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SAGRILAFT Y EL PTEE Una herramienta para todos en el sector del acero

La adopción, implementación y cumplimiento del Sistema de Autocontrol y Gestión del Riesgo Integral de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (SAGRILAFT) y del Programa de Transparencia y Ética Empresarial (PTEE) en el sector real, es todo un reto del que se pueden obtener beneficios. Si bien, es una obligación legal que abarcó a todas las sociedades vigiladas y controladas por la Superintendencia de Sociedades, que hayan tenido ingresos o activos iguales o superiores a 40.000 SMMLV con corte al 31 de diciembre de año inmediatamente anterior, lo cierto es que también se constituye como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para el sector del acero.

La adopción de las buenas prácticas y exigencias legales en una Organización y en este sector de la economía, en un principio puede traer malestares y dificultades, pero también crea un nuevo escenario en donde la competencia es cada vez más fuerte. Por tal motivo, este sano enfrentamiento entre empresas que cumplen las normas crea un filtro que conduce a los competidores a ser cada vez mejores, estimula el crecimiento y permite la subsistencia del sector en estos tiempos tan difíciles.

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En la medida en que se gestionen los riesgos para minimizar el lava- do de activos, financiación del terrorismo y de armas de destrucción masiva, soborno interno y externo, nacional y transnacional, además del fraude y la corrupción pública y privada, se conseguirá una seguridad para el Estado y el mercado, así como para los clientes, proveedores y hasta para los mismos inversores, pues “Los mejores siempre quieren trabajar con otros mejores”. Esto se plantea para evitar, mitigar y compartir el riesgo legal, operacional, de contagio y reputacional.

Así las cosas, analizar adecuadamente los factores de riesgo, jurisdicción (incluidos países de operación), contrapartes, productos o servicios, canales (distribución, entre otros), tamaño de la organización, sector económico al que pertenece, la naturaleza de la sociedad y la actividad económica que desarrolla, se convierte en el insumo de las matrices de riesgos que sustentan estos sistemas de gestión.

Estos sistemas, sin duda, son una unidad de medida incalculable a la hora de realizar una negociación y celebrar cualquier contratación, más cuando los fines perseguidos son ambiciosos y el propósito está claramente definido en una organización: generar confianza, lo cual se hace un requisito cada vez mayor e imprescindible.

En consecuencia, es importante que el sector del acero encabece este tipo de prácticas, se anime a ser líder e impulsor a través de las empresas que lo representan, dando el cumplimiento legal que permita fortalecer nuestras industrias y lograr ser como el acero, inoxidable e incorruptible, y a la vez gran catalizador de confianza, una característica invaluable que nuestro mercado demanda cada vez más.

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