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La otra cara de la Medicina Interna

Por Dr. Miguel Laforet Matos Medicina Interna

La medicina interna es la especialidad que integra todas las ramas de la medicina en una especialidad para la prevención, diagnóstico y tratamiento de las

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enfermedades internas del cuerpo. El médico internista tiene dos enfoques: 1 Prevención, manejo y tratamiento del paciente y sus necesidades en la ocina 2 El manejo de pacientes agudamente enfermos, sus emergencias, complicaciones y restablecer la salud en los pacientes hospitalizados, llamándolos así internista/hospitalista. El hospitalista es el médico que está a cargo de atender los pacientes agudamente enfermos en el hospital, maneja emergencia, de pacientes con una gama significativa de complejidades y morbilidades. Es un ambiente multifacético donde se trabaja con el paciente, familiares y con el personal del hospital. Donde se coordinan estudios y se colabora con todas las otras ramas para buscar el tratamiento ideal del paciente según su necesidad. Se ayuda socialmente, apoyo al hogar para cuando el alta del paciente se ejecute el mismo esté lo más cómodo en su hogar. Puede ser un ambiente de estrés, de emociones altas con todo lo que se maneja. Sin embargo, la satisfacción es mayor cuando ves que tú paciente responde favorablemente al tratamiento. Y celebrar cada alta como un logro, al maratón que se corrió por cada uno de ellos. Torna el ambiente de estrés en un ambiente de fe y esperanza. Es un trabajo que se hace con amor, con dedicación, compasión, y calor humano porque comprende la dura situación que está pasando el paciente y sus familiares. Pero también como médico, nos toca llevar la dura noticia de enfermedades o situaciones que lamentablemente no tienen remedio. Es donde nos toca profundamente, donde la empatía al dolor y la frustración del paciente y su familia es nuestro mayor sentimiento. Y es ahí donde la fe en un milagro y la conexión con Dios aflora para hacer lo mejor posible y brindar aliento al paciente y su familia. Para mí es una de las partes más difíciles como médico. Porque no hay tono o palabra perfecta para expresar un diagnóstico trágico al paciente o a sus familiares. Me encomiendo a Dios que me de fortaleza, valor y me de las palabras adecuadas para poder brindarle un diagnóstico catastrófico, sin perder el calor humano o la empatía a la circunstancia de cada paciente. El hospitalista no tiene días fijos, días feriados ni fines de semanas libres u horario de fin de turno. El médico internista ve a sus pacientes a diario, muchas veces sacrificando tiempo con su familia, por amor al arte. Además de que es mi deber, es mi forma de dejarle saber a mis pacientes qué estoy aquí, quiero ayudarte, confía en mí. Muchas veces soy la única persona que se preocupa por ellos, ya que por situaciones ajenas algunos familiares no logran llegar en su estadía. Luego de toda esta situación de salud que hemos vivido a nivel mundial, me he dado cuenta lo importante de esta función, tener una buena comunicación, fue en tiempos de pandemia, la única conexión del paciente y sus familiares. Crear confianza es imperativo a la hora del manejo del paciente. Disfruto el proceso, escuchando las historias de pacientes de edad avanzada. Nuestras guardias son 24/7 siempre estando a la disposición del paciente cubriendo sus necesidades y aclarando dudas que puedan surgir del paciente y sus familiares. Como médico hospitalista se reconoce mi responsabilidad, mi compromiso con mis pacientes y el sacrificio que conlleva mi profesión.

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