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EL BIBLIÓFILO DE SCARLATTI Vidas de santos

Querida lectora (no es lenguaje inclusivo, es el ejercicio del derecho de opción):

Cuando su mirada recorra estas líneas, se conocerán ya los resultados de las elecciones locales —y autonómicas en algunas regiones— celebradas el domingo 28 de mayo. La imagino alborozada porque, sea cuál sea la formación ganadora, de lo que no me cabe duda es de que estará integrada por personas movidas por el afán de servir y de contribuir a mejorar la calidad de vida de sus vecinos. ¡Qué de mejoras habrán de conocer nuestros pueblos, ciudades y pedanías en los años venideros! Los jóvenes aprovechando el Hispanorail para recorrer nuestra geografía y poder pasar semanas abandonados en una vía muerta camino de Badajoz, los ancianos disfrutando los martes del cine basado en los cómics de Marvel a los que tanta afición profesan, y la clase de tropa eligiendo el pisito en el que sepultar sus ilusiones.

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Pese a que el panorama se presenta alentador, debo confesarle, querida lectora, que me preocupa el riesgo que corremos de olvidar a esa legión de candidatos que ha hecho po- rencia y honestidad de nuestras acciones y comunicaciones, la relación con uno mismo y con los demás, tergiversando los sentimientos, las experiencias, la quietud de alma y espíritu, lo que uno es en realidad es lo que libera a la persona de estar afectado, perjudicado de su poder destructor.

Es necesario entender cómo mentir es una decisión consciente, salvo excepciones como la mitomanía, compulsión a mentir sin poder evitarlo; mentir no es algo que se haga de forma inconsciente o poco reflexiva. Detrás de cada mentira hay siempre una intención, un engaño deliberado, ejecutado con pleno conocimiento, movido por lo que cada uno siente que necesita en cada momento.

Mentir es un acto egoísta. Un mecanismo de defensa y protección mediante el cual compensar la falta o déficit de autoestima, la inseguridad personal, la necesidad de aproba- sible la fiesta de la democracia del 28 de mayo. Constituyen un ramillete de selectos postulantes que merecen figurar en una galería de santos laicos. ¿Qué digo? Es precisa la elaboración de una biblioteca de santos candidatos. Y candidatas. Que no se pierda su memoria ni el recuerdo de cuanto de bueno aportaron a nuestras vidas, merecieran o no el favor del electorado. Que no caigan en el olvido injusto los devaneos de los candidatos de Vox en la gaditana Chiclana o en la ciudadrealeña Pozuelo de Calatrava. El primero de ellos, tras pensárselo bien, ha decidido pedir el voto para el actual alcalde y candidato socialista y el segundo, después de pensárselo mejor, ha anunciado que se opone a su propia ideología y que, en consecuencia, no se votará a sí mismo. Más prosaicos resultan los avatares de una candidata de esta misma formación política en Parla, quien, por lo que sea, ha resultado detenida en ción, valía y reconocimiento encargado de engrandecer el Yo. El instrumento que utilizamos para disculpar la conducta, que de forma equivocada protege de recibir un castigo o experimentar culpa. una operación policial contra el narcotráfico. Tampoco sería bueno que las generaciones venideras desconocieran cuán dulcemente se ha desarrollado la campaña electoral en Melilla, plaza de soberanía en donde los carteros merecerían percibir un plus de peligrosidad. Vaya usted a saber por qué ha sido precisamente en Melilla y no en Casteldefels, Villanueva de los Infantes o Plencia, donde se ha vivido este simpático episodio del Derecho penal electoral. Particularmente edificante ha sido la campaña del partido modal, cuyo acto principal ha consistido en la colocación de una pancarta en una fachada del barrio madrileño del marqués de Salamanca. Rememoraron así la iniciativa del otrora candidato a la presidencia del Fútbol Club Barcelona, con la diferencia de que, si “el Jan” expresaba su deseo de volver a ver a los merengues, Roberto Sotomayor abominaba de los habitantes del barrio. Es muy

Justificar la mentira por su intención o contexto es un grave error. La mentira, a pesar muchas veces de su noble intención, evitar el daño, conflicto o sufrimiento, es indefendible e imperdonable, implica elegir, decidir por otros y esto queridos amigos y pacientes es inadmisible; es coartar la libertad, faltar el respeto a los demás. No nos engañemos, no nos escudemos en que son mentiras piadosas o menores, por buenas que sean sus intenciones, porque mentir siempre se nos va a volver en contra. Engañar trae consigo pérdida de confianza en nosotros, pero también en los demás. “El mentiroso ve en los demás a otros mentirosos.” No nos autoengañemos con mentiras consentidas.

Una introspección sincera y profunda donde de forma valiente se reconozca la intolerancia al malestar emocional, la falta de habilidades sociales para aceptar la impulsividad, desconfianza o baja autoestima. Una reflexión que deje constancia de cómo la mentira es el mecanismo utilizado para deformar, inventar la realidad para obtener beneficios inmerecidos, admiración ajena, compensar lo que no eres o no tienes es mi consejo para erradicar esta conducta dañina y peligrosa que trata de manipular los sentimientos de las personas.

Asimilar en el código de conducta su carácter doloso o culposo es lo que ayuda a discernir por medio del intelecto de que mentir no es el comportamiento eficaz ni correcto para enfrentar un problema, una duda, una disconformidad o un desacuerdo.

“La mentira gana bazas, pero la verdad gana el juego” ( Sócrates) frecuente, en el llamado deporte de élite, esta táctica de provocar una tangana cuando el desarrollo del encuentro no es favorable. Nada mejor para unir a las huestes propias que insultar a diestro y siniestro y cultivar el victimismo, que como bien sabemos no se cura viajando, leyendo ni cavilando. En fin, que la bajada definitiva del telón de Ciudadanos no conlleve desconocer la grandeza de sus líderes ni la dedicación de sus cuadros. Los escasos que se quedaron para cerrar la puerta se encontraron ayunos de alimento y vestido, como bien demostró la candidata a la alcaldía de Barcelona, quien hizo de la necesidad virtud y adoptó “Riveresca” pose para el cartel electoral. Otros muchos cargos y cuadros del partido no pudieron acompañarla en la foto porque habían salido huyendo de la quema y de la amenaza de tener que ponerse a trabajar. Cualquier cosa, cualesquiera siglas, menos eso.