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La Nueva Casa Campesina

La Casa Macarena, diseñada por una pareja de arquitectos para ellos mismos y su pequeña hija, encarna la fusión entre origen, oficio y técnica. Este hogar es el resultado de un mestizaje arquitectónico que combina la cultura hispánica y las tradiciones indígenas, evocando la esencia de las construcciones vernáculas populares de las zonas rurales latinoamericanas. El autor y arquitecto colombiano Germán Téllez destaca la importancia de la arquitectura campesina en su libro “Casa campesina”, donde menciona la habilidad de algunos de orientar el orden espacial en contraposición al caos natural. En este contexto, los arquitectos Camila Buitrago y Carlos Granada se vieron desafiados por las restricciones impuestas por la oficina de patrimonio del pueblo de Villa de Leyva, conocido por su arquitectura colonial,

La Casa Macarena tiene un diseño rectangular de dos niveles, con una anchura de 7,5 metros y una longitud de 15 metros. Su orientación de oriente a occidente permite una conexión franca y directa con la naturaleza a través de fachadas abiertas hacia el deck flotante y el bosque circundante. Mientras que las áreas sociales se benefician de un espacio acristalado que permite la entrada del paisaje infinito y la luz matutina, las habitaciones privadas ofrecen vistas panorámicas del árido valle de Sáchica y disfrutan del sol de la tarde que prepara los espacios para la noche. Para los arquitectos Granada y Buitrago, la Casa Macarena es el reflejo de sus creencias y un ejercicio de vida. Esta obra maestra arquitectónica representa su postulado personal y su visión de la arquitectura como un escenario para una creación próspera. Es un testimonio atípico, un testimonio de vida que celebra la arquitectura como una expresión de identidad y unión entre la historia y el presente.

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