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Bahrein por Carmen Salvá del Corral

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Templo de Barbar

Llegar al templo de Barbar es toda una odisea, si bien, desde la carretera encuentras un cartel de color marrón, eso indica lugar de interés arqueológico, cuando encaminas el acceso que te indica dicho cartel y crees que en breve accederás a él es completamente una ilusión. Dicho cartel te envía al centro de un pueblo polvoriento, sin aceras, con una edificación desigual y, a menudo desvencijada. Intentas buscar otra indicación que te lleve al yacimiento, pero tu intento es nulo y no te queda mas remedio que parar el coche y preguntar a algún vecino de la zona, acción nuevamente ardua porque apenas se habla inglés, al final recurres al mundial lenguaje de los signos y a alguna que otra ayuda con el teléfono móvil. podría haber salido de una película casi de terror, su uniforme luce trazos de las diferentes comidas engullidas por él en esa semana o quizás quincena. Al abrir la boca para preguntarte sobresalen dos dientes y poco más, pero detrás de su aspecto dejado y aburrido aparece una serena amabilidad dándote la bienvenida a su segunda casa a la que poca gente se acerca.

El espacio está divido en dos partes, una el propio yacimiento y la segunda un pequeño, diminuto museo en el que se puede contemplar fotografías explicando su historia y las piezas allí halladas.

Está ubicado en el pueblo de Barbar, en la gobernación norte de Baréin, está considerado parte de la cultura Dilmun.

Templo de Barbar

El templo más reciente de los tres templos de Barbar fue redescubierto por un equipo arqueológico danés en 1954. Se descubrieron otros dos templos en el sitio, el más antiguo data del 3000 a.C. Los templos fueron construidos con bloques de piedra caliza y se cree que fueron tallados en la isla de Jidda.

Los templos se construyeron uno encima del otro, el segundo se construyó aproximadamente 500 años después y el tercero se añadió entre 2100 a. C y 2000ª. C.

Se estima que los templos fueron construidos para adorar al dios Enki, el dios de la sabiduría y el agua dulce, y su esposa Ninhursag. El templo contiene dos altares y un manantial de agua natural que podría haber tenido un significado espiritual para los adoradores.

Durante la excavación del sitio se encontraron muchas herramientas, armas, cerámica y pequeñas piezas de oro que ahora se exhiben en el Museo Nacional de Baréin. El hallazgo más famoso fue una cabeza de toro de bronce.

El templo de Barbar está actualmente en la lista tentativa de sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El sitio fue descubierto por P.V. Glob en 1954. Las excavaciones, realizadas por un equipo danés dirigido por Helmuth Andersen y Peder Mortensen, comenzaron ese año y se extendieron hasta 1962. El trabajo en el yacimiento se reanudó en 2004.

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