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2. ¿Qué es la pseudociencia?

repuntar, en la fértil tierra de cultivo que dejó Darwin. Su nueva interpretación del mundo permitía desarrollar la ciencia biológica hasta límites insospechados.

Muchas otras revoluciones han ido sucediéndose: la increíble irrupción de la física cuántica a principios del siglo XX, la explosión de las telecomunicaciones, la ingeniería nuclear, la expansión de la disciplina biomédica… A título conclusivo, podemos señalar dos grandes aseveraciones.

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1) El cambio de paradigma del pensar científico viene dado por la separación de la ciencia de la teleología y la metafísica. Este paradigma se caracteriza por una metodología racionalista, empírica y que pretende buscar una objetividad fundamentada en el principio de causalidad. Esta revolución científica ha permitido que un gran número de nuevos descubrimientos se puedan ir produciendo, en tanto que los dogmas y las verdades incomprobables han sido sujetas a evaluación, revisión y, finalmente, expulsadas del campo científico.

2) El avance de la ciencia viene de la mano con la técnica, que inaugura una época de hegemonía, indisoluble con el pensar científico. El tándem ciencia-técnica resulta ya clave para entender la época actual, y ejemplifica la preponderancia empírica, esto es, experimental, de la ciencia. Mediante la técnica, esto es, las herramientas que permiten destripar el sentido de la realidad, aun afectándola y manipulándola, se pueden conseguir nuevos descubrimientos a partir del mundo fenoménico, descubrimientos que sin esta técnica serían totalmente imposibles. Sin herramientas para el estudio subcuántico, o el estudio astronómico, el conocimiento actual seguiría basado en conjeturas, sin posibles demostraciones o verificaciones.

Las nuevas respuestas que obtenemos del mundo vienen dadas por el avance técnico. Todos estos avances tecnológicos vienen incentivados, y a la vez son promotores, del pensar científico. Se establece una relación dual, en la que los avances en la técnica agrandan los descubrimientos científicos, que a la vez permiten seguir avanzando en el pensar técnico. Las revoluciones industriales son, en otro contexto, parte de este avance de la tecnología, en concreto de las má-

quinas, y sus consideraciones filosóficas y éticas han sido, desde el inicio de la ciencia moderna, muchas y diversas.

Estos cambios en la metodología científica, que han propiciado grandes éxitos en los últimos tiempos, no se encuentran cerca de su apogeo. De hecho, el siglo XXI es visto por la comunidad científica como el de una revolución biomédica de magnitud sin precedentes, como se señala en un artículo especial de la prestigiosa revista Journal of American Medical Association (Nathan et al., 2001). El camino de la ciencia, pues, sigue su curso avanzando en los retos que se le presentan, pero, como ya hemos explicado, a la vez se encuentra sujeto al crecimiento del fenómeno de las falsas ciencias.

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¿Qué es la pseudociencia?

Si la ciencia ha supuesto en los últimos siglos una fuente de innovación y avances sin parangón, lo cierto es que a su sombra ha ido emergiendo el oscuro fenómeno de las pseudociencias. Pero, ¿qué son las pseudociencias? El objetivo de este capítulo es ofrecer una definición y una serie de pautas para entenderlas y prevenirlas.

La pseudociencia no es algo ajeno al día a día. Cada cierto tiempo aparecen en los periódicos noticias de fallecimientos de pacientes que han tratado sus dolencias con homeopatía, por ejemplo un niño italiano que murió por una otitis tratada con homeopatía en la ciudad de Ancona en 2017 (ABC, 29/05/2017). En Estados Unidos se han dado brotes de sarampión causados por los movimientos anti-vacuna (Pardo, 2015), y la Sociedad Española de Oncología Médica ha mostrado recientemente su preocupación por la cada vez más notoria