PERIÓDICO ALMA MATER N° 607 MARZO 2012

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Nº 607, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Medellín, marzo de 2012

JOSEP

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RAMONEDA

Europa, escenario del totalitarismo de la indiferencia Por ALBERTO GONZÁLEZ MASCAROZF Jefe Departamento de Información y Prensa Universidad de Antioquia

—¿Qué pueden tener en común el periodismo y la filosofía? —Yo me lo he preguntado muchas veces, porque aparentemente son dos discursos muy contradictorios. A veces digo que la única cosa que tienen en común es que ambos son especialistas en generalidades. Pero, hablando de lo que en mi caso me ha llevado a las dos cosas, es una gran curiosidad. La curiosidad ha sido el motor de mi vida intelectual, y es ella la que me ha llevado al periodismo y a la filosofía. En realidad, es la misma curiosidad destinada a cosas muy distintas. —Desde el punto de vista del filósofo y del periodista, ¿qué es lo que tiene hoy patas arriba a España? —Ufff, muchas cosas. Pero creo que España tiene dos o tres problemas muy importantes, muy estructurales. Uno de ellos es una economía completamente desequilibrada. La construcción llegó a ser el 18% del PIB español. En el año 2007 en España se construyeron más viviendas que en Alemania, Francia e Inglaterra juntas. Y cuando la construcción tiene un peso tan desproporcionado, ello está señalando una disfuncionalidad económica muy grande. Hoy, con los sectores productivos a la baja, es difícil sustentar una economía sólo sobre la construcción y el turismo. El otro problema importante, para decirlo de alguna forma, es que España ha entrado en un proceso de cambio de hegemonía ideológica muy profundo. Mucha gente no quiso darse cuenta, pero José María Aznar llegó al gobierno con un proyecto ideológico muy claro. Lo llevó a cabo. Entendió que la derecha española para poder gobernar España necesitaba imponer su ideología

Aquí y en todo lugar es combatiente contra el mal que atiza una de sus mayores preocupaciones: “el totalitarismo de la indiferencia” hacia el que hace rato marcha Europa, sin sonrojarse y bajo redobles fascistas. “Hay que denunciarlo”, dice Josep Ramoneda, convencido de que “mi lucha contra la indiferencia es una lucha en favor de la política y en favor del reconocimiento de que los ciudadanos sólo tenemos sentido en relación con los demás”. También le sacude el ánimo el triunfo en España del proyecto ideológico de la derecha que, en su concepto, el gobierno del saliente presidente José Luis Rodríguez Zapatero “no consiguió disminuir un milímetro”. Ramoneda –periodista, filósofo y escritor– estuvo en Medellín la última semana del pasado febrero, donde ofició como conferencista de la primera sesión de la Cátedra Medellín-Barcelona, auspiciada por la Fundación Kreanta y la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. “Cultura local, cultura global”, fue el tema de la charla basada en la experiencia como director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), cargo que ejerció entre los años 1989 y 2011. El Periódico ALMA MATER habló con el autor de los libros Apología del presente: ensayos de fin de siglo, Conocimiento, memoria, invención, El sentido íntimo: crítica del sentido común y Después de la pasión política. sobre la sociedad, consiguiendo modificar muchas cosas y conquistar poder en instituciones básicas del Estado. —¿El gobierno de Rodríguez Zapatero no contrarrestó en algo ese efecto? —Zapatero, que llegó un poco por azar al poder, no consiguió disminuir un milímetro la hegemonía ideológica de la derecha y, por el contrario, ésta se ha consolidado, e incluso en la crisis se está consolidando porque la derecha ha sido muy hábil en la imposición del discurso de la austeridad. Esta idea de que hemos cometido excesos y que ahora hay que pagarlos ha cundido desgraciadamente muy fuerte entre la población. —¿Cuáles podrían ser otros problemas? Lo que he mencionado son algunas de las características específicas de España. Pero si a ello le unimos que la tradición democrática es muy reciente, que al Estado le ha faltado una consolidación democrática profunda y que ha habido una despolitización generalizada en la sociedad a partir de la quimera del consumo, pues tenemos ya algunos elementos más sobre la mesa. Aunque habría otro y es que España ha resuelto mal su relación con su propio pasado y esto también tiene consecuencias morales y políticas. Por supuesto que hay

otras situaciones ya más generales como es el proceso de globalización y la hegemonía del poder financiero. —Ante un panorama tan inquietante, ¿qué papel ha cumplido el periodismo? —Hay de todo. Es evidente que la derecha ha utilizado los medios de comunicación afines para hacer la tarea. También es evidente que ha habido otros medios de comunicación que han intentado mantener un cierto equilibrio y han intentado no caer en las provocaciones. Pero los medios sí han sido actores de la crispación política. —Y, en medio de la tormenta, ¿a dónde va ese barco llamado Europa? —Es difícil de saberlo. La sensación que uno tiene es que se está intentando aprovechar la coartada de la crisis para hacer una serie de cambios políticos ilegales, de forma que cuando se salga de la crisis nos encontremos con un sistema legal acomodado a un neocapitalismo mucho menos garantista y mucho menos respetuoso de los derechos de los ciudadanos y de los trabajadores. Ése es el temor. Ésa es la sensación. Pero también es verdad que las cosas van muy de prisa en los tiempos que corren y que siempre puede haber un factor que provoque un cambio de rumbo. —¿Por qué tanta declaración de amor de


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