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El arte de expresar las emociones en tiempos de COVID-19

El COVID-19 se considera una crisis de salud pública global, con una escala que no se había experimentado anteriormente en los tiempos modernos. Razón por la cual, algunos países establecieron una serie de restricciones para controlar el aumento de casos, una de ellas fue la cuarentena obligatoria. Esta cuarentena y/o aislamiento, ha tenido un impacto social sustancial que impregna casi todas las facetas de la vida diaria. Trayendo consigo un conjunto de cambios que representan fuentes considerables de estrés y ansiedad en la población, que a su vez, tendrán efectos nocivos sobre la salud física y mental en el futuro (por ejemplo: riesgo de enfermedad crónica, depresión, trastornos de ansiedad, trastorno de estrés postraumático). Las emergencias de salud pública desencadenan más emociones negativas y también afectan la forma en cómo las personas las evalúan y analizan. La literatura al respecto sugiere, que el procesamiento diferencial de emociones surge a lo largo de la edad adulta, e implica un esfuerzo cognitivo para dirigir la atención a los elementos positivos de la vida. Una cuestión importante sin resolver es si las personas mayores o las jóvenes son más o menos emocionales, dado a la capacidad para procesar la emoción alcanzada, o si este efecto depende más bien de otros factores. Ante esta pregunta y enfatizándola en tiempos de pandemia, en Chile se realizó un estudio con 297 personas, con el objetivo de saber cómo era la expresividad emocional y la frecuencia de emociones positivas y negativas, en personas con diferentes edades durante los meses en los que la pandemia se estaba extendiendo en el país. Los hallazgos revelaron que la edad fue un predictor de la expresividad emocional. Se obtuvo que existen diferencias según la edad en la expresión y el tipo de emoción experimentada. Las personas mayores de 30 años informaron más emociones negativas y positivas en sus vidas actuales, que aquellas menores de 30 años. Asimismo, no las evitan, sino que las expresan, quizá como una forma de afrontar el estrés. Estos resultados proporcionan evidencia de que la salud y la regulación emocional mejoran con la edad, logrando un mejor estado de bienestar, incluso durante una pandemia. Este hallazgo refleja cómo el COVID-19, puede ser una oportunidad para percibir que la vida implica luchar constantemente en un mundo lleno de obstáculos, donde la única forma de sobrevivir es transformar aquellos variables vistas como debilidades y convertirlas en una ventaja para el crecimiento personal. Lo anterior ratifica la idea de que el proceso de afrontamiento permite generar estrategias de acuerdo con las necesidades individuales en una variedad de situaciones. Pero también permite hacer algunas recomendaciones: 1. La capacidad de las personas y el mantenimiento del bienestar se pueden mejorar prestando atención a las estrategias que promueven la expresividad emocional. No se debe limitar o evitar lo que se siente. 2. Acompañemos o enseñémosles a nuestros jóvenes, a expresar lo que sienten en estos momentos de pandemia, no permitamos que eviten sus emociones, esto ayudará a sobrellevar la incertidumbre que están sintiendo. 3. Es importante ser resiliente, las personas mayores pueden saber la importancia de esta característica para poder tomar una experiencia no tan buena y convertirla más bien en un momento de superación, pero los jóvenes deben de incorporarla en su repertorio. 4. Las variables emocionales deben incluirse en cualquier tratamiento psicológico. Esto ayudaría a comprender mejor en tiempos de crisis, la interacción de las experiencias de vida tanto positivas como negativas, para lograr un bienestar óptimo. Sabemos que todos sentimos miedos e inseguridades, al ver que nuestros proyectos y planes futuros se ven amenazados por la incertidumbre que se está viviendo. No obstante, debemos ser conscientes de nuestras emociones, identifiquemos aquellas que nos afectan, y busquemos ayuda si lo necesitamos. Referencia González-Tovar, M., & Hernández-Rodríguez, S. (2021). COVID-19 and Emotional Variables in a Sample of Chileans. Front. Psychol. 12:615268. doi: 10.3389/fpsyg.2021.615268

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