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Forma y fondo

Domingo 22 de noviembre de 2015

LA IMPOSIBILIDAD DE ESCRIBIR POESÍA No sé si exista esa imposibilidad. Existe y no, ahí la trampa. Como el amor o el erotismo, o la llama doble de Paz; escribir poesía se relaciona a ese deseo, impulso o fascinación de querer tocar la llama a pesar del riesgo y la quemadura. La esencia de lo humano se representa justamente ahí: en el encanto de contemplar esa llama, en la tentación y la reserva. Luego, el deseo de escribir poesía existe siempre como imposibilidad, no hay alternativas. Como humanos, como seres imperfectos, el terreno de la poesía nos está vedado, es un espacio consagrado a los dioses. Por eso, de fondo, las palabras evidencian la presencia de algo terrible: aquello que no se puede decir, no porque no tengamos palabras para decirlo, sino porque no existen palabras para ello. Para una escritora como Inés Arredondo, ésa es la apuesta de sus cuentos: lograr que sus personajes ahonden en el misterio de “las sensaciones totales”; para Borges es El Aleph. Dentro de los mitos, es la sentencia que emite la diosa Diana cuando Acteón la descubre en el baño: “Ahora ve a decir que me has visto sin velo, si puedes hacerlo, yo consiente”. Y claro está, Acteón, voyeur, presencia lo sagrado pero es un simple mortal, y esa mirada tiene sus consecuencias, su castigo: Diana convierte a Acteón en un ciervo y los perros con los que él solía cazar terminan por devorarlo. A la hora de su muerte, convertido en bestia, de la garganta de Acteón no brota ningún sonido. Toda verdadera escritura (independiente de la forma que la contiene: llámese cuento, novela, ensayo o poema) pone a prueba esa imposibilidad, esa falla implícita que tienen las palabras y que Acteón representa en el momento de su muerte. No obstante, eso no elimina la belleza del intento: el deseo de tocar la llama, el anhelo de ver el cuerpo desnudo de la diosa.

NARRATIVA POÉTICA O PROSA POÉTICA Escritura. Los géneros se tocan, se mezclan, se confunden. Cuando se escribe, los géneros se nublan. No desaparecen, sólo se nublan. Entonces pesa más la libertad, el sentimiento gozoso de estar sumergido en la escritura. Sentimiento gozoso, placentero, más no por eso ausente de dolor, de conmoción. La escritura con-mueve porque el escritor se-mueve con aquello que escribe. Es una invitación de brazos abiertos para que el lector se deje conducir por esa danza en una especie de abrazo amoroso. Como resultado, en la escritura pesa más la coherencia, la verosimilitud, el ritmo, el tono, es decir, la respiración del texto. La pregunta es la misma: ¿con qué aliento se escribe? La escritura y el deseo se asemejan, obedecen a una misma fuerza: movimiento, acción, riesgo, a pesar de su imposibilidad, de su fracaso. Ya lo dijo Eloísa: “Sólo se desea lo que no se puede poseer”. Y la literatura es generosa, sí, pero como nuestra mejor amante (como la única amante), es celosa y escurridiza, inatrapable. Acaso tan sólo regala la ilusión del cortejo. Y el escritor se rinde, claro que se rinde, el escritor se entrega de lleno a ese cortejo.

Crítica NTR

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ESCRIBIR ENSAYO Creo que la narrativa y el ensayo parten de un anhelo, pero se diferencian por la manera como abordan ese anhelo. Surge una idea, un algo que se quiere decir a través de las palabras. La narrativa buscaría describir esa idea, crea personajes, escenarios, tiempos, ambientes, y todo ello se dispone al servicio de esa idea. De igual manera, el ensayo surge también de una idea, de algo que se quiere decir, pero, a diferencia de la narrativa, busca argumentar esa idea para ponerla a prueba, para sopesarla, para ver si se modifica o se mantiene. El ensayo busca la re-flexión, es un volver a para producir otra cosa, por eso se ampara de estrategias que lo ayuden a expresar y a sostener su pensamiento.

TEMAS TABÚ, TEMAS DE IMPOSIBLE TRATO La política.

LOS FAVORES DEL CUENTO. LAS LIBERTADAS NARRATIVAS Un cuento debe ser como una cachetada: contundente, con toda la mano abierta, bien plantada. El artificio consiste en la suavidad con la que se percibe ese golpe, suavidad entendida también como asombro, pasmo, desconcierto. Sí, un cuento es un golpe que se recibe como caricia. Ahí su magia.

CUENTOS Y NOVELAS, MITOS. Y NO PRECISAMENTE EN UNA TINA -El amante y El hombre sentado en el pasillo, de Marguerite Durás -Historia de O, de Pauline Réage -El baño de Diana, de Pierre Klossowski -Las metamorfosis, de Ovidio *Universidad Complutense de Madrid


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