Manual 3

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Keijzer, Benno De Hombres participando en la democratización de las familias / Benno De Keijzer, Luis Gerardo Ayala Real ; [presen.] Beatriz Schmukler, Xosefa Alonso. – México : Instituto Mora, 2010. 79 p. ; 26 cm. – (Manuales construyendo alternativas de convivencia familiar ; 3) Serie coordinada por Beatriz Schmukler Scornik Bibliografía: p. 75-77 1. Hombres – Identidad. 2. Familia – Estructura – Modificación. 3. Roles sexuales. 4. Familia. 5. Identidad de género. 6. Democracia. I. Ayala Real, Luis Gerardo, coaut. II. Schmukler Scornik, Beatriz, coord. III. Alonso, Xosefa, prol. IV. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (México, D.F.). V. t. VI. ser.

Obra publicada con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Primera edición, 2010 D. R. © Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac, 03730, México, D. F. Conozca nuestro catálogo en <www.mora.edu.mx> ISBN: 978-607-7613-43-5 obra completa ISBN: 978-607-7613-46-6 vol. 3

Impreso en México Printed in Mexico


Índice 5 Agradecimientos Beatriz Schmukler 9 11 14

Introducción general Beatriz Schmukler y Xosefa Alonso ¿Por qué proponemos una democracia familiar? Estructura de los manuales

17 Presentación 20 Los hombres ante los cambios en la pareja y la familia 23 LOS HOMBRES EN LAS RELACIONES FAMILIARES 23 Tipos de familias 26 IDENTIDADES MASCULINAS Y PROBLEMAS IMPORTANTES EN LAS FAMILIAS 27 Identidad y socialización 33 Vida emotiva de los hombres y su relación con la violencia intrafamiliar, la sexualidad y las adicciones 37 La violencia intrafamiliar 40 La sexualidad 43 La adicciones 49 EL HOMBRE Y LAS RELACIONES DE PODER EN LA PAREJA Y LA FAMILIA 49 Ciclo de la familia y formas de autoridad 51 Ejes de conflicto en la pareja y la familia


56 56 58 64 68 72

RECURSOS PARA LA DEMOCRATIZACIÓN FAMILIAR Los hombres y la autoestima Comunicación en la pareja y la familia Negociación de conflictos Paternidad: y tú, ¿qué tan padre eres? Mis recursos personales

75 BIBLIOGRAFÍA 78 SOBRE LOS AUTORES


Agradecimientos Beatriz Schmukler Estos manuales están dedicados a la memoria de nuestra queridísima compañera Martha Acosta Ruiz, quien nos sigue acompañando en toda nuestra lucha por las transformaciones familiares. Quiero dar las gracias a todas las personas que participaron con nosotros y nosotras en la creación del enfoque de democratización familiar, especialmente a Clemencia Muñoz por su apoyo intelectual y capacidad creativa en la búsqueda de nuevas modalidades de convivencia familiar. Clemencia respaldó esta iniciativa cuando fue representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el año 2000 y luego cuando fue directora de la Fundación Kellogg. Agradezco el auspicio y la asistencia intelectual y técnica del PNUD en la ejecución del proyecto Propuestas para una Convivencia Democrática en la Familia, núm. 00013567, entre los años 2001 y 2004. Vinculado con dicho proyecto agradezco el apoyo del INMUJERES nacional para realizar la prueba piloto del enfoque. A los institutos o programas estatales de la mujer y de equidad de género de los diez estados participantes: Baja California Sur, Distrito Federal, Querétaro, Guanajuato, Puebla, Monterrey, Sonora, Sinaloa, Veracruz y Yucatán. Los primeros borradores de estos manuales se construyeron en esos años bajo el trabajo editorial de Xosefa Alonso Sierra, con los aportes de las y los participantes de estas experiencias, los equipos estatales, las promotoras y promotores de los programas sociales, y asesores en la revisión de las versiones sucesivas de los diversos temas que abordan los manuales. Paco Cervantes y Roberto Garda del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias (CORIAC) ayudaron también a enriquecer estos manuales con sus sugerencias y críticas constructivas. Le damos un especial reconocimiento al equipo Salud y Género, A. C., por la autoría de tres manuales y su lectura detallada; sus comentarios fueron muy importantes para la concreción y enriquecimiento de estos trabajos. Agradezco en especial al equipo de investigadoras, investigadores, directoras de institutos y consejos estatales de las mujeres y de equidad y género, así como a directores y profesionales de programas gubernamentales que participaron en     5


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esta primera etapa de construcción del enfoque y creyeron en su importancia para prevenir la violencia de género. Nombro aquí a las personas más cercanas y sé que podré olvidar muchas, a quienes les debo también gratitud: Tatiana Ramos, Maribel Arellanes, Margarita Ortega, Elia Cervantes, Rafael Uro, Cecilia Zermeño e Irene Victoria López, de Guanajuato; Milagros Herrero Buchanan y Karla Hernández, de Yucatán; Claudia Hernández, Thelma Pedroza, Erika Meza Rosas, Mónica Díaz de Rivera y Angélica de Lara Herrera, de Puebla; María Cristina García Quintana y María Pilar Sáinz Reyes, de Querétaro; Noemí Ales Gatti, Eduwiges Vega Padilla y Columba Norzagaray Gámez, de Sinaloa; Patricia López Navarro, María Teresa García Pelayo y Elizabeth Anayensi Alvarado Palacios, de Baja California Sur; María Antonieta Margot Loustaunau, Rosario Román Pérez, Teresa Caraveo Galindo e Icela Moreno, de Sonora; Martha Patricia Colorado y Maricela Cienfuegos, de Veracruz; María de Lourdes Montes de Oca, Thelma Vilchis García, Heddy Mayanin Villaseñor Hernández, Isabel Ramos Alvarado, Georgina García Reyes y Luz Rosales Esteva, del Distrito Federal; Blanca Guerra, María Elena Chapa y Francisco Gallo Granados, de Nuevo León. A los queridos y queridas compañeras(os) del proceso de fundación del enfoque de democratización: María del Rosario Campos Beltrán, Xosefa Alonso Sierra, Nury Escobedo, Gloria Cardona González, Marcelo Carrillo Babani y Loreto Bravo. A mi querida compañera de ruta, María Jiménez, con quien todavía seguimos desbrozando malezas para la prevención de la violencia de género en las familias. A Carolina Coppel, de la Fundación Kellogg, quien participó con todo su amor y entusiasmo en el programa de capacitación en Oaxaca, y a los queridos compañeros y compañeras de Sinergia, con quienes nos transformamos juntos en los años 2006-2007. Gracias a Carolina por su apoyo en el desarrollo del programa en Morelos, Yucatán y Distrito Federal de 2007 a 2008 y en la producción del primer Manual para la prevención de la violencia familiar, con el enfoque de democratización en programas sociales. Agradezco a las y los participantes durante el seguimiento de la aplicación del enfoque de democratización en las comunidades con las que trabajan en Morelos y Oaxaca. En Oaxaca a Teresita de Jesús Santaella, Adriana Cointa, Araceli García, Leonor Zárate, Rebeca Ramos y Edith Juárez, de Centéotl, y a Luis Cervantes, de CENTRARTE; en Morelos a todas las y los integrantes de las organizaciones que participaron en los talleres, especialmente a Magdalena Esperanza Solano de Autonomía, Libertad en Movimiento (ALEM), a Cecilia Mendoza de la Unidad Central de Estudios para el Desarrollo Social (UNICEDES), a Mariana Barreda del Centro Cultural el Callejón en Cuautla, a Arlette Michán de Caminando Unidos, a Elsa Román de los Centros de Integración Juvenil, a Leticia Ramírez de la fundación A Cambio de Nada, a María del Carmen Conde, Yanet Rosales y Carlos de la Mora.


Agradecimientos    7

A cada alumno y alumna del programa de formación en el Estado de México por las experiencias compartidas y los aprendizajes construidos como “agentes de desarrollo local para la prevención de la violencia de género”, en el proceso de cogestión de convivencias democráticas vivido este último año. A las compañeras y compañeros que decidieron constituirse en una red permanente de democratización familiar y que organizaron el Primer Foro de Democratización Familiar: Género y Violencia. Oriente del Estado de México, especialmente a Martha Martínez, Sergio Hernández, María Esther Peña, María de los Ángeles Salazar, Araceli Corona, Odeth Trejo, Áurea Hernández, Abigaíl Bazán, Yeny Díaz, Sandra González, Roxana Andrade, Lourdes Marroquín, Alejandra Oyosa, Carmen Zamora, Eva López, Ma. Elena Torres, Lorena García, Hortensia Ponce, Victoriano Martínez, Rocío Román, Lucero Chávez, Hugo Neri, Estíbaliz Vera, Nora Cinco y Francisco Morán. A las y los docentes del diplomado y el curso: Trinidad Gutiérrez, Juan Guillermo Figueroa, Marcos Zenteno, Etelvina López, María Jiménez, Hugo Rocha, Pilar Lomelín, Prudencio Mochi, Cristina Girardo, Lourdes Morales, Raquel Marchetti, Yolanda Corona, Mirta Blostein y Elizardo Rannauro, y a los docentes de la UAEM que apoyaron el desarrollo del diplomado: María Luisa Quintero, Carlos Fonseca y Juan Manuel Sánchez. A Milagros Herrero Buchanan, Etelvina López y al Fondo Intersectorial INMUJERES-CONACYT por su reconocimiento del enfoque de democratización y el apoyo brindado durante 2009 y 2010. A Dolores Manjarrez y Martín Winocur de la Dirección de Vinculación del CONACYT, por el apoyo brindado para el desarrollo del Programa de Formación de Agentes de Desarrollo Local para la Prevención de la Violencia de Género, en el 2010, y la producción de esta serie de manuales. Al grupo de docentes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con quienes estamos organizando un programa para la prevención de la violencia de género y la democratización familiar, estableciendo un diálogo paritario e interdisciplinario, que nos permite enriquecer y profundizar el enfoque. Especialmente a Patricia Palacios, Edita Solís, Oliva Solís, Blanca Isela Gómez, Sulima García y Miriam Herrera, responsables de desarrollar la guía de trabajo para el programa de la especialidad. A Luis Gerardo Ayala Real y a Patricia Aguilar, por sus contribuciones que nos hacen abrir nuestras mentes y corazones. A cada participante con quienes revisamos, cuestionamos, transformamos y mejoramos el enfoque en estos últimos tres años: Lizzy Palencia, Hugo Rocha, Olga Murguía, Mónica Morales y Maricela Martínez. Estos manuales que publicamos ahora son producto de diez años de gestación, ensayos y errores, y de procesos de transformación colectivos en nuestras familias y las familias que fantaseamos para un camino constante de construcción de alternativas de convivencia.



Introducción general Beatriz Schmukler Xosefa Alonso La serie que presentamos forma parte de una estrategia de trabajo para integrar el enfoque de democratización familiar en programas de capacitación en instituciones de gobierno y académicas, y en organizaciones de la sociedad civil. El objetivo de estos manuales es ofrecer herramientas para los promotores que trabajan en dichos programas, creando conciencia y recuperando vivencias sobre los malestares que sentimos en las relaciones familiares actuales. La posibilidad de reflexionar colectivamente en torno a dichas molestias nos permite buscar alternativas para prevenirlas o ponerles fin. El reconocimiento de los malestares que vivimos en las familias permite prevenir la violencia de género al poner en entredicho los conceptos y las vivencias de las actuales relaciones de género. Estas se basan en formas de dominación construidas socialmente desde los orígenes de la humanidad y que son cuestionadas por las mujeres desde los inicios del movimiento feminista en el siglo XIX. En el siglo XX, desde la primera Conferencia Internacional de la Mujer en 1975, se empiezan a deconstruir esos vínculos de dominación. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) es el primer tratado internacional que reconoce de manera expresa, desde 1979, los derechos humanos de las mujeres; México forma parte de ella desde 1981. Los países que han ratificado la CEDAW se comprometen a adoptar las medidas necesarias para erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres, ya que a través de sus 30 artículos establece las bases para el logro de una verdadera igualdad entre mujeres y hombres, tanto en el ámbito público como en el privado. La Convención de Belém do Pará, realizada en Brasil, fue adoptada el 9 de junio de 1994 por 31 de las 34 naciones que integran la Organización de Estados Americanos (OEA). México la aprobó en 1996. Ese reconocimiento ha significado un avance sustancial en relación con la protección de los derechos humanos de las mujeres, ya que califica la violencia contra la mujer como un delito y una violación a los derechos humanos.     9


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• Define la violencia contra la mujer como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado”. • Comprende la violencia dentro de la familia o unidad doméstica, en cualquier relación interpersonal, la que tenga lugar en la comunidad y la que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes. • Su aprobación fue fruto del esfuerzo sostenido del movimiento de mujeres en los ámbitos mundial y regional, y logró colocar en la agenda pública el tema de la violencia basada en género. Con estos manuales nos proponemos tender, sobre las relaciones familiares, una mirada que nos permita ver la realidad sin idealizaciones y sin normas rígidas que se conviertan en camisas de fuerza. Implica continuar con el proceso de deconstrucción de los vínculos de dominación de género en la familia e ir construyendo socialmente un concepto de democracia familiar que tenga su base en la equidad de género y en la construcción de un vínculo democrático de autoridad entre las generaciones. Supone un reconocimiento equitativo de la autoridad de hombres y mujeres, padres y madres, así como la participación de niños(as), jóvenes y miembros de la tercera edad en las decisiones familiares. No desconocemos la necesidad de autoridad en los grupos familiares; nos proponemos reconstruir significados y prácticas de autoridad basados en la corresponsabilidad, respeto a la diversidad y a los derechos humanos en las familias y de las familias. Nos proponemos tomar conciencia de nuestros deseos diferenciados y ser capaces de resolver conflictos de modos negociados; pero, al mismo tiempo, reconocer las creencias que nos impiden resolverlos con libertad; visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres y los hombres, sobre la disciplina de las hijas e hijos y sobre las maneras de vivir de otras personas, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos qué podemos hacer para aceptar esas diferencias, siempre y cuando no lastimen los derechos individuales. Consideramos sustantivo reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así como los obstáculos que tenemos que superar para poder cambiar. Queremos construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas que nos ayuden a superar la dominación de género mediante propuestas alternativas elaboradas con los grupos de trabajo en los talleres. Estos, a su vez, se constituyen dentro de los procesos de capacitación que forman parte de la construcción de nuevos significados de familias basadas en la equidad de género. Los procesos de capacitación son simultáneamente procesos de construcción social de significados y de articulación de actores que pueden impulsar procesos de transformación de la cultura de género. Estos manuales fueron conformándose colectivamente a partir de los temas más habituales que surgían en los talleres con las y los promotores. Dichos temas


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constituyen la base de las dinámicas que proponemos en ellos. Por ejemplo, aspectos que tenemos en común las madres y los padres cuando nos sentimos dueños de la vida de nuestras hijas e hijos y queremos imponerles conductas mientras ellos ya desean su libertad. ¿En qué consiste nuestra función en ese caso?, ¿cómo podemos, sin imposición, facilitarles también a ellos sus vidas?, ¿cómo ayudarlos sin permitirles transgresiones que vulneren los derechos de los demás?, ¿cómo pueden las y los jóvenes ser sujetos de su propia vida y llegar a acuerdos con sus madres, padres, compañeras y compañeros?, ¿qué hacer para que las niñas y los niños sean escuchados en un clima donde los adultos los respeten y a su vez les puedan pedir su participación en la vida del grupo?, ¿cómo resolvemos, a su vez las dificultades de padres y madres al poner límites a los hijos(as)?, ¿cómo resolvemos la desaparición de una autoridad clara para los adolescentes en tanto los viejos parámetros de autoridad se están debilitando? Queremos reemplazar el autoritarismo por una autoridad democrática basada en el respeto a la diversidad y al mismo tiempo rescatar valores de corresponsabilidad y compromiso afectivo: ¿cómo se construye cotidianamente una autoridad basada en la negociación y el consenso donde hombres y mujeres sean reconocidos como autoridades equitativas? Las mujeres estamos aprendiendo a reconocer nuestros deseos y nuestros derechos. ¿Cómo plasmar esta nueva manera de vivir al negociar con las otras personas y, al mismo tiempo, poner límites claros cuando necesitamos defendernos? También los hombres se están transformando, comienzan a reconocer los alcances del machismo y a reflexionar sobre “¿qué es un hombre de verdad?”, como se dice en el manual de Hombres participando en la democratización de las familias. ¿Acaso habrá un hombre de verdad, podremos ser individuos en relación, ser recíprocos y responsabilizarnos por nosotras, nosotros y las demás personas?

¿Por qué proponemos una democracia familiar? Esta democracia no implica anarquía, ni la necesidad de votar para tomar decisiones, tampoco significa debilidad respecto de los deberes familiares. Implica “aceptación de las obligaciones, además de derechos protegidos ante la ley”. Implica la protección de niñas y niños, de ancianas y ancianos y de las personas con discapacidad. No significa “falta de respeto y ausencia de autoridad”, sino equidad en las decisiones, en la distribución del bienestar y en la libertad de pensamiento y acción, así como “la posibilidad de réplica” y de disentir, de ser diferentes. Algunos de los criterios que supone la democracia familiar son: la posibilidad de compartir la autoridad y el poder entre los adultos a cargo y hacer partícipes a los demás miembros de las decisiones que afectan al conjunto.


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Ello conduce a propiciar consultas entre quienes ejercen el poder y la autoridad –así como con los otros miembros del grupo– para que surjan a partir de la reflexión nuevas preguntas y se llegue a soluciones de respeto y de mayor consenso y negociación. Planteamos problematizar las relaciones de género existentes y las maneras actuales de “resolver” conflictos. La propuesta es que –mediante el trabajo con los manuales en los talleres– se elabore, dialogue y reflexione colectivamente acerca de formas de respeto y equidad entre los géneros y entre adultos y niños. Se requieren metodologías para superar de manera conjunta las trabas que nos impiden imaginar nuevas salidas a nuestros conflictos, salidas que implican descubrir barreras emocionales y culturales. La reflexión supone encontrar en nosotras y nosotros mismos el cúmulo de obstáculos culturales para pensar. Para construir una vida democrática en las familias es necesario repensar la cultura de género y descubrir nuestras barreras emocionales para pensar. ¿Por qué hablamos de género en esta construcción?, y ¿por qué poner el acento en la necesidad de que mujeres y hombres revisemos en la vida de todos los días las modalidades habituales de ser mujer y de ser hombre? El enfoque de género es una manera de mirar las diferencias entre las mujeres y los varones y las relaciones que establecen; es un concepto que ayuda a pensar que el conjunto de atributos y expectativas que atribuimos a las personas de cada sexo biológico son características definidas y construidas por el conjunto de los miembros de cada sociedad en cada época histórica. Entonces, todas y todos somos sujetos activos de esa construcción conjunta y podemos generar cambios benéficos. La vida cotidiana es el escenario en el que se produce y reproduce la desigualdad entre los géneros. Esa desigualdad aparece en el día a día, de tal forma que las mujeres quedan al servicio de las necesidades domésticas, como personas vulnerables y altamente emocionales. Padres, maridos, hijas e hijos tienen derechos sobre las mujeres, mientras que los hombres quedan como los sujetos de autoridad y mando, con derechos y capacidad para tomar decisiones por todos. Esta forma de organización cotidiana construye la desigualdad entre los géneros y da lugar a dificultades de negociación que pueden traducirse en situaciones violentas cuando las mujeres no están dispuestas a aceptar pasivamente sus lugares subordinados y cumplir con el papel que se espera de ellas. La tendencia a transformar las diferencias en litigios, lamentablemente ha favorecido controversias y enfrentamientos más que conversaciones fructíferas entre quienes sustentan puntos de vista diferentes. Con el objetivo de adquirir habilidades en este tipo de conversaciones, estos manuales proponen entrenamientos y prácticas que intenten reforzar participaciones democráticas en las decisiones, que incluyen sugerencias, y a través de diálogos abiertos y continuos.


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Proponemos que los manuales nos permitan trabajar con nosotras(os) como personas, que no nos dé pena encontrarnos con los mismos problemas que la población a la que queremos ayudar. Ayudar es dialogar, escuchar y cooperar con las soluciones de los otros, tener una actitud de apertura hacia las diferentes alternativas. En este sentido, proponemos la reflexión, la comunicación y los recursos para la democratización familiar como ejes transversales presentes en cada manual. a) la reflexión es útil para realizar una revisión crítica de nuestras vivencias y actitudes, examinar problemas y modelos hegemónicos que se sostienen en relaciones de poder asimétricas. Nos permite preguntarnos cuáles son las causas de este tipo de relaciones, cómo se manifiestan, cómo se sostienen y cuáles son los costos y consecuencias para el individuo, para el grupo familiar y la comunidad. b) la comunicación se plantea como una herramienta para la convivencia y la solución de conflictos de una forma pacífica. Es una manera de percibir las diferencias que existen entre hombres y mujeres, distintas generaciones, experiencias, historias y culturas, aprendiendo a respetarlas sin juzgar negativamente lo diferente. Nos permite establecer maneras de comunicación que propicien acuerdos y prácticas para el bienestar de cada persona y del conjunto familiar, manifestar lo que sentimos y pensamos mientras que, a la vez, nos disponemos a escuchar y considerar la opinión de las otras personas. c) los recursos para la democratización familiar son herramientas, habilidades y un potencial individual y colectivo para la transformación de las relaciones familiares. Se trata de una búsqueda individual y grupal para acceder a alternativas posibles dentro de valores democráticos, de equidad, cooperación y solidaridad. Si bien estos principios se plantean como básicos y fundamentales para alcanzar relaciones democráticas, no se proponen como modelos a seguir, en tanto que cada persona, cada familia tienen experiencias y particularidades diferentes y, en consecuencia, ha de decidir y elegir la opción que más le ayude en cada momento. Nos preguntamos cómo podemos participar todos los miembros de una familia en decisiones, de acuerdo con nuestros recursos, como personas con derechos iguales; cómo podemos ir desarrollando acuerdos en función de las necesidades y los deseos de las personas sin seguir mandatos sociales que nos impidan ser y crecer a cada uno según nuestros deseos; cómo podemos las mujeres ser sujetos que nos autoricemos a crecer con autonomía y a remover de nuestros cuerpos las culpas del placer; cómo podemos sentir y entender las dificultades que tenemos para relacionarnos, hombres y mujeres, haciendo arreglos de corresponsabilidad que sirvan para cada una de las etapas de nuestras vidas. Debemos solucionar nuestros conflictos de manera negociada y rechazar las creencias que nos impiden


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resolverlos con libertad, visualizar los prejuicios sobre lo que deben ser las mujeres y los hombres, en cuanto a la disciplina de las hijas e hijos y las maneras de vivir de otras personas, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños. Nos preguntamos finalmente cómo podemos hacer para aceptar esas diferencias, siempre y cuando no lastimen los derechos individuales. Los manuales son una herramienta para establecer distintas formas de conversación. Esta nos sirve para reconocer nuestros miedos al fracaso en los vínculos que establecemos, nuestras dudas sobre los cambios que hemos experimentado nosotras, nosotros, nuestras hijas e hijos, nuestras parejas y los individuos involucrados en nuestras relaciones. Asimismo, los manuales constituyen un instrumento para auxiliar a las y los promotores en esta labor social que los convierte en líderes de relaciones humanas; para ayudarlos, en fin, a acompañar el proceso de transformación de las personas con quienes trabajan, con manuales enriquecidos con todas estas experiencias y aprendizajes a lo largo de estos diez años. El apoyo del CONACYT para publicarlos nos indica un interés por transmitir los productos de nuestras investigaciones a las políticas sociales y programas de prevención de la violencia de género y convertirlos en herramientas para la transformación de la cultura de género en una cultura de equidad. Recibimos retroalimentación de muchas personas que contribuyeron a enriquecer estos manuales con sus ideas y sugerencias, especialmente de los equipos estatales de coordinación y de las promotoras y promotores de los programas sociales que participaron en la revisión de las diferentes versiones de los manuales; sus ideas y experiencias fueron de mucha ayuda para lograr que estas herramientas se adaptasen a sus realidades. Consideramos de primordial importancia poder reconocer nuestros prejuicios y autoritarismos, así como los obstáculos que tenemos para cambiar. Nos referimos a las nuevas situaciones que estamos viviendo en nuestras familias y a la necesidad de construir nuevas miradas y vivencias para situaciones nuevas. En última instancia, estamos revisando el concepto de amor. Nos preguntamos si el acuerdo amoroso con el que nos constituimos como pareja y luego procreamos ha cambiado y si las necesidades y deseos que fueron surgiendo y transformándose tienen lugar en el amor de hoy; cómo conjugamos en ese amor los deseos individuales y los objetivos de los otros y las otras; cómo construir vínculos amorosos sin cercenar a ninguno de los miembros.

Estructura de los manuales Los seis manuales responden a una misma estructura. Se presentan primero los apartados “Agradecimientos” e “Introducción general”, que son comunes a todos


Introducción general    15

los manuales. Cada uno de estos cuenta con una “Presentación” donde se realiza un breve diagnóstico de la situación específica del grupo al que va dirigido. Por ejemplo, cuál es la problemática que viven las niñas y niños, los jóvenes, las mujeres, los hombres, etc. En función de esta descripción general de la realidad social de este grupo y en relación con los demás miembros de una sociedad, se plantea una serie de temas que se analizan en los capítulos de cada manual. Cada capítulo responde a un objetivo específico que remite a su vez al objetivo general del manual; los capítulos contienen varios apartados en los que se presenta una reflexión teórica y una o dos actividades como herramientas para las y los promotores en el trabajo con grupos. Dichas actividades son de carácter participativo, tienen el fin de hacernos reflexionar sobre nuestras propias vivencias y nos invitan a buscar caminos de cambio para aquellos aspectos que deseamos modificar de nuestro comportamiento en las relaciones laborales, familiares y personales, especialmente. Además de estas actividades o ejercicios para generar conocimiento y análisis, existen otras para dinamizar grupos de cooperación, comunicación, relajación, etc. Todas ellas se presentan como herramientas para lograr un proceso de aprendizaje. La serie de manuales “Construyendo alternativas de convivencia familiar” consta de los títulos siguientes: 1. En Hacia la democratización familiar en México, por María Cristina Ravazzola, se propone una reflexión acerca de las familias mexicanas, analizando cuáles son los cambios que están experimentando en las últimas décadas. A partir de visualizar cómo hemos ido transformando nuestras relaciones familiares, desde nuestros antepasados hasta la actualidad, se analiza la familia como un ente social en continuo cambio y evolución. En este texto se reflexiona sobre qué tipo de familia queremos y asimismo se proponen valores de equidad, respeto, solidaridad y cooperación como un camino para la conformación de familias más democráticas. 2. En Mujeres participando en la democratización de las familias, por María Cristina Ravazzola, Emma María Reyes Rosas y Gisela Sánchez Díaz de León, se reflexiona acerca de la educación y formas de socialización tradicionales que viven las mujeres. Contiene un replanteamiento sobre las relaciones autoritarias justificadas por el género y se propone fomentar procesos de empoderamiento y autoestima de las mujeres a través del conocimiento de sus derechos y el reconocimiento de sus deseos y valores, en armonía con la sociedad de la que forman parte. Asimismo, se consideran las formas de relación de las mujeres con las demás personas de la familia en vínculos de paridad y negociación. 3. En Hombres participando en la democratización de las familias, por Benno De Keijzer y Luis Gerardo Ayala Real, se plantea reflexionar sobre la participación de los hombres en sus relaciones de pareja y familia; el ejercicio


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de su paternidad, las creencias acerca de los significados de ser hombre en nuestra sociedad y las formas de ejercer la autoridad. La meta es acompañar a los hombres en la transformación de sus relaciones familiares y personales, así como reconocer y desarrollar recursos individuales y colectivos para la negociación de conflictos en la familia, con miras a vivir relaciones de equidad más justas que permitan el desarrollo pleno de hombres y mujeres. 4. Mujeres y hombres jóvenes hacia la democratización familiar en México, por Olivia Aguilar Dorantes y Silvia del Pilar López Hernández. El propósito de este manual es repensar nuestras concepciones de la juventud, y que las y los jóvenes examinen sus relaciones de familia, interpersonales y de pareja. Para ello se revisan las relaciones de autoridad y abuso de poder que pueden sufrir las y los jóvenes en los diferentes ámbitos de su vida y se cuestionan las funciones de género en nuestra sociedad. Partiendo de la reflexión sobre los principales ejes de conflicto, se plantea la construcción de alternativas para establecer relaciones que promuevan la solidaridad, la cooperación, el respeto y la equidad entre hombres y mujeres. 5. En Madres, padres, hijas e hijos hacia la democratización familiar en México, por María Jiménez Díaz, se propone problematizar los diferentes contextos familiares en los que se da la crianza de un ser humano, identificando y cuestionando los procedimientos autoritarios que pueden existir en las relaciones familiares, especialmente en la relación madres, padres, hijas e hijos. El objetivo es lograr una convivencia en donde las niñas y los niños recuperen sus derechos y responsabilidades de acuerdo con su nivel de madurez; se invita a conformar relaciones democráticas partiendo de la confianza, el respeto, la empatía y la conexión de la madre y el padre con sus emociones, primero, y con las de sus hijas e hijos, después. 6. En Niñas y niños hacia la democratización familiar en México, por Hugo Rocha Pérez y Yolanda Corona Caraveo, se expone la construcción de una visión distinta sobre las niñas y los niños, reconociéndolos como sujetos de derechos y deberes. Se trata de una visión alejada del enfoque de considerar a las niñas y los niños como objetos que han de ser controlados, manipulados y reprimidos. Se pretende generar en los adultos una sensibilidad hacia las niñas y los niños para comprenderlos, contar con ellos como aliados en la búsqueda de formas para mejorar nuestras relaciones familiares y contagiarnos de sus capacidades creativas, lúdicas, inventivas y de alegría.


Presentación Objetivos del manual: • Ofrecer herramientas teóricas y metodológicas para orientar y facilitar el diálogo y la reflexión crítica en torno a la masculinidad. • Promover la participación de los hombres en sus relaciones de pareja y de familia y en el ejercicio de su paternidad. • Proponer el reconocimiento y el desarrollo de recursos personales y colectivos para la negociación de conflictos en la familia. ¿Por qué es necesario un manual enfocado a los hombres en la dinámica y los vínculos familiares? En la problemática familiar, los hombres desempeñan con frecuencia un papel de autoridad impositiva y hasta violenta. En las últimas décadas, las mujeres han ido cambiando y promoviendo transformaciones en las relaciones familiares y sociales. Las ideas y creencias acerca de los significados de ser hombre en nuestra sociedad están siendo fuertemente cuestionadas por una serie de cambios que han estado ocurriendo en la conformación actual de las familias, cambios que son parte y consecuencia de procesos de transformaciones sociales más amplias que tienen que ver con: • El acelerado proceso de urbanización del país, en combinación con una disminución notable de la población rural. • Cambios en la infraestructura económica, con la incorporación progresiva de las mujeres al trabajo asalariado, como ha sido el caso de la industria maquiladora. • El deterioro del poder adquisitivo, que empuja a más miembros de la familia a trabajar por un salario, entre ellos un alto porcentaje de mujeres. • La creciente migración, tanto interna como hacia Estados Unidos. • El aumento de familias reconstruidas y hogares con jefatura femenina.1

1  Aunque probablemente hay un subregistro, este tipo de hogares alcanza ya un 20%, porcentaje que va en aumento

dada la enorme migración de hombres hacia Estados Unidos.

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• El efecto de 35 años de políticas de planificación familiar2 que generan familias nucleares más pequeñas (sobre todo en el ámbito urbano), lo cual supone una menor carga reproductiva y de crianza para las mujeres pero que, sumada a un trabajo extra-doméstico, se convierte en una doble jornada de trabajo no reconocida y escasamente compartida por los varones. • El empuje de las mujeres en busca de equidad en las relaciones de género en campos cada vez más diversificados como son la educación, la sexualidad, la economía y la política.3 Si bien dichos cambios y este empuje de las mujeres han originado una auténtica transición de género que busca relaciones de mayor equidad y oportunidad, siguen encontrando resistencias en las nociones tradicionales de muchos hombres: padres, novios, parejas y, a veces, hasta en los hijos varones. En este contexto, el papel masculino de único proveedor como función principal ha dejado de responder a las necesidades de las parejas, hijas e hijos y de los propios hombres. Cada vez está más cuestionado el autoritarismo y la violencia que muchos hombres ejercen en el espacio doméstico. Estamos viviendo el surgimiento de tensiones y conflictos diversos que, según la forma en que se aborden, pueden llevar tanto al debilitamiento como al fortalecimiento de las redes familiares como soporte privilegiado de vínculos afectivos capaces de contener las dificultades de la vida cotidiana de niñas y niños, jóvenes y adultos. Es pertinente abrir espacios para cuestionar las relaciones de poder y favorecer formas creativas de negociación y diálogo entre los integrantes de las familias, para que éstas se constituyan en un espacio más donde se gesten y abran nuevos y más amplios cauces democráticos en la sociedad. Estos espacios deben abrirse considerando la individualidad e integridad de las mujeres, sea cual sea su estatus legal en el vínculo de pareja, así como la integridad de las hijas y los hijos. Los cambios, como el aumento en el nivel educativo de las mujeres y su incorporación al trabajo remunerado, han traído nuevos retos a los hombres y a las familias. Dichos cambios implican un replanteamiento en la toma de decisiones y una reorganización de las tareas relacionadas con la crianza y el trabajo doméstico. Éste es uno de los aspectos cruciales por abordar en este manual. Para re-negociar las relaciones de poder en las familias hace falta poner de manifiesto las cuotas diferenciadas entre hombres y mujeres. Si no se tornan visibles, se pueden vivir en

2  En este lapso, las políticas se han enfocado casi exclusivamente a las mujeres, lo cual ha tendido a excluir y cancelar

la responsabilidad de los hombres en el ámbito de la reproducción. Keijzer, “Paternidad”, 1998.

3  De


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dichas relaciones experiencias de frustración, sobre todo en las mujeres que no tienen el aprendizaje de hacerse un lugar digno en el mundo. En un mundo donde muchas mujeres van impulsando cambios en las relaciones de género, ¿se puede hablar de una crisis del modelo tradicional de ser hombre? Sin duda, estos cambios económicos, culturales y sociales van configurando nuevas identidades, así como la necesidad de reacomodos y modificaciones en las nociones y creencias de lo que significa ser hombre. No obstante, estas nuevas identidades no se reflejan en la totalidad de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, pues aún se mantienen expresiones de inequidad. Como parte de la transición de género iniciada por las mujeres, en algunos sectores están sucediendo cambios en aspectos como la participación de los hombres en el trabajo doméstico o la crianza, aunque una proporción considerable de ellos ve esto como vergonzoso o poco importante, y aún existen claros reflejos estadísticos que señalan la desproporción que existe entre el trabajo doméstico que realizan los hombres en comparación con las mujeres. Creemos que en este periodo de transición es necesario ir más a fondo y cuestionar aún más esta estructura en aspectos críticos como la sexualidad, el manejo del dinero, las diferentes formas de ejercer la violencia, el papel del alcohol en la dinámica y la economía familiar, así como la forma en que se toman decisiones y acuerdos. No podemos hablar de un proceso único y lineal en esta transición de género. Al contrario, dicha transición se mueve a ritmos y hasta direcciones distintas según aspectos como la región, la clase social, la etnia, la religión y otros factores. Asimismo, mientras ciertos sectores de la población transitan hacia relaciones de mayor equidad y democracia familiar, otros segmentos de la población reafirman su lucha por mantener el modelo tradicional y patriarcal de familia. En este proceso, los cambios en políticas públicas tienen una gran influencia; por ejemplo, en países donde se promueve y se legisla a favor de la participación de hombres en el parto, también se favorece su participación en la crianza, un aspecto elemental en la construcción de la equidad. En lo que toca a los hombres, las formas de reaccionar a estos cambios también son variadas; van desde la resistencia abierta a los cambios en las relaciones de género hasta la promoción de la equidad, pasando por gamas intermedias como la resistencia pasiva, la adaptación y una especie de camaleonismo cuando se adopta exclusivamente el discurso de la equidad sin incorporar su práctica. En el contexto de la familia, muchas mujeres, al igual que las hijas y los hijos, esperan nuevos desempeños masculinos y un ejercicio distinto y más compartido del poder. ¿Cómo incorporar a los hombres de manera propositiva y positiva en las dinámicas y espacios familiares? ¿Qué necesidades afectivas están atendiendo y qué habilidades necesitan reconocer, reafirmar y/o desarrollar?


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Los hombres ante los cambios en la pareja y la familia Una pregunta muy frecuente en este tipo de temas es ¿y por qué van a cambiar los hombres? Indudablemente, la mayoría de los hombres adultos son depositarios de una mayor cuota de poder, autoridad y de una serie de servicios de parte de las mujeres con las que conviven: madres, hermanas, pareja, hijas e incluso la trabajadora doméstica. Esta inequidad implica limitaciones importantes para el desarrollo humano de estas mujeres y/o costos considerables ligados a problemas comunes como la violencia y/o el alcoholismo de los hombres con los que conviven. Sin embargo, para los hombres también hay costos considerables tanto en su salud física como en su salud mental, costos que a veces no son visibles, precisamente por los privilegios de que gozan los hombres en la familia y en otros ámbitos. En nuestro trabajo con hombres es importante problematizar el hecho de que los hombres en México mueren en promedio seis años antes que las mujeres, aun cuando ellas llevan los riesgos asociados a embarazo, parto y puerperio. La mayoría de estas muertes masculinas están ligadas a la violencia: accidentes, homicidios y suicidios; y otras se relacionan directamente con las adicciones, en especial, al alcohol.4 Lo que articula muchos de estos problemas son ciertos rasgos de los hombres que implican un riesgo para las mujeres y para los propios hombres. Algunos de estos rasgos son el escaso autocuidado, la propensión al peligro y a la violencia, todo articulado con un escaso desarrollo de la inteligencia emocional. Aunque estas consecuencias son evidentes en las estadísticas de salud pública, para la mayoría de los hombres ellos no están asociados a dichos costos. Esto, junto con una insensibilidad aprendida en relación con la situación de las mujeres, dificulta los procesos de cambio. Son los hombres que se acercan a grupos de reflexión o aquellos que empiezan a atender su problema de violencia o alcoholismo quienes van reconociendo y hablando acerca del dolor y el sufrimiento que subyacen a su manera de ser hombres. En la sistematización de trece años de trabajo con hombres, en Salud y Género5 se van reconociendo algunos aspectos clave para entender el complejo y lento proceso de cambio para los hombres. Algunos de los hallazgos se sintetizan a continuación: a) El impulso hacia el cambio en los hombres puede tener distintos orígenes: puede provenir desde su propia socialización al estar en contacto con mensajes de equidad de género en la infancia o adolescencia, o al ser víctima o testigo de violencia o de otras consecuencias de la masculinidad hegemónica.6 En etapas posteriores, las mujeres con quienes se relacionan los hombres, como parejas sen-

4  De

Keijzer, “Hasta”, 2001. y Género, “Constructing”, 2003. 6  Barker, Ocurre, 2000. 5  Salud


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timentales o en el ámbito laboral, ejercen una influencia muy importante. Esto se ve también en los procesos de cambio intencionado (por parte de instituciones civiles y gubernamentales), donde siempre hay mujeres que lo promueven. Un importante porcentaje de hombres cambia cuando “toca fondo” en cuanto a su alcoholismo, su violencia, su pérdida de pareja o algún problema grave de salud. b) Los niveles o ámbitos en los que se va dando el cambio abarcan desde el discurso y la reflexión sobre la propia socialización y los mensajes recibidos sobre lo que es un hombre, hasta el reconocimiento de sus prácticas de inequidad, el contacto con las emociones y, finalmente, el paso hacia prácticas crecientemente equitativas. Esto no es un proceso lineal, ya que hay hombres con prácticas de equidad que no han tenido contacto con discursos sobre el género, así como hay otros que incorporan el discurso y jamás lo llevan a ningún tipo de práctica. c) Mención especial merecen ciertos procesos de cambio de corte conservador que logran tocar la vida de los hombres y los ayudan a rehabilitarse de su alcoholismo y su violencia, sin que necesariamente los inviten a ser más sensibles y democráticos con sus familias. Muchas veces ocurre lo contrario, al incitarlos a que asuman de nuevo su autoridad patriarcal. d) Por último, tenemos algunos campos en donde se está impulsando de manera preferencial el trabajo con hombres, en busca de una mayor equidad: estos campos son la salud reproductiva, la salud sexual (ante el aumento del VIH-sida), la violencia y, finalmente, la paternidad. Mención especial merecen las experiencias educativas-preventivas que buscan la sensibilización de género con niños y hombres jóvenes, al promover la sustitución de estilos de vida de riesgo por otros de cuidado entre pares y equidad con las mujeres. Finalmente, es importante dar a conocer que a escala mundial se aplican cientos de programas que, con diferentes grados de éxito, están logrando invitar, sensibilizar y apoyar a hombres en el tránsito hacia relaciones de mayor equidad y democracia, tanto en el ámbito público como en el familiar. La familia como estructura social básica está cambiando y se está diversificando. Aunque queremos poner el acento en las familias como el espacio colectivo más íntimo y como red de apoyo afectivo y efectivo, sin importar las formas que tome para el mejor funcionamiento de sus integrantes, hay que reconocer que es en las familias donde también se generan procesos de inequidad, conflicto, violencia y otros problemas que afectan el estado de salud de las mujeres, de las hijas e hijos, y que producen malestar en los hombres. Si bien la transición de género hacia la equidad contiene elementos conflictivos, vivir en relaciones más justas indudablemente aporta beneficios –y no sólo a las mujeres, sino también a los hombres–, sobre todo en el aspecto amoroso-afectivo, cuando se considera el amor como un placer y no como una amenaza. La democratización de las familias es sin duda un proceso importante en dicha transición.



LOS HOMBRES EN LAS RELACIONES FAMILIARES En el trabajo de reflexión y educación con hombres se requieren técnicas participativas que permitan examinar las relaciones familiares explorando las nociones y creencias que los propios hombres tienen en torno al tema. Con ello se busca lograr un primer diagnóstico y ampliar el conocimiento que tenemos de ellos. Del mismo modo, es importante que desde un inicio se revelen los aspectos y desigualdades que suelen ser invisibles para muchos hombres, a pesar de ser planteados frecuentemente por sus parejas u otros familiares. Estas técnicas nos permiten acercarnos a dichos temas en una forma no amenazante, sino reflexiva y profunda.

Tipos de familias Actividad Dibuja tu familia Objetivo

Representar, discutir y reconocer las diferentes formas de organización familiar presentes en nuestro contexto. Ubicarse como hombres en el contexto de nuestras familias actuales. Material Hojas de papel, marcadores y lápices de colores. Tiempo Una hora. Desarrollo Es importante que se vayan reconociendo los diferentes tipos de organización familiar que se presentan en cada contexto. Para ello se parte de los tipos de familias que existen en el propio grupo de participantes del taller. 1. Se pide que cada cual cierre los ojos y visualice a su familia. Luego se solicita que cada uno realice un dibujo de su propia familia. 2. Se exponen en algún muro y se pide que todo el grupo observe la exposición fijándose en los tipos de familias y las relaciones en ellas. 3. Se abre una reflexión en torno a los dibujos, poniendo énfasis en la diversidad de las formas de composición y organización familiar.     23


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4. Colectivamente se pueden señalar otros tipos de familias que no salieron de este grupo. Quien facilita puede anotar estos tipos de familias donde está la exposición, focalizando lo que sucede con los hombres en ellas. 5. Por último, se pide al grupo que fije la atención en la presencia o la ausencia, el lugar y la posición que ocupan los hombres adultos en la familia. ¿De qué se dan cuenta?

Actividad Lo que me gusta y no me gusta de la paternidad Objetivo

Compartir los goces y las dificultades de la paternidad en una forma participativa. Material Seis pliegos de papel bond unidos con cinta adhesiva, marcadores de punta fina y tarjetas autoadheribles. Tiempo De una hora a una hora y media, dependiendo del tamaño del grupo. Desarrollo Esta técnica sirve para abrir el diálogo en torno a los placeres y disgustos asociados a la paternidad. Es útil, como técnica única, cuando se celebra el día del padre, por ejemplo. Algunas variantes: debido a que se trata de una técnica muy práctica, se pueden introducir muchas adaptaciones. Se puede trabajar en grupos mixtos pero diferenciados, todos considerando la paternidad, con mamás, hijas e hijos, que se pueden dividir por grupos de edad. En este caso es conveniente organizar una plenaria en la que se muestren los resultados o montar una exposición con estos. También es posible establecer un contraste entre la paternidad y la maternidad. En un grupo mixto, al principio se trabaja por separado con hombres (la paternidad) y con mujeres (la maternidad), y luego pueden invertirse los temas de acuerdo con el interés del grupo (hombres viendo la maternidad y mujeres viendo la paternidad). Trabajo con padres de familia: 1. Si el grupo es muy grande, se divide en dos para trabajar simultáneamente en espacios separados, cada uno con una facilitadora o un facilitador. No es necesario organizar una plenaria. En algún receso todos pueden ver ambos dibujos. Sin embargo, se puede hacer una reunión plenaria si el tiempo lo permite. • Pedimos a un voluntario del grupo que se recueste en el centro de las hojas bond unidas, para dibujar el perfil de un padre. Junto a él dibujamos una hija y un hijo a cada lado (podemos pedir “prestados” un niño y una niña que vengan con sus padres o que se encuentren ahí si estamos en una escuela).


Los hombres en las relaciones familiares    25

• En forma participativa completan el dibujo de los cuerpos y agregan algo de su contexto: objetos, cosas que hacen juntos padre e hijas o hijos, o frases que aludan a la interacción. • En tarjetas, cada cual anota (en las autoadheribles de diferentes colores): Qué me gusta de ser papá. Qué no me gusta de ser papá. 2. Si hay hombres que no son padres, trabajarán su “hijez”: es decir, su vivencia como hija o hijo. Se les pide que escriban en los autoadheribles con pocas palabras y en letra grande. • Cada uno comparte con el grupo lo que escribió con el grupo, colocando la tarjeta donde piense que corresponda. Primero se hace la ronda de lo que gusta y luego de lo que no. Es importante que pasen uno por uno, con calma, leyendo en voz alta lo que dice la tarjeta. • Por último, se abre un espacio para comentar lo que se anotó. • ¿De qué nos damos cuenta? • ¿Qué ventajas tiene la maternidad? ¿Qué costos? • ¿Qué ventajas tiene la paternidad? ¿Qué costos? También es importante que el grupo se fije en aspectos que se repiten o que son contrastantes en las tarjetas puestas al niño y a la niña, así como el dibujo en general.


IDENTIDADES MASCULINAS Y PROBLEMAS IMPORTANTES EN LAS FAMILIAS ¿Qué es ser un hombre de verdad? Hablar de identidades masculinas (en plural) nos lleva a pensar que no hay una sola manera de ser hombre y, por lo tanto, hay muchas posibilidades de expresarse de diferentes maneras sin por ello dejar de ser un hombre. “Ser un hombre de verdad” es una consigna muy poderosa que orienta la manera de actuar de muchos hombres más allá de sus necesidades y deseos. Así, la forma como se nos educa para ser hombres (socialización masculina) se conforma en procesos sociales muy complejos y contradictorios basados en una serie de mandatos culturales mediante los cuales se construye y refuerza una identidad masculina asociada a una posición de dominio y control, en el núcleo familiar y en la sociedad en general. En este apartado vamos a favorecer un primer acercamiento al trabajo de sensibilización con los hombres, revisando de qué manera se construye la identidad masculina mediante la incorporación de creencias y representaciones, así como a través de la negación de algunas emociones, mientras se exageran otras. Revisaremos cómo se relacionan estos elementos con el consumo excesivo de alcohol y otras sustancias, y con el ejercicio de la violencia. Se trata de ejercicios de contacto y reflexión en torno a aspectos que son escasamente trabajados con los hombres. La manera en que se nos educa para ser hombres no sólo limita el desarrollo personal, predispone también a una serie de problemas de salud y es factor clave que desencadena situaciones conflictivas en el seno de las familias. El consumo excesivo de alcohol u otras sustancias así como la violencia intrafamiliar son prácticas que se observan principalmente en los hombres y están relacionadas con una serie de creencias que conforman el mundo masculino; “los hombres no lloran”, “los hombres son fuertes y aguantan mucho”, “le pego porque la quiero”, etc., creencias que se van infiltrando en el pensamiento y la práctica de las personas hasta aparecer como algo “natural”, como si así hubiera sido todo el tiempo. Es muy importante reconocer la influencia del complejo contexto histórico y socioeconómico, pues las crisis económicas, el desempleo, la violencia institucional y social que se padecen en la actualidad provocan sentimientos de miedo e 26


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impotencia en los hombres. Muchos hombres buscan en el alcohol y las drogas un recurso que, en un primer momento, disminuye la tensión pero no resuelve el problema y, en cambio, puede entorpecer y complicar la comunicación con la pareja y en las familias, e incluso terminar en la violencia. La violencia como solución de los conflictos fractura la función de protección económica, social y emocional de las familias. Junto con las dificultades evidentes de los organismos estatales y nacionales de seguridad social, esto provoca que las expectativas para sus integrantes sean muy limitadas, pues deja fuera a mujeres por traumas físicos y psicológicos, expulsa prácticamente a niñas y niños de las escuelas por falta de atención de los padres o tutores, disminuye la autoestima de sus miembros e impide el desarrollo personal a causa del sufrimiento y la carencia afectiva en que se encuentran.

Identidad y socialización Hablar en primera persona, de uno mismo, tomar conciencia de lo que sentimos y nombrarlo son ejercicios que difícilmente realizamos las personas de manera cotidiana. Para el caso específico de los hombres, las dificultades son aún mayores1 pues la posición social de poder que se ostenta, sobre todo en las familias, impide que se vean a sí mismos críticamente y que hablen de ello. A los hombres se les enseña a hablar de los otros, para los otros y por los otros. Dicha experiencia abre una distancia en el contacto consigo mismo, impide contactar con las emociones y, en consecuencia, con el otro. El trabajo con hombres requiere volver a lo básico, desandar lo aprendido y emprender un proceso de desarticulación de aprendizajes de lo que es ser un hombre, cuestionar las relaciones de poder, explorar las emociones y familiarizarnos con ellas. Sobre todo con las que nos han sido negadas socialmente. Las siguientes actividades ayudarán a hacer contacto con las identidades y las emociones. Al llevarlas a cabo, es muy importante que prevalezca un ambiente de confianza y respeto.

1  A

pesar de considerarse que en este sistema de géneros las mujeres no son sujetos y los hombres sí podríamos cuestionarnos semejante supuesto. Más bien, advertimos que la inequidad de género enajena tanto a mujeres como a hombres, es decir, el proceso de ser sujetos nos concierne a ambos.


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Actividad Yo soy; yo no soy; yo sí soy cuando... Objetivo

Provocar de una manera sensible y directa un primer acercamiento a la reflexión crítica de las identidades. Material Tarjetas blancas tamaño media carta, plumones de colores, papel para papelógrafo, cinta de enmascarar. Tiempo Una hora. Desarrollo Técnica recomendada para trabajar con hombres. Favorece un primer acercamiento a la introspección (mirar adentro de uno mismo) y a cuestionarse acerca de las diversas identidades que poseemos como personas. Útil para aprender a hablar desde sí mismos. 1. Se reparten tres tarjetas a cada participante y se les pide que se explayen libremente ante las siguientes frases: • Yo soy • Yo no soy • Yo sí soy cuando... Se escribe en silencio y de manera individual. 2. Cuando el grupo haya terminado de escribir, se pide que busquen una pareja con quién compartir sus tarjetas. 3. Cinco minutos después y en plenaria se pide que compartan sus respuestas. Quien facilita puede ir escribiendo en un papelógrafo las ideas principales, para destacar la diversidad de identidades que coexisten en cada persona. Se pide al grupo que observe: ¿de qué se dan cuenta? Puntos para profundizar. Todas las personas somos mucho más que el nombre que nos fue dado, la profesión que ejercemos o el sexo que nos identifica como mujer u hombre. Coexisten en cada persona identidades diversas y contradictorias; las identidades se expresan dependiendo de la época o las circunstancias. Quien facilita hará notar si las tarjetas tienden a versiones rígidas de la masculinidad. Es importante poner atención en lo que pasa cuando un hombre expresa abiertamente su tristeza con llanto. ¿Cómo es visto por las mujeres? ¿Cómo lo ven otros hombres? ¿Cómo vive el hombre la experiencia de ser visto por una mujer? ¿Es lo mismo si se trata de un niño o de un hombre adulto?


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Actividad La historia de Andrés Objetivo

Favorecer la reflexión y un primer análisis acerca de los diferentes elementos y mecanismos de la socialización masculina. Material Plumones, papel para papelógrafo, cinta de enmascarar. Tiempo Una hora. Desarrollo El cuento es una forma muy práctica para abordar temas que nos tocan emocionalmente. Por lo general, las personas que participan empiezan comentando los hechos del cuento para luego hablar más personalmente. Propiciar una dinámica lúdica y fresca es fundamental para mantener motivación e interés, así como para lograr profundidad en la reflexión y el análisis. Estos cuentos nos acercan específicamente a la construcción social del género en hombres y mujeres. 1. En plenaria, se pide al grupo prestar especial atención pues va a ser leído el cuento, se proporcionan los datos del cuento y se comienza la lectura con voz clara y elocuente. 2. Al término de la lectura, dependiendo del tamaño del grupo, se forman pequeños grupos y/o se trabaja en plenaria. 3. Se inicia la reflexión con la siguiente guía de preguntas: • ¿Qué sintieron al escuchar este cuento? • ¿Qué fue lo que más les llamo la atención del cuento? • ¿En qué se parece a la realidad? Puntos para profundizar Las preguntas y el manejo de la escucha son claves para favorecer el cuestionamiento de lo obvio de manera sutil pero directa. La historia de Andrés Autor: Joseph-Vincent Marqués Un cuento a modo de invitación. Marqués, Masculinidad/es, 1997. Dicen que aquellos que nacen en luna llena, cuando en ningún lugar de la tierra sopla el viento y los lobos no aúllan porque tienen laringitis, reciben el don inapreciable de tener un hada madrina. Y que esta les concede un deseo cada diez años. Al cumplir diecisiete años, Andrés se internó por primera vez en el bosque al encuentro de su hada madrina. La encontró bromeando con unas flores a las que cambiaba de color en medio de sus risas y a pesar de sus protestas.


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–Hola, Andrés, ¿cuál es tu deseo? –Quiero ser un hombre. –Ya lo eres. –Quiero decir todo un hombre, un auténtico hombre. –¿Y eso en qué consiste, Andrés? –Quiero ser un gran guerrero. El hada madrina lo convirtió en un gran guerrero. Durante diez años, Andrés derrotó ejércitos, rindió fortalezas inexpugnables, mató hombres de todos los colores y tamaños y fue aclamado por miles de soldados como el más hábil y fuerte luchador. Pero cuando volvió a encontrarse con el hada esta lo halló triste. –No estoy seguro de que eso sea ser un hombre, un auténtico hombre, madrina. –¿Cuál es, entonces, tu deseo? –Quiero tener poder, quiero que todos me obedezcan. El hada madrina lo convirtió en un hombre muy poderoso, dotándolo de riqueza para comprar y sobornar, de astucia para juntar y dividir y de la indiferencia suficiente para no sentir jamás escrúpulos. Diez años después acudió cabizbajo a la cita con su hada madrina. –No estoy seguro de que el poder sea lo que distingue al hombre auténtico. –¿Cuál es, entonces, tu deseo? –Quiero ser un sabio prestigioso. Lo fue. Nadie gozó de tanto reconocimiento por su ciencia y buen criterio. Las universidades se disputaban entre sí nombrarlo doctor honoris causa, los científicos lo escuchaban con el silencio más respetuoso y no sólo le pedían consejo los reyes, sino también los jóvenes amantes, que es mucho más difícil. Diez años después, el hada madrina lo encontró en el bosque con barba de tres días. –Te has adelantado a la cita. –Estaba inquieto. No estoy seguro de que ser sabio sea lo que distingue al verdadero hombre. –¿Qué quieres que te conceda? –Quiero cuidar y proteger a una mujer y a una descendencia numerosa. –Necesitarías más de diez años. Bueno, veré lo que puedo hacer. A la mañana siguiente, Andrés se encontró casado con una dulce mujer y reproducido con asombrosa fidelidad por diez niños de edad escalonada de año en año a partir de los dos meses. Durante diez años


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continuó teniendo niños. Y a todos mantenía con su trabajo y protegía con su fuerza e inteligencia. La nueva cita convocó a la madrina con un Andrés muy abatido. –¿Tampoco era eso lo que querías? –Se dejan cuidar y proteger muy poco. Conforme se hacen mayores parecen no necesitar de mis consejos, y ella es fuerte, y ¡vaya si lo es! –¿Qué te concedo ahora? –Quiero ser todo un hombre. Quiero conquistar muchas mujeres. El hada madrina suspiró. –Podrías haber pensado eso hace veinte años. Me hubiera resultado más fácil que ahora..., vale. –Cuando se alejaba, Andrés oyó que lo llamaba el hada y se volvió. –Ah, Andrés. Supongo que también querrás ser muy fogoso sexualmente y todo eso... Antes de que me lo tengas que pedir dentro de diez años más, te lo concedo ahora. Marchó Andrés agradecido y antes de salir del bosque encontró a una bella campesina que al verlo suspiró y dejó caer el cántaro de leche que portaba; temblaron los robles con el estrépito de sus efusiones. Y se iniciaron así diez años en los que Andrés gozó de los favores de más campesinas y de princesas, de matronas y curanderas, que eran los oficios que en aquella época dejaban ejercer a las mujeres, y de sencillas amas de casa y complejas doncellas. –Esperaba verte contento esta vez –le dijo el hada al encontrarse de nuevo. –Eso no es ser un verdadero hombre. –¿Qué quieres, pues, ahora? –Eso. Ser un verdadero hombre. –Ya te dije hace cuarenta años que eras un hombre. –Pero yo quiero ser todo un hombre, un hombre auténtico. –Mira, ¿por qué no te olvidas de eso? Has matado, has oprimido, has reprimido, has abandonado, has causado dolor y has dado la lata buscando ser un verdadero hombre. Y no has sido feliz. Puedo concederte que seas feliz. –No quiero ser feliz. Lo que quiero es ser un verdadero hombre. –Pues, mira, hijo –contestó el hada madrina–, vete mucho a la fregada.


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Actividad El marciano Objetivo

Identificar y reconocer los principales atributos y características que socialmente se atribuyen a los hombres y a las mujeres. Material Plumones, papel para papelógrafo, cinta de enmascarar. Tiempo Una hora 30 minutos. Desarrollo Ejercicio lúdico, sencillo y adaptable a diferentes contextos y poblaciones. Al mismo tiempo que se reflexiona sobre las características de las otras y los otros, también se habla de uno mismo, pues ayuda a descubrir que la socialización y la identidad genérica están también en nosotras y nosotros mismos. 1. En plenaria se dan las indicaciones siguientes: ha venido un marciano a visitarnos y necesita saber cómo son los hombres y las mujeres en México, ya que en su planeta no existen estas diferencias. ¿Cómo puede reconocer las diferencias entre hombres y mujeres? 2. En grupos pequeños (seis o siete personas) van a diseñar creativamente una manera de mostrar a nuestro visitante cómo son los hombres y cómo son las mujeres. Es importante acompañarlo con una lista lo más amplia posible de características que los describan. 3. En plenaria se comparten los resultados y se reflexiona con las preguntas siguientes: • ¿Qué características, de las señaladas, no cambian ni con el tiempo ni con el lugar? • ¿Cuáles características son conformadas socioculturalmente? Puntos para profundizar. Destacar la conformación sociocultural de la identidad masculina y, en consecuencia, sus posibilidades de cambio, marcando la diferencia entre el sexo y el género. Sexo: se refiere a las características biológicas (pene, testículos y características secundarias para los hombres, y vagina, ovarios, mamas y características secundarias para las mujeres). Género: serie de normas y valores impuestos socioculturalmente. En esencia, lo que nos diferencia a mujeres y hombres se reduce a lo biológico/reproductivo. Las otras características son puestas por la cultura, cambian a lo largo de la historia y de una cultura a otra.


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Vida emotiva de los hombres y su relación con la violencia intrafamiliar, la sexualidad y las adicciones Uno de los aspectos críticos y sensibles de la vida emotiva de los hombres tiene que ver con las dificultades para el reconocimiento y expresión de las emociones. Es decir, la socialización de género favorece que las personas puedan o no, en función de su sexo, hacer contacto y expresar determinadas emociones; como si algunas emociones fueran para las mujeres y otras para los hombres, sin tomar en cuenta que todas las emociones son esencialmente humanas. No es casual que, desde un poder asignado mayor, los hombres aprendan a esconder emociones que se asocian a la debilidad o a lo femenino como son el miedo o la tristeza. En lo que se refiere a los hombres, negar alguna emoción y/o inhibir su expresión sólo ha servido para inhabilitarnos y no poder enfrentar positivamente tensiones y conflictos de la vida cotidiana, con la pareja y en la vida familiar, lo cual ocasiona que de manera casi automática se recurra a formas violentas para dirimir conflictos y diferencias. De igual manera, el sistema de autoridad familiar, al descansar principalmente sobre la figura de los hombres, predispone a mecanismos de control y fuerza que ejercen muchos hombres cuando sus decisiones son cuestionadas. Si los hombres no cuestionan este poder y reconocen y expresan sus emociones de tristeza, miedo, frustración y rabia, así como sus necesidades de afecto y ternura, es muy difícil que disminuya la violencia en las relaciones de pareja y familiares. Es clave que los hombres aprendan a detectar su enojo y a expresarlo en formas no violentas. Si los hombres no aprenden a escuchar y expresar sus propias emociones, ¿cómo podrán escuchar la voz de sus hijas e hijos y de la pareja? ¿Cómo desaprender lo que no nos gusta y crear nuevas formas de relacionarse y de vivir en familia? ¿Qué aprendimos en nuestra familia? ¿Cómo aprendemos a relacionarnos como pareja? El siguiente ejercicio es muy útil para el reconocimiento de las emociones y, por lo tanto, básico para el trabajo de prevención de la violencia y las adicciones.

Actividad Matea Objetivo

Visualizar las formas en que la socialización de género niega y/o inhibe la expresión de emociones, analizando los costos que ello tiene para la salud mental. Reflexionar acerca de la expresión de emociones y su función en la vida de las personas. Reconocer y comunicar en formas diversas y no violentas las necesidades afectivas sin dañar a otras u otros.


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Material

Pliegos grandes de papel, tarjetas, cinta de enmascarar, colores de madera/pinturas. Tiempo Dos horas Desarrollo Recomendaciones: es importante que quien facilita tenga un conocimiento y manejo básico de sus propias emociones para poder ayudar al grupo a analizarlas. Se sugiere que si no se conoce este ejercicio, se experimente previamente antes de llevarlo al grupo, siguiendo el principio de “no llevar al grupo más allá de aquello que quien facilita ha caminado”. No todos los hombres son iguales. La manera en que cada persona expresa sus emociones varía. Sin embargo, es importante observar algunas tendencias que se presentan, dada la socialización masculina y/o femenina rígidamente diferenciada. Una persona que no reconoce sus emociones no sólo no puede expresarlas, sino que corre el riesgo de que éstas lo dominen. Es central distinguirlas para buscar formas de expresión que no dañen a otras u otros. Es importante resaltar que el trabajo con las emociones se inicia reconociéndolas y valorándolas como una capacidad humana que tenemos y que nos ayuda a enfrentar diversas situaciones de la vida cotidiana; por ejemplo: para tomar decisiones acerca de la sexualidad, la paternidad, para prevenir la violencia y las adicciones. Esta actividad tiene dos momentos de trabajo. Se inicia con la lectura de un cuento que sensibiliza en relación con el tema. El segundo momento se destina a la realización de una actividad individual que facilita la reflexión acerca de las emociones. Primer momento: 1. Pedimos al grupo que se siente en círculo e iniciamos la lectura del siguiente cuento: El Otro Yo2 Autor: Mario Benedetti Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos en la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando. Corriente en todo, menos en una cosa: tenía Otro Yo. El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al

2  Benedetti,

Muerte, 1968.


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muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte, el Otro Yo era melancólico y, debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo. Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó, el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Éste no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado. Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero en seguida pensó que ahora sí podría ser íntegramente vulgar. Este pensamiento lo reconfortó. Sólo llevaba cinco días de luto cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso lo llenó de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: pobre Armando, y pensar que parecía tan fuerte, tan saludable. El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír, y al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo. 2. Luego de la lectura, se inicia una serie de preguntas para la reflexión: • ¿Qué fue lo que más les llamó la atención del cuento? • ¿En qué se parece a la vida? • Durante un minuto recuerden los aspectos, actitudes y emociones que han dejado de lado o guardado. ¿Por qué? • ¿Para qué les sirvió dejarlas a un lado y cuáles son las áreas, actitudes y emociones que tuvieron que desarrollar más? • ¿Cuál ha sido el costo de esta pérdida? Segundo momento: 3. Se pregunta al grupo cuál es la comida favorita de cada uno y se escuchan las respuestas, y ¿cuál es la comida que menos le gusta a cada quien? Se reflexiona que así como con la comida, hay gustos y preferencias con las emociones. Hay algunas que tenemos más presentes y manifestamos con mayor facilidad, mientras que otras emociones nos cuesta trabajo reconocerlas y las negamos.


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4. Se les indica que se van a trabajar cinco emociones básicas:3 • Miedo • Afecto • Tristeza • Enojo • Alegría 5. Se toma un tiempo para identificar en qué parte del cuerpo sienten cada emoción, y cómo podemos diferenciar una emoción de otra. La actividad se realiza de manera individual: • Se asigna el número 1 a la emoción que expresan más fácilmente o sienten más. • El número 2 a la que le sigue. • El número 3 a la que les es indiferente (ni se dificulta ni se facilita su expresión). • El número 4 a la que se dificulta un poco. • El número 5 a la que se dificulta más y muchas veces se oculta o niega. 6. Una vez que terminaron su ejercicio individual, se comparte con el resto del grupo. Es muy importante que todos participen. Si el grupo es muy grande se forman subgrupos. En plenaria, se analizan las similitudes y las diferencias dentro del grupo. 7. Se comenta con el grupo lo siguiente: • Las emociones que numeramos como 1 y 2 son las que hemos probablemente aprendido a exagerar. • A las que les asignamos los números 4 y 5 son aquellas que quizás aprendimos a disminuir. • A la que pusimos el 3 es la que quizá no necesitamos ni disminuir ni exagerar, pues la reconocemos de manera más espontánea o equilibrada. 8. Se les pide que comenten su opinión al respecto: • ¿De qué les ha servido disminuir y exagerar ciertas emociones? • ¿Cómo aprendimos a hacerlo? ¿Qué costos ha tenido en nuestras vidas?

3  Del

grupo pueden salir otras propuestas de emociones que caben o se vinculan a algunas de las ya mencionadas, como el odio relacionado con el enojo. Alguna vez alguien propuso la indiferencia pero, al trabajarla, encontró que más que una emoción era una máscara que ocultaba miedo y tristeza. También pueden salir la vergüenza, la culpa o la violencia. Se puede apoyar propiciando la reflexión sobre sus costos y consecuencias y si éstas favorecen nuestra expansión como seres humanos.


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• ¿Quién detecta la transformación de una emoción a otra, por ejemplo, el miedo o la tristeza con enojo? • ¿Cómo influye mi MATEA en las relaciones que establezco con las demás personas (pareja, familia, amigos, etcétera)? • ¿Cuál es la función de las emociones? Se dan algunos ejemplos: el miedo nos puede ayudar ante situaciones de peligro o el enojo puede servir para defendernos. Se pide al grupo que proporcione otros ejemplos. 9. Se comenta que las emociones no son ni buenas ni malas, ni femeninas ni masculinas, sino que son humanas. Y que no somos responsables de cómo las sentimos pero sí de lo que hacemos con eso que sentimos. En relación con el enojo, es importante que el grupo pueda reconocer la diferencia entre la violencia y la expresión directa y verbal de un enojo. Esta diferencia entre enojo y violencia no es clara para muchos hombres (y mujeres). 10. A continuación se hacen algunas preguntas pertinentes (cada cual anota personalmente y luego puede compartir lo escrito en pequeños grupos): • ¿Qué podemos hacer para expresar libremente nuestras emociones? • ¿Cómo puedo flexibilizar la expresión de lo que siento? Podemos entender las emociones como una forma de energía que, si fluye, nos ayuda a sacar aquello que nos oprime y daña por dentro. Lograr su expresión sin dañar a otros nos ayuda a fortalecernos más y a relacionarnos mejor con el mundo que nos rodea. Las diferentes emociones son sencillamente el reflejo de necesidades afectivas; lo mejor es no instalarse en una o dos emociones, sino moverse en todas ellas según vayan apareciendo los diversos sucesos de nuestras vidas. Una vez más, es importante aclarar esto con los hombres que tienen problemas para distinguir el enojo de la violencia. Generalmente, desde una edad muy temprana se le suele proponer/imponer a los niños que no deben ser miedosos y a las niñas que se ven feas cuando muestran su enojo. Aquí estamos de nuevo ante los estereotipos de género. La salud emocional tiene que ver con la flexibilización en la expresión de las emociones, ya que nos ayudan a identificar y expresar nuestras necesidades afectivas.

La violencia intrafamiliar Por lo general, niños y hombres son socializados para que no hablen sobre lo que sienten. Cuando nos sentimos frustrados o tristes, se nos motiva a no hablar. Muchas veces, cuando no hablamos, la frustración se intensifica hasta que se expresa en forma violenta. La actividad siguiente trata de ayudar a los hombres a pensar en el uso de la palabra, sin lastimar ni dañar de ninguna manera.


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Muchos jóvenes y adultos confunden la rabia con la violencia, creyendo que son lo mismo. Es importante afirmar que esta rabia es una emoción y es normal sentirla en diversos momentos de la vida. En cambio, la violencia es una forma de expresar la rabia, es decir, es un comportamiento que la expresa. Existen muchas otras formas de expresar la rabia, sin violencia. Con esta actividad invitamos al grupo a aprender a expresar en forma positiva el coraje cuando lo sentimos, en vez de dejarlo acumular, para evitar que explote dañando a los demás.

Actividad ¿Qué hago con mi rabia? Objetivo

Ayudar a los participantes a reconocer su rabia o coraje y formas alternativas para expresarla de maneras no destructivas. Material Plumones, papel para papelógrafo, cinta de enmascarar, copia de la hoja de recursos para cada participante. Tiempo Una hora y media. Desarrollo Otras técnicas sobre asertividad pueden ayudar también a reflexionar acerca de la violencia que ejercemos y buscar otras formas de expresarla sin violencia. Recomendaciones: se sugiere que si no se conoce este ejercicio, se viva previamente, antes de llevarlo al grupo. 1. La persona que facilita explica al grupo que con esta actividad vamos a dialogar acerca de cómo reaccionamos cuando sentimos rabia. 2. Luego entrega a cada uno de los participantes la guía de preguntas o se leen en voz alta mientras cada uno escribe las respuestas: • ¿Qué hago cuando estoy con rabia/enojo? • Piensa una situación reciente en la que sentiste rabia. ¿Qué sucedió? Describe brevemente (una o dos frases). • Trata de recordar tus emociones cuando estabas con rabia, escríbelas. ¿En qué parte de tu cuerpo las sentías? Escríbelo también. • Muchas veces, después de sentir rabia comenzamos a reaccionar también con rabia. Algunos hombres reaccionan gritando, tirando algo al piso, golpeando, etc. Es frecuente que lleguen a la depresión, quietos y encerrados en sí mismos. Pensando en este incidente, cuando tú sentiste rabia, ¿cómo la demostraste? ¿Cuál fue tu comportamiento? Escribe en una frase o en unas palabras cómo reaccionaste, tus actos y comportamientos cuando sentías rabia. 3. Leyendo cada pregunta, se pide a los participantes que la respondan por escrito en una hoja, dándoles de dos a tres por cada pregunta.


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4. Luego se divide al grupo en subgrupos de cuatro a cinco personas, como máximo, y se entrega a cada subgrupo un pliego de papel para que elaboren una lista de: • Formas negativas de reaccionar cuando sentimos rabia. • Formas positivas de reaccionar cuando sentimos rabia. 5. Cada subgrupo presenta sus respuestas en plenaria y se hace un cierre por parte de la facilitadora o facilitador. Comentarios después de: • ¿En general es difícil para los hombres expresar la rabia sin usar la violencia? ¿Por qué? • Muchas veces sabemos salir de un conflicto o de una pelea sin usar la violencia, pero no lo hacemos. ¿Por qué? • ¿Es posible “retirarse” para evitar la violencia? • ¿Tenemos experiencia con esta técnica? ¿Cómo resulta? • ¿Es posible expresar mi coraje/rabia sin agredir? Puntos para profundizar. Es posible que dentro de las formas positivas de expresar los enojos aparezcan acciones como retirarse y usar palabras para manifestar lo que sentimos. Es importante resaltar que retirarse no quiere decir salir conduciendo a alta velocidad, ni ir en busca de alguna copa de alcohol, ni que se es un cobarde. Retirarse es simplemente salir de la situación de conflicto y de rabia, alejarse de la persona hacia quien sentimos rabia; y para poder hacerlo lo más recomendable es respirar profundamente varias veces, caminar un poco o hacer actividades físicas, tratando de calmarse. Es muy importante que la persona que tiene rabia explique a su pareja que se va a retirar porque se siente muy enojada. Usar palabras sin agredir es aprender a expresar dos cosas: • Decir a la otra persona lo que le hace sentir mal. • Decir lo que uno quiere de la otra persona sin agredir o insultar. Por ejemplo: Tengo rabia porque: _____________________________________________ Me gustaría que: ________________________________________________ Pediremos al grupo que cada cual ensaye completar estas frases como si las fueran a dirigir hacia la persona con la que se enojaron.


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La sexualidad La sexualidad es un elemento central en el desarrollo de las capacidades humanas. Su expresión también está cruzada por el género, pues se crean patrones distintos en mujeres y hombres. Heredera de valores y creencias de la cultura occidental judeocristiana, la sexualidad de la gran mayoría de los hombres se expresa y vive asociada con un ejercicio de poder autoritario, depositado en lo masculino y centrado en los genitales, lo que se conoce como falocéntrico. Esto tiende a limitar la vivencia de la sexualidad a una práctica enajenada que transforma el vínculo humano, potencialmente con mayor intimidad y libertad, en una relación basada en el dominio y el control. Para algunos hombres, la necesidad de control y dominio llega al extremo de experimentar como placentero el acto de someter o humillar la dignidad de otra persona. Dialogar y reflexionar en torno a la vivencia de la sexualidad en un ambiente de confianza, respeto e intimidad entre hombres (en principio), favorece la apertura para aprender a reconocer las necesidades afectivas que se esconden tras el ejercicio de una sexualidad enajenada y muchas veces abusiva. Es importante reconocer que, a través de la sexualidad, se puede ejercer abuso y hasta violencia cuando se obliga a la pareja a tener prácticas sexuales que no desea. Si bien el campo de la sexualidad es muy amplio y complejo, es importante detenernos un poco y reflexionar desde los hombres cómo surgen estas formas de violencia que dañan y vulneran a las mujeres y a la pareja en particular. El uso de métodos anticonceptivos, la educación sexual, una mayor comunicación y apertura entre muchas parejas, sobre todo en las ciudades y en ciertos sectores de la sociedad, nos llevan a pensar que la sexualidad puede estar viviéndose con mayores libertades en comparación con las formas de generaciones anteriores. No obstante, los medios de comunicación y en general la cultura siguen presentando una imagen de las mujeres exclusivamente como madres o, por el contrario, como objetos eróticos al servicio de los hombres. La forma más extrema es la pornografía, que muestra a las mujeres como sumisas, sin historia, sin nombre, sin subjetividad, sin sentimientos, separando el erotismo de los afectos. La sexualidad es un campo potencial de desarrollo para hombres y mujeres, un espacio que vincula la sensibilidad, la expresión de sentimientos, con la posibilidad de auto-reconocimiento y contacto con el cuerpo. También es una oportunidad para conocer, escuchar y respetar los límites que ponen las mujeres. Esto, en el caso de los hombres, es central para no ser invasivos de los espacios y el cuerpo de su pareja. La dinámica siguiente nos hace ver cómo se viven los procesos de cosificación de las personas, pues dicha cosificación es una pauta que conduce al ejercicio de la violencia.


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Actividad Personas y cosas4 Objetivo

Reconocer cómo las relaciones de poder se dan en cualquier ámbito, incluida la sexualidad, para reflexionar acerca de los códigos de comunicación que se utilizan con la pareja. Material Plumones, papel para papelógrafo, cinta de enmascarar. Tiempo Una hora. Desarrollo En esta actividad podemos observar la importancia de los afectos y las relaciones de poder en los vínculos entre las personas. 1. La persona que facilita pide que se formen dos grupos y que se coloquen uno frente al otro; luego asigna un número a cada grupo. 2. Después se elige un grupo al azar y se le asigna la función de “cosas” y al otro grupo se le adjudica el papel de “personas”. • Los integrantes del grupo de “cosas” no pueden pensar, no sienten, no pueden tomar decisiones, no tienen sexualidad y deben hacer todo aquello que las “personas” les ordenen. Si una “cosa” quiere moverse o hacer algo, tiene que pedir permiso a una “persona”. • Los del grupo de “personas” piensan, pueden tomar decisiones, tienen sexualidad, sienten y además de eso pueden disponer de las “cosas” que quieran. 3. Se solicita al grupo “personas” tomar al grupo “cosas” y hacer con ellas lo que quieran. Podrán ordenar que hagan cualquier actividad. (Ojo: quien coordina debe cuidar que no se llegue al abuso). 4. Conceda al grupo “cosas” de diez a quince minutos para realizar los papeles y las actividades que les designaron dentro de la sala. 5. Al concluir, los grupos regresan a sus lugares. A continuación ofrecemos una serie de preguntas para la reflexión grupal en plenaria: • ¿Cómo fue su experiencia? • ¿Qué sentimientos o emociones reconocen? • ¿Cómo fue estar en el grupo “personas”? • ¿Cómo fue estar en el grupo “cosas”? • En nuestra vida cotidiana, ¿tratamos a alguien o nos han tratado como “cosa”? • ¿A quién? ¿Por qué? • ¿Cómo podemos modificar esta forma de trato? • ¿Cómo se da esto en la sexualidad?

4  Salud

y Género, Manuales, 2010.


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Puntos para profundizar. Por lo general surgen sentimientos de desprecio que, a su vez, engendran sentimientos de rebeldía, agresión, dependencia, rabia y resentimiento. Alertar sobre el hecho de que siempre que hay al menos dos personas, hay una relación, y que las fronteras no suelen estar bien delimitadas. Es muy fácil que se establezcan relaciones de poder en las que las mujeres suelen ser quienes desempeñan el papel de sumisas. Cuando los papeles se invierten, es decir, cuando una persona deja de ser sumisa y asume un poder o autoridad, ocurre con frecuencia que en vez de buscar relaciones de equidad repite exactamente las mismas relaciones de poder, incluso habiendo pasado por situaciones que consideró injustas. Destacar el papel que los patrones culturales y sociales en las relaciones de poder tienen para la vida de las personas. Debatir acerca de cómo las personas que no se valoran o que no se aceptan, que viven insatisfechas consigo mismas, necesitan ejercer ese tipo de poder sobre los demás para sentir que tienen el control de sus vidas.

Actividad Lo que más me gusta y lo que menos me gusta de la sexualidad de las mujeres y de los hombres Objetivo

Reconocer los placeres, fantasías y deseos así como los malestares y riesgos en nuestra historia sexual. Material Plumones y cinta de enmascarar, papel para papelógrafo, radiograbadora y música suave. Tiempo Una hora. Desarrollo Si se trabaja en grupos mixtos, es muy importante que mujeres y hombres lo hagan por separado para después compartir los resultados en plenaria. 1. En la primera ronda, cada participante escribe en tarjetas “qué es lo que más me gusta de la sexualidad de las mujeres”, y luego, en otras tarjetas, “que es lo que menos me gusta de la sexualidad de las mujeres”. 2. En la segunda ronda, se repite el procedimiento y los participantes escriben “qué es lo que más me gusta de la sexualidad de los hombres”, y “qué es lo que menos me gusta de la sexualidad de los hombres”. 3. Se pone una música de fondo adecuada y se van leyendo todas las respuestas generadas: se cierra con una reflexión colectiva para la cual se sugiere la siguiente guía de preguntas: • ¿De qué me doy cuenta acerca de los hombres? ¿Y de las mujeres? • ¿Cómo comunicar mis necesidades a mi pareja?


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• ¿Cómo escuchar las de mi pareja? • ¿Cómo crear ese clima de confianza para hablar abiertamente? • ¿Qué derechos sexuales tienen las mujeres? ¿Y los hombres? Puntos para profundizar. Es fundamental reconocer que la sexualidad no se limita a los genitales: la sexualidad es parte de nuestra integridad cuerpo, mente y alma; es decir, forma parte de lo que se siente, piensa, quiere y desea. Hablar y nombrar los aspectos de la sexualidad que nos gustan de nuestra pareja, así como nombrar aquello que no nos gusta, abre un espacio de comunicación e intimidad enriquecedor para las parejas. La sexualidad humana es un campo para redescubrir y reinventar.

Las adicciones Si bien es cierto que el alcoholismo no es la única adicción, sí es la que genera los costos más altos en cuanto a daños a la salud, la economía y la dinámica familiar. Al igual que con otras adicciones, encontramos que son los hombres quienes más consumen y abusan de sustancias.5 El alcohol desempeña un papel central en la vida y en las principales relaciones de muchos hombres, desde la temprana adolescencia hasta la tumba. Ha sido en especial la población rural e indígena, así como la urbana popular, la que sufre de manera más lacerante sus efectos y consecuencias. En el nivel personal, el alcoholismo afecta de manera directa la salud del bebedor, la de sus hijas e hijos y la de su pareja, además de que deteriora también sus relaciones familiares y comunitarias. El problema del alcoholismo es muy complejo. Existen fuertes intereses económicos que lo determinan y que se entrelazan con las diversas funciones culturales y emocionales que el alcohol representa en la sociedad. La experiencia nos ha enseñado que abordar el tema del alcoholismo es especialmente difícil e incómodo con los hombres, pues los confronta con su propia experiencia de vida y genera resistencias a través del chiste, la minimización o la negación del problema. Dialogar sobre el alcoholismo de manera no amenazante, sin culpar a la persona, es fundamental para poder iniciar la reflexión y el análisis. Es importante reconocer que con estas acciones estamos contribuyendo a la construcción de una cultura de educación para el consumo moderado y de limitación del daño. Este

5  Las

únicas excepciones son los tranquilizantes y antidepresivos, que se consumen con mayor frecuencia entre las mujeres.


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proceso significa un trabajo de largo plazo que tiene que articularse con una variedad de acciones de índole diferente: rehabilitación o autoayuda (AA, por ejemplo), curativas, de políticas públicas y educativas. Con estas actividades buscamos contribuir a la reflexión sobre los usos en el consumo del alcohol en cualquiera de sus presentaciones, así como reconocer las consecuencias personales y para las familias, y las alternativas ante su abuso. El problema de las adicciones se relaciona directamente con el fenómeno de la dependencia en general. Esto incluye el abuso de sustancias tóxicas legales e ilegales, así como diversos comportamientos: excesos con los alimentos, la TV, el trabajo, la Internet, la pornografía, la dependencia afectiva de alguna persona, etcétera.

Actividad Elige tu adicción Objetivo

Aportar elementos de análisis y reflexionar acerca de la conducta adictiva en general. Material Hojas sueltas o manual, hojas de papelógrafo y marcadores. Tiempo Una hora y media. Desarrollo Es recomendable que quien facilita mantenga una actitud permanente de escucha y apertura, sin emitir juicios. 1. Se propone una lluvia de ideas inicial donde todos aporten a partir de la siguiente guía de preguntas: • ¿A qué, sustancias, actividades o cosas se puede hacer adicta la gente? • ¿Cuál de estas formas es más común entre los hombres? 2. Las respuestas se anotan en una hoja de papelógrafo. 3. Al terminar, se forman grupos de tres o cuatro participantes para escoger alguna de las adicciones. Se les solicita que la dibujen en hoja de papelógrafo y se comenta a partir de la siguiente guía de preguntas: • ¿Cómo se hacen adictos los hombres? • ¿Por qué se hacen adictos? • ¿Cómo les afectan estas adicciones? • ¿Qué ventajas y desventajas tienen? • ¿De qué maneras influyen o afectan la dinámica familiar? 4. A continuación, se elabora un resumen y se presenta ante los demás para comentar en plenaria. 5. Se pedirá, por último, que anoten el mensaje protector en su manual de trabajo.


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Mensaje protector: es fundamental hacer consciente el origen de nuestras ansiedades y tensiones de la vida diaria. Los hombres, en particular, no somos socializados para explorar nuestras necesidades afectivas, los miedos, etc. Y es muy fácil que caigamos en la trampa de encubrir la necesidad real con una adicción al trabajo, la comida, el tabaco u otros distractores. Puntos para profundizar. Es importante considerar que el problema de la adicción se produce al no encontrar otro camino o solución a cualquier tipo de tensión o ansiedad vivida durante un tiempo determinado. Esto significa que aprendemos a disminuir la ansiedad y/o tensión utilizando alguna sustancia o actividad que genere algún efecto relajante, aunque el resultado sea pasajero y sólo posponga afrontar la situación. Para el caso de muchos hombres, la mayoría de las veces la entrada a alguna adicción se inicia con la curiosidad y/o presión que ejercen los amigos para mostrarse como un verdadero “hombre” y ser aceptado por los demás. Éstas y otras creencias acerca de lo que es un verdadero hombre se van asociando con una serie de situaciones diversas: problemas económicos, familiares, afectivos, culturales, políticos, etc. Poco a poco se va haciendo más problemática y compleja la situación hasta el extremo de necesitar ayuda especializada para salir de una adicción. De ahí lo significativo de hacer un trabajo desde la prevención, aprendiendo a identificar las propias necesidades afectivas, que deben ser atendidas y resueltas evitando que se compliquen. Hay algunas medidas sencillas y prácticas que podemos ensayar, como aprender a respirar y a relajarnos, tener con quién platicar sobre cómo nos sentimos, desarrollar actividades de recreación y convivencia, aprender a pedir ayuda, etcétera. Hay que señalar que siempre hay algo que podemos hacer ante los cambios de estado de ánimo, sobre todo cuando son de “bajada”, con tristezas prolongadas e incluso depresión; cuando hay apatía o cuando hay mucha ira, cuando sentimos que todo está mal a nuestro alrededor. Quien facilita mencionará el aspecto de la promoción y disponibilidad de sustancias en nuestro contexto, y cómo esta incrementa el riesgo de abuso. Se cierra comentando las razones psicológicas y sociales por las que cometemos abusos.


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Actividad Hablando sobre alcohol y alcoholismo Objetivo

Reflexionar sobre la elección de beber o no beber como un derecho individual respetable. Material Pelota blanda, plumones, papel para papelógrafo, tarjetas grandes con frases-afirmaciones, cinta de enmascarar. Tiempo Una hora. Desarrollo Es fundamental confrontar ideas que en algún momento de la vida hicimos nuestras y que, sin cuestionarlas ni revisarlas, las vamos integrando automáticamente como forma de ver y de vivir la vida. Algunas de estas ideas fomentan como prestigioso el abuso de alcohol entre los hombres. Si no examinamos estas ideas y las vivimos como verdades absolutas, pueden entonces orientar nuestros comportamientos, lo que acarraeará costos irreversibles para nosotros mismos y para la familia. 1. Las frases para hacer las tarjetas son: • El alcohol no es una droga. • La tolerancia –aguante– significa que la persona no se hará alcohólica. • Mezclar bebidas o salir al aire emborracha. • Beber cerveza no emborracha. • El alcohol estimula sexualmente. • El alcoholismo es una enfermedad de viejos. • Los alcohólicos son los que beben diariamente. • Tomar café o mojarse la cabeza baja la borrachera. • El alcohol sirve para hacer amistades. • Sin alcohol no hay fiesta ni festejo. 2. Sentados en círculo, se coloca la serie de tarjetas al centro e iniciamos lanzando la pelota a cualquier persona del grupo solicitándole que tome una de las tarjetas, la lea en voz alta y comente la frase leída. Se van anotando los comentarios más importantes y en cada caso se pregunta al grupo: ¿ustedes qué piensan? 3. Después de la reflexión, quien leyó la frase lanza la pelota a otra persona del grupo y se sigue de la misma manera la reflexión grupal. Puntos para profundizar. Fomentar el cuestionamiento de una serie de ideas y creencias en torno al consumo de alcohol, aprender a hablar de ello, sin temor a ser juzgado o criticado. Reconocer que son los mismos compañeros los que se convierten en un factor de presión para el consumo de cualquier bebida y que es central cuestionar esa tendencia.


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Señalar que beber o no beber es una decisión que se asume por razones personales, religiosas, de salud, por respeto a ciertas normas familiares o sociales. Reconocer que atrás del consumo excesivo de alcohol se esconden necesidades afectivas, de socialización y convivencia, y que es posible hacerlo sin excederse o incluso sin la presencia de alcohol. Buscar formas alternativas diferentes de convivencia que fomenten la amistad, la solidaridad y el cuidado entre las amigas y los amigos. Frases-afirmaciones El alcohol no es una droga. Sí lo es, pues modifica las funciones del organismo, especialmente del sistema nervioso central, del que dependen pensamientos, emociones y conductas. Además, puede producir dependencia o adicción. La tolerancia –aguante– significa que la persona no se hará alcohólica. Por el contrario, es un dato de riesgo que habla de que el cerebro se está adaptando a la droga. Mezclar bebidas o salir al aire emborracha. El papel de estos factores no es considerable, lo que realmente emborracha es la cantidad de alcohol y la velocidad con que se bebe. Beber cerveza no emborracha. Con frecuencia no se piensa en esta bebida como alcohólica. Si bien su absorción en el estómago es un poco más lenta y, si se bebe en suficiente cantidad, emborracha. El alcohol estimula sexualmente. Es falso. Aunque de entrada el alcohol desinhibe y ayuda a atreverse a hacer cosas, finalmente es un depresor del sistema nervioso que disminuye las sensaciones. Es una de las causas más frecuentes de disfunción eréctil (impotencia). El alcoholismo es una enfermedad de viejos. La mayoría de los alcohólicos son hombres jóvenes en edad productiva. De hecho puede afectar desde la adolescencia.


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Los alcohólicos son los que beben diariamente. La mayoría de los alcohólicos, en las fases iniciales e intermedias del proceso, bebe abundantemente los fines de semana y conserva escuela y trabajo, aunque hay costos crecientes en estas áreas, así como en lo emocional y lo familiar. Tomar café o mojarse la cabeza baja la borrachera. Lo único que realmente la baja es la eliminación gradual de alcohol en el organismo, lo que implica forzar el trabajo del hígado. El alcohol sirve para hacer amistades. En realidad lo que se crean son complicidades en torno a la botella; la amistad tiene otros elementos que considerar. Sin alcohol no hay fiesta ni festejo. Muchas fiestas y festejos no implicaban, en su origen, consumo de alcohol. Es preciso cuestionar los valores consumistas, que a través de los medios manipulan sobre todo a los jóvenes, y considerar la imaginación para divertirse y convivir sin que el alcohol sea el centro de toda reunión social.


EL HOMBRE Y LAS RELACIONES DE PODER EN LA PAREJA Y LA FAMILIA En este eje trabajamos el tema de la familia, tanto desde una perspectiva de género como de generación, para mostrar las etapas por las que pasa y los principales conflictos que se dan entre sus integrantes. Se profundiza en la toma de decisiones, la distribución del trabajo y del tiempo personal, y en la asignación injusta de funciones a partir de la división sexual del trabajo. Buscamos que, en forma participativa, los hombres den cuenta de la diversidad de formas de vivir en familia, lo cual lleva a experiencias, posiciones y conflictos distintos. En el contexto de las familias, tanto las relaciones de género como las de generación dan lugar a situaciones complejas y a distintos retos. Es importante hacer ver a los hombres que ellos suelen estar acostumbrados a ser el centro de las decisiones y a que sus opiniones tengan frecuentemente un mayor valor. Muchos hombres no tienen la costumbre de escuchar, de valorar otras opiniones o la diversidad de posibilidades ante una misma situación. Muchos hombres y familias no tienen la cultura de enfrentar los conflictos como una forma de superación y de aprendizaje colectivo.

Ciclo de la familia y formas de autoridad Un aspecto relativamente invisible dentro de la vivencia familiar es la forma en que las relaciones van cambiando a lo largo del ciclo de la familia. La mayoría de las personas reconoce cierto grado de sorpresa ante los cambios y nuevos conflictos que aparecen en cada una de sus etapas. Esto suele suceder tanto con la relación de pareja como con el desarrollo de las hijas y los hijos. Con las técnicas aquí contenidas vamos a hacer este recorrido partiendo desde el cortejo y el noviazgo para llegar a las principales etapas en una familia constituida. El sentido de las actividades es observar la evolución de las relaciones de género y las formas de autoridad que aparecen. Con estas actividades pretendemos ubicar los principales ejes de conflicto en las diferentes etapas de la vida de las familias, en la cual los hombres somos protagónicos y donde no se es claramente visible la responsabilidad masculina.     49


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Actividad Cuando vivas conmigo Objetivo Recuperar y compartir la historia del cortejo y la formación de la pareja. Material Papel para escribir. Tiempo Dos horas. Desarrollo La dimensión del cortejo y la conformación de la pareja raramente se comparte en el nivel emotivo, entre hombres, salvo en un contexto en el que se pretende presumir y bajo la influencia del alcohol. Esta técnica busca que los hombres compartan tan importantes experiencias en un ambiente de confianza y seguridad. 1. Se pide al grupo que se siente cómodamente, que cierre los ojos y relaje el cuerpo. 2. Se pide que en forma de fantasía dirigida recuerden el proceso de cortejo y conformación de su pareja. Si han tenido varias parejas, seleccionarán una significativa. Quien facilita pide que visualicen a su pareja y va preguntando con voz suave, para que recuerden: • ¿Dónde se conocieron? • ¿Cómo fue el cortejo? • ¿Qué imaginaban al vivir juntos? • ¿Qué cambios ocurrieron en el proceso de ser novios a vivir juntos? • ¿Cuáles eran tus planes y cuáles los de ella? • ¿Qué plan o combinación de planes emergió? ¿A qué cedió cada uno? • Si hubo ruptura, ¿cómo ocurrió? ¿Qué aportaste a esa ruptura? 3. Individualmente cada cual dibuja o escribe algo al respecto. Se comparte en parejas de personas de distintas edades. 4. En plenaria: ¿De qué nos dimos cuenta? Se puede llevar la reflexión al espacio de la intimidad. ¿Qué buscamos los hombres y qué buscan las mujeres al constituir una pareja y una familia? ¿Qué servicios esperamos de ellas? ¿Cómo vemos nuestra autoridad en la pareja? ¿Qué entiende el grupo por intimidad? ¿Es principal o exclusivamente en el plano sexual? Para muchos hombres, la palabra intimidad se refiere casi exclusivamente a las relaciones sexuales. En salud mental se entiende la intimidad como la capacidad de desarrollar una cercanía emocional e intelectual con otra persona, esto puede incluir o no la sexualidad. También se habla de intimidad con uno mismo al estar en contacto con nuestras emociones y necesidades.


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Actividad El ciclo de la familia Objetivo

Reflexionar en torno a la evolución de la posición de los hombres en el ciclo de la familia. Tiempo Tres horas. Desarrollo Muchos hombres no suelen tener una visión sobre su evolución en el ciclo de la pareja. La concepción y la posición de los hombres van cambiando a lo largo del ciclo de las familias. Si bien cuando niños los hombres ocupan una posición subordinada, en las familias patriarcales se crece con la promesa de ocupar en el futuro un lugar de autoridad que asegura beneficios y servicios. 1. Se divide al grupo por equipos según la edad (jóvenes, adultos y adultos mayores) o según su situación (son hijos actualmente / pareja sin hijos / con hijos pequeños / hijos grandes / nido vacío). 2. Quien facilita pide a cada grupo que reflexione y comente sobre las principales características y problemas de pareja y familia en ese grupo de edad. Después de acordar de uno a tres problemas principales, el grupo los escenificará. 3. Se presenta y comenta cada sociodrama y luego se hace una reflexión de conjunto: • ¿Cómo es la presencia de los hombres en estos problemas? • ¿Cómo son las relaciones entre los distintos miembros de la familia representados? • ¿Cómo se da la autoridad del padre y de la madre? • ¿Cómo muestran la autoridad hacia afuera los hombres y las mujeres? • ¿Qué acuerdos tácitos se establecen en la pareja sobre quién decide qué?

Ejes de conflicto en la pareja y la familia Uno de los efectos de la socialización de género es la normalización de la diferencia y de la inequidad entre mujeres y hombres. Esto se refleja en aspectos como la división sexual del trabajo (él en el papel de proveedor y ella ocupada en lo doméstico) y en la salud sexual-reproductiva. Las actividades en este subtema pretenden mostrar inequidades históricas que han sido fuente de malestar y conflicto en la pareja y la familia. Si bien hay un aumento de la participación de los hombres en lo doméstico, ha sido mucho mayor la incorporación de mujeres en el campo de lo laboral, sin que hayan dejado de ser las principales responsables de lo doméstico. Hay que relacionar estos temas con la socialización y la educación. ¿Por qué parece que las mujeres son cuidadoras “por naturaleza” y los hombres general-


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mente no? ¿Cómo se relaciona esto con el cuidado del cuerpo, de los hijos, de los padres? También es importante cuestionar en los hombres el concepto de “ayuda” versus el de responsabilidad: “Él me ayuda con el quehacer.” “Ella me ayuda en el ingreso con su trabajo.” Proponemos ver el trabajo externo y el doméstico como responsabilidades compartidas. Las técnicas desarrolladas aquí llevan el sentido de la revalorización de la mujer y su trabajo, así como el descubrimiento de los ejes conflictivos más comunes en las parejas, dando especial importancia a la distribución del tiempo y el trabajo. Así, pretendemos: • Detectar los ejes de conflicto presentes en las relaciones de pareja y familia. • Enfocar, en especial, los problemas que surgen en la valoración diferencial, la toma de decisiones y la distribución del trabajo doméstico y el trabajo asalariado.

Actividad Si él hubiera nacido mujer Objetivo

Sensibilizar a los hombres en torno a la subordinación histórica de las mujeres. Materiales Cuento “Si él hubiera nacido mujer”. Tiempo Una hora. Desarrollo Para los hombres tiende a ser invisible la histórica subordinación de las mujeres. Muchos hombres aún creen en una natural inferioridad o condición de servidora de las mujeres. Este texto de Eduardo Galeano permite cuestionar dicho aspecto desde la empatía. 1. Lectura del cuento “Si él hubiera sido mujer”, de Eduardo Galeano, sobre Jane Franklin.1 2. Se abren comentarios basados en las preguntas siguientes: • ¿Qué sintieron al escuchar la historia? • ¿Conocen otros casos de mujeres similares? • ¿Qué tanto ha cambiado la situación para las mujeres en diferentes estratos de la sociedad? • ¿Qué nos corresponde a los hombres para lograr una mayor equidad? • ¿De qué formas la equidad puede enriquecer también nuestras vidas?

1  Galeano,

Memorias, 1984.


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Si él hubiera sido mujer De los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad. Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz a su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de platos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes, cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando estuvieron crecidos los hijos, se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo. Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio. Su caso carecerá de interés para los historiadores.

Actividad Principales ejes de conflicto en la pareja Objetivo

Diagnóstico participativo sobre las principales situaciones de desigualdad, tensión y/o conflicto dentro de la pareja y la familia. Material Hojas bond, lápices de color, plastilina, revistas recortables, hilo, objetos tomados del lugar donde se realice el taller. Tiempo De dos a tres horas. Desarrollo Con esta actividad se recuperan los principales ejes de conflicto y de acuerdo en los siguientes ámbitos: doméstico, economía, crianza, intimidad e intereses personales. Es especialmente rico si se trabaja de manera paralela con otro grupo de mujeres y se comparte en plenaria, procurando comentar y escuchar más que polemizar.


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Quien facilita comunica que se va a reflexionar en torno a la pregunta siguiente: ¿Cuáles son los principales conflictos y tensiones con tu pareja y con tus hijas e hijos? 1. La actividad se realiza de modo individual y empieza con una reflexión personal que puede ser iniciada mediante una fantasía dirigida en la cual se pide que cierren los ojos, se relajen y se concentren en su pareja y su familia; que visualicen poco a poco las diferentes áreas donde puede haber acuerdo o conflicto (ver la lista más adelante). 2. Luego solicita que trabajen individualmente y en silencio sobre los principales conflictos y que los reflejen medinte un dibujo, un collage, el diseño de una escultura con plastilina, hilo, palitos, dulces y objetos tomados del ambiente en donde se realiza el taller. 3. Lo realizado se comparte primero en grupos pequeños y luego se hace una exposición general. 4. Por último, se comentan en plenaria algunas reflexiones/conclusiones. Puntos para profundizar • ¿Qué siento y qué pienso ante lo que acabamos de escuchar sobre los conflictos que presentaron las mujeres y los varones? • ¿De qué manera influyen estas situaciones para crear o no un ambiente democrático en la familia? Quien facilita puede agrupar en una cartulina los factores facilitadores y los obstáculos. Si hay tiempo suficiente cada quien puede hacer un esquema o un mapa de conflictos y posibilidades donde pueden señalar: Dibujar las áreas en donde hay más conflicto y las áreas donde es más fácil la comunicación/negociación el trabajo

la participación social

el trabajo doméstico

la recreación

la sexualidad

la crianza

la reproducción

otros

Esto será un trabajo personal seguido de compartir y reflexionar en grupos. ¿Por dónde mejorar? ¿Qué hemos hecho? ¿Qué podemos hacer para mejorar?


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Actividad El pastel del tiempo Objetivo

Descubrir la distribución sexual del trabajo (y del tiempo libre y del descanso) a partir de graficar la distribución del tiempo dedicado a diversas actividades personales y familiares. Material Hojas de papel y lápices para dibujar. Tiempo Dos horas. Desarrollo La distribución del trabajo y del descanso suele ser muy distinto para mujeres y hombres. Con esta actividad se visualiza esta distribución. 1. Se pide a los participantes que dibujen en un círculo, a modo de pastel, la distribución de su tiempo en una semana, separando: • Tiempo laboral (asalariado) • Trabajo doméstico • Tiempo de crianza • Tiempo libre personal • Tiempo libre que se pasa en familia • Tiempo libre de pareja • Se pueden incluir otros tiempos 2. Se comenta primero en pequeños grupos y luego en reunión plenaria. Esta actividad se puede hacer con hombres y mujeres, trabajando primero por separado y luego en una reunión comparativa. En el ámbito de lo doméstico, por ejemplo, hay algunos datos que indican un aumento de hombres que participan en tareas domésticas. En México, cuatro de cada diez varones afirman realizar trabajo doméstico, contra nueve de cada diez mujeres.2 De todas formas hay que anotar que el tiempo dedicado por parte de las mujeres es tres veces mayor. ¿Cómo es la participación de los que intervienen en el trabajo doméstico? ¿Qué tanto promueven o respetan el hecho de que sus parejas tengan un tiempo personal y libre equivalente? ¿Cómo pareja, cuentan con tiempos compartidos?

2  INEGI,

Mujeres, 2001.


RECURSOS PARA LA DEMOCRATIZACIÓN FAMILIAR Tradicionalmente los hombres han aprendido a verse como autoridad en la familia por encima de las mujeres y a sentirse beneficiarios “naturales” de una serie de servicios de parte de ellas. Cuando esta autoridad se cuestiona, o no se proveen los servicios esperados, surgen conflictos, y en los hombres es muy frecuente el recurso de la imposición, la violencia o el silencio. Los hombres crecemos sin orientación ni reflexión en cuanto a formas de negociar conflictos. Cómo bien lo señala el título, este apartado plantea el reconocimiento y el estímulo de recursos personales y colectivos (familiares) que apunten a la prevención y negociación de conflictos y, desde ahí, a la democratización de las relaciones en la pareja y la familia. Aquí se abordan elementos que tienen que ver con la autoestima, la comunicación y la negociación de conflictos. Todo ello puede contribuir a una presencia más comprometida y responsable de los hombres en el ámbito familiar.

Los hombres y la autoestima Es un tema raramente solicitado y trabajado con hombres. Esto no se debe tanto a que los hombres tengan en general una alta autoestima, más bien parece ser lo contrario. Lo que sucede es que, por una parte, los hombres creen y aparentan tenerla y, por la otra, cuando la sienten baja, su socialización tiende a dificultar la solicitud de ayuda al respecto. La valía personal se construye en los procesos de socialización. Es común que a los hombres se les enseñe desde niños a sobrevalorarse (en comparación con las mujeres), aunque sobrevalorarse no es equivalente a tener autoestima. Se da más bien en un marco de exigencia para dominar a otras personas y de correr riesgos como un valor positivo. Dicha tendencia no apoya el desarrollo de relaciones equitativas, de valoración real y de autocuidado. Pretendemos: • Examinar los diferentes elementos que conforman la autoestima y evaluar de manera personal el nivel de cada uno de ellos en este momento. 56


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• Reflexionar sobre las formas en que se estimula o no la autoestima de todas y todos los integrantes de la familia.

Actividad Los doce puntos de la autoestima Objetivos Reflexionar acerca de los diferentes elementos que conforman la autoestima y hacer una evaluación personal de cada uno de ellos. Materiales Papel, lápices, hoja de los siete puntos de la autoestima. Tiempo Una hora y media. Desarrollo 1. La facilitadora o facilitador anuncia al grupo que se va a realizar una actividad sobre autoestima, y les pregunta qué saben acerca del tema. 2. A continuación, se complementan las opiniones del grupo mencionando que la autoestima es la manera en que valoramos quiénes somos. La autoestima es la evaluación que hago de mi mente y mi conciencia en un sentido profundo de mi persona hacia mí misma/mismo. 3. Luego pedirá que de manera personal evalúen1 con una puntuación de 1 a 10 cada uno de los siguientes aspectos: • Mi facilidad para poner límites –lo que se conoce como pintar mi raya– y decir NO. • La confianza en mí mismo. • Mi capacidad para dar y recibir en el mismo grado. • Mi habilidad para defender mi verdad y mantener mi integridad. • Mi capacidad para expresar lo que siento de una manera asertiva, tanto en contenido como en tiempo. • El sentido de respeto para conmigo mismo. • La aceptación de mi cuerpo. 4. Cada participante elige una persona para compartir su evaluación y comentar por qué se pusieron esa puntuación; se identifica además en quépunto obtuvieron mejor calificación y en cuál menor. 5. Se comenta en plenaria lo que aprendieron al realizar esta actividad.

1  Se

les comenta que la evaluación es personal, y que es una manera de revisar cuáles son nuestras fortalezas y cuáles los aspectos que es necesario desarrollar más. En el caso del dar y recibir, se saca un promedio.


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Reflexión en plenaria: • ¿Cómo se manifiesta esta calificación en nuestra vida diaria, en nuestras actitudes y relaciones? • ¿De dónde vienen los mensajes que influyen en la baja autoestima en los puntos que calificaron más bajo? • ¿Esta evaluación hubiera sido diferente en otra etapa de nuestra vida? • ¿Cómo se encuentra la autoestima de nuestros familiares más cercanos? ¿De qué formas contribuimos o no a ella? • ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra autoestima? • Reflexionar primero en forma personal y luego compartir. Reforzar con algunas ideas clave Estos elementos son los que conforman nuestra autoestima. Es importante reflexionar acerca de cómo la evaluación que realizamos se traduce en hechos cotidianos; como, por ejemplo, la manera en que nos relacionamos con las demás personas y nuestras actitudes ante la vida. La autoestima se construye en relación con el medio ambiente, el contexto en el que una persona se desarrolla, en la escuela, la familia, los medios de comunicación y la religión. Es importante reconocer que la autoestima no sólo depende de la voluntad personal, por lo cual es fundamental identificar de qué manera se ha conformado y cómo podemos desarrollarla.

Comunicación en la pareja y la familia En nuestra sociedad, las formas en que aprendemos a comunicarnos también están permeadas por el género. Se nos ha dicho muchas veces que es natural que las mujeres se comuniquen desde la emoción y que los hombres lo hagan desde la razón. Esta diferencia, más que biológica, es producto de nuestro largo proceso de socialización y formación, tanto en la familia como en la escuela y las distintas redes sociales. Para muchos hombres es difícil comunicar ideas, necesidades y emociones sin agredir o minimizar a su pareja o a hijas e hijos. Es conveniente que en las actividades que presentamos, los hombres revisen las formas en que se comunican y la fortaleza o debilidad de sus redes sociales con vistas a qué tan significativos son los vínculos que logran desarrollar. Un hombre que cambia solo, sin apoyo de una red social, suele ceder con el tiempo ante las presiones conservadoras de quienes lo rodean. Las actividades de este capítulo buscan crear un espacio común, fértil para la comunicación de ideas, así como necesidades y emociones, en una forma clara,


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abierta y asertiva, como terreno básico adecuado para relaciones más armoniosas y democráticas. Con estas actividades buscamos: • Percibir la importancia de la escucha como base para una buena comunicación. • Reflexionar acerca de cómo comunicamos lo que pensamos, lo que sentimos y aquello que necesitamos. • Reconocer las diferentes maneras de comunicarnos y de desarrollar mecanismos para una comunicación asertiva.

Actividad Arturo y Clementina Objetivo

Reflexionar sobre nuestra falta de escucha de los deseos del otro u otra, y reforzar el reconocimiento y la comunicación. Tiempo Una hora. Desarrollo Este cuento destaca la falta de escucha (algo común en muchos hombres) y la inequidad en la pareja. Se liga con el ejercicio de MATEA, en el que buscamos reforzar el reconocimiento y comunicación de las emociones. 1. Se lee el cuento en plenaria y se comparten las reacciones. Luego de la lectura, si el grupo es grande, se subdivide en dos y se inicia la fase de reflexión basados en la siguiente guía de preguntas: • ¿Cómo perciben las formas de comunicación en esta pareja? • ¿De qué manera se dan las relaciones de poder? • ¿Qué simboliza la metáfora de todo lo que carga Clementina? • ¿Cómo está la autoestima de cada uno? • ¿En qué se parece a la vida este cuento? 2. Quien facilita va anotando ideas centrales en una pizarra. Arturo y Clementina Adela Turín y Nella Bosnia Un hermoso día de primavera, Arturo y Clementina, dos jóvenes y hermosas tortugas rubias, se conocieron al borde de un estanque. Y aquella misma tarde descubrieron que estaban enamorados. Clementina decía: Ya verás qué felices seremos, viajaremos y descubriremos otros lagos y otras tortugas diferentes y encontraremos otra clase de peces y otras plantas y flores en la orilla ¡será una vida estupen-


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da! iremos incluso al extranjero. ¿Sabes una cosa? siempre he querido visitar Venecia. Y Arturo sonreía, y decía vagamente que sí. Clementina, alegre y despreocupada, hacía muchos proyectos para su vida futura, mientras paseaban los dos a orillas del estanque y pescaban alguna cosilla para la cena. Pero los días transcurrían iguales al borde del estanque. Arturo había decidido pescar él solo para los dos, y así Clementina podría descansar. Llegaba a la hora de comer con renacuajos y caracoles, y le preguntaba a Clementina: “¿cómo estás, cariño? ¿lo has pasado bien?” Y Clementina suspiraba: “¡Me he aburrido mucho! ¡todo el día sola esperándote!” “¡ABURRIDO!”, gritaba Arturo indignado. “¿Dices que te has aburrido? Busca algo que hacer. El mundo está lleno de ocupaciones interesantes. ¡Sólo se aburren los tontos!” A Clementina le daba mucha vergüenza ser tonta, y hubiera querido no aburrirse tanto, pero no podía evitarlo. Un día, cuando volvió Arturo, Clementina le dijo: “Me gustaría tener una flauta. Aprendería a tocarla, inventaría canciones, y eso me entretendría.” Pero a Arturo esta idea le pareció absurda: “¡TÚ! ¿Tocar la flauta, tú? ¡Si ni siquiera distingues las notas! Eres incapaz de aprender. No tienes oído.” Y aquella misma noche, Arturo compareció con un hermoso tocadiscos, y lo ató bien a la casa de Clementina, mientras le decía: “Así no lo perderás... ¡Eres tan distraída!” Clementina le dio las gracias. Pero aquella noche, antes de dormirse, estuvo pensando por qué tenía que llevar a cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta ligera, y si era verdad que no hubiera llegado a aprender las notas y que era distraída. Pero después, avergonzada, decidió que tenía que ser así, puesto que Arturo, tan inteligente, lo decía. Suspiró resignada y se durmió. Durante unos días, Clementina escuchó el tocadiscos. Después se cansó. Era de todos modos un objeto bonito y Clementina se entretuvo limpiándolo y sacándole brillo. Pero al poco tiempo volvió a aburrirse. Y un atardecer, mientras contemplaban las estrellas, a orillas del estanque silencioso, Clementina dijo: “Sabes, Arturo, algunas veces veo unas flores tan bonitas y de colores tan extraños que me dan ganas de llorar... Me gustaría tener una caja de acuarelas y poder pintarlas”. “¡Vaya idea ridícula! ¿Es que te crees una artista? ¡Qué bobada!” Y reía, reía, reía... Clementina pensó: “Vaya, ya he vuelto a decir una tontería. Tendré que andar con mucho cuidado o Arturo va a cansarse de tener una mujer


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tan estúpida...” Y se esforzó en hablar lo menos posible. Arturo se dio cuenta enseguida y afirmó: “Tengo una compañera aburrida de veras. No habla nunca y, cuando habla, no dice más que disparates.” Pero debía de sentirse un poco culpable y, a los pocos días, se presentó con un paquetón: “Mira, he encontrado a un amigo mío pintor y le he comprado un cuaderno para ti. Estarás contenta, ¿no? Decías que el arte te interesa. Pues ahí lo tienes. Átatelo bien porque, con lo distraída que tú eres, ya veo que acabarás por perderlo.” La carga de Clementina aumentaba poco a poco. Un día se añadió un florero de Murano: “¿No decías que te gustaba Venecia? Tuyo es. Átalo bien para que no se te caiga, ¡eres tan descuidada!” Otro día llegó con una colección de pipas austriacas dentro de una vitrina. Después una enciclopedia, que hacía suspirar a Clementina: “¡Si por lo menos supiera leer!” Llegó el momento en que fue necesario añadir un segundo piso a la casa de Clementina. Poco a poco la casa de dos pisos quedó también completamente llena. Pero ya tenían la solución: tres pisos más se añadieron ahora a la casa de Clementina. Hacía mucho tiempo que la casa de Clementina se había convertido en un rascacielos, cuando una mañana de primavera decidió que aquella vida no podía seguir más tiempo, salió sigilosamente de la casa y se dio un paseo, fue muy hermoso, pero muy corto. Arturo volvía a casa para el almuerzo y debía encontrarla esperándole. Como siempre. Pero poco a poco el paseíto se convirtió en costumbre y Clementina se sentía cada vez más satisfecha de su nueva vida. Arturo no sabía nada, pero sospechaba que ocurría algo: “¿De qué demonios te ríes? Pareces tonta”, le decía. Pero Clementina, esta vez, no se preocupó en absoluto. Ahora salía de casa en cuanto Arturo volvía la espalda. Y Arturo la encontraba cada vez más extraña, y encontraba cada vez la casa más desordenada, pero Clementina empezaba a ser verdaderamente feliz y los regaños de Arturo ya no le importaban. Un día Arturo encontró la casa vacía. Se enfadó muchísimo, no entendía nada y, años más tarde, seguía contándole a sus amigos: “realmente era una ingrata la tal Clementina, no le faltaba nada. ¡Veinticinco pisos tenía su casa, y todos llenos de tesoros!” Las tortugas viven muchísimos años, es posible que Clementina siga viajando feliz por el mundo. Es posible que toque la flauta, haga hermosas acuarelas de plantas y flores. Si encuentras una tortuga sin casa, intenta llamarla: “¡Clementina, Clementina!” Y si te contesta, seguro que es ella.


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Actividad Camino de ciegos2 Objetivo

Reflexionar sobre cómo se da la construcción de relaciones de poder en la familia, la comunidad y la sociedad. Material Mecate, pañoletas y/o mascadas, objetos para los obstáculos. La actividad requiere un dibujo de apoyo que muestre a la “familia” acercándose a alguno de los obstáculos. Tiempo Una hora y media. Desarrollo Esta actividad vivencial ha sido muy útil como metáfora del funcionamiento de muchas familias en donde el hombre, considerado “cabeza” de familia, concentra y controla la información y las decisiones. La metáfora muestra también el peso que pueden tener las supuestas ventajas de un mayor conocimiento del hombre, cuando esto no se comparte y la familia no crece en conjunto. Así, puede ayudar a la reflexión sobre la democratización de la información y las decisiones en la familia. 1. Se forma un grupo de cinco personas que integrará una “familia”: padre, madre e hijos, y al inicio se vendan los ojos de todos. 2. Se les dice que tienen que escuchar muy bien las indicaciones de la persona que lleva la coordinación y que amarrados entre sí del brazo y sin hablar entre ellos van a efectuar un recorrido con tres obstáculos. 3. El resto del grupo tendrá el papel de observador. 4. Se colocan tres obstáculos, en forma silenciosa para que los “ciegos” crean que el camino está parejo; no conocen los obstáculos que van a tener que pasar como “familia”. 5. Los obstáculos pueden ser: pasar entre dos sillas, un mecate a metro y medio de altura, un banco largo y bajo o entre dos mecates como si fuera una cerca. 6. Una vez colocados los obstáculos, se le quita la venda al padre y sólo él puede verlos, aunque no se los puede comunicar a la familia. El padre no puede comunicar nada. 7. La familia hace tres recorridos: • Primer obstáculo: deben pasarlo sin comunicarse verbalmente (sin poder hablar). • Segundo obstáculo: el padre ya se puede comunicar verbalmente para ayudar a su familia a pasarlo. • Tercer obstáculo: todos pueden quitarse las vendas, pero no los amarres.

2  Basada

en la técnica ideada por creo y Casa de la Mujer en la región de los Tuxtlas, Veracruz, Veracruz.


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8. Por último, se inicia un espacio de reflexión con la siguiente guía de preguntas: • ¿Qué observaron/sintieron, primero quienes observaron y luego los miembros de la familia? • ¿Qué diferencias hay al estar vendados sin hablar? ¿Al poder comunicarse? ¿Al poder mirar todos? • ¿Qué ventajas y desventajas tienen las distintas situaciones? • ¿En qué se parece a la vida? • ¿De qué manera se asigna el poder y/o poderes a las familias en nuestra sociedad? • ¿Qué tienen que ver estas situaciones, (de manera positiva o negativa) con las relaciones de género? • ¿Cómo podemos apoyarnos dentro de la familia y/o los grupos para fortalecer nuestras relaciones de una manera equitativa y generar familias democráticas? Puntos para profundizar. Una comunicación efectiva es un recurso personal y colectivo para afrontar de la mejor manera las relaciones personales. En la comunicación es importante diferenciar entre asertividad y agresividad: la agresividad implica hacer daño a otra persona. Comunicarse asertivamente implica: • Expresar con firmeza y claridad nuestros valores. • Expresar con claridad los sentimientos. Es importante que los hombres reconozcamos diferentes formas de comunicarnos en el contexto de la familia. Esto se puede hacer a través de una actividad sencilla y demostrativa.

Actividad Tipos de comunicación Objetivo

Reflexionar sobre las diferentes maneras de comunicarnos y desarrollar mecanismos para una comunicación asertiva; así como aprender a comunicarnos en forma efectiva y clara. Materiales Hojas, lápices, plumones, pliegos de papel. Tiempo Una hora y media. Desarrollo 1. En plenaria, mediante una lluvia de ideas, la persona que facilita le pregunta a los participantes con qué ideas asociamos la palabra comunicación y se van anotando en un papelógrafo.


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2. Posteriormente se les pide que digan qué tipos de comunicación conocen y se analizan los elementos que favorecen la comunicación. 3. La persona que facilita proporciona una explicación de los distintos tipos de comunicación: • Agresiva: Es aquella que es violenta y puede agredir a los demás. • Pasiva: Se refiere a la comunicación que no nos responsabiliza, evita la verdad y deja que los demás decidan sobre nosotros. • Asertiva: Cuando tomamos en cuenta nuestras necesidades y respondemos claramente y con respeto a los demás. 4. Se forman tres equipos y se les presentan tres situaciones ficticias a las que deben responder de manera agresiva, pasiva y asertiva. Estas situaciones pueden ser las siguientes: • Te invitan a una fiesta esta noche y tú no quieres asistir. • Alguien te pide tener relaciones sexuales sin protección. • Quieren presionarte para que tomes alcohol. 5. Cada grupo trabaja alguna de las situaciones o inventa otra más adecuada a sus circunstancias. 6. Desarrollan por escrito ejemplos de los tres tipos de comunicación. • Se comparte en plenaria lo trabajado por el grupo. • Se reflexiona sobre cómo se sintieron y la importancia de establecer relaciones con comunicación asertiva. Reforzar con algunas ideas clave. La comunicación es el puente mediante el cual establecemos relaciones con otras personas; la manera en que nos comunicamos se asocia con el tipo de relación que construimos. En una relación con equidad, la comunicación es clara y efectiva, lo cual esto nos da la posibilidad de expresar de manera directa nuestros sentimientos y pensamientos. La comunicación puede ser verbal y no verbal; nuestros gestos, nuestra voz y nuestra postura corporal también expresan.

Negociación de conflictos La negociación de conflictos se convierte en un recurso privilegiado para evitar violencia y generar condiciones que conduzcan a una mejor calidad de vida en la pareja y la familia. Ya hemos planteado que este recurso de negociar los conflictos generalmente no es incorporado en la educación de los hombres. Muchos hombres creen resolver un conflicto imponiendo su autoridad y voluntad. Otros rehúyen el conflicto y el compromiso y se hunden en el silencio, el trabajo, el deporte o el alcohol. Una situación que hace especialmente difícil la negocia-


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ción ocurre cuando los hombres tienen un grado de poder muy distinto al de su pareja y al de sus hijas o hijos. En este apartado presentamos dos técnicas para profundizar la negociación. Con este subtema buscamos: • Visualizar el ejercicio de poder masculino en los momentos de conflicto o de negociación en la pareja y la familia, analizando las formas dominantes en que se ejerce el poder y la autoridad en la vida cotidiana. • Fomentar procesos de comunicación asertiva y de escucha para negociar conflictos, en la búsqueda de la equidad y la autoridad compartida y comprometida. • Incorporar la perspectiva de acciones positivas y reparación del daño.

Actividad Los refranes Objetivo

Reflexionar sobre las formas en que se dan la toma de decisiones y la negociación de las diferencias entre las personas. Tiempo Una hora. Desarrollo Actividad vivencial para reflexionar sobre el poder de género y generación en las negociaciones. Es eficaz para hacer notar las formas en que se manifiestan las relaciones de poder hasta en las situaciones más sencillas y cotidianas. 1. La persona que facilita indica al grupo que formen parejas. Si el grupo es mixto, serán parejas mixtas. También podemos combinar personas adultas y jóvenes. 2. Pide a cada pareja que invente uno o dos refranes relacionados con el tema del taller, que lo platiquen entre ellos y elijan cuál es el mejor. 3. Luego de que hayan escogido, se invita a las personas a comunicarse qué sucedió mientras tomaron la decisión. Para tales efectos se propone la siguiente guía de preguntas: • ¿De quién es el refrán que quedó? (en un grupo mixto es interesante observar qué tanto quedan los de los hombres o de las personas con mayor edad o jerarquía). • ¿Cómo lo decidieron, quién llevó la parte más activa al tomar la decisión, y cómo se sienten al respecto? • ¿Cuál fue la secuencia exacta de acciones y eventos en el proceso para determinar la decisión? • ¿Hasta qué punto esa decisión es un ejemplo de cómo ustedes dos toman decisiones generalmente? • ¿Refleja esto una pauta común de la interacción en sus relaciones?


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• ¿En qué formas se parece lo que sucedió con las formas en que interactuamos en la vida cotidiana? 4. En plenaria se comenta lo aprendido. Es habitual que los hombres tengan dificultad para resolver o afrontar los conflictos, pues muchas veces se utiliza la violencia como vía para “resolverlos”. A través de la siguiente actividad se puede ensayar un modelo alternativo (desde la asertividad) para enfrentar los conflictos. Este modelo permite ver no sólo los aspectos negativos del conflicto, sino la posibilidad de crecimiento si utilizamos nuestros recursos para enfrentarlo.

Actividad Las cuatro frases3 Objetivo Proponer un modelo para la solución creativa de conflictos. Material Papelógrafo. Tiempo Una hora y media. Desarrollo La socialización de género tiende a enseñar a las mujeres a comunicarse más desde el sentimiento, mientras que los hombres aprendemos a hacerlo más desde la razón. Es frecuente que los hombres se enfrasquen en discusiones sin escuchar realmente y buscando “tener la razón” o “ganar” la discusión. Esta actividad busca fortalecer la comunicación desde el sentimiento. Recomendaciones: es importante propiciar un clima de confianza, pues se tocarán asuntos personales y es necesario el respeto y la empatía para que los hombres se den realmente la oportunidad de experimentar la actividad. 1. La persona que facilita pide al grupo que mediante lluvia de ideas exprese: “¿Qué es un conflicto?” Se anotan las ideas en un papelógrafo que se deja a la vista, pues se retomará en la reunión plenaria. 2. Luego les solicita que formen parejas y que piensen en una situación de conflicto –que puedan comentar– y que la comenten con su compañero. 3. Una vez que ambos comentaron el conflicto se les dice: “Tu compañero tomará el papel de esa persona con la que tienes el conflicto, ¿cómo lo enfrentarías?” Se da un tiempo para que cada cual represente su conflicto. 4. Posteriormente se explica el modelo para la solución de conflictos, basado en cuatro frases:

3  Salud

y Género, Manuales, 2010.


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• Yo veo: Se trata de expresar aquella conducta que vemos en la otra persona. Por ejemplo, yo veo que no me saludas cuando llegas. • Yo imagino: Mediante esta frase se dice aquello que nos imaginamos al observar su conducta. Por ejemplo, yo imagino que estás enojado. Es importante hacer notar que existe la posibilidad de estar equivocados en aquello que imaginamos, y si lo expresamos damos la oportunidad de aclararlo. • Yo siento: Aquí decimos lo que sentimos por aquello que vemos e imaginamos. Por ejemplo, yo siento tristeza y enojo porque para mí es importante tu amistad. • Yo quiero: Damos una propuesta para mejorar las cosas. Por ejemplo, yo quiero que me digas si hay algo que te molestó. 5. Siguen trabajando por parejas y vuelven a tratar el conflicto, ahora utilizando este modelo. • Se retroalimentan en parejas: ¿Cómo se sintieron? 6. Ya en reunión plenaria se reflexiona preguntando: • ¿Cómo se sintieron en la actividad? • ¿Notaron alguna diferencia siguiendo el modelo? • ¿Qué descubrieron de sí mismos? 7. Se regresa al primer papelógrafo y se analiza si se dieron valoraciones negativas al conflicto. Se reflexiona sobre lo siguiente: ¿El significado que le damos al conflicto tendrá que ver con la manera como lo enfrentamos en pareja y en la familia? 8. Por último, se reflexiona sobre la conclusión de que el conflicto siempre existe y puede ser una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal. Puntos para profundizar. En el manejo de conflictos la confrontación positiva es fundamental: • Que cada cual asuma su propia responsabilidad. Esto significa hablar en primera persona, no hablar por los demás. • Realizar la retroalimentación desde la critica positiva, sin emitir juicios y/o colocar etiquetas que devalúen y afecten la integridad de la persona. • No cuestionar los sentimientos, ya que sólo se sienten y nadie puede afirmar que sabe lo que siente la otra persona. Con las ideas es distinto, no necesariamente todas las ideas tienen que coincidir, y entonces se puede hablar del desacuerdo y/o preguntar desde dónde se está hablando. • Expresarse de manera directa y clara. Se sugiere que ante una situación difícil se pida a la persona relatarla separando en: Yo observo, Yo pienso, Yo siento, Yo necesito, Yo quiero. Es decir, tratando de reconocer las diferencias entre los sentimientos y los pensamientos.


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Este ejercicio nos permite expresar sentimientos y necesidades que con frecuencia no se manifiestan en una situación de conflicto. Si hay varios conflictos, es muy importante definir prioridades y abordar uno por uno. La resolución creativa de conflictos tiene que ver con nuevos aprendizajes para enfrentar las diferencias, los desacuerdos, los conflictos. Es parte de la construcción de un proceso para adquirir habilidades, en donde no hay ganadores ni perdedores; es decir, el bienestar de una persona no se consigue al humillarla; implica la búsqueda de acuerdos que convengan a todas las partes, tanto en la pareja como en la familia.

Paternidad: Y tú, ¿qué tan padre eres? La paternidad es uno de los temas a la vez más problemáticos y prometedores en el trabajo con hombres. Es primordial trabajar la conexión entre reproducción y paternidad, ya que para los varones la paternidad se constituye en la principal (y a veces única) objetivación de su participación en la reproducción. Al igual que con la masculinidad, más que hablar de “paternidad” como un tipo de relación universal y predeterminada de los hombres con sus hijas e hijos, habría que hablar de “paternidades”, en plural, porque hay formas bastante diversas de ejercerla. La paternidad es una posición y función que incluye lo biológico, pero claramente lo rebasa y va cambiando en el curso de la historia. Se observan también notables variaciones de una cultura a otra, así como entre las distintas clases sociales y etnias de un mismo país. Tiene asimismo especificidades de acuerdo con nuestra particular historia de vida y significados distintos a lo largo del ciclo de relación de un mismo hombre con sus hijas e hijos.4 Aparte de las evidentes diferencias en las formas de ser padre, existen dimensiones más ocultas en el ámbito de la paternidad. Una que es relativamente desconocida, se refiere a la vivencia que de ella tienen los hombres. El rescate de esta vivencia puede darnos claves para lograr una paternidad más cercana y equitativa. Sobre este punto profundiza Yablonsky5 cuando hace un seguimiento no sólo de varios tipos de relación padre-hijo, sino de la forma en que esta relación evoluciona desde la infancia hasta la etapa adulta, pasando por la adolescencia.

4  De

Keijzer, “Paternidad”, 1998. Padre, 1993.

5  Yablonsky,


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Figueroa profundiza en esta vivencia subjetiva proponiendo la noción de “la soledad en la paternidad”, la cual ha encontrado eco en muchos hombres y no pocas mujeres. Plantea que: Hay muchos elementos de la paternidad que no asociamos como parte de la misma y que por lo tanto, no percibimos que nos faltan y, por lo mismo, no sentimos pesar ni melancolía por ellos. Creo que muchas veces de manera inconsciente, involuntaria y aprendida hemos ido generando un modelo de paternidad que nos desliga de dimensiones que son parte de la paternidad.6 El vacío y la soledad a la que se refiere comprende todo aquello que rebasa el papel del proveedor y que tiene que ver con la crianza, ese otro nivel de provisión de cuidados, de guía cognoscitiva, emociones y experiencia en donde los padres no sólo dan, sino que también se enriquecen. Punto central en esta provisión es el mayor involucramiento de los hombres en los cuidados de salud de sus hijas e hijos. Según Figueroa, una paternidad distinta debe contemplar una mayor disposición a la crítica y al cambio de estereotipos y funciones genéricas, así como una participación en la salud de las hijas y los hijos. Debe implicar una negociación con la pareja, así como el establecimiento de límites flexibles, tolerantes y negociados en el hogar. La experiencia práctica de organizaciones que trabajan con varones sobre el tema de paternidad, como Salud y Género, entre otras, ha permitido la convocatoria a un mayor número de hombres. Dicho trabajo ha mostrado dos características interesantes: • Cuando los talleres se refieren al tema “ser padre”, este aparece como menos amenazante, más “amable” que otros temas referidos a la masculinidad (sexualidad, salud, adicciones, violencia, etcétera). • Cuando trata la experiencia de “haber sido hijo”, es decir, la relación con el propio padre, este se convierte en el tema más emotivo e impactante que hayamos trabajado. Este paso lo damos metodológicamente ya que dicha vivencia es el referente inicial (y con frecuencia único) para nuestra actual paternidad. En síntesis, el impulso de la reflexión en torno a la forma en que se ejerce la paternidad debe ir en el sentido de un mayor involucramiento y disfrute de los hombres en los ámbitos del embarazo y del parto, así como en la crianza y en la

6  Figueroa,

“Presencia”, 1998.


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consecución de una toma de decisiones y de relaciones más democráticas y equitativas en el ámbito doméstico y familiar. Se busca en este apartado considerar la paternidad como un ejercicio que va más allá del papel de proveedor y autoridad. La responsabilidad en la crianza de las hijas e hijos no es simplemente la parte económica. Está el gozo de ser padres. Hay una frase que sintetiza la situación: “Por cada mujer que se siente ‘atada’ por sus hijos, hay un hombre a quien le ha sido negado el placer de la paternidad.” Cabe agregar que en muchos casos es el hombre quien se lo ha negado a sí mismo. Con este subtema buscamos: • Compartir y reflexionar sobre la experiencia del ejercicio de la paternidad (o de otras formas de cercanía con niñas y niños), para abrir alternativas a posibilidades más democráticas. • Propiciar un contacto emocional íntimo con el ejercicio de la paternidad y del cuidado. • Dialogar y reflexionar en torno a los placeres y displaceres de nuestra experiencia de ser padres.

Actividad Préstame tu voz Objetivo

Sensibilizar a los participantes en cuanto a cómo son vistos desde la mirada de sus hijas e hijos, o desde la de alguna otra niña o niño. Tiempo Una hora y media. Desarrollo Esta técnica de presentación es muy intensa y requiere que haya bastante disposición y apertura por parte del grupo. Si el taller dura más de un día podemos posponerla para el segundo, como una presentación nueva pero distinta. Debe realizarse en grupos no mayores de diez personas. Cuando el grupo es mayor se subdivide en dos o más, siempre con facilitación. Dos variantes del mismo ejercicio pueden ser: con la voz que presta el propio padre o bien con la voz de la pareja. 1. La persona que facilita pide a todos que se sienten formando un círculo (en el suelo o en sillas) y que se relajen, respiren tranquilos y cierren los ojos para concentrarse en la hija o el hijo que va a presentarlos. Quien facilita dice: “Vamos a imaginar de qué forma nos presentaría a nosotros aquí al resto de los participantes del taller.” Dejar un minuto para que imaginen. 2. Luego anuncia que cada cual va a permitir que su hija o hijo lo presente en primera persona. Por ejemplo: “Soy Danielito y les voy a presentar a mi papá. Él es chofer, es medio enojón y viaja mucho. Jugamos mucho los domingos”, etcétera.


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• Quien facilita debe recordar, cuando sea necesario, que la presentación es en primera persona y de la misma manera agradece a la niña o niño que presentó. • Al final se pregunta cómo se sintieron y qué les significó el ejercicio.

Actividad Un bebé llora7 Objetivo

Abordar con los hombres el aspecto del cuidado en la infancia y las emociones asociadas. Material Un muñeco o una almohadilla envuelta en una cobija. Tiempo Una hora. Desarrollo Es una actividad eficaz para abordar la “discapacidad” aprendida en muchos hombres en torno al cuidado infantil temprano. Disparador para analizar las funciones de género y resignificar el sentido del cuidado. No se nace sabiendo “paternar”: es algo que se puede aprender desde la infancia si es que se promueve. El cuidado (y el autocuidado) no es exclusivo de las mujeres. 1. En grupos de cuatro a siete personas se va rotando un “bebé” (un muñeco o una almohadilla envuelta en una cobija) con la consigna de que hay que calmarlo porque está llorando. Cada cual lo debe hacer durante tres minutos y luego lo entrega a alguien que aún no lo haya hecho. El grupo ayuda reproduciendo el llanto del bebé. 2. Cuando todo el grupo ha intentado calmar al bebé, se reflexiona sobre las emociones experimentadas, las estrategias que emplearon y sobre lo que significa para cada uno el cuidado.

Actividad Si yo fuera... Objetivo

Descubrir las ventajas y limitaciones de los papeles materno y paterno estereotipados. Material Hojas para escribir y lápices. Tiempo Una hora y media. Desarrollo Breve ejercicio de imaginación que tiende a ser como una ventana hacia las carencias de la paternidad, así como hacia su potencial.

7  Técnica

aportada por Oscar Contreras en un taller sobre masculinidad en Reprosalud. De Keijzer, “Módulo”, 2000.


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1. La facilitadora o el facilitador propone que cada uno imagine, con los ojos cerrados, qué pasaría ante las situaciones siguientes: • Si fuera mamá, yo podría... • Si fuera mamá, me gustaría... 2. Luego de unos minutos, cada participante escribe aquello que imaginó y se comparte en pequeños grupos. 3. En plenaria se reflexiona acerca de la pregunta: • ¿Qué aprendimos de esta experiencia? Recomendación Video: ¿Padrísimo? Videocollage de reflexiones sobre paternidad.8 Si es posible obtener este video, realizado por Alberto Becerril, lo podemos mostrar y discutir. El video contrasta la paternidad actual con la de nuestros padres, así como con la maternidad actual. Expone algunos trabajos educativos sobre el tema con diversos sectores de la población (adulta, juvenil e infantil). Asimismo, aborda las diferentes formas de ser padre, nuestra experiencia de ser hijas e hijos, el anticipo o la prevención de la paternidad en la adolescencia y las maneras en que niñas y niños ven a sus papás.

Mis recursos personales Con este tema cerramos el manual, apuntalando algunos recursos personales para una convivencia más democrática con la pareja y la familia, así como para la negociación de los conflictos. Hay una interesante dialéctica entre el cambio personal de los hombres y las transformaciones de sus relaciones en pareja y familia. Estos recursos se agregan a muchos elementos que se incluyen en los otros subtemas, como el manejo del poder, la autoestima, la comunicación, la expresión de emociones y el control en el consumo de sustancias. Pretendemos con este subtema: • Propiciar el reconocimiento de los recursos personales para afrontar situaciones de tensión y conflicto. • Visualizar la importancia de los vínculos afectivos de las redes familiares, de pares y comunitarias.

8 Becerril,

Padrísimo, 2000.


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Actividad Mis recursos Objetivo

Hacer visibles los recursos personales para potenciarlos y utilizarlos en las relaciones con los demás. Material Papel para escribir y lápices. Tiempo Una hora. Desarrollo Es frecuente que no nos demos cuenta del potencial que tenemos para expandirnos hacia todas las facetas de nuestra vida, en especial, las relaciones de pareja y la paternidad. Esta actividad permite hacer visibles los recursos personales que quizá no se utilizan para mejorar las relaciones personales. Es importante que se haga una reflexión para retomar “todos” los recursos que tenemos y que sólo utilizamos parcialmente. La actividad puede ligarse con los temas de autoestima, comunicación, negociación de conflictos, paternidad, sexualidad. 1. La persona que facilita indica al grupo que van trabajar en parejas (formadas con las personas que menos se conozcan), siguiendo las indicaciones que paso a paso se proporcionan. 2. Se solicita a las parejas que cada cual se concentre en algo que recientemente le haya salido muy bien y/o le haya hecho sentirse satisfecho de sí mismo (en el trabajo, la familia o en cualquier otro ámbito). Se dan aproximadamente dos minutos. 3. Cada pareja elige quién es A y quién es B y durante tres o cuatro minutos le comenta sobre eso que hizo que le salió bien. 4. Se hace una pausa y cada uno anota los recursos personales que utilizó para que aquello le saliera bien. No sólo lo económico, sino todo tipo de recursos, por ejemplo, tiempo, paciencia, pasión, cariño, inteligencia, etcétera. 5. A y B comparten las listas de recursos que cada uno apuntó durante su relato al otro. Quien escucha la lista puede complementarla con otros recursos que haya visto en el relato de la otra persona. 6. Finalmente, van a conversar en torno a la pregunta siguiente: • ¿Hasta qué punto empleo estos recursos en mis relaciones de pareja y familia? En plenaria se pregunta: • ¿Qué sucedió en este ejercicio? • ¿De qué nos dimos cuenta? Puntos para profundizar. La importancia de tomar conciencia y reconocer nuestros propios recursos; cómo podemos desarrollarlos para aplicarlos a todas las áreas de nuestra vida.


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Recomendación Video: ¿Qué ganamos con cambiar?9 Si es posible obtener este video, realizado por Alberto Becerril, lo podemos mostrar y discutir. En él se abordan muchas de las creencias sobre lo que es el hombre y cómo “debe” funcionar en la familia. Varios hombres nos comparten sus reflexiones sobre el cambio y sus ventajas. Evaluación y cierre Al final de cada taller, recomendamos que se dé un tiempo para evaluar lo que aprendimos y se recomienda que cada cual se comprometa a realizar algo de lo aprendido en su vida personal. Evaluación, compromisos y cierre Los compromisos pueden incluirse en cada sesión de trabajo: compromisos modestos, cumplibles en el corto plazo y evaluables de sesión a sesión.

9  Becerril,

Ganamos, 1998.


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SOBRE LOS AUTORES Benno De Keijzer Médico cirujano por la UNAM, con maestría en Antropología Social (ENAH) y doctorado en Salud Mental Comunitaria (Universidad Veracruzana). Ha sido coordinador de Produssep, A. C. (1984-1988), docente en educación, participación social y temas de género en instituciones de educación superior e investigador del Population Council en el proyecto “Cortejo y sexualidad en el medio rural”. Ha sido becario de Ashoka, la Fundación MacArthur y la Universidad de Columbia, y el Open Society Institute. Es cofundador de Salud y Género, A. C., desde donde trabaja también con hombres que buscan renunciar a su violencia familiar. Es docente e investigador en el Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana, donde coordina el área de Comunicación en Salud. Ha publicado en las universidades de Guadalajara y Michoacana, el CIESAS/Instituto Nacional de Nutrición, Unifem, El Colegio de México, la UNESCO, Oxfam y el Population Council. bennodek@hotmail.com Luis Gerardo Ayala Real Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios de maestría en Psicología Social en la Universidad Autónoma de Querétaro. Ha realizado estudios de género y masculinidad en el Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM. Ha sido profesor invitado al diplomado Sexualidad Humana que imparte la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro. 2002-2006; profesor invitado al diplomado Género y Sociedad que imparte la Universidad Iberoamericana plantel León, Guanajuato, 2005; profesor de tiempo libre de la Unidad de Aprendizaje sobre relaciones de género de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ, 2008-2009. Ha publicado artículos sobre género y masculinidad en la revista del Instituto Nacional de Perinatología (Inper), con el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), con el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG-UNAM) y con el Instituto Nacional de las Mujeres. Ha sido consultor internacional para el Banco Mundial, y AID, en temas de masculinidad y salud con los ministerios de Salud en Guatemala, Perú y Honduras. Es inte78


Bibliografía    79

grante fundador de Salud y Género A. C, y docente del diplomado Trabajando con Mujeres y Hombres Jóvenes: Género, Equidad y Salud, que lleva 23 generaciones de egresados de diez estados de la república mexicana y viene impartiendo desde hace cinco años la propia institución. gerardo@saludygenero.org.mx


Hombres participando en la democratización de las familias se terminó de imprimir el 9 de diciembre de 2010, en los talleres de Opción Gráfica, Lago Tláhuac Nº. 4 Local C-12 Col. Anáhuac, Delegación Miguel Hidalgo 11320, México, D. F. Diseño de portada: Factor:02 Edición realizada a cargo de la Subdirección de Publicaciones del Instituto Mora. En ella participaron: corrección de estilo, Gabriela Montes de Oca; formación de páginas, Factor:02; corrección de pruebas, Alberto Cue, Gustavo Villalobos, Estela García y Javier Ledesma; cuidado de la edición, Yolanda R. Martínez y Hugo Rocha. La edición consta de 100 ejemplares.



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