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EDITORIAL en Español NEPO-BEBÉ

Shyne no se halla si no está entreteniendo. Al no tener público para sus travesuras aquí en Belice, viajó hasta Santa Lucía para participar como estrella invitada en un programa de humor extranjero. Shyne se reunió con el líder de la oposición de ese país, Allen Chastanet, y fue uno de los principales oradores de un acto. Los beliceños habrían tenido grandes dificultades para reconocer al orador por la presentación que Chastanet hizo de Shyne. El presentador anunció a Shyne como el próximo salvador de Belice y habló de su abnegación y sus contribuciones a la sociedad beliceña, su ejemplo y su duro trabajo.

Shyne se desmarcó del "amiguismo, el enriquecimiento propio y la corrupción". Declaró además que "el hermano Chass, como yo, no necesitamos la política". Se afirma que los pájaros de un mismo plumaje vuelan juntos, sin embargo, no está claro si estos pájaros se han unido en la derrota en las urnas, o como individuos elitistas, despistados y completamente sordos de tono y delirantes. Toda esta situación es ridícula. Todo el clan Barrow estuvo empleado en algún momento y disfrutó del dinero de los contribuyentes. ¿Ha olvidado Shyne que fue embajador musical y que su hermano fue nombrado presidente de Belize Telecommunication Limited y su director ejecutivo? ¿Hace falta que le recordemos el multimillonario negocio que supuso? Su primo, Kimano Barrow, fue igualmente famoso por sus chanchullos en la Comisión de Servicios Públicos y esos lujosos viajes a Dubai, y su contrato de prospección petrolífera. Su tío Denys Barrow y su padre, el ex primer ministro, ganaron millones en litigios representando al Gobierno de Belice. Su tía sigue cobrando sueldos y dinero por su trabajo como miembro de la Cámara de Representantes, cuando en realidad no ha asistido a una sola reunión de la Cámara en más de dos años. De hecho, la única razón por la que se hizo relevante en la política de Belice fue por su linaje y pedigrí.

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La única afirmación verdadera que ha hecho es que no necesita la política porque lo único que creía necesitar era su visado estadounidense. La política no era más que un medio para conseguirlo. Hay un término acuñado para referirse a aquellos que, como él, utilizan sus privilegios, sus conexiones y sus derechos para salir adelante. Shyne es un nepo-bebé. Es el producto de su entorno, declara al mundo sus luchas, pero esas no son más que consecuencias de muy malas elecciones vitales. Grita sobre su pobreza y en la misma frase nos recuerda que es un artista discográfico multimillonario, multiplatino y ganador del Grammy. Shyne debería decidir qué historia es cierta y ceñirse a ella para no confundirse. Cambia su historia de harapos a riquezas para adaptarse al estado de ánimo y al momento. La verdad es que Shyne no necesita política, necesita un escenario, una plataforma y un nuevo concierto porque, como artista, necesita actuar.