EDUCACIÓN Y CIENCIA l
Laboratorio en viñetas Elisa G. McCausland «El cómic se ha revelado como un medio de expresión extraordinariamente dúctil». Lo comenta Fernando Savater en el prólogo de Logicómix (Salamandra Graphic, 2014), obra que alberga interesantes retratos de algunos de los pensadores que a principios del siglo XX exploraron el campo de la lógica. Y es que, «todo encuentra acomodo en sus viñetas», incluída la ciencia y la filosofía. Este saber adaptarse a un marco, a priori, popular habla, a su vez, de la sofisticación de un medio como el cómic, en estrecha relación simbólica con comunidades científicas conocidas como geek; consumidoras y legitimadoras, muchas de ellas, de la que antaño fuera subcultura —con los cómics y la ciencia ficción como estandarte— y que ha devenido mainstream gracias a series de televisión como la estadounidense Big Bang Theory o la última hornada de películas de superhéroes. Sin ir más lejos, la última adaptación cinematográfica del famoso cómic de Stan Lee y Rip Kirby, Los Cuatro Fantásticos, juega con la idea de una nueva generación de jóvenes y ambiciosos emprendedores imbuidos por la cultura de la ciencia de garaje. La heroicidad de este grupo estará, precisamente, en la combinación de sus poderes para salvar la Tierra. Una imagen que la revista Nature ha sabido capitalizar, la de los superhéroes en coalición, para ilustrar el interesante artículo Interdisciplinariedad: por qué los científicos tienen que trabajar juntos para salvar el mundo. Mito y logos En esta línea de divulgación pop, el pasado Salón del Cómic de Barcelona contó con la presencia del científico David Saltzberg, asesor de la serie antes nombrada, Big Bang Theory, en un marco de conferencias y mesas redondas en las que se trabajó la relación entre tebeo, ciencia y ciencia ficción de la mano de dos reconocidos especialistas y divulgadores del cómic: Jordi Ojeda, doctor ingeniero industrial y profesor de la Universidad de Barcelona, y Álvaro Pons, doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Valencia y vicedecano de Física de dicha universidad. Este último, columnista habitual de El País, a la pregunta de cuán importante es el cómic para divulgar la ciencia, nos ofrece dos interesantes razones: «La primera, porque la abstracción de la ciencia encuentra en el lenguaje del cómic un aliado potentísimo. Los diagramas, esquemas y gráficos que usamos en ciencia encuentran encaje natural en un discurso gráfico, en una narrativa dibujada que, con facilidad, se convierte en ensayo dibujado. Esa pizarra llena de fórmulas y esquemas no deja de ser una viñeta que se puede incluir en un discurso divulgativo. En segundo lugar, porque hay géneros en el cómic que resultan excelentes puntos de partida para la divulgación científica básica o para atraer a los más jóvenes a la curiosidad científica. 40 g Profesiones
Un género como el de superhéroes reescribe la mitología clásica del superhombre de base mágica en términos científicos. Las primeras viñetas de Superman, las que definen el género, son la explicación científica de sus poderes. Este arraigo del superhéroe nacido en el siglo XX con la ciencia, aunque sea incorrecto conceptualmente, es un perfecto punto de partida para explicar los principios de la ciencia en los que se basan, aunque su aplicación haya sido errónea o equivocada. El ejemplo es tan potente, tan gráfico, que es fácil captar el interés y que la siguiente historieta se lea con la mirada curiosa del científico». Libros como La física de los superhéroes (Ma non troppo, 2006), del profesor de la Universidad de Minnesota James Kakalios, han ido mostrando a público y academia todo este mundo de posibilidades divulgativas. O como la catedrática de Matemática Aplicada en la Universidad de Sevilla Clara Grim, que decidió en su momento enfocar en la infancia para hacer llegar las matemáticas a través del cuento y la ilustración. En Hasta el infinito y más allá (Espasa, 2013) Grima le asigna a la dibujante Raquel García Ulldemolins la importante tarea de hacer cotidianas las matemáticas y, al mismo tiempo, convertirla en Mati, una heroína capaz de explicarle a sus hijos las peculiaridades de los números primos y el infinito. nº 157 g septiembre-octubre 2015