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Alex Pallarés

“Hay que acabar con la idea de que sólo se triunfa en la gran ciudad”

ALEX PALLARÉS, ingeniero informático

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Alex Pallarés es la cara visible de la empresa Xela Iti, dedicada a la consultoría en telecomunicaciones y tecnologías de la información, que opera desde Tamarite de Litera aunque tiene sede, a su vez, en Barcelona. Se trata de un servicio integral de software, hardware, mantenimiento informático siendo la parte de las telecomunicaciones la más pujante dentro de la empresa, gracias al acuerdo con varios proveedores y distribuidores.

Una empresa que desde un pequeño municipio rompe el estereotipo de los grandes triunfadores, aquellos que conviven en un gran edificio de oficinas en pleno de centro de una urbe: “Te-

nemos una visión global del negocio para dar soluciones llave en mano, ofreciendo el mejor de

los servicios”, asegura Alex Pallarés que destaca lo importante que es trabajar desde el mundo rural con una empresa que da trabajo a cinco personas, entre Barcelona y Tamarite, dando cobertura a las provincias de Barcelona, Lérida y Gerona, además de Huesca y Zaragoza.

Un hecho, el de proveer de tecnología a medianas, pequeñas y grandes empresas desde un pequeño municipio, que es toda una satisfacción para Pallarés que dejó la ciudad de Barcelona para volver a su pueblo natal, Albelda, donde reside habiendo recuperado las ganas y el tiempo que la metrópoli le había arrebatado en gran parte.: "Las infraestructuras

no son las mismas, siempre tenemos un déficit respecto a las

grandes ciudades”, añade Alex haciendo un listado de problemas como son la llegada de la fibra o las comunicaciones por carreteras que son más complicadas, entre otros hándicaps que a su juicio se superan cuando se pone frente a la calidad de vida que aporta vivir en un pueblo, donde todo está a pocos minutos, donde la conciliación familiar no se convierte en una quimera si no existe una red

familiar… “¿No tenemos el mis-

mo derecho a tener las mismas infraestructuras? Los grandes olvidados de la tecnología son los polígonos industriales porque no le sale a cuenta a las operadoras echar un cable de fibra para una empresa, es mejor una comunidad de vecinos, y eso es un lastre al desarrollo, hay cosas que para nuestros clientes de Barcelona no son un problema y aquí supo-

ne un dolor de cabeza”, remarca Alex Pallarés que se remonta a sus 18 años como estudiante para indagar en su ciclo vital, imprescindible para conocer el día a día de su empresa. “Al terminar mis

estudios me quedé a trabajar en Barcelona; estuve unos diez años en la empresa privada y después decidí emprender, como había hecho mi familia, sabiendo que la conciliación iba a ser más có-

moda para mí”, expone, a la vez que reconoce el crecimiento evidente de la línea de negocio en Tamarite, pero también en Barcelona donde mantiene lazos laborales.

La localización privilegiada que tiene la Comarca de la Litera, a escasas dos horas de Barcelona, ha permitido que se haya seguido apostando por el cliente catalán y en la actualidad el 60 % de la facturación de la empresa proviene de los clientes barceloneses del sector hospitalario, grandes empresas y administraciones públicas. La particularidad de moverse en mercados más reducidos como el que se abría en el Alto Aragón es que “al ser más pequeño nos

conocemos todos y aquí no puedes permitirte ser un impresentable frente a tus clientes porque si

no tienes los días contados”. Alex Pallarés también se refiere al efecto llamada que se ejerce cuando se terminan los estudios y se cree que el único desarrollo en la faceta profesional puede realizarse en las grandes ciudades. “Sí hay

más oportunidades, porque hay más de todo, pero también todo es más caro, todo es más complicado, desde comprarte una casa a tirarte más de una hora para llegar a tu domicilio. Pero la pandemia ha roto muchos esquemas

mentales”, asevera Pallarés, que pone el acento en el teletrabajo o la posibilidad de trabajar alejado y sin acudir al puesto de trabajo. Una utopía que se ha convertido en realidad en muchos casos, por necesidad; una revolución que ha ayudado a que muchos vuelvan al pueblo como hiciera Alex Pallarés en 2008.