Mensajero 01/2012

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Enero 2012 Año 34 Número 155

Mensaje pastoral: Información de las actividades de la Parroquia Santa Cruz de la Iglesia Evangélica Luterana Argentina.

El pueblo de Israel conocía los títulos de Dios: Yahvéh, Elohím, Adonai, Rey de reyes, Todopoderoso, Altísimo… Pero el nombre de Dios es Dios mismo. Conocer el nombre de Dios es estar en íntima comunión con Dios.

Pastor: François Lara Te 0291-4539094 Cel 0291-155-106923 bahíablanca@iela. org.ar

Bautizar en nombre de Dios no es pronunciar su nombre, sino hacerlo en representación suya, por mandato suyo, para que quede claro que es Dios mismo quien está actuando para traer salvación.

Lugar de reunión:

Bahía Blanca Santa Fe 859

Punta Alta Espora 220

General Cerri Gurruchaga y Las Heras

Facebook: Iglesia Luterana de Bahía Blanca (IELA) Livestream

Orar en nombre de Jesús es orar confiando en Jesús como nuestro Salvador, quien nos reconcilió para que Dios sea ahora nuestro Padre, nos oiga y nos responda. Bendecir en nombre de Dios, es traer a las personas la nueva realidad que Cristo hizo posible. Dios es quien está bendiciendo, con su nombre, con su mismo ser, con su presencia salvadora. Invocamos el nombre de Dios, porque la Biblia dice que todo aquel que invoque el nombre de Dios será salvo. Los que viven la

relación de adopción, y están deseosos de permanecer en esa relación, son los que invocan, son los salvados. Hacer uso del nombre de Dios en nuestras vidas, no es una garantía de que todo nos va a salir bien, sino una garantía de que pase lo que pase, Dios permanecerá con nosotros. Porque en Jesús tenemos salvación. No hay otro nombre en quien tengamos salvación. Jesús tiene un nombre sobre todo nombre, por lo que nada puede detenerlo. Nada puede frenarlo. Su victoria es absoluta. Nuestra victoria es su victoria. Por eso, cuando vienen las dificultades él no huye, él no se esconde. Él viene a nosotros. Y viene a nosotros en el sacramento. No hay evento en la semana que se pueda comparar con esto. Jesús viene a nosotros a ofrecernos su victoria. Jesús se hace palpable. Jesús vuelve a nuestra realidad física y cotidiana. Lo va a hacer todas las semanas del 2012, hasta que Él venga.

Oren sin cesar. 1ra Timoteo 5:17

El 2011 pudo significar renunciar a muchas cosas. A veces voluntariamente. A veces sin quererlo. Por culpa propia o ajena. El 2012 todos queremos que sea mejor. Pero también tendrá sus dificultades, luchas… Tendremos que hacer renuncias. Pero Jesús está y seguirá estando. Para que tengamos un feliz año no es necesario que se cumplan todos nuestros deseos. Es necesario que conozcamos el nombre de Dios. Es decir que para que tengamos no sólo un feliz año, sino una feliz eternidad, o simplemente felicidad más allá de los años y del tiempo, Dios nos asegura una relación íntima. Este 2012 sus promesas siguen vigentes, no nos desamparará, no nos defraudará, y seguiremos disfrutando de su victoria pase lo que pase. ¡Feliz año, en comunión con Dios! ¡Feliz eternidad en Cristo!


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