posibilidad de alcanzar objetivos de justicia, libertad, democracia; pues, no se alcanzará si no se logra que las mayorías hagan suya la investigación científica y el estilo de pensar que se desarrolla en las ciencias naturales y sociales. En esta misma línea de análisis, el sociólogo francés Alain Touraine afirma que “es responsabilidad de las universidades elaborar conceptos de desarrollo que combinen la apertura económica con la integración social y la creatividad cultural de cada nación”. La ideologización es uno de los peligros a superar, pues, ésta limita las posibilidades de creación científica y técnica, y menos aún su trabajo de análisis crítico de la experiencia histórica individual.

37


Finalmente, la Sociología debe preocuparse del análisis y estudio de los grandes problemas que inquietan a la sociedad contemporánea, por esto mismo su objeto es amplio, o como se dijo arriba quizá no tiene un objeto empírico específico a semejanza de otras ciencias sociales. Lo que interesa es que exista preocupación por objetos sociales aplicados con fines de intervención social, así como tratar de contestar grandes interrogantes sobre la naturaleza del cambio actual de la sociedad y la perspectiva futura. Esto debe hacerse a partir de la elaboración de conceptos aprehendidos del seno de quienes los están f orjando en la práctica, y que este ejercicio se lo desarrolle en base al rigor y al empleo imaginativo del método científico, para formular explicaciones que señalen perspectivas analíticas serias que tomen en cuenta el sentido de la acción del actor, para contribuir al proceso de construcción de proyectos sociales menos inequitativos y más democráticos. A partir de los avances que ha realizado la Sociología latinoamericana, existen al momento problemas que deberían concitar su atención, tales como, la vulnerabilidad externa; la dependencia tecnológica financiera; la heterogeneidad estructural de la región, la marginalidad y el sector informal; los procesos de inclusión y exclusión social; la etnicidad, regionalismo y la cuestión nacional; la modernización de las estructuras políticas; los procesos de ciudadanización y sus diferentes modelos, los movimientos sociales y el fortalecimiento de la democracia y la reforma política; los impactos de la mundialización y globalización de las economías; la naturaleza de las expresiones culturales su realidad, sus significados e impactos, así como el análisis de los procesos identitarios. En este marco de referencia global se podrá avanzar en las explicaciones y propuestas alternativas de acción para enfrentar la limitac ión a la participación política, desarrollar la ciudadanía, así como atender al problema de la organización social y dar cuenta de la problemática social de grupos humanos específicos. En este contexto la enseñanza de la Sociología debe partir de la orientación general señalada en este punto y encarnar estas preocupaciones en el curriculum, el mismo que estará en estrecha relación con el lineamiento paradigmático propuesto y, a su vez, atender campos de especialización 38


profesional que permitan desarrollar teorías de alcance medio, así como proponer instrumentos que fortalezcan y vuelvan más eficientes posibles procesos de intervención social. BIBLIOGRAFIA BOTTOMORE Tom y NISBET Robert, Historia del análisis sociológico, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1988. BERGER, Peter, “Sociología: Se anula la invitación” DONOLO, Carlo y otros, La cultura del 900, México, Edit. Siglo XXI, 1981 FERRAROTI, Franco, La Historia y lo cotidiano, Madrid, Ediciones Península, 1990 GIDDENS, Anthony, El Capitalismo y la Moderna Teoría Social, Barcelona, Edit. Labor, 1977 GONZALEZ CASANOVA Pablo, “Ciencias Humanas y Democracia”, Revista Memoria, N. 83, noviembre de 1995 GUTTIERREZ PANTOJA, Gabriel, Metodología de las Ciencias Sociales, México, Edit. Horla, 1986 MOYA, Carlos, Teoría Sociológica: Una Introducción Crítica, Madrid, Edit. Taurus, 1971 POZAS, Ricardo, “Presentación de la candidatura de Alain Touraine al doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México”, Revista mexicana de Sociología, Vol. 58, N.4, Octubre-Diciembre 1996 WEBER, Max, Economía y Sociedad: Introducción, conceptos metodológicos, 39


varias ediciones WOLF, Mauro, SociologĂ­a de la vida cotidiana, Madrid, Ediciones CĂĄtedra, 1982

40


41


Desarrollo Participativo y Gobernabilidad Local Análisis del discurso de las agencias de asistencia internacional sobre la participación social 1970-1995 2 César Montúfar Pabel Muñoz

Según el nuevo paradigma de desarrollo humano, la participación de la gente, los beneficiarios de programas de desarrollo o la sociedad civil cumple un papel fundamental no solo para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población sino para el crecimiento económico y la consolidación democrática. Esta visión de desarrollo participativo adquiere muchas variantes, tanto en los discursos de los organismos internacionales de asistencia para el desarrollo (OADs) y los gobiernos de los países pobres como en las propuestas de organizaciones y movimientos sociales y centros académicos. En lo que sigue realizaremos un breve análisis del discurso de la participación producido por los organismos internacionales de asistencia para el desarrollo entre 1970 y 1995. Ubicamos tres momentos en la evolución de dicho discurso. En cada uno, la idea de la participación cambia de significado, apela a distintos actores y demanda arreglos institucionales diferentes. El proceso culmina cuando a raíz de la emergencia de un nuevo paradigma a fines de los 80, la participación se vincula con el tema de la expansión de las posibilidades de elección y potenciación de las capacidades de las personas y la búsqueda de mayores espacios de gobernabilidad local. Debido a su íntima relación, vincularemos el tema de la participación con las propuestas de descentralización que paralelamente se fueron concretizando. Ambas apuntan coordinadamente a una significativa reformulación de los procedimientos centralizados y verticales de gestión que caracterizaron a los modelos de desarrollo en vigencia desde los años 50. El argumento que queremos demostrar es que, contrariamente a lo que nos dice la retórica participativa de las OADs, entre 1970 y 1995 las propuestas 2

Este texto se presentó como ponencia en el XXI Congreso Latinoamericano de Sociología de ALAS en septiembre de 1997, Sao Paulo, Brasil.

42


de participación han ido refinando un marco de creciente normalización, control e intervención sobre las conductas y actitudes de los beneficiarios. En otras palabras, el proyecto de integrar a los mismos a distintas iniciativas de desarrollo ha ido dirigido a organizar más eficientes y mejor estructurados sistemas de gobernabilidad local. Por medio de la participación popular los centros nacionales y transnacionales de poder buscan ganar presencia y control en los niveles locales; incidir sobre las prácticas de los actores en aquellos niveles; y solidificar dinámicas de aprendizaje colectivo y compromisos que transcienden fronteras y espacios nacionales y cimienten la continuidad de las políticas y programas propuestos. El trabajo presenta un anexo en el que se hace un ejercicio de interpretación de las propuestas de participación, en los dos primeros momentos cronológicos, para el caso particular de una comunidad en la sierra norte ecuatoriana. Ello nos ayuda a visualizar de mejor manera cómo en la práctica del desarrollo las agencias que intervienen construyen a sus actores y objetos de intervención de forma que se acoplen a sus diagnósticos y objetivo s institucionales. 1. La participación como movilización de recursos Las primeras ideas para incluir elementos participativos a los programas de desarrollo vinieron de los grupos de acción comunitarias propuestos por USAID a mediados de los años sesenta. Estos grupos intentaban replicar las experiencias de los programas en contra de la pobreza implementados durante el gobierno de Lindon Johnson. Esta tendencia fue apoyada por el Congreso de EE.UU. al aprobar en 1966 una nueva ley de asistencia internacional en la que se demandaba de los programas de desarrollo financiados por USAID una máxima participación de las gentes de los países en desarrollo por medio del apoyo a sus organizaciones democráticas privadas y gobiernos locales. La participación popular, según la nueva ley, debía ser colocada en el mismo lugar de importancia que el desarrollo económico. Se percibía que no existe ninguna contradicción entre ambos sino una clara complementaridad. Una mayor participación de la

43


gente estimularía el crecimiento y mejorará la asignación de recursos 3. En la ley estadounidense de asistencia internacional de 1966 se puede ver una conexión explícita entre participación y modernización política. Más aún, la participación social, al difundir el poder en sectores excluidos de la sociedad, se convertiría en un instrumento esencial para el desarrollo democrático y, por ende, la modernización política 4. Todo esto requiere el incluir a los beneficiarios en los procesos de toma de decisiones y aplicación de los programas. Cooperativas, asociaciones de crédito y organizaciones locales son algunas de las estructuras orgánicas de la sociedad por medio de las cuales la participación social puede canalizarse. En suma, la creación de instituciones democráticas en el ámbito social y político debía incluirse como un objetivo de la política de asistencia de EE.UU 5. El segundo gran impulso al tema de la participación popular en las iniciativas de desarrollo se produjo en el contexto de progra mas en contra de la pobreza definidas al interior de las estrategias de crecimiento con redistribución impulsadas por el Banco Mundial en los años 70 durante el mandato de Robert MacNamara. En ese entonces, dos de los pilares de las concepciones del paradigma vigente desde los años 50, a saber, la planificación y administración centralizadas y el énfasis en las inversiones públicas como motor del crecimiento económico, comenzaron a ser cuestionadas y catalogadas como ineficientes para reducir la pobreza y marginación de amplios sectores de los países en desarrollo. Nuevas ideas aparecieron argumentando que las acciones de los gobiernos adolecían de serios problemas en la asignación de recursos, cobertura y organización de los servicios públicos. Esta discusión apareció muy vinculada a temas que desde entonces comenzaron a ganar importancia en la agenda del desarrollo como la pobreza rural y las necesidades básicas. La idea que ganó fuerza fue que la reproducción de patrones inequitativos en la asignación de recursos públicos, los cuales presentaban sesgos discriminatorios a sectores

3

Ver Max Millikan, et.al., The role of popular participation in development. Report of a conference on the interpretation of Title IX of the Foreign Assistance Act (Cambridge: The MIT Press, 1969), p. v. 4 Ver The role of popular participation…, p. 26. 5 Ver The role of popular participation…, pp. 35-36.

44


rurales y regiones apartadas, era una de las causas principales de la pobreza generalizada y la prevalencia del subdesarrollo. Con el fin de superar estos problemas, los discursos desarrollistas apuntaron a estrategias como el desarrollo rural integral, que intentaba articular intervenciones multisectoriales en educación, salud, nutrición, electrificación, etc., y programas destinados a universalizar la cobertura de servicios públicos en los mismos sectores. La idea era que al poner la pobreza urbana y rural en el centro de la agenda se iba a producir una modificación de las tendencias inequitativas y excluyentes en la asignación de recursos y, por tanto, a revertir la debilidad del Estado para resolver problemas sociales. Muy interesantemente, en diversos documentos sectoriales de desarrollo rural, salud y educación que el Banco publicó en 1975, el argumento en favor de la participación se inclina también hacia lo político rememorando aquel énfasis en la modernización política, presente en las propuestas sobre participación de USAID años atrás. En estos documentos se sostiene que una inequitativa distribución de poder en la sociedad, se halla en la base de los sesgos y discriminación que los pobres tienen respecto del acceso a servicios públicos y distribución del ingreso. Esto se produce con mayor fuerza en las zonas rurales en donde el aislamiento y la falta de influencia de los pobres se agrava. Todo ello fortalece la idea de que las organizaciones locales como asociaciones de agricultores y cooperativas de pequeños productores pueden desempeñar un papel crítico no solo en movilizar la participación de la gente hacia el reclamo de mejores condiciones de vida sino cumplir un rol de intermediación entre las agencias estatales y los beneficiarios de los proyectos 6. En el caso del sector salud, la importancia de las orga nizaciones comunitarias es visualizada con mayor claridad. Estas pueden facilitar inmensamente el acceso de los pobres a los servicios estatales de salud y participar en la provisión de algunos servicios por medio de la incorporación de sus saberes tradicionales. De esta manera su participación fortificará la cohesión social, el grado de responsabilidad comparada sobre los problemas de salud de la población y la 6

See The W orld Bank Rural Development. Sector Policy Paper, febrero 1975, pp. 37-38.

45


efectividad y cobertura general de los servicios de salud disponibles en la comunidad7. En el caso de los programas de desarrollo rural también se ve como indispensable el que se produzca una incorporación activa de las instituciones locales del Estado así como también de la comunidad misma en todas las iniciativas planteadas. Ello sería una de las formas de asegurar resultados positivos en términos de los objetivos de los programas. Incluso, la prevalencia de esquemas administrativos centralizados y no-participativos comienzan a ser diagnosticados como una de las causas que sustentan el fracaso de programas de desarrollo rural en algunas regiones en desarrollo 8. Durante los años 70, USAID continuó como una de las agencias pioneras en promover la participación de los beneficiarios en sus iniciativas de desarrollo. En 1973, el Congreso de los EE.UU. propuso una nueva orientación a sus políticas de asistencia concentrándolas alrededor del tema de las necesidades básicas. En esta estrategia, según lo entendía USAID, la participación de instituciones locales se vuelve crucial en la medida en que éstas se encuentran mejor posicionadas para trabajar de manera directa con los beneficiarios y así poder definir y aplicar programas dirigidos a satisfacer sus carencias elementales. La centralización administrativa tiende a concentrar la experiencia y el conocimiento práctico en las capitales nacionales lo que obstaculiza las iniciativas y liderazgos locales. Ello tiende a producir ineficiencia en la aplicación de programas a nivel local al impedir una mejor utilización de los recursos e información disponibles en las comunidades. Luego de varios años, en 1979 USAID publicó los resultados de una investigación sobre el papel de las instituciones locales en programas de desarrollo en la que se concluía que los gobiernos a nivel local debían determinar el carácter de las iniciativas de desarrollo para que sean sostenibles en el tiempo y exitosos. Para ello, se veía como indispensable el que estos gobiernos locales alcancen un nivel

7

See The W orld Bank Health. Sector Policy Paper, marzo 1975, p. 47. Ver Dennis Rondinelli y Kenneth Ruddle, “Local organization for integrated rural development”, en International Review of Administrative Sciences, vol. XLIII, no. 1 (1977), pp. 20-30. Citado por Richard Harris, “Centralization and descentralization in Latin America”, en Shabbir Cheema y Dennis Rondinelli Decentralization and development. Policy implementation in developing countries (Beverly Hills: Sage Publications, 1983), p. 199. 8

46


significativo de autonomía en el proceso de toma de decisiones 9. En la misma línea, la OIT resolvió incluir en el Programa de Acción de su Conferencia de Empleo Mundial de 1976 una cláusula en la que se reconoce a la participación de los beneficiarios como uno de los requisitos para alcanzar la satisfacción de las necesidades básicas. Para la OIT, la participación de la sociedad no puede ser desvinculada de estrategias descentralizadas de planificación.

Una

estrategia

de

necesidades

básicas

requiere

de

una

participación extendida de la gente debido a que necesita un inmenso esfuerzo para movilizar y canalizar los recursos locales subutilizados en la producción de bienes que satisfagan necesidades 10. Al igual que para el Banco Mundial y USAID, la OIT da una gran importancia al hecho de aumentar el poder de presión frente al Estado de los que menos tienen. Los dos elementos se complementan para hacer de las metodologías participativas atractivos antíd otos para enfrentar las debilidades de Estados centralizados tanto al movilizar todos los recursos necesarios para atender las necesidades de los más pobres así como al reproducir patrones de intervención con la tendencia a discriminar en contra de determinados grupos, zonas y regiones. 2. La participación como medio la superar el abismo entre burocracias y los pobres. Un importante cambio de enfoque en la discusión sobre participación se produjo cuando, debido a la influencia de tendencias como la economía del bienestar y las escuelas de escogencia pública ( public choice), el discurso de las OADs empezó a mostrar una mayor preocupación por el tema de la receptividad de las agencias gubernamentales a las necesidades y preferencias de la sociedad. Se planteó que las preferencias individuales de los ciudadanos varían localmente, por lo cual, la provisión centralizada de servicios por parte del Estado no podía satisfacer a todos los gustos y demandas de los benefi ciarios. Los gobiernos, 9

Ver USAID Managing Decentralization (W ashington, D.C.: USAID, 1979), pp. 20 -30. Citado en Jeni Klugman, “Decentralization: A survey of the literature from a human development perspective”, Human Development Report Office Occasion al Papers No. 13, Nueva York, pp, 5-6. 10 Ver Franklyn Lisk, “The role of popular participation in basic needs -oriented development planning”, en Franklyn Lisk (edt.) Popular participation in planning for basic needs. A study prepared by ILO within the fram ework of the World Employment Conference (Nueva York: St. Martin’s Press, 1985), pp. 15-17.

47


además, confrontan problemas y limitaciones de comunicación con sus poblaciones lo cual les impide descubrir las necesidades locales y alcanzar mayores niveles de eficiencia conectados a las expectativas de la población. Este interés por el tema de las preferencias individuales de los usuarios de servicios y de su capacidad para escoger entre distintas alternativas alentó la necesidad de reformar las instituciones estatales con el fin de hacerlas más receptivas a las demandas locales. Para ello, también se vio como fundamental el avanzar en procesos de reforma institucional dirigidos a ampliar la participación de la sociedad en el diseño y ejecución de programas estatales y a impulsar procesos de desconcentración y descentralización del Estado. Distinto a los esquemas propuestos por la teoría de la sociedad buscadora de renta que recomendaba el retiro de regulaciones públicas sobre los actores privados, la posición a este nivel se dirigía más hacia transformar esquemas centralizados y verticales de gestión que habían resultado discriminatorios con respecto a los más pobres. Para ello no solo era necesario mejorar la administración de los programas del Estado sino impulsar la incorporación de los gobiernos locales y las comunidades de beneficiarios a los mismos con el fin de provocar cambios en su comportamiento junto a una alteración de las relaciones y correlación de poder en la sociedad entre los que más y los que menos tienen. Al final de los años 70, el Banco Mundial dio un nuevo impulso al tema de la participación y descentralización con motivo de la preparación de su Informe de desarrollo mundial de 1980. En varios de los documentos de soporte técnico para este informe se delinearon varias orientaciones administrativas y de política consideradas necesarias de ser incorporadas para promover una estrategia de desarrollo centrada en el combate a la pobreza. En uno de los documentos preparado por Norman Uphoff, se sostiene que las nuevas iniciativas del desarrollo deben partir de la consideración de la posición de debilidad de los pobres y, en esa medida, diseñar mecanismos para compensar tal situación. Por ello, es necesario que los fondos de asistencia para el desarrollo busquen fortalecer a las organizaciones populares de base con el fin de que mejoren su posición para presionar y competir por financiamiento para sus comunidades frente al Estado. Solo de esa manera los pobres tendrán la 48


posibilidad de convertirse en una fuerza en la sociedad. El desarrollo humano, para Uphoff, no solo implica que los pobres obtengan una mejor educación, salud o nutrición sino incrementen sus capacidades políticas, sociales y psicológicas. Prestemos atención a la palabra capacidad sobre la que volveremos más adelante. La perspectiva public choice es evidente en otro documento técnico para dicho Informe, esta vez preparado por los expertos en administración pública Milton Esman y John Montgomery. En éste los autores sostienen que uno de los problemas principales de los programas de desarrollo es su dificultad para alcanzar a cubrir las necesidades de los sectores de mayor pobreza con métodos convencionales de administración. Incluso, lograr la cobertura para inmensos sectores de la población no significa necesariamente de que éstos vayan a utilizar los servicios ofertados. Por este motivo, todas las intervenciones estatales deben basarse sobre sólidas indicaciones de interés por parte de los beneficiarios, para lo cual, la participación de las organizaciones de base es indispensable. Formas de administración verticales de comandos centralizados que ignoran las necesidades de la gente, sus preferencias y capacidades deben abandonarse 11. Para estos autores es importante recalcar que la experiencia y visión del mundo de la gente pobre y sin educación difiere totalmente de aquella que manejan los funcionarios públicos. Es indispensable diseñar estrategias que creen puentes para superar este divorcio entre la gente y los burócratas de forma que los programas puedan responder a los gustos, preferencias y necesidades. Para Esman y Montgomery la adopción de una estrategia de desarrollo destinada a combatir la pobreza requiere un relajamiento de controles centralizados mediante la desconcentración de funciones entre burocracias nacionales y locales. Procesos de desconcentración administrativa deben operar delegando responsabilidades a funcionarios locales y a organizaciones de base . Agencias locales del gobierno deberían ser organizadas para que asuman el diseño y gestión de determinados programas. Su participación presenta una

11

Ver Milton Esman y John Montgomery, “The administration of human development”, en The World Bank Implementing programs of human development, Staff W orling Paper No. 403, Estudio de soporte técnico para el Informe de Desarrollo Mundial, 1980, Julio 1980, pp. 185-186.

49


inmensa ventaja sobre estructuras centralizadas para organizar e interactuar con las comunidades beneficiarias y de esa manera alcanzar mayor eficiencia en la movilización de recursos 12. Este documento sostiene que cuando los proyectos de desarrollo se organizan en agencias jerarquizadas, la coordinación de funciones e iniciativas se convierte en un gran proble ma. Por todo ello, la desconcentración de la autoridad hacia funcionarios cercanos y en contacto con el público no solo podría ayudar a una mejor utilización de recursos humanos y materiales sino a alcanzar una mejor coordinación entre diversas estructuras burocráticas y sus actividades 13. La preocupación de los organismos internacionales por los fracasos de los programas gubernamentales motivados por problemas administrativos provocó que el tema de la reforma institucional se coloque como uno de los temas principales de la agenda del desarrollo durante los años ochenta. El llamado desarrollo institucional pasó así al centro de la agenda del Banco Mundial, el cual le dedicó el Informe de desarrollo mundial de 1983. Igualmente, USAID colocó a la reforma institucional como uno de los cuatro pilares de su política de asistencia internacional para la década de los ochenta 14. Dentro de ello, la OECD difundió la discusión alrededor de incrementar el papel de los gobiernos locales y la necesidad de superar esquemas centralistas y universalistas de los estados de bienestar europeos. La mayor crítica hecha a los mismos apuntaba su proclividad 12

Ver Milton Esman y John Montgomery, “The administration of human development..., pp. 194 195, 222. 13 El tema de la desconcentración de funciones es p rofundizado por otro documento de soporte técnico al IDM de 1980, esta vez escrito por Jacob Meerman. Este documento plantea que en los países en desarrollo la administración central ha crecido a expensas de los poderes locales y regionales concentrando la mayor parte de la inversión y gasto público. Para corregir esta tendencia, se deberían establecer métodos de transferencia intergubernamental que permitan movilizar recursos desde las instancias nacionales a las locales. Meerman va incluso más allá y sostiene que la descentralización fiscal puede representar una alternativa viable para reducir costos, incrementar recursos locales y mejorar la eficiencia en la asignación de los mismos. Para Meerman, la descentralización puede significar que los servicios pr oveídos por el Estado sintonicen mejor con las necesidades locales y sea posible una mejor rendición de cuentas de las unidades encargadas de proveer los servicios. Para ello, los procesos de descentralización necesitan incorporar la variable fiscal y acom pañarse de una mayor transferencia de recursos. El autor, sin embargo, alerta sobre la paupérrima eficiencia y capacidad administrativa de las burocracias locales. Esta limitación requiere ser superada progresivamente para que la descentralización pueda aplicarse con éxito. Ver Jacob Meerman, “Paying for human development”, en The W orld Bank Implementing programs of human development, Staff W orling Paper No. 403, Estudio de soporte técnico para el Informe de Desarrollo Mundial, 1980, Julio 1980, pp. 160-162, 118. 14 Para profundizar la discusión llevada adelante al interior del Banco Mundial a principios de los ochenta respecto al tema de la descentralización ver Dennis Rondinelli, John Nellis y Shabbir Cheema Decentralization in Developing Countries. A review of recent experience (W ashington, D.C.: The W orld Bank, 1983).

50


para crear la dependencia en los beneficiarios, ser utilizados y manipulados por intereses políticos, el debilitamiento de las capacidades institucionales de los gobiernos locales, los problemas presupuestarios y la sobrecarga de las responsabilidades 15. La idea de que la participación comunitaria puede transfor mar los sistemas de provisión de servicios públicas reduciendo la distanc ia existente entre Estado y sociedad tuvo propuestas más radicales en la propuesta y práctica de otras OADs como la Fundación Interamericana de EE.UU. En una publicación auspiciada por esta Fundación, Direct to the poor, se propone la necesidad de impulsar una estrategia de desarrollo no-gubernamental, antiburocrática sostenida exclusivamente en las organizaciones de base. Esta estrategia sería posible si se establecen esquemas de transferencia directa de recursos a las organizaciones de los beneficiarios, evitándose de esa manera el que estos sean divertidos o desperdiciados sea por razones burocráticas o políticas. En otras palabras, se concibe la posibilidad de un tipo de desarrollo totalmente asentado en la participación de los benefic iarios y la acción de organizaciones voluntarias en el que las agencias gubernamentales se limitan a proveer los fondos. Mientras tanto, la sociedad estructura sus necesidades y demandas, y organiza, aplica y evalúa programas de mejoramiento sin la interferencia de procesos burocráticos 16. El interés por la participación de la sociedad en los programas de desarrollo al interior de los OADs fue influenciada por discusiones académicas que también tuvieron lugar a principios de los años ochenta. Una de las propuestas con mayor impacto fue aquella de David Korten y Felipe Alfonso en su libro Bureaucracy and the poor, aparecido en 1983. Este libro sintetiza una investigación realizada con el auspicio de varios institutos de administración pública de América Latina y Asia y el financiamiento de las fundaciones

15

Ver OECD Managing urban change: policies and finance (Paris: OECD, 1983). Citado por Robert Bennet, “Decentralization, intergovernmental relations, and markets: toward a post -welfare agenda?” en Robert Bennet (edt.) Decentralization, local governments, and markets (Oxford: Claredon Press, 1990), pp. 12-13. 16 Ver Sheldon Annis y Peter Hakim, “What is grassroots development?”, in Sheldon Annis y Peter Hakim, edt. Direct to the poor. Grassroots development in Latin America (Boulder: Lynne Rienner Publishers, 1988), pp. 1-2.

51


Rockefeller y Ford. Propone una estrategia de desarrollo basado en la gente para lo

cual

las

burocracias

estatales

deben

aplicar

nuevos

métodos

de

administración 17. La idea es que con la aplicación de programas contra la pobreza, la distancia entre burocracias y la gente tiene que reducirse mucho más que cuando la intervención del gobierno se limitaba a recaudar impuestos o proveer servicios públicos. En el modelo anterior las burocracias permanecen alejadas de las aspiraciones directas de los más pobres, situación que produce que estos sientan cada vez mayor desconfianza de los gobiernos. Este abismo no puede continuar si de lo que se trata es de hacer del gobierno un agente de lucha contra la pobreza. Reducir este abismo, propone n estos autores, debe convertirse en uno de los temas principales de la agenda de desarrollo en los años ochenta 18. Con el fin de alcanzar este objetivo, los colaboradores de Korten y Alfonso definen una serie de reformas administrativas dirigidas a transformar el locus centralizado en la toma de decisiones y el cambio de actitud, valores y habilidades de los burócratas encargados de proyectos de desarrollo. Se busca remover los obstáculos administrativos para la participación y con ello extender la cobertura de los programas, aumentar su adaptación a diversas situaciones locales y evitar formas de dependencia de los beneficiarios 19. En síntesis, Korten y Alfonso definen a la participación como una necesidad humana fundamental. Solo aquellos que participan pueden conocer las necesidades, prioridades e ideales de su comunidad y tienen derecho a reclamar beneficios. “La necesidad de participación -escriben estos autores- es una necesidad fundamental. A través de su participación se puede lograr que los hombres se an capaces de satisfacer sus otras necesidades básicas” 20. Por todo ello, la participación comunitaria representa una opción válida para superar los problemas de métodos administrativos

convencionales

y

provocar

el

involucramiento

de

los

beneficiarios más allá del simple consumo de servicios 21.

17

Ver David Korten y Felipe Alfonso (edt.) Bureaucracy and the poor. Closing the gap (W est Hartford, Connecticut: Kumarian Press. 1983), p. xiv. 18 Ver Bureaucracy and the poor..., p. xv. 19 Ver Frances Korten, “Community participation..., en Bureaucracy and the poor..., pp. 184-196, 182-183. 20 Ver Bureaucracy and the poor…, p. x. 21 Ver “Community participation…, en Bureaucracy and the poor..., p. 181.

52


Otra muy importante contribución a las propuestas de participación es el libro de John Montgomery, Bureaucrats and people, aparecido en 1988. Montgomery sostiene que la participación de la sociedad no es crucial para t odas las intervenciones del Estado sino únicamente cuando el gobierno busca cambiar el comportamiento de los beneficiarios, Montgomery incluso señala que este mismo procedimiento es válido no solo para asuntos de políticas internas sino también para las relaciones internacionales. El punto es que el compartir procesos de toma de decisiones puede convertirse en un mecanismo para superar dificultades en situaciones en que existen actores con trayectorias diversas e, incluso, incompatibilidades en sus culturas políticas. La participación es, entonces, un instrumento de acción pública que busca influir en el pensamiento y actitudes de los ciudadanos. Los políticos y los burócratas no siempre comprenden a sus propias sociedades. Mediante métodos participativos se puede tender puentes que unan las diferencias culturales entre las autoridades y los ciudadanos comunes 22. A fines de la década del 80, asistimos a una reconexión del tema de la participación con el tema político y la distribución del poder en la sociedad cuando se generaliza el uso de la palabra inglesa empowerment, traducido al español como empoderamiento. Dharam Ghai del UNRISD, realiza una muy clara distinción sobre estrategias participativas que conducen o no a desencadenar una dinámica de empoderamiento de los grupos involucrados. Para Ghai, unas son las prácticas de participación que solo buscan la movilización de los beneficiarios para que aporten con materiales o mano de obra en la realización de los proyectos; otras las que contemplan la transferencias de recursos y poder de decisión a autoridades locales y líderes comunitarios, aquí participación es casi lo mismo que descentralización; y finalmente, otras son las estrategias que se dirigen a fortalecer las organizaciones que representan a los pobres haciéndolas más democráticas, independientes y autónomas. Este último estilo requiere que las organizaciones de base tomen control o influyan significativamente en el diseño, la aplicación y los resultados de los proyectos de desarrollo. El aspecto clave tiene que ver con las capacidades y potencialidades 22

Ver John Montgomey Bureaucrats and people. Grassroots participation in Third World development (Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1988), pp. xi -xii.

53


de los beneficiarios que la nueva estrategia de desarrollo debe apuntar precisamente a incrementarlas 23. Conviene remarcar el inmenso papel atribuido a las organizaciones de base o comunitarias como canalizadoras de las estrategias participativas. Para Ghai, el problema del empoderamiento no puede ocurrir si las organizaciones de base no se convierten en espacios de diálogo y reflexión para que los beneficiarios lleguen a entender sus problemas y arribar a soluciones. Las organizaciones son fundamentales para transformar las debilidades individuales de los sectores empobrecidos en fortalezas colectivas, lo cual consolida el funcionamiento de sociedades más democráticas 24. Ampliando el mismo argumento, para Shabbir Cheema las organizaciones de base y voluntarias no solo contribuyen mediante la provisión de servicios, el diseño y ejecución de programas sino que dan a los beneficiarios un sentimiento de inclusión en iniciativas locales y nacionales. Sin estas organizaciones, la gente tendería a reproducir

actitudes

pasivas

que

pueden

derivar

en

situaciones

de

deslegitimación de los gobiernos. Las mismas organizaciones, debido a su familiaridad con las condiciones locales pueden además aportar visibilizando los problemas de las comunidades; aumentando la eficiencia de los gobiernos locales 25. El papel determinante de organizaciones voluntarias en las estrategias de desarrollo participativo involucra el creciente interés e importancia concedida al sector no-gubernamental 26. A principios de los 70, el sistema de la Naciones 23

Ver Dharam Ghai, “Participatory development: Some perspectives from the grassroots”, in Journal of Development Planning, (19), 1989, pp. 216-218. 24 Ver “Participatory development..., p. 229. 25 Ver Shabbir Cheema, “The role of voluntary organizations”, en Decentralization and development..., pp. 204-207. 26 Al respecto cabe anotar que la inclusión de ONGs en iniciativas d e asistencia o cooperación entre Estado ricos y pobres comenzó mucho antes del inicio del desarrollismo de los años 50. Por dar un caso, fundaciones como la Ford o la Rockefeller tuvieron en varios países de América Latina una participación muy activa en el área de salud ya en las décadas de los 30 y 40. Un giro crucial, sin embargo, ocurrió en 1949 cuando EE.UU., bajo su nueva Ley de Agricultura, calificó a organizaciones no-gubernamentales de ese desempeñen la función de distribuir la sobreproducción de productos agrícolas a otros países. Ello provocó una creciente participación de organizaciones no-gubernamentales en las actividades de asistencia hacia los países pobres. Del mismo modo, otros países industrializados como Canadá, Alemania, Suecia, Holanda, Noruega, entre otros aplicaron políticas similares en las décadas 60 y 70. Ello produjo una consolidación mundial de muchas ONGs, que habiendo iniciado sus tareas desde los años 40 dentro de los programas de ayuda en la post-guerra como CARE y OXFAM, progresivamente se fueron involucrando con programas de desarrollo. En la medida en que mayores recursos fueron

54


Unidas abrió la posibilidad de que ONGs puedan incorporarse con un estatus consultivo al interior de su Consejo Social y Económico. Al mismo tiempo, otras agencias como UNICEF, UNFPA, PNUD y el Alto Comisionado para Refugiados establecieron formas de colaboración con ONGs en actividades como recolección de fondos e implementación de proyectos. Desde finales de la misma década, el BID comenzó un programa orientado al financiamiento de pequeños proyectos para sectores de bajos ingresos en el que se promovió la participación de ONGs como estructuras de intermediación. En la misma línea, desde 1981 el Banco Mundial constituyó su Comité de ONGs con el fin de crear un espacio de diálogo y apoyo a sus actividades. Al mismo tiempo, la Comunidad Europea estableció un comité de enlace con ONGs para coordinar varias iniciativas de asistencia y la OCDE inició una línea oficial de asistencia para fortalecer las ONGs de los países en desarrollo27. Este acercamiento de las OADs hacia las ONGs expresa el tránsito que comenzó a operar en las tendencias de asistencia internacional de un patrón que privilegió la transferencia de recursos a los Estados de los países en desarrollo hacia otro basado en el establecimiento de arreglos institucionales públicos y privados. Desde entonces, las ONGs calificaron ante la comunidad internacional como intermediarias locales eficaces para promover la participación y respuesta de los beneficiarios. Surgió un consenso alrededor de la idea de que debido a su pequeño tamaño y su proximidad a la gente éstas poseen una mayor sensibilidad para conocer las necesidades y aspiraciones de la gente y son más eficientes que las centralizadas estructuras estatales. Esta ventaja comparativa de las ONGs es considerada decisiva para programas destinados a combatir la pobreza en tanto su acción puede ayudar a empoderar a los pobres brindándoles participación directa en procesos de toma de decisiones y una mayor capacidad de presión frente a autoridades nacionales y locales. Además, se piensa que las ONGs pueden cumplir un rol importante en esquivar las presiones políticas que impiden puestos a disposición de las ONGs, en países como EE.UU. se crearon fundaciones públicas como es el caso de la Fundación Interamericana y la Fundaci ón de Desarrollo de África, para movilizar y recolectar fondos públicos y privados hacia iniciativas de asistencia. Todo ello ha constituido una impresionante red de asistencia independiente de las agencias convencionales de tipo bilateral y multilateral. 27 Ver Samuel Paul y Arturo Israel (edt.) Nongovernmental organizations and the World Bank (W ashington. D.C.: The W orld Bank, 1991), pp. 31 -32.

55


a los gobiernos atender a los sectores pobres y haciendo que éstos se concentren en los sectores que más poder y recursos tienen. De esa forma, las ONGs se pueden constituir en valiosas estructuras de mediación entre los gobiernos y los beneficiarios, siendo independientes de ambos. Su inclusión, por tanto, tiene el potencial de balancear el poder entre el Estado y la sociedad y entre los poderosos y los débiles en las sociedad. Aún más, en momentos de crecientes necesidades y pobreza y decreciente disponibilidad de recursos, las ONGs pueden ofrecer una alternativa para obtener beneficios para los pobres de manera más directa y a menores costos sin caer en alternativas que aumenten burocracias estatales, formas de patronaje y dependencia 28. Esta visión extremadamente optimista sobre las ONGs se derivó en gran medida de la imagen positiva que muchas ONGs proyectaron en América Latina durante el período de retorno a la democracia, cuando muchas de ellas lucharon junto a organizaciones populares en contra de los gobiernos autoritarios 29. Junto a ello, la emergencia de un sólido movimiento internacional de ONGs en las últimas dos décadas fortaleció la ola de confianza y optimismo. Este movimiento internacional ha consolidado relaciones y vínculos entre organizaciones locales, nacionales y mundiales que han multiplicado intercambios fluidos no solo de recursos sino también de experiencia, habilidades, conocimientos y percepciones similares 30. Hasta fines de los años 80, la incorporación de

metodologías

participativas produjo una corriente hacia la reestructuración del Estado desarrollista de modo que pueda incluir las perspectivas e intereses de beneficiarios, organizaciones de base y ONGs. Para David Korten esta nueva realidad forzó la expansión de nuevas corrientes de administración para el desarrollo que transciendan formas de intervención basadas en modelos centralizados

y

burocráticos

de

gestión.

Correspondientes

convencionales de crecimiento económico y producción de 28

a

modelos masas, la

Ver David Korten. “Third generation NGOs strategies: A key to people -centered development” en World Development, Vol. 15, 1987, Suplemento, pp. 146-147. 29 Ver Leilah Landim, “Nongovernmental organization in Latin America”, en World Development, Vol. 15, 1987, Suplemento, pp. 31-32. 30 Ver Anne Gordon Drabek, “Development alternatives: The challenge for NGOs. An over view of issues”, en World Development, Vol. 15, 1987, Suplemento, p. xiv.

56


administración del desarrollo de las décadas 50 y 60 puso énfasis en organizar economías de escala reduciendo todo a un estilo destinado a promover result ados económicos. Para Korten, desde los años 70 este estilo de administración centralizada entró en una profunda crisis cuando programas iniciales de combate a la pobreza demostraron que éstos eran ineficaces, caros y creadores de dependencia. Se planteó, entonces, apuntar hacia nuevos objetivos de política alrededor de la búsqueda de equidad y participación al tiempo de lograr que la intervención del Estado cause menos interferencias, utilice menos recursos y se sujete a mecanismos de rendición de cuentas a nivel local 31. Por todo ello, la consolidación de formas de desarrollo participativo implicó el inicio de procesos de desburocratización que superen los estilos administrativos de la etapa fordista. En su reemplazo el nuevo tipo de desarrollo, basado en la participación de los beneficiarios, comenzó a organizarse para satisfacer las necesidades locales e individuales de la gente 32. En suma, las discusiones en torno al tema de la participación entre 1960 y 1980 presentan varios énfasis y matices distintos. Si a fines de los 60, el problema de la participación fue enmarcado dentro del tema de la modernización política, veinte años después, la discusión se centró en las preferencias y capacidad de escogencia de los beneficiarios y el abismo existente entre sus demandas y el Estado. Este cambio, fue en gran medida sustentado por un cambio en la aproximación epistémica que informó las percepciones de los OADs en relación con la necesidad de participación. En este punto, el aspecto predominante

fue

la

influencia

de

las

visiones

public

choice

que

conceptualizaron la participación como un mecanismo a mano de los encargados de proyectos para captar las preferencias y necesidades individuales de los beneficiarios. Importantemente, durante el periodo 1970-1980 las diferentes propuestas participativas avanzaron de una simple noción utilitaria de recursos humanos y materiales en control de las comunidades, a una comprensión de la necesidad de fortalecer políticamente a las comunidades involucradas. Ello desde la intensión de hacer de la participación un mecanismo para incidir sobre 31

Ver David Korten, “Strategic organization for people -centered development”, en John Ickis, edt. Beyond Bureaucracy. Strategic management for social development (Kumarian Press, 1986), pp. 234-235. 32 Ver “Strategic organization for people-centered development”..., p. 250.

57


el pensamiento y las actitudes de los actores participantes. En ese sentido, podríamos decir que a finales de los 80, al ligarse nuevamente el tema de la participación con el problema de la distribución del poder en la sociedad y las actitudes y cultura política de los actores, se retorna a una visón muy cercana a la propuesta de modernización política de USAID en los 60. A continuación analizaremos las transformaciones que se produjeron en el paradigma del desarrollo internacional a principios de los 90, para luego concentrarnos en la reformulación de las nociones de participación que trajo consigo. 3. Desarrollo humano: el nuevo paradigma A pesar de diferencias y énfasis distintos y una larga hist oria de construcción conceptual, un nuevo paradigma se ha consolidado como resultado de discusiones entre los organismos de asistencia internacional con mayor influencia, a saber, USAID, el Banco Mundial, la OECD y las agencias de la ONU, especialmente el PNUD. Este paradigma, conocido como desarrollo humano, plantea la necesidad de integrar las estrategias de crecimiento y modernización económica con programas focalizados dirigidos a solucionar los problemas inmediatos de la gente: la pobreza extrema, la carencia de capital humano e, incluso, la falta de libertades políticas, entre otros. En un documento conmemorativo de su 50 aniversario, Learning from the Past, Embracing the Future, el Banco Mundial define sus políticas de asistencia de cara a los nuevos retos del desarrollo internacional para la próxima década. Estas líneas de acción pueden sintetizarse en apoyo a cinco objetivos a nivel de cada país en desarrollo que si bien son coincidentes con las expresadas por las otras organizaciones enfatizan su dimensión política: aplicación de reformas económicas que promuevan el crecimiento y reduzcan la pobreza; inversión en la gente o formación de capital humano; protección del medio ambiente; estímulo al sector privado y apoyo a la gobernabilidad. Las ideas de este documento son desarrolladas en Nurturing Development libro publicado por el Banco y escrito por su vice presidente de Desarrollo Ecológico Sustentable Ismael Serageldin 33. 33

Ver Serageldin, Ismael, Nurturing Development: Aid and Cooperation in Today’s Changing World (W ashington D.C.: The W orld Bank, 1995), pp. 1-5.

58


Para Serageldin, los donantes internacionales deben reconocer que las lecciones del pasado indican que el desarrollo en las regiones pobres del planeta será resultado del mejoramiento de los recursos humanos, políticas macroeconómicas sanas, políticas que reduzcan la pobreza, sustentabilidad ecológica, respecto a los derechos humanos, incorporación de las mujeres en las actividades del desarrollo; apoyo al buen gobierno y a la sociedad civil 34. En suma, se propone un estilo de desarrollo centrado en el ser humano, en el que armonicen mercado y estado (market-friendly), que sea ecológicamente sustentable y consciente de la problemática de género. La asistencia internacional puede y debe jugar un papel en apoyar este patrón de desarrollo. El círculo vicioso de baj o crecimiento, pobreza y desarrollo inadecuado de recursos humanos en la mayoría de casos puede ser explicado por razones domésticas de orden institucional, políticas y de gobierno. Es a nivel de estas políticas y los arreglos institucionales que han generado, al crear estructuras estatales ineficientes, corruptas y separadas de l a gente, que se debe promover cambios que a la larga desencadenarán el desarrollo de las naciones 35. Igualmente, en 1992 la OECD publicó un manual con los principios a seguir por los donantes de asistencia internacional. Este documento, titulado Manual de Asistencia para el Desarrollo, fue respaldado por todos los ministros de cooperación internacional de los países del Comité de Asistencia para el Desarrollo (DAC) de la OECD. Los aspectos más sobresalientes del Manual tienen que ver con el énfasis puesto en incluir la cuestión de género, el apoyo a la participación popular y el establecimiento de parámetros de protección ambiental. Junto a ello, el Manual también llama la atención sobre la necesidad de contribuir a reducir la tasa de crecimiento poblacional, el apoyo al sector privado y a procesos de transformación tecnológica en los países en desarroll o 36. En una dirección similar, el Informe de cooperación para el desarrollo de DAC, correspondiente a 1993, enfatiza la directriz de que los donantes concentren sus esfuerzos en apoyar el desarrollo humano financiando políticas de educación, salud, población y medio ambiente. Los temas de gobernabilidad deben 34

Ver Nurturing Development..., pp. 8-11. Ver Nurturing Development..., capítulos 1, 3. 36 Ver OECD, Development Assistance Manual: DAC Principles for Effective Aid (Paris; OECD, 1992), pp. 6-7, 14-19. 35

59


constituirse en otra área principal. De igual manera, la participación de los beneficiarios -se afirma- contribuirá a mejorar los niveles de productividad de las donaciones 37. No obstante la importancia de los cambios de concepción sobre el desarrollo y su agenda que se evidencian en los discursos del Ba nco Mundial y la OECD, fueron USAID y el PNUD las agencias que a principios de los 80 realizaron un importante aporte al redefinir completamente el significado de la noción de desarrollo vinculándolo con la posibilidad de elección y capacidades de

los

individuos.

Para

USAID,

una

nueva

definición

de

desarrollo

necesariamente debe incluir las dimensiones políticas y sociales del bienestar económico. Así fue expuesto en Development and the National Interest un año antes que el primer Informe de Desarrollo Humano de PNUD fuera publicado, 1990: “Desarrollo humano, progreso social, crecimiento económico van juntos... Progreso o desarrollo significan horizontes de elección en cada espacio de la vida, cuánto gana uno para vivir, cuántos hijos sanos se tiene, cuán vasto es el panorama de elección y oportunidad que tienen esos niños... En el fondo, desarrollo significa elección; mientras más amplio es el rango de elección, mayor es el grado de desarrollo... Un desarrollo individual verdadero es la clave para mayor libertad y progreso y para el fortalecimiento de valores e instituciones sociales civilizadas” 38. Según USAID, los retos del mundo en desarrollo requieren una política de asistencia de los EE.UU. que ayude a que los países pobres alcancen no solo un crecimiento económico sostenido sino también la ampliación de las posibilidades de elección y capacidades de la gente común. Todo esto implica el apoyo a políticas orientadas a desarrollar la capacidad de innovación tecnológica, empleo, desarrollo agrícola, controles y regulación del medio ambiente e inversión en capital humano39. Para USAID, los países en desarrollo que han aplicado políticas económicas saludables, tal es el caso de los llamados tigres asiáticos, tienen los mejores indicadores en salud, educación y oportunidades

37

Ver 1993 Development Cooperation Report..., 8-9, 19. Ver Development and the National Interest..., p. 7. 39 Ver Development and the National Interest..., pp. 88-107. 38

60


para sus ciudadanos. Estas tendencias, sostie ne el Informe, son por lo demás totalmente coincidentes con los intereses nacionales de los EE.UU. en términos humanitarios, económicos y político-estratégicos 40. El trabajo de la ONU también ha sido determinante para este proceso de reconsideración de la concepción y patrones de desarrollo internacional sobretodo a partir de 1990 cuando el PNUD publicó su primer Informe de Desarrollo Humano. En el primer IDH se lanza una nueva definición de desarrollo, muy similar a la de USAID, que lo identifica con la capacidad y oportunidades de elección de la gente común. Así, el promover políticas de desarrollo humano no solo implica asegurar a la gente un estándar de vida adecuado sino garantizar que ésta goce de un conjunto libertades políticas, económicas y sociales 41. Para ello, se presenta un índice dirigido a medir el nivel de desarrollo humano de todos los países del planeta, desarrollados y en desarrollo. El índice busca cuantificar la situación de cada país de acuerdo a tres grupos de indicadores: longevidad, conocimiento y acceso a niveles de vida decentes. Con ello se evita, según el Informe, que solo la variable ingreso per cápita, hasta entonces el único indicador tomado en cuenta determine las mediciones de progreso social. Con la inclusión de las otras variables, se busca que las mediciones del desarrollo comiencen a ser sensibles a otros indicadores como mortalidad, acceso a educación, patrones de alimentación, libertad política, seguridad, etc 42. Finalmente, el Informe remarca el punto de que el recurso mayor de cada nación es su gente, por lo cual la tarea de gobiernos y organizaciones internacionales de desarrollo debe ser el establecer políticas y un contexto adecuado para su florecimiento. El IDH de 1990 establece, en ese sentido, varios objetivos prioritarios para la década de los noventa: crecimiento con equidad, concentración en las desigualdades, satisfacción de las necesidades de los más pobres; apoyo a la participación popular; inclusión de las ONGs en las políticas de desarrollo; apoyo a las iniciativas privadas 43.

40

Ver Development and the National Interest..., pp. 86, 120. Ver PNUD, Informe de Desarrollo Humano, (Oxford: Oxford University Press, 1990), pp. 33 -34. 42 Ver IDH 1990..., pp. 136-146 43 Además, el IDH de 1990 propone un paquete de objetivos y políticas globales en que todos los actores internacionales y nacionales del desarrollo deben acordar para el año 2000. Entre otros, se mencionan programas de vacunación universal para los niños, reducción global de los índices 41

61


Un documento de soporte técnico para el Informe de Desarrollo Mundial de 1992, elaborado por Sudher Anand y Amartya Sen, profundiza sobre la relación entre desarrollo y ampliación de las oportunidades de elección y capacidades humanas. Los autores enfatizan sobre la importancia de la redistribución a los pobres en cuanto a mejorar sus niveles de capital humano (educación, salud, nutrición) pero no como un fin en sí mismo sino como un medio para que éstos amplíen su capacidad de vivir una vida más plena. Para Anand y Sen, este asunto se halla íntimamente relacionado con la calidad de vida de las personas, la cual no solo depende del ejercicio individual de las iniciativas personales sino de los arreglos institucionales prevalecientes. Por ello, entonces, la posibilidad de desarrollar la iniciativa individual (individual agency) es inseparable de las condiciones institucionales que las determinan, es decir, de las oportunidades y privaciones que los individuos confrontan a lo largo de sus vidas. En ese sentido, las políticas de desarrollo deben concentrarse en expandir el marco de oportunidades que tienen los individuos para que éstos se permitan llevar adelante una vida en la que puedan desarrollar todas sus capacidades. Los objetivos de crecimiento económico, de formación de capital humano, etc. son solo medios, poseen solo un valor instrumental, para lograr ese fin 44. La distinción entre medios y fines del desarrollo coloca a la posición del PNUD en una clara oposición respecto a la visión del Banco Mundial. Como es evidente, la propuesta del Banco Mundial, si bien se vuelca sobre el tema recursos humanos, inversión en la gente, capital humano, etc. como uno de sus objetivos, se queda corta en lo que tiene que ver con el marco de oportunidades y posibilidad de elección individuales que copa la visión del PNUD y USAID. Esta discrepancia se amplía en posteriores elaboraciones de Amartya Sen, uno de los principales cerebros detrás de la concepción de desarrollo humano, en las que este autor profundiza el tema de las capacidades y la calidad de vida. Para Sen la calidad de vida de los seres humanos se relaciona con su capacidad de desplegar de mortalidad infantil, eliminación de la desnutrición infantil, educación primaria universal, erradicación del analfabetismo en un 50 por ciento, acceso universal a agua limpia, etc. Se recomienda que a nivel nacional se elabore un listado de necesidades humanas en cuanto a educación, sanitarias, nutricionales, de pobreza, empleo y demografía. Estos inventarios deberán conducir al establecimiento de prioridades nacionales e internacionales, que ade más, tomen en cuenta las preferencias individuales de la gente. Ver IDH 1990, pp. 14-18. 44 Ver Sudhir Anand y Amartya Sen, “Sustainable human development: Concepts and priorities”, Human Development Occasional Papers No. 8, 1992, pp. 7, 13 -16.

62


un conjunto de “funcionamientos” que requieren, en primer lugar, el estar a salvo de la morbilidad y mortalidad, estar bien nutrido, tener la posibilidad de movilización, acceder a educación, ingresos, etc., y en segundo, poseer la capacidad de disfrutar las varias formas de bienestar que ofrecen todo un conjunto de funcionamientos deseables. El tema central resulta, entonces, el de las capacidades que se hallan supeditadas al acceso a estos medios. Las capacidades humanas no son otra cosa que un conjunto de funcionamientos, esenciales y no esenciales, que deben estar disponibles para que cada persona pueda elegir de entre los que le resulten más valiosos para enriquecer su calidad de vida. Tanto el problema de elegir entre diversos funcionamientos que posibilitaran diferentes formas de bienestar, tanto como la no determinación de alguno de ellos como mejor o más valioso respecto de los otros, son dos puntos esenciales en la concepción de Sen. El punto central es el de reconocer el ejercicio de un conjunto de funcionamientos y capacidades como la substancia del bienestar o la calidad de vida sin que se establezca de antemano ninguna jerarquía entre ellos ni se imponga ningún criterio para decidir entre ellos. Se trata únicamente de identificar el bienestar y la calidad de vida en términos de la capacidad de vivir plenamente, es decir, de ejercitar el conjunto de funcionamientos considerados valiosos para el actor 45. Todas estas discusiones de los organismos internaciones de desarrollo durante finales de la década pasada y principios de ésta, dieron lugar a la convocatoria por parte de la ONU a la Cumbre Mundial de Desarrollo Social en marzo de 1994. Los gobiernos del mundo, las organizaciones bilaterales y multilaterales de asistencia y ONGs internacionales de cada uno de los países participantes se dieron cita en Copenhague para analizar los nuevos retos impuestos al desarrollo por fenómenos como el incremento de la pobreza, el desempleo y la exclusión social. La Cumbre concluyó con la firma por todos los gobiernos participantes de una Declaración y programa de acción en el cual éstos se comprometieron a llevar adelante políticas y cambios institucionales significativos para avanzar la estrategia de desarrollo que fue aprobada. La Declaración de Copenhague constituye el reconocimiento internacional más 45

Ver Amartya Sen, “Capability and well-being”, en Martha Nussbawm y Amartya Sen The quality of life (Oxford: Claredon Press, 1995), pp. 30-31, 38-39, 41.

63


importante del cambio que está sufriendo la comprensión universal sobre e l desarrollo y el impacto que esto tiene para los flujos de asistencia internacional. La Declaración propone una estrategia de desarrollo basada en políticas económicas y sociales que empoderen a la gente y maximicen sus capacidades, recursos y oportunidades. El empoderamiento de la gente, en especial de las mujeres, para que fortalezcan sus propias capacidades constituye el principal objetivo del desarrollo y al mismo tiempo su mayor recurso. El empoderamiento, según expresa este documento, requiere de una participación completa de la gente en la formulación, implementación y evaluación de las decisiones que determinan el funcionamiento y bienestar de sus sociedades. Este modelo de desarrollo será imposible sin la igualdad y equidad de género y políticas dirigidas al desarrollo sustentable. Los esfuerzos de toda la comunidad internacional deben concentrarse en lograr que todos los hombres y mujeres del mundo, especialmente aquellos que viven en la pobreza, puedan ejercer sus derechos, utilizar mayores recursos y compartir responsabilidades para mejorar sus vidas y hacer que sean más satisfactorias. Para apoyar estos objetivos los temas fundamentales de la agenda internacional del desarrollo deben ser la eliminación de la pobreza, el desempleo y la exclusión s ocial 46. Para la Declaración, la realización del nuevo paradigma será inviable sin construir una cultura de cooperación entre todos los estados, la ONU, organismos multilaterales y bilaterales, organizaciones regionales, autoridades locales y todos los sectores de la sociedad civil. La nueva estrategia está encaminada a reducir a escala global todas las tensiones sociales y cr ear un marco de seguridad y estabilidad mundial 47. Para ello, los gobiernos firmantes se comprometieron en llevar adelante políticas dirigidas a erradicar la pobreza, promoción del pleno empleo, la integración social, igualdad de género, acceso universal a educación y salud básicas y a incrementar significativamente sus presupuestos de desarrollo social. Muy interesantemente, a más del compromiso general de propiciar un ambiente internacional positivo para el desarrollo

46

Ver United Nations, Declaration and Programme of Action of the World Summit for Social Development, Copenhagen, Dinamarca, 6-12 de marzo de 1995, pp. 2-3, 7. 47 Ver Copenhagen Declaration..., pp. 3-5, 7.

64


humano y de recomendaciones generales sobre los programas de asistencia, la Declaración deja en gran medida a discreción de los donantes el contenido de su incorporación al llamado nuevo esfuerzo global en torno al desarrollo social. Por el contrario, todo el peso del ajuste recae sobre el Estado y los ciudadanos de los países receptores de ayuda (PRAs); espacio desde el que se tienen que propiciar los cambios necesarios para asegurar que la comunidad internacional pueda asumir el reto de manejar los procesos de globalización, ampliando sus beneficios así como también mitigando sus efectos negativos 48. 4. Desarrollo humano y participación social En el corazón de la nueva retórica de los OADs, el tema de la participación de los beneficiarios adquiere una dimensión central. Para la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OECD), la canalizac ión de recursos para el desarrollo debe concentrarse por igual en un enfoque participativo como en la sustentabilidad del medio ambiente. Por desarrollo participativo se entiende una amplia vinculación popular a los aspectos políticos y económicos del desarrollo. Para ello se deben ejecutar estrategias de descentralización que expandan la participación de la gente a nivel local y promuevan a grupos y organizaciones de base 49. Según la OECD, el estilo de desarrollo participativo se halla íntimamente vinculado al tema de la gobernabilidad. El punto crucial es involucrar a la gente al proceso de desarrollo, y al mismo tiempo, establecer principios claros de buen gobierno y manejo eficiente del Estado. El “buen” gobierno requiere del fortalecimiento del sistema legal y de la capacidad administrativa del sector público, así como la lucha contra la corrupción y el respeto a los derechos humanos. Este además exige la consolidación de instituciones y mecanismos que fortalezcan a la gente, la conviertan en agente de su propio desarrollo y contribuyan a la emergencia de sociedades civiles activas 50. Desde la publicación del Informe de Desarrollo Mundial de 1990 el 48

Ver Copenhagen Declaration…, pp. 9-25. Ver DAC, Development Assistance Manual: DAC Principles for Effective Aid (Paris: OECD, 1992), pp. 6-7. 50 Ver DAC, Development Co-operation: 1993 Report (Paris: OECD, 1993), p. 30. 49

65


Banco Mundial propone una estrategia que privilegia la inclusión de grupos beneficiarios al proceso de diseño y ejecución de programas de desarrollo. Si bien no se habla directamente de sociedad civil, se hace referencia explícita a organizaciones

voluntarias,

sin fines

de

lucro,

no

gubernamentales

y

comunitarias locales como actores principales en la ejecución de las políticas recomendadas. Incluso, el Banco Mundial ha definido la participación de estas organizaciones comunitarias y/o ONG como uno de los criterios obligados a tomarse en cuenta no solo al evaluar proyectos en marcha sino al momento de seleccionarlos para su financiamiento. Ese el caso de los denominados Programas de Intervención Focalizada (Programs of Targeted Intervention) en los que se exige que la participación social, junto a la identificación de grupos en pobreza absoluta, sean criterios obligatorios para determinar la viabilidad de cada programa 51. Lo mismo ocurre con los Fondos Sociales y Redes de Protección Social promovidos activamente por el Banco en América Latina y Africa. En éstos se establece que ONGs y organizaciones locales deben cumplir roles precisos en la planificación y ejecución de sus distintas iniciativa s en salud, educación básica y protección del medio ambiente 52. En 1994 el Banco Mundial publicó una guía sobre participación, World Bank Sourcebook on Participation, diseñada para asesorar a sus funcionarios en cómo preparar y ejecutar proyectos sociales basados en la inclusión, apropiación y participación de los beneficiarios en programas sociales financiados por el Banco53. En esta guía, se define participación como el proceso en el que, los sectores involucrados en los proyectos de desarrollo social, influencian y controlan cada una de sus acciones. Ello requiere el adoptar estrategias de colaboración e intercambio permanentes entre funcionarios estatales, ONGs involucradas y actores sociales. A este nivel, la formación de compromisos mutuos entre las partes participantes, basados en un aprendizaje colectivo,

51

Ver Assistance Strategies to Reduce Poverty (W ashington D.C.: Banco Mundial, 1991), p. 22. Ver Philip Glaessner (et.al.), Poverty Alleviation and Social Investment Funds: The Latin American Perspective, Documento de Discusión del Banco Mundial No. 261, Washington D.C., 1994, pp. 24-25. 53 Ver World Bank Sourcebook on Participation, Departamento de Medio Ambiente, Diciembre 1994. 52

66


constituye un pilar fundamental del desarrollo participativo 54. El tema del aprendizaje colectivo es un asunto fundamental de la propuesta de participación popular del Banco Mundial. Se relaciona no sol o con el hecho de que por medio de prácticas participativas los beneficiarios adquieran nuevos conocimientos sobre determinados asuntos sino fundamentalmente que desencadenen procesos de invención y transformación de sus prácticas. A este nivel, no importan tanto las buenas ideas o propuestas que vienen desde fuera, desde los asesores externos, sino las formas prácticas que los beneficiarios inventan para resolver sus problemas. Todo ello requiere de varios requisitos institucionales que permitan y promuevan el que los proyectos de desarrollo se implementen dentro de un ambiente favorable para el aprendizaje colectivo e invención de estas nuevas prácticas sociales 55. En síntesis, el punto clave según la visión del Banco Mundial es que las metodologías participativas producen beneficios netos en cuanto a modificar comportamientos individuales y grupales. En ramas del desarrollo que requieren de transformaciones actitudinales como son los proyectos de planificación familiar y salud primaria, aumento de ingresos, ahorro y crédito, proyectos forestales y de manejo de recursos naturales, de adopción de nuevas tecnologías agrícolas, entre otros; la participación de los beneficiarios fortalece su compromiso hacia el cambio y garantiza la sustentabilidad de las accione s iniciadas. La participación, además, facilita el que los gobiernos o entidades encargadas de los mismos puedan recoger mayor y más representativa información sobre las necesidades y demandas de la gente, sobre las capacidades locales y el posible impacto de los programas en marcha. Así mismo, la participación asegura que se puedan adaptar con mayor facilidad los programas diseñados a las condiciones locales y que mejore la calidad de los servicios entregados. Todo ello abona a que el reconocimiento social a la acción del gobierno aumente y adquiera mayor legitimidad 56.

54

Ver World Bank Sourcebook on Participation, pp. 75-80. Ver World Bank Sourcebook on Participation, pp. 76-77, 97 56 Ver Bhuvan Bhatnagar y Aubrey Williams, “Intriduction”, en Bhuvan Bhatnagar y Aubrey Williams (edt.) Participatory development and the World Bank. Potential directions for change 55

67


Todo este proceso pasa por el fortalecimiento de las organizaciones de base. Éstas deben ser concebidas como espacios en que las demandas locales pueden ser expresadas, los procesos participativos organizados y los servicios y programas aplicados. En ese sentido, el documento en mención propone la tarea de realizar un mapeo en cada comunidad de las organizaciones de base que pueden contribuir en los esfuerzos de desarrollo. Ello ayudará a acce der a grupos invisibles dentro de cada comunidad, muchos de ellos vinculados a formas de organización tradicionales, que pueden ser decisivos en la movilización de recursos materiales y humanos. Así mismo, se ve como prioritario el desarrollar y realizar una evaluación constante de las capacidades internas y debilidades de estas organizaciones. Se debe tender -concluye el documento- a que estas organizaciones potencien sus capacidades de liderazgo e incorporen habilidades y conocimientos que les permitan afrontar sus tareas de manera más eficiente 57. En el esquema propuesto por el Banco Mundial, las ONG son concebidas como

espacios

de

intermediación

privilegiados

entre

organizaciones

comunitarias locales y agencias estatales. Para que éstas puedan cumplir est e rol y la gente pueda participar de su propio desarrollo se necesita reformar las instituciones estatales, principalmente vía programas de descentralización, y el cambio de los procedimientos estatales de planificación y distribución de recursos. En fin, para “poner a la gente primero” el Estado debe “abrir sus estructuras administrativas” y modificar la forma como funcionan las burocracias estatales, de modo que incorporen la participación local y el rol mediador de las ONG, en cada una de sus decisiones 58. Otra expresión del nuevo paradigma de desarrollo participativo se encuentra en el citado Informe de Desarrollo Humano publicado por el PNUD en 1993 y en la Declaración y Programa de Acción de la última Cumbre de Desarrollo Social en Copenhagen 59. En el IDH del PNUD se enfatiza que la World Bank Discussion Papers No. 183 (W ashington, D.C.: The W orld Bank, 1992), pp. 3 -4. 57 Ver World Bank Sourcebook on Participation, pp. 111-116. 58 Ver World Bank Sourcebook on Participation, pp. 130-134. Para un análisis histórico de la relación Banco Mundial-ONGs ver Paul Nelson The World Bank and non-governmental organizations. The limits of apolitical development (Nueva York: St. Martin Press, 1995). 59 Ver UNDP 1993 Human Development Report (New York: Editorial de la Universidad de Oxford, 1993); y Copenhagen Declaration and Programme of Action of the World Summit of Social Development, 1995.

68


nueva estrategia debe posibilitar que la gente participe más en el gobierno y aumente su influencia en las decisiones que afectan su vida. Se concibe a las organizaciones populares y a las ONG como instituciones con capacidad de corregir los fallos tanto del gobierno como de la economía. Estas organizaciones, en especial las segundas, facilitan la participación social y aseguran una distribución más eficiente de recursos y una mayor coordinación de políticas estatales gracias a una mejor información sobre las necesidades locales. Por ello, descentralización es un elemento central de la propuesta de desarrollo participativo del PNUD. La descentralización no solo es vista como un proceso de desconcentración y delegación de funciones del aparato central del Estado sino también de devolución del poder y de la capacidad de decisión hacia las estructuras locales de gobierno. Se plantea que ésta última forma de descentralización es la más proclive a potenciar la participación popular si empre y cuando se articule a la vigencia de derechos y libertades civiles 60. Las formas más

efectivas

de

descentralización son aquellas

que

transcienden las

instituciones locales de gobierno y vinculan a “cuerpos sociales locales” a la toma de decisiones. Estos “cuerpos sociales” constituyen la mejor protección de la sociedad a la influencia absorbente del gobierno central 61. Para el PNUD la participación social implica que la gente tenga acceso constante, sea directa o indirectamente, a los procesos de decisión estatal. La participación es al mismo tiempo un medio y una meta del desarrollo. Es una forma de vida. Busca fortalecer a la gente de modo que ésta adquiera mayor libertad de escoger y “cambiar la gobernabilidad” a todo nivel, desde el palacio presidencial hasta los gobiernos locales 62. La participación popular apunta así a reformar aquella filosofía de desarrollo desde arriba en donde las iniciativas de la gente, en vez de ser promovidas, se subordinaban a las necesidades de los Estados 63. Ello no significa reemplazar o suplantar las funciones de los gobiernos sino promover el fortalecimiento de las instituciones de la sociedad civil, aumentar las capacidades de la gente para resolver sus problemas, 60

Ver Ver 62 Ver 63 Ver 61

1993 1993 1993 1993

Human Human Human Human

Development Development Development Development

Report…, Report…, Report…, Report…,

pp. 66, 77-78. p. 79. p. 21. pp. 90-93.

69


empoderarla frente a los demás actores sociales y políticos 64. Como se pudo ver, en La Declaración y Plan de Acción firmada en la Cumbre Social de Copenhaguen, se establece, en su compromiso primero, que una de las prioridades de las políticas de desarrollo social es reforzar los medios y capacidades de la gente en la formulación y ejecución de políticas sociales y económicas. Para tal objetivo, se sugieren programas de descentralización, administración abierta de las instituciones estatales y fortalecimiento de las habilidades y oportunidades de la sociedad civil y de las comunidades locales para desarrollar sus organizaciones, recursos y actividades 65. Se reconoce que un sistema político basado en tal inclusividad requiere la vigencia de derechos y libertades fundamentales que garanticen la diversidad, la justici a social y la satisfacción de las necesidades especiales de los grupos vulnerables y desaventajados. Ello, según este documento, depende en gran medida de fortalecer la participación de la sociedad civil. Esta es la única manera en que los programas de desarrollo social podrán verdaderamente reflejar y responder a las necesidades de la sociedad y fortalecer a los grupos que son objeto de la intervención estatal 66. Así, un estilo participativo de desarrollo promovería que los grupos hacia quienes se dirigen los proyectos se conviertan en su principal recurso. De esta manera, se lograría al mismo tiempo cumplir los objetivos de desarrollo material y la inclusión política de los grupos involucrados 67. Al igual que en los discursos de los 70 y 80, las ONGs aparece n como actores privilegiados del esquema participativo. Sin embargo, éstas son concebidas ya no solo como vehículos para aplicación directa de programas o proyectos sino como promotoras o facilitadoras de nuevas iniciativas sociales. Esta transformación ha sido uno de los hechos más dramáticos que ha sufrido este sector en los últimos años. Como lo describen autores como David Korten, desde mediados de los 80, estaría surgiendo una nueva generación de ONGs cuyo principal rol sería el influir sobre aspectos disfuncionales de las políticas e instituciones que determinan los proyectos y programas de desarrollo. La nueva 64

Ver 1993 Human Development Report…, pp. 5-6. Ver Copenhagen Declaration…, p. 9. 66 Ver Copenhagen Declaration…, p. 73-74. 67 Ver Copenhagen Declaration…, p. 7. 65

70


generación se ubica más en el rol de fundaciones que de agencias proveedoras de servicios; cumplen de esta forma un papel facilitador del trabajo de otras organizaciones tanto a nivel local y social como estatal 68. En una línea de análisis similar, John Clark propone la emergencia de una nueva corriente de ONGs ya no centrada únicamente en “hacer” proyectos sino en “influir” sobre los distintos actores y procesos que intervienen en los mismos. Ello ha implicado un cambio en el espacio de intervención de las ONGs del campo de la oferta de servicios al campo de la demanda. Este paso resulta crucial para que las comunidades estén en mejores condiciones de articular sus preferencias y demandas y se conviertan en participantes activas de los procesos de desarrollo. Según Clark, si las ONGs profundizan en esta dirección su aporte resultará decisivo para que las comunidades desarrollen nuevas habilidades y destrezas, modifiquen sus pautas de comportamiento y fortalezcan sus capacidades productivas 69. El pasar del ámbito de la oferta al de la demanda requiere de las ONGs nuevas formas de organización y de vinculación con la sociedad. Las nuevas ONGs deben establecer formas asociativas con las organizaciones de beneficiarios que consoliden la posición de estos sectores con respecto a las autoridades estatales y promuevan redes de apoyo nacionales e internacionales para sus puntos de vista y reivindicaciones. Esta colaboración desde el lado de la demanda, fortalecerá la influencia de las ONGs en los espacios locales, haciendo su papel mucho más importante en lo que Clark denomina los espacios de “gobernabilidad local” 70. En suma, el gran reto de las ONGs constituye el pasar de una perspectiva táctica a una estratégica; colocarse en el lado de la demanda e influir sobre procesos y actores antes que en el plano de la acción directa 71. En suma, de un paradigma que enfatizaba en la seguridad de los Estados, y que concebía un aparato estatal centralizado y con funciones de intervención enmarcadas nacionalmente, el desarrollo participativo y centrado-en-la-gente 68

Ver David Korten, “Third generation NGOs strategies: A key to people -centered development”, en World Development, Vol. 15, Suplemento, 1987, pp. 148-149. 69 Ver John Clark, “The state, popular participation, and the voluntary sector”, en World Development, Vol. 23, No. 4, 1995, p. 593. 70 Ver “The state, popular participation, and the voluntary sector..., p. 594. 71 Ver John Clark Democratizing development (Kumarian Press, 1991), pp. 11, 209-213.

71


propone concentrarse en la seguridad de los seres humanos, y para ello prefigura un modelo de Estado descentralizado ejecutando intervenciones puntuales en cooperación con ONGs y organizaciones de base. Estas organizaciones no solo deben tornarse más accesibles a la intervención estatal sino participar activamente en ella, principalmente a nivel local. De esta manera, se consolidaría un tipo de participación directa, casi personal, entre grupos focalizados de la sociedad y agencias estatales, ONGs y organizaciones de base como único medio para afrontar problemas sociales como la pobreza, la falta de educación y salud, etc. Se considera que el desarrollo participativo fortalecería la capacidad de negociación y poder de los grupos involucrados en los programas de desarrollo. Si bien se reconoce que la vigencia de derechos y libertades fundamentales es un requisito indispensable en la consolidación de la nueva estrategia, a nivel local se plantea que el Estado abra sus estructuras administrativas a la participación de la sociedad en un esquema que podríamos denominar de co-gobierno. Este cogobierno empoderaría a los beneficiarios de los programas y facilitaría los procesos de control y gobernabilidad local. A este nivel, la descentralización o devolución de poderes desde el Estado central a no solo instancias de gobierno, sino a “cuerpos sociales locales”, produce un efecto paradójico: por un lado, empodera a los actores que ahora tienen en sus manos las decisiones sobre las iniciativas que promoverán su mejoramiento, pero por otro, demanda de éstos cambios en su actitud, la innovación de las prácticas con que resuelven sus problemas. La participación es el instrumento para alcanzar ambos propósitos: descentramiento de las capacidades de decisión y mejoramiento de las condiciones de gobierno local o gobernabilidad de espacios micro. Esto último, resultado del cambio de comportamiento de los actores. 5. Conclusiones Este trabajo ha descrito la evolución del argumento sobre participación en tres momentos del discurso desarrollista manejado por las organizaciones internacionales de asistencia. Se ha planteado cómo el uso de me todologías de inclusión de los beneficiarios sirvió para difundir normas de diverso contenido 72


entre los actores, diferentes pautas de comportamiento. Se pudo establecer también cómo fue variando el rol asignado a las organizaciones de base y a las ONGs. A éstas se les encargó distintos libretos, se les propuso diferentes formas de interactuar y vincularse con las poblaciones intervenidas. Los tres momentos analizados no se distinguen en el tiempo tajantemente. Las distintas propuestas se sobreponen a las nuevas iniciativas creando una amalgama de planteamientos que a veces, incluso, incorpora elementos contradictorios. La separación temporal que hemos realizado en este trabajo tiene en ese sentido un claro afán metodológico. En un primer momento, que comienza a mediados de los 60 y se extiende durante la década siguiente, la participación nace vinculada con la reorientación que experimentan los programas de desarrollo hacia estrategias de combate a la pobreza. La participación, entonces, hace su debut enmarca da en las propuestas de desarrollo rural y univerzalización de servicios públicos del Banco Mundial y en las estrategias orientadas a la satisfacción de las necesidades básicas por parte de la OIT y USAID. En este momento, la participación de los beneficia rios básicamente procuró movilizar recursos y mano de obra locales con el fin de abaratar costos y aumentar la cobertura y eficiencia de los programas. En esta fase, la participación tuvo un claro contenido utilitario. Fue solo un instrumento para asegurar que las comunidades beneficiarias canalicen recursos materiales y humanos propios hacia los proyectos. Al mismo tiempo, las ONGs asumen funciones en la provisión de servicios y aplicación de los programas, intervienen directamente en las iniciativas de moda y en muchos casos estructuran redes de apoyo y proyectos paralelos a los establecidos por las agencias estatales. En un segundo momento, que inicia a fines de los 70, la participación incita fuertemente a hablar; plantea la necesidad de que los intervenidos expresen sus limitaciones y estructuren demandas. Influidos por una visión proveniente del public choice, hay la idea de constituir un tipo específico de sujeto que maneje la identidad del beneficiario y se convierta en interlocutor de las agencias impulsoras de los proyectos de desarrollo. Cabe resaltar el nuevo papel de las ONGs y demás organizaciones voluntarias. En esta fase, sus funciones son el visibilizar una serie de actores, problemas y mecanismos de 73


solución sobre la base de un mejor conocimiento de los espacios locales. Junto a ello, su rol se vuelca hacia la tarea de apoyar a que los beneficiarios y sus organizaciones descubran y articulen sus preferencias y demandas. Además, el papel de las organizaciones voluntarias es mediatizar la relaci ón beneficiarioestado, acercar burocracias y beneficiarios para que sus intercambios expresen de mejor manera la realidad local. En este momento, las estrategias de participación se vinculan a las propuestas de descentralización que también comienzan a ganar fuerza en aquellos años. Lo que se busca es promover procesos de transferencia de poder desde el Estado central hacia instancias regionales y locales de gobierno y luego hacia las organizaciones de base. Solo así las segundas accederán a la posibilidad real de decidir sobre cada una de las fases de los proyectos y se posibilitará la integración esperada entre los propósitos de intervención externos y las expectativas de las poblaciones intervenidas. Lo anterior se vuelve evidente en la forma como una agencia de desarrollo construyó actores y a la par su objeto de intervención, este es el caso de un sector de la sierra norte del Ecuador. (Ver anexo) En un tercer momento, el cual cuaja a fines de los 80 y coincide con la emergencia del llamado paradigma de desarrollo humano, la participación se vincula al discurso del empoderamiento y de la potenciación de las capacidades de los beneficiarios. Se busca profundizar los procesos de transferencia de la posibilidad de decidir las políticas desde los ámbitos del poder central hacia estructuras locales pero ahora este proceso es concebido desde una dimensión diferente: los beneficiarios ya no solo deberán apropiarse de proyectos concebidos desde afuera sino ejercitar nuevas prácticas, innovar procedimientos, expandir sus posibilidades de elección. Mediante la participación, las propuestas de desarrollo deben pasar totalmente a ser definidas y controladas por los grupos beneficiarios, a formar parte de sus capacidades para definir su presente y su futuro. Este cambio en la orientación y propósitos de la participación es visto como una alternativa para superar las dificultades de los gobiernos centrales para controlar procesos y problemas locales, es decir, se conecta con el tema de la gobernabilidad local. En otras palabras, empoderamiento y un mayor control y 74


regulación de los comportamiento y actitudes de los beneficiarios serían como dos caras de la misma medalla; al tiempo que se transfiere capacidad de decisión se fortalecen los mecanismos de control y regulación sobre los comportamientos y actitudes de los actores participantes. Se fortalecen los mecanismos que procuran conducir conductas y delimitar el campo de acción de los mismos. Este es sin duda un resultado paradójico: el aumento en la capacidad de elección traería consigo la figura de un gobierno que ya no solo opera externamente sino que se ha internalizado en las prácticas de los actores; “actores empoderados” que se gobiernan a sí mismos ayudando a gobernar el orden social a nivel de sus barrios o sus comunidades.

Anexo: La construcción de la microregión del Chota como objeto de intervención. En 1973 la misión FAO/BID para “La identificación de prioridades de inversión en el sector agropecuario del Ecuador”, identificó veinte y cinco áreas de posible intervención para el desarrollo rural de la sierra ecuatoriana. La misión recomendó que los programas de desarrollo sean de carácter integral y se promuevan “en áreas geográficas claramente definidas, de concentración poblacional, beneficiadas con programas de reforma agraria y con posibilidades económicas para lograr, a corto plazo, el mejoramiento de las condiciones de 75


vida de amplios grupos campesinos” 72. Dentro de las áreas que la Misión FAO/BID identificó como de más alta prioridad para proyectos de desarrollo rural está la microregión del Valle del Chota, ubicada a unos 150 kilómetros al norte de Quito, con comunidades de población negra localizadas en las dos márgenes del Río Chota. En el proyecto para el Valle del Chota, CESA definió su política de intervención en el área sobre dos ejes: la estimulación de la econo mía campesina y la modificación de su entorno ecológico; y el fomento de las estructuras organizativas de los campesinos. El proyecto constituyó un conjunto de acciones encaminadas a: “1) generar recursos para los grupos campesinos, 2) proveerlos de servicios y 3) inducir ciertos comportamientos (socializar) que cohesionen y concienticen a estos grupos” 73. El proyecto de CESA tuvo como principal objetivo institucional el “desarrollo de la agricultura a través del mejoramiento de la tecnología existente, el incremento de la productividad, el mejoramiento de los canales de comercialización y la introducción de nuevos productos de alta rentabilidad” 74. El diagnóstico que CESA realiza para el diseño del proyecto determina la prioridad de atención para el Valle del Chota a través de un conjunto de membretes que expresan las limitaciones y los problemas que la intervención de la agencia deberá superar: economía atrasada, métodos de producción de tipo tradicional y falta de tecnología son parte de las deficiencias que la zona presenta. En sí, “la fase de investigación de la planificación aparece como una forma de permitir a la institución justificar objetivos predeterminados” 75. Cabe señalar que en la etapa de diseño del proyecto (1974) la retórica de la “participación campesina” no tiene la fuerza de los actuales programas de desarrollo rural. En ese entonces la participación solo está enunciada en términos que la convierten en una estrategia para movilizar recursos materiales, humanos, políticos y culturales. Según se expresa, uno de los objetivos instituciona les del 72

Ver, Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA), Proyecto de desarrollo integral para las organizaciones campesinas del Valle del Chota, noviemb re 1983, pp.5. 73 Ver CESA..., pp. 31. 74 Ver CESA..., pp. 34. 75 CESA, Proyecto de desarrollo integral para las organizaciones campesinas del Valle del Chota, noviembre 1983, pp. 9.

76


proyecto para el Valle del Chota es “promover en los grupos campesinos organizados una creciente participación para asumir nuevas y completas funciones en lo económico, social, político y cultural” 76. En 1983, CESA realiza una evaluación de los ocho años de funcionamiento del proyecto. Allí, la Central reconoce el fracaso de su intervención y lo explica por tres razones: se minimizó la diferenciación intracomunitaria en el control del manejo de los recursos productivos; se ignoró totalmente los aspectos socio-culturales de la población como elementos explicativos de su comportamiento; y, por último, se otorgó al Estado el papel determinante en la inducción del cambio cultural, social y económico de la zona. La lógica del Proyecto Integral de 1974 fue pensada desde comportamientos campesinos y sus acciones fueron dirigidas a grupos campesinos. Sin embargo, CESA reconoció que “el actor ausente en el proyecto Chota, como estrategia de desarrollo de un área campesina, fue precisamente el campesino sin o con muy poca tierra” 77. Su diagnóstico, por tanto, se sustentó sobre un conjunto de supuestos falsos y datos mal construidos. El proyecto “creó” en su diseño una serie de actores para convertirlos en interlocutores del discurso manejado por la agencia.

Además se consideró mecanismos

para lograr

una

favorable

readecuación del “grupo campesino” en sus relaciones con otros grupos y con el Estado, vía la articulación de demandas para que sean satisfechas por las instituciones estatales encargadas de proveer servicios 78. Al contrario de diagnósticos académicos, ni en el diseño, ni en la evaluación que realiza CESA, se menciona el contrabando comercial como una de las formas de funcionamiento económico de muchas de las familias de la zona y que justamente fueron beneficiarias de los créditos que otorgó CESA desde 1974 79. El no tomar en cuenta el elemento del contrabando es un factor que 76

Ver CESA…, pp. 18. Ver CESA..., pp. 30. 78 Ver CESA..., pp. 26. 79 Mientras el diagnóstico de CESA no llama la atención sobre el contrabando, el estudio del antropólogo Jaime Espín, “Sobrevivencia y continuidad de la población negra del Valle del Chota”, reconoce que, “otro mecanismo de sobrevivencia es el comercio del cacho o contrabando que practican de modo tenaz las mujeres que recorren desde la vecina ciudad fronteriza de Ipiales (Colombia) hasta Huaquillas en la frontera con el Perú, cubriendo casi todos los mercados de la república”. Ver Espín, Jaime, Sobrevivencia y conti nuidad de la población negra del Valle del Chota, en MARKA, Instituto de Historia y Antropología Andinas, Quito, memoria, 1995, pp. 77

77


indica la falta de conocimiento sobre el que CESA planteó su Proyecto Integral para la zona. De esto se desprende que en realidad la misión de CESA fue construir un tipo de actor, primero campesino y luego interlocutor, que estructure una serie de demandas frente al Estado. Así CESA se constituyó en mediador de las relaciones beneficiarios-Estado y en garante de que las responsabilidades del Estado se cumplan para que de esta manera se mejoren los niveles de vida de los atendidos por el proyecto. En suma, el diagnóstico que CESA levanta sobre el Valle del Chota se basa sobre la premisa de que en el Valle funciona una economía campesina de agricultura estancada, que requiere únicamente los correctos imputs técnicos para convertirse en una zona desarrollada. El informe de CESA exagera la importancia de la agricultura e ignora el rol del contrabando en algunas comunidades beneficiarias del proyecto. De esta forma, CESA construye un objeto de intervención determinado que etiqueta a las comunidades con una serie de adjetivos. Así, la Central visibiliza una serie de “correctas deficiencias” que su

proyecto

propone

resolver

por

medio

de

estandarizado, aplicado y probado en muchos países.

170.

78

un

paquete

tecnológico


La Ganadería en los Centros Shuar Evaluación Retrospectiva de una Experiencia en Desarrollo en el Comercio Amazónico Jorge Trujillo

Introducción El presente artículo es una versión actualizada de un trabajo de evaluación del Programa pecuario de la FICSHA realizado para COMUNIDEC en Enero de 1992, en el marco de las actividades de la Fundación Inter Americana, IAF, en nuestro país. Durante el mes de diciembre de 1991 obtuve la dirigencia de la FICSHA la autorización para revisar sus archivos, de manera especial aquellos relacionados con el manejo del Programa de Desarrollo Ganadero. La documentación completa daba cuenta del proceso para el período comprendido entre 1964 y 1989. De tal manera que el análisis se refiere a este lapso en el que ocurren los inicios del Programa, su crecimiento y expansión, y también la crisis final cuyas consecuencias son, de alguna manera, evidentes hasta la actualidad. Un amplio espectro institucional comprometió su apoyo financiero, técnico y logístico en este Programa; de tal manera que su éxito -el que le fue atribuido en su momento fue el resultado de factores convergentes en el cupo una buena dosis de protagonismo a las poblaciones Shuar. Pertinente es la pregunta acerca del destino de esta experiencia. Poca atención ha merecido la situación actual de esta población y, en consecuencia, poco se conoce acerca de los avatares a los que se ha visto enfrentada a partir del momento en que los apoyos financieros, numerosos y consistentes en otro momento, se han reducido a magros aportes episódicos. Se conoce, si embargo, algunos aspectos de la crisis de los últimos diez años. Entre otros, quiebra del PDG; obsolencia de la infraestructura y equipamiento de la FICSHA; crisis del 79


sistema de educación radiofónica; conflictos internos en la FICSHA; emigración de los segmentos de la población más jóvenes. Acaso la riqueza que les fue prometida con la economía ganadera fue efímera pues más bien las manifestaciones de la pobreza son ya visibles entre las poblaciones Shuar. Junto a un reducido grupo de propietarios de ganado, queda un amplio sector sobretodo de jóvenes que carecen de oportunidades dentro de la economía pecuaria. Para la conciencia conservacionista, acaso son más evidentes los efectos ambientales que la actividad ganadera ha provocado de manera particular en los valles del Palora, Chiwias, Upano y Zamora donde experimentó un notorio desenvolvimiento.

Estamos

hablando

de

un

promedio

global

de

aproximadamente 40.000 Has. que fueron dedicadas a pasturas que hoy presentan un “Continuum” en lo que fueron espacios boscosos de ocupación tradicional del mismo pueblo. Aunque no hay estudios específicos dedicados al tema del deterioro ambiental es evidente que se trata de una de las zonas emergentes que requieren de intervención debido a la magnitud de los impactos. El más importante, la destrucción de la bioma boscosa y la consecuente erosión de los suelos dedicados a pastizales. Sin embargo, poca o ninguna información se ha generado en torno a la evolución de la actividad y sus consecuencias sociales y ambientales a pesar de que ha permanecido a lo largo de los últimos años, desde 1989 en adelante, bajo el sistema de tenencia e iniciativa individual al interior de los Centros. Este corto ensayo es pionero en este campo. Metodológicamente está concebido como un documento informativo sobre la experiencia del Programa de Desarrollo Ganadero entre los Shuar para el período de veinticinco años de duración. En el punto de partida del análisis está la teoría del cambio: se trata de sociedades tribales con una economía agrícola y de uso de los recursos de la bioma boscosa tropical que adoptan un nuevo modelo económico, basado en la crianza de ganado vacuno con proyecciones de inserción mercantil. 80


En el procedimiento analítico se destacan también los temas relacionados con los efectos del proceso sobre los elementos de orden cult ural y político. Es evidente que la transformación económica involucra consecuencias en otros niveles como los mencionados. Pero posiblemente no con la intensidad y la direccionalidad que adquirió el Programa ganadero entre los Shuar. Algunos problemas representa el hecho de que las estadísticas no forman secuencias periódicas. Al parecer su producción estuvo sujeta diversos avatares. A lo incompleta documentación estadística hay que añadir ciertas observaciones relacionadas con la calidad de los datos. En todos los casos las fuentes son los informes de las dirigencias de los Centros y/o de las Asociaciones presentados a las Asambleas Generales de la FICSHA. Las cifras que figuran en estos informes mera mente referenciales. En parte debido a la imposibilidad de mediciones realistas de las superficies dedicadas a pasturas. En parte debido al movimiento de la compra-venta de ganado que tornaba azaroso cualquier intento por conocer el número de reses disponibles en un momento dado. Las “falencias de la información fueron, de alguna manera, superadas por medio de entrevistas con algunos de los dirigentes que estuvieron vinculados al PDG. De tal manera que algunas de sus opiniones y criterios han sido de gran utilidad para complementar la visión global de la actividad. Finalmente este trabajo no pretende constituirse en una referencia única para el tema de la ganadería entre los Shuar. Es apenas una aproximación que muestra la necesidad de estudiar a fondo, en las actuales circunstancias, la situación de la sociedad Shuar y de incluir en el debate sobre el desarrollo las lecciones de esta experiencia. I. Historia y sociedad Shuar La etnia conocida bajo el denominativo de los “Shuar” se la considera de filiación lingüística jivaroana. Otras etnias de la misma filiación se encuentran distribuidas en el vasto territorio comprendido por la cuenca del Alto Marañón. 81


Los “Awajún” (Aguarunas), los “Wampis” (Guambizas), los “Piro”, los “Zarpas”, los “Achuar” y los “Shiwiar” 80 son algunas de las etnias de filiación jivaroana que ocupan las cuencas y subcuencas del Marañón, Cenepa, Santiago, Morona, Pastaza, Huasaga y Corrientes. En términos generales, el territorio que en conjunto ocupan actualmente estas etnias corresponde al que durante el tiempo de la Misión de los Maynas ocuparon aproximadamente las mismas poblaciones. Aunque algunos cambios fueron introducidos por las políticas de los misioneros, las transformaciones más profundas ocurridas entre estas etnias datan del siglo presente y se deben en gran parte, a las incursiones progresivas de las oleadas colonizadoras que ocupan determinados segmentos de los territorios étnicos tradicionales. En el espacio amazónico que corresponde al territorio ecuatoriano se encuentran localizadas las etnias Shuar, Achuar y Shiwiar. Términos de identificación local son reconocidos por los Shuar de la manera siguiente: los “Muraya Shuar”, habitantes de la cuenca del Palora; los “Uuntsuri Shuar” (“Shuar numerosos”) distribuidos por los valles del Upano; los “Yakiya Shuar”, ocupan las cuencas del Santiago, Yaupi, Kuankus, Limón, Pumpuents y Zamora. Los “'Kanusia Shuar” los ríos Morona y Pastaza; “'Patukmai Shuar”, la cuenca del Cenepa; y los “Kantuash Shuar” (Candoshi), el Pastaza. Los “Achuar” ocupan un territorio en situación Binacional, localizado hacia el Pastaza. Los “Shiwiar” en condiciones similares se encuentran asentados hacia el Alto y Bajo Corrientes, tributario del Pastaza. Para comienzos del siglo81 el vasto territorio ocupado por las etnias de filiación jivaroana se extendían desde el Pastaza, en su confluencia con el Chiwiás, río abajo hasta el punto denominado “Sucre”; sobre el Marañón desde el “'Pungu” de Manseriche en dirección a las estribaciones de la cordillera 80

Otros como los “Murato” y “Candoshi”, ubicados hacia el Pastaza, suponen una filiación problemática debido a las dificultades de ubicar sus orígenes remotos. 81 Allioni, Miguel et Al. La vida del pueblo Shuar, Ed. “mundo Shuar”, Sucua, 1978.

82


Andina, comprendidos las llanuras del Transcutucú, del Cóndor y los va lles formados por el Nangais y el Zamora. Para el año 1964 se estimaba la población Shuar en 21.600 habitantes. Diez años después, para el año 1974, los resultados del censo realizado por la Federación establecieron un total de 26.040 habitantes Shuar y 87 8 Achuar. Se desconoce la existencia de datos actualizados 82. La economía de estas poblaciones se caracteriza por un desarrollo apreciable de la horticultura, labor complementada en el seno de las unidades familiares por la caza y la pesca. Adicionalmente otros recursos eran conseguidos por medio de las actividades de recolección de las amplias zonas boscosas que separaban los territorios controlados por un linaje y capitaneados por un “jefe de guerra” o “Uúnt”. La estructura poligínica de los matrimonios 83 permitía mantener una abundante producción agrícola en esencia de yuca 84, plátano y un importante repertorio de especies nativas. Este amplio espectro de especies de cultivo se ha incrementado con el cacao (Theobroma cacao), café (Coffea arábiga), caña de azúcar (Saccharum officinalis) y pastos como el gramalote. Estas especies han permitido una inserción de la economía Shuar al mercado nacional. Sobre todo la actividad ganadera que fue introducida en los años sesenta como una experiencia que, de tener éxito, podría convertirse en un modelo generalizable para el conjunto de las poblaciones indígenas de la región amazónica.

82

Es posible que el crecimiento de la población durante el lapso comprendido entre 1974 y el año que decurre haya superado ampliamente el 20% logrado en el lapso de los diez años anteriores. En parte debido a un mejoramiento general de las condiciones de vida. Uno de los indicadores más importantes es, a no dudarlo, la expansión visible de las poblaciones Shuar hacia la costa y el resto de las provincias orientales. 83 Generalmente bajo la forma del sosorato. Eventualmente las mujeres de un guerrero fallecido pasaban a convertirse en mujeres de uno de sus hermanos. Otro mecanismo poligámico era el rapto en las frecuentes incursiones de venganza contra los enemigos de sus clanes. 84 “Mamá” en lengua Shuar (Manihot utilissima). Se estima que por lo menos una veintena da variedades se encuentran sujetas a manejo doméstico entre las poblaciones jivaroanas. Cfr. Berlín & Berlín “Etnobiología, subsistencia y nutrición en una sociedad de la selva tropical: los Aguaruna (jibaro)”, en Chirif, Alberto (comp.) Salud y Nutrición en Sociedades Nativas, CIPA, Lima, 1979.

83


La nueva economía basada en la actividad ganadera tenía un propósito central: servir como medio para posibilitar la transición de las poblaciones Shuar desde su economía natural hacia una economía de mercado. En los hechos, permitió el afianzamiento de otros propósitos: la modalidad de tenencia colectiva de la tierra se sustento sobre el abandono de tradicionales formas clánicas y la adopción de las comunitarias, basada en las relaciones locales y en el nucleamiento aldeano de los servicios de interés público. Otros efectos fueron la pacificación del estados de guerras de venganza como sistema generalizado de relacionamiento entre linajes; el consecuente olvido de las “jefaturas de guerra” 85 y el apoyo irrestricto a la nueva clase política, formada en los sistemas de educación oficial y católica; y la renuncia a la poliginia como efecto del establecimiento de los matrimonios monogámicos, acordes con las enseñanzas de la nueva moral. II. Etapas contemporáneas de transformación Los grandes cambios en el contexto de la cuenca amazónica, en los tiempos anteriores a la presencia de los misioneros, hasta el siglo XVI, se originaron en movimientos expansivos de centros de alto desarrollo cultural. Las huellas de la influencia guaranítica en la horticultura y alfarería presentan hasta nuestros días evidencias incontestables. Es posible que otras influencias decisivas puedan atribuirse a las culturas Tukano y Záparo que tuvieron algunos contactos con el vasto complejo de las poblaciones jivaroanas. En todo caso, para los quinientos años transcurridos desde la fundación de la misión de los Maynas, el eje dominante del que provienen las influencias transformadoras de las culturas de la cuenca, es el cristianismo, y con él, los perfiles inconfundibles de una nueva cultura basada en los intercambios mercantiles y comerciales a gran escala. 85

La última de estas guerras generalizadas había estallado en los años treinta a cau sa de una demanda inusitada de “Cabezas Reducidas” (“Tzantzas”) por parte de los sistemas de museos europeos y norteamericanos.

84


Aunque de maneras distintas, el conjunto de las culturas de la gran cuenc a amazónica han experimentado el mismo tipo de influencia. En el caso específ ico de los “Shuar” se puede precisar que su economía evoluciona desde un contexto de intercambios comerciales hasta una inserción en los circuitos mercantiles. A continuación se

describe,

de

manera

breve, algunas

de

las

implicaciones de estos procesos transicionales y de los cambios que implican en las estructuras sociales y económicas tradicionales. 1. La era de los contactos comerciales Desde mediados del siglo pasado, la explotación de la cascarilla 86 y el caucho (Hebea brasiliensis) fueron actividades auspiciadas por comerciantes que pagaban con productos manufacturados el beneficio de estas especies por parte de las poblaciones nativas. La progresiva ampliación de la demanda de estos productos indujo ciertos cambios en el orden tradicional basado en actividades económicas “naturales” y un complejo sistema de guerras y alianzas sostenidas por unidades de linajes que tenían bajo su control determinadas porciones territoriales en el marco de los vastos territorios étnicos. En el orden material fueron incorporadas las herramientas de hierro (puntas de lanza, hachas y machetes) y las armas de fuego87 como los elementos más innovadores. Otros rubros del intercambio fueron los anzuelos, los textiles, municiones y pólvora. Los cerdos fueron parte de los intercambios: tempranamente adoptados por los Shuar, ingresaron a los circuitos de intercambios entre los clanes, bajo la forma de grasas de consumo humano88: eran obtenidas de los comerciantes y 86

La cascarilla (Chinchona sp.) fue explotada ya el los tiempos coloniales. La fama de ser el remedio natural para combatir las “fiebres tercianas” le valdría una gran demanda en la metrópoli y las colonias y, en consecuencia, el estatuto de producto con alto valor comercial. 87 Las guerras tradicionalmente eran con lanzas que servían tanto para los ataques “sorpresivos” como para combates cuerpo a cuerpo. Estas eran fabricadas de “chonta” (Bactris gasipaes). En este sentido, las puntas de hierro constituyeron una gran innovación y más las armas de fuego que suponían una notable superioridad técnica. 88 Recuérdese para los Shuar las grasa constituyeron un artículo en extremo apreciado debido a

85


misiones, posteriormente de los colonos; y constituyeron preciosos bienes para abastecer a las propias cuadrillas de comerciantes en sus correrías de acopio de pieles, zarzaparrilla, vainilla y tzantzas. Otros cambios fueron visibles en el campo de la s aplicaciones productivas: la horticultura se benefició de la introducción de las herramientas de hierro permitiendo una afinación del sistema de uso rotativo de las chacras y la caza y la pesca alcanzaron rangos imprevisibles de rendimientos por el uso d e armas de fuego y anzuelos. En el ordenamiento político, el poder de los “UTN” o “jefes de guerra” se vería fortalecido por los términos de los intercambios en los que figuraban como los intermediarios idóneos y principales beneficiarios de las nuevas “alianzas establecidas con los comerciantes que, de esta manera, pasaba n a convertirse en los ejes definidores de las guerras. Mayor beneficio obtuvieron por el estado de inevitable competencia que enfrentó a los comerciantes y misioneros. Pues era evidente que el control que ejercieron los misioneros. Pues era evidente que el control que ejercieron los misioneros fue siempre un óbice para la fluidez de las transacciones comerciales, basadas siempre sobre las oportunidades que ofrecía el control de los ejes de la política nativa: la guerra y las alianzas. En todo caso, los misioneros tuvieron un elemento a su favor y este fue el mantenimiento de las fundaciones de los puestos de misiones. Una especie de centro referencial para las transacciones con los Uúnt y para el apoyo material para sus potenciales aliados 89. Este estado de cosas tuvo una duración aproximada de 90 años. Termina

la carencia de fuentes de abastecimiento del producto. En el gran territorio del Alto Marañón, la fuente principal de obtención del producto fueron los “Tayú” o aves nocturnas cavernícolas y no la “Charapa” que alimentó un intenso intercambio en el resto de la cuenca. 89 Silvio Broseguini afirma que “…los Shuar pedían y querían la presencia del misionero sobre todo como intermediario y abastecedor de aquellos bienes que su tecnología no les proporcionaba. En el fondo los Uúnt (capitanes o caciques) por la presencia de los padres se volvían anillos muy importantes de su cadena comercial constituido por la cadena de “amigos” comerciales y por los misioneros, asegurándose así un mayor prestigio comerci al”. Cuatro siglos de misiones entre los Shuar, Ed. Mundo Shuar, Sucúa, 1983. P. 92.

86


con el aparecimiento de un nuevo sector, los colonos, que inicialmente invadieron los territorios tradicionales incentivados por los misioneros salesianos y, sobre todo, atraídos por la “fiebre del oro” que se concentró en la cuenca del Paute y el Upano 90. El comercio pasó a manos de los colonos que en los nuevos asentamientos aldeanos fortalecieron los

antiguos

puestos

misioneros a

la

vez

que

prefiguaraban los ejes de poder subregional basados, esta vez, en los circuitos de mercado. En esta nueva situación, el producto más codiciado en el mercado fue el oro. A pesar de que los misioneros vieron en el colono encarnado el ejemplo de ética a ser implantada entre los Shuar, pronto debieron asumir medidas urgentes para evitar que estos fueran esclavizados al trabajo de la explotación aurífera. De todas maneras, el comercio en manos de los recién llegados constituyó un arma letal para el despojo de los Shuar: intercambio desigual, endeudamiento con pagos en trabajo y, lo que es más importante, transacciones fraudulentas de tierras. 2. Asentamientos colonos vs. posesiones tradicionales Contrastaba radicalmente el estilo de asentamiento colono con las modalidades tradicionales de los Shuar. Estos basaban sus derechos de usufructo de los recursos boscosos en la posesión simple con memoria de pocas generaciones atrás. Aquellos en el sistema de propiedad individual. El sistema de poblamiento colono era, en esencia, expansivo. A partir de un núcleo aldeano, los nuevos propietarios introdujeron la técnica de roturación de los espacios boscosos y, sobre esta base, los cultivos extensivos, los pastos y la instauración de una economía de manejo de las especies domésticas animales, especialmente el ganado vacuno.

90

La carretera El Pan-Méndez fue construida precisamente con este propósito que, por otra parte, permitió aliviar la crisis que afectó a los sectores agrario y artesanal d el austro como secuela de la crisis del comercio del “Panamá hat”.

87


A medida que terminaba la “fiebre del oro”, para los años comprendidos entre 1930 y 1960, numerosos grupos que se habían aventurado a la selva optaban por convertirse en propietarios, agricultores y ganaderos. Pero, en esta nueva situación, el movimiento expansivo colono debía provocar no pocos conflictos por el acceso a los espacios de frontera agrícola que se encontraban en posesión de los linajes Shuar. La nueva economía, basada en la posesión de la moneda y, a la vez, en la posesión de las reses, fue entendida por los Shuar como un modelo deseable, puesto que permitía el acceso a los bienes materiales que en ot ro momento fueron signos de poder y, al mismo tiempo, competir con el colono, cuando menos asemejarse a él en los comportamientos civilizados. Un nuevo bien, distinto de las escopetas, artefactos metálic os y telas, ofertó el misionero al Shuar converso: El “Yus Kuit” 91, el ganado, la riqueza. Se trataba de un estatuto novedoso que tendría implicaciones profundas para la sociedad tradicional Shuar. 3. Transición a la economía de mercado El proceso de reformas agrarias tuvo secuelas en el proceso de reordenamiento de la sociedad Shuar. Una de las soluciones al colapsamiento de la sociedad agraria tradicional en los valles andinos fue la colonización. Esta fue particularmente intensa en el caso de la subregión suroriental en la medida en que en la región austral andina el colapso fue más temprano y la alternativa del aprovechamiento de los recursos de su “Hinterland” de espacio amazónico boscoso, una tradición económica y social. La presión creciente de la colonización 92 evidenció la necesidad de adoptar medidas urgentes respecto de las poblaciones Shuar. Estos, en tanto 91

Broseguini, citando a Anne Christinne Taylor (“La riqueza de dios: los Achuar y las misiones”, mecanogr. P. 9) afirma que “Una vez que se introdujo la cría de ganado como fuente de ingres os, la perspectiva de adquirirlo fue el principal incentivo para establecer en Centros y aceptar el tutelaje de la misión”, Op. Cit. P. 95. 92 Como una muestra de la gran presión ejercida por los colonos sobre el recurso tierra, se presenta algunos datos de tres parroquias estudiadas por Amaluisa & Segovia (ver bibliografía en anexo) en el Cuadro Anexo N° 1.

88


carecían de representación frente a las instituciones implantadas por el nuevo ordenamiento, eran absorbidos fácilmente por las redes comerciales y mercantiles controladas por los nuevos actores. En este estado de cosas, por iniciativa de la misión salesiana se optó por dar forma a los antiguos asentamientos Shuar. Fue así que, por espacio de por lo menos quince años, entre 1950 y 1964, los esfuerzos de la misión se concentraron en el logro de este propósito. Las familias Shuar Asociadas tuvieron que enfrentar evidentes ventajas frente a aquellas que tuvieron que enfrentar el proceso de cambios sin amparos de ninguna clase. En el caso de estudio mencionado, es clara la situación de desventaja de los Shuar que aparecen desprovistos de toda filiación. De las 257 propiedades registradas en las tres parroquias, apenas 42 eran de familias Shuar. En cambio, 215 familias de colonos controlaban 12.331 Has. frente a las 1.330 de las 42 familias Shuar (ver cuadro N° 1). Otros datos consignados en un estudio de caso 93 muestran la situación de las familias Shuar no organizadas. Estos, en la práctica no tuvieron alternativas: los que no pudieron emigrar al Transcutucú debieron contentarse con pequeñas parcelas debido a la creciente competencia de Shuar organizados y colonos. Estas parcelas no pasaron, en términos generales de las 30 Has. Los jefes de familia y los jóvenes (de un total de 42 familias) terminaron convertidos en peones de los colonos. Las iniciativas de producción mercantil fueron reducidas: 18 de las 42 familias tenían 161 cabezas de ganad o y se dedicaban a la producción de naranjilla 94. Las 1.330 Has. de propiedad de las familias Shuar eran usadas de la manera siguiente: 600 Has. de montaña y terrenos de barbecho; 234 Has. de pastizales; 48 Has. de huertos. Aparte del ganado vacuno, las estadísticas

93

Amaluisa, Cecilia y Segovia Mariana. Un grupo Shuar marginado y dependiente, Ed. CDEICS, Col. Mundo Shuar, Serie B, Sucúa, 1976, P. 97-105. 94 Gortaire y Zéllez, Op. Cit. P. 28.

89


registraron 10 caballos; 43 cerdos; 416 aves de corral; 142 cuyes y 143 perros 95. Para las familias que habían aceptado el tutelaje de la sumisión, una primera medida fue crear las condiciones en las nuevas generaciones para generar un proceso de “integración”. En cierto sentido, el acuerdo con los Uúnt se estableció en los términos siguientes: el acceso al nuevo estatuto de riqueza a cambio de la conducción del proceso de transformaciones que comenzaba por la formación de los jóvenes en los innovadores horizontales culturales. El sistema de internado para los jóvenes fue, en este sentido, la mejor decisión posible en el punto hasta el cual fueron conducidos por el desenvolvimiento

de

los

sucesos.

De

esta

manera,

los

códigos

del

comportamiento social en el nuevo orden fueron una condena a la guerra de venganzas, la poliginia y la brujería. La generación destinada a conducir al pueblo Shuar no volvería a creer en la palabra de los antiguos, puesto que habría adoptado el estatuto y el rol del cristianismo. Las medidas complementarias fueron tomadas en el sentido de fortalecer una instancia de decisión política encargada de la conducción de los asentamientos locales, la creación de sistemas educativos y de servicios públicos, hasta ese entonces desconocidos entre la población Shuar e intensificar los vínculos de inserción en los circuitos mercantiles. La vida cotidiana en los Centros fue el mejor termómetro de los cambios. Hasta cierto punto coexistieron dos estilos de vida totalmente disímiles que correspondían a las antiguas y a las nuevas generaciones. Así, junto a las construcciones habitacionales de cubierta de hojas de palmáceas surgieron aquellas de diseños innovadores con cubierta de zinc y estructuras de madera trabajada. Los utensilios de cocina y servicio de la comida confeccionados con cerámica al estilo tradicional se combinaban con los utensilios de hierro aluminio y plástico. Todo esto en el marco de los nuevos espacios habitacionales

95

Amaluisa & Segovia, Op. Cit. P. 163-175.

90


de los Centros que contaban con aulas escolares, capilla, casa comunal, dispensarios médicos y, en el caso de los Centros alejados de las vías del acceso terrestres, la pista de aterrizaje. Estos fueron los términos que describen la situación de la población Shuar en las vísperas del gran salto hacia el nuevo ordenamiento económico y social que conlleva la adopción de la economía de crianza de ganado vacuno. Los detalles del proceso se analizan en los puntos que vienen a continuación. III. Hacia el modelo ganadero: 1960 – 1969 Para los años sesenta, según se ha dicho, quedaron establecidas las bases del reordenamiento espacial para el conjunto de la población Shuar. Para el año 1962 comenzaron las primeras adjudicaciones de tierras a los Centros. Dos años después, para 1964, las dirigencias de los Centros creaban la Federación de centros Shuar y, como instancias intermedias de gobierno, las Asociaciones zonales. Al mismo tiempo, los primeros créditos para los centros que adoptaban la ganadería como actividad experimental fueron otorgados por la flamante Federación, apoyada por varias organizaciones intergubernamentales. Entre tanto una nueva clase política, formada por los jóvenes educados, por los misioneros, irrumpía en el escenario asumiendo todo el control de la Federación. Su legitimación era incontestable dada su habilidad en el manejo de los códigos civilizados (el español, el cristianismo y el acceso a los circuitos monetarizados), el apoyo evidente de los misioneros y la capacidad de desplazamiento del poder tradicional de los Uúnt. Esta era la situación definida en el nivel de lo político, a nivel de la sociedad, las unidades constituidas por los linajes enfrentaban otra serie de modificaciones. La pérdida de sus decisiones autónomas en cuanto al manejo de los recursos y referentes a la organización de los c iclos productivos tomó un nuevo derrotero a causa de las orientaciones emanadas desde la dirigencia y el cuerpo asesor técnico de la Federación. 91


Los nuevos agrupamientos locales, si bien mantenían elementos de las relaciones parentales antiguas, debían convertirse en los factores de asimilación de las nuevas disciplinas de trabajo y de los códigos de comportamiento materializados en los patrones jerárquicos de las generaciones jóvenes que manejaban símbolos de la riqueza y el poder político. En cuanto a la experiencia concreta de adopción de la ganadería, cabe señalar que la estrategia diseñada para la propagación fue la de concretar en zonas restringidas, las primeras fincas pastizales para la posterior adquisición y transferencia de las reses. Fueron seleccionados los Centros de las Asociaciones de Limón y Sevilla 96 ubicadas en la zona de influencia de la carretera Cuenca-Macas donde la competencia por tierras contra los colonos era particularmente dramática y donde era urgente la materialización del proceso adjudicatorio de tierras para los Shuar. Con todo, la expansión de la actividad ganadera entre el conjunto de la población Shuar fue sorprendente: apenas iniciado el Programa se registró un total de 17.500 Has. que los 106 Centros habían dedicado a la ganadería, en los que se mantenía un total de 8.000 reses. Este resultado fue logrado gracias a un inversión global de 277.000 US Dolls. que fueron aportados por Instituciones como la Fundación Ecuatoriana de Desarrollo, FED, El Centro Ecuatoriano de Asesoría Agrícola, CESA y el Programa FODERUMA de Banco Central. Con posterioridad, para el año 1969, el Programa de Desarrollo Ganadero, una vez evaluada la fase experimental, fue implantado en cinco nuevos Centros: Asunción y Mutints, cercanos a las ciudades de Macas y Sucúa; Ipiakuim, cercano a la ciudad de Méndez; Pumpuents y Kenkt uím, en la zona de influencia de la ciudad de Gualaquiza. En el cuadro N° 2 se muestra con estadísticas la

96

Cfr. Gortaire, Alfonso y Zéllez, Jaime, integrarse o sucumbir. La experiencia de la Federación Shuar, Ed. Mundo Shuar, Serie B, Sucúa, 1978. P. 8 -9. En el mismo sentido, CDEICS, Col. Mundo Shuar, Serie B, Sucúa, 1977.

92


situación de estos centros para la época en la que se reciben los primeros c réditos de la FED; esto es 1969-71. Los créditos fueron financiados por la Fundación Ecuatoriana de Desarrollo, FED, que, en gestión conjunta con la dirigencia de la Federación Shuar, lograron montar exitosamente los primeros pasos del PDG. Las superficies dedicadas a pasturas y las reses manejadas constan en el cuadro N° 3 (ver anexos). Entre los años 1969 y 1981 la experiencia de la FED con el grupo experimental de Centros alcanza registros crecientes: de según es posible apreciar en los cuadros N° 4 y 5. Pero también es notable la tendencia dominante de la modalidad individual sobre la colectiva según se muestra en el cuadro N° 3 ya citado. Al mismo tiempo, a partir de los años 1972-74, el Programa comienza a difundirse hacia otros Centros. Esta expansión fue posible gracias a los aportes significativos de fondos hechos por tres entidades internacionales: Pan Para el Mundo, la Deutsche Welthungerhilffe y la Fundación Inter Americana. Un registro de los montos de financiamiento consta en el Cuadro N° 6. De tal manera que para el año 1975 es notorio el incremento sostenido de la actividad ganadera en el conjunto de los Centros que, para ese entonces, se habían ya constituido el una amplia zona comprendida básicamente por los valles del Palora, Upano y el Zamora. El análisis de lo ocurrido en esta etapa se presenta en el acápite siguiente. IV. Economía ganadera: proceso expansivo 1975-89 Para el año 1968-69, la Federación de Centros Shuar había consolidado ampliamente su control sobre la mayor parte de los espacios ocupados por la población Shuar. Contaba con 106 Centros filiales con una cabida total de 117.000 Has. Esto significaba un promedio aproximado de 1.104 Has. por Centro, las mismas que, dependiendo del número de socios, podía representar un promedio superior al establecido como límite para una adjudicación en zonas de 93


colonización. Una vez consolidados los Centros en cuanto tiene que ver con la legalización de las tierras, se procedía a formar los denominados “Grupos de Desarrollo Ganadero”. La pertenencia a estos grupos era opción de los miembros de los Centros. En todo caso, a la primera diferenciación establecida entre los Shuar Asociados y los Independientes, se sumó una segunda que definía entre los Shuar Asociados dos categorías: los pertenecientes a los GDG que optaban por la tenencia y cuidado colectivo de ganado y los que asumían la responsabilidad individual por los créditos ganaderos. Desde los comienzos del Programa existió un desbalance evidente entre estos grupos así definidos: los Shuar Asociados fueron abrumadoramente superiores en número a los Independientes; y en referencia al Programa, los que optaron por la modalidad de manejo individual fueron numéricamente más representativos que los colectivistas. Los registros estadísticos de la Federación confirman esta tendencia. En efecto, entre los 106 Centros filiales registrados para el período 1968 -74, apenas si se habían formado 38 Grupos de Desarrollo Ganadero. Para el año 1975, para el que se encuentran disponibles algunos datos, las superficies de pasturas de los GDG, representaba apenas el 22.4% del total y el número de reses la cuarta parte. El sistema de manejo individual planteaba ciertas limitaciones para el Programa ganadero. En esencia, cada propietario debía convertir su inversión e n un hato en condiciones de reproducirse. Sin embargo, las estadísticas muestran que no fue precisamente este aspecto el privilegiado sino más bien el sistema de “engorde” de ganado. En efecto, los registros del Cuadro N° 8 dejan entrever que el número de reproductores es sensiblemente reducido en relación con otros segmentos. Los datos del cuadro precisan que los 26 reproductores no representan sino el 0.31 % 94


del total de reses. La conversión de la sociedad Shuar se había logrado para estos años. En la práctica, para 1976, en los 103 Centros Federados (y que forman parte de las 9 Asociaciones) se manejaba un promedio de 200 Has. de pastos, tanto bajo forma individual como colectiva y cada Centro tenía, 87 cabezas de ganado vacuno 97. Los cambios también eran notorios en otros niveles. Hasta cierto punto se había generalizado a otras especies la economía basada en el manejo doméstico de animales, al tiempo que se mantenían vigentes ciertos usos tradicionales como los cultivos de huerta. Las construcciones habitacionales de diseño tradicional coexistían con las casa de madera de estilo colono y el consumo de bienes industriales como radios, máquinas de coser y herramientas de metal se convirtió en una práctica generalizada. En los datos de los Cuadros N° 9, 10 y 11 se muestran estos curiosos registros que bien pueden ser interpretados como indicadores adicionales de los cambios que afectaban, de manera generalizadora, a las poblaciones Shuar inmersas en la gran Transformación Económica. Las transacciones monetaria s eran pues el signo dominante de la riqueza. Este acierto se evidenciaría a medida que, para los años posteriores, el ritmo de crecimiento de la actividad ganadera se mantenga constante. Por ejemplo, para los años 1978 y 1980 el capital invertido ascendía a 12 y 16 millones de sucres respectivamente, para los GDG. La relación inversiónvalor fluctuaba de 1: 1.57 en el año 1978 y 1: 1.34 en el año 1980, lo que indicaba la apreciable rentabilidad estimada para la actividad. Y finalmente, el monto de endeudamiento de cada familia que formaba parte de los GDG ascendía a 14.976 sucres en 1978 y a más del doble, 33.997 sucres, para el a ño 1980. Otros detalles indicativos constan en el Cuadro N° 12. Si se toma como base el año 1975, para 1980 las inversiones se incrementaron en un 428%, el valor de los pastos y el ganado creció en un 359 % con las mismas referencias periódicas. Otros aspectos también se modificaron: 97

Salazar, Ernesto. Pioneros de la Selva. Ed. Banco Central, Quito, 1986

95


pues si en 1975 cada socio manejaba un promedio de 2.7 cabezas de ganado, para 1978 la cifra resultante es 4.5 y para 1980 6.2. La deuda de cada socio entre 1975 y 1980 se había quintuplicado; pero, al mismo tiempo su capital se había incrementado: para 1978 era de 23.514 sucre y para 1980 de 44.555 sucres. En cuanto a superficies de pasturas, los registr os que constan en los Cuadros N° 7, 13, 14, 15 y 16 muestran ciertas fluctuaciones que pueden explicarse por el hecho de que los encargados de recopilar los datos de las Asociaciones no siempre tuvieron a la mano las cifras correctas. En todo caso, la superficie que par 1975 era de 37.220 Has., pasa a 19.446 en 1979, a 28.336 en 1981, 19.478 en 1982 y a 25.297 en 1989. En promedio, la superficie dedicada a pastos se mantuvo en las 26.000 Has., con un promedio de 2 Has. por cabeza de ganado. El registro más alto de número de reses corresponde a los años 1981 y 82a con 14.583 y 14.096, respectivamente. El promedio para el período asciende a 13.000 reses para el conjunto del Programa. Para los años siguientes no existe ninguna información sistemática en los Archivos de la FICSHA. En parte por cuanto se había terminado el Programa al no recibir posteriores financiamientos; en parte debido a que la misma organización había resentido los efectos del poder económico de la actividad que aparecía concentrado un sector privilegiado de la sociedad Shuar en tanto que una apreciable mayoría aparecía marginalmente vinculada a la actividad y, en algunos casos, totalmente excluida 98. V. Crisis generalizada: 1986-96 En un plazo de veinte años, entre 1969 y 1989, la ganadería era, con mucho, una de las actividades más importantes de la población Shuar. De hecho, 98

En el caso dramático de los jóvenes que entraron a formar parte de los equipos vinculados a los Programas de la FICSHA tales como la Educación Radi ofónica, el Desarrollo Ganadero, Salud comunitaria y otros. Estos carecieron de posibilidades para dedicarse a la ganadería por cuanto sus ocupaciones burocráticas así lo exigían.

96


para el año 1979, la evaluación del Programa de parte de la DWAA estima que el PDG “...apoya hoy directamente a un tercio de la población Shuar”99. Diez años después, para 1989, prácticamente toda la población estaba involucrada, de una u otra manera, en la actividad. Las superficies de pasturas dominaban ahora los espacios boscosos antes cubiertos de bosques tropicales. La totalidad del valle del Upano estaba ocupado por pastos, se extendían las superficies con pastizales hacia el valle del Palora, al norte, y se roturaban rápidamente los espacios boscosos en la zona del Pastaza, Namangoza (Méndez) y la gran llanura del Transcutucú. Sin embargo, ciertas contradicciones eran aparentes en este proceso: por una parte, el estatuto de tenencia colectiva de la tierra en los centros cedía paulatinamente el paso a una franca privatización en la medida en que las asignaciones de espacios para pasturas individuales terminó sujeta al s imple mecanismo de la apropiación privada. En cierto sentido, los propietarios de ganado eran quienes estaban realmente en condiciones de roturar los bosques y, por lo tanto, de disponer de los espacios colectivos que no eran propietarias de numerosas cabe zas de ganado. Inclusive, para el año 1985 estos grupos de propietarios ganaderos estuvo a punto de provocar una seria crisis en el seno de la organización cuando presionaba por la “privatización” de las tierras adjudicadas colectivamente a los Centros. Otro aspecto de gran importancia para comprender la crisis de la actividad es el relativo al comercio. Antes se había registrado la observación de que la base de la economía ganadera no fue tanto el beneficio de la reproducción animal cuanto la renta obtenida por la diferencia entre le precio de adquisición del ganado de “descollo” y el precio de venta, una vez logradas ciertas condiciones de alzada y peso en los animales. 99

Knoblauch, Hans. “Solicitud de la Federación Shuar a la Deutsche W elthuger hilffe Agroaction para obtener ayuda económica para el Programa Ganadero. 1979. Mecanogr.

97


En el proceso ingresa el factor de “comercialización”. La ganancia dependía entonces de lograr las mejores cotizaciones para la compraventa del ganado. Estas, de hecho, nunca fueron óptimas: pues las redes de inter mediación, ajenas a los Shuar, lograron captar una buena parte de las ganancias acrecentadas por la compra “en pie” y “en la finca” sin más garantía que la relación de conocimiento personal. Estas redes fueron tanto más poderosas por la dificultad para encontrar una respuesta organizada de parte de la FICSHA para asumir el proceso. Si bien hubo el intento de transportar, faenar, y vender la carne directamente a los consumidores en los medios urbanos, este no prosperó; por el contrario, mostró algunos de colapsamiento. El servicio de transporte aéreo, las unidades refrigeradas de transporte terrestre y el resto de la infraestructura llegaron pronto a su etapa de obsolencia y los costos para su reemplazo fueron excesivos para las fuentes internacionales que, hasta ese momento, habían mantenido su apoyo a la experiencia. Otros factores contribuyeron a la crisis: uno de ellos decisivo. Se trata del deterioro de los suelos por el efecto combinado de la tala de los bosques, los efectos erosivos de las lluvias y el pisoteo del ganado. Los suelos lixiviados 100 arrojan productividad decreciente en las mismas pasturas. En estas condiciones la actividad como tal se encontraba severamente afectada por este fenómeno de deterioro global para cuando las fuentes financieras, antes comprometidas, ya habían retirado su apoyo. Desde el punto de vista social, la diferenciación provocada al interior de las sociedades locales como efecto de la acumulación desigual de los recursos tendría graves repercusiones para la sociedad en su conjunto. La riqueza del ganado sustenta a una jerarquía de propietarios cuyos intereses se oponen tanto a los sectores marginados como a la organización que representa a unos y a otros.

100

Aunque en los estudios de suelos regionales se recomienda manejo ganadero para las zonas de valles, es evidente que los efectos de la actividad han terminado en una trampa acumulativa. Ha contribuido a este deterioro global la carencia de manejo técnico ya que el único sistema implantado fue el “sogueo” y el uso rotativo de los pastos.

98


La actuación de la clase dirigente ha sido en extremo difícil: la defensa de la tenencia colectiva de la tierra los ha enfrentado a los sectores de propietarios ganaderos; sin embargo de que esta defensa parece inútil puesto que, en los hechos, hay acaparamiento del recurso sin posibilidades de contestación alguna de parte de los no propietarios. Los temas relacionados con la tierra se han convertido también en un campo de disputas donde entran en juego las consideraciones relativas al estatuto étnico. Pues el argumento de ancestralidad de los derechos posesorios y la necesidad de control espacial como respuesta a la expansión del sector colono queda a salvo mientras se mantenga la forma colectiva. Otro factor que debe mencionarse en el análisis de la crisis del modelo ganadero es el que se refiere al manejo financiero. Las inversiones, según se dijo antes, se basaban en un esquema crediticio: la Organización figuraba como garante y, a la vez, como agent e de recuperación de los créditos que debían reinvertirse en la actividad a futuro. Los bajos intereses (10% anual) y los plazos largos (2 años de gracia y cinco para cancelación del crédito) permitirían a los socios un endeudamiento fácil. En efecto, los primeros pagos fueron puntuales y probablemente permitieron conseguir el objetivo de reinvertir en la expansión de la economía pecuaria. Sin embargo, la mora en los pagos fue más tarde la regla general. En el informe de la Presidencia de la Organización a la XIX Asamblea General del año 1982 se señalaban ya algunos de los problemas que se evidenciaban en el conjuntos de las Asociaciones y Centros: la venta de tierras de los Centros, la presión para el parcelamiento de las adjudicaciones colectivas; la liquidación progresiva de los Grupos de Desarrollo Ganadero; malos manejos de los fondos cooperativos; egoísmo, abandono de mujeres, separaciones de familias, abandono de niños; intervención de los abogados en los asuntos de competencia de la Organización, etc. Terminaba el informe señalado: “En el aspecto económico hago conocer 99


que las deudas de los Shuar para con la Federación no se han cancelado en su mayoría y éstos suman algunos millones” 101. Sin embargo, el análisis de los datos permite relativizar estas afirmaciones. Hasta el año 1982, es decir, en los 12 primeros años del Programa se había cancelado aproximadamente el 53% del monto total de las deudas y los intereses

quedando

por

cancelarse

el

47%

restante,

sabiendo

que

aproximadamente el 60% de los Centros tuvieron acceso al crédito con un promedio de 204.500 sucres 102. Un mejor perfil presentaban, al parecer las deudas contraídas en el sistema bancario estatal. En efecto, en le informe de gerencia del Banco Nacional de Fomento, Sucursal Macas, se establecía que más del 70% de los créditos de los Shuar estaban cancelados y que “…en este aspecto son mejores clientes que los colonos”. El problema estaba en realidad no tanto en una falla de concepción del Programa cuanto en la carencia de control sobre los comportamientos sociales en los nuevos contextos monetarizados. En efecto, el Shuar ganadero tuvo ingresos monetarios por la venta de un ganado. La realización inmediata del dinero fue orientada hacia el consumo, a veces suntuario, antes que a la reinversión. El endeudamiento fue entonces un asunto de la Organización antes que un deber que correspondía atenderlo cada socio ganadero. Así permaneció hasta el término del Programa. Los beneficiarios de los créditos fueron realmente beneficiarios de una subvención que les permitió adquirir un nuevo estatuto de dominación jerárquica sobre otros sectores de su sociedad. Hasta cierto punto, algunos de los servicios de su Organización, como el transporte aéreo y terrestre (carros frigoríficas), el asesoramiento técnico los sistemas de venta directa, y las gestiones administrativas estuvieron disponibles sin costo alguno, lo que le otorgaba ventajas comparativas frente a la econo mía ganadera del colono, por ejemplo. Las deudas quedaron impagas. Y con ellas, la posibilidad de mantener el 101

Informe del Presidente de la Federación, Sr. Miguel Tankamash, presente ante la XIX Asamblea General. Enero de 1982. Archivos de la FICSHA. 102 Archivos de la FICSHA, 1991.

100


Programa activo a pesar de que los fondos nacionales e internacionales ya no estaban dispuestos a seguir con el apoyo, por lo menos en los montos hasta entonces invertidos. Ha quedado el modelo. Pero la actividad ganadera se mantiene como mera iniciativa privada en la que enfrentan la competencia del colono que generalmente opera con mejores ventajas en el mercado, en la capacidad de ampliación oportuna de las pasturas y en el acceso al crédito bancario. V. Conclusiones La experiencia del desarrollo ganadero Shuar constituye una de las más grandes empresas acometidas en los últimos treinta años. Sus implicaciones antropológicas, económicas y ambientales se han señalado en diversas ocasiones sin que, hasta el momento exista una evaluación que pue da dar cuenta de los pros y contras del proceso. Las posiciones que han marcado las opiniones de los expertos y “police makers” involucrados en el proceso pueden distinguirse de la manera siguiente: una primera conformada por los autores y defensores del modelo para que las alternativas de los Shuar frente a un progresivo avance colonizador no eran muchas; de tal manera que, conservar la tierra, arraigar a la totalidad de la población Shuar y otorgarle cierto protagonismo económico bien pueden considerarse como los aspectos positivos de la experiencia. Un segundo grupo de opiniones pueden imputarse a los contextos institucionales que, de una u otra forma estuvieron cerca de la experiencia. Quizás más entusiastas que los anteriores, tuvieron pocos argumentos para incorporar correctivos y/o reorientarla hacia la consecución de objetivos sociales y culturales. Finalmente, se cuentan aquellas opiniones que, haciéndose eco de los argumentos conservacionistas internacionales, concentraron sus críticas en las consecuencias funestas del modelo, vistos los impactos que esta forma de intervención humana había provocado en el entorno boscoso. 101


El significado real de este proceso es preciso entenderlo en las dimensiones del momento histórico. Así, mientras se debatía el modelo de desarrollo nacional bajo las directivas de la entonces Junta Nacional de Planificación. Mientras se planteaba la vigencia del intercambio desigual, el modelo sustitutivo de importaciones y la consolidación del mercado interno, se había ya madurado el modelo ganadero para los Shuar, acaso como un acápite inédito de los contenidos del Plan Nacional de Desarrollo. Una segunda dimensión en cuyo contexto debe interpretarse la valía de esta opción es la situación regional. De hecho, los valles amazónicos recibían ya oleadas apreciables de colonizadores y, poco tiempo después, se iniciaría una masiva ocupación de los espacios boscosos como contrapartida de la crisis de la sociedad agraria tradicional y las reducidas potencialidades del incipiente desarrollo urbano-industrial. De tal manera que, la actividad ganadera apareció como una respuesta eficaz y oportuna para las poblaciones indígenas que así sumaban sus esfuerzos a los del sector de colonos considerados como pioneros en la introducción del ganado en las formaciones boscosas tropicales. Finalmente los contextos sociales y culturales de las poblaciones indígenas constituyeron una tercera dimensión en la que es necesario analizar el modelo ganadero. En este caso, la experiencia asume ciertos contornos ét nicos y es preciso recordar que las consecuencias se han producido precisamente en este nivel. La ganadería en los entornos boscosos tropicales no es una novedad en sí misma. Las referencias más antiguas de los intentos por introducir esta práctica datan posiblemente de los tiempos de las misiones de Maynas, hacia el siglo XVII. Otros intentos más recientes, siglo XIX, fueron de iniciativa de los hacendados caucheros, sobre todo hacia las cuencas del San Miguel, Putumayo, Napo, Curaray, Conambo y Bobonaza. Posteriormente se difunde bajo condiciones de manejo de escala familiar con los colonos que comenzaron a poblar intensamente los valles amazónicos de 102


Baeza, Archidona, Tena, Puyo, Macas, Sucúa y Zamora. De tal manera que, para los años de inicio de la experiencia ganadera de los Shuar, esta era una actividad que se había probado como exitosa, en términos de haberse adaptado a las condiciones tropicales y bajo modalidades de manejo de escala reducida. Otras consideraciones fueron entonces más importantes: la necesidad de encontrar un elemento de transición de las economías autosubsistentes tradicionales hacia la economía de mercado; la substitución de las proteínas animales que aportaba la caza y pesca, sensiblemente disminuidas en relación con los ritmos de ocupación de los bosques, por el abastecimiento de productos derivados de la ganadería; e incluso, la consolidación de una identidad sobre la base de su fortalecimiento económico en el momento preciso de la crisis transicional. Quizás cabe insistir sobre el hecho de que la experiencia fue concebida como un Programa de desarrollo para una etnia en particular; por lo tanto, soportada por las redes de relaciones sociales, en esencia, parentales, alejadas por completo de las dinámicas estrictamente unifamiliares que se animaban entre el sector colono inmigrante. También era evidente que el proceso de cambio requería de un soporte político capaz de sustituir con éxito la estructura tradicional basada en el poder de los Uúnt. Hasta donde fue posible conocer, este aspecto fue particularmente exitoso a pesar de que jamás estuvo excento de conflictos. El grupo de propietarios ganaderos pasó a convertirse en la nueva jerarquía de la sociedad Shuar y la generación joven asumió los roles de conducción del proceso a travé s de la organización. De todas maneras algo fue imprevisible para todo este modelo fue la consecuencia social del amplio sector marginado del acceso a la riqueza. Este no solamente aparece como desaventajado frente a los propietarios del ganado sino que, además han perdido las bases del saber tradicional agrícola y vinculado a la explotación de la bioma boscosa y ciertamente las condiciones ambientales no favorecen estas opciones. 103


De allí una importante observación sobre una de las consecuencias del proceso: la generación de marginalidad en el pleno sentido de la palabra. Esto es, no insertos en el nuevo ordenamiento económico mercantil pero, al mismo tiempo, desarraigados del orden tradicional que garantizaba otro tipo de abundancia y, por qué no decirlo, riqueza. Queda ciertamente pendiente de contestarse una pregunta clave: ¿la secuencia de transformaciones reseñada permite concluir que, pese a los esfuerzos por mantener una línea de identidad étnica, se han perdido los factores de cohesión interna preexistentes y se ha instaurado cuando menos un incipiente sentido de comportamiento basado en la importancia individual? Las apreciaciones de los dirigentes son concluyentes en este sentido. Lo ocurrido en términos de desestructuración de las instituciones fami liares da a entender que este aspecto es sobresaliente en el contexto del proceso. Por lo tanto, definitivo para postular un deterioro étnico resultante de la experiencia. Sin embargo otros factores han contribuido a relativizar esta situación. Hay que refererirse al rol protagónico de la educación bilingüe y bicultural en la formación de las nuevas generaciones; o a la exitosa presencia étnica en el juego de las interacciones regionales y extraregionales. Incluso las grandes ventajas logradas por los Shuar en los planos de la negociación frente al estado. En realidad hay argumentos de sobra que pueden ser pesados a favor o en contra de la experiencia. En todo caso, lo que nos interesa señalar en esta evaluación son dos elementos que aparecen como incontesta bles resultados de la aplicación del Programa, y acaso no previstos en sus planteamientos iniciales. El uno es la inexistencia de perspectivas para la crisis del modelo. Este tuvo una dinámica de logros espectaculares durante los años en los que existió una base de apoyo firme de parte de las entidades financieras. Pero a partir del momento en que este apoyo terminó, la direccionalidad del proceso aparece como un factor de incertidumbre. Una de las tendencias dominante del proceso, la consolidación de un 104


grupo de propietarios de ganado, de mantenerse revelaría los alcances de estos procesos en términos de figurar los comportamientos macrosocietales a escala de una sociedad étnicamente definida. En cambio, la tendencia hacia la marginalización de un amplio se ctor social revelaría las dimensiones no declaradas de estos procesos y, por lo tanto, sus aspectos de impacto negativo, en el largo plazo. El otro resultado es el impacto ambiental. El deterioro de los suelos incorpora un factor irreversible dentro de la experiencia programada: los efectos combinados de la marginalidad y el deterioro ambiental validan la conclusión relativa a las alternativas de futuro. La economía ganadera conduce hacia un callejón sin salida. La alternativa agrícola parece clausurada por la carencia de suelos apropiados y la revitalización de ciertas actividades tradicionales, como el uso de los recursos de la bioma boscosa carecen de sentido para los nuevos espacios degradados. Y otras actividades de crianza de animales aparece desdibuja da en los horizontes de las nuevas generaciones que han optado por la emigración masiva. Estas las lecciones de una experiencia.

105


106


107


108


109


110


111


MASS MEDIA: Un Problema Político Apuntes Preliminares para una investigación

Ramiro Aulestia

Empecemos con una interrogante: ¿Cuál es la relación entre los medios de comunicación y las instituciones políticas? Políticos y periodistas podrían ensayar una respuesta, empero, ésta no sería sino una solución parcializada y repleta de juicios de valor. Tal vez, lo más acertado sería atender a los sucesos que han copado las páginas informativas en los últimos meses. El caso Bill Clinton no puede ser más ilustrativo. El “poderoso” presidente de los Estados Unidos puesto contra la pared por la acció n de los diferentes medios de comunicación que no solo publicaron la “gran noticia” del “Sexgate” sino que le dieron cobertura, seguimiento y los principales espacios informativos. Al parecer, la permanencia de Clinton en el cargo dependió principalmente de un operativo para captar la aprobación de la opinión pública. Más allá del caso concreto, el ejemplo nos muestra un fenómeno en el que se manifiesta la vulnerabilidad de los políticos a la imagen proyectada a través de los medios de comunicación. Tanto en el contexto nacional como alrededor del mundo, no han faltado expresiones evidentes de que la relación entre política y medios ha excedido sus antiguos márgenes y se ha dado paso a vínculos “confusos,

equívocos

y

conflictivos”

(Sánchez

Parga,

1997).

Las

transformaciones tecnológicas de los mass media en el marco de la sociedad moderna, por un lado, y la declinación de las instituciones políticas como aparatos de procesos decisionales, por otro, evidencian un problema que puede plantearse en los siguientes términos: mientras el poder de los medios va en aumento, el poder de la política se sumerge inevitablemente. No hablamos, por supuesto, de cualquier poder. El poder mediático, -esta es nuestra hipótesis- asume las funciones que corresponden a las instituciones 112


políticas (politización de los mass media) y, simultáneamente, éstas sucumben ante una lógica mediática (mediatización de la política). Dicho de otro modo, los medios desempeñan el papel de un “poder compensador” ante la deficiente funcionamiento de instituciones y actuación de políticos. Es así que la tensión se pone de relieve en cualquier institución que escojamos para analizar. El país ha sido testigo, por ejemplo, cómo los medios se convierten en generadores de líderes políticos suplantando a los partidos políticos o cómo éstos últimos se ven obligados a consultar sondeos de opinión pública para seleccionar los candidatos que les ofrezcan mayor proyección electoral. ¿ Qué significa, en concreto, la politización de los medios? Significa que la política no ha instrumentalizado a los medios como una estrategia para potenciar su mensaje, sino, más bien, que la identidad de las instituciones ha sido quebrantada con la irrupción de un poder que no puede ser considerado un simple canal de transmisión de noticias sino un auténtico factor de producción política. Se trata, por tanto, de un proceso en que los media pasan de vehículos de información a actores políticos de primera línea. De igual manera, y siguiendo la misma lógica, la política se mediatiza, instaurando un nuevo tipo de realidad política. Es decir, una realidad en la que no importa tanto la ideología, ni la representación, ni el programa político, como las técnicas de imagen que hacen de una política aparente más o menos ajustada a la “realidad”. El concepto de mediatización implica la emergencia de un nuevo tipo de realidad: la escenificación política. Dicha escenificación trastoca radicalmente el concepto de representación; deja de ser la expresión de “los intereses del pueblo” para transformarse en una representación “ante el pueblo”; en definitiva, la política transformada en un espectáculo o en un producto ajustado perfectamente a las leyes de la oferta y de la demanda. Para muestra un botón: nunca antes han sido tan importantes los asesores de imagen de los candidatos, su presencia en programas televisados, etc. “Y esto explica que los políticos hayan adoptado una irresistible atracción y adicción 113


mediáticas, de coqueteo tanto como de sumisión ante la prensa, y sobre todo con la televisión, fetichizando la convicción de que en política más que en cualquier otro ámbito de lo social funciona el “video ergo sum” (me ven luego, existo) (Sánchez Parga, 1997)”. Así pues, sospechamos que el conflicto entre mass media e instituciones se reproduce en cualesquier dominio político ya sea en los partidos políticos, el estado, las funciones del estado, las instituciones de control, etc. Son los medios quienes procesan la formación de consenso político y social y son ellos los canales del disenso. Sin embargo, todavía no se han hecho conscientes de que su deliberada actuación política es equivalente al deterioro de valores de la ética periodística. No se puede, pues, intervenir en proceso decisional sin correr el riesgo de extraviar los criterios de objetivida d informativa. Describiremos, a manera de conclusión, ciertos aspectos necesarios de tomar en cuenta para una investigación en el marco de nuestro país. En primer lugar no existen investigaciones que den cuenta del protagonismo de los media en el proceso de consolidación democrática, por más precario que éste sea. Si bien es cierto que las instituciones políticas jamás han llegado a ser expresiones orgánicas de la sociedad y que la vida política del país se encuentra marcada por imaginarios que rebasan lo i nstitucional, nada obsta para que, debido a esta misma precariedad, se haya otorgado a los medios las condiciones propicias para hacer efectivo ese “poder compensador”. En segundo lugar, es necesario tomar en cuenta la heterogeneidad estructural de nuestra sociedad y la dificultad que supone la representación institucional de intereses. Hablamos de una sociedad civil escasamente vertebrada y carente de marcos de referencia históricos que posibiliten la formación de consenso social. Esta circunstancia, emper o, contribuye al hecho de que la prensa no encuentre competidor en la modelación de imaginarios y conductas políticas. Finalmente, diremos que las condiciones de pauperización de la población ecuatoriana constituyen graves impedimentos para la consolidación de un 114


sistema político coherente. El incremento de la pobreza condiciona de manera determinante la degradación de las instituciones y comportamientos políticos. Consideramos a esta especificidad una razón adicional para que el bombardeo de imágenes mediáticas sea un factor esencial de producción política y cohesión social. Estamos frente a un problema sumamente complejo ante el cual los científicos sociales no pueden permanecer impávidos.

115


Ética Política de la Teoría Social Vida cotidiana y espíritu crítico en los planteamientos de Foucault y Giddens Edison Hurtado

“Porque la confusión no deja las manos libres sino al dogmatismo.” Adela Cortina

Presentación Desde su desarrollo relativamente temprano en la edad moderna en adelante, el dinamismo de las instituciones de la modernidad ha estimulado ideas de emancipación humana y, en cierto modo, ha sido impulsado por ellas. En un inicio se trataba de emanciparse de los imperativos dogmáticos de la tradición y la religión. La actividad humana se “liberó” de esas trabas mediante la aplicación de métodos de entendimiento racional, no sólo en el terreno de la ciencia y la tecnología, sino en la vida social misma. Este impulso a las ideas emancipatorias han tenido dos corrientes clásicas del pensamiento en las que se sustentan: liberalismo y pensamiento radical (incluido el marxismo). Los pensadores políticos liberales han intentado emancipar a los individuos de las trabas de las prácticas y prejuicios anteriores, por medio de la racionalización colectiva y la internalización de valores modernos, en cierto sentido, democráticos. La libertad se ha de alcanzar mediante la emancipación progresiva del individuo, en conjunción con el estado liberal. En cambio, los radicales, con Marx a la cabeza, suponen la superación del estadio actual de dominación a través de una insurreccional revolución

116


social, cuyos principales actores serán los más opri midos 103. Ambas posturas presuponen una toma de conciencia, la toma de una postura y, por último, la liberación del individuo, y en general, de las condiciones de la vida social. Sobre este tema ha corrido mucha tinta. Han surgido posturas e imposturas. Pero es comúnmente aceptado que en el entramado de relaciones de poder que esta permeando la discusión, la teoría social tiene una función esencialmente esclarecedora de las lógicas de poder que rigen la vida socia l. Esto en tanto que la investigación científica devela lógicas sociales de acción: teorías sociales que se revelan en su proceder como posturas críticas, o teorías críticas. Pero no se deberá simplificar, también se han constituido, como demuestra Foucault, “voluntades de saber” con las que el poder construye discursos funcionales a su imposición efectiva, legitimándose y posibilitando nuevas producciones sociales normalizadas por ciertos dispositivos de poder. En este contexto, Foucault emprende un proyecto intelectual desde una postura crítica frente a las redes de poder que él per cibe en, la sociedad, Giddens, de igual manera, intenta deconstruir varias teorías sociales que no hacen sino acoplar y justificar discursos científicos a lógicas de poder. Pero no han sido los únicos. Freud, Habermas, Nietzsche, Derrida, Marcuse, Deleuze y Guattan y muchos otros, tienen en común su afán por develar las lógicas del poder, cada uno desde su perspectiva. Esta empresa, la de develar lógicas del poder y proponer políticas emancipadoras o libertarias”, supone el entendimiento de cómo se concibe el poder en cada uno de los autores y cómo, desde sus propias implicaciones; se formulan dichas políticas. Aquí pretendo sintetizar, contraponer, interrelacionar y diferenciar las propuestas sobre las políticas de vida libertaria, por llamar de alguna forma a las posturas teóricas y militantes críticas, que plantean Foucault y Giddens. Se trata 103

Según N. Bobbio, podemos hablar de izquierda y derecha en función de una ecuación entre libertad e igualdad. Podemos deducir que en ambas la concepción del individ uo varía de acuerdo a la contextualización de medio en el que éste se desenvuelva, y por tanto, la política individual ante la vida social será diversamente racionalizada.

117


de sistematizar las elaboraciones de ambos autores, tomando en cuenta que sus argumentaciones vienen inmiscuidas tanto por marcos teórico-conceptuales como por posturas políticas -ante el poder y ante la vida social-. El trabajo se dividirá en tres partes: los planteamientos sobre el poder de cada autor; interrelaciones entre cada postura y contextualización teórica, y no sólo lo concerniente al poder; y por último, una síntesis de sus posturas militantes. Todo ello bajo el velo no tanto de modelos sociales o teóricos como de la vida cotidiana. 1. Foucault: las redes de poder o nuevas totalidades. Aquí se intentará establecer la relación que la empresa intelectual de Michel Foucault ha emprendido y una postura política ante la vida, su militancia. Para ello es necesario, como sostiene el propio Foucault en “Las redes de poder”, identificar cuál es la tarea que ha abordado. Luego será necesario detallar las implicaciones del poder y, posteriormente, las refutaciones o deconstrucciones que el autor plantee al respect o desde una práctica política. Tarea intelectual Los análisis críticos y genealógicos de Michel Foucault son una misma tarea: una tentativa de introducir la diversidad de los sistemas y el juego de las discontinuidades en la historia de los discursos. Foucault asume que su quehacer intelectual puede verse desde dos puntos: las operaciones críticas y las prácticas políticas. En cuanto a las primeras, el autor intenta: Establecer límites allí donde la historia del pensamiento tradicional confiere un espacio indefinido: liberar el campo discursivo de la estructura histórico-trascendental de la filosofía del siglo XIX; Borrar las oposiciones poco meditadas: hablar de las ideas como el conjunto de formas especificadas y descriptivas de la no-identidad; analizar el campo de las diferencias sucesivas y simultáneas; eliminar la negación que ha 118


recaído sobre el discurso en su existencia propia: el discurso está constituido por la diferencia entre lo que se podría decir correctamente en una época y lo que efectivamente se dice; y, liberar de su status incierto a las disciplinas: hacer una historia de las prácticas discursivas en las relaciones específicas que las articulan con las otras prácticas. Este último punto nos liga a las prácticas políticas del obrar intelectua l de Foucault: hay un problema central para la práctica política: el del status, condiciones de ejercicio, el funcionamiento y la institucionalización de los discursos científicos. La cuestión central es dar contenido analítico a la relación entre mutación científica y acontecimientos políticos precisos en tanto que ellos están cargados de positividad (capacidad de inducción de conductas a través de dispositivos del poder-saber). Poder Foucault llega a configurar su noción de poder haciendo una historia de los mecanismos de poder: se interroga por qué se concibe al poder como represivo. En “Las redes de poder”, Foucault explica que esa particular concepción del poder -como represivo: de la forma “tu no debes”- está presente en la escena, en primer lugar, por influencia kantiana y, en segundo lugar, porque existe una tradición jurídica del poder que proviene de la discontinuidad histórica de la constitución de un poder monárquico, que ocupa el lugar de uno feudal, y que para ello impone un pensamiento jurídico. El poder según Foucault, basado en Bentham, no se concibe como único. Hay varios poderes, y esta heterogeneidad se da por una especificidad histórica geográfica. Con esta consideración metodológica, el autor plantea que los sistemas de poder de la monarquía -desde fines de la edad media- presentan inconvenientes para el desarrollo del capitalismo: a) El poder es discontinuo: hay demasiada ilegalidad y ausencia de control, se requiere pasar de un poder global a uno cotidiano e individual. b) Los sistemas son onerosos: se necesita, por tanto, un mecanismo de 119


poder que controle y regule y que, correlativamente, vaya de acuerdo a la dinámica del proceso económico. Se imponen, en el planteamiento foucaultiano, dos tecnologías del poder. Por un lado, una anatomopolítica, individualización del poder, que se manifiesta a través de dos dispositivos: la disciplina -mecanismo para controlar el cuerpo social- y la educación -individualización en la multiplicidad-. Y por otro lado, un bio-poder que consiste en la regulación, léase normalización, de la población. Con ambas, el poder se constituye como la capacidad de inducir la acción desde el interior de cada individuo -„alma‟- y los comportamientos de acuerdo a principios normales, totalizantes y continuos. Este poder a su vez constituye mallas en las que participan todos los individuos. Los dispositivos son mecanismos de ejecución-acción-inducción de conductas. Por lo tanto, dice Foucault, estamos en un mundo disciplinario, en un mundo de la regulación. Empero, tanto la tarea intelectual como la noción de “redes de poder” son interesantes en cuanto que de lo que se trata es “saber, como en un grupo, en una clase, en una sociedad, operan (dichas) mallas de poder, es decir, cuál es la localización exacta de cada uno en la red de poder, como él lo ejerce de nuevo, como lo conserva, como él impacta en los demás, etc.”(Foucault:1993:72). Y esto constituye la primera aproximación a la política emancipadora: tomar conciencia de que se esta en medio de mallas de poder que inducen comportamientos en el yo, es ya una postura militante. Una visión crítica Con base en lo anterior, resulta muy pertinente inferir que semejante constreñimiento sobre los individuos en la vida cotidiana -dispositivos de poder que regulan la intersubjetividad-, clausura toda posibilidad de cualquier clase de libertad. ¿Será que cuando el pensamiento de la multiplicidad se impone al de la identidad, se clausura a sí mismo? Al respecto, Marshall Berman sostiene: “…Foucault reserva su desprecio 120


más feroz para las personas que imaginan que la humanidad moderna tiene la posibilidad de ser libre. ¿Creemos sentir un acceso espontáneo de deseo sexual? Simplemente somos movidos „por las modernas tecnologías del poder que toman la vida como su objeto‟, somos arrastrados por el „dispositivo de sexualidad que el poder organiza en su apoderamiento de los cuerpos, su materialidad, sus fuerzas, sus energías, sus sensaciones y sus placeres‟ (…) todas las formas de investigación sobre la condición humana „no hacen sino remitir a los individuos de una instancia disciplinaria a otra‟ realzando, con ello, el triunfal <<discurso del poder>>. Cualquier crítica suena a vacío pues los propios críticos están en la „máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engranajes‟. Después de haber estado sometidos a esto durante cierto tiempo, nos damos cuenta de que en el mundo de Foucault no hay libertad porque su lenguaje forma un tejido sin costuras, una jaula (de hierro) mucho más hermética de lo que Weber llegara a soñar, y dentro de la cual no puede brotar la vida. El misterio es por qué tantos intelectuales de hoy en día quieren, al parecer, asfixiarse en la jaula con él” 104 (Berman: 1985:24-25). En el mismo sentido, Giddens critica a Foucault más detalladamente. En primer lugar, el elemento que más “molesta” a Giddens es la noción de “cuerpo”. Veamos, el cuerpo, para el pensador francés, es el punto focal del poder y ese poder, en vez de intentar “marcarlo” externamente, como ocurría en épocas premodernas, lo somete a una disciplina interna de autorregulación: los dispositivos de poder producen cuerpos dóciles. Sin embargo, dice Giddens, “...por más importante que pueda ser la interpretación que hace Foucault de la disciplina, su visión del cuerpo es esencialmente deficiente. No es capaz de analizar la relación entre cuerpo y su actuación, pues los identifica a todos los efectos. En esencia, el cuerpo unido al poder es igual a actuación. Pero esta idea no es válida y resulta excesivamente simple comparada con el punto de vista desarrollado antes de Foucault por Merlau-Ponty y, recientemente, por

104

Berman sospecha que Foucault ofrece “a una generación de refugiados de lo sesenta” una coartada histórico-mundial para explicar el sentimiento de pasividad “que nos invadió en los setenta”, y por esto su tarea intelectual tiene tantos adeptos.

121


Goffman” (Giddens: 1995a: 78) En otro lugar, Giddens añadirá que “los cuerpos en Foucault no tienen rostro”, mas bien, “se trata de que los cuerpos en Foucault no son agentes” queriendo dar a entender que el cuerpo no se ha convertido “simplemente en una entidad inerte, sujeta a la mercantilización o a la disciplina” (Giddens 1995b :184-185, 276). Ya que si así fuera estuviésemos hablando de máquinas. Eso no sucede, dice Giddens, pues la docilidad de los cuerpos no clausura la posibilidad de que ellos retornen a intervenir de manera pertinente e inmediata en la identidad impulsada por el individuo. Argumentar lo contrario sería aceptar qu e las totalidades de Foucault absorben todas las facetas de la vida moderna, sin dejar alternativa para una realización del yo en condiciones de modernidad. Es este el mismo espíritu que ciñe a las demás críticas de Giddens a Foucault. Así se refleja en los comentarios que este autor hace del estudio foucaultiano sobre el manicomio y la prisión: “...el estudio de Foucault sobre el manicomio y la prisión relaciona el encarcelamiento con la campaña para establecer el predominio de la razón burguesa. (...) Por más sugerente e importante que sea esta opinión, presenta importantes puntos débiles. Si examinamos en detalle, podríamos decir que de lo que aquí se trata no es tanto de la “razón” como del desarrollo de la transformación refleja. Lo que más tarde se consideraría locura, crimen y pobreza, antes de la época moderna se trataban como características extrínsecas de la existencia humana...” (Giddens: 1995a: 200). Giddens recomienda leer la obra de Rothman (“The discovery of the Asylum”) antes que la de Foucault, pues en ella se entenderán que los cambios en las actitudes sociales con respecto a la pobreza, la locura y el crimen, configuran instituciones en la que se recrea un entorno donde la organización y el cambio social son producidos, como telón de fondo de la vida de la persona y como medio de reconstitución de la identidad individual 105.

105

Berman recomienda una comparación de la obra de Foucault con la “completa, anterior y más profunda” obra de Goffman. Sin embargo hay que recordar que Foucault advierte en su obra que no pretende hacer una sociología del poder en las instituciones sociales, como harán Goffman y

122


Así y continuando con la lectura de Giddens sobre Foucault, lo llamativo, en la institución del manicomio, que éste comparte con la prisión, “…es lo mucho que conserva de los medios sociales amplios de la modernidad. Foucault se equivoca al hacer remontar esta semejanza hasta la dis ciplina en cuanto tal; la pérdida de varios tipos de derechos sociales y personales de los individuos recluidos a la fuerza a prisiones y manicomios es sin duda una de sus características fundamentales” (Giddens: 1995a: 204). Para Giddens, a diferencia de Foucault, los desvíos morales se “inventaron” como parte de los “sistemas internamente referenciales de la modernidad” y, por tanto, se definieron en términos de control. En sí, aquí no hay una diferencia sustancial en los contenidos y la argumentación, como veremos más adelante, pero sí una sustitución efectiva de términos y nociones desde la particular óptica de la sociología de la estructuración. Sin embargo, las distancias que marca Giddens no son sólo del orden de la terminología. Ya vimos que Giddens critica a Foucault el que sus “redes de poder” clausuren al individuo, pero en cuanto a la sexualidad, Giddens tiene otro tipo de crítica: “La privatización de la sexualidad podría considerarse una vez más ligada a la aparición de una nueva conciencia moral. Según este punto de vista, la sexualidad acabó estando cada vez más sujeta a actitudes libidinosas, lo cual la condenaba como licenciosa. Foucault ha ayudado a demostrar lo engañoso de esta interpretación... (acorde en términos generales a la de Freíd y según la cual) la privatización de la sexualidad esta relacionada con la represión. Más que oponerse a lo que denomina „hipótesis represiva‟, Foucault la contrapone a otra que recalca la proliferación de discursos que sacan la sexualidad a un ámbito público recientemente constituido (...). La tesis de Foucault según la cuál la sexualidad se convierte en asunto obsesivo y más o menos omnipresente en el mundo moderno, no parece más convincente que la idea a la que en parte pretende sustituir” (Giddens: 1995a:208). Podemos formular una alternativa a ambos puntos de vista, dice Giddens,

Rothman: se trata mas bien de develar las formas y procedimientos en los que las tecnologías del poder se expresan con relación al sujeto.

123


de la siguiente manera: “la „sexualidad‟, en sentido moderno, se inventó cuando la conducta sexual salió de la escena. A partir de este momento, la sexualidad pasó a ser propiedad del individuo y, más en concreto, al unirse erotismo y culpa, el cuerpo fue sustituido progresivamente por una conjunción entre sexualidad e identidad del yo y propensión a la vergüenza (…) Los diversos „discursos sobre la sexualidad‟ de los que habla Foucault forman parte de un espectro más amplio del desarrollo de los sistemas reflejos internamente referenciales” de la modernidad (Giddens:1995a:209). Todas estas críticas ponen en paréntesis y en entredicho las tesis foucaultianas. Sin duda la más categórica esta dada por el hecho de que, aparentemente,

Foucault

en

el

intento

de

deconstruir

totalidades

objetivantes, ha creado las suyas. Ahora bien, estas críticas a Foucault parecen venir de repente desde una mira unifocal. Para salvar esta parcialidad en la lectura de Foucault expondré, de la misma manera, la tarea intelectual, la noción de poder de Giddens y los entredichos de su política emancipatoria. 2. Guiddens: la praxis social Escogí Giddens para el presente trabajo porque me parece que su lectura de Foucault es incompleta. Pese a que lo critica de diversas formas, tiene en común con él las ópticas centrales de sus planteamientos. Pero antes de entrar en esto, quisiera hacer un breve excursus, en términos generales, de las tesis de Giddens para una global comprensión de este trabajo comparativo. Tarea intelectual La obra de este autor es muy extensa. Sistematizarla le ha tomado casi veinte años al propio Giddens. A grandes rasgos podemos decir que hay dos momentos: a) La constitución de la sociedad y, b) La cótica de la modernidad. 1. En el primer momento se ubican los lineamientos de la teoría de la estructuración que junto a N. Elías, P. Bourdieu, R. Bhaskar, P. Berger, T. 124


Luckmann y, sobretodo, Ira Cohen, Anthony Giddens ha desarrollado sobre la base de lecturas “positivas” de la teoría social. El proyecto consta de tres objetivos básicos: Desarrollar un enfoque crítico de la evolución de la teoría social del siglo XIX, y su incorporación durante el siglo XX con el carácter de disciplinas institucionalizadas y profesionalizadas. Delinear y someter a crítica algunos de los principales temas del pensamiento social del siglo XIX que fueron asimiladas en los análisis de la formación de las sociedades avanzadas. Elaborar y replantear los problemas que presenta el carácter siempre desconcertante de las ciencias sociales, en cuanto tienen como “materia” lo que ellas en sí presuponen: la actividad social humana y la intersubjetividad (Giddens: 1995b). De la consecución sucesiva y simultánea de estos objetivos se ha sistematizado la teoría de la estructuración. La “constitución de sociedad” en donde la relación entre actor y estructura interpreta a la sociedad como el resultado histórico de un proceso de estructuración producido por las prácticas recurrentes de los agentes que la componen. Pero esta formulación de la teoría viene desde un singular procedimiento metodológico que consta de cuatro momentos. La materia de la sociología: no se habla del objeto, sino de la mate ria sobre la que versa la sociología. Esta materia es el mundo social producido por procederes activos de los sujetos en interacción. La producción y reproducción de la sociedad deben ser consideradas como la constitución diestra de procesos en la que se utilizan recursos y depende de condiciones de las cuales los miembros no tienen noción o perciben sólo confusamente. Límites de la actividad: a) el dominio de la actividad humana es limit ado. Los hombres producen sociedad, pero lo hacen como actores históricamente situados, no en condiciones de su propia elección. b) dualidad de la estructura: la 125


estructura es tanto un elemento cuanto un resultado de la acción que organiza recursivamente. c) los procesos de estructuración implican una interrelación de significados, normas y poder. Modos de observación: a) el observador debe usar, si quiere que la vida social le sea asequible, en un inicio, su conocimiento sobre la misma. b) el observador debe pasar por un proceso de inmersión en una forma de vida para luego generar caracterizaciones. Formulación de conceptos: a) doble hermenéutica: intersección entre dos marcos de sentido, tal como lo constituyen sus actores legos y como los interpretan los metalenguajes científicos. b) tareas de la sociología: explicar y servir de mediación hermenéutica de las formas de vida divergentes dentro de metalenguajes descriptivos de las ciencias sociales; explicar la constitución de la sociedad como resultado de la praxis. (Giddens: 1987) Lo importante aquí es recalcar algunas particularidades relevantes del obrar humano que iluminan, poco a poco, la “opacidad de lo social”: la reflexividad humana engloba un espectro de potencialidades cognoscitivas que van desde un cúmulo de saberes tácitos adquiridos en forma práctica, a un conjunto de saberes accesibles a su conciencia. El saber no se agota en la racionalidad discursiva: hay un conocimiento que se produce en la praxi s 106. El obrar supone, por un lado, la existencia de un conjunto de condiciones que no son advertidas ni registradas reflexivamente por el actor, y por otro lado, la posibilidad de que dicho obrar tenga consecuencias no buscadas ni premeditadas por ese actor: existen, pues, un sinnúmero de situaciones y circunstancias sociales que no son percibidas ni registradas por los agentes en el proceso de reproducción social que protagonizan.

106

Al respecto es importante revisar los debates sobre la “epistemología del sentido común”, como factor constituyente de la representación social y por tanto de la vida cotidiana (Moscovici, 1984), la cotidianidad como un proceso de construcción social de la realidad (Berger y Luckmann, 1972), el sentido común como la filosofía de los no filósofos que se supedita a su producción en las relaciones sociales (Gramsci, 1975), y particularment e los estudios sobre los “reduccionismos” en los que hace incurrir a la noción de ideología marxista, y la importancia del sentido común en la vida social (José Nun, en N, Lechner, 1987).

126


Las reglas y los recursos que conforman las propiedades estructurales de la sociedad se sitúan fuera del tiempo y del espacio, aunque, ciertamente, dichas propiedades adquieren cuerpo, se expresan y actualizan a través de la efectivización de las prácticas sociales recursivamente reproducidas y en las huellas mnémicas que orientan las conductas de esos agentes sociales. 2. Bajo estos parámetros teóricos, Giddens emprende un análisis sistemático de la modernidad. Busca, en su reflexión, cuáles podrían ser los cambios a impulsar en y desde la modernidad. En esta reflexión ubica cuatro ámbitos -elementos de análisis de la modernidad-: Discontinuidad: hay una ruptura con los viejos órdenes. Las instituciones modernas no son iguales a las tradicionales. Más allá de esto, hay nuevos ritmos para el cambio social, el ámbito de los cambios es mayor. Relación tiempo-espacio: regionalización de la vida social, tiempo y espacio se separan. No hay aquí, no hay ahora. Las relaciones sociales se reestructuran

en

momentos

indefinidos:

“desanclaje”/“mecanismos

de

desenclave”. Dimensión institucional: la institución moderna es un tipo de relación que se reproduce a sí mismo, sin caer en la cosificación. Dimensiones de la modernidad: a) un tipo de economía: capitalismo, b) un objeto de la economía: industrialismo, c) control de medios de violencia: poder militar, d) control de información y supervisión social: vigilancia. (Giddens: 1994) En un último proyecto, orientado bajo este análisis de la modernidad, Giddens describe la constitución del „yo‟ en la época moderna. Este “yo” es a la vez un “self” y un “mi”, en tanto que en la dualidad de estructura el individuo esta condicionado por relaciones de poder. Poder

127


El poder en Giddens es una construcción social y como tal esta vinculada con la de acción. La acción condensa la aplicación de medios para conseguir resultados, producidos mediante la intervención directa de un actor en el curso de los hechos. En un primer sentido, amplio, el poder se refiere a la capacidad transformadora de la acción humana. Es un poder en tanto que „puede‟, „es capaz de‟ o „tiene poder para‟: acción positiva en las relaciones de poder. El poder es aquella capacidad de alcanzar resultados: poder que posibilita y constriñe las capacidades y voluntades, de acción. Posibilita en tanto que permite y constriñe en tanto que obliga o prohíbe. Empero, hay un segundo sentido del poder. El poder en el sentido limitado es relacional. Se refiere a una propiedad de la interacción y puede ser definido como la capacidad para asegurar resultados donde la realización de estos resultados depende de la actividad de los otros. De esta manera, la existencia de poder presupone estructuras de dominación por las cuales opere un poder que „fluya parejamente‟ en los procesos de reproducción social; es, en otras palabras, el hecho de que los hombres tienen poder „sobre‟ otros. Poder como dominación, pero de manera expandible. El poder no es una cantidad estática sino que es expandible en relación con formas divergentes de propiedad sistémica. Se produce pues un distanciamiento espacio-temporal que entra en conexión con la teoría del poder: la generación de poder se da en la reproducción de las estructuras de dominación. A su vez, estas estructuras se constituyen por una combinación precisa, en coordinación con un sistema societal, de recursos de asignación y autoridad (Giddens: 1995b:284). Estos dos sentidos de la noción de poder en Giddens parten desde ciertas premisas básicas a la teoría de la estructuración: El poder se refiere a capacidades. No es sólo poder en tanto que ejercicio, sino como aquel cúmulo de poder almacenado y con capacidad de usar a futuro. La relación entre poder y conflicto es contingente: no hay implicación causal directa sino eventual. El conflicto hace aparecer al poder cuando la resistencia de los otros tiene que ser vencida y sometida su voluntad. 128


El poder es tratado como un rasgo característico de toda interacción humana. Poder e interés no siempre llegan a escindirse; pero, es necesario oponerse al interés como estado de naturaleza: él también se construye socialmente (Giddens:1987:113). “En y desde la modernidad” Giddens deja abierta toda posibilidad de política emancipatoria. El poder, como se dijo, es la capacidad de alcanzar resultados, y como tal, no es obstáculo a la libertad o a la emancipación sino que es su verdadero instrumento, aunque sería insensato, desde luego, desconocer sus propiedades coercitivas. De esta forma, los movimientos sociales, la política de la vida individual, el desarrollo de la identidad particular, las realizaciones del yo, etc., se construyen en la modernidad para producir sociedad desde ella. Las acciones sociales, colectivas o individuales, en tanto que están condicionadas por relaciones sociales y sometidas a entra mados complejos de poder, son productos sociales que se deben analizar desde la perspectiva de una conducta estratégica. Tal análisis pone en suspenso a las instituciones socialmente reproducidas y atiende al modo en que los actores hacen registro reflexivo de su obrar y al modo en que aplican reglas y recursos en la constitución de una interacción. Giddens entonces plantea las políticas libertarias, léase acciones, como contestarias al orden institucional de la modernidad que desde la modernidad intentan recuperar el sentido originario, develador, emancipador del orden moderno. Esta postura encuentra eco en las reflexiones sobre la experiencia de la modernidad de Berman: “¿Cuándo terminará el modernismo y qué viene después? (...) los que esperan el final de la Edad Moderna pueden tener la seguridad de tener un trabajo fijo. (...) Creo que nosotros y los que vengan después de nosotros, seguiremos luchando para hacer de este mundo nuestro hogar, incluso si los hogares que hemos hecho, la calle moderna, el espíritu moderno, continúan desvaneciéndose en el aire (pues) la modernización siempre 129


ha prosperado en el conflicto, en una atmósfera de „incertidumbre y agitación permanentes‟.” (Berman:1995:367) Giddens entenderá de manera similar el proceso de la modernidad. El retroceso será una forma de avanzar: recordar los modernismo s del siglo XIX, bajo sus imperativos libertarios, nos dará visión y val or para crear los modernismos del siglo XXI. Nos corresponde reivindicar el sentido libertario de las dimensiones institucionales de la modernidad. Este acto de recuerdo, dice Berman, podría ayudarnos a devolver el modernismo a sus raíces, para que se nutra y renueve y sea capaz de afrontar las aventuras y peligros que le aguardan. “Apropiarse de las modalidades de ayer puede ser una crítica de las modernidades de hoy y un acto de fe en las modernidades -y en los hombres y mujeres modernos- de mañana y de pasado mañana” (ibid:27). III Vida cotidiana: política de la vida y vida no fascista Ahora bien, como se podrá ver, las tareas intelectuales y las nociones de poder de Giddens y de Foucault toman especial excitación cuando se intenta relacionarlas. Los seres humanos “hacen su propia historia, pero no pueden elegir las circunstancias de la misma”. Este aforismo de Marx, tan usado en la sociología de la estructuración, ubica en el centro lo que aquí pretendemos. En primer lugar debemos recordar que el aforismo refleja una toma de conciencia. Luego, esta elaboración implica posturas críticas ante la vida cotidiana. Este es, en síntesis, el proceso por el que también se puede evaluar a los conjuntos de tareas intelectuales de Giddens y Foucault. La teoría social, dice Giddens, está incluida en la vida social de una manera práctica “...según lo que viene a decirnos la „doble hermenéutica‟ las cosas son complejas. La formulación de una teoría crítica no es una opción; teorías y descubrimientos en las ciencias sociales son susceptibles de consecuencias prácticas (políticas) más allá de que el observador sociológico o el estadista decidan que se las puede 130


„aplicar‟ a determinada cuestión práctica” (Giddens:1995b:35). Y es más enfático aún cuando afirma que “las ciencias sociales no se limitan a una relación „tecnológica‟ con su „asunto‟, su incorporación a una acción lega sólo marginalmente es „tecnológica‟. Muchas permutaciones posibles de saber y poder nacen de esto” (ibid:373). Y para probado basta un pequeño ejemplo: el teorema de Maquiavelo no es más que una observación sobre el poder y sobre el apoyo popular en la política, sin embargo ha conservado importancia hasta la actualidad por su pertinencia con el carácter constitutivo de las ideas que formula. De su lado, Foucault intenta en sus análisis históricos vincularse a una política progresista, en la vida cotidiana, al tiempo que ésta: a) reconozca las condiciones históricas y las reglas especificadas de una práctica, allí donde otras políticas no reconozcan más que necesidades ideales, b) defina en una práctica las posibilidades de transformación y el juego de dependencias entre estas transformaciones, c) defina los planos y las funciones diferentes que los sujetos pueden ocupar en un dominio que tiene sus reglas de formación, y d) vea en los discursos una práctica que se articula con otras prácticas. En suma, determinar el modo de existencia de los discursos, para que se constituya el saber que hoy es nuestro y, de un modo más preciso, el saber que ha tomado como dominio este curioso objeto que es el hombre. Es con frases como estas que los exégetas críticos de Foucault, le han tildado de estructuralista. Han dicho que sus propios discursos son totalidades que no permiten la existencia del individuo si no es como actor de un rol regulado por los dispositivos de poder. Es inútil, bajo esta distorsionada lectura de Foucault, tratar de resistir a las opresiones e injusticias de la vida moderna, “puesto que hasta nuestros sueños de libertad no hacen sino añadir más eslabones a nuestras cadenas”(Berman:1985: 25). De la misma manera se puede interpretar a Giddens: ¿será posible pensamiento más conservador y reaccionario, que auspicie las críticas más certeras a la modernidad y que sin embargo, intente encontrar en ella los procederes de la política de la vida? 131


Se perfiló ya, con Giddens, que toda teoría social debe suponer un ejercicio crítico, hermenéutica y explicativo. Mientras lo último será un ejercicio científico, lo primero será un ejercicio ético que esclarezca las posturas, las tomas de conciencia, las posiciones funcionales al poder o la asunción de la política de la vida. Ante esto, ambos autores incurren en inflexiones comunes. Por un lado, Giddens reconoce que en y frente a la modernidad, aparecen “nuevos mecanismos de identidad del yo, modelados por las instituciones de la modernidad -y que a su vez las moldean también a ellas-. El yo no es una entidad pasiva determinada por influjos externos”(Giddens: 1996b:76); al forjar sus identidades propias, los individuos intervienen en las influencias sociales, cuyas consecuencias e implicaciones son de carácter universal, y las fomentan de manera directa. Por otro lado, Foucault, en “Una introducción a la vida no fascista” se adhiere al modelo de militancia planteado por Deleuze y Guattari, en el que, mediante un arte erótico, un arte teorético y un arte político, podrían cambiarse ciertos ordenes coercitivos. “La obra de Foucault dice Ester Díaz, puede leerse como la introducción a una vida donde el sujeto individualizado se disolvería y se disiparía gozosamente entre las redes del deseo. Un deseo epocal, creativo y revolucionario. Un deseo que siempre es construcción social, pero que, en este caso es consciente de serlo” (“Introducción” a Foucault:1993:11, el subrayado es mío). De estos esbozos, ¿qué implicaciones podemos encontrar entre Giddens y Foucault? La primera es que, como se mencionó, las críticas a Foucault, en el sentido de que su pensamiento es una “jaula de hierro” al convertirse éste en una nueva totalidad imposible de ser correlativa con una política libertaria, provienen de una lectura distorsionada. La segunda: como se mencionó también, los ejes centrales de la tarea de Giddens no son tan distantes de los de Foucault y tampoco tan distintos. Y la tercera, que menciono aquí, es la posibilidad de que tanto Giddens como Foucault sean productos de la modernidad que los necesita críticos, para fortalecerse y luego salir triunfante. 132


1. En cuanto a lo primero, considero que la lectura es distorsionada ya que en ella se prescinde de la adhesión de Foucault a una militancia política del Anti Edipo. Aquí Foucault “incita” a adoptar una nueva ética política que deconstruya el poder. De esta manera, Foucault sostiene que “si tuviera que hacer un manual o guía de la vida cotidiana” 107 del Anti-Edipo, lo resumiría así: “Despoje la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante. Desarrolle la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, antes que por subdivisión y jerarquización piramidal. Libérese de las viejas categorías de lo negativo -ley, límite, castración, falta, la laguna- que el pensamiento occidental, desde hace tanto tiempo ha considerado sagradas en tanto que formas de poder y modo de acceso a la realidad. Prefiera lo positivo y lo múltiple, la diferencia antes que la uniformidad, los flujos antes que las unidades, los agenciamientos móviles antes que los sistemas. Considere lo productivo como nómada y no como sedentario. No imagine que es necesario ser triste para ser militante, incluso si la cosa que se combate es abominable. El lazo entre deseo y realidad es lo que posee fuerza revolucionaria. No utilice el pensamiento para dar a una práctica política un valor de Verdad; ni la acción política para desacreditar un pensamiento, como si fuera mera especulación. Utilice la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como un multiplicador de las formas y de los dominios de intervención de la acción política. No exija de la política que restablezca los derechos del individuo tal como los ha definido la filosofía. El individuo es producto del poder. Es necesario “desindividualizar” por medio de la multiplicación y el desplazamiento, el 107

En el tercer punto de estas implicaciones se entenderá por qué aqu í se subrayan y ponen entre comillas a estas ideas.

133


agenciamiento de diferentes combinaciones. El grupo no debe ser el lazo orgánico que une los individuos jerarquizados, sino un generador constante de “desindividualización” No se enamore del poder” (Foucault:1993:79). De esta forma, el propio Foucault se encarga de proponer una alternativa al imperio de totalidades en el que se intenta ubicar. 2. Para entender al poder, Foucault desmantela esta noción como imposición efectiva, pero negativa: “no debes”, y la reemplaza por una interpretación del poder como la capacidad de inducir comportamientos acordes a una “normalidad” (lo correcto en el aquí y ahora). Así, sostiene Foucault, el poder crea mallas en las que los individuos se desenvuelven. Giddens, de manera muy similar, entiende al poder como un entramado de relaciones sociales no sólo de coacción, sino también de “constreñimiento” (el poder permite, prohíbe y condiciona). Veamos las implicaciones, asimismo similares, de esta cercanía para la vida cotidiana. Para eso, se debe tomar en cuenta que Foucault y Giddens se enfrentan ante las totalidades de la modernidad en su relación con el individuo, de una forma paradójica: mientras más se involucre el individuo con las instituciones modernas, más posibilidad hay de que pierda su individualidad; empero, no es que el individuo no deba participar en ellas, es mas bi en que éste tome conciencia de este proceso. En relación con la vida cotidiana, tanto Foucault como Giddens suponen en sus planteamientos una toma de conciencia ante las realidades que implica la existencia de un individuo involucrado en un complejo sistema de relaciones de poder. De allí que su propio papel, expresado en una producción intelectual, sea entendido, por ambos, como una postura crítica que sirve para una efectiva toma de conciencia es decir, para ubicar el primer paso de una postura militante. Esta “toma de conciencia” es, a mi entender, una postura ética y política de rasgos similares en ambos autores. Recordemos: para Foucault, construir una vida no fascista es cuestión de lograr aplicaciones no coercitivas del poder, resistencias creativas, acciones 134


liberadoras mínimas, cotidianas, constantes, personales, sociales y conscientes en tanto que ella implica un conocimiento de la ubicación de un individuo en el entramado del poder. Para Giddens, de manera análoga, la política de realización y liberalización del yo, es una formación internamente referencial -consciente que, estratégicamente, construye, en y desde la modernidad, su existencia. Aquí es evidente la influencia que ambos autores han recibido del aforismo marxista según el cual los seres humanos “hacen su propia historia, pero no pueden elegir las circunstancias de la misma”. La vida será entonces, con Foucault, una construcción ética en contra de “las formas menores (y mayores) que constituyen la amarga tiranía de nuestras vidas cotidianas”. Y con Giddens, se verá el poder de la vida de cada agente con las implicaciones positivas: la capacidad transformadora de la actividad humana -y entre esas capacidades, las opciones libertarias, “impone su influencia no sólo en la vida a los niveles de la interacción diaria, sino también en el nivel de las culturas e ideologías globales y, principalmente, en los rincones de la vida social cotidiana”. Además de esta coincidencia en la toma de conciencia, es común a los dos autores la concepción estratégica de la vida. Ambos proponen una acción “reactiva” ante los dominios del poder, desde una posición “preactiva” de la vida 108. 3. Me pregunto si los críticos de Foucault, al tomar en cuenta la vinculación de éste con el “Anti-Edipo”, no pudiesen, a su vez, leer aquella incitación como una “jaula de hierro” de la práctica política: ¿Por qué Foucault elabora esa “guía” de la vida cotidiana? ¿Qué lo motiva? ¿Qué condiciona la producción de esa “guía”? ¿Si el caso es, como dice Foucault, que hace la guía bajo la condición de un “si tuviera que hacerlo”, qué condiciona a qué? Me pregunto además si no queda abierta la posibilidad de que la noción de “la política de la vida” en Giddens, a pesar de contemplar una política de 108

Relacionar a estos autores supondría una tarea mayor. Aquí me he limitado a comparar, sintéticamente, el poder, el papel de la ciencia social como posición crítica y su relación con la vida cotidiana.

135


liberación de la explotación, de la desigualdad o la opresión, devenga, en conjunción con la organización estratégica („en y desde la modernidad‟), en un nuevo dispositivo de regulación de las tareas teóricas que, paradójicamente, se auto-conciban como críticas. Y ante esto, lo que es aún más problemático, me pregunto si no estaremos incurriendo en posiciones insostenibles al entrar en un escepticismo ante cada paso en contra de la normalización de las acciones humanas. Sin entrar a responder estas preguntas, pues tal tarea supone otro lugar, creo que aquí es más importante rescatar los espíritus críticos de los planteamientos de Giddens y Foucault y empezar a entender que “casi todas las personas enfrentan la vida desde una perspectiva pragmática y participativa, y no desde la bastante excepcional y artificial postura existencial de la reflexión teórica” (Bustamante, F. 1995). Con esto se trata, según mi entender, de participar en la vida moderna desde una postura digna: tomar conciencia de la normatividad 109 que imprimen las lógicas de poder, no caer en la masificación social, y aprovechar “estratégicamente” aquellas “circunstancias de la historia que no hemos podido elegir” (Marx) para hacer la historia, social e individual. Disolverse en las estrategias de las redes del poder y subve rtirlas por redes del deseo: el arte de vivir. La paradoja de vivir es pues, poner a la modernidad contra sí misma. Lo otro, dejarse llevar por la modernidad sin ser a la vez crítico, es caer en su remolino, dejarse llevar por la confusión y encerrarse en el peor dogmatis mo: la modernidad para sí misma. “Porque la confusión no deja las manos libres sino al dogmatismo”, es que surge como imprescindible la toma de conciencia para la política de la vida.

Bibliografía:

109

Para ello estarán las posturas críticas de la teoría social, las posturas vivenciales “no fascistas” y el arte.

136


Berman, Marshall, “Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad”, España, Siglo XXI editores, s.a. octava edición, 1985. Cohen, Ira, “Teoría de la estructuración”, Universidad Autónoma Metropolitana, 1996. Cortina, Adela, “El dogma de la democracia”, en Revista Claves. Foucault, Michel, “Vigilar y castigar”, España, Siglo XXI, 1996. Foucault, Michel, “La voluntad de saber”, España, Siglo XXI, 1995. Foucault, Michel, “El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica” Foucault, Michel, “Las redes del poder”, Buenos Aires, Ed. Almagesto, 1993. Foucault, Michel, “El orden del discurso”, Barcelona, Tusquets editores, tercera edición, 1987. Foucault, Michel, “Nietzsche, la genealogía, la historia”, en “Hommage a Jean Hyppolite”. Ed. PUF, París, 1971. Giddens, Anthony, “Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época moderna”, Barcelona, España, Ediciones Península, 1995a. Giddens, Anthony, “La constitución de la sociedad. Bases para una teoría de la estructuración”, Buenos Aires, Amorrortu editores, única edición en castellano, 1995b. Giddens, Anthony, “Consecuencias de la modernidad”, Madrid, Alianza Editorial, 1994. Giddens, Anthony, 137


“Nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de las ciencias sociales interpretativas”, Buenos Aires, Amorrortu editores, única edición en castellano, 1987. Bibliografía adicional Berger y Luckmann, “La construcción social de la realidad”, Buenos Aires, Amorrortu ed.,1972. Bustamante, Fernando, “Cultura política y ciudadana en el Ecuador”, en Cordes, “Ecuador: un problema de gobernabilidad”, 1995. Fernández, José, “Norberto Bobbio: el filósofo y la política”, México, FCE, 1996. Lechner, N., comp., “Cultura política y democratización”, Santiago, CLACSO, 1987. Moscovici, Serge, “Psicología social”, vol. 2, 1984. Portelli, Hugues, “Gramsci y el bloque histórico”, México, Siglo XXI, 1975.

138


139


Globalización, Culturas Marginales y Post Modernidad Milton Benítez

Palabras de un lenguaje sospechoso. La conciencia social moderna, la nuestra, la de los países del Tercer Mundo, que desde hace mucho tiempo ocupamos la periferia del mundo; más aun, la conciencia social de pueblos como el ecuatoriano, que por esas circunstancias propias de una historia de colonialismo y dependencia se encuentra a su vez en la periferia de la periferia del mundo, es una conciencia escindida, fragmentada, carente de unidad, una cuasi consciencia, no aprende la realidad profunda, no aprehende el futuro. No es que seamos torpes, no es que seamos ineptos, no es que seamos atrasados. Se trata, por supuesto, de un problema estructural, ligado al colonialismo cultural. El asunto tiene que ver aquí con una forma perversa de distribución del saber social. Por un lado, el saber científico, contenido en el discurso académico, de corte preferentemente profesional, con una tendencia cada vez más fuerte hacia la especialización. Por otro lado, el saber ordinario, el de la vida diaria, contenido en lo que podríamos denominar, sin que esto sea una figura literaria, el barullo de la saciedad. Dos formas de saberes distintos. El uno oficial, rimbombante, aparatoso, saturado de lenguaje técnico. El otro, silencioso, clandestino, humilde, enredado en la imprecisión de las palabras que no alcanzan a construir su propio universo significante. Entre estos dos saberes, que no logran un espacio de unidad y contacto satisfactorios, la conciencia social general se escinde y se fragmenta. Y el hombre se pierde de vista. Y en este perderse de vista del hombre está el silencio de la sociedad toda, la ausencia de un habla. Así, pues, la cultura de las sociedades nuestras, periféricas en la periferia, dada esta situación, se configura en cultura del silencio. 140


No es un asunto que esté relacione con el saber únicamente, en el sentido que asignamos a la palabra saber, como ilustración o como conocimiento. Es un problema relacionado más bien con la vida. En la imposibilidad del habla, dada la fractura anteriormente señalada, la vida de la sociedad no encuentra las condiciones de su espiritual propia, su ser intelectual y moral, sino que, por el contrario, es una vida que se la padece. El padecer de la vida, en esa imposibilidad de constitución de habla, es la impotencia y la frustración, y en esa impotencia y frustración, es ausencia de futuro. ¿Dónde está el problema? No es un asunto estricto del lenguaje. Es en un fenómeno más profundo, que se expresa en el lenguaje. Es el modo como se hacen patentes las relaciones de dominio que han hecho que el Ecuador, al igual que otros países del Tercer Mundo, ocupen la periferia de la periferia del mundo. Es un problema de las relaciones de dominio a nivel universal. Al parecer, estamos viviendo el fin de los tiempos modernos, y la humanidad entera se acerca hacia una nueva forma de existencia, tanto material como espiritual. La modernidad habría quedado atrás, la Post modernidad se nos habría venido encima con sus urgencias nuevas y sus reclamos. El mundo estar ía por inventarse. Puede ser esto realidad, puede ser una nueva coartada. Como quiera que ello sea, lo cierto es que nos enfrentamos a un momento distinto, que demanda de todos nosotros nuevas definiciones. Estas nuevas definiciones, por supuesto, no están exentas de las tradicionales relaciones de dominio que han organizado al mundo actual. Y es frente a ese contexto que es necesario repensar la ciencia en la búsqueda de esas nuevas definiciones. La ciencia y la filosofía. Un estudiante de Ciencias Humanas se ha acercado a preguntarme para qué sirve la filosofía. Le devuelvo la pregunta: ¿Para qué sirve la filosofía? Desde el punto de vista de las ciencias sociales positivas, las actuales, aquellas que dan lugar a los discursos académicos, la filosofía no sirve para 141


nada, su presencia incomoda. Si por alguna rara circunstancia se reconoce su existencia, es solo por un puro acto de protocolo en el que es dable mostrarse ilustrado. Y es que el saber actual, desde hace mucho, ha renunciado a la filosofía. Sin embargo, la vida, aquella pulsión humana que se ubica más allá de las configuraciones nebulosas del hombre como hombre de ciencia, de academia, y del hombre común que enfrenta la vida desde la incertidumbre, debido a que su consciencia se ha perdido en el puro barullo, reclama la filosofía. Pero este es un reclamo, como todos ustedes podrán darse cuenta, que solo aparece cuando el discurso de la ciencia calla y cuando el barullo de la vida cesa. Es decir, cuando el hombre moderno se encuentra consigo mismo en la intimidad y se descubre huérfano, abandonado, perdido en la vida, insignificante y mísero, asustado frente a un mundo que no comprende y lo rechaza, como en el caso del alumno que se me acercó a preguntarme para que sirve la filosofía. Se me ocurrió responderle con una frase de Cassirer: El hombre es un animal simbólico, antes de apropiarse fácticamente del mundo se apropia intelectualmente, construye su mundo en el pensamiento, su condición de humanidad depende de ello, filosofar es construir la imagen del mundo, responder por la vida, criticar esa imagen del mundo, reacomodar la vida. El saber actual, el que se constituye en el interior de las ciencias positivas, evita este argumento. No lo niega, lo lateraliza, es decir, lo pone a un lado. Cuando la filosofía llama a su puerta, la ciencia y el saber académico se hacen los sordos. El mecanismo de esta lateralización se mueve bajo la figura de la contraseña, presente en ese clásico juego de la niñez del diablo con los mil cachos. _Tan, tan. _¿Quien es? _El diablo con los mil cachos. _¿Que desea? 142


_Una cinta. _¿Qué color? _Roja. _Vayce cantando. Un problema de contraseñas que se mueve en el territorio del lenguaje, donde están las identidades, los reconocimientos, la pertenencia a un mismo campo discursivo. Sometamos al lenguaje actual a ese juego: _Tan, tan. _¿Quien es? _El hombre menesteroso, necesitado de saber. _¿Que quiere? _Indagar por la vida en las condiciones del mundo moderno. _Pronuncie la contraseña. _Imperialismo, mercado mundial, explotación, dominación. _Vayce cantando.

Otro hombre. Un académico contemporáneo: _Tan, tan. _¿Quien es? _El hombre moderno necesitado de poder. _¿Que quiere? _Indagar por el mundo moderno. _Pronuncia la contraseña. _Globalización, Aldea global, libre mercado. _Entre, que el hijo del conde se ha de casar. No es un simple problema del lenguaje, ni de universos discursivos particulares en esta época signada por el predominio de la semiología. Más allá de eso, en ese territorio del habla cifrada, en el reconocimiento de la identidad en el lenguaje, en el manejo de unas mismas palabras, se expresan, quizá, las mismas tensiones viejas y siempre presentes que han atormentado al mundo 143


moderno, solo que se expresan en un nuevo escenario. De ese escenario, el pensamiento que indaga por la vida, la filosofía, ha sido expulsado. Permítanme decir en este punto lo siguiente. La crítica actual al marxismo, que no es en realidad una crítica, sino una lateralización de un modo particular de indagar acerca del mundo moderno, es, en realidad, la lateralización de la filosofía toda. Es ese, quizá, el signo más importante de los tiempos modernos. Es esta exclusión de la filosofía del campo de las ciencias sociales lo que ha escindido al saber social general en un saber académico, por un lado, y en un saber diluido en el barullo de la sociedad, por otro. Y en esa escisión se ha establecido el silencio social general. A consecuencia de ello, la sociedad se ha quedado sin habla. Volvamos a las palabras. Globalización, Post modernidad, Aldea global, pensamiento débil, etc. son, por cierto, palabras nuevas, corresponden a un universo simbólico acuñado en los últimos tiempos, todavía nos resultan extraños, pertenecen por entero al lenguaje de los especialistas. Para el siglo XXI, que está ya presente entre nosotros, habrán alcanzado su plena ciudadanía. Lo importante, sin embargo, no es la presencia de estas palabras nuevas en el habla de las ciencias, sino la imagen del mundo que traen consigo y la actitud ante la vida que establecen. La realidad del lenguaje, como todos ustedes saben, se mueve en el juego de una doble función: la denotativa y la connotativa. Solo de ese modo el lenguaje une la imagen en la que reconocemos el mundo, la realidad, y la pasión que la atraviesa. Solo de este modo produce sentido. La transición que estamos viviendo en el terreno del lenguaje es, en esencia, una transición en el terreno del sentido, una nueva unidad de la imagen del mundo y la pasión del mundo. Por lo mismo, es un lugar, entre otros de desciframiento de la realidad. En ese lugar, como no puede ser de otra manera, se encuentran en juego diversas corrientes. teóricas que expresan diferentes actitudes respecto de la vida. Estas actitudes se 144


camuflan y cobran existencia en el interior de nuevos discursos. Me referiré en este punto a los discursos de la post modernidad y de la globalización. Para muchos, el supuesto de estos nuevo discursos descansa en el surgimiento de una época nueva que por fin habría logrado superar la contradicción esencial en el desarrollo de lo humano. Al fin la libertad habría encontrado las condiciones de su realización plena. Como esta contradic ción es la que ha alimentado la historia, la época de la que estamos hablando se caracterizaría, en lo esencial, por la armonía de las partes con el todo. Superado el conflicto ya no sería necesaria la historia. De este modo, palabras como Globalización, Aldea global, post modernidad, nos ligan a la imagen de un mundo recuperado en sí mismo. El sentido de esta visión, presente en la tesis de: “El fin de la historia y el último hombre”, de Fukuyama, abre un nuevo horizonte de sentido a la humanidad: el predominio absoluto del presente. Se trataría entonces de adecuarse al mundo tal cual es. Vivir en paz. Solo de este modo el futuro deja de ser una preocupación. Este vivir en paz, que no tendría en sí más finalidad que la del acomodo al mundo presente, ha dado lugar al surgimiento de una actitud cínica frente al mundo. Todo intento de transformación es inútil. El futuro no existe. El mundo está hecho de una vez y para siempre. Es así como se ha configurado un ethos cínico. Ese el sentimiento general frente al mundo actual y al cual, al parecer, las ciencias sociales se han adscrito. La realidad, sin embargo, se mueve por otros rumbos. El lenguaje y la realidad. La realidad actual es, por cierto, distinta a la realidad de hace unas décadas atrás. Es una realidad que se la reconoce en el juego de dos palabras: globalización y post modernidad. Como si de pronto se hubieran superado las barreras que hacían imposible la integración total y la libertad total. Ciertas barreras han saltado, es verdad, pero se han levantado otras. Las barreras que han saltado y que pronto pasarán a ser un anacronismo: la nación, 145


los estados nacionales, las aduanas, las fronteras locales, es decir, aquellas invenciones del siglo XVII en las que surgió el mundo actual. El mundo se ha hecho más vasto, más amplio, desde este punto de vista. De ello no puede cabernos la menor duda. Ahora como antes, la causa de este fenómeno nuevo no es otro que el mercado mundial. Si en un primer momento el mercado mundial en formación levantó la figura de la nación, del estado nacional, de las aduanas, las fronteras locales para hacer posible su consolidación, ahora, en la fase de su plena consolidación, las destruye. Surge la apariencia de un mundo unificado, reconciliado consigo mismo. Pero esto es solo una apariencia. Se han derribado unas fronteras, se han consolidado otras. El mercado mundial no es solo una palabra, no es solo el gran mercado del mundo, no es el lugar al, que concurren los pueblos del mundo a intercambiar sus productos. El mercado mundial, como todos ustedes saben, es, ante todo, un sentido: acumulación del capital a nivel mundial. En ese hecho está la barrera insuperable, la que no podrá ser derribada. Como consecuencia de esto, la Aldea global, producto de la globalización, ya no es el espacio de la integración humana, de la paz, de la armonía, de la libertad, sino, por el contrario, el espacio de la afirmación radical de una nueva desigualdad. Por debajo de la línea ecuatorial surgen otra vez los trópicos malditos, más pobres que antes, más explotados, más oprimidos, desesperados y vengativos, mirando con sospecha lo que sucede más hacia el norte de la línea equinoccial. Hay diferencias sin embargo. El capital anterior era un capital local, asentado en las metrópolis, y su forma era concreta: industrias, manufacturas, bancos, etc. Desde allí nos enlazaban. El capital actual ya no es local, ha saltado de la metrópoli al mundo, y su forma ya no es concreta, descansa por entero en una racionalidad puramente cuantitativa. Es el sentido puro de la acumulación pura. La forma abstracta de la acumulación. Esa condición del capital es la que se expresa en el saber actual y en el lenguaje actual. Afirma un nuevo logos: la dictadura del presente, la ausencia de futuro, y una nueva a ctitud: el cinismo, y un nuevo discurso: el de las ciencias sociales perfectamente profesionales. ¿Qué pasa en este contexto con las culturas y los pueblos marginales? 146


Desde el punto de vista del presente, estas culturas marginales y estos pueblos marginales están condenadas convertirse en un producto residual del mundo moderno. Desde el punto de vista del futuro, en cambio, no tienen otra opción que constituirse en espacios de resistencia al lagos moderno que las amenaza porque no hay cultura, ni local ni universa1, ni pueblo, sin futuro. Pero esa idea de futuro no es posible en la desarticulación del saber social, en la separación entre el saber académico y el saber de la gente. Y la restitución del vínculo entre estos dos saberes no es posible en el renunciamiento de la filosofía. Filosofar es unir estos dos saberes. Es devolver el habla a la sociedad. Ese el reto de las ciencias sociales actuales para los pueblos y culturas que ocupan la periferia de la periferia del mundo.

147


Visión de un Congreso de Sociología Peggy Vinueza

El V Congreso Ordinario de Facultades y Escuelas de Sociología del Ecuador, denominado “Agustín Cueva”, fue posible luego de quince años de profundas crisis y transformaciones. Reunió a sociólogos de diferentes partes del país y a delegaciones estudiantiles de Machala, Quito, Guayaquil y Esmeraldas. Tuvo como objetivo una interacción de conocimientos, una posibilidad de soluciones a problemas que nos aquejan a nivel nacional e internacional y un análisis crítico de nuestra realidad. El tema del Congreso fue Globalización, Cambios Sociales y Democracia, varios análisis e interpretaciones se presentaron en torno a los mismos, sin descuidar otros temas de gran relevancia: El poder, la descentralización, la cultura, la modernidad, el desarrollo socioeconómico, la posmodernidad así como la creación de la Federación Ecuatoriana de Sociólogos, necesario para su defensa profesional. En menos de un año los estudiantes del Departamento de Sociología de la Universidad Católica hemos podido ser partícipes por un lado, de un Encuentro Nacional de estudiantes de Sociología y por otro, de un Congreso Nacional de Sociología. El primero llevado a cabo en la ciudad de Quito y el siguiente en la ciudad de Machala, dos ciudades con realidades específicas; con difer encias histórico-geográficas, económicas y culturales propias. Como producto de estas diferencias se vislumbra claramente la distinta formación académico sociológica en las respectivas Universidades; formación que responde a la demanda de quienes empiezan su carrera y de quienes aunque ya “concluída” ejercen influencia relevante. Teoría y práctica han querido constituirse en dilema, no solo en los momentos actuales ni tampoco en el ámbito sociológico específico. Por el contrario, es una problemática histórica que abarca todas las ciencias sociales. Como base para el Encuentro de estudiantes de Sociología, se realizaron Jornadas de Discusión en las que se recogió el deseo de los estudiantes de no solo más teoría sino y por sobre todo de una mayor 148


profundización de la misma, pese al reconocimiento nacional de la excelente instrucción teórica de nuestro Departamento. ¿Pero, qué sucede con los egresados de dicho Departamento? Les hubiera gustado recibir también, una formación práctica para poder insertarse más fácilmente al mercado de trabajo. Sin embargo, es necesario recalcar que esto constituye una generalización: hay estudiantes que desean elementos prácticos y egresados conformes con su formación. En la Universidad Técnica de Machala, se recoge lo contrario, por una parte estudiantes y profesores que abogan por lo empírico y por otro (creo yo), egresados que se topan con una realidad que demanda investigación, análisis reflexivo y crítico, proveniente de la teoría. Nuevamente recalco, todo esto enmarcado en una generalización. Esta fue precisamente la “problemática” que se respiró en el Congreso de Sociología de Machala. “Problemática” que no tendría asidero en la medida en que reconozcamos a esta dicotomía como una de las tantas propias de la cultura de Occidente, dicotomías que muchas veces han dado lugar a fanatismos, angustias, desprecios e ignorancia de otras realidades. Y aunque ahora se difunde la cultura de la tolerancia, ésta en muchas ocasiones se ha traducido en diminutivos piadosos o de novelería, el caso de los indígenas por ejemplo. El Dr. Nicanor Jácome 110 en su ponencia “La Sociología, Paradigmas y su Quehacer Social” nos dice: “En el aspecto práctico, el desarrollo de la disciplina debe basarse en el riguroso y profundo conocimiento de la teoría sociológica, que posibilite que el sociólogo pueda disponer de una base científica sólida para desenvolverse adecuadamente en el tratamiento de objetos aplicados, o intentar explicar cuestiones que revisten una alta trascendencia social de los problemas sociales álgidos de nuestro tiempo”. Así también, la Dra. Cira Fernández 111 con su trabajo: Prácticas Profesionales y Formación Académico Profesional del Sociólogo manifiesta que: Si bien la actividad ocupacional del sociólogo, inicialmente articulada a la 110

Nicanor Jácome es Director del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. 111 Cira Fernández es Directora del Departamento de Planificación de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Técnica de Machala.

149


Historia de la Filosofía, requiere antes que nada una cosmovisión de la sociedad, esta no se reduce a una actividad puramente contemplativo-reflexiva, sino que se mueve hacia una aplicación práctica. La evolución de la sociología y el ejercicio de funciones del sociólogo, están estrechamente vinculadas a la evolución misma del conocimiento y la investigación científica. Una de las tantas causas que ha dado lugar a este dilema entre teoría y práctica ha sido la preocupación en torno a la dificultad de empleo de los sociólogos, y si bien existe la afirmación de que “las universidades no son las que buscan puestos de trabajo sino que, preparan a sus estudiantes para los mismos 112 también es cierto que si esta preparación no responde a los requerimientos de la sociedad, los anhelos de cambio estructurales de los estudiantes de Sociología no se verán concretizados, por más vocación con la que se haya ingresado a la Facultad -dicho sea de paso el porcentaje es mínimoexistirá un alto grado de frustración. El desempleo y subempleo es un problema de toda la sociedad en general que obedece entre otras causas a la propiedad privada, al desarrollo tecnológico, etc.; en el caso de los sociólogos no se debe exclusivamente a la ausencia de formación práctica en la carrera o a la inexistencia de recursos económicos para la investigación s ocial, sino también a su amplio objeto de estudio o como nos dice Nicanor Jácome a la falta de un objeto empírico específico a semejanza de otras ciencias. Pero por sobre todo a la “dependencia intelectual” en la que en su mayoría se ha basado la Sociología, dependencia que ha llevado a plantear soluciones a problemas que nos aquejan, a partir de análisis que no toman en cuenta nuestra propia realidad, soluciones provenientes de un método científico que se impone y determina a nuestra cultura estructurada a base de elementos míticos. James Martínez Torres 113 nos dice al respecto “quisiera diferenciar entre la Sociología como ámbito de conocimiento que aborda una realidad compleja, y como práctica profesional de grandes posibilidades de creación de nuevos espacios y experiencias”. Pero, atrapados entre el empirismo descriptivo y la 112

Milton Benítez es profesor del Departamento de Sociología y coordinador de la especialización de Ciencias Políticas de la de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. 113 James Martínez es catedrático de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Técnica de Machala.

150


pobreza de imaginación, siento que nos hemos debatido en el culto al dato y a la objetividad, como soportes de una imposible noción de “verdad científica” que ha empobrecido nuestros aportes investigativos y estrechado el horizonte de nuestras búsquedas. Somos usuarios y productores de un modelo epistemológico y académico proveniente de un logos moderno hoy en crisis, con todo s sus paradigmas de racionalidad, universalidad, unidad y estricta delimitación de los conocimientos. Teoría y práctica van de la mano, no podemos quedarnos en abstracciones o generalizaciones que no tengan ninguna aplicación (sin que esta deba ser necesariamente fáctica) ni tampoco podemos llamamos sociólogos sin conocer la realidad que nos rodea; pero tampoco podemos lanzamos a la resolución de problemas sociales, sin un previo conocimiento de sus causas, de su entorno general, de sus posibles implicaciones es decir, de un marco conceptual, teórico que nos permita investigar y analizar para posteriormente planificar -según sea el caso-. Enmarcado todo esto en una crítica que no se quede en la reflexión u observación de aspectos negativos sino que por el contrario, plantee alternativas que (¡¿por qué no!?) vayan acompañadas de sueños.

151


Reflexiones Sobre Identidad Sebastián Endara

El hombre siempre ha nacido en sociedad, el solo na cimiento presupone toda una estructura de relaciones por primarias que sean, es decir, relaciones elementales de asociación. Las primeras sociedades, a diferencia de otras, poseen una característica especial, estas sociedades poseen individuos únicos y distintos entre sí y tienen funciones específicas en la sociedad, pero aún cuando las personas integrantes poseen características únicas, los intereses de cada uno no son muy disímiles entre sí, es más el interés común es la comunidad. En este sentido la característica individual que se aleja de la comunidad simplemente es impensable, todos forman parte del uno, todos son hermanos, no son iguales. La creación de la identidad colectiva es el autodeterminarse de un conglomerado, esta acción de autodeterminación conforma esquemas donde las relaciones interpersonales son “orientadas”, de aquí devienen las costumbres como las prácticas generales de regulación que por fuerza se transforman en leyes e incluso los hábitos como prácticas individuales. Pero observemos que básicamente el modelo social autoregulador está trascendiendo a los mismos integrantes, pues estos lejos de ser los configuradores reales del sistema pasan a ser los configurados. Pero aquí es donde se encuentra, si la personalidad es definida como la diferencia o el conjunto de diferencias que constituyen a cada persona como sujeto único y distinto de otros, cómo es que la personalidad del individuo puede surgir de un sistema social que para su establecimiento como para su reproducción necesita homogeneizar sus integrantes en función de los intereses del sistema como tal. Bueno, al parecer se puede pensar por lo dicho que no hay una personalidad como cualidad y diferencia reales entre individuos desde este tipo de construcciones, y si esto se lo lleva al extremo diremos que las diferencias 152


totales (incluso los intereses) posiblemente negarían al mismo sistema, pues cuál sería el hilo conductor para la relación? Creo que en el transcurso del tiempo lo que predominó fueron los “lasos de relación” antes que las personalidades mismas, son las instituciones entendidas como las maneras de pensar sentir y obrar que el individuo encuentra preestablecidas en su sociedad y que le imponen con más o menos necesidad para la permanencia del sistema social y del individuo. Pero el grupo no siempre persigue los intereses comunes de todos sus integrantes, como por ejemplo el respeto y desarrollo de las personalidades de todos los integrantes, es decir hablamos de una adaptación fatal del hombre a su medio que muchas veces puede estar aberrado a partir de pocos intereses, relaciones impuestas mas no asumidas, etc. El sistema se encuentra en la paradoja de que para su subsistencia necesita por un lado homogeneizar a todos los sujetos de relación y por otro no acabar con las mismas diferencias de los sujetos. Como no podía ser de otra manera el sistema social se ve obligado desde el origen de la personalidad individual a buscar mecanismos que permitan su propio desarrollo (del sistema). Las desigualdades sociales van a reemplazar a las diferencias reales, van a conformar a las personalidades y va n a ser los lasos de relación que permitirán la homogeneización de los integrantes del sistema social, la perennización del mismo. Así es como se forma a mi juicio y de manera muy general las identidades actuales, la creación de la personalidad es la ficción de la asimilación y construcción de uno mismo pero en función de un patrón de desigualdad y no diferencia. Las desigualdades sociales son el mecanismo histórico predominante por el cual las relaciones sociales, económicas y culturales de los individuos pueden darse como contacto entre personas totalmente distintas unas de otras, es decir las diferencias entre los humanos están en relación proporcional con las desigualdades económicas, sociales y culturales dentro del grupo. Incluso a nivel general en una sociedad pueden darse múltiples identidades dentro de sectores económicamente diferenciados, así los individuos crean su personalidad con el referente del status al que corresponden, y no podía ser de otra manera, más aun sabiendo que la personalidad solo puede pensarse dentro de una relación entre dos o más 153


personas; es el otro el que va a legitimar mi imagen al mundo y a mi mismo, por eso los sector desiguales que pertenecen a un mismo sistema al enfrentarse no solo crean su condición única, desigual, y distinta a la del otro, sino que legitima tales formas de apreciación, y es ésta absurda legitimación la que conformo la postre legalidades en las cuales nos encontramos ahora. Desde el siglo XIX cuando se comienza a teorizar desde la perspectiva del sector oprimido las propuestas para nivelar estas situaciones son evidentemente de rechazo a la forma como han sido llevadas tales relaciones de la sociedad. Los antagonismos entre amos y esclavos, feudalistas y siervos, burgueses y proletarios mientras que los unos eran pocos, mejores, nobles y sobre todo propietarios, los otros eran muchos sin nobleza y al no ser propietarios se veía simplemente oprimidos. El cuestionamiento de aquella legitimidad se plasma en la crítica a la propiedad material como la causa de la explotación de unos a otros. Las corrientes socialistas afirman que es preciso constituir una sociedad nueva en a que todos los intereses sean solidarios y tan naturalmente armónicos que todo individuo al desarrollarse según sus inclinaciones estará seguro de respetar la libertad de los demás 114. Pero es la corriente anarquista la que propone como objetivo fundamental extirpar toda relación de dominación y de sumisión, sea cual sea el campo en que se haga sentir y reemplazar por una red de uniones armónicas entre los individuos, agrupados o no pero siempre soberanos en sus decisiones. Detenerse exclusivamente en la lucha contra el Estado equivale a privarse de las múltiples aplicaciones que el anarquismo tiene contra toda forma de dominación 115. Todos deberíamos ser distintos pero no por el grupo social del que descendemos, la supresión de las desigualdades como anhelo choca en la práctica con el sentido coherente de toda la realidad, debemos reconocernos como únicos en cuanto integrantes de un grupo humano, el ser distinto uno de otro no conlleva necesariamente a las desigualdades a nivel social, estas más bien se han consolidado como mecanismo alterno de creación del espacio del ser (el mismo que asegura su reconocimiento) y su identidad personal. Según lo 114 115

“El anarquismo en el siglo XX”, Henri Arvon. Ediciones Taurus. 1979 Ibid. p 26.

154


anterior, afirmar que “Todos somos iguales” es una gran mentira, que se torna real cuando tomamos en cuenta que la percepción de los demás y sus diferentes formas, no está dada en función de la apreciación de las cualidades reales, sino de modalidades sociales. Ya es hora de formar juicios personales, reales, desligados

a

estereotipos

de

viejas

concepciones

sociales

y

caducos

compromisos morales y éticos que no reconocen la existencia de sujetos por el simple hecho de ser sujetos y donde el respeto es buena fuente del derecho, que por cierto casi nunca coincide con la práctica justa, basta ver como la igualdad política de los individuos choca contra la desigualdad social y la solidaridad es practicada por compasión en el mejor de los casos y no por reciproci dad en tanto que somos miembros de un mismo conglomerado.

155


Conclusiones V Congreso de Facultades y Escuelas de Sociología del Ecuador Machala-Ecuador 11, 12, 13 Y 14 de noviembre de 1998

En el seno de este Congreso se tomaron las siguientes conclusiones: 1.

Declarar sede del VI CONGRESO DE SOCIOLOGIA a la ciudad de Guayaquil en la escuela respectiva

2.

Designar un Comité de apoyo para la realización del VI CONGRESO constituida por el Decano de la Facultad de Sociología de la U.T.M. y los Directores de las Escuelas de Sociología del país más los respectivos Presidentes de las Asociaciones Escuelas.

3.

Que las Facultades y Escuelas de Sociología y Ciencias Políticas promuevan y apoyen la creación o reactivación del Colegio profesional en las respectivas provincias

4.

Que las Facultades y Escuelas de Sociología colaboren para la creación de la Federación de Profesionales en Sociología y Ciencias Políticas y se impulse la Ley de Defensa Profesional

5.

Que los Colegios de Sociólogos de cada provincia se incluyan en la organización de los Congresos de Sociología

6.

Editar un órgano de difusión para la publicación de estudios sociológicos a cargo de las Facultades y Escuelas de Sociología

7.

Realizar encuentros de Sociología por lo menos 3 veces al año en forma rotativa

8.

Difundir las memorias del V CONGRESO DE SOCIOLOGIA

9.

El Congreso apoya las demandas de la provincia en materia de desarrollo y fronteras vivas

10.

Continuar estudios sobre el proceso de globalización

11.

Estructurar una comisión para unificar los pénsum de estudios, la misma que deberá estar integrada por un representante de cada 156


Facultad 12.

Que el CONUEP desarrolle un estudio sobre el mercado ocupacional del Sociólogo y unificar la ley de titulación, bajo la responsabilidad de la Comisión, la misma que obligatoriamente debería informar al próximo congreso

13.

Formular opinión sobre problemas sociales para cuyo efecto debe aprovecharse los medios de comunicación colectiva y desarrollar actividades de intercambio entre Escuelas

14.

El Congreso resuelve apoyar a todos los movimient os sociales

15.

Estructurar una Asociación de Facultades y Escuelas para interrelacionarse en el campo académico

16.

Solicitar el incremento de presupuesto en cada universidad para desarrollar proyectos de investigación

17.

Apoyar el proyecto presentado por el CONUEP en lo relacionado al incremento de presupuesto para las Universidades

18.

Apoyo al proceso de Paz en función del desarrollo social

19.

Que

la

Comisión establezca

contactos

con la

Asociación

Latinoamericana y Mundial de Sociólogos 20.

Agradecer a la Ilustre Municipalidad de Machala y Honorable Consejo Provincial por el apoyo prestado al desarrollo del V CONGRESO

DE

FACULTADES

Y

ESCUELAS

DE

SOCIOLOGIA. El VI Congreso Nacional De Facultades Y Escuelas De Sociología Del Ecuador Con el fin de poner en ejecución las conclusiones del V Congreso Nacional de Facultades y escuelas de Sociología realizado en Machala, principalmente en lo relacionado a la organización del VI Congreso Nacional de Sociología, a inicios del mes de diciembre de 1998, se realizó una reunión de trabajo de las Facultades y Escuelas de Sociología del país a fin de decidir sobre algunos asuntos. A este evento concurrieron el departamento de Sociología y Ciencias 157


Políticas de La Universidad Católica de Quito; la Escuela de Sociología de la Universidad Central; La Escuela de Sociología de la Universidad Estatal de Guayaquil; la Facultad de Sociología de la Universidad Técnica de Machala; y, la Escuela de Sociología de la Universidad Estatal de Esmeraldas.

158


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.