Prevención del Tabaquismo. v2, n2, Septiembre 2000.

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Desde esta tribuna, animo a los profesionales sanitarios para que intervengan en la erradicación del tabaquismo, e invito a la colaboración entre los distintos agentes que componen la comunidad sanitaria a tal fin. A.M Quintas Rodríguez, J.E. Camacho Díez-Madroñero, A. Molina Siguero, P. Cecilia Cermeño Farmacia Ana M. Quintas Rodríguez. Centro de Salud Presentación Sabio [Prev Tab 2000;2(2): 131-132] Bibliografia 1. Estudio de los estilos de vida de la población adulta española. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 1992. 2. Gil López E, Robledo de Dios T, Rubio Colavida JM, Bris Coello MR, Espiga López I, Sáiz Martínez-Acítores I. Prevalencia del Consumo de tabaco en los profesionales sanitarios del INSALUD 1998. España. Prev Tab 2000; 2(1): 22 - 31. 3. Jiménez Ruiz, CA, González de Vega JM, Escudero Bueno C, García Hidalgo A, Roca Torrent J, Solano Reina S, Pérez Trullén A. Tabaquismo. Manuales SEPAR 1995; Vol. 1: 23-74. 4. Tira la cajetilla, deja el tabaco. Día Mundial sin Tabaco 31 - mayo - 1999. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. Dirección General de Salud Pública; 1999. p. 15-7. 5. Jiménez Ruiz CA. Terapia sustitutiva con nicotina. Aspectos prácticos. Rev Clin Esp 1998. 198(3): 181-5.

PREVENCIÓN DEL TABAQUISMO EN ADOLESCENTES: ¿SÓLO DEBEMOS ACTUAR EN EL COLEGIO? Sr. Director: Actualmente, como es sabido, la publicidad del tabaco está destinada a adolescentes, jóvenes, mujeres y países

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en vías de desarrollo1,2. Sabemos que los adolescentes consolidan su hábito a partir de los 15 años3,4, comenzando a fumar el 90% antes de los 20 años1. Es desolador cuando se pregunta a los jóvenes si han recibido previamente algún tipo de intervención sobre el tabaco. En trabajos previos hemos comprobado que sólo entre el 35 y el 45% lo han recibido en forma de charla en el colegio, y cuando se les pregunta sobre a que edad pensaban ellos que se podía comenzar la intervención contestaban que sobre los 10 años5,6. El esfuerzo a realizar en los colegios es grande, pero ¿es lo único que se puede hacer?, ¿es suficiente?. Existe acuerdo acerca del inicio precoz de la prevención, seguramente en la educación primaria, y que por sí sola logra disminuir la prevalencia de fumadores entre los jóvenes, aunque con resultados que son muy dispares y no demasiado alentadores7,8,9. Para poder actuar es imprescindible conocer, en primer lugar, las características del hábito, los motivos por los que se inicia el mismo y, los valores que preocupan a los adolescentes. Los programas de promoción de la salud para adolescentes son poco eficientes ya que la escuela o el colegio no son el único campo de influencia sobre los adolescentes10. Por lo tanto, la efectividad será mayor combinando intervenciones que actúen sobre las diferentes influencias que reciben los niños y adolescentes, involucrando a la familia, la sociedad, y generando una forma de vida con actividades saludables que eviten la tentación de fumar11. La prevención y las estrategias de control para los adolescentes han sido evaluadas en un reciente estudio8 dónde concluyen que las basadas en las influencias sociales y la enseñanza de técnicas y habilidades para vencer el hábito pueden tener un modesto pero significativo efecto en reducir la prevalencia del tabaquismo entre los adolescentes. De todas maneras conviene reforzar la primera intervención

que se realice, pues su efecto disminuye con los años, pero cuándo debe hacerse y su contenido son aspectos que todavía deben ser estudiados7,8,10. Si a todo lo anterior se añade un programa simultáneo de intervención comunitaria (programa escolar, educación de los padres, política de salud y organización, impacto en los medios de comunicación social) el resultado es mejor y persiste en el tiempo, ya que se influye sobre la cultura social; el conocimiento, las actitudes, y por ello sobre el comportamiento individual y social, por lo que quizá podríamos cambiar la mentalidad. Si además se añade un incremento de las tasas restricciones a la venta, publicidad en contra del consumo de tabaco, todavía disminuirá más la prevalencia. A los programas actuales se van incorporando nuevas estrategias como las que utilizan los programas de ordenador con juegos que educan a los adolescentes en lo pernicioso del tabaco, campañas publicitarias en contra del hábito, multas por posesión y uso, restricciones a la venta y al consumo en público que pueden ser añadidas a las ya conocidas una vez evaluadas8. Evitar que se comience a fumar será el avance más importante en la lucha contra el tabaco. La combinación de estrategias ya conocidas, que abarquen no sólo el colegio sino que además actúen sobre las influencias que rodean a los adolescentes, así como la evaluación de nuevas intervenciones para su posterior incorporación a las ya existentes, permitirá en un futuro disminuir poco a poco la prevalencia tabáquica en los jóvenes y por ende en los adultos. J. M. Martínez Albiach, T.Gutiérrez Jiménez, J. I. de Granda Orive Servicio de Neumología. Unidad de Tabaquismo. Hospital Militar Universitario “Gómez Ulla”. Madrid [Prev Tab 2000;2(2): 132-133]

Cartas al Director


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