Manual 4

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Aguilar Dorantes, Olivia Mujeres y hombres jóvenes hacia la democratización familiar en México / Olivia Aguilar Dorantes, Silvia del Pilar López Hernández ; [presen.] Beatriz Schmukler, Xosefa Alonso. – México : Instituto Mora, 2010. 87 p. ; 26 cm. – (Manuales construyendo alternativas de convivencia familiar ; 4) Serie coordinada por Beatriz Schmukler Scornik Bibliografía: p. 83-85 1. Familia. 2. Jóvenes – Relaciones familiares – México. 3. Jóvenes – Identidad social. 4. Jóvenes (Hombres). 5. Jóvenes (Mujeres). 6. Democracia. I. López Hernández, Silvia del Pilar. II. Schmukler Scornik, Beatriz, coord. III. Alonso, Xosefa, prol. IV. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (México, D.F.). V. t. VI. ser.

Obra publicada con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Primera edición, 2010 D. R. © Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac, 03730, México, D. F. Conozca nuestro catálogo en <www.mora.edu.mx> ISBN: 978-607-7613-43-5 obra completa ISBN: 978-607-7613-47-3 vol. 4

Impreso en México Printed in Mexico


Índice 5 Agradecimientos Beatriz Schmukler 9 11 14

Introducción general Beatriz Schmukler y Xosefa Alonso ¿Por qué proponemos una democracia familiar? Estructura de los manuales

17 Presentación 17 Objetivo 18 Juventud o juventudes: un intento de definición 19 Participación de las y los jóvenes en sus familias 20 Avances y retos para las mujeres y los hombres jóvenes en la construcción de la democracia 27 27 29 37

I DENTIDAD DE MUJERES Y HOMBRES JÓVENES Ser joven aquí y ahora Principales problemas y retos de la juventud en México Mujeres y hombres jóvenes en las relaciones de poder

42 MUJERES Y HOMBRES JÓVENES EN SUS FAMILIAS DE ORIGEN 43 ¿Cómo es tu familia? Diversidad en las familias de las y los jóvenes 45 El lugar de las y los jóvenes en sus familias 46 ¡Me toca! Redistribución de las tareas consideradas femeninas y masculinas 50 MUJERES/HOMBRES JÓVENES Y SUS RELACIONES 51 Quien bien me quiere... Relaciones de pareja, noviazgo y los significados del amor


61 ¿Disfrutamos o nos culpamos? Vivencia de la sexualidad en las mujeres y los hombres jóvenes 69 Y ahora quién hace qué. Maternidad y paternidad en las y los jóvenes 73 RECURSOS PARA LA DEMOCRATIZACIÓN FAMILIAR 73 Trabajando con mujeres y hombres jóvenes la democratización familiar 77 Construyendo la autonomía 82 ANEXO 83 BIBLIOGRAFÍA 86 SOBRE LAS AUTORAS


Agradecimientos Beatriz Schmukler Estos manuales están dedicados a la memoria de nuestra queridísima compañera Martha Acosta Ruiz, quien nos sigue acompañando en toda nuestra lucha por las transformaciones familiares. Quiero dar las gracias a todas las personas que participaron con nosotros y nosotras en la creación del enfoque de democratización familiar, especialmente a Clemencia Muñoz por su apoyo intelectual y capacidad creativa en la búsqueda de nuevas modalidades de convivencia familiar. Clemencia respaldó esta iniciativa cuando fue representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el año 2000 y luego cuando fue directora de la Fundación Kellogg. Agradezco el auspicio y la asistencia intelectual y técnica del PNUD en la ejecución del proyecto Propuestas para una Convivencia Democrática en la Familia, núm. 00013567, entre los años 2001 y 2004. Vinculado con dicho proyecto agradezco el apoyo del INMUJERES nacional para realizar la prueba piloto del enfoque. A los institutos o programas estatales de la mujer y de equidad de género de los diez estados participantes: Baja California Sur, Distrito Federal, Querétaro, Guanajuato, Puebla, Monterrey, Sonora, Sinaloa, Veracruz y Yucatán. Los primeros borradores de estos manuales se construyeron en esos años bajo el trabajo editorial de Xosefa Alonso Sierra, con los aportes de las y los participantes de estas experiencias, los equipos estatales, las promotoras y promotores de los programas sociales, y asesores en la revisión de las versiones sucesivas de los diversos temas que abordan los manuales. Paco Cervantes y Roberto Garda del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias (CORIAC) ayudaron también a enriquecer estos manuales con sus sugerencias y críticas constructivas. Le damos un especial reconocimiento al equipo Salud y Género, A. C., por la autoría de tres manuales y su lectura detallada; sus comentarios fueron muy importantes para la concreción y enriquecimiento de estos trabajos. Agradezco en especial al equipo de investigadoras, investigadores, directoras de institutos y consejos estatales de las mujeres y de equidad y género, así como a directores y profesionales de programas gubernamentales que participaron en     5


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esta primera etapa de construcción del enfoque y creyeron en su importancia para prevenir la violencia de género. Nombro aquí a las personas más cercanas y sé que podré olvidar muchas, a quienes les debo también gratitud: Tatiana Ramos, Maribel Arellanes, Margarita Ortega, Elia Cervantes, Rafael Uro, Cecilia Zermeño e Irene Victoria López, de Guanajuato; Milagros Herrero Buchanan y Karla Hernández, de Yucatán; Claudia Hernández, Thelma Pedroza, Erika Meza Rosas, Mónica Díaz de Rivera y Angélica de Lara Herrera, de Puebla; María Cristina García Quintana y María Pilar Sáinz Reyes, de Querétaro; Noemí Ales Gatti, Eduwiges Vega Padilla y Columba Norzagaray Gámez, de Sinaloa; Patricia López Navarro, María Teresa García Pelayo y Elizabeth Anayensi Alvarado Palacios, de Baja California Sur; María Antonieta Margot Loustaunau, Rosario Román Pérez, Teresa Caraveo Galindo e Icela Moreno, de Sonora; Martha Patricia Colorado y Maricela Cienfuegos, de Veracruz; María de Lourdes Montes de Oca, Thelma Vilchis García, Heddy Mayanin Villaseñor Hernández, Isabel Ramos Alvarado, Georgina García Reyes y Luz Rosales Esteva, del Distrito Federal; Blanca Guerra, María Elena Chapa y Francisco Gallo Granados, de Nuevo León. A los queridos y queridas compañeras(os) del proceso de fundación del enfoque de democratización: María del Rosario Campos Beltrán, Xosefa Alonso Sierra, Nury Escobedo, Gloria Cardona González, Marcelo Carrillo Babani y Loreto Bravo. A mi querida compañera de ruta, María Jiménez, con quien todavía seguimos desbrozando malezas para la prevención de la violencia de género en las familias. A Carolina Coppel, de la Fundación Kellogg, quien participó con todo su amor y entusiasmo en el programa de capacitación en Oaxaca, y a los queridos compañeros y compañeras de Sinergia, con quienes nos transformamos juntos en los años 2006-2007. Gracias a Carolina por su apoyo en el desarrollo del programa en Morelos, Yucatán y Distrito Federal de 2007 a 2008 y en la producción del primer Manual para la prevención de la violencia familiar, con el enfoque de democratización en programas sociales. Agradezco a las y los participantes durante el seguimiento de la aplicación del enfoque de democratización en las comunidades con las que trabajan en Morelos y Oaxaca. En Oaxaca a Teresita de Jesús Santaella, Adriana Cointa, Araceli García, Leonor Zárate, Rebeca Ramos y Edith Juárez, de Centéotl, y a Luis Cervantes, de CENTRARTE; en Morelos a todas las y los integrantes de las organizaciones que participaron en los talleres, especialmente a Magdalena Esperanza Solano de Autonomía, Libertad en Movimiento (ALEM), a Cecilia Mendoza de la Unidad Central de Estudios para el Desarrollo Social (UNICEDES), a Mariana Barreda del Centro Cultural el Callejón en Cuautla, a Arlette Michán de Caminando Unidos, a Elsa Román de los Centros de Integración Juvenil, a Leticia Ramírez de la fundación A Cambio de Nada, a María del Carmen Conde, Yanet Rosales y Carlos de la Mora.


Agradecimientos    7

A cada alumno y alumna del programa de formación en el Estado de México por las experiencias compartidas y los aprendizajes construidos como “agentes de desarrollo local para la prevención de la violencia de género”, en el proceso de cogestión de convivencias democráticas vivido este último año. A las compañeras y compañeros que decidieron constituirse en una red permanente de democratización familiar y que organizaron el Primer Foro de Democratización Familiar: Género y Violencia. Oriente del Estado de México, especialmente a Martha Martínez, Sergio Hernández, María Esther Peña, María de los Ángeles Salazar, Araceli Corona, Odeth Trejo, Áurea Hernández, Abigaíl Bazán, Yeny Díaz, Sandra González, Roxana Andrade, Lourdes Marroquín, Alejandra Oyosa, Carmen Zamora, Eva López, Ma. Elena Torres, Lorena García, Hortensia Ponce, Victoriano Martínez, Rocío Román, Lucero Chávez, Hugo Neri, Estíbaliz Vera, Nora Cinco y Francisco Morán. A las y los docentes del diplomado y el curso: Trinidad Gutiérrez, Juan Guillermo Figueroa, Marcos Zenteno, Etelvina López, María Jiménez, Hugo Rocha, Pilar Lomelín, Prudencio Mochi, Cristina Girardo, Lourdes Morales, Raquel Marchetti, Yolanda Corona, Mirta Blostein y Elizardo Rannauro, y a los docentes de la UAEM que apoyaron el desarrollo del diplomado: María Luisa Quintero, Carlos Fonseca y Juan Manuel Sánchez. A Milagros Herrero Buchanan, Etelvina López y al Fondo Intersectorial INMUJERES-CONACYT por su reconocimiento del enfoque de democratización y el apoyo brindado durante 2009 y 2010. A Dolores Manjarrez y Martín Winocur de la Dirección de Vinculación del CONACYT, por el apoyo brindado para el desarrollo del Programa de Formación de Agentes de Desarrollo Local para la Prevención de la Violencia de Género, en el 2010, y la producción de esta serie de manuales. Al grupo de docentes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con quienes estamos organizando un programa para la prevención de la violencia de género y la democratización familiar, estableciendo un diálogo paritario e interdisciplinario, que nos permite enriquecer y profundizar el enfoque. Especialmente a Patricia Palacios, Edita Solís, Oliva Solís, Blanca Isela Gómez, Sulima García y Miriam Herrera, responsables de desarrollar la guía de trabajo para el programa de la especialidad. A Luis Gerardo Ayala Real y a Patricia Aguilar, por sus contribuciones que nos hacen abrir nuestras mentes y corazones. A cada participante con quienes revisamos, cuestionamos, transformamos y mejoramos el enfoque en estos últimos tres años: Lizzy Palencia, Hugo Rocha, Olga Murguía, Mónica Morales y Maricela Martínez. Estos manuales que publicamos ahora son producto de diez años de gestación, ensayos y errores, y de procesos de transformación colectivos en nuestras familias y las familias que fantaseamos para un camino constante de construcción de alternativas de convivencia.



Introducción general Beatriz Schmukler Xosefa Alonso La serie que presentamos forma parte de una estrategia de trabajo para integrar el enfoque de democratización familiar en programas de capacitación en instituciones de gobierno y académicas, y en organizaciones de la sociedad civil. El objetivo de estos manuales es ofrecer herramientas para los promotores que trabajan en dichos programas, creando conciencia y recuperando vivencias sobre los malestares que sentimos en las relaciones familiares actuales. La posibilidad de reflexionar colectivamente en torno a dichas molestias nos permite buscar alternativas para prevenirlas o ponerles fin. El reconocimiento de los malestares que vivimos en las familias permite prevenir la violencia de género al poner en entredicho los conceptos y las vivencias de las actuales relaciones de género. Estas se basan en formas de dominación construidas socialmente desde los orígenes de la humanidad y que son cuestionadas por las mujeres desde los inicios del movimiento feminista en el siglo XIX. En el siglo XX, desde la primera Conferencia Internacional de la Mujer en 1975, se empiezan a deconstruir esos vínculos de dominación. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) es el primer tratado internacional que reconoce de manera expresa, desde 1979, los derechos humanos de las mujeres; México forma parte de ella desde 1981. Los países que han ratificado la CEDAW se comprometen a adoptar las medidas necesarias para erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres, ya que a través de sus 30 artículos establece las bases para el logro de una verdadera igualdad entre mujeres y hombres, tanto en el ámbito público como en el privado. La Convención de Belém do Pará, realizada en Brasil, fue adoptada el 9 de junio de 1994 por 31 de las 34 naciones que integran la Organización de Estados Americanos (OEA). México la aprobó en 1996. Ese reconocimiento ha significado un avance sustancial en relación con la protección de los derechos humanos de las mujeres, ya que califica la violencia contra la mujer como un delito y una violación a los derechos humanos.     9


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• Define la violencia contra la mujer como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado”. • Comprende la violencia dentro de la familia o unidad doméstica, en cualquier relación interpersonal, la que tenga lugar en la comunidad y la que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes. • Su aprobación fue fruto del esfuerzo sostenido del movimiento de mujeres en los ámbitos mundial y regional, y logró colocar en la agenda pública el tema de la violencia basada en género. Con estos manuales nos proponemos tender, sobre las relaciones familiares, una mirada que nos permita ver la realidad sin idealizaciones y sin normas rígidas que se conviertan en camisas de fuerza. Implica continuar con el proceso de deconstrucción de los vínculos de dominación de género en la familia e ir construyendo socialmente un concepto de democracia familiar que tenga su base en la equidad de género y en la construcción de un vínculo democrático de autoridad entre las generaciones. Supone un reconocimiento equitativo de la autoridad de hombres y mujeres, padres y madres, así como la participación de niños(as), jóvenes y miembros de la tercera edad en las decisiones familiares. No desconocemos la necesidad de autoridad en los grupos familiares; nos proponemos reconstruir significados y prácticas de autoridad basados en la corresponsabilidad, respeto a la diversidad y a los derechos humanos en las familias y de las familias. Nos proponemos tomar conciencia de nuestros deseos diferenciados y ser capaces de resolver conflictos de modos negociados; pero, al mismo tiempo, reconocer las creencias que nos impiden resolverlos con libertad; visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres y los hombres, sobre la disciplina de las hijas e hijos y sobre las maneras de vivir de otras personas, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos qué podemos hacer para aceptar esas diferencias, siempre y cuando no lastimen los derechos individuales. Consideramos sustantivo reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así como los obstáculos que tenemos que superar para poder cambiar. Queremos construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas que nos ayuden a superar la dominación de género mediante propuestas alternativas elaboradas con los grupos de trabajo en los talleres. Estos, a su vez, se constituyen dentro de los procesos de capacitación que forman parte de la construcción de nuevos significados de familias basadas en la equidad de género. Los procesos de capacitación son simultáneamente procesos de construcción social de significados y de articulación de actores que pueden impulsar procesos de transformación de la cultura de género. Estos manuales fueron conformándose colectivamente a partir de los temas más habituales que surgían en los talleres con las y los promotores. Dichos temas


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constituyen la base de las dinámicas que proponemos en ellos. Por ejemplo, aspectos que tenemos en común las madres y los padres cuando nos sentimos dueños de la vida de nuestras hijas e hijos y queremos imponerles conductas mientras ellos ya desean su libertad. ¿En qué consiste nuestra función en ese caso?, ¿cómo podemos, sin imposición, facilitarles también a ellos sus vidas?, ¿cómo ayudarlos sin permitirles transgresiones que vulneren los derechos de los demás?, ¿cómo pueden las y los jóvenes ser sujetos de su propia vida y llegar a acuerdos con sus madres, padres, compañeras y compañeros?, ¿qué hacer para que las niñas y los niños sean escuchados en un clima donde los adultos los respeten y a su vez les puedan pedir su participación en la vida del grupo?, ¿cómo resolvemos, a su vez las dificultades de padres y madres al poner límites a los hijos(as)?, ¿cómo resolvemos la desaparición de una autoridad clara para los adolescentes en tanto los viejos parámetros de autoridad se están debilitando? Queremos reemplazar el autoritarismo por una autoridad democrática basada en el respeto a la diversidad y al mismo tiempo rescatar valores de corresponsabilidad y compromiso afectivo: ¿cómo se construye cotidianamente una autoridad basada en la negociación y el consenso donde hombres y mujeres sean reconocidos como autoridades equitativas? Las mujeres estamos aprendiendo a reconocer nuestros deseos y nuestros derechos. ¿Cómo plasmar esta nueva manera de vivir al negociar con las otras personas y, al mismo tiempo, poner límites claros cuando necesitamos defendernos? También los hombres se están transformando, comienzan a reconocer los alcances del machismo y a reflexionar sobre “¿qué es un hombre de verdad?”, como se dice en el manual de Hombres participando en la democratización de las familias. ¿Acaso habrá un hombre de verdad, podremos ser individuos en relación, ser recíprocos y responsabilizarnos por nosotras, nosotros y las demás personas?

¿Por qué proponemos una democracia familiar? Esta democracia no implica anarquía, ni la necesidad de votar para tomar decisiones, tampoco significa debilidad respecto de los deberes familiares. Implica “aceptación de las obligaciones, además de derechos protegidos ante la ley”. Implica la protección de niñas y niños, de ancianas y ancianos y de las personas con discapacidad. No significa “falta de respeto y ausencia de autoridad”, sino equidad en las decisiones, en la distribución del bienestar y en la libertad de pensamiento y acción, así como “la posibilidad de réplica” y de disentir, de ser diferentes. Algunos de los criterios que supone la democracia familiar son: la posibilidad de compartir la autoridad y el poder entre los adultos a cargo y hacer partícipes a los demás miembros de las decisiones que afectan al conjunto.


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Ello conduce a propiciar consultas entre quienes ejercen el poder y la autoridad –así como con los otros miembros del grupo– para que surjan a partir de la reflexión nuevas preguntas y se llegue a soluciones de respeto y de mayor consenso y negociación. Planteamos problematizar las relaciones de género existentes y las maneras actuales de “resolver” conflictos. La propuesta es que –mediante el trabajo con los manuales en los talleres– se elabore, dialogue y reflexione colectivamente acerca de formas de respeto y equidad entre los géneros y entre adultos y niños. Se requieren metodologías para superar de manera conjunta las trabas que nos impiden imaginar nuevas salidas a nuestros conflictos, salidas que implican descubrir barreras emocionales y culturales. La reflexión supone encontrar en nosotras y nosotros mismos el cúmulo de obstáculos culturales para pensar. Para construir una vida democrática en las familias es necesario repensar la cultura de género y descubrir nuestras barreras emocionales para pensar. ¿Por qué hablamos de género en esta construcción?, y ¿por qué poner el acento en la necesidad de que mujeres y hombres revisemos en la vida de todos los días las modalidades habituales de ser mujer y de ser hombre? El enfoque de género es una manera de mirar las diferencias entre las mujeres y los varones y las relaciones que establecen; es un concepto que ayuda a pensar que el conjunto de atributos y expectativas que atribuimos a las personas de cada sexo biológico son características definidas y construidas por el conjunto de los miembros de cada sociedad en cada época histórica. Entonces, todas y todos somos sujetos activos de esa construcción conjunta y podemos generar cambios benéficos. La vida cotidiana es el escenario en el que se produce y reproduce la desigualdad entre los géneros. Esa desigualdad aparece en el día a día, de tal forma que las mujeres quedan al servicio de las necesidades domésticas, como personas vulnerables y altamente emocionales. Padres, maridos, hijas e hijos tienen derechos sobre las mujeres, mientras que los hombres quedan como los sujetos de autoridad y mando, con derechos y capacidad para tomar decisiones por todos. Esta forma de organización cotidiana construye la desigualdad entre los géneros y da lugar a dificultades de negociación que pueden traducirse en situaciones violentas cuando las mujeres no están dispuestas a aceptar pasivamente sus lugares subordinados y cumplir con el papel que se espera de ellas. La tendencia a transformar las diferencias en litigios, lamentablemente ha favorecido controversias y enfrentamientos más que conversaciones fructíferas entre quienes sustentan puntos de vista diferentes. Con el objetivo de adquirir habilidades en este tipo de conversaciones, estos manuales proponen entrenamientos y prácticas que intenten reforzar participaciones democráticas en las decisiones, que incluyen sugerencias, y a través de diálogos abiertos y continuos.


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Proponemos que los manuales nos permitan trabajar con nosotras(os) como personas, que no nos dé pena encontrarnos con los mismos problemas que la población a la que queremos ayudar. Ayudar es dialogar, escuchar y cooperar con las soluciones de los otros, tener una actitud de apertura hacia las diferentes alternativas. En este sentido, proponemos la reflexión, la comunicación y los recursos para la democratización familiar como ejes transversales presentes en cada manual. a) la reflexión es útil para realizar una revisión crítica de nuestras vivencias y actitudes, examinar problemas y modelos hegemónicos que se sostienen en relaciones de poder asimétricas. Nos permite preguntarnos cuáles son las causas de este tipo de relaciones, cómo se manifiestan, cómo se sostienen y cuáles son los costos y consecuencias para el individuo, para el grupo familiar y la comunidad. b) la comunicación se plantea como una herramienta para la convivencia y la solución de conflictos de una forma pacífica. Es una manera de percibir las diferencias que existen entre hombres y mujeres, distintas generaciones, experiencias, historias y culturas, aprendiendo a respetarlas sin juzgar negativamente lo diferente. Nos permite establecer maneras de comunicación que propicien acuerdos y prácticas para el bienestar de cada persona y del conjunto familiar, manifestar lo que sentimos y pensamos mientras que, a la vez, nos disponemos a escuchar y considerar la opinión de las otras personas. c) los recursos para la democratización familiar son herramientas, habilidades y un potencial individual y colectivo para la transformación de las relaciones familiares. Se trata de una búsqueda individual y grupal para acceder a alternativas posibles dentro de valores democráticos, de equidad, cooperación y solidaridad. Si bien estos principios se plantean como básicos y fundamentales para alcanzar relaciones democráticas, no se proponen como modelos a seguir, en tanto que cada persona, cada familia tienen experiencias y particularidades diferentes y, en consecuencia, ha de decidir y elegir la opción que más le ayude en cada momento. Nos preguntamos cómo podemos participar todos los miembros de una familia en decisiones, de acuerdo con nuestros recursos, como personas con derechos iguales; cómo podemos ir desarrollando acuerdos en función de las necesidades y los deseos de las personas sin seguir mandatos sociales que nos impidan ser y crecer a cada uno según nuestros deseos; cómo podemos las mujeres ser sujetos que nos autoricemos a crecer con autonomía y a remover de nuestros cuerpos las culpas del placer; cómo podemos sentir y entender las dificultades que tenemos para relacionarnos, hombres y mujeres, haciendo arreglos de corresponsabilidad que sirvan para cada una de las etapas de nuestras vidas. Debemos solucionar nuestros conflictos de manera negociada y rechazar las creencias que nos impiden


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resolverlos con libertad, visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres y los hombres, en cuanto a la disciplina de las hijas e hijos y las maneras de vivir de otras personas, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos finalmente cómo podemos hacer para aceptar esas diferencias, siempre y cuando no lastimen los derechos individuales. Los manuales son una herramienta para establecer distintas formas de conversación. Esta nos sirve para reconocer nuestros miedos al fracaso en los vínculos que establecemos, nuestras dudas sobre los cambios que hemos experimentado nosotras, nosotros, nuestras hijas e hijos, nuestras parejas y los individuos involucrados en nuestras relaciones. Asimismo, los manuales constituyen un instrumento para auxiliar a las y los promotores en esta labor social que los convierte en líderes de relaciones humanas; para ayudarlos, en fin, a acompañar el proceso de transformación de las personas con quienes trabajan, con manuales enriquecidos con todas estas experiencias y aprendizajes a lo largo de estos diez años. El apoyo del CONACYT para publicarlos nos indica un interés por transmitir los productos de nuestras investigaciones a las políticas sociales y programas de prevención de la violencia de género y convertirlos en herramientas para la transformación de la cultura de género en una cultura de equidad. Recibimos retroalimentación de muchas personas que contribuyeron a enriquecer estos manuales con sus ideas y sugerencias, especialmente de los equipos estatales de coordinación y de las promotoras y promotores de los programas sociales que participaron en la revisión de las diferentes versiones de los manuales; sus ideas y experiencias fueron de mucha ayuda para lograr que estas herramientas se adaptasen a sus realidades. Consideramos de primordial importancia poder reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así como los obstáculos que tenemos para cambiar. Nos referimos a las nuevas situaciones que estamos viviendo en nuestras familias y a la necesidad de construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas. En última instancia, estamos revisando el concepto de amor. Nos preguntamos si el acuerdo amoroso con el que nos constituimos como pareja y luego procreamos ha cambiado y si las necesidades y deseos que fueron surgiendo y transformándose tienen lugar en el amor de hoy; cómo conjugamos en ese amor los deseos individuales y los objetivos de los otros y las otras; cómo construir vínculos amorosos sin cercenar a ninguno de los miembros.

Estructura de los manuales Los seis manuales responden a una misma estructura. Se presentan primero los apartados “Agradecimientos” e “Introducción general”, que son comunes a todos


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los manuales. Cada uno de estos cuenta con una “Presentación” donde se realiza un breve diagnóstico de la situación específica del grupo al que va dirigido. Por ejemplo, cuál es la problemática que viven las niñas y niños, los jóvenes, las mujeres, los hombres, etc. En función de esta descripción general de la realidad social de este grupo y en relación con los demás miembros de una sociedad, se plantea una serie de temas que se analizan en los capítulos de cada manual. Cada capítulo responde a un objetivo específico que remite a su vez al objetivo general del manual; los capítulos contienen varios apartados en los que se presenta una reflexión teórica y una o dos actividades como herramientas para las y los promotores en el trabajo con grupos. Dichas actividades son de carácter participativo, tienen el fin de hacernos reflexionar sobre nuestras propias vivencias y nos invitan a buscar caminos de cambio para aquellos aspectos que deseamos modificar de nuestro comportamiento en las relaciones laborales, familiares y personales, especialmente. Además de estas actividades o ejercicios para generar conocimiento y análisis, existen otras para dinamizar grupos de cooperación, comunicación, relajación, etc. Todas ellas se presentan como herramientas para lograr un proceso de aprendizaje. La serie de manuales “Construyendo alternativas de convivencia familiar” consta de los títulos siguientes: 1. En Hacia la democratización familiar en México, por María Cristina Ravazzola, se propone una reflexión acerca de las familias mexicanas, analizando cuáles son los cambios que están experimentando en las últimas décadas. A partir de visualizar cómo hemos ido transformando nuestras relaciones familiares, desde nuestros antepasados hasta la actualidad, se analiza la familia como un ente social en continuo cambio y evolución. En este texto se reflexiona sobre qué tipo de familia queremos y asimismo se proponen valores de equidad, respeto, solidaridad y cooperación como un camino para la conformación de familias más democráticas. 2. En Mujeres participando en la democratización de las familias, por María Cristina Ravazzola, Emma María Reyes Rosas y Gisela Sánchez Díaz de León, se reflexiona acerca de la educación y formas de socialización tradicionales que viven las mujeres. Contiene un replanteamiento sobre las relaciones autoritarias justificadas por el género y se propone fomentar procesos de empoderamiento y autoestima de las mujeres a través del conocimiento de sus derechos y el reconocimiento de sus deseos y valores, en armonía con la sociedad de la que forman parte. Asimismo, se consideran las formas de relación de las mujeres con las demás personas de la familia en vínculos de paridad y negociación. 3. En Hombres participando en la democratización de las familias, por Benno De Keijzer y Luis Gerardo Ayala Real, se plantea reflexionar sobre la participación de los hombres en sus relaciones de pareja y familia; el ejercicio


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de su paternidad, las creencias acerca de los significados de ser hombre en nuestra sociedad y las formas de ejercer la autoridad. La meta es acompañar a los hombres en la transformación de sus relaciones familiares y personales, así como reconocer y desarrollar recursos individuales y colectivos para la negociación de conflictos en la familia, con miras a vivir relaciones de equidad más justas que permitan el desarrollo pleno de hombres y mujeres. 4. Mujeres y hombres jóvenes hacia la democratización familiar en México, por Olivia Aguilar Dorantes y Silvia del Pilar López Hernández. El propósito de este manual es repensar nuestras concepciones de la juventud, y que las y los jóvenes examinen sus relaciones de familia, interpersonales y de pareja. Para ello se revisan las relaciones de autoridad y abuso de poder que pueden sufrir las y los jóvenes en los diferentes ámbitos de su vida y se cuestionan las funciones de género en nuestra sociedad. Partiendo de la reflexión sobre los principales ejes de conflicto, se plantea la construcción de alternativas para establecer relaciones que promuevan la solidaridad, la cooperación, el respeto y la equidad entre hombres y mujeres. 5. En Madres, padres, hijas e hijos hacia la democratización familiar en México, por María Jiménez Díaz, se propone problematizar los diferentes contextos familiares en los que se da la crianza de un ser humano, identificando y cuestionando los procedimientos autoritarios que pueden existir en las relaciones familiares, especialmente en la relación madres, padres, hijas e hijos. El objetivo es lograr una convivencia en donde las niñas y los niños recuperen sus derechos y responsabilidades de acuerdo con su nivel de madurez; se invita a conformar relaciones democráticas partiendo de la confianza, el respeto, la empatía y la conexión de la madre y el padre con sus emociones, primero, y con las de sus hijas e hijos, después. 6. En Niñas y niños hacia la democratización familiar en México, por Hugo Rocha Pérez y Yolanda Corona Caraveo, se expone la construcción de una visión distinta sobre las niñas y los niños, reconociéndolos como sujetos de derechos y deberes. Se trata de una visión alejada del enfoque de considerar a las niñas y los niños como objetos que han de ser controlados, manipulados y reprimidos. Se pretende generar en los adultos una sensibilidad hacia las niñas y los niños para comprenderlos, contar con ellos como aliados en la búsqueda de formas para mejorar nuestras relaciones familiares y contagiarnos de sus capacidades creativas, lúdicas, inventivas y de alegría.


Presentación Queremos, a través de este manual, motivar y transmitir la esperanza de que hay otras formas de relacionarnos y de estar en el mundo, que la participación de mujeres y hombres en la construcción de alternativas de vida con equidad, respeto y autonomía puede llegar a ser una realidad. El presente manual está diseñado para enriquecer el quehacer de las personas que en su trabajo cotidiano están en contacto con mujeres y hombres jóvenes,1 ya sea en los ámbitos de la educación, la atención a la salud o el desarrollo social. Esta propuesta incluye una filosofía y una metodología de trabajo que ponen el acento en la importancia de la participación de las personas jóvenes en la construcción de relaciones que promuevan, entre mujeres y hombres, la solidaridad, la cooperación y la igualdad de oportunidades. Para lograr esto, requerimos llevar a cabo una revisión profunda de las relaciones de autoridad, el ejercicio de poder y los papeles de género que están viviendo las y los jóvenes en diferentes ámbitos de su vida, para que a partir de ello, y de manera conjunta, se promueva la construcción de alternativas democráticas que incluyan las diferencias y los recursos de cada persona. A lo largo de este manual haremos referencia a los siguientes ejes: a) la importancia de la capacitación y la sensibilización de quienes trabajan con mujeres y hombres jóvenes; b) la participación de las y los jóvenes en la construcción de familias y sociedades democráticas y equitativas, y c) el reconocimiento a la diversidad de personas que conforman el grupo de mujeres y hombres jóvenes.

Objetivo Reflexionar con las mujeres y los hombres jóvenes en torno a sus relaciones de familia, interpersonales y de pareja; sus principales ejes de conflicto, y las alterna-

1  Cuando

nos referimos a jóvenes hablamos de mujeres y hombres. Es importante tener presente ambos géneros, haciendo un ejercicio de inclusión y de democracia.

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tivas para establecer relaciones democráticas basadas en la equidad, el respeto, el sentido de cooperación y el placer.

Juventud o juventudes: un intento de definición “Ser joven” es un proceso múltiple y dinámico que se define a través de características construidas socialmente; es decir, que cambian en relación con el contexto2 en que vive cada joven. Concretar una definición de qué significa “ser joven” implica cierto grado de dificultad, debido a que para ello hay que tomar en consideración diferentes realidades. Comenzaremos con las más visibles: la edad y las características biológicas. En la Ley por la que se crea el Instituto Mexicano de la Juventud se establece que la población considerada como joven es aquella “cuya edad quede comprendida entre los doce y 29 años”. Además de esta definición meramente normativa, en los primeros años de la juventud suceden una serie de cambios biológicos (relacionados con la pubertad) que indican que una persona deja de ser niña o niño. La pubertad hace referencia al inicio o aparición de cambios físico-biológicos (los caracteres sexuales secundarios y la posibilidad de la función reproductiva). Estos sucesos se consideran también indicadores del inicio de la adolescencia (hecho social), la cual se extiende hacia los 19-20 años. En términos generales, la adolescencia se incluye en la etapa joven; es decir, en México, a las personas que se encuentran entre los doce y los 29 años de edad se les considera jóvenes. Tomando en cuenta estos parámetros, cuando hagamos referencia a jóvenes estaremos hablando de mujeres y hombres desde los doce hasta los 29 años, y especificaremos –cuando sea necesario– que nos estamos refiriendo a adolescentes. Además de la edad y los aspectos biológicos, confluyen otros ámbitos en la construcción de la identidad de las y los jóvenes, que van desde lo más personal e íntimo (la sexualidad, la subjetividad, los pensamientos, los sentimientos, las emociones), pasando por lo relacional (la pertenencia a una familia, grupo, escuela, colonia o comunidad) hasta lo sociocultural (imagen que socialmente se tiene de las y los jóvenes en diferentes culturas e incluso la pertenencia a grupos sociales y a un género). Tomando en cuenta las características mencionadas, se observa el grado de dificultad que implica dar una definición que incluya la diversidad de mujeres y hombres jóvenes. Y desde esta perspectiva, la propuesta es de respeto y reco-

2  Histórico,

sociocultural y regional.


Presentación    19

nocimiento de la diversidad, lo cual lleva a tener ejercicios de tolerancia,3 con el propósito de visualizar cada una de estas características, en un afán de inclusión que se contrapone a la exclusión y la discriminación. Para conocer más acerca de las y los jóvenes en nuestro país, revisaremos la distribución4 de esta población en nuestro territorio: • La mitad de la población de jóvenes se concentra en siete de las 32 entidades federativas del país.5 • En quince entidades6 (incluyendo las referidas en el punto anterior) viven tres de cada cuatro jóvenes residentes en México. Según datos de Conapo, 74 de cada 100 jóvenes habitan en zonas urbanas, es decir que la población joven es predominantemente urbana. A pesar de lo anterior, es preciso tener presente también la realidad de las personas jóvenes que viven en regiones diferentes a las de la mayoría. Tomemos en cuenta que las y los jóvenes son más diversos de lo que nos imaginamos.

Participación de las y los jóvenes en sus familias Partimos de reconocer que la familia, como grupo social, desempeña una función decisiva en el desarrollo de la personalidad de sus integrantes; desde este espacio trabajamos para reflexionar sobre las relaciones que se están generando entre las personas jóvenes y otras personas en este mismo espacio. El espacio familiar es uno de los ámbitos de mayor importancia para el desarrollo de sus integrantes (mujeres y hombres), debido a que es el lugar donde se establecen las condiciones para la comunicación-expresión de afectos y emociones así como para la socialización, es decir, la reproducción de conocimientos, valores, actitudes, motivaciones y expectativas. En ello radica la importancia de trabajar con jóvenes con el propósito de construir relaciones democráticas y equitativas desde el grupo familiar, y que estas formas de relación se reflejen en las relaciones con otras personas.

3  Tolerancia

se define “como un entramado en que se conjugan la pluralidad, la amplitud de espacios y de normas respetadas, el compromiso, la crítica y la disidencia, así como los pactos políticos de mayorías y de minorías” (Lagarde, Democracia, 1994). 4  La distribución de la población joven en México es resultado de la acción conjunta de las dinámicas de crecimiento natural y de movilidad espacial de la población en las diferentes regiones y entidades del país. Dichas dinámicas están a su vez estrechamente vinculadas a los procesos de desarrollo socioeconómico que tienen lugar en cada una de las regiones, las cuales han seguido caminos diversos y alcanzado grados de modernización distintos (Conapo, Situación, 2000). 5  Estado de México (13.3%), Distrito Federal (8.4%), Veracruz (7.0%), Jalisco (6.6%), Puebla (5.1%), Guanajuato (5.1%) y Michoacán (4.4 %) (Ibid.). 6  Chiapas, Nuevo León, Oaxaca, Guerrero, Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa y San Luis Potosí.


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Para conocer la estructura y la participación de mujeres y hombres jóvenes en sus familias, haremos referencia a la Encuesta Nacional de la Juventud.7 En la encuesta, podemos ver que la mayoría de las personas jóvenes son solteras/os (72 de cada 100 jóvenes), y que más de la mitad de ellos (60 de cada 100) habita en familias integradas por la madre y el padre (independientemente de su estado civil). Cuando la madre y el padre tienen residencias distintas, según lo que informaron las y los jóvenes, son más los que viven con la madre (doce de cada 100), en comparación con el padre (dos de cada 100). Los datos nos indican que las mujeres (madres) conservan el deber de crianza de hijas e hijos y que los hombres (padres) se involucran menos en estas tareas. En lo referente a la distribución del trabajo doméstico y a la forma en que se realiza la toma de decisiones en el grupo familiar, se observa que la persona encargada de los cuidados es la madre8 y la persona encargada de proveer es el padre,9 además de que ambos tienen actividades bien diferenciadas dentro y fuera de la casa. En cuanto a la participación de las y los jóvenes en sus familias de origen, tanto las mujeres como los hombres participan poco en actividades familiares, y su participación está relacionada (cercanamente) con las actividades que realizan mamá y papá; es decir, las jóvenes (como hijas) se responsabilizan del quehacer de la casa, el cuidado de niñas, niños y ancianos (cinco de cada 100 mujeres jóvenes realizan estas actividades) y los jóvenes se involucran sobre todo en reparaciones de la casa (tres de cada 100 hombres jóvenes participan en estas actividades). Aquí se aplica la famosa frase “se educa con el ejemplo”, pues las y los jóvenes están reproduciendo los desempeños que ven en sus familias.

Avances y retos para las mujeres y LOS hombres jóvenes en la construcción de la democracia Cuando analizamos la forma de participación de las y los jóvenes en sus familias surge la pregunta: ¿cómo o qué hacer para lograr que las personas jóvenes sean más equitativas y democráticas en sus familias? Tomando en cuenta que quienes están participando y decidiendo la mayoría de los aspectos de la vida en el grupo familiar son las personas adultas, intentemos ir más allá y partir de los recursos de las y los jóvenes.

7  La

encuesta estuvo a cargo del Instituto Mexicano de la Juventud en 2000. La cobertura de la encuesta fue hecha a escala nacional y la muestra incluyó 54 500 viviendas; se encuestó a todas las personas que tuvieran de doce a 29 años de edad y que residían habitualmente en viviendas particulares ubicadas dentro del territorio nacional, de zonas urbanas y rurales. 8  Quehaceres domésticos, cuidado de niñas y niños, llevar enfermos al doctor, etcétera. 9  Dar dinero a la casa, reparaciones domésticas, realizar trámites, etcétera.


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Desde este proceso democratizador se propone identificar, reconocer y respetar la participación de cada miembro que integra un grupo social como la familia; pues, como dice Marcela Lagarde, la democracia va más allá del terreno del Estado, y para lograr que esta se desarrolle en la vida cotidiana es necesario preparar el terreno para “conformar la igualdad entre mujeres y hombres”; por ello, desde esta propuesta se considera la participación de adolescentes y jóvenes, “a partir del reconocimiento tanto de sus diferencias como de sus semejanzas, sin considerarles inferiores con relación a otras personas.10 Es obvio que hay necesidad de reconceptualizar el término “comunicación familiar”, y la relación entre adolescentes-jóvenes y personas adultas (madres y padres de familia, maestras-maestros) para que juntos (familia, escuela y comunidad) se responsabilicen del ejercicio de relaciones democráticas en los diferentes ámbitos del desarrollo en que se quiere intervenir, para caminar en la construcción de familias democráticas, solidarias, donde el poder11 esté distribuido equitativamente. Por ello es preciso que desde el lugar de cada persona (niña o niño, joven, adulta o anciana) escuchemos su voz y que cada voz tenga un lugar de tolerancia, respeto y credibilidad. Por ello, será necesario tomar en cuenta, además de las diferencias entre generaciones, las desigualdades entre los géneros (que hemos reproducido), así como hacer una revisión de sucesos históricos relevantes que muestran la importancia de la participación de las y los jóvenes en la construcción de nuestra sociedad. En este manual proponemos visualizar y analizar críticamente las distintas formas de ver y de vivir la juventud, para ir así en la búsqueda de estrategias y mecanismos que impulsen a considerar a mujeres y hombres jóvenes como sujetos importantes en la toma de decisiones en los ámbitos personales y de relaciones (con sus pares, con otras generaciones y con grupos sociales). El hecho de que las y los jóvenes están construyendo o vayan a construir otras familias hace necesario ubicarnos en el marco de los modelos de familia en los que están conviviendo, escuchar sus voces, de las cuales tenemos mucho que aprender y compartir. En el marco de la democratización familiar es fundamental contribuir a la construcción de condiciones sociales que mejoren la calidad de vida de las mujeres y hombres jóvenes. Para alcanzar esta meta, en esta propuesta teórica y metodológica se aborda la situación desde un enfoque integral, considerando a las mujeres y hombres jóvenes no como un problema, sino como un sector con necesidades específicas, como aliados en la búsqueda de soluciones, sin olvidar sus propios recursos.

10  Lagarde, 11  Personal,

Democracia, 1994 grupal, comunitario y social.


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Se plantea el trabajo desde una metodología participativa para decodificar, analizar y cuestionar las relaciones de autoridad que se aprenden en la familia, promoviendo la reflexión sobre las relaciones con las figuras de autoridad y sobre la manera como estos modelos afectan nuestras propias relaciones. Otro factor fundamental en esta propuesta es el enfoque desde el punto de vista de las relaciones, en el que se reconocen y valoran los problemas, las necesidades y los recursos específicos de los y las jóvenes. Esta mirada es muy importante ya que generalmente se trabaja con “jóvenes” como sector sin tomar en cuenta las especificidades, necesidades y condiciones de mujeres y hombres, lo que encubre la desigualdad12 a que se enfrentan cotidianamente. Para la consolidación de la democracia en la familia y en la sociedad es imprescindible la democracia y la equidad entre los géneros. Por eso en este manual se combinan momentos de reflexión entre mujeres y hombres por separado, y momentos de diálogo, escucha y reflexión entre ambos. Desde el enfoque de la democratización familiar, ser joven implica “una etapa en sí misma de construcción y deconstrucción de representaciones sociales”,13 de tal manera que se consideran las siguientes características de la juventud y las posibilidades de contribuir a la construcción y deconstrucción de las representaciones sociales desde el enfoque de la democratización familiar:

12  Ya

en la parte introductoria se presentan datos que fundamentan esta desigualdad. por representación social un proceso dinámico y subjetivo de construcción de referentes que guían las conductas del individuo. Retomamos la definición de Denise Jodelet: “El conocimiento socialmente elaborado y compartido, constituido a partir de nuestras experiencias y de las informaciones y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social” (Alfonso, “Teoría”, 2007).

13  Entendemos


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Características del ser joven desde el enfoque de la democratización familiar

Posibilidades de influir en las representaciones sociales de mujeres y hombres jóvenes desde el enfoque de la democratización familiar

La identidad de las y los jóvenes se construye a partir de representaciones sociales, y a partir de estas se determinan las actividades permitidas y asignadas, que pueden ser reproducidas o cuestionadas de manera implícita o explícita.

Propiciar en mujeres y hombres jóvenes la toma de conciencia de las representaciones establecidas socialmente respecto a las relaciones de género, el ideal de familia, el ser joven y los sistemas de autoridad. Propiciar que mujeres y hombres jóvenes identifiquen las actividades que les son asignadas en el ámbito laboral, educativo, familiar y comunitario. Reflexionar cómo las representaciones sociales respecto al “deber ser joven” determinan dichas imposiciones. Favorecer el diálogo entre padres/madres e hijos/as en torno a las representaciones sociales que limitan el desarrollo pleno de las y los jóvenes.

La identidad de los jóvenes se construye a partir de las creencias de género y del “deber ser joven” que tiene un grupo social, de manera que converge en un “ser mujer joven” y “ser hombre joven”.

Reconocer que el “deber ser joven” implica la construcción de lo que es “ser mujer joven” y “ser hombre joven” con características propias; no sólo lo que es ser hombre y mujer adultos desde la perspectiva de género, sino reconociendo el momento de transición de las nuevas generaciones. Cuestionar la construcción de género y el deber ser joven para proponer alternativas en el ejercicio de la juventud y en las relaciones que se establecen (noviazgo, amistad, familiares, etcétera). Abrir espacios de reflexión en torno a las necesidades e intereses específicos de las y los jóvenes, donde se propicie el diálogo entre hombres y mujeres.


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En el proceso de construcción de su identidad, mujeres y hombres jóvenes buscan referentes sociales con los cuales identificarse y encuentran diversos estereotipos construidos socialmente que dictan las conductas del “deber ser joven”, que se consideran como hechos naturales (por ejemplo no respetar a quien se supone la autoridad, estar en desacuerdo constante, mostrar apatía, rebeldía, toma de riesgos, falta de compromiso, inconformidad, etc.). En esta búsqueda las y los jóvenes reproducen los estereotipos construidos socialmente.

Cuestionar los estereotipos del “deber ser joven” de la misma manera que se cuestiona la construcción de género, que se justifican a partir de características biológicas. Propiciar así que las y los jóvenes mismos generen preguntas en torno a estos estereotipos, entre ellos la representación de los jóvenes como un problema y no como actores del cambio. El trabajo con jóvenes, desde el enfoque de la democratización familiar, implica reflexionar y cuestionar el “deber ser mujer u hombre joven”, para construir formas creativas de ser y relacionarse de manera más democrática. Analizar los conceptos de rebeldía, desacuerdo e inconformidad, reconociendo las conductas encasilladas en estos términos y los matices que implican en cada joven, de manera que sea posible la resignificación de estos estereotipos y el de los autoritarismos para así propiciar nuevos sistemas de autoridad más democráticos.

Socialmente se reconoce a la juventud como una etapa de construcción de autonomía y reconocimiento de los propios deseos, diferenciados de los del resto de la familia.

Propiciar el reconocimiento en los jóvenes de sus propios deseos diferenciándolos de los mandatos establecidos en el seno familiar. Considerar que a partir del reconocimiento de los propios deseos se genera un proceso de construcción de autonomía de manera creativa. Contribuir a la generación de espacios de diálogo entre madres/padres e hijos/as para hablar directamente sobre deseos comunes y diferenciados, sueños y expectativas hacia el futuro, a fin de favorecer la autonomía de las y los jóvenes, la negociación y la toma de acuerdos, con respeto a la diversidad en la familia.


Presentación    25

La juventud es un momento de construcción de estrategias para integrarse en la toma de decisiones en la familia y en otros grupos sociales. Este proceso puede ser autoritario o democrático.

Propiciar que las y los jóvenes descubran las relaciones autoritarias en la familia para que en la construcción de sus propias estrategias de participación cuestionen el modelo autoritario establecido tradicionalmente y construyan alternativas de negociación más democráticas. Fomentar que las mujeres y los hombres jóvenes ejerzan su autoridad de manera flexible, procurando tomar decisiones que contemplen los intereses y las necesidades de cada integrante del grupo familiar mediante acuerdos establecidos en conjunto, o negociar cuando no haya acuerdos. Esta forma de ejercer autoridad se entiende como un proceso para la construcción de familias más democráticas. Reflexionar con las y los jóvenes sobre el ideal de familia como espacio de seguridad, reconociendo los vínculos familiares que favorecen el desarrollo y la autonomía de sus integrantes y cuáles obstaculizan la posibilidad de percibir y satisfacer las necesidades individuales. Con estas bases se pueden generar estrategias de negociación y toma de acuerdos de manera democrática, tanto en la familia como con otros grupos sociales.

Los jóvenes comienzan a formar parte de la vida pública y a adquirir nuevas responsabilidades y obligaciones en su actividad económica. Ante esto, se ven en la necesidad de establecer relaciones de autoridad en el medio social que generalmente están inmersas en un sistema autoritario, lo que da origen a la reproducción del mismo sistema de relación.

Reconocer y cuestionar las relaciones de autoridad que se establecen en la vida pública y analizar si este sistema se reproduce dentro del grupo familiar, y viceversa. Generar estrategias, con la participación de mujeres y hombres jóvenes, para construir relaciones más democráticas en diferentes espacios sociales e identificar las dificultades sociales que conlleva ese proceso.


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Las ideas y propuestas de las mujeres y los hombres jóvenes son importantes en la etapa de la juventud; no es únicamente una preparación para la etapa adulta, pues ello anula la importancia del ser joven. Las propuestas de las y los jóvenes no son sólo ideas innovadoras y pasajeras, actúan en el momento mismo de la juventud y, a su vez, pueden quedar instaladas en la etapa adulta.

Promover, mediante el diálogo y la negociación, que las ideas y propuestas de mujeres y hombres jóvenes se expresen y se tomen en cuenta con validez propia. Cuestionar o problematizar la creencia de que las ideas de las y los jóvenes son intrascendentes y pasajeras, que se adjudican al hecho de ser joven. Reconocer que las ideas innovadoras de las y los jóvenes no son propuestas espontáneas, surgen cuando se cuestionan las ideas preestablecidas en un sistema tradicional. Así, en los intentos de romper con dichos esquemas se enfrentan con diversas dificultades en la construcción de su identidad ante los sistemas autoritarios del orden social.


IDENTIDAD DE MUJERES Y HOMBRES JÓVENES En la clasificación por edad y por sexo está la cuestión del poder, las formas de imponer límites y de producir un orden en el cual cada cual debe mantenerse y ocupar su lugar. Pierre Bourdieu

En este capítulo se van a desarrollar temas relacionados con las diferentes formas de ser mujer joven y ser hombre joven; aquí se toman en cuenta los elementos que influyen para que se constituya la identidad de las y los jóvenes.

Ser joven aquí y ahora El concepto de juventud que tiene cada persona y cada grupo social está relacionado con su concepción del ser humano; así, observamos que existen diferentes posturas sobre lo que significa ser joven: • Los enfoques que consideran la juventud como problema, como un momento de crisis, una etapa de cambios físicos y psicológicos, de inestabilidad y de riesgo atribuyen a los y las jóvenes características que se generalizan para todas las personas y las enmarcan en lo “normal” o lo “anormal”. Se fundamentan en estudios de psicología de la adolescencia, en los cuales se aborda la salud mental (o más bien enfermedad) de las personas jóvenes. • También hay posturas que conciben a la juventud como un proceso de transición en el cual las personas están en una etapa de formación y preparación para la vida adulta. • Desde posturas semejantes, la juventud es reconocida como una etapa de problemas donde hay desempleo, drogadicción, embarazo adolescente, violencia, deserción escolar, y la definen como grupo vulnerable. • Otras cconcepciones depositan en la juventud la responsabilidad del cambio social, al considerarla “un agente de cambio”.     27


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Entonces, pensamos que es muy importante que quienes facilitan procesos educativos reflexionen sobre los siguientes puntos: • ¿Cuál es el concepto de joven que tenemos? • ¿Se relaciona con alguno de los que se exponen en la lista anterior? Es necesario reflexionar y definir qué concepto tenemos de ser joven y reconocer que hay diferencias; por ejemplo, socialmente se relaciona el ser mujer con la fragilidad, la debilidad, la tolerancia, la pasividad y con actividades del mundo privado (específicamente el cuidado de la familia, la casa-hogar); además, a los hombres se les asocia con la fuerza, la actividad (incluso la hiperactividad), la toma de riesgos y el mundo público. Así es como socialmente se refuerzan estereotipos diferenciados para unas y otros, lo que acarrea desigualdad de oportunidades para el desarrollo, discriminación y violencia. Las actividades de este apartado tienen como propósito explorar el contexto social en el que se construyen las identidades de las y los jóvenes. La primera actividad se encamina a conocer la o las representaciones sociales sobre la juventud que prevalecen en el grupo social con el que se trabaja. A partir de lo cual será posible integrar un concepto con el que se considere a las mujeres y a los hombres jóvenes como sujetos activos en el proceso de construcción de familias más democráticas. Posteriormente se abordan aspectos sociales a los que las y los jóvenes se enfrentan durante su desarrollo y en el ejercicio de sus derechos: desarrollo social (y pobreza), educación escolarizada y participación económica, temas que sirven para contextualizar la vivencia de las y los jóvenes aquí y ahora.

Actividad Collage Objetivo

Analizar y deconstruir los modelos sociales de ser mujeres y hombres jóvenes. Reflexionar sobre las concepciones que las personas adultas tienen sobre las personas jóvenes. Revistas, pegamento, pliegos de papel, tijeras, colores. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora divide el grupo para trabajar: dos grupos de mujeres y dos de hombres. 2. Les pide que elaboren un collage de lo que significa ser mujer y ser hombre joven en nuestra sociedad, para lo cual tendrán el material disponible.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    29

3. El tema del collage se realizará de acuerdo con las características de los grupos, de la manera siguiente:1 • Grupo 1 (Mujeres): elaborarán el collage de la mujer joven. • Grupo 2 (Mujeres): elaborarán el collage del hombre joven. • Grupo 3 (Hombres): elaborarán el collage de la mujer joven. • Grupo 4 (Hombres): elaborarán el collage del hombre joven. 4. Al terminar, se expondrán los trabajos en plenaria y se realizará la reflexión sobre estos. Preguntas que pueden ayudar a la reflexión: • ¿Qué se ve en los collage? • ¿Hay algunos jóvenes que no estén representados en los trabajos? • ¿Cómo se sienten al conocer el concepto que existe sobre la gente joven? • ¿Cuál es el concepto que se tiene de la gente adulta? • ¿Cuáles son las consecuencias de que existan prejuicios de las personas por su edad? • ¿Qué podemos hacer para ir cambiando estos conceptos? Ideas para reforzar. Es necesario tener claro que la democracia incluye el reconocimiento de diferentes formas de ser mujer y hombre jóvenes, y que todas las personas tienen los mismos derechos.

Principales problemas y retos de la juventud en México Haremos una revisión de las situaciones que enfrenta la población joven en nuestro país. Específicamente nos situamos en los ámbitos del desarrollo, el empleo/ desempleo y la educación, lo cual nos llevará a preguntarnos: ¿En el ámbito laboral se reconocen las experiencias y “saberes” de las personas jóvenes? ¿Se tienen –o tenemos– en cuenta las opiniones de las y los jóvenes para tomar decisiones? ¿Qué situaciones de las que viven las y los jóvenes se convierten en obstáculos para la construcción de relaciones equitativas y democráticas?

1  De

esta forma hay la posibilidad de que tanto mujeres como hombres reflexionen cómo se ven a sí mismas y a sí mismos, y cómo ven al otro género.


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Pobreza y desarrollo social La pobreza o el nivel de recursos y oportunidades son factores que influyen en el desarrollo de las personas, las comunidades y los países. En este apartado se presentan datos que reflejan la situación de desarrollo y de pobreza entre las y los jóvenes en México. Para ello se analiza el vínculo que existe entre el desarrollo social y los niveles de pobreza (una relación inversamente proporcional entre ambos factores): a mayor desarrollo social, menor pobreza, y cuando el desarrollo social es menor, la pobreza aumenta. A continuación se presenta una tabla con las dimensiones y sus respectivos indicadores para identificar el grado de desarrollo de una población.2 Dimensiones

Indicadores

Gozar de una vida sana y saludable

Porcentaje con asistencia médica

Adquirir conocimiento e información

De 18 a 24 años de edad y tienen la secundaria o más De quince a 19 años de edad y asisten a escuela De 20 a 24 años de edad asisten a la escuela Cuentan con radio y televisión

Gozar de un empleo de calidad

Trabajan de 35 a 44 horas por semana Cuentan con prestaciones laborales

Gozar de un nivel de vida digno

Ingreso superior a la línea de pobreza de capacidades

Gozar de una vivienda digna

Calidad de la vivienda

En lo que se refiere específicamente a la población joven, se sabe que 18 de cada 100 jóvenes mexicanos son pobres, y la pobreza es mayor entre los jóvenes de zonas rurales, en comparación con los que viven en zonas urbanas. Al confrotar la información de las dimensiones e indicadores, se sabe que 18% de jóvenes no cuenta con asistencia médica, el nivel educativo es bajo, se carece de prestaciones

2  Zúñiga,

“Estrategias”, 2003.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    31

laborales y de condiciones para cuidar su salud y su desarrollo integral. Esto es grave si se toma en cuenta que la educación, la salud y el desarrollo integral son derechos humanos que mujeres y hombres adolescentes deberían tener cubiertos.

Educación escolarizada En nuestra sociedad, asistir a una escuela se ha convertido en un recurso de adquisición de herramientas para apropiarse de otros espacios. Además, la formación en aulas se reconoce socialmente como indispensable, lo cual deberíamos reconsiderar ya que resta valor a las personas que no cuentan con esta forma de educación, aunque su sabiduría sea más que rica. Este “restar valor” puede traducirse cotidianamente como discriminación. Estimaciones de Consejo Nacional de Población (Conapo) indican que la asistencia de jóvenes a la escuela en los niveles secundaria y postsecundaria se ha incrementado de 1970 a 2000 (cuatro veces más jóvenes en secundaria y casi tres veces más jóvenes en postsecundaria).3 A la vez que, en el mismo periodo, descendió el índice de jóvenes sin ninguna instrucción escolar (de 20 a 2 por cada 100). Estos datos indican que la mayoría de los jóvenes (98%) sabe leer y escribir, lo cual da la oportunidad de acceder a otros recursos tecnológicos y científicos. Si tomamos en cuenta el lugar de residencia –rural o urbano– las diferencias respecto al acceso a la educación escolarizada se acentúan. En zonas rurales asisten menos jóvenes a la escuela, en comparación con las zonas urbanas.

Participación económica Las oportunidades de trabajo y la participación en la generación de recursos es una dimensión que se registra para conocer el nivel de desarrollo. En este ámbito se sabe que el índice de desempleo en la población joven ha tenido un ligero aumento en el periodo de tres años, comprendido de 2000 a 2003: en 2000 había tres jóvenes desempleados por cada 100, y en el 2003 había cinco por cada 100 jóvenes. El desempleo es mayor para las mujeres jóvenes que para los hombres jóvenes; esta diferencia implica una desigualdad de oportunidades y posibilidades para acceder a una mejor calidad de vida.4

3  Postsecundaria 4  Estimaciones

incluye bachillerato y nivel profesional. de Conapo con base en la Encuesta Nacional de Empleo (segundo trimestre), 2000-2003.


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La participación de hombres y mujeres jóvenes dentro y fuera del grupo familiar es contrastada de acuerdo con el género y el estado civil.5 Porcentaje de mujeres

Porcentaje de hombres

Casadas o en unión

Solteras

Casados o en unión

Solteros

Quehaceres del hogar

13.8

67.9

0.4

0.5

No trabaja ni estudia

10.3

10.3

11.4

5.6

Estudia

38.9

2.7

33.1

0.9

Trabaja

29.7

18.2

45.8

89.6

Trabaja y estudia

7.2

1

9.2

3.4

En el cuadro se presentan las diferencias mencionadas; llama la atención que la vida en pareja (casados o unidos) incrementa casi tres veces la participación de la mujer en las actividades domésticas, mientras que en la participación de los hombres en estos quehaceres no aumenta cuando se unen o casan. Otro dato que acentúa la división del trabajo es la participación de los hombres en el mercado laboral: cuando viven en pareja se duplica la participación en este rubro; en comparación con su situación cuando son solteros; y para las mujeres jóvenes disminuye su participación en el trabajo remunerado al unirse o casarse. El reconocimiento de estos ámbitos (pobreza, desarrollo, instrucción escolar y participación económica) nos proporciona elementos para identificar la situación en que se encuentran las y los jóvenes en el presente, los avances y retos que hay que considerar para participar en el desarrollo de alternativas que impulsen su integración, de manera democrática y equitativa, en el desarrollo de la sociedad. Es decir, ¿cómo pretendemos impulsar la participación de las y los jóvenes si el acceso a los recursos es limitado? Reconocer la diversidad de condiciones y características de las y los jóvenes permite identificar sus necesidades y problemas. Y es fundamental que, en

5  Estimaciones

de Conapo con base en la muestra del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    33

la identificación y definición participen las personas jóvenes. De esto se trata la democracia: de que las y los ciudadanos participen en la toma de decisiones que les conciernen, y ese es uno de los propósitos de este manual, ejercitar la participación (desde los lugares donde cada persona se encuentra) como ciudadanas y ciudadanos y que dicha participación sea equitativa, democrática y justa. Para ello es necesario que nos comprometamos, como profesionales y como personas, en la generación de este proceso de cambio. En conclusión, es importante que las mujeres y los hombres jóvenes participen en los asuntos relacionados con su bienestar y desarrollo en diferentes ámbitos de la vida, inicialmente en su grupo familiar, y a partir de este primer grupo de referencia promover la participación social en otros foros en que se toman decisiones relacionadas con sus derechos. En la edición de unicef6 dedicada a adolescentes se pone énfasis en los derechos considerados fundamentales, porque a la vez son requisitos para el cumplimiento de los otros derechos: • El derecho a la vida. • El derecho a la educación. • El derecho a no ser explotados. Una joven de 17 años dice, con respecto al derecho a la educación: “Yo he tenido mucha suerte porque mis papás me han dado la libertad de aprender. La educación es una herramienta importantísima para que cada uno descubra su camino, sea cual sea, y desearía que todos pudieran tener esa posibilidad.” Esta joven se refiere al ejercicio de un derecho como “suerte”, porque no todas las y los jóvenes tienen acceso a la educación; por ello en determinados contextos asistir a la escuela es cuestión de suerte. La misma joven reconoce a la familia como un grupo de apoyo para el ejercicio de sus derechos, de ahí la importancia de trabajar con diferentes esferas sociales, con el propósito de lograr que las familias sean grupos en donde se brinden oportunidades para el ejercicio de los derechos y, de esta forma, se cuenten con mejores recursos para el desarrollo. Que las mujeres y los hombres jóvenes conozcan sus derechos les da la posibilidad de tener mayores recursos para su desarrollo, ya que les permite participar en el ejercicio de estos y en la toma de decisiones que a ellas y ellos les competen. Los temas que se abordan en este manual están diseñados para la autoexploración y la reflexión en torno a sus derechos y relaciones con pares y adultos, con el propósito de generar procesos encaminados a promover la ciudadanía de mujeres y hombres jóvenes, tomando en consideración el género al reconocer las diferencias en la socialización de mujeres y hombres.

6  UNICEF,

Vigía, 2006.


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Este apartado se inicia con una actividad, “Cuerpo de joven”, para que mujeres y hombres jóvenes se reconozcan en su contexto social e histórico e identifiquen los retos y oportunidades a que se enfrentan. La siguiente actividad, “Si él hubiera nacido mujer”, da la posibilidad de reflexionar en torno al “derecho a la educación” y descubrir si este se aplica por igual para mujeres y hombres. La actividad, “Necesidades y derechos”, es un marco para hacer referencia a derechos (diferentes al derecho a la educación) de las y los jóvenes, incluso sirve de pretexto para referir aquellos derechos que no se mencionen en el ejercicio. Se cierra este tema con una actividad, “Líderes juveniles”, para analizar el ejercicio del poder (o la fuerza de las personas) al llevar a cabo la participación social y ciudadana.

Actividad Cuerpo de joven Objetivo

Material

Reflexionar sobre los principales problemas de las y los jóvenes, a partir de un diagnóstico participativo. Discutir y analizar las características de género que incorporan mujeres y hombres. Pliegos de papel, tarjetas autoadheribles (post-it), cinta adhesiva, colores de madera, plumones. Dos horas.

Tiempo Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora hace que se formen subgrupos (de hasta diez personas cada uno) de mujeres y hombres por separado. Se entregan dos tarjetas a cada participante y se les pide que en silencio y de manera individual escriban dos atributos o características típicas que se relacionen con ser hombre (al grupo de hombres) o con ser mujer (para el grupo de mujeres). Se solicita que guarden sus tarjetas para una etapa posterior de la actividad. 2. Se les indica que tienen que dibujar en un papel el cuerpo de un hombre o de una mujer joven (se requiere pegar con cinta adhesiva varios pliegos para que quepa una persona). Por lo que un(a) voluntario(a) va a servir como modelo para que dibujen la silueta. 3. Una vez que tienen dibujado el contorno, se les pide que lo complementen con aquello que consideren necesario para que represente a una mujer o un hombre joven, es decir, qué hace, qué le gusta, cómo es, cómo viste, cómo se divierte, y todos participan dibujando. También se les dice que le den un nombre a ese personaje. • Ahora cada participante escribe en una tarjeta adherible dos problemas a que se enfrenta.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    35

• Una vez que tengan listas sus tarjetas, cada cual lee una por una sus tarjetas, en orden y en voz alta, y las pega en el cuerpo. No importa que se repitan algunos problemas, será significativo. • En una segunda ronda, uno por uno leen en voz alta sus primeras tarjetas sobre las características y atributos y las pegan alrededor del cuerpo. A continuación, se realizan las preguntas siguientes: ¿Qué les llama la atención? ¿Qué relación ven entre los problemas y las características? • Se analiza en el grupo cuáles creen que sean las causas de estos problemas y se reflexiona sobre la relación que hay entre los atributos y características con los problemas de las y los jóvenes. • Finalmente se les pide que también anoten en tarjetas los recursos con los que cuenta esa persona joven. 4. En plenaria, los grupos presentan sus trabajos. Preguntas para reflexión: • ¿Qué diferencias y coincidencias hay entre los trabajos de los equipos? • ¿Qué pasa con las mujeres? ¿Y con los hombres? • ¿Por qué creen que hay diferencias entre los problemas de las mujeres y los hombres? • ¿Qué consecuencias tienen esas diferencias? • ¿Hay diferencia entre ser mujer joven y ser adulta? ¿Y entre ser hombre joven y ser adulto? • ¿Qué diferencias y semejanzas encuentran entre los recursos de las mujeres y de los hombres jóvenes y los adultos? • ¿Qué podemos hacer para promover y desarrollar estos recursos entre ambos géneros?

Actividad Si él hubiera nacido mujer Objetivo

Reflexionar de qué manera la construcción social del género contribuye, en todas las áreas de la vida, al establecimiento de situaciones de desigualdad de oportunidades. Cuento “Si él hubiera nacido mujer”. Una hora.

Material Tiempo Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora pide a las personas que acomoden las sillas formando un círculo, pues se va a leer un cuento; se proporcionan los datos del cuento y se comienza la lectura con voz clara y elocuente.


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Si él hubiera nacido mujer Autor: Eduardo Galeano.7 1777: de los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad. Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz a su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando estuvieron crecidos los hijos, se hizo cargo de sus propios padres achacosos, de sus hijas solteras y de sus nietos sin amparo. Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio. Su caso carecerá de interés para los historiadores. 2. En plenaria, se sugiere reflexionar sobre la siguiente guía de preguntas: • ¿Qué sentimientos les surgieron al escuchar el cuento? • ¿Qué les llamó la atención? • ¿Notan cambios en su vivencia actual como mujeres y hombres?

7  Galeano,

Memorias, 1984.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    37

• ¿Actualmente mujeres y hombres tienen las mismas oportunidades?8 • ¿Qué podemos hacer para equilibrar las diferencias de oportunidades que existen entre mujeres y hombres? • ¿Cómo se puede, desde las familias, apoyar para promover la igualdad de oportunidades para las mujeres y los hombres jóvenes? • ¿Existen actividades consideradas exclusivas de las mujeres y que los hombres desean hacer? (Esta pregunta se plantea principalmente a los hombres.) • ¿Cómo afecta la situación de que existan actividades para mujeres y para hombres? En el desarrollo social y personal. En la salud. En la educación. Recursos para quien facilita: se pueden usar los datos estadísticos presentados en la introducción de este apartado para identificar la forma en que se distribuyen los recursos y los bienes sociales entre las mujeres y los hombres jóvenes. Hay que tener cuidado al abordar cada uno de los temas, pues es relativamente fácil culpabilizar a los hombres y victimizar a las mujeres. Se trata de reflexionar de qué manera el sistema social da ventajas y desventajas en diferentes ámbitos a unas y otros. Anotar los comentarios que se hacen sobre las preguntas, de tal forma que se pueda regresar a ellas para profundizar en el análisis.

Mujeres y hombres jóvenes en las relaciones de poder Para iniciar se plantea la siguiente pregunta de reflexión a quien facilita: ¿De qué formas podemos, como profesionales, apoyar el proceso de participación democrática por parte de mujeres y hombres jóvenes? En realidad la tarea no es tan difícil, pero es preciso realizarla de manera conjunta, desde la familia y en diferentes espacios. Es necesario conocer las diferentes formas en que se ejerce el poder en distintas relaciones, incluyendo las familiares.

8  En

algunos grupos de jóvenes, al hacer esta reflexión manifiestan que ya tienen las mismas oportunidades y que no hay ninguna diferencia entre mujeres y hombres; por esto es importante reconocer que, si bien ha habido avances, aún falta mucho por hacer. Para este análisis es de mucha ayuda hacer un recuento de que estos avances son recientes. Se les puede preguntar: “¿hasta qué grado estudiaron sus abuelas?, ¿y sus mamás?, ¿y sus papás?” Se recomienda tener datos relacionados con salud y educación, en la población de las personas con quienes se esté trabajando, que permitan visualizar las diferentes condiciones de mujeres y hombres jóvenes.


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El poder es una palabra que se puede leer y ejercer de diferentes formas. Reflexionemos sobre estas preguntas: ¿Cuál es la primera imagen que viene a tu mente cuando escuchas la palabra “poder”? ¿Con qué situaciones o experiencias relacionas el poder? A continuación se mencionan diferentes formas de ejercer el poder, según definiciones de Magdalena León.9 La autora describe las diferencias que hay y que deben conocerse para saber en qué momentos, con qué personas y contextos se identifican cada una de estas formas de vivir el poder. Poder sobre: • Es el más familiar y común, generalmente cuando se habla de poder se piensa en este: es la habilidad de una persona para imponer su voluntad y lograr que los otros actúen en contra de sus propios deseos personales. Tiene que ver con la capacidad de un actor de afectar los resultados aun en contra de los intereses de las/los demás. • Es un poder para controlar; suele manifestarse en la toma de decisiones en conflictos abiertos u observables. También puede estar presente en procesos donde se suprimen algunos conflictos con el fin de evitar discusiones abiertas; se usa la fuerza o la violencia para alcanzar lo deseado. • También se expresa en la capacidad de decidir sobre qué se decide; en este caso no se observa el conflicto porque no se permite que se manifieste. • La coerción, la manipulación y la información sesgada o falsa son también espacios de “poder sobre”, caracterizados por no permitir el surgimiento del conflicto abierto. Poder para: • Sirve para incluir cambios mediante una persona o grupo líder que estimula la actividad en otros y eleva su ánimo. • Permite compartir el poder y favorece el apoyo mutuo. • Es importante para que se expresen los potenciales y se logre construir individual o colectivamente la propia agenda. • Es creativo o facilitador, abre posibilidades y acciones sin ejercer dominación (sin uso de “poder sobre”). • Poder generativo o productivo, aunque puede haber resistencia y manipulación. Poder con: • Se aprecia cuando un grupo presenta una solución compartida a sus problemas. • Todo puede ser superior a la suma de las partes individuales. 9  León,

“Empoderamiento”, 1997.


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Poder desde dentro o poder interior: • Es generativo o productivo. • Surge del mismo ser, no es dado o regalado. • Habilidad para resistir el poder de otros mediante el rechazo a las demandas indeseadas. • Ofrece la base para construir a partir de sí misma y de sí mismo. • Reconocimiento y análisis de los aspectos mediante los cuales se mantiene y reproduce la subordinación de las mujeres, lo cual se logra con base en la experiencia. Hay que mirar la importancia que el poder tiene en todas las relaciones humanas, para lo cual proponemos que comencemos a generar de manera individual y grupal las condiciones para responder a los cuestionamientos siguientes: ¿Qué formas de poder están presentes en las relaciones que mujeres y hombres jóvenes están estableciendo en su familia? Revisa los sentimientos y sensaciones que, en la esfera personal, surgen en el ejercicio de las diferentes formas de poder y las reacciones que hay en las personas que integran la familia. Un elemento importante en los grupos es la forma en que está distribuido el poder, lo cual es un trabajo que recae sobre todo en la(s) persona(s) líder(es)10 del grupo, de quienes las y los jóvenes son seguidores. La importancia de reflexionar en torno a los estilos de liderazgo radica en identificar si la persona que es líder (o guía de grupo) impulsa entre las personas que integran su equipo el desarrollo de actitudes relacionadas con la democracia, la equidad y la justicia. A continuación presentamos dos actividades para trabajar el ejercicio de la ciudadanía –ejercicio de los derechos– de manera democrática a partir de un planteamiento de necesidades. Y añadimos otra para definir las diferentes formas de liderazgo en relación con el ejercicio del poder.

Actividad Necesidades y derechos Objetivo

Material

10  Descartamos

Visualizar la importancia de las necesidades de las mujeres y los hombres jóvenes. Reflexionar sobre sus derechos y obligaciones a partir de sus necesidades como personas integrantes de una familia. Tarjetas, pliegos de papel, marcadores de colores, cinta adhesiva tape.

la idea de que se nace con cualidades para ser líder, más bien reconocemos que tanto mujeres como hombres desarrollan, o pueden desarrollar, la habilidad para movilizar a otras personas y alcanzar objetivos comunes.


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Tiempo Una hora y media. Desarrollo 1. Se forman grupos de entre cuatro y cinco personas; es importante que los grupos de mujeres y hombres sean homogéneos. 2. Para iniciar el trabajo, las indicaciones son: cada grupo pensará en lo que las personas jóvenes necesitan de su familia para tener una vida digna. 3. Se proporcionan tarjetas y marcadores a cada grupo y se les pide que escriban individualmente sus necesidades, todas las que identifique, una por tarjeta. 4. Se solicita que, en otra tarjeta, escriban un derecho que está relacionado con cada una de las necesidades que identificaron. Es decir, la necesidad pasará a ser un derecho, y se escribirá un derecho por tarjeta. 5. Por equipos, cada persona irá leyendo una por una sus necesidades y las pegará en la mitad izquierda de un papelógrafo, y los derechos relacionados con la necesidad se pegarán en el lado derecho. 6. Cuando cada integrante haya pegado sus necesidades y derechos, los trabajos se presentarán en plenaria por equipos. Ideas clave. 1. Se pregunta en grupo las similitudes y diferencias que se observan en relación con las características de los grupos (mujeres y hombres jóvenes). 2. Se sugiere hacer referencia a la importancia de incluir mujeres y hombres jóvenes como co-partícipes en los procesos de democracia familiar. 3. Es importante distinguir las necesidades diferenciadas para mujeres y hombres.

Actividad Líderes juveniles Objetivo

Identificar las diferentes formas de ejercer el liderazgo. Reconocer la diversidad que existe en el ejercicio del poder. Dos horas y media.

Tiempo Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora indica que se trata de una actividad personal y que debe realizarse en silencio. Pide a los asistentes que recuerden su pertenencia a un grupo en la adolescencia e identifiquen a la o al líder con sus características. 2. A continuación, solicita que formen grupos de entre cuatro y cinco personas para compartir su experiencia con algún líder o como tal en la adolescencia.


Identidad de mujeres y hombres jóvenes    41

3. Cada grupo vierte sus conclusiones en relación con las semejanzas o diferencias y qué les llamó la atención de las experiencias compartidas. 4. Por último, las conclusiones de cada grupo se comparten en forma de diálogo. Para enriquecer los comentarios, se proporciona a continuación la siguiente guía de preguntas. • ¿Qué les llama la atención? • ¿Hay una sola forma de ser líder? • ¿Qué formas de ejercer el liderazgo se observan o escuchan en este grupo? • ¿Qué características debe tener una persona para ser líder? • ¿Se nace con las características de liderazgo? • ¿Qué grupos de jóvenes identifican en su(s) comunidad(es)? • ¿Qué temas se están abordando en esos grupos? • ¿Cómo es la participación de las mujeres y hombres jóvenes? Con relación al grupo familiar: • ¿Se presentaron experiencias en el grupo familiar? • ¿Qué forma de liderazgo se presenta? • ¿De qué otras formas se ejerce el liderazgo en las familias? • ¿Cómo se sienten los miembros de la familia con esa forma de liderazgo? • ¿Cómo sería un liderazgo democrático? • Se puede reforzar con los tipos de poder que propone Magdalena León, citado anteriormente: “poder sobre”, “poder con”, “poder para”.


MUJERES Y HOMBRES JÓVENES EN SUS FAMILIAS DE ORIGEN Las familias constituyen ámbitos de relaciones íntimas donde conviven e interactúan personas de géneros y generaciones distintas. En estas relaciones se establecen lazos de solidaridad, se entretejen relaciones de poder y autoridad, se satisfacen las necesidades básicas de los miembros del grupo y se definen las reglas, las obligaciones, las responsabilidades y los derechos de acuerdo con las normas culturales y según la edad, el sexo y la posición en la relación de parentesco de sus integrantes. En México, la familia es un valor en sí mismo, se idealiza como la fuente más importante y única de felicidad, amor y apoyo. Los medios de comunicación reproducen y mantienen estas concepciones, lo que lleva a mantener dos dimensiones: la de la familia real y la de la familia ideal. En la familia real se exprerimentan las vivencias cotidianas como integrantes de una o varias familias; por ejemplo: divorcios, separaciones, infidelidad. Por otro lado, se encuentra el ideal de familia, un modelo que representa a un grupo de personas de diferentes generaciones, con lazos sanguíneos, unidas principalmente por una pareja –mamá y papá– eterna e indestructible (como lo dice la sabiduría popular: “hasta que la muerte los separe”). No obstante, el ideal de familia se vuelve cada vez más flexible porque estamos experimentando cambios, entre los que figuran: • Las normas familiares se han hecho más flexibles, en especial las formas de ejercicio de la autoridad familiar, que antes se centraba exclusivamente en la figura paterna. • En gran medida, debido al incremento de mujeres con trabajo remunerado, la figura paterna como único proveedor se ha ido perdiendo, lo que ha abierto la posibilidad de una autoridad compartida. • La autonomía más desarrollada en los jóvenes promueve la necesidad de una mayor relación horizontal con madres/padres. Este aspecto favorece la consolidación de relaciones democráticas en la familia. Salles y Tuirán refieren otros fenómenos: • Se observa una reducción paulatina del tamaño de la familia. 42


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• Hay un incremento de separaciones y divorcios. • Aumentan las separaciones y los divorcios en relación estrecha con la figura de las familias reconstruidas. • Se incrementan las relaciones sexuales antes del matrimonio, fenómeno ampliamente relacionado con un cambio cultural centrado en la pérdida de valor de la virginidad y la liberación sexual. • Se amplía el número de hogares en los que la mujer realiza el trabajo extradoméstico. • Hay una elevación relativa del número de hogares monoparentales con jefatura femenina.1 Dichos cambios apuntan a una redefinición de las relaciones familiares y las obligaciones de cada miembro de la familia. Esta redefinición es lenta y compleja e intenta reorganizar la estructura hacia un esquema horizontal y democrático. Y para transitar hacia una democratización de la familia es indispensable, a su vez, la democratización de las relaciones entre quienes las conforman, entre géneros y entre generaciones. Hablar de relaciones democráticas implica que mujeres y hombres, adultos y jóvenes, establezcan acuerdos equitativos de derechos y obligaciones en la dinámica familiar.

¿Cómo es tu familia? Diversidad en las familias de las y los jóvenes Por lo general, cuando escuchamos la palabra familia imaginamos un grupo de personas integrado por mamá, papá e hijos, la imagen tradicional de familia, el ideal; pero en México, como en muchos otros países, no hay sólo una forma de vivir en familia, hablamos de una gran diversidad de hogares donde residen las y los jóvenes. No se puede dejar de reconocer a otros tipos de familias, como las formadas por personas homosexuales, las unipersonales, las familias reconstruidas.2 Cuando se trabaja en grupo es básico realizar primero el ejercicio diagnóstico de los tipos de familias que coexisten en la comunidad donde estamos trabajando, y a partir de ahí profundizar en las formas de relaciones que se dan en el interior de las familias, para lo cual proponemos que en primer lugar se trabaje el tema ¿Cómo es tu familia? con el propósito de: • Identificar la diversidad de familias que hay en la comunidad o grupo.

1  Salles,

“Cambios”, 1998. por parejas donde uno o ambos miembros ya tenían la experiencia de vivir en pareja e incluso con hijas /hijos de relaciones anteriores.

2  Formadas


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• Reconocer las diferencias en las concepciones personales de familia. • Crear un ambiente de confianza para “hablar de lo que sucede en mi familia” (en la familia de cada uno de las personas que participan en el grupo de trabajo). Proponemos las siguientes actividades para conocer las diferencias que pueden darse en las familias de quienes están participando en el grupo de trabajo, lo que se conoce como elaborar un diagnóstico.

Actividad Cómo veo a mi familia Objetivo

Reflexionar sobre los diversos tipos de familias que existen; que cada participante comparta con el resto del grupo el momento en que se encuentra su familia. Hojas blancas, colores, cinta adhesiva. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora pide que cada persona realice un dibujo de su familia. 2. Concluido el dibujo se forman grupos de trabajo de seis a diez personas para compartir los dibujos y platicar cómo es su familia. 3. Una vez que todos los grupos hayan compartido sus trabajos, se les pide que comenten similitudes y diferencias y que nombren un representante para que presente sus hallazgos en plenaria. 4. Al finalizar se elabora un mural con los dibujos de todo el grupo. A continuación se proporcionan preguntas para la reflexión: • ¿Cómo se sintieron en esta actividad? • ¿De qué se dan cuenta? Ideas clave. Es importante que quien facilita destaque la existencia de los diferentes tipos de familias y lo valioso de que cada cual reconozca la suya y sea respetada por los demás.

Actividad Lo que me gusta y lo que no me gusta de mi familia Objetivo

Hacer un diagnostico de diferentes características que identifican a las familias y que nos agradan o desagradan.


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Material

Tarjetas post-it de tres colores o tarjetas blancas, cinta adhesiva, lapiceros, pliegos de papel. Dos horas.

Tiempo Desarrollo 1. La persona que facilita indica que se trata de una actividad personal y proporciona a cada participante nueve post-it de tres colores diferentes o nueve tarjetas. 2. Luego les pide que identifiquen y escriban en las tarjetas del mismo color tres cosas –aspectos, características, actitudes, formas de relacionarse– que les gustan de su familia; y en las tarjetas de otro color, aquello que no les gusta de su familia. 3. Se anota una característica por tarjeta. 4. Cuando haya terminado, cada persona pasa a pegar sus tarjetas en el pliego de papel previamente pegado en la pared. 5. Primero pegan lo que sí les gusta y en una segunda ronda grupal aquello que no les gusta. 6. Para finalizar, se solicita que escriban en cada una de las tarjetas restantes tres cosas que pueden hacer para mejorar lo que no les gusta. 7. A continuación se ofrece una guía de preguntas para la reflexión: • ¿Qué semejanzas y diferencias observan en lo que el grupo manifiesta sobre aquello que les gusta y disgusta de la familia? • ¿En qué se relacionan las características que les gustan con las que no les gustan de la familia? • ¿Se refiere a la democracia y a las relaciones más flexibles? • ¿Tiene que ver con relaciones autoritarias y con relaciones rígidas? • ¿Cómo se sienten al mirar y conocer sus propuestas para mejorar lo que no les gusta?

El lugar de las y los jóvenes en sus familias Una vez que el grupo conoce algo más de cada participante –lo relacionado con la familia de cada cual–, es posible dar el siguiente paso: conocer y reconocer el lugar que las y los jóvenes están ocupando en su familia. Este tema está diseñado para explorar cómo se sienten las y los jóvenes en los lugares que están ocupando en su grupo familiar, es decir: • Si se sienten escuchadas(os). • Si sus opiniones se toman en cuenta. • Si se respetan sus decisiones. • La confianza que tienen con los miembros de su familia.


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• La confianza que tienen en ellas/ellos los otros miembros de su familia. • Su participación en la distribución del trabajo doméstico, como mujer u hombre. • El valor que se da al trabajo, a las actividades de las mujeres y los hombres en su familia. Estos temas se encuentran estrechamente relacionados con nuestros sentimientos pues, como ya mencionamos, la familia es un grupo importante en este sentido. Por ello es recomendable que la persona que facilita se apreste a trabajar con enojos, alegrías, afectos, tristezas e incluso miedos.

Actividad Préstame tu voz Objetivo

Que las y los participantes contacten con la percepción que su mamá o su papá tienen de ellas/os. Que los participantes inicien un diálogo con su mamá o su papá “poniéndose en el lugar de…” Tiempo Una hora 30 minutos. Desarrollo 1. La o el facilitador pide que se sienten en círculo y que cada participante se presente como lo haría su mamá o su papá, por ejemplo: Soy papá de _______________________, ella o él es _________________. A continuación se ofrecen preguntas para la reflexión: • ¿Cómo se sintieron? • ¿Qué descubrieron?

¡Me toca! Redistribución de las tareas consideradas femeninas y masculinas Posterior al diagnóstico hay que visibilizar las diferencias en el trato que se da a hombres y a mujeres, así como la importancia de reconocer el punto de vista del otro; se propone revisar cómo se distribuyen las tareas domésticas y ver quiénes participan en estas tareas. Para hacer este ejercicio se requiere que la persona que facilita sea capaz de reconocer las experiencias de cada miembro, sus habilidades y recursos. Asimismo, reconocer quién –o quiénes– es o son líder(es) en la familia; saber escuchar diferentes opiniones, dialogar y reconocer conflictos cuando estos se presenten. Para abordar estos elementos se proponen las siguientes actividades orientadas a sensibilizar e impulsar un cambio en la participación de las y los jóvenes en sus


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familias, y darnos cuenta de que se están generando dichos cambios y de que necesitamos ir más allá de lo que hemos logrado en cuanto a la participación de mujeres y hombres jóvenes en la familia, así como en otros ámbitos sociales y políticos.

Actividad Etiquetas Objetivo

Reconocer cómo las características personales se convierten en etiquetas y repercuten en las relaciones humanas. Reflexionar sobre cómo los papeles asignados a cada integrante de la familia se traducen en relaciones inequitativas. Etiquetas autoadheribles, plumones. Una hora y media.

Material Tiempo Desarrollo 1. Se forma un equipo voluntario de siete personas. 2. A cada integrante del equipo voluntario se le pega en la frente una etiqueta adherible con una función –que no debe conocer– (mamá, papá, hija adolescente, hijo adolescente, abuelita/o, hijo menor, hija mayor) y se le dice que forman una familia que tiene que organizarse para realizar las labores domésticas. 3. Se da a los integrantes la consigna de que deben tratar a las personas de acuerdo con la función que dice su etiqueta, sin revelarla. 4. Realizan la negociación ante el resto del grupo y los demás sólo observan. Se deja que el equipo interactúe durante diez minutos. 5. Posteriormente se pide que comenten, primero al equipo, qué fue lo que pasó, y a cada uno, cómo se sintió y de qué se dio cuenta. 6. El resto del grupo comenta lo que observó. 7. En plenaria, y para enriquecer la reflexión, la o el facilitador hace las preguntas siguientes: • ¿Lograron llegar a un acuerdo? • ¿Cómo le hicieron? • ¿En qué se parece a la vida en familia? • ¿Cómo influye en las relaciones familiares el valor que se concede a cada función? • ¿Cómo ir más allá de las etiquetas para establecer relaciones democráticas? • ¿Qué relación existe entre la democracia y el establecimiento de acuerdos de derechos y responsabilidades? Ideas clave. Se puede apoyar o profundizar la reflexión revisando la Guía para andar por casa de la actividad “Lo que pasa en casa”.


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Actividad Lo que pasa en casa Objetivo

Reconocer la participación de las y los integrantes de la familia en el cuidado y los quehaceres domésticos, y sensibilizar en torno a la situación. Copias o papelógrafo de la Guía para andar en casa. Una hora y media.

Material Tiempo Desarrollo 1. Se solicita al grupo sentarse formando un círculo; si son más de diez personas se pueden conformar grupos de cinco o seis. Si se opta por formar subgrupos debe haber una persona facilitadora en cada uno. 2. Se proporciona una copia de la Guía para andar en casa a cada persona y se designa a un(a) relator(a). 3. Grupalmente se lee y se comentan uno a uno los puntos de la Guía para andar en casa. 4. Se reflexiona colectivamente respondiendo a la pregunta: ¿Estás de acuerdo o en desacuerdo con estas propuestas? ¿Por qué? 5. Para finalizar, y en plenaria, se sugiere hacer las siguientes preguntas: • ¿Qué opinan de este punto? • ¿Qué pasa en las familias cercanas que conocen? • ¿Cómo afecta a nuestra salud seguir o no esta Guía? • ¿Agregarían otro punto para reforzar la convivencia democrática? • ¿Cuál? • ¿Hay actividades que realizan los hombres y en las que les gustaría que las mujeres se involucraran? ¿Cuáles? Ideas clave • Hacer ver si existen diferencias de opiniones entre mujeres y hombres. • Promover la generación de propuestas para la participación de las y los jóvenes en las tareas que se relacionan con el bienestar de familiar, tales como la limpieza de la casa, el pago de servicios, el mantenimiento de la casa (y las que resulten del ejercicio) y que son consideradas de uno y otro género. Recursos guía para andar en casa. No es cierto que por haber nacido mujer tienes más obligaciones en casa. Comparte con tus hermanos las tareas de poner y levantar la mesa, la limpieza del baño, lavar ropa y todo el trabajo de la casa (del cual se benefician todas las personas de la familia). Es preciso reflexionar acerca de: • Todas las personas de la familia tienen el mismo derecho de comer sentadas. Tu papá y las demás personas que conviven en casa tienen las mismas responsabilidades que tu mamá de traer el vaso que falta en la mesa, servir la comida o lavar los trastes.


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• Tanto las mujeres como los hombres pueden participar de la responsabilidad de cuidar a los más pequeños. De esta forma las personas pueden aprender la importancia del cuidado de otro ser. Sin importar el sexo, participar en el cuidado de otra persona ayuda a identificar mejor los sentimientos propios y de las otras personas, y promueve mejores relaciones. • Cocinar no sólo es cosa de mujeres, en ello también pueden participar los varones de la familia (sean el papá o los hermanos). • Las actividades de la casa (como pegar botones, limpiar, planchar) son también cosas de hombres. Ellos pueden aprender y realizar esas tareas. • Los ratos de ocio, tiempo de estudio, lecturas de cada persona de la familia (sin importar edad o sexo) son importantes. ¿Qué habrá que hacer para respetar los tiempos de cada cual? • Tanto hombres como mujeres tienen derecho a tener días de descanso de las labores cotidianas. ¿Todas las personas de tu familia los tienen? • No hay trabajos caseros “masculinos”. Si tu hermano comparte el trabajo doméstico, tú puedes involucrarte en actividades consideradas de hombres. • No permitas que tu papá y tus hermanos “te ayuden” o te pregunten muy dispuestos ¿qué hago? Exige compartir responsabilidades y trabajos. • Colabora en las tareas de la casa, siempre que compartas todo con las personas con quienes convives. No es una obligación que tienes por ser niña, sino una necesidad para que puedas tener buena calidad de vida. • Si tu papá y tus hermanos no quieren ser autónomos para resolver sus necesidades (pegar botones a su ropa, planchar ropa, hacer su cama) y deciden que se las soluciones tú, decide tú ser autónoma y no estar a su servicio. • Cuando alguna mujer o un hombre trabaja para el bienestar de alguna persona de la familia (o por la familia) es preciso reconocer su trabajo y agradecérselo. Esto puede ser: arreglar la mesa, lavar los trastes, limpiar el baño o arreglar algún desperfecto. Gracias a que se trabaja dentro y fuera de casa se cuenta con servicios y comodidades. ¿En tú familia se reconoce el trabajo que realiza cada integrante? • Debe haber vacaciones para todas las personas de la familia, incluso para quienes cotidianamente se ocupan del trabajo doméstico ¡A ver cómo se organizan para que se cumplan las vacaciones para todas y todos en la familia! Y que no sea ella la que cocine, lave, compre... durante estas. • ¿Se te ocurre hacer algo más para mejorar la distribución del trabajo dentro y fuera de casa?3

3  Tomado

y adaptado de Urruzola, Guía, 1992.


MUJERES/HOMBRES JÓVENES Y SUS RELACIONES En general, la juventud se concibe como una etapa en que las relaciones con otras personas toman particular importancia, pues a la par del proceso de separación e individuación se experimenta otro relacionado con la despedida de la etapa infantil y el inicio de la toma de decisiones importantes para la vida actual y futura. Esto hace que la adolescencia se considere como la etapa ideal para fomentar la toma de decisiones, cuando se plantean preguntas vinculadas con aquello que se quiere hacer, con quién o con quiénes, dónde realizar actividades de interés, etcétera. Todas y cada una de estas experiencias son importantes para la formación de la identidad. E. Erikson, citado en Hierro,1 dice que “la formación de la identidad es la certeza del yo soy que se sucede a través de un proceso de reflexión sobre sí mismo(a), pero también supone la observación de la imagen que los otros tienen de uno”. Se forma de esta manera una doble imagen: lo que yo veo de mí mismo(a), y la forma en que los demás me contemplan. Los demás son las personas importantes dentro del grupo social del joven y la joven. En este capítulo presentamos diferentes actividades que nos permitán reflexionar, analizar y reconceptualizar la forma en que las mujeres y los hombres jóvenes establecen relaciones en diferentes niveles: a) con sus parejas, b) en relación con el ejercicio de su sexualidad y c) la vivencia de la conformación de una nueva familia, que puede estar acompañada de la experiencia de ser madre o padre.

1  Hierro,

50

Ética, 1993.


Mujeres/hombres jóvenes y sus relaciones    51

Quien bien me quiere... Relaciones de pareja, noviazgo y los significados del amor –Nadie elige su amor, don Antonio. –De acuerdo. Pero, al menos, habría que aceptar que cada uno elige su manera de amar. O de no amar. (Castellanos, Poesía, 1995)

En nuestra sociedad, la juventud es considerada una etapa de nuevas experiencias. Idealmente se piensa en ella como la vivencia del primer amor, el primer trabajo, la elección vocacional. Por lo tanto, es una etapa de experimentación; es el camino lógico que hay que seguir para la definición de cada uno de estos ámbitos (definir la vivencia del amor a través de la elección de pareja, establecer y continuar el desarrollo vocacional y tener un trabajo seguro). Todo ello suena bien si resulta conforme a los planes marcados socialmente, pero a veces los hechos se adelantan y resulta que en el momento “asignado” a la experimentación, al amor y al ensayo para definir los otros ámbitos del desarrollo, llega la maternidad o la paternidad y hay que apresurar los planes: encontrar un trabajo que quizás no corresponda con los propósitos originales, e incluso hay quienes deciden abandonar los planes vocacionales, que se transforman así en sueños vocacionales. También nos encontramos con adolescentes frustrados porque no les llega el amor, cuando socialmente se le ha mostrado que ese es su momento para vivir dicha experiencia. En nuestra sociedad el amor se concibe específicamente como algo que llega por arte de magia, como un ideal; se piensa que la felicidad será para siempre. Pero eso sólo pasa en los cuentos de hadas, en la vida real hay mucho que hacer o dejar de hacer para construir una relación de pareja. La sociedad ha asignado funciones a uno y otro sexo; el papel de la mujer será en la casa, desarrollando las actividades relacionadas con el cuidado; y el papel del hombre será en lo público, ganando el dinero que le permitirá ser el proveedor de la familia. Los problemas llegan cuando dichos estereotipos impiden cubrir las necesidades personales, profesionales, económicas, sociales. Por ello, uno de los temas que abordaremos está vinculado a los ideales que proyectamos en una relación de pareja –diferentes para mujeres y hombres– y con lo que significa el amor para ambos a partir de la construcción social del género. Veremos cómo el amor, desde el punto de vista de la sociedad patriarcal, se constituye como un factor de riesgo para la salud, tanto de mujeres como de hombres. Por lo cual, revisaremos desde diferentes frentes –frases populares, canciones, aprendizajes sociales– las creencias asociadas a los temas del amor y las relaciones de pareja, y analizaremos la importancia de los procesos de autocuidado y de cuidado mutuo en las relaciones de pareja.


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En la juventud, por lo general, se establece el noviazgo, que Rodríguez y De Keijzer2 explican como “una relación social explícitamente acordada entre dos personas para acompañarse en las actividades recreativas y sociales, y en la cual se expresan sentimientos amorosos y emocionales a través de la palabra y los contactos corporales”. La experiencia de noviazgo es particularmente importante en la etapa juvenil y así lo demuestra la respuesta de los jóvenes: 84.5% afirma haber establecido alguna vez una relación de este tipo; la edad en que se vive esta experiencia por primera vez es antes de los 20 años, pero sobre todo entre los quince y los 19 años. Al pedirles que, con base en su experiencia, mencionaran qué actitudes están permitidas en la etapa del noviazgo, un poco menos de la mitad respondió que sólo besos y abrazos, seguidos por aquellos que afirmaban que se permitía cualquier tipo de caricia a excepción de las relaciones sexuales, las cuales eran aprobadas por 10.9 por ciento.3 La mayoría de los jóvenes busca en la experiencia de noviazgo a una persona a quien amar, con quien compartir sentimientos; en segundo lugar, están los que sólo desean divertirse y salir con alguien, y son pocos los que están pensando en casarse o vivir juntos.

Los significados del amor Es necesario analizar los diferentes significados de amor. Según Fina Sanz:4 “El amor es una experiencia vital del ser humano, existencial, que se experimenta como algo trascendente. Todas las personas necesitamos amar, ser amadas, sentir y expresar nuestra capacidad amorosa, vincularnos, sentir conexión con las personas y las cosas, reconocimiento.” Todas las personas tenemos una concepción o idea sobre lo que es y significa el amor; en función de esta concepción, nos preguntamos y respondemos si nos sentimos amados y creemos amar. Un eje fundamental para analizar este tema es el género. De acuerdo con Marcela Lagarde5 podemos comentar que, desde la perspectiva de género, nos planteamos que el amor se enseña y, de acuerdo con los estereotipos de género que imperan socialmente acerca de cómo son las mujeres y los hombres, se con-

2  Rodríguez,

Noche, 2002. Mexicano de la Juventud, Encuesta, 2000. 4  Sanz, Vínculos, 1995. 5  Lagarde, Acerca, 1999. 3  Instituto


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sidera que ellos y ellas aman de manera distinta. Hay, pues, una especialización amorosa por géneros que se da a través de una pedagogía del amor (creencias, fantasías amorosas, mandatos amorosos, expectativas sobre el amor). Esta autora reconoce también la importancia de los vínculos amorosos y las dependencias afectivas como epicentro de las discriminaciones y de la violencia de género. El amor se considera un espacio de encuentro íntimo entre quienes dominan y quienes son dominados, donde puede haber profundas y graves relaciones de poder. Esta vivencia del amor es única en cada persona, no todo el mundo la vive de igual manera. Sin embargo, muchas veces se piensa que el amor es universal, lo que constituye un error puesto que al querer relacionarnos con los demás desde esta afirmación, se da por hecho que se parte de los mismos principios, y por eso muchas veces ocurren los desencuentros en las relaciones. El amor es una experiencia cultural y se encuentra marcado por una gran cantidad de culturas; además, el amor es histórico, es un concepto dinámico que se encuentra en constante cambio. El amor para las mujeres –socialmente hablando– se caracteriza por la dádiva, por la entrega del amor. “El contenido de la entrega femenina implica que el sentido de la vida lo da el otro” (ibid.). Ser cariñosas, obedientes, solidarias, atentas a las necesidades de afecto de los otros, románticas, amables, han sido atributos del ser mujer, cuya construcción es cultural. El papel femenino, centrado en la maternidad, se extiende a casi todas las relaciones humanas y genera, entre otros aspectos, la maternalización de todas las funciones: madres no sólo de los hijos, sino de las parejas, de los padres; se convierten además en especialistas para adivinar los deseos de los otros. Se tiene la expectativa de una retribución a esa entrega, expectativa que por lo habitual no se llega a cumplir en su totalidad. “El mayor anhelo amoroso de las mujeres es ser amadas como aman y ser deseadas como desean” (ibid.). Estas diferencias entre mujeres y hombres jóvenes sobre la vivencia de los vínculos afectivos son resultado del aprendizaje que se transmite en la familia, con los amigos, en la escuela: los hombres aprenden a concebirse como los conquistadores y que el amor es sólo una parte de la vida; las mujeres, a ser conquistadas y a que el amor es su misión en la vida. En este mismo sentido, la Encuesta Nacional de la Juventud indagó la valoración en torno a la imagen de la mujer y el hombre. En relación con la mujer, el primer lugar lo ocupó la cualidad de “responsable”; en segundo, pero a una distancia considerable, que sea “tierna y comprensiva”; seguido por “inteligente”. Para el caso de la figura masculina, coincidió como primera característica, “ser responsable”, pero con una participación porcentual mayor (53.8% contra 39.9% de la figura femenina); en segundo lugar quedó “no tener vicios”. Estas cualidades o


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características que se asignan a mujeres y hombres se traducen en expectativas de lo que cada uno busca encontrar en la pareja, expectativas que generalmente nunca se expresan de manera directa. Esta idea romántica de la complementariedad, comúnmente denominada como la “media naranja”, pone de manifiesto la idea de que son dos seres incompletos que se unen para completarse y formar un solo ser. Como resultado de esta especialización de género, se parte de que hay habilidades que se desarrollan más en las mujeres y otras en los hombres. Una explicación al respecto se encuentra en Rodríguez y De Keijzer:6 En el discurso sobre el cortejo se pueden escuchar explícitamente las emociones de las mujeres; en cambio, los procesos emocionales de los varones hay que leerlos en sus relatos más indirectos. Los hombres tienden a depositar la emotividad y el amor en las mujeres; pero desde su experiencia en el reconocimiento de sus propias emociones, ellas le dan nombre y presencia a las emociones de ellos. Es necesario reconocer que, si bien en la actualidad las funciones de género se han vuelto más flexibles, aún perviven estas relaciones que se convierten en inequidad y en un riesgo para la salud y el bienestar de las mujeres y los hombres jóvenes.7 Lo importante es identificar cuáles son ahora los principios y creencias en que se basan las relaciones entre las mujeres y los hombres jóvenes e ir creando las condiciones para transformarnos, para desarrollarnos como personas en una relación en la que cada cual tiene su propio proyecto de vida y se comparta el camino; es decir, como “naranjas enteras” que se acompañan.

¿Violencia en el noviazgo? El amor, como se nos ha enseñado, nos puede conducir también a relaciones destructivas. Esta manera de concebir el amor, en la que todo se da y se entrega sin pedir nada a cambio, lleva en muchos casos a relaciones de abuso y dependencia, que no permiten el desarrollo personal. Muchas veces, al favorecer este tipo de amor se establecen relaciones de violencia física y emocional.

6  Rodríguez,

Noche, 2002. adelante, profundizaremos en los riesgos y las consecuencias de las desigualdades en la salud sexual y reproductiva de mujeres y hombres jóvenes.

7  Más


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Se suele creer que la violencia es un problema que se presenta sólo en el ámbito de la familia, cuando una pareja ya está “establecida”. No obstante, esa no es la realidad de muchas mujeres jóvenes que en su noviazgo están ya viviendo relaciones violentas. Cuando la violencia doméstica se presenta en una pareja estable, esta ya existía de alguna manera desde el noviazgo. La violencia se manifiesta de muchas maneras, a veces tan sutiles que pensamos que es normal. Puede ser a través de celos (que incluso se toman como “muestra de amor”); no cumplir acuerdos; prohibir vínculos con otras personas (en relaciones de amistad, familiares, de trabajo, estudio, etc.); presión para hacer algo que no se quiere, como tener relaciones sexuales; amenazar con terminar la relación, aunque no suceda así, etcétera. La violencia en su manifestación más grave es la violencia sexual, ya que implica violencia física y psicológica, en los casos de hostigamiento, abuso sexual, violación, hasta llegar incluso al asesinato. Se sabe que 50.7% de las víctimas de estos delitos son jóvenes que tienen entre doce y 17 años8 y sus consecuencias pueden ser, además de los daños físicos y psicológicos, el embarazo no deseado, la interrupción de embarazos en condiciones de riesgo, el intento de suicidio y el uso de drogas. En la mayoría de los casos, los agresores, por lo general hombres, son conocidos por sus víctimas, principalmente mujeres. El silencio ante estos hechos, aprendido y reforzado socialmente, es un fuerte aliado de la violencia, por lo que la gran mayoría de los casos no se denuncian. Es importante para el trabajo con jóvenes que se abra un espacio de diálogo y escucha intra y entre géneros en torno al amor, la pareja, sus significados y expectativas. Es necesario reconocer también que la relación de noviazgo es una relación de intimidad que puede dar la posibilidad de hablar cercanamente de los sentimientos y deseos, una relación de confianza y cercanía que permite poner en práctica la empatía hacia otra persona. Reflexionemos con las personas jóvenes qué es lo que quieren para su vida y qué se puede hacer para construirlo. Es fundamental que los seres humanos aprendamos otras formas de amar, promover entre las mujeres y hombres jóvenes que las relaciones afectivas se establezcan con base en el respeto, la equidad, la libertad y la creatividad. Estas son las relaciones que nos permiten crecer como personas.

8  Saucedo,

“Violencia”, 1995.


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Actividad Las frases del amor Objetivo

Problematizar y deconstruir el significado que tiene el amor en nuestra sociedad. Tarjetas con las frases, pliegos de papel, cinta adhesiva, plumones. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. El facilitador y la facilitadora, pide que se formen grupos mixtos de cuatro o cinco personas y que escriban frases y dichos populares con referencia al amor, la vida en pareja, el matrimonio. La persona que facilita encontrará a continuación algunos ejemplos que puede utilizar: • Hasta que la muerte nos separe. • Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana. • El amor de mi vida. • Mi príncipe azul. • Quien bien te quiere te hará sufrir. • Ojos que no ven... corazón que no siente. 2. Solicitar a los grupos que respondan las preguntas siguientes: • ¿Qué valores se reproducen en ellos, para mujeres y hombres? • ¿Estamos de acuerdo con ello? • ¿Cuáles queremos fomentar? 3. Con base en las respuestas, la persona que facilita promueve que las frases y dichos se cambien de acuerdo con los valores que queremos fomentar. 4. A continuación, la o el facilitador pide a los grupos que elaboren propuestas de experiencias alternativas y creativas para que mujeres y hombres vivan el amor con equidad. Una variante es formar grupos de mujeres y hombres por separado dándoles las mismas frases/dichos y, en plenaria, observar si hay diferencias en los análisis y propuestas. 5. Preguntas para la reflexión: • ¿Cómo afectan estos mensajes a las mujeres? • ¿Y cómo afectan a los hombres? • ¿Qué aprendieron con esta actividad? Esta actividad facilita que las y los participantes cuestionen la manera en que socialmente se conceptualiza el amor. Además, se abre un espacio para la construcción de nuevas frases que presenten otras alternativas.


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Postal Día internacional de lucha por la salud de las mujeres9

Actividad Mi pareja ideal Objetivo

Promover el análisis de las características que buscamos en una persona para formar diferentes tipos de parejas. Materiales Pliegos de papel, plumones. Tiempo Una hora. Desarrollo 1. El facilitador o facilitadora pide que se formen grupos de mujeres y grupos de hombres (dependiendo de la cantidad de personas que participen). 2. Se analiza de forma personal cuáles son las áreas en que nos fijamos para elegir nuestra pareja y para qué queremos una pareja. 3. Se comparte la reflexión en parejas y se reflexiona después en plenaria acerca de las expectativas y las vivencias reales que cada participante tiene acerca de cómo nos gustaría que fuera esa pareja, qué tipo de relación queremos establecer. La actividad facilita la reflexión sobre cómo se fomenta culturalmente un ideal de pareja, siguiendo parámetros muy limitantes. 9  Postal

editada por Salud y Género A.C. Idea de Olivia Aguilar Dorantes, Silvia del Pilar López Hernández y Carmela Flores Peña, en el marco del Día internacional de lucha por la salud de las mujeres, México, 2002.


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Actividad La canción más romántica Objetivo

Analizar las distintas concepciones de amor que tienen hombres y mujeres, así como los valores que están detrás de estas. Hojas, lápices. Una hora.

Material Tiempo Desarrollo 1. La persona que facilita pide que se formen tríos y que escriban la letra de la canción romántica que más les guste. 2. Luego, cada trío comparte sus canciones. 3. En plenaria, se comentan las similitudes que se encontraron en las canciones de todos los tríos. 4. La o el facilitador encontrará a continuación una guía de preguntas para la reflexión en plenaria: • ¿Qué valores están detrás de esas canciones? • ¿Qué les llamó la atención? • ¿Qué similitudes y diferencias encontraron en las canciones que eligieron las mujeres y las que eligieron los hombres? • ¿Cómo podemos crear mensajes alternativos sobre el amor? Esta actividad permite dialogar acerca de los valores que sobre el amor reproducen los medios de comunicación.

Actividad ¿Qué les pasó a Arturo y Clementina? Objetivo

Reflexionar sobre los principales ejes de conflicto que se presentan en pareja y analizar sus causas. Cuento de Arturo y Clementina, papelógrafo, cinta adhesiva, plumones. Dos horas y media.

Material Tiempo Desarrollo 1. La a o el facilitador pide a las personas acomodar las sillas formando un círculo, pues se va a leer un cuento; se proporcionan los datos del mismo y se comienza la lectura con voz clara y elocuente.


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Arturo y Clementina Autoras: Adela Turín y Nella Bosnia Un hermoso día de primavera, Arturo y Clementina, dos jóvenes y hermosas tortugas rubias, se conocieron al borde de un estanque. Y aquella misma tarde descubrieron que estaban enamorados. Clementina decía: “Ya verás qué felices seremos, viajaremos y descubriremos otros lagos y otras tortugas diferentes y encontraremos otra clase de peces y otras plantas y flores en la orilla ¡será una vida estupenda! iremos incluso al extranjero. ¿Sabes una cosa? siempre he querido visitar Venecia.” Y Arturo sonreía, y decía vagamente que sí. Clementina, alegre y despreocupada, hacía muchos proyectos para su vida futura, mientras paseaban los dos a orillas del estanque y pescaban alguna cosilla para la cena. Pero los días transcurrían iguales al borde del estanque. Arturo había decidido pescar él solo para los dos, y así Clementina podría descansar. Llegaba a la hora de comer con renacuajos y caracoles, y le preguntaba a Clementina: “¿cómo estás, cariño? ¿lo has pasado bien?” Y Clementina suspiraba: “¡Me he aburrido mucho! ¡todo el día sola esperándote!” “¡ABURRIDO!”, gritaba Arturo indignado. “¿Dices que te has aburrido? Busca algo que hacer. El mundo está lleno de ocupaciones interesantes. ¡Sólo se aburren los tontos!” A Clementina le daba mucha vergüenza ser tonta, y hubiera querido no aburrirse tanto, pero no podía evitarlo. Un día, cuando volvió Arturo, Clementina le dijo: “Me gustaría tener una flauta. Aprendería a tocarla, inventaría canciones, y eso me entretendría.” Pero a Arturo esta idea le pareció absurda: “¡TÚ! ¿Tocar la flauta, tú? ¡Si ni siquiera distingues las notas! Eres incapaz de aprender. No tienes oído.” Y aquella misma noche, Arturo compareció con un hermoso tocadiscos, y lo ató bien a la casa de Clementina, mientras le decía: “Así no lo perderás... ¡Eres tan distraída!” Clementina le dio las gracias. Pero aquella noche, antes de dormirse, estuvo pensando por qué tenía que llevar a cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta ligera, y si era verdad que no hubiera llegado a aprender las notas y que era distraída. Pero después, avergonzada, decidió que tenía que ser así, puesto que Arturo, tan inteligente, lo decía. Suspiró resignada y se durmió. Durante unos días, Clementina escuchó el tocadiscos. Después se cansó. Era de todos modos un objeto bonito y Clementina se entretuvo limpiándolo y sacándole brillo. Pero al poco tiempo volvió a aburrirse. Y


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un atardecer, mientras contemplaban las estrellas, a orillas del estanque silencioso, Clementina dijo: “Sabes, Arturo, algunas veces veo unas flores tan bonitas y de colores tan extraños que me dan ganas de llorar... Me gustaría tener una caja de acuarelas y poder pintarlas.” “¡Vaya idea ridícula! ¿Es que te crees una artista? ¡Qué bobada!” Y reía, reía, reía... Clementina pensó: “Vaya, ya he vuelto a decir una tontería. Tendré que andar con mucho cuidado o Arturo va a cansarse de tener una mujer tan estúpida...” Y se esforzó en hablar lo menos posible. Arturo se dio cuenta enseguida y afirmó: “Tengo una compañera aburrida de veras. No habla nunca y, cuando habla, no dice más que disparates.” Pero debía de sentirse un poco culpable y, a los pocos días, se presentó con un paquetón: “Mira, he encontrado a un amigo mío pintor y le he comprado un manual para ti. Estarás contenta, ¿no? Decías que el arte te interesa. Pues ahí lo tienes. Átatelo bien porque, con lo distraída que tú eres, ya veo que acabarás por perderlo.” La carga de Clementina aumentaba poco a poco. Un día se añadió un florero de Murano: “¿No decías que te gustaba Venecia? Tuyo es. Átalo bien para que no se te caiga, ¡eres tan descuidada!” Otro día llegó con una colección de pipas austriacas dentro de una vitrina. Después una enciclopedia, que hacía suspirar a Clementina: “¡Si por lo menos supiera leer!” Llegó el momento en que fue necesario añadir un segundo piso a la casa de Clementina. Poco a poco la casa de dos pisos quedó también completamente llena. Pero ya tenían la solución: tres pisos más se añadieron ahora a la casa de Clementina. Hacía mucho tiempo que la casa de Clementina se había convertido en un rascacielos, cuando una mañana de primavera decidió que aquella vida no podía seguir más tiempo, salió sigilosamente de la casa y se dio un paseo, fue muy hermoso, pero muy corto. Arturo volvía a casa para el almuerzo y debía encontrarla esperándole. Como siempre. Pero poco a poco el paseíto se convirtió en costumbre y Clementina se sentía cada vez más satisfecha de su nueva vida. Arturo no sabía nada, pero sospechaba que ocurría algo: “¿De qué demonios te ríes? Pareces tonta”, le decía. Pero Clementina, esta vez, no se preocupó en absoluto. Ahora salía de casa en cuanto Arturo volvía la espalda. Y Arturo la encontraba cada vez más extraña, y encontraba cada vez la casa más desordenada, pero Clementina empezaba a ser verdaderamente feliz y los regaños de Arturo ya no le importaban. Un día Arturo encontró la casa vacía. Se enfadó muchísimo, no en-


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tendía nada y, años más tarde, seguía contándole a sus amigos “realmente era una ingrata la tal Clementina, no le faltaba nada. ¡Veinticinco pisos tenía su casa, y todos llenos de tesoros!” Las tortugas viven muchísimos años, es posible que Clementina siga viajando feliz por el mundo. Es posible que toque la flauta, haga hermosas acuarelas de plantas y flores. Si encuentras una tortuga sin casa, intenta llamarla: “¡Clementina, Clementina!” Y si te contesta, seguro que es ella. 2. Luego de la lectura, la persona que facilita hace al grupo las preguntas siguientes: • ¿Qué les hizo sentir? • ¿En qué se parece a la vida real? • ¿Qué les pasó a Arturo y Clementina? 3. A continuación, se solicita que formen cuatro grupos: dos de mujeres y dos de hombres para reflexionar acerca de la pregunta siguiente: • ¿Cuáles son los principales conflictos de pareja que viven las y los jóvenes? 4. Las reflexiones se presentan en plenaria y se analizan las causas de estos conflictos y las maneras como se enfrentan. 5. Como parte de la plenaria se les pide que en lluvia de ideas se comente lo siguiente: • ¿Qué pueden hacer mujeres y hombres para lograr establecer relaciones respetuosas y equitativas? Los comentarios se van anotando en un papelógrafo. Para algunos jóvenes, esta historia les puede parecer lejana. Quien facilita los debe llevar a reflexionar sobre sus vivencias en pareja, o bien sobre parejas que conozcan.

¿Disfrutamos o nos culpamos? Vivencia de la sexualidad en las mujeres y los hombres jóvenes Un tema esencial para el trabajo con mujeres y hombres jóvenes es el de la sexualidad, que se encuentra íntimamente relacionado con el amor y la pareja. Por otra parte, la sexualidad en la juventud se concibe como una situación de riesgo, de peligro, una amenaza que necesita ser controlada. A través de este control se supervisa el ejercicio de la sexualidad, el placer, el propio cuerpo, el deseo. En esta propuesta nos proponemos abordar la sexualidad desde el marco de los derechos humanos, y la reconocemos como una manifestación humana que permite vincu-


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larnos con nosotros mismos y con otras personas. Su expresión libre y responsable favorece el bienestar armonioso de las personas. Una cuestión estrechamente vinculada a las relaciones de pareja10 (sean formales, casi formales, informales o esporádicas) es la vivencia de la sexualidad. Para David Barrios,11 la sexualidad humana es “el vínculo más profundo entre los seres humanos, de cuya realización efectiva depende el bienestar de las personas”;12 es además una construcción histórica que influye en las relaciones entre personas. Haciendo un análisis de género, es importante resaltar las condiciones de mujeres y hombres jóvenes en su salud sexual y reproductiva, donde la vulnerabilidad de las mujeres es mayor que la de los hombres, para lo cual podemos ver lo siguiente:13 En México, de cada 1 000 mujeres embarazadas, 70% son jóvenes y 76% de ellas son menores de 19 años. El embarazo en la adolescencia es una de las principales causas de muerte en mujeres mexicanas de entre quince y 20 años. Estos embarazos son más comunes en mujeres rurales pobres. En áreas de extrema pobreza, donde es baja la asistencia a la escuela, nueve de cada diez mujeres jóvenes (90%) tienen su primera relación sexual sin usar ningún método anticonceptivo. Las razones son la falta de información sobre métodos anticonceptivos o los miedos fundados en las creencias concernientes al proceso reproductivo. Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) se encuentran entre las cinco razones más comunes por las que las mujeres buscan atención en los servicios médicos de atención primaria. También las ITS figuran entre las principales causas de morbilidad en mujeres de quince a 44 años de edad. La incidencia del VIH tiene una tasa de diez mujeres por cada 100 000 habitantes. Prácticas de sexo seguro con sus parejas: hay que poner mayor atención en las influencias sociales y las relaciones de poder tradicionales que llevan a las mujeres jóvenes a tener relaciones íntimas poco saludables. Es preciso tener claridad en el conocimiento de diferentes tipos de conductas de riesgo adoptadas tanto por mujeres como por hombres jóvenes con el argumento de “sentirse conectados”. Para las mujeres jóvenes, la posibilidad de “desconexión” de su pareja (novio) está muy vinculada a su sentido de identidad y seguridad, lo cual disminuye su intento de negociar el sexo seguro, poniéndose así en mayor riesgo de embarazo.

10  En

la jerga de las y los adolescentes-jóvenes urbanos hay un vocabulario extenso para denominar diferentes tipos de relaciones. Es interesante reconocer cada uno de ellos, pues implican características específicas respecto a los límites, nivel de responsabilidades y compromiso. 11  Director de Caleidoscopia A.C. y la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (Femess). 12  Becerril, “Hacia”, 2001. 13  Salud y género, Project, 2003.


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La manera en que somos educados/as las mujeres y los hombres refuerza las creencias que dificultan el uso del condón. A las mujeres se les educa para servir y quedarse calladas; por su parte se fomenta la idea de que son invencibles y nada les pasará. Las ideas sobre el amor romántico que analizamos anteriormente también influyen negativamente en las prácticas sexuales no protegidas. Con relación a los hombres, encontramos lo siguiente: En México, la socialización masculina fomenta comportamientos de riesgo que son dañinos para la salud tanto de mujeres como de hombres. Muchos hombres se ponen en riesgo y ponen en riesgo a su(s) pareja(s) –ya sean mujeres y/u hombres– al tener sexo no protegido. Estudios recientes muestran que 57% de hombres jóvenes usaron condón –pero sólo en su primera relación sexual o cuando cambiaron de pareja–, lo cual significa que, en el mejor de los casos, 43% no usa condón. En los casos de violencia doméstica, 93% fue perpetrada por hombres. Cuando las mujeres fueron tratadas violentamente, en ocho de cada diez casos el atacante fue varón. Esto se debe a que la violencia masculina se refuerza como una forma para resolver conflictos (incluyendo los relacionados con la sexualidad y la reproducción). Por ello, es importante que los hombres jóvenes adquieran conocimientos y actitudes positivas relacionadas con el cuidado y autocuidado en relación con la salud, la sexualidad, la reproducción y los derechos de las personas jóvenes (mujeres y hombres) y que aprendan a enfrentar conflictos de manera no violenta. Algunos datos: • En el mundo, cada año se producen 5 000 000 de abortos realizados en condiciones de riesgo en adolescentes de quince a 19 años, lo que representa una cuarta parte de los abortos realizados en condiciones de riesgo. • En el mundo, uno de cada 20 adolescentes contrae una ITS cada año. • La mitad de todos los casos nuevos de VIH –más de 7 000 personas infectadas por día– ocurren entre jóvenes de diez a 24 años. • Con frecuencia, a las niñas y mujeres jóvenes se les niega la educación formal y las oportunidades de empleo, que reforzarían su capacidad de tomar decisiones y las empoderarían para negarse a tener relaciones no deseadas, aplazar el matrimonio y demorar el embarazo. Existen normas sociales de comportamiento sexual diferenciado entre mujeres y hombres jóvenes. Estas mismas normas tradicionales que rigen la sexualidad hacen que tanto mujeres como hombres se vuelvan vulnerables a los riesgos de embarazos no deseados y a las ITS. Para el trabajo con jóvenes, es necesario hacer una reflexión en torno a la socialización diferenciada y las relaciones de género, y a que los imaginarios que están presentes en lo que se espera de las mujeres y de los hombres hacen difícil la prevención y el autocuidado. Un ejemplo de la dificultad de la prevención y el autocuidado son las relaciones sexuales, por las expectativas y creencias que se tienen con respecto al amor.


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El valor que se da a las relaciones sexuales en el noviazgo es muy significativo –sobre todo para las mujeres–,14 pues comúnmente se tiene la expectativa de que esto formalizará la relación y de que se ofrece como una muestra de amor. Además, se cree que el usar métodos anticonceptivos refleja que no se quiere un compromiso o que no se tiene confianza, que se está evitando un embarazo por falta de amor a la pareja y que sólo se busca el placer sexual (lo cual está negado para las mujeres). Por eso, muchas veces el promover el uso de condón no es suficiente. Es necesario analizar en qué condiciones y bajo qué creencias se establecen las relaciones afectivas. Como una manera de control, la sexualidad se manifiesta a través de la educación sexual que se centra en lo biológico, fomenta la culpa y niega la diversidad y el placer sexual. En el marco de la democratización de las relaciones entre las personas, es imprescindible abordar el tema de la sexualidad, pues hablar de democracia implica que el derecho a decidir sobre el propio cuerpo es una realidad para mujeres y hombres jóvenes. De acuerdo con Weeks:15 “Las regulaciones que definen las prácticas sexuales como apropiadas o inapropiadas, morales o inmorales, suelen aplicarse de manera diferenciada y moldear formas que subordinan la sexualidad femenina y masculina. Estas reglas o normas señalan los permisos, prohibiciones, limites y posibilidades a través de las cuales la vida erótica se construye.” Dichas regulaciones marcan diferencias entre mujeres y hombres, así como entre jóvenes y adultos. Las reglas específicas para el comportamiento sexual de las mujeres y los hombres jóvenes –aunque de manera personal se acepten o no– se consideran socialmente obligatorias. Se requiere la organización y participación juvenil en la defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Para esto es necesario el reconocimiento de las y los jóvenes como sujetos de derechos con autonomía en la toma de decisiones en cuanto a su vivencia de la sexualidad y la reproducción, tales como la de formar pareja, tener hijos o no, el uso o no de métodos anticonceptivos. La defensa de los derechos sexuales y reproductivos responde a una visión integral de la sexualidad humana más allá de la reproducción. Mirar la sexualidad con la óptica de los derechos humanos es adoptar una visión integradora de la sexualidad, reconocer a las mujeres y hombres jóvenes como sujetos. Para el empoderamiento de las personas es necesario trabajar la sexualidad, cómo se aterriza en el cuerpo y la forma de relacionarnos con la otra y el otro. Para esto se requiere trabajar el conocimiento, la aceptación y el cuidado de nuestro cuerpo.

14  Incluso

está documentado que un gran número de mujeres tiene su primera relación sexual meses antes de casarse, y manifiestan que tuvieron su primera relación sexual con su esposo, aunque en ese entonces no estuvieran casados. 15  Rodríguez, Noches, 2002.


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La gente joven, en especial a medida que inicia su vida sexual y reproductiva, debería poder protegerse de las enfermedades, el abuso y la explotación. Ellas y ellos tienen derecho a la información y a los servicios. Proporcionar información a la gente joven no promueve la promiscuidad, por el contrario, fomenta el respeto mutuo y el compartir responsabilidades (Brundtland, G.H., director general de la Organización Mundial de la Salud, 1999).

Actividad Diagnóstico participativo Objetivo

Crear un ambiente de confianza para abordar el tema de la salud sexual y reproductiva. Conocer las características y experiencias del grupo en torno a la salud sexual y salud reproductiva de las y los jóvenes. Pliegos de papel, marcadores de colores, cinta adhesiva tape. Una hora.

Material Tiempo Desarrollo 1. Si es posible, es mejor contar con el apoyo de una persona que vaya registrando en un papel cada frase y el número de personas que pasen al centro, diferenciando si son mujeres u hombres. 2. Es importante que cuide que haya un ambiente de confianza, de acuerdos explícitos, de confidencialidad y respeto, tomando en consideración el proceso personal de cada uno, y no presionar la participación de nadie. En la construcción de las frases será necesario tener cuidado cuando se haga referencia a temas muy íntimos; la recomendación es decir “conocen a alguien que... ” Se sugiere empezar con ejemplos de frases no relacionadas con la sexualidad: “quiénes hacen ejercicio diariamente”, “a quiénes les gusta bailar”, etcétera. • La o el facilitador pide al grupo que forme un círculo, de pie. • A continuación se indica que se va a realizar un diagnóstico del grupo, para lo cual se mencionarán una serie de frases y aquellas personas para quienes se aplique cada una de las frases pasarán al centro. Las frases son las siguientes: ¿Quiénes están sin pareja? ¿Quiénes están con pareja –emparejados? ¿Conocen a mujeres jóvenes y con hijas/hijos? ¿Conocen a hombres jóvenes y con hijas/hijos? ¿Conocen a alguien que tuvo una gestación no deseada? ¿Conocen a una mamá soltera y joven?


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¿Quiénes durante el último año usaron sistemáticamente condón en todas sus relaciones? ¿Quiénes durante el último año no usaron sistemáticamente condón en todas sus relaciones? ¿Conocen a mujeres jóvenes que usan anticonceptivos orales? ¿Conocen el uso del condón femenino? ¿Conocen a mujeres que hayan usado anticoncepción de emergencia? ¿Conocen el autoexamen de testículos? ¿Conocen a un hombre u hombres que se responsabilicen de su participación en el proceso de gestación? ¿Conocen el caso de algún parto acompañado? ¿Conocen hombres jóvenes que han tenido alguna ITS? ¿Conocen mujeres jóvenes que han tenido alguna ITS? Ideas clave. • Al finalizar la actividad se presentará el conteo diferenciado entre mujeres y hombres. • Se reflexionará en torno al registro de las diferentes frases y su relación con las vivencias en salud sexual y reproductiva de mujeres y hombres jóvenes. • Se puede hacer la presentación del uso correcto de los condones femenino y masculino.

Actividad Conociéndonos y desconociéndonos Objetivo

Abrir un espacio de diálogo entre mujeres y hombres acerca de las creencias que las mujeres tenemos sobre los hombres y viceversa. Tarjetas con las preguntas que se deben que contestar. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. La persona que facilita pide que se conformen dos grupos, uno de hombres y otro de mujeres. 2. Luego se proporciona a cada grupo una lista de preguntas que tienen que responder, como por ejemplo: • ¿Qué esperan los hombres/mujeres de su pareja? • ¿A qué le temen las mujeres/hombres? • ¿Lo más importante para una mujer u hombre es?, etcétera. 3. Los hombres responderán las preguntas acerca de las mujeres y viceversa.


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4. A continuación, conviene cuidar que se construya un espacio de diálogo y escucha para que la persona que facilita pueda motivar a la reflexión con las preguntas siguientes: • ¿Cómo se sintieron durante la actividad? • ¿Qué les llamó la atención? • ¿Qué descubrieron acerca de la percepción que las mujeres tienen de los hombres, y los hombres de las mujeres?

Actividad Los derechos sexuales y reproductivos Objetivo Material

Que las y los participantes identifiquen sus derechos. Pliegos de papel, plumones, cinta adhesiva tape, copia de la cartilla con la Declaración de los Derechos Sexuales de las y los Jóvenes. Una hora.

Tiempo Desarrollo 1. La facilitadora o el facilitador forma tres grupos y les pide que discutan uno de los temas siguientes: • ¿Qué tipo de educación sexual necesitamos las y los jóvenes? • ¿Cómo necesitamos que sea la atención a nuestra salud sexual y reproductiva? • ¿Qué requerimos para el ejercicio y disfrute de la sexualidad? 2. Anotan sus conclusiones en un papel para compartirlo con todo el grupo. Después, en plenaria, se presenta el trabajo de cada grupo y se comenta la importancia de conocer nuestros derechos, que parten de nuestras necesidades como personas y, específicamente, como jóvenes. Se puede complementar con la cartilla de la Declaración de los Derechos Sexuales de las y los Jóvenes, que se realizó en Tlaxcala en el año 2000. Declaración de Derechos Sexuales de las y los Jóvenes Las y los participantes de ocho estados de la republica Mexicana, representantes de 78 organizaciones civiles e instituciones gubernamentales asistentes al “Foro Nacional de Jóvenes por los Derechos Sexuales” declaramos que: Las mujeres y los hombres jóvenes, en lo que respecta a EDUCACIÓN E INFORMACIÓN, tenemos derecho a:


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Una educación sexual integral, objetiva, científica, temprana, laica y liberadora, que aborde el placer, la reproducción, la vida afectiva y el género en todas sus dimensiones. Una educación sexual incluyente, que responda a las necesidades y problemáticas actuales de la juventud. Una educación e información que fomente la equidad entre mujeres y hombres, el respeto y la aceptación de la diversidad sexual. Una educación e información que promueve la toma de decisiones responsables y libres. Recibir información y educación sexual impartida por personas sensibles, respetuosas, tolerantes y capacitadas en el tema. La difusión de una imagen digna de las y los jóvenes en los medios de comunicación, que respalde las diversas formas de expresión juvenil, libre de discriminación y estereotipos negativos. Las mujeres y los hombres jóvenes, en lo que se refiere al EJERCICIO Y DISFRUTE de la SEXUALIDAD, tenemos derecho a: No ser discriminadas por nuestra edad, sexo, género, orientación sexual o por cualquier otra condición humana como: estado de salud, estado civil, raza, creencia religiosa, limitación física o emocional o por la forma de vestir. La autonomía para decidir sobre el bienestar de nuestro cuerpo y nuestra vida. La equidad independientemente de nuestra condición genérica. La privacidad sexual, sin que interfiera en los derechos sexuales de otra persona. La integridad corporal, libre de cualquier tipo de explotación sexual, coerción y violencia. Vivir el erotismo en el marco de un ejercicio de la sexualidad que no tenga necesariamente fines reproductivos. Vivir y ejercer la sexualidad con personas del mismo y otro sexogénero. Ejercer y expresar una sexualidad libre, exenta de miedos, culpas, vergüenza y falsas creencias. Que se reconozca legalmente cualquier forma de unión entre personas jóvenes del mismo u otro género con el fin de compartir vida, los afectos y/o el erotismo. Las mujeres y los hombres jóvenes, en lo relativo a la SALUD y los SERVICIOS destinados para nosotras y nosotros, tenemos derecho a: Decidir de manera informada sobre nuestra salud sexual y salud reproductiva.


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Acceder a servicios de salud que proporcionen información, orientación y atención integrales de manera oportuna, eficaz, de calidad, confidencial, sin discriminación, con trato humano y perspectiva de género. Recibir información y atención por personal sensible, respetuoso y capacitado en los temas. Conocer, tener acceso e información para el uso adecuado de toda la gama de métodos anticonceptivos y alternativas para la prevención de infecciones de transmisión sexual, VIH, embarazos no planeados o no deseados. Asegurando nuestro consentimiento libre e informado. Interrumpir voluntariamente embarazos no planeados ni deseados, en instituciones de salud pública y privada en condiciones saludables y por personal capacitado. Recibir apoyo, orientación, atención y tratamiento integrales en casos de VIH/sida, ITS, violencia de género, embarazos no planeados y/o deseados. La Trinidad, Tlaxcala, México, agosto de 2000

Y ahora quién hace qué. maternidad y paternidad en las y los jóvenes Yo creí que teniendo sexo me convertiría en hombre... y me convertí en padre.

Generalmente, cuando se habla de paternidad y maternidad en la juventud, se hace referencia al problema que representa; además, la situación se aborda desde la perspectiva de la adolescente embarazada y se deja de lado la responsabilidad y participación del hombre. Desde el marco de la democratización familiar, es fundamental involucrar a los hombres en este proceso, pues durante mucho tiempo la atención, educación y crianza de las hijas e hijos se ha considerado tarea –casi obligación– de las mujeres, y a partir de estas concepciones se desarrollan formas diferentes de vivir el proceso de la maternidad y la paternidad. Es importante tomar en cuenta que el tránsito de la soltería a la vida conyugal, que marca en el mundo social el paso de la adolescencia a la edad adulta, ocurre para la mayoría de la población a partir de los veinte años de edad, como resultado de una paulatina postergación del inicio de la vida en pareja. El Conapo estima que la edad promedio de la primera unión se ha recorrido alrededor de un año en las generaciones más jóvenes.


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Otro aspecto trascendente es el reconocimiento por parte de las y los jóvenes de la posibilidad de decidir sobre su vida reproductiva. La mayoría de los jóvenes en México conoce y valora la planificación familiar, por lo que es importante seguir brindando información sobre salud sexual y reproductiva desde una visión integral de la sexualidad. La información de la Encuesta de Comunicación en Planificación Familiar de 1996 revela que nueve de cada diez jóvenes, hombres y mujeres de 15 a 24 años de edad, declararon que es posible planear y ejercer control sobre los siguientes sucesos familiares y reproductivos: • El momento de la unión. • El momento de tener a los hijos. • El momento de dejar de tenerlos. • El número de hijos. • La educación de los mismos. Las actitudes y los valores de las y los jóvenes de hoy muestran grandes transformaciones que pueden apuntar hacia la construcción de nuevas relaciones basadas en el respeto y la equidad. Parte de esto es posible porque cada día más jóvenes tienen acceso a la información. El contar con la información en torno a su salud sexual y reproductiva les da a los jóvenes el poder para decidir sobre su vida y les otorga también herramientas necesarias para dialogar y negociar con la pareja. Otro aspecto importante para trabajar la maternidad y la paternidad es el cuidado. ¿Qué significado tiene cuidar de alguien? El cuidado es una habilidad que se aprende a lo largo de la vida; no obstante, en la sociedad se considera como una característica exclusivamente femenina. En este apartado del manual presentamos algunas actividades muy útiles para reflexionar sobre el lugar que el cuidado tiene en la existencia, como mujeres y como hombres, y analizar las repercusiones que un embarazo tendría en sus vidas.

Actividad Jóvenes y cuidado16 Objetivo Material

16  Tomado

Sensibilizar en la experiencia del cuidado y practicar la negociación para compartirlo. Un huevo para cada pareja de participantes.

y adaptado de Medrado, Paternidad, 2001.


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Desarrollo 1. La persona que facilita pide a cada participante que elija a una persona con la que quiera realizar la actividad. 2. Una vez formadas las parejas, les entrega un huevo a cada una indicándoles que tienen que cuidar de él como si fuera su hijo o hija. 3. Se les explica que deben negociar cómo compartirán ese cuidado, quién se encargará de qué y cuándo. • Se acuerda con el grupo el día de presentación de su “hijo/huevo”, cuándo compartirán su experiencia. Se sugiere que realicen la actividad durante al menos tres días para que la experiencia sea más enriquecedora. • El día acordado para la presentación se hace la reflexión siguiente: ¿Cómo les fue con la actividad? ¿De qué manera afectó sus actividades diarias? ¿Cómo se sintieron? ¿Cómo fue la negociación entre la pareja? ¿Qué fue lo más fácil? ¿Qué fue lo más difícil? ¿Qué aprendieron de esta actividad? Ideas clave. A veces hay personas en el grupo que no quieren participar en esta actividad o que no desean compartir la experiencia con otra persona; se sugiere flexibilidad y retomar la reflexión en torno a estas situaciones. Es decir, analizar cómo en la vida real hay personas que deciden no vivir la experiencia de la maternidad o la paternidad, o que deciden asumirla sin una pareja.

Actividad Proyecto de vida y autocuidado Objetivo

Sensibilizar y reflexionar sobre la forma en que un embarazo planeado o no planeado influye en las vidas de las mujeres y los hombres jóvenes. Hojas de papel tamaño carta, crayones, marcadores, gises de colores. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. La facilitadora o el facilitador indica que se iniciará con una reflexión individual y solicita que, en silencio, imaginen lo que estarán haciendo dentro de tres años. Para esto se darán algunos minutos (de dos a tres). El tiempo de la visualización se adapta según el grupo: para personas más jóvenes será mayor, y para mayores, tal vez menor. 2. En algunos grupos será importante hacer más específicas las instrucciones, por ejemplo: “imaginen con quién estarán, en qué lugar, qué estarán haciendo”.


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3. Luego de la reflexión, se solicita que representen en una hoja de papel su visualización, esa idea que imaginaron sobre lo que van a estar haciendo en tres años. • Cuando todas las personas hayan terminado, se dividirá el grupo en subgrupos de mujeres y hombres jóvenes; facilitará una persona por grupo. • El trabajo en los subgrupos es el siguiente: 4. Se les pide a las personas que cierren los ojos y se les dirá que continúen visualizando los planes que vieron a futuro. 5. A las mujeres se les dirá: resulta que hace unas semanas tuvieron relaciones y, al notar que tienen varios días de atraso en su menstruación, se hacen una prueba de embarazo, que resulta positiva. 6. A los hombres se les dirá: van a recibir una noticia: resulta que una joven con quien tuvieron relaciones hace unas semanas los busca para informarles que está embarazada. • A estas alturas, pocas son las personas que logran continuar con los ojos cerrados. Una vez que se haya dado la noticia, se dará inicio a las reflexiones que estarán relacionadas con las preguntas siguientes: ¿Qué pasaría? ¿Qué ocurriría con los planes? ¿Qué pasaría con los planes personales? ¿Qué harían? • Volver a mencionar los acuerdos de respetar, escuchar, no interrumpir, recordar que todas las opiniones y comentarios son importantes. • Por último, en plenaria se elabora entre todos una lista de las situaciones que afectarían nuestro proyecto de vida –un accidente, una enfermedad, etc. – y luego se va analizando situación por situación, reflexionando cuáles de estas se pueden prevenir y cuáles no. Esto da la posibilidad de abordar con el grupo el tema del autocuidado. Ideas clave. Es importante reflexionar sobre los planes de vida personales (o proyectos de vida) pues es frecuente que cuando estamos en la adolescencia visualicemos poco el futuro, como si nunca fuera a llegar, y existe la sensación de ser inmunes (a mí no me sucederá), invulnerables (a mí no me pasa nada), infértil (yo no me voy a embarazar). Puesto que estas sensaciones no permiten ver la necesidad de un proyecto de vida, desde esta propuesta se hará visible el proyecto de vida personal y los factores por considerar para hacerlo posible. La reflexión sobre esta actividad es propicia para hablar del uso correcto de los condones femenino y masculino, de diferentes métodos anticonceptivos, de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y hombres, de la toma de decisiones, de la interrupción de embarazo y de la anticoncepción de emergencia.


RECURSOS PARA LA DEMOCRATIZACIÓN FAMILIAR Trabajando con mujeres y hombres jóvenes la democratización familiar Uno de los mayores retos en el trabajo con jóvenes es contribuir a la construcción de “saberes” prácticos para la vida.1 En este sentido, resulta fundamental facilitar el descubrimiento de sus propios recursos y experiencias para la construcción de relaciones democráticas. Una manera de favorecer dicho descubrimiento es que reconozcan sus necesidades, malestares y preocupaciones. Y desde ahí se requiere también identificar y reforzar todos aquellos factores que funcionan como protectores y que muchos jóvenes desarrollan aun viviendo en situaciones adversas, lo que llamamos resiliencia. Estas situaciones adversas a veces se refieren a las relaciones inequitativas que establecemos entre adultos y jóvenes; por ejemplo, las relaciones desiguales entre padres e hijos, entre maestros y alumnos, etc. Muchas veces las concepciones que tenemos los adultos de los jóvenes están cargadas de prejuicios y los consideramos como seres problemáticos, desinteresados, lo que genera una relación desigual en los ámbitos familiar, escolar y comunitario. Es importante hablar de democratización familiar, pues en la medida en que se van generando condiciones para una democracia real en la familia, se irán generando también condiciones sociales para una democracia social. Para esto es central nuestro papel como profesionales estableciendo una buena comunicación con los jóvenes basada en la escucha, el respeto y el afecto. Asimismo, es importante enseñar con el ejemplo y con la propia actitud de respeto, pues ello favorece los aprendizajes y el desarrollo de la capacidad activa de los jóvenes frente a los adultos y el medio, al mismo tiempo que fortalece su confianza y autoimagen. Nosotros somos sujetos de referencia, y la manera en que nos relacionemos con ellos influirá también en su posibilidad de establecer relaciones con otros adultos significativos.

1  Rodríguez,

Beneficios, 2000.

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Es importante que consideremos a los jóvenes como a todos los seres humanos: como sujetos de su proceso y no como un problema en sí mismo. La participación de los jóvenes como actores en la solución de sus necesidades favorece su autonomía y su desarrollo como personas responsables de su propia vida.

Actividad Tipos de comunicación Objetivo

Reflexionar sobre las diferentes maneras de comunicarnos y desarrollar mecanismos para una comunicación asertiva. Aprender a comunicarnos en forma efectiva y clara. Hojas, lápices, plumones, pliegos de papel. Dos horas.

Material Tiempo Desarrollo 1. En plenaria, mediante una lluvia de ideas, la persona que facilita le pregunta a los participantes con qué ideas asociamos la palabra comunicación y las respuestas se van anotando en un papelógrafo. 2. Posteriormente se les pide que digan qué tipos de comunicación conocen y se analizan los elementos que favorecen la comunicación. 3. La persona que facilita proporciona una explicación de los distintos tipos de comunicación: • Agresiva: es violenta y puede agredir a los demás. • Pasiva: no nos responsabiliza, evita la verdad y deja que los demás decidan sobre nosotros. • Asertiva: cuando tomamos en cuenta nuestras necesidades y respondemos claramente y con respeto a los demás. 4. Se forman tres equipos y se les presentan tres situaciones ficticias a las que deben responder de manera agresiva, pasiva y asertiva. Estas situaciones pueden ser las siguientes: • Te invitan a una fiesta esta noche y tú no quieres asistir. • Alguien te pide tener relaciones sexuales sin protección. • Quieren presionarte para que tomes alcohol. • Cada grupo trabaja alguna de las situaciones o inventa otra más adecuada a sus circunstancias. Desarrollan por escrito ejemplos de los tres tipos de comunicación. 5. Se comparte en plenaria lo trabajado por el grupo. 6. Se reflexiona sobre cómo se sintieron y la importancia de establecer relaciones con comunicación asertiva.


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Ideas clave. La comunicación es el puente mediante el cual establecemos relaciones con otras personas. La manera en que nos comunicamos se asocia con el tipo de relación que establecemos. En una relación con equidad, la comunicación es clara y efectiva, y esto nos da la posibilidad de expresar nuestros sentimientos y pensamientos en forma directa. La comunicación puede ser verbal o no verbal. Nuestros gestos y postura corporal también expresan; cuentan nuestra voz y nuestra presencia. Es básico tener claro qué queremos comunicar y poder diferenciar lo que sentimos y pensamos cuando planteamos la situación de la manera siguiente: • YO VEO... Expresamos aquella conducta que vemos en la otra persona. • YO IMAGINO... Decimos aquello que nos imaginamos al observar su conducta; aceptamos la posibilidad de estar equivocados y que la otra persona nos lo señale. • YO SIENTO... Con esto decimos qué sentimos por aquello que vemos e imaginamos. • YO QUIERO... Aportamos una propuesta para mejorar las cosas. Para facilitar la comunicación se recomienda ser breve y no hablar de todo al mismo tiempo. Es conveniente partir de un punto concreto, para luego pasar a otro sin mezclarlos ni combinarlos con reproches sobre el pasado, ni exigencias para el futuro. El aspecto fundamental en la comunicación es escuchar. Con el fin de expresarnos asertivamente es necesario valorarnos como personas, para poder mantener nuestros valores respetando a otras personas y a nosotros mismos.

Actividad Los doce puntos de la autoestima Objetivos Reflexionar sobre los diferentes elementos que conforman la autoestima y realizar una evaluación personal de cada uno de ellos. Material Papel, lápices, hoja de los siete puntos de la autoestima. Tiempo Una hora y media. Desarrollo 1. La o el facilitador anuncia al grupo que se va a realizar una actividad sobre autoestima y pregunta a los participantes qué saben acerca de la autoestima. 2. A continuación se complementan las opiniones del grupo mencionando que la autoestima es la manera en que valoramos quiénes somos. La autoestima es la evaluación que hago de mi mente y mi conciencia en un sentido profundo de mi persona hacia mí misma.


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3. Luego se les pide que de manera personal evalúen2 con una puntuación del uno al diez cada uno de los aspectos siguientes: • Mi facilidad para poner límites –lo que se conoce como pintar mi raya– y decir NO. • La confianza en mí mismo. • Mi capacidad para dar y recibir en el mismo grado. • Mi habilidad para defender mi verdad y mantener mi integridad. • Mi capacidad para expresar lo que siento de una manera asertiva, tanto en contenido como en tiempo. • Mi sentido de respeto para conmigo mismo. • Mi aceptación de mi cuerpo. 4. Cada participante elige a una persona para compartir su evaluación y comentar por qué se pusieron ese puntaje, identificando en cuál punto obtuvieron mejor calificación y en cuál menor. 5. Se comenta en plenaria lo que aprendieron al realizar esta actividad. Ideas clave. Estos elementos son los que conforman nuestra autoestima. Es importante reflexionar cómo la evaluación que realizamos se traduce en hechos cotidianos; como por ejemplo la manera en que nos relacionamos con las demás personas y en nuestras actitudes ante la vida. La autoestima se construye en relación con el medio ambiente, el contexto en que una persona se desarrolla a través de la escuela, la familia, los medios de comunicación y la religión. Es importante reconocer que la autoestima no sólo depende de la voluntad personal, por lo cual es fundamental identificar de qué manera se ha conformado y cómo podemos desarrollarla. La autoestima es una evaluación que las personas hacen de su persona, de la confianza que se tiene para enfrentar el mundo, del derecho que se cree tener para vivir plenamente y feliz.3 Para cerrar el tema se puede reflexionar sobre la lista siguiente:

2  Se

les comenta que la evaluación es personal, y que es una manera de hacer una revisión de cuáles son nuestras fortalezas y cuáles los aspectos que es necesario desarrollar más. En el caso del dar y recibir, se saca un promedio. 3  Branden, “Autoestima”, 1996.


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La docena mágica de la autoestima Saber y aceptar que todas las personas tenemos defectos y cualidades. Saber que cada persona tiene características por las que sentirse orgullosa. Liberarnos de conceptos negativos de nosotras mismas/mismos. Aceptar que cada persona es importante. Vivir responsablemente de acuerdo con la realidad, reconociendo aquello que nos gusta y lo que nos disgusta. Aprender a aceptarnos a través de los que sentimos y lo que somos. Liberarnos de la culpa al evaluar lo que queremos y pensamos. Sentirnos responsables de nosotras mismas/mismos. Hacernos responsables de que la propia existencia genere confianza en nosotras mismas/mismos y en las personas con quienes nos relacionamos. Actuar de acuerdo con lo que deseamos, sentimos y pensamos, sin tener como base la aprobación o desaprobación de las/los demás. Vivir auténticamente, aprendiendo a ser congruentes entre la forma en que sentimos y actuamos. Fomentar la autoestima en otras personas. La honestidad, al fomentar la autoestima de las personas que nos rodean, refleja nuestra propia autoestima. Hallar el valor de amarnos como personas y comprender que es un derecho propio que todas y todos tenemos.

Construyendo la autonomía Para Marcela Lagarde4 la autonomía es: “una construcción social que abarca, si nos referimos a las personas, desde las personas hasta sus ámbitos sociales y relaciones. La autonomía es siempre un pacto social. Tiene que ser reconocida y apoyada socialmente, tiene que encontrar mecanismos operativos para funcionar.”

4  Lagarde,

Claves, 2001.


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Esta autonomía requiere que socialmente se vayan creando las condiciones sociales para hacerla posible. Favorecer la autonomía de las mujeres y los hombres jóvenes implica facilitar la capacidad de: • Decidir, teniendo información, y crear alternativas • Definir el sentido de la vida o redefinir este sentido • Llevar a la práctica aquello que se va aprendiendo En este apartado presentamos algunas actividades que contribuyen al desarrollo de la escucha, al respeto a la diferencia y a la búsqueda de acuerdos negociados en las relaciones interpersonales.

Actividad Los derechos en la amistad y el noviazgo Objetivo Material

Reflexionar sobre las condiciones en las que establecemos relaciones democráticas y placenteras. Pliegos de papel, plumones, cinta adhesiva tape, la hoja de “Mis derechos en la amistad y el noviazgo”. 40 minutos.

Tiempo Desarrollo 1. La persona que facilita pide que se formen dos grupos (uno de mujeres y otro de hombres) para reflexionar sobre cuáles creen que son los derechos de las personas al establecer una relación de noviazgo, y que anoten sus conclusiones en un pliego de papel. 2. Posteriormente se presentan las conclusiones de cada grupo. Es importante establecer un ambiente de diálogo y escucha. Se complementa con la hoja “Mis derechos en la amistad y el noviazgo”.5

5  Otra

modalidad de trabajo para esta actividad podría ser complementarla con las “obligaciones”, a partir de las que cada participante considera que debe tener con su pareja.


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En mis relaciones de amistad y de noviazgo tengo derecho a: Autonomía Tener intereses propios. Hacer actividades por mi cuenta. Tener mis propias opiniones. Ir y venir como me guste. Tener una vida privada. Mantener mi propia identidad. Vestirme como yo quiera.

Desafiar los papeles de género tradicionales No actuar como macho. No someterme. Rechazar a alguien que me pretende sin sentirme culpable. Rechazar relaciones sexuales con cualquier persona, por cualquier razón y en cualquier momento.

Establecer diversas relaciones Tener amigas y amigos y ser sociable. Mantener contacto con familiares y otras personas importantes. Divertirme con mi pareja y también pasarla bien por separado. Tener amistades en común con mi pareja y por mi cuenta.

Expresar sentimientos Decir lo que pienso. Dar y recibir amor. Expresar necesidades de afecto. Mostrar temores. Pedir ayuda cuando lo necesito. Equivocarme y reconocerlo. Llorar.

Recibir un trato respetuoso Que me respeten como persona única. Que reconozcan que tengo los mismos derechos. Que me traten como igual. Que respeten mis valores y metas. Que me acepten como soy. Que me escuchen.

Vivir sin violencia No recibir ataques verbales. No recibir descalificación ni humillación. No recibir acoso ni maltrato sexual. No recibir agresión física. No sufrir control económico.

Actividad Reconociendo mis “saberes” Objetivo

Material

Que las y los participantes identifiquen los recursos con los que cuentan, que reconozcan que pueden acrecentarlos y utilizarlos en la construcción de relaciones democráticas y equitativas. Lápiz y papel.


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Tiempo Una hora. Desarrollo 1. La o el facilitador solicita que cada cual escoja una pareja para trabajar y que se siente frente a esta. 2. La primera parte se realiza individualmente y se indica lo siguiente: Cada cual se concentrará en ubicar algo que hace y que le sale bien (en el trabajo, la familia, o en cualquier ámbito). Tiempo: dos minutos. 3. En la siguiente fase, se indica: • En parejas, compartirán lo que hacen bien, primero una persona y después la otra. 4. Posteriormente, se pide que de manera individual anoten las habilidades (todas las que identifiquen) requeridas y que utilizan para la actividad que les sale bien. Todo tipo de recursos: tiempo, paciencia, pasión, cariño, inteligencia, etc. Y lo comparten con su pareja. 5. Finalmente, se invita a que comenten: ¿Qué tanto empleo (o no empleo) estos recursos en mi propia vida y en mis relaciones con los demás? Es decir, en otros ámbitos de la vida cotidiana. 6. En plenaria, se reflexiona sobre las preguntas siguientes: • ¿Qué sucedió en esta actividad? • ¿Se dan cuenta de algo? ¿De qué? • ¿Emplean sus habilidades en diferentes ámbitos? • ¿Les gustaría adquirir otras habilidades? ¿Cuáles? • ¿Qué recursos identifican que tienen las y los jóvenes para la convivencia democrática? • ¿Qué recursos tienen las personas adultas para la convivencia democrática y equitativa? • ¿Identifican algún otro recurso –además de los ya mencionados– que necesitamos para que nuestra convivencia sea democrática y equitativa?

Actividad Mi redografía Objetivo Material

6  Se

Que los jóvenes puedan mapear sus relaciones más significativas en diversos ámbitos y reflexionar sobre cómo ampliarlas y fortalecerlas. Hojas con esquema de redografía,6 lápices o marcadores delgados.

anexa la hoja para que cada participante la fotocopie, o bien que la copie a mano.


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Tiempo Una hora y media. Desarrollo 1. Quien facilita indica la forma como cada persona debe llenar su propia redografía: • En los diferentes ámbitos señalados con letras se colocan, con nombres, símbolos o dibujos, las personas significativas. • La persona que llena el esquema se coloca en el centro del cuadro y ubica las personas en el grado de cercanía que ella decida. 2. Una vez que el cuadro está completo, se solicita que lo compartan en parejas. La pareja se selecciona buscando la persona que menos se conoce. 3. En plenaria, se comparten los esquemas y se invita a reflexionar sobre las preguntas siguientes: • ¿Qué descubrimos y aprendimos en esta actividad? • ¿De qué formas influyen las redes sociales en la salud mental? • ¿Qué podemos hacer para fortalecer nuestras redes sociales? Ideas clave. • Las redes sirven como fuentes de recursos, solidaridad y guía en la vida. Pero también pueden servir como forma de control social y discriminación. • La construcción de redes afectivas proporciona la oportunidad de compartir lo que sentimos, pensamos y queremos, y aprender a negociar. • Es importante resaltar también el papel de ayuda, cuidado y colaboración que tienen en nuestras vidas. • El aislamiento, el sentirse solo y no saber pedir apoyo son problemas que se acentúan en los jóvenes. Esta actividad ofrece la posibilidad de reflexionar acerca de cómo están formadas sus redes personales en diferentes ámbitos de la vida y, a partir de ahí, propiciar que los jóvenes puedan decidir qué hacer para fortalecer su red social. Las redes sociales pueden ser fundamentales para construir vínculos interpersonales afectivos que ayuden al crecimiento y desarrollo humano, para la construcción de “saberes”, experiencias y lenguajes. Se puede decir que a mayor red social, mayor salud mental, pues en la medida en que se cuenta con personas significativas con quienes compartir, se establecen relaciones que permiten crecer y desarrollarse.


ANEXO

FAMILIA

AMIGOS

YO

TRABAJO/ESTUDIO

82

BARRIO/ORGANIZACIÓN /OTROS


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SOBRE LAS AUTORAS Olivia Aguilar Dorantes Nació en 1971 en Xalapa, Veracruz. Licenciada en Psicología por la Universidad Veracruzana, con estudios de maestría en Psicoterapia Gestalt Infantil y de maestría en Desarrollo Humano por la Universidad Veracruzana. En 2009 concluyó sus estudios de doctorado en Educación. Asimismo cursó el diplomado en Alcoholismo y otro en Estudios de Género impartidos por la Universidad Veracruzana. Ha sido colaboradora de organizaciones y redes en trabajo en salud y educación popular. Cofundadora de Salud y Género A.C., en donde ha desarrollado una amplia experiencia en el trabajo educativo con niños, niñas, jóvenes y mujeres en el área de desarrollo humano, la sexualidad, la reproducción, la salud mental y el género. Desde 2003 ha sido facilitadora del Grupo Metamorfosis integrado por mujeres que viven en situación de violencia. También ha sido impulsora de campañas informativas en torno a la salud y los derechos de las mujeres y hombres jóvenes. Desde 2006 es representante de la región Sureste del Sistema Nacional de Promoción y Capacitación en Salud Sexual Sisex, A.C. Y desde 2008 es coordinadora de la zona centro de Veracruz del Programa Construye T, en apoyo a jóvenes estudiantes de enseñanza media superior para la prevención de riesgos y promoción de su proyecto de vida. oadorantes@hotmail.com

Silvia del Pilar López Hernández Nació en 1968 en la ciudad de México. En 1991 se graduó como licenciada en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1998 cursó la especialidad en Educación Sexual en la Sociedad Mexicana de Sexología Humanista Integral (Someshi). En 2002 cursó el diplomado en Género y Salud, avalado por El Colegio de México, y la Facultad de Filosofía de la Universidad de Querétaro e impartido por Salud y Género A.C. En el periodo de 2007 a 2009 cursó la maestría en Salud Pública en la Universidad Veracruzana y recibió mención honorífica por su tesis “Violencia y equidad de género en parejas de adolescentes: Estudio en la escuela de bachilleres Ricardo Flores Magón”. Ha participado en diferentes orga86


Sobre las autoras    87

nizaciones de la sociedad civil relacionadas con la atención a personas que viven con VIH, sexualidad, salud sexual, derechos sexuales y reproductivos de mujeres y hombres, así como en la formación de personas que trabajan con mujeres y hombres jóvenes en los sectores de la salud y educativo. Su formación profesional se desarrolla en las áreas de la educación y la investigación. De 2001 a 2007 fue colaboradora en Salud y Género A. C. en la sede Xalapa, en diferentes proyectos y específicamente en el área de Evaluación y Sistematización. siloher@hotmail.com


Mujeres y hombres jóvenes hacia la democratización familiar en México se terminó de imprimir el 9 de diciembre de 2010, en los talleres de Opción Gráfica, Lago Tláhuac Nº. 4 Local C-12 Col. Anáhuac, Delegación Miguel Hidalgo 11320, México, D. F. Diseño de portada: Factor:02 Edición realizada a cargo de la Subdirección de Publicaciones del Instituto Mora. En ella participaron: corrección de estilo, Gabriela Montes de Oca; formación de páginas, Factor:02; corrección de pruebas, Alberto Cue, Gustavo Villalobos, Estela García y Javier Ledesma; cuidado de la edición, Yolanda R. Martínez y Hugo Rocha. La edición consta de 100 ejemplares.



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