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PINCELADAS

caso singular era el de Libia, un país que tenía por Constitución un libro escrito por su dictador —Muamar el Gadafi prefería que lo llamaran ‘Guía de la Era de las Masas’— en el que opinaba de todo lo que se le puso por delante: desde consejos sobre hacer deporte, análisis sobre la alta natalidad de los negros (es porque son vagos y fornican en lugar de trabajar, explicaba ufano) hasta elucubraciones económicas pseudomarxistas. “En todas las calles un teatro y todas las noches, una fiesta” decía el Libro Verde. No hay duda de que Gadafi predicaba con el ejemplo, hasta ser asesinado por en su ‘Primavera’. Y es que como modestamente indicaba el Libro Verde de Gadafi en su pró- logo: “no sólo soluciona el problema de la producción material, sino que traza el camino hacia la solución global de los problemas de la sociedad humana, para que el hombre logre, definitivamente, su libertad material y realice su propia felicidad”. Nada menos. Pero no me cabe duda de que así será: todo lo que el Libro Verde señalaba era cierto, puesto que el Libro Verde decía que todo lo que el Libro Verde decía era cierto. Sólo un fanático descerebrado no lo entendería.

La otra gran fuerza modernizadora durante los últimos años ha sido sin duda Internet. Aunque su implantación difiere mucho de unos países a otros y no está libre de censura, El hecho de que algunos blogueros acaben cayéndose por las escaleras es otro indicativo de que la ‘mujabarat’, los represivos servicios de Inteligencia de diversos países lleven ya unos años prestándole creciente atención a este medio. Otro ejemplo es el humorista gráfico jordano Emad Hayach, que cuelga en su web todas las viñetas políticas que le censuran en el papel. Respecto a Egipto y pese a la pobreza generalizada del país, ya en 2008 se convocaban huelgas generales en El Cairo a través de Facebook con notable éxito. ¿Avanzarán por fin los países árabes en una línea por fin ascendente hacia mayores cotas de progreso y libertad? Quién sabe. Después de más de un año de confinamiento y ante los niveles de ‘Cerveza y Libertad en Oriente Próximo’, y los problemas de movilidad todavía vigentes en nuestros atestados aeropuertos internacionales más interesante es disfrutar de unas vacaciones locales, estatales, incluso federales, este año, y posponer aventuras en ese Oriente Lejano. El cervecero alemán Ekkehard Zitzman no debe pensarlo y animarse a compartir su maltratado producto en nuestro Quintana Roo. Fabricar cerveza en cualquier época y lugar es un acto de filantropía.

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‘Encuentran en Egipto la fábrica de cerveza más antigua del mundo’, este es el titular con el que la revista Geographic National nos sorprendió el 16 de febrero del 2021. Un equipo de arqueólogos ha descubierto cerca de Abidos (Egipto) la fábrica de producción de cerveza a escala industrial más antigua que se conoce hasta la fecha. Según los especialistas fue construida en la época de los primeros faraones, hace unos 5.100 años. El gusto por la cerveza no es una costumbre nueva, sino que se remonta miles de años atrás. La fábrica milenaria consta de ocho grandes sectores con capacidad para 40 cubetas de cerámica cada uno, en las cuales se calentaba la mezcla de grano y agua; todo el complejo tenía capacidad para producir unos 22.400 litros de cerveza de una sola vez. Esto la convierte en el centro más antiguo que se conoce dedicado a la producción industrial de esta bebida, aunque se sabe que ya se fabricaba desde hacía mucho antes, alrededor del año 7000 antes de nues- tra era. Según Matthew Adams, arqueólogo de la Universidad de Nueva York y uno de los líderes del equipo de investigación, esta fábrica fue construida “específicamente para suministrar cerveza para los rituales reales que se celebraban en los centros funerarios de los primeros reyes de Egipto”, puesto que durante la excavación se han encontrado evidencias de su uso como ofrendas. En concreto, los investigadores apuntan a que el complejo pudo ser construido durante el reinado de Narmer, considerado el primer faraón del Egipto unificado. La cerveza era uno de los productos más importantes en el antiguo Egipto: no solo se utilizaba como bebida sino también como alimento -en forma de gachas-, en medicina, como ofrenda y moneda de cambio. Los trabajadores recibían parte de su salario en cerveza, por lo que los egipcios fueron el primer pueblo conocido en producirla a escala industrial. Las cervezas mexicanas tienen larga historia como bebida fermentada tras la llegada de los conquistadores europeos a América. México es hoy uno de los principales exportadores de cerveza del mundo, pero su tradición cervecera viene de hace muchísimo tiempo. La Unesco posiciona al país como el sexto lugar a nivel mundial en consumo de cerveza, ingiriendo por persona anualmente 62 litros, quedando por debajo de España con 66 litros, Inglaterra con 103 litros, Alemania con 131 litros y República Checa con 169 litros. Estados Unidos es el mayor mercado para la cerveza mexicana fuera de México. Según la Asociación Nacional de la Cerveza de Estados Unidos el gusto estadounidense por la cerveza mexicana no sólo ha crecido, sino que ha rebasado a las cerveceras competidoras de otras naciones, varias de ellas siendo potencias mundiales de cerveza como Alemania, Bélgica, Holanda, República Checa y Austria.

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