15 minute read

ES POSIBLE UNA RELACIÓN INTERCULTURAL E INTERRELIGIOSA CONSTRUCTIVA

¿ES POSIBLE UNA RELACIÓN INTERCULTURAL E INTERRELIGIOSA CONSTRUCTIVA?

Martha Gabriela Flores Medina1

Advertisement

La diversidad cultural, fruto de la inmigración y de las condiciones actuales de globalización y de lo que podemos llamar posmodernidad, nos llevan a convivir con una gran cantidad de ideas y comportamientos acerca de lo que es creer en Dios, de la manera en que expresamos la religiosidad y en buena parte de la crisis de sentido que experimentan las grandes sociedades. Como lo describe Pablo Semán en varias de sus obras, a medida en que se debilitan los compromisos religiosos se debilita y hace difícil la integración social, teniendo como consecuencia una gran cantidad de ofertas religiosa, que generan fragmentos de la sociedad y empiezan a convivir mezclando vivencias culturales que generan falta de identidad colectiva. Como lo señala Lluís Duch2, la vivencia religiosa en el hombre actual prescinde de las instituciones religiosas para encontrar la mejor forma de expresar su fe de acuerdo con su horizonte cultural propio y buscando lo que desde su propia perspectiva vale la pena buscar en la relación con lo sagrado. Ahora bien, el desempeño de pequeñas comunidades o grupos humanos en donde diseñan un estilo de vida

1 Estudiante de la Maestría en Teología en la Universidad Católica Lumen Gentium. 2 Cfr. Lluís Duch, Un extraño en nuestra casa, Herder, Barcelona, 2007.

15

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

propio generando así “culturas” o sub -culturas dentro de una misma sociedad genera una fuerte crisis de identidad que hace difícil avanzar en la unidad, porque es difícil la identificación de grupos humanos con diferencias en su articulación de la fe. Si bien es cierto que el servicio a la persona y a la sociedad humana se manifiesta y realiza a través de la creación y la transmisión de la cultura, constituyendo una de las más grandes responsabilidades de la convivencia humana, entonces, este servicio se hace cada vez más utópico pues los grupos humanos no logran generar unidad. La educación representa un punto central en la edificación de la cultura de los grupos humanos, en donde el hombre se forma y se somete al influjo de la cultura que domina constituyendo así el patrimonio propio de cada grupo o sociedad, esta cultura, actualmente, se hace cada vez más universal, fenómeno cada vez más estudiado por el urbanismo. El crecimiento acelerado de la población urbana, en el cual el fenómeno migratorio juega parte importante en esta evolución, transforma a las ciudades en lugares caracterizados tanto por su diversidad como por su movilidad. Esto representa un desafío para los gobiernos locales, este desafío consiste en poder proveer servicios básicos que respondan a las necesidades de la ciudadanía, así mismo, el sistema educativo se torna complicado respecto a la atención de la diversidad, respecto a las relaciones con la comunidad y con la familia, respecto al desarrollo de la identidad y aspectos

Martha Gabriela Flores Medina

afectivos, todo este panorama agravado por la tecnificación, globalización y crisis económica, hace que los recursos y las oportunidades sean enormemente desiguales, generando diversidad cultural. Por lo anteriormente expuesto, creo que actualmente, no es posible lograr una relación intercultural e interreligiosa que logre construir un ámbito del Nosotros, pues si bajo el entendido de que: “Cultura es el todo complejo que incluye el conocimiento, la creencia, el arte, la moral, la ley, la costumbre y cualquier otra capacidad o hábito adquirido por el hombre en tanto que miembro de una sociedad”.3

En términos generales, nos movemos en un sistema de referencias que nos condiciona y determina nuestros comportamientos, debido a esto, la integración va acompañada de recelos y dudas que hacen difícil la convivencia en la diversidad, creo que para llegar a la convivencia hace mucha falta trabajar contra la discriminación y exclusión, hecho que hasta el día de hoy se sigue viviendo con gran frecuencia, pues lo que hoy viven las sociedades es desigualdad, dominio y sumisión. Respecto a la relación interreligiosa constructiva, es importante mencionar que, según la etiología del conflicto cultural y religioso, la religión no tiene peso importante en su etiología, sino que actúa en conjunción con otros factores fundamentalmente económicos y

3 Edward B. Taylor, en: MOSTERÍN, Jesús, Filosofía de la cultura, Alianza Universidad, Madrid, 1994.p. 17.

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

políticos4 (Torradeflot, 2012). A este respecto se ponen en juego creencias y valores difíciles de negociar. Por tanto, se hace necesario que el diálogo sea sensible cultural y religioso, para llegar a soluciones pacíficas. Hasta el día de hoy se sigue apostando por un diálogo interreligioso orientado a desarrollar la capacidad de escucha, a respetar la diversidad de creencias, a identificar la experiencia religiosa común, a la apertura a la diferencia, y la prioridad de la ética sobre la dogmática, dando prioridad a los derechos humanos y la democracia y aportando soluciones a los problemas con una ciudadanía crítica y participativa (Torradeflot, 2012). La situación de diversidad que actualmente se vive, una sociedad sumida en un mar de crisis interrelacionadas, solo ha intentado e intenta presentar algunas pistas sobre lo que el diálogo entre creencias y convicciones puede ofrecer y en algunos casos ya ofrece como aliento renovador y terapéutico a una sociedad enferma. Por ello, se hace difícil llegar a integrar una cultura del nosotros a través de una construcción del ámbito del Nosotros, pues actualmente se ha manejado más la cuestión de “tolerancia“ que la de construcción y el panorama de lograr este diálogo de manera constructiva y pacífica actualmente se vislumbra como un ideal, como una actitud, como una tendencia cultural, pues el hombre cuyo referente mismo es el ser, con

Martha Gabriela Flores Medina

sus estados emocionales y su afán descontrolado e impaciente de vivencias, hace lejana esa relación integradora.

¿Qué tipo de relación intersubjetiva se requiere para lograr una relación intercultural e interreligiosa constructiva?

Podemos entender que la relación intersubjetiva se refiere a la dimensión temporal, el cara a cara y la sincronización con el otro, abriendo así una posibilidad de comprensión de los procesos intersubjetivos, en la perspectiva del reconocimiento de la alteridad (Levinas) como constitutiva de intersubjetividad, y se plantea la pregunta de si es posible, en contextos de exclusión, avanzar hacia la construcción de sintonía entre sociedad y Estado (Magal y Cabrolié Vargas). La modernidad en América Latina comienza así, con la negación de la alteridad, con la invisibilidad del Otro, de su rostro, de su voz, de su subjetividad. La posmodernidad en cambio, está marcada por la emergencia de la diversidad de múltiples sujetos, abriendo la posibilidad de la interpelación del Otro negado, que para el caso de América Latina tiene múltiples rostros, acaso los más evidentes sean el indígena, la mujer, los pobres, sin desconocer que existen muchos más.

Para poder dar cara a estos relevantes sucesos presentes en las sociedades actuales, Schütz propone y describe el campo de las

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

ciencias sociales de carácter fenomenológico, para poder acercarnos a los contextos que nos llevan a la exclusión del Otro. La fenomenología, como forma de pensamiento que busca dar cuenta de los fenómenos que acontecen al sujeto, nos muestran que realidad e individuo se funden en una realidad concreta y es el mundo de la vida cotidiana en donde acontecen dichos procesos subjetivos e intersubjetivos:

“… el mundo de la vida cotidiana en el cual hemos nacido es desde el comienzo un mundo intersubjetivo. Esto implica por un lado, que este mundo no es mío privado sino común a todos nosotros; y por el otro, que en él existen semejantes con quienes me vinculan muchas relaciones sociales” (Schütz, 2003: 206).

Esta es la premisa que permite acercarse al conocimiento del mundo social, es decir, desde el reconocimiento del mundo de la vida cotidiana como lugar de la intersubjetividad y del vínculo social. En el lugar de convivencia, como medio social, se hace cada vez más necesario el fomento de valores que permitan y promuevan el respeto a otras culturas y creencias. Es sin duda, que hablando y escuchando es como se logra llegar a una sensibilización de las diferencias para una mejor comprensión de los demás. La finalidad es vivir juntos, respetándose los unos a los otros, en un mundo de tradiciones religiosas, étnicas y culturales distintas, la mejor prueba que tenemos es la experiencia que ha mostrado como solamente con el diálogo respetuoso es como puede lograrse una convivencia sana y armoniosa. Pues es innegable que en casi todas

Martha Gabriela Flores Medina

las sociedades las personas pertenecen a una variedad de tradiciones religiosas, de manera que la ética de la sociedad se inspira en los compromisos religiosos que en ella predominan. Para que una sociedad pueda convivir de manera pacífica y armoniosa es necesario que sus objetivos éticos y morales se regulen para facilitar la vida en común. A lo largo de los siglos las tradiciones religiosas han mostrado y demostrado que los valores éticos en sus fieles ayudan a valorar la vida del otro. El sociólogo Michael Walzer dijo lo siguiente:

“Las sociedades necesariamente son particulares porque cuentan con miembros y recuerdos, miembros que poseen recuerdos no sólo suyos, sino también de su vida en común. La humanidad, por contraste, cuenta con miembros pero no con recuerdos, y por lo tanto no tiene historia, ni cultura, ni prácticas habituales, ni modos de vida familiares, ni festivales, ni una comprensión común de lo que es bueno para la sociedad. Es humano poseer estas cosas, pero no existe una única forma de poseerlas”. 5

Para la convivencia humana es necesario crear vínculos éticos que van más allá de las cuestiones religiosas, pues en cuantos casos se ha discriminado por profesar una fe en particular y en cuantos otros, se ha conminado a ejercer atrocidades en nombre de la fe. Creo que la educación ética es una herramienta potente que junto con la instrucción religiosa puede servir para abrazar una espiritualidad positiva en las relaciones de la vida comunitaria.

5 Michael Walzer, Tratado sobre la Tolerancia, Barcelona, Paidós, 1998, p. 28.

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

Es por la fe y la vida ética, que se puede trascender a las particularidades de cualquier religión en un contexto interreligioso, centrado en las relaciones con el prójimo, con la naturaleza y con la propia vida. Es a través de esta actitud que podemos llegar a la comprensión de nuestras propias tradiciones y las de aquellos que nos rodean. No debemos vivir como actualmente se vive en los contextos urbanos, como islas, pues los seres humanos estamos llamados a encontrarnos, por tal razón el planteamiento interreligioso de la vida espiritual se ha convertido en parte esencial de ser una persona de fe. Sólo bajo esa premisa es que podremos llegar a tener relaciones constructivas basadas en relaciones interreligiosas. Creo que la unión de las personas se logra en la oración y el culto, unidos para rezar y unidos para alabar se logra una unión que va más allá de las creencias religiosas, accediendo a lo sagrado de cada tradición. Pues la enseñanza interreligiosa es un buen camino de aprendizaje para lograr el diálogo, la paz y la cohesión social Para responder a la pregunta, debemos entender que la relación intersubjetiva es un proceso recíproco por el que se comparte la conciencia y conocimiento de una persona a otra. El término intersubjetividad, es un concepto filosófico, que nace con el idealismo alemán, y surge por una necesidad de fundamentar ontológica y socialmente al “otro sujeto”.

Martha Gabriela Flores Medina

¿Qué valores debemos cultivar para lograr reconocer lo sagrado cifrado desde otras coordenadas culturales?

Esta pregunta se referiere más bien a ¿qué debemos hacer para aprender a vivir juntos?, pues este es el punto central para dejar de lado la violencia, la indiferencia y restaurar la dignidad humana. Indudablemente la educación ética es un punto importante en esta tarea, como lo es educar en el amor. Así lo expresa el Reverendo Takeyasu:

“Estoy firmemente convencido de que el proceso de decadencia espiritual y la falta de atención a una ética básica es la raíz de la creciente violencia e injusticia que actualmente presenciamos a nuestro alrededor. Un paso fundamental en el camino hacia la paz es asegurar que todos los niños y niñas crecen con plena conciencia de su capacidad innata para el desarrollo espiritual, y es por ello que la implementación de una educación ética interreligiosa- tanto en las escuelas como en otros entornos educativos,- es crucial para alcanzar el objetivo de construir un mundo pacífico en el que reine la dignidad humana, un mundo apropiado para los niños, las niñas y los adolescentes en el sentido más auténtico”. 6

Los valores que debemos fomentar para poder lograr una misma humanidad es trabajar sobre los principios morales por los que se guía una sociedad como una disciplina moral en las obligaciones del hombre, en donde las acciones del hombre sean encaminadas con base en su bondad, las exigencias éticas tienen que ver con las relaciones. El teólogo danés K:E: Loegstrup introduce la idea de que la exigencia ética que pesa sobre los seres humanos se refracta como la

6 Takeyasu, Miyamoto, Aprender a vivir juntos. Un programa intercultural e interreligioso para la educación ética, Ginebra, Suiza, Consejo interreligioso para la educación ética de los niños y niñas; Red Global de religiones a favor de la Niñez, Fundación Arigatou, UNESCO, UNICEF, 2008, p. 19.

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

luz a través de un prisma, revelando todas las distintas relaciones que entablamos con el otro. Nuestros valores se basan en la forma en como decidimos relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. Las normas que podemos adoptar en el comportamiento pueden estar inspirados en la revelación de Dios o en el conocimiento de los principios que rigen los derechos humanos. Las comunidades religiosas reconocen el comportamiento ético aplicado a los distintos ámbitos de interacción humana, el ámbito individual, en la familia, en el trabajo y en la sociedad. Desde luego, podemos hablar de valore éticos universales como son el amor y la compasión, la justicia y ecuanimidad, la honestidad y la generosidad, la no violencia y el autocontrol. Lo importante es defender y salvaguardar la dignidad humana, el respeto y la comprensión mutua son valores que se deben cultivar, el respeto a la dignidad de todas las personas puede, sin duda, ser la principal defensa de la dignidad humana, pues la dignidad es importante en un contexto de continua pluralidad. Podemos fomentar la responsabilidad como valor ético, pues el no llevarla a cabo puede llevar a conflictos y violencia. Por las cuestiones descritas es que la ética en una sociedad globalizada y plural se debe hacer énfasis en la necesidad de establecer relaciones positivas, es decir, todas las relaciones de convivencia deben llevarse a cabo mediante un enfoque intercultural; interreligioso; que afirme la

Martha Gabriela Flores Medina

diversidad, y que afirme el diálogo y la comunicación, con uno mismo y con los demás en un proceso continuo de aprendizaje individual y colectivo. Existen suficientes pruebas que constatan que los miembros de una comunidad humana son capaces de unirse, pese a sus diferencias, para que en forma conjunta lleven a cabo objetivos éticos y morales que les permitan, les faciliten e inspiren su vida en común, más sin embargo, como podemos darnos cuenta hablamos de procesos de aprendizaje, de conocer y ampliar las formas de comunicarnos y entendernos con el otro, de aprender a convivir en la diversidad, en aras siempre de afirmar nuestra humanidad, y todo parece mirarse como un ideal, pues las realidades que se viven respecto a los comportamientos de los individuos en escenarios colectivos, urbanos, muestra como es un verdadero desafío, pues el principal problema de esta gran urbe es la desigualdad, y “en las ciudades hay desigualdad, porque el sistema global que las rige vive y se alimenta de la desigualdad”. Sostiene el antropólogo Manuel Delgado. El autor de La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del “modelo Barcelona” considera que, en la urbe capitalista , la desigualdad no es un accidente, sino que es el factor que permite el enriquecimiento de una minoría, siendo entonces éste, un factor determinante para que se dificulten las relaciones de armonía y respeto, pues cuando la justicia es para unos y la injusticia es para otros la desigualdad social es la que rige los comportamientos y como

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado

bien lo señala Rosana Reguillo, la desigualdad social impacta en los fenómenos de la cultura, pues sus investigaciones han demostrado como el poder económico establece los patrones culturales, cuestión que grava la desigualdad en los aspectos económicos, sociales y culturales de las comunidades insertas en ese sistema. No es difícil imaginar que ante este contexto las culturas individuales se ven fragmentadas y aplastadas por las que se imponen, haciendo cada vez más difícil la hegemonía y armonía. Es por esta situación que ante tantas ofertas expuestas para lograr la justicia y la paz, la armonía y el respeto a las creencias, a la religiosidad, al culto y al propio respeto del individuo y sus derechos, se vean siempre afectados y discriminados. Debemos seguir avanzando en la inculcación de los valores éticos y morales, educar bajo la mirada de Dios que nos hace iguales ante Él, seguir apostando por la vida en armonía, por la inclusión, por las acciones humanas acordes a las necesidades y desafíos de nuestro mundo presente. Como bien lo señala el Papa Francisco, a la luz de la fe y la revelación, encontremos en esos signos históricos de salvación, la respuesta hoy para hombres y mujeres capaces de vivir en armonía y paz, brindando la misericordia que Dios nos ha regalado, haciendo de este mundo un lugar más justo y reconocer la humanidad del otro como la humanidad de Dios que nos vino a mostrar en Nuestro Señor Jesucristo.

Martha Gabriela Flores Medina

Referencias bibliográficas:

-Schütz, Alfred, El problema de la realidad social. Escritos I. Buenos Aires: Amorrortu. 2003.

-Torradeflot, Francesc, Religiones y Pluralismo. Las vías del diálogo interreligioso en España, Madrid, Observatorio del Pluralismo religioso en España, 2012.

El problema humano de la comunicabilidad de lo Sagrado