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WITTENSTEIN EN BÚSQUEDA DE LA JUSTICIA

Abogada Tayrin Cardenas es un gusto tenerte en Más Mujer

Austin. Platícanos un poco de qué podemos encontrar en Tayrin Cardenas Witt Law.

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Soy abogada de Defensa Criminal, tengo mis oficinas en el condado de Travis pero también viajo a otros condados, especialmente los que están alrededor de nosotros como Williamson, Hays, Bastrop, Burnet.

Antes de ser abogada criminalista defensora, fui abogada con el Fiscal por doce años. Trabajaba para el gobierno, acusando a la gente de crimen. Estuve tres años en Laredo de donde soy originaria. Después de eso regresé a Austin donde estuve nueve años como Jefa Fiscal en una de las cortes de delitos menores y me encantó mi trabajo. Fue muy difícil salirme de ahí porque me gustaba lo que hacía.

Me gustaba la gente con la que trabajaba, pero yo veía que había una necesidad en la Comunidad Hispana de tener una abogada que no sólo hablara español, pero que también entienda la cultura hispana. Que sepa lo que está haciendo y que le importen los clientes.

En los últimos diez meses me he dado cuenta que especialmente los inmigrantes no conocen bien las leyes de Estados Unidos. Muchas veces por no conocer las leyes acaban en la cárcel por algo que no sabían que era ilegal. Yo quiero educar a mi familia hispana, quiero que sepan que es muy diferente aquí de su país de origen.

Empezando con las infracciones de tráfico en la corte municipal. Por ejemplo, cuando te pasas una luz roja, cuando no tienes licencia. También los delitos más graves como los DWI y violencia familiar. Cuando fui Jefa Fiscal aquí en Austin mi corte era casi el 90 por ciento de casos de DWI.

Me hice casi experta en el tema. Tuve casi 50 juicios con un jurado hablando de este tema. Así que conozco bien todos los exámenes que realiza la policía cuando los detiene. Conozco bien la ciencia de la sangre y los exámenes de aliento que te realizan cuando te detienen. Así que hay diferentes formas de tener éxito en un caso de DWI porque muchas de las veces la gente sí está bastante ebria. Mi trabajo es negociar con el Fiscal para tener el mejor resultado posible para esa persona.

También, si mis clientes no quieren declararse culpables por alguna razón, entonces vamos a juicio. Hay pocos abogados que hacen de todo. Gracias a Dios y a toda mi experiencia de haber sido Fiscal, puedo darles las dos opciones.

Cuando sentí que ya estaba personalmente madura, para tomar tanta responsabilidad. Como abogada defensora tengo mucha responsabilidad. Siento que mis clientes confían en mí y están esperando que yo les ayude a salvar la vida que tienen y tomo esa responsabilidad con mucha seriedad.

Superé la depresión postparto. Cuando lo logré con mucha ayuda, me sentí perfecta para iniciar mi firma. Siempre quise ser abogada criminalista y cuando me gradué de la escuela de leyes me contrataron como fiscal y me encantó, y ahí me quedé con el objetivo siempre de ser del otro lado, del de la defensa.

Platícanos un poco de tu niñez, ¿ya tenías en mente estudiar leyes?

Sí. Yo también quería ser princesa, sirena y bailarina y todo eso. Pero mi mamá me dice que cuando era chica yo decía que quería ser “detectiva abogada”. Yo ni sabía qué quería decir eso pero me gustaba todo ese mundo. Se te olvidan los sueños que tenías desde niña y de repente tienes que escoger qué vas a hacer con tu vida.

Traté diferentes carreras. Mi primera carrera que tomé después de high school fue una escuela de chefs en Miami. Estuve ahí ocho meses, me di cuenta que me encanta cocinar, pero no es algo que quería hacer por el resto de mi vida. Especialmente por el tipo de vida de muchas horas en las que se trabaja también de noche.

Después de eso me fui a la Universidad de Denver a estudiar la Ciencia Forense y me di cuenta que me gustaba lo forense pero no la ciencia. Y de ahí me acordé que quería ser abogada.

Me metí en un problema en la escuela. Me arrestaron por marihuana a los 19 años. Después de ir a la corte y de ver a la fiscal que me estaba poniendo los cargos a mí, que iba super arreglada, muy guapa, con mucho poder, dije, “yo quiero ser como ella cuando sea grande”. Y me convertí en ella. Me gradué de la Universidad de Texas en Austin en el 2009.

Yo sé lo que es estar en la cárcel. Yo sé lo que es no poder salir, es horrible. Yo he pasado por la peor noche de mi vida, igual que mis clientes.

Yo entiendo lo que ellos están pasando.

Yo quería ser mamá desde que era niña. Yo quería una bebé niña para arreglarla y para que fuera mi mejor amiga como lo era yo con mi mamá. Yo siempre sabía que quería hijos. Me tardé hasta los 35 años porque estudié y quería arreglar todo de mi carrera. Conocer a la persona perfecta para mí, no cualquiera, y tener mi familia. Cuando nos embarazamos estábamos los dos felices, todo el embarazo. Tuve un embarazo difícil. Pero yo feliz que iba a tener una bebé. Nació la bebé y yo feliz.

Me acuerdo que cinco días después de que nació, acababa de llegar del hospital y de repente me dió mucha tristeza. No sé de dónde. Y empecé a llorar. Pero a llorar de gritos y me preguntaba mi esposo, “¿qué tienes?” Y pues yo le decía que no sabía, que sólo quería llorar. Mi mamá estaba ayudándonos.

Me acuerdo que empecé a sentirme muy alejada de mi hija. Le tenía miedo. A esta persona que yo había esperado por tantos años, le tenía pavor. Se me hacía que no era suficientemente fuerte para ser mamá. La falta de sueño también afectó mucho más. Yo siempre he sufrido de ansiedad. Así que la falta de dormir, la ansiedad, la depresión postparto fue muy difícil.

Es algo de lo que la gente no habla. Quiero que las mujeres sepan que es normal que le puede pasar a cualquier persona.

Gracias a Dios que yo tenía a mi esposo y a mi mamá y a una súper psicóloga que me ayudó en todo eso. Pude regresar a mi trabajo ya diferente. Más madura. Aunque fue muy difícil esa etapa de mi vida me ayudó a ser quien soy hoy. Lo logré. Ahora mi niña va a tener 5 años y somos mejores amigas, ahora tengo la bebita que siempre soñé. La visto, la arreglo, nos gustan las mismas cosas. Se puede lograr pero tienes que pedir ayuda.

Siempre ha sido difícil. Cuando trabajaba como Fiscal mi trabajo era de nueve a cinco. No trabajaba los fines de semana, salvo que tuviera algo muy importante. Ella no estaba acostumbrada a verme en la casa trabajando. Yo nunca estaba en mi computadora trabajando. Nunca le pedía silencio. Porque ella me conocía sólo como mamá, no como profesionista.

Cuando empecé mi propio despacho, empecé a trabajar en las noches, los fines de semana. A cada rato vamos en el carro cantando y si de repente suena el teléfono le digo “shhh, un cliente”. Fue difícil para las dos aclimatarnos a eso. Al principio ella lloraba mucho. Pero me di cuenta que era porque yo no le estaba haciendo caso como lo hacía antes. Ella quería atención. Lo que empecé a hacer fue contarle todo de mi día. La incluyo en mi día. Ahora ella me pide que le cuente de mi día y juega con sus muñecas para defender a la gente.

Hasta ahorita no lo he logrado al 100%. Está bien difícil. Estoy trabajando con un coach de vida que me está ayudando a aprender a balancear. Es difícil poder parar con un trabajo así. Porque todos los casos que tengo son urgentes para la persona que está acusada del crímen. Y como es la Corte, hay fechas en las que tengo que entregar cosas en cierto día, o tengo que ir a otra Corte. Entonces, estoy trabajando todo el tiempo.

En julio teníamos un viaje mi esposo y yo a Las Vegas. Sólo para los dos, y un día antes lo tuve que cancelar. No podía perder dos días de trabajo.

Pero necesito aprender a parar. Mis asistentes son muy responsables y puedo confiar en ellas.

Sí es importante darte un tiempo. Porque también el trabajo de mi esposo es muy demandante. Entonces es aprender a parar y tener un espacio para los dos y para nuestra familia.

Claro. Afortunadamente he trabajado como abogada en dos ciudades. En Laredo donde casi todo el mundo es mexicano, y aquí en Austin, que aquí no hay tanto racismo como hay en otras partes de Texas. Gracias a Dios aquí no me he sentido menos por ser Latina. Pero sí me pasa mucho que me siento menos por ser mujer. No necesariamente con los abogados porque hay muchas abogadas mujeres aquí y muchas muy buenas y se respetan.

Entonces, no era eso. Más bien hay veces que muchos clientes no quieren a una mujer. Especialmente alguien que está acusado de violencia contra una mujer. Es difícil para mí porque a veces tomo casos de oficio que me paga el Estado. Las personas no eligen su abogado, les toco yo, y les toqué mujer. Eso sí ha sido difícil. He tenido que ser fuerte con los clientes hombres que son así (que piensan que no los puedo representar bien porque soy mujer).

Tengo tantos sueños. Quiero crecerlo. Quiero una oficina en San Antonio, en Dallas, Houston, en otras ciudades en Texas.

Quiero hacer que Cárdenas Witt Law sea el despacho al que la gente le habla cuando arrestan a alguien que conocen en Texas. Quiero que la gente diga, “Abogada Tayrin te va a ayudar”. Porque no sólo te voy a ayu- dar a defenderte muy bien sino también voy a tener compasión, y te voy a escuchar, y te voy a entender. Y no voy a tratar de apurarte. No vas a estar solo.

La gente tiene mucho miedo de ir a la Corte. A mi me daba miedo. Especialmente cuando no tienes papeles. La gente piensa que los van a arrestar, que va a llegar inmigración.

Nosotros tenemos nuestra oficina a una cuadra de la Corte. Tenemos a alguien que siempre los va a acompañar a la Corte y se van a sentar con ellos toda la mañana para que no se sientan solos. Para que no tengan miedo. Y para que sepan que todo lo que está pasando es normal. Tengo muchos clientes que me platican que les daba mucho miedo llegar a la corte, pero al llegar con nosotros y ver nuestro trato se tranquilizan.

Yo quiero que mis clientes me sigan confiando su problema.

Que ellos sigan con su vida, que se porten bien, que sigan mis consejos y yo me quedo con los casos. Me gusta conocer a mis clientes para poder representarlos mejor.

Sí. Algo padrísimo que pasó cuando abrí mi despacho en enero. Formo parte de un grupo de abogadas en Facebook y me presenté para avisarles que iba a abrir mi despacho. Y me empezaron a hablar y enviar mensajes de felicitación. Muchas me invitaban a comer y es algo que me ayudó mucho, ir a comer con todas.

Una persona que me ha ayudado mucho es mi amiga Luara Ramos James, que es una abogada. Desde el momento que la conocí me ayudó mucho. Como yo estaba aún embarazada me recomendaba libros para leer. Desde entonces nos hemos hecho amigas. Siempre me motiva a seguir. Estoy muy feliz porque ahora tengo una amiga nueva.

Que no se den por vencidas. Deja las cosas que sabes que no te están haciendo feliz. Si estás en un trabajo o con un jefe que es malo contigo, que no te hace sentir bien, salte de ahí. Consigue otro trabajo. Porque ese jefe te puede correr en dos segundos. Tienes que creer en tí misma y no te des por vencida, aunque se vea que el cielo está completamente oscuro, sale el Sol.