Contratiempo 84 • Abril 2011

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POESÍA EN ABRIL, VOCES UNIVERSALES La lucha de Carolina Reyes Libros: A veces llovía en Chicago, de Gerardo Cárdenas


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CONTENIDO DOSSIER

3 4 6 7 8 9 DESHORAS 11. MIRADA CÓMPLICE 14 TIEMPO EXTRA 19 20 21 22 23 24 TIEMPO DE SOBRA 26 DESTIEMPOS 27

Editorial La construcción de género en las poetas de Chicago, Jorge Luis García De la Fe ¡Alto! Poetas leyendo: Un par de vueltas por la poesía en instituciones académicas en América Latina y en los Estados Unidos, Juana Iris Goergen El asunto de la poesía visual, Geof Huth Escribir poemas, Claudio Ferrufino-Coqueugniot Palabra, Ritmo y Revolución: Los poetas del hip hop latino, Catalina María Johnson Poesía en Abril La lucha de Carolina Reyes A veces llovía en Chicago, ese río sin orilla donde fuimos alguien una vez, René Rodríguez Soriano Cruzando la frontera de vuelta: Contratiempo en la Feria del libro del Palacio de Minería, Gerardo Cárdenas Ritmos de la Cosmópolis: Latinos en SXSW 2011, Catalina María Johnson Paula Rechtman y los desiertos de Raúl Dorantes, Ignacio Guevara El poeta en la plaza pública, Julio Rangel Correspondencias virtuales: Cuatro autores ante tres preguntas, Eduardo Estala Rojas Hacia una epistolografía de Julio Cortázar: Cartas a los Jonquières, Jochy Herrera Vivir para cantarlo, José Luis García-Galiano Robles


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Geof Huth estará escribiendo un poema en forma de carta y enviándolo por correo a una persona distinta cada día del año que celebra su cincuentavo aniversario de vida. Los poemas tomarán variadas formas, cada uno diseñado para una persona en particular; mitad de los receptores serán mujeres y la otra mitad hombres. Su esposa Nancy será la única en recibir dos poemascarta, la primera y la última carta, que será enviada el 24 de mayo del 2011, día en que ella cumple cincuenta años. Una vez concluido el proyecto, se tendrá un manuscrito de 1500 páginas aproximadamente.

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FOTO: LUDITA

FOTO: CHEMA HELMET

FOTO: CORTESÍA DE LA ARTISTA

NIÑA DIOZ

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GRAFFITI DE OAXACA

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Jaleos y denuncias por: Stanislaw Jaroszek

Si es un misterio porque el ser humano narra, el que un individuo decida narrar por escrito, y además en una lengua que aprendió de adulto, es un doble misterio. Stanislaw escribe para entrar en diálogo con los hispanoparlantes de Chicago. - Paul A. Schoeder Rodríguez Precio: US$14 1a. edición (Abril 2010) En español ISBN: 978-098000424-3

En la 18 a la 1 por: Escritores de Contratiempo en Chicago Este libro es, además de antología, una muestra, y también un repertorio: selecciona lo más representativo de cada autor, muestra la diversidad de su talento, y documenta el estado de la literatura hispánica en su estancia en Chicago. - Julio Ortega Precio US$14.99 1a. edición (Septiembre 2010) En español ISBN: 978-09800042-5-0

A veces llovía en Chicago por: Gerardo Cárdenas

Gerardo Cárdenas urde un mosaico de tramas y memorias que se confunden, difuminan y entroncan hasta el punto de hacernos olvidar o recordar qué porcentaje de espejismo yace o subyace en lo que él cuenta o el lector infiere que ocurre en Chicago y sus alrededores. - René Rodríguez Soriano. Precio US$10.00 1a. edición (Marzo, 2011) En español ISBN: 978-09800042-67

ventas: info@revistacontratiempo.com

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Del 13 al 16 de abril se llevó a cabo el cuarto festival de Poesía en Abril en Chicago. En él participaron poetas latinoamericanos que en su gran mayoría residen en algún lugar de los Estados Unidos. En uno de los eventos leyeron poetas que viven en La Ciudad de los Vientos; el tema fue: La migración de la palabra: raíces y arraigos; título paradójico como la vida del inmigrante, vida que se ve trastocada en todos los sentidos: en su habla cotidiana, en su vestuario, en sus relaciones humanas; pero a la vez en él se arraiga la identidad de su país y de su pueblo de origen. Estimado lector, te dejamos con estos versos y párrafos que son el resultado de la migración del castellano, lengua que pese a los fuertes vientos ha echado raíces y se ha arraigado en Chicago.

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Elizabeth Narváez-Luna Los rumores de mi huerto Sí, oí tu reclamo ¿Y el huerto? Estos son los rumores de mi huerto el paraíso olvidado entre sábanas y alacranes donde habitan las flores de la noche las orquídeas rosadas, y un tulipán negro.

Jesús Guerrero En búsqueda de tregua

Oh piedra viva. Dame de beber del mosto, del vino que soy manantial sediento tierra desmemoriada otra vez virgen entre sus cicatrices en espera del mirlo susurrante de oro y polen.

Primavera de 1957 Aora que don geronimo ya me vendio yerba para las ormigas y mis padrinos se fueron al rosario de la tarde me animo a escrivir estas letras que tantas veces me negue a poner en papel por sentirme a oscuras sin esperanza, aunque no ay quien las resiba el verlas salir de mi mano me asen crer que ay alguien que me escucha, no debiera bever el te de epazote pero el vientre me crese y aquellos que oy no me ven mañana no me apartaran de su vista no ay para escoger, metida en esta covacha munchas veces me e preguntado si debo agradecer por esta vida que tengo y siempre caigo lo mismo no malinalli no tienes motivo para dar las grasia a nadie ,no se si fue chiste o equibocasion aserme naser en este mundo que munchos disen es bonito y arto en felisidad, no conosi a mis papas mis padrinos disen que dios se acordo dellos al voltiarse el camión que los traia de regreso a cuquio después de ir a guadalajara por algunas provisiones y que si yo me salve fue debido a que mi mama me acorruco entre su pecho y las piernas, en ese entonces yo estaba de brasos, cresi aquí en el pueblo como cresen los uisaches a la buena de dios, desde que tengo consiensia mi madrina me levanta con el quiquiriquiar de los gallos y entre arrimar leña para el fogón darle de comer a los puercos y a las gallinas barrer el patio y el saguan sale una larga retaila de faenas que me quitan las fuersas asta que me boy a dormir, que amargoso esta este menjurje mi padrino me enseño a ler y a escribir cuando yo andaba entre los siete u ocho años desia que era por demas que yo fuera a la escuela que era una perdedera de tiempo y en cualesquier chico rato me iba a casar, aora que estoy por cumplir los quince entiendo que lo desia para no apartarme del y asi aserme malditurias que tanto asco y coraje me dan, tienblan mis piernas se vulven ilachos y me quema arto la pansa de nada sirbio que se lo confesara al padre y a mi madrina me jusgaron de mentirosa y falsaria, parece que los ombres cren que uno nase para ellos y no para una misma, las veses que sentí asomos de gusto y dicha fueron cuando iba al cuamil a sembrar oia el alboroto de los tordos torcasas y tildios entre la garruña los sauces y los jarales, otras cuando mis padrinos me llevaban a la serenata pero mas mas fueron aquellas cuando iba a la plasa y tropesaba con la mirada dulce de castulo que me perseguía por los pasillos puestos de verduras el tendajon o por donde yo alargaba mi estancia, me ubiera gustado ser su novia pero se mato el mismo dia que le pidio permiso a mi padrino para traeme gallo, el y yo nos parecíamos en casi todo eramos como la mañana partida en dos, cuando mi padrino fue a dar parte al juez le dijo que castulo se abia desbarrancado al atajar a una vaca que se asercaba al desfiladero aun no me puedo curar de su ausencia, aaa cuando veía a castulo mi corason brincava como vorbollon de venero y a mis suspiros no les alcansaba el aire castulo me dijo una ves que yo era bonita como las malvas y yo la muy incrédula me fui a ver al remanso del arroyo para que mi madrina no se enterara y cuando me veía las trensas y las mejillas un chapulín callo en el charco desfigurando no puedo seguir no puedo mas no puedo mas

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Ayúdame a encontrar entre los pliegues de este valle la hebra para las nuevas formas, así otra vez Penélope tejer y destejer con el humo de las ofrendas los tiempos, las distancias que nos separan.

Jorge García de la Fe Guajiro Soy casi un war heroe que desangra sus demonios frente cada pliego virtual de Microsoft Office Word. Tengo la sensación de estar vivo, lo demás, es puro accidente. En Cuba, viví como un náufrago, procurándome placeres manigüeros por los alrededores de un pueblo fantasmal; hasta me hice una cabaña que me confiscaron un viernes por ostentar una visa USA. A veces me arrepiento de no arrepentirme; me digo: ¿qué importo yo en el concierto de los grandes procesos universales? Apenas alcanzo a entender la fotosíntesis, y el cálculo diferencial me parece una gran metáfora. Vivo en un frío basement de Chicago, y al no poder procurarme placeres manigüeros, navego por las Social Networks como buscando algunos pedazos de mí que dejé extraviados en otro cuerpos. Con mi equivalencia de Bachelor, enseño GED a grupo de mexicanos que ríen maliciosamente cuando les digo que no manejo, que cojo guaguas. A veces chateo con Luis Cernuda; le digo que también me canso de estar cansado. Padezco algunas alergias, pero estoy vacunado contra la homofobia. Cuando me visita el loco, ningún delirio me es ajeno; por ejemplo, pensar que mi alma tiene ángulos rectos como este pliego de Microsoft Office Word contra el que vitualmente me estrujo. Esta noche estoy fatal, es inútil que convoque algún poema. Soy casi un war heroe que sueña palmas y cielos desde un frío basement de Chicago. Todavía tengo la sensación de estar vivo, lo demás, es puro accidente.

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Irma Noemí Sofía Ella todo sabía soberbia bruja de verdades negras alzándose crudas hacia el cielo.

Ésta soy y aquí me encuentro en la ira que se amontona con la espera hojas secas sobre el cúmulo de tierra exhausto y negro. ¿Cómo tragar estos gestos que me alejan de tu noche del beso que borra las desdichas, de la soledad que cierra puertas y abre grietas dónde brotan los hongos y la espuma del desastre?

León Leiva Gallardo Pareciéndome a la luna (poema apócrifo de Clementina Suárez) Cómo me parezco a la luna cuando reposo en mi locura las alienadas también descansamos a veces dormimos como niñas malcriadas y soñamos que volamos

No me hables No me mires con el odio hinchándote las venas . No soy ésa, ni esta otra que ahora tienes entre tus rodillas tensas.

Ignacio Guevara

Quiero irme no mirar más el sitio que vacía el miedo.

Tengo un callo de distancia en el alma lo desgasto con las uñas del recuerdo y se pone más duro.

Volveré a llorar en cuanto pueda no temerle al relámpago sabio del comienzo. Cualquiera hace el amor junta un cuerpo en otro cuerpo Pero sentir ser uno contra el muro sin huecos del espejo no podremos hacerlo.

Mi patria es la soledad odio las banderas no sé lo que es un desierto y nunca he tenido sed por eso en el coro de los sufridos no puedo cantar. Hambre que alimento es la mía de mí no depende ningún hambre el malecón de hielo no tengo a nadie que alimentar ni allá, ni aquí.

Vete Los niños juegan con la muerte yo voy a sellar las puertas de mi infierno.

Se me seca la boca al decir patria muerdo la nieve para cortar la sed me como a la ciudad igual que una hostia.

Verónica Lucuy Alandia lo que se olvida

luna llena que me llena de esta voz ajena y justa cuando la luna llena nace —tras las plantas de mis pies desnudos— siento que me hundo en un gran aljibe de nácar estoy ahora mismo acostada en posición supina sobre un prado de ajenjo a unos pasos comienzan a surgir las dunas más allá comienza a salir la diosa con todo y su diadema diamantina la arena de las dunas brilla las hojas de la hierba se inclinan ante la majestuosidad de su mirada luna llena que vacía mi cuerpo de todo recado de cordura y sólo deja aquí en mi frente una pequeña serpiente de poesía este tercer ojo que me despierta cuando muero este tercer ojo que me adormece cuando vivo cómo me parezco a la luna cuando altiva se va alejando por el firmamento en busca de ese verso alado que la guía por todos los registros por todos los versos del universo tenor a una sola voz la llama el gran tenor y ella se vuelve el espejo plenilunio que me dicta cuánto debo de odio y cuánto de amor cómo me parezco a la luna

en recuerdo a la masacre de Machaca Marca a orillas de la memoria esperamos plenos de recuerdos y legados esperamos por una balsa de totora con un remero luminoso que nos retorne en el tiempo para hacernos multitudes de memoria sapiente multitudes de memoria viva no para vengarnos ni para el luto ni para el odio entonces multitudes de memoria sabia

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o has visto? Es una pregunta frecuente cuando nos referimos al arte urbano, al arte que encontramos en las calles y que en su mayoría surge clandestinamente. Paredes, muros, bancas, postes, casas o cualquier otro lugar público quedan cubiertos con mensajes políticos, de resistencia, de concientización o de inconformidad, a través del uso de técnicas artísticas callejeras iniciadas en los años 90, incluyendo plantillas, pósters, calcomanías o murales, además del ya habitual grafiti. Pero dicha pregunta, también corresponde al slogan de una artista multidisciplinaria, que usa la pintura, la fotografía, la instalación, el dibujo y la indumentaria. Originaria de Chicago donde nació en la década de los 70, Carolina Isabel Reyes realizó estudios en Bellas Artes y Arte Publicitario en Columbia College. Su trabajo, animado por paisajes urbanos, el medio ambiente y la

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gente que la rodea, cuestiona situaciones sociales dentro de su contexto como mujer, artista, latinoamericana y residente de Chicago. Reyes tiene una fascinación por Chicago, a partir de su arquitectura, su gran industria del diseño y la publicidad, y por su papel como núcleo de un continuo activismo, que ha definido sus tendencias e inclinación por el urbanismo y el arte pop. Todos estos elementos se encuentran plasmados en su arte, y con más énfasis a partir de 2008, cuando comienza su recorrido dentro de la curaduría y la promoción de exposiciones artísticas dentro de la galería La Llorona. A fines de 2009, Reyes conjuga elementos extraídos de sus fotografías tomadas a diario en sus recorridos por los distintos vecindarios de la ciudad para así moldear su exhibición “Made in Chicago/Hecho en Chicago” presentada en La Llorona.

“Made in Chicago” al igual que su má bición “Striving in the land of opportuni la tierra de las oportunidades”, presenta The Human Thread, proyectan su sensib realizados en acrílico, pintura en aerosol lápices de colores mediante íconos repre estructuras, personajes políticos, activist presentes en las calles de Chicago como ciacas, bicicletas, edificios, puentes, o fáb utiliza técnicas de publicidad y del arte p brillantes para establecer un efecto de ac consciente de su audiencia ante ciertos t injusticia, la segregación, o el proceso de étnica y social que ocurre en muchos ba Un claro ejemplo de ello se encuentr lleva como nombre el título de la exposi en la tierra de las oportunidades”, en la qu inmigrante batallando por su sobreviven ABRIL 2011


CÓMPLICE

ás reciente exhiity/Luchando en ada en la galería bilidad en cuadros l, esténcil y esentativos como tas, gente y objetos cámaras polibricas. Asimismo, pop como colores cción y reacción temas como la e desconcentración arrios. ra en la pieza que ición, “Luchando ue muestra al ncia desde el

momento de cruzar la frontera hasta su búsqueda de trabajo en Estados Unidos. Por otro lado, en su pieza “Are we free?�¿Somos libres?” encontramos la problemática que enfrentan los artistas plásticos al no poder vender o promover su trabajo en público en Chicago; dentro de este cuadro apreciamos a Chris Drew, activista y artista plástico, siendo detenido por vender arte. “Women paving the way in art�Mujeres preparando el camino en el arte” es su lado ambiguo donde se confronta a la mujer artista destacando y labrando su camino dentro del mundo de las artes. Dentro de cada una de sus presentaciones Reyes menciona que: “mi esperanza es promover una plataforma para que su audiencia sea más abierta a expresar quiénes son y cómo se sienten cuando se enfrentan cara a cara sus situaciones cotidianas; de tal manera poder despertar la curiosidad

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y el cuestionamiento de su sociedad para poder abrir las puertas de la comunicación”. Carolina Reyes se ha presentado en distintos recintos y galerías de la ciudad, incluyendo North Park University, el Museo Nacional de las Artes Mexicanas, el Historic Flat Iron Arts Building, la galería de la Urban Art Society, Pop Up Loop, la galería Alliance, la biblioteca Rudy Lozano y La Llorona, entre otras. Striving in the land of opportunity/Luchando en la tierra de las oportunidades, para más información: www.carolinareyes.carbonmade.com Stephanie Manríquez es integrante del consejo editorial de contratiempo

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Johanny Vázquez-Paz Jorge Frisancho Migraciones Viajas en tus palabras Y tus palabras viajan Rodolfo Hinostroza 1 (Ha de ser el animal lo que camina sobre esta millonésima, indiferente al paso y sin embargo infinito, detenido en sus emociones —emociones ambiguas las de una incierta lengua acostumbrada a nombrar, químicamente, su ceguera y a ver en el espacio la velocidad de su propio viaje trasmutado y trasmutante—). 2 Pero no digo nada. Sólo la luz existe, o parece existir en esa multitud de vibraciones y partículas dibujando las formas del cuerpo que la rechaza; aunque la luz más hermosa es la que no puedes ver, quizá por eso mismo —la que sólo imaginas en la evidencia inconstante de su desplazamiento y en la pálida calma de su refracción: el tiempo, digamos, es una curvatura que presiona sus leyes sobre lo real; básicamente el lomo feroz de una metáfora es el cuerpo tocado por su ir y venir sin posibilidad, en un espacio neutro pero modificable, blanco como la página e idéntico de sí, igual de inerte. 3 Inerte, exactamente: debajo de su sombra (la que vemos) ninguna fuerza actúa a la distancia —o la distancia misma, en el bajo tenor de la memoria, en su suave textura mineral que hace regresar los cuerpos a los cuerpos muchos años más tarde, y aunque sólo un segundo se vacía de sus presentimientos y posterga, simultánea, la experiencia de estar hablando aquí, oscuramente apasionados en la intuición de lo que pudo ser y ya no es, y no es sabido—. 4 Aquello no es sabido, en el desprendimiento de las emigraciones: emigrados y tunantes, descendidos en el laberinto de las identidades contrarias, en su mísera marcha apalabrados, con el vago recuerdo de una hora distante —un ahora distante— gobernando el movimiento y la correspondencia precisando las idas, las venidas deseando los encuentros y encontrando, en su música, el deseo de lugares fantasmas como islas, de islas abandonadas y ciudades que se hunden en la mar presente.

Las palabras se me van empacan y emigran a un país desconocido La laringe es un collar de cuentas perdidas donde mi voz no resuena fonemas heredados Sangra la lengua en la mordida sin balbucear la tilde en la sílaba correcta Y se me van, como hijos quieren hacer su propia vida mudarse de casa llamar sólo el domingo Huyen de la memoria como ratones asustados en su diáspora se trasladan a otro mundo Yo que me fui con la maleta vacía a recoger palabras tiradas como chicle en las aceras Raspé el suelo con mis uñas afiladas y chupé colillas extranjeras para pertenecer Fumar en otro idioma es inyectarse cáncer en la vena: suicidio que se disemina poco a poco; primero la boca, luego la lengua, después la voz se ahonda, se come el cerebro, te traga todo y las masas se ponen de acuerdo y susurran: YA NO ERES Me quitaron la nacionalidad, me inventaron una ciudadanía me halaron la isla bajo los pies y me hundí en la nada Poco a poco las palabras se me van sin cartas de querido john ni llamadas de prevención sin señales que me adviertan que hasta aquí respirarán conmigo y se harán sonidos en mi voz

María I. García Definiciones hay rumores de un país perfecto donde cada inmigrante vive su utopía imaginada II un campo de cuerpos desangrados un niño huyendo de sombras colgantes la pesadilla en los mezquites y los cactus “era la revolución” según mi abuelo y el cadáver que hoy cuelga del puente y su mensaje de múltiples sentidos en el torso ¿por qué? III perdí el derecho a la nostalgia ya no sé cuándo un país es nuestro o si hay un lugar que nos recuerde

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Jorge Montiel El desierto Yo no crucé el desierto, fue mi padre: aún conservo la marca de las piedras hirviendo en las pupilas. Empecinados minerales roen los huesos, y la carne, dolorosa arena, ávida se tiende al suelo como se arroja el tronco a la hoguera. Mientras desciendo, infinitos valles incandescentes se tienden a mi paso, dunas se levantan, ilusorios edificios. Marejadas de polvo engendran la ciudad, aparecen amplios bulevares y aceras ríspidas, coléricas partículas yerguen cuerpos con una daga de sed clavada al vientre: insaciable precipicio en que las cosas caen como sobre sí mismas, se devoran, se pierden en el secreto espacio en que la daga abre su grieta. Se precipita el sol sobre la piel en las mañanas, arden los poros, el cabello se adelgaza. Una flama de dolor se enciende tras los ojos, y marcha uno inescrutables caminos, arenas infinitas, con una losa de fuego sobre la espalda. Por la noche, bajo la helada frisa del silencio, frente a la impenetrable tapia de la nada, cuánta desolada carne tiembla, cuánta iracunda ansia de otra carne, de romper la soledad, resquebrajarla como a un espejo, nadie. Pero allá, detrás de tanta sombra se aviva el desierto que me heredó mi padre, la irremisible sed abre los ojos, se mira las entrañas, hurga entre vísceras y escombros. Clava su uña la sequedad a media noche. Uno desespera, niega, intenta huir, borbotones de polvo corren por las venas, se tensan los músculos, los párpados se hinchan impotentes, crujen las costillas y uno ya no es éste sino el otro, el que observa distante, inmutable, su inminente desierto.

Santiago Weksler Juárez-Matamoros Don nadie flota en el río bravo soñaba lavar platos al este cuidar pollos al sur arreglar techos al norte o cosechar fresas al oeste soñaba comprar casa carro mandar dinero y estudiar

don nadie flota en el río bravo del otro lado alguien lo está llorando de éste celebran

Ricardo Torres Las hojas caídas retornan a las raíces del árbol para retoñar en tiempos de nieve y de tempestades para florecer en las ramas desnudas y cubrirlas de frío a la espera de la calma de la primavera

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Febronio Zatarain Querido Monsi, sólo para avisarte que en 2010, el 54 por ciento de los migrantes que murieron en la franja fronteriza México-Estados Unidos eran mujeres; todas ellas habían estudiado por lo menos la secundaria. Si te las llegas a encontrar por allá, por favor entrégales este tributo.

La Venada Aquí bájense, nos dijo el Tunga, al rato viene el Otro por ustedes. Éramos diecisiete, once pollos y seis pollas. Todos llevábamos una mochila llena de comida y un galón de agua. De las siluetas de los arbustos salió el Otro. Síganme, dijo. Avanzamos una media hora y nos trepamos a una loma tupida de piedras como de río, Agáchense, vamos a esperar el cambio de turno. La línea estaba abajito, alumbrada por un farol, esperando a que dieran las doce para que la atravesáramos. En el cielo no había ninguna rendija por donde se asomara una estrella, de vez en cuando se veía una baraña empujada por el viento; el Otro aguzó la cabeza como perro orejón y ya encaminado gritó: Píquenle y no se separen. Llegamos a la alambrada y nos arrastramos para cruzarla; mientras más nos alejábamos de la línea, más oscuro se ponía; yo me guiaba por el trote de los demás pollos; sentía a través del pantalón y de la chamarra el roce de la breña. Apenas empezaba a brotar el sudor cuando tropecé; el montículo donde caí se sacudió y soltó un mugido, Cuidado con las vacas, susurró el Otro. Me levanté y agarré de nuevo el paso, nadie hablaba, los únicos ruidos que se oyeron por un rato eran los mismos que nosotros hacíamos, luego se les juntó el de un motor a lo lejos, Tírense a la tierra y quédense quietos porque el mosco los ventea. Al caer, sentí lo frío de las piedritas que se sumieron en el cachete. El zumbido de máquina venía de arriba y un gran círculo de luz se paseaba enfrente de nosotros, se vino tanteando y nos cayó encima, No se muevan, vociferó una bocina, y empezaron a brincar camionetas por todos lados como plaga de chapulines, Ya nos cacharon. Pese al ventarrón de hélice, me levanté y mientras giraba la cabeza, se deslizó la mochila; vi un portillo entre dos camionetas que venían en friega, y por allí me fui; me acordé de cuando jugaba a los encantados y el Memín, la Manina, el Miel me iban correteando; no voltees, me decía, porque te alcanzan, y salté matorrales y salté rocas siendo la Venada. Como ya me había acostumbrado a la oscuridad y la madrugada iba creciendo, logré esquivar los cactus que aparecían, y sobrevolé sin problema los peñascos y los cardos. Mis piernas se sintieron fuera de peligro y empezaron a desacelerar; me llegó la sed, pero el galón había quedado atrapado en la luz lanzada por el mosco. Miré hacia atrás; todo estaba quieto. Parecía que el viento había dejado de respirar; como si los polleros y los migras hubiesen dejado en paz al desierto y sólo una polla perdida vagara en él.

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A veces llovía en Chicago, ese río sin orilla donde fuimos alguien una vez René Rodríguez Soriano

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iolentando casi todas las poéticas del cuento habidas y por haber (la cantidad de palabras, lo del fin previsto de antemano o la contraposición entre lo ‘intenso’ y lo ‘extenso’, frente a la novela, y otras monsergas más), Gerardo Cárdenas urde un mosaico de tramas y memorias que se confunden, difuminan y entroncan hasta el punto de hacernos olvidar o recordar qué porcentaje de espejismo yace o subyace en lo que él cuenta o el lector infiere que ocurre en Chicago y sus alrededores. Sin que advirtamos la menor tensión entre el objeto real y el objeto imaginado, sus voces y personajes —creados frase a frase—, se desplazan por las calles, los bares, los estacionamientos y las oficinas invitándonos a viajar o a contemplar un universo que siempre estuvo ahí, pero que sólo pueden ver aquéllos que no se conforman con vagar distraídos y absortos ante los escaparates en serie del mundo ordinario. A veces llovía en Chicago (Vocesueltas-Libros Magenta, 2011), en cierto modo opera como un boleto de Primera para viajar más allá de las chatas fronteras que rigen y controlan las autoridades en las estaciones del metro, las paradas de buses o en los aeropuertos. De ahí que el lector, mediante la adquisición de ese boleto se convierta en testigo de excepción de infinidad de acontecimientos que, partiendo de una oscura y pasajera mesa de cafetería; pasando por la más extraordinaria puesta de sol o la más absurda refriega entre espalderos, comilitones de funcionario o matones de oficio; hasta llegar a los predios de lo sobrenatural y misterioso, le permiten convertirse, además de espectador, en juez y parte de hechos tan aparentemente ciertos y significativos como la elección del presidente López Mateos en México, la llegada triunfal de Fidel Castro a La Habana o la aparición de una imagen de la virgen de Guadalupe en un barrio latino de la ciudad de Chicago. En cada uno de sus textos, el narrador acomoda a sus lectores frente a un microcosmos armónicamente organizado que reproduce en sepia o blanco y negro la especi-

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ficidad del mundo. Nada es lo que parece, tampoco deja de serlo: la memoria es un inmenso baldío en el que conviven, se contraponen e indisponen fantasmas, funcionarios y un montón de contribuyentes de a pie. En el conjunto de textos que conforman A veces llovía en Chicago. Cuentos migrantes, los personajes están siempre en movimiento; se permutan, van y vienen de un lugar a otro sin bregar con los odiosos papeleos de Migración o Aduanas, sin la sevicia artera de coyotes y tratantes, quienes —aunque la mayoría de veces no figuran en las fotos—, están ahí; se les percibe, se les huele y se nos deja saber que forman parte del agreste paisaje del mundo parcelado en el que nos ha tocado vivir. De repente, como suceden las cosas en el mundo real, en el “caldero lleno de historias en ebullición” contenidas en el libro de Gerardo Cárdenas, acontecen milagros, desgracias y lloviznas; la gente se agarra de los más insignificantes hilos para salvarse de la inclemencia del clima o de la prepotencia de los de la migra; los policías disponen y predisponen, casi siempre con fichas marcadas y el narrador, casi Dios o director del teatrino, va de un lado a otro como piloto o pasajero, prestándonos su ojo para —a través de él y no con él—, ver más allá de la mentada visión única o sueño de Newton del que hablara el poeta William Blake. En este libro, artillado de múltiples lecturas y con una devoción confesa por autores de su tierra —como “José Emilio Pacheco, José Agustín, Carlos Fuentes, Juan José Arreola y muchos otros”—, Gerardo Cárdenas aúna técnicas y artimañas narrativas con las cuales nos atrapa y nos pasea por tiempos de otros mundos, de otros sueños que sin lugar a dudas mantienen en vigilia permanente la maquinaria de la invención y del recuerdo: la ciudad verdadera es la que habitamos dentro de sus textos, la otra, definitivamente, es un recuerdo, pura memoria. Y eso no sólo pasa con la ciudad de Chicago, sino con los caminos, los paisajes y los cuartos de hotel donde habitan y se encuen-

tran o mueren los personajes que dan cuerpo y alma a cada una de las historias del libro; historias que, la mayoría de las veces, tanto por su extensión y por la estructura y la utilización de los recursos narrativos pudieran ubicarse dentro de los folios de la novela negra (“Cartas del Istmo”, pág. 23); la historia trocada (“Relictus”, pág. 107); el relato policial (“Nuestra Señora del Puente”, pág. 123). Otras, como “Gallito bravo” (pág. 11) y “La lámpara danesa” (pág. 231), resultan simplemente entrañables. Uno puede irse por ahí a contarlas por vistas, por vividas. La grandeza de este libro está cifrada en la pasión y la devoción con las que el autor se volcó en sus páginas; este manojo de historias, escritas con coraje y excelente manejo de la lengua—dentro de esta inmensa Babel de indeferencia y mirar de medio lado—, se lee y nos permite, fuera de las oficinas del registro civil y sin lujo de detalles, leernos o encontrarnos en ese río sin orillas donde fuimos alguien en alguna parte, alguna vez. A veces llovía en Chicago, un libro hijo del “ocio, las malas compañías, y el amor”, además de sumergirnos en esa ‘fascinación de la ausencia del tiempo’ de la que hablara Blanchot, constituye un sólido alegato en defensa de la lengua, la familia, los amigos y sobre todo la sabiduría de aquéllos que ni siquiera saben cuánto saben ni por qué. René Rodríguez Soriano, escritor y poeta dominicano, es miembro del consejo editorial de contratiempo.

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FOTOS: ESMERALDA MORALES-GUERRERO

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CRUZANDO LA FRONTERA DE VUELTA:

Contratiempo en la Feria del libro del Palacio de Minería Gerardo Cárdenas

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a experiencia de los proyectos editoriales y de periodismo cultural en español en Estados Unidos ha estado determinada por una serie de factores de alta volatilidad: la existencia de un público lector fijo, con una preponderancia mayoritaria a leer en español y una necesidad por contar con productos impresos y editoriales más allá de lo puramente noticioso; el desarrollo de un modelo administrativo capaz de sostenerse por esfuerzos propios y que entienda, y pueda y sepa aprovechar el marco referencia de las organizaciones sin fines de lucro; la apertura misma de la sociedad “huésped” para aceptar productos culturales en idiomas distintos al inglés; y el contexto de una comunidad de suficiente desarrollo socio-cultural y educativo como para que existan soportes institucionales suficientes (universidades, centros e instituciones culturales afines, consulados, etcétera) que den apoyo externo al proyecto. Esas condiciones existen con solidez suficiente en Chicago, donde un 24 por ciento de la población – de acuerdo con los datos del Censo 2010 – se considera hispana; y esas mismas condiciones han permitido el surgimiento y creciente consolidación de un proyecto como Contratiempo, que a través de una revista mensual, una serie de eventos programáticos anuales y un sello editorial, se ha convertido en núcleo de un movimiento de pensamiento y expresión literaria en español que, ocho años después de su surgimiento, le permite mirar más allá de los ámbitos y espacios en que surgió. Como parte de ese proceso de crecimiento, Contratiempo logró en el 2010, y refrendó en el 2011, un curioso movimiento de cruce de frontera “en sentido contrario”, primero con su participación en la Feria del Libro de León (en el estado mexicano de Guanajuato), y a principios de marzo de este año, con una actuación mucho más propositiva en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la segunda en tamaño e importancia en México después de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

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Doble incursión La incursión en Minería de Contratiempo fue de hecho doble: por un lado, la presencia de la revista y de su proyecto cultural en dos conferencias de la Feria del Libro, junto con el aprovechamiento de oportunidades de presentación en medios informativos de la capital mexicana; y por el otro la aparición de los volúmenes de poesía, narrativa breve y ensayo publicados por Vocesueltas, a través de un acuerdo con JUS, uno de los sellos editoriales de mayor arraigo en México. El resultado de esa doble incursión ha tenido múltiples aspectos: el cruce de frontera “de norte a sur” ha permitido a Contratiempo ver y analizar su trabajo a la luz y bajo la óptica de un público mexicano interesado en conocer el experimento cultural, y muy curioso por conocer cómo se logra instrumentar un proyecto de esta naturaleza en un país donde el inglés puede tener una presencia asfixiante en mercados culturales. En segundo lugar, la renovada conciencia –el “rediezcubrimiento” que diría el humorista mexicano Marco Antonio Almazán– de que movimiento cultural y literario en español en un lugar como Chicago no es la continuación de algún proyecto iniciado en México, o en la decena de países latinoamericanos de donde son originarios los integrantes del proyecto Contratiempo, sino que, por el contrario, es un proyecto que sólo ha sido posible por un compromiso explícito asumido y ejercido por sus miembros de escribir y crear en español, fuera del ámbito de América Latina. En tercer lugar, la constatación de la fuerza que experimentos y proyectos como Contratiempo, surgidos en contextos específicos, pueden tener cuando se les compara con sus homólogos de contextos como el mexicano: por poner un ejemplo, si en el mercado periodístico estadounidense un tiraje como el de la revista contratiempo, con 5,000 ejemplares al mes, pudiese parecer magro, en México, que ha sido cuna de algunas de las mejores revistas

culturales que se hayan producido en español (Plural, Vuelta, Nexos, Letras Libres, Gatopardo), constituye un tiraje ultra competitivo, y superior al de algunas revistas existentes en ese mercado. Lo mismo puede decirse de los libros publicados por Vocesueltas. Su ubicación estratégica en los pasillos de la Feria, gracias al acuerdo establecido con Jus, permitió poner a la poesía, narrativa y ensayística generada en Chicago en una condición de par con los autores habituales del catálogo de la editorial mexicana. Estos resultados representan un compromiso moral y profesional urgente para Contratiempo: perseverar en el crecimiento y expansión del proyecto editorial, periodístico y cultural, para mantener la comunicación abierta con los nuevos canales ya establecidos en México. Muestra de ello fue el acuerdo alcanzado con la Feria del Libro del Palacio de Minería para promocionar de forma inmediata y mutua, los respectivos enlaces en Internet, y mantener esa hiperconectividad viva para la edición del año próximo. Contratiempo estuvo representado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería por su directora ejecutiva Moira Pujols, su director editorial Gerardo Cárdenas, el coordinador de Vocesueltas Jochy Herrera, el coordinador de los talleres de cuento y poesía Febronio Zatarain, la directora de arte Esmeralda Morales y dos de los autores del taller: el mexicano Jorge Montiel (cuyos poemas forman parte de la recopilación “En la 18 a la 1”, quinto título publicado por Vocesueltas, y el polaco Estanislao Jaroszek, cuyo libro de relatos “Jaleos y Denuncias” fue el cuarto título del sello editorial de contratiempo. El grupo participó en dos conferencias: el viernes 25 de febrero, en “Contratiempo y la cultura inmigrante en Chicago”, y el sábado 26 en “Vocesueltas y el nuevo movimiento literario en español en Estados Unidos”, además de conceder entrevistas a Radio UNAM y a W Radio. Gerardo Cárdenas, director editorial de contratiempo, es autor del libro de relatos “A veces llovía en Chicago” (2011 Vocesueltas-Libros Magenta).

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LOS RAKAS

BLACK GANDHI

FOTO: CORTESÍA DE HERENCIA DE TIMBIQUÍ

FOTO: NINA PARKS

FOTO: BLACKGANDHI.COM

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HERENCIA DE TIMBIQUÍ

Ritmos de la Cosmópolis:

LATINOS EN SXSW 2011 Catalina María Johnson

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urante los cuatro días destinados a la sección musical de SXSW (South by Southwest) festival que se celebra en Austin, Texas, cada primavera desde hace 25 años, se congregaron más de quince mil personas para asistir a unos dos mil conciertos en setenta y nueve localidades oficiales. Fueron aceptados para presentarse oficialmente en el festival más de cincuenta grupos musicales de países latinoamericanos, además de otros tantos de Estados Unidos que manejan géneros o influencias latinas. A pesar de que estas cifras quizás no dieran la impresión de ser demasiado significativas en comparación con las totales del evento, muchas publicaciones que cubrieron el festival e inclusive la revista oficial de SXSW, hicieron hincapié en la importancia del aporte latino que aumenta cada año. A continuación, algunas observaciones de lo que las actuaciones de artistas latinos, además de conversaciones con artistas en SXSW que indican los rumbos interesantísimos por donde va nuestra música. Fronteras permeables Es cada día más difícil identificar cualquier música independiente como perteneciente a un solo género. En esta era globalizada, las melodías y ritmos de los latinos ya no caben dentro de un solo país, mucho menos dentro de un solo género. El caso de Los Rakas, dos primos panameños, es perfecta muestra de esta disolución de fronteras musicales. Por una parte, su música se puede caracterizar como hip hop por el clásico uso de rimas sobre beats. Por otra parte, Raka Rico y Raka Dun, crecieron entre Panamá y Estados Unidos. Raka Rico más aquí que allá, Raka Dun al revés. En la música del dúo se deja ver la marcada afinidad de su tierra natal con Jamaica, y el legado de intercambio musical entre esos dos países. Por lo tanto, en los ritmos de los Rakas, existe más que un dejo de reggae. Además, hoy día viven en Oakland, California, por lo que incorporan también elementos del hyphy, el cual se caracteriza por beats en staccato impulsados por sintetizadores y es parte de un movimiento artístico liderado por raperos del área de la bahía que abarca Oakland y San Francisco. El resultado consiste en melodías extraordinarias y ritmos irresistibles.

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El inglés como lengua franca musical Admito que causa cierta perplejidad que exista una corriente de músicos latinos que componen y cantan en inglés. Sin embargo, el impulso pareciera proceder de algo más allá de querer simple y sencillamente venderle música a un público anglosajón. Por una parte, grupos como el de Lourdes Hernández de Madrid, conocida como Russian Red, o Polock, de Valencia, componen y cantan en inglés porque les parece que es el idioma más apropiado para su música. Hernández comenta que si lo que ella quisiera era cantar en español, compondría boleros. Y ya que lo que le nace son más bien baladas que se bambolean entre un pop dulce y un folk retro con ligeros toques psicodélicos, considera que les concuerda más el inglés. Además añade que al poder prescindir de la carga emocional y significativa de las palabras de su idioma natal, maneja las palabras de manera más neutra, y compone sus canciones con mayor facilidad. En cambio, para otros artistas, la incorporación del inglés surge de procesos creativos orgánicos, ya que ellos mismos se han creado entre varios idiomas y culturas. Francisca Valenzuela, de Chile, nació en Estados Unidos pero a partir de los 12 años de edad, regresó con su familia a Chile. No es de extrañarse que sus baladas alternativas que rayan en el pop, las cuales presentó como solista acompañándose ella misma en el piano, las haya en los dos idiomas. En otro ejemplo, el vocalista y compositor principal del grupo de Black Gandhi es de ascendencia cubana y haitiana, pero vive desde hace tiempo en Barcelona. Por lo tanto, el reggae suavecito con letras activistas de esta agrupación con integrantes de Argentina y España, se canta en inglés, español y ocasionalmente creole haitiano. Al presentarse el grupo en una serie de conciertos de reggae internacional, su actuación superó las barreras de cualquier idioma poniendo en feliz trance a un público entusiasta. De manera similar, las composiciones de Brownout de Austin mismo (integrado por ocho miembros que también forman parte del Grupo Fantasma, premiado este año con Grammy por Mejor Álbum de Rock Alternativo Latino) hasta ahora siempre habían sido en español. Pero algunas de las más recientes, en inglés, reflejan más fielmente su sonido, el cual se ha alimentado de tradiciones de rock, blues y funk de ambos lados de la frontera.

Arraigados en el Siglo XXI De las corrientes más únicas que se dieron en el festival se encuentran las que transportan su legado de raíces musicales al siglo actual sin que pierdan integridad. En este sentido, marcan pauta los grupos procedentes de Colombia que parecieran estar dotados de un don especial en cuanto a propuestas originales para impulsar su herencia musical al futuro. La casi gran orquesta caleña Herencia de Timbiquí, premiada repetidamente en su tierra en el reconocido Festival de Petronio Álvarez, toca piezas que si bien están firmemente centradas en la costa afro pacífica de ese país y su marimba y percusión, también reciben una vitalidad casi rocanrolera, gracias a arreglos muy contemporáneos y una energía extraordinaria. De hecho, después de la primera función del grupo, el twitter oficial del festival corrió la voz que no había que perderse la segunda. También destacan las producciones de los DJ´s colombianos. De Bogotá, el dúo Monareta que toma su nombre de la marca de bicicletas retro para identificarse con la música colombiana de décadas anteriores de las cuales surgen sus melodías y ritmos, le añaden vocales a su sampling que ponen a bailar hasta los difuntos. El grupo del barranquillero Pernett toca creaciones que él denomina “folklore progresivo”, mezclando ritmos afro colombianos con la electrónica, y acompañado de otro músico y dos bailarinas vocalistas, crea un delicioso sancocho musical. Podemos enorgullecernos de la huella que van dejando nuestros músicos latinos en este festival, considerado el más importante del mundo en cuanto a música independiente. Ya que de por sí el destino y la historia nos dejó en la sangre mezcla y remezcla, vamos forjando músicas que retoman sin necesidad de violencia las posibilidades de nuestras Américas de crear nuevos mundos en el acercamiento de culturas previamente ajenas. Catalina María Johnson es escritora y locutora/productora de programas para la radio pública. Para mayor información y ejemplos de la música mencionada, favor de visitar: www. catalinamariajohnson.com

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Paula Rechtman y los desiertos de Raúl Dorantes Ignacio Guevara

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a coreógrafa mexicana Paula Rechtman del colectivo PAUSA en movimiento habló con contratiempo acerca de su último trabajo “Desiertos” basado en la obra de teatro “De camino al ahorita” del dramaturgo también mexicano Raúl Dorantes. Paula prepara los últimos detalles de la coreografía que presenta el 28 de abril en Northeastern Illinois University y que cuenta también con el apoyo del Chicago Cultural Center. El colectivo PAUSA en movimiento está formado por una base de artistas que incluye a Paula Rechtman (bailarina y coreógrafa), Emiliano Cruz (bailarín y coreógrafo), Amaury González (bailarín y coreógrafo) y David Muñoz (artista visual); pero, para cada proyecto, se suman nuevos colaboradores especialistas en diversas disciplinas artísticas. Para éste se invitó al actor y bailarín Ángel Lara y al músico Bernardo González. CT: ¿Qué te motivó a escoger la obra de teatro “De camino al ahorita” como base para tu trabajo? PR: Principalmente el tema de la migración. En mi caso el estar viajando ha sido una constante, igual que mi familia, y estas circunstancias me convierten en migrante. Al leer la obra me gustó que Raúl trata el tema sin querer aleccionar, te plantea varias perspectivas y lo deja muy abierto, y precisamente esta característica me permitió más posibilidades para interpretar con la danza, que es una forma menos literal y más abstracta, “acá se está mejor que allá” se puede decir igual en un país que en el otro, en una situación que en la otra; depende en gran medida del momento personal que se esté viviendo externa e internamente. En la coreografía jugamos constantemente exponiendo las situaciones desde distintas perspectivas, al igual que el texto serán perspectivas que van desde un lado y otro, hasta la vida y la muerte. CT: ¿Cómo afecta la migración a un nivel personal? PR: Surgen cambios internos en la identidad de cada ser humano al exponerse a una sociedad distinta y luego pasa que cuando éste regresa a su lugar de origen ya no es el mismo, es otro, por haber vivido experiencias ajenas a la realidad de su tierra natal, y eso produce otro enfrentamiento y más cambios. Los deseos de querer estar allá o acá te convierten en un ser dividido. El lugar donde uno crece no siempre es el que te da lo mejor, pero eso no es suficiente para desterrarlo, para que lo puedas borrar de tus deseos totalmente. Por eso me identifico con el personaje de la obra que viene del norte para regresar a su lugar de origen, quizá a encontrarse con la gente que realmente quiere estar, a mí eso me pasa seguido, aunque en Inglaterra tenga más oportunidades a nivel profesional, el recuerdo de volver es algo que casi siempre está presente. CT: ¿Cuáles elementos te ayudan para traducir el texto teatral en danza? PR: Los bailarines dicen fragmentos del texto y también tratamos de recrear las atmósferas por medio de la música y efectos sonoros, podríamos decir que lo que el espectador va a ver es danza-teatro.

PR: La obra se divide en dos partes, la primera es un solo que yo interpreto con la ayuda de varias técnicas como la de Graham y Limón, es más danza, y por consecuencia, más técnico. En la segunda parte intervenimos tres bailarines utilizando la danza-teatro y lo que ahora se le llama “flying low” una técnica que explora la relación de los bailarines con el suelo-terreno-tierra que le da a la obra una característica bastante física. CT: ¿Cómo está planteada la banda sonora de la obra? PR: Estamos trabajando con el músico Bernardo González que nos está haciendo los arreglos utilizando música que ya ha sido compuesta. Precisamente porque el tema de la migración es un tema tan tratado y tan recurrente en muchísimas canciones, la selección que hicimos abarca varios géneros que van desde la canción tradicional mixteca y la purépecha, y los sones, hasta algo más moderno como “La maldita vecindad”, “Calle 13”, “Orishas”, para obtener así un estilo ecléctico. CT: Háblanos acerca del colectivo PAUSA en movimiento, sus objetivos y cuándo nace. PR: La premisa de PAUSA es brindar un momento calmo y vacío, un espacio para llenar de movimiento e ideas. Invitar a cualquier artista o persona interesada a proponer ideas, investigarlas, experimentarlas y desarrollarlas, jugar hasta producir algo similar a una obra escénica, o no, simplemente algo que podamos compartir con el público. El colectivo PAUSA en movimiento nace

en 2008 con el proyecto Prohibido Jugar, apoyado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Morelos y el programa Rescatarte otorgado por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal. En 2009 crea la obra Entre Líneas y en 2010 el proyecto Salida de Emergencia. Además sus integrantes realizan proyectos propios constantemente. Los tres proyectos principales que el colectivo ha realizado tienen especial interés en presentar danza contemporánea en espacios alternativos y ofrecerla a diversos públicos en calles, plazas, escuelas, cárceles, etc. PAUSA se ha presentado en festivales nacionales como Fotografest 08, La feria del Barro de Tlayacapan y Morelos Tierra de Encuentro. Paula Rechtman es bailarina y coreógrafa titulada por la London Contemporary Dance School, The Place, con el grado de licenciatura en 2006 y el de maestría en 2008. Sus trabajos se han presentado en festivales en México y en plataformas para jóvenes coreógrafos en Londres, Nueva York y Valencia. Como bailarina ha trabajado con Phoenix Dance Theatre, Oskola Projektua y Freddie Opoku-Addaie en el Reino Unido; y con la compañía mexicana Fóramen M. Ballet. En 2008 funda el colectivo PAUSA en movimiento. El apoyo más reciente es para realizar una coreografía en el Reino Unido colaborando con Jean Abreu Dance y Marie Chabert. Ignacio Guevara, costarricense, es integrante del consejo editorial de contratiempo

CT: ¿Cuáles técnicas utilizas a la hora de bailar?

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EL POETA EN LA PLAZA PÚBLICA Julio Rangel

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esde hace ya mucho tiempo, lo que un escritor tenga que decir ha dejado de ser noticia. Cámaras y micrófonos siguen a las estrellas del espectáculo y del deporte en pos de toda clase de opiniones para alimentar el circuito indetenible de los medios. Ellos marcan los derroteros de la opinión pública, dictan las tendencias a seguir. La imagen decimonónica del escritor como faro moral de la sociedad es aún más vetusta en un país como México, donde el analfabetismo funcional es la norma y donde la tarea de informar ha recaído en gran medida en dos poderosos monopolios televisivos, con su incansable oferta de tele chatarra exportable. La noticia, el pasado 1 de abril, de que el hijo del poeta y periodista Javier Sicilia había aparecido torturado y asesinado junto con otros cinco jóvenes en un poblado del estado de Morelos, aparentemente a manos de un grupo de narcotraficantes, puso de golpe a Sicilia en medio de un torbellino mediático cuyos efectos siguen creciendo. Por principio de cuentas, Sicilia publicó en la revista Proceso una carta que se propagó por Internet y por las redes sociales, y que muy pronto llegó a los buzones virtuales de medio mundo. La carta, dirigida a la clase política y a los narcotraficantes, es el clamor de un padre que ha perdido a un hijo, pero es también el reclamo de un ciudadano indignado ante el diario espectáculo del crimen. El texto caló de tal manera en la conciencia pública que, a la marcha convocada el 4 de abril por el mismo Sicilia en Morelos, se sumaron marchas de solidaridad en todo el país y en varias ciudades del mundo. Que sea una carta abierta, furiosa y contenida a la vez, que sea la palabra, la carta de un poeta el vehículo capaz de articular y movilizar la indignación de la gente es notorio. Se trata de una reivindicación de la elocuencia del discurso en una sociedad escéptica y mal educada por la demagogia, donde la retórica suele ser mesiánica, vertical, paternalista, y el descontento popular suele manifestarse disperso en su inmediatez visceral.

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La carta de Sicilia ha sido leída e interpretada a muchos niveles. Su llamado a un “código de honor” entre los narcotraficantes ha sido criticado como una aceptación tácita de la realidad del narcotráfico. Pero es un llamado pragmático, que no se hace ilusiones de la pronta disolución de tan intrincados intereses y pide como primera instancia parar el derramamiento de sangre. “La ciudadanía es sagrada. La ciudadanía no se toca”, dijo en una conferencia de prensa. La periodista Alma Guillermoprieto ha dicho que quizá sea ya muy tarde para la legalización de ciertas substancias, pues el negocio se extiende y arraiga a tantas esferas políticas y económicas que difícilmente va a permitir su desmantelamiento. Esto, por supuesto, no implica un cruzarse de brazos y asumir una actitud pasiva ante un fenómeno cuya complejidad no es abarcable en el espacio de este artículo. Otros analistas políticos han pedido a esta especie de movimiento ciudadano espontáneo propuestas concretas, más allá del “estamos hasta la madre”. Pero hay que decir que por lo pronto la voz de artistas e intelectuales ha saltado a la arena pública con un vigor como no se veía en mucho tiempo, ganando una audiencia de la que éstos parecían totalmente divorciados. Por supuesto, ya existían entre los escritores grupos de participación y propuestas, por no hablar de toda una corriente novelística que busca indagar en las entrañas del fenómeno del narco, pero el caso de Javier Sicilia vigorizó la discusión al nivel que hacía falta. Discusión, por cierto, no exenta de saludables voces críticas hacia este movimiento. El hecho social suele transcurrir lejos de la hoguera de las vanidades literarias. En México, la mermada república de las letras se vio acallada por el estruendo de las armas, por la narrativa del terror. No hay espacio para la contemplación estética cuando el discurso público ha sido fragmentado por el miedo. Por lo pronto, del hartazgo ante el estado de cosas (35 mil asesinatos en cuatro años de la llamada “guerra al narcotráfico”), ante una clase política vergonzosa, ante el avance

del crimen organizado, ante un Estado cuyas corroídas bases institucionales no han podido garantizar la seguridad ciudadana, comienzan a articularse nuevas propuestas. La poesía, según Octavio Paz, es “tiempo arquetípico” que para ser necesita encarnar en el tiempo histórico, necesita decirse, leerse. Es curioso que una consecuencia de la atención sobre el caso de Javier Sicilia haya sido una elevada demanda de sus libros, un incremento de sus lectores. Conocí a Sicilia en México a principios de los noventa, lo vi por lo general en casa de un amigo común. Este grupo de escritores estaba influenciado por una corriente de literatura mística (Lanza del Vasto, Concha Urquiza, etc.) y por preocupaciones políticas (es conocida la rúbrica con la que Sicilia termina sus artículos en Proceso: “Además, opino que hay que respetar los acuerdos de San Andrés”, en alusión al pacto que el gobierno firmó con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), comprometiéndose a atender las demandas de los pueblos indígenas de México. Lo recuerdo sencillo, abierto, sin afectaciones. Sorpresivamente, aparece ahora reproducido en los medios, y en sus “15 minutos de fama” sintetiza la dignidad del padre tocado por el luto, pero también la lucidez que siempre lo acompañó. Y Sicilia no desaprovecha los micrófonos, como se ve en este fragmento de entrevista: “Algo terrible le pasó a la sociedad, porque hicimos valor supremo al espectáculo y al dinero, al consumo, al ruido. El ruido. Porque los noticieros son muy ruidosos. Y la poesía no. La poesía está al margen. La poesía custodia la palabra sagrada. Es decir, la palabra con sentido y significado. Que está al margen, y, sin embargo, esta palabra que es sagrada, aunque no se oye, de repente se sobrepone a los medios, se sobrepone al ruido, se sobrepone a la inercia del mercado”. Julio Rangel, mexicano, ex director editorial de contratiempo, reside en Chicago

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Correspondencias virtuales:

CUATRO AUTORES ANTE TRES PREGUNTAS Eduardo Estala Rojas Toda reflexión sobre la historia contemporánea termina en una interrogación. Octavio Paz, Pequeña crónica de grandes días, 1990.

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esde la ciudad de Nottingham, Reino Unido, solicité por medio de correo electrónico a varios escritores y escritoras de México, Centroamérica y Estados Unidos, que me respondieran a tres preguntas. De trece autores contemplados para este diálogo virtual sólo cuatro contestaron: Bárbara Jacobs, Sergio Ramírez, Rose Mary Salum y Edgar Rincón Luna. La primera pregunta es amplia por lo que contiene en sí misma: el compromiso social del intelectual y el artista. Incómoda para algunos autores y necesaria para otros. Esta interrogación no pasó desapercibida en el siglo XX en las comunidades culturales de Europa del Este, América Latina y el Caribe. La segunda pregunta corresponde a la importancia del internet y las redes sociales Facebook y Twitter, durante la cerrada posición oficial de la libertad de expresión y divulgación de los actuales sucesos en Medio Oriente. En la última pregunta, se reflexionan las diferencias y similitudes en el siglo XX y XXI que conciernen a los temas de este encuentro virtual. Eduardo Estala Rojas: Desde tu punto de vista, ¿cuáles consideras que son los compromisos sociales del intelectual, crítico cultural, escritor, periodista, artista, en el Siglo XXI? Bárbara Jacobs: “Antes que compromiso de ningún tipo, lo que a mí me mueve es la necesidad vital de comunicarme con el exterior como lo hago conmigo misma, permanente y honestamente, acerca de todo, lo que sé, lo que ignoro, lo que busco, lo que padezco, lo que aprendo, lo que cuestiono, lo que sueño, lo que gozo. En todo caso, mi compromiso sería hacerme entender, que equivale a comunicarme bien. Al escribir, pretendo reflejar de forma procesada lo que el exterior me da de forma confusa y exigente. Al comunicarme procuro poner orden en el caos, mío y de mi tiempo”. Sergio Ramírez: “Como ciudadano, tengo compromisos invariables: la justicia, los derechos humanos, los más pobres y marginados, la democracia. Como escritor con ciudadanía, mi libertad de escribir, no dejarme imponer ni quitar temas, no autocensurarme, no temer, y ejercer siempre la libertad crítica. Como escritor a solas, mi compromiso es con la palabra. Crear. Siempre crear”. Rose Mary Salum: “Los compromisos sociales del intelectual, el crítico cultural, el periodista y el artista del siglo XXI no cambiaron con la vuelta de siglo; sin embargo, son distintos entre sí. El compromiso social de un intelectual difiere del de un hombre que en su expresión y belleza busca conmover el espíritu humano como es el caso del artista. También es distinto al del periodista que en su quehacer diario reporta todos los sucesos y hechos de la vida diaria. Desde hace un poco más de 2000 años, Sócrates nos daba el ejemplo de lo que un intelectual, una persona comprometida con la búsqueda de la verdad, debía hacer. Al tomar la cicuta marcó el camino que todo pensador

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público debería seguir. La idea de defender el compromiso con la verdad hasta la muerte, encontró eco y, debo añadir, distintas metáforas a lo largo de la historia. No sólo se le debía defender con la muerte, sino luchar por ella como en las cruzadas o aspirar a ella como los románticos. Ya sea para bien o para mal, me confieso sumamente atraída por esta idea. No sé si porque mi formación fue humanística o porque ciertas partes de mi pensamiento se han quedado en la época del Renacimiento o la Ilustración, pero sigo creyendo que el compromiso de un intelectual sigue siendo la defensa de la verdad. La crítica responsable y fundamentada es parte de sus obligadas expresiones y, desde luego, la integridad y coherencia son parte de sus atributos. En México así como en Alemania siempre han estado cerca del poder, lo que de suyo presenta un riesgo ya que un intelectual no deberá contaminar su voz con las tentaciones que éste trae consigo”. Edgar Rincón Luna: “El intelectual es una figura que se ha ido gastando, en parte, por la habilidad de los medios para aumentar la personalidad y dejarle poco espacio a las ideas. En México, creo que al intelectual se le usa como un incitador a la cordura, se le entroniza mientras no diga nada contraproducente. Si bien, el intelectual, sigue el juego, y en vez de expresar sus ideas, nos presenta un elaboradísimo discurso que no lastima ni señala a nadie. Es lamentable, porque a las personas que son propositivas, ingeniosas y con mucho talento se les encierra en el sótano de la vida cultural. Ahí está Gabriel Zaid, él sí es un intelectual, y es una lástima que a sus ideas nadie les haga caso, creo que por peligrosas y expansivas. EER: ¿Cómo percibes la cerrada posición oficial de la libertad de expresión y difusión en los actuales acontecimientos en Medio Oriente, en donde el internet y las redes sociales tuvieron un papel fundamental en la difusión del proceso de caída del dictador egipcio Hosni Mubarak? Bárbara Jacobs: “Celebro la comunicación electrónica como una conquista de la libertad de expresión, el ingenio como vencedor de la censura, la electrónica como el arma por excelencia de la nueva guerrilla, incruenta y potencialmente invencible”. Sergio Ramírez: “Lo peligroso siempre son las palabras, la época determina cómo las palabras se expresan. No hubo instrumento más subversivo que la imprenta, y por eso fueron a dar a la hoguera tantos libros, y se cerraron por la fuerza tantos periódicos. Ahora el fenómeno se multiplica con los medios electrónicos, con la ventaja de que no es posible prenderles fuego, suprimirlos de un estante o confiscarlos de una biblioteca. Y su mayor peligro para el poder impuesto, es su carácter instantáneo y múltiple. Las palabras se reproducen como moscas que zumban en las orejas del poder”. Rose Mary Salum: “Parte del Contrato Social que un pueblo establece con sus gobernantes es la del respeto a

sus garantías sociales y la promesa de su seguridad. Me parece fundamental e indispensable que esas garantías estén avaladas por un gobierno con la capacidad para adaptarse a los cambios que su propia ciudadanía demanda, ya sea gracias a sus necesidades, costumbres o a las ideas de las nuevas generaciones. Tal es el caso de Egipto; fueron los jóvenes y el oficio que tienen con el uso del internet lo que logró la organización de un pueblo desatendido durante la dictadura de Hosni Mubarak a lo largo de algo más de 30 años. Cuando el antiguo régimen egipcio cortó la comunicación vía internet provocó exactamente lo que trataban de evitar: la gente reaccionó de forma activa y en lugar de recibir las noticias en casa, se dieron a las calles para enterarse de lo que estaba pasando y se unieron a las protestas. En el siglo XXI un régimen no puede sostenerse a base de mentiras y de engaños a su pueblo. La tecnología lo ha cambiado todo y aún no sabemos hasta dónde nos llevará el internet, las redes sociales y, sobretodo, lo que ahora llaman los smart phones. Uno de esos teléfonos en la mano es una herramienta que aún desconocemos. Tiene la capacidad de lanzar un video al mundo que muestre abusos y violaciones a los derechos humanos. ¿Cómo pensar entonces que un gobierno puede gobernar a base de engaños cuando las evidencias están más que abiertas al público? ¿Cómo aceptar que alguien como Gadafi esté dispuesto, no sólo a violar el compromiso que tiene con su pueblo, sino hasta matar a su gente para salvaguardar su estancia en el poder?”. Edgar Rincón Luna: “En cuanto al papel de las redes sociales, como yo lo percibo, fueron una herramienta más. Sólo hasta que las personas salieron de la red virtual y se manifestaron en las calles, el cambio se dio. Cuando se pasó al acto de manifestarse, el hacer presencia en un espacio real fue lo importante. Hacer el llamado: “aquí estoy” o “aquí estamos” que lanzaron por la red social, fue lo que causó el gran cambio. Pero también hay que agregar los factores históricos y sociales de ese país, el hartazgo estaba a tope. Los medios de prensa optaron por minimizar los hechos. El gobierno consideró que las redes sociales eran simples distractores y formas de entretenimiento, y se equivocaron”. EER: ¿De qué manera se diferencian estos acontecimientos y compromisos sociales, con aquellos del Siglo XX, por ejemplo, las dictaduras latinoamericanas? Sergio Ramírez: “También cuando no había ni Twitter, ni Facebook, ni SMS, era posible derribar dictaduras con la gente en las calles en América Latina. Sucedió en Venezuela con Pérez Jiménez, en Guatemala con Ubico Castañeda, en El Salvador con Hernández Martínez. Nadie ha podido descubrir la receta para hacer invulnerable a un dictador cuando la gente quiere que se vaya”. Rose Mary Salum: “A veces pienso que si el Discovery Channel realizara un programa sobre los humanos y se les estudiara como se estudian a los animales, el narrador

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tiempoextra nos describiría de la siguiente manera: ‘Los humanos tienden a reproducirse en todas las épocas del año, les gusta desarrollarse en comunidad, y a diferencia de otras especies, se organizan políticamente para buscar un orden. Llega a suceder que el humano en turno detiene la rotación del poder y se crea, lo que ellos mismos llaman, una dictadura’. Dicho lo cual, y después de haberme dado esta licencia para la digresión, creo que las dictaduras se diferencian muy poco unas de las otras. No me refiero a las circunstancias que la provocaron o la sostienen, pero sí a su forma esencial de operar. Es muy desafortunado cuando personas poco evolucionadas llegan al poder. Las consecuencias son democráticamente desastrosas, y aplican por igual a todos los pueblos sin importar su idioma o su ubicación geográfica. Lo que me parece preocupante de lo que estamos presenciando en la actualidad es que algunos países del Medio Oriente puedan caer bajo el mando de grupos fundamentalistas. Eso sucedió en Irán y es inevitable pensar que el riesgo continúa latente”. Edgar Rincón Luna: “En cuanto a los compromisos, siempre serán los mismos, porque las situaciones no han cambiado mucho, hay libertad de expresión, pero no hay demasiada reflexión sobre los límites y alcances de dicha libertad. Por lo menos en México las dictaduras se dispersaron y tienen más poder que nunca. Por ejemplo, la dictadura mediática, ya no tenemos una televisora que nos dice que ver, ya tenemos dos. El internet, sin querer sonar paranoico, está restringido al poder adquisitivo de cada persona, y lo más triste es que el nivel económico de las personas que tienen internet nada tiene que ver con su formación humanística; es decir, el hecho de saber leer y escribir no demuestra que uno pueda pensar o reflexionar. Basta leer los comentarios en los foros de algunos periódicos en internet; lo que se ve ahí es grave y lamentable. Las personas que leen un periódico en internet, aquellos que

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tienen los medios y el tiempo para hacerlo, también suelen ser personas retrógradas y completamente ignorantes que se dejan llevar por sus ideas y sus actitudes”. Los que respondieron: Bárbara Jacobs. Ciudad de México, 1947. Ensayista y narradora, autora de dos volúmenes de cuentos, Doce cuentos en contra (1982) y Vidas en vilo (2007); tres libros de ensayos, Escrito en el tiempo (1985), Juego limpio (1997) y Atormentados (2002), y seis novelas, Las hojas muertas (1987, Premio “Xavier Villaurrutia”); Las siete fugas de Saab, alias El Rizos (1992), Vida con mi amigo (1994), Adiós humanidad (1999), Florencia y Ruiseñor (2006) y Lunas (2010). En 2009 publicó un ensayo narrativo sobre la risa, Nin reír. En 1992 publicó su Antología del cuento triste en colaboración con Augusto Monterroso, de quien es viuda. Edgar Rincón Luna. Ciudad Juárez, México, 1974. Poeta y diseñador gráfico. Ha publicado los libros de poesía Aquí comienza la noche interminable (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000), Par/Ten en colaboración con César Silva Márquez, (Ichicult, 2000) y Puño de Whiskey (Ediciones Sin Nombre, 2005). Coordina uno de los tres talleres literarios del Instituto Chihuahuense de la Cultura en Ciudad Juárez. Su nuevo libro Trenes para demoler un río, se encuentra en proceso de edición. Rose Mary Salum (México), fundadora y directora de la revista bilingüe Literal, Latin American Voices. Es autora de los libros de cuentos Entre los espacios, (Spaces in Between) y Vitrales. Fue la editora invitada del Hostos Review para la compilación de Almalafa y Caligrafía, escritura latinoamericana de origen árabe (2010). Sus poemas y cuentos están incluidos en algunas antologías de Estados Unidos, Australia, Argentina, México, Colombia, Polonia y España.

Ha ganado los premios Terra Austral, Ana María Matute (Torremozas), Hispanic Excellence Award, Lone Star Award, CELJ, el Classical Award otorgado por la Universidad de St. Thomas y el Maggie Award. Recientemente fue elegida “Author of the Year 2008” por el Hispanic Book Festival. Sergio Ramírez. Masatepe, Nicaragua, 1942. Publicó su primer libro Cuentos, a los veinte años. Participó en la lucha para derrocar la dictadura de los Somoza y tras el triunfo de la revolución fue electo vicepresidente en 1985. Su obra literaria, traducida a 15 lenguas, incluye, entre otros libros: Castigo divino (1988), Premio Internacional Dashiel Hammett de Novela; Un baile de máscaras (1995), Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera traducida en Francia; Margarita está linda la mar, ganadora del Premio Alfaguara de Novela (1998), y del premio latinoamericano José María Arguedas (1990); Cuentos completos (1998), con un prólogo de Mario Benedetti; Adiós Muchachos, su memoria personal de la revolución, (1999); las novelas Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2004), El cielo llora por mí (2008), y Cuando todos hablamos, todos publicados por Alfaguara. Su última novela, La Fugitiva, aparece en abril de 2011 en Alfaguara. Ha recibido el Premio Bruno Kreisky a los Derechos Humanos en Austria, la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de Francia, la Cruz al Mérito de Alemania, y la Medalla Presidencial de Chile en el centenario de Neruda. Su sitio oficial es www.sergioramirez. com Eduardo Estala Rojas, mexicano, es escritor, poeta y crítico cultural, y miembro del consejo editorial de contratiempo. Reside en Nottingham, Reino Unido.

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Hacia una epistolografía de Julio Cortázar:

Cartas a los Jonquières Jochy Herrera

¿Dónde están las cartas “perdidas”? ¿En qué estante, saca, desván, se van pudriendo poco a poco, envueltas en su tristeza de no haberse cumplido?

L

a urgencia de la modernidad y el ubicuo hiperdesarrollo tecnológico han contribuido a la rápida desaparición de las cartas como instrumentos de comunicación y con ello han arribado los ya triunfadores y archiconocidos famas: El fax, el correo electrónico, Facebook, text messaging y Twitter. Hoy ya no se escribe en papel y a mano, el género epistolar luce haber pasado a la historia; El pixel digital amenaza tragarse silenciosamente el sudor de los dedos mientras la palabra, afortunadamente, insiste en reposar en algún lugar. Llámese éste papel o pantalla. Es de todos sabido que la correspondencia de índole política, geográfica, filosófica y romántica jugó un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones y en el transcurrir de los acontecimientos humanos. En este contexto, las cartas de los escritores son las más ricas y las de mayor lirismo ya que desvelan aspectos íntimos del autor que nos permiten comprenderle en su justa dimensión personal. Es así como Rilke, Cicerón y Kafka, por sólo mencionar algunos, se convirtieron en certeros ejemplos de pensadores cuya riqueza epistolar representó un legado imperecedero para la literatura y el conocimiento occidental. Los “extraños sentimientos de despego” revelados a un amigo; el borgeano deseo “de fatigar París” de un hombre que no se sintió más ni menos argentino tras dejar el Cono Sur; el desarraigo de vivir en un hotel, lo que es un poco de memento mori... (“...esta mesa me es ajena, esta cama alojará otros cuerpos, otros hombres harán el amor con otras mujeres, y mirarán la estampa que cuelga en la pared...”); o el cuestionamiento de la inmortalidad “a la hora de Hanoi y de Pekín” (1968), son algunas de las expre-

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siones que Cortázar, ese cronopio excepcional, nos dejaba en sus misivas. Y es ello lo que encuentra el lector en Julio Cortázar: Cartas a los Jonquières (Alfaguara, 2010), la más reciente publicación del desaparecido escritor que recopila las cartas dirigidas al pintor y poeta Eduardo Jonquières, por décadas uno de sus más cercanos confidentes. La obra, curada por Aurora Bernárdez, albacea y primera mujer de Cortázar y editada por Carles Álvarez Garriga, reúne correspondencias enviadas entre 1950, cerca de su primer viaje a Europa, y 1983, unos pocos meses antes de morir. Luis Beltrán Almería, meditando sobre la estética de los géneros epistolares, ha dicho que la carta ya aparece interpolada entre otros géneros literarios mayores, sobre todo la novela, desde autores de la antigüedad helénica como Heliodoro y Aquiles Tacio; durante la premodernidad en Mme. De La Fayette; y hasta las literaturas contemporáneas donde retiene “el espíritu de la oralidad –el saludo, la noticia o la despedida– pero donde ese espíritu oral está subordinado al espíritu retórico”. Yo añadiría que en esta joven posmodernidad, tiempos donde desfallecen los llamados “valores esenciales del hombre”, la carta, disfrazada de correo electrónico, continúa confrontando al lector tanto como en cualquier texto clásico. Es esa también la afirmación de Mario Cancel cuando comenta sobre la novela del puertorriqueño Luis López Nieves El corazón de Voltaire (Norma, 2006), donde “…el elemento técnico renovador es el que todo el texto, epistolar de rabo a cabo, se sostiene sobre la estructura escritural del correo electrónico”. Es decir, López Nieves ha creado una historia a partir de cartas electrónicas donde trama y personaje surgen desde las profundidades del ordenador a fin de sostener el texto ya transformado en epístola de chips y teclas llenas de vida. Las 126 cartas de los Jonquières que forman el dieciochoavo libro del Cortázar póstumo de alguna forma, son también textos literarios por sí mismos, ya que ilustran su mágica diversidad creativa, así como ese rejuego con

la palabra, tan típicamente cortazariano, que a veces nos transporta a aquellas maravillosas vueltas al mundo en ochenta días. Este nuevo epistolario dibuja además un lado poco conocido del autor donde su ternura, sensibilidad y calidad humanas aparecen desnudas a través del intercambio transcurrido en la que a todas luces parecía ser una profunda amistad. Así lo resume el editor Álvarez Garriga: “(…) Fue al leer de corrido la transcripción completa cuando nos dimos cuenta de que estas páginas en cierto modo desmienten la consideración de Vargas Llosa, para quien Cortázar era “un hombre eminentemente privado, con un mundo interior construido y preservado como una obra de arte”; (…) aquí en cambio se diría que escribe a un hermano”. En Cartas a los Jonquières encontraremos párrafos donde Cortázar, enfermo y triste, duele; y donde el hombre que ha perdido a su mujer poco quiere hablar de sí: “…estoy tan deshabitado que me cuesta reconocerme cada vez que me despierto”. Encontraremos también pasajes de intensa alegría, como el encuentro en su casa de Saignon con Carlos Fuentes, José Donoso, García Márquez, Juan Goytisolo y Vargas Llosa, circunstancia que recuerda como “…algo muy agradable y muy extraño a la vez; algo fuera del tiempo, irrepetible por supuesto, y con un sentido profundo que se me escapa pero al que soy sin embargo sensible”. Hay, por último, en estas cartas interesantes anotaciones y comentarios referentes al proceso de la escritura de Rayuela, El Perseguidor, Los Premios, Historia de cronopios y de famas y Los autonautas de la cosmopista; una suerte de anecdotario testimonial de un rincón del corazón del Lobo, reflejo del alma de un hombre que rebasó su tiempo, y quien en el intento de transformar el lenguaje, dejó sembrada en nuestra historia literaria una nueva forma de ver, escribir, y leer el mundo. Jochy Herrera es escritor dominicano, autor de Extrasístoles (y otros accidentes) y Seducir los sentidos. Es miembro de la Mesa Directiva de contratiempo.

ABRIL 2011


Vivir para cantarlo José Luis García-Galiano Robles En el mundo hay muchos sabios Qé’studian la migración, Pero casi no hay estudios De que siente’l corazón Lo que siente´l corazón Cuando alguien se va pa’l norte Es un poco de ilusión Con ganas de buena suerte Otra cosa que yo digo Es que a la tierra le duele A’i donde´stá el ombligo Cada que un hijo no vuelve …¡No te salgas corazón Cuando pienses en tu tierra, Arrejola la emoción Y sueña con quien te´spera! Que viva siempre la raza Y aunque la vista no alcanza Más nos une por la sangre Cuando la distancia es grande Cuando la distancia es grande Debemos de aprevenirnos Para que sienta el migrante Que todos’tamos unidos ¡Todos estamos unidos Al árbol de nuestra raza! ¡Unos semos las raíces, Y los que (se) van son las ramas! (pa’poder que’l árbol viva, nunca debemos soltarnos, seamos pues la raza unida afianzados como hermanos) Para aproximarnos a la descripción del fenómeno de la migración a partir de las herramientas de la cultura (o del estudio de las culturas), debemos partir de que cultura y migración se asemejan, entre muchas otras cosas, en que sólo se pueden estudiar en función de su carácter colectivo, son dinámicas y conviven. Las sociedades se comunican mediante sus flujos humanos. Existen pueblos emisores y pueblos receptores; el tránsito de sus poblaciones nutre sus culturas,. Ya sobre este proceso hablaba detalladamente Bonfil Batalla en los textos publicados en los años 70 que describían los procesos de apropiación y enajenación, entre otros. Según los datos publicados a principios de marzo por el INEGI, de 2005 a 2010, el estado de Guanajuato escaló del tercer al primer lugar como exportador de migrantes al extranjero sobre Jalisco, Michoacán, y el estado de México. De los 1.1 millones de mexicanos que emigraron en ese período, alrededor de 118 mil fueron guanajuatenses.

El tema es minimizado en las poblaciones mexicanas emisoras y sobredimensionado en las receptoras. Existe una tendencia a deformar la realidad mediante las versiones expresadas en las partes complementarias del proceso. Sin embargo, y ante la dificultad de asir el tema objetivamente, la lírica popular ofrece manifestaciones que nos dan explicaciones sumamente objetivas sobre el impacto cultural de las corrientes migratorias. Entre los años 1995 y 1997 nos reunimos activistas, periodistas, funcionarios e investigadores de estado de Guanajuato en un coloquio permanente que sesionaba cada dos meses,, del que surgieron productos como la revista Pa´l Norte, la Cartilla del paisano y las series de casetes foro del programa radial “Que Viva Mi Tierra”. Ahí sacamos el tema de la academia y lo afrontamos con acciones prácticas. Las actividades de campo y producciones de materiales periodísticos rimados –como el que inicia el presente artículo-, dirigidos mediante la radio a comunidades que incluían a emigrantes analfabetos, nos permitió trabajar activamente en la defensa de los derechos laborales, humanos y culturales de las sociedades migratorias a partir de las voces de informantes, más allá incluso del tema de la división política. Otra frontera poco estudiada es la que ocurre entre emigrantes que ya han iniciado una vida en Estados Unidos y sus hijos, quienes aprenden a relacionarse con el mundo a partir de una cultura ajena a la de sus padres. Esto provoca un muro fronterizo cultural.. Guillermo Velázquez, trovador de los Leones de la Sierra de Xichú, me lo platicó así en 1995, después de regresar de una gira por San Antonio, Texas, y Chicago: “…y allí está la necesidad del diálogo, que debe ser arduo, si de por sí es difícil viviendo en el mismo país, ora viviendo allá, -aquí Guillermo puso su mirada en el techo y despacito continuó-, no lo quiero ni pensar, pero es real…” -¿Alguna vez has trovado sobre estos sentimientos tan contradictorios? - Ahorita me acordé de una décima que tiene que ver con esto. Me imagino al hombre que llega de visita a su terruño, acompañado por su hijo quien ya nació en el norte, y caminando por ahí dice: Cuantos recuerdos tan bellos Amistad, amor, cariño. -aquí jugué cuando niño- les dice a sus niños Y ellos –what do you mean? (“juat du yu min” ¿Qué quieres decir?) Y ve aquellos rastros de su infancia ida La cabeza encanecida de sus viejitos queridos. En los Estados Unidos La ausencia duele, es herida

Y se compara el solar de la tierra En que uno se ha criado Con aquel piso alfombrado, El confort, el bienestar… Y no sabe que pensar… Ni si perdió o ganó”. Las acciones de investigación participativa e interdisciplinaria, que se llevaron a cabo en el Estado de Guanajuato en los años 90, permitieron documentar una amplia cantidad de testimonios, cantos y relatos que se encuentran ahora documentados en la Biblioteca Central en León (148 audiograbaciones en soporte magnético). Con esos corridos grabados en ese periodo, puede hacerse un mapa que describe la región cultural de la esperanza, sin cifras, sin más datos que la memoria, y la voluntad para defender el menospreciado derecho a soñar. Las cifras estadísticas se sustituyen periódicamente. Sin embargo, las versiones artísticas que en los ranchos componen quienes viven para cantarlo complementan y explican los que la ciencia, por mucho que se esfuerce, no puede decir sobre la región cultural viva de la migración internacional. QUE VIVA MI TIERRA (fragmento) (Cantan Las Jilguerillas) Allá al pie del cerro y por esta vereda ay mi jacalito donde yo he nacido y bajo la sombra de frondosa higuera pasaron los años de mi primavera por un sentimiento muy lejos me encuentro dejando el ranchito que fue mi alegría y a mi madrecita que tanto quería la deje solita sin mi compañía

José Luis García-Galiano Robles. Miembro de la danza Guadalupana Halcón Dorado, periodista y promotor cultural. Actualmente es director general del Instituto Cultural de León. jlgaliano@hotmail.com Este texto se publica gracias a un acuerdo con el Instituto Cultural de León, Guanajuato, México


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