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La cima del Parnaso de Manu Parra

Pág. 54 Pinacoteca

La mirada de un Cuadro

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Una imagen no vale en todo momento más que mil palabras, pero sin duda tonifica y expresa muchos valores que no siempre los vocablos, por sí solos, son capaces de indicar. Por eso, nos introducimos en una nueva sección, tan fresca como aleccionadora que intenta que un autor y su obra, que un ejemplo a través de su hacedor, nos subrayen lo que fue una época, un estilo, un ciclo o todo un hito que trazó un antes y un después. En un cuadro hay un análisis, una interpretación, un trayecto, puede que un punto de partida, y una meta también. Desde Letras de Parnaso buscamos su mirada, también la vuestra, la de todos ustedes.

La cima del Parnaso

de la mano de Manu Parra

Artista. Pintor. http://www.manuparra.info/ (Oropesa del Mar. Castellón)

En plena Toscana italiana, en concreto en Vicchio (Florencia), nace en 1390 Guido di Piero o Fra Angélico , el fraile pintor del quattrocento italiano (S. XV), la región se convierte en la sede de dicho movimiento, por el enorme apoyo de grandes familias (Médicis), además del amplio desarrollo económico que posee la república. Las obras del dominico, que ingresó en el convento de Fiésole, son de marcado carácter religioso, aportado no sólo él, pues también es de la época Massacio el pintor que creó la perspectiva o Piero de la Francesca (del que hablaremos en el próximo número), Botticelli, y otros, con los que la pintura alcanza nuevas cuotas de visualización, cromatismos, perspectivas, belleza , que aportan a la pintura un marcado avance en este periodo renacentista, culminando Mantegna con maravillosas y novedosas composiciones. Fue para el convento de Santo Domingo de Fiésole que pinta “ La Anunciación” . Lo primero que llama la atención, de esta preciosa obra pictórica, es su belleza cromática, la suavidad en el trato de los colores, la posición de las dos figuras principa les con las manos cruzadas, dotando a la escena de una sensación de calma y serenidad que atrapa al espectador, pintado al temple y oro sobre tabla. La arquitectura em pleada en la escena parece empequeñecer ante las figuras, destaca el Arcángel Gabriel como figura central y nuestra primera mirada, pasando luego a contemplar a la Virgen que posee en su regazo un libro, ambas con hermosos ropajes, cabe señalar el trabajo en toda la figura del arcángel . En la parte superior del arco derecho vemos una golondrina, simbología religiosa que anuncia, quizás, la primavera mística de Jesús. Desde la izquierda las manos de Dios y el haz de luz en el que viaja el Espíritu Santo, cuyo símbolo es la paloma.

En el exterior un frondoso vergel de flores y árboles con Adán y Eva, en un intento de dar a la escena profundidad. Toda la obra rezuma serenidad, delicadeza del artista a la hora de tratar el tema, su devoción religiosa, su sensibilidad, unidas, nos regalan esta hermosa pintura.

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