De lleno con Raras Músicas
E
n el 2014 tuve oportunidad de conocer y poder tocar con gente muy diversa en los conciertos que organizábamos en el ciclo de Raras Músicas. Precisamente, uno de los motivos por los que Gregorio Kazaroff propuso este ciclo era el poder tocar más y con gente lo más diversa posible. Tuvimos la oportunidad de compartir improvisaciones con Daniel del Río y Heather Frasch, por ejemplo. Daniel del Río, artista de la plataforma de arte sonoro reductive e improvisador, presentó una actuación con acoustic turntable, acompañado de Heather Frasch, flautista experimental y compositora de piezas electrónicas e instalaciones interactivas (para mi gusto, excesivamente minimalista y reduccionista). Por lo que he leído, el reduccionismo berlinés rechaza en ocasiones deliberadamente el gusto, la memoria personal y la intuición musical. Y aunque todo ese planteamiento me parece muy interesante, el exceso de silencio y la falta de notas musicales me agobia un poco. Recuerdo que Daniel hacía rozar cartulinas y trozos de plástico sobre el giradiscos, y Heather soplaba mínimamente la flauta, generando una especie de ruido blanco al hacer pasar el aire por el tubo. La actuación fue prácticamente así durante unos 40 minutos. El silencio imperaba en el espacio donde estábamos, y no se podía ni respirar por temor a profanarlo. Ya digo, muy interesante para probarlo, pero yo personalmente prefiero el ruido, los porrazos, los gritos y las guitarras desafinadas de la No Wave, por ejemplo. Más adelante pude tocar con Guillermo Torres y Roberto Bellatalla. Guillermo Torres (fliscornio) ha improvisado principalmente en Paris y Londres, y es el fundador del Colectivo Impromusik para la difusión y práctica de la Música Improvisada y su interacción con la danza Contact. Y Roberto Bellatalla (contrabajo) partió de Roma en los años 70 para recalar en Londres, donde residió veinte años tocando en distintos proyectos con músicos como Evan Parker o Keith Tippett. Vamos, que en esto de la improvisación libre tengo la suerte de interaccionar con gente muy valiosa y variopinta. Eso es lo bueno que tiene la improvisación: conoces a alguien y al momento estás tocando con ellos, como si entablases una conversación, sin preparativos y sin red… como la vida misma. Éste es el video de una actuación en Barcelona de estos dos músicos:
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