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CABEZA DE HUEVO DURO Aquiles: ¿Sigue ahí? ¿Pues qué pretende? Tortuga: Arreglar mi futuro de una vez por todas. Aquiles: ¿Jugando con el Paintbrush en la laptop? ¿Eso significa que deja las letras? Me da gusto que al fin... Tortuga: Todo lo contrario. Eso significa que al fin tomaré mi carrera en las letras verdaderamente en serio. Y, para serle franco, ya era hora. Aquiles: Esto pinta a uno de esos coloquios suyos de tirarse de los pelos. ¿Qué hago entonces con nuestras entradas para el teatro? Tortuga: Bah. Estaremos listos a tiempo. Siéntese. ¿Qué opina? Aquiles: ¿Es una broma? Tortuga: Por supuesto que no. Me ha llevado toda la tarde, así que, si no quiere perder la función de teatro, opine. Aquiles: ¿Y esa composición fotográfica tan mal hechota qué tiene que ver con su carrera en las letras? Tortuga: Opine y luego le explico. Aquiles: ¿Que qué opino? Que es lo más ridículo que lo he visto hacer. Claro, si no tomamos en cuenta aquella vez que llevó serenata mientras brincaba en un tumbling. Tortuga: Bah. También era su capítulo favorito de Don Gato y su pandilla. Aquiles: ¿Por qué le injertó esa peluca a su foto del pasaporte? Un verdadero horror. Tortuga: ¿O sea que no me va bien? Lástima. El modelito se lo robé a Roger Daltrey. Aquiles: De veras no lo entiendo. Como broma está muy ramplona. Tortuga: Frans Eemil Sillanpää. Aquiles: What? Tortuga: No sé si lo pronuncié bien pero igual no importa; de este lado del Atlántico seguro nadie sabe pronunciarlo bien. Aquiles: ... Tortuga: Es el nombre del único premio nobel de literatura verdaderamente calvo de la historia. Aquiles: ... Tortuga: Ayer la portera me lo hizo ver. Comentaba con ella que nunca he obtenido un premio importante por mi obra. Y ella lo dijo con una claridad imponente: “es
por su peinado”. ¿Mi peinado, le dije? ¿Pero de qué habla? ¿Cómo quiere que me peine si...? “Ahí está”, resolvió ella. “No lo premian porque no luciría bien en la tele, en los diarios... ¿Usted se imagina diciendo un discurso con esa cabeza de huevo duro que tiene? Pues ahí está”. Aquiles: ... Tortuga: Entonces me lo pregunté. ¿Tendrá el mundo algo en contra de nosotros? Y revisé la lista de los premios nobel. ¡Antes que nuestro amigo finlandés en 1939, nadie! ¡Después, tampoco! ¿No dice usted nada? Aquiles: ¿Que si no digo nada? ¿Que si no digo nada? ¡Ahora sí perdió la chaveta! ¡Y debe ser precisamente por los años que el sol ha pegado en directo sobre su pelada y lisa cabezota! Tortuga: Sabía que no lo comprendería. Pero no me importa. Me basta con que me diga cuál modelito me va mejor para mandar hacer la peluca idónea. Aquí algo un poco más radical. Se lo robé a Jimi Hendrix. Aquiles: ¿Y no se le ocurrió considerar la posibilidad de que no haya ganado ningún premio importante simplemente porque no ha escrito nada importante? Tortuga: Aquí otro también un poco radical. Se lo robé a Willie Nelson. Aunque... pensándolo bien, nadie querría verme diciendo un discurso en trenzas. Aquiles: Además, está usted equivocado. Hubo otros calvos. Déjeme mostrarle la página de los nobel. Ahí está. Churchill, ni más ni menos. Kertész. Aleixandre. Seferis... Tortuga: Nah. Todos tienen sus reminiscencias capilares. Sólo nuestro amigo finlandés entra en la categoría “pelón como bola de billar”. ¿Qué tal este modelito? Se lo robé a Elvis. Aquiles: Siquiera deje de robar peinados a héroes de la música. ¿Quiere un consejo? Consígase una peluca “a la Georges Perec”. ¡Ése sí sería un discurso! Tortuga: ¡Oiga! ¡Qué buena idea! Lamentablemente, me llevará un tiempo injertarlo a mi foto para ver el resultado. Tendrá que ir al teatro solo. Aquiles: A estas alturas no iría con usted ni a comprar tortillas. Tortuga: Una pena. ¿Qué obra era? No me diga que La cantante calva, jajaja. Aquiles: Si de veras ha de saberlo, una reposición de Hair. Ah. Y no quiero encontrar cabellos en el piso cuando vuelva, ¿eh? Fígaro del demonio… +