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Situaciones límite Esa madrugada era otra madrugada entre otras, igual a muchas madrugadas y a otros días y a otras noches y a otras tardes y a otras mañanas llenas de preocupaciones y de rentas pendientes y recibos por pagar y teenagers violadas por sus novios, y de no tener ganas de seguir, Dios mío, un día más, cómo es posible que continúe esta pesadilla, y de adolescentes que se drogaban treinta veces al día en cualquier barrio de Medellín y guerras y hambrunas, y mendicidad, y de gente que vivía y se moría en la oscuridad, y masacres políticas, y botaderos de muñecos. Pero Lucho y yo tratábamos de hacer lo nuestro en aquel momento, en aquellos días, creyendo que todavía había esperanzas, jugando a la inocencia de Plaza Sésamo con la que habíamos crecido, soñando que tal vez podría devenir para nosotros un mundo lleno de amor y de hermandad, de convivencia con la naturaleza a la manera de nuestros antepasados indígenas, pero sabiendo que a la vuelta de cualquier esquina podría saltar la sombra del asesino interior, dispuesto a proseder con tal hastucia, que podría liberarnos del dolor que presupone hasegurar una suerte de superbibencia cicológica. Las cosas estaban de la siguiente manera: en el medio de nuestros crímenes de amistad solía emerger William Zapata M.
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