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La vaca es un animal sagrado en la India así que está prohibido sacrificarlas. Muchas veces, viven libremente por todo el país. Sin embargo, la gran población de vacas se ha convertido en un problema de índole social. Cuando las familias no pueden mantener a los animales, simplemente los liberan. Entonces, una enorme cantidad de vacas deambula por las calles de la India, ocasionando atascos y accidentes.

Este proyecto, Ankur, tiene el objetivo de ofrecer una atención al desarrollo integral de estas niñas para darles la oportunidad de tener una infancia feliz y un futuro digno

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Parte de los niños marginados de Bombay conservan algún tipo de vínculo con sus familias y sobreviven robando, pidiendo limosna, realizando trabajos domésticos en casas pudientes, en restaurantes, vendiendo periódicos y flores o lustrando zapatos, y otros miles de trabajos que sirven para completar los ingresos familiares.

Otros no conservan ningún tipo de vínculo familiar y hacen de la calle su modo de vida. Se trata de menores de edad que viven en grupo con otros chicos y chicas. Algunos de ellos caen en problemas muy serios desde bien pequeños.

Las niñas de la calle que llegan a Ankur tienen una imagen de la sociedad totalmente distorsionada. Para ellas la sociedad es mala, oprime, abusa, engaña.... Todo ello por las experiencias que han sufrido. Todas ellas demuestran una falta importante de afecto ante una sociedad que las margina.

En nuestra congregación el servicio a los pobres no es una opción, es una fuerte exigencia que brota del carisma de hospitalidad que profesamos, y Ankur es un reflejo de esa misión. Creemos que Dios nos espera en cada calle y esquina de nuestro barrio, que se manifiesta, nos interroga y nos cuestiona. Somos conscientes de que hay que contemplar y actuar al mismo tiempo con acciones concretas que promueven la paz y la justicia social, la atención a la persona humana, a los colectivos empobrecidos, que empuje a la lucha contra el hambre, contra el analfabetismo y contra la discriminación.

Alguien dijo: ‘no vives donde existes, sino donde amas’. Yo me siento privilegiada de ‘vivir’ en Mira Road, a las afueras de Bombay. Soy feliz de vivir y cada mañana me hago esta pregunta: ¿Qué puedo dar hoy? No encuentro otra razón de mi entrega a los pobres que el seguir a Jesús, es decir, ser para los demás, desprender humanidad, asumir los valores que Él vivió: la compasión, la ternura, la no violencia, la preferencia por los marginados.

Acuérdate de rezar por los niños de la India, especialmente por los más pobres y marginados. Que nunca les falten hemanas para poder darles amor, cariño y comprensión.

Texto: Dora Rivas / Ilustración: Loreto Fernández

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