5 minute read

TINTERO Desesperes de Mamá / Nuevos Ciclos,

DESESPERES DE MAMÁ:

Nuevos Ciclos, Nuevas “Mamás”

Advertisement

Aida GAXIOLA*

Cuando eres mamá, es complicado decir que ya sabes qué hacer siempre, digamos que la mejor referencia es que parecemos legos y nos transformamos todo el tiempo. Somos “mamá en construcción” y lo difícil ha sido que piensas que ya vas tomando forma cuando de pronto alguno de tus hijos decide hacer una nueva figura y toda tu “lego” acaba siendo miles de piezas en el suelo. Estás en un fin de semana cualquiera (bueno no tanto) porque ha sido un par de semanas de pesadilla por los exámenes, las tareas, lidiando con que ya están en clases presenciales, con que las actividades extracurriculares siguen apareciendo y, sobre todo, que tus hijos ya no son tan niños, ya que empiezan a hacer “SUS” cosas. Y, porque ahora resulta que no hay suficiente “AMOR” (atención total) para ninguno de tus hijos. Vayamos por partes: tienes un trabajo que es con el que les das de comer, aparte atiendes casa, comida, ropa, limpieza (sí, uno lo hace todo por eso de la pandemia). Aunado a eso vas a entrenar deporte con los animalitos de raza que se dicen tu progenie. Pero claro, como eres “Mamá”, pues que ni se te ocurra tener vida, cansancio o si quiera sed, porque cómo se te ocurre que puedes tener “necesidades” (y ya no se diga de esas de mujer, hablemos de las elementales como ir al baño, por ejemplo). Y, entonces, ese fin de semana quieres ver una película (UNA) y pues uno de tus hijos te dice de último que ese sábado tienen partido “la final” y que si no lo tienes agendado es porque no le pones atención. El otro escuincle dice que ¿cómo se nos ocurre?, ir a lo del partido cuando ese día quedó con la noviecita de verse en la casa, que él te había dicho desde el miércoles (justo cuando estabas tratando que la comida no se quemara) y el pequeño dice que por él no hay problema, pero que aún le falta un par de exámenes y que no ha hecho las guías de repaso. Al final decides hacer un plan estratégico, donde llevas a todos a la final incluida la novia, donde haces que todos le pregunten lo del examen del lunes al más pequeño. Te aseguras que el grande vea que TODOS lo apoyan. Al final, parece ser que lo vas lidiando bien, cuando de pronto, te tomas 5 minutos para poder comprarte un raspado (porque te diste cuenta que son las 4 y aún no desayunas) y resultó que en ese momento tu hijo hace la jugada del partido, el mediano se pelea con la novia y el chico te anda buscando porque se le ocurrió bajar el libro y no lo encuentra en las gradas. Cuando todos te ven con el raspado sólo alcanzas a oír (mientras tu cuerpo se convierte en un gigante verde) “¡Ay, mamá! ¿cómo se te ocurre no estar? ¿qué no ves que lo que pasa aquí es más importante que tu raspado?

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen, pero sobre todo, de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

Mi Herida

*Soy fotográfa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com *Jasmina HARTIANA*

He pensado en todo lo tóxico en mis relaciones cercanas, sobre todo, aquellas que de alguna manera me afectan. Algunas de ellas no es que pueda decir -adiós mucho gusto en conocerte-, debido al lazo sanguíneo que nos une. Aunque, creo que de alguna forma con estos familiares he ido aprendiendo a poner límites respetuosos, de esos en los que no saltan chispas y dicen un -no rotundo deja de molestarme no ves que me estás ofendiendo-

La que me preocupa es mi relación sentimental, ha entrado en un bucle en donde ninguno de los cede. Además, mis ojos se han abierto ante las heridas en donde él mete la mano de forma descarada para revolver mis propios demonios. Me preguntó ¿si no se da cuenta? y me enfurece que no lo haga. No creo que sea tan válido describírselo con manzanas o quizás sea que ya ha raspado tanto la herida que no quiero que lo vea. De esa forma tengo un punto a mi favor para marcharme. Así las ideas giran en mi cabeza, como toda experta en ansiedad que ve todos los posibles escenarios fatales.

Me he achicado las pestañas de tanto pensar, algún drama debe haber en mi vida con mi sol en cáncer. Y por el momento he llegado a una única conclusión optimista; al menos hoy por hoy reconozco mis heridas abiertas. Puedo ver cuando alguien las toca y no es que le quite toda la responsabilidad al otro por ese ataque pasivo agresivo, sino que puedo al menos parar un segundo para sacar la lengua y ensalivarme la llaga abierta que supura. Puedo identificar de donde proviene esa herida, porque siento una serie de emociones intensas que pareciera que por unos días me dejan botada como niña indefensa sobre la banqueta.

Después de regodearme un tiempo en mi dolor, porqué no. Habiendo tanto drama en el mundo, hay que tener el propio o al menos construirlo, digo, las series ahora te las bebes en una semana y tienes que esperar un año en resolver el dilema. He llegado a dos posibles acciones para resolver el problema; tengo que hacerme cargo de mi herida y proveerme a mí misma de eso que tanta falta me hace y dos que no es un camino solitario forzosamente. Así es que he decidido buscar a mis amigas y amigos que tanto he abandonado y una profesional en el asunto. Un nuevo camino se abre, uno que será doloroso y me mantendrá en un torbellino que me asusta, pero que es necesario al menos durante algún tiempo.