Trofeos para el final de una guerra (II) 28 NOVEMBRE 2011, MARTÍ LLORENS A mediados de diciembre del 37, un año antes de que Capa realizara las fotos de los restos delHeinkel 111 en Barcelona, dos escuadrillas del K/88 de la Legión Cóndor en la que se agruparon veintitrés de estos aparatos, despegaron del aeródromo de Burgo de Osma, en Soria, para hostigar a las unidades republicanas que operaban al norte de Teruel.
Robert Capa. Avió Heinkel caigut al Passeig de Gràcia de Barcelona, Gener del 1939. © International Center of Photography / Magnum Photos
El servicio de bombardeo se realizó sin incidentes pero en el viaje de vuelta, uno de los aparatos, el 25-32, se despistó debido a una fuerte tormenta y falto de combustible, aterrizó cerca de Alcocer, un pueblo de Guadalajara controlado por las tropas republicanas. Por lo visto,
y emprendió de nuevo el vuelo; en su viaje al aerodrómo republicano
el mecánico también detectó un problema en uno de los motores. El
de Sabadell, el avión sufrió el fuego antiaéreo tanto de las baterias
Heinkel ya no pudo despegar de nuevo. La tripulación abandonó el
antiaéreas nacionales como republicanas. Una vez ahí, el avión fue
avión y alcanzó a pie las líneas nacionales pero inexplicablemente,
evaluado por una comisión francesa y luego por técnicos españoles
antes no incendiaron el aparato, y éste cayó intacto en manos de los
que lo volaron en repetidas ocasiones antes de que fuera desmontado
republicanos. Se le taparon las marcas nacionalistas con pintura roja si
y enviado definitivamente, a la Unión Soviética. [1] Un genuino trofeo
bien se mantuvo visible el numeral de origen. Se improvisó una pista
de guerra que también fue fotografiado con fines propagandísticos.
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