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Vida

1.º LUGAR / 1ST PLACE

(Poesía / Poetry)

Rocío del Pilar Flores Adrianzén

Vida, me tallaste a tu gusto y medidas y cuando mi vasija se quebró cubriste sus grietas con oro embelleciendo mi fragilidad e imperfección.

En tu albedrío, tomaste mis lágrimas se volcaron en ríos profundos, sabían que algún día tocarían el mar pero nunca cómo, nunca cómo.

Dibujaste paisajes adornados de memorias inciertas de revoluciones en mi mente y estruendos en cada latido.

Me diste vueltas y vueltas me sacudiste a tu antojo golpeaste mi orgullo pero a su vez, limpiaste mi faz y me besaste.

Me planteaste problemas en la acongojada aritmética de mis ojos con variables imprevistas y ecuaciones que se resolvieron a veces dejándome a punto de exhalar.

En cada peldaño de mi escalera se respira una historia para contar y desvariar quizás y tras los disfraces del bestiario que lucí en mis inviernos fui construyendo moralejas.

¡Mírame! ¡Aquí estoy! cambiante y erguida, dulce y amarga fortalecida en los calendarios azotados por el viento acariciada por la maleza y engrandecida por la cal.

2.º LUGAR

(Poesía / Poetry)

Había paz

Elisabetta LaCava

Inspirado por las obras de Gregorio Mijares - El Niño Bonito Nativo del pueblo de Patanemo, Venezuela

Ya no tenemos hogar allí, nosotros que vinimos de la bahía. Un hogar debe ser seguro, debe protegernos, así que decidimos construirlo entre paredes secas.

Cuando había paz, bailábamos al mismo tambor, corríamos en la misma húmeda arena y nadábamos en el azul de la bahía. Pero aún puedes encontrarnos fácilmente ya que

cuando nos fuimos, llevamos con nosotros una parte de ti, de tu gran obra maestra. Nos hiciste una paz pintada, del hombre y de la tierra, y la colgamos

en nuestras casas humildes, en países fríos — un museo de hogares con dificultades

conectados a través de los brillantes azules y los rojos penetrantes de nuestras paredes,

una galería internacional de esperanza. Cuando Patanemo—Paz Tenemos ya no fuera nuestra, cuando perdiéramos la bahía y el río, cuando ya no pudiésemos escalar las

montañas donde vivías en una choza de barro, donde criaste a tu familia mientras pintabas un mundo perfecto, sentiríamos los tambores y el océano, cautivos en costas distantes.